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SI JAVIER MILEI GOBERNARA ARGENTINA…

Una propuesta política que cambiaría la económia del país gaucho

Habrá libre cambio de monedas, libre fijación de precios, libre importación y exportación, mantenimiento del valor adquisitivo de los sueldos, y la sensación real de que la burocracia no se mete con uno.

Por: Federico Prieto Celi. Miembro de la Academia Peruana de Ciencias Morales y Políticas

Si Javier Milei gobernara Argentina, la economía social de mercado que señala la constitución peruana, mejoraría sustancialmente la vida de ese rico país, que tuve la suerte de conocer en 1974, cuando el terrorismo y los controles de monedas y precios distorsionaban el mundo del trabajo y agigantaban el tamaño del Estado.

Los principios generales del régimen económico de la carta magna peruana de 1993, que tanto odian los marxistas, señala que la iniciativa privada es libre. Se ejerce en una economía social de mercado. Bajo este régimen, el Estado orienta el desarrollo del país, y actúa principalmente en las áreas de promoción de empleo, salud, educación, seguridad, servicios públicos e infraestructura.

El rol económico del Estado concreta estimular la creación de riqueza y garantiza la libertad de trabajo y la libertad de empresa, comercio e industria. El ejercicio de estas libertades no debe ser lesivo a la moral, ni a la salud, ni a la seguridad pública. El Estado brinda oportunidades de superación a los sectores que sufren cualquier desigualdad; en tal sentido, promueve las pequeñas empresas en todas sus modalidades.

Sólo autorizado por ley expresa, el Estado puede realizar subsidiariamente actividad empresarial, directa o indirecta, por razón de alto interés público o de manifiesta conveniencia nacional. El Estado facilita y vigila la libre competencia. Combate toda práctica que la limite y el abuso de posiciones dominantes o monopólicas. Ninguna ley ni concertación puede autorizar ni establecer monopolios.

El Perú la ha probado desde 1990, cuando su ministro de economía, Juan Carlos Hurtado Miller, se dirigió al país para anunciar el abandono de los controles para pasar a una economía libre, que la sociedad va mejor y la vida económica sostiene incluso a gobiernos inútiles y corruptos como algunos de los que el Perú ha tenido en los últimos años.

Posteriormente, un organismo internacional propuso al gobierno argentino que contrate a Hurtado para salir de la crisis económica endémica de ese gran país, pero su gobierno pidió, por favor, que ni siquiera pise Buenos Aires, porque todo el país se opondría a su presencia. Ahora, Javier Milei tiene el 30.04 % del apoyo de sus connacionales, y ha salido primero en las elecciones primarias con esa receta.

Juan Carlos Hurtado Miller, Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Economía del Perú en 1990
Si Javier Milei gobernara Argentina, la economía social de mercado que señala la constitución peruana, mejoraría sustancialmente la vida de ese rico país, que tuve la suerte de conocer en 1974, cuando el terrorismo y los controles de monedas y precios distorsionaban el mundo del trabajo y agigantaban el tamaño del Estado

No nos olvidemos que, como ha dicho el periodista peruano Jaime D´Althaus, Argentina es el ejemplo perfecto de cómo políticas intervencionistas y estatistas pudieron hundir al que alguna vez fue el país más rico del mundo y llevarlo a tener un 40% de pobres.

Irónicamente, ha recordado Francisco Belaunde, que hubo un momento que se decía que había tres tipos de economía en el mundo, la capitalista, la socialista y la argentina. Se trata, pues, de dejar esa peculiaridad que no dice nada bueno de ese país y volver a lo que es normal en la vida de las naciones que quieren progresar y desarrollarse: la economía libre.

En el Perú, hubo varios factores que coadyuvaron a implantar la economía social de mercado: el abastecimiento previo de alimentos en los comedores populares y las ollas comunes, mediante instituciones estatales o Cáritas; el comportamiento constitucional independiente del Banco Central de Reserva, que emite moneda, compra y vende dólares, procura que la inflación esté perfectamente moderada, no emite dinero nacional más allá de lo recomendable y, por supuesto, no le da ni un céntimo al gobierno de turno. No hace falta eliminar el Banco de Reserva Argentino sino que hay que copiar al peruano. Y buscar un economista como Julio Velarde Flores, designado el 7 de septiembre de 2006 por Alan García, para ocupar la presidencia del Banco Central de Reserva del Perú, ratificado en el cargo por sus sucesivos presidentes, incluido el inútil Pedro Castillo.

Influyó igualmente en el Perú la aceptación del cambio al mercado libre el final del discurso del ministro Hurtado: ¡Que Dios nos ayude!, una frase insólita en los discursos políticos y que emocionó a muchos por la sinceridad de quien se atrevía a hacer un cambio temporalmente traumático, pero que pronto iniciaría una escalada de riqueza. Javier Milei tendrá que instrumentalizar las herramientas a su alcance para que, por ejemplo, la Gran Paritaria -empresarios, trabajadores y Estado- incline la cabeza.

Lo demás es fufulla, abundancia de palabras vanas y ociosas, que se dicen en la campaña y que se tiran al canasto de basura cuando se toma el poder. Entre ellas está, reitero, la de eliminar el Banco de Reserva. Ojalá algún asesor tenga la mesura de decírselo a Javier Milei. Si llega a presidente, sólo tiene que enviar a su ministro de economía una semana a Lima.

De otro lado, Milei ha ofrecido dolarizar Argentina, como hizo Ecuador hace unas décadas. Pero Ecuador es pequeño y Argentina grande. Ecuador contó con la ayuda de los Estados Unidos. Milei tendría que hacer lo mismo, lo que no sé cómo caería entre los argentinos, tan orgullosos de su autonomía como nación. En ese contexto, Milei piensa en eliminar el Banco Central de Reserva; pienso que aún en ese caso, reduciéndolo al mínimo, ese Banco tiene algo qué hacer y qué decir.

Influyó igualmente en el Perú la aceptación del cambio al mercado libre el final del discurso del ministro Hurtado: ¡Que Dios nos ayude!, una frase insólita en los discursos políticos y que emocionó a muchos por la sinceridad de quien se atrevía a hacer un cambio temporalmente traumático, pero que pronto iniciaría una escalada de riqueza. Javier Milei tendrá que instrumentalizar las herramientas a su alcance para que, por ejemplo, la Gran Paritaria -empresarios, trabajadores y Estado- incline la cabeza
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