¡MIERDA!
Una revista de resistencia teatral
¡MIERDA!
Una revista de resistencia teatral Año 2023 | N° 7
© ¡MIERDA! Una revista de resistencia teatral, 2023
Director
Juan Manuel Hijar Estrada
Comité editorial
Sergio Armando Ccencho Gallegos
Julio Cesar Valdivia Durand
Andrea Andrade
Luis Felipe Rodríguez Jiménez
Danilo Alejandro Muñoz Toro
Vicente Paúl Ruiz Atoche
Diana Gabriela Machaca Cárdenas
Audiovisuales
Diana Malpartida Arzapalo
Correctora de estilo Judith Tarrillo Rodriguez
Diseño de Portada Kevin Agurto Ludeña
Diagramación Kevin Agurto Ludeña
Correspondencia
revista.mierda@gmail.com https://www.facebook.com/Revista-Mierda Teléfono: 995381360
Tiraje Edición virtual
CONTENIDO
HÉROES DE ESPUMA Y MADERA FRENTE A LA NADA
PANORAMA DE LAS MARIONETAS Y TÍTERES EN COLOMBIA: Una función inconclusa.
QUERIDO BUNRAKU DE NUESTRA INFANCIA.
MARÍA TERESA ZÚÑIGA, DRAMATURGIA DE LA CONDICIÓN HUMANA.
LAS MARIONETAS SE PARECEN A SU CREADOR: Reflexión sobre el alma de los títeres BOLONIA Y LA MÚSICA RECENSIÓN SOBRE LA TEMPESTAD DE SHAKESPEARE RESEÑA DE LA OBRA “PANCHITO Y LAS HISTORIAS DE LA MAMACOCHA” RESEÑA DE LA OBRA “LA PELÍCULA QUE NUNCA HICIMOS” RESEÑA DE LA OBRA “SIMPLEMENTE YO”
por Katya Castro Henríquez. por JuanMa. por César Arenas Ulloa. por Francisco Tello Molina. por Mario Zanatta. por Judith Tarrillo. por Judith Tarrillo. 6 7 17 36
por Fran Nore. por Rocamadour. por Juan Carlos Suárez Revollar. por Raúl Wiesner. 8 18 23 28 37 39 40
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EN LA GUERRA SE MUERE DOS VECES: ANÁLISIS DE LA OBRA “EL HOMBRE SIN MEMORIA”
ENTREVISTA A LA ASOCIACIÓN CULTURAL TÁRBOL: TEATRO DE TÍTERES.
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por Luis Felipe Rodríguez. por Martín Molina Castillo. por Juan Pablo Goñi Capurro (Argentina) por Lucero Dávila. por Juan Diego Ramirez (Colombia) por César Arenas Ulloa 46
por Revista ¡Mierda!. 45 56 109
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NOTA EDITORIAL
7 es el número de la suerte como 7ma es esta edición que les presentamos hoy. Sin embargo, no se me ocurre pensar en algún buen augurio con toda esta crisis social que estamos viviendo y lo dolorosas que están siendo las muertes de nuestros hermanos y hermanas en el Sur. ¿Qué respuestas otorga el arte frente a esto? Considero que todas, para aquellos que, abandonando su ego, vuelven a su mirada primigenia, a su mirada lúdica e inocente. De esta interrogante en que nos ha sumido esta crisis, nace esta significativa y emotiva edición. Con todo el equipo editorial no pudimos imaginar algo más puro y esencial que los títeres para combatir esta extrema violencia que nos desborda. Un títere que aparezca de los escombros, en medio de una calle saqueada o de un patrullero incendiado; y que nos devuelva la esperanza y la convicción en nuestra mejor arma: el arte. Al iniciar el trabajo de investigación para esta edición, muchos de nosotros partimos desde el desconocimiento sobre el arte de los títeres. Por ello asumimos como un deber personal poder adentrarnos de la manera más respetuosa y consiente posible en este vasto universo. ¿Qué encontramos? No se puede describir con palabras. La inmensidad de conocimiento, técnica, historia, tradición y plasticidad del títere superó por mucho nuestra minúscula idea inicial. Ha sido apasionante y maravilloso haber podido conocer a tantos exponentes de este precioso oficio y que ellos hayan podido compartir su experiencia con nosotros. Los titiriteros del Perú y Latinoamérica han entendido, al igual que nosotros, que este preciado conocimiento ancestral nos pertenece a todxs y es nuestro deber difundirlo, darlo a conocer. Nuestro principal objetivo es que esta edición contribuya a reforzar la autonomía del títere dentro de las artes escénicas para que pueda ser evaluado en su real dimensión, con su lenguaje y códigos propios. Como siempre, un agradecimiento especial a nuestros lectores y colaboradores que hacen posible, por séptima vez, este hermoso proyecto.
¡Nos vemos en el teatro…de títeres!
Juan Manuel Hijar DIRECTORSEMBL ANZAS
Héroes de espuma y madera frente a la nada.
Por Katya Castro HenríquezLa Asociación Cultural Camisa de Fuerza nace un 10 de marzo del 2014, sus fundadores, Katya Castro Henríquez y Miguel Vergara Flores, solo buscaban cumplir sueños escénicos, sin pretextos, sin excusas, sin camisas de fuerzas que los aten, es así que, bajo este mantra, creamos montajes pensados para un público familiar y auto-gestionados por los talleres que desarrollábamos en nuestro cálido espacio cultural en Jesús María. Casualmente un mes antes de la declaratoria de emergencia sanitaria, Miguel me propone rescatar a Joaquín, un títere que confeccioné hace años atrás y con el cual ya no hacíamos presentaciones, pero era símbolo de nuestro centro cultural, se encontraba en un rincón de nuestro espacio dando la bienvenida a nuestros alumnos; en su momento dudé en reiniciar un proyecto con Joaquín, aun sentía que no era su momento, hasta que la pandemia apareció y llegó ese 16 de marzo, cuando todo quedó en pausa, con muchas presentaciones truncas y temporadas canceladas, pero, aun así, el mantra no podía quebrarse, el bicho se había convertido en una camisa de fuerza que teníamos que romper.
El 26 de abril del 2020, a semanas de la declaratoria de emergencia, nace el proyecto: CUENTO CON MIS MANOS, queríamos mantener el contacto con nuestros pequeños seguidores y las familias, brindar un espacio de compartir y que, a pesar de la virtualidad, sea acogedor, es así que decido compartir cuentos narrados desde el corazón, a través de diversos lenguajes
artísticos como las máscaras, el Pop Up, el kamishibai y los títeres. Joaquín aparece en la tercera transmisión, Fernando Colichón, aliado fundamental de nuestra asociación y mi esposo cómplice de aventuras, sostenía su celular tratando de no respirar para mantener la estabilidad de la cámara, pero ni la incomodidad del espacio, ni la luz fría de la habitación, podía quebrar el momento de este pequeñito de madera y espuma tallada, que con sus grandes ojos de tela conectó con todos, grandes y chicos, familias enteras o personas que estaban solas en casa, todos, toditos, todos, empezaron a reunirse cada domingo a las cuatro de la tarde a través de la página de Facebook de Camisa de Fuerza para ver a Mamá Katya, Papá Fernando y el pequeño Joaquín.
Al mes, nos mudamos a nuestro espacio cultural, para no perderlo y resistir, nuestro mantra estaba más firme que nunca, así que tuvimos que adaptarnos, nuestra aula se convirtió en estudio de grabación, poco a poco, las manos de Fernando se cambiaron por un trípode, el celular por un cámara, la pauta escrita por un programa de streaming y nuestro almacén en un estudio, un taller donde decenas de títeres empezaron a cobrar vida, un total desafío para mí como artista, diseñar, crear y dar vida a cada pieza, a cada cuento; en realidad, ahora los tres teníamos que sacar nuestro bagaje de conocimientos, todo servía, todo era oro puro. Esta transformación fue catártica, y en este viaje me reencuentro con el primer títere que confeccioné, mi querido Bartolo, títere de guante de gran nariz y orejas puntiagudas, un duende, contestatario y atrevido, “un mil oficios”, que quiso ayudarnos y poco a poco se apoderó de la cámara, este ser de apenas treinta centímetros conquistaba audiencias con sus travesuras e ingeniosos discursos.
La pauta de CUENTO CON MIS MANOS era sencilla: Bartolo daba la bienvenida, en off estaba papá Fernando, luego mamá Katya aparecía al lado del pequeño Joaquín, ambos presentábamos el cuento, después conversábamos con el público y finalmente nos despedíamos. Al inicio el programa duraba veinticinco minutos, luego llegó a una hora y esto demandaba una semana de trabajo que implicaba investigar el cuento, diseñar y crear los elementos, ensayar la narración, seguir explorando la animación de diversos tipos de títeres, conseguir los materiales de confección en pleno encierro, grabar las narraciones en pantalla croma, seleccionar la música, editar los videos de las narraciones, crear la pauta, en fin, un trabajo constante y sin descanso que alcanzaba las madrugadas… pero que luego rebotó en talleres y seminarios, funciones especiales para diversos centros culturales, una alianza estratégica con la Gerencia de Educación de la Municipalidad de Lima, con la Geren-
cia de Cultura de la Municipalidad de Jesús María, la edición y difusión de un libro de mi autoría: “¡Ven, que te cuento!” con el programa LimaLee, el apoyo del Ministerio de Cultura, auspicios de diversas marcas, donaciones de los seguidores y sobre todo el contacto con familias de otras provincias y del extranjero. Hasta la fecha de redacción de esta semblanza se realizaron ochenta y nueve transmisiones en vivo, se compartieron noventa y ocho historias, y en ellas dieron vida a diversos personajes cerca de setenta y cinco títeres, hechos de cartón, plástico, maché, espuma, peluche, papel, tela, tecnopor, botella, etc. un ejército de seres que, a pesar de lo frágil de sus cuerpos, nos llenaron de energía con su espíritu inquebrantable.
Actualmente AC Camisa de Fuerza vuelve a la presencialidad, ahora podemos ver a esos rostros que estaban detrás de las pantallas frías, ahora podemos ver a los pequeños y grandes que saltan cuando ven a Bartolo y Joaquín, que hasta en oportunidades con lágrimas en los ojos, nos han dicho: “Gracias por sacarme una sonrisa en la pandemia”, que tocaron la mano de tela de estos seres con tal emoción que yo sentía lo que todo artista busca
con su público:
CONEXIÓN.
Una vez un colega comentó: “¿Están haciendo títeres? Bueno… ¡A nada!”, a veces hay comentarios que caen como agua fría y más aún cuando viene de un colega; un artista no debe clasificar las artes como mayores o menores, un artista disfruta, se inspira, crea, provoca y conecta, y con los títeres esto es multiplicador, así que “Nada” no está en nuestro vocabulario, “Nada”, no es parte de nuestro mantra, “Nada” no estuvo presente en la Plazuela de las Artes cuando nos reencontramos con nuestros seguidores que gritaban a coro el nombre de nuestros seres de tela y esponja, nuestros cómplices, nuestros héroes de la pandemia.
Nosotros, Katya, Fernando y Miguel, como una pequeña troupe, vamos ahora de teatro en teatro, de colegio en colegio, presentando CUENTO CON MIS MANOS, un espectáculo que, después de dos años, salta de la pantalla a las tablas y no cuenta con una etiqueta, sino con todas: narración, máscaras, música, pop up, luces y títeres… todas estas artes se encuentran en escena y se abrazan, creando una sinfonía de emociones y sensaciones donde la “nada”, mis queridos colegas, no tiene cabida.
Panorama de las marionetas y títeres en Colombia.
Una función inconclusa.
Recuerdo que en mi juventud, por los años 80, me entretenía creando y confeccionando títeres y muñecos. Había entonces un grupo en la ciudad de Medellín, Colombia, cerca a Caldas, mi municipalidad natal, llamado La Barra del Silencio, donde trabajaban mimos y titiriteros. Mi tentativa era ingresar a ese grupo, pero, desafortunadamente, no lo logré.
Luego, opté por un cupo en La ExFanfarria y en El Manicomio de Muñecos, pero tuve también mala suerte. Eran grupos que ya tenían preestablecidas sus funciones de títeres y marionetas. En Medellín, era bien complicada la labor y función del mimo y del titiritero; aún así, no me desanimé: seguí creando mis títeres y marionetas, y haciendo presentaciones con los títeres de mi creación durante los actos culturales en mi colegio.
Por Fran Nore.Fue enriquecedor aprender a hacer títeres y darles vida. En los 80, el movimiento titiritero en las ciudades colombianas de Bogotá, Medellín, Cali y Manizales, había tenido un auge importante. Muchas compañías callejeras pasaban a ser teatro de títeres y, con el transcurrir de los años, persistieron como grupos de teatro. En mis comienzos como mimo y titiritero, considero que no me fue muy bien. Entonces, pasé al teatro callejero, pero esa es otra historia.
Por lo demás, los festivales teatrales de los años 80 incluían el muñequerío; pero, en los años 90, pareció declinar el asunto: los espectadores se mudaron al teatro de sala que arrastraba más público. Sin embargo, el mundo titiritero siguió conservando su esencia y apegado a sus pilares.
Ya para el nuevo milenio, las funciones de títeres en esas ciudades hubieran sido casi nulas, si no fuera por el aliento que recibían de las compañías extranjeras de títeres que llegaban a los festivales de teatro a dar un empujón.
Es duro decirlo, pero el titiritero en Colombia es una labor subestimada, desvalorizada: no hay ninguna entidad que patrocine iniciativas en este género.
El Ministerio de Cultura abrió, por un tiempo, una beca para estos creadores y compañías; pero, por ahora, estos espectáculos solo acaparan la
atención de los padres que quieren pasar con sus hijos un rato de distracción, en algún teatrino de la ciudad. En mi municipalidad, Caldas, llené mi casa de títeres que terminé obsequiando a los niños del barrio las veces que venían a mi improvisado escenario a ver alguna función que me inventaba.
Además, pienso que las historias para títeres y marionetas no tienen que ser siempre basadas en cuentos infantiles. En los países latinoamericanos, las historias se alimentaron con mitos populares y cuentos orales de la tradición popular. Aún así, se impulsó mucho la creación y el espectáculo de los muñecos.
Creo que en Colombia, así como en otros países hispanoamericanos, los eventos con títeres y marionetas están en vías de extinción. A los titirite-
ros se les ve como unos dinosaurios. Tampoco hay entidades que fomenten o cumplan un rol permanente para encontrar soluciones a esta situación generalizada. Los grupos teatrales prefieren espectáculos para adultos y obvian al público infantil. En Perú, Ecuador y Argentina, ese panorama no es menos desalentador. Y en Brasil, son pocas las compañías que se atreven a mostrar indicios de sobrevivencia titiritera. El Gobierno desconoce totalmente que estos oficios existan.
Cabe anotar que, en Europa, sí hay todavía una gestión importante para hacer permanecer este hermoso oficio como eje cultural del teatro.
Querido Bunraku de nuestra infancia
Para muchos de nosotros, el primer acercamiento que tuvimos con el teatro de títeres fue a través del Bunraku o teatro de marionetas japonés.
Era casi una tarea cotidiana, en los 90, sentarnos, en las tardes, frente al televisor y sintonizar el canal 7 para ver aquellas fantásticas historias de mitología, imperios y guerreros japoneses narradas mediante el Bunraku. Veíamos cómo las marionetas adquirían un animus especial y único. Incluso, en nuestra inocencia infantil, dudábamos que fueran controladas por manos humanas.
Veíamos que había una perfecta sincronía entre el narrador, la música y las marionetas, las cuales podían llegar a generar sentimientos de admiración, indignación, alegría, tristeza o incluso miedo en todos nosotros. En Latinoamérica, ese programa se llamó “Me lo contaron en Japón”, aunque su nombre original era Ningyō geki o Teatro de Marionetas, en su traducción. Se emitió por casi una década y nos permitió conocer historias como “Los 6 budas de piedra”, “El rey con orejas de burro”, “Momotaro, el niño melocotón”, “El hacha de oro”, entre muchas otras.
La mayoría de las historias pertenecían a cuentos de la época feudal japo-
nesa (Jidaimono) y conflictos sociales y disyuntivas amorosas (Sewamono), así como algunos pocos cuentos occidentales adaptados al estilo Bunraku. Para todos los amantes del teatro de títeres, el Bunraku destaca por su capacidad integradora y sincrética con la música, la narración, el arte plástico y el drama. Todos los elementos se conjugan armónicamente y en un mismo nivel jerárquico dentro de la escena, para generar una experiencia inmersiva como ninguna otra. Obviamente, ese detalle técnico no es la razón por la cual nos enamoramos del Bunraku en nuestra infancia: considero que el efecto maravilloso que nos generaba estaba motivado, precisamente, por nuestra mirada primigenia e inocente, aquella que nos hacía entrar en este mundo y participar activamente en la verosimilitud de los hechos, sin cuestionamientos trasnochados.
Considero que es una necesidad volver al teatro de títeres para reencontrarnos con nuestra propia mirada lúdica y entender, a través de ella, que el camino del arte es, por defecto, un juego constante nutrido por la experiencia.
MARÍA TERESA ZÚÑIGA, DRAMATURGA DE LA CONDICIÓN HUMANA
Por Juan Carlos Suárez Revollar.—¡No, no es lo mismo! —le dice Zoelia a Gronelio. Este la escucha absorto, con la mirada perdida en un lado del teatro. Zoelia sigue—: La familia es una cosa y la herencia es otra. Hay familias que tienen herencias, hay herencias que no tienen familia.
María Teresa Zúñiga encarna a Zoelia, al menos sobre el escenario. Va vestida con los harapos de una anciana a quien ya no queda nada, ni siquiera el mundo al que ya se siente ajena. Zoelia solo tiene a Gronelio, el marido al que los años y el cansancio han envejecido: también han acabado con él.
Como Zoelia y Gronelio (1993), las obras más relevantes de María Teresa Zúñiga están conformadas por un dueto con una relación tirante que fluctúa entre la oposición y la empatía. Mades Medus (1999) tiene a dos comediantes, uno viejo y otro joven, que han absorbido parte de la personalidad del otro; en tanto Génesis y Victoria hacen un ajuste de cuentas desde su feminidad contra una sociedad en guerra (Génesis, 2019).
Grupo de Teatro Expresión
María Teresa Zúñiga fundó en 1986 el Grupo de Teatro Expresión junto a Jorge Miranda, quien iba a ser su esposo y cómplice en un derrotero teatral que se mantiene hasta la actualidad. Pronto sus dos hijos —entonces todavía niños— se integraron al grupo hasta que, al crecer, fueron asumiendo roles de mayor relevancia que, hoy en día, los pone a la par con sus padres: la herencia y familia expresada por Zoelia.
De hecho, Expresión es una familia no solo por el parentesco que hay entre sus miembros, sino por ese brazo protector que rodea y acerca a sus integrantes, sean parientes o no. Ese soporte emocional, sumado al funcionamiento de una compañía capaz de aportar la logística para el montaje de su producción teatral, ha permitido a María Teresa Zúñiga crear una vasta obra a lo largo de las últimas tres décadas. Ya como actriz, ella interpreta a Zoelia y Jorge Miranda a Gro-
nelio. Y si bien predomina la ficción, es inevitable percibir un matrimonio más auténtico debajo de la indumentaria de ambos personajes. Sus hijos también son actores en piezas teatrales como Mades Medus, Atrapados o Una hora bajo el puente. Compartir una misma percepción estética del teatro como texto literario y guía para la construcción e interpretación de personajes y de la puesta en escena es vital en estos casos para el desarrollo de las obras. Aun así, ningún montaje de Expresión es idéntico al anterior. Se trata de pequeñas mejoras permanentes que refuerzan el mensaje y el efecto sobre el espectador.
La obra
Si bien el grueso de la producción de María Teresa Zúñiga se enmarca en el teatro, ya sea como dramaturga, directora o actriz, hay mucho más en su obra. Los otros dos géneros que ha abordado con éxito son la poesía, con la que se inició, y más recientemente la novela. Es
evidente que las historias y los personajes de la autora no corresponden a la realidad real. Se desenvuelven en pequeños mundos que pueden parecerse al nuestro —pues toman elementos de él— sin llegar a salir del barniz de ficción del que son parte. Es el caso de Una hora bajo el puente, que continúa la exploración iniciada en Zoelia y Gronelio y retomada en Atrapados: personajes marginales y desposeídos que intentan sobrevivir a una sociedad destruida. Mouse y Power — símbolos de la individualidad y el poder— hacen un contrapunto donde este intenta no ser conmovido por aquel. Power es el absurdo arrendador de un espacio que pocos quisieran habitar: la sombra de un puente. Pero el trasfondo de la obra es una sociedad en ruinas y un pasado —¿revolucionario?— que ambos comparten.
Al contar una historia el autor aborda un tema o preocupación que, a su vez, guía cada acción de los personajes. Esto es independiente de si el tema muda de un
escrito a otro o se mantiene en una exploración permanente a lo largo de toda su obra. Los personajes de María Teresa Zúñiga abordan esas cuestiones desde su posición privilegiada, pues son ajenos al mundo como lo conocemos y son capaces de vernos desde fuera. Por eso mismo pueden sondear las circunstancias que rigen el alma humana y desnudar su condición más básica. Y si bien no necesariamente contestan las preguntas que van haciendo surgir, trasladan al lector-espectador el rol de buscar esa respuesta.
Nos encontramos frente a una serie de dípticos actorales, donde un personaje de rasgos peculiares en un ámbito alejado del convencional es capaz de delinear la existencia y desenvolvimiento del otro. Mades Medus recorre un territorio donde la ficción y el arte se convierten en base de dos seres marcados por la cimentación de realidades a partir de sueños. Pero es también la deconstrucción del actor itinerante a la vieja usanza: la de un Molière que lo da todo —incluso su propia vida— al teatro.
Pero este continuo tira y afloja de dos personajes a la hora de desarrollar una historia también abarca a la novela. La casa grande (Acerva, 2016) fluctúa entre dos mujeres en una relación de complementariedad-oposición. Igual a Génesis, es la historia de una abuela y su nieta, pero contada desde el punto de vista de esta última, quien además es una niña y alter ego de la autora. Llama la atención que mientras en La casa grande se percibe mayor empatía de Zúñiga con la niña, en Génesis eso se da con la abuela. Se trata de dos roles que han ocurrido en su propia vida: la niña que fue y la abuela que es.
María Teresa es Zoelia: la Zoelia que explora y construye una realidad que solo puede ocurrir durante la puesta en escena. Porque hay vidas que, como la de Molière, solo pueden ser vividas en función del teatro. Y Expresión es esa compañía teatral —la herencia que halla por fin a una familia— para la que varias vidas, la de todo un núcleo familiar, han encontrado su razón para existir.
ENS AYOS
LAS MARIONETAS SE PARECEN A SU CREADOR
Por JuanMa.
Es un sentir colectivo entre titiriteros afirmar, o quizá sugerir graciosamente, que los títeres se parecen a su creador. Considerando creador a aquella persona que, organizando la materia, moldeando las texturas y disponiendo armónicamente los elementos puede crear un títere o marioneta donde antes no existía. El proceso de elaboración plástica de un títere suele venir acompañado del descubrimiento progresivo de las características y personalidad mismas de éste. Dicho de otra forma, es común que en el proceso de elaboración cambiemos la concepción que teníamos a priori del títere, como si al “nacer”, la materia fuera adquiriendo nuevos aspectos que sorprenden, incluso, al mismo creador.
Por supuesto, que las concepciones previas de elaboración son más que importantes en el proceso; nadie (o muy pocos) podría moldear la materia azarosamente, sin noción o conciencia y esperar un resultado magistral. El titiritero, que es a su vez creador de sus propios títeres, escogerá los materiales pertinentes en base a su experiencia y dominio, recurrirá a pigmentos y colores que plasmen la idea previamente formada del muñeco y que potencien su capacidad expresiva. Por ejemplo, si se trata de un muñeco con mucho diálogo, probablemente escojamos hacer la cabeza y boca más grandes de lo habitual (bocón). Sí quisiéramos una figura más contemplativa, quizá recurramos a un
gorro o a una expresión más adusta y solemne. Estos ejemplos genéricos (que para nada pretenden ser una regla) exponen la concepción previa que funciona como punto de partida antes de enfrentarnos a la creación como proceso.
