Año 3/ Julio 2019
Narraciones Publicación del Centro de Salud Mental n° 1
4. Política, sujeto y subjetividad
Estela Carlotto Adriana Testa Nora Merlin Cora Gamarnik Alejandro Grimson Mauricio Kartun María Julieta Medici Adriana Bugacoff Victoria Cohen Carolina Freire
ISSN: 2618-3005
Narraciones Publicaciรณn del Centro de Salud Mental Nยบ1 Nยบ 4 - Julio 2019
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4 Narraciones es una publicación del Centro de Salud Mental Nº 1. Comité de Docencia e Investigación. Jefa a cargo Dra. Cristina Brío Secretaria CODEI Lic. Patricia Álvarez Zunino
Narraciones Dirección Silvina Czerniecki Comité Editorial Pablo Castillo Marina Pambukdjian Elena Singerman Gabriela Aldaz Melisa Rapoport Alejandra Mariel Lipper Analia Laura Pollini Ivana Mariel Osorio Irina Strobino Niedermaier Diseño Editorial Malena Schvartz Arte de Portada y dibujos de secciones Débora Zilberman
Manuela Pedraza 1558, C.A.B.A. Mail: narracionescentro@hotmail.com Editorial El Zócalo ISSN: 2618-3005
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Publicación del Centro de Salud Mental Nº1
Narraciones
Nº 4 – Julio 2019 3
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Índice Editorial Por Pablo Castillo, Marina Pambukdjian y Silvina Czerniecki Pág. 9
Conversaciones Estela Carlotto Por Pablo Castillo, Elena Singerman y Silvina Czerniecki Pág. 16
Discursos El humus humano, una política del inconsciente Por Adriana Testa Pág. 28 Colonización de la subjetividad y neoliberalismo Por Nora Merlin Pág. 36 Imagen, política y subjetividad Por Cora Gamarnik Pág. 43 Lo político en los dispositivos institucionales, un infierno encantador Por María Julieta Medici Pág. 52 Conversando con Alejandro Grimson Por Pablo Castillo y Elena Singerman Pág. 57 5
Desde el centro Neoliberalismo y producción de subjetividad Por Victoria Cohen Pág. 72 Las escrituras de la adolescencia Un trabajo posible en las instituciones públicas Por Carolina Freire Pág. 78
Arte y literatura Maloncito Por Mauricio Kartun Pág. 86
Concurrentes y Residentes Nuevas presentaciones clínicas del fenómeno de segregación Por María Paula Paragis Pág. 90 El control y sus efectos en la posición y en el deseo del analista Por Florencia N. Amendolía Pág. 97
Libros Andar vespertino Acerca de la novela de Perla Sneh Por Adriana Bugacoff Pág. 108 6
En las diferentes secciones respetamos la singularidad en que cada autor recorre la temĂĄtica escogida, como asĂ tambiĂŠn las opiniones vertidas sobre los diversos temas, siendo de exclusiva responsabilidad de los respectivos autores el contenido de cada texto.
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Agradecimientos Agradecemos en esta nueva edición a: A Juliana Di Tullio por su confianza y compromiso. A Mara Brawer y Marcelo Clingo por su compañerismo y entusiasmo. También a Paulina Radunsky por su colaboración amistosa. Y a cada uno, de quienes participaron en este cuarto número de Narraciones.
Muchas gracias!!
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Editorial Pablo Castillo, Marina Pambukdjian y Silvina Czerniecki
“A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas”. Marcel Proust
En este número 4 de Narraciones proponemos un recorrido por la tríada Política, Sujeto y Subjetividad. Interrogar esas categorías que se encuentran en permanente tensión, que establecen paradojas, falta de certezas, e intentar subvertirlas, nos confronta con la necesidad de reconocer la imposibilidad de un discurso que no puede completarse en un todo, produciendo efectos en las posiciones teóricas que se contradicen cuando se las explicita. “La mejor parte de nuestra memoria está fuera de nosotros, en una brisa húmeda de lluvia, en el olor a cerrado de un cuarto o en el perfume de una primera llamarada”, nos recuerda Marcel Proust en En busca del tiempo perdido, “A la sombra de las muchachas en flor1”. Hablar de sujeto, subjetividad y política nos conduce irremediablemente a incorporar otro u otros conceptos que nos permitan sortear el laberinto por arriba y no dejarnos caer en la tentación de seguir siendo hablados y tensionados por los discursos cerrados de los campos disciplinarios. Así el concepto de ideología, como proceso ¹ Proust, M. (s.f.). En busca del tiempo perdido. A la sombra de las muchachas en flor (Vol. II).
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de producción de prácticas y sentido cuya función es la legitimación de relaciones de poder puede funcionar como un auxilio eficaz para escribir nuestra hoja de ruta. Slavoj Žižek define la ideología a partir de tres momentos básicos, que configuran su funcionamiento efectivo para condensarse en prácticas sociales concretas, y generar doctrinas y creencias, a saber: la ideología en sí, en tanto un conjunto de ideas; la ideología para sí, en su materialidad -por ejemplo, los aparatos ideológicos del Estado que permiten actuar de manera eficaz-; y la ideología en y para sí, cuando entra en funcionamiento en las prácticas sociales. La ideología en y para sí es condición de posibilidad de la identidad, en tanto que el sujeto se inserta en estructuras simbólicas que regulan sus prácticas y representaciones. Dando lugar a que funcione como una red de supuestos y actitudes que conforman la reproducción de estas prácticas, en instancias como las económicas, legales, sexuales, etc. Momento este, en el que la fantasía capitalista se plasma en práctica social, y por tanto se muestra como síntoma de esa misma fantasía intersubjetiva (García & Aguilar, 2009)2. Desde esta perspectiva la ideología siempre implica y sostiene un ocultamiento o una naturalización de las relaciones de dominación. En este sentido, siguiendo a Jorge Alemán (2019) podemos preguntarnos por qué alguien puede ideológicamente estar en contra de sus propios intereses. La respuesta la formula articulando el concepto de fantasma del Psicoanálisis. Todo lo que hace al orden del fantasma y al orden de la ideología no se recubren, o no se acoplan necesariamente pudiendo ser antagónicas entre sí en sus posiciones. Ambos, tanto la ideología, como el fantasma, funcionan como velo, pero a la vez estructuran la relación del sujeto con la realidad. Conforman un modo de estructuración ² García, G. I., & Aguilar, C. G. (2009). Psicoanálisis y política: la teoría de la ideología de Slavoj Žižek. Recuperado el 10 de Junio de 2019, de GPC. Grupo Pensamiento Crítico: https://www.pensamientocritico.info/index.php/articulos-1/otros-autores2/psicoanalisis-y-politica-la-teoria-de-la-ideologia-de-slavoj-zizek.
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de representaciones que rigen el modo en que los sujetos se relacionan con lo real pulsional. Ahora, ¿pueden estructurarse fantasmáticamente posicionamientos de lo político? Estás aseveraciones y/o preguntas muestran la complejidad que implican los procesos de constitución subjetiva. Althusser, dirá entonces que la ideología es, como el inconsciente, eterna porque no hay época histórica en la que no esté presente (Alemán, 2019)3. Para Agamben, un sujeto es aquello que resulta del encuentro cuerpo a cuerpo con los dispositivos, antes que ninguno el lenguaje, en los que se ha puesto en juego, como presencia irreductible, la subjetividad (Agamben, 2005)4. Podemos afirmar que las definiciones; los discursos, sostenidos en actos de palabras contienen un posicionamiento ético-político. La política hace de cada concepto un objeto de disputa por otorgarle uno u otro sentido. Será con Gramsci primero, con Laclau y Chantal Mouffe después, que la política y lo político adquirirán verdadera espesura conceptual para desarrollarse como problemática. Es en el reconocer la naturaleza conflictual de la política y su entendimiento como concerniente a nuestra condición ontológica, que nos posibilita comprender y esclarecer su carácter inerradicable. La política atrapa al sujeto y lo impulsa a pasar de lo singular a lo plural, que es el plural de los cuerpos. Lo que la política toca de individual, lo transforma en colectivo y a la inversa5. Pero el sujeto al ser inconsciente, mortal y sexuado constituye su imposible comunión constituida por la imposibilidad de su propia inmanencia, la imposibilidad de un ser comunitario en cuanto sujeto. 3 Alemán, J. (21 de enero de 2019). Ideología y Fantasma. Conferencia. Ciudad Autónoma de Bs As, Argentina. 4 Agamben, G. (2005). Profanaciones. Adriana Hidalgo Editora. 5 Milner Jean-Claude Por una política de los seres hablantes. Breve tratado político. Editorial Grama. Año 2013. Pág. 27
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Es fundamental distinguir lo político y la política tal como lo plantea Jorge Alemán. Lo político es entonces, el instante en donde el sujeto adviene y la política en cambio remite a las producciones de subjetividad. Diferenciamos entonces: la producción de subjetividad por las lógicas del poder, que asume distintas figuras como: la autoayuda y autoestima, la fabricación del hombre endeudado, la producción del hombre que está obligado y sometido a los imperativos de felicidad renegando así del malestar estructural, etc.; de la singularidad irreductible, que surge en el advenimiento con “la lengua” a su existencia hablante, sexuada y mortal. Sostiene que, si el discurso del capital logra borrar esta singularidad, efectivamente no hay ya ninguna otra posibilidad que pensar que el poder se ha adueñado de todas las existencias. Entonces, en este aspecto es necesario reflexionar sobre lo inapropiable. “¿Qué es lo inapropiable?, es aquello que el discurso del capital no puede capturar”. Lo que el discurso del capital no puede apropiar es esa singularidad que surge en el advenimiento de la lengua, y que es el lugar en donde efectivamente los retornos, entre ellos el retorno de lo político, se puede llevar a cabo (Alemán, 2015)6. La desontologización del concepto de sujeto y la renuncia a la idea de individuo, abandonando los dualismos mente-cuerpo e individuo-sociedad permiten enunciar que una subjetividad se constituye como singularidad de lo genérico-social (Stolkiner, 2013)7. Freud estableció una ruptura epistemológica con su creación del inconsciente, donde marca la extrañeza existente entre el ser y la mismidad. Más tarde Lacan, logra incorporar las discusiones de su época, los desarrollos culturales y de producción científicas, y al tomar la lógica diferencial del significante, nos permite establecer la relación entre sujeto y lenguaje, entre enunciado y enunciación, ⁶ Alemán, Jorge. Diario Página 12 del 20 de agosto de 2015. Recuperado el 2 de junio de 2019 https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-279760-2015-08-20. htm. ⁷ Stolkiner, A. (2013). Medicalización de la vida, sufrimiento subjetivo y prácticas en salud mental. En H. Lerner. Psicolibro. Colección FUNDEP.
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generando una ruptura onto-epistémica que produce un cambio de entendimiento de la subjetividad y el sujeto. En este desarrollo, podemos situar lo que la categoría de sujeto tiene de paradójico en el pensamiento contemporáneo, al punto de haberse situado lo que fue llamado “crisis del sujeto” constituyéndose, para algunos pensadores, en la ruptura entre lo contemporáneo y lo moderno. “Sea por la historia en Marx, sea por el inconsciente en Freud, sea por la voluntad en Nietzsche. Por otro lado, esta crítica no dejará de radicalizarse a lo largo del siglo XX en un movimiento que desde la ontología heideggeriana al estructuralismo francés parece haber decretado finalmente la muerte del sujeto”. “La muerte del sujeto, como signo del pensamiento contemporáneo –allí donde el lenguaje muchas veces pareció ser su sucedáneo–, no ha dejado de plantear problemas en diversos ámbitos de pensamiento. Nos referimos a las múltiples líneas de fuerza que habitan y exceden la semántica del sujeto, cruzando aspectos ontológicos, epistemológicos, gramaticales, de un lado, y aspectos éticos, políticos, jurídicos, del otro. De este modo, se trata de pensar el punto de cruce entre el problema de la subjetividad y el problema de la sujeción. Si bien resulta posible reconstruir dos tradiciones semánticas, una ligada a la tradición alemana y una a la tradición francesa, para nosotros los problemas más interesantes surgen donde ambas herencias se interceptan” (Biset, y otros, 2015)8.
Lacan formula al Sujeto del inconsciente, como aquel que “se constituye por los efectos del significante” (Lacan, 1964)9; en un cuerpo que será un cuerpo libidinal. Inconsciente, que implica los efectos de la palabra sobre un sujeto, que se formula en tanto saber ⁸ Biset, Emmanuel et. al. (2015), Sujeto, una categoría en disputa. Adrogué, La Cebra, Páginas 11 y 12. ⁹ Lacan, J. (1964). El Seminario de Jacques Lacan. Libro XI. Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Seminario 11.
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de la falta estructural que se sustrae a la conciencia y al que solo se accede por sus formaciones y operaciones fallidas, en tanto está estructurado como un lenguaje, es el discurso del Otro. Tal Sujeto, de la spaltung, de la barradura que simboliza al falo, siempre evanescente, en fading, se distingue de la filosofía, por constituirse como falta en ser; está alejado del saber y no tiene identidad, ni reflexividad, sino que está fundado en el lazo al Significante; y se define a través de su articulación (Le Gaufey, 2010; Lacan, 1966, 2011)10. Un Significante es lo que representa a un Sujeto para otro Significante. Todo lo elaborado en cuanto a la constitución subjetiva, y al advenimiento del sujeto a su propio ser se encuentra, se construye en relación con el Otro. El sujeto en su articulación significante, en su articulación al lenguaje, se define así en una “inmixión de Otredad” (Lacan, 1966)11. El lugar del Sujeto, el estatuto del discurso ideológico, la ideología como fantasma de la política, el inconsciente como discurso del Otro, las instituciones en tanto productoras de subjetividad, los condicionamientos de los procesos históricos; entre estos y otros conceptos, sus entrecruzamientos y puntos de fuga, pretende navegar este nuevo número de Narraciones.
1⁰ Lacan, J. (1966). Acerca de la estructura como mixtura de una Otredad, condición sine qua non de absolutamente cualquier sujeto. Recuperado el 11 de junio de 2019, de Acheronta Nº 13: http://www.acheronta.org/lacan/baltimore.htm 11 Ibid
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Conversaciones
DĂŠbora Zilberman
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Estela Carlotto Pablo Castillo, Elena Singerman y Silvina Czerniecki Cuando era chica quería ser bailarina clásica. Fue directora de una escuela en Brandsen, provincia de Buenos aires. Le gusta el jazz y coleccionar lechuzas. Es Presidenta de una de las Asociaciones de Derechos Humanos más emblemáticas del mundo: Abuelas de Plaza de Mayo. En un tono pedagógico y tierno nos cuenta: “Incorporamos a los nietos a la Comisión Directiva y a la toma de decisiones de la Institución, porque si bien quedamos solamente doce abuelas que estamos permanentemente activas, a las Abuelas no se nos escapa nunca nada; tenemos ya todo pensado”. Narraciones: Cuando recorremos la construcción que a lo largo del tiempo hicieron Abuelas, no deja de llamar la atención todo lo que hay de amor, pasión y deseo en este trayecto que nunca disminuyó. ¿Cómo es posible que desde ese padecimiento individual que sufrieron con la desaparición de las personas más queridas –y al que aún hoy nos cuesta ponerle palabras- pudieran armar este colectivo? Estela de Carlotto: Hace cuarenta y un años que las Abuelas de Plaza de Mayo estamos caminando. O sea somos muy mayores, quedamos muy pocas. Muchas se han ido y otras están enfermitas, pero hemos recorrido estas más de cuatro décadas de una manera bastante insólita; no hacemos una proyección anual de lo que vamos a hacer, sino que nuestra construcción fue siempre en el día a día. Tratando de superar las dificultades que se nos iban presentando de acuerdo a la situaciones sociopolíticas que estábamos viviendo. Narraciones: Su presencia como referencia no se limita a la Argentina, ni siquiera a la región. ¿Cómo imaginan que se las percibe en el mundo? 16
Estela de Carlotto: En general afuera se asombran de nuestra permanencia, de esta continuidad. Nosotras no, porque cuando nos tocó esta tarea tan tremenda de buscar un hijo o hija desaparecidas, en ese momento no existía ese término desaparecido como vocablo. Buscábamos a un hijo que no volvió, no llamó o no escribió. A una hija que en ese momento estaba esperando un bebé o vivía con su hijito y de repente toda su familia dejó de saber de ella. Narraciones: Debió haber sido un momento demoledor… Estela de Carlotto: Sí, pero nuestra fortaleza estuvo en que nunca nos quedamos quietas, resignadas o con miedo, porque estábamos comenzando una nueva dictadura militar; digo nueva porque en la Argentina desde 1930 hemos tenido golpes de Estado, unos más cruentos que otros, pero este tenía otras características, que ya venían preanunciadas con el gobierno de Isabel y la Triple A de López Rega. Narraciones: ¿Cómo vivías ese período con hijos que además tenían un compromiso militante? Estela de Carlotto: Fueron momentos muy difíciles. Mis dos hijas militaban. El tercero era chico en ese momento. Lo haría más adelante. Laura, que era la mayor, tenía una actividad política en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Era algo que a mi marido y a mí nos encontró totalmente desarmados de experiencias personales previas similares a las que pudiéramos recurrir para entender lo que pasaba. Nosotros cuando fuimos estudiantes nunca habíamos militado. Narraciones: ¿Y qué hicieron? Estela de Carlotto: Al principio tratábamos de desalentarlos. Hasta pensamos en sacarlos del país. Pero ellos no querían. Veíamos que venían llorando cotidianamente porque algún compañero no había vuelto, o habían sabido que había sido secuestrado o asesinado. 17
Por otra parte, yo era directora de una escuela donde mis maestras también relataban situaciones tremendas de asesinatos a plena luz del día. Vivíamos en La Plata, una ciudad netamente universitaria, donde abundaban los chicos del interior de la Provincia, porque en sus pueblos no había universidades. Narraciones: También había un Gran La Plata muy fuerte… Estela de Carlotto: Sí, teníamos un conurbano obrero muy importante y combativo, que también era víctima de esta represión salvaje, pero nunca nos imaginamos la dimensión del terror que vino después con la dictadura. Narraciones: ¿Cómo se fue dando ese proceso de convivencia entre tus miedos como madre y la militancia, sobre todo de tus hijas mayores? Estela de Carlotto: Ellas se independizaron muy jóvenes. Las dos se casaron a los dieciocho años, pero Laura fue la primera en hacerlo. Le llevaba dos años a Claudia. Un día Laura me dijo: “Mamá, no me voy a ir de mi país. Mi proyecto está acá. Esta es mi patria y nadie se quiere morir porque todos tenemos un proyecto de vida, pero también sabemos que miles de nosotros vamos a morir y nuestra muerte no va hacer en vano”. Narraciones: ¿Cómo lo tomaste? Estela de Carlotto: Para mí fue como una revelación. Desde ese día no insistí más en sacarla del país. Sólo traté de protegerla, de cuidarla. En el medio se llevaron a mi marido y lo tuvieron secuestrado veinticinco días. Fue al primero que tuve que buscar y de repente salió, muy enfermo y muy mal, pero fue liberado. Narraciones: ¿Qué hiciste cuando secuestraron a Laura?
