Taller de Creación Literaria Edición La Herida

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PRESENTA: TALLER DE CREACIÓN LITERARIA EDICIÓN LA HERIDA Agustín Castillo_David Alvarado Janet H.Rosas_Karencia de Moral Karla Romero_Paula María Roldán

COMPILADOR: L.OLIVER MIRANDA CHARLES


Revista Literaria Infame (Placer consumado en letras...). Publicación del Taller de Creación Literaria Ed. La Herida Responsable de edición L.Oliver Miranda Charles Cuidado de Edición Alejandro Aguirre Saraí Martínez Diseño de Portada L.Oliver Miranda Charles Ilustraciones: Marina Zamesa Portada.Reminiscence I. Bloom II. Mercedes III. Fire IV. Colour Dew V. Queens of the Highway VI. Aurora Borealis Primera Edición: Mayo del 2015. ©Revista Literaria Infame (Placer consumado en letras...). revista.infames@gmail.com Registro en trámite.

Este libro se publicó gracias al apoyo del Foro Cultural La Herida quienes facilitaron el espacio para el desarrollo del mismo.



T a l l e r L i t e r a r i o ed. LATA

ÍNDICE PAULA MARÍA ROLDAN

RAMONA CIANURO MARÍA

9 10 12

KARENCIA DE MORAL

PODEDUMBRE LIMERENCIA

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AGUSTÍN CASTILLO

CLAROSCURO LA ESPERA LA HERIDA

19 20 22

KARLA ROMERO

ROPE ALGO MÁS SE LEVANTA EL VIENTO

25 26 27

JANET H. ROSAS

RUNAWAY

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DAVID ALVARADO

LAS ESTACIONES

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PAULA MARÍA ROLDAN RAMONA Hoy conocí a Ramona, la chica de ojos negros y sentimientos azules (es un alma en pena). Nadie sabe cuándo está, ni cuándo se va. Ella no ríe, no sueña. (Sólo llora). Siempre ocupa el asiento del fondo en el último vagón del metro, no le gusta viajar de día (teme ser vista). Vive en los rincones merodeando entre las sombras. Ella quiere sonreír , pero no tiene dientes. Quiere correr, pero sus piernas ya no funcionan. Ramona desearía conocer a su hija, dejar el fumadero abrazar a su madre, pero ya no puede. Se ha perdido entre el humo sabor vainilla de las habitaciones. Ha dictado su sentencia. 9


T a l l e r L i t e r a r i o ed. La Herida

CIANURO No soporto verte feliz, me irrita tu voz aguardentosa, odio cuando ríes y muestras tus repulsivos dientes amarillos. No me gusta la forma en que caminas, como animal lerdo, tambaleante, juntando tus rodillas en cada paso. - Ya no te quiero ver, quiero que te mueras - No puedo creer que (se supone) tú seas la persona más importante en mi vida, cuándo te necesitaba preferías atender a tu amante, cuándo necesitaba consejo me criticabas o te burlabas. - ¿Recuerdas cuando te conté qué no podía dejar de arrancarme el cabello? Todo inició cuando tenía ocho años, yo jugaba con Raúl a las escondidas, me había ocultado en la azotea, detrás del tinaco, cuando corrí a tocar “base” me encontró, tomó mi brazo y me dijo - ¿Qué traes ahí? - yo le mostré la pulsera que tú me habías regalado - No, eso - dijo señalando mi sexo con la mirada. No supe a qué se refería, hasta que de un tirón me tumbó de nalgas y metió su asquerosa mano por debajo de mi falda. Me quedé helada, no supe que hacer. Por suerte se escucharon unos pasos, él saco su mano y gritó: - un, dos, tres por Juana -, yo seguía ahí sentada, ya no reía. Quise contártelo, pero nunca prestabas atención, así que traté de suprimir ese recuerdo de mi memoria, nunca lo logré.Ya no podía con los nervios, él siempre estaba en casa, nos llevaba de paseo, me daba un beso en la frente al despedirse y se me ponían los nervios de punta, me sudaban las manos, sentía escalofríos y empezaba a sentir el deseo (que con el paso del tiempo se convirtió en una necesidad compulsiva) de arrancarme el cabello. Con cada tironcito sentía alivio.

