8vo Travesías para decir Adiós

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EDITORIAL TRAVESÍAS PARA DECIR ADIÓS Y HABLANDO DE ADIOSES… Después de una larga espera, Infame llega a su 8vo número pese a tantas disyuntivas seguimos con el ánimo y el arrojo de siempre. Creemos en lo que hacemos, y ustedes “amigos lectores” son la fuerza de cada día. Por ello, dejaremos que las letras hablen por si solas. ¿Qué es decir adiós…? Levantar la mano sin mirar atrás, borrar todo rastro en nuestra memoria: una persona, un objeto, un lugar, un instante, un recuerdo. Cerrar un ciclo, emprender el vuelo o tal vez, volver a comenzar. Sin más preámbulo, disfruten su lectura. “Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos.” FERNANDO PESSOA Oliver Miranda Charles Ciudad de México, Diciembre 2014

Revista Literaria INFAME: Placer consumado en letras… (Registro en trámite), es un proyecto editorial independiente de publicación cuatrimestral. Las obras que la conforman son propiedad intelectual de cada autor. Año 3, Octavo Número (Septiembre, Octubre, Noviembre, Diciembre 2014).

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DIRECTORIO Director General / Editor L. Oliver Miranda Charles Arte y Diseño Nancy Daniela Mendoza Martínez Jefe de Redacción Sarai Martínez Consejo Editorial Alejandro Volta Fausto Leyva Colaboradores TEXTO Alberto Puebla, Aleqs Garrigóz , Carlos Enrique Saldivar , Eduardo Oyervides, Everardo “Perro Rabioso”, Griselda Ángeles, Jessica Arreola, Jorge J. García, Juan Antonio Alfaro, Mario E. Pineda, Mauricio Ocampo, Medín Valencia, Michael Benítez, Nery, Zureima Zaldívar. GRÁFICA Alexei, Ivanovich, Antonio Villar, Jorge Armando Pérez, José Yair Mendoza. PORTADA Marina Zamesa Obra: Adieu. Contacto: RevistaInfame @Revista_Infame Correo electrónico: revista.infames@gmail.com

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EDITORIAL DIRECTORIO ESPERA / Everardo “Perro Rabioso” UNA VENTANA / Alberto Puebla LOS CUENTOWS DE MI PADRE / Jorge J. García EL ADIÓS / Aleqs Garrigóz CORTOS DESPIDOS / Medín Valencia VOYEUR PARÁSITO / Everardo “Perro Rabioso” GRAFOFILIA YOU KNOW I´M NOT GOOD / Griselda Ángeles LAS HORMIGAS / Zureima Zaldívar CHRISTINE / Jessica Arreola

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Indìce

LUNA ARDE / Nery VOYEUR RETRATO DE UNA MUJER AL OTRO LADO DEL MUNDO / Juan Antonio Alfaro SÉPTIMA FILIA HAGIOGRAFÍA A LA MIERDA: NO MÁS PREGUNTAS / Mauricio Ocampo ME VOY / ESTA MUERTE / Mario E. Pineda OTRO VIAJE / Juan Antonio Alfaro ACORDES LENITIVOS 5 INFAME YA MEJOR NOS VAMOS / Eduardo Oyervides PERMANENCIA / Carlos Enrique Saldivar


ESPERA

Everardo “Perro Rabioso” Martínez Paco Estaba incómodamente reclinado en una silla de plástico, había tres más pegadas a esta. Tenía los pies cruzados y los parpados pesados, el sueño era más fuerte que yo, mi cabeza necesitaba una superficie suave para descansar. Trataba de perder el tiempo viendo nombres de lugares y horas de salidas, me entretenía haciendo cálculos simples; lapsos de tiempo, distancias, todo hasta que mis ojos volvían a cerrarse. Tenía los pies entumidos. De vez en vez veía un camión llegar y otro marcharse, poca gente subía y descendía. Todos corrían, yo dormía. Miré el reloj de mi muñeca: 11:37:28 pm., un poco más, necesitaba que el tiempo pasara más lento, o mejor aún, que se detuviera; una voz rompió esos pensamientos “¡pasajeros con destino a la ciudad de Querétaro, Irapuato, Celaya y León, favor de abordar el camión 1824 estacionado en el andén número 12!”, no había vuelta atrás. No escuché al guardia pedirme que abriera mi mochila, no escuche a la mujer con el carrito decirme si ¿agua o refresco?, no escuchaba nada, solo los simples y débiles latidos de mi corazón. Subí al camión, me senté junto a la ventanilla; una o dos personas más subieron, me recliné en mi asiento, dejé caer la mochila a mi lado y permití que las lágrimas y el dolor me envolvieran. El camión avanzó, miré separarse los andenes, y justo ahí te miré. ¡Sí viniste! Con la mano me decías adiós, tu rostro denotaba dulzura, paz y felicidad. Mis facciones se contrajeron, mis dientes chocaron entre sí, te miré fijamente y murmuré “¡vete a la mierda hija de tu puta madre!”. Giré el rostro, la pantalla enfrente de mí comenzaba a iluminarse, cruce la pierna y esperé a que se me entumiera; sería un viaje largo. INFAME 6