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Estela de Carlotto: Mi espíritu personal siempre fue el de ir para adelante. Nunca rendirme ni resignarme. Fui a ver al Arzobispo de La Plata, Monseñor Plaza, un personaje siniestro, entregador de jóvenes. Algunos políticos condescendientes con la dictadura fueron a Europa a decir que los desaparecidos estaban muertos. Pero a nosotras nunca nos dijeron nada. Incluso tuve la oportunidad de llegar a un militar. Yo era compañera docente de su hermana en épocas donde para mí él era una persona normal en las fiestas familiares. Me recibió en la Casa de Gobierno cuando le fuí a pedir por la vida de Laura, para decirme que ellos nunca habían matado a nadie. También me decían siniestramente que Laura seguía viva y estaba esperando un bebé. Y entonces nuestra ilusión era que el bebé viniera con nosotros y esperar a que a Laura la liberaran. Narraciones: ¿Cómo se dió que se empezaron a agrupar? Estela de Carlotto: Mi consuegra, Norma Falcone, la mamá de María Claudia, secuestrada en la Noche de los Lápices en La Plata me dice: “Estela, no estés sola, porque hay otras señoras como vos que están buscando a sus hijos y nietos”. Fue en abril del ‘78. Y me uní a ese grupo de mujeres siempre con la ilusión de que esto iba a durar poco. Sin embargo, fue todo lo contrario. Día a día llegaban nuevas abuelas. Íbamos a Plaza de Mayo con el terror que era ir a un lugar rodeadas de policías a caballo, perros y tanques hidrantes. Narraciones: ¿A qué le atribuís ese inmenso coraje que tuvieron? Estela de Carlotto: Yo creo que es por el profundo amor por los hijos. Eso hizo que tuviéramos ese aparente coraje. Por un hijo se da la vida y no importaban los riesgos. Pero era lo que teníamos que hacer y lo milagroso, lo extraño, lo insólito fue que en eso coincidíamos todas. Porque asociaciones hay muchas y se forman en general entre personas que ya se conocen y todas tienen la misma vocación. Pero nosotras veníamos con tradiciones culturales diferentes, con distinta religión, incluso con historias personales muy desiguales. 19
La fuerza del amor o el dolor enorme que se siente cuando se pierde a un hijo. Nosotros recibimos a Laura el mismo día que la asesinaron. Yo no tuve que buscarla más porque estaba enterrada, pero sí le prometí no dejar ni un solo día para buscar Justicia para ella y sus compañeros. Y buscar a su hijito. Era una gran necesidad que tenía de reparar todas esas infamias que se decían de nuestros hijos: que eran terroristas políticos, subversivos, criminales. Narraciones: Con esa marca nodal uno se pone a pensar, ¿cómo se sostienen las diferencias? Estela de Carlotto: Piensen que nosotras, aunque ya pasaron cuarenta y un años, seguimos siendo distintas, pero nadie le preguntó a la que vino después de qué estatus económico era, sus creencias religiosas, cuál era su idea política o en qué organización militaba su hijo. A mí me recibieron muy bien: “¡Qué suerte una maestra!”, dijeron. Y así fuimos creciendo y construyendo día a día esta historia de lucha con aportes personales de algunas y puestas en lo que después fue una Comisión Directiva formal. Narraciones: ¿Cómo fue el pasaje a una mayor institucionalización de Abuelas? Estela de Carlotto: La verdad, nos obligó la historia a tener una representación. Porque cuando íbamos a otro país nos preguntaban cuál era la organización que representábamos y cuáles eran los cargos, y nosotras no estábamos organizadas. No teníamos estatutos ni reglamentación. Empezamos a viajar muchísimo porque acá la prensa monopólica –igual que ahora- no decía nada y ocultaba todo. Nos sirvió el mundial de 1978 para que el periodismo viniera y nos conociera y pudiéramos hablar con ellos. También fue muy importante el año 79´ cuando vino la Comisión Internacional de Derechos Humanos. Después ya empezamos a ser invitadas a Ginebra o Nueva York. A ir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington y conocer otros organismos de Latinoamérica que también habían pasado por secuestros, 20
torturas y muertes durante dictaduras. Narraciones: ¿Allí nace la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos? Estela de Carlotto: Sí, y todavía existe, la integran países como Guatemala, El Salvador, Bolivia, Brasil y Chile entre otros. Narraciones: ¿Cómo fueron los primeros nietos recuperados? Estela de Carlotto: Eran los que se los llevaron ya nacidos. Que las familias tenían una foto. Que la abuela lo recordaba y el chiquito también a la abuela. Ahí no hubo ninguna identificación de tipo sanguínea, pero con los nacidos en cautiverio a veces los datos con los que contamos para iniciar la búsqueda eran más imprecisos. La lucha sigue porque es una pelea colectiva. Las Abuelas nunca nos caímos. Ni bajamos los brazos. En democracia se inauguró el Banco Nacional de Datos Genéticos, que fue un ejemplo de pulcritud y trabajo increíble con las más altas técnicas y calidad profesional. Donde no hay posibilidades de error ninguno y esto gracias a los nuevos avances que algunos dicen que fue gracias a nosotras. Pero hubiera sido terrible restituir a un chico erróneamente. Tanto por la criatura como por la familia, y la misma sociedad que no entendería nada. Antes la gente se cruzaba de vereda cuando nos veían porque éramos las madres de los terroristas. Hoy las que nos cruzamos somos nosotras porque nos abrazan, nos besan, nos cuidan tanto que nos da un poco de vergüenza. Cada mujer tiene una leona adentro. A mí me quisieron matar. Entraron a mi casa. Y cuando me preguntan si sentí miedo, la verdad digo que no. Si ya me hicieron lo peor, que es que te maten a un hijo o hija. Hay nombres de mujeres anónimas muy luchadoras que dan para el otro, que piensan en el otro, entonces esta cosa para nosotras es natural. Yo no podría hacer otra cosa que seguir en esta lucha. En lo personal tengo muchos motivos para quedarme en mi casa, 21
con catorce nietos, cinco bisnietos y tres hijos con sus esposas y novias. Es un familión enorme que me hace muy feliz. Narraciones: ¿Cómo fueron pensando en los distintos momentos históricos la manera en que buscaban transmitir sus experiencias, teniendo en cuenta que se relacionaban con generaciones distintas y una sociedad que tampoco era la misma? Estela de Carlotto: Todavía tenemos que amoldarnos al siglo XXI, que es bravísimo, donde conviven cambios profundos y transformadores muy positivos en relación a la mujer, con un ambiente interno de guerra, de revancha y de odios que nosotras no queremos ni propiciamos. Narraciones: Que difícil es eso… Estela de Carlotto: No, no sé si la palabra es difícil. En lo personal, yo no conozco el odio. Nunca odie a nadie. Muchas veces me han preguntado qué haría si me encontrara frente a los que asesinaron a Laura. Creo que los miraría con desprecio y lo que desearía con todo mi corazón es que paguen por el delito que cometieron, que es lo que corresponde. No existe espíritu de venganza personal en Abuelas ni en Nietos. Eso es lo que les inculcamos, ya que muchos integran nuestra Comisión Directiva. Somos sólo seis Abuelas que seguimos viniendo todos los días, pero el día que no estemos, los nietos saben qué tienen que hacer. No se olviden que las Abuelas tenemos ya todo pensado. (Risas) No dejamos nada en dudas. Hoy estamos charlando acá de unos problemas de las Naciones Unidas porque quieren cambiar ciertas cosas, o sea estamos metidas en todo, por eso a veces yo llego a mi casa arrastrada porque mentalmente es fuerte todo y hay que estar bien, porque no podemos ofuscarnos y equivocarnos, justamente porque es lo que quiere el enemigo. Estamos pidiendo lo que corresponde, tenemos mucha unidad, estos tres equipos que tenemos trabajan muy bien administrativamente: prensa y difusión, 22
investigación, recibimiento de presentación espontánea. Todo acá hay que pagarlo, porque nadie come sin que le paguen, y tenemos una ayuda por ley del Estado, pero con este gobierno nos cuesta horrores que lo hagan. Como nunca hemos aflojado, tampoco vamos a aflojar con ellos para que cumplan con sus obligaciones. En el futuro quedará, el día que no exista ninguna de nosotras, en nuestros nietos que están en la comisión y que saben su historia de recuperación o de búsqueda. Los jóvenes de estos tiempos son muy comprometidos y escuchan mucho lo que les decimos nos respetan, no violencia chicos, no violencia, vamos a seguir caminando y pidiendo pero no queremos ni un solo muerto. Narraciones: ¿Cuáles son las propuestas que tienen más urgencia hoy, en relación a la profundización del proceso de Verdad y Justicia? Estela de Carlotto: Nuestro planteo es seguir avanzando en profundizar esta lucha. La puertita que se abre y entrar para nunca cerrarla. Lo peor sería encapsularnos. Por ejemplo, la Iglesia siempre fue un lugar de poder. Ahora tenemos un Papa en el que yo tengo confianza. Creo que tiene una mirada desde los humildes y siempre sus mensajes llegan cuando las cosas no están bien. Por eso tratan de cuestionarlo los poderosos. Tampoco hay que pedirle peras al olmo. Narraciones: ¿Vivimos un momento histórico de retroceso en las búsquedas de nietos y nietas en cuanto a los apoyos a esa causa desde la gestión del Estado? Estela de Carlotto: Por parte nuestra no. Siempre hay avances, pero es cierto que el gobierno actual desmanteló lugares dónde se trabajaba la temática de los Derechos Humanos. De hecho, Macri hacía la campaña diciendo que éramos un curro y funcionarios de su gobierno negaban los treinta mil desaparecidos. Tuvimos más de 730 centros clandestinos de detención y desaparición de personas, campos de concentración creados por la dictadura y todos 23
ellos, por decisión del gobierno anterior son lugares de Memoria. Intocables. Pero ahora, el gobierno actual quiere hacer, por ejemplo, un lugar privado en Campo de Mayo. Entonces, en su lógica acá vale más el dólar y el dinero, que la memoria de las treinta mil personas que el gobierno tendría la obligación de buscar. Estamos pasando momentos muy malos, difíciles a nivel gobierno, pero nosotras respetamos absolutamente la legalidad de los votos aunque esperamos que esto cambie lo antes posible para bien de todos. Estuve unos días trabajando en San Martin de los Andes y hubo algo que me hizo bien: no había ni un solo argentino durmiendo en la calle o pidiendo limosna en la ciudad. Habrá villas miseria -seguro que en los alrededores las debe haber- pero también había otros gestos de convivencia ciudadana que me impactaron. Por ejemplo, que los autos den la prioridad al peatón cuando cruza la calle. En las grandes ciudades como Buenos Aires es más probable que te pasen por arriba. Narraciones: ¿Qué recordás del llamado de la jueza María Servini de Cubría que te llamó para decirte que apareció tu nieto? ¿Intuías algo? Estela de Carlotto: Lo que recuerdo fue que nunca tuve la menor idea para qué me llamaba. Yo estaba acá en Abuelas con Raúl Porchetto porque estaba preparando con León Gieco unos actos de música y él me estaba hablando de su mamá, que no vive, y era muy lindo lo que me contaba de ella. Y ahí me llama la jueza Servini de Cubría y yo le digo a la secretaria de Abuelas: “Decile que ahora no la puedo atender”. “Pero me dice que es urgente”, me insisten. La atiendo y lo único que me comenta es la siguiente frase: “Estela, venite ya, urgente”. Fui finalmente y nada. Charlamos sobre lechuzas porque a ambas nos gusta coleccionarlas. Y estaba ahí, en medio de la conversación, la directora del Banco de Datos Genéticos. Es cierto que me llamo la atención, pero no le di importancia. Hasta que en un momento Servini me dice: “Te tengo que dar una muy buena noticia”. Yo no me imaginaba nada. “Encontramos a tu nieto Guido”. Ahí desperté. Me salió una loca de adentro que 24
saltaba y gritaba. Lloré y nos abrazamos. Me vino como una luz, una cosa de milagro de haberlo encontrado. Quería ya anunciarlo: a las Abuelas, a mi familia. Servini de Cubría habló con una prensa y enseguida me llamó Cristina. Fue maravilloso venir acá y conocerlo al día siguiente, porque él vino enseguida. Y pensar que hay tantas cosas que uno tiene para contarle, porque yo cuando él cumplió 18 años escribí una carta y la mandé a Página 12. La carta decía: “Querido nieto Guido, cumplís otro año. Para vos será la mayoría de edad, antes era el momento en que los chicos se ponían pantalón largo y seguramente tendrás muchas extrañas cuestiones de pensamientos y sensaciones que no sabes resolver. Seguramente te gustará la ópera, como a tu abuelo, Guido; o el jazz como a mí y a tu abuelo, y seguramente la música que le gustaba a tu mamá, Sui Géneris”. ¡Y él es músico!. ¿De dónde me salió eso que le escribí? ¿Por qué hablé de música en vez de pintura o cine? Hay cosas que no se explican, así que tuve la felicidad de verlo a fin de año en las fiestas. Ahora está de gira en la costa. Tiene una hijita que es mi bisnietita, encantadora. Él está muy bien, está triunfando en su profesión, en su arte, y yo estoy felíz y la familia por supuesto también. De vivir solito en el campo con quienes lo criaron se encontró con una enorme familia. Creo que al principio le costó un poco, pero ahora está muy bien. Narraciones: Qué difícil debe ser ensamblar una familia a los ochenta años con la novedad de un nieto que aparece de la manera que aparece y siendo encima quien sos. Estela de Carlotto: No lo es, pero ¿sabes por qué? Porque mi familia está consustanciada con todo esto. No es una familia que dice “no me hables de eso” o “déjame, ya pasó”. Tengo de esos nietos que son muy activos, muy presentes en todo lo que es la realidad del país. Yo nunca dudé que lo iba a encontrar. Le compré camisetas de todo el mundo cuando yo iba y ahí se las llevé en una valija cuando nos vimos y él no sé qué hizo. Todo lo que tengo se lo doy, como ejemplo de esa lucha de búsqueda. Porque no sé cómo darle el amor que tengo. Porque él volvió y volvió Laura con él. Las Abuelas 25
acá somos alegres, somos muy de reírnos, de festejar, de tener cumpleaños, casamientos, nacimientos. La casa de las Abuelas se había transformado en una fiesta. Después llegó a visitarnos Carlos Tomada, que quiso venir a vernos. También una nieta que vive en Holanda, que llegó de sorpresa. Hubo torta y brindis. Parecía una romería. El que viene desprevenido se debe preguntar: “¿Esta es la casa de las Abuelas?”. Lo que sucede es simple: si uno tiene ánimo y alegría de vivir, las cosas salen bien. Somos gente común.
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Discursos
Débora Zilberman 27
El humus humano, una política del inconsciente Adriana Testa Los impasses de la política en el mundo y en cada lugar donde se sostuvo y se sostiene la práctica del psicoanálisis, escanden la historia misma de esa práctica. La obra canónica de Freud, “El malestar de la cultura” y sus efectos en la civilización no pueden ser leídos hoy por fuera del enlace que Jacques Lacan elabora entre clínica, política y teoría. Sin embargo, hay que hacer una salvedad, por lo menos una, cada uno de esos tres términos supone una polisemia de significaciones que los subsume en lo que Joyce reveló como la “pesadilla de la historia”. Con el fin de señalar algunas diferencias, hay que decir que la clínica no se reduce a una práctica, así como la política incluye un elemento que le es propio y éxtimo al mismo tiempo, lo político; y el término teoría como sistema lógico no se corresponde a la idea clásica de ciencia (episteme). ¿De dónde viene, hacia dónde va la palabra dicha, un significante que se reitera y signa un discurso? Es una primera orientación política con la que Lacan ingresa al campo del psicoanálisis. Dialéctica, retorno, escansiones, giros, subversión, franqueamientos y revisión, son los rasgos relevantes de ese work in progress que es su enseñanza y la producción de los Escritos con que los que acompaña la palabra oral que sostiene durante treinta años. En un Escrito de la primera época, eminentemente clínico como lo es “La dirección de la cura y los principios de su poder” de 1958, en el primer apartado dedicado a la función del analista, apela a un teórico de la guerra, Carl von Clausewitz, para circunscribir los alcances de esa función. Dice: 28
“… el analista es menos libre en su estrategia que en su táctica. Vayamos más lejos. El analista es aún menos libre en aquello que domina estrategia y táctica: su política, en la cual haría mejor en ubicarse por su carencia de ser que por su ser”.12 Tres términos: estrategia, táctica y política son puestos en correspondencia con tres conceptos freudianos que definen el lugar del analista: transferencia, interpretación y deseo. Carl von Clausewitz, autor de la obra Vom Kriege [De la Guerra], define la guerra como la continuación de la política por otros medios, es decir como un verdadero instrumento político. Freud también acudió, en relación a la elaboración de conceptos nodales, a metáforas sobre fuerzas agonísticas tales como plaza ocupada, renunciamiento y conquista. Así, apuntando al corazón de ese Escrito clínico, que sólo dista cinco años de un texto programático, que bien podemos llamar el manifiesto lacaniano de 1953, “Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis,” intento señalar el giro decisivo que introdujo Lacan en la práctica del psicoanálisis, y que consiste en centrar los principios del poder de una cura, no del lado del analista ni del analizante, sino en la potencia del lenguaje y el poder de la palabra. A partir de estos primeros años de la década del ’50, Lacan elabora su teoría del significante y postula el sujeto del inconsciente, indicando sobre la lectura de los casos ejemplares de Freud y de otros posfreudianos, cómo opera la acción del significante y sus efectos en la dirección de un tratamiento. ¿Quién analiza hoy? es la pregunta que da título al primer apartado del Escrito del ’58. Ese nuevo personaje que Freud lanzó al mundo fue sentado en el banquillo de los acusados. Hay que decir que el tono crucial del texto de “La dirección de la cura…” está dado por la pormenorizada crítica que realiza sobre el estado de situación de la clínica psicoanalítica. Sin rodeos, sentó al analista en un banquillo de tres patas: la ¹² Jacques Lacan: “la dirección de la cura y los principios de su poder” en Escritos 2. Buenos Aires, Siglo veintiuno editores, 1984, pág. 569.
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de su estrategia, es decir la transferencia que sostiene; la de la interpretación que es su modo táctico de intervenir; y la del deseo, que es la orientación de su política. Tres medios con los que, como gusta decir al Lacan de los primeros tiempos, el analista dispone de un “poco de libertad” para su función. Sin duda, ese “poco de libertad” es parte de lo que nombra como el “campo libre” en el que tiene lugar una insondable elección del ser. La libertad acompaña como su sombra a la locura. Lacan sondea desde este juicio íntimo un punto de infinitud en la finitud de una experiencia: el impasse de lo inasible por lo que tiene de indecible. Precisamente, sobre el filo de ese borde revisa los principios de la estructura por donde toda acción interviene en la realidad. Gustavo Dessal13 destaca de un modo simple la importancia de lo político como trasfondo de los hechos clínicos. Lo que Freud y Lacan descubrieron son elementos estructurales de la subjetividad. Pero debemos leerlos a contraluz del malestar en la civilización, que está íntimamente ligado a lo político. En el campo inaugurado por Lacan, la distinción entre lo político y la política da lugar a una diferencia clave entre la noción de sujeto y la de subjetividad. La postulación de un sujeto como efecto de articulaciones significantes introduce un corte conceptual. Lo desustancializa. Lo vacía de toda significación y lo reduce al estatuto de efecto; la división que produce la incidencia del significante sobre la materia viva, sobre el cuerpo como lugar o “sitio” de la marca, forma parte de su constitución como sujeto. En tal sentido, es siempre una respuesta singular, no es código ni agente emisor. Las subjetividades de cada época (en plural) producidas por la incidencia del discurso capitalista varían históricamente en corres¹³ Gustavo Dessal en una entrevista sobre el curso de Jacques-Alain Miller, Todo el mundo es loco. Buenos, Aires, Paidós, 2015, publicada por TELAM / Cultura / 10/11/2015.
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pondencia a las lógicas de construcción del poder político y económico. En nuestros días, las políticas propias del neoliberalismo, munidas de los beneficios exclusivos de economías de mercado cada vez más concentradas y feroces, usan la producción de tecnologías, en particular, comunicacionales, para sostener y dar soporte a “un estado de iluminación permanente”. Por ejemplo: “un funcionamiento ininterrumpido de los mercados, de las redes de información y de otros sistemas. Un entorno 24/7 tiene la apariencia de un mundo social, pero en realidad es un modelo no social de rendimiento maquínico y de una suspensión de la vida que no revela el costo humano que se necesita para mantener su eficacia.”14 La diferencia está ante nuestras narices: por un lado la producción de performances que regulan la vida de cada cual con los slogans del emprendedor que se atiene al principio de vivir la propia vida como si fuera una empresa, sostenida por guías de acción como la “autoayuda” y por medidas de evaluación como la “autoestima”; la promoción de la figura del hombre endeudado para alcanzar paraísos de éxito y felicidad; el avance permanente de una cosmética modeladora de un cuerpo siempre joven, que niega la fragilidad de la vida, lo perecedero y el límite de la muerte; el avance gigantesco de la industria farmacológica que organiza el mercado de la salud, a partir de los imperativos de felicidad y de una vida que desconoce sus propios riesgos y límites, mientras que por otro lado promueve la creación de un “estilo adictivo”. Ya no hay “un gusto por”, hay “adicción a”, figura de consumo que Bataille llamó la “parte maldita” de la felicidad. Es un fenómeno que responde a un dato de estructura propia del ser que habla [del parlêtre, para decirlo con el neologismo acuñado por Lacan en 1972]. Jacques-Alain Miller es tajante en su observación sobre lo que él mismo designa como “estilo adictivo”: es “el frenesí del no-todo”, lo ilimitado de la serie, la menor efectividad de la metáfora paterna, la pluralización ¹⁴ Jonathan Crary: 24/7. El capitalismo tardío y el fin del sueño. Buenos Aires, Paidós, 2015, págs. 33-36.
