FERNANDO PAREJA - LEIDY CHÁVEZ
Alicia en el país de las maravillas Fotografía Andrea Marín
FERNANDO PAREJA. Popayán, 1979. LEIDY CHAVEZ. Popayán, 1984. Artistas plásticos de la Universidad del Cauca - Popayán. Han participado en varias exposiciones en Popayán, Cali, Bogotá, Medellín y Pasto. En 2007 su trabajo recibió Mención de Honor en el III Concurso de Artes Plásticas - Alianza Colombo Francesa, Bogotá. Mención honorífica en el 7 Salón Nacional Arte Diversidad 2008, Bogotá. En 2009 su obra fue seleccionada para representar su región en la exposición itinerante de Imagen Regional VI - Banco de la República.
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Visto y No Visto
Entrevista con Dominique Rodríguez Dalvard
Sin título / Óleo sobre plastilina / 18 x 6.5 cm / 2009
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D.R.D.: ¿Qué buscan en sus indagaciones sobre el cuerpo? L.C. y F.P.: Somos grandes observadores y recolectores de imágenes. Nuestros referentes son la calle y la familia. Observar los gestos, los comportamientos, la manera cómo se disponen los cuerpos en los espacios públicos e íntimos, donde cada cuerpo es un espectáculo. Además nació la idea de trabajar nuestra imagen ocupando otros cuerpos, retomando identidades, encarnando sus gestos, para indagar sobre los cuerpos de los juguetes y los estereotipos que de allí se desprenden. D.R.D: ¿Qué estereotipos les inquietan? L.C. y F.P.: En ocasiones la sociedad instala estéticas que tienen que ver con los juguetes, con las Barbies y los muñecos sin ombligo, rígidos y musculosos, tan distintos a nuestros propios cuerpos. Estas estéticas pueden trastocar la identidad de una persona, por ejemplo, en cualquier lugar cuando vas a sacarte una foto para un documento de identidad éste es retocado mecánicamente, sin preguntarte siquiera, y le quitan las arrugas del rostro. Nos inquieta que se esté estableciendo un canon estético donde el cuerpo no tiene manchas, ni estrías, ni vellos, esas características naturales de la belleza de los cuerpos. D.R.D.: ¿De qué forma se refleja Popayán en su trabajo? L.C. y F.P.: Las paredes blancas de Popayán nos sirven de telón de fondo donde se resaltan los cuerpos de aquellos en los que nos fijamos. Los colores vibran, las carnes se contrastan, tal como un catálogo de personas que están a la espera de algo, mendigan, venden minutos de celular, caminan o suben los andenes con esfuerzo, un gesto que estudiamos detenidamente, ya que son excesivamente altos. También nos interesan los estampados y las formas de vestir de los diferentes pueblos –guambianos, paeces, gente de Piendamó, del Bordo–. La globalización no está tan en la cumbre, la riqueza está en la identidad de cada pueblo. D.R.D.: ¿Qué representa la escala de sus esculturas? L.C. y F.P.: El tamaño es discreción, si se hicieran a gran escala con las actividades que están representando sería tal vez algo exhibicionista. Mientras que el pequeño formato obliga a un acercamiento del espectador con la obra pues el trabajo de observación agudo es un reto. Alejarse, intimida. Lo íntimo se manifiesta en las cosas pequeñas, por eso no nos interesa que la obra indague al espectador, sino que éste sea como un voyeurista. D.R.D.: En efecto, la idea del voyeurismo está presente en su trabajo, ¿de dónde surge este interés? F.P.: En mis experiencias personales me considero voyeurista. De niño espiaba a la gente, vivíamos muchos en la casa de mi abuela, teníamos que compartir muchas cosas y la intimidad debía compartirse en familia. Yo veía cosas ajenas, cómo se bañaban y cómo se cambiaban. Todos somos de alguna manera curiosos por naturaleza. D.R.D.: Las situaciones que representan son para algunos extremadamente crudas, ¿tienen la intención de chocar? L.C. y F.P.: Lo interesante de las interpretaciones es que son variadas, pues mientras algunos piensan que las imágenes son crudas, para nosotros hacerlas es una experiencia placentera. A veces surgen de dichos e insultos populares como “se lo llevó un perro en la boca”, que era típico de la Popayán de los abuelos aunque hoy se use muy poco, y que luego se manifiestan de alguna forma en la obra. Pero no somos tan calculadores en los temas que elegimos, a veces llega una frase, una escena, un perro que hace un acto similar al ser humano y nos lo apropiamos. Con esa tendencia a mutarnos en otros cuerpos, nos
