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“QUE LAS FUERZAS DEL CIELO NOS ACOMPAÑEN EN ESTE DESAFÍO”
“QUE LAS FUERZAS DEL CIELO NOS ACOMPAÑEN EN ESTE DESAFÍO”
Javier Milei, presidente de Argentina
A los peruanos no nos sorprendió el discurso del presidente Javier Milei, el domingo diez de diciembre de 2023. Lo habíamos oído el 8 de agosto de 1990. El discurso del primer ministro y ministro de Economía Juan Carlos Hurtado Miller, que se hizo famoso, no por las cifras que citó a lo largo de la exposición, sino por el final: ¡Que Dios nos ayude! El presidente argentino ha elegido para terminar su discurso una frase de los Macabeos: la victoria en la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo. Y, por lo tanto, Dios bendiga a los argentinos y que las fuerzas del cielo nos acompañen en este desafío, añadió Milei.
Por: Federico Prieto Celi. Miembro de la Academia Peruana de Ciencias Morales y Políticas
La diferencia no es de fondo sino de forma: Hurtado hizo un cálculo de cuánto iba a costar aproximadamente un producto básico, para que lo entienda un ama de casa. Milei ha querido explicar la inflación, la emisión inorgánica, la deflación, la libertad de cambio, es decir, los términos económicos que ha manejado cada día. Pero, a la larga, el Fujishock se ha convertido en el Mileishock. En un momento los peruanos supimos éramos más pobres de lo que creíamos. El domingo diez de diciembre les ha pasado los mismo a los argentinos.
Fujimori tuvo cinco años que los convirtió en diez. Milei tiene, por lo pronto, sólo cuatro años, los del mandato presidencial argentino. Y me temo que la situación de Argentina de hoy sea todavía peor que la del Perú de entonces. La ventaja para Milei es que la República Argentina es mucho más rica que el Perú en muchos aspectos, y eso hará que su trabajo tenga frutos más pronto. En cambio, me temo que los peruanos fuimos más sufridos de lo que pienso que serán los argentinos, debido a su cultura socioeconómica de las últimas décadas, en las que papá-estado les daba dinero para comer.
Dos muestras de prudencia política de Milei vale la pena señalar: ni dolarización hoy ni cierre del Banco Central de Reserva Argentino, al que ya ha nombrado un responsable. Sabe que no debe comenzar por eso, y a lo mejor ni terminar. Habrá que mandar imprimir un nuevo peso, porque estos golpes de dirección -en la Alemania de la postguerra, en el Perú de finales del siglo XX, en la Argentina de hoyrequieren de una moneda nueva.
El gobierno ha comenzado reduciendo el gasto fiscal, comunicando que no prorrogará los contratos de personal firmados el mismo año; y suspende los gastos de publicidad. Anula los contratos de obras públicas que no han comenzado y no convocará licitaciones para nuevas obras. Se reducen los subsidios a la energía y al transporte. Aunque dijo que no apostará por el gradualismo ha fijado el dólar oficial a 800 pesos cuando el paralelo cuesta 1,000 pesos. Algo es algo, hace unos días el dólar oficial costaba 400 pesos. Se libera la importación y la exportación, aunque quede todavía por dejar flotando el dólar y por eliminar algunos controles estatales. Este ha sido el mensaje del martes doce de diciembre del ministro de economía argentino Luis Caputo.
Habrá que dar alimentos al hambriento, más que bonos al indigente. Los bonos se pueden perder, se pueden dar a otro, etcétera, la comida es alimento personal que se consume. Es como intentar frenar a un caballo desbocado que corre hacia un precipicio, para evitar la muerte del jinete y del animal.
Ismael Benavides Ferreyros, que ha sido ministro de estado, en las carteras de economía, agricultura y pesquería, ha escrito que el plan de Milei, que es un liberal confeso, no es de ultraderecha, como tampoco lo fue el de Fujimori, solo apunta a estabilizar una economía destruida por las fórmulas de izquierda (Expreso, 24.12.23, p. 17). El exministro de Economía Alfredo Thorne ha opinado que son dos estrategias un poco distintas.
Milei tiene, por lo pronto, sólo cuatro años, los del mandato presidencial argentino. Y me temo que la situación de Argentina de hoy sea todavía peor que la del Perú de entonces. La ventaja para Milei es que la República Argentina es mucho más rica que el Perú en muchos aspectos, y eso hará que su trabajo tenga frutos más pronto.
La de Perú fue una en la que prácticamente no teníamos muchos grados de libertad. Estábamos en un extremo. Nuestra inflación era muchísimo más alta. Si la anualizaban era casi como 25,000%. Cuando los trabajadores recibían sus salarios tenían que ir corriendo a cambiar los intis a dólares porque la inflación era tan alta que si pasaban algunos días el poder adquisitivo de esas monedas se esfumaba. En el caso de Argentina la hiperinflación no es tan alta, pero va corriendo muy rápido (Perú21, 13.12.23, p. 1).
He vivido en Buenos Aires en calidad de deportado, acogido fraternalmente por los argentinos. El alimento para un peruano (con dólares, aunque pocos) era bueno y barato. La convivencia era cordial. El ambiente era de libertad. El paisaje de la llanura, rico en flora y en fauna, maravilloso, interminable. Los atractivos turísticos del sur, no digamos. Por tanto, diré a los argentinos: suerte, paciencia, austeridad, laburo, mucho laburo. Todo llega a su tiempo.
Dos muestras de prudencia política de Milei vale la pena señalar: ni dolarización hoy ni cierre del Banco Central de Reserva Argentino, al que ya ha nombrado un responsable. Sabe que no debe comenzar por eso, y a lo mejor ni terminar. Habrá que mandar imprimir un nuevo peso, porque estos golpes de dirección -en la Alemania de la postguerra, en el Perú de finales del siglo XX, en la Argentina de hoy- requieren de una moneda nueva.