Revista Mundo No 27 - Arte Joven

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GERMÁN BOTERO Noviembre 2007

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COLABORADORES Ana Isabel Cajiao Historiadora y crítica de arte de la Universitá degli Studi di Bologna. Actualmente es investigadora de las influencias del arte italiano en el arte colombiano durante el siglo XX.

Claudia Cristancho Maestra en Artes Plásticas, está en procesos de titulación de la Maestría en Historia y Teoría del Arte y la Arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia. Actualmente se desempeña como coordinadora de guía en las Colecciones de arte del Banco de República.

Luz Adriana Hoyos Periodista, trabajó por dos años como Coordinadora Editorial de la revista Mundo. Actualmente es candidata a la Maestría en Historia de la Pontificia Universidad Javeriana y trabaja como jefe de prensa del Museo de Museos de Colsubsido.

Conrado Uribe Licenciado en Artes Plásticas de la Universidad de Antioquia, realizó estudios de Historia del Arte en la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Actualmente se encuentra en proceso de titulación en la Maestría en Historia del Arte de la Universidad de Antioquia y trabaja como Coordinador de Curaduría del Museo de Antioquia.

Julia Díaz Comunicadora Social y Periodista, cubrió por varios años el área de cultura en el Diario Occidente y el Periódico El País, de Cali. Ejerció como Coordinadora de Medios Digitales en la Universidad Autónoma de Occidente y actualmente es la Coordinadora Editorial de la revista Mundo.

Revista 27 Septiembre 27 de 2007

Director Gerente Coordinación general Coordinación editorial Concepto Gráfico Diseño Gráfico Fotografía

Carlos Salas Juan Manuel Salas Tamara Zukierbraum Julia Díaz MUNDO Patricia Rodríguez Archivos de los artistas Ernesto Monsalve Portada Hernán Sansone

Comercial Asistente Preprensa Impresión Distribución

Juan Carlos Castillo Leonardo Torres MUNDO Zetta Comunicadores DIMSA Bogotá: Juan Carlos Castillo/Galería Mundo Medellín: Augusto Restrepo/BIBLOS Librería de Arte La publicación de los textos y del material gráfico de la presente revista ha sido realizada con la plena autorización del artista o de sus herederos. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio gráfico, mecánico o electrónico, conocido o por conocer, sin autorización previa y escrita de PROYECTO ARTÍSTICO MUNDO S.A. Carrera 5 No. 26A - 19 Tel. (571) 2322408 - 2322467 Torres del Parque - Bogotá - Colombia revistamundo@hotmail.com

ISSN 757 1657- 8546 Hecho en Colombia


ARTE JOVEN

EDITORIAL Por Carlos Salas

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JESSICA ÁNGEL

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ASCII PAINTINGS

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Por Ana Isabel Cajiao

CAROLINA CONVERS

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EL EJERCICIO DE LO PICTÓRICO 20 Por Luz Adriana Hoyos 5X5

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RODRIGO ECHEVERRI

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¿LO QUE VES ES LO QUE VES? Por Claudia Cristancho

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GONZALO FUENMAYOR

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LA VENGANZA DE LA INTUICIÓN Por Julia Díaz

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CAROLINA RODRÍGUEZ

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VIDA EN COLORES Por Conrado Uribe

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JESSICA ÁNGEL

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JESSICA ÁNGEL Nació el 13 de diciembre de 1980 en Bogotá. Estudió en la Academia Superior de Artes de Bogotá y obtuvo en el 2005 el título de Maestra en Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia. Entre sus exposiciones más recientes están la I Bienal de Dibujo de las Américas, en donde obtuvo una mención de honor, y su muestra en el Antiguo Palacio Municipal de Tijuana, México. Ha expuesto individualmente en la Galería Casas Riegner de Bogotá, con la que participó en la segunda versión de la Feria Internacional de Arte de Bogotá, ArtBo 2006. Ha sido seleccionada para participar en la V Bienal Internacional de La Paz, Bolivia SIART 2007.

Un interrogante: ¿Cuál es el propósito del significado? Un lugar: Nueva York Un artista: Gerard Richter Una canción: Girl/Boy Song de Aphix Twin Un superhéroe: The Tick Un movimiento artístico: El Expresionismo Alemán Un libro de consulta permanente: Escolios a un texto implícito de Nicolás Gómez Dávila Un olor: Fahrenheit de Christian Dior. Una web recomendada: www.jessicaangelarts.com

ASCII PAINTINGS

Entrevista con Ana Isabel Cajiao

La conversación entre la artista Jessica Ángel y Ana Isabel Cajiao, historiadora y crítica de arte de la Universitá degli Studi di Bologna se realizó en Bogotá en el mes de agosto. En esta charla se habla sobre las influencias de la artista y sus preocupaciones alrededor del quehacer artístico.

Ana Isabel Cajiao: Estuve viendo tu obra y hay varios puntos de referencia. El que más me llama la atención es que tu trabajo se acerca al de Beatriz González. El resultado es distinto pero se asemejan en el proceso, ya que has pasado por elementos comunes. También hiciste un análisis de las imágenes del periódico, de mostrar cómo el papel se va borrando y lo único que va quedando son rastros de la historia. Cada quien va archivando sin darse cuenta. ¿Realmente crees que hay una relación entre tu trabajo y el de Beatriz González? Jessica Ángel: En una época sí. En Fragmentos del Tiempo, una serie de pinturas donde tomé referentes e imágenes del periódico, imágenes de varios sucesos de la coyuntura del 2003. Me gusta el trabajo de Beatriz González como artista e investigadora. No obstante hay otras referencias de artistas colombianos no tan visibles pero que sí existen de fondo. Me refiero a la obra de Débora Arango, que tiene que ver también

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De la serie ASCII Paintings: eee/Esmalte sobre aluminio/104x104 cm/2007 PĂĄgina anterior: De la serie Fragmentos del tiempo: Crucigrama/Ă“leo sobre tela/80x80 cm/2003