UNA VENTANA Alberto Puebla

Es enero. Trato de escribir sobre el horror de tener que iniciar, nuevamente, en el lento alzarse y con frío, la vida que ya con tanto gusto (y vino y uvas y carne muerta) habíamos despedido. Desde mi ventana, ángulo oscuro del aire, veo levantarse el cielo/el sol/su oro, lleno de nostalgia; y luego hundirse la noche, las vigas blancas de la niebla y las estrellas blondas. Gira en mi ventana el orbe, como giran las palabras, el tiempo y los números también, dorados, en la espiral maldita del caracol y el humo. Este torbellino ciego, en que despido al mundo, siempre abierto (se abre también en mí una ventana, pero la cierro, cauteloso, no quiero que nadie me vea). Después bajo hacia mi vértigo y digo adiós, esta sí la última vez. 7

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Hace dos días revisaba viejos álbumes de fotos. Ahora que el viejo se ha ido me entró la nostalgia. En una larga pila de periódicos encontré unos impresos. Estaban rayados con crayones. Empecé a hojearlos y ahí se encontraban unos viejos cuentos de la autoría de mi papá. Mi padre, toda la vida la dedicó a su imprenta. De pequeño, recuerdo haber estado rodeado de tintas y grasosos engranes. En navidad siempre me regalaba cuentos hechos por él. Acostumbraba empastarlos él mismo y dejaba espacios en blanco para que yo los ilustrara. Tenía tanto tiempo que no me acordaba de eso. A los 17 me salí de la casa para estudiar la carrera de Diseño Gráfico. Mi habilidad para ilustrar siempre fue evidente para mis maestros y así conseguí una beca para estudiar en la Escuela de Artes Visuales de Madrid. Desde los 23 años no veía a mi padre. Hasta hace dos días, vine a su funeral. Nunca le di las gracias por ser él quien me inyectara la necesidad de ilustrar. En realidad, no recordaba ninguno de sus cuentos, así me puse a leerlos uno a uno. Había uno muy bonito, contaba la historia de una oruga, esta quería alcanzar la cima de una montaña, hizo de todo para conseguir llegar y cuando pensabaque nunca llegaría se convirtió en mariposa y pudo volar INFAME 8


Los Cuentos de mi Padre

Jorge J. García

al lugar deseado. Luego se dio cuenta que existían montañas más altas y siguió su destino llegando a la cima de cada una de ellas. Entre mil cosas encontré un cuento, hablaba sobre mí. En la primera hoja decía que lo había escrito a los 26 años, uno antes de mi nacimiento. El relato describía los deseos tan grandes que tenía de ser papá. Desde ese entonces ya sabía cómo me iba a llamar. La historia provocó un par de lágrimas. Cuánto me había alejado de mi padre. Me sentía tremendamente mal. Entonces recordé cuando él se encerraba en el estudio para escribir e intenté imitarlo completamente, quería hacer lo mismo, devolverle un cuento en agradecimiento. Viajé por horas dentro de mi cabeza, intenté recordar momentos intensos, el batazo de home run que hice la primera vez cuando fue a verme a un partido o cuando le di la noticia que iba a ser papá a los 17 años, en fin, mi travesía mental duró más de lo imaginado, luego corrí a la cocina, me preparé un café, encendí la chimenea y me puse mis pantuflas de tigre. Saqué mi laptop y empecé a escribir en el bloc de notas de Facebook. Mi cuento empezaba diciendo cuanto lo extrañaba, luego intenté recrear situaciones, anécdotas o algo de interés, pero no pude. Entonces recordé: soy ilustrador y no cuentista.

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El adiós Aleqs Garrigóz

Tan sólo una palabra para decir adiós a lo que dejo y a lo que amo: adiós. Nada me llevo, todo se queda: las ventanas descolgadas; los curiosos balcones a la tarde asomándose; las estrechísimas calles donde acaso no crecimos, donde una noche anudé una constelación azul con un listón de tu pelo, y te la regalé a escondidas de nuestros padres, donde creerás escuchar mi voz angustiada y presa en las paredes. Y el miedo será una inapelable estatua. Y de pronto la inquietud y el espanto; y de pronto despertaré y estaré solo en el cuarto junto al jardín donde la estatua se yergue. Sólo un adiós a los deseos de plomo en el fondo de la fuente, a las casas de los amigos que no vuelven, a la buganvilia púrpura deshojándose, a las tardías bicicletas que en sus llantas arrastran el eco de la canción de un adolescente.

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CORTOS DESPIDOS Medin Valencia Ordoñez

Fácil es para otros despedirse, un beso de media hora les ayuda a olvidarse. He buscado en lo más remoto de tu cuerpo aquella caricia que me sirva de consuelo.

