Revista Mundo No 35 Eva Celín

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EVA CELÍN Cuadros Abstractos

Fotografía Olga Lucía Jordán

Eva María Celín nació en Bogotá en 1980. Es Maestra en Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia. En el año 2006 fue ganadora del Premio Fernando Botero. Ha participado en exposiciones colectivas e individuales entre las que se destacan: ArtBo, Galería Entrearte, 2006 y 2007. Salón Premio Fernando Botero, 2006, Los recuerdos de ella, Fundación de Jóvenes Artistas Colombianos, 2006. Solidarte, Galería El Museo 2007. Popular Pop, Galería Entrearte, 2007. ArtBo, Galería Mundo, 2008 y 2009. 30 años Caja Negra Artes Visuales, Museo de Bellas Artes, Santiago de Chile, 2008. Historias Intimas, Galería Mundo, 2008. Subasta Conexión Colombia, Galería La Cometa, 2008. Formarte, Fundación Corazón Verde, 2009. En el año 2008 fue invitada a hacer parte del jurado del Primer Concurso de Arte Joven, Colsánitas.

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El lente de pintora es el filtro que hace al mundo interesante Conversación entre Eva Celín y María Morán

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n diálogo que comenzó hace siete años entre alumna y profesora, se retoma hoy a manera de reencuentro entre dos artistas. Eva Celín y María Morán conversaron acerca de la pintura e indagaron el camino a la abstracción que Eva ha iniciado. MARÍA MORÁN: Se podría pensar que al hacer arte abstracto cambiarías no solamente la parte formal, la presentación, la imagen, si no también el color, pero me llama la atención que no es así. ¿Esto es azaroso o ha sido pensado? EVA CELÍN: Ni lo uno ni lo otro. Por ejemplo con los colores, son los que sé manejar, si me salgo de ahí no sabría si lo podría lograr. M.M.: Da la impresión que surge el cuadro abstracto del interior mismo de tus pinturas figurativas. Tu trabajo con formas, sin una referencia cercana a la realidad, va a ir desarrollándose y posiblemente surgirán otros colores diferentes a los que trabajas en tus cuadros figurativos. ¿Crees que podrías llegar a una propuesta de color atractiva nacida del propio trabajo abstracto? E.C.: Si. Cuando empecé a hacer los cuadros abstractos creí que iba a ser más arriesgada con el color. En mis intentos a veces me siento perdida y me devuelvo. De todas maneras tengo la oportunidad de investigar el color y la composición y seguir aprendiendo de pintura. M.M.: En tus cuadros figurativos la superposición de los planos responde a tu afán de contar una anécdota; en cambio en los abstractos empieza a plantearse un espacio pictórico sin narración. ¿Cómo ha sido este paso tan fundamental? E.C.: Los primeros abstractos empecé a trabajarlos a partir de flores. Realmente no sabía por dónde empezar y era muy difícil partir de la nada. Poco a poco he podido salirme de las formas que están ancladas en la realidad y abstraerlas. Entre más las abstraigo el espacio que surge es más amplio, y parecieran vistas cenitales, ríos vistos desde un avión o colores en la ventana del avión; entonces los planos se distancian y es como mirar la tierra desde el espacio, como si fueran islas y ciudades. Sigo pensando en el espacio real pero al contemplar los cuadros ya hechos, reflexiono sobre la relatividad del espacio. Una mesa que está a dos metros de la pared puede ser también la luna y detrás la tierra, las ciudades y las islas. M.M.: Al imponerte “ahora tengo que hacer esto abstracto”, de alguna manera, te ha llevado a una aventura tanto en el color como en el espacio, donde las formas ya no están obligadas a “relatar” sino que se empieza a generar un universo en cada cuadro. Esa parte me parece una ganancia en tu decisión de ir de lo figurativo a lo abstracto. E.C.: Además ha sido muy interesante crear ese espacio pictórico con las láminas de acrílico, de tal forma que las sombras de lo que está pintado en el primer plano se proyectan en el último. Este efecto hace pensar en el cuadro como objeto en si, donde se está creando una composición entre sombras y formas pintadas. M.M.: Es notorio como muchos artistas de tu generación pueden acudir, con cierto desenfado y de manera azarosa, a un fragmento de revista o a una fotografía, al cine o una flor, por ejemplo, en el momento de escoger un punto de partida para sus obras. Esto de hecho los acerca a un público que considera que la pintura no tiene que ser siempre complicada. E.C.: Estudiando artes empecé a ver la realidad de una forma distinta a como la había visto hasta ese momento. Con el

