Revista Literaria Infame

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EDITORIAL Amor y otras perversiones Me hallo en silencio. Observo a la gente por doquiera pasar. De alguna manera, me alejo de todo, lo que menos quiero es pensar. Reposo en un rincón, prendo un cigarrillo y contemplo el paisaje. Me encuentro entre la multitud, caras largas, alegres, preocupadas, inocentes, cabizbajas, amorosas, tiernas, rencorosas, dubitativas; una gama sin fin que sólo un rato de ocio te puede dejar. De pronto, como caída del cielo, el encuentro inoportuno. Me hallé cara a cara con esa a la que osan nombrar “Afrodita”, la diosa del Amor. De figura ostentosa, cuerpo descomunal. No supe qué decir; mis piernas temblaban, mis manos sudaban. Mi respiración comenzaba a agitarse, cada latido era un paso más que ella daba hacia mí. Sólo esperaba la hora, el pacto había sido sellado. Tic tac, tic tac… Ella, con una sonrisa, pasó de largo. Todo mi deseo quedaba reprimido, tirado al olvido. Me percaté de aquel perfume. El aroma de la perdición. Ahora lo comprendí. No era el tan anhelado encuentro entre un simple mortal y una diosa magistral. Era ella, ese viejo amor del cuál aún no logro olvidar y que sólo restos quedan ya…

INFAME (registro en trámite), es un proyecto editorial independiente de publicación tri m estral , L as o bras q u e l o c on f or ma n s on p r op i e d a d i n te l e c tu a l d e c a d a a u tor . Añ o 1, Segu n do Nú me r o, E n e r o- F e b r e r o 2012.

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Consejo editorial Adela Hernández Vargas Elizabeth Caudillo Villa Karen Maraí Rodríguez Gálvez Mariana Berenice Chávez Carreño Sandra Stephany Romero Delgado

Colaboradores

Texto: Alejandro Volta Brenda A. Rodríguez Evelyn Contreras Francisco Enríquez Muñoz Guadalupe Estefanía Romero Vigueras Leinad Casarín Mariana Hernández Gaitán Mario Ramírez Monroy Ximena Rosales Richard Fotografía: Paulina Núñez Uriarte Francisco Enríquez Muñoz Guadalupe Estefanía Romero Vigueras

04 Musa y Mujerzuela 05 Ariadna 08 Mañana será otro día 10 La pasión ausente 12 Mi aceptación 14 Lienzo Humano 16El amor vs el placer 18 Miradas 22 Lupanar 23 Nos empezamos a amar 24Cartelera 26 El Evangelio: Marqués de Sade

Director general/ Editor L. Oliver Miranda Charles Arte y Diseño Andrea Alcántara Aguirre Re-edición Rebeca A. Ramírez Chávez Jefe de redacción Leticia Emilia Maldonado Sánchez

INDICE

DIRECTORIO

Portada

Joyce Garnica Escorza Tacones cercanos del tercer tipo

Contacto revista.infames@gmail.com /RevistaInfame revistaliterariainfame.blogspot.mx

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Ariadna

Musa y Mujerzuela

Mario Ramírez Monroy

Leinad Casarín

Ella es una chica cualquiera, rebelde por naturaleza y amante nata del escaparate nocturno. De figura robusta e imperfecciones dé micas que arden el deseo de cualquier humano que en su cama imagina tenerla. Pasando la luz, desnuda su cuerpo con el pleno anhelo de poder descansar, pero llegando las sombras elige un ve tido brilloso y un maquillaje ostentoso que hasta a la recia pupila se puede cegar. Murmullos de su existencia han llegado a la presencia de un ardiente rubio, lascivo y libertino. Él, es la representación de una masculinidad apetecida por satisfacer sus placeres amatorios, con un género opuesto al suyo o de igual forma, semejante. Dentro de su vocablo, la diferencia no cabe en el placer mismo. Planeaba con ansias el momento especial para abordar a la protagonista de las historias eróticas que entre diversas lenguas ya empezaban a circular. Como ya era costumbre, sin ropas ni polvo alguno, ella reposaba en su opaco y destellado hogar. Cómo iba a imaginar que él había preparado el día que la iba a tomar. Sin el mínimo segundo para que pudiera gritar, de un salto la arrojó al tumulto de espectadores que gustaban del morbo y la humillación. Todos atendían y gozaban aquel instante. Instante, en que el penetró la decencia e integridad de una dama. Dejando a la luz el contorno oscuro de su intimidad y robándole el deseo de algún día poder amar. Un crimen se suscitó ante los ojos de millones, irónicamente, mismo que los calló y enamoró de la musa y mujerzuela, que en sus días de vida, secará sus lágrimas en los sueños mortales y temerá al encuentro con aquel que la forzará a amarlo, por haber nacido Luna.