apropiamos de los gestos, armando metáforas que no son otra cosa que similitudes con el comportamiento humano. D.R.D.: El universo que representan es muy detallado y complejo, ¿quiénes los han influido en su trabajo? L.C. y F.P.: Las pinturas flamencas, sobre todo aquellas de Jan Van Eyck nos resultaron muy impresionantes, por la forma como pintaba los textiles, los objetos, el comercio. Pero también el Giotto, que en su Descendimiento de la cruz pintó unos ángeles que aunque algunos digan que sus gestos son primarios nos resultan bellísimos porque aunque están llorando parecen riendo y esa ambigüedad es maravillosa. Además, una influencia vital para nosotros ha sido Pink Floyd, por el contenido de sus canciones, sus las animaciones, todos estos temas nos unieron como equipo de trabajo y pareja. D.R.D.: Han hecho esculturas, pintura, fotografía y video. ¿Cómo se manifiesta su necesidad de movimiento en una u otra obra? L.C. y F.P.: Hemos realizado video tradicional e interactivo, pero también hemos hecho kinoras –aparatos que se usaban antes de que existiera el cine, a partir de fotogramas–. A través de la investigación de la animación y la imagen en movimiento nos hemos encontrado con los zootropos, los praxinoscopios, el cinematógrafo. Estos artefactos que dieron origen al cine nos han dado luces para crear nuevas formas de animación, mezclando todos estos objetos a partir de la escultura, pues buscamos plantear una propuesta nueva que es hacer esculturas en movimiento, a partir de la ilusión de la luz. Para nosotros no es suficiente hacer animaciones interactivas, acá se requiere del objeto, de la luz y del público que hace parte de la obra al rodearla, pues la completa. D.R.D.: Hablemos del paso a la tercera dimensión, al modelado en 3D usado en esta exposición, ¿es igual de riguroso al trabajo escultórico? L.C. y F.P.: Usamos la técnica que requerimos según lo que estemos buscando sin importar su grado de dificultad. Por ejemplo es complejo trabajar programas como los de tres dimensiones, porque es hacer ópticamente lo que hacemos en plastilina. El programa que utilizamos tiene unas cualidades de texturas muy ricas y nos permite que exploremos los materiales, como la apariencia del plástico. Hacemos una selección de dichos formatos y programas tomando de ellos ya sea la simulación del material o la riqueza de los estampados creados. D.R.D.: Al contemplar la serie de Alicia en el país de las maravillas, es cierto que el trabajo que realizan con las texturas es impecable, ¿tienen alguna razón para resaltar tanto este aspecto de su trabajo? L.C. y F.P.: El texto de Peter Burke Visto y no visto nos hay influido mucho, pues habla de la imagen como documento histórico y cómo a través de las obras podemos evidenciar el paso del tiempo. Hoy, con la industria puedes estampar cualquier cosa y en cualquier superficie, por ejemplo, corazoncitos sobre los uniformes de los soldados, lo que representa una ironía, pues siguen cumpliendo su rol. Justamente esta transformación de los códigos marciales nos interesa, del camuflado, el traje verde o el negro. En este trabajo reciente usamos los soldados de la Reina de corazones como un pretexto para cambiar el código de lo militar, del uniforme, ícono en una sociedad de control, sumisión y poder. D.R.D.: ¿Por qué se interesaron en Alicia en el país de las maravillas? L.C. y F.P.: Alicia ha sido un cuento muy valioso que ya habíamos leído un par de veces, pero nunca de la manera juiciosa como
lo hemos hecho ahora. Las reflexiones que produce son increíbles, cómo el autor juega con las palabras, usa el sarcasmo y se apropia de personajes reales y los involucra en una fantástica obra, que ingenuamente nos han hecho creer que es para niños, pero en realidad compete también a los adultos. También tuvimos una etapa en nuestro trabajo anterior de abordar temas muy populares como el mito de Adán y Eva. Nos interesa mucho involucrarnos con el imaginario de la gente, que la gente se conecte con algo que conoce, para que su experiencia no sea ajena y no la tome como un acertijo o una cosa incomprensible. El tema es apenas un pretexto para ir más lejos en la exploración de los medios y solamente centrarnos en lo que nos interesa: el cuerpo. Nos pareció curioso ver este soldado con corazoncitos, pero con casco y macana. De ese tipo de inquietudes van naciendo nuestras obras.