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tiempo se ha hecho mayor la diferencia. Lo que veo en mi vida diaria lo interpreto desde la pintura y de ahí surgen mis cuadros. El lente de pintora es el filtro que hace al mundo interesante y un objeto digno de representación. M.M.: ¿Podrías darme un ejemplo de tu forma de trabajar? E.C.: Por ejemplo, cuando estaba trabajando el motivo de las flores y quería ya salir de él. En ese momento no podía comprar más láminas de acrílico así que decidí reutilizar una que tenía ya un texto escrito en sus bordes, mientras todo su centro era transparente. Fui cubriendo el texto con pintura hasta que quedó una especie de culebra alrededor, haciendo las veces de margen. Cuando la tuve ya hecha decidí hacer lo mismo que hacía con las flores pero con esa nueva forma; así que puse otra lámina de acrílico en una posición que permitiera proyectar las sombras y crear así una nueva forma. M.M.: Es un buen ejemplo de tu forma de trabajar. Se diferencia de las exigencias de significado de lo políticamente correcto. Por el contrario lo que dices se refiere a cómo los ojos del pintor van buceando por ahí y agarran algo que después redefinen. Esas formas llaman a otras formas que inclusive después pueden ser recicladas. E.C.: Algunos de mis cuadros han surgido de objetos. Por ejemplo, un día en que estaba en mi casa tratando de dibujar formas abstractas -lo cual considero lo más difícil de la pintura: tener un papel en blanco y lograr un dibujo bonito y abstracto-, y empecé a trabajar a partir de un collar que tengo con pequeñas palas de plata. Lo dibujé y luego lo desordené. Pienso que así los objetos se redefinen en otro universo. M.M.: Se vuelven como personajes ¿no? E.C.: Si. Luego los retomo, los pinto, mientras voy encontrando cómo hacerlos de distintas maneras. M.M.: Cuando estaba en la universidad hice mi trabajo de grado en arte abstracto, fue una incursión en lo esencial de la forma, se vuelve uno más sensible y más exigente con las formas, con la composición, a diferencia con lo que ocurre con la figuración donde se está comprometido con lo que se está contando, con la anécdota. Pienso que va a ser parte esencial de tu nuevo trabajo donde encuentras un espacio para soñar, que no está en la tierra, que puede estar en otro universo. Es muy enriquecedor. E.C.: Esto es particularmente interesante en el arte abstracto. Cuando se va de lo micro a lo macro, como puede ser de una imagen de microscopio al espacio en general o a espacios mentales. Con mi figuración a veces me enfoco solo en los personajes, el gesto de ellos, su ropa, quedando partes del cuadro olvidadas. En el arte abstracto uno quiere entender, abarcar toda la composición. Es la forma más fácil de recibir lecciones de la pintura. M.M.: En el futuro no sé que irá a pasar con el material que utilizas. Por un lado su terminado es impecable, que es el atractivo del pop, superficies que dan la sensación de mucho control. ¿Me pregunto si no terminará cansándonos? E.C.: Es una etapa por la que estoy pasando, porque sinceramente quisiera pintar de una forma más expresionista, que se viera más la pincelada, la mancha, pero siento que todavía no lo logro. He querido lograr lo que ha alcanzado Elizabeth Peyton, se nota que hace la figura en un solo gesto donde se ve toda la pincelada, todos los pasos quedando muy bien. A mi no me queda tan bien, lo intento y queda chueco y luego empiezo a corregir y volver a corregir hasta que va


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Vislumbrando interiores / Acrílico sobre lámina de acrílico / 120 x 180 cms / 2005 Carolina tocando / Acrílico sobre lámina de acrílico / 90 x 120 cms / 2009 Beso / Acrílico sobre lámina de acrílico / 70 x 100 cms / 2009