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con la posición de hacer arte con una mirada no sólo política sino apasionada y perseverante. Para la serie Los papeles de la ley tuve que mirar el trabajo de Beatriz González y el de Débora Arango, aunque los resultados formales fueron muy diferentes. A.I.C: La relación con Débora Arango no la había hecho aunque está presente, a lo que me refiero es que con Beatriz González tienes el punto de inicio. Desde el periódico como papel mismo, la imagen o la fotografía hasta el análisis de lo que significa. El paso de un tipo de producción que se hace a nivel serial con una máquina a la manualidad, la reutilización de la imagen. No se trata de la foto que se reproduce mil veces en una publicación sino que el artista la rehace a partir de las técnicas tradicionales y la vuelve única. J.A: Eso es cierto y era un factor importante en el momento de desarrollar esa serie y otras relacionadas con el papel, como Magazine Selection o US 41.32, una serie de billetes hechos en serigrafía. Hay otras referencias, no solamente colombianas. Me gusta la pintura alemana de principios del siglo XX y la contemporánea como la de Martin Kippenberger, Kiefer, Polke o Richter. Dentro de mi proceso he sido muy inquieta y versátil, mi trabajo desde sus inicios a hoy tiene muchas variantes, es muy diverso aunque ha mantenido una constante: el uso del texto, ya sea en los periódicos, en series como Magazine Selection o Los papeles de la ley. En la galería Mundo, por ejemplo, voy a lanzar una serie nueva, muy diferente a la anterior, llamada ASCII Paintings donde el uso del texto es primordial. ASCII responde a las siglas para American Standard Code of International Information. Este código Standard fue desarrollado por el Instituto Nacional de Standard Americano en Estados Unidos. Es un esquema de códigos que asigna valores numéricos a las letras, números y signos de puntuación. ASCII Art es la técnica utilizada en los años 80 para recrear imágenes digitales. Esta técnica la llaman el “dinosaurio de las graficas por computador”, cuando la mayoría de los computadores y programas no permitían sino archivos de texto. De esta manera no me estoy quedando con una sola idea o con un solo estilo, no me gusta quedarme mucho tiempo haciendo lo mismo, soy muy cambiante. A.I.C: Es muy válido que no te quedes con un símbolo que se mantiene eternamente sino que vayas experimentando desde distintos puntos de vista. J.A: El texto es lo único que se ha mantenido fijo, sin realmente proponérmelo, lo veo al hacer una revisión de todo y me pregunto ¿por qué el uso del texto? y creo que es porque le doy mucha importancia a lo que implica la escritura como elemento clave para la documentación de información, lo que está escrito es de alguna manera la “verdad”, la historia, la filosofía, la literatura, y esto sustenta finalmente toda mi obra.

Arriba: De la serie Fragmentos del tiempo/Óleo sobre tela/20x30 cm/2003 Abajo: Magazine selection/Acrílico sobre madeflex/130x400 cm/2004

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A.I.C: No te obsesionas con un único elemento sino que te apropias de todo lo que constituye el hombre y el arte en sí, todo lo que da origen a lo que es el análisis mismo sobre la realidad y la cotidianidad. J.A: Eso es cierto, digamos que esos elementos complementados con la investigación y la teoría han creado marcas que se ven reflejadas en el trabajo. A.I.C: El uso del texto me parece importante porque la corrien-


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De la serie ASCII Paintings: Jessica/Esmalte sobre aluminio/104x140 cm/2007

De la serie ASCII Paintings: Isabel/Esmalte sobre aluminio/104x140 cm/2007


te filosófica y el punto de vista de la historia tienen que ver mucho con la marca de la escritura, la huella de cómo se va produciendo a través del tiempo… J.A: El antecedente de esta última serie es Magazine Selection donde trabajo a partir de revistas de color, buscando imágenes de gente común para luego integrar el texto referente a ellos en un solo cuadro. En cuanto a la filosofía, me interesa mucho Foucault con la idea de que toda la historia de la humanidad esta marcada en nuestros cuerpos y lo que somos o pensamos tiene que ver con la información registrada en nosotros, por cuestiones sociales y culturales. El cómo vemos el mundo no es particular ni único, tiene que ver con la información que recibimos. A.I.C: Claro, lo que pensamos está condicionado por lo que tenemos a nuestro alrededor. Nos da puntos de referencia para leer el mundo. La imagen si no está acompañada del texto puede ser ambigua. Lo mismo sucede con el análisis que hacemos del mundo, que está condicionado por la información, y es el texto el que lo hace. Finalmente todo se reduce al significante y al significado. J.A: De hecho ese discurso de significado y significante lo he tenido muy en cuenta y creo que es un problema difícil de resolver en los términos del arte, porque la imagen es polisémica por naturaleza. No podemos hablar de significante, esa es mi posición. Muchos artistas definen su obra a partir del significado, pero definitivamente ese no es mi campo. A.I.C: Precisamente lo que me gusta del arte es que es de libre interpretación. Cada quien interpreta lo que quiere y lo que sus referentes lo llevan a ver. J.A: No soy muy amiga de las obras que significan una sola cosa. La experiencia con la obra de arte está dada por una cantidad de factores externos y posibles asociaciones por hacer. En mi trabajo de grado me propuse retroceder y mirar qué es lo que más me ha gustado y seducido: la ciudad, la humanidad, la historia. De esta última me sorprende la creencia de que ahí está la verdad, pero ésta sólo cuenta los grandes acontecimientos, lo cual no significa que es lo único que haya sucedido. Hay que entender que la historia tiene que ver con los manejos de poder. A.I.C: Claro. Todo depende de los parámetros que en este momento determinan qué es lo que realmente vale la pena mantener. J.A: El Estado, las instituciones, definen qué es lo válido. En La serie ASCII podemos ver cómo la actualidad digital está también inscrita en nosotros, la fuente que utilizo en estas pinturas es letra básica de computador, así como materiales industriales, eso también habla de la realidad presente, lo digital nos ha envuelto completamente.

Arriba: Masa/Punta seca/14,5x16,5 cm/2002 Abajo: Fila/Tinta sobre papel/21x28 cm/2002

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A.I.C: Me parece que ahí reina otro aspecto del que hablábamos al inicio de la conversación y es precisamente el proceso de lo que se hace a través de una máquina al volverlo una manualidad. J.A: Sí, uno de los aspectos más fuertes en mi trabajo es ese, hacer una conversión de una imagen resuelta mecánicamente de modo serial, para hacer de ella una imagen única, manual y de alguna manera importante porque ha sido llevada a los campos del arte.


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De la serie ASCII Paintings: Jessica/Esmalte sobre aluminio/104x140 cm/2007

De la serie ASCII Paintings: Isabel/Esmalte sobre aluminio/104x140 cm/2007


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CAROLINA CONVERS

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CAROLINA CONVERS

Silla rosa, fondo verde macchina/Impresión y esmalte sobre acetato/100x100 cm/2006

Nació en Barrancabermeja el 7 de mayo de 1973. Es egresada de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá y ha participado en varias muestras colectivas como la de Espacio Vacío, Galería FENALCO, Cámara de Comercio de Bogotá, Sala de exposiciones de la Academia Superior de Artes de Bogotá, Museo de Arte Moderno de Bogotá, Museo de Arte Moderno de Bucaramanga y la del Instituto Italo-Latino Americano ILLA en Roma. Además hizo parte del IV Salón Domingo Moreno Otero de Bucaramanga, en el que obtuvo una mención; de la muestra La Nueva Pintura Joven Colombiana, programa de la Cancillería Colombiana; del XII Salón Nacional de Artistas, Universidad de Antioquia; del XX Salón Arturo y Rebeca Rabinovich; de Nuevos nombres, Biblioteca Luis Ángel Arango y del IX Salón Nacional de Artistas Jóvenes, entre otros.

