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EL FIN DE LA ERA ELIZABETHANA

Los retos de la corona británica en el siglo XXI

La reina Elizabeth II descansa en paz tras siete largas décadas de gobierno, dejando un legado histórico no solo para el Reino Unido, sino para los reinos británicos y el Commonwealth, habiendo también sentado un ejemplar modelo de liderazgo y resiliencia en el mundo entero. A su deceso y de manera ipso facta, según las reglas de la monarquía británica, el príncipe Charles se convirtió en el rey Charles III, quien enfrentará los cambios políticos, sociales y culturales y el reto de mantener a la monarquía a flote en el siglo XXI.

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Por: Annabella Matute. Abogada y consultora en derecho comercial y de la construcción M C Services Links Limited @services_links

Nacida en 1926 en Londres, como nieta del emperador (1) George V, Elizabeth no nació para ser reina.

Su padre era el príncipe Albert, hermano del heredero al trono quien luego se convertiría en el rey Edward VIII y su madre Elizabeth (2) Bowes, una aristócrata de origen escocés.

Sin embargo, el reinado de Edward VIII culminó abruptamente con su abdicación tras casarse con la divorciada norteamericana Wallis Simpson. De allí que la corona recayera en su hermano Albert, quien pasó a convertirse en el rey George VI. Crónicas de la época reportaban que, ni el flamante rey George VI, ni su esposa estaban entusiasmados con la corona que les había sido impuesta con la abdicación de Edward VIII.

Su hija mayor, la entonces princesa Elizabeth luego daría su famoso discurso histórico al cumplir los veintiún años: “declaro ante todos que mi vida entera sea larga o corta estará dedicada a su servicio y al servicio de nuestra gran familia imperial a la cual todos pertenecemos”.

Es así que a la muerte de George VI, Elizabeth ascendería al trono a los 25 años de edad, bajo el nombre con el que la conocimos Elizabeth II de la casa real de Windsor.

Cabe resaltar que para cuando la reina Elizabeth II comienza su reinado, ya había terminado la segunda guerra mundial y comenzaba la descolonización británica, con la independencia de India en el año 1947, seguida por la formación de Pakistán a partir de los estados musulmanes y luego los estados africanos en la década de los 60.

Con la independencia de India, se extingue el llamado imperio británico (la Reina madre Elizabeth llevaba el título de Emperatriz de India).

Tras la independencia de India, en la Declaración de Londres de 1949, líderes del Commonwealth acordaron que tanto repúblicas independientes como otros países podían formar parte de ese asocio, siendo el rey George VI (padre de la reina) el primer jefe (3) del Commonwealth. (4)

Es precisamente la reina Elizabeth II a quien le toca presenciar el desmoronamiento del antiguo imperio con todo el proceso de descolonización de África en la década de los 60 y los 70.

Una monarquía constitucional

Es interesante anotar que bajo el sistema de monarquía constitucional, el monarca no gobierna, sino más bien el Parlamento cuyo líder es el jefe del Partido político elegido democráticamente por el electorado en elecciones generales cada cinco años.

Dentro de este contexto, el rol del monarca es más bien ceremonial y protocolar. Como parte de ello, el monarca nombra al primer ministro quien debe formar el gobierno (gabinete) en nombre de su Majestad, inaugura las sesiones parlamentarias y lleva a cabo las visitas de Estado con el fin de promover las relaciones diplomáticas entre el Reino Unido y el resto del mundo, firma las leyes que han sido aprobadas por el Parlamento (5) y muchas veces también preside las sesiones del Privy Council (6) (aunque también puede presidirlo cualquier otro miembro de alto rango en la monarquía).

El rol que ejerce el monarca de turno es en base a las llamadas "convenciones constitucionales", que datan desde hace varios siglos.

Lejos de ser una monarquía absolutista, el Reino Unido es un país democrático en donde los parlamentarios son elegidos por el pueblo. Por ello, resulta crucial que la monarquía se mantenga neutral en temas políticos, algo en lo cual la reina Elizabeth II fue notable.

El monarca es el jefe de Estado, pero no gobierna y está obligado a aceptar la asesoría del Gobierno formado en su nombre.