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El problema se volvió serio, ya no podía dejar de hacerlo, empezaba a tener pequeñas calvas en diferentes lugares de mi cráneo. No podía controlar mi tricotilomanía. Cuando te iba a decir lo que ocurría, notaste una de mis pequeñas calvas detrás de la oreja, me tomaste del cabello y me diste una bofetada. - Pendeja, ¿Te ves re-chula, no? - ¿Lo recuerdas, mamá? - ¿Dónde estabas cuando empecé a beber a escondidas, cuando inhalaba activo en la secundaria, cuando chupaba vergas a cambio de piedra, de cocaína, de tachas, de amor…? (¿Esa no te la sabias?), ¿te sientes mareada?, ¿sientes la piel fría ? madre, son los efectos del cianuro.

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T a l l e r L i t e r a r i o ed. La Herida

MARÍA

I

Anteanoche fui a tu casa, tres golpes le di al candado. Tú no sirves para amores, tienes el sueño pesado. La Sandunga. LILA DOWNS.

María finge ser suicida, se tumba en la grava pero la muerte le cuida, anteanoche fui a su casa. II ¡Ay María! Mulata de Papaloapan. Tu belleza ya no tiene encanto, dejaste de tener calor en tu mirada párvula mía, la muerte le dio tres golpes al candado. III Preciosa niña, regresa a mí. Tu pesar por la vida es tácito y trémulo, todavía vives, aun escucho tus lamentos. No renunciaré a ti, aunque no sirvas para amores. IV Entre sollozos te dejo ir y aunque te amo tus deseos son claros con la muerte ya has pactado tienes el sueño pesado, ahora duerme.

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KARENCIA DE MORAL PODEDUMBRE Ahora mismo deseo hundirme en esta tierra que el llanto ha vuelto fangosa, para sumergirme en ti, en la palidez de tu rostro para marcar en tonos imborrables mis labios. Poner mi cabeza en tu regazo agusanado hasta que el consuelo llegue a mí, (que tu cuerpo putrefacto lleve mi olor). No será fácil olvidar a una persona como tú, (sé que no fue tu culpa) que tan sólo me provocaras asco. Recuerdo que jadeabas como perro en matadero, cinco embestidas acompañadas con tirones de pelo, luego la calma, el cansancio, la decepción. Aun así, puedo brindar por el placer que anoche me hiciste sentir al montarte y verte delirando, (suplicando detenerme) mientras me adentraba en ti: una y otra vez, mientras la sangre de tus entrañas salpicaba mi desnudez.

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LIMERENCIA Me encanta destruirme amándote, con esta constante incertidumbre, con este pinche vacío en el estómago y mi cabeza llena de inseguridades. Hundiéndome, en el mar delirante de tus labios ahogada entre las promesas de amor, queriendo que no desees nunca a nadie (tanto como a mí). Le temo a la distancia y al frío, a que el tiempo nos evapore y deje en nosotros un vacío irreparable. Me encanta destruirme amándote, dejando que esta limerencia se apodere de mí.

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AGUSTÍN CASTILLO CLAROSCURO There’s things I wish I knew, there’s no thing I’d keep from you. It’s a dark and shiny place but with you my dear I’m safe and we’re a million miles away The Moon Song. KAREN O.

I

Soy un mar de olvido de fracasos inconclusos, de silencios tempestuosos, de recuerdos que no valen la pena. Aun así, hay cosas que quisiera saber. II He tratado tantas veces de abrir los ojos pero todo cuanto había era luz, era noche ardiendo sin control. Todo en mí se quemaba (sabes que no hay nada que te ocultaría). III No conozco el perdón ni el olvido y el dolor tiene un sabor extraño, un golpe por otro éste ojo por aquel ningún momento de silencio, soy un lugar oscuro y brillante. IV De rincones olvidados, nacen miedos que reptan y desgarran a zarpazos mis nervios, pero contigo a mi lado estoy a salvo y estaremos a un millón de millas de aquí de todo esto que soy.