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El ejercicio de lo pictórico Entrevista con Luz Adriana Hoyos

En la obra de Carolina Convers se aprecia un constante diálogo con el pasado del arte, un ir y volver que también está ligado a su diario vivir, a su intimidad y a su mirada de artista. En su trabajo, se nota una clara necesidad de experimentar con “lo pictórico”. En este sentido, a Carolina le hace reflexionar una frase del artista Luis Felipe Noé: “toda imagen es pintura”, para ella, el ejercicio de pintar se trata de producir imágenes sin importar el proceso o la técnica utilizados. La presente entrevista, realizada a distancia con la artista que actualmente reside en México muestra a esa Carolina que, alejada de su país, siente, piensa y reflexiona sobre su ejercicio, aprehende el “paisaje” y enriquece su mirada. La artista describe las influencias de su obra con las siguientes palabras: “el paisaje romántico de William Turner, el color en Delacroix, la tempestad de Giorgione, el norte de Malevich, el sur de Torres García, el realismo y sencillez de Corot, el ejercicio de Cezanne y Picasso, la psicodelia de Henri Michaux y Hans Hartung, el agua en Hokusai y en Hockney, la religiosidad del arte islámico, el azul Klein, la pintura sumiye”.

Luz Adriana Hoyos: ¿Cuál es el sentido de su pintura? Carolina Convers: Resumiría la respuesta con el término “construir”. Construir algo, llámese espacio, forma, señal, indicio, algo que aparezca, que exista. L.A.H: La sinceridad, la intimidad y la introspección son características de su obra. Teniendo en cuenta estas características ¿hacer arte para usted es una actitud que se asume? C.C: Sí, por supuesto. Creo que la labor artística implica una reflexión en el diario vivir, en las experiencias cotidianas, en la búsqueda del conocimiento, en el encuentro con otros seres humanos. Mirar sin juzgar y con asombro todo lo que existe. Creo que hay que desplazarse, moverse, viajar así sea para volver a uno mismo. L.A.H: ¿Cuáles son esos temas a los que vuelve, esos que la visitan de vez en cuando? C.C: Un tema recurrente en mi trabajo es el paisaje. Otros temas son más personales, más íntimos. L.A.H: ¿Qué significan los objetos en su obra? C.C: La memoria. Los objetos nos rodean silenciosamente, nos acompañan, les damos vida y se las quitamos, son mis más fieles testigos. Encontré una forma poética de resumir en una imagen alterada, distorsionada, cambiada e incluso alejada de toda decoración, la estampa casi icónica del objeto en desuso e insinuar la ausencia del cuerpo que fue tolerado.

Un interrogante: ¿Y? Un lugar: Aquí, allá. Un artista: David Hockney. Una pose: De frente. Un origen: De la tragedia. Una canción: Lágrimas negras. Un superhéroe: El Divino Niño. Un movimiento artístico: El Muralismo. Un libro de consulta permanente: Romancero gitano. Un olor: La vainilla. Una web recomendada: www.radiochango.com

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Piso y dos mesas/Impresión y esmalte sobre acetato/100x200 cm/2006

L.A.H: En su obra hay una alusión a los espacios y a la relación de estos con los objetos. ¿De qué se trata esta relación? C.C: El espacio es una puesta en escena. Crecí viendo a mi madre hacer coreografías con las niñas de ballet, y esos objetos son la representación más leal de los recuerdos de mi infancia, ahora creo que también esos objetos están bailoteando como en una coreografía. L.A.H: Los gestos hacen parte también del lenguaje de su pintura, además de estos ¿cuáles son esas otras señales, huellas o rastros que quiere dejar plasmados? C.C: La obra (el acetato) es adherida al bastidor de madera. Las protuberancias, masas y/o volúmenes causados por los trazos y gestos de la pintura, -incluso los rayones en el acetato-, se ven intencionalmente unos más que otros, es inevitable lo accidentado que puede ser el resultado mostrando la acción de lo pictórico. Creo que lo inevitable se vuelve una señal.

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L.A.H: Más allá de la técnica ¿en qué medida sus pinturas se relacionan con el quehacer diario, con sus pensamientos? C.C: Se relacionan en todo porque todas mis memorias y mi ser giran en torno a lo que hago. Creo firmemente que el arte es una aventura que permite descifrar el mundo. L.A.H: Los colores brillantes, rojos, azules, verdes están muy presentes en su obra reciente, ¿por qué los escoge? C.C: Es una búsqueda personal, hubo una época en que me daba miedo usar colores, y estas elecciones siempre tienen que ver con uno mismo: dudas, timidez, inseguridades. Ahora quiero resaltar el fondo abstracto, y así como los gestos y trazos son fuertes, los colores también lo son. L.A.H: ¿Qué relación existe entre la historia del arte y su obra? C.C: La de una inmensa curiosidad por las imágenes. Me pregunto cómo el hombre ha construido e inventado una


representación de la realidad, de su cotidianidad, imágenes de los demás y de él mismo. Podría decirse que la historia del arte presenta la mirada en miles de imágenes que ha tenido el hombre de sí mismo a través del tiempo. La forma como se ha construido esa imagen es la que tomo como escuela. L.A.H: ¿Cuál es el tema que en este momento le interesa tratar en sus pinturas? C.C: El paisaje urbano tomado a partir de la fotografía. Por ahora también me interesa mantener una postura frente al quehacer artístico, seguir planteando cómo presentar una imagen o una obra a partir de muchas preguntas que me surgen sobre la vida, la existencia, la humanidad y el arte. En cuanto a la técnica, sigo planteando la imagen de un cuadro convencional en un soporte no convencional, valiéndome de las nuevas tecnologías para buscar diversas estéticas con respecto a la pintura.

L.A.H: ¿Cómo ha sido su experiencia en México? ¿De qué manera ha enriquecido su obra? C.C: Partamos de que México es México. Es inevitable la cantidad de información que se tiene, su historia, su raza, su revolución, el arte, la comida, los mezcales y los chiles; todo esto me ha resultado impactante. En estos momentos me siento como en una expedición, tomando apuntes, tengo muchas ideas, trabajo más y hay más color en mis obras. L.A.H: ¿Está probando nuevas técnicas? C.C: Aparte del desarrollo de las imágenes en acetatos, estoy trabajando la fotografía. Ha sido un buen ejercicio. L.A.H: ¿Cómo se acerca el “paisaje” de un nuevo país a su obra? C.C: En la experiencia, conociéndolo, observándolo y viviéndolo.

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Lejano III y VI/Impresi贸n y esmalte sobre acetato/100x200 cm c/u/2006

Paisaje fragmentado VII y XIX /Impresi贸n y esmalte sobre acetato/100x200 cm c/u/2006

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5x5 ¿Qué es el arte? ¿Cuál es su función? Son los interrogantes básicos para críticos, antropólogos, sociólogos o expertos. Sin embargo, su naturaleza hace que su planteamiento sea una y otra vez necesario. Y eso aplica a cualquier ciencia o término sobre el cual se haya discutido mucho. Pero entonces, ¿quién tiene las respuestas? La trama de discursos alrededor del arte, y mucho más alrededor del arte contemporáneo, ha terminado dificultando y no simplificando, como debiera ser su propósito, la relación entre obra y espectador. Hace poco, Robert Buergel, director de Documenta 12, la actividad quinquenal que es considerada por muchos como la exhibición más importante de arte contemporáneo en el mundo desde 1955, y que se celebra entre el 12 de junio y el 23 de septiembre de este año en Kassel, ofreció en Barcelona una conferencia titulada ¿Qué es una exposición? Con el propósito de dejar sentado que no sólo es importante volver a las preguntas básicas del arte sino también a las de la condición humana. Si bien no necesariamente nos van a llevar ex umbra in Solem, cinco artistas jóvenes pueden, por lo menos, hacer llegar aire fresco al interior de estos cuestionamientos. Así tenemos cinco preguntas para veinticinco respuestas.