La Reina Elizabeth II y Winston Churchill en una cena en la residencia del primer ministro, en el número 10 de Downing Street.

El rol de la monarquía en la sociedad y reinos británicos (realms)

A fin de entender el rol que la monarquía ocupa en la actualidad, es necesario remontarnos brevemente a la historia del Reino Unido y los llamados reinos británicos (realms).

Conforme el reino se fue consolidando a lo largo de los siglos con la unión a veces forzada, otras por medio de alianzas, de los cuatro reinos: Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte, se fue forjando una especie de identidad británica, cuyo factor en común era precisamente la figura de la monarquía.

Cabe destacar que los escoceses tuvieron su propia familia real, entre las que resaltó la famosa Mary Stuart, prima nada más y nada menos que de Elizabeth I, hija del famoso Henry VIII.

A lo largo de los siglos de historia en la que el Reino Unido se fue forjando, la figura del monarca ha jugado siempre un rol central de liderazgo que luego se fue convirtiendo en un símbolo de equilibrio, armonía y estabilidad cuando todo lo demás alrededor se desmoronaba.

Lejos de ser una monarquía absolutista, el Reino Unido es un país democrático en donde los parlamentarios son elegidos por el pueblo. Por ello, resulta crucial que la monarquía se mantenga neutral en temas políticos, algo en lo cual la reina Elizabeth II fue notable.

Esta identidad se sintió claramente en Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial cuando el país y particularmente Londres venían siendo severamente bombardeados por el Blitz nazi y millones de ciudadanos tuvieron que evacuar la capital. (7)

En efecto, el este de Londres, en aquel entonces un barrio conocido por fábricas y lugar de residencia de la clase trabajadora venía siendo severamente bombardeado a fin de quebrar la economía británica y forzar al reino a rendirse.

El rey George VI y la reina madre, visitaron el lugar para brindar el apoyo moral que la ciudadanía tanto necesitaba para continuar resistiendo.

Finalmente, el palacio de Buckingham también fue bombardeado el 13 de setiembre de 1940 y por ello el gobierno británico urgió a la familia real a que evacuara a Canadá a fin de evitar ser exterminados.

Lejos de aceptar, la reina madre profirió las célebres palabras que le ganaron el cariño y fervor del pueblo británico: “las niñas no se irán, a menos que yo me vaya. Yo no me iré, a menos que el rey se vaya y el rey no dejará el país en estas circunstancias”.

Esto bastó para consolidar la moderna identidad entre la monarquía y el pueblo británico de la posguerra: ¡sus monarcas lucharían y sufrirían lado a lado los embates con el resto de la población!

De otro lado, los así llamados reinos británicos, conformados por Antigua y Barbuda, Australia, Bahamas, Belice, Canadá, Granada, Jamaica, Nueva Zelandia, Papua Nueva Guinea, San Kitts y Neves, Santa Lucia, San Vicente y las Granadinas, Islas Salomón y Tuvalu también tienen como jefe de Estado al monarca. El monarca nombra al Gobernador o Gobernadores Generales quienes son elegidos por cada país en forma democrática.

Hay que diferenciar los reinos británicos con el Commonwealth. Los primeros son países que antiguamente fueron colonias británicas, mientras que el Commonwealth es una asociación voluntaria de 56 (8) países que no necesariamente fueron parte del imperio británico.

Resulta entonces, que mientras todo lo demás es pasajero, la monarquía como defensora de la fe y de lo británico, ha resistido el paso del tiempo, los embates de la guerra napoleónica (9) y de dos guerras mundiales libradas en Europa, sin que el reino sucumbiera. La monarquía británica permaneció casi incólume ante la caída y derrocamiento de muchos reinos europeos con la revolución francesa, la erradicación del Zar de Rusia y su familia, la formación de la república de Italia, la guerra civil española, la revolución contra el rey de Grecia y hasta la caída de la monarquía más antigua del mundo, con el exilio del Sha de Irán. (10)

Nota aparte merece el hecho de que el Reino Unido es una nación protestante, en donde el monarca es también el jefe de la Iglesia Anglicana.

Todo ello caló hondo en el tejido social británico de la posguerra y ha logrado mantenerse en la memoria colectiva.