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Cuando la cólera desapareció, ya era demasiado tarde. Los ojos de Ariadna gritaron ante la luz de las llamas frente a su rostro. A los treinta y cinco años, Ariadna ya se había acostumbrado a la soledad. Nunca fue atractiva. Iba a las fiestas que organizaban en su trabajo sólo porque no tenía nada más que hacer. Sebastián era un mujeriego; guapo, más joven que ella. Jamás le habría pedido a Ariadna que lo llevara a su casa si no se hubiera embriagado más de la cuenta. Estaba tan borracho que se despidió de beso antes de entrar a su casa tambaleándose. Ariadna no estaba acostumbrada a que la besaran. Al día siguiente, Sebastián la invitó a cenar después del trabajo. Mientras miraban la carta, le agradeció por haberlo ayudado la noche anterior, a pesar de que nunca antes habían cruzado palabra. Le dijo que tenía problemas en su matrimonio y por eso bebió de más. La amistad creció con el paso del tiempo. Las invitaciones a cenar fueron más frecuentes, y en la siguiente reunión Sebastián sólo platicaba con ella. Antes de emborracharse, le dijo que estaba desesperado porque su esposa quería quitarle a su hija. De nuevo, Ariadna le dio un aventón. Pero esa vez, Sebastián no quiso ir a su casa. Nunca supo por qué lo hizo. Quizá fue la angustia, la tristeza o las copas de más, pero pasaron la noche juntos. Y esa noche, Sebastián descubrió algo que Ariadna ignoraba también. Ella resultó ser buena amante.

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Dos años fueron suficientes para cambiar una vida. Ariadna ya no era la misma. Se arreglaba, estaba alegre. El cine, el teatro, los paseos habían adoptado una nueva atmósfera al lado de Sebastián. Pensó que nada podría empañar su actual deseo de vivir. Pero en su cumpleaños treinta y siete, Sebastián demostró que estaba equivocada. -Regreso con Maribel. Acabamos de reconciliarnos. Perdóname. Tal vez fue esa falta de tacto lo que inició la locura, como si el tiempo que pasaron juntos no hubiese significado nada para él. Pudo ser muchas cosas lo que desató la cólera en Ariadna. Pero de algo estaba segura. Se había acostumbrado a Sebastián. Al regresar de la escuela, donde había dejado a su hija, Maribel fue interceptada por el auto de Ariadna. Un hombre la golpeó y la introdujo en la cajuela. Manejando a gran velocidad, llegaron a un paraje solitario a orillas de la carretera. Golpearon a Maribel hasta dejarla inconsciente. Luego, Ariadna sacó un galón de gasolina. El hombre la observaba con mirada imbécil cuando ella empezó a rociar el cuerpo. -Pensé que sólo se trataba de golpearla, Ari -dijo. Ariadna pareció no escucharlo y arrojó un cerillo. Las ropas empezaron a crujir y a retorcerse en medio del humo gris. La mirada vacía de Ariadna habría permanecido igual a no ser por el grito de Maribel. Casi al mismo tiempo, dos disparos se impactaron en su pecho acabando con el sufrimiento. Ariadna volvió la mirada hacia el hombre y le vio guardar el arma mientras musitaba algo indescifrable. Observó de nuevo el cuerpo sin vida de Maribel. Sintió náuseas: había vuelto a la realidad. La cólera había desaparecido y ya era demasiado tarde. Ahora, jamás podría regresar con Sebastián.