Aquí, en mis manos, te entrego latente el amor mortal e infinito. Apenas te beso para no decir “hasta luego”. Separas mi corazón de mi cuerpo y con mi espíritu incompleto, doy un paso, me alejo. 11 INFAME


THALÍA / José Yahir Mendoza

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VOYEUR

José Yahir Mendoza / EL JEFE

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Parásito Everardo “Perro Rabioso” Martínez Paco

-Sal de mi casa, toma tus libros y lárgate, toma tus palabras vacías y déjalas en la basura, no hay nada que discutir. Aléjate de mí, lo único que me has dado son penas, pero ya estoy harta, no eres más que un parásito. Todo el día frente al ordenador, ¿te sientes el futuro de la poesía? No eres más que otro del montón. ¡No te das cuenta que necesito dinero, joyas, blusas, perfumes!, ¿qué me has dado tú? Un par de poemas absurdos, una pintura inentendible, el amor no existe, todo es material, así que no intentes discutir y lárgate parásito. No había nada por qué discutir. Poco a poco fui cerrando la puerta de la recámara, no me despedí, no dije adiós, dejé que siguiera cogiendo con aquel ser material. Yo; yo haría uno o dos poemas de esto. INFAME 14


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“…el Yo sólo puede darse muerte si en virtud del retroceso de la investidura de objeto puede tratarse a sí mismo como un objeto, si le es permitido dirigir contra sí mismo esa hostilidad que recae sobre un objeto y subroga la reaccion originaria del yo hacia objetos del mundo exterior”. Sigmund Freud, Duelo y Melancolía. Tomo XIV, Amorrortu editores

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na de las despedidas más atroces que se pueden dejar son las cartas suicidas, sin embargo, estas tienen un orden lógico, o contenido específico. Conocemos que un suicida no es ni cobarde ni valiente, y que tampoco está loco necesariamente. Sabemos que el suicida es una persona como tú y como yo, solamente que está sufriendo una cruel y desquiciante desesperanza, la cual es una tragedia, probablemente la peor de las tragedias. Sabemos que siempre planea su acto y en ocasiones durante años; por eso escogen, generalmente, fechas, o métodos, o lugares, para cometerlo; tiene un camino que debe recorrer y que lo conocemos con el nombre de “Los Momentos del Suicida”.

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Conocemos que hay un perfil que corresponde a la personalidad suicida que consta de cuatro elementos:

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. El deseo de matar; 2. El deseo de ser matado; 3. El deseo de morir y 4. Ver la muerte con fascinación. Y, finalmente, sabemos que las cartas que dejan muchos suicidas, no nos hablan de la causa, del motivo que los llevó a la fatal determinación de quitarse la vida. Dichos mensajes nos hablan, solamente, de la situación emocional que tenían cuando escribieron su último mensaje. Y se preguntarán qué tiene que ver con la ortografía. Pues bien, en esta ocasión, primero debemos saber qué es una carta y sus elementos.


GRAFOFILIA Y se preguntarán qué tiene que ver con la ortografía. Pues bien, en esta ocasión, primero debemos saber qué es una carta y sus elementos. Siendo técnicos, una carta es un texto en el que, en cierto modo, hablamos por escrito a personas ausentes, que durante este acto se consideran presentes; como ejemplo tenemos la siguiente carta suicida de Virginia Wolf: Querido: Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan

haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo. No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.

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YOU KNOW I’M NO GOOD Griselda Ángéles

Pienso que esto NO va funcionar hay algo en mí quemándolo todo y sé que tengo que escapar, esconderme tras el mal humor, seguir destruyendo, no cerrar los ojos mientras te beso y frenar esta sonrisa desbaratada, este pronunciar que te hace existir en el único lugar donde no puedo protegerte, donde no sé quién o qué soy. Nos ignoro. Cuando siento que te estoy alejando llamo y aún estás, siempre has estado, pero me asusta decir algo estúpido que haga que te preguntes por qué mierda sigues aquí, y te vayas sin despedir o nos quedemos con unpie dentro del vacío. INFAME 18


Jorge Armando Pérez / DON`T LOOK BACK

Esta paranoia terminará por roer nuestros latidos y te dejará el sin sabor de mi nombre. En verdad lamento ser tan pesimista pero sólo tengo esto para ofrecer, cinco vicios, (tres que compartimos) un pasado que aún me descontrola un miedo punzante a perderlo todo un agujero negro y un garabato en el pecho ¿Me alcanza para una noche más? Te lo preguntaré todos los días.

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LAS HORMIGAS Zureima Zaldivar

Cuando Abril se fue, plantó un beso definitivo en mi mejilla. Antes de ese beso, nuestros labios habían chocado más de 48 veces. Fue más o menos entonces que perdí la cuenta, y donde hubiese deseado que se detuviera el tiempo. En aquellos días, nuestros pasos se sincronizaban. Un pie tras otro, sin rumbo fijo, desconociendo las predicciones del clima, el sabor del café de la mañana siguiente, la hora en que los vecinos estarían mirando sus ventanas para vernos pasar. Nuestras horas transcurrían al ritmo de los caballitos de carrusel, subiendo y bajando al compás de una melodía inmemorable. Mientras tanto la vida a nuestro alrededor giraba a otra velocidad, perceptible por nuestras vistas, pero apenas importante. Supimos desde niños que el carrusel se detendría en algún momento. Si no eras el maquinista de la feria, no había forma de adivinar el momento preciso. Abril nunca aceptó esa incertidumbre, y ante la certeza de no poder averiguarlo, decidió saltar. Siempre fui de los que esperan a las cosas caer por su propio peso, a los segundos durar segundos, los minutos: minutos, las horas: horas, las duchas lo que duran tres canciones sin importar cuales canciones fueran. Ante eso, sólo pude ver a Abril saltar, sin intentar detenerla y sin ir tras ella. Resignado a que en algún momento el maquinista detendría el carrusel para mí.