Es interesante resaltar que el Reino Unido viene experimentando constantes cambios en su estructura social, principalmente debido a la migración masiva, que lo convierten en la nación más diversa de Europa. Esto naturalmente influye en la definición de la identidad británica y la permanencia de la monarquía al centro de ello.

Si bien es cierto que existen muchas voces disidentes de la monarquía que abogan por el establecimiento de una república, estos aún constituyen una minoría conforme al censo (11) que señala que el 62% de la población está a favor de continuar con la monarquía, y ello se ratifica a juzgar por la multitudinaria asistencia a los eventos del funeral de estado de la reina Elizabeth II.

La monarquía británica permaneció casi incólume ante la caída y derrocamiento de muchos reinos europeos con la revolución francesa, la erradicación del Zar de Rusia y su familia, la formación de la república de Italia, la guerra civil española, la revolución contra el rey de Grecia y hasta la caída de la monarquía más antigua del mundo, con el exilio del Sha de Irán.

La segunda era Elizabethana

Con la muerte del rey George VI y la ascensión al trono de Elizabeth II, se inició una nueva era para la corona británica que coincide con cambios históricos y trascendentales no sólo para los dominios británicos, sino también en la geopolítica alrededor del mundo.

Si bien el fin del imperio británico se dio antes de su reinado, con la independencia de India, es a Elizabeth II a quien le toca hacerse cargo de la descolonización de los países del África durante gran parte de la década de los 60, como así también de los problemas políticos internos como el resurgimiento del llamado Ejército Republicano Irlandés (IRA: Independent Republic Army), quienes violentamente abogaban por la independencia de Irlanda del Norte del Reino Unido.

Es también durante la primera década del reinado que la reina debió navegar las turbulentas aguas de la postguerra en Europa y afianzar la alianza estratégica entre el Reino Unido y Los Estados Unidos de Norteamérica, la Guerra Fría, la inclusión del Reino Unido en la Unión Europea (entonces Comunidad Económica Europea) y su posterior salida, así como la globalización.

Fue también la primera monarca británica en visitar Lationoamérica (12) y la primera en hacer uso de la multimedia y las redes sociales.

Siempre contando con el incondicional apoyo de su esposo el príncipe Phillip, la reina desplegó a lo largo de sus siete largas décadas de gobierno un alto sentido de responsabilidad, discreción, fe cristiana, disciplina y entrega a su labor, sin parangón.

Pero es su enorme capacidad de mantenerse a raya en temas políticos lo que le ganó el respeto tanto del pueblo británico como de los líderes internacionales.

La Reina Elizabeth II en su visita a Brasil con Pelé entregándole el trofeo de la victoria en el Estadio Maracaná en 1968.

Y es que precisamente esa neutralidad política del monarca va de la mano con el régimen de monarquía constitucional que el Gobierno del Reino Unido mantiene desde hace ya varios siglos.

A la reina Elizabeth II se le atribuye la modernización de la corona británica, propulsando la institución hacia el siglo XXI y es considerada por muchos como un faro de esperanza y estabilidad ante los vertiginosos cambios políticos y sociales.

Muchos en el Reino Unido, el Commonwealth y los reinos británicos, nacieron, crecieron y murieron durante el reinado de la monarca, quien paso a constituirse en una figura familiar en su vida cotidiana. Con el tiempo llegó incluso a personificar a la matriarca del país.

Inspirada por su alto sentido del deber hacia Dios y su país, la reina tuvo un largo gobierno de siete décadas que abarcó a quince primeros ministros, como Winston Churchill en su segundo gobierno, Margaret Thatcher, Boris Johnson y la actual primera ministra Liz Truss. Esta última siempre será recordada, por cuanto su nombramiento fue el último acto oficial que realizó la reina, apenas dos días antes de morir.

¡A los 96 años y al borde de la muerte, la reina seguía estoicamente ejerciendo sus funciones y cumpliendo su deber!

En la mente de muchos, la reina simbolizaba la continuidad que fluía década tras década de su estoicidad y autodisciplina. Una presencia que sin lugar a dudas se hará extrañar.

Por ello y en muestra de agradecimiento a lo que había sembrado, al divulgarse la noticia de su fallecimiento, el pueblo se volcó literalmente a las calles, parques e iglesias a rendir su homenaje.