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Mañana será otro día Guadalupe Estefanía Romero Vigueras Era un martes nublado, el viento bailaba con ligeras gotas que caían del cielo, ella caminaba por las húmedas calles de su escuela, saltaba en todos los charcos que encontraba, cantaba y gritaba a la nada, como si estuviera sola; ya saben, otro día común en la vida de una muchacha. Ella pensaba: -¡Oh! ¡Qué bonita es la vida!, no sé por qué hay gente que se complica todo el tiempo enamorándose. Si te enamoras… Naah, es pura atracción física. Sí…sólo es eso… Entonces, sucedió. No lograba entender qué le pasaba, de pronto su corazón se elevó a 130 latidos por minuto, sus mejillas enrojecieron, la boca se le secó rápidamente y no lograba pronunciar palabra alguna; era como si se hubiese petrificado. Él le había preguntado su nombre. -“¿Cómo supo de mí? ¡Sabe de mi existencia! ¿Me olerá mal el aliento? Será muy obvio intentar averiguarlo. ¡No puede ser, hoy no me bañé! ¿Se dará cuenta? ¡Ahhh! Por fin puedo platicar con él…” Uno de sus sueños más profundos y secretos se estaba haciendo realidad; entonces él volvió a hablarle, por fin la invitaría a salir, le llevaría flores y chocolates como detalle, le pediría que fuera su novia, ella contestaría que sí y serían felices para sie pre… ¡Qué bonito lucía eso en su imaginación!

Dirigió toda su atención a lo que él pudiera decirle, sus cinco sentidos se habían activado y su cara reflejaba toda la emoción que cualquier chica podía tener después de darse cuenta de que el chico de sus sueños por fin sabía de su existencia: tenía cara de tonta. Después de que consiguió responder: –So-Sofía, mi nombre e-es Sofía- él hizo una mueca de asco, mientras se limpiaba la baba que ella había escupido accidentalmente. Con la otra mano, le sostuvo su hombro y dijo: -¿Podrías darme permiso? Hace rato intento rebasarte, pero como vienes salte y salte no he podido hacerlo y la verdad es que tengo mucha prisa. Así que si pudieras hacerte a un lado, te lo agradecería mucho. En ese momento, ella se hizo a un lado después de pronunciar un “¡Oh, claro! Discúlpame.” Con los brazos caídos y toda empapada por los mismos charcos que había estado pisando, vio alejarse a aquel muchacho que la había hecho contradecirse en su propio lema. A un rato de contemplar su espalda a lo lejos y ver cómo cada vez se iba haciendo más y más pequeña su silueta, ella echó una carcajada al aire y siguió con su camino. –Mañana será otro día.- pensó, y desapareció en el camino justo como él lo había hecho.

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Mariana Hernández Gaitán

La Pasión ausente

De repente ya no fuimos dos…fui yo sola frente al mundo, enfrentando mi dolor de ya no volver a sentir tus labios en los míos, tratando de comprenderdónde habían quedado aquellos momentos en los que éramos uno en ese lugar para dos; tratando de que cada lágrima derramadase volviera una parte de la cura que mi corazón seguía necesitando. Volví a recorrer esos rincones de mi alma donde, con tanta entrega, nos vimos a los ojos y nos prometimos estar por mucho tiempo coloreando los colores de aquel amor que dibujamos con caricias, besos y ternura. Pero no contábamos con que un día el boceto puesto a la mesa, se iría con un fuerte viento acompañado de nuevas caras, nuevas siluetas, otros brazos, otras maneras de elevar al cielo y decir te quiero. Ni mejor ni peor, simplemente diferente. A todo eso sé bien que me rehusé mucho tiempo, pues tu calor ya se había adueñado de mí, mientras que yo no me había percatado de que todo se había vuelto un juego cansado de momentos de entrega, sin el mismo amor; de caricias disfrazadas y fantasmas que se volvieron nuestros peores enemigos. Siempre nos faltaba madurez, misma que demostrábamos en ocasiones que no lo ameritaban. Aún así, en el nuevo boceto ya no está impresa tu silueta y aunque el mundo quiera que escuche tantas definiciones de amor y palabras de consuelo, sé que en algún lado aquel calor, deseo y ansiedad los volveré a sentir y podré volver a decir “te amo” sin expresar no sólo el sentimiento, sino esa emoción que uno siente en sus venas recorrer cuando se está junto a la persona por la que se respira más rápido, por la que sonríen los labios y por la que la mente pasa aquellas ideas e imágenes, imaginando el momento de unir los labios, las manos y volver a ser uno solo. Mientras tanto, seguiré disfrutando del olor de tu ausencia, y saboreando los nuevos aromas que éste camino me tenía preparados.

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Mi aceptación

Porque si te quedaras, la verdad es que palabras sólo son palabras, así que nada cambiaría…

Si tan solo vieras como tu amor me inspira me hace crecer, me hace creer. Quédate, sé que no deberías hacerlo, sé que no debería pedirlo, que no lo merezco, pero quédate aquí.

Quédate, permíteme demostrarte que cambio día con día.