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Pienso que las despedidas son, sin quererlo, hondamente premeditadas. Un “hasta luego”, ligero y formal, no posee jamás el peso de un “nos vemos”. Ligero pero casual, carga media pretensión en cada letra. Ambos son la antítesis de un “hasta mañana”, la manifestación de un claro delirio de poderes adivinatorios. Y en la lista de espera aguarda el “adiós”, listo para declarar que el futuro no puede existir. Abril era callada y observadora de esos detalles, estudiaba minuciosamente a sus compañeros del trabajo, a los vecinos que nos veían, a sus padres y hermanos. Como quién estudia un hormiguero y le parece ajeno. Pero para ella los hormigueros eran asunto muy serio y propio. Decía que éramos como su población en número, en enajenación y servidumbre, con desconocimiento total de para quién trabajamos realmente. Recuerdo bien su miedo constante a pisar un insecto. Muchos le daban asco, pero decía que aunque algunas personas le provocasen la misma sensación, no les aplastaría. Entre las cosas que le daban asco, figuraba particularmente su odio por mi champú. Supongo que despedirse no es dejar 300 ml de champú con olor a lavanda en la regadera, sino elegir entre lavar tu cabello con él para complicarte la vida o dejarlo ir por el excusado. Abril amaría que decidiera usarlo. Pensar en ella me remite siempre a las hormiguitas. Si por convicción de no ser pisada por accidente, abandonada por una pata rota y muerta de hambre, una de ellas se arrojara al primer posible destructor de su existencia ¿Qué pasaría?.

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En el orden natural de las cosas, a Abril le seguiría Mayo, Junio y otros meses hasta llegar nuevamente a Abril. Sin embargo a mi Abril, la que vive hoy en mi cabeza (y que no es la misma Abril que la hija de sus padres, la amiga de sus amigos, o la Abril de la misma Abril), no le sigue más que la ausencia. Una ausencia tan premeditada por ella como incomprensible para mí. Las hormigas seguirían cargando varias veces su propio peso en comida. En cambio yo, después de Abril, a veces dudo en poder cargar con mis pies. No sé si debo integrarme al hormiguero en el que algunas hormigas chocan, y tras el choque dan un paso al frente para perderse en sus túneles. No sé si en los túneles encontraré a Mayo y a Junio, o si en el subsuelo junto al cadáver de Abril, resida la condena a un infinito e imperfecto adiós.

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Christine Jessica Arreola

Abandonó una cita importante, debía estar a la misma hora, él la esperaría con un helado. Los minutos avanzaban, ella observaba a la gente pasar, la banca se hacía incómoda, la llovizna caía en su cabeza. Palabras de reclamo, de odio, llenaban un cuaderno. Tomó el anillo de bodas, cuando estuvo a punto de aventarlo… recordó, que él había muerto.

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LUNa Ar de Nery

Ahora que arda la luna y con ella se extinga tu recuerdo, prometo no insistir mas por tus besos, por las noches de insomnio entre tu pecho y las mañanas de canciones dulces en mi oído. Ya le he dicho adiós a tu sombrero, a tu mirada de niño endemoniado y al borde de tus dedos sobre mis senos. He quemado cada letra del blues con que solíamos hacerlo y también el vestido del baile en el sofá de farsante porno star. Te vas. INFAME 24

Ya no fumo tanto, ni siquiera cuando escribo, el humo me recuerda a los sueños vanos y ligeros huyendo de entre tus labios. . Siempre H U Y E N D O Quería tanto; que te ausentaras menos, que no probaras mas cuerpos, que me tomaras de la mano, que en tu despedidas, al menos antes de irte, me besaras (como si fuera verdad) con besos, besos de esperanza que me guardaras en las notas de tu guitarra, que me amaras, que de verdad me amaras.


Quería tanto; que te ausentaras menos, que no probaras mas cuerpos, que me tomaras de la mano, que en tu despedidas, al menos antes de irte, me besaras (como si fuera verdad) con besos, besos de esperanza que me guardaras en las notas de tu guitarra, que me amaras, que de verdad me amaras (Hubiese sido mucho arriesgar,tienes razón) Haberte ido después de todo, fue una buena decisión te hubiera vuelto loco, te hubiera amado mas, te hubiera consumido.

Cada noche luna arde, me extingue, y a eso que éramos estando juntos. Solo quisiera olvidar tu nombre (y el de ella, que repetidamente entre tus ronquidos de bestia y sin respeto alguno, mencionaste). Luna arde, cabeza arde, pies arden, tripas arden, puños arden ¡Hijo de tu puta madre! Dueles, pero que bueno que te marchaste.

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RAMO PARA DOS / Antonio Villar

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Antonio Villar / YA LLEGARÁ EL MOMENTO

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Retrato de una mujer al otro lado del mundo Juan Antonio Alfaro. Alguna vez el espejo enunció lo que en silencio decías para ti misma. Sin embargo, hoy estás allí, alejada del recuerdo y el espejo. A la distancia, tu figura es un puente que se levanta en el océano, un ojo que busca apilarse sobre edificios y escombros, todo tiende

ya sabes : a la entropía :

ese finísimo hilo capaz de producir un estallido en la ciudad cuando hablas o cuando tu cuerpo cae deliberadamente provocar un temblor entre nosotros, como el leve aleteo de una mariposa puede sentirse justo en el diafragma y entonces comenzar a extrañarte.