quedando cada vez más plano donde estoy en terreno seguro. Mi intención es cada vez soltar más y más hasta quedar satisfecha con el gesto. Además del color y la composición que es en lo que me mantengo enfocada por ahora. M.M.: Algunos de tus cuadros se asemejan a la serigrafía por la calidad de los colores, de la composición, de las formas. ¿La serigrafía podría ser una opción? E.C.: No creo, porque para mi es muy importante que se proyecten las sombras da las figuras sobre la lámina que está atrás y así a medida que va cambiando la luz del día se van moviendo las sombras y puedes disfrutarlo siempre de manera distinta. Por otro lado, me gustaría que en las pinturas quedara más suelto el dibujo, lo que ya estoy logrando en los cuadros. M.M.: ¿De quien te inspiras? E.C.: Hace unos años en una revista de decoración me enamoré del cuadro de la portada, de la pintora Annette Davideck. Investigué en internet y traté de hacer algo así. Me gustó de ese cuadro los colores, las formas y pensé que podría hacer algo así en las láminas de acrílico pero no supe cómo empezar ni qué hacer. Me di cuenta de que ella partía de formas orgánicas para llegar a lo abstracto y recordé unas fotografías que había tomado en la universidad, de matas y sombras con las que empecé a trabajar. He descubierto, a medida que avanzo, mi propia forma de transformar lo figurativo en formas abstractas. M.M.: Pienso en Gary Hume por la libertad de escoger diferentes formas y ponerlas sobre la superficie junto a otras que provienen de otros sitios creando otro mundo. Es una particularidad de tu generación el ser más libre. Con tan solo mirar cualquier cosa se logra que de alguna manera entren en el trabajo. E.C.: Para mi lo más importante es ante todo tener el antojo de hacer las cosas, de pintar. Fui mala alumna, me cuesta mucho hacer algo que no tenga realmente ganas de hacer y creo que si me viera obligada a sacar cada idea de un contexto inteligente, conceptual y sofisticado, con una gran filosofía detrás, no pintaría nunca. Lo que hago es una obra cuyo proceso está impregnado de disfrute, de ganas de hacer, de pasión por pintar. M.M.: Todos los artistas finalmente llegan a ese punto. Pueden pensar en lo más complicado, en la idea más elaborada pero finalmente -y esa es la hermandad de los pintores-, cuando empiezan a trabajar sobre el plano, se olvidan de todo. Solo queda el diálogo con el cuadro. E.C.: Se encariña tanto uno con el color, con la pintura que quedarse en la sola idea es difícil. No entiendo muy bien dónde se encuentra el punto exacto de placer, por ejemplo en un dibujo abstracto ¿admirar una línea o una curva? Donde no hay parámetros uno se pregunta ¿porqué tal línea o tal combinación de colores, produce bienestar, felicidad? Esa es la magia, redescubrir nuevas combinaciones que te proveerán sensaciones nuevas. M.M.: Lo hace uno amorosamente: las formas, los colores... Se vuelve como un mapa. Nadie ha dicho dónde tienen que ir las cosas pero uno va sintiendo, sientes que así debe ser y es delicioso. E.C.: Esa investigación es lo más interesante en estos cuadros, dan muchas ganas de hacer más y más. M.M.: Estoy segura de que esto va a ser una plataforma a otra cosa. Es una experimentación deliciosa, vamos a ver qué pasa.

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De la serie Cuadros Abstractos / Acrílico sobre lámina de acrílico / 90 x 120 cms / 2010


De la serie Cuadros Abstractos / Acrílico sobre lámina de acrílico / 90 x 120 cms / 2010

Vista de la exposición en Galería Mundo / Mayo de 2010

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De la serie Cuadros Abstractos / Acrílico sobre lámina de acrílico / 90 x 120 cms c/u/ 2010

De la serie Cuadros Abstractos / Acrílico sobre lámina de acrílico / 70 x 100 cms c/u / 2010


Mis cuadros -generalmente figurativos y que tienen como origen, en gran parte de los casos, la fotografía- están pintados sobre tres láminas de acrílico transparente. La utilización de estas tres láminas en donde dispongo todos los elementos de la imagen, le confiere al cuadro un efecto de tres dimensiones a partir de una profundidad física real. A mi manera de ver este experimento es interesante mas no lleva al límite las cualidades que podría tener el uso de varios soportes para configurar una imagen única. El vacío entre las láminas más el vacío aparente entre los planos de color (ya que el soporte es transparente) no está totalmente aprovechado. Pensando en este asunto decidí hacer cuadros abstractos para investigar no solamente las características de los espacios representados -tema recurrente en mi trabajo desde los primeros semestres de universidad- sino las innumerables posibilidades de creación de espacios pictóricos bidimensionales y tridimensionales. Para aclarar este punto cito a Pierre Francastel: “El problema del espacio es doble, exige que se tenga en cuenta a la vez, lo que se representa y la manera en que se lo representa”. Estudiar las formas de representación de espacios es vital para obtener equilibrio y armonía en un cuadro abstracto. Hay varias formas de representar un espacio habitable, un lugar real. Son más o menos seis puntos a tener en cuenta. Por ejemplo, ubicar en la parte de arriba del soporte los objetos que supuestamente están más lejos y dejar en la parte de abajo los primeros planos. Al mismo tiempo los objetos ubicados arriba deben ser más pequeños que los que están abajo ya que entre más grandes más cerca están, por cuestiones de escala. Gracias al enfoque y desenfoque también se da la ilusión de profundidad. Por lo general los objetos más lejanos se representan desenfocados, o carentes de detalle mientras que los que están más cerca enfocados y detallados. La superposición es muy importante, evidentemente los objetos ubicados en primer plano ocultan total o parcialmente los elementos que se encuentran detrás. Estos son algunos de los métodos utilizados además de la ya conocida técnica inventada en el renacimiento, la perspectiva con punto de fuga. Finalmente hay que tener en cuenta las calidades que el color le puede dar a la creación de espacios. Se puede igualmente afirmar que los colores cálidos y claros suelen saltar a la vista mientras que los colores fríos y oscuros tienden a quedar en los últimos planos. Si estas reglas no son utilizadas en un cuadro figurativo el espacio de éste no tendrá una estructura clara, pasará a ser un espacio sin sensación de realidad, un espacio más pictórico que naturalista. Por esta razón, quiero llegar a usar todas las propiedades de la pintura para crear espacios irreales en mi obra, recurriendo a la abstracción. En un cuadro abstracto lo más pequeño puede estar en la parte de arriba, los colores que saltan en el último plano, las manchas de color pueden superponerse arbitrariamente, etc. El espacio vacío que existe entre las tres láminas de acrílico que constituyen el soporte de la mayoría de mis pinturas, le otorga otros valores al espacio pictórico que propongo. Por ejemplo, las sombras de los elementos pintados comienzan a intervenir en la composición. Si una serie de puntos están

