Revista notas CPAU #51 | hidro-lógica

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Agua y ambiente urbano Plan Urbano Ambiental El CPAU y el espacio público

hidro-lógica

Revista del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo ISSN 2591-3484 julio 2022 año XVI


Autoridades CPAU

Staff

Presidente Arq. Emilio Rivoira

Propietario Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo

Vicepresidenta 1° Arq. Claudia Lanosa Vicepresidenta 2° Arq. Flora Manteola Secretario Arq. Fabián de la Fuente Pro-secretaria Arq. Rosa Aboy Tesorero Arq. Néstor Magariños Pro-tesorero Arq. Andrés Borthagaray Consejeros/as titulares Arq. Jorge Aslan Arq. Griselda Balián Arq. Bárbara Berson Arq. Paloma Carignani Arq. Carolina Day Arq. Adriana Dwek Arq. Roberto Frangella Arq. Agustín García Puga Arq. Paula Lavarello Consejeros/as suplentes Arq. Pablo Suárez Arq. Ana Artesi Arq. Matías Gigli

Directora Arq. Bárbara Berson Coordinadora editorial Arq. Vera Blitstein Colaboradores en este número Arq. Emilio Rivoira Esteban López Colaboradores/as permanentes Esteban López Lorena Obiol Obra de tapa Carly Puppy Ilustración de secciones Arq. Valeria Franck Diseño ZkySky Diagramación Camila Macca Edición Nº51 / ISSN 2591-3484 Año XVI / Julio 2022 Dirección Nacional del Derecho de Autor Expte. 46045728 / La revista notas CPAU forma parte de la Asociación de Revistas Latinoamericanas de Arquitectura (ARLA)

Gerente General Esteban López Gerente Técnico Arq. Pedro Linares Servicios al Matriculado D.M. Federico Carrasco Directora de Biblioteca Lic. Bib. Sandra González

Carly Puppy Título: Rider on the Storm Reino Unido, 2021

El CPAU y la dirección de notas CPAU no se hacen responsables de los conceptos vertidos en los artículos firmados, que son de exclusiva responsabilidad de sus autores/as.

Asesor Legal Dr. Eduardo Padilla Fox Asesor Contable Ctdor. Fernando E. Tozzi Comunicación Lorena Obiol www.cpau.org / info@cpau.org 25 de Mayo 482, C1002ABJ, CABA Tel: +54 (11) 5239 9401 Fax: +54 (11) 4312 4759 Atención de L a V de 9 a 17 hs

www.revistanotas.org revistanotas@cpau.org Tel.: +54 (11) 5239 9400


Índice

Editorial: Hidro-lógica Bárbara Berson 03

Presencia del agua en la planificación urbano ambiental Graciela Brandariz 36 Educación e investigación en un momento de urgencia social y ambiental Iñaki Alday

Tema de tapa El agua y la ciudad Graciela Silvestri 06 Las costas de Buenos Aires ¿un futuro por default? Equipo del Observatorio Metropolitano

38 Buenos Aires: ciudad ribereña Fabio Márquez 44 De la restauración del sistema hídrico de Buenos Aires Paulina Espinosa 48

Las cuencas del AMBA como paisaje Daniela V. Rotger

Paisajes sustentables de costa y ribera Celeste Iglesias, Jesica Ledesma, Eduardo Ottaviani, Gustavo Villalba y Gabriel Burgueño

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Los humedales y la ciudad porteña Patricia Kandus y Pablo Macagno

Agua en el desierto Alejandro V. Blitstein

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Conflictos en torno a los humedales costeros en la Ciudad de Buenos Aires. Presión inmobiliaria y resistencias ciudadanas Melina Tobías y Leonardo Fernández 22 Soluciones basadas en la Naturaleza: una alternativa hacia el desarrollo urbano sostenible Verónica M. E. Zagare 26 El agua como activo de la ciudad Ana Carolina Herrero 32

Institucional Observaciones a la actualización del Plan Urbano Ambiental 58 Actividades de las comisiones del CPAU 60 El CPAU y el espacio público Cuerpos en el Espacio Intersticios Urbanos 66

Cultura CPAU Biblioteca CPAU: recomendaciones de libros digitales 82 Una película: Tokyo Ride Laura Ostrofsky 83 Un libro: En casa Agustina Giambelluca 84 Una ciudad: Florencia, Italia Diego Machín 85



Editorial Hidro-lógica

l presente número de la revista trata sobre el complejo universo del agua. Múltiples miradas se entrecruzan y complementan sobre un tema vital para nuestra supervivencia. La reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow, ofreció nuevas pruebas de la crisis climática mundial y de las amenazas sin precedentes que enfrenta la humanidad.

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Las problemáticas medioambientales y sociales coexisten y parecen agravarse, mientras el poder de imaginación de los gobiernos da clara muestra de no ser suficiente para enfrentarlos. Las implicancias territoriales y urbanas requieren políticas proactivas tanto en la generación de nuevas leyes como en la debida aplicación de las mismas. Es esencial la reformulación de un nuevo equilibrio de fuerzas que priorice las búsquedas creativas de soluciones que brinden beneficios sociales y ecológicos. Es el caso, por ejemplo, de las infraestructuras verdes para la reducción del riesgo de inundaciones, cuando se conecta la producción de alimentos, el desarrolla comunitario y el alivio de la pobreza. Varios de los temas aquí tratados se refieren al desarrollo comunitario, la agroecología, los microhumedales, terrenos baldíos y espacios públicos, la reducción de la contaminación urbana y los peligros naturales, la restauración de las costas vivas, la apertura de arroyos, el aumento de la resiliencia en las ciudades y las llamadas Soluciones basadas en la Naturaleza. Es fundamental el planteo de estrategias a largo plazo que incluyan distintas disciplinas, enfoques integrados, flexibles, anticipatorios, y la participación pública como eje central. Arq. Bárbara Berson

Foto: Albano García



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Tema de tapa Cada edición de notas CPAU tiene un tema diferente asociado a la disciplina de la Arquitectura y de la relación de ésta con otros campos de la cultura. Este segmento de la revista tiene como objeto profundizar en el oficio arquitectónico, desbordando sus límites para ampliar y multiplicar su dimensión disciplinar. «El agua es el vehículo de la naturaleza.» Leonardo Da Vinci


El agua y la ciudad

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< Contaminación Retiro, Puerto. Foto: Shavi Alli shavialli

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GRACIELA SILVESTRI Arquitecta UBA, doctora en Historia (UBA). Es investigadora del CONICET y profesora titular de Teoría de la Arquitectura en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata. Obtuvo la Fortabat Fellowship en el David Rockefeller Center for Latin American Studies y la Kennedy Chair en la Graduate School of Design de Harvard University; también se desempeñó como profesora visitante e investigadora en la Erfurt Universität, la University of Cambridge, el Ibero-Amerikanisches Institut, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de la República (Uruguay), entre otros prestigiosos centros académicos.

Desde la década del noventa, en estrecha relación con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible (Río de Janeiro, 1992), las consideraciones ambientalistas pasaron del verde originario al «azul» del agua. Las investigaciones científicas alertaban sobre el peligro en que se encontraban los mares, los ríos y los hielos -cambios de régimen, islas de plástico, derretimiento-; el agua utilizable por los humanos constituye menos del 3% del total, y el acceso a ella es difícil en las regiones más desfavorecidas del planeta. Este cambio de foco me llevó a repensar el tema del agua en las regiones litorales, en donde se concentran -en Uruguay, en Argentina, en Brasil, en Paraguay- los asentamientos humanos más densos que continuamos llamando «ciudades». En muchos sentidos, puede decirse que en esta región atravesada por ríos, arroyos y terceros, vivimos sobre el agua -o, más bien, sobre el barro: el azul y la transparencia cristalina de los arroyos de cerros y montaña nos es ajena. Esta característica fue notada para los bordes inundables de la ciudad: el ámbito de la boca del Riachuelo, por ejemplo, era calificado como un «pantano de ranas» a principios de siglo XX, discutiendo el insólito crecimiento de un barrio que convivía con la inundación –las casas, realizadas con restos de barcos, se armaban y desarmaban para ser transportadas por el río. La ingeniería del siglo XIX avanzó sobre el dominio del agua. La historia es conocida (los proyectos rivadavianos; las instalaciones de agua corriente a fines de 1860 y su impulso en épocas sarmientinas, después de la epidemia de cólera; los desagües pluviales y cloacales del ambicioso plan Bateman, completado décadas después). Quien se interese en esta historia, que cruza los saberes de la medicina higienista, las prácticas ingenieriles y de proyecto urbano, y el ímpetu político, puede visitar el Palacio de Aguas Corrientes (proyecto de Nystromer, plan de Bateman, inaugurado en 1894), que cuenta con una gran biblioteca además de un Museo del agua y exposiciones itinerantes sobre el tema. Su magnífica carcasa de mayólica y ladrillo vitrificado oculta la estructura de hierro que sostiene tres grandes tanques, poniendo una nota extraña en el estilo de construcción porteño. Así como el hermoso edificio esconde el funcionamiento del agua corriente, nuestro subsuelo también permanece oculto: éste se compone de una vasta infraestructura acuática a la que nos hemos acostumbrado tanto que dejar la canilla

abierta, llenar la bañadera todos los días, o apretar el botón del inodoro nos parece normal. Por muchos motivos, el agua a cielo abierto, corriendo libre, no era deseable para los proyectistas urbanos de los siglos XIX y XX. Terceros y arroyos se entubaron y cubrieron; se socavaron y cementaron las orillas de los ríos que no podían taparse. En ciertos casos los trabajos fueron exitosos -de hecho, Buenos Aires pasó a ser una ciudad «limpia» en sus décadas doradas, gracias a la infraestructura de la que fue pionera en América-; en otros, fracasaron. Eduardo Wilde ya alertaba en su Curso de Higiene Pública (1878) que la construcción sin control, el empedrado y la consecuente impermeabilización del suelo podían causar problemas graves. Bien lo saben quienes experimentaron la gran inundación platense de 2013. Los hidrólogos ya habían anunciado que con precipitaciones extraordinarias crecerían las vías de agua que atraviesan subterráneamente la cuadrícula urbana, cuya extensión pétrea contribuyó al desastre, a lo que se sumó una urbanización sin plan, fruto del clientelismo político, en las orillas del arroyo del Gato. Los científicos también alertaron sobre el impacto de las sequías: parte del muelle del Centro Cultural Parque de España en Rosario se derrumbó por la bajante extrema del Paraná; el año pasado se temió por la provisión de agua dulce a la ciudad. Nuestras ciudades litorales viven de los ríos. Fueron fundadas en las orillas de estas impetuosas corrientes, vías de penetración hacia el corazón desconocido del subcontinente, donde muchos esperaban encontrar abundantes riquezas -e incluso, como Colón, el Paraíso Terrenal-. Las ciudades fundadas crecieron económicamente gracias a la navegación, lo que implicó la construcción de canalizaciones e hidrovías. El caudal de nuestro sistema fluvial llevó a utilizarlo para producir energía limpia, aunque no sin costos ambientales (especialmente para la biodiversidad local). La bajante histórica del Paraná, así, no sólo causó problemas en Rosario: la represa Yacyretá generó en 2021 un 50% menos de electricidad que su promedio histórico por la disminución del caudal del río, con el consecuente impacto en un sistema energético que ya opera al límite. Reafirmando la íntima relación de nuestras ciudades litorales y el agua, no podemos no recordar que estamos asentados sobre el acuífero guaraní -agua dulce subterránea, transfronteriza, cuya identificación y alcances se deben a las investigaciones de la geohidróloga santafecina Ofelia Tujchneider. Los acuíferos subterráneos contienen más del 95% del agua dulce del mundo. No sólo dependemos, pues, sino que vivimos sobre el agua. 7•


