Revista Mundo No 24 - Vladdo

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Director

Carlos Salas

Gerente

Juan Manuel Salas

Asistente diseño Gráfico Concepto Gráfico Coordinación editorial

Tatiana Paris MUNDO Julia Mariana Díaz

Fotografía

MUNDO

Comercial

Juan Carlos Castillo

Asistente

Ezequiel Villa

Preprensa

MUNDO

Impresión

D’VINNI LTDA

Distribución Portada

Bogotá : Juan Carlos Castillo / Galeria Mundo Medellín: Augusto Restrepo / BIBLOS Libreria de arte Fotografía de Vladdo realizada en Galería MUNDO en enero de 2007

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio gráfico, mecánico o eletrónico, conocido o por conocer, sin autorización previa y escrita de PROYECTO ARTÍSTICO MUNDO S.A.

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Revista 24 Febrero 22 de 2006

Carrera 5 No. 26A - 19 Tel. (571) 2322408 - 2322467 Torres del Parque Bogotá / Colombia revistamundo@hotmail.com ISSN 757 1657- 8546 Hecho en Colombia


Editorial

Por Carlos Salas

En las distintas monografías que revista MUNDO ha dedicado a artistas se ha procurado incluir diferentes etapas de su trabajo, que en algunos casos ha sido de largos años. En este número dedicado al caricaturista Vladdo, lo que venía siendo una mirada a una historia personal, se transforma en la de los sucesos ocurridos en las últimas décadas. Esto es un reflejo de lo que diferencia la labor de un artista a la de un caricaturista. Vladdo anota que Botero respondió indignado a uno de sus apuntes cargado de ironía acerca de su obra: “No confunda, esto es arte”. Esta anécdota invita a la reflexión. Entre las más recientes obras de Botero encontramos algunas en las que representa, con su particular estilo, hechos que han golpeado a la opinión pública. Con ellas, a través de la pintura, intenta avivar la memoria, como lo hace el historiador con la palabra. Podríamos pensar que es justamente lo mismo que viene haciendo Vladdo desde hace unos años. ¿Dónde radica la diferencia? En su presentación pública las obras de arte mantienen su autonomía aunque hayan sido divulgadas por los medios impresos, como es el caso de la tan publicada serie de Abu Ghraib, de Botero. Mientras que los dibujos de Vladdo parecieran condenados a la “perenne” permanencia de los medios. Pero en una época en que el arte ha perdido protagonismo y cuando la información, así sea dada para el olvido, ha ganado el favor del público, las jerarquías que colocan al arte por encima de otras manifestaciones pierden validez. Vladdo cuenta con un agudo sentido crítico unido a su capacidad de convertir al dibujo en una herramienta eficaz y a la versatilidad que caracterizan su personalidad y su trabajo. Esto lo ha llevado a ser protagonista de su época.

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Ni te embarques Por Julia Mariana Díaz

Algunas cosas se prevén después de escuchar la narración que el mismo Vladdo hace sobre cómo

A la derecha: Bocetos. Estos improvisados dibujos –donde aparecen Belisario Betancur, Alfonso López y Julio César Turbay, junto a un personaje genérico– fueron la carta de presentación de Vladdo con Ovidio Rincón, subdirector La República, el 12 de marzo de 1986. Dos días después había de aparecer su primer dibujo en la página editorial de dicho diario. El pago: 300 pesos.

salió publicada por primera vez una caricatura de su autoría en la prensa. Tal parece que con el relato algunos podrían ter-minar creyendo en agüeros. Acá están los detalles. Según cuenta, hace un poco más de dos décadas, cuando él era un joven egresado de diseño publicitario que trabajaba en una compañía de finca raíz, recibió una oportuna sugerencia:

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“Vaya al periódico La República, allá no tienen caricaturista, lo pueden contratar”. Y la frase, que se la dijo una ex compañera de clase, la vino a recordar Vladdo mucho tiempo después, cuando por casualidad se encontraba en una una notaría que quedaba en la misma cuadra de las oficinas de ese diario, entre otras cosas fundado en 1954 bajo iniciativa de Mariano Ospina Pérez. Por eso cruzó la calle, entró y consiguió hablar con el subdirector: El tipo me dice: usted dónde ha trabajado y yo que en ninguna parte. ¿Tiene un portafolio? y le dije no. Me dice que bueno, que traiga después unos dibujos y los miramos. Yo muy responsablemente le dije que más bien me diera una hoja y yo se los hacía de una vez.