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de los S1 y su pulverización”.15 Es decir, una modalidad de goce sin medida regulada por el gobierno de la pluralización de los significantes amo. Por otro lado, el sujeto constituido por efecto de “la lengua”, que Lacan desplaza por ese nuevo nombre que acuñó, parlêtre, singular, único e irrepetible, escapa a toda todo intento de apropiación y, como tal permanece ajeno a la potestad del poder político. La marca singular, determinada por la percusión de “la lengua” en el cuerpo de cada uno, esa marca que a cada uno le tocó por fortuna es al mismo tiempo un lugar de inscripción, que el final de una experiencia de análisis revela como lugar vacío, tan vacío como ese punto éxtimo en la elaboración onírica que Freud nombra, bajo el impacto de la sorpresa, como el ombligo del sueño. Todo intento de anular o dejar de lado esta diferencia, sútil pero al mismo tiempo tangible en su faz fenoménica, alienta los excesos del psicologismo de nuestra época. Lacan mismo, en su propio tiempo, se sustrae a ese reduccionismo diferenciando al sujeto que él postula, de la idea de individuo; del yo como agente de acción; de la persona moral; o el sujeto del derecho; tampoco es el sujeto cognoscente que permanece indiviso en relación a un objeto tangible; por el contrario, es un sujeto que, como dijimos más arriba, incluye la escisión en su propia constitución. Ese desgarro que Freud nombró tardíamente, en 1938, como la Spaltung del yo en el proceso defensivo, operación que introduce un estatuto del Ego que no es pensable por fuera del encuentro ineludible con la castración. El inconsciente es un concepto forjado sobre el rastro de lo que opera para constituir al sujeto. Es la definición con la que JacquesAlain Miller, introduce en su curso Un esfuerzo de poesía, el aserto de Lacan, “el inconsciente, eso es la política”. ¹⁵ Jacques-Alain Miller: “El inconsciente es político” en Revista Lacaniana de Psicoanálisis 1 (págs.9-19). Buenos Aires, Publicación de la EOL, agosto 2003, pág. 18.
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Hay que decir que Lacan maldijo el término ‘sujeto’, tanto como Freud el de inconsciente. Pero ninguno de los dos desistió de sus respectivas postulaciones. En particular, anotemos que a medida que Lacan avanza en la elaboración de lo que él llamó su “único invento”, el objeto petit a, que nada tiene que ver con los objetos que se dan a ver en el escenario de nuestro mundo circundante, a medida que avanza en la elaboración de este objeto peculiar y su teoría de los goces, apunta a la condición de existencia del sujeto, dada por un cuerpo afectado por “la lengua”, lo oído primero; un cuerpo marcado y vivificado –dice el Lacan en el año ‘72- por esos primeros S1, sueltos, inarticulados, fonemáticos, pre-ortográficos. Ese objeto peculiar que está por fuera del lenguaje, que es ajeno a ese orden, es paradojalmente el elemento que lo regula. Es un condensador de goce que la pulsión recorta sobre el cuerpo mismo, que mueve al deseo, lo empuja, pero también lo excede. Va más allá de la regulación del principio de placer y se encarna en múltiples sustancias episódicas que lo elevan al cénit de lo social. Lacan señala el ascenso al cénit social del objeto a. Tanto Miller como Éric Laurent comentan en más de un lugar esta indicación. Está el Cénit, el punto más alto, y está el Nadir, el punto más bajo, que pueden ubicarse en el cielo. Esta frase, observa Miller, “me servía de brújula porque señalaba que se había tocado el cielo. Se había tocado el cielo antiguo e inmóvil, el cielo inmutable agrícola al que se referían las sociedades inmóviles o de cambios lentos, las sociedades frías o tibias. Lo que esta frase de Lacan señalaba es que se ha levantado un nuevo astro en el cielo social, en el socielo. Y este nuevo astro, si puedo decirlo, es lo que Lacan había anotado con el objeto a, resultado siempre de un forzamiento, de un pasaje más allá de los límites que Freud descubrió, a su manera, precisamente en un más allá. Elemento intensivo que vuelve perimida toda noción de medida, que va hacia el sin medida, siguiendo un ciclo que no es el ciclo de las estaciones, sino un ciclo de renovación acelerada, de innovación frenética. Entonces, de golpe me planteaba la pregunta: ¿el objeto a, no sería –¿cómo decirlo?– la brújula de la
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civilización de hoy? ¿Y por qué no?”.16 Volvamos una vez más a “Función y campo de la palabra y del lenguaje…”, allí Lacan plantea sobre la posición del analista: “mejor que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de la época…” Leemos allí un imperativo ético, al estilo del principio freudiano: “donde Ello era, el Yo debe advenir”. Miquel Basools interpreta, esta correlación así: allí donde está la subjetividad de la época, allí el analista debe advenir. En 1953, Lacan pensaba al analista como sujeto. Y en esta frase la subjetividad es la época, de la que el analista debe extraer, capturar sus efectos. La dificultad de esta interpretación, lo plantea Bassols mismo, está del lado de la posición del analista quien, así planteado el asunto, queda en un lugar extraterritorial, posición que Lacan criticó tanto para el psicoanálisis como para la posición del analista. Es en este punto controvertido donde encontramos lo político como trasfondo de los hechos clínicos. Sacar conclusiones de lo que es la lógica de la transferencia y el síntoma en la experiencia analítica es lo que llevará a tomar también una posición con relación a lo que hemos señalado al inicio como la producción de las subjetividades en el campo de la cultura. Así planteadas la pluralidad de las subjetividades, más bien podríamos llamarlas las objetalidades de la época, en consonancia con ese objeto lacaniano que en su vertiente de plus de goce se eleva hoy al cénit de lo social. La marcha del mundo, como Freud nombraba lo social, intrínseca a la práctica del psicoanálisis, siempre éxtima a la intimidad de un trabajo de transferencia, hoy está presidida por la primacía de esos objetos de goce (de esas sustancias episódicas) que regulan los lazos sociales, los ideales y la estabilidad que procuran las identificaciones. Ese es nuestro horizonte y es a la altura de esas regulaciones que debemos responder.
1⁶ Jacques-Alain Miller: “Una fantasía” en Revista Lacaniana de Psicoanálisis 3 (págs.9-19). Buenos Aires, Publicación de la EOL, agosto 2005, pág. 10.
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Extraje parte del título de un Escrito póstumo de Lacan, “Nota italiana”: “El saber por Freud designado es lo que inventa el humus humano para su perennidad de una generación a la otra…”.17 De lo inventariado y del inventario queda la abundancia del parloteo. Sin embargo, la puesta al día de la política del inconsciente relanza cada vez la invención de un amor que sea más digno. Buenos Aires, 25 de mayo de 2019
1⁷Jacques Lacan. “Nota italiana” en Otros escritos. Buenos Aires, Paidós, 2012, pág. 331.
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Colonización de la subjetividad y neoliberalismo Nora Merlin Afirma Freud (1984) que la hipnosis, la masa y el enamoramiento poseen idéntico mecanismo de formación: el hipnotizador, el líder de la masa y el objeto de amor ocupan el lugar del Ideal del Yo, en las tres hay obediencia al ideal y falta de crítica. La operación de idealización junto con el mecanismo de identificación de los que ocupan el mismo lugar desarrollaron una cultura de masas. En Colonización de la subjetividad (Merlin, 2017) mostramos el modo en que los medios de comunicación concentrados crean una cultura de masas que forma el sentido común y transforma al ciudadano en un consumidor que obedece inconscientemente. Los medios de comunicación, a medida que se fueron desarrollando, fueron ocupando el lugar del ideal y funcionan como líderes de la masa. La concentración corporativa de las empresas comunicacionales, una de las características del neoliberalismo, trajo como consecuencias la imposición de un discurso único, que busca configurar la opinión pública a través de un totalitarismo comunicacional y semiótico que se apropia del significado de las palabras. Por ejemplo conciben a la república como un sistema de instituciones, leyes y costumbres que suprimen el “exceso”, el “caos” de la política. Promueven el ideal de una “democracia buena” que controle y discipline al pueblo considerado como una turba violenta, mientras que el populismo es identificado con un totalitarismo corrupto, opuesto a la democracia y a la república. Establecen, por ejemplo, que la política es sinónimo de violencia, que la buena y civilizada democracia es sin pueblo, que la oposición desestabiliza. Los medios de comunicación concentran y dominan la res pública, el espacio de la opinión pública que se presenta como una ecolalia uniformada y despojada de pensamiento crítico. 36
El neoliberalismo produce una subjetividad calculada por el marketing, un sentido común digitado, una masa de autómatas con una retórica repetitiva de frases vacías, frívolas y banales. El poder de los medios de comunicación opera promoviendo identificaciones a través de imágenes, imperativos, instalan afectos como el odio, propalando creencias y prejuicios como significaciones absolutas que condicionan las percepciones: se trata de hacer creer para ver. Las imágenes de identificación A partir del desarrollo tecnológico y de la revolución en las comunicaciones, la vida transcurre en Internet, Facebook, Instagram, etc.; entre selfies y redes sociales. Lo imaginario ha sido elevado exponencialmente, capturando al yo en un mundo de identificaciones, produciendo una subjetividad alienada en la virtualidad, la posverdad y el simulacro: el mundo se hizo imagen virtual. Una subjetividad manipulada por imágenes comunicacionales diseñadas que resultan impuestas a fuerza de repetición, terminan funcionando como imperativos organizadoras de la identidad y refuerzan la posición de obediencia de los miembros de la masa. La imagen televisiva virtual convertida en principal estrategia psicopolítica constituye un modelo para que el ciudadano sea guiado y adiestrado, operando como una brújula que dirige y ordena. Los medios de comunicación de masas, en particular la televisión, son formadores de los ideales sociales y de la moral, postulándose como los garantes de “La Verdad”. Desde ese lugar los medios concentrados organizan identificaciones universales y un mundo virtual que funciona como si fuera la única realidad. Se produce una fascinación con las imágenes, una sugestión adormecedora en la que el sujeto se transforma en un objeto cautivo hipnotizado por la televisión y se somete inconscientemente a las imágenes. Esta perspectiva tira por tierra la idea de la supuesta libertad que 37
otorgan la información y los mensajes comunicacionales, si bien aparentan ampliar la libertad individual, en sentido estricto se imponen a partir de identificaciones, condicionando elecciones, valores y cosmovisiones. De esta forma, operan sobre la subjetividad llegando a disciplinarla, enfermarla y manipularla. Las imágenes operan como modelos normativizantes de adaptación o metas a ser alcanzadas. El poder neoliberal despolitiza lo social e impone una estética y una moral que determina las fronteras de qué entra en la imagen y qué queda afuera, qué es y qué no es vida digna y humana. El mundo devino imagen virtual lo que implicó entre sus consecuencias más serias cierto aplastamiento mental, un pensamiento lineal y superficial, opuesto a la profundidad y multiplicidad de perspectivas. En esta época, caracterizada por el imperio de lo imaginario, se debilitó la función de la palabra de la que depende la relación con la verdad, así como el valor de la racionalidad. Con la depreciación de la palabra, el desarrollo de las nuevas tecnologías y la cibernética, se elevó al cenit lo imaginario como el registro privilegiado en donde se buscan referencias y saberes para orientarse. Imperativos El capitalismo constituye un modo social que rechaza la imposibilidad, sutura la falta estructural del sujeto efecto del lenguaje y tapona los agujeros del cuerpo con objetos de consumo. Las técnicas de marketing diseñan una cultura organizada como una empresa en la que se naturaliza y se habla de capital humano, se miden rendimientos, se establecen objetivos que nunca se alcanzan porque nadie da con la talla esperada, provocando que el sujeto inevitablemente se constituya como un deudor. Este sistema se sostiene en imperativos de consumo y de rendimiento ilimitado, que van a operar como superyó, toda tentativa de realización será siempre insuficiente respecto de esas exigencias y el sujeto se auto explota. 38
El odio Lograr el apoyo de la sociedad civil resulta decisivo para una fuerza política que pretende imponerse. En este sentido, la propaganda constituye una herramienta fundamental para formatear la opinión pública y conseguir consensos. Observamos que los gobiernos neoliberales de toda la región utilizan la misma estructura de propaganda empleada por la Alemania nazi. Haciendo foco en la matriz comunicacional y propagandística, encontramos el despliegue de una misma lógica: la instalación de un enemigo interno con un odio radical hacia él, enmascarado por un nacionalismo o republicanismo supremos que constituyen más una moral que una política obteniendo dos ventajas: por una parte lograr cohesión social por el camino de la hostilidad hacia un elemento segregado, y por otra distraer la opinión pública de cuestiones acuciantes. El psicoanálisis define como “formación reactiva” el mecanismo que transforma odio en rasgo de carácter sustentado en un opuesto, que es enfatizado y aceptado por el yo y la sociedad. La instalación del odio sobre el enemigo interno se cumple sobre ideas, dirigentes políticos y sociales demonizados que toman el papel “chivos expiatorios”, articulándose a una retórica moralista exacerbada, republicana y nacionalista, que luchará contra “el mal” que amenaza lo social. La consolidación del odio conduce al miedo social, a la ruptura de los vínculos, desembocando en el racismo y la xenofobia: la persecución, represión, desaparición o muerte de los “enemigos de la Patria” estarán justificadas. El neoliberalismo sólo puede imponerse a través del terrorismo de Estado o colonizando la subjetividad mediante las estrategias de imposición que hemos desarrollado en nuestro libro Colonización de la subjetividad. El poder ataca con su artillería económico-mediática-judicial y está ganando la batalla cultural al lograr la instalación de significados y valores compartidos que de manera invisible imponen el rechazo de la política, la promoción de la violencia hacia 39
opositores y el desprecio al pueblo. Esa actitud transforma la democracia, que debe ser el gobierno del pueblo, en una ceocracia moralista constituida por supuestas almas bellas que vienen a “hacer el bien,” cuando en realidad actúan erosionando derechos con un molde conocido de sometimiento social a los poderes corporativos. El odio y la banalidad del mal Hanna Arendt (2003) con su concepto de banalidad del mal posibilitó interpretar que Eichmann, responsable directo de la solución final en Polonia, se convirtió en genocida sin sentimiento de culpa. No era un sádico, ni un perverso, ni siquiera un antisemita, sino una persona “normal” que se limitó a cumplir órdenes y expresó que lo volvería a hacer si fuera necesario. ¿Por qué no registraba su acción como un acto malo? Porque en esa época el crimen era la norma. Si el odio y la satisfacción en la venganza hacia el adversario político es la regla naturalizada en una cultura ¿por qué una persona se cuestionaría su accionar, su conducta, su desprecio por la vida de los demás?. Una subjetividad colonizada por los imperativos invisibles del aparato mediático justifica el odio y lo envuelve con ideales morales, sin hacerse responsable de que odia, al estar guiada por una obediencia inconsciente a los mensajes comunicacionales. Conclusiones El neoliberalismo no consiste solo en un modelo económico sino que es la producción de una nueva subjetividad configurada fundamentalmente por los medios de comunicación. Desde que surgieron estos medios fueron ocupando el lugar del Ideal a nivel global y desde ese lugar construyeron y alimentan día a día una 40
cultura de masas, que se presenta como el paradigma social neoliberal. El neoliberalismo, dispositivo caracterizado por una concentración inédita de poder financiero, mediático, simbólico y militar, es un totalitarismo en el que la democracia se vuelve un simulacro. Fundamentado en la tiranía de un orden supuestamente natural, consiste en una angurrienta concentración de poder que aspira a un goce absoluto, sin distribución, al servicio de minorías privilegiadas. A partir de la mutación del capitalismo a su actual expresión neoliberal, los medios de comunicación corporativos y concentrados imponen las “verdades” del poder a través de un discurso único que construye y digita el sentido común generando un totalitarismo comunicacional y semiótico, nunca visto hasta ahora, que condiciona la libertad de elección, uno de los pilares fundamentales de la democracia. Sostenemos que el neoliberalismo, al no ser posible sin odio, resulta incompatible con la fraternidad y la vida democrática, que se caracteriza por el diálogo político, el debate plural, la orientación permanente hacia la ampliación de derechos y felicidad para las mayorías. La colonización de la subjetividad es una captura que posibilita los actuales fenómenos globales de obediencia inconsciente y apego a ciertas estructuras de poder, que operan como un orden que va en contra de los intereses de poblaciones enteras. Surgen interrogantes. ¿Cómo franquear los “espejos” identificatorios que produce una cultura de masas uniformada sometida al poder de las imágenes? ¿Es posible una construcción cultural menos alienada a la imagen?
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Referencias •
Arendt, H. (2003). Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal (4ta. ed.). (C. Ribalta, Trad.). Barcelona: Lumen. (Obra original publicada en 1963).
•
Freud, S. (1984). Psicología de las masas y análisis del yo. En Obras completas (Vol. XVIII, 2da. ed., pp. 63-136). (J. L. Etcheverry, Trad.). Buenos Aires: Amorrortu. (Obra original publicada en 1921).
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Merlin, N (2017). Colonización de la subjetividad. Los medios masivos de comunicación en la época del biomercado. Buenos Aires: Letra Viva.
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Imagen, política y subjetividad Cora Gamarnik Los estudios que analizan el uso de imágenes con fines políticos electorales se remontan a principios del siglo XX. Uno de sus principales impulsores fue Walter Lippmann, el teórico americano sobre la opinión pública más influyente de los años veinte. Lippmann planteaba la necesidad de “emplear técnicas que permitieran obtener el apoyo de las masas a las decisiones del Poder Ejecutivo” y para ello proponía desarrollar la habilidad de “manufacturar el consentimiento” (Lippmann citado en Ewen, 2007: 78). Concebía a los individuos en general como incapaces de observar el mundo con claridad, y mucho menos de entenderlo. Utilizando la metáfora del mito de la caverna de Platón, Lippmann señalaba que era propio de la naturaleza humana comprender el mundo, no a través de la experiencia directa de los hechos, sino mediante “imágenes mentales”. Como la realidad se hacía cada vez más diversa y compleja, la habilidad de la gente para dar sentido a su universo dependía menos de sus experiencias inmediatas y más de los nuevos medios de masas, el cine y las nuevas tecnologías de entonces, que a través de la circulación de palabras e imágenes generaban un “pseudo entorno”. Para Lippmann, “la gente del común” vivía por “intermedio de ficciones,” por lo que concluía que la opinión pública era una “fuerza irracional” (Ewen, 2007: 79). Lippmann no estuvo solo en el desarrollo de estas ideas. Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud y conocedor de la obra de su tío, fue otra figura influyente a principios del siglo XX en Estados Unidos. Su originalidad consistió en poner sus conocimientos del psicoanálisis al servicio de las grandes corporaciones norteamericanas. Una de sus premisas consistía en que era posible instituir una “sociedad de deseos” vinculada a las necesidades del mercado. Bernays trató de demostrar que podía conseguir que la gente comprara cosas que no necesitaba al relacionar diferentes productos 43
con sentimientos, fantasías y aspiraciones. En 1928 escribió el libro Propaganda, en cuyo inicio indicó: “La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento importante de la sociedad democrática” (Bernays, 2008: 15). Una de sus primeras acciones estuvo ligada al consumo de tabaco. En 1929 era muy mal visto que una mujer fumara en Estados Unidos, sobre todo si lo hacía en público. Especialmente, era un tabú para mujeres de clase alta. Eso dejaba a las tabacaleras con la mitad de su potencial mercado fuera. El presidente de la American Tobacco Company contrató a Bernays para pensar opciones que le permitiesen ampliar el consumo entre el público femenino. Este se contactó, a su vez, con un reconocido representante del psicoanálisis freudiano en Nueva York, Abraham Brill, quien señaló que el cigarrillo era un símbolo fálico que evocaba el poder dominante de los hombres sobre las mujeres. Según el psicoanalista, los cigarrillos se asociaban con el pene y con el poder sexual masculino. A partir de esto, Bernays diseñó una campaña en la que buscaría asociar el consumo de cigarrillos a las luchas feministas usando la idea de “liberación sexual”. Aprovechó la realización de un tradicional desfile de Pascua en Nueva York y contrató a diez mujeres –modelos de la revista Vogue– para que encendiesen un cigarrillo a la señal indicada. Previamente les había avisado a fotógrafos y camarógrafos de grandes diarios y noticieros que pasaría algo sorprendente en el evento. Hizo correr la voz de que un grupo de sufragistas (movimiento de lucha por el voto femenino) se preparaba para protestar encendiendo “antorchas de la libertad”. Durante el desfile, las mujeres contratadas encendieron sus cigarrillos y fueron fotografiadas y filmadas. La acción fue un éxito. El New York Times tituló en tapa al día siguiente: “Group of girls puff at cigarettes as a gesture of freedom” (“Grupo de niñas encienden cigarrillos como un gesto de libertad”). La publicidad posterior sumó a la idea de la libertad femenina las supuestas propiedades para adelgazar y el cociente de glamour que aportaba fumar.