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Pero, ¿qué decimos cuando decimos «agua»? ¿La química destilada en el laboratorio; la tratada que sale de la canilla; el agua azul del Caribe; la aterrada del Plata? ¿El agua de lluvia, la niebla, las nubes? Esta pregunta encabeza el libro de Jamie Lipton What is water? The history of a modern abstraction, en donde afirma que el agua es un proceso, una construcción sociocultural, y por lo tanto posee una historia. Litpon divide pedagógicamente el enfoque premoderno del moderno. El premoderno otorgaba diversas cualidades a los «tipos de agua» -lluvia, mar, ríos– cada uno con sus respectivos dioses; civilizaciones tan diestras en el manejo del agua como la romana jamás mezclaban en el acueducto las aguas surgentes de distintas fuentes. Las aguas contaban una historia: la historia de los lugares. La famosa fuente de Ortygia, en Siracusa, narra a través del mito de la ninfa Arethusa, «la mojada», que huye del acoso del dios fluvial Alfeo, la emigración griega hacia la isla. H2O, en cambio, es el agua moderna, definida por Lavoisier en los albores de la química, genérica y global: aquí no interesan historias, mitos, lugares, ni usos diferenciados. Gracias a estas investigaciones se produjeron los espectaculares avances de la hidráulica, la medicina, la navegación -pero se perdió la relación entre el locus y el agua. Se trata de una pérdida relativa: el agua todavía conduce nuestra la imaginación hacia el oscuro origen de la vida; convoca el elemento materno. Las distintas formas en que se manifiesta el agua poseen para nosotros sentidos diferentes. Tomemos, por ejemplo, el caso del río. No extraña que diversos pueblos, incomunicados durante siglos, lo hayan identificado como metáfora del tiempo frágil de la vida humana: percibimos en él el movimiento, la metamorfosis, el acontecimiento, hasta que por fin se disuelve en el mar -que es el morir. La relación entre el río y el mar sugiere la difícil concordancia entre vida y muerte, pero también entre localidad y universalidad: El río está en nosotros, el mar es todo sobre nosotros, escribió Elliot en Four Quartets. Pensemos que el Plata es un estuario -a veces río, a veces mar. Los proyectos de recuperación pública del río y las costas -sistemática ilusión de los urbanistas argentinos- están anclados no en la necesidad, sino en el placer -y el conocimiento público- que otorga contemplar el paisaje en el que nuestras ciudades están asentadas. Una de las cuestiones que Lipton subraya es la diferencia entre el agua entendida como mercancía (privada, embotellada) y el agua pública; lo mismo puede decirse hoy de los paisajes costeros. Dos casos contrastantes: la recuperación de la costa rosarina a fines de siglo pasado, que abrió el río para todos, y el proyecto actual de construir un barrio cerrado, con torres de hasta 45 pisos, en la ex ciudad deportiva de Boca Juniors, en la costanera sur. No debatimos sobre el impacto ecológico (toda la costa porteña es «artificial»; y el proyecto promete balancear la construcción con amplios verdes), sino sobre la libertad de pasearse por estas orillas y admirar el horizonte fluvial. Quienes hacemos historia del paisaje, sabemos que este placer, que bien podemos llamar estético (literalmente: conocimiento sensible, común a todos y no sólo patrimonio de artistas), sigue siendo clave para abrir la imaginación, la más extraordinaria capacidad humana. •8

De esto se ha ocupado Gastón Bachelard, explorando las poéticas del espacio. Llamó «imaginación de la materia» a aquella anclada en los viejos elementos aristotélicos que aún gobiernan nuestra existencia: «Además de las imágenes de la forma, existen imágenes directas de la materia. La vista las nombra, pero la mano las conoce. Una alegría dinámica las maneja, las amasa, las aligera (…) Tienen un peso y tienen un corazón». La cita es de El agua y los sueños, uno de sus libros más reveladores para nuestro tema. Define al agua como el elemento más femenino y uniforme, más constante, «que simboliza mediante fuerzas humanas más recónditas, más simples, más simplificadoras». El agua, dice, es también un tipo de destino, no solamente el vano destino de las imágenes huidizas, sino un «destino esencial» que sin cesar transforma la sustancia del ser. Se comprende la idea heracliteana de movilidad: «No nos bañamos dos veces en el mismo río, porque ya en su profundidad, el ser humano tiene el destino del agua que corre. El agua es realmente el elemento transitorio… El agua corre siempre, el agua cae siempre, siempre concluye en su muerte horizontal». La «femeneidad» del agua, su relación con lo concreto en oposición a lo abstracto, su vinculación con la vida -metamorfosis y cambio-, nos permite comprender más a fondo los rasgos de nuestra imaginación arquitectónica, históricamente (prey posmodernidad) aferrada a lo sólido, palpable y perdurable; a la voluntad de estabilidad y distinción que también guió los principios de las ideas matemáticas y filosóficas. La arquitectura se constituyó en oposición a la transitoriedad y fragilidad de nuestro destino, para que la estirpe humana pudiera permanecer, aunque los individuos murieran. De allí la obsesión por establecer formas que dejaran testimonios a través de generaciones, reconocibles como productos de manos humanas. Por esto, el agua in-forme debía ser guiada, contenida – acueductos, canalizaciones, drenajes. Es que el agua es enemiga de la coherencia, pero también de la memoria: en el agua no se pueden trazar centros, límites, figuras geométricas estables; en el agua no se puede inscribir.1 Esta antigua perspectiva no fue trastocada por las vanguardias; tampoco la relación del agua con lo «femenino». La analogía mujer-agua excede la tradición occidental. Entre los yanomami, pueblos recientemente contactados del noroeste brasileño, Omama, primer chamán, recreador de la floresta, pescó del río a un ser-pez que se dejó capturar en forma de mujer, e inició con ella la generación humana -el hermoso libro O queda do céu, escrito en conjunto por un chamán y un antropólogo francés, relata estas peripecias míticas. Recordé una muy difundida imagen de Le Corbusier, publicada en el Poema del ángulo recto (1947/1955): la de una mujer de acentuadas curvas extendida en horizontal, acompañada por un pez, soñando con ríos serpentinos. La imagen remite al viaje sudamericano del arquitecto y a su experiencia aérea desde Buenos Aires a Asunción, cuando pudo observar las curvas del Paraná y anotó en sus carnets la idea de «la ley del meandro»: las curvas del río serían superadas por la potencia del agua corriendo recta hacia el mar. Allí estaba el Hombre (es decir: el humano masculino) para ayudar a construir un camino recto: parado sobre sus pies en tierra firme -no arrastrándose por el lodo como las criaturas anfibias-, encuadrando el horizonte lejano. La distancia con el agua informe le permite avanzar hacia la abstracción. 1. Kagis Mc Ewen p 25,88.


Foto: Silvio Moriconi

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Los cambios de mentalidad social son lentos: siglos y siglos de una concepción proyectual y urbana anclada en la eficacia; en el progreso sociotécnico; en el capitalismo imperial, y también en las concepciones mitopoéticas comunes a tantos pueblos, no se alteran súbitamente. Si bien ellas pueden ser objeto de críticas, resulta difícil esquivar la arraigada trama mental, y más difícil aún ofrecer soluciones viables a corto plazo. Es notable que el viraje del verde hacia el agua fuese procesado en el sentido de la imaginación estética, que orientó hacia paisajes acuáticos alternativos los habituales lagos azules y playas marinas. Humedales, esteros y pantanos, viejos causantes de las «miasmas», objetos de transformación hasta la década de 1980, comenzaron a ser protegidos, admirados y visitados por locales y turistas. Esto no pasó desapercibido en el campo arquitectónico – pero trabajar con el agua no resulta fácil. La vía más recurrida fue la mímesis de formas serpentinas («naturales»), sugiriendo el elemento a través de fachadas que simulan espumas o transparencias. Pero el peso material de la construcción se impuso por sobre la metáfora. Sólo algunas obras como el pabellón Blur, de Diller y Scofidio, en el lago Neichatel (2002), lograron trabajar con el agua misma en forma de neblina, surgiendo de una estructura de cables tensados. Otros siguieron trabajando en la vieja tradición de agua conducida (molinos, piletas, edificios de aguas); otros, finalmente, borrando los límites entre artes visuales y arquitectura, imaginaron experiencias inmersivas virtuales –paseos bajo agua que no moja; ilusiones como en la Swimming Pool de Leandro Erlich. En ninguno de estos casos el agua es «marrón». Pero si recordamos las anotaciones de Lipton, reconoceremos lecciones más interesantes de otros hijos del Plata. El arquitecto uruguayo Mauricio Cravotto, por ejemplo, dibujó en su ex libris una columna jónica sin base descansando

en las aguas del río, metáfora de la relación entre nuestras sociedades y el ancla de los tiempos. En el giro del siglo XX, arquitectos como Clorindo Testa, en su temprana versión de La Plata anegada un siglo después del aniversario de la fundación, o el grupo M777, que interpretó como causa favorable para un cambio de mentalidad una gran inundación porteña, se acercaron a pensar estas tierras en las que el agua siempre triunfa. Recientemente, los trabajos se han multiplicado: sólo citemos aquí el taller pedagógico «Aguas urbanas», liderado por Daniel Kozak, cuya propuesta • implicaba la recuperación a cielo abierto del arroyo Medrano, que transcurre bajo la avenida Juan B. Justo.2 El tema de la inmigración -por ríos y por mar- también debiera alertarnos sobre el destino sociocultural de nuestras regiones que, viviendo en estas orillas, poco conocen de identidad fija, de raza, de raíz. Nuestros ríos y mares cuentan una historia como la de la ninfa Arethusa: la de los asentamientos que avalaron la mezcla. Pensar desde el agua y no desde la tierra firme resulta así un tema crucial para nuestras vidas litorales mudables, volubles, mezcladas. Pero no es fácil, en nuestra mentalidad orientada a la tranquila fijeza, trabajar con el agua. De hecho, el núcleo de la idea de paisaje, el jardín del Paraíso, se vincula en la tradición medio-oriental y occidental con un espacio limitado, «arreglado»: Paradeiza -Paraíso- significa, literalmente, espacio arquitecturizado. Las imágenes medio-orientales y occidentales siempre muestran un límite, una fuente, pequeños canales arreglados geométricamente. Por eso Levi-Strauss llamó a la selva «Paraíso anterior al persa»: «la geometría no lo cerca». Recordemos que el agua existe en todos los Paraísos, especialmente en aquellos paraísos infantiles, en donde el juego es eterno –en la bañadera, en el río, en la playa. Sin proyección infantil, sin juego, sin agua en la que podemos sumergirnos, no tenemos arte. • 2. Cf Kozak, D. (2021). “Nuevos escenarios para el arroyo Medrano a cielo abierto”. En Territorios del agua. Buenos Aires: Delta Alliance, Instituto Torcuato Di Tella, Reino de los Países Bajos, p. 30. 9•


Las costas de Buenos Aires ¿un futuro por default? EQUIPO DEL OBSERVATORIO METROPOLITANO: ALICIA NOVICK (DIRECTORA), PEDRO LINARES, PALOMA GARAY, EUGENIA PEYRÈGNE, GUILLERMINA ZANZOTERRA