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Jessica Ángel/Siblins

¿Cuál es su principal preocupación artística? Jessica Ángel: Mi entorno. Buscar afuera aspectos no visibles de la realidad, el lado subyacente de las cosas. Por ejemplo, en esta última serie que he llamado ASCII Paintings, hago imágenes, en su mayoría retratos, a partir de caracteres, de letras. Trato de mostrar que detrás de lo que vemos hay un tramado de información que hace de las cosas y personas lo que son. Creemos ver la realidad por lo que nuestros ojos captan, pero existen una cantidad de factores “escritos”, no visibles, implícitos en todo. No creo en la idea del Yo aislado como sustancia de la obra; por el contrario pienso que cada Yo, que pretende ser tan único, es un compilado de diversos tipos de información provenientes de todos los lugares y todas las épocas. Carolina Convers: El paso siguiente. Rodrigo Echeverri: Lograr que mis trabajos tengan Carolina Rodríguez: En este momento, la infancia.

tantos niveles de lectura, que puedan ser apreciados por un público muy amplio, entendiendo que el acceso a la cultura es muy limitado en nuestro país, especialmente en lo que a las artes plásticas se refiere.

Gonzalo Fuenmayor: Mi mayor preocupación artística gira alrededor de la imagen. Me interesa crear imágenes resbalosas que puedan generar diversas lecturas ya sea por el cambio de escala, la manera como se realizan o el material. La mirada es el punto de partida para esta serie de dibujos y pinturas. En la tradición del paisajismo esta mirada requiere siempre de una cierta distancia; entre lo que se ve y aquella distancia con lo que se plasma. Esta nueva serie de dibujos y pinturas, implica otra toma de distancia, una levitación hacia adentro, una mirada interior para poder revelar las capas de ese paisaje mental que se enreda en la telaraña de la imaginación y la cotidianidad. El mito de Medusa, y su poder de petrificar a quienes se atreven a mirarla de frente empieza a hacerse realidad en esos enredos y juegos subversivos en la superficie de los dibujos. Esa dualidad entre mirar de frente la realidad o mirarla mediante el reflejo deformado de la imaginación, genera un juego formal y metafórico cuyo único propósito es subordinar lo real a un orden delicado y fantástico creando una experiencia dinámica para el espectador.

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Rodrigo Echeverri/Tendencia al infinito/AcrĂ­lico sobre MDF/150x87cm/2005


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Gonzalo Fuenmayor/Vorรกgines/Mixta sobre papel/34x34x7cm/2007


Carolina Convers/Citando a Hockney

¿Qué función cumple el arte en una sociedad como la actual? Carolina Convers: Demostrar que la imaginación es más importante que la razón. Rodrigo Echeverri: Creo que en una sociedad como la colombiana, el arte tiene una función muy restringida, pues aun cuando debería tener una mayor relevancia, existen otras necesidades aún no resueltas que ocupan una posición privilegiada dentro de las prioridades del país. Por otro lado, nuestros gobernantes no le han dado el justo puesto a la cultura como aglutinante de una sociedad desmembrada por décadas de conflicto y violencia. Tampoco han valorado la importancia que tiene el arte como el lugar donde nos podemos identificar e identificar al otro. El presupuesto del Estado se ha ido y se seguirá yendo a la caneca de una guerra que no se puede ganar militarmente.

Gonzalo Fuenmayor: Esta es una pregunta que me hago constantemente. Me pregunto acerca de la función del arte en la antigüedad y si esta función ha cambiado o no, a lo largo de los siglos. Me atrevo a decir que el arte en una sociedad como la actual cumple la función de ofrecer un espacio para reflexionar acerca del otro. Confrontar lo que se es con aquello que no. El arte ofrece ese espacio para considerar la diferencia y la similitud, propia de la condición humana.

Carolina Rodríguez: El arte es un elemento de la sociedad abierto a cualquier tipo de interpretación, la función la propone el artista y el público decide acogerla. Jessica Ángel: Pienso que el arte como tal no tiene una función definida,

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es experimentación pura que lleva a distintos resultados. En la sociedad actual no hay ideales y el arte responde a esa condición de pluralidad de visiones y deseos. No obstante los críticos, curadores e historiadores se encargan de reunir las diversas expresiones artísticas y ponerlas bajo un solo nombre, tal vez ellos son quienes están facultados para mostrar, después de un riguroso estudio, que la función del arte es crear pensamiento visual.


Rodrigo Echeverri/Coletazo

El arte contemporáneo ha tenido el humor y lo contestatario como unos de sus principales ingredientes; sin embargo, lo que ayer escandalizó actualmente es arte oficial. A partir de esto ¿Cuál cree que debe ser la posición del artista hoy en día? Rodrigo Echeverri: Las leyes del mercado parece que rigen todas las actividades humanas, desde las más prácticas, hasta las más intangibles. Todo es susceptible de ser comprado, incluso aquello que ataca al potencial comprador. Ya no se censura, se compra y se cuelga de una pared. Por eso escapar un segundo a esas leyes es ya un logro. El artista debe buscar el espacio donde suceda ese segundo. Gonzalo Fuenmayor: El escándalo y el humor son siempre relativos. Me parece aburrido escandalizar por el simple hecho de escandalizar. El humor y lo contestatario son necesarios en la medida en que ofrezcan una pausa, una reflexión, otra mirada alrededor de un problema. Carolina Rodríguez: No me parece que sea yo quien debe decidir qué posición deben tener los demás artistas. Jéssica Ángel: Hay muchas maneras y posiciones para hacer arte, algunos artistas harán cosas que hoy escandalicen, otros podrán hacer una obra silenciosa e igualmente intensa. No hay, como se cree, ingredientes de punta para crear una obra de arte contemporánea porque la época no le impone al artista cómo hacer las cosas. El artista se lo impone a la época.

Carolina Convers: Seguir escandalizando, con sinceridad, con el corazón.

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Carolina RodrĂ­guez/De la serie Buscando a Ana 1/LĂĄpices de colores sobre papel/100x70 cm/2007


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Carolina RodrĂ­guez/De la serie Buscando a Ana 2/LĂĄpices de colores sobre papel/100x70 cm/2007


Gonzalo Fuenmayor/La distancia irónica I

¿Qué espera de alguien que se enfrenta a su obra?

Gonzalo Fuenmayor: Curiosidad. Carolina Rodríguez: El arte surge de la sociedad misma, es su espejo; por tanto el público hace parte de la obra, es importante que la sociedad se apropie de una u otra manera de lo que es suyo. Jéssica Ángel: Espero que sienta. Que su cuerpo y mente se vean de alguna manera afectados. Que piense. Que la obra desate una cadena de asociaciones relacionadas con su experiencia de vida. Que pueda hacer mil lecturas. Carolina Convers: Que sepa mirar. Rodrigo Echeverri: Que deposite en su memoria el producto de mi trabajo, no busco una reacción o una interpretación determinadas.