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Los datos indican que mientras que en 1929 solo el 5% de las mujeres fumaba, hacia 1965 lo hacía el 33% de las mujeres norteamericanas. Se suele adjudicar este aumento a la exitosa campaña de Bernays; sin embargo, la investigadora Vanessa Murphree sostiene que si bien “Antorchas de la Libertad” fue considerada un ejemplo clásico de la eficacia de la manipulación y de creación de un pseudo evento en connivencia con los medios de comunicación, un examen de la cobertura de dichos medios demuestra que el impacto del evento probablemente nunca fue tan extenso y persuasivo como Bernays y algunos han sugerido posteriormente, creando un mito alrededor de este hecho (Murphree, 2015). Esta historia nos deja una lección muy importante. Bernays no solo diseñó el pseudo acontecimiento y manipuló su difusión en los medios, sino que luego se encargó de construir un mito alrededor de la eficacia del mismo. La narración posterior de los hechos construyó el acontecimiento en sí mismo. Los aportes de la teoría psicoanalítica más un uso efectivo de los medios de comunicación sin reparos éticos le permitió en este caso ser útil para actuar sobre una población identificada previamente como blanco por la vía afectiva y el engaño. Ingenieros en la sombra La política sigue siendo hoy un territorio privilegiado para el despliegue de consultores, analistas sociales, expertos en marketing, estrategas publicitarios, psicólogos y comunicadores. En la Argentina de estos tiempos, un ejército de especialistas asesora al gobierno, diseña su campaña, escribe sus discursos y monta su puesta en imágenes. Estos “profesionales de la influencia” o “ingenieros en la sombra” –como los denominó Harold Lasswell en la década del veinte en Estados Unidos– ejercen su acción en ámbitos sociales cada vez más extendidos. Esto no es nuevo en Argentina: desde los años ochenta existen especialistas en “videopolítica” y estudios de opinión pública, pero en los últimos años el peso en las decisiones 45
políticas y en la injerencia en los asuntos públicos de estos asesores se acentuó. La política se volvió un territorio privilegiado para prácticas de marketing y estrategias publicitarias, construcción de “entornos psicológicos” proclives a sus decisiones y diseño de pseudo eventos. Lo que existe detrás de esta recuperación de Bernays sigue siendo que “las masas” son fácilmente manipulables. Pero cualquier práctica social es de una extraordinaria complejidad como para ser reducida a nuevas versiones de la vieja teoría de la aguja hipodérmica. Esta teoría surgida a fines de los años veinte en Estados Unidos se proponía estudiar los efectos de la propaganda masiva en la opinión pública bajo experiencias totalitarias. Su desarrollo coincide con el período de entreguerras mundiales y con la difusión a gran escala de las comunicaciones de masas. El principal postulado, apoyado en la psicología conductista, afirmaba que los medios de comunicación “inyectan” (de ahí la idea de aguja) una información en las masas receptoras, que la dan por cierta y verídica. Esto se sostenía en la suposición de que cada individuo es un átomo aislado que reacciona por separado a los mensajes de los medios de comunicación de masas. La debilidad de esa audiencia, indefensa y pasiva, deriva en la disolución y fragmentación de la misma. Las primeras conclusiones de esta teoría fueron sistematizadas por Harold Lasswell en su libro Propaganda Techniques in the World War (Técnicas de propaganda en la guerra mundial). Allí apuntaba el autor que la propaganda permite conseguir la adhesión de los ciudadanos a unos planes políticos determinados sin recurrir a la violencia, sino mediante la manipulación de la información mediática. Quien parece basarse y seguir sosteniendo estas teorías es otro de los asesores del presidente argentino, Jaime Durán Barba, un filósofo con dos doctorados en Derecho y en Historia, jefe de asesores de Macri desde 2005 hasta la fecha, y figura central en el armado de las estrategias del PRO. Sus consejos son relevantes a la hora de tomar decisiones en el entorno presidencial. Durán Barba escribió:
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• “Toda comunidad tiene paradigmas y cree en sus verdades. Sin embargo, todos los paradigmas pertenecen al mundo de lo simbólico y existen solamente en la medida en que la gente cree que existen” (Durán Barba, 2017). • “El votante se mueve fácilmente por pasiones negativas y en muchas ocasiones es más sencillo conseguir votos en contra de un candidato (votos de quienes detestan al atacado) que a favor de tesis programáticas” (Durán Barba y Nieto, 2011: 287). • “Más que perseguir que el ciudadano entienda los problemas debemos lograr que sientan indignación, pena, alegría, vergüenza o cualquier otra emoción” (Durán Barba y Nieto, 2011: 364). • “La política es pasión. Los candidatos y los electores dependen de sus sentimientos. Quienes desconocen los vericuetos de nuestra profesión se sorprenden cuando comentamos que la primera pregunta a los encuestados es si nuestros candidatos les caen bien o les caen mal. No nos inquieta si se identifican con sus tesis de izquierda, de derecha, o con que hagan o no la oposición al gobierno” (Durán Barba y Nieto, 2011: 87). • “La mayor parte de nuestras decisiones las tomamos a partir de lo que vemos. Eso ha sido así desde que surgió la especie” (Durán Barba, 2016). • “Si un candidato dice un disparate sobre cómo pagar la deuda externa, tal vez no pierda votos, porque es complicado, pero si el candidato adopta un perro y lo patea y sale en Facebook, pierde las elecciones. En cambio, hay gente que se encuentra un perro, lo incorpora a la campaña y el perrito gana muchísimos votos” (Carelli Lynch, 2016). 47
Es fácil leyendo a Durán Barba ver el hilo que lo une a Lippmann y Bernays. Recurrir a las pasiones, planificar impactos sentimentales, darle predominio a la imagen y a lo audiovisual por sobre las ideas y explicaciones racionales. Apelar a los sentimientos, incentivar “pasiones negativas”, generar indignación y/o alegría. Durán Barba expresa en sus textos una combinación de pensamiento utilitarista, pragmatismo y cinismo. En todos sus textos subyace la idea ya mencionada de que la gente es manipulable y que una elite con los conocimientos adecuados puede direccionarla hacia donde considere más conveniente. Estas teorías tienen hoy mucha aceptación porque, sin duda, existen ejemplos concretos que parecerían demostrar su validez. Pero al igual que con la experiencia de Bernays y el consumo de cigarrillos, es posible que haya un mito autorreproducido y aumentado que se nutre de bases objetivas y datos ciertos. El mito sustentado –como efecto de teoría– vuelve a poner en escena la supuesta eficacia de una manipulación que al mismo tiempo favorece la sensación de desasosiego y falta de esperanza, cuyo riesgo es la antipolítica, la apatía y el sálvese quien pueda. Los medios masivos tienen el poder de instalar temas de agenda, propagar rumores, reforzar opiniones ya establecidas, generar climas sociales e instalar mentiras como datos sociales que luego no son comprobados. Pero no son todopoderosos. Diversas investigaciones nos han enseñado a lo largo del siglo XX que no existe una omnipotencia mediática que pueda anular la conciencia social y convencer a los individuos de aceptar indefinidamente opiniones opuestas a sus intereses. Tampoco se trata de subestimar las operaciones cada vez más refinadas que proponen nuevas formas de manipulación social. Pero la idea de medios omnipotentes es más que nada una estrategia publicitaria que ayuda a sembrar desánimo y deslindar responsabilidades políticas. También le sirve al mercado para convencer a los anunciantes de que gasten su dinero en costosas campañas.
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Lo que sí es peligroso para una democracia es la ausencia de voces múltiples. En la postguerra europea algunos investigadores se preguntaban cómo pudo pasar lo que pasó. ¿Cómo una parte importante de la sociedad alemana había podido apoyar el nazismo?. Sus conclusiones fueron que la comunicación manipulatoria se ejercía más fácilmente en sociedades con autoritarismo político, en las que existen la censura y un discurso oficial muy dominante, así como en sociedades formalmente libres, pero con sistemas de información concentrados u oligopólicos, en donde la libertad de elegir resulta muy restringida. Ante la falta de información es más fácil que se acepten un conjunto de premisas fundamentales, tanto prerreflexivas como autoevidentes que funcionan como visiones estereotipadas. La democracia está en riesgo cuando la multiplicidad de voces que pueden expresarse en una sociedad se limita, cuando hay una estructura hiperconcentrada de medios que produce una homogeneidad discursiva. Pero también las investigaciones en comunicación nos traen buenas noticias. Estudiar el universo mediático sirve para ver las formas a través de las cuáles se intenta ejercer la manipulación de la subjetividad social. Pero que haya intención manipulatoria no significa que haya necesariamente efectos manipulatorios. Y si se logran esos efectos hay que estudiar en particular en que sectores, por cuánto tiempo y por qué razones. La complejidad de la realidad social anula toda chance de reducir a una –la visión dominante- la multiplicidad de variables reales o potenciales que pueden explicar el orden de las cosas. No hay ‘interiorización muda’ de los valores o discursos dominantes sino una compleja red en la que se juegan intereses de clase, deseos, impugnaciones, demandas, historias previas, vínculos sociales. Las tomas de decisión de cada ciudadano incluyen múltiples factores que interactúan entre sí y son cambiantes a su vez. Las experiencias vividas, las redes de socialización, las competencias culturales, las historias familiares, lo que sucede en los lugares de trabajo, las experiencias gremiales, las interacciones con amigos, compañeros de estudio y lazos barriales entre muchos otros componen variables que complementan, median y se 49
interrelacionan con los discursos mediáticos. Como explicó hace tiempo ya Raymond Williams cualquier intento de construcción de hegemonía no es un proceso simplemente adaptativo. Hay rupturas, negociaciones, límites y presiones. Nunca se da de modo pasivo, sino que es continuamente renovada, recreada, defendida y modificada y al mismo tiempo continuamente resistida, limitada, alterada, desafiada. Lo que está en juego en definitiva es aquello que llamamos sentido común. La idea de sociedad que tenemos, la forma en que vemos a los otros, la forma en que nos vemos nosotros en relación con los otros. En ese contexto los medios son uno más de los escenarios donde el sentido común se disputa. Al mismo tiempo, entraron en escena las redes sociales y con ellas nuevas formas de intervención social. Frente a la unidireccionalidad entre emisores y receptores de los medios tradicionales hay al menos hoy potencialmente nuevas vías de expresión. Las redes son también foros de debate, lugares de interacción e intervención. Y así como son relevantes las significaciones fabricadas por las diferentes usinas de información estas se conectan, chocan o se relacionan con las competencias de los sujetos para atribuir sentidos a sus propias situaciones y prácticas. En los últimos años el uso de lógicas publicitarias para ejercer cierta influencia social ha demostrado tener éxito, pero en nuestro país esos discursos compiten, se combinan o se contraponen con lógicas políticas de larga tradición, luchas por los derechos humanos, experiencias gremiales, nuevos y viejos movimientos sociales. Historias políticas de militancias y de solidaridad social. Al mismo tiempo que una hegemonía intenta imponerse se construyen miles de acciones contrahegemónicas diseminadas por todo el tejido social. Para enfrentar un sistema de tamaño poder como el que hoy gobierna Argentina no alcanza con la crítica moral o ética. Se requieren respuestas significativas, persistentes y variables. Que no sean solo deseables sino sobre todo factibles.
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Lo político en los dispositivos institucionales, un infierno encantador María Julieta Medici “El infierno de los vivos no es algo por venir, hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuo: buscar y reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio”. Ítalo Calvino18.
Marco Polo es aquel joven veneciano, que en el libro de Calvino cuya cita da comienzo a este texto, recorre las distintas ciudades inventándolas para su emperador. El emperador quiere saber, ya que no conoce la extensión de sus dominios y busca la ciudad perfecta. Marco Polo concluye que el infierno es en la vida y que hay dos respuestas frente a él: aceptarlo y dejar de ver o buscar en él lo que no es infierno y dejarle espacio. Me interesa pensar este infierno en el contexto sociopolítico actual donde al malestar en la cultura se agrega el sobre malestar19. El que se produce al dejar a cada sujeto despojado de un proyecto trascendente que posibilite, de algún modo, avizorar modos de disminución del malestar reinante. El discurso del neoliberalismo, es su autor principal, remake del capitalismo que produce esa subjetividad tan colonizada, tan a-histórica y desmemoriada. Subjetividad que en sus maneras de gozar todo pareciera posible de conseguirse. ¹⁸ Calvino Ítalo, 2017, Las ciudades invisibles. Madrid, España. Ed. Siruela. ¹⁹ Bleichmar Silvia, 1997, Acerca del malestar sobrante, Topia.
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Entonces tenemos la sobreadaptación a formas de vida que impactan en el cuerpo y en otros casos una patología de la responsabilidad donde el sujeto se hace cargo de no haber cumplido y se deprime. La cuestión fundamental es que allí reside la falta de interrogación del sujeto por lo que lo habita. ¿Aceptar el infierno es habitarlo? Como dice Heidegger, analizando algunos términos del lenguaje del cual siempre somos un poco serviles, el construir un espacio es en relación al habitar y ese construir se despliega en el construir que cuida. Para ello es imprescindible que el construir y el pensar se escuchen uno al otro20. La simple aceptación conlleva la ceguera. En esta línea y volviendo a la cita de Calvino intentamos elegir por la segunda opción, que se aproxima más a esta idea heideggeriana del habitar. La opción “fácil” del infierno es más practicada que aprehendida. ¿Dónde y cómo elegimos pensarlo? En una institución como el hospital público, como profesionales de la salud mental y como psicoanalistas, categorías no excluyentes pese a sus deformaciones históricas. Como dice Fernando Ulloa “El analista no es un líder político, más no podrá dejar de estar atento, como toda persona que desenvuelve su acción en el campo social, a la dimensión política propia de la condición humana, se haga o no cargo de ella”21. La pregunta que nos recorre es pensar si la hospitalidad es posible para nuestros pacientes que atendemos todos los días y si es posible también para los profesionales que soportan distintos malestares institucionales. ²⁰ Heidegger Martín, 2015, Construir, habitar, pensar. Buenos Aires, Argentina. Ed. La Oficina. ²¹ Fernando Ulloa, 1995, Novela Clínica Psicoanalítica, p. 2. Buenos Aires, Argentina, Paidós
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Para ello optamos por pensar lo político no solo como un sistema de la realidad, sino centralmente analizar el modo como ella y lo social se constituyen. El encuentro entre un sujeto y el trabajo produce, formas de subjetivación. Es un encuentro con lo real de una experiencia donde hay que inventar o crear, o a veces es una experiencia de sufrimiento, ansiógena o angustiante y allí reside el cuerpo en su capacidad de ser afectado. Lo político en lo institucional, con su cultura propia, trae consecuencias en las prácticas de los profesionales que demandan grupalmente un lugar para hablar de sus malestares generados en sus servicios y equipos de salud. Malestares diversos: dispositivos que no se adecuan a la realidad de los sujetos, falta de políticas integrales e intersectoriales, condiciones edilicias inseguras, falta de accesibilidad al sistema de salud público, que afectan a usuarios y profesionales. Es en el Centro de salud Mental N° 3 Arturo Ameghino donde intentamos ese ejercicio de habitar y no solo aceptar. En este Centro con su estructura hospitalaria que ha cumplido tan solo setenta años, funciona un dispositivo para los profesionales de la salud mental. El Dispositivo de elaboración clínico institucional (DECI) se encuentra integrado por diferentes profesionales psicólogos de distintos servicios, no es un espacio de supervisión institucional, no se plantean asimetrías de saberes, funciona en la transversalidad de sus demandas. En el entrecruzamiento entre lo clínico singular/ grupal y lo institucional de todos. En el modo de funcionamiento actual del dispositivo se coordinan espacios de elaboración a través de encuentros periódicos con equipos de trabajadores de la salud de distintas especialidades y en diversas instituciones públicas, a partir de algunas inquietudes que presentan. Las inquietudes por las que consultan están relacionadas con la práctica clínica y comunitaria en su entrecruzamiento 54
con lo institucional. El eje del trabajo se ubica entre lo terapéutico grupal y lo institucional, propiciando un espacio intermedio para alojar el malestar y el padecer de los grupos de trabajadores y profesionales de la salud que son soporte y sostén de diversas transferencias. La tarea se encuentra orientada bajo un interrogante guía que es el siguiente: de qué sufren los que cuidan y a su vez, cómo se puede propiciar el cuidado de una experiencia, donde los profesionales puedan apropiarse del malestar que dicha praxis conlleva, en la búsqueda de posibilitar y de reanudar la participación, de sentirse activos ante obstáculos y dificultades que los dejan en un estado de pasividad o desesperación. La consulta se produce espontáneamente frente al surgimiento de un padecimiento del orden psíquico/corporal. Pero además se evidencian otros tipos de respuestas que no son sólo las del padecimiento, sino que además se registra alternativamente un uso espontáneo de otros espacios institucionales que no son reconocidos por la institución porque se apartan de las modalidades oficiales y formales habituales. La posibilidad de ir creando estos espacios y experiencias de cuidado, facilita la aparición de fenómenos de subjetivación en los trabajadores de la salud, oficiando a su vez cómo redes de sostén y apuntalamiento de la práctica que desempeñan. Redes intersticiales que se abren paso de modo singular en cada caso. El intentar propiciar estas experiencias a su vez convoca a los profesionales que dirigen el dispositivo en sus modos de pensar el cuidado que también necesitan. El dispositivo presentado se construye teniendo en cuenta entre otros el concepto de uso del objeto22, que en el hospital es múltiple tanto para pacientes como para profesionales y no siempre coincide con lo ofertado por la institución como espacios de producción, ²² Winicott (1968) en un artículo en la Psychoanalytic Society de New York lo define así: “Para hablar del uso del objeto doy por sentada la relación de objeto y agrego nuevos rasgos que abarcan la naturaleza y conducta del objeto. Por ejemplo, si lo deseo usar es forzoso que el objeto sea real en el sentido de formar parte de la realidad compartida y no un manejo de proyecciones”. (pag. 264)
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en su forma manifiesta o en su aspecto formal. En las consultas recibidas se observa claramente esta cuestión. Para este “uso” es necesario que la persona en su constitución subjetiva haya desarrollado la capacidad para ello en un ambiente facilitador, que se acomode a las necesidades emocionales del bebé en esa zona de experiencia transicional entre lo que se crea subjetivamente y la realidad. De lo transicional seguimos haciendo uso a lo largo de nuestras vidas, como esa zona intermedia de experiencia entre lo subjetivo y su realidad exterior. Conclusiones abiertas Volviendo a los infiernos, se podría considerar que pensar estrategias frente a los malestares institucionales como efectos de prácticas vigentes no deja de ser un hecho político, poniendo a jugar las singularidades de cada quien en los espacios habilitados para tal fin. Lo político pensado desde lo más singular del sujeto, aquel sujeto hablado, sexuado y mortal y la política en su interjuego con las subjetividades reinantes que surgen de sus lógicas de poder capitalista. Quizás lo político bajo esta modalidad también pueda ser un hecho donde la subjetividad y el sujeto habiten en el mismo lecho, al menos en su devenir.
