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ELECCIONES EE.UU. DE MEDIO TÉRMINO
Más atascados que nunca (Parte 1)
El 8 de noviembre se realizaron en los Estados Unidos las llamadas elecciones de medio término que se llevan a cabo dos años después o antes de las elecciones presidenciales y constituyen renovaciones parciales del senado, gobernadores y el cambio total de la cámara baja o cámara de representantes. Los senadores se eligen a razón de dos por cada Estado independientemente de la población que tengan y se debe alcanzar los 100 senadores, 35 de ellos fueron renovados en esta elección. Además se votó por 36 gobernadores y 435 representantes, que es el total de la cámara baja.
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Por: Krishna Muro Mesones Presidente ejecutivo Estratego Consultoria en Marketing @krishnamuro
La elección de medio término como se le denomina cumple además una función de evaluación de la gestión del ejecutivo de los Estados Unidos. Suele ser frecuente que los partidos en el control de la presidencia experimenten en este medio término resultados más bien adversos ya sea entre gobernadores, cámara de representantes y también senadores; en la historia norteamericana han sido muy pocas las veces que las elecciones de término medio han favorecido a la presidencia en ejercicio.
Por ello, y asociado al proceso inflacionario que experimentan en Estados Unidos así como también a los gastos de apoyo militar a Ucrania y la baja popularidad del presidente Biden, se esperaba un resultado muy favorable para los republicanos y en consecuencia el control de las dos cámaras.
Esto que algunos llamaban la ola roja, que es el color icónico de los republicanos, no se dio como esperaban; en el senado la ventaja es de 50 a 49 votos para los demócratas faltando la elección complementaria en Georgia, dado que ninguno de los candidatos alcanzó el 50%.
En todo caso los azules seguirán controlando la cámara alta con el voto dirimente de la vicepresidenta Harris tal como lo determina la norma, aunque las elecciones de Georgia en la primera vuelta estaban lideradas por el candidato demócrata, pudiendo los azules sumar un voto más en el senado.
En la cámara de representantes los resultados parecen dar ya de manera definitiva 222 votos a los republicanos y 213 a los demócratas, una ventaja de 9 representantes. Diferencia que se estima bastante corta y no siempre fácil de administrar. Esta no es la magnitud que esperaba la dirección del partido republicano, aunque le da en principio el manejo de la cámara baja. Lo usual ha sido experimentar grandes cambios en su composición en las elecciones de medio término lo que no ha ocurrido en este caso.
Resultados apretados y mal sabor Republicano
Los demócratas han perdido solo 9 escaños, al respecto hay que recordar que las elecciones del 2004 y el 2000 medio término de Buch y Obama perdieron alrededor de 40 escaños. Este resultado de 2022 deriva en una sensación de relativo triunfo demócrata más aún porque las expectativas que alimentaban las encuestas sugerían un escenario muy favorable a los republicanos.
Aunque todavía no se cuenta con cifras del voto popular, este solo es referencial sobre la diferencia nacional entre los partidos intervinientes, sin embargo se estima una ventaja entre 4 y 5 puntos para los republicanos. En Estados Unidos la elección presidencial se realiza a través de la intermediación de un colegio electoral y la elección de autoridades y congresistas se da en el ámbito de cada estado y por lo tanto el voto nacional sólo es referencial; pudiendo registrarse grandes asimetrías entre la cantidad de votos de todo el país y los resultados en las elecciones presidenciales o las cámaras.
Un partido puede lograr más votos sumando los emitidos en todos los estados pero puede perder la presidencia o el control de las cámaras; este fue el caso del 2016 entre Hillary Clinton y Trump quien sacó 3 millones de votos menos que su rival demócrata.
Plataformas electorales en el 2022
La plataforma electoral republicana insistió sobre todo en los efectos indeseables para las economías particulares de la inflación en curso, un proceso que no se veía desde hace más o menos 40 años. A ello se agrega una apelación a la creciente criminalidad en los Estados Unidos asimismo se enfatizó el problema de la inmigración no controlada de latinos, en particular la que ocurría a través de la frontera Sur, en menor medida aludieron al impacto de la economía norteamericana de la intervención en Europa en el conflicto ruso ucraniano.
Estos argumentos constituyen el núcleo central de la crítica republicana a la gestión demócrata y que esperaban suscitará un aporte casi aluvional de congresistas al senado y la cámara baja; este discurso estaba atravesado de la narrativa y modo Trumpista que buscaba erosionar la credibilidad y legitimidad de la dirección demócrata de las instituciones de los Estados Unidos.
Los republicanos además insistieron en apelar al uso de la consigna MAGA “Make America great again” “Hacer a América grande de nuevo”, que es una señal finalmente de nostalgia y miedo que sugiere vuelta al pasado de mayor efecto en las poblaciones blancas de mayor edad de nivel medio y en muchos casos de ciudades pequeñas, una perspectiva que no mira los cambios ocurridos en la composición demográfica calificaciones académicas y condiciones de vida notoriamente más urbanas y modernas en el marco de la transformación tecnológica experimentada.