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uerido Infame, como ya bien sabes en este número nos atañe el tema de las despedidas, ya sea de un ser querido, de algún bien preciado, de lugares, de momentos, de personas, de recuerdos, de ciclos que deben de cumplirse y finalmente darse cuenta que uno siempre se va a andar despidiendo de algo o alguien y aun así, seguir avanzando en la linealidad que nos concierne.

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Así lo trata la película de la que les hablaré en esta ocasión, con el toque de un futuro muy próximo y un análisis del comportamiento humano (que en algunos casos resulta abrumador), el director Spike Jonze nos ofrece su filme her hablándonos de la despedida en el argot romántico.

De la mano de Joaquin Phoenix (interpretando magistralmente un cuasi soliloquio), Amy Adams, Rooney Mara, Olivia Wilde y la hermosa voz de Scarlett Johansson, her nos sitúa en Los Ángeles, donde Theodore, un escritor que redacta cartas para otras personas, vive en la monotonía después de un adiós. El tratar de huir del recuerdo, el encierro en sí mismo de la mano de la compañía de la soledad, el desgano de hacer las cosas, aunado a un bombardeo inminente de tecnología, donde todo el mundo está más preocupado por las novedades de lo virtual que de lo real; así, lo llevan a hacer uso de nuevas tecnologías, comprando un novedoso sistema operativo, el cual se adapta perfectamente a las necesidades del usuario, el programa hace sentir al usuario acompañado y comprendido, sin embargo, esta relación de fraternidad y cercanía provoca que Theodore se enamore de su sistema operativo y viceversa, descubriendo ambos que el camino


7MA FILIA puede trazarse desde un panorama diferente, revelando el placer perdido por las cosas sencillas de la vida, de cómo se vive un ciclo hablando en cuestión de una relación personal. Así, amigo Infame, descubrirás las enfrentas de una relación y los pasos que conlleva el aceptar que muchas veces los caminos pueden divergir y las despedidas son inevitables, que está uno propenso al naufragio, pero el corazón siempre estará dispuesto a jugársela una y otra vez más, pues en cada despedida, más que una pérdida, se obtiene un pedazo de esencia del otro, la cual perdurará (según sea el caso) en la memoria . Ganadora de un premio Oscar a mejor guión original. Con una hermosa canción de Karen O (The Moon Song) de un excelente soundtrack liderado por la banda Canadiense Arcade

Fire, paisajes bellos y sobre todo actuaciones soberbias, HER es una película que no te puedes perder, desde mi muy particular punto de vista (ya sabes que la mejor forma de comprobarlo es invitándote a ignorar estas palabras y dirigirte a ver este filme). Finalmente me despido de ti, donde quiera que te encuentres, agradeciendo que hayas seguido fielmente esta sección y, particularmente, a este sujeto que la escribe, pues, como bien lo mencionaba, este número es sobre despedidas y la mía está siendo anunciada. Doy gracias por la oportunidad de andar por estos rumbos, por todas las letras y la gente maravillosa que he conocido, a Oliver por haberme dado esta oportunidad, a todos los compañeritos Infames con los que trabajé, a ti por leerme por supuesto, me llevo todo ello en la memoria, diría Gustavo Cerati: “Gracias Totales”. Alejandro Volta

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Paul Auster

“… Pese a la evidencia exterior, sigues siendo quien eras, aunque ya no seas la misma persona” Paul Auster

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ace el 3 de febrero de 1947 en Newark, Nueva Jersey, Estados Unidos. Escritor, guionista y director de cine que figura entre los novelistas más influyentes del panorama literario actual. Su contacto con los libros es bastante prematuro, gracias a la colección de libros de un tío suyo. Empieza a escribir a los 12 años; entre 1965 y 1967 estudia en la Universidad de Columbia, literatura francesa, italiana e inglesa. Escribe artículos para revistas, empieza las primeras versiones de El país de las últimas cosas y de El palacio de la luna, semi biográfica, trabaja en un petrolero, vuelve a Francia donde vivirá unos tres años (1971-1974) En 1976 escribe su primera novela, Squeeze Play (Jugada de Prisión), bajo el seudónimo de

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Paul Benjamín, con la que obtuvo escaso éxito editorial. Conoce a la novelista Siri Hustvedt, con quien se casó en 1981. La muerte de su padre (ocurrida en 1979) cambió totalmente su situación personal, tanto en el aspecto material, ya que la herencia que recibió le aportó los medios para consagrarse por entero a la novela, como en lo literario. En la década de los 80’s se empieza a reconocer a Paul Auster entre los grandes escritores luego de un duro trabajo en los años anteriores. En 1980 apareció Espacios blancos, a la que siguieron, en 1982, The Random House Book of Twentieth Century French Poetry, antología de la poesía francesa contemporánea; El arte del hambre, recopilación de ensayos, y su primera novela, La invención de la soledad con su