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T a l l e r L i t e r a r i o ed. La Herida

LA ESPERA Las sillas de plástico se vuelven más y más incomodas (permanecer en pie parece una mejor opción), pero el cansancio ya pesa en todas mis extremidades. Espero aferrado a la posibilidad de que todo esto sea un mal sueño, a que nada de esto esté pasando. La primera tarde todo parecía un presagio, observaba a todo el mundo corriendo de un lado para otro, cuando cayó la noche y la sala quedó casi vacía, sólo las lámparas mantenían a raya la oscuridad. No había ni una triste sombra donde refugiarme de la realidad, quedamos rezagados los pocos que pasaríamos la noche ahí; apresurados varios formaron pequeños grupos para no enfrentar solos la espera, otros (como yo) se recluían en sí mismos, en un silencio de miradas aterradas y extremidades entumidas. El frío se extendió por la sala, sólo yo era consciente de una sensación de pánico, de las muchas horas que se escurrían con desesperante lentitud. Así conocí esa sensación de vértigo que te hace creer que un agujero negro se acaba de abrir de forma inexplicable a la mitad de tu estómago, y todas tus entrañas están siendo succionadas de adentro hacia afuera, Sintiendo tus órganos extenderse y reventarse, la piel distendiéndose hasta el desgarre, sólo para voltear a un lado y darte cuenta de que sigues sentado en la misma puta silla sin haber pegado el ojo en toda la noche, y estás completo, pero no es así, sabes que hay algo que se ha roto de forma irreparable.

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Es difícil entender hasta qué punto un dolor puede comenzar tan dentro de uno y extenderse hasta convertirse en algo físico, capaz de tirarnos al suelo y doblegar nuestro cuerpo, el no poder gritar porque la voz se niega a salir y no se puede ni siquiera llorar porque no es suficiente para expresar cuanto duele. Al día siguiente, esperamos que llegaran las noticias y de una vez por todas acabaran con la incertidumbre que nos mantenía pensando en las cosas más horrendas que pudiesen pasar (esas que deseamos con toda nuestra alma, no sucedan). El calor aumentó conforme la sala se llenaba, me di cuenta que un fuerte olor saturaba mis fosas nasales, era el miedo y la desesperación que desprendíamos (algunos con tal intensidad, que casi era palpable); así nos mantuvimos, con terquedad, aferrados a nuestros asientos, como temiendo que si nos levantáramos aunque fuera sólo por un momento, terribles cosas pasarían, que las malas noticias y las tragedias que creemos estar evitando al quedarnos sentados (a pesar del hambre, el cansancio y la incomodidad) se desatarían en cuanto nos descuidáramos tan sólo un segundo, pero esas noticias no comprenden de asientos, hambre o desesperación, llegan confirmando que nada de eso importa, que al final todo esto resulta inevitable. Jamás recuperare esa pequeña parte de mí que quedó perdida en la sala de espera.

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T a l l e r L i t e r a r i o ed. La Herida

LA HERIDA Hizo falta un primer desgarrón que abriera la piel, un primer dolor que le tomara por sorpresa y diera a conocer mi presencia, como todo nacimiento: fui doloroso, dejé una marca más allá de la piel. Los bordes sangraron, como inicio; no parecía gran cosa (había tenido heridas más graves). Comencé a sanar a pesar de la escasez de cuidados, los bordes se unieron, carne nueva cubrió la herida y poco a poco dejé de sangrar hasta hacerme costra y luego cicatriz. La segunda vez que la carne se abrió, vi el cuchillo venir directo hacia mí, no lo pude esquivar, el filo entró profundo y en línea recta, el nuevo tejido se abrió y desgarro las terminales nerviosas que apenas habían nacido en él, chillé de dolor y furia (de nuevo estaba sangrando encima del mundo), sabía lo que era el dolor y no me gustaba, bálsamos aplacadores se untaron en los bordes de mi existencia para atenuar el dolor, pero este era profundo y empezaba a conocer el odio. El tiempo que tardé en sanar se prolongó y no dejé de doler, ni siquiera cuando la piel nueva dejó otra cicatriz que me escondía del mundo, aquí seguía yo y esta maldita desconfianza (que afloraba al más ligero rumor de cercanía).