Le hice cuatro dibujitos y se los entregué.

Se fue, después volvió y me dijo: mañana lo recibe el director a las 8:00 a.m.”. Según se sabe, Vladdo le cumplió la cita a Rodrigo Ospina Hernández para quedar contartado al otro día. Y de acuerdo a la fecha de su debut en los medios, miércoles 14 de marzo de 1986, eso tuvo que ser un martes 13: “Lo primero que hice fue una tontería de Barco, algo sobre las elecciones”. Martes ni te cases ni te embarques. Perfilando al expresidente Virgilio Barco por un monto de $300, en 1986, empezó su trayecto de veinte años más de trabajos continuos en los más importantes medios del país. Contando con que hoy tiene tres premios nacionales de periodismo y uno de Excelencia de la Society for News Design, parece que, aparte de la baja tarifa que le tocó aguantar como principiante, a Vladdo su inscripción como nauta del periodismo, en esa fecha premonitoria, no le ha significado mala suerte a él sino a los muchos que ha retratado sin benevolencia: presidentes, ministros y otros tantos miembros de nuestra particular clase dirigente.


Desde hace veinte años los colombianos han podido ver los hechos y personajes de la heterogénea realidad nacional a través de su mirada particular. Columnista, caricaturista, diseñador gráfico y director de medios, nació en Armenia y parece que le debe su nombre a Ilich Ulianov. Apartes para un perfil de Vladimir Flórez, Vladdo.

Sin embargo, valga la aclaración, no siempre las cosas han sido así de perfectas para Vladimir Flórez, dueño de la firma. Precisamente algo de eso sugiere él mismo cuando dice: “Qué tal el obsequio de mi padres”, refiriéndose a su nombre, que debió ser heredado de Lenin, Vladimir Ilich Ulianov, según los comentarios que se dan en medio de una entrevista que le hacen en su apartamento en Bogotá. Ahí en su recinto, mientras afuera llueve duro y en algún punto de la ciudad colapsan las estaciones de bus, Vladdo recuerda otra cosa que viene al caso: “Gracias a que no he permitido que me exijan una línea editorial he logrado que me echen de varias partes, pero es la única forma de trabajar hoy por hoy.

Cada gobierno tiene un estilo distinto y su manera de meter la pata. No es que haya uno que me guste y otro que no, sino que todos dan papaya. Igual hay unos que me gustan menos que otros”, afirma. Luego, desde una silla azul cambia el track de la banda sonora de La Pasión de Cristo que hasta el momento ha servido de fondo. Lo hace con el mismo aparato con el que otro día había estado alternando clásicos ochenteros.

“Me encantan todas estas cositas”, Dice con ojos abiertos tras las gafas, mientras muestra un minúsculo artefacto que tiene en la mano: los gadgets, la tecnología, como

el periodismo escrito y el diseño de medios también han sido sus otros temas de ocupación. Decía Arturo Alape, recientemente fallecido escritor y pintor caleño, entre otras cosas autor del libro de historia con mayor número de ediciones en Colombia, que no había diferencia entre el color y la palabra, y que no entendía por qué siempre le reclamaban que se dedicara a una de las dos cosas. “Si la mayoría de los periodistas ahora son políticos, además son padres de familia y tienen amante, ¿por qué uno no puede desarrollar todas sus inclinaciones artísticas?”, repetía el también llamado Carlos Arturo Ruiz. Y parece que eso es lo que ha hecho Vladdo: darle cuerda a sus pasiones e intereses, sean artísticas o no.

