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EDITORIAL

AMPLIAR LA MIRADA DE LAS ORGANIZACIONES PARA MEJORAR LA VIDA DE LAS PERSONAS

Por: Lillian Zapata

Hoy, al ver a diversas organizaciones enfocadas en crear valor para todos los grupos de interés pareciera que el humanismo en la empresa se abre paso y gana mayor resonancia, pero depende si la autenticidad de las decisiones de gobierno están fundamentadas en la persona. Es decir, la perspectiva humana como guía abarca el dirigir bien teniendo en cuenta el impacto en la vida de la gente. No se trata de maquillaje sino de tener buena salud directiva, de estar muy lejos del “greenwashing” para vivir el “win win” e impulsar el valor compartido que favorece a todas las partes interesadas.

Inmersos en el mundo corporativo y la academia, cabe recordar que para Juan Antonio Pérez López, doctor en Business Administration por la Universidad de Harvard y profesor de IESE, una empresa es una organización humana. Su enfoque antropológico plasmado en escritos constituye un gran legado para el sector empresarial centrado en la dimensión humana y el valor de la actuación ligada a la consistencia.

Para ampliar la mirada de las organizaciones y mejorar la vida de las personas se requiere en principio de un cambio de mentalidad desde las altas esferas de una entidad; una forma de pensar holística que conduzca a un cambio sistémico. Los dircom, llamados también Chief Communication Officer (CCO) o Chief Reputation Officer (CRO), saben de este enfoque y desde la plana directiva tienen la oportunidad de impulsar una conciencia ética que conduzca a la sostenibilidad de largo plazo.

Si bien es cierto en las organizaciones se vive una transformación digital, hace falta poner por delante la transformación humana donde se desarrolla el interés por el bien común, dejando atrás el beneficio individual o de unos pocos. En ese escenario se hace visible al líder empático, responsable de activar el propósito corporativo para que se viva en cada punto de contacto.

Se trata de un enfoque de empresas más humanas cuya actividad contribuye a la mejora de la vida de las personas. El rol del líder empático merece destacarse por una poderosa razón: ser confiable. La confianza, que puede inspirar un líder capaz de ver al otro e integrar sus expectativas en el plan estratégico de la compañía, redunda en la sostenibilidad del negocio y su excelente reputación.

La experiencia nos dice que cada vez se necesitan directivos más empáticos, expertos en escucha activa y conocedores del valor intangible que tiene la reputación. El liderazgo responsable, ético y social de estos ejecutivos integra la escucha a la gestión, adopta a la comunicación como aliada estratégica del negocio y abre espacio al diálogo como puente de entendimiento frente a los riesgos reputacionales.

En el reciente Congreso de Innovación en Métricas organizado por Corporate Excellence - Centre for Reputation Leadership, el mensaje reiterado de Ángel Alloza, CEO de la fundación, fue: “Hacer tangible lo intangible”, en alusión a la importancia que viene cobrando en la última década la reputación, la marca, la cultura, la responsabilidad social, el propósito, que bien gestionados por las organizaciones logran la sostenibilidad y la licencia social para operar.

Vista la organización desde un todo y ubicados en la nueva economía de los intangibles, aplica la frase atribuida a Peter Drucker: “Lo que no se mide no se puede gestionar”. Es decir, se requiere de indicadores no financieros, métricas que ayuden a ampliar la mirada de las organizaciones para actuar en consecuencia y cuidar la consistencia.

Edelman Trust Barometer 2022 dio cuenta del fracaso del liderazgo y la caída de la confianza, pero a su vez de la fuerza estabilizadora de las empresas, la demanda de una mejor y mayor participación de ellas y sus CEOs; quienes tienen la oportunidad de ingresar a una dimensión más humana para responder a las expectativas sociales, contribuir al bien común, fortalecer el gobierno corporativo y mejorar la vida de las personas.

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