Pero quédate, déjame cuidarte. Yo causé todas éstas heridas, yo sanaré cada una de ellas.

Ese maldito frío…ese cautivante frío. Mis errores, tus errores nos llevaron a donde estamos.

Era por la noches ver el cielo para darse cuenta que por hoy no habría luna que contemplar & al mismo tiempo se daba el dolor que causa recordarte gracias a la presencia o ausencia de esa cruel & bendita luna.

Hice de lado tu persona & lo que es peor, me hice de lado a mí. Fue tan grande la decepción, tan terrible la desilusión.

Le di importancia a los corazones y pensamientos que a nuestra relación no pertenecían.

Quédate aquí, sé que no deberías hacerlo, sé que no debería pedirlo, que no lo merezco, pero quédate aquí.

Basta de dormir, ya no quiero soñar, pues sé bien que en mis sueños estarás.

Quiero evitar lápices y hojas porque sé bien que querrán escribir de ti, solo me harán pensar en ti.


o n a m u h zo

Lien

olta

dro V

n Aleja

Esta noche serás mi cuadro develaré los colores impregnados por tus labios tu cuerpo es mi mejor lienzo ya debes de saber cuánto lo quiero por si no, te lo expreso en este verso dedicado. Deseo de noche, tus brazos me arropen y destilar ese jugo de luna que tu cuerpo propone. Ven, ámame en porciones toma pedacitos de anhelos y sin sabores maréame, embriágame, invádeme de esos terrores esos que uno sufre, cuando a amar se propone.

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El amor vs placer Francisco Enríquez Muñoz

Puede ser muy agradable fornicar con la persona que uno ama, pero ¿qué sucede cuando uno desea a alguien que no ama, cuando la llama del cuerpo se enciende y llama? El amor surge cuando nos es imposible amar: cuando el sujeto de nuestra pasión se encuentra ausente y requerimos de él. El deseo sexual, se desprende del no poder amar, de la evocación de un pasado ideal o de la ilusión de un futuro imaginado: sólo puede emerger como algo anterior o posterior al amor, nunca en paralelo, nunca como un acto simultáneo. Es casi automático ligar el deseo sexual a lo pornográfico. Natural, pues el deseo sexual es perverso, no sigue el camino recto, va en otra dirección del amor, de lo que el Poder y sus portavoces definen como amor, como lo justo u obligatorio para las mayorías. Y entre las perversiones, el coito placentero (heterosexual, bisexual, homosexual, transexual, etc.) tiene su trono sobre nuestra vida. « ¡El coito placentero es pornográfico! », exclama el Poder para cubrir una cosa: todos los seres humanos somos animales irracionales. Si admitimos que todos somos animales irracionales, ya que casi siempre hacemos el biológico acto de la reproducción con ganas de todo excepto de reproducirnos, nos inunda el océano primitivo de la angustia de ser mortales. La angustia es resultado de la verdad: tarde o temprano, uno será alimento de gusanos. Todos surgimos de la nada, tenemos un nombre, conciencia del yo, sentimientos interiores profundos, un anhelo muy grande de vivir y de sentir, y a pesar de todo debemos morir. Esto parece un engaño, y es la razón por la cual el Poder declara que el coito placentero es pornográfico. Cuando dos desnudeces se enfrentan, juntando piel con piel, al principio, babas con babas, pelos con pelos, al fin sexo con sexo, se nos revela nuestra animalidad, la realidad.

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La mitología alude a las flechas de Cupido para explicar la atracción que se establece entre dos personas. Pero la filosofía sospecha que, para superar el sentimiento interior de vacío, el ser humano elige a otro cuerpo en el que proyecta sus cualidades: su amor, su inteligencia, su valor, etcétera. Un concepto de Jung era: «Quedar fascinado por alguien es básicamente cuestión de tratar de entregarnos a la lujuria de un compañero que parece tener las cualidades que no hemos logrado realizar». El deseo sexual nos hace codiciar a otro, e incluso resultar apetecible para éste, con el objetivo de iniciar el coito. La necesidad de llevar a cabo el coito no es sólo un sencillo reflejo de la angustia a la muerte, sino de la búsqueda del propósito de la vida. En el coito sólo valen las sensaciones, la animalidad, lo que aprendimos antes, cuando todavía no éramos humanos y vivíamos colgados de las ramas de los árboles. Y gran parte de la abstinencia coital se debe a la timidez y a la incapacidad para encontrar a la piel que nos cobije y nos provea tanto de la bendita brisa que aplaque los ardores, como de la maldita brasa que acabe de calcinarlos. Pero algunas personas desaprueban el coito fuera de la unión del matrimonio. Incluso dentro de esta unión, cualquier cosa que vaya más allá de la posición del misionero puede ser tildada de “inmoral”. La inmoralidad, que es el placer sexual que no tiene un plan biológico que concuerde con los designios de Dios, se relaciona con la pornografía. Casi todas las religiones adoptan como mandamiento principal que sus seguidores sean prolíficos y se multipliquen, para aumentar así el número de feligreses. Por eso el placer sexual a menudo se considera justificable sólo por la procreación (seguramente tus padres consideraron lo mismo; si no, tú, lector mío, quienquiera que seas, no estarías aquí).