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“No confunda, esto es arte”,

dice que le dijo un día Fernando Botero ‘alzando el dedo’, porque él le había sugerido que algo de la obra del conocido pintor tenía que ver con la caricatura. En tal caso, dice que él no se mete en esas reflexiones, que se las deja a los teóricos y que las cosas son arte en la medida que estén bien hechas. Además de dibujar para El Tiempo, El Siglo, El Espectador, El País y las revistas Cromos, Credencial, Diners y Semana, en esta última se ha hecho célebre desde 1994 con su ‘Vladdomanía’, ha sido columnista, diseñador y director de medios, entre otras cosas. Es autor de tres libros de caricatura editorial y política y de tres tomos sobre el personaje que creó en 1997, de quien siempre ha dicho que está diseñada para que lo mantenga: Aleida. Fue durante tres años director creativo de la revista Semana y ha sido consultor de diseño para publicaciones como Gatopardo, Soho, Cromos, Poder y Loft; Los diarios El Espectador, El Universo, de Guayaquil, y el diario Las Américas, de Miami. En esa ciudad fue director creativo de la revista Poder, entre los años 2000 y 2004. Y ha sido columnista y editor de tecnología en la revista Enter, Poder y Semana. El también coordinador de la Sociedad de Diseño de Noticias en Colombia, es padre de Sofía, aficionado a los gadgets, a los tangos, a los Rollings, recién exiliado de Portafolio y fundador de Un Pasquín, periódico antiuribista con un tiraje de 5.000 ejemplares que él mismo financia. Y que hace poco celebró su primer aniversario. “El propósito de mi posición antiuribista es de alguna forma denunciar ciertas conductas con las que no estoy de acuerdo, con las que no coincido. Desenmascarar muchas cosas que el Gobierno disfraza de tal o cual manera para mostrar otra perspectiva. Yo creo que lo más importante es que uno pueda interpretar el sentir del lector.

Los caricaturistas pueden ser simplemente bufones o payasos o poner a la gente a pensar. Acá lo relevante

es que con mi trabajo muchos de los lectores encuentran material para reflexionar”, afirma y después se disculpa para retirarse un momento. Luego se sienta detrás de la pantalla de un MAC portatil que hay sobre un mesón. Mientras teclea muy concentrado, hay tiempo de detallar que en su recinto se destaca una biblioteca amplia, algunos títulos con letras grandes: Rembrandt, The Complete Films of Alfred Hitchcock, El Gran Libro del Desnudo, Manzur, Alejandro Obregón ¡A la visconversa!, Icons of Arts, The 20th Century. También hay una vieja máquina de escribir marca Continental y detrás de ella un ejemplar de Le Petit Journal, Supplément Illustré, septiembre de 1891. Detrás de una columna, tres paquetes de Un Pasquín en el piso, en los que se alcanza a ver una foto del presidente Uribe “muy integrado a sus homólogos Chavez, Morales y Correa”. A la entrada, un afiche de los Rolling Stones, Bridges to Babylon, y sobre la repisa, un Superman grande y un dibujo que él hizo de Jesucristo sobre una lámina con el logo de la compañía de Steve Jobs en el centro: manzana roja mordida en lugar de un corazón.