La Reina Elizabeth II y Margaret Thatcher en 1983.

Si bien el fin del imperio británico se dio antes de su reinado, con la independencia de India, es a Elizabeth II a quien le toca hacerse cargo de la descolonización de los países del África durante gran parte de la década de los 60, como así también de los problemas políticos internos como el resurgimiento del llamado Ejército Republicano Irlandés (IRA: Independent Republic Army), quienes violentamente abogaban por la independencia de Irlanda del Norte del Reino Unido.

Desde las montañas de Escocia en Balmoral, el castillo en donde falleció, hasta el salón en el palacio de Westminster en donde fue velada por cinco días, más de un millón de personas desfiló para rendir su tributo.

La reina Elizabeth II fue querida y respetada tanto a nivel nacional como internacional, por sus cualidades personales, su férrea disciplina y su dedicación a la corona y sus territorios.

Pese a ello, la sombra del colonialismo y de la represión británica durante las guerras de independencia como el caso de los Mau Mau en Kenya pende como una nube sobre el legado de Elizabeth II, ante el creciente clamor de grupos de la sociedad civil y algunos líderes de las ex colonias, quienes exigen rendición de cuentas por el pasado colonial, así como una disculpa y una reparación civil.

Al respecto, un tribunal británico ordenó una reparación de casi 20 millones de libras esterlinas a los Mau Mau kenianos, por lo cual el entonces ministro de Relaciones Exteriores William Hague declaró: "El gobierno británico reconoce que los kenianos fueron objeto de tortura y otras formas de maltrato a manos de la administración colonial. El gobierno británico lamenta sinceramente que estos abusos tuvieran lugar, y que estropearan el progreso de Kenya hacia la independencia".

Sin embargo, podría decirse que el consenso casi generalizado entre los gobernantes de África es de duelo y simpatía ante la partida de la reina, por considerarla como el motor de cambios positivos durante su reinado.

Es así que al enterarse de su muerte el presidente de Sudáfrica Cyril Ramaphosa, un connotado líder en el continente africano, expresó: “Su majestad fue una figura pública extraordinaria renombrada a nivel mundial, quien vivió una vida notable. Su vida y legado serán grandemente recordados por muchos alrededor del mundo”

Los Mau Mau kenianos en Londres frente al Tribunal Real de Justicia reclamando una indemnización histórica por abusos de los derechos humanos en la era colonial.

El nuevo rey y el futuro de la corona británica

Conforme lo establecen las leyes de sucesión al trono, al morir la reina Elizabeth II, automáticamente ascendió como rey el hasta entonces príncipe heredero, coronándose como el rey Charles III.

De igual forma, y tal como la reina se lo había pedido al pueblo, en su discurso de febrero del 2022, Camilla la duquesa de Cornwall, esposa del entonces príncipe Charles, se convirtió en la reina consorte.

Así y sin mayor ceremonia de por medio (13) y ante el prospecto de un duelo nacional, el himno nacional británico cambio de la noche a la mañana de un ¡God saves the Queen! a un ¡God saves the King!

La proclamación de Charles III como el nuevo monarca el pasado sábado 10 de setiembre, marcó el fin de la era Elizabethana y el comienzo de la nueva era Carolean.

Con respecto a su reinado será previsiblemente corto en comparación con los anteriores monarcas y consecuentemente de menor impacto.

El nuevo rey enfrenta el gran reto de reinar ante la altísima valla puesta por su madre la reina Elizabeth II.

El pueblo está consciente de que existen muchas diferencias no sólo generacionales y de género, sino también geopolíticas, culturales y actitudinales.

Elizabeth II ascendió al trono inmediatamente después de la postguerra cuando había un fuerte patriotismo británico por haber finalmente derrotado a los nazis y un fervor casi religioso por la monarquía. Ella heredó un imperio, que si bien se fue desmembrando, aún guardaba el respeto por la imagen del rey o reina en este caso.

A Charles por el contrario, le toca enfrentar las relaciones con los reinos británicos que cada vez se distancian más de la corona y una imagen internacional bastante mellada por el divorcio de su primera esposa, la princesa Diana, elevada a un estatus casi mitológico por la prensa.