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Cómo será la costa del Río de la Plata en la Buenos Aires del futuro? Desde el río, seguramente, se verán los característicos edificios de los paisajes metropolitanos, esos travelings que inician las películas. La vista desde la ciudad presentará, sin dudas, los principales cambios. Actualmente, por detrás de las barandas de los asteriscos, se ve la inmensidad del río, esa suerte de «mar dulce», «color de león», o, hacia el sur, la selva natural-artificial de la Reserva Ecológica. Dentro de una década, si se materializan las propuestas en danza, veremos muchos tramos del río por detrás de los perfiles recortados de los edificios del nuevo frente. De algún modo, el paisaje del río será privativo de los propietarios de los vidriados livings de los edificios de Costa Urbana y de las ex Costa Salguero y Punta Carrasco. El skyline resultante, más que el corolario de una propuesta imaginada y discutida –a pesar de las playitas, puentes y parques dibujados con el ambicioso título de «proyectos para la costa de Buenos Aires»– se perfila como un futuro por default. En contraste, imaginemos, por un momento, la posibilidad de un concurso de ideas para la ribera de Buenos Aires. Por un lado, la recopilación intencionada de los estudios que identifican las características del río, los problemas de las infraestructuras y el ambiente, para articular mejor la ciudad con el río y sus paisajes, en sentido amplio. Tener mapas de lo que hay y lo que falta. En relación, workshops «de verdad» para debatir imágenes de futuro, con la posibilidad de plantear un proyecto territorial desde Vicente López al Riachuelo o, si se va por más, desde el Tigre hasta La Plata. Tal vez, hubiera sido posible pensar más de una alternativa, trazar escenarios, proyectar formas nuevas. El diseño podría coser los relictos de la ciudad «sanitaria» del siglo XIX –con el Hotel de Inmigrantes, el lazareto de la costanera sur–, anudar La Boca, los puertos, las areneras, la panza de la Costanera Norte… Pero no está siendo y parece que no va ser, pues en su lugar tenemos una amplia gama de iniciativas puntuales, que se piensan y se debaten, y se judicializan pieza por pieza. Prevalece una suerte de ciudad de los negocios, justificada por «espacios públicos» que se presentan como la reificación del sentido común. El futuro merece un rato de reflexión, pues se trata de la • 10

costa de un río que construye territorio, que se prestó para rellenos y cambios de la línea de ribera, alejado de las normas y de las formas de la ciudad construida. El estado actual de las riberas es corolario de iniciativas heterogéneas, donde se fueron superponiendo huellas de proyectos, residuos de decisiones políticas, ocupaciones precarias que se hicieron permanentes, negocios de todo tipo que fueron configurando esos bordes de un modo bastante desprolijo. Los archivos permiten revisitar el rol material y simbólico que tuvieron algunos proyectos y, sobre todo, abren lecturas críticas acerca de cómo plantarse frente al devenir. A fines del siglo XIX, la Costaneras no existían. En 1889, en orientación norte, la Sociedad Malecón y Puerto Norte presentaba un loteo donde se trataba de organizar un futuro barrio, frustrado por la crisis (Figura 1). Sobre esa referencia, años después, la Dirección de Ingenieros del Municipio acompañaba un grupo de empresarios que promovían un barrio residencial organizado sobre una avenida ribereña abierta al río, una pieza del «marco para la capital», la traza de las fronteras capitalinas establecidas en 1887. Ese emprendimiento residencial no pasó del estadio de proyecto, pero se sucedieron varios intentos por trazar ambiciosas vías de dimensión

Figura 1. Propuesta de loteo por la Sociedad Malecón y Puerto Norte. 1989


Figura 2. Proyecto de embellecimiento de la Costa desde la Ciudad hasta el Tigre. Benito Carrasco y Comisión de Ingenieros del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. 1912

metropolitana. En efecto, con el objetivo de rentabilizar los terrenos vecinos a la traza del Ferrocarril, Benito Carrasco, junto con los ingenieros de la Provincia de Buenos Aires, diseñó un «paseo de embellecimiento» metropolitano bordeando la ribera del norte hasta el Tigre, inspirado en el park system de los norteamericanos (Figura 2). En sintonía, y en orientación sur, se imaginaron los primeros balnearios, con la excusa del descubrimiento de una fuente de aguas surgentes con propiedades curativas, que se fueron completando con la pérgola, el espigón y los equipamientos deportivos a lo largo del borde del triángulo de tierras ganadas al río por Puerto Madero. Las obras del Puerto Nuevo y de las infraestructuras, pensadas en relación con Retiro, fragmentaron la costa y sumaron equipamientos técnicos mientras se iniciaba la larga historia de proyectos para integrar los terrenos del puerto madero con una plaza de Mayo abierta (Figura 3). En la ciudad reformista de los años veinte, conservadores, radicales y socialistas coincidían en la necesidad de asegurar las costaneras norte y sur desde justificaciones estéticas, paisajísticas y sociales. En ese marco se fueron configurando tal como las conocemos. La Comisión de Estética Edilicia, a cargo del diseño de la costanera norte, se dio cuenta de que las herramientas beaux arts disponibles no eran suficientes y convocó al francés Jean-Claude Forestier para diseñar un proyecto paisajístico de mayor alcance, que se inscribió en un ambicioso plan de espacios verdes y libres de carácter metropolitano. La Costanera Norte debía integrarse a la ciudad mediante monumentales avenidas de acceso y algunos barrios jardín (Figura 4 y 5); y para la Sur, el parquista francés diseñó un borde arbolado sobre el malecón, completando y organizando el paseo existente (Figura 6). El urbanismo de los treinta, mientras se construían los anchos veredones del paseo, con los escombros de las demoliciones de las aperturas céntricas, dibujaba pasajes subterráneos para comunicar las dos costaneras, aeropuertos sobre el río. Una década después, la construcción del aeroparque, la estación de hidroaviones y las piletas públicas –actualmente Costa Norte–, la localización de la Ciudad Universitaria iban tomando forma… Como en otras ciudades portuarias, los bordes fluviales estuvieron

tensionados entre las infraestructuras y espacios recreativos. El relicto más sólido de esos tiempos fue larga baranda de asteriscos que se extendía sobre el borde, para pescar, para pasear, para contemplar el río (Figura 7). Poco a poco, los «carritos» y los solariums de playas, con nombres alusivos como Saint Trópez, se transformaron luego en las concesiones y piletas privatizadas de los años ochenta. En el sur, junto con Bellas Artes y el lazareto, el Club Boca Juniors lograba aprobar su Ciudad Deportiva. En los ochenta, varios proyectos y sucesos signaron el futuro ribereño. Hacia el norte, el fáustico Parque de la Independencia diseñado durante la dictadura militar (1976-83) debía extenderse entre la Ciudad Universitaria y el puerto nuevo. Hacia el sur, en una costanera de muy difícil acceso, el avance de la reserva ecológica —como resultado de los escombros de la demolición de las autopistas y de los proyectos de ampliación de área central— sorprendió a quienes concurrían al antiguo balneario o caminaban en esa ribera. Junto con las ruinas de la frustrada Ciudad Deportiva de Boca se constituía el nuevo «bosque nativo». El requiem por el río de los nostálgicos se articulaba con la ilusión ambiental de los ecologistas que trataron de evitar, por todos los medios, que se urbanizara ese humedal milagroso que resultaba de

Figura 3. Apertura de la Plaza de Mayo hacia el río. Jean-Claude Forestier. 1924 11 •


Figura 4. Proyecto para la Costanera norte. Comisión de Estética Edilicia. 1925.

Figura 5. Proyecto para la Costanera norte. Jean-Claude Forestier. 1925.

Figura 6. Proyecto para la Costanera sur. Jean-Claude Forestier. 1925.

Figura 8. La costa en CABA: concesiones, subastas. Observatorio Metropolitano CPAU. 2022. Disponible en Observatorio Metropolitano.


la dinámica del delta. Paulatinamente, la nueva isla «artificial-natural» se iba integrando al plano de la ciudad cuando, desde el regreso de la democracia, comenzaron los controvertidos debates que suscitó la operación Puerto Madero, que logró resguardar un buen fuelle entre la ribera y la nueva ciudad. La tradicional costanera del balneario popular, restaurada, y la nueva red de parques, con nombres de mujeres, se mantuvieron como paseo. En los intersticios se sumaron asentamientos precarios como la villa Rodrigo Bueno, kioskos, ferias dominicales. En el norte, de la mano de las ideas de «espacio público» y «proyecto urbano», se construyó el Parque de la Memoria y, más allá de la Ciudad Universitaria, el Parque de los Niños, al lado de clubes náuticos y marinas de nueva y vieja data. ¿La construcción de la ciudad «es lo que sucede» más que lo que se «imagina»? No es esa la respuesta, pues vimos, sin ser exhaustivos, que algunos proyectos como el «parque lineal» de Carrasco o los diseños de Forestier fueron interesantes anticipaciones. Pero, lejos de suponer que «todo tiempo pasado fue mejor», o de tratar de «remasterizar» ideas old fashion, cabe ponderar su capacidad de orientar el devenir, en el sentido moderno de «proyecto versus destino». Actualmente, en los terrenos públicos del borde fluvial, al margen de las normas y formas de la ciudad construida, se están implementando, producto de subastas y convenios urbanísticos, una multiplicidad de propuestas como las de Costa Urbana, Costa Salguero, Costa Carrasco, visualizadas como una oportunidad para el desarrollo, entendido en términos de real state. ¿Estos nuevos edificios serán un layer más de una larga historia? Los emprendimientos inmobiliarios no siempre tienen atributos de proyecto urbano. Las recientes iniciativas –debatidas en audiencias públicas y en muchos casos judicializadas– están atravesadas por una suerte de «realismo» de los negocios que clausura todo otro devenir. La playa, el memorial de la AMIA, el parque del Vega, así como los puentes a la reserva, un poco improvisados, parecen justificar las ventas y privatizaciones –judicializadas– de la ciudad de los negocios. Los mapas de las Figuras 8 y 9 son ilustrativos, y muestran con dramatismo la ciudad por pedazos.

Nos preguntábamos, ¿cómo será el futuro de la Costa de Buenos Aires? Si nos atenemos a lo que está, el camino de «privatización» abierto que profundiza la segregación espacial y social podría muy bien asociarse a las inquietantes distopías de películas como Elgydium o Distrito 14. En la contracara, sería deseable que el futuro resulte de la formulación de proyectos, en plural, para ese «frente visible de la ciudad», que contemplen al mismo tiempo lo visible y lo invisible, lo grande y lo chico, las determinaciones del territorio, el ambiente y el paisaje, considerando además el «fondo menos visible de la ciudad» y, más ampliamente, la existencia de una ciudad y una sociedad metropolitana compleja y desigual. Sería lindo imaginar que al menos algunas cosas podrían ser diferentes, para dar vuelta la resignación de ese futuro sin proyecto, de ese futuro por default… •

Figura 7. Río León, sección. Rómulo Macció. 1993.

Figura 9. Las costas de Buenos Aires: proyectos y obras. Observatorio Metropolitano CPAU. 2022.


Las cuencas del AMBA como paisaje

DANIELA ROTGER Arquitecta, Magíster en Paisaje, Medioambiente y Ciudad y Doctora en Arquitectura y Urbanismo (UNLP). Investigadora CONICET en el Centro de Investigaciones Urbanas y Territoriales (CIUT-FAU-UNLP) y docente universitaria en la materia Teorías Territoriales de la cátedra Rocca-Etulain (FAU-UNLP). Se especializa en el estudio de los ríos y arroyos de la Región Metropolitana de Buenos Aires, desde la perspectiva del paisaje, el ordenamiento del territorio y la gestión del riesgo de inundación.

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l AMBA es un conglomerado asentado sobre un sistema de cuencas hidrográficas tributarias al Río de la Plata. Para abordar la relación cuenca-urbanización partiremos del concepto de paisaje fluvial, intentando relevar cómo las cuencas del AMBA han sido y son percibidas y valoradas como paisaje, entendiendo que emprender un proceso de valoración e intervención implica abordar las relaciones físico-naturales, histórico-territoriales y simbólico-culturales. La interacción de una expansión urbana heterogénea, discontinua y carente de infraestructuras sobre esta área vital, desde el punto de vista ambiental, se evidencia en el estado de degradación de los cursos de agua, y llega a su punto crítico actualmente con el aumento en la recurrencia de inundaciones urbanas, que resultan de la ausencia de una gestión integral de las cuencas.