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ntre otras bagatelas, la capacidad de burla distingue burlescas. A pesar de las doctrinas de Platón, sus compaal hombre de los demás animales. Es, que duda cabe, triotas no le pararon bolas a lo que, sin titubeo, olía a intento una muestra de inteligencia. La primera vez que un de represión y, demócratas como eran, produjeron profusos ser humano se carcajeó no hay duda de que selló, con sus escarnios pictóricos con el fin de que la gente se solazara. risotadas, una de esas etapas abstrusas en la espinosa En la decoración de numerosas vasijas se representaron los evolución de la especie. Ese primer indicio de júbilo debió de héroes de la mitología y los dioses del olimpo con cabezas de haber sido causado por una mueca de la compañera de turno, animales o en medio de algún remedo de las leyendas que o por alguna idiotez que masculló un vecino de caverna, o los hicieron célebres. Los pintores de cerámica tenían toda por un resbalón del dictadorzuelo de la tribu o, incluso, por la la libertad de expresarse y no tardaron en incorporar en sus cabriola de algún un estegosaurio. La risa guarda una estrecha ornamentaciones ciertas escenas procaces que incluyeron relación con la capacidad de burla; tal vez por eso, Platón decía trances funcionales, sin duda risibles a pesar de un carácter que “abandonarse a ella provoca un fuerte descomposición escatológico, y un amplio surtido de representaciones eróticas, del alma” y agregaba que “es vulgar e intolerable”. Por fortuna tal vez más interesantes que chistosas pero de todas maneras otros filósofos de su tiempo, tal vez más dispuestos a permitirse ocurrentes. En lo que a la pintura se refiere, Aristóteles cita a una broma de vez en cuando, no le dieron mayor trascendencia un tal Posón como “pintor malévolo” y Aristófanes, sobre el al asunto. Aristóteles consideraba lo cómico “indoloro e inocuo mismo personaje, dice: “No volverás a ser el juguete del infame y de ninguna manera vulgar o repugnante” y a un discípulo Posón”, lo que hace pensar que existió una cierta tendencia al suyo, a Teofrasto, le parecía válida la diversión por lo cual se sarcasmo pictórico aunque no hayan quedado vestigios para aproximó, sin el menor indicio de censura, a una de las muchas soportar la hipótesis. definiciones posibles de caricatura al afirmar que “lo cómico es A pesar de los riesgos que señalaban los cacicazgos y algo popular que representa la vida cotidiana...” otras formas de vida poco liberales, los artífices del mundo En todo caso, existe la posibilidad de que la manía de reírse precolombino dejaron objetos que podrían calificarse como del prójimo sea tan vieja como la humanidad y de que en ella caricaturas “de bulto”. Hay figuras antropomorfas y otras con se encuentre el origen de la caricatura. Aunque no es fácil cabezas de animales cuya intención es satirizar al sujeto a imaginar a los primeros padres hostigando saurios u otras quien representan mediante la exageración de sus muecas bestias prehistóricas entre carcajadas, y sin intención de abrir o, incluso, de sus defectos físicos. No hay razón para pensar una polémica sobre la caricaturización de los que estas piezas no hubiesen sido inspiradas bisontes o de los cazadores del paleolítico, Existe la posibilidad de por los tiranuelos que, si se percataron del no deja de ser significativo que algunos que la manía de reírse sarcasmo, debieron de escarmentar a los tratadistas hayan detectado en las cuevas de en vista de que no hay muchos del prójimo sea tan vieja artistas Lascaux o de Altamira los primeros vestigios poderosos con la inteligente capacidad de de esa representación incisiva de unos como la humanidad y de reírse de si mismos y menos aún con la de personajes o de unos sucesos. Además, la que en ella se encuentre permitir que otros se carcajeen de ellos. mera observación permite concluir con Para comprobar la teoría basta con registrar que en el arte africano, en la estética pre- el origen de la caricatura. los objetos infamantes, que se hallan en colombina y en las manifestaciones de otras museos especializados desde en el México culturas primitivas se vislumbran copiosos indicios de esa de los Chichimecas, Olmecas, Toltecas, Aztecas y Mayas forma de chanza que, tal y como la define el Diccionario de la hasta en el Perú de las culturas preincaicas o en la Bolivia Real Academia de la Lengua, es “un dibujo satírico en que se de las ruinas Tiwanaku. Para no ir más lejos, un enjambre de deforman las facciones o el aspecto de una persona” o “una piezas Tumaco, de Colombia y de Ecuador, dan fe del asunto. obra de arte que ridiculiza o toma en broma el modelo que Sin contar con los prototipos relacionados con un erotismo tiene por objeto”. sacado de calcillas, susceptibles de producir sonrisas de En Egipto, en los tiempos de la XVIII dinastía, aparecieron complicidad y hasta de envidia. en las murallas de Tebas, como consecuencia de las no de- En Roma lo satírico invadió muchas manifestaciones armasiado populares reformas de Akenatón, unos graffiti que, tísticas. Abundan las figurillas de bronce y de otros materiales con el fin de escarnecerlos, representaban de manera grosera esculpidas con una intención mordaz y, en otros casos, erótica. al rey y a Nefertiti. De ninguna manera se trató de un hecho La costumbre, también bastante extendida, de adornar algunas aislado puesto que en varios papiros de la dinastía XX, tal piezas de terracota con chanzas pudo haber sido copiada de y como puede observarse en museos como el Británico o el los asentamientos griegos de Sicilia, aunque cabe la posibilidad del Cairo, se representaron animales tocando instrumentos de que se imitaran los monigotes que se acostumbraba a en un ambiente cortesano y escenas como la de una rata poner sobre ciertos jarrones etruscos que tenían la función de sentada en un trono recibiendo una ofrenda de manos de hacer reír. Las esculturas jocosas pertenecen, por su parte, a un gato, ante la mirada de otras congéneres ataviadas con la tradición imperial y tienen, como la de Caracalla que está atributos exclusivos de la realeza. ¿Por qué se pretendería en el Museo de Avignon, la doble intención de escarnecer comparar a Nebmaat Ramses o a Khepermaat Ramses o a y de recrear, al igual que una serie de curiosas efigies de cualquiera otro de los faraones de un linaje emparentado con bufones que se consideran precursoras de ciertos caracteres los dioses, según se creía, con un mamífero de alcantarilla? de la comedia del arte. Las representaciones pornográficas, No se sabe y para los efectos no tiene la menor importancia. con el propósito de divertir, no son escasas. No obstante, los De lo que no cabe duda es de que en las orillas del Nilo, al mejores ejemplos de la obscenidad gráfica se encuentran en menos durante las últimas dinastías, fue habitual lanzarle los frescos y en los mosaicos. En Herculano se halla un mural alfilerazos al poder y, por supuesto, las pullas dibujadas no donde unos cuantos monos se mofan de las costumbres de la podían faltar en una cultura que fue sobre todo gráfica, si se época, y en las ruinas de Pompeya hay mosaicos que satirizan tienen en cuenta los jeroglíficos. no sólo la vida cotidiana sino los cultos paganos y los dogmas En el arte griego no es extraño toparse con suculentas grafías cristianos. Hay dos de sobra conocidos: un virulento Juicio