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Arriba: Sin título / Modelado en plastilina / 2009 - Centro: Sin título / Óleo y plastilina sobre yeso / 2006 Abajo: Ofrenda de figurillas / Óleo sobre plastilina, yeso y aluminio / 2007
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ernando Pareja y Leidy Chávez han logrado crear un mundo, surgido en Popayán y sin demasiadas intenciones de alejarse de allí. La luz brillante de este recodo de patrimonio arquitectónico, reflejada en la blancura de sus paredes, les ha servido para modelar los cuerpos que tanto les interesan. De trabajo lento y minucioso, saben que el tiempo es su mayor enemigo, pues cada escultura realizada les toma meses. Y con todo, el material que utilizan, la plastilina, no hace más que evidenciar que la piel, aunque bella y jovial, también envejece y muere. Ahora, con esta muestra, dan un paso a la tercera dimensión con un complejo trabajo sobre Alicia en el país de las maravillas, como una indagación más acerca del material y sus posibilidades, siempre preguntándose la razón de ser de las cosas y cómo la transformación de un código refleja cambios sociales. DOMINIQUE RODRÍGUEZ DALVARD: ¿Cómo se inician en las artes? FERNANDO PAREJA: Tuvimos desde pequeños inclinaciones hacia la pintura y las actividades artísticas. A Leidy, fue su madre la que la impulsó a seguir la carrera de Artes Plásticas, mientras que en mi caso, mi familia siempre fue escéptica de mi decisión de estudiar artes por la dificultad para vivir de esta carrera. De niño rayaba las paredes, hacía murales y trabajos en plastilina e incluso me expulsaron del colegio por dibujar en lugar de estudiar. Y al terminar el bachillerato hice una carrera tecnológica de dibujo arquitectónico y luego estudié artes. D.R.D.: ¿Cómo empieza esta relación de trabajo que desemboca también en una vida de pareja? LEIDY CHÁVEZ: Nos conocimos en la universidad y en el tiempo libre a pesar de estar en cursos distintos hacíamos fotografía juntos y para algunos ejercicios le pedíamos a mis hermanitas que nos posaran. Además, la muerte de nuestros padres nos acercó y eso generó lazos afectivos muy fuertes entre los dos. Fue así que esos trabajos juntos y nuestra relación de pareja fue despertando la necesidad de explorar el tema del cuerpo. Luego empezamos a participar en convocatorias como grupo y, aunque es complejo conformar un dúo, gracias a los intereses afines y la tolerancia que nos tenemos, todo ha funcionado.