Agua, metrópolis y paisaje Para el estudio de las cuencas del AMBA desde la óptica del paisaje fluvial, es necesario desarrollar sus características como territorio, las particularidades de su sistema de cuencas hidrográficas –aspecto fundamental de su subsistema natural–, y abordar cómo la valoración –negativa, positiva o nula– de las dimensiones físico-naturales, histórico-territoriales y simbólico-culturales que configuran este paisaje fluvial se trasladan al ordenamiento del territorio.

Cuencas del AMBA Sin llegar a ser un ámbito completamente plano, las cuencas del AMBA discurren dentro de un medio con escasas diferencias topográficas, por lo cual se dan en algunos tramos características

Área Metropolitana de Buenos Aires. Fuente: Observatorio del Conurbano Bonaerense. UNGS. Instituto del Conurbano

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propias de los cursos de llanura –los que se identifican generalmente con pendientes inferiores al 1%–, sobre todo en la planicie costera, donde los límites de la cuenca no pueden ser delimitados y se identifican en base a criterios de homogeneidad –ecológicos, por ejemplo–. Allí, la energía hídrica es muy baja, predominan los movimientos verticales de agua, y el almacenamiento subterráneo y el escurrimiento no es lineal, por lo que en muchas zonas existen canalizaciones. Entonces, si la cuenca hidrográfica se expresa espacialmente como el recorrido que ha debido realizar un río o arroyo desde su naciente hasta su desembocadura para desarrollar el ciclo del agua, este proceso, en el caso del AMBA, adquiere una complejidad particular, por tratarse de cursos de agua que atraviesan un territorio llano, con un drenaje dificultoso y poblado por casi 15 millones de habitantes. Más allá de que las cuencas del AMBA se caracterizan por una topografía parcialmente llana y uniforme, su singularidad está en «la coincidencia entre la

delimitación de las cuencas hidrográficas y las hidrogeológicas, justamente por tratarse de un ambiente llano con exceso hídrico. Esta independencia hídrica con respecto a territorios vecinos hace a las cuencas hidrológicas una unidad morfológica integral, adecuadas como unidades territoriales para la gestión de los recursos hídricos» (Herrero y Fernández, 2008, p. 27). El AMBA se implanta sobre cinco grandes cuencas hidrográficas perpendiculares al Río de La Plata (Figura 11): las tres más importantes son, en sentido norte-sur, las de los ríos Luján, Reconquista y Matanza-Riachuelo. Le siguen en importancia las cuencas hidrográficas de la zona sur y por último las de la Ciudad de Buenos Aires, con cursos totalmente entubados. Aunque no estén visibles, los cinco arroyos más importantes que surcan la ciudad son: Ugarteche, Los Terceros, Vega, Maldonado y Medrano (Herrero y Fernández, 2008). El proceso de urbanización en áreas frágiles, que se da cada vez con mayor intensidad, deriva en severos impactos a la población afectada, sobre todo los fenómenos de inundación por desborde de ríos o arroyos o por precipitaciones. Por eso, la importancia de ordenar ambientalmente el AMBA en base al estudio de los procesos ambientales, donde la regionalización en base a cuencas sería la más adecuada no solo para la gestión del riesgo, sino para el tratamiento integral de los sistemas hídricos urbanos: las fuentes de agua, el sistema de almacenamiento y distribución, el saneamiento y el drenaje de las aguas –incluyendo el tratamiento de los residuos sólidos urbanos–; enfatizando la necesidad de mejorar la calidad paisajística de ríos y arroyos, como un modo de mejorar la calidad ambiental.

Dimensión físico-natural

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El territorio que ocupa el AMBA se caracteriza por sus leves ondulaciones y gran cantidad de cursos fluviales (Figura 12). Dentro de la denominada Pampa Ondulada, la llanura en la cual se localiza la mayor parte del AMBA es, según su denominación geomorfológica, una planicie loéssica (Nabel y Pereyra, 2000). Se trata de terrenos planos o suavemente ondulados constituidos por depósitos loéssicos «pampeanos». Sistema de cuencas del AMBA. Fuente: elaboración propia en base a mapa de cuencas de Subsecretaría de Urbanismo y Vivienda, 2007, p. 129.

> AMBA. Relieve e hidrología. Fuente: Subsecretaría de Urbanismo y Vivienda, 2007, p. 127. 15 •


La planicie loéssica o terraza alta es la llanura en la que se encuentra la mayor parte del AMBA, y llega hasta al Gran Rosario. Los procesos fluviales que han actuado históricamente son los que caracterizan el paisaje de la Pampa Ondulada, con una fuerte modificación geomórfica por parte del accionar de los numerosos cursos fluviales que surcan la planicie, generando procesos de erosión y depositación (Nabel y Pereyra, 2000). En la región pueden observarse dos áreas bien diferenciadas: una bordeando la costa del Río de la Plata, con alturas inferiores a los 5 msnm, llamada terraza baja; y otra que se extiende en sentido oeste desde los 5 metros de altura hasta una altura máxima de 35 metros, denominada como terraza alta. La terraza baja es conocida como valle de inundación del río o «planicie aluvial», con terrenos anegadizos y pequeñas lagunas, en donde es común que la capa freática se localice a poca profundidad. Con un ancho variable, que puede llegar a medir 10 kilómetros a la altura del partido de Berazategui (zona ribereña sur), es el área con menos afectación a las sudestadas, debido a su baja cota (inferior a los 3 msnm) (Brailovsky, 2010).

Dimensión histórico-territorial Aunque la Ciudad de Buenos Aires –epicentro del AMBA– creció siguiendo las pautas de localización de las Leyes de Indias, que contemplaban las condiciones topográficas y las cuencas fluviales, la radicación industrial desde el modelo de acumulación agroexportador estuvo ligada al puerto y a los principales cursos de agua por razones de transporte, energía hidráulica, refrigeración e higiene. Al iniciarse el siglo XX, y sobre todo a partir de la década del 40, la expansión demográfica y la falta de controles en la urbanización favorecieron la ocupación de los bajos inundables y terrenos no aptos para uso residencial (Nabel y Pereyra, 2000). Según Barsky, la conformación tentacular que configura el tejido del AMBA tiene su origen en una serie de fenómenos urbanos, que se incrementaron notablemente desde fines de siglo XIX. Sobre la base del parcelamiento colonial realizado por Garay en 1580, se fueron sucediendo una serie de oleadas aglomerativas, que han ido desarrollando la urbanización al compás de los procesos socioeconómicos (2012). En este sentido, Brailovsky (2010) identifica diferentes actitudes sociales y períodos respecto al fenómeno de las inundaciones urbanas en la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, que dejan expuesta la relación entre el proceso de urbanización y el medio natural a lo largo de la historia Argentina, un proceso en el que la sociedad «construyó la ficción de que la artificialización del medio anula las leyes de la naturaleza» (Brailovsky, 2010, p. 55). A modo de resumen, el desarrollo urbano del AMBA puede sintetizarse en tres grandes momentos (Di Virgilio y Vio, 2009): el primero, que se sustenta en el modelo agroexportador y se extiende hasta la crisis de 1930, que ha otorgado centralidad a la Ciudad de Buenos Aires y a su puerto; el segundo, en el que tiene lugar la consolidación de las dos primeras coronas del Gran Buenos Aires, y se extiende hasta fines de la década de 1980. A partir de la década de 1990, se inicia un patrón diferente en el modelo de metropolización, que afecta principalmente a la tercera corona, bajo nuevas formas residenciales como barrios cerrados y clubes de campo. Esto se da a partir de una mejora en la accesibilidad • 16

para las zonas más alejadas a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, específicamente a través de la extensión de la red de autopistas. La degradación a la que han sido sometidos los arroyos que desaguan en la cuenca del Río de la Plata –la contaminación de las aguas y los fondos producto de la actividad industrial, la descarga de desagües pluviales y cloacales, y el vertido de todo tipo de residuos– hace que su estado actual sea de máximo deterioro. La ocupación tanto de los bordes como de las planicies de inundación mediante entubamientos y canalizaciones ha alterado su dinámica natural, ocasionando anegamientos sobre amplios sectores.

Dimensión simbólico-cultural A lo largo de la historia de los ríos y arroyos del AMBA ha existido una valoración diferenciada del recurso asociada a distintos posicionamientos sociales y económicos frente a la problemática de abastecimiento de agua, eliminación de efluentes, desagües y gestión de inundaciones urbanas. En el período colonial, existía una actitud de respeto frente al ambiente, basada en la falta de conocimiento de la dinámica natural, que se modifica en los primeros años de vida independiente con la instalación de los primeros saladeros en los valles de inundación de ríos y arroyos. Este posicionamiento se consolida a principios del siglo XX con las primeras industrias y el poblamiento alrededor de ellas –ya con marcada confianza en la tecnología como medio para sortear las dificultades del medio natural–; y continúa a mediados del siglo XX en el período de mayor crecimiento urbano del AMBA, con la ocupación de las zonas bajas, la aparición de usos del suelo degradantes y las villas y asentamientos, perpetuándose hasta la actualidad. Más allá de algunos patrones comunes en torno a la valoración del paisaje fluvial en el AMBA, ciertos cursos de agua y cuencas, por las características de su paisaje natural o su historia urbana, registran un mayor reconocimiento social en cuanto a su valor simbólico y cultural, lo cual no necesariamente se asocia al tratamiento de estos valores dentro de los planes de gestión de cuenca u otros instrumentos de ordenamiento territorial. Para responder a las razones que hacen que un curso de agua tenga una mayor o menor valoración social positiva en el AMBA, es necesario indagar en los aspectos simbólicos y culturales que se dan en este territorio. El río Matanza-Riachuelo, por el papel que ha tenido históricamente como límite natural de la Ciudad de Buenos Aires, además de puerto natural en sus inicios, y posteriormente área de concentración industrial, posee una cantidad considerable de relatos históricos, artículos periodísticos, ficciones literarias, fotografías y pinturas (Silvestri, 2003), que se concentran en el tramo de su desembocadura. Más allá de la preponderancia del reconocimiento del paisaje cultural en el Riachuelo, la presencia continua de las industrias a lo largo de la cuenca y con mayor intensidad en la cuenca baja y media, entre la Ciudad de Buenos Aires y los partidos de Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Esteban Echeverría, Ezeiza y La Matanza, ha anulado la apreciación de los valores naturales y escénicos que existen en los sectores menos antropizados, que aún conservan una morfología de cauce poco transformada y márgenes libres.


Urbanizaciones cerradas en la cuenca baja del río Luján. Fuente: Google Earth.