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Éxtasis Guadalupe Estefanía Romero Vigueras

Dulce Tentación Paulina Núñez Uriarte


Amor 6 Francisco Enríquez Muñoz

Amor7 Francisco Enríquez Muñoz


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¡Hacer el amor! Rasgúñalos, son tuyos y de nadie más

No dejes de tocar mis pechos, te imploro

En un rico suspirar

De mi boca, el último gemido Los estimula, los toca

El orgasmo desciende, reflejándose

Mi piel hierve de deseo, empapada de sudor Tus manos aprietan mis senos,

En tu mirada descubro, me empiezas amar

Una y otra vez, ¡más! Tu lengua me empieza a masturbar

Besas mis labios, tu lengua moja mi intimidad

Tus manos en mis caderas están

Tu pene penetra un orificio vaginal

Te acercas, me empiezas a besar

Recorres mi espalda, mueves mi pelo

Estoy encima de ti, jineteándote a mi ritmo La textura de un lienzo sin pintar

Estás completamente excitado

Amor, ¡házmelo ya! Descubres cada muslo

Ahora estoy desnuda, tu mirada no se hizo esperar

Exploras mi cuerpo, descubres un olor. Pasión Las prendas en el piso yacen ya

¡Tu pene erecto está! Desabrocha mi sostén, sin prisa al andar

Desnúdame

Ahora bajas a mi vientre, el acto acaba de empezar

Brenda A. Rodríguez

Nuestras miradas se encuentran entre la luz neón, levanta la ceja con indudable seducción. Sonríe, guiña el ojo, camina hacia mí balanceando las caderas acentuadamente. Toma mi mano, subimos al segundo nivel, el olor a sexo penetra mis pulmones. Ya en la habitación, hace algunas muecas, me invita a tomarla para deleitarme de los placeres de su sensualidad. De su sexo. La cojo por la cintura, le acaricio el muslo, manoseo todo su cuerpo por encima del vestido. Meto mi mano por debajo de sus faldas y enaguas, se muestra deseosa, excitada; mi índice va directo a su vulva, comienza a jadear con fuerza mientras la invade un suspiro de verdadero deseo. Al filo de la cama, la volteo, ella arremanga sus ropas en la cintura. De sorpresa me encuentro con la desnudez de un culo redondo, blanco, irreal a la vista. Son momentos donde llegar al despojamiento final del striptease, (ultima pieza que cubre el sexo), se convierte en dicha. La puesta del juego del sexo abierto, aquella en la que precisamente muere el pensamiento y nace el deseo. Sin decirlo, me ofrece ella misma todos los deleites de su sexualidad, todos los sabores de su cuerpo, los licores de su sexo, utiliza en mí y para mí todos los artificios de su oficio. Las horas tienden a caer al igual que nuestro desenfreno. Comienzo a vestirme saco unos billetes de mi bolsillo, los dejo caer sobre su culo. Salgo del Prostíbulo. Noche tras noche, sin excepción, rondo los burdeles de la calle Rominsky en busca de mujerzuelas, hablo con ellas, les invito una copa, y les tiro una mano mientras bromeamos. Historia que se repite nuevamente.