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Vista de la exposición en Galería Mundo / Marzo de 2010
EL CUERPO EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS Por Jaime Cerón i. El concepto de cuerpo en occidente ha involucrado construcciones tan diversas que implica tanto sublimaciones sutiles como sórdidas transgresiones y degradaciones. Los diversos tipos de representación resultantes, han sido documentados o recogidos a través de las prácticas artísticas que funcionan como evidencias de las elaboraciones generadas desde diferentes ámbitos, experiencias y saberes. Por lo tanto, más allá de la presencia de los desnudos o retratos, en el arte del pasado o de las presentaciones performáticas o situacionales, en el del presente, hay una significativa permeabilidad de las imágenes artísticas ante representaciones generadas por distintos discursos ante el cuerpo. Para revelar el cuerpo, es necesario reconocer que por él circulan representaciones culturales e ideológicas que lo hacen contingente a la historia de la cultura visual moderna. Las prácticas artísticas son generadas desde algún lugar dado que como es obvio, sus actores sociales poseen un sexo, una
raza y una clase social, que determinan sus relaciones con otros sujetos y situaciones. Por ese motivo las prácticas artísticas permiten e incluso demandan formas de análisis que repasen las capas de información cultural que anteceden, constituyen y recubren una determinada concepción de la realidad. El cuerpo no madura orgánicamente, sino que su transformación es serial, basándose en desconexiones, superposiciones y variaciones, por lo que tiende a ser descentrado. Al respecto los psicoanalistas lacanianos han insistido en la manera como la identidad individual emerge de la propia imagen del cuerpo en el espejo, que es asimilada a la imagen de un semejante. Por eso señalan que el deseo del sujeto es el deseo de otro, cuyo deseo a su vez no será el del primer sujeto, por eso la finalidad del deseo siempre se pospone. Es como un autobús que se anuncia pero nunca llega. De esta manera la identidad individual, que se entendería como autodefinición, se confunde con la identificación, que significa la definición a través de algo más.
El complejo drama que sobreviene posteriormente es que la identificación imaginaria con la imagen del cuerpo de los semejantes, conduce a los sujetos a la repetición de toda suerte de estructuras culturales que llevan a la trágica conclusión de que aún los más sentidos y sinceros comportamientos hacen parte de una cadena serial que se representa en la manera como actuamos ante diferentes situaciones sociales. Cuando alguien nos relata un determinado acontecimiento, un robo, un accidente, una decepción amorosa, lo más probable es que en repuesta le relatemos un hecho similar que le ha ocurrido a una persona cercana o a nosotros mismos. Por eso Lacan dice que la noción del “Yo” se construye simultáneamente desde dos perspectivas: el Yo ideal y el ideal del Yo. Un adolescente, por ejemplo, en el primer caso persigue todas aquellas experiencias que lo acercan a esa persona que el quiere ser, que pueden implicar excesos en el campo sexual, en el uso de drogas, en las salidas nocturnas y demás. En el segundo caso el mismo adolescente puede buscar las
situaciones que lo sitúan cerca del lugar en donde debería estar, como son el buen desempeño académico, las adecuadas relaciones intrafamiliares, las creencias religiosas de rigor y en fin. En ese sentido su noción de “Yo” está armada por esos dos conjuntos de experiencias, pero no se ubica necesariamente en el centro. ii. Fernando Pareja y Leidy Chavez han trabajo en torno al cuerpo imaginario, producido por fenómenos de identificación, lo que los ha llevado a revisar su hipotética interioridad, para sugerir que no es más que un efecto de fenómenos externos como el lenguaje, las convenciones sociales o los códigos culturales. La presunción básica de las ciencias naturales sobre el cuerpo viene a ser cuestionada, por la evidencia de que es construido artificialmente, dado que su desempeño social responde a las creencias y representaciones que cons tituyen la subjetividad de quien lo “posee”. Por trabajar en pareja, ellos logran desplazar muchas de las
De la serie Alicia en el país de las maravillas / Modelado virtual en 3D e impresión digital / 2010
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De la serie Alicia en el país de las maravillas / Modelado virtual en 3D e impresión digital / 2010
De la serie Alicia en el país de las maravillas / Modelado virtual en 3D e impresión digital / 2010
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las manos, los pies y los genitales eran de ellos, pero la imagen dominante era la del animal. La obra estaba hecha en plastilina blanca y era de una escala reducida. De forma similar, muchas de sus obras son esculturas de pequeña escala, realizadas en plastilina, en donde muchas veces se logra adivinar sus rasgos fisonómicos dentro de los personajes presentados. Habitualmente sus obras son protagonizadas por personajes inquietantes, que habitan situaciones extrañas, cuyos gestos corporales son a la vez captados de la observación de otras personas como de sus propias vivencias. En ellos exploran la vulnerabilidad de la apariencia del cuerpo y su relación con determinadas cargas sociales, porque están interesados en analizar y comprender lo vergonzoso e inaceptable que a veces parece un acto ordinario, llevado a cabo con tosquedad por un ser humano común. La escala de sus obras las hace ver como elementos accesorios de un contexto de carácter doméstico. Sus piezas escultóricas parecen complementos de objetos cotidianos (como el mobiliario), lo que hace que establezcan una comunicación con los espectadores apelando a lo imaginario y a la fantasía, como si se tratara de juguetes. Baudelaire decía que los juguetes son las primeras versiones de arte con las que se encuentran los niños, pero que ya en la vida adulta no van a ser tan satisfactorias y convincentes las versiones perfeccionadas con las que se van a topar. Los juguetes son objetos para la ficción, cuyo vínculo subjetivo lo encarna el deseo y la fantasía que el arte no siempre logra despertar. Los juguetes pueden encarnar una base de interpretación para las cosas pequeñas que pueblan el mundo, porque parecen versiones manejables de la experiencia, concebidas a escala de la vida doméstica.