La relación existente entre la creación y el creador puede reflejar consciente o inconscientemente relaciones parentales de diversa índole. ¿Me es posible alejarme completamente de mi creación hasta el punto de desconocerlo? Considero que no. Si mi títere se relaciona conmigo de algún modo familiar, puede representar para mí a un padre, una hermana, una hija, un sobrino, un conocido del trabajo, un amigo lejano, un enemigo acérrimo, alguien que incluso quiero olvidar o quizá, y no menos descabellado, a un novio o amante. Esto no quiere decir que atribuyamos al títere aspectos humanos sino, por el contrario, se trata de cómo me veo yo como creador frente a mi títere, cuál es la relación que nos une intrínsecamente y que considero correcta para la puesta en
escena, para la representación teatral.
Pensemos en la poesía, sí un poeta escribiera algo que es de su desagrado, ¿lo publicaría? Bajo el riesgo de ser criticado por una obra que él mismo rechazó (no siempre es el caso). Quizá no. Esto se debe a que el artista se refleja en su creación y las diferentes artes nos permiten acercarnos o alejarnos de nuestra obra. Un poema no es un títere, una pintura no es una canción, como una escultura no es una danza. Lo que diferencia a la creación plástica del títere frente a otras artes es que, inherentemente, le conferimos ánima a nuestras creaciones. He aquí la clave, la misma concepción antropomorfa o zoomorfa de las marionetas genera relaciones diferentes a las de otros artistas con sus creaciones. Se trata, pues, de la mágica e inigualable sensación de sentirme “observado” por mi creación. Nuevamente la pregunta: ¿quién seré para lo que acabo de crear?
Otro aspecto importante es la disposición de espacio que generará el efecto de movilidad y expresión en el títere. El creador tiene ciertas nociones a priori de la capacidad expresiva que tendrá su títere y, en base a ese concepto previo, dispondrá de los mecanismos necesarios (según su experiencia y dominio) para lograr plasmar, plásticamente, dichas expresiones. Pero, como comentamos al inicio, algunas de estas capacidades de expresión van a ir descubriéndose en el mismo proceso de elaboración.
Aun si un titiritero usa una marioneta que no le pertenece para realizar una obra, la relación no es solo instrumental. Ha debido generar un proceso de ensayo y adaptación, una relación de acoplamiento mutuo. Ahora, si el nuevo usuario cambia sustancial-
mente el personaje que dio sentido a la creación de ese títere, estamos hablando de un nuevo tipo de relación, el nuevo titiritero no creó el títere, pero le está dando nuevas características y personalidad, es decir, otro animus.
Muchos amigos titiriterxs, que a su vez son creadores de sus propios títeres, dirán que esta relación que hemos descrito es fugaz y solo dura con la novedad de la creación para luego pasar a ser un vínculo netamente artístico e instrumental. Es posible. Como todo, está en constante cambio y sujeto al flujo constante de nuestros afectos y preferencias. Es común que dirijamos nuestros apegos a círculos cada vez más pequeños, pasa con las amistades y pasará también con nuestras creaciones. Sin embargo, es importante reflexionar sobre este tópico para diferenciar y sistematizar el proceso mismo de elaboración de títeres, y así, poder identificar las relaciones artísticas comprometidas en este proceso.
Fuentes:
- Molina, Martín. (2018). Oficio de Libres, Del ancestral y contemporáneo arte de los títeres. Lima,Perú. Editorial San Marcos.
- Unidad Internacional del Títere (2015). El poder de los títeres. Editora Livija Kroflin. Traducción al español: Gernit Acuña-Herrmann. EEUU
TITIRITEO LEO
DE FERIA EN FERIA
Por Raúl Wiesner.Escribir sobre el teatro es un reto interesante, está lleno de muchísimas facetas; puede ser muy amable como la comedia ligera o el drama sencillo, pero puede ser muy cruel, terriblemente crítico de la condición humana. Al recurrir a la historia de hoy quise entonar un canto a la vida, porque el teatro aún en historias muy difíciles se empeña en ser una melodía de vida. Al iniciar este artículo, como siempre, hay que remontarse a esos momentos de los orígenes, el momento de los ritos y ceremonias en homenaje a dioses. Es el momento donde surgen algunas formas representativas de esos seres sobrenaturales, eran muñecos que en manos de los oficiantes adquirían vida para ser recibidos por los participantes de la ceremonia ritual. El oficiante lo manejaba, le daba vida con su movimiento y muy seguramente hasta le daba
alguna sonoridad y entonces ese aspecto mágico de la representación se hacía presente, ese hecho mágico donde lo irreal se apoderaba del espacio del rito y después de la escena. Pero hay también otro escenario, igualmente de carácter ritual, donde alrededor de una fogata el oficiante poseído por su vuelo mítico se permitía la transformación que lo relacionaba con lo sobrenatural, sus movimientos creaban una sombra mágica sobre las paredes. Estas en realidad, así ligeramente expuestas, son teorías sobre el origen de ese bello personaje teatral llamado títere.
Este personaje de nuestra historia de hoy lo escogí pensando en un canto a la vida, asdasdasdasdasdasporque todos alrededor o frente a un teatrino vivimos momentos mágicos y de goce disfrutando de unos personajes que nos regalaron mucha alegría al ver que cobraban vida y al terminar la
obra corríamos detrás del teatrino a descubrir cómo lograban moverse y hablar. Y muy seguramente en algún momento ese mago manejador del títere nos mostraba el truco. Pero igual ustedes y yo lo considerábamos un personaje real; aún más me atrevo a asegurar que al momento de tener uno en sus manos se transformaron para darle vida a ese personaje.
El teatro de títeres es la más clara demostración de la magia escénica, porque no hay actores, no hay actrices, hay muñecos que se hacen vivos a través de una mano, unos hilos o unas varillas. La verdad no me interesa entrar en la discusión de su origen, lo concreto es que son producto de un ritual o una ceremonia, tal cual como el teatro mismo. Ya sean originarios de China, India o Malasia, se originan y transforman desde lo ritual a lo escénico para contar historias. Lo que nos deja claro la historia es que parece ser que el término titiritero viene de la India, la palabra SUTRADHARA que significa: el que maneja los hilos.
Con motivo del tema principal de la revista, al querer hacer un canto a la vida, con nuestra historia me tropiezo. Es que resulta difícil hoy diferenciar la realidad mágica del teatro de títeres, con la metáfora grosera y sin convicción artística donde se le roba al contenido de la marioneta o el títere. Me refiero a que el comunicador convencional, el que trabaja para los medios de comunicación (que no el artista), al personaje real de nuestra sociedad que controla
desde una posición política, mueve personas a su antojo, manipula, no encuentra otro símil para llamarlo: “el que mueve los hilos” e incluso de manera despectiva le llaman titiritero y claro los que están a sus órdenes se les llama títeres. Esto siempre me ha parecido una irreverencia despectiva e ignorante que desdibuja el valor artístico del títere.
El títere plano del teatro de sombras, tal vez el primero que existió, que refleja su imagen sobre un lienzo blanco transmite vida, nunca muerte y se adorna y embellece con el paso del tiempo hasta llenarse incluso de color y en su limitada forma de dos dimensiones representa una vida que transforma fantasía, regala imaginación vívida. Cuando ese títere pasa a ser un títere en Indonesia, se engalana, se embellece, se hace más imaginativo y representa muchas formas de ver, de sentir, de pensar la vida, acepta sus contradictores, interactúa con ellos y juega a la vida. Pero es que, además, se acompaña de la música y de la danza. Su titiritero crea, no manipula, transforma, no destruye y desde sus inicios viaja, conoce, recoge y de eso que recoge da vida a sus creaciones.
El títere siempre se transforma, se convierte en un sujeto de sentimientos, y de pasiones que no está sometido a ningún tipo de límites y nunca decaen en situaciones penosas.
Presento mis disculpas, el teatro nos permite ver la vida de muchas formas, de recrearla, creamos personajes que surgen de la vida real y los
hacemos ficticios, pero sin duda alguna, usted como espectador puede llegar a identificarlos. Pero no, en la vida real no se puede comparar a un manipulador con un titiritero, y por mucho que alguien se deje manejar, no es un títere. El titiritero es un creador, no manipula, da vida y claro es una vida de fantasía, pero en eso consiste el teatro, que la vida que se crea es de ficción.
¿Qué sabemos de los títeres? Hay títeres de varilla, que permiten la articulación de sus movimientos, los de hilo o marionetas, títeres de mano, el títere plano que es el de teatro de sombras, los de dedo. En fin, hay muchas formas de títere que debido a una gran evolución exige una enorme capacidad técnica del titiritero para su manejo. En el desarrollo escénico del títere japonés se llega al Bunraku, el títere grande de casi del tamaño de una mujer o un hombre exige tres titiriteros para su manejo. Entonces si usted se atreve a seguir sintiéndose metafórico con el teatro y compara la vida real con la fantasía creativa y dice que alguien es un títere, ¿de cuál está hablando? Ya escuchamos que no todos son iguales y tampoco se les da vida de una sola forma. Un titiritero cuida su creación, la protege, la embellece, la magnífica y esa creación, su títere, es más importante que él mismo. Esta es definitivamente una historia de vida, no de muerte, no es de manipulación, es de libertad, por eso escogí este personaje, o estos personajes. Un ser despreciable no puede ser comparado con un ser mágico, que es libre y vuela al mostrarse de
la mano de su creador a su público, hasta el títere más representativo de un acto o de actos reprochables es adorado por los niños. Expreso mi rechazo al ver cómo se saca de contexto términos y conceptos teatrales para querer dar la ilusión que se está haciendo algo novedoso y no teatral en un escenario, pues es un hecho que cuando desconocemos las artes nos atrevemos a metaforizar sobre este oficio sacando completamente de contexto el valor creativo del teatro. Para mí, un títere siempre será un canto a la vida y un titiritero, un creador de fantasías y de sueños, incapaz de segar una vida. Les invito entonces a que piensen, recuerden un títere, uno de esos que les hizo reír, emocionar, gritar, y hasta llorar, les invito también a que recuerden el primer títere que se atrevieron a manejar, a darle voz, a llenarlo de sus imaginaciones. Tal vez así me entiendan porque no quiero escuchar esas comparaciones absurdas y faltas de conocimiento artístico.
“Titiritero Leo de feria en feria, siempre risueño, canta sus sueños y sus miserias”, bello homenaje de ese gran poeta Joan Manuel Serrat al oficio del titiritero.
BOLONIA
y la musica
(Università di Bologna)“Che strana dolcezza nell’alma mi scende, che dolce mi rende l’affanno del cor.
Io sento un’ebbrezza… un’aura di pace…; si placa – si tace L’interno dolor!”
RE ENZO, ALBERTO DONINIgo. Además, Bolonia ha sido testigo de mi debut como actor y dramaturgo, en dos obras que curiosamente tienen mucho de musical. La primera fue una reescritura en clave alegórica de la ópera lírica Don Giovanni de Mozart y la segunda, una cena-espectáculo-concierto dedicada a la figura del compositor boloñés Ottorino Respighi. Entonces, sí, esta ciudad es para mí la música. Y para nosotros, las y los investigadores de las artes escénicas, la música no es más que una de las tantas manifestaciones artísticas (como la danza o la performance) de las que tendremos siempre algo que decir.
Preludio
En un número anterior de esta revista, publiqué un artículo sobre la relación singular que hay entre la ciudad de Parma y el teatro. Se puede considerar el presente texto como una continuación natural de aquel, aunque el estilo sea menos académico y más ensayístico.
A lo largo de mi estancia en Italia, he notado que algunas ciudades guardan una relación estrecha con una disciplina artística en particular hasta el punto de que la analogía entre ambas resulta casi automática: Florencia y la literatura, Roma y el cine, Venecia y la pintura… y, por supuesto, Bolonia y la música. Debo agregar que, aunque no vivo propiamente en Bolonia, sino en una pequeña ciudad del entorno, paso desde hace más de un año gran parte de mi tiempo recorriendo sus calles tanto para ir a las clases en la universidad como para asistir a algún espectáculo o encontrar a algún ami-
1.
La música
Mucha gente tiene una idea equivocada de este arte. Fruto de cierto oscurantismo, piensa que la música ha sido creada solo para ser escuchada. Falso. Claro que esto difícilmente nos ocurre a nosotros, los latinoamericanos. Para despejar este equívoco, es nece-
sario primero reflexionar un poco sobre el asunto. Alguna vez, distinguido lector o lectora, se ha puesto a pensar en qué es la música. ¿No? No se preocupe, nadie nace sabiendo estas cosas. Déjenme ayudarle. La música no es más que el sonido organizado. Me gusta esta definición porque es simple y eficaz como todas las buenas definiciones. Sin embargo, nos plantea nuevos problemas. Por ejemplo, ¿qué cosa es el sonido? Aquí me detengo porque de nuevo quisiera darle un segundo para que reflexione por cuenta propia. ¿Nada? Me disculpo porque seguramente lo último que pensaba mientras leía este texto era que iba a ser interrogado. No más preguntas, lo prometo.
No creo que se sorprenderá si le digo que el sonido es simplemente aire movilizado por una fuente. Otra definición elegante, ¿no le parece? No sé si recuerda esa hermosa canción de Bob Dylan que dice: The answer, my friend, is blowin’ in the wind / The answer is blowin’ in the wind. Pues el premio Nobel no se equivocaba. Pero volvamos a nuestro razonamiento. Se puede decir que depende de la fuente organizar o no el sonido. Es decir, es responsabilidad de quién moviliza el aire hacer música. Pero también es responsabilidad de quién la recibe (o, como se dice vulgarmente, de quién la escucha), sí es capaz de percibir o no esa organización. A veces, la fuente del sonido es tan lejana o el medio a través del cual se mueve presenta tantos obstáculos que lo que terminamos escuchando es no-música, no-lenguaje, es decir, ruido. El ruido es la antítesis de la música, es el sonido sin ninguna organización ni sentido. Hasta aquí creo que estamos todos de acuerdo ¿o no? Bien, entonces podemos continuar.
Comencé está pequeña reflexión ha blando de un error muy común entre las personas: el suponer que la mú sica ha sido hecha para ser solo es cuchada, o lo que es peor, oída. Ese error equivale a decir que la comida ha sido preparada solo para ser vis ta o, a lo sumo, olida. No les parece ría eso una insensatez y una tortura. Pues así de insensato es suponer que la música ha sido creada, en los al bores de los tiempos, solo para ser oída. La música ha sido creada para provocar movimiento. Recuerde que se trata de aire movilizado por una fuente y recibido por un cuerpo sea este animado o no. Piense en el agua. ¿Cuándo las ondas de sonido golpean la superficie de un estanque no forman ondas que se expanden por toda su superficie, y cuándo ese sonido está organizado no es posible distinguir patrones geométricos, diseños que cambian y se suceden según cambia o no el ritmo, la melodía o la armonía de la música? Citando a un filósofo italiano, podríamos decir que la música es un “dios que baila” y que hace bailar. Solo la música puede librarnos de la esclavitud de los movimientos musculares cotidianos que nos permiten respirar, alimentarnos, desplazarnos, expresar emociones, descansar, reproducirnos y hablar; y nos abre toda una nueva gama de posibilidades dinámicas. La música nos conmueve, es decir, nos mueve con ella, sin perseguir mayor utilidad que el movimiento mismo. Y eso es revolucionario.
4. Uno de los pocos canales que aún corren por la ciudad.
Pero la danza no es la única operación trascendental de esa posesión que ejerce sobre los objetos la música. Tanto en los humanos como en el resto de los animales existe otra operación que no guarda ninguna relación con la función comunicativa del lenguaje, con la banal transmisión de información, una operación tan extraña y singular como el baile. Me estoy refiriendo al canto. No sé si alguna vez, querido lector o lectora, ha podido ver y escuchar las interpretaciones al piano de Glenn Gould. Cuando Gould tocaba Bach, no podía dejar de acompañar las notas con su canto. Y era un canto rítmico, entrecortado, que era acompañado con los gestos ligeramente espasmódicos de sus dedos. Porque Gould no podía solo escuchar la música que producía con ayuda de un instrumento, no podía solo ser la fuente del sonido organizado, debía ser también el receptor, un cuerpo que, transportado por el delirio de los coribantes, se negaba a renunciar al canto y al baile. Me pregunto si usted, a diferencia de Gould, es capaz de semejante renuncia. Debo confesar que yo nunca lo he sido.
La ciudad
Quisiera introducir esta segunda parte de mi texto retomando la reflexión inicial que hice sobre la relación que existe entre determinadas ciudades y el arte. Como es bien sabido, la ciudad de Bolonia ostenta el triple título de docta, grasa y roja. Sin embargo, un examen atento muestra que ninguno de aquellos títulos es de patrimonio exclusivo. Ciudad universitaria: Parma o Padua podrían también reclamar el primer adjetivo. Ciudad gastronómica: la vecina Módena o la lejana Nápoles son dignos rivales en el arte de servir como Dios manda una mesa. Ciudad revolucionaria: Génova y Florencia no se quedaron nunca detrás de Bolonia en su resistencia al fascismo y en su apoyo a las organizaciones de izquierda, aunque tal vez está última terminó pagando un precio más alto que las demás (atentado a la estación de trenes de 1980). Entonces, ¿qué cosa hace de Bolonia, Bologna? Una vez más diré que es su vocación musical.
Pero antes de proseguir, debo explicar a qué cosa me refiero cuando digo que una ciudad “es musical”. Comenzaré afirmando que una ciudad musical es una ciudad abierta. En el caso de Bolonia, su apertura es tan antigua como su fama gastronómica. El mito de Bologna la Grassa nace gracias a los estudiantes franceses y alemanes que venían atraídos por el Alma Mater Studiorum, y que eran bien recibidos y, sobre todo, servidos por una gran cantidad de tabernas y hosterías, vigiladas por la autoridad comunal para evitar cobros indebidos y asegurar la satisfacción de los extranjeros. No es casualidad que la mortadella di Bologna haya alcanzado la fama que hoy tiene, ya que pertenece a esa extensa familia de los salumi pronti que, en las sociedades sin refrigeradora, garantizaban una disponibilidad de comida segura todo el año. No tengo que demostrar que la ciudad mantiene ese espíritu cosmopolita que ya la caracterizaba durante el Medioevo. Basta perderse entre sus bares, bibliotecas y aulas universitarias para escuchar una variedad de acentos y lenguas, cada una portadora de un ritmo propio, de una musicalidad singular. Y no en vano una de las cosas más difíciles de encontrar en Bolonia es, paradójicamente, un boloñés.
Una segunda característica de una ciudad musical es que sus habitantes no solo aman la música, sino que también la cultivan. Cultivar un arte implica estudiarlo, perfeccionarlo y, después, compartirlo. Al menos esa fue la vocación del padre Martini y de su Academia Filarmónica, a la cual un adolescente Mozart solicitó humildemente el ingreso. Rossini y Donizetti también se formaron musicalmente en estas tierras. En la segunda mitad del s. XIX, debates apasionados enfrentaron a verdianos y wagnerianos, porque muchas de las obras del compositor alemán, como Lohengrin o Trannhäuser, se estrenaron en suelo italiano en el Teatro Comunale de esta ciudad. Y, a inicios del siglo siguiente, Respighi y sus amigos, congregados en el negocio del editor musical Francesco Bongiovanni, dopo colazione e prima pranzo, compartía su melomanía entre partituras amontonadas sobre un piano, y acogían a los artistas que pasaban por la ciudad como Toscanini o Carusso.
encuentre en la primera ópera lírica de Respighi: Re Enzo. Fue estrenada en 1905, en el desaparecido Teatro del Corso, escenario que también había visto los inicios de un jovencísimo Rossini. Es precisamente traduciendo algunos versos del libreto, escrito por Alberto Donini, que narra la historia de un príncipe forastero hecho prisionero por los hombres de la ciudad y del que se enamoran todas las boloñesas, como quisiera terminar esta ya larga divagación. Como aquel vástago de Federico II, como después de él, el célebre castrato Farinelli, yo también a veces he tenido la tentación de quedarme en esta ciudad a esperar a la Muerte, en esta ciudad musical donde “siento una embriaguez” / “un aura de paz” y “se aplaca, se calla” / “el interno dolor”.
8. Detalle de una maqueta de Bolonia en un cuadro religioso de la Pinacoteca Nazionale.
7.
Tal vez, el mejor símbolo del poder que la musicalidad de Bolonia ejerce sobre todo aquel que la ha visitado se
RECENSIÓN SOBRE LA TEMPESTAD
DE SHAKESPEARE
Por Francisco Tello Molina.Para este escrito, parto del análisis de la obra desde su materialidad, desde su identidad documental, como artefacto compuesto semánticamente.
Y desde el concepto de la línea discursiva, exploro cómo se va moviendo argumentalmente, con destacada y sorprendente creatividad, la red de formas de las pasiones de los personajes: el odio, la traición, la conducta social humana explícita…, que nos van guiando, sorprendiéndonos como espectadores, o lectores.
Red que le confiere atemporalidad y nos posibilita relacionarla con nuestra estructura social, como parte de su función cultural.
El espacio escénico es un complicado espacio virtual propio para la representación, que define el sentido del teatro, donde los lugares continuamente son transformados y donde el público va a escuchar más que a ver.
Ello hace fascinante imaginar cómo hicieron los antiguos teatristas para configurarlo a fin de crear y poder representar sus obras.
En este caso, ¿cómo hacía William Shakespeare, para presentar sus obras en el incómodo teatro El Globo, en el pequeño teatro privado de Blackfriars o en los espacios que le brindaban en la corte? ¿Cómo organizaba sus ideas, sus acotaciones para lograr el “sentido
de espacio”? ¿Cómo resolvió su uso, sin tantos recursos técnicos y en condiciones teatrales tan limitadas, para poder poner en escena La Tempestad? Los dramaturgos y los directores modernos, los teatristas en general, con todas las ventajas que nos ofrece la tecnología actual, tenemos pocas preocupaciones sobre el empleo del espacio para imaginar planteamientos escénicos; pero, al leer La Tempestad, entiendo por qué se afirma que Shakespeare al escribirla había alcanzado la maestría total del uso de la palabra.
Pienso, en una dimensión que no alcanzo a imaginar completamente, en las elucubraciones de Shakespeare para lograr crear los espacios de esta obra, expandiendo las limitaciones físicas de los escenarios.
Pienso, asimismo, que, tal vez la carencia que tenía de medios visuales y materiales, fueron las variables influyentes que intervinieron en su imaginación para concebir espacios mediante nuevos campos semánticos y para crear esa teatralidad tan rica en significantes y significados, que nos hacen abarcar lo que no se puede ver y cambiar sin dificultades de lugar y tiempo.
Al analizar su creación poética, es fascinante observar cómo logra influir en nuestra imaginación, como lector o espectador, para ampliar, reducir, configurar los espacios que nos plantea expandiendo la materialidad del espacio escénico, obligándonos de esa manera a una decodificación imaginativa.
Como cuando lo extiende en la narración dramática del naufragio, en medio del griterío de la tripulación: “Contramaestre: ¡Abajo el mastelero! ¡Rápido! ¡Más abajo, más abajo! La vela mayor a sotavento. (Un grito den-
tro).”
Y luego lo contrae para presentarnos la emotiva conversación entre Próspero y su hija Miranda, recordando los motivos de cómo y por qué llegaron a la isla, remontándose a su pasado.
O como cuando los personajes transitan por la isla cambiando localidades de un momento a otro. O como cuando, en la escena del banquete, el espacio es referencia de una alucinación.
El título La Tempestad, es una espléndida alegoría del tema y del conflicto. Hace referencia a una atmosfera tormentosa que altera el ambiente mediante fuertes vientos, a la agitación anímica y a las injurias de sus personajes.
Shakespeare nuevamente estructura su obra en el marco de la fábula dentro de la fábula, en el juego del teatro dentro del teatro.
El drama se desarrolla en cinco actos, cuyos hechos se suceden en las tres horas que dura la representación. Sus diálogos son de tan bella intensidad dramática y altura espiritual, que inspiró a Ludwig van Beethoven para crear la Sonata que lleva el mismo nombre.