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Apuntes para una historia de la caricatura Por Fernando Toledo

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de Salomón y un Asno Crucificado con la frase “Alexamenos En muchos de sus trabajos se nota la intención de escaldar adora a Dios”. La abundante pornografía que se halla en las a los modelos y de resaltar, sin piedad, lunares, barbillas, ruinas de la ciudad es, que duda cabe, una de las atracciones bubones, arrugas, bizqueras, miradas perdidas o marcas en más fotografiadas por los visitantes de las migajas que dejó la general que le otorgan a los retratados una individualidad de brusquedad del Vesubio. todas maneras sandunguera. La Edad Media, sobre todo la alta, fue una época de austeridad. Leonardo Da Vinci, amén de haber sido él mismo un socarrón Alrededor del año mil la tan cacareada proximidad del fin del como lo prueba su archiconocido retrato burlesco de mujer, en mundo alcanzó a producir un pánico colectivo y el consiguiensu tratado sobre la pintura, se refiere a lo que todavía nadie te ataque de severidad confesional. Las parodias, si bien no denominaba caricatura. Asegura que “es preciso a veces a estuvieron del todo ausentes de las grafías, tomaron unos copiar los rasgos completos, aunque éstos sean deformes, rumbos inesperados. Los artistas que ilustraron los códices e incluso exagerarlos con el objeto de oponer mejor lo bello y los libros de horas, los que decoraron los recodos de las a lo feo para que el contraste produzca un mayor poder iglesias y quienes concibieron los grandes vitrales ridiculizaron emotivo”. De hecho, es en el Renacimiento cuando empieza a las imperfecciones para simbolizar el pecado y los defectos de gestarse la etimología del término “caricatura” que viene de la índole espiritual. Se trataba de una suerte de caricaturas que denominación de los Ritratti Carichi o retratos sobrecargados. pretendían tener un sentido edificante sobre temas como el Imposible dejar de mencionar, ya en el cincueccento, a Giudemonio, la muerte, los yerros y otros tópicos relacionados con seppe Arcinboldo, pintor de la corte de Praga en cuyos retratos la doctrina. Un inconfundible ejemplo de la parodia medieval y bodegones, con una insoslayable condición de bufos, apason los bestiarios ilustrados, tan característicos de la época, recen figuras fundadas en el exceso casi surrealista, y desde en los que es inevitable que, sin perder de vista su condición luego cómico, de flores, frutas, verduras y animales. simbólica y moral, se vislumbre una cierta chocarrería. O al En el periodo barroco, en los trabajos de los grandes maestros menos eso parece desde este siglo XXI. se descubren con frecuencia una multitud de huellas a veces Una vez superada la presunta inminencia del fin del mundo, muy sutiles y otras no tanto de lo que podría denominarse un empieza a aparecer, de vez en cuando, en algunas maprincipio, de todas maneras tenue, de caricaturización. En las nifestaciones artísticas del medioevo, un cierto sentido del obras de Antonio Moro, de Rembrandt, de Caravaggio, de Ruhumor que, dicho sea de paso, no debió o de Velásquez, con el prognatismo “es preciso a veces a copiar bens de ser muy bien recibido por la imperante de los personajes de la Casa de Austria arbitrariedad tanto política como eclesial. los rasgos completos, aunque en el caso de este último, se hace más Valga recordar los cerdos bailando de los o menos evidente la agudeza. A veces a éstos sean deformes, e capiteles de la catedral Chartres, algunas partir de un ligero esguince de la realidad, figuras del libro de horas del buen duque incluso exagerarlos con el otras como una distorsión más notable de Berry y los