pintados en la primera lámina, la sombra de éstos -generada por una luz intensa que caiga sobre el cuadro- juega con las imágenes de las otras dos láminas. De igual manera se puede jugar con la línea y las sombras que se generen contraponiéndolas a las manchas coloreadas. Intento con esto mostrar parte del proceso creativo en mis abstracciones. Al utilizar estos elementos cada vez de manera más y más consciente me ayuda a crear un espacio pictórico que despierte los sentidos y cuestione la percepción. Pintando día a día partiendo de espacios reales a espacios mentales me es útil recordar estos principios a fin de lograr imágenes profundas, reflejo de espacios mentales poéticos sin acudir a la fuerza intrínseca que tiene la representación de seres humanos y objetos. Hago un paréntesis para explicar en qué medida siento que crear una imagen abstracta es más difícil de lo que se podría pensar por su aparente sencillez. A pesar de lo que se podría pensar, crear un buen cuadro abstracto es más complicado que crear un cuadro figurativo ya que este último se sostiene en gran parte por la narración que transmite. Comparo la creación de los cuadros abstractos a la de una pieza musical. Para que un músico pueda componer una melodía armónica necesita conocer muy bien las notas, el ritmo, la armonía, ya que siendo los ingredientes sonoros infinitos, caer en el caos auditivo es posible. De igual manera, para hacer un cuadro abstracto, partiendo de un soporte totalmente en blanco y llegar a una imagen que evoque bienestar es necesario tener las bases de la pintura claras en la mente para hacer con ellas las sumas y restas necesarias para crear una imagen confortable y equilibrada, que “suene” bien. Para finalizar quiero referirme al cubismo. En el proceso vivido en el arte de destruir el espacio plástico del renacimiento, algunos pintores crearon el movimiento cubista que pretende mostrar en la imagen bidimensional que un objeto real nunca es percibido desde un único punto de vista. Nuestra mirada logra rodearlos y entenderlos en toda su tridimensionalidad. Gracias al cubismo se representó el espacio real desde varios puntos de vista en un plano bidimensional. Por otro lado los pintores cubistas se interesaron en mostrar el paso del tiempo a partir de una imagen estática como lo es la pintura. Este aspecto del cubismo me ha intrigado desde inicios de mis estudios y puedo afirmar que la utilización de varias láminas de acrílico tiene como intención hacer intervenir el tiempo en la imagen. Al haber un elemento en el cuadro cuyas sombras se proyectan en el mismo cuadro estas cambiarán de posición en el espacio pictórico dependiendo de la posición en que se encuentre la fuente de luz que ilumina la obra. Si, por ejemplo, al cuadro le llega la luz del sol, la composición del cuadro cambiará a medida que pase el día. Este es un aspecto esencial para desarrollar en mis pinturas. La pintura es un momento más en la vida para despertar los sentidos, afinar la percepción y ofrecer un disfrute. Como dice Borges: “El deber de todas las cosas es ser una felicidad y si no son una felicidad son inútiles o perjudiciales”. La creación de espacios para la percepción y las sensaciones requiere de un trabajo exhaustivo y riguroso de investigación, reflexión y estudio. Yo he disfrutado el proceso de creación y espero que el espectador pueda disfrutar la pieza final.

Eva Celín, mayo 2010

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De la serie Cuadros Abstractos /Acrilico sobre lámina de acrílico / 90 x 120 cms / 2010

“El artista intentará despertar sentimientos más sutiles que actualmente no tienen nombre. El artista vive una vida compleja, sutil, y la obra nacida de él, provocará necesariamente en el espectador capaz de sentirlas, emociones más matizadas que nuestras palabras no pueden expresar”.

Wassily Kandinsky


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