La obra ocurre en una isla remota e inexplorada; escenario donde se agitan pasiones humanas al son de la tormenta, como metáfora de nuestro mundo. Referencia insular que tiene mucho peso en la línea discursiva de la obra, pues va despertando nuestra imaginación al ir descubriendo, en ese limitado espacio, situaciones que se suceden entre lo real y lo imaginario. En su argumentación, a diferencia de su obra Hamlet, no destaca la malevolencia, reflexiona la ambición por el poder del usurpador Antonio diferen-
ciándola del deseo de ilustración y la benevolencia de su hermano Próspero:
“…Aunque sus agravios me hirieron en lo vivo, me enfrento a mi furia y me pongo del lado de la noble razón. La grandeza está en la virtud…”
Centra su temática en el amor puro, ejemplarizando el sentimiento en las circunstancias de dos jóvenes: Miranda, hija de Prospero, quien le profesa un amor especial aspirando a probarle que es merecedor de ella, y Fernando, hijo de su fracasado fratricida hermano Antonio, implicándolo en una situación amorosa con Miranda, que se materializa en una escena idílica en que espíritus benignos escenifican su boda.
Y denota el contraste de las malas pasiones de los personajes náufragos,
Antonio y los nobles, con la retórica y la nobleza de Gonzalo, el anciano consejero.
Nos presenta el siguiente argumento: Próspero, legítimo Duque de Milán, generosa y altruistamente había decidido dedicarse a buscar la sabiduría mediante la meditación y el estudio de las artes liberales, por lo que confió los asuntos políticos de su Ducado a su hermano Antonio, hombre ambicioso malévolo, hostil, quien seducido por el ejercicio del poder lo despoja de toda autoridad en complicidad con el Rey Alonso de Nápoles, comprometiendo la independencia de Milán. Hecho que Próspero reafirma:
“A mi hermano dejé a cargo del gobierno
Y me hice un extraño en mi propio Estado, extasiado Y arrobado por las ciencias ocultas.”
Para que el pueblo no se entere, Antonio, ya como Rey de Nápoles, aparenta su envío al exilio y lo “destierra” en un navío junto con su hijita Miranda de tres años, para que mueran a merced del mar.
El homicidio no se concreta porque Gonzalo, quien era ilustre consejero napolitano, sabio y honesto, encargado de esa tarea, esconde entre sus equipajes provisiones para que se alimenten y sus valiosos libros sobre ciencia ocultas, para que lo ayuden en su propósito de instruirse y acompañen su soledad en el destierro.
Las olas y el viento llevan al navío hacia una isla encantada donde zozobra y quedan Próspero con su hijita.
Allí se refugia en sus libros en los que, más tarde, logra entender una nueva significación de sus saberes mágicos y encuentra la liberación de toda su fijación por las artes liberales.
Se guarecen habitando una gruta sin saber que allí vivía, desterrada, Sycorax, hechicera inhumana, vil y despreciable. Prospero la enfrenta y vence haciéndose cargo de su hijo Calibán que acaba de nacer, un monstruo deforme, rojizo, sensual y torpe, a quien trata de instruirlo, pero en la medida que va creciendo, solo obtiene de él insultos y en su rebeldía trata de violar a su hija Miranda, por lo que lo castiga convirtiéndolo en su esclavo.
Convoca a nuevos seres sobrenaturales. Ariel, Seres, Iris, Juno, Ninfas y Segadores.
De todos ellos, cobran protagonismo, Ariel, que se convierte en el apoyo de Próspero, representando lo espiritual, lo elevado, el equilibrio, el encargado de controlar el agua, el
fuego, la tierra y el aire, la gracia de la inteligencia y Calibán, rebelde contra Prospero a quien siempre quiere matar, que representa lo fáustico, lo opuesto, lo primitivo, lo material, la avidez, la representación de los malos instintos humanos, anagrama de caníbal, que “muerde la mano del amo”.
Próspero libera a Ariel que estaba prisionero en un pino porque se negaba a someterse a los hechizos de Sycorax, y este queda a sus órdenes. Cada vez que lo conjuraba surgía haciéndose visible solo para él, para luego disolverse en el aire, convirtiéndose así, en su medio para relacionarse con el mundo ideal y sus personajes simbólicos, como se enuncia en su primera aparición:
“ARIEL ¡Salud, gran amo! ¡Mi digno señor, salud!
Vengo a cumplir tu deseo, ya sea volar, nadar, lanzarme al fuego, sobre nube ondulante cabalgar. Con tus poderosas órdenes dirige a tu Ariel y sus fuerzas”.
A partir de allí se complican las circunstancias y se va definiendo la red de los acontecimientos.
Podemos observar cómo usa el fenómeno meteorológico tempestad, que da el título a la obra, a manera de instrumento significante de castigo sobrehumano, colocando circunstancias mágicas para el arrepentimiento y la expiación.
Revela su maestría en el uso del lenguaje al crear personajes fantásticos que interactúan con personajes humanos en una isla, espacio ideal para que sucedan situaciones idealistas, y al hacernos vivenciar los diversos espacios, especialmente donde ocurre
la tormenta, dándole así prestancia y profundidad al drama.
Proseguimos con su historia. Próspero había desembarcado en una isla desierta en la que había sido desterrada la hechicera Sycorax. Gracias a sus artes mágicas la sometió, liberó a varios espíritus que habían sido aprisionados por la maga, entre ellos a Ariel, los redujo a sus órdenes y esclavizó a Calibán, hijo de la hechicera, criatura rebelde, monstruosa, abyecta.
Es admirable su analogía entre la agitación del mar y las relaciones encrespadas de sus personajes principales. Nos muestra la tormentosa exaltación de Próspero cuando, después de doce años de estar exiliado, es advertido por sus poderes mágicos que se aproximaba un barco donde se encontraban sus hermanos Antonio y Sebastián, Alonso el Rey de Nápoles con su hijo Fernando y el Consejero Gonzalo, acompañados de varios nobles, quienes regresaban de asistir a la boda de la hija del Rey Alonso con el Rey de Túnez, todos culpables de su destierro de Milán.
Desde ese momento solo piensa en su venganza y se agudiza el conflicto.
Próspero explica a Miranda como fue que por la traición de sus hermanos para hacerse del Ducado de Milán y ponerlo a las órdenes de Alonso, Rey de Nápoles, fueron puestos en una nave y entregados a merced del mar. Ella entiende la deslealtad, la traición y porqué se encontraban en esa situación, viviendo desterrados en la caverna de la hechicera Sycorax.
Próspero convoca a Ariel, ya convertido en su asistente, le ordena que desencadene una tempestad para hacer encallar al barco y que lo oculte para que sus tripulantes crean que el naufragio se ha consumado.
Ariel hace encallar la nave y divide a los tripulantes en tres grupos: En uno quedan sus hermanos Antonio y Sebastián, el Rey Alonso y los cortesanos Gonzalo, Adrián y Francisco; en otro, los criados Trínculo, el bufón, y Esteban, el despensero borrachín; finalmente Fernando, quien queda solo, inocente de todas las asasasassasasmaquinaciones políticas.
Al ser separado Fernando y aislado de toda la tripulación, de su padre, el Rey Alonso cree que ha muerto por lo que le preocupa perder su legado. Todos creen que ha muerto y Fernando cree que quienes han muerto son los demás.
Cuando se encontraba llorando la muerte de su padre, se encuentra con Miranda y la magia de Próspero hace que se enamoren a primera vista:
“FERNANDO [viendo a MIRANDA] / Sin duda, la diosa / por quien suena esta /música. - Ten a bien / decirme si habitas esta isla / e instruirme sobre el modo como debo / proceder estando aquí. Mi primera súplica, / aunque última, es: ¡Oh, maravilla!, / ¿eres o no una muchacha?”.
El Rey Alonso con su grupo continuaban buscando a su hijo por toda la isla. Cuando se quedan dormidos por obra de Ariel y por el cansancio, los hermanos de Próspero, Antonio y Sebastián, traman el asesinato del Rey para usurpar el trono tal como lo hicieron al usurparle el Ducado de Milán.
Shakespeare da muestra, reitero, de su admirable manejo del lenguaje para construir sus dramas, mezclando la tragedia con la comedia para hacer más asequible su obra y llegar a un público mayoritario; tal como propuso dos años antes (1609) Lope de Vega en su contundente discurso sobre Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, dirigido a los miembros de la Academia de Madrid.
Incluye varias escenas cómicas: narra los divertidos encuentros entre Calibán con el despensero Esteban y el bufón Trínculo, a la manera de la comedia del arte, prometiéndoles el dominio de la isla a cambio de que maten a su amo Próspero.
Coloca, jugando nuevamente con su propuesta de teatro dentro del teatro, la hilarante escena de Ariel ofreciendo al Rey Alonso y a sus acompañantes un banquete con apetitosos manjares que desaparecen cuando estos van a comer, convirtiéndose luego en una arpía que les recuerda el crimen que habían perpetrado contra Próspero.
Pone en el Acto IV, la escena de Próspero ordenando a Ariel que convoque a los espíritus del vulgo y que organice la extravagante escena nupcial de Fernando con su hija Miranda, a fin de comprobar si este podía tener una visión superior que lo haga merecedor de su hija. Hecho que no culmina porque Calibán continuaba con sus asechanzas para matarlo, haciendo que se descontrole, que pierda la potencia de sus poderes y no pueda terminar la escena nupcial.
En todo ese tétrico drama, es graciosa y refrescante, la escena donde Gonzalo, el anciano consejero, realiza su locuaz y desatinado discurso provocando la mofa de todos, distendiendo la atmósfera inquietante al argumentar con natural franque-
za, que si fuera rey haría un reino ideal donde “no habría riqueza, ni pobreza ni servidumbre”, “no habría contratos ni herencias, ni tierras circunscritas por vallas”, “los hombres estarían siempre ociosos, y las mujeres también, aunque serían inocentes y puras”, “prohibiría la traición, la maldad, las espadas, lanzas, puñales o máquinas de guerra”, “no habría monarquía”.
Discurso que es una mordaz y divertida crítica de Shakespeare a la deshonestidad, a la corrupción, a la situación social, política y económica, de su entorno. Usa la representación de la lucha por el poder del ducado de Milán para figurar cómo la nobleza de su época se debatía por el poder.
Al mismo tiempo, su línea discursiva es conciliatoria, un llamado a la redención y al perdón. Nos presenta varios acontecimientos en los que Próspero va cambiando su resentimiento, perfilándose como un santo anciano con nuevos conocimientos, con una nueva visión del mundo, que busca la justicia, el orden y la armonía mediante la expiación y el perdón, refugiándose en la pureza del amor, incentivado por el amor que le produce su hija.
Para ello ordena a Ariel que atormente al Duque Antonio, su hermano usurpador, y al verlo abatido, se le presenta identificándose y lo emplaza para que le devuelva el Ducado de Milán. Más tarde hace lo mismo con
el Rey Alonso y le advierte que sus hermanos se estaban confabulando para matarlo con el fin de hacerse de la corona.
Luego les representa, mediante su magia, —nuevamente el teatro dentro del teatro— escenas sobre todas sus felonías y sobre el poder del destino para enmendarlas. Al verlos aterrorizados, dibuja un círculo y mediante un conjuro, les ordena que entren todos para enmendar sus corrupciones y perversiones, para que renuncien al odio, a las injusticias y para que, en adelante, compartan el amor.
Próspero, al ver que el Rey Alonso se arrepiente, se reconcilia con él y le informa que su hijo Fernando se encontraba con su hija Miranda, jugando tranquilamente ajedrez; ambos concuerdan en que su enamoramiento debía continuar y resuelven ir a celebrar el matrimonio de sus hijos a Nápoles, Italia. Decide reconciliarse con sus hermanos obrando para que comprendan su error y avaricia, Sebastián y Antonio aceptan de mala gana.
Pide a Ariel que lo ayuda a vestirse como Duque de Milán y como prueba magnánima, perdona a todos. Luego, renuncia a sus poderes desprendiéndose de su varita mágica, deja en libertad a Ariel y organiza a todos para abandonar la isla que queda en el poder de Calibán.
Shakespeare evidencia de manera y de forma más concreta, su pensamiento y sus críticas a su entorno al dirigirse directamente a los espectadores. Hace que Próspero al final de la obra, solicite al público su consentimiento, haciéndolo participar mediante un aplauso, para que lo libere de toda fijación que pueda dominar su pensamiento, de su tormenta interior y de su deseo de venganza a fin de poder reivindicarse:
“PRÓSPERO / Ahora magia no me queda / y sólo tengo mis fuerzas, / que son pocas. Si os complace, / retenedme aquí, o dejadme / ir a Nápoles. Con todo, / si ya el ducado recobro / tras perdonar al traidor, / no quede hechizado yo / en la isla, y de este encanto / libradme con vuestro aplauso. / Vuestro aliento hinche mis velas / o fracasará mi idea, / que fue agradar. Sin dominio / sobre espíritus o hechizos, / me vencerá el desaliento / si no me alivia algún rezo / tan sentido que emocione / al cielo y excuse errores. / Igual que por pecar rogáis clemencia, / libéreme también vuestra indulgencia”.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
En definitiva, en esta obra, Shakespeare expone sus ideas sobre el contexto en que estaba viviendo y manifiesta que no debemos atarnos a lo establecido por los grupos de poder, que debemos cambiarlo aspirando al bien común. Con metáforas, donde la tempestad es la idea fuerza, nos expone una
suerte de purificación del desorden, de las malas pasiones que se encontraban en conflicto por el dominio. Nos describe la naturaleza humana con hombres agitados. Sitúa la ambientación en una isla encantada propicia para que ocurran insospechadas situaciones. Y simboliza el amor puro de los jóvenes Miranda y Fernando como medio correctivo, brindando cierta apacibilidad a los hechos tormentosos.
Termina así la obra y podemos concluir en que Shakespeare la deja con final abierto, porque, aun cuando nos muestra que todos aceptaron las decisiones de Próspero y pese a que la atmósfera latente en toda la obra está detallada con sus acotaciones, no pone ninguna referencia sobre si los personajes cambian realmente de conducta. Quedan flotando dudas. ¿El Rey Alonso abandonó su idea de absorber al Ducado de Milán?, ¿sus usurpadores hermanos, Antonio y Sebastián, ya vencidos, se arrepienten realmente?, ¿el despensero Esteban y el bufón Trínculo cambian su conducta nefasta? ¿Se arrepiente el rebelde y anarquista Calibán? Shakespeare deja que sean los espectadores quienes den las respuestas y terminen la obra en cada una de sus mentes, de acuerdo a su forma de pensar.
RESEÑAS
RESEÑA DE LA OBRA “PANCHITO Y LAS HISTORIAS DE LA MAMACOCHA”
Por Mario Zanatta.
anchito y las historias de la Mamacocha” es una obra de teatro de títeres producida por Casa Darte que fue beneficiaria de los Estímulos Económicos para la Cultura del 2022. Esta propuesta escénica sigue el concepto y estructura de la obra que la antecedió: “Panchito, el choclo que quería volar”, en la que vemos a nuestro personaje principal Panchito, un choclo morado del Valle Sagrado, enfrentando diversas aventuras y conociendo distintos personajes en su travesía por conocer el mar volando sobre las espaldas de un cóndor.
“P
Siguiendo esta premisa, es que en esta obra vemos nuevamente a Panchito llegando hasta el mar, esta vez para emprender nuevas aventuras mar adentro, en los espacios que forman parte de la Mamacocha.
La obra, en ese sentido, se vuelve un pretexto para hablar de las problemáticas de la naturaleza, la contaminación ambiental y la preservación del agua (y su biodiversidad), aspectos intrínsecamente relacionados con la Mamacocha y lo que representa dentro de la cosmovisión andina. Estas se exponen desde la estructura dramática, en la que veremos a Panchito llegando hasta al mar, para luego aprender a nadar (y a bucear), conocer a diversos y variopintos personajes y, sobre todo, reflexionar acerca de aspectos de vital importancia en nuestra actualidad como la pesca responsable (en
contraposición a la pesca de arrastre) y la contaminación petrolera (metaforizado a partir de una mancha negra que todo lo daña) y de desechos humanos en general.
Desde esta premisa es que la propuesta escénica está planteada visualmente a partir de una caja negra como elemento escenográfico central que sirve de sala de máquinas para los titiriteros y que, durante el transcurrir de la obra, se irá dinamizando para a partir de la iluminación, los cambios de telas y de colores recrear los distintos espacios que se recorrerán durante el transcurso de la obra. A esto hay que sumar la llamativa presencia de los diversos títeres, tanto en su construcción material como en su
trabajo de manipulación e interpretación vocal, destacando entre ellas la del pescador (único personaje humano de la obra y más llamativas a nivel de composición visual) y la amplia gama de animales, los cuales se diferencian no solo desde lo que representan en sí, sino desde el trabajo vocal de Charlotte, Eduardo y Mauricio, y sobre todo desde la composición de sus variadas personalidades.
Otro punto importante y que es central en la concepción de la obra es el trabajo de composición musical. A lo largo de la puesta en escena las partes dialogadas se van intercalando con canciones compuestas de manera especial para la obra, aportando a la misma no solo ritmo, lúdica y dinamismo, sino acción dramática (al ser canciones que aportan a lo que va sucediendo) y cercanía con el espectador. Estas canciones, además de contener mensajes claros en los que se van estableciendo las enseñanzas principales de la obra, se caracterizan por atravesar un variado rango de géneros musicales.
La obra, en líneas generales, es una propuesta teatral de títeres sumamente interesante, que no teme mostrar su espíritu cusqueño y andino en la selección de sus personajes, en el manejo del lenguaje y en la manera de sumergirse en los elementos que la componen culturalmente. Se trata, además, de una propuesta que acierta al haber encontrado la manera de llegar a su público objetivo, el infantil, desde la cromática de la puesta en general, la dinámica de los títeres y la sonoridad, las cuales hacen, en suma, un trabajo conjunto para hacer del tea-
tro un espacio de enseñanza y de reflexión acerca de temáticas que nos aquejan en nuestra actualidad como sociedad. Nos auguramos que el Grupo Darte siga ampliando este universo de Panchito, un choclo que desde el Cusco es capaz de interpelarnos sobre problemáticas que no tienen fronteras y que son sumamente urgentes de tratar.
Dramaturgia y dirección: Mauricio Rueda
Actuaciones: Charlotte Giusti, Eduardo Flores y Mauricio Rueda. Escenografía: Grupo Darte Composición de letras y música: Mauricio Rueda Producción musical: Ernesto Salinas
RESEÑA DE LA OBRA “LA PELÍCULA QUE NUNCA HICIMOS”
Por Judith Tarrillo.
Amador, Lady, Jeremy, Gato y Ariana son los protagonistas de la obra teatral La película que nunca hicimos del director Leo Cubas. En La Perla, El Callao, se vive la historia de cinco amigos, que en su amistad encuentran una forma de refugio ante la gama de conflictos que cada uno atraviesa. La obra es un retrato de la adolescencia chalaca, pero también de una adultez que no ha superado las heridas de una vieja etapa. Cuando Lady y Amador se encuentran en un bar luego de no haberse visto durante años, los recuerdos de cada uno, enfrentados entre sí, van reconstruyendo el final de la amistad que alguna vez unió a los cinco. La narrativa combina elementos del teatro y el cine, pues parte de la obra utiliza las grabaciones en vivo de una videocámara y las descripciones de un típico guion ci-
nematográfico. Esto sumado a los flashbacks y a la proeza de los personajes de saltar del pasado al presente en actuación y vestimenta en un lapso de segundos da pase a una historia llena de emociones y matices que desde el principio hasta el final nos traslada a la vida de cada personaje y los problemas que deben sobrellevar como puedan, ya sea mintiendo o robando.
Ivi Cordero (Lady), Luis Miguel Yovera (Amador), Brian Cano (Jeremy), Augusto Gutiérrez (Gato) y Paulina Bazán (Ariana), inmersos en sus papeles, presentan al público una interpretación realista de lo que es la adolescencia, la marginalidad y la amistad en un contexto donde tener una vida pacífica o “normal” no puede ser una opción, sino más bien una meta.
Esta obra fue presentada por la Asociación Cultural Manada en el teatro Ricardo Roca Rey de la Asociación de Artistas Aficionados (AAA) el pasado mes de octubre.
Ficha técnica:
Guion y dirección: Leo Cubas Producción: Asociación Cultural Manada
Elenco: Ivi Cordero, Luis Miguel Yovera, Brian Cano, Augusto Gutiérrez y Paulina Bazán
RESEÑA DE LA OBRA “SIMPLEMENTE YO”
Por Judith Tarrillo.
La historia de una pareja en una cena de bienvenida se convierte, sin previo aviso, en una confrontación llena de impotencia y confusión. ¿Qué tanto puede pasar en una ausencia de solo dos meses?
Simplemente yo, una puesta en escena hecha únicamente por dos actores, donde la verdad de un asunto turbio va descubriéndose poco a poco, a través de un juego de tiempos bastante peculiar. La típica narración lineal es reemplazada por saltos que nos llevan del principio, una cena para celebrar el regreso de ella luego de un viaje laboral, al clímax de una discusión potente e incómoda, para luego volver sobre nuestros pasos hasta un impactante final lleno de secretos.
La actuación es admirable, ya que implica retomar no solo una acción que se dejó atrás hace mucho, sino también una emoción muy diferente a la de segundos antes. Pasar de un feliz
brindis a empujones cargados de rabia y de silencios incómodos a conversaciones amenas puede ser la experiencia más compleja que esta obra ofrece. Luego están los gritos que descolocan, la historia que avanza sin tregua y el público, en medio, siendo testigos de cómo va armándose el rompecabezas. Esta obra fue presentada por el colectivo escénico, El Patio, en el mes de agosto. El escritor y director de la obra, Edwin Chino Lam, compartió su ópera prima en el teatro Barranco, junto a sus protagonistas Alexandra Garcés y Manuel Guerrero. Simplemente yo es una obra que explota la intensidad de la vida cotidiana y convierte lo que pudiese ser una acerba anécdota en una historia tan humana como memorable.
Ficha técnica:
Guion y dirección: Edwin Chino Lam. Producción: El Patio Colectivo . Elenco: Alexandra Garcés y Manuel Guerrero.
EN LA GUERRA SE MUERE DOS VECES: ANÁLISIS DE LA OBRA: “EL HOMBRE SIN MEMORIA”
Por Luis Felipe Rodríguez.
¿Qué tanto de su humanidad pierden víctimas y victimarios en una guerra?
¿Qué tanto de humanidad se pierde cuando la justicia no oye y se abre paso el deseo de venganza? Estas son algunas interrogantes que plantea “El Hombre sin Memoria”, obra teatral escrita por Jorge Bazalar y dirigida por Renato Piaggio.
La acción transcurre en un pueblo rural, donde un hombre (Henry Sotomayor) es golpeado y abandonado en medio de la carretera. Sin poder recordar nada de su pasado, se encuentra con una joven (Astrid Villavicencio) quien, tras la previsible desconfianza inicial, acepta que pase la noche en su casa.
En este primer encuentro, ya aparece un elemento central en la obra: la forma en la que el pueblo se relaciona con los militares destacados en la zona. Ellos son percibidos no solo como agentes extraños, sino también como personajes a los que hay que temer y despreciar debido a todas las tropelías que cometen en sus incursiones.
Esto es lo que impulsa a que la joven acepte darle refugio al hombre: guarecerlo de un enemigo común que causa más temor que un delincuente. “Tengo miedo de que me puedan hacer algo, me miran raro”, dice él. “Yo tampoco confío en los pacos”, responde ella.
Ya con el hombre durmiendo en la
casa, llega la madre (Haydeé Cáceres) que le recrimina a la joven por haberle dado posada a un extraño estando sola. En el transcurso de la conversación, se revela un eje clave: la madre pasa sus días en busca del cuerpo de su hijo mayor que fue secuestrado por los militares en la cancha del pueblo y, desde entonces, no se sabe de él. Lleva años tratando de ubicarlo, pero el sistema de justicia la ignora.
“No hay justicia, todavía no puedo enterrar a mi niño”, dice ella. “Llevas tiempo buscándolo, te mandan de un lado para el otro y nunca encuentras nada”, le responde su hija.
Para la madre, la importancia de encontrar el cadáver es incluso superior a su deseo de que los responsables de su muerte sean sancionados.
Lo que más quiere es darle sepultura, darle descanso a su alma y, quizá así, sentir menos el peso de la culpa de no haberlo podido proteger.
A la mañana siguiente, el hombre se retira raudamente sin aceptar el desayuno que le ofrece la joven, quien parece ya identificarlo como su igual, como alguien que también es víctima de los hechos amargos que vive el pueblo.