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Carolina Rodríguez/Teens

En una frase muy controvertida Matisse afirma que un buen cuadro debe ser como un sillón en el que un hombre de negocios cansado o un joven artista, pudiera desplomarse cada día. ¿Qué piensa de esto? Carolina Rodríguez: Respondo con las siguientes palabras de Joseph Beuys: “Sólo el arte es capaz de desmantelar los efectos represivos de un sistema social senil que continua afortunadamente hacia su propio fin: destruir por reconstruir un organismo social como obra de arte”. Jéssica Ángel: No estoy de acuerdo. Un Matisse es efectivamente un hermoso y cómodo sillón donde provoca desparramarse placenteramente, pero ese no es un parámetro acertado para juzgar si un cuadro es bueno o no. Un Bacon, un Goya, un Grosz, son sillas frías, astilladas e incomodas donde no provoca ni sentarse y son sin embargo obras maestras, asombrosas. Carolina Convers: Que seguirá siendo controvertida. Rodrigo Echeverri: El arte tiene muchos caminos que no son excluyentes, como pretendían los discursos de la modernidad y los movimientos vanguardistas de principio del siglo XX. Hoy esa frase es tan válida como lo puede ser la idea de que el arte no sea un lugar de reposo, sino el espacio para la mayor actividad, especialmente la del cerebro.

Gonzalo Fuenmayor: Más que un sillón, yo preferiría que fuese una patineta. Una patineta para que el hombre de negocios se acuerde de sus años mozos y hasta se arriesgue a montarla. Una patineta para que el joven artista pueda realizar todas las maromas posibles y quien quita que hasta le sirva para ir a algún lugar insospechado.

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Jessica テ]gel/De la serie ASCII Paintings: Siblins/Esmalte sobre aluminio/104x140 cm/2007


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RODRIGO ECHEVERRI

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RODRIGO ECHEVERRI Rodrigo Echeverri Calero nació en Bogotá el 7 de septiembre 1975. Estudió siete semestres de Publicidad en la Universidad Jorge Tadeo Lozano y Artes plásticas, Profundización en Historia y Teoría del Arte en la Universidad Nacional de Colombia. En el 2004 ganó la Bolsa de trabajo y Primer Premio en el Proyecto Cuerpo, Arte y Naturaleza, Goethe Institut–IDCT, Bogotá. Asimismo, obtuvo el Tercer Premio en Vías de acceso, Auditorio León de Greiff, Universidad Nacional de Colombia; Primer premio compartido en el Salón Cano, Museo de Arte Universidad Nacional de Colombia; Segundo Premio en el 4º Salón Nacional de Arte Universitario, Galería Fenalco, entre otros. Algunas de sus exposiciones del 2007 son Circa Puerto Rico 07, Feria Internacional de Arte San Juan, Puerto Rico y No todo es blanco y negro, Galería Casas Riegner.

¿Lo que ves es lo que ves? Por Claudia Cristancho

“El orden no es ni racionalista, ni subyacente, sino simplemente un orden, el de la continuidad de una cosa detrás de otra”1.

El Minimalismo, movimiento exclusivamente norteamericano de la década del sesenta, se constituye hoy como influencia generalizada para diversas tendencias artísticas de carácter local. Así, “la cultura de América Latina, y en especial sus artes plásticas, han jugado frecuentemente de rebote, es decir, han devuelto las pelotas que les llegan desde las metrópolis, apropiando tendencias hegemónicas para usarlas desde la inventiva individual de los artistas y la complejidad de sus contextos”2. Este es el caso del artista bogotano Rodrigo Echeverri, quien a partir de la estética minimalista pone a prueba las tensiones entre lo universal y lo particular. Construcciones cargadas de sentido hacen de su obra una crítica a la autorreferencialidad evidente en la frase de Frank Stella: “Lo que ves es lo que ves”, cuando sus estructuras, unidades modulares y formas geométricas simples, en contraste con la resistencia al significado minimalista, se refieren a la problemática socio-política de un país en conflicto. La idea de la muerte en cantidades descomunales y la guerra como productora de cuerpos inertes sirve de sustento a la progresión de los módulos o contenedores que sutilmente aluden a la imagen de los ataúdes y superan la literalidad del cuerpo extinto; mientras el color rojo que caracteriza sus pinturas nos recuerda la paradoja de las cajas negras de los aviones3. Asimismo, aquella serie reciente titulada No todo es blanco y negro, encuentra en los grises una escala de valores intermedios dentro de un combate agudo que generalmente nos sitúa de un bando o del otro. A partir del modulo y su repetición, el artista establece un principio constructivo potencialmente infinito, donde las formas parecen expandirse y continuar más allá de su límite físico. Estas estructuras que se presentan frontales y

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Un interrogante: ¿Dónde estoy? Un lugar: Donde estoy. Un artista: Donald Judd. Una pose. Las que nos hace asumir el ego. Un origen La televisión. Una canción: Kiss de Prince. Un superhéroe: Los gemelos fantásticos. Un movimiento artístico: Dada. Un libro de consulta permanente: Facebook Un olor: El de las cosas nuevas. Una web recomendada: Las columnas de opinion de www.semana.com


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A lo largo y a lo ancho/Acr铆lico y 贸leo sobre MDF/80x87cm/2005


Sin título/Acrílico y óleo sobre MDF/87x164 cm/2006

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aparentemente flotantes, derivadas de la pintura, se extienden así en el ámbito escultórico aludiendo al lugar perceptivo del espectador, cuando la experiencia del mismo ocurre a través del tiempo en un espacio real. Igualmente, estas informan a quien las observa -a través de su forma, superficie y colocación, acerca de las contingencias del emplazamiento y la variabilidad de la perspectiva-4. El Minimalismo “se une entonces a la larga tradición occidental, de la antigüedad clásica y el Renacimiento, por la búsqueda de la inteligibilidad mediante métodos matemáticos”5, cuyas formas regulares y repetidas son tomadas como la variante moderna de un orden de medida y proporción clásico. El sistema de perspectiva implica una concepción del espacio, que ha ido cambiando a través del tiempo. Como forma simbólica ésta “es esencialmente significativa para las diferentes épocas y campos artísticos, no sólo en tanto tengan o no perspectiva, sino en cuanto al tipo de perspectiva que posean”6. Como un orden de apariencias visuales que permitió “mirar a través”, la perspectiva sentó un precedente significativo tanto para los artistas que haciendo uso de ella objetivaron el espacio, como para quienes desde de su propio cuestionamiento se han encargado de subvertirla a través de formas de representación no naturalistas. A pesar de esto, hoy no es un misterio hacer uso tradicional de ella, incluso apropiarla a partir de nuevas herramientas digitales que nos permiten entender la mirada, crear y procesar imágenes con un potencial para la expresión artística. Es así como la pintura de Rodrigo Echeverri se nutre de esta nueva tecnología para entender la representación del espacio y jugar incluso con las leyes físicas como la gravedad, el volumen y el movimiento, que le permiten hacer de los paralelepípedos órdenes compositivos de carácter tridimensional, aquellos que inevitablemente al asumir el plano pictórico terminan por capturar la mirada del espectador. En su búsqueda por extender la mirada, Echeverri no se desliga de su contexto y a través de las constantes apropiaciones y resignificaciones del Minimalismo, le otorga a la forma austera, aparentemente fría, rígida e indiferente, su justa causa. Se asume en este sentido y a partir de su rol en el arte, como “un catalizador en el proceso de transformación del hombre, de sí y de su sociedad” 7.“Construir a partir de la destrucción”, es el precepto de este joven artista graduado en la Universidad Nacional de Colombia, quien mediante sus estructuras orgánicas y en su mayoría circulares, nos recuerda que el conflicto en nuestro país es un problema reiterativo de nunca acabar; un problema, como lo describen los títulos de sus obras: Hechos Aislados, Emboscadas, Esquemas de Seguridad, Retaliaciones, Enfrentamientos y Cuerpos Desparecidos, que lo hacen cada vez más severo y cercano.