Lo contrario ocurre en la cuenca baja del río Reconquista, y en mayor medida en la cuenca del río Luján, donde el paisaje litoral y deltaico que se encuentra en la desembocadura de ambos –en los partidos de San Isidro, San Fernando, Escobar y Tigre– suscita conflictos de intereses entre el uso público y privado de la ribera. El paisaje que genera el encuentro con el Delta y el estuario del Río de la Plata origina un ecotono en donde los valores paisajísticos favorecen el desarrollo de las lógicas de la urbanización cerrada (Fernández, 2012). Asimismo, en la cuenca media del río Luján se concentra una gran cantidad de urbanizaciones cerradas. Solo en el partido de Pilar se registran 133. Allí, como en otros sitios del AMBA, las tierras altas, muchas con potencial agrícola, en los últimos 15 años, fueron las más valorizadas por desarrolladores inmobiliarios para la producción de UC (Ríos y Pírez, 2008), como parte del crecimiento urbano extensivo reciente de la tercera corona del AMBA. Regresando a la cuenca del río Reconquista, a pesar de poseer una vasta historia dado que previo a la conquista española el área se encontraba ocupada por pueblos originarios –Querandíes y Guaraníes que desarrollaban agricultura, caza y pesca–, y poseer en su desembocadura un puerto natural que competía con el de Buenos Aires (Defensor del Pueblo de la Nación, 2007; según datos de Kuczinski, 1993), hoy el paisaje más apreciado es el litoral, en su intersección con el Río de la Plata. Esto puede explicarse a partir del perfil industrial que ha desarrollado la cuenca desde mediados del siglo XX, favorecido por la cercanía a la Ciudad de Buenos Aires, la presencia de ramales ferroviarios y la posibilidad de volcado de efluentes en el curso, lo que causa su estado de deterioro actual. Asimismo, este río posee en su cuenca alta la Represa Ingeniero Roggero, construida en la década de 1970 debido a las recurrentes inundaciones, que contiene las aguas del embalse lago Francisco, y forma parte del Área Natural protegida Dique Ingeniero Roggero, donde se desarrollan actividades de educación e interpretación ambiental, turismo y recreación, además de protección de recursos naturales y yacimientos fósiles. En el caso de las cuencas de la Ciudad de Buenos Aires, como ya ha sido expuesto, la totalidad de los cursos han sido entubados, «arroyos como el Maldonado se reunían en anillo con el Riachuelo, convirtiendo en isla a Buenos Aires.

Pero el Maldonado permanece hoy entubado bajo la avenida Juan B. Justo, y la ciudad lo ha olvidado: carece de historia» (Silvestri, 2003, p. 23), asimismo su capacidad de suscitar significados vinculados al agua. En el caso de la cuenca de la zona sur, con diferente intensidad de ocupación –una mayor intensidad edificatoria entre la ciudad de Buenos Aires y el partido de Florencio Varela, notoriamente disminuida entre este partido y el Gran La Plata–, en general los cursos se encuentran muy transformados, debido al uso predominantemente urbano de las cuencas medias. En las cuencas altas existen valores asociados al uso agrícola y, hacia la cuenca baja, sucede algo similar al Delta y al litoral de las cuencas Reconquista y Luján, en este caso con competencia de urbanizaciones cerradas, industrias, áreas de reserva natural en áreas de humedal y selva marginal, y también el uso de la ribera como espacio público. En base al análisis realizado sobre los valores simbólicos y culturales vinculados a las principales cuencas del AMBA, se visualiza a grandes rasgos el aprecio de valores patrimoniales en la desembocadura del Riachuelo, asociados a su pasado portuario, y la ponderación de valores estéticos en los tramos finales de los ríos Luján y Reconquista –además del área natural mencionada– y en la cuenca de la zona sur. No existen valores asociados a los cursos de agua, pero sí al Río de la Plata, ya sea por la apreciación del Delta como paisaje natural o por su asociación al puerto y a los primeros barrios de la Ciudad de Buenos Aires. El crecimiento metropolitano, y la degradación ambiental que conlleva, ha ido en paralelo al deterioro de las cuencas del AMBA, esto se relaciona sin duda con la escasa apreciación y tratamiento de los ríos y arroyos como paisajes fluviales, por ello un primer paso para considerar a un curso de agua como paisaje fluvial sería el saneamiento de la cuenca. •

Este artículo es un resumen del Capítulo II del libro de la autora titulado «El paisaje fluvial en el AMBA», de reciente publicación y disponible en la Biblioteca CPAU.

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Los humedales y la ciudad porteña PATRICIA KANDUS Doctora en Ciencias Biológicas (FCEyN-UBA). Es profesora asociada e investigadora en el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA), EHS-UNSAM. Su trabajo de investigación se centra en el campo de la ecología de humedales a escala de paisajeregional y la teledetección cuantitativa, temas desde los que ha realizado numerosos aportes al conocimiento y contribuido con aspectos conceptuales y metodológicos a la gestión de los humedales.

PABLO MACAGNO Licenciado en Geografía (FFYL, UBA). Doctorando en Ciencias Ambientales en el Laboratorio de Ecología, Teledetección y Eco-Informática (LETyE). Su investigación se basa en el estudio de los humedales urbanos en el Gran Buenos Aires, su transformación y la percepción de los habitantes sobre las funciones y servicios de los mismos.

esde la percepción de los habitantes de la Ciudad, los humedales con sus problemáticas y sus conflictos socioambientales parecieran ser ajenos a la condición urbana. Sin embargo, los habitantes de la ciudad emergen como víctimas de lo que ocurre en esos ambientes distantes y de carácter difuso, cuando ocurren por ejemplo inundaciones como las del arroyo El Gato en La plata (Romanazzi, 2011) o llega el humo de los incendios del delta del Paraná (Kandus et al, 2020).

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Esta podría ser la percepción de la mayoría de los habitantes de nuestro país, dado que el 92% de su población es urbana. Sólo el AMBA concentra más de 1100 habitantes por km2 (13.285 km2)1; y CABA, en particular, cuenta con una población de 2.890.151 habitantes en sus 200 km².2 En su condición de ecosistemas, los humedales son entendidos como áreas cuyo emplazamiento en el territorio determina la presencia de agua dulce, salobre o salada superficial (por lluvias o desbordes de cauces o mareas) o subsuperficial (porque la napa o agua subterránea se encuentra muy próxima a la superficie) durante considerables períodos de tiempo o de forma permanente. Esta condición hace que en los humedales se produzcan procesos ecológicos propios, que condicionan la presencia de la vida, la cual debe tener adaptaciones para instalarse y sobrevivir allí, y dejan también improntas particulares en los suelos o en general en los sustratos donde se emplazan.3 1. Población Urbana en Argentina. Dirección Nacional de Población. 2. Datos jurisdiccionales del Censo 2010. Argentina.gob.ar 3. Ver definición de humedales acordada en el marco del Inventario Nacional de Humedales MAyDS, 2016. • 18

Figura 1. Paisajes de humedales. Imágenes Sentinel-2 L2A. Falso color infrarrojo (combinación rojo: infrarrojo cercano, verde: rojo visible, azul: verde visible). Fuente: https://eos.com/landviewer/?tool-timelapse. Arriba: Paisaje de mosaico de humedales en el valle del río Paraná frente a Villa Hernandarias (Entre Ríos). Fecha: 16 abril 2022. En rojo brillante se ven bosques y plantaciones forestales, en el centro de las islas tonos grises pajonales de paja brava y en celeste las aguas. Abajo: paisaje terrestre con humedales en la meseta santacruceña, al norte del río Santa Cruz (Santa Cruz). Fecha: 7 abril 2022. En tonos verdosos claros y oscuros se observa la estepa arbustiva, en tonos blanquecinos salinas y oscuros violáceos lagunas someras, en rojo vegas con vegetación hidrófita.


No hay una fisonomía típica que identifique a los humedales, como ocurre en el caso de los bosques o los pastizales; en cambio, son las funciones ecosistémicas las que emergen como principal carácter para su valoración. Es así que los humedales pueden presentarse como bosques, praderas, pastizales o pajonales inundables, sabanas de palmeras que se anegan estacionalmente, lagunas someras con aguas dulces salobres o saladas, turberas, salinas, costas de playas entre otros. Apelativos locales como esteros, bañados, vegas, mallines, guajosales, malezales, cataysales, verdolagales, son abrazados por el término humedal, que los nombra, los define y los diferencia de los ecosistemas terrestres y de los acuáticos. Estos ambientes pueden ser sumamente pequeños, aislados en un paisaje terrestre como en el caso de los mallines patagónicos o pueden aparecer como verdaderos paisajes de humedales en el caso del valle del río Paraná y su delta, entre otros, donde se conforman verdaderos mosaicos de estos ecosistemas (Figura 1). Contrariamente a lo que se piensa, los humedales están entre los ecosistemas que mayor cantidad de funciones socioecosistémicas pueden brindar. Entre las principales están, dependiendo de cada tipo particular de humedal, el almacenaje de agua, la carga y descarga de acuíferos, la captura de carbono atmosférico, la purificación de las aguas, regulación de inundaciones, protección de costas, la oferta de forraje para las actividades ganaderas y, entre otras, la oferta de hábitat para biodiversidad, no sólo de la que vive en el propio humedal sino también de infinidad de especies que lo requieren para alimentarse, disponer de agua o reproducirse. A las mencionadas se suman otro tipo de funciones (recreativas, culturales, educacionales), que surgen a partir de la resignificación que realiza la población sobre estos ecosistemas. La estrecha relación entre las funciones de los humedales con el régimen hidrológico pone de manifiesto su sensibilidad frente al calentamiento global y el consecuente cambio climático (Taillardat, 2020). En su informe acerca de la perspectiva mundial sobre los humedales, la Comisión Ramsar, en su edición especial 2021, señala que la extensión de humedales a escala global se estima alrededor de 1550 millones de hectáreas, y que su superficie continúa disminuyendo de manera alarmante. Los modos de producción y uso de la tierra son las principales causas de la degradación y pérdida de los humedales. Actividades como la agricultura industrial implican la intensificación y el avance en grandes superficies con cambios de coberturas; la megaminería y, en el ámbito urbano y periurbano, los desarrollos inmobiliarios, se encuentran entre los principales responsables (Astelarra et al, 2017; Pintos, 2020; Svampa y Viale, 2017). La importancia que han tenido los humedales y sus funciones para el desarrollo urbano se refleja en que la gran mayoría de ciudades conocidas se han desarrollado justamente a la vera de estos ecosistemas o sobre ellos. Nueva Orleans, Nueva York, Ciudad de México, Ámsterdam, Berlín, Bruselas, son solo algunos ejemplos

en distintos continentes. Sin embargo, de manera contradictoria, en lugar de honrar sus favores, las ciudades han ido borrando sus rastros durante su expansión. En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, desde su fundación a la vera de las costas del Río de la Plata, fue progresivamente entubando sus arroyos (Vega, Maldonado, Medrano, Cildáñez, Riachuelo y demás arroyos menores) y sepultando de esta manera sus valles, que no eran otra cosa que paisajes de humedal (Figura 2).

Figura 2. Cuencas y límites de la Ciudad de Buenos Aires. Fuente GCABA

Aun así, en una ciudad donde la urbanización abarca casi la totalidad del territorio, todavía quedan parches de humedales. El sitio más conocido es la Reserva Ecológica Costanera Sur, emplazada en el barrio de Puerto Madero, muy cercano al centro porteño (Figura 3a). Tiene 353 hectáreas, y está constituida a partir del depósito de escombros provenientes de las demoliciones de edificios realizadas para la construcción de la Autopista 25 de mayo durante la última dictadura militar. Allí el río se encargó de establecer su acervo de naturaleza fluvial y hoy cuenta con un mosaico de humedales y ambientes terrestres, solaz para los amantes de la observación de aves y de las caminatas en un entorno de naturaleza.4 En la zona norte de la Ciudad se encuentra otra área con humedales cuyo origen primario también es artificial (producto de la acumulación de escombros), la Reserva Ecológica Ciudad Universitaria-Costanera Norte (20 hectáreas).5 Con escasa señalización e infraestructura para los visitantes, es mucho menos conocida que la anterior. Hacia el interior, siguiendo el curso del Riachuelo en Villa Soldati encontramos la Reserva Ecológica Lago Lugano, que expone un gran cuerpo de aguas abiertas confinado entre las villas deportivas y complejos habitacionales. En este caso también se trata de un reservorio de agua construido, más que un relicto conservado de humedales pretéritos.

4. Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires 5. Más información en recucn.com.ar 19 •


< Figura 3. Paisajes asociados al AMBA. Imagen Sentinel-2 13, enero 2022. Izquierda: color real. Derecha: imágenes realzadas en combinación infrarroja. A. CABA, en rojo se observa sobre la costa la reserva Costanera Sur y mucho más pequeña la de Ciudad Universitaria. En la matriz urbana en rojo se marcan los parques y plazas. B. Islas del Bajo Delta del Río Paraná, un mosaico de ambientes de humedal. C. Sector de la matriz agrícolo-ganadera al norte de la localidad de Lobos. En rojo se observan los campos cultivados pero también sectores de cañadas y, como puntos distribuidos en tonos verdosos, se observan bajos inundables (cubetas). > Figura 4. Barrio San Sebastián, emplazado dentro de la planicie de inundación del río Luján en Pilar, 2006. Fuente: https://antesis. com.ar/urbanismo-humedales/

Las tres reservas de la CABA que albergan humedales, suman 409 hectáreas (2% de la ciudad). Nuevamente, estos ecosistemas resultan sobrevivientes marginales (en Lugano), o visitantes inesperados (en reservas costeras), que más que parte de una planificación urbana resultan resistencias de naturaleza agazapada en el cemento.

proyectos habitacionales estatales (el PROCREAR de La Matanza es un ejemplo), que con la misma lógica de los emprendimientos privados resultan una amenaza para lo poco que queda de estos ecosistemas en las áreas urbanas. La ciudad se comporta como una devoradora desordenada de espacios.

Por otro lado, en el conurbano bonaerense aún quedan sitios donde se encuentran áreas de humedales sin estar dentro de una reserva. Son los casos, por ejemplo, de Ciudad Evita, Gregorio de Lafèrrere y Ezeiza, en las inmediaciones del río Matanza, dentro de la cuenca Matanza-Riachuelo. Algo similar ocurre en la cuenca del río Reconquista, principalmente en las inmediaciones del río homónimo. Sin embargo, lejos de ser espacios planificados y valorados por su naturaleza o sus funciones socioecosistémicas, resultan relictos bajo riesgo constante. Así, los humedales están sujetos a la degradación como sumideros de residuos sólidos urbanos o efluentes no declarados. En la búsqueda de resolver sus carencias habitacionales, los humedales son ocupados por habitantes marginados, conformando barrios expuestos a los riesgos siempre presentes de inundaciones, cuando no de situaciones ambientales de degradación y contaminación. A su vez, el desarrollo de proyectos inmobiliarios privados, principalmente barrios cerrados o countries, destinados en general a clientes de una clase media en busca de espacios abiertos, avanza sobre las tierras altas más productivas del país (en términos agrícolas) pero también sobre los humedales, aprovechando los bajos precios de las tierras en estos por su cualidad de inundables (Figura 4). La falta de valoración de los humedales emerge también de la mano de los

Más allá, a las puertas de la gran ciudad, se encuentran las islas del Delta, un enorme mosaico de humedales que recibe a los visitantes de fin de semana y los turistas en busca de otro mundo, donde las calles son agua, las veredas bosques y las casas salpican una continuidad sin verjas (Figura 3b). Las reglas y códigos de convivencia y, sobre todo, el tiempo, cambian allí en una civilización distinta. El Delta pareciera invitarnos a un vínculo humanidad-naturaleza más ecuánime, menos distante, quizás ecocéntrico. Sin embargo, las visiones urbanísticas hegemónicas vinculadas a un mercado inmobiliario, que ofertan naturaleza a quien la pueda pagar, continúa siendo una sombra sobre las islas. La misma suerte corren los magros enclaves verdes, rebeldes, en la costa de la zona norte de la ciudad de Buenos Aires y el corredor costero entre esta ciudad y La Plata, conformado por un mosaico de bañados y bosques, humedales a la vera del gran río. Puertas atrás la ciudad se enmarca en plena pampa agrícola, un mosaico de tierras de cultivo y humedales invisibilizados representados por infinidad de cañadas, cubetas y lagunas (Figura 3c).

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La Ley de humedales para la conservación y uso sostenible de los humedales es una ley de presupuestos mínimos. Este es un instrumento previsto en la Ley general del ambiente (Ley Nº 25675), que tendría como objetivo


principal, como su nombre lo indica, garantizar al estado nacional y a los estados provinciales fondos mínimos y una serie de criterios de base que permitan gestionar estos ecosistemas para su conservación y uso sostenible. Sin embargo, esta ley no es una tabla de salvación única, teniendo en cuenta que existe una vasta legislación en nuestro país que incumbe a los temas socioambientales y que generalmente no es cumplida. En este contexto y pensando específicamente en la situación de los humedales en los contextos urbanos, resultan de enorme valor la reciente promulgación de leyes que, aunque no apelan específicamente al tema humedal, son fundamentales para abordar las problemáticas y la conflictividad ambiental en las cuales los humedales son frecuentemente actores de primera línea. Nos referimos a la Ley Nº 27592 o Ley Yolanda •, que tiene como objetivo garantizar la formación integral en ambiente para las personas que se desempeñan en la función pública. También, la Ley Nº 27566, que ratifica el acuerdo Escazú, con el objeto de garantizar la implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y acceso a la justicia en asuntos ambientales, así como la creación y el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación, contribuyendo a la protección del derecho de cada persona, de las generaciones presentes y futuras, a vivir en un medio ambiente sano y al desarrollo sostenible. Y por último, la Ley Nº 27621, de Educación Ambiental Integral •, que busca establecer una política pública ligada a la educación ambiental, y que tiene como principal instrumento a la Estrategia Nacional de Educación Ambiental Integral).

Probablemente, el real desafío en cuanto a los humedales en la actualidad es pensarlos de manera integral en cuanto a la problemática ambiental del territorio, y no como «ecosistemas» particulares a conservar. Desde el punto de vista urbano, hay un largo camino por transitar y que de manera ineludible interpela a la manera en que conceptualizamos nuestro vínculo con la naturaleza que nos circunda, a nuestros códigos de solidaridad y de ética socioambiental y a la percepción de los paisajes dentro y fuera de los límites de la ciudad en términos de las funciones ecosistémicas que nuestros modos de vida ponen en riego. • Referencias Astelarra, S., de la Cal, V. y Domínguez, D. (2017). Conflictos en los Sitios Ramsar de Argentina: aportes para una ecología política de los humedales. Letras Verdes. Revista Latinoamericana de Estudios Socioambientales, 22, pp. 228-247. Kandus, P., Morandeira, N. y Minotti, P. (202) El Delta en llamas. Tecnología Sur Sur. Pintos, P. (2020). De naturaleza anhelada a urbanismo distópico. Régimen urbano, extractivismo inmobiliario y conflictividad ambiental en la cuenca baja del río Luján (Buenos Aires, Argentina). Revista Medio Ambiente y Urbanización, 92(1), pp. 113-132. Buenos Aires: IIED-AL. Romanazzi, P. (2011). Caracterización y tratamiento de la inundación urbana: el caso de la cuenca del arroyo del Gato en el partido de La Plata. En: Evaluación de la Infraestructura Social Básica de la Provincia de Buenos Aires, pp 438-455. UNLP Svampa, M. y Viale, E. (2017). Continuidad y radicalización del neoextractivismo en Argentina. Perfiles Económicos, 3, pp. 87-97. Escuela de Ingeniería Comercial, Universidad de Valparaíso. Taillardat, P., Thompson, B. S., Garneau, M., Trottier, K. y Friess, D. A. (2020). Climate change mitigation potential of wetlands and the cost-effectiveness of their restoration. Interface Focus, 10. The Royal Society Publishing. 21 •


Conflictos en torno a los humedales costeros en la Ciudad de Buenos Aires Presión inmobiliaria y resistencias ciudadanas

MELINA TOBÍAS (CONICET - IIGG/UBA) Dra. en Ciencias Sociales y Geografía (UBA-Paris III), Mg. en Sociología Económica (UNSAM) y Lic. en Sociología (UBA). Investigadora del CONICET en el Área de Estudios Urbanos (IIGG, FSOC, UBA). Docente en la UBA y la Universidad Nacional de José C. Paz.

Costa Urbana), y a los terrenos de Punta Carrasco y Costa Salguero, en Costanera Norte (proyecto llamado Distrito Joven). En ambos casos interesa reconstruir el origen de las controversias, así como las valoraciones que se ponen en juego sobre estas tierras al calor del conflicto.

LEONARDO FERNÁNDEZ (ICO-UNGS) Dr. en Ciencias Sociales (UBA), Mg. en Desarrollo Urbano y Regional (UPC Barcelona) y Lic. en Ecología Urbana y Urbanismo (UNGS). Investigador docente y Director de la carrera de Ecología en el Instituto del Conurbano (UNGS).

Conflicto en torno al proyecto «Costa Urbana» en Costanera Sur

Introducción En las últimas décadas los conflictos ambientales han ganado protagonismo dentro de la escena pública. Esto responde en gran medida a la profundización del modelo extractivo, expresado en la dilapidación y contaminación de recursos naturales tales como los bosques, los suelos y el agua, entre otros. Estos procesos no sólo tienen lugar en ámbitos rurales, sino que también se expresan en las ciudades a través de mecanismos de desposesión y agudización de las desigualdades socioambientales, lo que algunos autores definen como extractivismo urbano (Svampa, Viale, 2014; Vásquez Duplat, 2017). En Buenos Aires es posible advertir, a partir de la década de los noventa, un creciente flujo de capitales internacionales (y luego también locales), volcado al mercado inmobiliario, que terminó afianzando los lazos entre el mercado financiero y la renta urbana (Wertheimer, 2021). En este contexto, el presente texto se propone analizar las disputas recientes en torno a los proyectos inmobiliarios en el borde ribereño de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Nos referimos concretamente al predio ex Ciudad deportiva de la Boca en Costanera Sur (el proyecto llamado • 22

Costa Urbana corresponde a un proyecto inmobiliario propuesto por el grupo IRSA, situado sobre un humedal ribereño de 71 hectáreas de la Costanera Sur, frente a Puerto Madero y próximo al barrio Rodrigo Bueno. El polígono corresponde a un área de relleno ganada al Río de la Plata, como gran parte del frente costero de la ciudad. Originalmente estas tierras pertenecían al Estado Nacional y fueron donadas al Club Boca Juniors para la construcción de un estadio (Ley 16.575/64). En la última dictadura militar y luego durante los gobiernos de Carlos Menem, se crearon nuevas normativas que habilitaron la venta del predio. Así fue que en 1992 se vendió a la empresa Solares Santa María SA, que a su vez fue comprada en 1997 por el Grupo IRSA. Desde entonces se presentaron en la Legislatura diversos proyectos promovidos por el Gobierno de la Ciudad e IRSA para modificar los códigos de planificación (hasta entonces sólo se habilitaban usos deportivos en el predio) y lograr así una mayor constructibilidad. El último intento fue a mediados del año 2021, cuando el Gobierno presentó en la Legislatura el convenio urbanístico firmado con IRSA para habilitar nuevos usos del suelo en el predio de la ex Ciudad Deportiva y poder así construir un complejo de viviendas, hoteles y locales, con espacios verdes públicos y privados. Si bien durante los meses de octubre y noviembre se llevó adelante una audiencia pública para evaluar el proyecto,


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donde se evidenció un rechazo generalizado al proyecto por parte de organizaciones sociales y vecinos de la ciudad, el carácter no vinculante de la misma no pudo impedir que en diciembre la Legislatura termine aprobando el convenio en segunda lectura (ley 6476/2021), dando lugar a un conflicto explícito por el uso de la tierra urbana. La movilización de organizaciones sociales y vecinos en contra del proyecto1, llevó al armado de una causa judicial por la falta de mecanismos de participación ciudadana y ausencia de estudios de evaluación de impacto del proyecto, que derivó en la nulidad del convenio por parte del poder judicial de la ciudad en marzo del 2022.