En su camino, el hombre se encuentra
con la madre que, nuevamente, había salido a buscar el cuerpo de su hijo. Al ver al hombre sin zapatos y con hambre, la madre decide llevarlo a su casa para que se reponga y darle algo para que se abrigue. Un gesto de hospitalidad bastante típico en los pueblos andinos que revela el sentido de solidaridad de su gente, su gran calidad humana al compartir con el desvalido, pese a sus propias necesidades.
La llegada del hombre representa una variación en el clima tenso y trágico de la casa, es como un retorno a las viejas costumbres de alegrarse ante la llegada de un forastero y ofrecerle lo mejor. La joven prepara un cuy como almuerzo especial, pone música y baila con su madre en una de las escenas más emotivas de la obra: su baile, aunque es alegre, revela una tristeza profunda al recordar tiempos mejores con la familia completa. Ambas quedan abrazadas al final de la pieza.
Algo de la música le trae reminiscencias al hombre que decide irse de la casa. Antes de su partida, la madre le da un obsequio que refleja, una vez más, su gran corazón: le entrega las “zapatillas de la suerte” que usaba su hijo desaparecido. “Quizás ahora le traigan suerte a usted”, le dice al hombre, quien se despide y promete volver cuando recuerde más detalles de su pasado.
Mientras pasa por la cancha del pueblo, el hombre empieza a recordar: un camión donde él estaba, las detenciones, los gritos. De pronto, la presencia fantasmal de un joven cadete inválido lo llama “mi general” y le pregunta si ya pudo encontrar la pierna que perdió tras una explosión. “¿Ya recordó, general?”, le pregunta la aparición. “Sí, recordé, pero… ya no quiero”, responde el hombre. Y entonces, llega la revelación: él era el general de una patrulla que detuvo a varias personas en la cancha del pueblo. En un momento, uno de los detenidos hizo estallar una granada que el cadete pudo atajar a tiempo para salvarle la vida. Con la explosión, el cadete perdió la pierna. Como represalia, él ordenó que asesinaran a todos los detenidos y los enterraran ahí mismo. Uno de ellos era el hijo que la madre estaba buscando.
Con la memoria de vuelta, retorna a la casa de la madre y le cuenta lo que pasó. La madre lo maldice, lo quiere matar. El hombre, arrepentido, solo la deja hacer y le pide perdón. Se ofrece a llevarla al lugar donde podrían estar enterrados los restos de su hijo. “De rodillas, carajo, no te pares. Llévame. Quiero que te arrastres, que te sangren las rodillas y si no puedes seguir, yo misma te voy a arrastrar”, dice la madre, transformada totalmente en alguien que solo quiere dañar al responsable de la muerte de su vástago.
Llegan al lugar. La madre y su hija encuentran los restos del familiar desaparecido. Se abrazan, por fin hay paz entre ellas; pero para el hombre solo hay desprecio. “Ahora que recuerdas, quédate con tus remordimientos y culpa. Vive con eso”, le dice la hija. El hombre, nuevamente descalzo, se marcha en silencio.
Este final dibuja los matices presentes en aquello que ciertos sectores políticos de nuestro país llaman “reconciliación”, concepto que se asume sin enfocarse en los procesos ni en las historias que hay detrás de cada conflicto. Lo que queda después de la tragedia siempre será una grieta que va creciendo conforme la justicia siga siendo esquiva para las víctimas. Mientras que la madre y su hija deben (sobre)vivir rodeadas de los que secuestraron a uno de los suyos y el sistema judicial invisibiliza su caso; el hombre, al ya no poder vivir con tanta culpa, es relegado por el sistema militar y condenado a una muerte que asegure la impunidad de los altos mandos.
Hay dos víctimas aquí: la humanidad de los implicados, víctimas y victimarios; y aquello que podríamos llamar “nación”, entendida como una comunidad donde se comparten vínculos y una identidad común.
¿Qué vínculos podrían tener dos partes de un mismo conflicto que se miran con desconfianza y rencores válidos, según sus propias vivencias? ¿Qué identidad podría ser posible cuando actores políticos instrumentalizan a víctimas y victimarios desde un enfoque binario de “patriotas” contra “terroristas”? ¿Qué nación podría ser posible con tantas heridas abiertas que simplemente se prefiere ignorar?
La obra es una mirada bastante clara de esta cuestión. La madre y la hija
son acogedoras y solidarias con el necesitado sin importarles su identidad. Esto es parte de su sistema de valores. Pero, cuando saben de quién realmente se trata, ninguna misericordia es posible.
Por su parte, el hombre es percibido como alguien inspirador por sus subalternos, como una figura de respeto que, sin embargo, no duda en ordenar que se asesine personas y se quemen sus restos. Cuando reflexiona sobre la monstruosidad de sus actos, se convierte en un “enemigo” de su institución y en objeto de desprecio generalizado.
“El Hombre sin Memoria” nos permite reflexionar sobre estas cuestiones que, pese a los años transcurridos, siguen siendo actuales. Por más que desde intereses políticos se intente borrar la memoria sobre los años del terror, la ausencia de justicia mantendrá las heridas abiertas y ninguna reconciliación real podrá ser posible.
ENTRE VISTAS
ENTREVISTA A A LA ASOCIACIÓN CULTURAL TÁRBOL: TEATRO
DE TÍTERES.
En una amena y, sobre todo, instructiva y estimulante entrevista, pudimos conversar con María Laura Vélez y Martín Molina, de la “Asociación Cultural Tárbol: Teatro de títeres” sobre su trayectoria de más de 20 años y lo que ha significado ser titiritero en el Perú.
REVISTA ¡MIERDA!: ¿Cómo ha sido este viaje, esta trayectoria y conformación de ustedes hasta llegar a lo que actualmente es Tárbol, teatro de títeres?
MARTÍN MOLINA: Yo fui sanmarquino, estaba estudiando Psicología casi por azar y estando allí, por cues-
tiones de un curso tuve que trabajar con títeres, prácticamente a la fuerza. Yo no había tenido antes ningún vínculo artístico y pensaba que los títeres eran algo más para niños, hasta podría decir que me avergonzaba trabajar con títeres incluso como parte del curso. Pero cuando tomé el primer títere y entró a escena, sin duda, me reconectó con lo lúdico, disfruté mucho jugando y reencontrándome con el juego, algo de lo cual me había alejado. Esa fue mi primera conexión. Luego, me di cuenta que se podía trabajar de eso y con un grupo de compañeros íbamos a los colegios y cobrábamos por el espectáculo. Nos iba bien. Luego surgió la necesidad de conocer más, tenía la
“…hay quienes piensan que no hay dramaturgia de títeres, eso es falso. Cada titiritero es su propio dramaturgo…
“ ”Función de “Juancha y Mariacha” en Puagmaray (Pasco) durante el XXXVII FESTTA Festival de Teatro Escolar Túpac Amaru 2013. Fotografía: Nicolás León Cadenillas.
certeza de que había mucho más por explorar, no podía ser tan sencillo. Conocí por televisión al maestro Felipe Rivas Mendo, quien anunciaba un taller. Inmediatamente me contacté con mi compañero de grupo (Grupo La Pera) y nos inscribimos. Ese taller fue decisivo ya que Felipe habló mucho sobre los títeres y para mí, fue como si me abrieran las puertas del universo. Entendí que era mucho más amplio de lo que yo creía, más complejo y con una historia vastísima. Me emocioné y comencé mi formación tomando algunos talleres introductorios con Felipe, con Kusi-Kusi, otro con Mauricio Terrazas, entre otros. Ese fue el camino, la primera semilla que, creo, siguen muchos titiriteros en Latinoamérica. Luego, todo se va haciendo en la misma creación, en la experimentación. El titiritero se hace haciendo, equivocándose, acertando, y viendo mucho títere. Los maestros antiguos han dejado saberes regados por todos lados y nuestra tarea es encontrarlos. Antes anhelaba una escuela donde formarme rigurosamente sobre títeres, pero ahora, viendo hacia atrás, me gusta este proceso, me parece más libre, más espontáneo. te permite encontrar una manera de hacer muy particular, muy tuya.
MARIA LAURA VÉLEZ: Yo me hago llamar actriz titiritera porque con Tárbol soy purista pero tengo un proyecto paralelo que se llama “Compañía Proyecto Mariposa” donde desde el 2010, hago unipersonales de danza, palabra, teatro y objeto, en este trabajo paralelo, los títeres entraron a completar este camino que quiero compartir. Yo me formé como actriz y bailarina,
empezando por Ballet, luego entré al contemporáneo con Mirella Carbone y el grupo Íntegro. Ellos son mis maestros espirituales y de arte. Tuve contacto con muchos lenguajes a lo largo de mi formación, desde la música, el paisaje sonoro, la poesía, el cuerpo, la palabra y mi propia formación como actriz de teatro. Pero sentía que me faltaba algo. Hice el camino que hacen muchos actores, desde la escuela de Arte Dramático, talleres con Alberto Ísola y Roberto Ángeles. Pero seguía habiendo una carencia, al menos yo lo sentía así. El títere llega en el año 99 con Martín, mi maestro de títere, con Percy y otro colega de Tárbol. El títere llega a completar mi universo y aporta este mundo simbólico y onírico, esta poética única que me hace integrar
todos los lenguajes y códigos que ya manejaba, por ello, me denomino una Actriz Titiritera interdisciplinaria.
plasticidad y escenografía.
REVISTA ¡MIERDA!: Super interesante lo que nos comentan, esta idea de que el titiritero se configura en el mismo quehacer artístico, se autoforma de esta manera. Y, con lo que has mencionado, María Laura sobre la importancia del diálogo entre los títeres y otras disciplinas en este proyecto de exploración interdisciplinaria. Ahora, cuéntenos cómo es el proceso creativo para Tárbol teniendo en cuenta la conjunción entre drama, narración,
MARIA LAURA VELEZ: Tenemos diversas áreas de trabajo, por ejemplo, una poética orientada al mundo familiar, otra relacionada al espectáculo de adultos a través del universo simbólico del títere y el mundo audiovisual que ya lo teníamos implementando Martín y yo antes de pandemia pero que se potenció durante este periodo. Y por último, el Proyecto Mariposa que trata de la interdisciplinariedad a través de los títeres dentro de este proyecto, dirigí para Tárbol la obra del Principito. Esas son nuestras 4 áreas actualmente.
MARTÍN MOLINA: Desde mi perspectiva purista, por así decirlo, yo asumo la autonomía de los títeres dentro de las artes escénicas, yo lo concibo como un arte escénico independiente que cuenta con un lenguaje propio, re-
“
”
Un titiritero no puede ser de medio tiempo, supone una entrega total y una aspiración a vivir de este oficio.“Cholito en los Andes Mágicos versión virtual (2020), fotografía: Juan Carlos Toro Velarde.
cursos y códigos propios, con modos de hacer específicos. Me gusta defender esta especificidad ya que algunas veces las personas de teatro nos ven y evalúan desde sus parámetros entonces no nos entienden (risas). A partir de ahí, concibo una amplitud enorme en los títeres, para mí los títeres pueden hacerlo todo. Si hay algo que no se puede hacer es por limitación del titiritero. No se puede acusar a los títeres de incapacidad respecto a algo. Desde esta perspectiva, no siento que me falte algo de cara al proceso creativo, colocando al títere como centro de esta actividad. Obviamente, se complementa y dialoga con otras disciplinas al momento del espectáculo, pero el centro para mí, son los títeres, ellos son los dioses. Antes trabajaba a partir de un texto, de la dramaturgia, pero esto resultó problemático porque no encontraba muchos y los que hallaba no me satisfacían. Casi siempre ponía al texto de cabeza, lo destruía para construir otra cosa. Solo en dos oportunidades me he ceñido a un texto. Pero el resto, era partir creando, generando y transformando la dramaturgia. Esto fue así al principio, luego en los títeres para adultos llevamos este proceso de manera más experimental. Por ejemplo, “Seres de Luz” un grupo de Títeres de Brasil, parte de la exploración de la materia, sin saber hacia dónde irán. La materia los llevaba a un cuerpo: el títere, luego este los llevaba a su historia. Me gustó muchísimo esa forma de trabajar, impredecible, sumida al misterio.
A veces ni yo mismo sé dónde va a ir a parar, es un entregarse a los títeres.
Ahora, en los últimos años, ha llegado una línea de adaptación dramatúrgica a partir de piezas literarias. Desde el concurso que pude ganar con “Churi, hijo del río”, nos hemos mantenido en esa línea. Esto supone tomar como materia prima la obra literaria y traerla al mundo de los títeres. Mi proceso creativo es bastante intuitivo, cuando leo un texto, se traduce en imágenes y estas a su vez llegan con resolución técnica. Es ahí cuando dejo que el títere se manifieste, que me muestre el camino. De preferencia no me gusta escribir en papel, voy a escena y escribo en el espacio. En cuanto a lo plástico, no hago bocetos, tengo una idea previa de la técnica y materiales que utilizaré, pero no tengo claro a dónde me llevará eso. Por eso me cuesta empezar, pero cuando lo hago me entrego por completo, es como un trance hasta que tengo al títere en frente y me pregunto “¿de dónde salió”, es como un encuentro. Me gusta mucho que el proceso sea así. Algo que me gusta mucho es trabajar estéticas a partir de lo prehispánico, ya que tenemos una plástica maravillosamente rica; tomar
otras fuentes de inspiración resulta un poco absurdo teniendo insumos de sobra en nuestra propia cultura. Es casi una responsabilidad para mí retomar esos saberes. En cuanto a la escenografía, trabajo de una manera muy básica, para mí los títeres deben comunicar desde la imagen. A veces la escenografía termina siendo competencia visual y en los títeres es muy importante la sutileza, el detalle pequeño. Por eso me gusta construir la escenografía en complicidad con el espectador, desde su imaginación.
REVISTA ¡MIERDA!: Qué importante esta afirmación que han hecho sobre el concepto previo que se tiene en la elaboración del títere y cómo este puede cambiar en el mismo proceso plástico. Es casi una retroalimentación entre creador y obra que no sé si pueda ser emulada en otras artes.
MARTÍN MOLINA: Yo creo que los títeres nos buscan a nosotros, no al revés. A veces son tan inverosímiles las historias de cómo uno se hace titiritero que parece que las mismas historias y personajes te buscaran. Es entregarse a lo incierto, por eso yo no me
siento creador ni padre de mis títeres, para mí son entidades que existen en un gran vientre cósmico y yo soy las manos que ayudan a que vengan a esta dimensión material y a tomar cuerpo aquí.
MARIA LAURA VÉLEZ: Desde la interdisciplinariedad, podríamos decir que no partimos desde la carencia, es decir, no es que el títere no sea completo para narrar en sí mismo lo que necesita, sino porque, naturalmente, mi universo interior necesita que las artes que he cultivado y de las que he aprendido en mi vida se expresen en conjunción. Como si creáramos una constelación de formas en las que interviene el cuerpo, la palabra, el sonido, la imagen y, por supuesto, el títere; cada arte completo en sí mismo. No medias naranjas que necesitan de un complemento. Esto es muy importante para reafirmar lo que mencionó Martín sobre la autonomía de los títeres. A día de hoy, hay personas que piensan que el títere necesita ser completado con otras cosas, otros códigos
para poder expresar. Concuerdo también con la afirmación de ustedes sobre esta idea de la materia que cobra vida, que tiene animus, que es alma. El arte del títere es el arte de la materia que cobra vida. Sea incluso una luz que dotamos de ánima y se convierte en una historia. Imaginemos una obra con solo bolas de luz a los que damos percepción de vida, podemos ocasionar en el espectador la idea de un sujeto que narra. Desde ese lugar, puede ser que el títere sea la materia hecha con tus manos como puede ser una sombra, un objeto o una forma que cobra vida en un espacio escénico. Esta visión amplia del títere nos confiere, precisamente lo que han mencionado, una plástica narrando en sí misma que te habla de ti, de él, del mundo. Entonces ya dejas de ser tú el protagonista como creador para ser parte de un lugar donde habita el alma en la materia. Otro aspecto importante es
la técnica del movimiento; qué diferencia un muñeco en tu cuarto de un títere, es precisamente el movimiento que le confiere vida. Esto en base a una técnica trabajada con finura para que genere esa percepción. Sin eso, el títere va a ser siempre el monigote que se mueve torpemente. En ese sentido, Martín y yo somos muy estrictos. Así como te entrenas para tocar un violín y el primer día lo tocas horrible (risas) luego, después de un mes algo va cambiando, de la misma forma debemos entregarnos a aprender este arte. Estudiar sus técnicas y sus principios de movimiento para que luego de un tiempo algo vaya cambiando, mejorando.
REVISTA ¡MIERDA!: Qué increíble, estos aspectos que han mencionado y estas posibilidades tan vastas del títere. Por eso, queríamos saber su opinión respecto a la necesidad de sistematizar
el conocimiento en el Perú alrededor del teatro de títeres.
MARTÍN MOLINA: Es algo que acortaría el camino, sin duda. A pesar de que nuestro arte es principalmente oral, sí existe un constructo teórico, una conceptualización y una sistematización, pero no es extensa. Por ejemplo, hay quienes piensan que no hay dramaturgia de títeres, eso es falso. Cada titiritero es su propio dramaturgo o sino toma de otros. Así se ha ido transmitiendo nuestros saberes. Ya desde el siglo XX se da importancia a organizar este conocimiento. Nosotros tenemos una biblioteca bastante interesante sobre títeres que la hemos ido nutriendo a lo largo de décadas, pero no queda ahí, también hay una necesidad de que nosotros dejemos testimonio con nuestro arte. Cuando empecé mi formación quería biblio-
grafía y no encontraba, fui a la Biblioteca Nacional y había unos cuantos. Desde ahí empecé a atesorar cualquier texto, cualquier recorte de revista que me nutriera para mi formación. Cuando ya tuve algo consistente surgió la necesidad de compartirlo, por eso en el 2004 empecé una aventura editorial con el fanzine “Mil Vidas” y me surgió otra inquietud, ¿por qué no comparto lo que yo pienso sobre este arte? y no solo eso, sino incentivar a los compañeros a que produzcan material relacionado.
REVISTA ¡MIERDA!: ¿Cómo ven ustedes el lugar actual que tiene el teatro de títeres en nuestra región y cómo es el diálogo con el arte dramático, clown o cuentacuentos?
MARTÍN MOLINA: Desde la mitad del siglo pasado, se formaron movimientos en Latinoamérica y surgieron maestros que ayudaron a consolidar una identidad propia de la región, que nos permite identificar a nuestros títeres respecto a los europeos o los asiáticos. Incluso en la técnica, teoría e investigación hay muchísimos avances de este lado del mundo. Ya hay escuelas de titiriteros en algunos países que han ido avanzando a la par de la gestión y el apoyo cultural del gobierno. Nosotros aún estamos muy atrás respecto a eso. Casi cualquier país de la región nos lleva ventaja respecto a políticas culturales. Por eso, generar el ambiente propicio para el intercambio es vital para el desarrollo de cualquier arte. Los titiriteros somos trashumantes, nuestro arte nos lleva a recorrer caminos lo cual genera un intercambio bastante fluido. Hay mucha
Con el público después de una función de Juancha y Mariacha en la Casa de la Literatura Peruana, 2017, fotografía: Guillermo Orrego Pacheco.
diversidad de técnicas, de contenidos y de estéticas y que se están vinculando con los saberes ancestrales. Hay mucha actividad, muy potente y de gran calidad y que está creciendo, incluso ha sobrevivido a la pandemia y a las crisis políticas que nos azotan. Por ello, cada vez más disciplinas ven a los títeres, porque los títeres están siempre a la vanguardia de las artes escénicas, pero no siempre lo ven de manera respetuosa. A veces lo ven simplemente como un recurso efectivo y lo toman “a la mala”. Por eso vemos a veces muchas calamidades que hace la gente de teatro con los títeres. Eso sucede porque los títeres tienen una trampa que consiste en no delatarte tu error a la primera. En la música, por ejemplo, si desafinas ya sabes que lo hiciste mal. En los malabares, se te cae la clava, y sabes que fallaste. Pero el títere encandila de por sí, la gente se fascina con la sola pre-
sencia del títere, y te da la ilusión de que ya lo lograste, pero puede suceder que el desempeño sea muy pobre. Por esa razón, si utilizamos otro lenguaje en escena debe tomarse con respeto, con asesoría e instrucción previa. Considero que nos vemos poco, es decir, la gente de teatro ve pocos títeres, quizá, hasta nos subestima porque no nos conoce en su dimensión real. Pasa todo el tiempo, que personas de teatro se asombran de lo que se puede hacer en escena con el títere. Siento que falta propiciar esos espacios de encuentro, de integración. Por otro lado, los titiriteros estamos buscando siempre nuevos lenguajes para adherirlos a nuestro saber, y también supone una formación y entrenamiento si queremos actuar o ser personaje de nuestra obra, sino podemos hacer un papelón tremendo (risas).
MARIA LAURA VÉLEZ: Creo que,
independientemente de la ruta que tome el artista, debe estar dispuesto a entregar su vida a su profesión. Para que un artista tenga la altura técnica y además una sensibilidad capaz de transmitir cosas, debe ser una especie de chamán. Es como yo lo veo y lo asumo. Debemos traer contenido desde las luces y las sombras, al igual que un chamán viaja al astral para traer un mensaje, lo que el universo quiere contar. No eres tú el todo, sino una parte. Por eso, para que el artista logre en el público una transformación y purificación a través de la obra, tomando la frase de Aristóteles, debe existir una formación en los lenguajes que estás utilizando, de una manera pura y buena, de un alto nivel, con una inversión de tiempo considerable. Es mi consejo a los artistas que quieren empezar a aprender títeres desde otras disciplinas. El espectador no debe salir de la función disertando
sobre si le gustó o no, debe preguntarse, qué me pasó a mí, en qué cambié yo, como individuo, a través de la obra. Esa es la verdadera alquimia que podemos lograr. Yo no puedo hacer algo simplón, tengo que lograr algo a la altura en este arte de más de 20 mil años. El títere de Brno fue encontrado en el corazón de un chamán enterrado. Esto quiere decir que, si antiguamente las artes estaban integradas al espíritu humano, a sus dioses y sus ritos, entonces, ¿qué pasó con nuestro arte contemporáneo? Por qué no puede ser el rito que aspire a ser la gran trascendencia en tu propia vida y en la de otros. Por qué nos queda a veces esta sensación de ser tan efímero, tan de revista, como sin poca preparación. Yo vengo del teatro y veo cómo, a veces, se utiliza el títere sin la dedicación correspondiente. Lo difícil es lo fácil que parece, esa es la trampa del títere.
Lo difícil es lo fácil que parece, esa es la trampa del títere
”
REVISTA ¡MIERDA!: Qué potente y esclarecedora la frase que has dicho, María Laura, “Lo difícil es lo fácil que parece” y la tomamos precisamente para hacerles la última pregunta: ¿Qué consejo le daría a las y los artistas que quieren empezar a hacer teatro de títeres?
MARIA LAURA VÉLEZ: Lo primero es enterarse e informarse de la magnitud del universo títere. Se dice que el títere nació cuando el hombre des-
“María Laura con los Títeres de la obra “El Charquito” previo a una función privada, Lima 2022, fotografía: Martín Molina.
Función
“Santuario
cubrió su sombra. Entonces si es tan antiguo, lo básico que debe hacer una persona que se acerca a este arte es dimensionarlo de manera correcta. Segundo, dedíquenle al títere el mismo tiempo que invertirían en aprender a tocar el violín e interpretar su primera pieza bien hecha. Y, tercero, es que sí vas a dotar de vida a un elemento, debes extraer el néctar de tu propia alma para recién poder dotar de alma a ese otro elemento. Esto supone un viaje muy interno y muy profundo en cada titiritero. Yo vengo de la danza y a mí el títere me atrapó porque me di cuenta que podía danzar con la materia. Por eso, el mismo tiempo que le dediqué a la danza debía dedicarle al títere para recién poder hacer bailar la materia.