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Conversando con Alejandro Grimson Pablo Castillo y Elena Singerman Mediodía otoñal en la Universidad Nacional de San Martín, mate, libros y en un ameno y extenso diálogo con Narraciones, Alejandro Grimson analiza las relaciones de poder construidas en torno al peronismo; los cuatro “fantasmas constitutivos de las subjetividades argentinas” y el futuro del movimiento político en un año electoral decisivo. “La unidad del peronismo es decisiva pero no alcanza” relata el autor. Narraciones: ¿Qué cambios hay en relación a la construcción de las subjetividades contemporáneas a partir de estos nuevos contextos y tecnologías, redes sociales? ¿Tienen algún impacto en la construcción de subjetividades? Alejandro Grimson: Quizás lo que más me preocupa es que sujeto, subjetividad y política a mí me remite a por qué todavía hoy a la política trasformadora le cuesta tanto entender que la política es intersubjetiva siempre. No existe la política que no sea intersubjetiva porque en realidad no existen las relaciones sociales que no sean intersubjetivas. A veces se hace política como si yo tuviera una idea mucho mejor que los demás, o tuviera la verdad o tuviera lo que sea, y si yo la repito muchas veces, la digo más fuerte o la grito, aporto muchos números, entonces la persona a la que yo me dirijo se va a ir convenciendo; y si el parlante más alto lo tiene el grupo X o si lo tengo yo, ese es el problema de la política y no es así. La información es relevante respeto de la construcción de la subjetividad, pero también lo es, y a veces más, cómo se enmarca esa información. Se puede hacer política sin palabras, no, sin cuerpo, no, se puede hacer política sin sensibilidad, no se puede hacer política sin emociones. Entonces son palabras, cuerpos, emociones de quién: de los grandes referentes políticos de las grandes fuerzas políticas 57
y de los seres humanos a quienes esas subjetividades políticas quieren interpelar, que son otras subjetividades políticas que irremediablemente no son dirigentes y que no son de la fuerza política, y yo escucho frases como: “necesitamos derrotar el proyecto neoliberal y unirnos todos y hacer un frente lo más amplio posible para lograr que esta ciudad, esta provincia, este país, sea un país peronista”. Pero yo digo: no entendimos nada porque primero desde el 83 a la fecha se sabe que el peronismo no es mayoría automática, no es que vos pones el sello peronista y ganas una elección. Cuando se dice frente más amplio es para interpelar las subjetividades que no están interpeladas por los frentes menos amplios; pero eso quiere decir que ese frente más amplio no es la unidad del peronismo. La unidad del peronismo es decisiva pero no alcanza. Entonces si el peronismo es parte de un frente que lo trasciende y logra triunfar no puede convertir a esa provincia, a esa ciudad, a ese país, en peronista porque no triunfó solo el peronismo y porque los países no son peronistas o comunistas o socialistas. En la Argentina el anti-peronismo recalcitrante, muchas veces es golpista, siempre es racista, siempre o muchas veces misógino, era el 35 o 40 por ciento. Entonces ¿cómo juegan las palabras? y ahí entran las cuestiones de las redes, porque lo que se va a ir transformando a lo largo de la historia de la humanidad, y también en nuestro tiempo, porque es parte de esas historias, son las subjetividades porque se transforman las palabras, los significantes, las formas de comunicación, los lenguajes, las formas de pensar, las formas de leer, las formas de impactar. Por ejemplo, en una época el anti-peronismo decía “nosotros somos la razón, ellos son pura emoción, son la barbarie”, cosa que muchas veces el propio peronismo tomó. Ser peronista es un sentimiento, sí, pero también es una racionalidad, son las dos cosas y además ser anti-peronista son también las dos cosas, está lleno de sentimientos del anti-peronismo. Entonces no existe una subjetividad política en donde no haya racionalidad y emociones. ¿Y las redes qué son? Son una de las maneras más relevantes en que esas emocionalidades se presentan en público, de manera más personal, más política, más laboral, profesional. 58
Están muy ligadas a cómo las personas usan o quedan fuera de las redes, porque también tenemos muchos colegas, amigos que deciden estar afuera de las redes, porque no tienen ganas, pero también muchos otres te dicen quiero decir, quiero hablar, quiero tomar la palabra, pero para hablarle ¿a quién?. Tato Pavlovsky escribió un artículo en la contratapa de Página 12 donde se pregunta a quién le grita el hincha de fútbol en la hinchada cuando insulta al árbitro: el árbitro no lo escucha. Grita para ser escuchado por el resto de los hinchas. Entonces hay un cierto placer complicado, ser “plateísta de la política”. Y bueno, yo estoy acá y voy a las redes y a todos lados a gritar, y si a mí no me escucha ni el árbitro, no me escuchan los que nunca nos escuchan, yo les voy a hablar mucho a los que siempre nos escuchan. Estamos hablando de las subjetividades. Las redes sirven, hay que saber usarlas y tenemos que aprender a usarlas mejor. Narraciones: Wendy Brown dice que el neoliberalismo no ataca como un león, sino que se mueve como una termita. ¿Compartís esta idea? ¿Cómo salir de la lógica binaria de peronismo/anti-peronismo; civilización–barbarie? Entender que el neoliberalismo no es sólo una cuestión de producción económica, sino un modelo cultural que trabaja sobre todas las capas sociales y que no se expresa solamente en los sectores más altos de la pirámide o las clases sociales más acomodadas, sino que opera en los modos de producción y reproducción social. Alejandro Grimson: Yo en el libro sobre el peronismo planteo que es imposible entender la Argentina de hoy sin entender que hay cuatro fantasmas que son constitutivos de las subjetividades argentinas contemporáneas y que operan de modos distintos sobre contextos distintos. El fantasma vinculado al terrorismo de Estado, el fantasma vinculado a Malvinas, muy anudado a la cuestión nacional: Malvinas tal como la hizo Galtieri plantea una distancia entre los Argentinos y la Nación porque toda forma de revinculación de la Nación aparecía anudada al militarismo en los años 80, a lo bélico, 59
anudada a lo autoritario y a la estafa. El tercer fantasma es la hiperinflación del ’89, que yo creo que vuelve a aparecer, y el cuarto es el 2001, que también vuelve aparecer ahora. El trabajo sobre cada uno de esos fantasmas que la sociedad fue haciendo de maneras complejas, porque no es sólo el Estado, son también los movimientos sociales. Por ejemplo hay un triunfo histórico de los movimientos de Derechos Humanos en la Argentina, que todavía no se revirtió en favor de las fuerzas neoliberales. Todavía el sentido común y las subjetividades están atravesadas por ese triunfo, por eso es imposible el 2 x 1, que fue el ataque de un león que fracasó. Después vendrán como termitas pero no sé si van a triunfar, eso habrá que verlo porque hasta ahora no han triunfado sobre ese punto. Gran parte del trabajo del gobierno anterior y también del propio 2001, eso yo lo desarrollo más extensamente en mi libro, pero una parte de ese trabajo fue sobre la pertenencia y sobre lo nacional. En el Bicentenario hubo una transformación sobre lo nacional y un acercamiento, un anudamiento entre democracia y Nación que se habían desanudado en los ‘80. En cambio el tema de la hiperinflación plantea otros escozores, yo lo planteo como episodios traumáticos. Hay que estudiarlos a esos episodios traumáticos. Hay mucha investigación académica y no académica sobre la dictadura, los aportes inmensos de la artes, la filmografía, la literatura… la inflación es un vacío y en realidad para las clases populares son dos formas del terrorismo, una es el terrorismo político y la otra el terrorismo económico. Ambos son procesos de disgregación de la sociedad, entonces yo lo que creo es que en este contexto las subjetividades neoliberales no pueden ser modificadas por nosotros diciendo: “¡Ah mira!”: existe un prototipo universal de subjetividad neoliberal donde ahora lo que viene es Bolsonaro. Para que llegue Bolsonaro, no sólo hace falta que exista la persona y una sociedad con subjetividades predispuestas, no quiere decir que no las vaya a haber, pero quiero resaltar que es una lucha política y cultural y ahí estarán las termitas. También estamos nosotres. Verlo de esa forma nos permite entenderlo como disputa. ¿Ahora hay neoliberalismo? Yo pensé que por lo menos desde el ‘76 habían políticas neoliberales con flujos y 60
reflujos y había una promoción del “no te metas” del liberalismo y eso no lo inventó Macri. Narraciones: En todo caso resignificó una serie de cuestiones que estaban previas. Alejandro Grimson: Y del proceso socio-histórico. Según la teoría sociológica más clásica y ortodoxa, según algunas de las versiones de marxismo se piensa a la clase media según todas esas vertientes, que son liberales pequeños productores y comerciantes como el 10 por ciento de la población. Los antropólogos trabajamos con la autopercepción y hemos demostrado que el 80 por ciento de los argentinos se autoperciben de clase media, entonces después vienen los economistas y dicen: “pero estos son todos locos porque creen que son clase media y son unos imbéciles que en realidad tienen falsa conciencia de clase”. Entonces yo te voy a explicar quién sos, yo te voy a explicar cómo vas a hacer tu vida, yo te voy a tener que explicar lo que tenés que desear, yo te voy a explicar cómo se va a estructurar tu goce, lo que es un goce políticamente correcto, yo te voy a explicar todo porque yo sé todo y vos no sabes nada. ¡Por favor! Yo no puedo hacer política si no entiendo cómo la gente se ve a sí misma, porque lo que quiere decir clase media para ese 80 por ciento de argentinos, no es lo que quiere decir para la sociología: quiere decir yo no estoy excluido completamente, que no vivo en la calle o debajo de cuatro chapas, que no vivo de una changa. Entonces ese 80 por ciento que nunca tuvo un lote propio y ahora lo tiene o siempre vivió entre cuatro chapas y ahora tiene ladrillos o nunca tuvo auto y ahora tiene auto o una moto o nunca fue a la universidad y su pibe va a la universidad… Álvaro García Linera en un artículo muy brillante que acá no se leyó lamentablemente dice: “Si vos gobernaste y trasformaste la sociedad no podes seguir haciendo política como si no la hubieras trasformado porque cuando vos haces políticas de la manera en que lo hacías antes de transformarla, después de transformarla es muy probable que no puedas entender a la subjetividades que estas gobernando, y cuando no las 61
entendés es posible que no puedes interpelarlas y por lo tanto es posible que alguien invente una maquinaria de marketing y te ponga una palabra de futuro, que te genere una ilusión falsa o falsísima”. ¿Qué quiero decir? Dos cosas: la sociología tradicional nunca entendió que la gente es lo que piensa; sos lo que pensas que sos y lo que sentís que sos. Narraciones: Nuestra clínica tiene que ver con eso. Alejandro Grimson: Claro. Y segundo, sos lo que deseas: sos tu fantasía, sos todo eso, pero hay una cosa impresionante muy obvia para mí ahora que me costó mucho tiempo darme cuenta que a diferencia de los clubes de fútbol donde vos sos de River, Boca, Huracán, San Lorenzo o Vélez. ¿De qué sos? Sos de una cosa, no sos de tres equipos, no te cambias de equipo. Vos a los diez años te podes cambiar pero parte de tu devenir joven, adulto lo que sea, es que ya no te cambias más de equipo. Primero, de clase te podes cambiar o te pueden cambiar o podes sentir que cambiaste, pero además hay otro problema que es que la clase no es una clase excluyente como el equipo. Soy de River o de Boca, yo soy laburante y soy de clase media y yo creo que de ese 80 por ciento que se cree de clase media, laburante y está afiliado al sindicato hace huelga o va a la asamblea del sindicato o si el sindicato dice hagamos paro va y hace paro y te dice yo soy laburante y termina la huelga y se va al sindicato y compra un pasaje en doce cuotas a las Cataratas y llega a la garganta del diablo y dice yo soy de clase media y después sigue laburando y es las dos cosas porque es la identidad y es situacional y vos decís: “Che no deseen vivir en un chalet en Mar del Plata, es mejor que deseen un monoblock”… ¡Y no! Después es un gran problema y un gran dilema para todas las fuerzas populares del planeta Tierra que es en este contexto económico cómo podes construir modelos, narrativas que estén vinculadas con los deseos colectivos que no se vean individualistas/consumistas, gran dilema, yo no tengo la solución. Pero uno apuesta a la construcción de nuevas subjetividades. Siempre está disputando y en esa disputa está claro que hay un horizonte que 62
no hay manera de resolver los problemas estructurales si nuestras subjetividades van a estar colonizadas por el consumismo, que eso va de nuevo a la restricción externa y al fracaso y ahí hay un problema: hay que juntarse con los economistas y decirles: “Che! Yo te cuento cómo son las subjetividades, vos contame cómo es la economía porque yo no sé cómo es la economía pero lo que yo te quiero decir es que tenemos que trabajar más articuladamente porque aunque vos creas que no, las subjetividades culturales tienen una incidencia económica decisiva”. ¿Cuando hablas de crisis cambiaria o de crisis bancaria de qué hablas? De crisis de la confianza, y qué es la confianza? La confianza es una creencia subjetiva de que la plata te la van a afanar o no. Si vos crees que no te la van a afanar la dejas en el banco y si crees que te la van a afanar la sacas y eso define un montón de variables económicas que son las subjetividades y los horizontes y los deseos, porque el capitalismo y el neoliberalismo construyen formas de deseo. ¿Entonces cómo construimos formas alternativas de deseo? Narraciones: ¿Cómo se construye y también cómo se deconstruye? Vos decías que la batalla no era sólo cultural, sino por el sentido común. ¿Cómo se construyen hegemonías en relación a la vida cotidiana? Alejandro Grimson: Creo que la batalla cultural no es una batalla por identidades. Para mí la batalla cultural es una batalla por la subjetividad y por el sentido común. Durante mucho tiempo se creyó que se estaba haciendo una batalla cultural y lo que se estaba haciendo era una batalla por identidades. La batalla cultural es una batalla por el sentido común. Todas las batallas son importantes, pero también es importante no confundir qué tipo de batalla estás dando. No hay sociedad donde esté anulado el conflicto. No existen las sociedades sin disputas, sin desigualdad, sin diferencias. Narraciones: En tu libro Mitomanías argentinas has trabajado largamente el tema de los mitos. Nuestro campo de trabajo tiene mucho que ver con los mitos y con la historia, con el modo en que 63
cada quien narra su historia y cómo se entrelaza lo singular con lo genérico y lo social. Se nos impone muchas veces la incesante repetición de aquello que suponemos como la pura verdad. Una verdad sin fisuras… ¡como si fuera posible! Y entonces de lo que se trata es de poner estos significados, estos sentidos al trabajo y descubrir que la historia puede ser otra. ¿Cuál es tu opinión sobre nuestros mitos? Alejandro Grimson: En la antropología hay varias vertientes sobre el mito o el lugar del mito. Quizás lo más conocido es que el mito es falso, la verdad no es mítica. El mito es una creencia popular compartida y punto. Narraciones: Por eso se repite incesantemente. Alejandro Grimson: Claro, puedo decir como dijo Macri, somos europeos y si no, debemos serlo. El mito es performativo, o sea que el mito construye realidades, entonces estas tres versiones, la primera la tomo en un sentido más lúdico, si quieren tomo las frases sobre la Argentina que claramente contradicen la investigación en ciencias sociales: ¿somos europeos? No. ¿Vinimos de los barcos? No. Es más, hoy diría que ni siquiera Europa es europea en el sentido de cómo los argentinos imaginan que es Europa, que sería el centro de París, el centro de Londres, el centro de Madrid… eso no es Europa. Europa es mucho más complicada y heterogénea que eso y cada día más y nuestro egocentrismo también tiene una potencia tan grande que inventamos una Europa que no existe ni para los europeos pero hacia la cual deberíamos estar yendo y toda la evaluación de la Argentina se hace en función de cuánto nos estamos distanciando con eso que deberíamos ser. Entonces, la desconstrucción es del deberíamos. ¿Qué deberíamos ser? Necesitamos deconstruir el europeísmo y construir otra cosa en ese lugar. Porque no sólo es europeísmo, es el centralismo porteño, es antiperonismo en el sentido de antipopular y en ese sentido, digamos, es racismo, es xenofobia, misoginia. Por suerte en algunos lugares aparecen procesos de disputas donde de pronto 64
aparece un Macri que está a favor de la unión de hecho ante el matrimonio igualitario y se mantiene en ese lugar donde votan a favor muchos de ellos. Eso es ganar una batalla. La cuestión es como deconstruís. Yo tengo mis lecturas muy desordenadas sobre psicoanálisis y una conversación en curso, con muchos colegas, que me dicen, nosotros decimos que hay que deconstruir todo sobre ese plano mítico para generar vacío. ¡Y yo digo no! El vacío siempre se ocupa, me parece que no hay manera que quede vacío, que siempre se termina ocupando de alguna manera, entonces nunca es que nosotros vamos a tener alguna manera de construcción definitiva. ¡Ah mira es esa, ya está! Siempre va a ser un devenir; es el reemplazo de la imposición performativa civilizatoria europeísta por el proceso colectivo, por el devenir colectivo, pero no es vacío, es el Bicentenario; no es vacío son Derechos Humanos, matrimonio igualitario; no es vacío es legalización del aborto. No es vacío, es verde… Narraciones: ¿Eso podes relacionar con los movimientos feministas siendo que tienen la capacidad de interpelar trasversalmente a actores y sectores diversos? ¿Cuáles serían las fortalezas y las debilidades de estas lógicas que venías planteando? ¿Cuál es la tensión que se da entre campos y la construcción de hegemonías? Alejandro Grimson: Es complicado, porque si vos decís aborto legal pero con kirchnerismo, es medio jodido, porque hay mujeres que siguen abortando ilegalmente, que siguen muriendo porque no hay ley de aborto. La idea de que no se puede conquistar nada si vos no estás en el gobierno, es una idea muy jodida. ¿Qué les decís a los que conquistaron la ley de cine en el menemismo? No, no: las luchas son por conquistas reales. Las feministas y la marea verde y todos los que la acompañábamos en esa plaza querían que se sancionara esa ley en el Congreso, y eso no cerraba la disputa pero modificaba el marco de la disputa. Después viene la disputa por la reglamentación: cómo ir al hospital para verificar si se está haciendo o no se está haciendo, y toda la disputa por quién gobierna también seguía, pero no podés decir 65
que todas las disputas se resuelven con quién gobierna. Yo no estoy de acuerdo para nada con eso. Hay otras relevancias cruciales de la marea verde y el feminismo en muchos planos inagotables que tienen que ver con el plano de la teoría social, con todos las teorías de género, todas las instituciones, con las formas de hacer política, con el pragmatismo que había de una escena del Congreso y una cantidad enorme de cuestiones que a mi juicio son bastante conocidas. Yo estoy convencido que no ha llegado el momento donde por lo menos los varones podamos intervenir en una conversación abierta sobre los dilemas del feminismo. Creo que ese momento no ha llegado, quizás llegue y quizás no. Lo único que yo puedo decir es que las protagonistas de cualquier movimiento social pueden mirar la historia de todos los movimientos sociales, porque en esa historia se escriben los dilemas de todos los movimientos sociales. No son nuevos, hay dilemas referidos a las contradicciones, a las divisiones que se han producido en tantas historias del mundo y en nuestro país, eso es una parte, igual creo que siempre un movimiento social está en una tensión entre lo particular y su universalización. No se puede escapar de esa tensión y en la medida que vos te universalizas no sos más un movimiento social, serás un movimiento político. El movimiento de derechos humanos reclama sobre ciertos temas, no reclama sobre todos los temas del planeta y así sucesivamente. A mí me interesan mucho los trabajos sobre las intersectorialidades, es decir cómo se cruzan las cuestiones de género con las cuestiones raciales con las cuestiones de clase, las cuestiones de orientación sexual, con las cuestiones de posiciones políticas. En el caso de Evita se cruzaron esas cuestiones. Aunque ella decía que no estaba de acuerdo con la palabra feminismo de ese momento. Nos ponemos a discutir de Evita y se pone en juego el significante feminismo y no hablamos sobre la revolución cultural que implicó Eva. Ahí había intersectorialidad porque estaban atravesadas varias cuestiones que tenían que ver con el origen de Eva, con su política. Entre el “Viva el cáncer” y el “Yegua puta” hay también una continuidad, lo cual no quiere decir que no haya estigmatización de 66
mujeres de otras orientaciones políticas, pero que las hay en todo los movimientos políticos, por eso es transversal. Narraciones: ¿Cuáles son los modos de expresión de esa tensión? Alejandro Grimson: ¿Qué es una tensión? Hay una virtud que al mismo tiempo es un defecto del peronismo y que es su centralidad en la vida argentina desde su nacimiento hasta hoy. Lo que hubo fue peronismo y antiperonismo, que es parecido a lo que pasa hoy con Cristina Kirchner. Está Cristina y están los que la odian; los que la quieren y la respetan y los que están en contra, pero no hay indiferencia. Vos decís la palabra Cristina Kirchner y genera reacciones corporales, puede ser una reacción de conmoción, de emoción positiva o muy negativa. Es muy difícil que no genere algo y yo digo que eso es su virtud y su defecto, porque fíjate hoy todo el país está organizado sobre la figura de Cristina. ¿En qué sentido? Lo que se va a votar es si Cristina va a estar nuevamente en la presidencia o una persona apoyada por Cristina, o si vas a votar en contra de Cristina. Yo digo que es la virtud y el defecto porque lo que digo es que el peronismo tiene un dilema que es cuánto de lo que quiere ser absorbe de lo que el anti-peronismo lo acusa. Por ejemplo: el antiperonismo lo acusó de descamisado y qué hizo Perón: invirtió el sentido del término despectivo y lo puso como sans culottees, como término de orgullo. El anti-peronismo acusó al peronismo de no ser democrático, que si tuviéramos tiempo te demuestro que es una afirmación eminentemente falsa. Hubo rasgos autoritarios del peronismo, sí los hubo, pero comparados con los de su adversarios, nada. El peronismo tiene muchas más historias republicanas que las de sus adversarios, por eso digo que hay un dilema, porque a veces en esa relación tan compleja intersubjetiva entre peronismo/antiperonismo, kirchnerismo/anti-kirchnerismo hay tantos dilemas acerca de cuánto de tu propia subjetividad vas a constituir a partir de lo que el otro te dice que vos sos, cuántos silencios vas a guardar, cuántas etiquetas vas a auto adoptar, invirtiendo o no su significado. 67
Me parece que ahí hay un límite que en esta coyuntura que estamos viviendo queda muy claro que si vos querés la derrota del neoliberalismo necesitas desplegar una estrategia cultural y política para que la centralidad la tenga Macri y que el ordenador sea Macri. Vos podés constituir una fuerza colectiva y heterogénea antimacrista donde pueda o no estar encabezada por Cristina, no estoy discutiendo eso, estoy diciendo donde la heterogeneidad trascienda al kirchnerismo o al peronismo, porque es la única manera de ganarle a Macri, pero eso implica que lo del frente hay que tomárselo muy en serio. Es un frente muy heterogéneo. ¿Vos estás dispuesto a unirte con personas que no la quieran a Cristina con tal de ganarle a Macri o vas a exigir certificado de amor? ¿Cómo haces? Vos preferís certificado de amor a Cristina y correr el riesgo de la derrota o aceptas que no le preguntas a nadie qué siente por Cristina con tal de unirte para ganarle a Macri ¿Estás dispuesto a hacer tan pragmático de sacrificar alguna de tus dogmatismos, dogmas o principios de no sé qué para guiarte en un frente antimacrista o necesitas certificados ideológicos aunque puedas llegar a la derrota? ¿Querés ser pragmático contra Macri o vas a ser principista hasta el final y si es derrota es derrota? ¿Cómo leen lo que está haciendo Cristina respecto de esto que te estoy preguntando? Porque yo leo la intervención en la Feria del Libro, justamente, como algo que tiene mucho que ver con esto, no con algo que está en otro planeta y Cristina no se dio cuenta… Hace rato que Cristina viene pensando esto. No sé cuándo sale esta revista (N. de la R: la entrevista se hizo previo al lanzamiento de la fórmula presidencial Alberto FernándezCristina Kirchner), pero en la intervención que hizo en la Feria, cuando empezó el canto “vamos a volver”, ella hizo ese chiste, esa ironía tan profunda que no sé cuántos se van a detener en esa ironía: “La verdad es que Borges tenía razón, ustedes son incorregibles”. Ella necesitaba calmar esa efervescencia colectiva porque ella no le estaba hablando a los que la aman porque los que la aman ya están en ese partido… Narraciones: Pero necesitó hablar veinte minutos de Perón…
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Alejandro Grimson: ¿Y por qué pensás que necesitó hablar de Perón? Ella se dio cuenta que hay una analogía entre el contrato de ciudadanía responsable y una etapa de Perón que es el pacto social y (el ex ministro de Economía durante la tercera presidencia de Perón, José Ber Gellbard) y el león herbívoro y su grieta. La relectura de la división del país que hay en el ‘73 con Perón cuando dice: “Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”, se está tratando de ver si puede superar o no la grieta, por llamarla como la llamamos hoy, porque la grieta hay que correrla en otro lugar que no es el 50 por ciento, sino que la pregunta es otra: ¿vos saliste ganando o saliste perdiendo en esos tres años y medio de Macri? Y si vos saliste perdiendo necesitamos todes, que estés de un lado y eso quiere decir que tenemos que ir todes en un frente con el 80 por ciento. Es obvio que no se va a construir de acá a fin de año, pero el problema es que vos necesitás la derrota de Macri ahora, y necesitás seguir trabajando en ese proceso. No es un proceso que se va a resolver en este año. En este año solo se resuelve esta elección que es decisiva para la historia argentina, pero lo que va a ser decisivo es si después de esta elección se puede ir deconstruyendo la manera en que ellos postulan la grieta, porque la manera en que la postulan es para derrotarnos y nosotres tenemos que asumir eso y construir la división donde esta: “¡Che todos los que perdieron con Macri de este lado!”. Narraciones: Por lo menos desde el ‘83 en adelante, todo sector, por izquierda o por derecha, que se acercó al peronismo-kirchnerismo terminó ordenado en ese círculo y no pudo abordar esa especificidad, eso que traía distinto y terminó por fuera. Alejandro Grimson: Dejó de aportar diferencia y esa es una dinámica que si no la resolvemos a futuro es imposible, hay que pensarlo, discutirlo, analizarlo. Narraciones: Porque si nos quedamos con el enunciado de la transversalidad que es tan compleja, ¿cómo pensar la complejidad? 69
O a dónde vamos a ubicar de verdad la grieta. ¿Está en el discurso hegemónico? Volvemos al tema de los mitos: ¿está en la mitomanía? ¿Podemos construir un discurso antagónico, diferente que ubique precisamente ese corte, esa grieta en otro lado? Alejandro Grimson: En el Bicentenario se insinuó la manera de empezar a desplegar otras narrativas nacionales o abrir las narrativas nacionales. Yo creo que hoy es más claro que la disputa hay que darla contra el imaginario europeísta, pero tampoco es algo que se pueda lograr en unos años.