burros que predican en los objeto de  oponer mejor lo que tiene por objeto hacer axiomática la púlpitos en unas cuantas ilustraciones El énfasis en el rasgo concluyente, bello a lo feo para que el sátira. más bien crípticas. Sin excluir, por en el gesto delator o en la mirada perversa supuesto, las piezas que, para consentir contraste produzca un mayor puede considerarse parte de esa “perfecta el reposo del trasero de los sochantres deformidad” que se contrapuso a la belleza poder emotivo”. en las largas vigilias, se tallaron bajo la Ideal y que dio lugar a todo un entramado silletería de algunos coros españoles. Allí de teorías. Los retratos con una finalidad se encuentran imágenes nada ortodoxas, sarcásticas y aún “cómico-fantástica”, le dieron vigencia al termino hasta un escatológicas. Y a propósito de España, ¿no tienen acaso un punto tal que en su edición de 1694 el Diccionario de la talante caricaturesco las gigantescas representaciones de San Academia italiana lo definió como una “especie de libertinaje Cristóbal, conocidas como “Cristobalones”, que todavía se ven de la imaginación”. en no pocas catedrales ibéricas? El espíritu de lo caricaturesco no se manifestó tan sólo en los El Renacimiento, a pesar la inevitable supervivencia del retratos. La abundancia de temas tratados con cierto humor, feudalismo, representó una liberalización del pensamiento en lienzos y grabados del siglo XVII, es inmensa. Los grupos y un regreso a los modelos clásicos. La estética de Roma y de mendigos, de bohemios, de deformes y de borrachos así de Grecia se convirtió en el último alarido de la moda y la imcomo las escenas ambientadas en las tabernas o las temátiprenta favoreció la difusión de toda suerte de ideas. La burla cas mitológicas están llenas de sugerencias que se aproximan pasó a ser un ardid válido para exorcizar el oscurantismo como a la comicidad e incluso la pretenden. En los lienzos y en los lo demuestran las caricaturas de cardenales realizadas nada dibujos de Cornelius Dusart, que fue un pionero en el cultivo menos que por el Bernini, uno de los artistas oficiales de la de la sátira política, se hizo énfasis en esa cotidianeidad bocuria vaticana. En el ámbito de lo popular surgieron una suerte nachona y chispeante que se convirtió en una especie de de cómics, Aleluyas los llamaban, que eran caricaturas en el caricatura de lo cotidiano. Y todo lo anterior sin detenerse en sentido formal de la palabra. Mientras tanto, en la obra de la decadencia del barroco, tanto ornamental como pictórica, los grandes pintores se revelan a menudo rasgos grotescos, que se conoce como El Rococó y que, por su exageración y imposibles de inventariar por lo prolíficos. Valga recordar amaneramiento, tuvo casi la condición de capricho jocoso o a guisa de ejemplo El jardín de las delicias y La carreta de de parodia espasmódica. Heno de El Bosco, y el conjunto conocido como El martirio de La época de la ilustración y de ese despotismo que definió Nataglio degli onesti o el retrato de Juliano de Medici, ambos Hobbes como “la alianza entre los teóricos del Estado liberal de Boticelli; es inevitable advertir el tono jocoso que los artisy los hombres representativos del racionalismo” fue el caldo tas consiguieron otorgarle a varios personajes, algunos de ellos de cultivo ideal para que la caricatura se emancipara de lo tan contradictorios como la muerte o los señores de la alta artístico y adquiriera una entidad propia, coherente con ese burguesía. ¿Qué decir de la obra de retratistas como Alberto punto medio que, como si fuera una señal de los tiempos, se Durero, Hans Holbein o de pintores como Brueghel el Viejo? dio entre las fuerzas de lo popular y el fausto. Una suerte de