1 Judd, Donald. Specific Objects. Arts Yearbook 8 (1965). Pág. 82. 2 Mosquera, Gerardo. Del arte latinoamericano al arte desde América Latina, en Art Nexus/ Arte en Colombia. No. 94, Abril-Junio 2003. Págs. 70-74. 3 En realidad las cajas negras de los aviones no son de color negro como la gente cree, sino de color naranja u otros colores llamativos que permitan su fácil localización entre los escombros. 4 Batchelor David. Minimalismo. Movimientos en el arte moderno. Serie Tate Gallery. Ediciones Encuentro. 1999. Pág. 24. 5 Krauss, Rosalind. Le Witt in Progress. October, Vol. 6, 1978, Págs. 46-60. En este texto, Krauss cita un artículo de Donald Kuspitt sobre Sol Le Witt. 6 Erwin Panofsky. La perspectiva como forma simbólica. Tusquets. Barcelona. 1999. Pág. 23. 7 María Elena Ramos. La Comunicación en la Artes Nuevas. Primer coloquio latinoamericano sobre arte no-objetual. Museo de Arte de Medellín. Mayo de 1981. Pág. 13.


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Pasaban por el lugar/Acr铆lico y 贸leo sobre MDF/118x125cm/2007


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Esquema de seguridad/Acr铆lico y 贸leo sobre MDF/87x164 cm./2006


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GONZALO FUENMAYOR

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GONZALO FUENMAYOR Nació en Barranquilla el 2 de febrero de 1977. Estudió Bellas Artes y Educación de Artes en School of Visual Arts, en Nueva York, donde se hizo merecedor de una beca completa ofrecida por The Keith Haring Foundation, además de obtener su Maestría en Bellas Artes de School of the Museum of Fine Arts de Boston en el 2004. Recientemente obtuvo una Mención de Honor en la III Versión del Premio Botero y próximamente participará en el VI Salón Internacional de Dibujo, a realizarse en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo, República Dominicana. Otras de sus muestras individuales y colectivas más recientes son: Desplazamientos Imaginarios, Galería Pluma, Bogotá, Colombia; Ballet, The Artist Foundation, Boston, EE.UU.

La venganza de la intuición Entrevista con Julia Diaz

En una de las columnas que publica en su blog (www.fuenmayor.blogspot.com) Gonzalo Fuenmayor hizo una muy acertada definición del lenguaje: “es la mosca encerrada en un carro que rebota contra el vidrio y la pared hasta que encuentra un hueco por donde escapar y se libera, pero completamente deformada”. Sin embargo... ¿Qué pasa cuando no es una sino dos moscas las que luchan por salir dentro del mismo carro? Quizás que la posibilidad de liberación disminuye y el riesgo de deformación aumenta. Algo similar a lo que ocurre en este momento: por un lado están las imágenes, los dibujos, el diálogo tentativo que sostienen los elementos disímiles, comunes y ordinarios en la obra del artista: escaleras eléctricas, vallas de publicidad -sin publicidad-, plátanos en proceso de descomposición, dirigibles, la barra de colores de televisión. Y por otro, las palabras de alguien que corre el riesgo de agregar un nuevo significado a una obra con un sentido propio como esta de Gonzalo Fuenmayor. Enredos y juegos conspiradores que buscan “subordinar lo real a un orden delicado y fantástico, creando una experiencia dinámica para el espectador”, podría ser una muy acertada descripción de ese trabajo, teniendo en cuenta que son palabras del mismo Gonzalo. Y esa es una buena fórmula. Valga esta entrevista para acercarse a la obra y la vida de este artista barranquillero residenciado en Nueva York, descendiente de hombres de La Cueva, José Félix y Alfonso Fuenmayor, que desertó de algún programa de Administración de Empresas para graduarse, hace siete años, de Bellas Artes y Educación en la School of Visual Arts, en Nueva York. 50

Un interrogante: ¿Quo Vadis? Un lugar: Muelle de Puerto Colombia, Atlántico. Un artista: Tom Friedman. Una pose. De lejos. Un origen La mirada. Una canción: El swing del Gran Combo de Puerto Rico. Un superhéroe: Linterna Verde. Un movimiento artístico: Fauvismo. Un libro de consulta permanente: Cualquiera que esté leyendo en el momento (ahora le ha tocado a Kafka en la orilla, de Haruki Murakami). Un olor: Cilantro, pero no tanto. Una web recomendada: www.google.com


Vorรกgines 20/Mixta sobre papel/34x34x7 cm/2007

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Julia Díaz: Alguna vez afirmó que pintaba para preguntar, no para decir: “para dejar una duda, no para aclarar” ¿Qué pregunta se hace más frecuentemente con respecto a su arte? Gonzalo Fuenmayor: Al mirar mi propia obra, me pregunto si en realidad logro generar dudas, si en realidad formulo preguntas interesantes que seducen el ojo y la mente del espectador. En cierta manera me pregunto acerca de la pregunta. J.D: ¿Cual ha sido la respuesta más satisfactoria? G.F: Hasta ahora no ha habido respuesta satisfactoria. No se si la habrá… J.D: ¿Qué le molesta que le pregunten? G.F: Me molestan las preguntas perezosas y obvias. Las que al ser formuladas ya tienen una respuesta implícita. J.D: En una de sus últimas columnas dijo que el silencio al escribir es más sonoro que cuando se pinta. ¿Hay alguna preferencia entre estas dos vocaciones en las que trabaja? G.F: Son muy distintas, pero me inclino por la pintura y el dibujo. Escribir y dibujar son dos actividades que se complementan; no pintaría las cosas que escribo, ni tampoco escribiría acerca de las cosas que pinto. La escritura ofrece un espacio un poco más privado y más efectivo a la hora de vencer el insomnio. La pintura, en cambio, es la que me visita cuando por fin duermo. J.D: Precisamente, en su obra hay elementos disímiles que guardan entre sí relaciones íntimas, o tal vez secretas, como en los sueños ¿Qué tanta influencia del surrealismo tienen sus obras? G.F: El surrealismo es algo que siempre me ha inquietado, pero creo que la cultura popular más aun. Considero que lo popular tiene un poco de absurdo y de surrealista. Hago parte entonces de esa larga tradición de artistas latinoamericanos interesados en cómo se comportan, reciclan y potencializan imágenes populares cuando son sacadas de su contexto. Considero que mi obra se acerca más a lo absurdo. Cuidadosamente intento poner en diálogo imágenes comunes y ordinarias, para así crear algo fantástico. Las imágenes que utilizo para mis dibujos son completamente ordinarias, escaleras eléctricas, vallas de publicidad sin publicidad-, plátanos en proceso de descomposición, dirigibles, la barra de colores de televisión, etc. Me interesan estas imágenes, ya que se pierden entre lo cotidiano y ordinario, y por medio del dibujo o la pintura adquieren un sentido completamente diferente.