MARTÍN MOLINA: Yo les diría que, si sienten el llamado, que simplemen-
te hagan. Hagan con la audacia que uno puede permitirse cuando desconoce. Ese primer encuentro natural y espontáneo es muy rico y puede ser el inicio del camino. Si luego quieres tomártelo más en serio debes asumir una formación con rigor e informarte y sobre todo conocer a tus ancestros. Entender que hubo mucho antes que tú y que no estás empezando nada. Más valioso que empezar es continuar ese camino ya harto andado. Sí tienen el privilegio de conocer a los mayores, búsquenlos. Siempre van a estar ahí con las manos abiertas. Esa es la mayor escuela, conversar con uno de los viejos. Y, en general, buscar a los titiriteros. Nosotros no nos guardamos los secretos, porque, en primera, no son secretos. Es algo que nos ha llegado de otros y tenemos la responsabilidad de pasarlo. También es fundamental que vean títeres, que asistan a funciones. Un titiritero no puede ser de medio tiempo, supone una entrega total y una aspiración a vivir de este oficio. Cobrar por tu trabajo y no solo resignarte a sobrevivir. Hay que luchar, pero sí se puede. Implica muchas renuncias y mucho miedo, pero para eso está la vida, para arriesgarse.
Función de “El Zorro sin cola” en el Encuentro
de Teatro Actual, Huancayo 2004, fotografía: Archivo Tárbol.
DRAMA TURGIA
EL ZORRO Y EL PUMA
Por Martín Molina Castillo.
Adaptación para Títeres de una fábula quechua de los andes peruanos
Personajes: Presentador Zorro Puma Llama Vizcacha Mosca
Escenografía:
A la derecha un árbol de tronco grueso con una rama horizontal larga, al extremo izquierdo un cactus, un arbusto y pasto.
PRESENTADOR:
Cuentan los abuelos, cuentan cuentos nuestros, cuentos que convoca el fuego, que viajan de boca en boca, que hacen su nidito en el corazón, para más tardecito echar a volar en busca de otro que quiera escuchar. Cuentos que hacen reír, otros que asustan, hasta tristes hay algunos, cuentos bonitos. Esos cuentos son nuestra herencia, nuestra memoria son. Cuentos que les contaron de chiquititos, allá en la chacra, en el pueblito, en las noches bonitas de los andes, alumbrándose solo con una velita mientras afuera cantaban los grillos y la lechuza.
¡Lindo era eso!
Pero ahora los abuelos se callaron, es que ya no los quieren escuchar, ahora la gente solo escucha la televisión, ya no escuchan, ya no hablan, ya no conversan. Y nuestras historias se están muriendo, esos cuentos solo viven si alguien los cuenta y si alguien los escucha para volverlos a contar.
Por eso con los títeres estamos contado esos cuentos ahora, ¡si! Hoy les traigo una historia que nos regalaron los abuelitos de la gran nación quechua, una de tantas historias del pícaro Atoj, el travieso zorro de los andes, ay tremendo zamarro, cada diablura hacía, pero para que les digo, mejor vamos a verlo, vamos arriba arriba a las montañas, vamos a ver que pasa …
Ingresa el zorro desde el fondo buscando alimento, explora el espacio olfateando, avanza, se detiene , ve hacia los lados y vuelve a olfatear avanzando, recorre el espacio en un segundo
plano, ve el árbol y se dirige hacia él, lo olfatea, lo explora con la vista, ve los lados, ve hacia arriba, trepa, llega hasta lo alto, observa desde allí, desciende y topa con la rama horizontal, juega con ella se columpia, se golpea la cabeza en el juego, cae, se lamenta escandalosamente, se escucha sonido de movimiento de hojas y se ve un movimiento en las ramas del arbusto. El zorro escucha el sonido, se calma y corre a ocultarse atrás del árbol. Desde atrás del árbol observa, saca primero la cabeza y después medio cuerpo pero cuando vuelve el movimiento se oculta velozmente, luego saca todo el cuerpo y con mucha cautela va hacia el arbusto pero da tres pasos y al ver movimiento vuelve al árbol para esconderse, repite la acción avanzando unos pasos más, vuelve al árbol, repite una vez más hasta casi llegar al arbusto pero cuando se mueven las ramas regresa raudamente al árbol y se da un golpe con el tronco, cae de espaldas, se levanta dando saltos en círculo y gritos de dolor, se frota el hocico, gime, se detiene, mira al público con la mano en el hocico haciendo señas de silencio.
El zorro vuelve velozmente tras el árbol, atisba desde allí, sale se frota las manos, ríe, se lanza al suelo como un clavado, repta hacia el arbusto, al llegar se incorpora rápidamente y a prisa busca entre las ramas, de entre ellas sale una mosca volando tranquilamente, el zorro se enfurece, gruñe, hace un gesto de desdén con las manos y los hombros, se retira hacia el árbol, la mosca zumbando revolotea alrededor del arbusto, va hacia el zorro, sin que este se dé cuenta se posa en su cabeza, ríe en zumbido, el zorro se detiene, mira al público, la mosca ríe, el zorro busca en los costados, la mosca ríe, el zorro busca en el suelo, levanta una piedra, mueva unas ramas, la mosca ríe, el zorro mira hacia arriba, pensativo mira al público, señala su cabeza, asiente, sacude la cabeza con intensidad creciente, la mosca no cae por el contrario ríe más, el zorro salta, sacude todo el cuerpo, agotado se detiene, calcula y con su mano da un fuerte golpe en su cabeza intentado aplastar a la mosca pero esta vuela esquivando el golpe mientras el zorro sale despedido por el impacto, se incorporar frotándose por el dolor, localiza a la mosca que voló hasta la rama del árbol y furioso la persigue por todo el espacio, salen de escena.
Ingresa una vizcacha, recorre el espacio dando saltos pequeños deteniéndose de rato en rato, observa, va hacia el pasto, come con rápidos mordiscos, intempestivamente se detiene y observa, repite la acción varias veces. El zorro ingresa agotado y molesto tras perseguir y no atrapar a la mosca, ve a la Vizcacha y velozmente se oculta tras el tronco del árbol. Desde atrás del tronco el zorro acecha y tras una mirada cómplice dirigida al público da un gran salto hacia la vizcacha quien se percata de esto, voltea y huye velozmente por lo que el zorro sigue de largo en su salto e impacta contra el cactus, se queda inmóvil, da un alarido de dolor y dando saltos intenta quitarse las espinas para finalmente tirarse al suelo y rodar, un poco aliviado pero exhausto repara que la vizcacha volvió y lo observaba riendo a prudencial distancia, el zorro se incorpora gruñendo y persigue al vizcacha por el espacio, salen de escena.
Parsimoniosamente entra una llama, recorre el espacio, llega a la boca de escena y mira hacia el horizonte, ve el pasto, se dirige hacia él y come. El zorro vuelve refunfuñando, la llama se percata de su llegada pero no le da importancia y sigue comiendo, el zorro ve a la llama, da un salto de entusiasmo, la señala, se frota la panza, se aproxima un poco, la huele y disfruta, velozmente va hacia el árbol, se esconde tras él, trama su estrategia y se lanza sobre la llama cayendo en su lomo, la llama voltea, se sacude, intenta sacárselo de encima pero él se aferra, la llama salta por el espacio, el zorro se aferra hasta que da un giro y lo arroja al suelo, él se para desafiante y se prepara para enfrentarla, trazando círculos miden fuerzas
y de pronto la llama le lanza un escupitajo, el zorro lo esquiva, la llama escupe nuevamente y el zorro la esquiva, ríe mirando al público y en ese momento lo impacta un escupitajo que lo lanza al suelo, se incorpora y la llama lo persigue a escupitajos, se escuchan los gritos del zorro, salen de escena.
La llama vuelve recorre tranquilamente el espacio, pasta un momento y se retira. Desde el fondo ingresa un puma que ha visto a la llama, acecha, tras un fuerte rugido da un gran salto y sale de escena en dirección hacia donde fue la llama, pelos de la llama se lanzan al aire.
El zorro vuelve dando expresiones de asco por los escupitajos que recibió, se limpia en la boca de escena, le cae pelos de la llama que son lanzados desde el fondo, recoge los pelos, los huele, voltea hacia atrás y le impacta otro manojo de pelos, ve lo que sucede al fondo, se entusiasma, se aproxima acechante, se asusta, da un salto y velozmente va a esconderse tras el árbol.
Vuelve el puma cargando un atado, del que salen pelos de la llama, deja el atado en la repisa, se golpea el vientre y da un gran rugido, mira a todos lados, se dirige al extremos opuesto al que está el zorro, cava un hoyo, trae el atado y lo entierra, le pone una marca con sus garras, limpiándose las manos y dando un bostezo se retira.
La mosca entra y revolotea sobre el entierro del puma, el zorro sale de su escondite, sigiloso va hacia el entierro, espanta a la mosca, mira hacia el fondo cauteloso, mira a todos lados, tranquilo ríe, y desentierra el atado; contento lo lleva hacia el fondo, la mosca lo persigue, se escuchan gruñidos y la mosca vuelva a escena asustada, se para en la boca de escena, mira hacia el fondo, desde el fondo se lanzan al aire la cuerda y la manta del atado, se escucha que el zorro come groseramente, la mosca va hacia el fondo pero un gruñido la espanta y vuelve a la boca de escena, observa hacia el fondo, se lanzan al aire huesos de la llama, uno cae en la boca de escena y aplasta a la mosca, la que se retira dando zumbidos lastimeros.
El zorro ingresa a escena pesadamente y exhibiendo una gran panza, dando tumbos recorre el espacio, se dirige hacia el árbol, se acuesta a su lado y duerme, anochece, se escuchan sonidos de animales nocturnos, se atenúa la luz, aparece la luna que recorre la escena hasta que desaparece, vuelve la luz y se escuchan sonidos de pájaros, del fondo se escucha un gran bostezo del puma que ingresa a escena desperezándose, se dirige hacia su entierro, encuentra el hoyo abierto, se lanza adentro, sale furioso, encuentra la soga, la manta, pelos y huesos de la llama, da un gran rugido y emprende la búsqueda del ladrón, hasta que encuentra al zorro durmiendo, lo ve con sospecha, se acerca lo huele, el zorro huele mal por lo que el puma se aleja deslizándose y hace un gesto de desagrado con la mano, el puma se aproxima nuevamente observando al zorro con desconfianza, este se tira un pedo, el puma retrocede abanicándose con la mano, recoge unas hierbas, se acerca al zorro y le hace cosquillas en la cara con las hierbas, el zorro gruñe, el puma repite la acción, el zorro gruñe nuevamente.
ZORRO:
Fuera mosca, zafa mosca. (El puma insiste).
ZORRO:
Mosca condenada déjame dormir, te advierto.
(El puma insiste).
ZORRO: Mosca del demonio, que me dejes dormir, no sabes con quien te estás metiendo. (El puma insiste).
ZORRO: Mosca cochina déjame dormir, que me baje la panza de esa llamita rica que le robe al puma y vas ver.
El puma retrocede, arroja las hierbas, enfurecido se acerca al zorro y ruge ferozmente en su oreja, el zorro tiembla, se incorpora de un salto.
PUMA: ¿A quien dices que le has robado la llama?
ZORRO: ¡Achachau Compadrito puma!, bromita nomas era, no vas creer que estaba hablando de a verdad – retrocediendo mientras el puma lo sigue.
PUMA: Así que chistosito eres … Ahora vas ver lo que le pasa a los ladrones.
El puma persigue al zorro por el espacio, salen de escena en persecución, vuelve el zorro muy asustado, busca donde esconderse, ve el hueco, se lanza en él, ingresa el puma, busca, olfatea, va hacia el hueco, mira, descubre al zorro, se lanza al hueco, ruge adentro, el zorro grita muy asustado, el espacio se mueve, el zorro sale lanzado desde el hueco a la superficie, el puma sale de un salto, el zorro se incorpora y corre velozmente, el puma lo persigue, salen de escena.
El presentador ingresa, mirando hacia el fondo, se escuchan sonidos de golpes y gritos del zorro, el presentador reacciona a esto, da vuelta hacia el público.
PRESENTADOR:
Cuentan que desde entonces el zorro y el puma no son precisamente buenos amigos, (el zorro es lanzado por los aires en el fondo dando gritos, se escuchan rugidos del puma, el presentador reacciona), así que si algún día van a los andes y ven un zorro que corre rapidito, más que segurito que atrás viene un puma bien molesto persiguiéndolo.
Y ahora que ya vieron y escucharon esta historia a ustedes les toca … ¡si! ¡Contarla!
SOLTANDO LA MANO
Por Juan Pablo Goñi Capurro (Argentina)
HORACIO: esposo, ronda 50 MALVINA: esposa, ronda 45 SEBASTIÁN: hijo, 20 años I
Sala de la casa, salida a interior de la vivienda (puede haber dos) y al exterior. MALVINA, en sillón, reza con un rosario. En una mesita, imagen de San Expedito y vela. Entra HORACIO del interior, a medio vestir, se va prendiendo la camisa.
HORACIO: ¿Dónde está el humidificador con los habanos?
MALVINA: En la cocina.
HORACIO: ¿Por qué lo sacás de su lugar?
MALVINA: Lo puse en su lugar, su sitio está en la cocina, ahí lo tienen los Ibarra y los Medina.
HORACIO: ¿Qué me importan los Ibarra y los Medina? A mí me gusta que esté sobre la cómoda del dormitorio, me gusta verlo, me da una sensación de paz.
MALVINA:
HORACIO: No entiendo por qué lo tenés que sacar, como si te molestara. Es un objeto, está quieto, no jode a nadie. Si fuera un perro, todavía.
MALVINA: Si fuera un perro, no pretenderías tenerlo en la pieza, ¿te parece lógico tener un perro en la pieza?
HORACIO: Te he acabado de decir que no es un perro, es un humidificador.
MALVINA: Tampoco te vas a morir por ir a buscar un puro a la cocina.
HORACIO: No es por el puro, si quiero fumar tengo que caminar igual, ¿acaso fumo en el dormitorio?
MALVINA:
Lo que te faltaba, que yo no existiera siquiera para eso, que me fumaras en la cara.
HORACIO: No te fumo, ¿no me escuchás?
MALVINA: … HORACIO:
Me gusta verlo, te lo dije, me sosiega, me hace pensar que el mundo funciona en modo correcto, ¿tanto te cuesta entenderlo? Pero Malvina, sos… ya está, busco los puros en la cocina, hablemos de lo que importa. ¿Dónde se metió?
MALVINA: Se está dando una ducha.
HORACIO: Muy preocupado. Igual que la madre.
MALVINA: Estoy preocupada, ¿no ves que le rezo a San expedito?
HORACIO: ¿El de las causas perdidas? Bueno, estás preocupada en serio. HORACIO sale al interior, regresará colocándose un saco, guardando los puros. Entre tanto, MALVINA reza. Interrumpe cuando lo ve.
MALVINA: Alguien se tiene que ocupar de pedir ayuda, digo yo. ¿El saco?, ¿vas a salir justo ahora?
HORACIO: Llamé a Dichara, voy a verlo.
MALVINA: Dichara siempre viene acá.
HORACIO: Pero esta vez me pidió que fuera yo.
MALVINA: ¿Seguro que lo llamaste?
HORACIO: Lógico, ¿creés que me vestiría y saldría a la calle con semejante frío, si no me lo hubiera pedido, o si no estuviera seguro de encontrarlo al llegar?
MALVINA: ¿Frío? Ni siquiera vas a estar al descubierto, salís del garaje y te metés en la playa de estacionamiento del sótano del edificio de Dichara, ¿de qué frío hablás?
HORACIO:
Tengo que ir a verlo, y punto. ¿Acaso pretendes decidir vos cómo tiene que ejercer su profesión Dichara?
MALVINA: No me pretendo nada, yo no dirijo la vida de los demás, me pareció extraño, nada más.
HORACIO: Te parezca como te parezca, tengo que ir, a San Expedito hay que ayudarlo.
MALVINA: ¿Por qué no esperás que termine de ducharse Sebastián y van juntos? HORACIO no responde. MALVINA aguarda, luego se pone de pie.
MALVINA: ¿No me escuchaste?
HORACIO: Sí, te escuché.
MALVINA: Ya no escucho el ruido de la ducha, le aviso que se cambie y en dos segundos está. HORACIO la detiene.
HORACIO: Malvina, Dichara quiere que vaya solo. O con vos, no es por eso.
MALVINA: No soy idiota, no quiere que vaya Sebastián. HORACIO vuelve a salir para el interior. MALVINA regresa a su plegaria.
MALVINA: Parece que vas a tener trabajo, San Expedito querido. Dichara quiere hablar sin Sebastián. No me falles, no me falles.
SEBASTIÁN ingresa, cabello mojado, ropa cómoda.
SEBASTIÁN: Ahora sí, como nuevo. ¿Papá?
MALVINA: Salió. ¿No te lo cruzaste en el pasillo?
SEBASTIÁN: No. Pero déjame que te vea bien. Qué linda que estás, así, en pose de meditación.
MALVINA: No estoy meditando.
SEBASTIÁN:
Mejor entonces, igual estás linda, claro. Pero ya que no está meditando, ¿mi madrecita no querrá prepararme un whiskycito?
MALVINA: ¿De festejo?
SEBASTIÁN: ¿Velas?, ¿estampitas?, ¿quién se murió?
MALVINA: Hay hielo, podés prepararte tu trago y dejarme terminar.
SEBASTIÁN: (abrazándola) Mamucha querida, no hay drama, no se murió nadie, Dichara soluciona esto en un periquete.
MALVINA: ¿Te lavaste bien?
SEBASTIÁN: No sé, como mi mamita no quiso bañar a su bebé, no sé si me…
MALVINA: (interrumpe) No seas infantil, por favor. Tomá conciencia de la seriedad de las cosas. ¿No te quedó una mancha?
SEBASTIÁN: Nada mamá, nada, quedé rojo de restregarme.
MALVINA: ¿La ropa?
SEBASTIÁN:
En el cesto, como siempre, hace rato que se cumplir las normas del hogar.
MALVINA: Hay que lavarla enseguida. MALVINA se pone de pie, se marcha al interior.
SEBASTIÁN: Calma, mamucha, no exageres, Dichara viene en unos minutos y se acabó el problema. Antes de meterme a la ducha escuché a papá, ya lo llamó. Estaban hablando y le oí mencionarlo. En cinco minutos, como mucho, lo vas a tener sentado, pidiendo whisky. Hablando de whisky…
SEBASTIÁN sale al interior, se topa en la salida con MALVINA y una pila de ropa.
MALVINA: Olvidate del whisky y vení, ayúdame a ver cuáles la ropa que te sacaste.
MALVINA ingresa a la sala con la ropa sucia. SEBASTIÁN se queda en el paso a la salida.
SEBASTIÁN: ¿No te das cuenta? No estás pensando con claridad, mamita, si las ropas fueran un problema, te darías cuenta sin necesidad que yo te diga nada.
MALVINA:
Sebastián, decime cuál es la ropa que hay que sacar, la que usaste quiero decir.
SEBASTIÁN: ¿No es más fácil lavar toda?
MALVINA: A esa la pienso pasar por lavandina.
SEBASTIÁN:
¡Mamá! La chomba es Abercrombie de Miami, me la vas a destruir si la metés en lavandina.
MALVINA: ¡Me cago en una chomba! La chomba tiene que ser esta (separa una prenda) ¿Qué más? ¿Pantalón? (alza uno, SEBASTIÁN asiente) ¿medias?
SEBASTIÁN: Las otras.
MALVINA: ¿Calzoncillo?
SEBASTIÁN: Boxer mamá, bóxer. El negro.
MALVINA: Bien.
SEBASTIÁN: Voy por el whisky.
MALVINA: Antes, pasá por tu pieza y tráeme los zapatos y la campera que te pusiste.
SEBASTIÁN:
¿Enloqueciste mamá?, ¿los zapatos?, ¿la campera? No, no voy a arruinar mi campera favorita. No las usé cuando…
MALVINA: Las llevaste, es suficiente.
SEBASTIÁN:
¿Dónde está papá? Tengo que hablar con él antes de darte la campera, te volviste loca mamucha, no es para desesperarte. Ya, ya casi que Dichara está acá y fin del asunto.
MALVINA:
Tu papá está en lo de Dichara.
SEBASTIÁN:
¿Tuvo que ir él?, ¿con los negocios que le hemos dado a Dichara, lo hizo ir? Desagradecido. La gente es ruin, mamá, me voy dando cuenta, muerde la mano que le da de comer.
MALVINA, de pie, con la ropa escogida.
MALVINA:
La campera y los zapatos.
SEBASTIÁN: :
Los zapatos son de papá, se los saqué porque los míos habían quedado con manchas del vómito del sábado. No pude ir de zapatillas porque ahora en el casino rompen las bolas con los zapatos. Otros, los del casino, vamos a cualquier hora, les llenamos los bolsillos y se vuelven exigentes.
MALVINA: La campera y los zapatos, hijo, rápido que no hay mucho tiempo.
SEBASTIÁN:
Te doy los zapatos, ya te dije. Pero la campera no.
MALVINA: Sebastián, llevá los zapatos y la campera al lavadero, ya. No me hagas llamar a tu padre en medio de la entrevista con Dichara.
SEBASTIÁN:
¿Por qué no me esperó para ir juntos?, ¿por qué no le dijiste que ya salía del baño?
MALVINA:
Le dije pero Dichara… tenía una urgencia, algo así.
SEBASTIÁN: Ah, entiendo, por eso no vino, tendría una audiencia, algo importante.
MALVINA: (saliendo) Sí, algo así me explicó tu padre pero yo no le presté tanta atención. Vení y trae la campera también.
SEBASTIÁN: Mamá, es campera es…
MALVINA: ¡Te compro tres camperas pero tráeme esa!
SEBASTIÁN: ¿Tres? Trato hecho.
SEBASTIÁN corre, sale antes que la madre. MALVINA mira hacia la mesa, se santigua y sale también. Apagón II
Mismo escenario, sin las estampitas y las velas. Han quedado las ropas sucias, con excepción de los pantalones y chomba mencionadas. Ingresa HORACIO, saco y corbata, desde la calle. Mira las ropas, frota las manos para calentarse, llega MALVINA desde el interior.
MALVINA:
¿Por qué no entraste el auto al garaje? Te cagaste de frío al pedo.
HORACIO:
Lo dejé afuera porque creo que vamos a volverlo a necesitar, así me ahorro sacarlo.
MALVINA: ¿Qué te ahorrás?
HORACIO: El salir y… tenés razón, me olvido que tenemos portero eléctrico, que no es necesario…
MALVINA: No me gusta, Horacio, vos no sos así, no sos de ponerte tan nervioso.
HORACIO:
¿El whisky está donde debería estar o también elegiste un lugar…fenshuístico? HORACIO va al interior.
MALVINA:
¡No me dejes en babia, Horacio! (recoge la ropa sucia) Machista de mierda, siempre la tonta es la última que se entera. Pero la tonta es la que los salva, la tonta ha…
Algo ha tocado en un bolsillo; deja la ropa, saca una caja de preservativos.
MALVINA: ¡Dios! Espero que se haya acordado de usarlos. Y de tirarlos bien lejos. (cuenta) Quedan dos, ¿uno solo, con veinte años?
HORACIO: (regresa con un whisky) Las cosas que se te ocurren, Malvina, justo ahora.
MALVINA: No estoy pensando en tener sexo, si a eso te referís.
HORACIO: ¿Sexo? MALVINA alza los preservativos.
HORACIO: Ah, yo hablaba de la ropa. Plena crisis y vos, lavando la ropa.
MALVINA: Hay algo que se llama ADN, que queda en cada fibra de ropa.
HORACIO: ¿De toda esa ropa?
MALVINA: Horacio, basta. Explicame qué pasó, qué va a hacer Dichara.
HORACIO: Dichara no va a hacer nada.
MALVINA: ¿Cómo que no va a hacer nada?, ¿eso quiere decir que no hay peligro?
HORACIO:
No va a hacer nada porque no hay nada que hacer.
MALVINA: Siempre hay algo que hacer, Horacio, no me vengas con esas, los abogados siempre encuentran algo que hacer.
HORACIO: Hará lo suyo más tarde, ahora no tiene nada que hacer.
MALVINA: ¿Nos está soltando la mano?
HORACIO:
Le está soltando la mano, a él. No a nosotros. Ni siquiera eso, ¿qué digo? No tiene nada que hacer, nosotros no tenemos nada que hacer, nadie puede hacer nada hasta que estén claras las cosas que logren reunir.
MALVINA: Vos no harás nada, yo no me voy a quedar de brazos cruzados, yo voy a hacer algo.
HORACIO:
Ya que tenés tantos deseos de moverte, llama a Sebastián. Y sacá esta ropa mugrienta que estropea el ambiente. Es posible que tengamos visitas.