HAGIOGRAFIA nombre: Paul Auster, en la que aparecen los temas del abandono, la miseria y la búsqueda del padre, estos serían luego frecuentes en otros títulos de su producción. Con el impulso de este libro inaugural, Auster escribió La trilogía de Nueva York, formada por Ciudad de cristal (1985), Fantasmas (1986) y La habitación cerrada (1986). El Palacio de la Luna (1989) le valió la consagración internacional. La música del azar (1990) fue llevada al cine en 1993 por el director Philip Haas. En este deslumbrante esfuerzo el autor consiguió amalgamar sus diversas influencias literarias tales como Franz Kafka, Samuel Beckett, Miguel de Cervantes, entre otros; en un juego de espejos en el que se incluye a sí mismo, haciendo una relectura

posmoderna de la novela negra; la trilogía fue un clamoroso éxito, especialmente en Francia. En 1998 se estrenó como director con la película Lulú on the bridge. Auster afrontó el reto de rodarla después de su experiencia como guionista en Smoke (1994) y de codirigir Blue in the face (1995). Después de este tránsito, publicó Leviatán (1992) y Mr. Vértigo (1994). En 1998 publicó un libro de memorias, A salto de mata, que describe sus años de aprendizaje, justo antes de que el éxito entrara en su vida. En Tombuctú (1999), protagonizada por un perro llamado Mr. Bones, se encuentran motivos recurrentes de sus creaciones: el hijo sin padre, la fuerza de los recuerdos y el poder de la casualidad. 33 INFAME


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Brooklyn Follies (2006) relata la historia de un hombre que sobrevive a un cáncer de pulmón y decide volver al Brooklyn de su infancia, para buscar “un lugar tranquilo donde morir”. El libro de las ilusiones (2003), La noche del oráculo (2004), y Viajes por el Scriptorium (2007) son otros de sus títulos destacados. En 2006 recibió el premio Príncipe de Asturias de las Letras.

vincula a procesos íntimos de su escritura, esa relación entre el arte y la vejez. Paul Auster comparte con sus lectores cómo es que se comprometió con la creación literaria desde tiempos universitarios que comenzaron en Nueva York y continuaron en París, para al final hacer un collage de imágenes y anécdotas.

Los enigmáticos juegos y las laberínticas tramas encadenadas por el azar de su narrativa y su prosa despojada y elegante han marcado un nuevo punto de partida para la novela norteamericana. El autor se explora y el resultado lo comparte a través de textos autobiográficos, él vuelve a su tema recurrente, que es su propia existencia, y lo

Junto a la mezcla de fantasía y realidad, el uso de los elementos policíacos y la fusión entre modernidad y tradición, otra de las características de la narrativa de Auster es su combinación de elementos propios de la literatura con los del cine. Paul Auster ha demostrado por qué es uno de los mejores escritores del momento. Sarai Martínez


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A LA MIERDA: NO MAS PREGUNTAS Mauricio Ocampo C.

Thou wouldst be loved?-then let thy heart From its present pathway part not!

Edgar Allan Poe

: Tus labios saben a crematorio, los muertos sí saben amar; impotente vulgar. Tu eyaculación precoz es un fastidio ni siquiera sabes acariciar a una mujer tosco/inútil/vulgar/marrano Te apesta el hocico a diablos y tus poemas son una BASURA, eres una mierda. Como hombre vales madre -me gritaste después de contestar tu preguntaTe pusiste las pantaletas, las medias, el sostén, el vestido, tus lentes negros, las zapatillas [aún con el tacón roto]. Colgaste el bolso en tu brazo [después de meter en él esa cerveza sobreviviente] y saliste azotando la puerta. Miro mi pene hecho trizas, mi panza abultada con estrías, aviento el condón bajo la cama, me recuesto mirando al techo.

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El hambre duele; es un fastidio [las moscas vuelan] mientras Bukowski, desde el librero, me avasalla gritando que “EL AMOR ES UN PERRO INFERNAL”.


SIN TÍTULO / Alexei Ivanovich 37 INFAME


ME VOY

Mario Emanuel Pineda Pero antes haré unas sonrisas para nublarlos a todos hacerlos llorar y en sus lágrimas ver mis días sin veladoras (esos momentos de aplausos bajo el sol). O para hacerlos gritar y recordar los truenos de aquella tormenta que me quitó la sed cuando iba caminando a la fiesta de mi nombre. Luego diré adiós un adiós de vuelos. No habrá filas en el crematorio No buscaré pésames de cortesía. Un buitre aterrizará en mi pecho y mis últimas palabras serán: Devórame, devórame con tus alas déjame ser un fantasma en tus plumas un fantasma condenado a tus alturas condenado a decir adiós con la mano a la carroña de hogares y calles que devores para evitar gastos de ataúd y humo de muerto.