Arriba: Vorágines 5/Mixta sobre papel/34x34x7 cm/2007 Abajo: Vorágines 6/Mixta sobre papel/34x34x7 cm/2007

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J.D: Los zeppelines como los plátanos son elementos recurrentes en su trabajo. ¿Qué significados adquieren estos en el contexto de su obra? G.F: Los dirigibles (zeppelines) eran considerados unas naves completamente absurdas. Primero que todo, fueron el arma secreta nazi para bombardear Londres en la Segunda Guerra Mundial, gracias a ser silenciosos y poder navegar a grandes alturas. A la larga es un globo inmenso de helio (altamente volátil) bombardeando parsimoniosamente desde los cielos. El dirigible también sirvió para darle un respiro y un carácter lúdico y fantasioso a los dibujos que hacia anteriormente; estos eran bodegones a gran escala en los que utilicé plátanos en proceso de descomposición. Al exagerar el tamaño de


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CAROLINA RODRÍGUEZ

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CAROLINA RODRÍGUEZ

Esquema de seguridad/Acrílico y óleo sobre MDF/87x164 cm/2006

Nació en Bogotá el 6 de mayo en 1980. Sus estudios de pregrado los realizó en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, donde obtuvo el titulo de Maestra en Bellas Artes. Posteriormente viajó a París, en donde realizó una serie de cursos y talleres en el Museo del Louvre y la Universidad París 8. En la actualidad vive y trabaja en Bogotá. Desde el 2000, Carolina ha exhibido de manera sistemática su trabajo en exposiciones colectivas e individuales, dentro y fuera del país. Entre sus reconocimientos más destacados se encuentra el Primer Premio en el XII Concurso de Pintura BBVA 2004, y Mención en obra bidimensional en el Salón de Agosto realizado, ese mismo año, en las instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá.

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Vida en colores Por Conrado Uribe

La obra de Carolina Rodríguez arroja una pregunta ética importante a la supuesta idea que tenemos de la sociedad occidental actual como una de las que más ha valorado y protegido, históricamente, la infancia en tanto que un estadio fundamental en el proceso de formación del ser humano.

1. OBJETOS A PARTIR DE LOS CHOCOLATES Una de las series que más reconocimiento local y nacional le dio a Carolina Rodríguez fue Choco Break. De hecho, ese fue el título de una muestra realizada en la galería Alonso Garcés en 2006. La serie estuvo compuesta, principalmente, por trabajos tridimensionales en los que la artista propuso toda una colección -como si se tratara de una diseñadora de modas- de vestidos para niña, sobretodos para niño, bolsos, zapatos y sombrero (que servían para complementar cualquiera de los ajuares infantiles presentados), y hasta un conjunto de ositos que, por los materiales en los que fueron confeccionados, ya no eran de peluche. Es que Carolina realizó todos esos objetos empleando los empaques de los chocolates que le dieron el nombre a la serie. Las piezas anteriores se complementaban con unos dibujos en los que también se establecían evidentes relaciones entre el vestido de los niños y el chocolate, bien fuera por la aparición de la marca inserta en las ropas, por la representación de los mismos dulces o por la presencia constante de sus colores y diseños en los trabajos en general, situación que evidencia la alta incidencia que tiene la publicidad. La infancia y la publicidad, o mejor, los usos y relaciones que la última ha derivado de la primera, es uno de los ejes transversales en la producción de Carolina Rodríguez. Ella afirma que su llegada a estos asuntos es consecuencia de un intento por comprender ciertas problemáticas del país desde su mismo fundamento y que por eso mismo explora la infancia como el lugar en el que se enraízan los problemas. Su mirada no es romántica ni mucho menos escapista, Carolina no considera que los niños sean la evidencia perdida de la buena condición natural del ser humano, inherente a éste antes de llegar a la adultez o a los procesos de urbanización. En Choco Break, Carolina pretendía evidenciar una situación que, a pesar de que pueda resultar cotidiana en un país como

Un interrogante: ¿Por qué buscar a Anna? Un lugar: El que permita el ensueño. Un artista: Karen Kilimnik. Una pose. Ninguna. Un origen Dios. Una canción: Perfect day, de Lou Reed. Un superhéroe: El profesor Súper-O. Un movimiento artístico: El impresionismo. Un libro de consulta permanente: Momo, de Michael Ende. Un olor: A chocolate. Una web recomendada: www.arteven.com

Colombia, es también indignante y, en esa medida, chocante: el trabajo infantil. Sin buscar analizar las complejas razones que se encuentran detrás del hecho de miles de niños que laboran en las calles de las ciudades colombianas vendiendo dulces, o realizar juicios de valor que a nada conducirían, Carolina decide trazar puentes de conexión simbólica con unas realidades que de tanto verlas y vivirlas pueden volverse parte normal del paisaje urbano de este país y otros tantos. El arte aquí adquiere un efectivo nivel de comunicación. Los vestidos y demás objetos, hechos en los tamaños correspondientes a los vestidos y objetos originales, evidencian un medio de subsistencia. Del mismo modo en que Van Gogh realizó sus famosos Comedores de Patatas en colores terrosos y de formas patéticas -puesto que de ese modo el autor marcaba tanto un oficio, el del cultivo de la tierra, como la fuente primordial para la sustentación de aquellos personajes-, Carolina encuentra la mejor manera de relacionar una práctica económica con sus actores. Es como si dijera al mismo tiempo que el hábito hace al monje, pero que el monje, en su oficio, define el hábito. Estos son los vestidos de los niños Choco Break, niños que se visten y se alimentan con lo que venden: golosinas. En esta serie, Carolina invierte toda una serie de valores asociados con la ropa y con los materiales empleados. Por un lado, le hace un guiño irónico a la producción en masa de la industria de la moda al confeccionar unas piezas de manera artesanal (indistintamente de que hayan sido realizadas por la misma artista o no) que resulta en unos productos únicos. Pero para hacer dichas piezas, la artista se apropió de un material que, como los estuches de los chocolates, es impreso y producido masivamente. De otro lado, sublima esos mismos materiales en un producto que adquiere, así, unos usos simbólicos nuevos al tiempo que una renovada tasa de cambio.