En las obras recientes de Fernando Pareja y Leidy Chávez, que pueden verse en su primera muestra individual en Bogotá, exploran directamente el universo de los juguetes, que lo comprenden como un simulacro de la construcción social de los sujetos. Sus intereses en el cuerpo se pueden relacionar con los juguetes con los que comenzaron a idealizarlo cuando eran niños, y por eso plantean conexiones con diversos trasfondos sociales, como la
lógica del capital o la guerra. Su interés en las piezas que presentan en esta muestra es simular que el juguete es algo real y que puede hablar y plantear su punto de vista. El título de la muestra es Alicia en el país de las maravillas, en donde se cruzan algunas de las ficciones del cuento de Carroll con situaciones no del todo ficticias, como el hecho de que Alicia o el conejo tengan que trabajar para subsistir.
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De la serie Toy Locomotion / Modelado en cera de abejas 3D Flips sobre tornamesa / Dimensiones variables / 2010
convenciones que se emplean para valorar el trabajo artístico y hacen ver que los procesos creativos llevados a cabo en colaboración amplían las preguntas sobre lo que está en juego dentro del trabajo artístico. Fernando y Leidy, se conocieron estudiando arte en Popayán (ciudad en la que nacieron) y han trabajado juntos desde 2002. El trabajo artístico en colaboración les ha permitido ahondar en la exploración del cuerpo, porque se han tomado a si mismos como modelos y la confianza que existe entre los dos les permite dar rienda suelta a la curiosidad que se requiere para explorarse mutuamente. Han llegado a conocer sus particularidades porque para ellos el cuerpo está rodeado de rareza, lo que hace que no existan preconceptos para aproximársele. Algunas veces realizan fotografías de personas que ven en la calle, para luego proyectar sus fantasías y encontrarse, por identificación, en esos cuerpos “extraños”, cuando transfieran las imágenes fotográficas a otros medios, como la escultura, en donde tomarán otras implicaciones. Una ventaja adicional del trabajo en colaboración es que los procesos pueden sostenerse más fuertemente en alguno de los dos, si el otro está pasando por un momento menos fértil en términos creativos, porque para ellos es importante tomar como punto de partida los intereses estéticos que ya posee cada uno por separado. La aproximación entre estos intereses y la manera como señalan necesidades afines es lo que finalmente logra tomar forma en una obra determinada. En ese momento culminante ya se ha logrado superar el peso del “Yo” de cada uno por separado. La primera obra que exhibieron en Bogotá, mezclaba hábilmente dos perros, con sus propios cuerpos, de forma que las caras,
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De la serie Alicia en el país de las maravillas / Modelado virtual en 3D e impresión digital / 2010
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“El loco, el juglar o el poeta ejercen la función de trastocar o ridiculizar los valores en los cuales se basa el dominio de quien tiene el poder, pues ellos demuestran… que toda línea recta esconde un reverso torcido, todo producto terminado un desbarajuste de pedazos que no concuerdan”. Italo Calvino