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Entonces llegó Ella, sus dedos recorrían mis bordes y el cosquilleo que provocaba por todo mí ser daba calor y me hacía olvidarlo todo, me suavicé y casi desaparecí por completo, era sólo un mal recuerdo. Hasta que un día se marchó, dejando el frio del recuerdo. Mi tejido cicatrizado se volvió duro, pero no lo suficiente para resistir este golpe, la sangre (mano en abundancia), el dolor recorrió mi sistema como una nube roja que se extendía sobre todos mis pensamientos. Vino después la locura y comenzó a acuchillarme constantemente para no dejarme sanar nunca más, conocí el rencor (la única forma que encontré para comprender al mundo), finalmente estaba ligado al dolor. Cuanto más odiaba más me dolía y cuanto más me dolía más odiaba al mundo, ¿ya no habrá posibilidad de encontrar alguna satisfacción en el mundo que no derive del odio?, ¿qué catarsis podría hallar sino es en el dolor ajeno que comprenda el mío, no compartiendo sino impartiendo?, ¿a que gloria puedo aspirar ahora, si ya he desechado la idea de sanar y dejar de doler? Soy una herida abierta que supura odio y veneno al mundo, viviendo de la esperanza de que alguien acabe con este suplicio.

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KARLA ROMERO ROPE La encuentras devorando rostros, consumiendo su esencia, disolviendo miradas. Piel dura y opaca, es un monte conformado por cráteres interminables. Desdibujada algunas tardes por la opacidad del sol y los senderos, dice sentir y de sentir no sabe nada, dice tener corazón y a pedazos se deshace mientras camina. Devora ciudades con sus ojos, boca de sonrisa ligera, atragantada por el corazón. Unida con tejidos fibrosos hacia el intento de pies y manos que parece sólo se burlan de ella. Manos con las cuales retira calmas con brazos tan alargados que puede tocarse los dedos de los pies sin encogerse. Es del rojo que impacta la mirada, de su centro brotan tiras de masa (aún más roja) simulando una soga, como con las que arrastran a los animales como con las que en algún momento, todos nos alimentamos.

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T a l l e r L i t e r a r i o ed. La Herida

ALGO MĂ S Oler lo que caminas, sentir lo que ves, tocar lo que escuchas, escuchar lo que hueles. Ser la vida misma en un baile, (porque danzamos con los oĂ­dos, sufrimos con las manos y pensamos con la piel). El chiste de todo esto es percibir.

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SE LEVANTA EL VIENTO Puede que en unos años te guste volar por puentes, por ciudades suspendidas, intentando alcanzar algas que engrandezcan tu mundo ajeno. Quizá lo que te guste sea soñar con personajes fascinantes: 5 ojos, 3 cabezas, lo doble de piernas. Quizá sea nadar por desiertos inundados, deseando desaparecer en algún momento y ser tragada por árboles secos de agua, volviéndote hoja. Imagina el universo de insectos en los cuales algún día podrías viajar. Tal vez desees explorar, caminar sin rumbo, deseando encontrar algo, deseando ser alguien. Pero te voy a contar un secreto, yo no creo que exista tal creatividad.

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JANET H.ROSAS RUNAWAY El reloj de la vida jamás se detiene. He querido atraparlo, pues me hace saber lo breve de la existencia. (Estamos hechos de tiempo) que se ata a nuestros pies y manos y llega tan pronto. Son doce flores y ya marchita la primera, es Enero, demasiados sueños y el marcha en 1, 2 y 3 y nunca en 3, 2 y 1, penetra mi calma dejando huellas en mi piel. (Quizá pueda atraparlo.) El tiempo cuando junta su boca con la existencia es un silencio corto, es amanecer (una y otra vez), como esa sensación que siempre me persigue al llegar la noche.

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Revista Literaria Infame

DAVID ALVARADO ESTACIONES

I

I want to reconcile the violence in your heart, I want to recognize your beauty is not just a mask, I want to exorcise the demons from your past, I want to satisfy the undisclosed desires in your heart Undisclosed Desires. MUSE.

Aquellas noches en las que padezco insomnio, en las que pienso en ti, en donde sólo quiero reconciliar la violencia que hay en tu corazón y morir contigo. II Aquellas tardes de verano, donde éramos felices y nada nos preocupaba. Donde el tiempo se detenía y los recuerdos duraban más. Donde el amor sofocaba nuestro pecho, dejándonos sin respirar quería reconocer que tu belleza no es solamente una máscara. III Aquellos días de invierno vivíamos sin separarnos sólo pensaba en exorcizar los demonios de tu pasado. IV Déjame entrar estar ahí de nuevo, en tus estaciones y volver y ser y estar, quiero satisfacer los deseos no revelados de tu corazón. 31



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