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De la serie Buscando a Ana 3/Lรกpices de colores sobre papel/100x70 cm/2007


2. DIBUJOS Como se ha dicho, la serie a la que nos referimos en una primera instancia estuvo acompañada por unos dibujos en pequeño formato, tamaños determinados quizás por la necesidad percibida de no romper con la dinámica formal marcada por unas piezas que seguían los tamaños de unos objetos diseñados originalmente para niños. Luego de la primacía histórica que tuvo la pintura en la modernidad, del privilegio de ese medio de producción artística en particular por sobre otros -evidente en cualquiera de los relatos magnos [historias] elaborados en torno a este tipo de productos que conocemos culturalmente como obras de arte-, los artistas de la contemporaneidad han visto en la escultura y el dibujo dos formas de acercarse a la producción de obras que han terminado por privilegiarse. Es así como Arthur Danto habla del protagonismo y renovado papel de lo escultórico en la posmodernidad como una manera más de marcar las diferencias existentes entre los que, para el autor, son dos momentos con características particulares. Sin embargo, el dibujo ha adquirido también un lugar de privilegio en el mundo contemporáneo. Ambas situaciones son quizás el resultado de una resistencia de corte poscolonial al empleo colonialista e impositivo de un medio que, como la pintura, dominó durante la modernidad. Dejando las especulaciones de índole cultural a un lado, el dibujo en Carolina es fundamental para aproximarnos a su trabajo. Desde que estaba en la universidad supo que el dibujo le atraía como lenguaje plástico. En él reconocía unos valores que no encontraban sus profesores, por lo que guardó durante un tiempo unos bocetos que, posteriormente, fueron valorados por una artista de la capacidad artística y el rigor conceptual de Delcy Morelos. A pesar de que la clase que dictaba era de pintura, Delcy le patrocinó el dibujo y la invitó a que empleara el tiempo de su taller dibujando. Posteriormente en 2004 fue uno de aquellos bocetos, reelaborado en una pieza de mayor tamaño (160x80 cm.), la razón del premio en el que, para la época, se llamaba Concurso de Pintura del BBVA. Un dibujo ganador de un concurso de pintura. La contemporaneidad ya nos ha acostumbrado a este tipo de posturas en las que se exploran y se fuerzan los límites que parecen definir las especificidades de un determinado lenguaje artístico. En la obra de Carolina, el dibujo es el camino más expedito para conocer de manera amplia el tenor de sus reflexiones. Es el lenguaje con el que la artista ha materializado plásticamente gran parte de sus preocupaciones. Del mismo modo en que se mencionó más arriba para el caso de los objetos tridimensionales, los dibujos de Carolina evidencian un elevado nivel de coherencia entre la estrategia de formalización escogida y las problemáticas abordadas, entre el modo particular según el cual se trabajan unos determinados medios o recursos (colores) y los asuntos que le ocupan. El uso de los colores en su trabajo está íntimamente relacionado con las figuras de infantes que representa, no sólo por el empleo de un material tan caro a los niños como los lápices de colores, sino también por la manera en la que realiza los trazos. Y ese uso particular de formas y medios, se deriva en Carolina del conocimiento de primera mano que tuvo cuando, siendo estudiante, trabajó en un hogar infantil para niñas en situación de riesgo. Esta experiencia le sirvió a Carolina para afianzar unas intuiciones iniciales en torno a una serie de situaciones que le interesaban, y para conocer de cerca toda una problemática social.

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3. INFANCIAS, TEENS, BUSCANDO A ANNA Sin embargo en la obra de Carolina no sólo se reconoce el afán, la fuerza y la impetuosidad amorfa de los trazos infantiles. En su dibujo se evidencia la presencia de una artista que conoce el medio y lo domina con la seguridad sensible de los buenos dibujantes. El resultado parece acercarse o remitir a una versión sofisticada de los cuadernillos para colorear ya pintados por infantes, en los que hay un dibujo de fondo correcto y bien proporcionado, pero sobre el cual se han superpuesto toda una serie de líneas y rayones que unas veces respetan los contornos, pero en otras ocasiones ensucian el soporte. La buena dibujante subyace en la construcción general de la obra y permanece incluso cuando, por medio de la apropiación, hace uso de trazos que semejan los infantiles. Estas características están presentes en la series Teens y Buscando a Ana, series ambas en las que la artista continúa una línea de trabajo ya definida y explora situaciones y problemáticas propias del mundo preadolescente y adolescente. En Teens, Carolina explora el uso y el abuso de unos cuerpos, en proceso de maduración sexual, por parte de la publicidad, situación que tiene lugar como producto de una sociedad hiperconsumista que desplaza, cada vez más, su objeto de deseo hacia los territorios de los y las jóvenes. Por medio de recursos plásticos en los que se puntualizan y marcan ciertas características (ojos, bocas, maquillaje y posturas corporales) de las -casi siempre- niñas que posan ante las cámaras publicitarias del mismo modo en que lo haría una modelo adulta, Carolina genera esos espacios de elevada densidad simbólica que permiten que tomemos consciencia de la manera en la que están siendo usados esos infantes. Sin ese énfasis que propicia el arte muchas de esas estrategias publicitarias pasarían como algo más dentro de la normal impunidad visual que conforma nuestros entornos. Con una serie como estas, Carolina señala unas conductas actuales del mercado de la imagen que pueden llegar a favorecer realidades como el abuso infantil. Buscando a Ana constituye la última serie de Carolina. Siguiendo con una línea de trabajo clara y constante, la artista continúa explorando situaciones conflictivas en las preadolescentes, las cuales se pueden derivar de la introducción de ciertos cánones de belleza por parte de la publicidad y la moda. La anorexia es evidentemente la conducta en la que derivan este tipo de tensiones, pero lo que realmente constituye el punto en el que la artista quiere concentrarse es el estado de vacío previo que subyace en las niñas y anticipa el acceso a este tipo de patrón estético del cuerpo. Igualmente, Carolina explora la manera en la que la anorexia ha devenido en una conducta ‘fashion’ que llega a ser incluso deseada por muchas niñas por encima de los 13 años de edad. Es así como ellas mismas se refieren a la enfermedad de manera eufemística como Ana (apelativo que denota el interés por desprenderla de toda una serie de connotaciones desagradables tradicionalmente asociadas con la enfermedad) y se marcan a sí mismas con pulseras rojas, situación que ilustra patéticamente la relación enfermedad-moda en este caso. La misma artista se refiere a estas conductas como “el gusto por la muerte que se esconde tras unas imágenes aparentemente bellas”. Una situación semejante es una muestra clara de lo que los psicoanalistas conocieron como Eros y Thanatos, las dos fuerzas pulsionales instintivas, gemelas y opuestas que ‘atenazan’ la conducta humana.


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De la serie Buscando a Ana 4/Lรกpices de colores sobre papel/100x70 cm/2007


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De la serie Buscando a Ana 5/Lรกpices de colores sobre papel/100x70 cm/2007


Carolina Rodríguez/Sólo un juego/Técnica mixta/150x120 cm/2007


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