Cabe señalar la aparición de un nuevo liderazgo republicano a partir de estas elecciones en la que el Gobernador de la Florida Ron D´ Santis logra una espectacular victoria sobre su contrincante demócrata, resultando visibilizado como una alternativa de liderazgo para el proceso del 2024.
Los demócratas por su lado y con la activa participación del ex presidente Obama enfatizaron el peligro que significaba para la institucionalidad de los Estados Unidos la propuesta del sector trumpista insistiendo en la necesidad de defender la democracia respaldando a los candidatos demócratas.
Las propuesta de defensa de la democracia amenazada por la intemperancia y estruendosa presencia del ex presidente Trump, fue el argumento de mayor uso frente a la campaña demócrata. Algunos analistas consideraron que la apelación a la defensa de la democracia era poco firme o consistente para hacer frente a los elementos objetivos de la situación económica.
Con la poca popularidad atribuida al presidente Biden; no obstante en estas elecciones, en varios estados, hubo temas particulares que fueron objeto de referéndum en sus ámbitos. Entre ellos y coincidente con la realidad experimentada a nivel nacional, el tema del aborto constituyó una oportunidad para posicionarse a los demócratas, apropiándose de la defensa del derecho que había sido dejado en suspenso en la medida que el tribunal supremo de mayoría conservadora revocó un fallo judicial de hace cerca de 50 años, lo que propició que muchos sectores conservadores especialmente vinculados al partido republicano limitarán los derechos sobre el tema en varios estados.
La decisión del supremo en realidad brindó una oportunidad a los demócratas de vincular su apelación a la defensa de la democracia, tema relevante particularmente para las mujeres jóvenes de Estados Unidos y de naturaleza fuertemente emocional.
La combinación defensa de la democracia y derecho al aborto fue importante para los electores norteamericanos en este proceso, de hecho contribuyó a contener la posibilidad de avalancha republicana.
Se juntaron circunstancialmente la intervención desmesurada del ex presidente Trump con la oportunidad de la campaña demócrata que permitió los resultados en el senado y en gobernaciones lo que llevó a considerar a estas elecciones de medio término como un singular logro de Biden y los demócratas. Se recuerda que en campañas similares las pérdidas de representación sobre todo la cámara baja alcanzaron cifras notablemente mayores, incluso presidentes demócratas icónicos como Clinton y Obama.
Los resultados no fueron los esperados a pesar de haber obtenido el control de la cámara baja, esperaban también obtener senadores en varias circunscripciones como por ejemplo, Nevada, Arizona, que finalmente no sé concretaron. De la misma manera tampoco entre gobernadores el éxito fue el esperado, confiaban en resultados favorables en Nueva York, Massachusetts, Michigan y Minnesota siendo los más notable los resultados de Florida, Georgia y Texas.
Participación y polarización partidista
La participación de los ciudadanos en los procesos electorales en los Estados Unidos tiene una tendencia creciente en los últimos años, aunque en las elecciones de término medio la participación suele ser menor. Sin embargo, han tendido igualmente a incrementarse; en las últimas décadas las elecciones de Trump como la de Biden, así como las de término medio tuvieron una participación muy importante en un país donde el voto es voluntario.
En estas últimas del 2022 se ha competido mucho en las circunscripciones electorales de cada Estado, gran parte del esfuerzo de los partidos se ha orientado a asegurar la participación de sus seguidores buscando asegurar la partidización de la población, dejando a un lado la posibilidad de voto cruzado o alternancias en las preferencias partidarias, ello no hace sino confirmar la creciente polarización que vive la sociedad norteamericana fracturada en dos grandes partidos.
No obstante, se aprecia que la partidización se ha tornado cada vez más intensa, los procesos electorales de este siglo se han caracterizado por una creciente división y enfrentamiento entre los representantes elegidos a todos los niveles. Hasta los años 60 las relaciones entre elegidos demócratas y republicanos, especialmente a nivel de representantes, resultaban bastante llevaderas en función de los intereses de los representados; ya en los setenta comienza una tendencia hacia la diferenciación y conflicto anteponiendo los intereses de la membresía de cada uno de los partidos, incluyendo por supuesto los de orden económico, ideológico, político así como el control partidista del estado; hay que recordar el sonado caso que constituyó un hito respecto a los conflictos partidarios del Watergate que ocurrió en la administración de Nixon y que en esa oportunidad culminó con su renuncia.
En lo que va de este siglo parece haberse abandonado algo así como un fairplay parlamentario desplazándose hacia posiciones cada vez más enconadas entre las partes, ello pudo verse por ejemplo en la elección del juez supremo (conservador) que hizo en 2016 Trump, apoyado por control del senado a finales del segundo periodo de Obama, absteniéndose éste de forzar la decisión que correspondía a su administración aunque a punto de acabar.
La selección de los jueces supremos ha sido uno de los temas de creciente controversia entre los dos partidos, abandonándose prácticas más amigables y equilibradas para la configuración de la corte suprema. Queda claro que ya durante el gobierno de Trump y los procesos electorales experimentados, así como los que dieron lugar al gobierno de Biden la polaridad se ha exacerbado.