Disputas por la rezonificación de Costa Salguero y Punta Carrasco En simultáneo al conflicto por Costa Urbana, tomó visibilidad dentro de la agenda pública otra disputa por el borde costero en la Costanera Norte, particularmente en un terreno de 32 hectáreas donde se localizan los predios conocidos como Costa Salguero y Punta Carrasco. Ambos forman parte de las concesiones realizadas a privados en la década de los noventa por un lapso de treinta años que ya culminó, aunque a partir del año 2010 se fueron extendiendo los contratos a través de prórrogas del Gobierno de la Ciudad. Esta situación generó importantes controversias en torno al futuro uso de estas tierras, ya que según la Constitución de la Ciudad (1996) y el Plan Urbano Ambiental (2008), el frente ribereño debería convertirse, una vez finalizadas las concesiones, en un espacio verde de uso público. No obstante, en el año 2018 la Legislatura porteña aprobó la ley del Distrito Joven (5961/18) impulsada por el Gobierno para el área de Costanera Norte, que abarca desde el Parque de la Memoria hasta Costa Salguero. La ley habilita la venta de parte de las tierras de dominio público a privados. A fines del 2019, una nueva ley aprueba, a su vez, modificar los usos permitidos para construir torres de oficinas y viviendas, además de espacio público (6289/19). Meses más tarde, esta última medida tendiente a privatizar las tierras de dominio público fue declarada inconstitucional por parte de la justicia porteña. A pesar de los avances y retrocesos en relación a la venta de los predios, el debate en torno a la rezonificación siguió avanzando. Así fue que entre noviembre de 2020 y enero de 2021 se llevó adelante la audiencia pública por la rezonificación, con una masiva participación (más de dos mil inscriptos) y un fuerte rechazo a la iniciativa por parte de organizaciones y vecinos. En simultáneo, organizaciones sociales, ambientales y políticas impulsadas por el Frente de Todos, llevaron adelante una iniciativa popular reuniendo más de cincuenta mil firmas, con el objetivo de rechazar la rezonificación y alentar la creación de un parque público en los predios disputados. A pesar de esta iniciativa, que deberá ser tratada por la legislatura durante el año 2022, en diciembre del 2021 –en el mismo • 24

momento y bajo la misma ley que dio lugar al proyecto de Costa Urbana– el Gobierno logró la aprobación en segunda lectura de la rezonificación de Costa Salguero y Punta Carrasco (Ley 6289), habilitando así la normativa constructiva de esos terrenos públicos y permitiendo que el 22% del espacio de Costa Salguero se destine a la construcción de edificios de hasta 24 metros para viviendas, oficinas, hoteles, entre otros usos.

Las valoraciones del borde costero detrás de los conflictos: el rol de los humedales en ámbitos urbanos Ambos conflictos por el uso de la Costanera permiten extraer reflexiones generales que exceden al ámbito de la Legislatura porteña y que expresan distintas visiones que se ponen en juego sobre el uso del borde costero de la ciudad. Particularmente, interesa en este texto resaltar las valoraciones sociales y ambientales que trajeron aparejadas estos conflictos. Por un lado, habilitaron el debate sobre la necesidad de construir espacios verdes de acceso libre en la ciudad. Por otro lado, reconocieron la importancia que tiene la preservación del borde costero en tanto representa humedales de gran valor ambiental. Aquí interesa enfatizar la centralidad de este tipo de paisajes en ámbitos urbanos, ya que los humedales cumplen múltiples funciones, entre las que se destaca la regulación de las inundaciones (a través del efecto «esponja» que permite absorber y retener las aguas en momentos de crecidas por sudestadas o por precipitaciones intensas), la estabilización del clima local (en tanto representan sumideros de carbono) y el ser reservorio de biodiversidad (al contener diversidad de flora y fauna nativa). Todos estos servicios que ofrece el humedal se tornan centrales en contextos de calentamiento global y de aumento del nivel de las aguas producto del cambio climático. En este sentido, preservar las características ecosistémicas de estos paisajes y habilitarlos como espacios públicos de acceso libre no sólo promueve una visión de ciudad más inclusiva en términos sociales y ambientales, sino también más resiliente frente a la variabilidad climática que enfrentamos. • 1. La causa judicial fue impulsada por el Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC), el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP), la Cátedra Libre de Ingeniería Comunitaria (CLIC), Unidad Popular (UP) y la Defensoría de Laburantes (La Defe). Bibliografía Svampa, M.; Viale, E. (2014). Maldesarrollo. La Argentina del extractivismo y el despojo. Buenos Aires, Katz Editores Vásquez Duplat, A. M. (2017). Extractivismo urbano. Debates para una construcción colectiva de las ciudades. Buenos Aires: Fundación Rosa Luxemburgo; Ceapi; El Colectivo. Wertheimer, M. (2021). Renovación, extractivismo urbano y conflicto ambiental en la costa norte de Buenos Aires. Cadernos Metrópole, 23, pp. 67-98.


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Soluciones basadas en la Naturaleza Una alternativa hacia el desarrollo urbano sostenible

VERÓNICA M. E. ZAGARE Doctora (TUDelft, Países Bajos, 2018), Magíster en Economía Urbana (UTDT, 2011), y Arquitecta cum laude (UB, 2000). Investigadora externa TUDelft e ISU (FADU). Coordinadora de Delta Alliance International en Argentina, desde la FTDT. Certificado Profesional UICN para Soluciones basadas en la Naturaleza.

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urante las últimas décadas, los efectos del cambio climático han exacerbado los problemas ambientales, económicos y sociales relacionados a los procesos de urbanización. De esta forma, las ciudades y sus territorios circundantes se transformaron en áreas altamente vulnerables, siendo escenario de todo tipo de obras de infraestructura con el objeto de disminuir los riesgos de desastres y lograr una mayor seguridad para la población. Sin embargo, las obras de infraestructura tradicionales, también llamadas «grises», implican grandes costos de construcción y mantenimiento, y a la vez, resultan obsoletas para afrontar los desafíos a largo plazo. Por el contrario, para hacer frente al cambio continuo y la incertidumbre, las ciudades necesitan aumentar su resiliencia, siendo esta entendida como la capacidad que presenta un sistema de absorber los cambios y adaptarse sin perder sus características esenciales (Walker et al., 2004). El incremento de resiliencia requiere el desarrollo de estrategias a largo plazo que incluyan distintas disciplinas, enfoques integrados, flexibles y anticipatorios, y la participación pública como eje central. En este contexto, la planificación urbana cumple un rol fundamental en el desarrollo de políticas que contribuyan a un cambio de paradigma hacia ciudades más sustentables y con mayor resiliencia para hacer frente a la complejidad e incertidumbre a la que se enfrentan. Esa incertidumbre no está únicamente relacionada a los fenómenos climáticos, sino también a los cambios que las propias ciudades generan como fruto de sus procesos de desarrollo. Según Bush y Doyon (2019), algunos de los elementos que favorecen un incremento de la resiliencia urbana son la interacción multiescalar entre los sistemas sociales y ecológicos, el mantenimiento y aumento de la biodiversidad, la flexibilidad, la capacidad de respuesta ante los desastres y la participación • 26

pública, entre otros. Es así como los abordajes basados en la naturaleza han ganado importancia en el ámbito científico internacional, dado que atienden esas cuestiones, brindando beneficios a la sociedad desde múltiples ángulos. Estos enfoques basados en los ecosistemas se han incorporado en el debate científico a fines del siglo pasado, como herramientas para la adaptación y mitigación del cambio climático. De ese marco conceptual, se desprende el concepto de Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN), esgrimido en la década del 2000, que representa una alternativa válida para reemplazar y/o reducir el uso de tecnología tradicional y así afrontar los desafíos sociales, incorporando elementos naturales que aumenten la capacidad de adaptación y a la vez la biodiversidad. Organizaciones internacionales tales como las Naciones Unidas (UN), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Comisión Europea (EC), entre otras, se han abocado al estudio de estas nuevas alternativas, contribuyendo con definiciones, estándares internacionales y guías de implementación. También han financiado el desarrollo de proyectos alrededor del mundo. Este interés creciente se evidenció en la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 26), en la cual el eje temático de las SbN estuvo presente, alineado a la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS), y al Acuerdo de París (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, CMNUCC).

Las Soluciones basadas en la Naturaleza Las Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) pueden ser definidas como «acciones para proteger, gestionar de manera sostenible y restaurar ecosistemas naturales o modificados que abordan los desafíos sociales de manera eficaz y adaptativa, proporcionando simultáneamente el bienestar humano y los beneficios de la biodiversidad» (Cohen-Shacham et al., 2016). Estas acciones pueden ser llevadas a cabo en forma individual o bien combinadas con otros abordajes, dentro de un plan integral.


Ahora bien, no todas las acciones que incluyan de alguna u otra manera componentes naturales o hagan referencia a éstos, pueden ser consideradas SbN. Para que una acción sea considerada SbN, es necesario que mantenga o amplíe la diversidad biológica (ONU, 2021) y sea beneficiosa para el bienestar de los seres humanos (UICN, 2020b). De esta forma, las SbN implican una visión integral que busca enfrentar desafíos específicos relacionados con los aspectos sociales, económicos y ambientales, maximizando la provisión de los servicios ecosistémicos (Eggermont et al., 2015). Entre esos desafíos se destacan la seguridad hídrica y alimentaria, la salud, la reducción de riesgo de desastres, la degradación ambiental y pérdida de biodiversidad, y la mitigación y adaptación al cambio climático (UICN, 2020a). Al ser un concepto relativamente nuevo, reviste de suma importancia la correcta interpretación de las definiciones de SbN y del estándar internacional (UICN, 2020a) para su diseño e implementación. De esta forma, se garantizaría cumplir con el objetivo principal evitando generar efectos adversos a los esperados.

Las Soluciones basadas en la Naturaleza como concepto paraguas Las SbN son consideradas un concepto paraguas, ya que cubren un amplio rango de enfoques basados en los ecosistemas. Los distintos enfoques (ver Figura 1) incluyen desde acciones de manejo, protección, conservación y restauración de los ecosistemas, hasta el desarrollo de infraestructura (verde y azul), reducción de riesgos de desastre, y la adaptación (al) y mitigación (del) cambio climático. La incorporación de SbN en las ciudades juega un papel importante dado que contribuyen a disminuir los efectos negativos propios de la urbanización. Los parques urbanos han

demostrado reducir el efecto de isla térmica; el reemplazo de superficies oscuras (asfalto, etc.) y materiales con alta admitancia y bajo albedo, por superficies verdes, contribuye a la evapotranspiración y a la infiltración; el desarrollo de huertas urbanas aumenta la biodiversidad del área y mejora las condiciones de vida de la comunidad. Estos son solo algunos de los beneficios que las SbN pueden aportar a las ciudades, lo cual abre un amplio abanico de posibilidades para las políticas públicas, la planificación y el diseño, a la vez que aportan posibilidades de desarrollo económico.