MALVINA: ¿Visitas?
HORACIO:
Ajá, con orden de revisar toda la casa, orden de allanamiento.
MALVINA: Gracias querido, como no leo los diarios no sé qué es una orden de allanamiento.
HORACIO:
La situación no está para que le agregues tu cuota irónica, que, entre paréntesis, te sale mal.
MALVINA: ¿Ni siquiera eso pudo evitar Dichara?, ¿qué te dijo? Bien, palabra por palabra, que te dijo.
HORACIO: Malvina, lo voy a hablar con Sebastián, si te dignás llamarlo. No me sirve hablar con vos, vos mezclás todo con tu sentimiento maternal, no entendés la objetividad.
MALVINA carga la ropa y sale, HORACIO se sienta, bebe. Saca el celular, lo mira. SEBASTIÁN entra, mismas ropas que antes, vaso de whisky también.
SEBASTIÁN: Hola, pa, ¿contestando mensajes? SEBASTIÁN choca el vaso con su padre, se sienta.
HORACIO: No te noto muy preocupado que digamos.
SEBASTIÁN:
¿Por qué me voy a preocupar?, ¿no fuiste a ver a Dichara? El doc soluciona todo, como siempre.
HORACIO:
SEBASTIÁN: ¿Y?, ¿qué dijo el doc?, ¿qué tengo que declarar?
HORACIO: La única instrucción que me dio es esa, que no declares.
SEBASTIÁN: Perfecto, viene él y habla él.
HORACIO: No va a venir.
SEBASTIÁN: ¿Cómo que no va a venir? ¡Genio! ahora lo capto, ya arregló todo, ni siquiera van a pasar por acá.
HORACIO: ¿Podés ponerte serio por un instante? No tenés diez años, Dios mío, no sé qué hizo tu madre con vos.
SEBASTIÁN: Tranqui, si te peleaste con la vieja, yo no tengo la culpa.
HORACIO: ¿De verdad no sos consciente de lo que hiciste?
SEBASTIÁN:
Vamos pa, como si fuera la única vez que se me fue la mano, por favor, no me quieras asustar que ya pasamos por esto. ¿No lo ves como un deja vu? Voy a poner música, esto parece un velorio.
HORACIO: Ni se te ocurra, me duele la cabeza.
SEBASTIÁN: El whisky te va caer bárbaro.
HORACIO: ¿Te podés sentar y tomar algo en serio? Falta tu madre, alentándote. Total, después los dos llaman a papito y papito…
SEBASTIÁN:
Llama a Dichara y Dichara viene y arregla todo.
HORACIO:
¡Dichara no va a arreglar nada, Sebastián! ¡La mataste, imbécil, la mataste!
HORACIO se abalanza mientras dice la frase, lo toma del cuello, lo sacude, hasta que le da un cachetazo. MALVINA entra rápido al escuchar la bofetada, abraza a HORACIO.
MALVINA: Animal, ¿cómo le pegás?
HORACIO: Dale, confortalo, alentalo vos. Ahí tenemos las consecuencias de tus mimos.
MALVINA: Yo no le compré a la maestra de séptimo una moto para que no lo denunciara por robarla y estrolarla contra un tronco.
HORACIO:
Está cada vez más pelotuda, ahora me comparás una travesura de doce años con un homicidio, ¡homicidio!, ¡violación seguida de homicidio!
SEBASTIÁN:
Violación las pelotas, ella quiso venir del casino, ella se metió en la quinta, nadie la obligó.
HORACIO:
¿Por qué la reventaste a golpes si nadie la obligó?
SEBASTIÁN: Porque después se hizo la estrecha, por eso, a mí no me van las histéricas. Desde chico me dijiste que no tenía que dejar que me tomaran el pelo.
HORACIO: Sí, yo tengo la culpa.
MALVINA: Claro que…
SEBASTIÁN: (interrumpe) Tranqui, mamucha, que no pasa nada, hacemos como en el verano, me hago pegar unos golpes por uno de los pibes y digo que fue en defensa propia.
HORACIO: Pedazo de pelotudo, ¡en el verano era un rugbyer de un metro noventa con la pierna quebrada, no una chica muerta!
SEBASTIÁN: Puedo juntar quince testigos de la pelea.
HORACIO: ¿Quince imbéciles como vos?
MALVINA: Basta de insultar Horacio…
HORACIO: ¡Rajá a la cocina porque me estás sacando!; ¡andá!, ¿no tenías ropa para lavar, vos?
MALVINA: No pienso…
SEBASTIÁN: (abrazándola) Cool, ma, cool, dejame, vos, tranquila, con tu ropita
(la va sacando de la sala; regresa a la sala y encara al padre) ¿Por qué la ponés nerviosa? La hacés pensar que estoy complicado y se angustia.
HORACIO: No estás complicado, estás hasta las pelotas.
SEBASTIÁN: Ya te dije, junto quince testigos, podemos decir que ella tenía un arma, un bate, algo así.
HORACIO:
¿De verdad vas a conseguir quince descerebrados que quieran ir a la cárcel con vos?
SEBASTIÁN:
¿Por qué a la cárcel? Ellos declaran y salimos todos.
HORACIO:
¿Sos estúpido Sebastián?, ¿qué merca te están vendiendo? No compres más, por favor, pedime que yo tengo de la buena. Lo que consumís te está quemando la cabeza. ¿Quince tipos van a declarar que te vieron romperle la cabeza a una mujer, con más de veinte golpes, y se quedaron cruzados de brazos sin hacer nada?, ¿sabés cómo se llama eso? ¡Complicidad se llama!
SEBASTIÁN:
Pero si ella tenía un bate… HORACIO lo toma del cuello.
HORACIO:
No, no te voy a pegar, ya me controlé. Ni bate, ni testigo, vos te callás, como dijo Dichara. Cuando vienen, te vas con ellos calladito la boca.
SEBASTIÁN:
¿Tengo que ir a la cárcel?
HORACIO hace gestos, da vueltas, se sienta en el sillón.
SEBASTIÁN: Papá, me estás jodiendo, ¿de verdad Dichara me va a meter a la cárcel?
HORACIO: Violaste una piba y la mataste, Dichara no te va a meter en la cárcel, vos te metiste en la cárcel.
SEBASTIÁN: (con miedo) No jodas, como si fuera la primera. Todas amagan denunciar y después arreglan con Dichara.
HORACIO:
¿Cómo va a arreglar algo una piba muerta?
MALVINA ingresa de sopetón, ha estado escuchando.
MALVINA:
Sebastián no va a ir a la cárcel. Dale plata para la nafta, se va en mi auto y cruza la frontera por Gualeguaychú. De ahí a Brasil, hasta que Dichara pueda arreglar el expediente.
HORACIO:
Ni lo pienses, falta que caiga yo por encubrimiento.
MALVINA: La idiota de tu mujer leyó el código penal, no vas preso por encubrimiento, sos el padre, los familiares no van presos por encubrimiento.
SEBASTIÁN: Gracias mami, vos siempre te ocupás de mí.
HORACIO:
Callate, pelotudo. Y vos, sabihonda, ¿no escuchaste hablar de la condena social?, ¿de las redes sociales? ¿Me querés ver escrachado por toda la ciudad, como el padre que oculta al hijo delincuente? ¿Querés marchas en la puerta, con mujeres alzando pancartas, gritando como desaforadas?, ¿no escuchaste mencionar el Ni una menos? Tengo una posición, Malvina, un apellido de tres generaciones que defender. No puedo incinerarme públicamente por un pendejo malcriado que cree que siempre va a salirse con la suya.
MALVINA:
¿Malcriado?; lo hubieras pensado antes de pagarle a la maestra esa.
HORACIO: Sos una hipócrita, te hubieras divorciado si no arreglaba ese asunto. Y los que vinieron atrás.
SEBASTIÁN: Hacé lo mismo, tapalo.
HORACIO: ¡No puedo tapar un cadáver! Ya lo encontraron, hubieras avisado antes, infeliz. No sé cómo no están golpeando la puerta, hasta las huellas del coche quedaron en el barro.
SEBASTIÁN: Lo bueno es que por el frío tenía guantes…
HORACIO:
No digas una sola palabra más, Sebastián, que me estoy poniendo…
MALVINA:
Yo soy la hipócrita. Vos vas a meter a tu hijo en una cárcel, rodeado de delincuentes que quién sabe qué van a hacerle, para que quede limpio tu buen nombre. ¡Te importa más el apellido que tu hijo y yo soy la hipócrita!
HORACIO:
No quiero que me escriban el paredón, no quiero que dejen de comprar en el supermercado, no quiero verme encerrado yo, sin poder ir a un restaurante, o al cine, o a la cancha de golf… MALVINA: Preferís que todos te tengan compasión, el pobre padre que le dio todo al hijo, y el hijo le arruinó la vida, como el escribano…
HORACIO:
Pensá lo que quieras.
MALVINA:
Vos pensá, la cárcel no es para Sebastián, no es su elemento, ¡ahí hay delincuentes, Horacio! HORACIO: No se habla más, Malvina, no voy a darle un coche, no voy a darle plata. Es hora que se haga cargo. Dichara lo va sacar, no van a llegar a condenarlo, pero por ahora, se la tiene que bancar.
SEBASTIÁN: (llorando)
¡Yo no quiero ir a la cárcel! SEBASTIÁN se derrumba en el sillón, MALVINA va a consolarlo. HORACIO los mira, sale al exterior.
MALVINA: Eso es, muy bien, ¡andate! No sea cosa que salgas en la foto cuando llegue la policía.
SEBASTIÁN:
¡Papá, salvame papá!
SEBASTIÁN quiere ir hacia su padre, MALVINA se lo impide, lo regresa al sillón.
MALVINA:
Quedate quieto, déjalo que se vaya, es lo mejor que nos puede pasar.
SEBASTIÁN: ¿No lo escuchaste? Están las huellas del coche, va a venir la policía y me van a llevar.
MALVINA: Vos, tranquilo. Qué bueno que usaste guantes.
SEBASTIÁN: Y el gorro, también, por el frío. Y los tiré al basural ese que queda viniendo de la quinta.
MALVINA: Muy bien, hijo, muy bien. Ahora, escuchame con atención. Va a venir la policía, van a buscar las ropas que usaste. Las ropas que usaste están para lavar.
SEBASTIÁN:
¿Cómo?, ¿no las lavaste?, ¿no las ibas a poner en lavandina?
MALVINA: Escuchame bien, te pido un minuto de concentración. Hoy estuviste toda la tarde boludeando con la computadora, yo soy testigo. Usaste ese pantalón verde que encontré sucio, las medias gruesas, el calzoncillo azul, perdón, el bóxer azul, las zapatillas Nike y la remera de los Pink Floyd, porque no saliste, no te abrigaste. Y la sacaste para lavar cuando te bañaste, todo normal. A tu papá no lo vimos, ni bien llegó, salió corriendo a ver el abogado.
SEBASTIÁN:
¿Y la ropa de verdad?, ¿lavandina?
MALVINA:
¿Escuchaste lo que dije? Repetime.
SEBASTIÁN:
Estuve acá, en la compu, con el pantalón verde, la remera de los stones…
MALVINA:
De Pink Floyd.
SEBASTIÁN:
De Pink Floyd, quise decir, las medias gruesas, las zapatillas Nike, el calzoncillo azul.
MALVINA:
¿Y qué más?
SEBASTIÁN: Nada más, no me abrigué para estar adentro.
MALVINA: ¿Y tu papá?
SEBASTIÁN: No lo vimos, cuando llegó, salió corriendo al abogado.
MALVINA: Perfecto, todo va a estar bien.
SEBASTIÁN:
Pero mamá, ¿qué hiciste con la ropa de verdad?, tiene un montón de pruebas esa ropa. La van a encontrar, esos allanamientos son…
MALVINA:
La ropa no está, la quemé en la salamandra de la vecina, ¿te acordás que le tengo que cuidar la gata? Fui, la quemé, limpié bien las cenizas y las tiré por el inodoro, el de la casa de ella. La ropa interior, la campera que te gusta tanto, la chomba Abercrombie y el vaquero.
SEBASTIÁN: ¿Y lo zapatos?; mamá, pisé todo con los zapatos, están llenos de barro, hasta sangre pueden tener…
MALVINA: ¿Los zapatos no son de tu papá? Me dijiste que eran de papá.
SEBASTIÁN: Sí, son de papá, pero…
MALVINA:
Ya lo conocés, tu papá quiere cada cosa en su lugar favorito, los zapatos los dejé en su lado del ropero, debajo de las corbatas, como le gustan a él.
SEBASTIÁN:
Pero mamá… ¡Mamá!, ¡cómo te quiero, mamá!
SEBASTIÁN la abraza y llora, MALVINA lo acaricia. Luces bajan hasta apagarse.
Fin
DESESPERADA…MENTE
Por Lucero Dávila
PERSONAJES:
HIJA (40 años)
MADRE (40 años) VICTOR (20 años)
Sala de casa, en el tercer plano, al lado derecho un espacio acogedor de lectura; del lado izquierdo estantes con archivadores, un escritorio y demás elementos creando un espacio de oficina.
Un juego de sala con una mesa de centro. La puerta de ingreso está del lado izquierdo y junto a esta una ventana abierta.
El lugar es ordenado y limpio. Los adornos, plantas y muebles decoran la escena y muestran a una persona de economía bastante acomodada y buen gusto.
En la mesa de centro hay una laptop; un maletín sobre uno de los muebles. La hija está parada en el lado opuesto de la ventana hablando por su celular, tiene papeles en la mano. Se acerca para consultar la laptop de cuando en cuando. Viste un buzo y zapatillas.
La madre ingresa al escenario vestida para una fiesta, el cabello está peinado con un moño. Lleva puestas algunas joyas. Al ingresar y salir del escenario siempre lo hará por el mismo lugar.
La hija mientras habla por teléfono estira la mano como queriendo alcanzar a la madre, esta, inexpresiva, se detiene mirando la ventana, se arregla el cabello y se rocía el perfume que trae en la cartera.
La hija continúa su conversación telefónica mostrando seguridad y comodidad.
HIJA:
Como te seguía diciendo, es mejor tener todo en orden, no sea que la SUNAT te caiga encima y luego no hay cómo explicar las cifras…, no creas, a veces no es tan sencillo…, por eso mándame las facturas…
Revisa sus bolsillos, se desespera un poco luego se calma al encontrar un blíster en uno de ellos. Habla tapando el auricular del celular.
HIJA:
¡Por Dios!... ufff aquí estaban… si me faltase una...
Se toma una pastilla.
La madre está mirando la ventana como si esperara a alguien, sin expresión en el rostro. La hija la mira con extrañeza.
HIJA:
Por favor madre, cierra la ventana, hace frío y estoy mal.
MADRE:
Toma tus pastillas
La madre sale del escenario mientras dice su texto. La hija está de espaldas mientras la madre habla, se frota los ojos. Al hablar seguirá mostrando seguridad.
HIJA:
Jorge, es simple, necesito las facturas para saber cómo sale la plata y de dónde, el resto lo arreglo yo… así es… eso mismo, hago los cambios y aparece todo en orden, se presenta y nadie jode… Listo. Hablamos, entonces.
Corta. Se sigue frotando los ojos, luego va hacia el estante de archiveros, toma un neceser que está dentro de uno de ellos y saca un frasquito, son gotas para los ojos. Se echa las gotas. Deja el neceser sobre la mesa de centro. La madre ingresa al escenario arreglándose el vestido y se dirige hacia la ventana.
HIJA: Los siento inflamados, ¿será una bacteria?
MADRE: Toma tus pastillas
La hija camina hacia el estante de libros y consulta un archivador. Regresa a ver a la madre mientras esta camina hacia la ventana.
HIJA:
Por favor madre, cierra la ventana.
La madre ignora el pedido. La hija no lo nota, está ocupada con sus acciones. Consulta el archivador y luego revisa la computadora, marca el celular.
HIJA: Hola Jorge…, sí, me olvidaba, mándame a Víctor, por fas, para que te lleve los papeles de la corporación… okey… ¡ah! Si, justo estoy viendo el expediente, déjame terminar de revisarlo; pero ten por seguro que ganamos. Esa cuenta es nuestra… ¿vuelves a llamar?... Perfecto.
Cuelga el celular, revisa el neceser y se pone nerviosa, busca dentro de él hasta que al fin encuentra la pastilla que buscaba y la bebe. Se calma nuevamente. Intenta dirigirse a su madre; pero esta sale antes de que emita una palabra.
HIJA:
Qué bien debe sentirse vivir de la pensión de tu esposo muerto.
La madre ingresa inexpresiva y con un zapato en la mano.
HIJA: En verdad estoy enferma.
MADRE:
Toma tus pastillas
La hija, va hacia el neceser y lo revisa, se pone nerviosa al no encontrar lo que busca y sigue revisando.
HIJA:
No están, ¡¿dónde?! No se pueden acabar…, compré… la semana pasada, ¿dónde están? Por favor… Ah, gracias Dios ¿Por qué me siento tan mal?
MADRE:
Toma tus pastillas
La hija encolerizada toma un puñado de medicamentos del neceser, luego se dirige a la puerta, abre y arroja las pastillas. Deja la puerta abierta.
HIJA:
¿Crees que no sé lo que tratas de hacer? ¿Por qué mejor no sigues tus consejos? ¿Por qué no terminas de irte si es todo lo que quieres?
La madre se arregla el cabello mientras sale de escena. La hija respira y se sacude. Revisa la laptop y los papeles; analiza la información.
HIJA:
Entonces, esto ya está listo. Nuevo cliente, gracias a mí. (Reposa triunfante sobre el mueble). ¿Qué pido ahora? ¿Un viaje, una ampliación para el jardín? ... (Mira el celular). Me tocan mis frutaenzimas, no quiero volver a enfermar del estómago. Saca un pequeño frasco del neceser, bebe el contenido. Organiza sus papeles. Suena el camión del recojo de basura y se percata de que la puerta quedó abierta.
HIJA: ¡Cristo!
Toma un cojín del sofá como escudo y cierra la puerta. La madre ingresa poniéndose más joyas, camina hacia la ventana. La hija empieza a estornudar
HIJA: Ya me resfrié
MADRE: Toma tus pastillas
La hija revisa el neceser nuevamente, busca en otros lados; pero esta vez no encuentra las pastillas que necesita.
HIJA: ¡No están!... De acuerdo, cálmate… no puedo… sí puedo. Tal vez no sea nada. ¿Puedes revisarme?
Lo dice cuando la madre empieza a salir del escenario.
HIJA: Sí, claro, es justo este momento en el que te vas. La hija empieza a estornudar y busca en cajones, archivadores; hasta encontrar un neceser, saca algunas pastillas y frascos.
HIJA: ¿Dónde están?... Esto no está pasando.
Suena el teléfono. Al sonido del teléfono se calma de manera automática y vuelve a dominar la situación.
HIJA:
Aló, ¡hola Jorge!... no, aún no llega Víctor…, claro, te mandé una copia y un resumen por correo date tiempo para revisarlo y me confirmas… Ah!, la cuenta nueva ya está lista, también te envié la información… Sí, así es, yo una vez más… sí, no te preocupes, jajaja, luego te digo cómo me vas a compensar.
Regresa a la acción anterior y empieza a revisar los medicamentos uno a uno. Corre hacia el teléfono desesperada pero se controla. Marca.
HIJA:
Aló, Dalia…, si ¿qué tal?, mira se me acabaron mis pastillas,… no esas no, todavía tengo. Necesito las que tomo para la alergia, ya empecé a estornudar… sí esas, mándame una caja por favor…, mejor que sean dos… ¿estás segura que no hay nadie que pueda venir?... ¿De verdad o quieres que te pague más?... ¿Cuánto? ¿Eso a tu personal y lo normal al whatsapp de la farmacia, correcto?... No pues sin receta, por eso también te pago… claro, igual que la vez anterior. ¿Me las mandas ahorita, no?... Dos horas es demasiado ¿no hay nadie disponible?…No, es que yo no puedo ir… No puedo esperar dos horas… No, es que yo no puedo… Pero… Bueno, está bien… iré. Me las entregas rápido o hablo con tu jefe.
La hija revisa el primer neceser, luego va hacia la puerta, muy determinada, se detiene, pausa, abre, da un paso, suena la campana del camión recolector de basura, asustada cierra la puerta. Regresa a revisar los neceseres encuentra un frasco de alcohol y se rocía por todo el cuerpo. Intenta salir nuevamente pero al llegar a la puerta se aleja.
Tocan la puerta, ella vuelve a su estado de control de manera automática mientras abre la puerta, es Víctor.
VICTOR: Hola, me mandaron por unos papeles.
HIJA:
Hola Víctor. También tenías que darme unas facturas ¿las traes? Víctor asiente a la pregunta, ingresa cómodamente y observa el lugar, ella lo mira algo extrañada; pero disimula. El joven observa los medicamentos, se impresiona; pero disimula. Ella siempre estará calmada.
VICTOR:
Está bien bonita tu casa, muy iluminada, me gustan tus adornos.
HIJA: Gracias. Sí, está linda. Pero, debes estar apurado, Jorge llamó para saber si habías llegado. Mientras ella va hacia su escritorio por las cosas, él se acomoda en el sofá. Al llegar al escritorio rocía disimuladamente con alcohol los papeles que Víctor le entregó y saca los que ella debe entregar.
VICTOR: No estoy apurado.
Al entregar los papeles se impresiona de encontrar sentado a Víctor; pero disimula.
HIJA:
Toma, ¿y qué tal, cómo va todo por la oficina?
Ella se sienta; pero luego se cambia a una posición más distante disimuladamente. Sigue segura y relajada.
VICTOR:
Todo tranquilo, bueno a veces algo de movimiento. El otro día llegó un nuevo socio y le hablaron de tu trabajo, dijo que estuvo tratando de contactarse contigo. Quiere que manejes sus operaciones.
HIJA:
Sí, claro, ya revisé el caso. Es una constructora, viene al Perú y necesita asesores que sepan cómo se mueven las cosas aquí, ya sabes… gente que sepa hacerla con el estado. Les dije que contaban conmigo siempre y cuando trabaje desde mi casa. Me dijeron que sí y en dos días firmamos. ¿Pollo a la brasa, chifita…? Pide no más, ellos pagan. Ríen. Víctor festeja tomando el vaso con agua que está sobre la mesa, hace gesto de salud; pero al beber se ahoga y tose.
HIJA: Uy, te ahogaste
VICTOR:
Sí, disculpa, es que estoy mal de la garganta.
HIJA: ¿Qué?
VICTOR: Tengo infección, por eso me ahogué. La hija se para inmediatamente, se aleja; pero disimula.
HIJA:
Entiendo, tal vez debas descansar e irte porque; Jorge no ha parado de llamar, te necesita con urgencia y ya sabes cómo se pone. Pídele permiso para que te vayas a tu casa.
Víctor asiente y se retira despidiéndose sin poner atención al nerviosismo de la hija. La mujer con un gesto le pide que cierre la puerta, luego sale del escenario. La hija regresa con guantes, mascarilla y un sobretodo médico. Trae utensilios de limpieza, un desinfectante en spray que rocía por el lugar en donde estuvo Víctor. Limpia la mesita y todo sobre ella. Rocía la manija de la puerta con el desinfectante. Sale de escena y regresa sin ningún implemento. Toma el celular y marca a la farmacia.
HIJA:
Aló… ¿Dalia, ya encontraron quién pueda traer mis pastillas?, también voy a necesitar antibióticos... Para todo tipo de infecciones…Sí, dije que iría; pero pensé que podrían enviar a alguien… Está bien, está bien. Me atiendes rápido por favor. Cuelga y se dispone a salir, abre la puerta; pero no puede salir. Intenta salir nuevamente y no puede. Nota que la ventana está abierta y la cierra. Pausa. Toma el celular y marca nuevamente.
HIJA:
Hola… ¿Dime, hay forma de que las traigan antes de dos horas?, te deposito el doble... ¿Por qué no? Es que no puedo ir ahora, estoy bastante ocupada ¿Un accidente?¿Cuándo, justo ahora?; pero no tienen otro repartidor… Hasta mañana; pero yo no puedo esperar tanto… por
eso pago más… No me puedes hacer esto… No, tienes que darme una solución… ¿Qué?... pide permiso, diles que saldrás… Aló, Aló, Dalia…
Llama nuevamente; pero nadie le contesta. Sigue intentando sin resultados. Se pone más nerviosa y tira el teléfono. Ingresa la madre en estado neutro, esta vez no trae joyas ni su cartera. Deja una pastilla y un vaso con agua en la mesa de centro y sale.