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equilibrio que se apoyó en circunstancias tales como que las un rapidísimo repaso por el ámbito nacional. No obstante, publicaciones periódicas, que empezaban a circular por toda Eu- antes es menester citar un artista que hizo del trazo cómico ropa, no tardaron en convertirse en el medio idóneo para difundir y por supuesto de la caricatura un paradigma primero en los grafismos punzantes. Francis Grose, en Inglaterra, estableció el continente americano y luego en el mundo: se trata del una serie de reglas sobre la caricatura y a mediados del siglo se mexicano José Guadalupe Posada con sus “muertes catrinas”, realizaron varias antologías, tanto en este último país como en dibujos para niños, escenas de la vida mexicana y, sobre Francia, de ejemplos de todo el continente que eran, a la sazón, todo, con una agudeza conceptual fuera de serie que lo ha lo bastante nutridos como para alimentar catálogos. convertido en uno de los grandes artistas de su país. En cuanPor esos años, y a pesar de la categorización, los artistas con to a Colombia, la caricatura llegó en los primeros años de la talante de caricaturistas siguieron, como de hecho ocurre República con algunas estampas y hojas volantes realizadas todavía, dándole rienda suelta a su inspiración. El pintor y por José María Espinosa, el gran retratista y miniaturista de la grabador inglés William Hogarth, cuya vena satírica se hizo independencia que tiene un suculento, y cáustico, repertorio patente en numerosas escenas de tertulia y en los llamados de retratos de personajes bogotanos, y por el “Sambo” Núñez, “temas morales” consiguió en varias de sus obras un agudo un despiadado intérprete cartagenero de las luchas entre tono de crítica en contra de la desigualdad social. Mientras los partidarios de Bolívar y de Santander. No obstante, es tanto, en la obra de Francisco de Goya, genio de la pintura si después de 1850, época enjundiosa desde el punto de vista los hubo, no tardó en surgir el cariz satírico. ¿No hay acaso una político, cuando surgen aquellos retratistas considerados coburla implícita en esa obra maestra que es La familia de Carlos mo los padres del género en Colombia. Con evidente influencia IV? Los temperamentos de los protagonistas aparecen tan europea, y con un ingenio desbordante, José Maria Groot, nítidos que la impertinencia de Maria Luisa de Parma y la poco José María Domínguez, Alberto Urdaneta, Salvador Presas y menos que idiotez del rey se vuelven obvias. ¿Y qué decir de Alfredo Greñas, y publicaciones como el Zancudo, El Barbero, retratos como los de las Majas o el tan conocido de la Condesa El Demócrata y el Papel Periódico Ilustrado, se ocuparon de Chinchón? En muchos lienzos como, entre otros, El Sabath de un acontecer que incluyó, amén de los protagonistas de de las brujas o Saturno devorando a uno de sus hijos; en la los sucesos, los vericuetos de la Regeneración, las guerras inquietante serie de caprichos y de dibujos las anécdotas y hasta las magras El caricaturista-artista civiles, sobre los desastres de la guerra; y en general encrucijadas de la vida doméstica. en toda la pintura negra y aún en los cartones pasó a ser el caricaturista- Ya en el siglo XX ¿cómo olvidar a Leudo, para tapiz, la agudeza y, muy a menudo, un periodista y no tardaron a Ricardo Rendón, a Pepe Gómez “Lápiz” sentido de la tragedia imbuido de un humor –hermano del combativo Laureano- y puen nacer las revistas incisivo son los hilos conductores. blicaciones como ese prodigio de agudeza En el siglo XIX la caricatura se convierte mordaces que consagraron que fue el Bogotá Cómico, al despuntar la en una de las estrellas de un modernismo de los veintes, que bajo la dirección la caricatura