ACADEMIA
EL RESPETO: UNA CONDUCTA ARRUINADA
P
POR
DR. MIGUEL RUJANA QUINTERO Docente Investigador Unisinú Bogotá.
Colombia sufre otro flagelo tan angustioso como la corrupción: la ausencia de respeto al otro, al semejante. Es el caso del presidente Iván Duque Márquez, quien no respeta a la Corte Constitucional ni a los jueces de la república, y desacata sus decisiones. Por su parte, la Procuraduría General de la Nación tampoco obedece ni hace caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Y así pasa, entre muchos otros irrespetos.
reocupa ver en Colombia, en este certamen electoral, el lastre de la política: la opinión pública ciertamente arruinada por los partidos políticos, algunos medios de comunicación y las redes sociales. Estos promueven el debate público alejado de la academia, de las organizaciones sociales y culturales; y lo peor, confunden al elector haciéndole creer falsedades. A los bien informados les da miedo o pena participar en política por la violencia generalizada. Casi nadie se arriesga a decir por quién ni por qué partido votar. Entre muchas causas de estos males que padece Colombia está el poco o nulo respeto al ser humano. En estas campañas, el electorado ha estado atento a las orientaciones de los políticos. Lamentablemente los partidos, en asocio con algunos medios, han diseñado un entramado ideológico para confundir a los ciudadanos: los de izquierda advierten que las contradicciones de la democracia liberal capitalista, por las desigualdades de poder y riqueza, por fin están pasando factura y hacen que el sistema esté a punto de colapsar. Los de derecha, en cambio, dicen que se avecinan unas culturas políticas y sociales marcadas por influencias castrochavistas, que "expropian". Todo es falso, lo grave es que lo creen. Lo radicalmente inmoral es el modo como los partidos engañan al elector, encapsulando en sus programas políticos la forma de descalificar al opositor: lo avergüenzan, injurian, y calumnian. En Hamlet, de Shakespeare, se describe en una escena que sucede en un cementerio que caracteriza al político. El príncipe de Dinamarca contempla la calavera que un aldeano saca de una tumba, y dice: "acaso sea la mollera de un político, de un intrigante que pretendía engañar al mismo Dios".1 Al final se busca confundir al elector, la destrucción del opositor político y eliminarlo de la contienda. Estos actores políticos y sociales alcanzan los mayores niveles de aceptación y de rating, no por confrontar los progra-
REVISTA [42] MOMENTOS