MADRE: Toma tus pastillas.
La hija intenta ignorar a la madre. Corre hacia un neceser de pastillas y empieza a buscar; pero no encuentra las que necesita, empieza a buscar por los estantes. Ingresa nuevamente la madre (trae el cabello suelto) con una píldora y un vaso con agua que deja en el mismo lugar y sale del escenario.
MADRE: Toma tus pastillas.
La hija se fuerza por no mirarla y se tapa los ojos intentando controlarse, sigue buscando y se encuentra frente a la puerta.
Nuevamente la madre ingresa al escenario con una pastilla y un vaso con agua que deja sobre la mesa y sale. La madre no trae maquillaje y camina descalza.
MADRE: Toma tus pastillas.
La hija se sacude intentando no mirar ni escuchar a la madre, intenta salir de casa, intenta tocar la manija pero ella misma se lo impide. Vuelve a intentarlo sin lograrlo. Solloza desesperada, busca el celular y lo encuentra roto. Llora.
Empieza a tomar las pastillas de manera indistinta mientras sigue llorando.
La madre ingresa nuevamente con una píldora y un vaso con agua que deja sobre la mesa. Viste una bata de hospital, sigue descalza y tiene las muñecas vendadas. La madre sale de escena.
MADRE: Toma tus pastillas.
La hija se detiene al ver a su madre y la mira mientras ésta sale del escenario. Intenta salir de la casa luchando con ella misma, sin éxito. Llora en la puerta desesperada. La madre vuelve a ingresar con una píldora y un vaso con agua, luego sale, la hija la sigue con la mirada, está asustada y se acurruca en la puerta como buscando refugiarse.
MADRE: Toma tus pastillas.
La madre ingresa nuevamente con un vaso de agua y una pastilla, luego sale.
MADRE: Toma tus pastillas.
La hija intenta gritar; pero ella misma se lo impide tratando de mantener el control; termina golpeando la puerta, intenta tocar la manija para abrirla y no puede; se rinde. Camina hacia la mesa de centro para ingerir pastillas, luego vuelve a buscar pastillas en los neceser e ingiere todo lo que encuentra. Se va debilitando hasta sentarse en el piso muy cansada sin parar de llorar, intenta levantarse y no puede, intenta beber otra pastilla; pero no puede. Las luces se van apagando lentamente mientras, ella, sigue llorando.
CONTRA RELOJ
PERSONAJES:
Silvana: 65 años Aurelio: 70 años Coro de niños
AURELIO y SILVANA se encuentran organizando la mesa para la cena familiar.
AURELIO: (mirando el reloj) Mija…
Silvana: Seguro que no tardan en llegar. Tengamos fe.
AURELIO: Oiga mija… me alegro por ellos.
SILVANA y AURELIO se quedan escuchando por un momento las risas y la algarabía de los vecinos. Se miran y se toman de la mano. Se escucha el sonido del reloj de pared.
AURELIO: ¿Qué hora es?
SILVANA: Son las 6:50pm. Ya regreso. Cambie esa cara.
AURELIO: La única que tengo.
SILVANA: Aurelio, déjese de pendejadas. Desempolve esas canciones.
AURELIO: Tiempo pasado fue mejor.
Silvana se dirige a la cocina. De la alacena saca una veladora, la enciende y se la coloca en el altar a san judas tadeo.
SILVANA: Oh venerado san judas tadeo, siervo fiel y amigo de jesús. Muchos son los que te honran y te
invocan en el mundo entero, como el patrón de los casos imposibles y de las causas desesperadas. Ruega por mí, que me siento tan impotente y sola. Por favor, consígueme ayuda visible y rápida. Ven pronto en mi auxilio en este momento de gran tribulación que aflige a mi alma para que pueda recibir el consuelo y la ayuda del cielo en todas mis necesidades, pruebas y sufrimientos, particularmente en este momento y que pueda alabar a dios contigo por siempre. (susurra un padrenuestro)
SILVANA recoge las servilletas y se dirige al comedor como si nada hubiera pasado.
AURELIO: Mija. (le estira la mano) mire que no bailamos desde que usted tuvo a alfredito.
SILVANA: Hace un buen rato ya (ríe).
Suena la canción: “en el juego de la vida”. Los dos empiezan a bailar y olvidan por un momento su espera. Pasa unos minutos. AURELIO alcanza a ver una foto familiar.
AURELIO: (susurro) Insisto, tiempo pasado fue mejor.
SILVANA: ¿Qué dijo? No alcancé a escuchar lo que dijo.
AURELIO: No me preste atención. (Deja de bailar. Mira nuevamente el reloj).
SILVANA: Siempre llegamos tarde a un lugar. Mire que apenas son las 7:15pm, 15 minutos han pasado. (mirando hacia arriba, mientras presiona con fuerza la medallita que tiene al lado izquierdo de su pecho y susurra el nombre de San Judas Tadeo) yo tengo fe.
AURELIO: como que me estoy cansando de esperar. Ya no aguanto estos pies.
SILVANA: Cálmese mijo. Voy a cortar el pollo. Será mejor colocarlo en el horno un momentico.
SILVANA va a la cocina. AURELIO se dirige un tanto cojo a tomar la foto familiar. Regresa a su asiento. Mira la foto fijamente, mientras escucha la fiesta y las carcajadas de los vecinos. Se escucha el sonido del reloj de pared pero esta vez, más acelerado. AURELIO se queda como congelado y no parpadea. Entra SILVANA.
SILVANA: Aurelio, qué tiene. Si es una broma, no es chistoso. Aurelio.
AURELIO: (reacciona) ¿Qué hora es?
SILVANA: Aurelio, ¿está bien? Nos vamos para el hospital.
AURELIO: Cómo cree mija. ¿Qué hora es?
SILVANA: Las 7:29pm.
AURELIO: ¡Ya casi!
SILVANA: Ya casi, ¿qué?
AURELIO: Ya casi son las 7:30pm.
SILVANA: Cálmese mijo. No es palabra de dios.
AURELIO: Para mí, son palabras sagradas.
SILVANA: Aurelio, dios solo hay uno. (se da la bendición)
AURELIO: ¿Qué hora es?
SILVANA: Las 7:30pm.
AURELIO entusiasmado, le presta atención a la puerta. La casa queda en silencio.
SILVANA: (Rompiendo el silencio) Son las 7:31pm.
Tocan la puerta. Ambos se miran sorprendidos.
AURELIO: Mija, dicho y hecho (sonríe)
SILVANA:
Pero no tocaron a las 7:30pm.
AURELIO: Los milagros se demoran en suceder.
SILVANA se dirige a abrir la puerta emocionada. Los nietos entran ensimismados en sus celulares.
SILVANA: Niiiños, que rico… (se queda mirándolos extrañada)
AURELIO:
¿Y el pico para su abuela?
Ningún nieto mira a la cara a sus abuelos para saludar. Un nieto juega, otro chatea y la otra nieta, se toma fotos.
SILVANA: mijo, no despabilan.
AURELIO: Niños… niños… aterricen. ¿No nos merecemos un abrazo tan solo?
CORO DE NIÑOS: Error al descargar la aplicación. Los abrazos no están en nuestro sistema. (continúan pegados a sus celulares).
AURELIO: ¿Sus padres?
CORO DE NIÑOS: Ellos están muy ocupados atendiendo a los amig…error, error, error. Reiniciando el sistema… cargado… Suena el reloj de pared.
SILVANA: Lo vamos a tener que llevar a que lo revisen.
AURELIO: Niños, o lo que queda de ustedes, se sientan para que comamos. Silvana, ¿qué hora es?
SILVANA: Oiga Aurelio, usted está como raro. Para qué necesita la hora. ¿A quién más espera?
AURELIO: Tal vez...
SILVANA: La fe mueve montañas.
AURELIO y SILVANA se sientan. Observan como los niños siguen ensimismados con sus celulares y hablando en un lenguaje que SILVANA y AURELIO no logran entender.
AURELIO:
¿Qué están diciendo? Niños: la hora de comer es sagrada… (Subiendo un poco la voz) Acá se respeta. (Golpea en la mesa) Aterricen. Dudo que sepan que se está celebrando.
Silencio en el comedor. Por primera vez los niños levantan su cabeza y la giran de forma mecánica para mirar a su abuela y luego, a su abuelo.
CORO DE NIÑOS:
El nacimiento de Jesús de Nazaret, también llamado Cristo, Jesucristo o simplemente Jesús. Puede considerarse como un filósofo; además, fue un predicador y líder religioso judío. Es el influencer principal del cristianismo (ríen mecánicamente)
AURELIO: Influ… qué…
CORO DE NIÑOS: el sistema operativo del abuelo, no está actualizado. (regresan a sus celulares)
Silencio. Se escucha como el reloj marca los segundos cada vez más fuerte. Se concela el tiempo. Aurelio observa que los niños y su esposa están inmóviles. El espacio de convierte en un tribunal.
SILVANA: (Se convierte en jueza)
Señor Aurelio: es acusado por matar nuestra felicidad, por mentir y ser egoísta con sus sentimientos. Tiene usted el uso de la voz, para hacer sus alegatos de apertura.
AURELIO:
Era un viernes a las 2pm. Yo iba a recibir mis exámenes de rutina sin que nadie se diera cuenta. Al dirigirme al hospital, un presentimiento acosaba mi tranquilidad… algo no andaba bien. Una vez en el consultorio, mire al doctor y con su mirada fría, me dejó claro que no podía escapar de lo inevitable. Desde ese día, inició la cuenta regresiva.
SILVANA: Sabe que su situación, puede condenarlo a cadena perpetua en el olvido.
AURELIO: tengo la marca familiar… solo queda esperar.
SILVANA: Señor Aurelio, no está ayudando en nada. Su egoísmo es la cárcel de sus días, de sus horas, de sus minutos, de sus segundos.
AURELIO: (Ensimismado) No quiero decir nada para que estén bien. Me da miedo ser olvidado.
SILVANA: Según pruebas arrojadas en la investigación de su caso, queda claro que sus hijos están planeando enviarlos al confinamiento total.
AURELIO: Mija, que hay de: “la fe mueve montañas”
Silencio. Ambos se miran. AURELIO toma a silvana de la mano mientras ella, cambia de actitud.
SILVANA: Que tal si me cuenta lo que le está pasando.
AURELIO: Todo a su tiempo. Todo a su tiempo.
Silencio.
AURELIO: ¿Qué hora es?
SILVANA: ¿Acaso está esperando a alguien más?
AURELIO: No lo sé. Me acompaña la incertidumbre de la espera. Suena el reloj de la pared desde lo más rápido a un ritmo constante. Se descongela la escena y todo regresa a la normalidad.
SILVANA: Insisto aurelio (mirando el reloj de la pared)
AURELIO: Mija… (Se dirige a abrazar a SILVANA).
SILVANA: Que le está pasando. Me preocupa.
AURELIO: Antes es gracia que siga funcionando.
El coro de niños levantan sus rostros, se quedan mirando sin parpadear y empiezan a teclear con rapidez sus celures. Hablan en un lenguaje extraño. SILVANA le hace señas a aurelio.
CORO DE NIÑOS: (Telepáticamente) Conectando a red grupal… enlace exitoso.
NIÑO 1:
Guardando información suministrada en la reunión familiar. No se ha obtenido datos importantes hasta el momento.
NIÑO 2: Buscando definición para los abuelos… buscando… definición encontrada: aburridos...
NIÑO 3: Sinónimo de achacados a la antigua.
NIÑO 1: Seres de poca diversión.
NIÑO 2:
Explorando soluciones… buscando… ningún elemento coincide con el criterio de búsqueda.
AURELIO: (voz de robot) Niños despierten. (ríe).
SILVANA mira extrañada a AURELIO.
AURELIO: ¿Qué? Lo debía intentar.
CORO DE NIÑOS: (Continúan en el trance) Iniciando nueva búsqueda… búsqueda avanzada… error… error… error… no se ha actualizado la base de datos. ¿desea descargar la última versión…? Descargando…
El coro de niños reacciona y se disponen a bailar.
SILVANA: Aurelio, traiga el agua bendita.
AURELIO: Pues es mejor verlos brincar.
SILVANA: ¿Qué se les estará pasando por esa cabeza?
AURELIO: ¿Aún tendrán algo cerebro?
CORO DE NIÑOS: Descarga al 40%
SILVANA: (Mirando a AURELIO) Por lo menos se mueven bueno.
AURELIO: ¿Qué hacemos?
SILVANA: En algún momento deben parar.
CORO DE NIÑOS: Descarga al 50%
AURELIO: No llegaron.
SILVANA: Ellos se lo pierden.
CORO DE NIÑOS: Descarga al 60%
AURELIO: ¿Qué hora es?
SILVANA: El tiempo de dios es perfecto.
AURELIO: Me siento cansado.
CORO DE NIÑOS: Descarga al 70%
SILVANA: Se descompuso.
AURELIO: Harto de esta maldita espera.
SILVANA: ¿A quién sigue esperando?
CORO DE NIÑOS: Descarga al 80%
AURELIO: Siento pasos de animal grande.
SILVANA: Es enseguida.
AURELIO: Es Carlos. Reconozco su voz.
SILVANA: Ya está tomado.
CORO DE NIÑOS: Descarga al 90%
AURELIO: Todo se acaba en un abrir y cerrar de ojos.
SILVANA: Ojalá no le dé por venir a saludar.
AURELIO: Cada uno se ocupa de lo suyo.
CORO DE NIÑOS: Descarga el 95%
SILVANA: Aurelio, me duele el pecho.
AURELIO: ¿Hay algo más malo que el olvido?
SILVANA: no diga eso. Mire que tenemos a los ni…
AURELIO: (Interrumpiendo) Al reloj de pared.
SILVANA: No sea tan duro con ellos.
AURELIO: Estoy cansado.
CORO DE NIÑOS: Descarga fallida. No se ha podido completar la descarga. Vuelve a intentarlo más tarde… ok. EL CORO DE NIÑOS se agita y esta vez, bailan de una forma más vertiginosa.
SILVANA: Qué extraño, por un momento, perdí la noción del tiempo.
AURELIO: ¿Le ayudo a recoger? (Mirando la mesa intacta).
SILVANA: Que nos ayuden los niños.
AURELIO: No hay sujetos.
CORO DE NIÑOS: Descarga al 10… al 20… al 30… al 40…
SILVANA: ¿No se cansarán?
AURELIO: Solo es cuestión de tiempo. Vivimos sumergidos en un amenazante contra reloj.
CORO DE NIÑOS: …al 50… al 60… al 70…
SILVANA: La fe mueve montañas.
AURELIO: Ya no hay tiempo. Todo está consumado.
SILVANA: Déjese de bobadas.
AURELIO: Mija, abra la puerta.
SILVANA: ¿A quién espera?
AURELIO: No sé. Escuche, se acerca.
SILVANA: Aurelio, otra vez con sus cosas raras.
AURELIO: Qué bueno cuando los hijos llegan a casa.
SILVANA: Carlos no falla en venir cada año. No me cambie el tema.
AURELIO: Estoy cansado.
CORO DE NIÑOS: …al 80… al 90…
AURELIO: Los perdono.
SILVANA: El señor es mi pastor, nada me falta.
CORO DE NIÑOS:
Batería baja. Peligro inminente de regresar a la realidad. (in crescendo) batería baja… batería baja… batería baja… El reloj de pared suena precipitadamente y a este, se le unen más relojes. SILVANA abre la puerta. AURELIO es iluminado por la luz que entra.
AURELIO: ¡Llegó! Se escucha un pitido. Silencio.
ENZO
Por César Arenas Ulloa
(Drama en cinco actos)
*A pedido del autor, este drama será publicado en tres partes correspondientes a tres ediciones de la revista, siendo esta la segunda parte: Segundo y Tercer Acto.
MÁSCARAS
Margherita de’ Medici, Princesa de Toscana, 16 años Ascanio Pio, Príncipe de San Gregorio, 48 años Odoardo Farnese, Duque de Parma, 16 años Margherita Aldobrandini, Duquesa regente de Parma, 40 años Enzo Bentivoglio, Marqués de Gualtieri, 53 años Claudio Achillini, consejero de la corte, 54 años Ottavio Farnese, prisionero, 30 años Alessandro Farnese, sordomudo, 18 años Personajes alegóricos: Aurora, Marzo, Junio, Setiembre, Enero, Mercurio, Marte, Júpiter y Discordia.
ACTO SEGUNDO
La prisión Escena primera: Claudio, Enzo.
CLAUDIO: Veo que ya está despierto. No, me equivoco. Su semblante revela que no ha conciliado esta noche el sueño.
ENZO: Si ha venido a contemplar a su enemigo vencido, ya lo ha hecho. Ahora váyase. De lo contrario, pediré que adelanten la hora de mi ejecución.
CLAUDIO: Usted no morirá hoy.
ENZO: ¿Es que la duquesa ha cambiado de humor?
CLAUDIO:
¿Acaso no escucha los vítores de frailes, artesanos y campesinos que aclaman la llegada del nuevo duque? Su cortejo ha entrado en la ciudad y se dirige al Duomo donde esta mañana será coronado. Su sangre no empañará este día de júbilo.
ENZO: Todos estamos condenados.
CLAUDIO: ¿De qué condena habla?
ENZO: De una que ya no me alcanzará a mí. Pero mejor contésteme: ¿No se cansa de ser siempre un simple mensajero?
CLAUDIO: ¡Canalla!
ENZO: Y sodomita. No olvide nunca eso.
CLAUDIO: ¿Por qué me desprecia de esa manera?
ENZO: Descuide, no es su culpa.
CLAUDIO: Hable. Debo saberlo.
ENZO: La ignorancia es el camino a la felicidad.
CLAUDIO: Incluso ahora, con la soga colgada del cuello, lo sigue haciendo.
ENZO: No le basta con verme encerrado en estas habitaciones.
CLAUDIO: Solo así mi victoria será completa.
ENZO: Qué razón tan mezquina.
CLAUDIO: ¡Responda!
ENZO:
Debo confesar que nunca lo he pensado con detenimiento. Es solo un afecto. Un impulso irrefrenable que me lleva a querer abandonar una estancia en la que usted apenas ha entrado. Tal vez sea su frente tan pequeña. O su acento boloñés. O sus malos versos. O todo eso junto.
CLAUDIO: ¿Es por mi baja cuna?
ENZO: Respeto a cada uno de los maestros que trabajan conmigo en el teatro tanto como a mí mismo.
CLAUDIO: ¿Es porque mis obras me han dado fama en toda la península?
ENZO: Solo entre profanos y gente de mal gusto.
CLAUDIO: ¿Es porque soy un hombre libre y usted, un esclavo de sus instintos?
ENZO: Para ser de verdad libre hay que ensuciarse las manos.
CLAUDIO: ¡Soy un artista!
ENZO: No, señor consejero, usted es un pobre albañil de la palabra, un amanuense sin sentido de la belleza, un funcionario al servicio de una mujer egoísta y caprichosa. Usted es nada. Y como ocurre con los que comparten su condición, su nombre será ignorado, sepultado, olvidado por la posteridad. (Silencio)
CLAUDIO: ¡Guardias, abran la puerta! Y a usted, a usted le deseo que la imaginación de Dante haya sido corta y que el Infierno le haga pagar por cada una de las palabras con las que me ha herido.
Escena segunda: Margherita Aldobrandini, Odoardo.
ODOARDO: Señora madre.
MARGHERITA ALDOBRANDINI: ¡Duquesa!
ODOARDO: El título ahora corresponde a mi consorte.
MARGHERITA ALDOBRANDINI: Esa hija de unos simples banqueros.
ODOARDO: Que ahora son grandes duques de Toscana.
MARGHERITA ALDOBRANDINI:
Los títulos comprados no borran los orígenes de una familia.
ODOARDO:
Y de dónde procede el nuestro sino del tálamo que compartió Giulia la Bella con el papa Borgia. Pero si he pedido hablar con usted, antes de las celebraciones de esta noche, no es para discutir sobre genealogías e historias antiguas. Hay otro asunto que ha llegado a mi conocimiento y que me tiene profundamente contrariado.
MARGHERITA ALDOBRANDINI: ¿Qué ha podido ocurrir?
ODOARDO:
No finja ignorarlo. Hoy, durante los espectáculos presentados en el patio del palacio, el duque de Módena me ha informado que tiene al marqués de Gualtieri encerrado en un calabozo, acusado de un delito del que no hay prueba alguna. ¿Cómo ha podido hacerle tal cosa al organizador de la fiesta en mi honor el mismo día de mi entrada en Parma?
MARGHERITA ALDOBRANDINI:
Si supieras los detalles, lo que le ha hecho a tu hermano Alessandro.
ODOARDO: Yo no tengo ningún hermano con ese nombre.
MARGHERITA ALDOBRANDINI: ¡Ay, lo has negado!
ODOARDO: No estoy dispuesto a perder a un buen amigo de mi padre ni a enemistarme con su señor por la culpa de un fantasma que deambula por las habitaciones de este palacio cuando la oscuridad lo gobierna.
MARGHERITA ALDOBRANDINI: Te he criado mal. Caigan sobre mí tus pecados.
ODOARDO:
Caerán sobre los padres jesuitas del internado.
MARGHERITA ALDOBRANDINI: ¿Por qué eres tan cruel con esta indefensa viuda?
ODOARDO:
Porque conozco a esa “indefensa viuda” desde hace dieciséis años y sé cómo piensa y cómo actúa. Así que, si sabe lo que es mejor para esta casa, me hará cumplir la promesa que le he hecho al duque de Módena y hoy mismo estará su encantador súbdito sentado a nuestro lado en el teatro.
MARGHERITA ALDOBRANDINI:
Se hará lo que el nuevo duque de Parma diga.
ODOARDO:
Y una última cosa. No quiero oír hablar más del sordomudo. Será mejor que lo mande a vivir lejos.
MARGHERITA ALDOBRANDINI:
Si él se va, me iré yo también.
ODOARDO: Tal vez la Providencia quiera también eso.
Escena tercera: Margherita de’ Medici, Odoardo.
MARGHERITA DE’ MEDICI: ¿Te parezco bella?
ODOARDO: ¿A qué viene esa pregunta, mi amada señora?
MARGHERITA DE’ MEDICI: Responda.
ODOARDO: Usted es, para mí, el encanto y la delicia.
MARGHERITA DE’ MEDICI: Pero no soy bella.
ODOARDO: ¿Quién ha osado decirle eso?
MARGHERITA DE’ MEDICI: Su madre. (Silencio)
ODOARDO: Pronto se irá de este palacio.
MARGHERITA DE’ MEDICI: ¿Por culpa mía?
ODOARDO:
No. De lo único que puede alguien acusarla es de llevar el mismo nombre que ella. Y ni siquiera eso es culpa suya.
MARGHERITA DE’ MEDICI:
A pesar de que nuestro matrimonio haya sido decidido por nuestros difuntos padres, yo lo amo y no quiero ser el motivo por el cual se distancie de quien le ha traído a este mundo.
ODOARDO:
Eso es lo único que ha hecho ella por mí. Apenas pudo, y con complicidad de un tío mío cardenal, me mandó al colegio que mi padre había encomendado a esos conspiradores vestidos de negro para aprender de memoria frases en latín sin ningún valor.
MARGHERITA DE’ MEDICI: He oído que ella encerró a su medio hermano Ottavio para protegerlo…
ODOARDO:
¿Se encuentra usted bien, mi amable princesa?
MARGHERITA DE’ MEDICI: Debo haber tomado algo de frío al cruzar las montañas. Es solo el cansancio del viaje. Y toda esa muchedumbre. No se preocupe. No es nada.
ODOARDO: De su vientre nacerá el próximo duque de Parma, su salud es un asunto de Estado.
MARGHERITA DE’ MEDICI: ¿Es esa la única razón de sus cuidados?
ODOARDO: Mi corazón es suyo, como suyos son mis pensamientos y mis actos.
MARGHERITA DE’ MEDICI: Entonces reconcíliese con mi antecesora y libere a su hermanastro.
ODOARDO: Lo primero puedo intentarlo. Lo segundo, para mí, está vetado.
C ¿Y por qué?