como un década en la información que se traduce en una de Fray Lejón y de Víctor Martínez Rivas no aproximación al pluralismo y en una frágil género no sólo de enorme dejó títere con cabeza? ¿Cómo dejar de lado admisión, pero admisión al fin y al cabo, de trascendencia sino, en a Jorge Franklin, un bogotano que después los puntos de vista diferentes a los oficiales. de haber sobrevivido a la Guerra Civil muchos casos, de una española realizó las más extraordinarias Tanto en Europa como en las nacientes repúblicas americanas el derrumbe del calidad estética indudable. portadas de Semana en su primera época absolutismo, propuesto por la Revolución y publicó trabajos en la inalcanzable revista Francesa, marca el desplome de unos linderos de que habían Time? Sin descontar la ironía que subyace en la obra de un contenido la chacota alrededor de temas que se consideraban pintor como Fernando Botero, que por su óptica peculiar no tabú. Napoleón, y todo lo que su régimen implicó en términos deja de producir la paradoja de una cierta sonrisa aún cuando de amenaza y al mismo tiempo de derrumbamiento de se ocupe de tragedias como las torturas en la cárcel de Abu unas estructuras caducas, se convirtió en el gran sujeto Ghraib, en la historia reciente del país abundan las miradas de la caricatura europea de los primeros años del siglo. El punzantes de verdaderos maestros de la caricatura: Hernando nacimiento de las democracias produjo la consiguiente explosión Turriago “Chapete”, fue una piedra en el zapato de varios de críticas contra el poder y la expansión de la prensa permitió políticos; el húngaro Peter Aldor, tuvo un indudable sabor la proliferación de los dibujos punzantes hasta unos niveles cosmopolita; Merino, Vélezefe, Pepón, Aldonado, Barti, Osuna, insospechados. El caricaturista-artista, pasó a ser el caricaturista- Antonio Caballero y tantos otros que han hecho carcajear al periodista y no tardaron en nacer las revistas mordaces que país con un cierto deje de zozobra al dibujar una cotidianeidad consagraron la caricatura como un género no sólo de enorme a veces impenetrable y con frecuencia amarga. trascendencia sino, en muchos casos, de una calidad estética En una lista, de todas maneras incompleta, no puede faltar indudable aunque esa no fuera su razón de ser. Vanity Fair, el protagonista de éste número de la revista Mundo: Vladdo, Punch, Mephistopheles, Le Caricature Provisoide, el Journal Pour el padre de la ponzoñosa, talentosa, divertida, irracional y rire, entre otras muchas revistas, se convirtieron en paradigmas y adorable Aleida; el sagaz observador de la historia de hoy, marcaron una tendencia que se extendería a lo largo del siglo XX cuyas páginas en Semana suelen ojearse tan pronto se para establecer una forma de amonestación imprescindible en el recibe la revista porque, con su perspicacia de editorialista y mundo contemporáneo. Baudelaire, el gran poeta francés, un con una diversidad de técnicas que incluyen desde el dibujo estudioso del tema, en su obra Lo cómico y la caricatura afirmó hasta la contundencia del colage, reaviva y a veces fustiga la que “Una historia de la caricatura, en sus relaciones con todos conciencia aletargada. Él, como ha sucedido sin falta con los los hechos políticos y religiosos, graves o frívolos, relativos al mejores caricaturistas de la historia, a menudo nos ayuda a espíritu nacional o a la moda, que han agitado a la humanidad, leer en el galimatías y, en caso de que la tarea sea ardua en resultaría una obra gloriosa e importante” exceso, por lo menos contribuye a que nos lo tomemos con Como apéndice de este fragmentario recorrido, se impone calma y hasta con un mohín de desenfado.

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