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Redescubriendo a Cazale: “el veinte preguntas”
John Cazale y su esposa Meryl Streep
Germán Valenzuela / Médico Internista y Cardiólogo
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John Holland Cazale nació en Revere, Massachusets en 1935. Fue el segundo de tres hermanos, hijo de una ama de casa de ascendencia irlandesa y un vendedor de carbón de ascendencia italiana. Estudió arte dramático en la Universidad de Boston, estado de donde se trasladó a New York para hacer realidad su pasión: la actuación.
Antes de dedicarse a la interpretación actoral, aceptó trabajos de fotógrafo de museo, taxista y mensajero, compartiendo el trabajo en la gasolinera Standard Oil con Al Pacino, quien se hizo su amigo al descubrir que ambos eran artistas (lo vio leyendo un libro de Chéjov), y con quien compartieron roles en la obra de Israel Horovitz “Los indios quieren el Bronx”. Fred Roos y Francis Ford Coppola, deleitados por su interpretación en la obra de teatro “Line”, decidieron que debería ser el hermano despreciado de la familia Corleone. De esta manera, se convirtió en “el traidor” de la saga, probablemente como respuesta a ser considerado poco inteligente, o poco atractivo, según el guión de la película. Ford Coppola, quien había sido objeto de bromas en su familia, consideró que Cazale representaría “ese lugar común” de algunas familias italianas. Su vida tenía semejanzas con la de los personajes de “El Padrino”, pues su abuelo analfabeto, Giovanni Casale, habría escrito de manera inapropiada su apellido en el momento de inscribirse como ciudadano.
Cazale fue actor secundario de cinco películas que fueron candidatas nada menos que a 40 premios Oscar, catorce de los cuales se encontraban en las categorías de interpretación. Sin embargo, y a pesar de sus poderosos personajes, él no fue candidato a ningún premio.
Sus papeles fueron: Fredo Corleone en “El Padrino” (1972) y en “El Padrino II” (1974); Stan en “La Conversación” (1974), Sal en “Tarde de perros” (1975) y Stan en “El Cazador” (1978).
Trabajó con los mejores actores de su generación, como Marlon Brando, Al Pacino, Roger Robert De Niro. Sus compañeros de trabajo comentaron que poseía una extraña intensidad en la mirada y un rostro bañado por una oscuridad y tristeza enigmáticas. No se parecía a ningún actor de Hollywood, pues era muy delgado, con una gran frente y una calvicie prematura. “Cuando John fijaba sus ojos hundidos en algo, podía parecer tan lastimado y desesperado como un perro moribundo”, dijo el actor Michael Schulman, en el 2018.
Sin embargo, además de su poder interpretativo y su capacidad para la improvisación, era un actor meticuloso, interesado en la psicología del personaje. Solía hacer preguntas para entender mejor el perfil del personaje que interpretaría, por lo cual sus compañeros lo llamaban “el veinte preguntas”. Cazale mantuvo una relación amorosa con la actriz Meryl Streep (a pesar de la diferencia de catorce años de edad entre ambos), a quien conoció en la obra de teatro “Medida por medida” de William Shakespeare. Fumador de cigarrillos y puros, bebedor moderado, fue diagnosticado de cáncer de pulmón. Siempre tuvo confianza en que superaría su enfermedad y que podría seguir trabajando. Para costear sus elevadas facturas por los gastos de su tratamiento médico, Meryl Streep firmó su primer papel en televisión en la serie “Holocausto”. Asimismo, aceptó un pequeño papel en la película “El Cazador”, para estar más tiempo con él. Los productores de la película, al enterarse de su estado de salud, habían decidido no entregarle el papel por el riesgo económico que generaría para ellos grabar unas escenas con Cazale y otras sin él. Sin embargo, De Niro, su compañero en la película, pagó el costo de un seguro con la intención de que su amigo pudiera participar en ella. Y así ocurrió.
La madrugada del 12 de marzo de 1978, y en compañía de Meryl Streep, cerró los ojos definitivamente. Al igual que James Dean, Cazale tuvo muy pocas participaciones en películas, pero con personajes que dejaron una huella imborrable en sus compañeros de oficio y en la industria cinematográfica.
Horovitz, director de las obras de teatro en las que participó antes de dar su salto a Hollywood, escribió en su elegía : “John Cazale sólo sucede una vez en la vida. Fue una invención, una pequeña perfección. No sorprende que sus amigos sientan tanto enfado al despertarse de su sueño para descubrir que Cazale descansa con reyes y consejeros, con Booth y Kean, con Jimmy Bean, con Bernhardt, Guitry y Duse, con Stanislavski, con Groucho, Benny y Allen….Nos deja a su público que tanto le quiere, el recuerdo de su gran calma, su silenciosa espera, su amor por la buena música, su afición por los chistes malos, el absurdo límite del bosque que era su nacimiento del cabello y la rodaja de sandia que era su sonrisa. Era inolvidable”.