ODOARDO:
Porque no fue mi madre la que encerró a ese bastardo en la Roca. Fue el anterior duque. Mi padre. Su padre. Y lo hizo porque el hijo que había tenido con esa mujerzuela de apellido Ceretoli se alió con los españoles para derrocarlo.
MARGHERITA DE’ MEDICI: Oh, Cristo mío…
ODOARDO:
Por eso, lo primero que haré apenas terminen estas celebraciones será mandar un embajador a París para aliarme con los franceses… ¿Margherita? ¿Princesa? ¡Rápido! ¡Traigan al médico de la corte! ¡La duquesa! ¡La duquesa se ha desvanecido!
Escena cuarta: Ottavio, Enzo.
OTTAVIO:
Permítame presentarme. Mi nombre es Ottavio. (Silencio)
ENZO:
Ah, ahora entiendo. El Ismael de Parma. Solo en esta maravillosa ciudad puede ocurrir que un prisionero venga a visitar a otro prisionero.
OTTAVIO: ¿Soy bienvenido?
ENZO: Desde luego, pase y tome asiento. Como ve, mi nueva residencia puede ser recorrida con un simple golpe de vista.
OTTAVIO: Conmigo no tiene que ser irónico. Soy un aliado. Y le he traído tres regalos.
ENZO: Cuánta generosidad. Y bien, ¿cuáles son mis regalos?
OTTAVIO:
El primero es esta carta. Llegó hoy en la mañana, de alguien que entiendo comparte su sensibilidad artística.
ENZO: ¡El maestro Monteverdi! Si ha llegado hasta mí, significa que no pone en peligro los planes de la madre del nuevo duque. Aun así, gracias. Lo peor de no poder moverse uno según su propio arbitrio es que es difícil encontrar con quien sostener una conversación inteligente.
OTTAVIO: No sé si sentirme ofendido o alagado.
ENZO: Lo que habla bien de usted, señor Ottavio. ¿Cuál es vuestro segundo obsequio?
OTTAVIO: La esperanza.
ENZO: La esperanza es una moneda devaluada por los sermones de los curas.
OTTAVIO: ¿No es un hombre de fe, marqués?
ENZO: Dios es para mí solo otro nombre de la Belleza. Pero dígame, ¿en qué debo basar la esperanza que usted trae consigo?
OTTAVIO: En que tienen algunos aliados fuera de este palacio.
ENZO: ¿Era ese el tercero de los dones que ha portado para mí?
OTTAVIO: No. (Silencio) Vengo a advertirle que el patíbulo no es el verdadero peligro.
ENZO: ¿Y a qué debo tenerle miedo?
OTTAVIO: A los amigos.
ENZO:
¿A quiénes de entre ellos?
OTTAVIO: No puedo decirle más.
ENZO: Entonces no me ha dicho nada.
OTTAVIO: Que así sea. Ahora, con su permiso, debo retirarme.
ENZO: ¿Lo he incomodado?
OTTAVIO: Al contrario, me ha resultado bastante agradable conocerlo.
ENZO: A mí también. Y lo lamento.
OTTAVIO: ¿Qué lamenta?
ENZO: Su destino, señor Ottavio. Su destino. (Silencio)
OTTAVIO: Créame cuando le digo que el sentimiento es recíproco.
Escena quinta: Enzo
ENZO: (Lee en voz alta) Señor marqués Enzo Bentivoglio:
Tengo el agrado de dirigirme a usted para mandarle, con la esperanza de que mi retraso no sea motivo de mayores problemas para la puesta en escena de la fiesta en honor de los nuevos duques de Parma, las últimas correcciones de la música para los cinco intermedios preparados por el príncipe Antonio Pio di Savoia y para el torneo real entre Mercurio y Marte escrito por el señor Claudio Achillini. Debo decirle que, por razones que ya he compartido con su Ilustrísima, he encontrado particularmente difícil componer la partitura para el acompañamiento instrumental del torneo, en particular, para el tratamiento de los Meses, que he intentado personificar con la música mejor a como lo ha hecho el poeta Achillini con las palabras. Le agradezco de nuevo que haya escogido a este pobre clérigo para un empeño de tan alta importancia y pidió al Creador que lo mantenga en salud y puede venir a visitarme un día a Venecia.
Claudio Monteverdi (Toma el laúd y toca alguna de las notas de las partituras que acompañan la carta)
¿Oh, amigo, no es otra de esas crueles bromas de ese mismo Creador que tu tanto adoras, y que seguro inspira tu música, que compartas el nombre del ser que tanto tú como yo encontramos insulso y bajo?
MARGHERITA ALDOBRANDINI:
No debe conocer el temor de Dios, marqués, si además de pecar, blasfema.
ENZO: ¿Ha venido a ejecutar con sus propias manos mi pena, señora duquesa?
MARGHERITA ALDOBRANDINI:
Créame que, si estuviera en mi poder, no descansaría en estos cómodos aposentos sino en las mazmorras del Santo Oficio.
ENZO:
Y, entonces, ¿a qué ha venido?
MARGHERITA ALDOBRANDINI:
A decirle que ha vencido esta batalla. Será puesto inmediatamente en libertad y yo, mañana mismo, partiré lejos con el vástago que me es más querido.
ENZO: No se quedará hasta el final de las fiestas en honor al duque.
MARGHERITA ALDOBRANDINI:
Sé distinguir cuando no soy bienvenida en algún lugar. He siempre tenido ese don. Como cuando supe que no lo sería jamás en su lecho.
ENZO: Las nubes se disipan al fin. No es a una madre a la que he ofendido. Es a una amante.
Margherita Aldobrandini
Usted me ha condenado a una cosa monstruosa: A tener celos de mi propio hijo.
ENZO: La vida es la mejor tragedia.
MARGHERITA
ALDOBRANDINI:
Pero antes de abandonar esta ciudad, quiero advertirle que la guerra no ha terminado. No se librará del castigo que le corresponde y ningún poder humano o divino lo protegerá lo suficiente como para eludir su destino.
ENZO:
Su preocupación es inútil. Probablemente ya todos estamos muertos, solo que jugamos a ignorarlo. Pero antes de que eso ocurra quiero pedirle un último favor.
MARGHERITA ALDOBRANDINI: ¿A tanto llega su osadía?
ENZO: No es osadía, es amor.
MARGHERITA ALDOBRANDINI:
¿Qué cosa ama un hombre tan lleno de sí mismo?
ENZO:
La Belleza. Que es siempre una excepción en este valle de lágrimas.
MARGHERITA ALDOBRANDINI: Solo un hombre enfermo puede amar lo que está prohibido.
ENZO: Ocultar la Belleza debería ser el único acto prohibido.
MARGHERITA ALDOBRANDINI: ¿Y qué forma tiene esa Belleza?
ENZO: ¡Alessandro!
MARGHERITA ALDOBRANDINI: Malditas mil veces sean su lengua, su corazón y sus manos.
ENZO: No puede negármelo.
MARGHERITA ALDOBRANDINI:
Oh, claro que puedo y lo haré. No lo verá nunca más porque prefiero verlo crucificado que en sus brazos.
ENZO: Solo una vez más, se lo suplico.
MARGHERITA ALDOBRANDINI: Guardias, abran esa puerta. ¡Guardias! (Sale de la habitación)
ENZO: Triste es la suerte de aquel que, viejo y cansado, encuentra por primera vez la ternura en los ojos de otra criatura. Pero si mi camino está ya trazado y pocas son las horas que me separan de mi último aliento, haré todo lo posible porque sea la mano de un efebo, y no la de una arpía, la que me arrebate de este gran teatro.
ACTO TERCERO
La fiesta Escena primera: Claudio
CLAUDIO: (Lee en voz alta)
… Margherita de Toscana, duquesa de Parma y de Plascencia, patrona queridísima. El valor de vuestros talentos reales, que tan noblemente enriquecen el alma, traspasa sin duda, oh serenísima Margherita, todo término de nuestra humana condición: ya dan fe de él al mundo las lenguas, las plumas y los corazones de toda Italia. Pero mejor suenan los elogios en la boca de los dioses que en las de los mortales, y más que los regalos terre-
nos convienen los misterios celestes como celebración de vuestras nupcias. Por eso, en la composición de este torneo, he dado materia a las antiguas deidades para que se dejen ver de manera insólita a través de soberbias máquinas, sobre la tierra, el fuego, el agua y el aire, para coronar estas felices fiestas que han sido preparadas en honor de vuestro himeneo. No debía esta obra, saliendo a la luz, consagrarse a otro ídolo que al de vuestro nombre. Gozadla como un producto más de la fecundidad de la devoción que ha encendido mi ingenio y que ante vuestra presencia humildemente se inclina.
Intermedio primero: Aurora
AURORA:
Perdona, Titón, perdona que yo abandone nuestro lecho de rosas y corte tu placer, yo que soy la mensajera de un sol que embellecerá al orbe. En estos días de fiesta, soy el heraldo de un astro que nació para iluminar otros mundos. Calentaba el sol antiguo el verde del campo, y con el rayo fecundo hacía renacer las flores del universo. Pero este sol recién nacido, coronado de angélicos esplendores, alumbrará nuevos parajes para alegrar nuevas flores. Ya perlados de roció ante el umbral del áureo día, bello Narciso y límpida Rosa de mi mano florecen. Y dichosos los amaneceres hacen brotar otras riquezas de la tierra. Respirad, oh céfiros, la dulzura de los días felices, y, cantando las avecillas, responded a vosotros que estáis pendientes: Tanta alegría y tantos bienes nos anuncian meses serenos.
Escena segunda: Margherita Aldobrandini, Ascanio.
MARGHERITA ALDOBRANDINI:
Espero que no haya olvidado su juramento, príncipe.
ASCANIO:
Un hombre jamás olvida una promesa hecha desnudo.
MARGHERITA ALDOBRANDINI: Tampoco una mujer.
Intermedio segundo: Marzo
MARZO:
Yo soy el fin de cada gélido afán, yo soy Marzo florido, alba del año. Ya disuelta está la escarcha, y de propia mano el Sol me coronó con violetas pálidas, hoy que, en estas costas, gracias a un rocío dulcísimo, la hija del cielo toscano, las flores del divino lirio anticipó, y Amor con sus pétalos los cabellos me adorna.
Escena tercera: Odoardo, Enzo.
ODOARDO:
¿Por qué cuantiosas corren las lágrimas por sus mejillas, querido marqués?
ENZO: ¡El maestro lo ha logrado! Ha convertido versos de plomo en música de oro.
Intermedio tercero: Junio
JUNIO:
Yo soy el padre de la futura cosecha, de los campesinos, el tesoro, yo soy Junio de oro. Desnuda y solitaria, de rubia cabellera, mi única amiga se coronó la espiga, hoy que perfumado es este viento de un nuevo sol de amor y el lirio celestial eterniza la flor, yo, con sus divinas y queridas hojas, entrelazo las espigas alrededor de mi sien.
Escena cuarta: Odoardo, Margherita de’ Medici
ODOARDO:
Oh, mi amada señora, ¿por qué posa su mirada sobre mí con tanta ternura? (Silencio)
¿Es que algo la aqueja?
MARGHERITA DE’ MEDICI: No, querido esposo mío.
ODOARDO: Entonces, que su timidez no frene su lengua.
MARGHERITA DE’ MEDICI:
Es que creo que Dios ha sembrado un vástago vuestro en mi vientre.
ODOARDO: ¡Alabado sea el padre de la futura cosecha!
Intermedio cuarto: Setiembre
SETIEMBRE:
Ese Setiembre soy yo que sabrosos frutos en el aire cuelga y con su peso las ramas pliega. Era solo mi honor y cuidado, después del árido estío, adornar mi frente con riquezas maduras. Nunca nadie me vio robar las glorias de Mayo. Pero bajo una luz más pura y más serena ato el fruto y la flor, y florecen de amor los suspiros que la primavera pone en los pechos, y trenzo estos cabellos de lirios y de manzanas.
Escena quinta: Todos
MARGHERITA DE’ MEDICI:
¿Por qué no ha hecho hablar a Mayo?
CLAUDIO: Lo lamento, mi serenísima duquesa. ¡Viva el mes en el que ha nacido!
TODOS: ¡Viva!
MARGHERITA ALDOBRANDINI: Marzo será siempre mejor que Mayo.
Intermedio quinto: Enero
ENERO:
¿Qué haces aquí piensas, triste Enero, por debajo de los demás, de días bellos y serenos, tú de lluvia y de frío horrido padre? En estos hermosos parajes no es ni sea jamás o nublado el cielo, o el aire denso. Adiós tranquilas jornadas y meses dichosos,
el Sol de ustedes me aleja, que en el horizonte toscano se ha abierto descubriendo el rostro el dulce otoño a la primavera unido.
Escena sexta: Ottavio
Desde la ventana de mi dorada celda contemplo a la muchedumbre agolparse dentro de la ciudad. Hasta aquí llegan los ecos de gallardas y zarabandas. (Pausa)
El marqués estaba en lo correcto.
Un gran mal duerme en medio de tanta despreocupada alegría.
Intermedio sexto: Mercurio
MERCURIO:
Este dios que razona contigo, asombrado espectador, es ese dios que la segunda esfera mueve en giro eterno, e influencias ingeniosas al mundo esparce. Mercurio soy yo, a quien reverenció Egipto, a quien el árabe adoraba, estrella de tu ingenio, dios de tu mente, primavera eterna de rayos secretos, honrado entre los mortales. Depende de mí cada hermoso discurso, y mil intelectos victoriosos, en sus respectivos campos, cuelgan de mi carroza triunfal. Si alguien preciarse puede en la Tierra de ser un mío adepto, sabed que mis delicias reposan en vuestro nuevo duque y reinan en su mente heroica. Él es el honor principal de mis artes y, de todo estudio, pompa y decoro. Estando yo aquí arriba en el cielo su amado gobernante es el luminoso auriga de mis movimientos; él está aquí abajo entre vosotros rayo de mi luz, luz de mi estrella, y de toda vuestra fortuna. Pero ahora que Marte intenta llevarse
mis más dignos honores, pésame tanto, oh espectadores, que, colmado de indignación y de esplendor encendido, doy vueltas por este cielo poniendo en peligro las rotaciones de mi esfera.
Y si mi fuerza no basta para desatar los nudos, donde Himeneo unió almas tan grandes, bastante buena la esperanza me acaricia y me enseña a tolerar en paz tan bella gloria, al menos no quiero que Marte, ese feroz enemigo mío, turbe mi ánimo, usurpando mis prendas, y ante sus seguidores se jacte. ¿Por qué publicar retos, y atraer la mirada de tantos a disputas salvajes y no humanas?
¿Por qué hacer que una frente verse profusamente, en medio de tormentas de indignación, lluvias de inocente sudor?
Sacar el sudor de los ingenios, y gotearlo sobre el papel esa debe ser mi única preocupación. ¿Qué comparación puede haber entre trompetas y liras, entre timbales y violas, entre lenguas y espadas, entre cipreses siniestros y laureles vivos?
¡Cuánto más vale el relámpago feliz de un adornado lenguaje que el grito de guerra de un soldado herido!
Una lengua efectiva como una hoz sonora, en medio de un campo, cosecha mil almas y mil bajo el aura de la elocuencia maduran, mientras la hoja de Marte solo sega los cuerpos.
¿Y se atreve ese delincuente a competir contra mis artes?
Enredaré bien estos torneos, los haré vanos y complicados para tan soberbio rival, colmados de esperanzas, pensamientos y promesas.
Escena séptima: Enzo, Ascanio
ENZO:
Alguien me ha dicho que debo temer a mis amigos.
ASCANIO: ¿Es de hombres prudentes escuchar las voces que propagan las gentes?
ENZO: ¿Acaso no lo es?
Intermedio séptimo: Marte
MARTE:
En la mesa de Júpiter, yo, esplendor del quinto cielo, rodeado de divina compañía, un yelmo usaba como copa y bebía el néctar del guerrero; hasta que escuché las quejas, comprendí las traiciones, y descubrí los engaños del numen de los mentirosos, autor de quimeras, dios del embuste, y casi diré criado del Sol, indignidad del cielo, insulto de las estrellas, y de nuestro colegio horror y escarnio. La maligna deidad pretende burlarse de mi saber e injuriar las hazañas de mi brazo, pero todavía no entiende que gobernante del mundo es mi espada. Presume el demente de ser monarca y demiurgo de su propio lógico mundo repleto de mil esencias, que ni son ni fueron ni serán, y, con tales maquinaciones, se convierte en el arquitecto de la carcoma que roe el intelecto de vosotros mortales. Yo sustraer solo deseo de tan miserable condición a tamaño héroe, y procuro portarlo de la sombra de los discursos al sol de las armas, para que el mundo vea, vencida la lengua de un farsante, por un brazo marcial hecho elocuente.
¿No tendré acaso la fuerza para desanudar intrigas indignas, que el retador ha enredado?
Personaje infeliz que, vestido de estrella, vas manchando las esferas, te borrare del gran libro del cielo. Más fausta y auspiciosa que tu luz más clara, sobre los montes, pasa el cometa. Muevo un cielo y habito una esfera más brillante, más grande y más poderosa, que el círculo infeliz del que te jactas.
¡Sí, sí, lo haré, qué empalidezca el timbre de su voz al son de las armas! Ordenaré que, al sonido fiero de mi gran tímpano, las arpas callen.
Tejeré guirnaldas de cipreses y de laureles en aquella cabeza, que fue escogida por el cielo para fabricar felicidad sobre vosotros; pero antes pretendo que la máscara blanca de mi enemigo se raje, burlándome de su burla con su arte. Quiero, con maneras dulces y amables, a los esposos que tengo el honor de honrar, pedir permiso para liberar a dos campeones en el campo. Quiero abrir de par en par las puertas de los Elíseos y sacar la música de Orfeo, mientras sobre estas queridas arenas se transforman en guerreras las piedras. Y quiero, oh espectadores, para vuestro deleite y para mi pompa mover la tierra, el mar y el cielo para invocar a Júpiter el justo dios propicio y protector, que ya en otras pruebas similar rol ha ejercido.
¡Aquí está!
Oh qué hermoso desciende del monte Olimpo, ahora sí se cumpla mi venganza, soy bendito.
MARGHERITA ALDOBRANDINI: ¡Y yo a Ascanio!
(Suena música marcial. Ambos se presenta uno delante del otro. Hacen un saludo con las espadas y comienza el duelo. Ascanio ataca a Enzo con ferocidad. Enzo se defiende y desarma a Ascanio. Ascanio yace en el suelo amenazado por la espada de Enzo. Enzo respeta su vida. Vivas y aplausos para el vencedor)
Intermedio octavo: Júpiter y Discordia
JÚPITER: Dioses, que en guerra entre sí andan, si la Fama los obliga en esta impía tarea, reconcílieles el Amor. Somos siempre amigos de enaltecer las propias glorias con la pluma y la espada, con la espada y la pluma, y la Discordia en tanto, precipitosamente, nos conduce al Infierno.
DISCORDIA: Piedad, magnánimo Júpiter, merece piedad quien obra por el propio instinto.
JÚPITER: Infame Discordia (dirigiéndose a los presentes) y vosotras malditas furias al eterno lamento yo las expulso, y la paz beata y la risa dulce unión feliz celebren en el Paraíso.
(La Discordia se precipita en el suelo. Margherita Aldobrandini abandona la sala)
Escena novena: Todos
TODOS: ¡Infame Discordia y malditas furias! (Suenan las campanadas de una iglesia).
COLABORADORES 7MA EDICIÓN
Juan Pablo Goñi
Capurro
Dramaturgo, escritor y actor argentino, radicado en la ciudad de Olavarría. Sus obras teatrales han sido representadas en Argentina, Chile, México y España. Participó de varios festivales internacionales de teatro y ha recibido reconocimientos como el Premio de Teatro Mínimo Rafael Guerrero (España).
Martín Molina Castillo
Titiritero con 26 años de experiencia, pertenece a los grupos Tárbol e Higuerilla. Sus trabajos se han presentado en espacios teatrales y alternativos en Perú y otros países de América, Europa y Asia. Explota también la participación de títeres en contextos rituales, activismo social, conciertos de rock y otros espacios no convencionales. Se dedica a la investigación, divulgación y producción de textos especializados en títeres, es editor de “Mil vidas, publicación artesanal dedicada a los títeres” y el libro “Oficio de
Raúl Wiesner
45años
dedicado al teatro, como actor, formador y director escénico. 30 años como formador, docente escénico en colegios y universidades. 39 años como director escénico. En la actualidad es formador en la escuela de teatro de jóvenes, municipio De La Vega –Cundinamarca. Entrenador virtual con actores de Madrid España.
César Ernesto Arenas Ulloa
Licenciado en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Docente universitario por más de 6 años en Lima. En la actualidad, vive y estudia en Italia.
Juan Diego Ramírez Loaiza
Director Escuela Municipal de Teatro de Sonsón - Antioquia – Colombia. Director Escuela de Teatro “Lucía Javier” en la misma localidad.
Francisco Javier Angel Noreña-Fran Nore
Escritor, poeta, actor y diseñador gráfico, escenógrafo y director artístico, cantante y pintor. Premio Nacional de Poesía Ciro Mendía, 2003; Premio de periodismo CIPA, 2010; Premio internacional de periodismo Ana María Agüero Melnyczuk, 2013; Premio certamen anual de literatura internacional L.A.I.A El molino 2014; Premio Internacional XI Certamen autobiográfico “Un Fragmento de mi vida” Asociación Mexicana de Autobiografía y Biografía A.C. 2016. México; Premio internacional de novela Freeditorial. 2017; Premio mundial de ilustración Imartgine 2017.
Katya Castro Henríquez
Artista Escénica Multidisciplinaria y Gestora Cultural. Con más de 16 años de experiencia en las artes escénicas. Fundadora de la Asociación Cultural Camisa de Fuerza. Egresada del Conservatorio de Formación Actoral del Británico, Bachiller en Administración de Empresas de la UNMSM, con especialización en Gestión Cultural del Museo de Arte de Lima y egresada del Laboratorio Internacional de
Dirección de Arte de Azul Borenstein. Autora del libro de cuentos infantiles “¡Ven, que te cuento!” difundido por el programa Lima Lee de la MunLIMA.
Juan Carlos Suárez Revollar
en Huancayo en 1982, obtuvo el premio de cuento «Vivencias de mi tierra» en 2001 y fue finalista en el Premio Felizh de cuento. Relatos y ensayos suyos han sido incluidos en diversas antologías. Actualmente se dedica a la corrección de estilo y a la producción editorial. En 2011 fundó Acerva Ediciones, entidad especializada en la publicación y promoción de literatura de la región centro.
Nacido
docente e investigador teatral ítalo peruano. Ha escrito artículos en revistas de Italia, Perú y Polonia. Sus obras dramáticas, por su parte, han sido estrenadas y publicadas a nivel nacional, ganando distintos premios y financiamientos.
Dramaturgo,
Francisco Tello Molina.
Ariadna Elucia Zavaleta Urbano
Escénico, actor, investigador, dramaturgo, formador escénico.
Director
Nombrado Persona Meritoria de Cultura por el Ministerio de Cultura del Perú, 2017. Past Profesor y Past Director de la Escuela de Arte Dramático de Trujillo, Perú. Productor, Director Teatral de la Asociación Cultural Guiñol. Director de su página cultural.
Lucero Dávila
Esactriz performática formada en talleres. Estudiante de Danza clásica y modelo de Figura humana. Actualmente es director de Proyecto Especie y lleva dos producciones realizadas, una de ellas durante pan demia. Fue profesora de Movimiento consciente para Adultos mayores y ha dictado seminarios y talleres de ex presión corporal y teatro para jóvenes y adultos.
Luis Felipe Rodríguez Jiménez
Comunicador social, egresado de la UNMSM. Ha laborado como periodista en los portales Convoca y Wayka. Actualmente trabaja en RPP Noticias.
Bordadora textil, dibujante a mano alzada y de diseño digital. Con estudios de Diseño de moda hasta 9no ciclo. Actualmente es estudiante de la carrera de diseño escenográfico de Ensad en IV ciclo. Se ha desenvuelto como asistente de diseño de moda. Ha realizado artículos teatrales y textiles para obras.
JuanMa
Es
mi bio-data y puedo escribir lo que guste. Dispénseme el atrevimiento. “Para Walid Abu Rashid “El Titiritero de Siria”: Sé que nunca leerás esta revista, solo quiero decirte que lo has