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ESTA MUERTE Mario Emanuel Pineda

¡Dejen pasar a los buitres! no hagan esperar su vuelo mi espíritu está listo para ser el suplente del fantasma de un loco un demonio para los leones o el ángel que venda fotos de ateas en los clandestinos del cielo. ¿Mi cadáver? ¡tercos!, déjenselos a los buitres ellos sabrán qué hacer. Quizás lo lleven a las nubes y provoque la maldición de no encontrar lluvias en un año nublado. Quizás a picotazos hagan un hueco en el corazón inerte y canten con alegría -Todas nuestras plumas estarán allí como tus nuevos latidos, todas nuestras garras estarán allí como tus nuevos latidos-

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OTRO VIAJE Juan Antonio Alfaro

Espero el viejo autobús que me devuelva al suelo de donde vine y me aleje 196 km. de ti sin escalas ni pretextos. El suelo donde lloramos hoy hace inconcebibles las cosas de mañana. Cuando me aleje, las imágenes irrevocables de mi estancia sobre tu cuerpo quedarán grabadas en tus ojos, colgadas en las paredes de tu casa.

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En cuanto llegue, tendré la certeza de que sigues mirando por la ventana el cielo nublado, bajo el que vive una ciudad donde nadie conoce mi nombre y de pronto, después del relámpago y el trueno, muy después de la primera gota, el mismo cielo se te vendrá encima a chorros y tú, como siempre, lo recibirás gustosa al empaparte el pelo, la frente, el pecho. Pero antes, debo esperar a las 6 con 20 y hacer como si la velocidad no me asustara o la distancia fuera una palabra livianísima que da gusto repetir mientras guardo este vacío en la maleta.

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Decir adiós cantando. D

espedirse es un tema tan complejo y antiguo como la razón humana, no existe un manual ni una filosofía o un entrenamiento preciso que nos guíe en este arduo camino de decir adiós. Siempre hay que estarse alejando de algo o de alguien y a veces creemos que es necesario o que es nuestra mejor opción, pero el problema no es marcharse del amor o de la casa o del bar —donde tan a gusto se está uno— o dejar ir un pariente o una mascota, ni tirar las revistas viejas que siempre nos escupen a la cara una juventud aparentemente desperdiciada. El verdadero meollo del asunto es como llegar a esa decisión. Despedirse es tan común o cruel como la muerte, en sí, es una forma de morir. Es un suicidio de nuestro pasado.

Por fortuna para este mundo existe la música, en ella se han dejado un sin fin de argumentos e historias que nos dan remanso o la voluntad de dar la vuelta sin mirar atrás y decir adiós. Todo género musical ha pasado por sus compases un adiós, y en esta ocasión me permito compartir algunas creaciones, que a lo largo del tiempo y en la actualidad son un ejemplo perfecto 42 de este tema tan turbulento. INFAME

En 1831 Fréderic Chopin compone su Op. 69 nº 1 “Valsa do Adeus” (Valsa del Adiós), melodía compuesta con base en sus frecuentes viajes. Los ritmos de esta composición están llenos de nostalgia con destiempos turbulentos. Se cuenta que la intención de Chopin era la de interpretar con música la sensación de su constante marchar. Reafirmo lo anteriormente dicho: “Despedirse es tan común o cruel como la muerte, en sí, es una forma de morir…”. Terry Jacks nos habla de esto con el cover Seasons In The Sun de 1974 (versión original de Le moribond Jacques Brel 1961). Muchos en su lecho de muerte no tienen la oportunidad de dar el chao, así que si alguien ya la siente cerca o está en las últimas, nada como: Adiós, Michelle, es difícil que morir Cuando todos los pájaros están cantando en el cielo,


ACORDES LENITIVOS Ahora que la primavera está en el aire,con las flores en todas partes, Me gustaría que los dos pudiéramos estar allí… Sin duda, la temática más recurrente para las despedidas son las relaciones afectivas entre personas, y en este momento —estimado lector— les presento a dos personajes de la escena nacional, ambos de distintos géneros, momentos y contextos históricos, pero que sus letras y melodías son motivo de brindar y mandar todo al diablo. La primera es la agrupación chiapaneca San Pascualito Rey, que cuenta con tres discos, un ritmo de rock-guapachoso y letras de profundo sentimiento. De su álbum Valiente podemos encontrar la canción El día que me cuelgues. Mañana será el día que me encuentre frió con mis ojos reflejando este vació. No podemos dejar este vicio. De encontrarnos después del temblor de abrazarnos, curarnos caricias y esperar la siguiente explosión. Amor que corta, amor con rabia. Nuestros cuerpos estallan.

Esta melodía se presta de manera perfecta para representar el arduo camino decir adiós, para salir de esos amores maniaco-dependientes-autodestructivos que por lo general vivimos en la actualidad. Ahora, reto a cualquiera a negar que jamás haya escuchado, brindado o hasta dedicado una canción del gran compositor José Alfredo Jiménez (1926 – 1973) originario de Guanajuato y emblema de la música popular mexicana. Este señor le cantó a las mujeres y a los caminos que lo llevaban o alejaban de ellas, hizo de las cantinas y banquetas su inspiración para remover esas dolencias del corazón. Ha sido motivo de varios tributos y en la actualidad está catalogado como uno de los mejores compositores de habla hispana en el siglo XX. De entre sus más de 300 canciones, una de las más representativas es para esta edición es El último trago, la cual es un emotivo y eficiente consejo para dar ese adiós atorado en la garganta, dejando un sabor placentero de tequila y orgullo a todo aquel que, a fuerza de buscar mejores amores, tiene que largarse. Así nos canta José Alfredo. Fausto Leyva