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Desde el centro
DĂŠbora Zilberman
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Neoliberalismo y producción de subjetividad Victoria Cohen Desde un psicoanálisis que incluye el pensamiento complejo, conceptualizo al sujeto entramado en redes sociales y vinculares, sujeto social e histórico en permanente devenir. Este modo de pensar al sujeto se fundamenta desde el pensamiento de René Kaës, en como conceptualiza el apuntalamiento recíproco entre el sujeto, sus vínculos y la cultura23. R. Kaës, considera que no podemos ser puestos en el mundo sin el grupo, de la misma forma que no se nos da la opción de no tener un cuerpo. El mundo es cuerpo y grupo. Venimos al mundo por más de un Otro, por más de un sexo. Somos sujetos del inconsciente, de la herencia y del grupo (de más de un grupo). Dentro de esta cadena de sujetos que nos sujetan se transmiten referencias, identificaciones, mecanismos de defensa, ritos, mitos (transmisión generacional). El sujeto singular es también un sujeto que se sostiene y moldea en los vínculos intersubjetivos y en la cultura. Partiendo entonces de esta idea de sujeto entramado en permanente transformación, es que me interrogo sobre el malestar actual y sus efectos en la subjetividad24. Rene Kaës en un texto que denominó: “¿Qué puede y qué no puede hacer el psicoanálisis frente a la desazón Contemporánea?.25” Parte de la idea de pensar que no podemos quedarnos solo con lo que Freud escribió en 1929 en “El malestar en la Cultura”; es necesario pensar nuevas herramientas conceptuales a la luz de las transformaciones actuales tanto en relación al contexto social como a las transformaciones del psiquismo. ²³René Kaës Etayage et structuration du Psychisme”. Conexiones, Nº 44, 1984, (1984). Traducción: Marina Selvatici. 2⁴ R. Gaspari.D. Waisbrot Familias y Parejas. Psicoanálisis, Vínculos Subjetividad. Psicolibro Ediciones 2011. ²⁵ Revista de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares - Tomo XXXVII – Número 1/2, 2014
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Plantea que la desazón (malêtre) contemporánea es el resultado de una desestabilización de los metaencuadres sociales, garantes de los metaencuadres psíquicos fundadores y de la vida de cada sujeto singular. ¿De qué garantes metasociales hablamos? Las grandes ideologías, religiones, ya no organizan las certezas. Como así también se van modificando los valores, las referencias, leyes y prohibiciones que regulan las relaciones sociales y vinculares. Por efecto de las políticas neoliberales con un Estado en retirada, la sociedad y los sujetos se enfrentan a nuevas fragilidades. Este debilitamiento de los garantes metasociales y metapsíquicos impacta produciendo sufrimiento psíquico en los sujetos, en las familias, grupos e instituciones. No nos olvidemos que Freud en su texto “El Malestar en la cultura” ya nos decía que el sufrimiento nos amenaza por tres lados: el propio cuerpo, el mundo exterior y la relación con otros seres humanos. Ahora bien, ¿cómo pensar el neoliberalismo en el mundo hoy, su impacto en los sujetos? ¿Podemos decir que produce nuevas subjetividades? Badiou en una conferencia que tituló: “Durante el Horror de una Profunda Noche” haciendo alusión a la noche posterior en la que Trump gana las elecciones, se pregunta; “¿Qué es el mundo de hoy donde esta clase de cosas es posible?” Trump en su discurso de campaña promovía la violencia contra los inmigrantes latinoamericanos, musulmanes, las mujeres. No solo en EEUU, ya que esto también sucede en otros países de Europa, Asia, Latinoamérica. Recientemente tenemos a Bolsonaro en Brasil. Badiou lo fundamenta con los efectos que produce el neoliberalismo en la subjetividad. Habla del capitalismo globalizado donde no hay otra salida. Plantea que antes existían dos alternativas: la liberal con la propiedad privada y el libre mercado como forma de organización social con el costo de grandes desigualdades, y la alternativa comunista/socialista con el anhelo del fin de la desigualdad social. En estas últimas décadas el destino pareciera ser único. Es así como Badiou define al mundo contemporáneo en los términos 73
de una crisis global que no es reducible a una crisis económica, sino que es ante todo una crisis subjetiva, porque el destino de los seres humanos es cada vez más incierto para los propios humanos. Dice: “creo que toda decisión política, en el nivel de los Estados, hoy, se encuentra en una estricta dependencia de lo que yo llamo un “monstruo”: el capitalismo globalizado y sus desigualdades. En cierto sentido, no es cierto que un gobierno hoy sea algo libre. No es libre en absoluto. Está dentro de la dominación global y debe afirmar que lo que está haciendo está en dependencia de esta interioridad de la determinación global26”. El neoliberalismo entonces no se limita a ser solo un proyecto económico, es también una cultura, un modo de concebir un sujeto. Anticipándose respecto de la formación de subjetividad, en el capitalismo, Marx señala: “La producción no crea únicamente un objeto para el sujeto, también crea un sujeto para el objeto”. Es decir que los seres humanos producen y son producidos. Nora Merlin27 considera que el neoliberalismo lleva a cabo una construcción biopolítica basada en la apropiación y el disciplinamiento social, un depósito de colonización de la subjetividad, cuyo objetivo es un hombre nuevo. Por lo tanto, podemos decir que es un sistema social dominado por el mercado cuyo ideal es el permanente consumo. El consumir sin límites se asocia a la idea de libertad. El mercado regula la vida de los sujetos con la retirada progresiva del Estado. Exalta el individualismo. El individuo no siempre es reconocido como sujeto deseante, con autonomía y pensamiento propio y es considerado un objeto de “uso”, la más de las veces descartable. Byung –Chul Han28 plantea un cambio de paradigma, de una sociedad disciplinaria (Foucault) a una sociedad de rendimiento. Señala un cambio en el sujeto, pasaje del sujeto de la obediencia al ²⁶ A. Badiu. Conferencia en la Universidad de California (9/11/16 ). ²⁷ Nora Merlin Colonización de la Subjetividad”. Letra Viva 2017. ²⁸ Byung –Chul Han La sociedad del Cansancio” Editorial Herder Año 2012.
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sujeto del rendimiento. “El sujeto del rendimiento está libre de un dominio externo que lo obliga a trabajar o incluso que lo explote. Es dueño y soberano de sí mismo”. Sometido a sí mismo. En este sentido genera una “libertad paradójica”. Considera que en esta época impera el exceso de positividad que no tolera la negatividad (“Nada es imposible” decía una publicidad de Adidas con Messi, “sí se puede” frase de campaña del presidente Macri). No hay límites, de esta forma se arroja al sujeto al vacío. Chul Han observa que mientras se enaltecen la hiperactividad, el rendimiento, la exposición, el no límite de la productividad; crecen a ritmo constante la autoexploración, el cansancio de la información, la fatiga de la atención, el burnout laboral, los trastornos de personalidad, de ansiedad y la depresión. Pienso que son diferentes formas de disciplinamiento, tanto el mandato de la obediencia como el de rendimiento, ambos coexisten e impactan en los sujetos donde se promueve la patologización y la medicalización. Hasta aquí podríamos decir que estamos hablando de sujetos “incluidos” en este sistema social regido por la lógica del mercado. Pero, ¿qué pasa con aquellos excluidos del sistema, los millones de “sin nombre”29? Los desocupados, los sin techo, donde la supervivencia es lo cotidiano, la urgencia del presente, no hay proyecto, no hay futuro. En relación a la producción de la subjetividad de los excluidos, suelen estar pensados desde la carencia, la privación, la imposibilidad de consumir acorde a los mandatos del mercado. Por lo tanto son sujetos al margen del sistema a los que se los nomina vulnerables. Robert Castel30 cuando plantea que la vulnerabilidad no es un término estático ya que un individuo puede localizarse en diversas zonas de vulnerabilidad, critica el término de exclusión social y ²⁹ A. Badiu . La Idea del Comunismo. Traducción A. Arozamena (2009). 3⁰ Robert Castel“Las Trampas de la Exclusión” . Editorial Topia 2015.
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sugiere el concepto de “desafiliación”: proceso mediante el cual un individuo se encuentra disociado de las redes y vínculos sociales que permiten su protección de los imponderables de la vida. La exclusión además de ser un concepto inmóvil designa estados de privación donde no se representan cuáles son los procesos que generaron esa privación. También es desde una lógica binaria que nos referimos a inclusión/exclusión, adentro/afuera. Quizás el concepto de desafiliación demarca matices de afiliación en función de diversos niveles, donde se visualiza un recorrido hacia la zona de vulnerabilidad donde un sujeto por ejemplo, puede estar desocupado laboralmente pero mantener sus vínculos sociales y familiares. Al establecer la desafiliación un recorrido diverso de vulnerabilidades, resulta importante cartografiar sus rupturas y continuidades. Ana María Fernández31 utiliza la expresión “Estrategias biopolíticas de vulnerabilización”, ya que considera que frente a jóvenes vulnerables en la marginalidad urbana, la vulnerabilidad no es algo dado ni casual ni de destino, sino que son necesarias políticas de Estado que produzcan activamente esa vulnerabilidad. Retoma lo que Castel plantea en el sentido de la importancia de situar los procesos que generaron esa privación. ¿Qué subjetividades producen aquellos que están al margen, cuáles son sus malestares y sus sufrimientos? De mi experiencia tanto clínica como de supervisión de instituciones que alojan niños y jóvenes desprovistos de los mínimos cuidados, con historias de desamparo social y familiar, suelen transitar por procesos de sufrimiento psíquico y físico donde suelen presentar formas sintomáticas que los ubica del lado de la psiquiatrización o la delincuencia. Convengamos que más de las veces solo cuentan con alguna droga que les calma la angustia y el hambre. El paco es quizás lo único con lo que cuentan para consumir y ser consumidos, ya que los mata si no encuentran una salida posible. 31Ana Maria Fernandez. “Jóvenes de Vidas Grises”. Editorial Biblos 2017.
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Aida Perugino32 utiliza la metáfora “Hueco de Vida”, dicha nominación define al espacio vacío que queda formado en la estructura de un derrumbe (mineros en Chile). ¿Cómo pensar en situaciones de derrumbe social y subjetivo ya no por una catástrofe, sino porque sus vidas se van configurando en condiciones de vulnerabilidad? En este sentido plantea cómo intervenir como analistas y profesionales de la salud. ¿Cómo construir la presencia de un lugar en posición de llamado y escucha, de apuntalamiento y horadación? ¿Cómo sostener un tiempo de espera? Que esa persona identificada con el lugar de deshecho, de escombro, emita alguna señal orientada al rescate como sujeto. Allí donde pareciera que hay fuerzas que arrasan a los sujetos al vacio hay sin embargo huecos o como lo plantea Foucault en términos de relaciones de fuerza. No es solo el dominio del poder sobre los dominados, que si bien son relaciones de fuerza desiguales, están siempre en tensión. Decía “donde hay poder hay resistencia”. En este sentido pienso en los diversos actores institucionales, comunitarios y de organizaciones sociales que frente a la desazón de este mundo contemporáneo con un Estado que se retira de su mayor responsabilidad como es la de generar políticas que posibiliten procesos de inclusión social (vivienda, trabajo, alimentación, educación, etc.) resisten inventando, creando dispositivos que alojen y hagan lugar a ese llamado de tantos niños y jóvenes, muchos de los cuales mantienen la ilusión de un futuro posible. Juan de 16 años, con una historia desde su infancia de desamparo social, víctima de abuso y violencia por parte de su padre, decía en una de sus sesiones: “Dejé hace un año de consumir. Ahora quiero terminar la escuela y trabajar para poder comprarle una casa a mi mamá y que podamos vivir todos juntos con mis hermanitos”.
32 Aida Perugino“Hueco de Vida” subjetividad y exclusión. Yotser Libros 2014 .
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Las escrituras de la adolescencia Un trabajo posible en las instituciones públicas Carolina Freire Este trabajo intenta reflexionar sobre la construcción de la subjetividad en la adolescencia y la incidencia de las políticas públicas de salud en la posibilidad de alojar este escenario, donde la reedición edípica, con sus avatares y tropiezos tiene lugar. Pensar la historia es dar lugar a la memoria, a esas marcas que nos determinaron y nos determinan como sujetos, esa historia que está marcada por la huella de lo que fuimos para el otro y de las contingencias que atravesamos: “Es ciertamente esta asunción por el sujeto de su historia, en cuanto que está constituida por la palabra dirigida al otro, la que forma el fondo del nuevo método al que Freud da el nombre de psicoanálisis” (Lacan,1953, pag.247). La adolescencia es un momento crucial en la constitución subjetiva pues se reelaboran los cambios puberales que permiten el paso de la niñez a la adultez, posibilitando nuevas modificaciones en relación con el cuerpo, la familia, lo social y el amor. Estas reediciones abarcan desde identificaciones, elecciones de objeto, duelos, traumas y se ordenan de manera lógica, no cronológica ni lineal, a través de las operaciones de constitución subjetiva. Mientras que los niños habitan la escena del fantasma del Otro materno, en la adolescencia este fantasma debe revalidarse y apropiarse. Con la llegada de la segunda oleada pulsional de la pubertad, el sujeto necesitará reeditar su fantasma fundamental, confirmando su singular modo de satisfacción pulsional y su lazo con el Otro. Esta resignificación implica una reedición fantasmática conjugando elementos viejos y nuevos y abriendo preguntas respecto al deseo, el goce, la sexualidad y la existencia. Sin embargo, estas operaciones lógicas tienen sus tropiezos con la presencia de acting out, pasajes 78
al acto e inhibiciones. Es decir, trabajar sobre la pubertad y la adolescencia es abrir la dimensión de acto. Con el sofisma de los prisioneros, Lacan trabaja la modulación del tiempo introduciendo los 3 momentos de la evidencia que le permiten concluir en un acto. El instante de ver, el tiempo para comprender y el momento de concluir, que a través de las modulaciones de las formulaciones (de ser así…. Se sabe que...), permiten los momentos lógicos, no se dan por fueran del lenguaje. No hay acto por fuera del lenguaje. En este sentido, el sujeto en las sucesivas escansiones alcanza una certeza, un juicio sobre su persona, pero es necesario todavía cruzar el umbral de la puerta. Aquí aparece la función de la prisa, porque el que consigue su libertad es el primero que franquea la puerta y está presente la posibilidad de que el otro se le adelante, más allá de tener la conclusión correcta. “El a tetiza la función de la prisa” (Lacan, 2012, p. 63). No se trata solamente del conocimiento y conclusión correcta, sino del saber en relación con el acto, en donde queda articulado a la angustia, pues el acto arranca a la angustia su certeza, e introduce el registro de la verdad. “Es bajo la urgencia del movimiento lógico como el sujeto se precipita a la vez su juicio y su partida” (Lacan, 1945, p. 196). Este acto es un momento que se sostiene de la lógica anterior pero que se desprende de ella. Mientras que los 3 momentos lógicos, incluyen al Otro, tanto que esos movimientos o falta de éstos, son parte del mismo juicio del sujeto; el acto se desprende del Otro, es un acto de pura destitución subjetiva y alcanza algo de la dimensión de la verdad, que ya no será sometida a duda, sino que constituye un límite del que no se podrá volver, que produce una marca. En el acto de cruzar la puerta algo se escribe. “Un acto está ligado a la determinación de un comienzo, y muy esencialmente, allí donde hay necesidad de hacer uno, precisamente porque no lo hay” (Lacan, 6/12/1967). Como referencia al acto, Lacan se refiere tanto a Antígona como al cruce de Julio César del Rubicón. El cruce del río Rubicón, 79
el 11 de enero del año 49 A.C, que separaba la Galia Cisalpina de Italia, constituye un acto simbólico. César, luego de conquistar las Galias con gran honor fue nombrado su gobernador. En Roma, a cargo quedaba Pompeyo, quien había convencido al Senado de las ambiciones desmedidas, corrupción y conspiración de César y de la necesidad de convocarlo a la Capital. Esto generó un dilema para César quien sabía que si llegaba podría ser asesinado. Pompeyo, con quien compartía el Triunvirato y habían compartido proyectos políticos juntos, las luchas de poder los separaron, llegando César a casarse con la hija del enemigo de César. El sistema político y social estaba en crisis. Ante esta crítica situación político-social, el agotamiento de las vías y acuerdos políticos y el deseo de convertirse en Cónsul de la República, César decide cruzar junto a su ejército el río Rubicón para invadir Roma. Esto rompe una ley que establecía que si un gobernador cruzaba con sus ejércitos el límite con Roma, sería declarado enemigo público. César era consciente de las acciones que emprendió y los riesgos y cortes que implicaba. Sin embargo, desconocía los efectos posteriores de este acto simbólico para la República y la historia. Este acto simbólico con el que se recuerda su famosa frase: “aleia iacta est” (la suerte/los dados/ están echados), implica un corte sin garantías respecto al Otro, un nuevo comienzo. Más allá de la acción que en sí representaba pues el río no era peligroso ni cruzaba con un ejército enorme. Hay un antes y un después en el que, conociendo las leyes y sin pedir permisos al Otro, él decide estratégicamente ante la situación presentada, “arrojarse al agua”. Con dudas y reflexiones, sueños como formaciones del inconsciente, deseos y encuentros azarosos, César arranca a la angustia su certeza, decantando en este acto simbólico revolucionario un franqueamiento. “Atravesar el Rubicón no tenía para César una significación militar decisiva, sino que por el contrario atravesarlo era entrar en la tierra-madre, la tierra de la República, aquella que abordar era violar” (Lacan, 6/12/1967). Inclusive el nombre de César pasa de ser un simple nombre, a tener valor significante de una autoridad. “Precisamente lo que le da su carácter de acto al cruce del Rubicón es su no consulta al Otro que en ese caso era el senado.” (Lombardi, 1993, p. 43). 80
Reflexionar acerca de la historia singular implica necesariamente recuperar nuestra humanidad, es crear, cada vez, la capacidad de resignificar nuestro pasado y, en sus marcas, apoyarnos para pensar el presente y orientarnos a un futuro posible. Resignificar las huellas es recuperar la memoria, aquello que conservamos y también aquello que queda necesariamente por fuera. El psicoanálisis nos permite leer estas marcas, en algunos casos hacerlas más livianas; en otros, resignificarlas. No hay lectura posible sin tiempo, tiempo lógico de la retroacción significante, tiempo que es real, corte en la apertura y cierre del inconsciente y tiempo que incluye la posibilidad de recordar y también de aquello que jamás podrá devenir consciente. Es abrir interrogantes y problemáticas sobre esas marcas que bordean y ciernen lo real a fin de anudarlo y que, quedando por fuera de lo simbólico, no cesan de no escribirse. De estas huellas en las que quedamos alienados al campo del Otro, dependiendo de la manera en que fuimos deseados y entramos al lenguaje dividiéndonos en el corazón de nuestro ser; a partir de ahí, en una elección forzada entre el ser y el sentido, prisioneros de un sentido ajeno, el psicoanálisis tiene algo para recuperar: el deseo. El deseo es puro vacío, un agujero que testimonia que no hay Otro del Otro. La historia no es una simple versión antigua y decolorada, sino que en ella leemos al deseo como pilar fundamental. Así nuestra historia podría pensarse como un síntoma, un lapsus o un sueño. Estos tiempos de avatares y devenires sociales en donde lo público aparece cada vez más reducido e interpelado, nos interrogan para poder estar a la altura de los padecimientos y problemáticas de la época y apostar, como un salto al vacío o un acto, en que el sufrimiento de aquel que nos consulta es importante y necesita ser alojado. Muchas veces se hace presente a través de la palabra, otras con actuaciones, algunas son espontáneas y otras en respuesta a demandas de otros, pero todas tienen algo en común: un sujeto que, atravesado por el malestar en la cultura, en los excesos de las repeticiones personales, familiares, sociales o generacionales, nos convoca a escuchar y abrir la dimensión de la verdad para cada uno. 81
En este sentido, cuidar y sostener con rigurosidad clínica y profesional nuestro compromiso con lo público, en un acto político y ético. Estas marcas dejan huellas en la historia, en la sociedad y posibilita a muchos dar lugar a sus derechos y, desde ellos, trabajar sobre su manera singular de habitarlos. El Centro de Salud Mental N°1 es un lugar habitado por el deseo, no tomado por la manicomialización y que siempre lucha por no quedar subsumido en discursos alienantes, denigrantes y autoritarios. Es un lugar desde donde la voz de los profesionales posibilita escuchar aquello que está acallado, de aquel que consulta, mediante un grito, un silencio o un síntoma. Aquí la marca es enorme y la apuesta, aún mayor, porque no nos reducimos a tapar los síntomas, ubicar qué conexión neuronal se interrumpió y darles medicación para que vuelva normalmente a producir en la sociedad y funcionar acorde a la “realidad”, sino que abrimos una hiancia para dar lugar a su deseo, un deseo que no sea anónimo. La clínica en las instituciones públicas implica también un tiempo de encuentro, de encuentro de subjetividades, de deseos y por qué no, de desencuentros; un poco temprano, un poco tarde y desde allí, tendiendo puentes que sólo se resignifican retroactivamente, uno hace lazo. El psicoanálisis fue, es y será un lugar de apuesta a ese vacío que sólo puede medio llenarse si alguien se anima a tomar la palabra “al poner al objeto a en el lugar del semblante, está en posición más conveniente para hacer lo que es justo hacer, a saber, interrogar como saber lo tocante a la verdad” (Lacan, 2012, p. 116).