Camilla Parker y el Rey Charles III luego del fallecimiento de la Reina Elizabeth II.

Si bien el recientemente acuñado monarca se ha caracterizado por sus opiniones controversiales durante su larga época de príncipe heredero, es justo también mencionar que se encuentra muy consciente de que en su nuevo rol deberá ceñirse a las convenciones constitucionales.

En el plano local, el nuevo rey tendrá que enganchar a la nueva generación millennials quienes no vivieron los estragos de la guerra y no necesariamente se encuentran familiarizados (y probablemente tampoco muy interesados) con los valores y virtudes de la monarquía, menos aún con sus protocolos y pompa.

Más aún, el concepto de ciudadanía británica ha cambiado significativamente desde los años cincuenta cuando la reina Elizabeth inició su reinado.

Hoy en día, británico puede ser todo aquel que nació en el Reino Unido y califique para la ciudadanía, aun cuando sus ancestros provengan de otros lugares, como también los naturalizados británicos, si bien la mayoría de los británicos siguen siendo nativos del reino y de origen caucásico.

La influencia de la migración con una inmensa diversidad étnica y religiosa, la mayoría proveniente de países que fueron colonia británica, sin lugar a dudas ocupará un lugar preponderante en el futuro de la monarquía.

De igual manera, pasadas las exequias de la reina, el rey deberá confrontar los mencionados reclamos por la herencia colonial, como también la reorganización al seno mismo de la familia real que verá la lista civil (14) reducirse.

Sin embargo, uno de sus mayores retos será mantener la continuidad, el hilo que mantenga la unidad en el reino y con el Commonwealth como parte del tejido social.

Elizabeth II ascendió al trono inmediatamente después de la postguerra cuando había un fuerte patriotismo británico por haber finalmente derrotado a los nazis y un fervor casi religioso por la monarquía. Ella heredó un imperio, que si bien se fue desmembrando, aún guardaba el respeto por la imagen del rey o reina en este caso.

1. En aquel entonces era el British Empire (el Imperio británico del Reino Unido y sus colonias).

2. Conocida como la reina madre.

3. El monarca británico no se convierte automáticamente en el jefe del Commonwealth, sino más bien son los Estados miembros quienes lo eligen.

4. A la fecha, cuatro países que no mantienen lazos históricos con el imperio británico forman parte del Commonwealth: Gabón, Mozambique, Ruanda y Togo.

5. Royal Assent.

6. Un cuerpo de asesores del monarca, cuyo origen data del siglo XIII.

7. A diferencia de las naciones de Europa central que cayeron bajo el dominio Nazi, el Reino Unido jamás se rindió, lo que le costó en las palabras del entonces primer ministro Winston Churchill, “sangre, sudor y lagrimas”.

8. En África: Botsuana, Camerún, Gabón, Gambia, Gana, Kenia, el reino de Eswatini, Lesoto, Malawi, Mauricios, Mozambique, Namibia, Nigeria, Ruanda, Seychelles, Sierra Leona, Sudáfrica, Tanzania, Togo, Uganda, Zambia. En Asia: Bangladesh, Brunéi Darussalam, India, Malasia, Maldivas, Pakistán, Singapur, Sri Lanka. En el Caribe y las Américas: Antigua y Barbuda, las Bahamas, Barbados, Belice, Canadá, Dominica, Grenada, Guyana, Jamaica, Santa Lucia, San Kitts y Neves, San Vicente y las Granadinos, Trinidad y Tobago. En Europa: Chipre, Malta y el Reino Unido. En Australasia: Australia, Fiji, Islas Salomón, Kiribati, Nauru, Nueva Zelandia, Papua Nueva Guinea, Samoa, Tonga, Tuvalu y Vanuatu.

9. Que precisamente sirvió para cementar la hegemonía naval británica con la victoria en la batalla de Trafalgar.

10. Tomando en cuenta que el moderno Irán se originó en el antiguo imperio persa.

11. YouGov 1 June 2022.

12. Brasil, Chile, Méjico (dos veces) y Panamá.

13. Si bien la ceremonia de coronación se realizara en una fecha aún por confirmar.

14. La suma aprobada por el Parlamento para pagar los gastos del monarca y su familia.

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