Ya mejor nos vamos Eduardo Oyervides

Después de todo eso, tomaré mis cosas, bajaré la mirada en señal de que ya no quiero oír más ni saber nada más y me iré rápido, sin llamar la atención; me llevaré al necio, al atento, al sensible, al idiota, al culto, me los llevaré a todos y nos iremos lejos, saldremos por la rectangular negra y se nos olvidará todo: la dirección y los números los olvidaremos al llegar a la esquina y seguir caminando hacia abajo, desconociendo todas las calles que atrás dejaremos. Pronto estaremos en un lugar nuevo. Sonará el teléfono y seguramente contestará el sensible, te dirá llorando en su pleno drama "me estoy perdiendo, me estoy muriendo poco a poco", el resto lo miraremos y trataremos de quitarle el teléfono. Tú estarás nerviosa y querrás más explicaciones, entonces te contestará el idiota y dirá cosas que sólo él es capaz, me repudiarás obligándote a colgar, pero antes la voz del atento te dirá “lo que pasa es que caminé y caminé… ¿dónde estoy? ¡Yo qué sé...!” todos reiremos porque de nervios hasta cantando lo dirá, tú sólo lo escucharás como un comentario quedándote muda por un momento, luego preguntarás qué vemos y otro responderá “una flor azul, una casa amarilla con flores enormes, un perro rascándose el corazón...” y eso no servirá de nada. INFAME 44


Jorge Armando Pérez / HASTA NUNCA

Entonces tomaré el teléfono sólo para decirte que no te preocupes por mí, que ya estoy muy lejos, llorarás al teléfono quizá pidiendo perdón o algo así, que vuelva, justificándote que no sabes por qué te pusiste así, y el sensible responderá de nuevo "yo pensé que mis poemas al menos te gustaban" y llorará, pero qué importa, él siempre llora, pero el necio dirá que te cuelgue, que para qué hablar contigo de nuevo si tú ya decidiste todo. El atento dirá que te demos una oportunidad, que cambiarás; el idiota y el culto se mantendrá en silencio, ellos no dirán nada, a veces el idiota reirá, pero nada más, el otro fumará y fumará, pensando en qué sé yo. No sabré qué decirte, tú seguirás al teléfono mientras la noche cae con todo su cuerpo sobre nosotros, y me quedaré inmóvil, mirando con horror el teléfono y la inmensidad ahí junto a mí, con ese silencio que penetra en el humo del cigarrillo que dejaré de fumar. De pronto te callas, después de todo eso eres, parte del silencio que nos separa, yo estoy solo como siempre, tú estás en la habitación sola, mirando la televisión o hablando con quién sea, yo enciendo otro cigarro, tomo mis cosas, comienzo a bajar la mirada, salgo por rectangular negra, apago mi teléfono que no recibirá más llamadas y me pierdo en el oscuro, con sus estrellas y la nada. 45 INFAME


PERMANENCIA CARLOS ENRIQUE SALDIVAR

Pienso en la humanidad, en sus innumerables logros y fracasos. Nunca arribaron extraterrestres para visitarnos. Jamás descubrimos el secreto de la inmortalidad, aunque extendimos nuestras vidas hasta rebasar cien años. Nunca pudimos alcanzar las estrellas distantes. Lo más lejos que hemos llegado ha sido Marte; desde hace unos siglos las personas han ido allá, deseaban plantar su semilla, formar parte de aquella nueva y poderosa civilización que había escapado del destino terrible que padecimos quienes nos quedamos. A menudo nos llegaban noticias de los marcianos, contaban que les iba bien, a pesar de los conflictos por diferencias políticas y religiosas. Tengo el uniforme puesto, el casco plateado con almohadillas me resulta incómodo. Me acerco con lentitud hacia la nave. Las meditaciones me envuelven enseguida. Pienso en Camila, mi esposa fallecida, resulta bastante trágico que ella muriera debido a una de las pocas enfermedades para las cuales aún no hemos hallado cura. INFAME 46


Pienso en Camila, mi esposa fallecida, resulta bastante trágico que ella muriera debido a una de las pocas enfermedades para las cuales aún no hemos hallado cura. ienso en mis cuatro hijos, Sandra, Selma, Adriano, Alonso; ellos me acompañan junto con sus familias. No saben cuál será mi siguiente paso. Les digo que se adelanten. Penetran en la enorme máquina espacial y yo me quedo afuera. Aprieto el botón para cerrar la puerta. Muy pronto el transporte despegará y ellos serán los últimos terráqueos en migrar a Marte. Tengo ciento veinticinco años, alguna vez me dijeron que antaño este planeta fue hermoso. Estamos en el 2513, hemos arrasado con la flora, fauna y recursos existentes; no nos queda nada. El gigantesco artefacto se eleva, mis familiares se van para siempre. Yo, el último hombre de la Tierra, me quito el casco y, con ojos llorosos, observo el ascenso. Porque así lo he decidido. Moriré en este mundo muerto que me vio nacer. 47 INFAME


ESCALERA AL CIELO Michael Benitez Ortiz

Ahora que todos caminan hacia arriba y hacia abajo escalones y caminos que terminan -ambosen la muerte.

¿Quién le dirá adiós al último hombre cuando se ahorque en el último árbol?

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