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Arte y literatura
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Maloncito Mauricio Kartun Resulta que queda malón. Maloncito se dicen ellos, no son más de siete, ocho. Como Neuquén, Quequén así terminado en en se dicen ellos, de familia, como si fuese apellido. Escuadrón perdido, sigue trillando la pampa. Nadie los ve nunca porque andan de noche. Como el puma yaguarundí ese que descubrieron en Uruguay hace poco en una orilla del Yaguarón. Que lo creían extinguido hace un siglo y andaba nomás el animal pero no lo veía nadie porque claro nunca salía de día. Y nadie anda después que oscurece. Como para andar de noche están las cosas. Me lo contó una muchacha lobensa que limpia en un hotel que paro a veces. Tiende y habla. Va el maloncito cada tanto a un puticlub rutero que se llama momento´s que queda para el lado de su pueblo. Donde haya tapera arreglada de amarillo en una ruta argentina o camino rural, con puerta al costado a calle de tierra, con cartel con ese y apostrofe, en ese punto preciso de la pampa un gaucho coje abatido. Marioneta´s. Trago´s. Cariño´s. Aparece desde la nada, desde el campo en tineblas antes del amanecer el maloncito y atan los pingos a un tendedero que tiene el momento´s atrás. Para que las chicas cuelguen la ropita recién lavada el tender. Lamentable lamé. A la hora que se va el último chacarero. Como a las cuatro. Cuando abren atrás para ventilar la humareda de cigarro rubio y el olor a loción. La loción para después de afeitar es la feromona triste del paisano. Salen los vahos y entran los indios. Entrar no entran, es una manera de decir porque lo 86
suyo es la intemperie, pero se incorporan a la reunión digamos. No conocen la fiesta, la han perdido, reunión les queda nomás, pobres. Intiman tímidos con las chicas, traen regalitos, manufacturas de buen gusto. Son delicados y atentos, me dice la lobensa, y tiende. Y tienen una conversación, me dice. Cada tanto pudorosos roban un beso. Casi siempre son ellas las que ofrecen los labios con tic diminuto. Llegan cada tanto en nostalgia vaga de las cautivas perdidas. No han conocido cautiva pero la recuerda la depresión ancestral. Y las chicas les hacen la china robada una horita, a veces menos, un turnito de cautiva. Cantan unas cosas como ruidos, melancolías del aduar, los pampas. Beben de unos chifles de guampa sin alcohol. Y antes del amanecer vuelven a montar en pelo y se van. Las chicas nunca les han sacado un peso. Faltaría más. Tampoco ellas han conocido toldería pero en el rito la memoria la celebra. Lugar donde al menos fueron una vez queridas. Sin lamé. Sin lamer. A veces antes de que partan hacia el horizonte que se asoma, alguna se arrima al flete y le pone a uno en el morral de comadreja un tentempié para el camino. Chizito. Maní japonés.
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Concurrentes y Residentes
DĂŠbora Zilberman
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Nuevas presentaciones clínicas del fenómeno de segregación María Paula Paragis En los tiempos que corren resulta cada vez más frecuente encontrarse con fenómenos sociales que implican un fuerte rechazo hacia la diferencia. Estos fenómenos adoptan diversas formas: nacionalismo, xenofobia, extremismo religioso, etc. Todos conllevan la exclusión del Otro, el apartamiento del diferente. ¿Por qué se presentan cada vez más acontecimientos de este tipo a nivel global? Lacan aborda en el Seminario XVII esta cuestión que tiene plena vigencia en nuestros días y dice lo siguiente: “Sólo conozco un origen de la fraternidad. Es la segregación (…) Todo lo que existe se basa en la segregación, y la fraternidad lo primero. Incluso no hay fraternidad que pueda concebirse si no es por estar separados juntos, separados del resto…” (Lacan, 1969-1970, p. 121). Lacan indica a su vez que nunca se ha terminado completamente con la segregación, debido a que nada puede funcionar sin ella puesto que es el efecto del lenguaje. Si entendemos que la segregación es inherente al discurso, que se trata de algo estructural, habría que pensar cuál es su funcionamiento en distintos modos del lazo social y dónde ubicamos sus efectos segregativos. Al respecto, formula una tesis en 1967 donde ubica la segregación como fenómeno creciente que no resulta estrictamente efecto del discurso de la ciencia pero sí le es correlativa. El discurso de la ciencia hace funcionar un para-todos que tiende a homogeneizar los modos de gozar. Esta “universalización científica” acarrea una precarización, un debilitamiento del S1, en la que tiene especial importancia el mercado, en tanto genera un empuje a gozar/empuje a consumir que pretende suturar la división del sujeto vía el consumo de productos.
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En esta coyuntura, cabe preguntarnos: ¿Cuál es la apuesta que el psicoanálisis realiza? ¿Qué efectos comporta la dimensión del discurso en nuestro quehacer clínico? ¿En qué medida asistimos a nuevos síntomas como consecuencia de nuevas articulaciones del lazo social? El pseudo-discurso capitalista y las problemáticas actuales Nos interesa plantear cómo las problemáticas a las que les damos asistencia en la actualidad pueden abordarse desde la perspectiva de los discursos. Nos referimos principalmente al pseudo-discurso capitalista. Este es una variante que resulta de la “mutación” que sufre el discurso del amo como consecuencia de la incidencia de la ciencia, debido a que existe una circulación sin límite entre los elementos que lo componen. Aquí el S1 ya no representa al sujeto, sino que es comandado por él. “No se trata aquí del sujeto del inconsciente, dividido por los significantes, sino del sujeto del goce, impactado directamente por la dimensión más real del objeto, que comanda en posición de amo los S1, en lugar de estar sujetado por ellos”. (Soria Dafunchio, 2012, p. 110). ¿Cómo repercute esto en los síntomas? En esta lógica, el síntoma no constituye una formación del inconsciente, sino que se trata de un modo de goce. Al haberse perdido la función orientadora del S1, este queda reducido a un imperativo ciego: ¡consume! En esta coyuntura, “el sujeto, respondiendo por ello, es en verdad menos consumidor que consumido” (Schejtman, 2012, p. 436). En esta fórmula se opera el trueque entre el sujeto barrado y el S1, lo cual acarrea la emancipación del sujeto de las determinaciones inconscientes. En consecuencia, se presenta la dificultad para entrar en el discurso analítico, en tanto éste constituye el reverso del discurso del amo, que sí es postulado por Lacan en correspondencia con el inconsciente. Es por ello que en la actualidad encontramos una 91
serie de síntomas que dan cuenta del más generalizado rechazo hacia lo inconsciente al mismo tiempo que se destaca “la más sorprendente impermeabilidad al discurso del psicoanálisis” (Schejtman, 2012, p. 435). Segregación: presentaciones clínicas El pseudo-discurso capitalista permite situar la articulación entre la lógica del “para todos” (empuje a la producción masiva) con la excepción de algunos, articulación que se constituye como resorte de los efectos de segregación. Sus múltiples manifestaciones redundan en la intolerancia de los “modos de vida diferentes”. En este sentido, Quevedo (2008) ubica que “en la época del capitalismo tardío, transitamos escenarios marcados por la disolución del lazo social y el retiro de la metáfora a favor de una metonimia vertiginosa de imágenes, signos y proliferación de objetos ofertados en forma incesante por el mercado” (p. 1). Situación que provoca el desamparo subjetivo de los colectivos sociales. De este modo, asistimos a la homogeneización de los modos de gozar (todos por igual), a la vez vislumbramos una caída de la función de transmisión generacional -signo de la declinación del Nombre del Padre- que precipita a los sujetos hacia “un vacío innombrable, empuja a un individualismo asocial de nuevo cuño bajo el modo de una apropiación autista de goce” (Quevedo, 2008, p. 2). Siempre existe, sin embargo, algo que resiste toda homogeneización; la llamada globalización no logra hacer desaparecer las diferencias. En este punto, Lacan plantea en “Televisión” (1985) que el psicoanálisis podría constituir una salida para el sujeto de ese discurso. En la actualidad vemos cómo han proliferado gran cantidad de etiquetas que nombran el padecimiento subjetivo, las cuales hacen lazo y conforman grupos que se pretenden homogéneos. Estas nominaciones “constituyen identidades fijas que, a la manera de S1 rígidos, designan un modo de goce supuestamente compartido y que funcionan como un cortocircuito propio del discurso del capitalismo, evitando 92
la manifestación del sujeto del inconsciente. Se trata de nominaciones, en última instancia anónimas, en las que el sujeto se escuda ante el horror al vacío que conlleva el nombre propio” (Soria Dafunchio, 2012, p. 114). De este modo, las etiquetas operan por la vía de la segregación y se convierten en un fenómeno característico de la época actual. Éste es el caso de las adicciones. Ellas constituyen una presentación clínica por demás frecuente en los tiempos que corren. Entendemos que en el incesante empuje al consumo, la droga “también parece estar situada como objeto dentro de los consumos ligados al sujeto posmoderno vertiginoso y exitista, muy diferente al sujeto al siglo XIX” (Duek y Quevedo, 2010, p. 3). Las adicciones parecen ocupar actualmente un lugar novedoso en los colectivos sociales: el de una experiencia cotidiana que conforma un fin en sí misma. El imperativo de consumo se sustenta en la promesa de que mediante este obtendrá la felicidad y la satisfacción inmediatas. Reflexiones finales A partir de lo expuesto, puede considerarse que la segregación resulta característica de los nuevos modos de goce, propios de la posmodernidad. En este sentido, el tóxico constituiría un recurso, una respuesta o una solución frente al vacío y la emergencia de la angustia. Estaríamos entonces frente a una solución Real para el encuentro con lo Real, en tanto no existe allí mediación alguna de lo simbólico. La cuestión de la segregación es posible de ser ubicada en una doble vertiente: por un lado, en el auto-aislamiento al que se confina el toxicómano, puesto que se trata de una respuesta libidinal que prescinde del Otro; operación que no pasa por lo simbólico, sino que se vuelve una práctica de carácter autoerótico y unitario a la cual no se anuda sentido alguno. Este intento de resolver el malestar por fuera del campo de la palabra le proporciona al toxicómano un placer inmediato y la independencia del mundo exterior. 93
Por otra parte, la figura del adicto en la sociedad actual es ubicada en un lugar marginal: es vista bien como “flagelo social” que linda con lo delictivo, bien como una enfermedad. Esta es la razón por la que suelen proliferar las llamadas “comunidades terapéuticas” que mantienen aquella fuente de perturbación en un espacio delimitado y por fuera de los márgenes de la sociedad, al modo de un ghetto. Así, no sólo se produce una retroalimentación entre el aislamiento propio del toxicómano y la marginación por parte de la sociedad, sino que todo esto acarrea la demonización de la sustancia con la consecuente desresponsabilización de los sujetos implicados en los actos de consumo. Es notable que ciertos toxicómanos se aferren a esta creencia en la que serían víctimas de un flagelo externo; alimentan así ellos mismos su propio estereotipo, su propia figura normativa. “Algunos se presentan entonces como ya desposeídos de sus actos, opciones o síntomas, a partir del momento en que existen clichés y leyes para asignar una racionalidad a esta anomalía” (Le Poulichet, 1990, p. 46). Esto resulta un espejo de la propia dificultad de los sujetos adictos para elaborar algo de la relación que sostienen con la toxicomanía, con su acto singular. Si la segregación es un efecto de discurso, cabe preguntarse cómo el discurso analítico podría no ser segregativo y cuál es el desafío que se le presenta al analista al abordar los nuevos síntomas de la actualidad. En tanto el capitalismo borra la imposibilidad, pulveriza el S1 y empuja de esta forma a los sujetos hacia el goce, produce sujetos fuera-de-discurso cuya existencia verifica que el capitalismo no es más que un pseudo o falso discurso que condena a un autismo que desconoce el lazo social. Estamos en presencia del “estallido de los goces, todos ellos permitidos, garantizados, por fin… obligados. El derecho al goce deviene deber de gozar” (Schejtman, 2012, p. 436). ¿Qué hacer frente a este estado de cosas? Se trata de reafirmar la apuesta desde el Psicoanálisis de brindar una oferta que genere un movimiento del “para todos” al “para cada uno”, movimiento pendular que va de lo particular a lo singular de cada caso. 94
La categoría del adicto/marginal existe porque hay un discurso social que lo nombra y que -al conceptualizarla- repite algo de lo que estos sujetos padecen: la aniquilación subjetiva. Es la ética del deseo la que -al alojar el carácter electivo del ser hablante con respecto a su posición subjetiva- sostiene la cura. El analista, en posición de objeto a, no da signos de goce que habrían de inscribirse en la dimensión productiva que promulga el capitalismo; rompe así con el sinfín del pseudo-discurso capitalista. En ello reside el núcleo del acto analítico: brega por devolver a los sujetos algo de su singularidad, de su verdad, y oferta un espacio de escucha y de puesta en valor de la palabra. Como acto anticapitalista, se opone a un contexto epocal que empuja hacia la masificación y la homogeneización de los modos de gozar mediante una metonimia vertiginosa de imágenes y de objetos ofertados en forma incesante por el mercado.
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Soria Dafunchio, N. (2012) “Cuando lo social toma prevalencia de nudo” en Desde el Jardín de Freud Revista de Psicoanálisis; núm. 12 (2012): «LA CUESTIÓN DEL SÍNTOMA»
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El control y sus efectos en la posición y en el deseo del analista Florencia N. Amendolía Introducción El presente trabajo intentará dar cuenta de los efectos que el control puede producir en la posición y en el deseo del analista. Para tal fin, se partirá de la posición del analista, tal como Lacan la formula en su Seminario XVII al producir el discurso del analista, en tanto a, causa de deseo y más específicamente, del trabajo analizante. Se relacionará dicha posición con el deseo del analista. Como antecedentes conceptuales, se ubicarán a la atención parejamente flotante y al principio de abstinencia freudianos. Se hará referencia al principio del control en la clínica psicoanalítica, considerando que éste puede ser demandado con el fin de escribir la lógica de un caso, pero también, por los impasses que la posición y el deseo del analista pueden sufrir. Finalmente, se hará hincapié en que el control puede causar el deseo del analista, posibilitando la ubicación del analista en posición de a, vía la elaboración de un saber. Se articulará este recorrido a un caso clínico y a la primera demanda de control. Desarrollo De la posición del analista “¿Doy el suficiente relieve a la imposibilidad de su posición, en tanto el analista se coloca en posición de representar, de ser agente, la causa del deseo?” (Jacques Lacan, 2010a, p.190). 97
“La posición del psicoanalista, llego a articularla de la siguiente forma. Digo esencialmente que está hecha del objeto a” (Lacan, 2010a, p.45). El analista funciona como agente de la división subjetiva, no al modo de la perversión, sino, causando el deseo, en dirección al advenimiento de un saber en el lugar de la verdad, vía la producción de los significantes amo que determinan al sujeto. En síntesis: el analista en posición de a causa el trabajo analizante. Lacan (2010a) postula que “[…] el análisis es lo que se espera de un psicoanalista” (p.56). Del lado del analista, la condición de posibilidad de un análisis estará dada por su posición en tanto a, en la que está implicado el deseo del analista. Éstos hallan sus antecedentes en Freud, tanto en la atención parejamente flotante, como en el principio de abstinencia. Principio que, con Lacan, puede ser releído como abstinencia de sentido [común o personal, al analista pagar con su persona y con su juicio (Lacan, 2011b, p.561)]. El deseo del analista permitirá aislar el a y situarlo a la mayor distancia posible del I, abandonando así la idealización que el sujeto llama al analista a encarnar, para servir de soporte al objeto a (Lacan, 2011a, p. 281). En su Seminario XII, Lacan (1964-1965) sostiene, en relación a la operación del analista: “(…) si el inconsciente es lo que es, esta abertura que habla, el deseo está, para nosotros, en formular en alguna parte el corte característico de la escansión de ese lenguaje (…)” (p. 61). El analista funciona, entonces, como “sastre” (Lacan, 1964-1965, p. 62-63) o “colchonero” (Lacan, 2009, p. 16), produciendo el “buen corte” o “punto de capitón”, respectivamente, que sanciona la emergencia de algo nuevo, de un decir, en lo dicho. Intentaré, a continuación, articular lo recién situado respecto de la posición del analista y del deseo del analista, a un caso clínico.