Nos empezamos a amar

Evelyn Contreras

Acaríciame, tócame, empápame de humedad

Lupanar


CARTELERA El baño:La fotografía contemporánea entre lo público y lo privado 37 diferentes fotógrafos del sur y centro de América capturan una mirada muy particular del baño, ese sitio tan común en los hogares. Museo Archivo de la Fotografía República de Guatemala 34, Centro Histórico martes a domingo, 10:00 a 18:00 horas; hasta el 13 de mayo Entrada gratuita abrahamchinchillas.blogspot.com/

Danza Vorte X 33 Tres bailarinas acompañados de música electrónica realizan un performance abstracto y vertiginoso. Espectáculo fulminante de danza, música y proyecciones, en el que se representan a las emociones. Foro del Dinosaurio Juan José Gurrola, Museo Universitario del Chopo Dr. Enrique González Martínez 10, Santa María la Ribera Sábados 13:00 horas. Hasta el 31 de marzo $80 general; $50 estudiantes. www.arteenlared.com/latinoamerica/mexico/ Milonga Del Lago El Tango se abre camino cada 15 días en un domingo familiar. Es ese día donde todos podrán escuchar la música sensual y los cautivantes pasos de baile. Corredor del Arte, Casa del Lago. Primera sección Bosque de Chapultepec. Sobre Av. Reforma por puerta al zoológico/acuario Domingo 25 de marzo, 14:00 horas. Entrada libre.

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Edel Juarez y la falsa tortuga Edel Juárez, poeta, compositor y artista de género propio, presenta su tercer disco: Ceremonias de interior. Su acto sobre el escenario consiste en recitar sus poesías, acompañadas de melodías. Foro del Tejedor Álvaro Obregón 86, Roma Viernes 2 de marzo, 20:30 horas $150 palco; $200 luneta www.pendulo.com/boletos

• Tierra Ardiente Rosario Guillermo exhibe, a través de formas antropomórficas, la sensualidad del individuo como ente que es. Museo de Arte de la SHCP. Antiguo Palacio del Arzobispado Dirección: Calle Moneda 4, Esquina con Lic. Primo Verdad Martes a domingo, del 29 de marzo al 27 de mayo, 10:00 - 17:00 hrs. http://www.mexicoescultura.com/agenda_cultural.

• EntreMuros Bernardo Aja, fotógrafo español, nos presenta en 28 fotografías a blanco y negro el drástico avance de la modernidad que, lentamente, devora los cimientos de lo clásico y tradicionalista. Sala de exposiciones temporales del Memorial del 68. Centro Cultural Universitario Tlatelolco. Ricardo Flores Magón 1, col. Nonoalco-Tlatelolco Martes a domingo de 10 a 18 horas. Entrada Libre www.tlatelolco.unam.mx/expo2.html

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EL EVANGELIO

EL MARQUÉS DE SADE Leticia Maldonado

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El 2 de Junio de 1740, nació el conde de Sade, llamado Donatien Alphonse François. A los catorce años su padre lo retiró del colegio para que se incorporara al ejército. Poco después estalló la guerra con Prusia. Sade cumplió valerosamente con sus deberes militares. Todo el mundo alababa su “extrema dulzura de carácter”. Un auténtico escándalo fue a consecuencia de una escena sádica en Alcueril, donde practicó torturas con la joven Rose Keller, quien lo denunció. Siete meses después recuperó la libertad, gracias a las maniobras de su suegra, más preocupada por evitar el escándalo. Este caso tuvo especial importancia, porque es a partir de ese momento cuando comienza a surgir la leyenda del marqués de Sade como símbolo del mal. En 1801, Sade es detenido y juzgado por haber escrito Justine y la Historia de Juliette. Él lo niega, pero su fama es más fuerte que su palabra y acaba recluido en el manicomio de Charenton. Allí acabó su vida pública. Allí permaneció hasta su muerte, en 1814. Pero antes de que llegase ese momento, tuvo tiempo de realizar una actividad curiosa: organizar representaciones de teatro con los locos del manicomio. El marqués fue siempre un defensor de la libertad individual; le molestaba que el Estado, representado por un grupo de entes insensibles que basaban su autoridad en adoptar un aire grave, pusiese barreras a los placeres del individuo. Esta repugnancia se nota en que muchos de sus libertinos personajes, sobre todo los más repulsivos, son jueces o ejercen alguna actividad ligada con la justicia. Obras Destacadas: Diálogo entre un sacerdote y un moribundo (1782) /Las ciento veinte jornadas de Sodoma o La escuela del libertinaje (1785) / Los infortunios de la virtud, primera versión de Justina (1787) / Justina o los infortunios de la virtud (escrita en 1788, publicada en 1791) / La nueva Justina (1797) / Julieta o el vicio ampliamente recompensado (1801) y Historia secreta de Isabel de Baviera, reina de Francia. La marquesa de Gange. (1813)

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