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Las gallinitas del padre Eliana tiene 24 años de edad. Consulta en un Servicio de Atención Ambulatoria de un Hospital Público Monovalente. Llega por sugerencia de una profesional con quien se había entrevistado en la Universidad en donde estudia enfermería. Al momento de la consulta Eliana dice “no poder más”. Su padre es violento y le pega a su madre. Agrega que “hay que obedecerlo”. Eliana ubica una situación con su padre, sucedida hace un año atrás: “intenté apuñalarlo con un cuchillo”. Al indagar sobre esta situación, comenta que se había peleado con su novio. “Estaba a dos cuadras de mi casa hablando con él, porque mi papá no quiere que hable con nadie, tampoco que tenga amigos”. Comenta que fue corriendo a su casa, dado que su mamá había pasado por donde ella estaba y le había dicho que su padre quería pegarle (a su madre). Llega llorando, porque se había peleado con su novio y porque estaba cansada de esta situación del padre hacia a la madre. Estaba fuera de sí, según transmite. La detuvo su hermano, tomándola de los brazos. “Después no quise hacer nada, pero me quedé gritando”, agrega. Al preguntarle por la relación con su padre, refiere que siempre lo obedeció, pero que a los veinte años dejó de hacerlo, aunque no puede precisar por qué. No lo quiere y ella siente que él tampoco la quiere a ella. Ubica asimismo “una relación conflictiva” con su novio. Hace dos años que salen y cada mes y medio la deja. “Yo lo espero”, enuncia. Se le dice que sería importante ubicar dónde está ella en todo esto que relata y que hasta el momento es obedeciendo al padre o esperando al novio. Silencio. Eliana se angustia. “Tengo miedo de terminar mal”, dice. Relata, a continuación, y con dificultad, lo siguiente: “Cuando era chica tenía unas gallinitas, cinco más o menos, a las que torturé”. [Silencio. Le cuesta hablar.] “Maté a dos porque creía que eran malas con las demás”. [Llanto.] “Me gustan 99
los animalitos y nunca les haría nada, pero esa vez lo hice. Eran gallinitas que mi papá criaba para comer”. Lacan (2010b) refiere en su Seminario X que la angustia es aquello que no engaña. Se propone que la emergencia del relato acerca de “las gallinitas del padre” no es independiente de la intervención de la analista, que puntúa algo de lo dicho por la paciente, en tanto comenzaría a dar cuenta de su posición. Podría inferirse entonces que, como efecto de esta escansión en el discurso de la paciente, se abre vía al desarrollo de una verdad que la implica, lo que se ve verificado por la angustia, que funciona como enunciación de su decir. El analista en el banquillo o el rinoceronte “Suele ocurrir que me dé el lujo de controlar - […] – a cierto número de personas que, según mi fórmula, se han autorizado ellas mismas a ser analistas. Hay dos etapas. Está esa en la que son como el rinoceronte, hacen poco más o menos cualquier cosa y yo los apruebo siempre. Efectivamente, siempre tienen razón. La segunda etapa consiste en jugar con ese equívoco que podría liberar el sinthome. En efecto, la interpretación opera únicamente por el equívoco.” (Lacan, 2006, p. 17-18) Eliana asocia, en las entrevistas siguientes, que ella creció con la situación de violencia de su padre hacia su madre. Creía que todos los padres “eran malos” y que había que obedecerlos. Dice: “Quiero hacerle algo a mi padre, pero no lo hago. Me da culpa sentir esto. Pero estoy cansada de la situación”. Comienza a ubicarse una identificación al padre, que se pondría de manifiesto en el “apuñalar”. En efecto, su padre la había amenazado con un cuchillo en el cuello, ante la posibilidad de traer amigos a su casa. El padre también había querido apuñalar a la madre. Se queja, diciendo que todo lo que hace, lo hace porque la obligan. No hace nada por ella. Se le señala que ella decide. 100
Ciertas intervenciones, que apuntan a ubicar algún punto de falta en el padre, retomando algunas cuestiones que ella misma dice acerca de él, generan como efecto la risa, al modo de lo cómico. “Es patético”, dice Eliana. Asimismo, comienza a circunscribirse que la posición en la que ella se ubica respecto del padre sostiene la de éste último. Pasadas estas primeras entrevistas con Eliana, se decide controlar, con dos fines: En primer lugar, con el objetivo de comenzar a armar la lógica del caso. Por otro lado, al ubicar que lo referido por Eliana en cuanto a “apuñalar al padre” y “sus ganas de hacerle algo” estaban presentes en la atención de la analista, interrumpiendo por momentos su estatuto flotante. En relación con el primer motivo que da lugar a la demanda de control, en el año 2000 el Comité de Acción de la EOL postula: “El control no es la búsqueda de una solución técnica, como tampoco es sólo el ajuste de la táctica sino la verificación de la estrategia y de la posición del practicante respecto de la transferencia y de la política que permita extraer la lógica de esa cura” (párr. 26). Sin embargo, muchas veces las demandas de control tienen lugar a partir de las urgencias del caso y/o la urgencia subjetiva de quien lo demanda (Comité de Acción EOL, 2000, párr. 25). En el último caso, puede ubicarse un impasse en el deseo del analista y, por tanto, en su posición de a. Colette Soler (1988) sostiene que la verdadera apuesta de toda demanda de control es asegurar que hay psicoanalista (p.104). Por su parte, Lacan (2011b) enuncia: “Volveré a poner al analista en el banquillo, en la medida en que lo estoy yo mismo, para observar que está tanto menos seguro de su acción, cuanto en ella está más interesado en su ser” (p.560). Cuanto el analista más interesado está en su ser, podría pensarse, implicado subjetivamente en aquello que escucha, menos seguro está de su acción. Y menos seguro lo está, en tanto que, si está implicado subjetivamente, es decir, en posición de sujeto barrado, no se encuentra funcionando en posición de a. Esto último puede relacionarse con el segundo 101
motivo ubicado en cuanto a la demanda de control referida. Dado que hablar de contratransferencia sería una “impropiedad conceptual” (Lacan, 2011b, p.559), se ubicará, en principio, que, si la atención parejamente flotante se interrumpe, también la abstinencia (de sentido) y por tanto no es posible verificar al analista en posición de a, como tampoco, el deseo del analista. En la instancia de control, se produce el trabajo sobre los siguientes lineamientos: El valor de escena del relato de “las gallinitas”. Su lectura en tanto “gallinitas del padre”. El valor actual de dicha escena, es decir, en el aquí y ahora de Eliana. “Las gallinitas del padre” y el posible valor fálico del elemento “gallinita”. La culpa como límite a la acción y la posible dialéctica entre su función como enfermera (“curar” según Eliana) y apuñalar al padre. En la línea del amor al padre, se trabaja en que no hace falta amarlo, pero tampoco odiarlo. La implicación de la paciente en aquello de lo que se queja. En cuanto al eje de la transferencia, en estas primeras entrevistas empieza a circunscribirse un posible lugar de escucha al que Eliana comienza a dirigir su testimonio. Un Otro no completo, que favorece el despliegue de su discurso. Discurso, además, al que se aloja. Un Otro al que Eliana comienza a atribuir cierto saber. En relación con la táctica, surge como lineamiento la metaforización de aquello se presenta al nivel de la acción, para lo que hace falta el despliegue de un texto. Y para esto: tiempo. Como efecto, se relanza el trabajo analítico, en tanto la analista logra reubicarse en posición de a. “Las gallinitas del padre” comienza a funcionar como posible ordenador que dispara la asociación de la paciente 102
en cuanto a otras escenas, metaforizadas éstas por la escena de “las gallinitas”. Algunas de ellas surgen en forma de sueños, que Eliana comienza a traer a las entrevistas bajo la pregunta: “¿Sabes…?” En la línea del amor al padre, se ubica que el modo de relación que Eliana ha encontrado con él es a través de lo que ella llama “violencia”, “provocación” y “maltrato”, en identificación a un rasgo de este último, lo que emerge en el “apuñalar”. Al interrogar sobre este punto, Eliana dice que de este modo ella puede “seguir teniendo una relación” con su papá. “Si no, ¿qué queda?”, se pregunta. Sigue: “Es sólo mi papá, vivimos en la misma casa y nada más. O lo odio, o me da gracia o me da pena. Si le llega a pasar algo… no quiero que le pase nada…”. Puede vislumbrarse entonces cómo el control, sobre todo en los primeros momentos de la formación del analista, funciona posibilitando la escritura de la lógica del caso y así, causando el deseo del analista, vía la elaboración de un saber. En el caso expuesto, esto fue lo que le permitió a la analista reubicarse en posición de a, relanzándose así el trabajo analítico. Debe señalarse que esto no fue sin ubicar “los puntos oscuros que al analista controlante lo ligan a su propio impasse subjetivo” (Dargenton, 2001, párr. 1) -los cuales deben ser trabajados oportunamente en el análisis personal del analista-. Finalmente, el control funciona como un modo de declinar, en el sentido gramatical, el deseo del analista, en su doble vertiente: el deseo del analista en formación (acentuándose así sus efectos en la formación) y la formación del deseo del analista, dado que es a producir (Comité de Acción EOL, 2000, párr.20), vía la elaboración de un saber. Conclusiones Lo que se espera de un analista es un análisis. Del lado del analista, su posición de a causa de deseo y del trabajo analizante, 103
será lo que lo posibilite, vía el deseo del analista. La posición del analista en tanto a involucra al deseo del analista. Éstos hallan sus antecedentes conceptuales en Freud, en la atención parejamente flotante y en el principio de abstinencia. Dicho principio puede ser releído, con Lacan, como abstinencia de sentido (común o personal, en tanto el analista paga con su persona y con su juicio más íntimo). La demanda de control tiene lugar en función de poder escribir la lógica de un caso. Dicha lógica se extrae de la verificación de la estrategia y de la posición del practicante respecto de la transferencia y de la política, con lo que se ve ajustada, a su vez, la táctica. La posición del analista y el deseo del analista pueden sufrir impasses, los que también pueden dar lugar a una demanda de control. Por ejemplo, al quedar el analista implicado subjetivamente (es decir, en posición de sujeto dividido). Si bien el control permite ubicar los puntos ciegos del analista, es en el análisis personal donde éstos deben ser trabajados. Como efecto, el control puede causar el deseo del analista, posibilitando su reubicación en posición de a, vía la elaboración de un saber. “Es, finalmente, un modo de declinar, (…), el deseo del analista, en su doble vertiente: el deseo del analista en formación y la formación del deseo del analista, dado que es a producir” (Comité de Acción EOL, 2000).
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Referencias •
Comité de Acción EOL: D´Angelo, L, Erneta,L., Guimaraes, L., Klotz, J. P., Portillo, R., Recalcati M., Siqueira,P., Terrab M., Theves, P. (2000). El principio del control en la Escuela. Recuperado de http://www.wapol.org/es/acercaamp/ Template.asp?Archivo=escuela_una/documentos/comite/001.html
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Soler, C. (1988). Finales de análisis. Buenos Aires, Argentina: Manantial.
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Libros
DĂŠbora Zilberman 107
Andar vespertino Acerca de la novela de Perla Sneh Adriana Bugacoff Cada escritor recorre sus propios territorios. Esos territorios pueden ser el mar (Melville), o una cueva circular amurallada (Kafka), decía Ricardo Piglia. Lengua Vespertina es una novela de amor que transcurre en el territorio de Perla Sneh. No se trata de un lugar, sino de la zona trazada por algunas de sus insistencias. Las menciono sin orden ni jerarquías: la Shoah, los derroteros de la lengua, la escritura y el silencio, los combates de la memoria, la dictadura argentina. El relato comienza con un viaje a la ciudad de Varsovia. Dos hechos históricos señalan el punto donde la ficción se umbilica: el Levantamiento del Ghetto de Varsovia y el Jurbn –intencionalmente lo nombro así, como Perla lo destacó-, el término en idish con que los contemporáneos a la Shoah llamaron a lo que les estaba pasando. Una traducción posible “destrucción”. La aniquilación hizo lo suyo, la protagonista se encuentra con “la abstracción cartográfica en donde su vida tuvo comienzo antes de nacer” (y sin embargo, se trata de la procedencia pero no del origen); y convive con “el murmullo de las ruinas”, y con una temporalidad perdida, el futuro. El viaje evoca palabras en polaco, en castellano rioplatense, en idish -y aunque de modo más colateral-, también en hebreo. Esas palabras extranjeras no se escriben en itálicas (como la convención de escritura indica) y no por descuido, sino en consonancia con el espíritu que asoma en la novela, queda señalado que el tránsito de una lengua a otra no es extranjería. 108
El texto no es precisamente un diario de viaje ni tampoco el relato de las impresiones de una turista, que, como afirma E. Canetti., es la caricatura moderna del viajero. En el relato está presente la preocupación por lo que se dice, se escribe y se traduce: la historia, las lenguas y también la geografía, se imbrican y trasliteran en un palimpsesto. Las itálicas, sin embargo, imponen su presencia. Se ocupan de la multiplicidad de voces que conforman esta novela, voces que la vuelven una novela sonora, aguda, propia de una lengua viperina… Esa lengua, la viperina, se hace oír y en muchos tramos es la que se hace cargo del sarcasmo, de la ironía y de esa concesión del superyó que conocemos como humor. Solo menciono una ocurrencia. Perla Sneh, hablando de Varsovia, dice que es una ciudad hermosa como solo puede serlo una madrastra. Durante el viaje, la protagonista sueña, escribe, habla a la distancia con su amor e incluye fragmentos de recuerdos de otras conversaciones, con quien ya no está: su padre. Ese soldado escritor, que conversaba con sus muertos entre sueños y pesadillas. Dolor, sufrimiento, nuevamente ficción que se umbilica. Conversaciones dentro de conversaciones, mientras el deambular evoca el recuerdo de la clandestinidad del amor. Un amor entre papeles, un amor en clave de escritura transitando por lugares de la secreta Buenos Aires. El padre atravesó la experiencia del errar en un mundo hostil, perdió a los suyos y el lugar al que retornar. Peleó, resistió, escribió y Argentina se convirtió en un puerto de llegada. La experiencia del deambular de la protagonista es otra… no es errancia. El deambular se entrama en un juego amoroso, aunque en ese andar no dejan de estar presentes los peligros que resuenan en la historia de la militancia y la dictadura de nuestro país.
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El andar de la protagonista no es el paseo desamarrado de Robert Walser, ni la experiencia de Benjamin, ni el encuentro de Canetti con Marakesh. El andar de la protagonista es lĂşdico, combativo y por sobre todas las cosas despierto. Vespertino.
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Autores Estela Barnes de Carlotto Es una activista argentina de derechos humanos y presidenta de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo. Maestra y directora. Carlotto ha recibido distintos reconocimientos por su trabajo con Abuelas de Plaza de Mayo, entre ellos el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y el premio Félix Houphouët-Boigny, otorgado por la Unesco. Ciudadana Ilustre de la ciudad de La Plata, Visitante Ilustre de la ciudad de Avellaneda, además se inauguró en dicho municipio una plaza que lleva su nombre. Medalla al Mérito por su trayectoria en defensa de los derechos humanos, entregada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Ciudadana Ilustre de América Latina en 2014, nombrada por los miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), entre otros. Carlotto ha recibido doctorados Honoris Causa de diferentes instituciones. Universidad Nacional de La Plata, Universidad Nacional de Misiones, Universidad Nacional del Sur, Universidad Nacional de Quilmes en 2010, Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Universidad Católica de Córdoba en 2006, Universidad de Buenos Aires, Universidad Autónoma de Barcelona en 2005, Universidad Nacional de Río Cuarto, Universidad de la República, Universidad Nacional de Cuyo, Universidad Nacional de San Luis, Instituto Universitario Nacional del Arte, Universidad Nacional de Entre Ríos en 2001, Universidad Autónoma de Entre Ríos en 2013.
Alejandro Grimson Doctor en Antropología por la Universidad de Brasilia. Profesor titular de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina. Entre sus numerosas publicaciones se destaca su libro Los límites de la cultura (Siglo XXI, Buenos Aires, 2011), que obtuvo el Premio al Mejor Libro Iberoamericano
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otorgado por la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), en 2012. Entre sus publicaciones mencionamos: Antropología ahora, Mitomanía de los sexos, Pasiones Nacionales, Política y cultura entre Argentina y Brasil, Fronteras Nacionales e identidades, Ciudades Latinoamericanas y Qué es el Peronismo, entre otros.
Adriana Testa Analista Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Secretaria del Pase de la EOL. Miembro de la Dirección Ejecutiva del Instituto Oscar Masotta (IOM). Responsable de la Delegación La Rioja del IOM. Docente del IOM y del Instituto Clínico de Buenos Aires (ICdeBA). Responsable por América de la Federación Internacional de Bibliotecas de la Orientación Lacaniana (FIBOL). Directora de la revista Colofón de la FIBOL n° 35; n° 36 y n° extraordinario -Judith Miller y las Bibliotecas del Campo Freudiano-.
Nora Merlin Psicoanalista. Magister en Ciencias Políticas. Docente e investigadora de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Autora de Populismo y Psicoanálisis, Ed. Letra Viva y de Colonización de la subjetividad, Ed. Letra Viva.
Mauricio Kartun Dramaturgo y director de teatro argentino. Ha recibido numerosos premios en su extensa carrera. Como: 1994 Premio Konex -Diploma al Mérito a las cinco mejores figuras de la última década de las Letras Argentinas en la disciplina «Teatro»-, en el 2014 Premio Konex de Platino a la mejor figura de la última década de las Letras Argentinas en la disciplina «Teatro:
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Quinquenio 2004-2008», en el 2014 Premio de la Crítica al mejor libro argentino de la creación literaria 2014 en la 41ra. Feria Internacional del Libro de Buenos Aires por Terrenal. En el 2014 fue Nombrado Profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires. Algunas de sus tantas obras son: El niño argentino, Chau Misterix, El partener, La casita de los viejos, Sacco y Vanzetti, La Madonnita, Ala de criados, Salomé de chacra y Terrenal. Pequeño misterio ácrata.
Cora Gamarnik Doctora en Ciencias Sociales. Profesora titular de la materia Didáctica de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Docente de la maestría en Historia Contemporánea de la Universidad Nacional de General Sarmiento en la materia “Historia, imagen y recursos audiovisuales”. Profesora asociada en la Universidad Nacional de Moreno. Co-coordinadora del Area de Estudios sobre Fotografía de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Co-Directora del proyecto UBACYT “Imágenes dialécticas. Cruces de arte, cultura, comunicación y política entre la última dictadura militar y el presente” (2018- 2020).
María Julieta Medici Psicóloga, Psicoanalista, integrante del dispositivo de elaboración clínica institucional del Centro de Salud Mental N°3 Arturo Ameghino. Docente del posgrado del mismo Centro. Coordinadora de la materia Infancias y Derechos de la Diplomatura en Salud Mental y Derechos Humanos de la Universidad de José C. Paz (UNPAZ).
Adriana Bugacoff Psicoanalista. Docente de la UBA. Docente de la UNR.
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Victoria Cohen Médica. Especialista en Psiquiatría Infantil. Psicoanalista. Ex jefa sala internación Hospital Tobar García. Integrante de la Comisión de Reglamentación de la Ley de Salud Mental 448 de la CABA. Miembro de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo -Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares-. Delegada en Foro de instituciones de Salud Mental e integrante de la Mesa Coordinadora. Supervisora clínica en instituciones hospitalarias y en dispositivos sociales. Integrante del Equipo de Adolescencia y Área Comunidad, Salud e Inclusión Social.
Carolina Freire Lic. en Psicología. Psicóloga rentada del Centro de Salud Mental N°1 Dr. Hugo Rosarios. Coordinadora del Equipo de Adolescentes y Adultos Jóvenes T.M. Docente UBA.
María Paula Paragis Lic. en Psicología (Universidad de Buenos Aires). Concurrente del Centro de Salud Nro. 1 “Dr. Hugo Rosarios” de la Ciudad de Buenos Aires. Maestranda en Psicoanálisis (UBA). Docente de la Cátedra I de Psicología, Ética y Derechos Humanos (Facultad de Psicología, UBA). Investigadora UBACYT.
Florencia N. Amendolía. Lic. En Psicología (UBA). Diplomada Universitaria en Políticas, Planificación, Gestión y Administración de
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Instituciones y Servicios de Salud Mental (AASM). Cursante de la Carrera de Especialización en Psicología Clínica con Orientación Psicoanalítica (UBA). Concurrente de 5to. Año del Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial José Tiburcio Borda. Docente (ATP 1 Interina Rentada) de la Cátedra II de Psicoanálisis: Escuela Francesa de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Coordinadora General (Educativa y Terapéutica) del CET Jugaramar. Atención de Adolescentes y Adultos en Consultorio Privado.
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“No queremos algo porque sea bueno, sino al revés, decimos que algo es bueno porque lo deseamos.” Baruch Spinoza
“La historia es un enigma empapado de sangre y el mundo un error.” Umberto Eco