El papel del agua en las SbN El crecimiento ininterrumpido de la población urbana mundial trae como consecuencia un incremento sostenido de la demanda de agua en las ciudades. La renovación y expansión de la infraestructura hídrica urbana es fundamental para garantizar el suministro de agua segura, el acceso a la red pública de desagües y el aumento de la resiliencia frente a las inundaciones y sequías, entre otros efectos del cambio climático. Desde hace siglos, las ciudades se han apoyado en el desarrollo de obras de infraestructura gris para asumir esos desafíos. El resultado fue la alteración morfológica y ambiental de los espacios mediante la aparición de grandes obras de costoso mantenimiento, que resultaron en muchos casos obsoletas frente a los cambios ambientales crecientes. Los enfoques basados en los ecosistemas han apoyado un cambio de paradigma hacia una mirada «azul» para el manejo integrado de las cuencas hídricas como recurso vital para las ciudades (Figura 2). Bajo esta perspectiva, desde la planificación pueden citarse acciones que promueven el rediseño de la infraestructura hídrica urbana. Por ejemplo, la regulación de los cambios de usos del suelo, el Manejo Integrado del Agua Urbana (IUWNM, Integrated Urban Water Management), y el Diseño Urbano Sensible al Agua (WSUD, o Water Sensitive Urban Design). También se incluyen acciones como la

Figura 1. Concepto paraguas: diferentes acciones incluidas dentro del espectro de las SbN. 27 •


restauración de cursos de agua superficiales o entubados, a través del saneamiento y el desentubamiento (término también llamado en la literatura «daylighting» o «deculverting”). El diseño de corredores azules y verdes mediante el desarrollo de infraestructura natural contribuye en gran medida al manejo de las inundaciones, a través del diseño de parques y reservorios de agua, que, combinados con otras intervenciones, controlan la localización de los sectores inundables aportando a la vez espacios de calidad para la recreación y el ocio. Quizá uno de los ejemplos más claros para ilustrar este cambio de paradigma es el caso neerlandés. En los Países Bajos se llevaron a cabo grandes obras hidráulicas como respuesta a las severas inundaciones sufridas en los años 1916 y 1953. Estas obras, conocidas como Delta Works y Zuiderzee Works, consistieron en la construcción de diques, polders y barreras para luchar contra el avance del agua (Figura 3). Años despues, frente al incremento del cambio climático y el aumento del nivel del mar, se puso en tela de juicio la eficacia de la infraestructura gris frente al contexto de cambio continuo e incertidumbre creciente. De esta forma, se creó el programa Espacio para el Río (Room for the River), que buscó recuperar espacios naturales, darle lugar al agua, y trabajar con la naturaleza, incluso removiendo «obstáculos» producto de obras ya construidas (Figura 4). El resultado fue un cambio de paradigma hacia un desarrollo basado en los ecosistemas transformando la visión del agua y convirtiéndola de amenaza en oportunidad. Se pasó de «luchar contra el agua», a «trabajar con la naturaleza» (Meyer, 2009). Otro ejemplo de SbN en relación a infraestructura azul es el Programa de Ciudad Esponja (Sponge City). Este concepto fue inicialmente utilizado en un plan para la ciudad de Vihn en Vietnam, que consistía en un sistema de tierras altas y bajas para manejar el agua proveniente del río Vihn, y permitir su avance sin afectar la urbanización. El término fue luego adoptado en China, donde se creó en el año 2014 el programa Ciudades Esponja para el manejo del agua urbana, el aumento de la biodiversidad y la promoción del desarrollo económico, entre otros objetivos (Zevenbergen et al., 2018). En línea con esta idea, pueden citarse varios parques urbanos multifuncionales desarrollados en China, tales como el Sanya Mangrove Park (Figura 5) o el Qunli National Park (Figura 6). Puede citarse también el caso de la Iniciativa de Ciudad Verde desarrollada por el gobierno de la Ciudad de Filadelfia, Estados Unidos (Philadelphia Green City Initiative), en el cual se desarrolla una estrategia a nivel urbano de incorporación de infraestructura verde y azul (PWD Philadelphia Water Department, 2014) (Figura 7). Lo interesante de este ejemplo radica en el estudio de distintos parámetros económicos y ambientales, que arrojan como resultado que los beneficios económicos de la infraestructura verde son ampliamente superiores a los aportados por la infraestructura gris (Raucher & Clements, 2012). Otro ejemplo a menor escala es la Plaza del Agua en la ciudad de Rotterdam (Países Bajos), en el cual se generó, a través de un proceso participativo, un espacio urbano multifuncional a modo de reservorio de agua de lluvia (Figura 8). Esta estrategia se alinea con los objetivos ambientales de la ciudad, que también incluye otras SbN, como ser el programa Techos Multifuncionales (Multifunctional Roofs) que incluye la incorporación de terrazas verdes. • 28

En Latinoamérica existen numerosos ejemplos de SbN. La ciudad de México, junto con el gobierno y expertos de los Países Bajos, desarrolló el documento «Hacia una ciudad de México sensible al agua» (Gobierno de la Ciudad de México, 2016), en el cual se aborda el espacio público urbano como infraestructura para el manejo del agua en la ciudad, a través de diferentes estrategias de adaptación climática basadas en la naturaleza (Fig. 9).

Reflexión final Las SbN son un enfoque innovador para asumir los desafíos hídricos, y a la vez atender las necesidades sociales. El desafío es reconocer la complejidad de los sistemas urbanos en su relación con el medio ambiente y las comunidades, y así poder incorporar nuevos enfoques, que a la vez representan una gran oportunidad para el rediseño de los espacios públicos urbanos. • Referencias Bush, J., & Doyon, A. (2019). Building urban resilience with nature-based solutions: How can urban planning contribute? Cities, 95(September), 102483. https://doi.org/10.1016/j.cities.2019.102483 Cohen-Shacham, E., Walters, G., Janzen, C., & Maginnis, S. (Eds.). (2016). Nature-based Solutions to address global societal challenges. IUCN. Eggermont, H., Balian, E., Azevedo, J. M. N., Beumer, V., Brodin, T., Claudet, J., Fady, B., Grube, M., Keune, H., Lamarque, P., Reuter, K., Smith, M., Ham, C. Van, Weisser, W. W., & Roux, X. Le. (2015). Nature-based Solutions : New Influence for Environmental Management and Research in Europe. 243–248. Gobierno de la Ciudad de México. (2016). Hacia una Ciudad de México sensible al agua. El espacio público como una estrategia de gestión de agua de lluvia. Gob Cdmx, 108. Malvarez, A. I. (1997). Las comunidades vegetales del Delta del Río Paraná. Su relación con factores ambientales y patrones de paisaje. Universidad de Buenos Aires. Meyer, H. (2009). Reinventing the Dutch Delta: Complexity and Conflicts. Built Environment, 35(4), 432–451. https://doi.org/10.2148/benv.35.4.432 ONU. (2021). Soluciones basadas en la Naturaleza para os desafíos urbanos. Foresight 023. División de Ciencias ONU Medio Ambiente. https://wedocs. unep.org/bitstream/handle/20.500.11822/35864/FB023_SP.pdf PWD Philadelphia Water Department. (2014). City of Philadelphia Green Streets Design Manual. Raucher, R., & Clements, J. (2012). A Triple Bottom Line Assessment of Traditional and Green Infrastructure Options for Controlling CSO Events in Philadelphia’s Watersheds. Proceedings of the Water Environment Federation, 2010(9), 6776–6804. https://doi.org/10.2175/193864710798207233 Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. (2008). Plan Integral de Conservación y Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Parana (PIECAS-DP). UICN. (2020a). Estándar Global de la UICN para soluciones basadas en la naturaleza. Un marco sencillo para la verificación, el diseño y la extensión de SbN. (p. 91). UICN. (2020b). Orientación para usar el Estándar Global de la UICN para soluciones basadas en la naturaleza: primera edición (Primera Ed). https://doi.org/10.2305/iucn.ch.2020.09.es Walker, B., Holling, C. A., Carpenter, S., & Kinzig, A. (2004). Resilience, Adaptability and Transformability in Social– ecological Systems. Ecology and Society, 9(2). http://www.ecologyandsociety.org/vol9/iss2/ art5%0APerspective Zagare, V. M. E., & Manotas Romero, T. (2014). Procesos Naturales y Urbanos en el Delta Inferior del Paraná: Actores, Conflictos y Desafíos de un área en constante transformación. Revista M, 11(1). Zevenbergen, C., Fu, D., & Pathirana, A. (2018). Sponge Cities. Emerging Approaches, Challenges and Opportunities. En C. Zevenbergen, D. Fu, & A. Pathirana (Eds.), Scientific American. MDPI.


El Delta del Paraná

El Delta del río Paraná es uno de los humedales más importantes de Argentina. Cubre una superficie aproximada de 22.587 km², mientras que las islas del Delta y pre-Delta ocupan 17.400 km² (Malvarez, 1997; Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, 2008). Dentro de sus principales características se pueden mencionar la heterogeneidad de sus unidades de paisajes, y los pulsos de inundación y seca causados por la variabilidad en el caudal del río Paraná y sus tributarios. Asimismo, en el Bajo Delta del Paraná, la hidrología está influenciada por las mareas y el fenómeno meteorológico conocido como Sudestada, que consiste en vientos persistentes provenientes del océano Atlántico en dirección sudeste-noroeste (Zagare y Manotas Romero, 2014). El Bajo Delta es el sector que tiene mayor relación con el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Es un espacio dicotómico en el cual pueden advertirse las marcadas diferencias entre las dinámicas de los ambientes isleño y continental. Las islas del Delta tienen una densidad poblacional de aproximadamente 1 hab/m², mientras que el AMBA presenta una densidad aproximada de 1140 hab/m². El espacio continental, en particular, ha sido ocupado sin una planificación integral de base que tenga en cuenta las dinámicas naturales propias del delta. Esto trae consigo consecuencias negativas para las poblaciones asentadas en la zona, sobre todo para los sectores de menores recursos, que usualmente están ocupando terrenos sin infraestructura, y son los que tienen menor capacidad de recuperación frente a los desastres climáticos. También acrecienta la polarización existente, aumentando la brecha entre las distintas formas de ocupación del espacio urbano. A nivel internacional, los deltas son considerados espacios de alta riqueza en términos de biodiversidad, que constituyen una pieza clave para aumentar la resiliencia de las ciudades en relación al cambio climático. Por esta razón, las SbN y los enfoques basados en los ecosistemas podrían contribuir al cambio de paradigma respecto de la planificación de las ciudades en relación a estos humedales. Es importante destacar que estos nuevos enfoques beneficiarían a la planificación del AMBA aportando herramientas para reducir los impactos del cambio climático, alcanzar modelos urbanos sostenibles y promover la participación pública en los procesos de toma de decisión.

Figura 2. Enfoque azul y la inclusión del agua como elemento clave en la planificación de las ciudades.

Figura 5 - Arriba. Sanya Mangrove Park, China. Fuente: Turenscape.

Figura 6 - Abajo. Qunli National Park, China. Fuente: Turenscape. 29 •


Figura 3. Eastern Scheldt Barrier, obra del plan Delta Works, Países Bajos. Fuente: Rijkswaterstaat.

Figura 4. Nijmegen, obra del plan Room for the River, Países Bajos. Fuente: Rijkswaterstaat.

Figura 7. Plan Filadelfia Ciudad Verde (izq.), estrategias para infraestructura verde-azul (der.). Fuente: Gobierno de la ciudad de Filadelfia. • 30


Figura 8. Water Square, Rotterdam, Países Bajos. Fuente: De Urbanisten.

Figura 9. México Sensible al Agua. Fuente: Gobierno de la Ciudad de México, 2016. 31 •


El agua como activo de la ciudad ANA CAROLINA HERRERO Doctora y Licenciada en Ciencias Biológicas (UBA). Máster en Hidrología (CEDEX, España). Defensora del Usuario (ERAS). Coordinadora Diplomatura Gestión Integral del Cambio Climático (MAyDS, UNQUI, UNJU). Miembro del Consejo Asesor Externo Cambio Climático (APRA). Dicta cursos de grado y posgrado de problemáticas ambientales vinculadas con la gestión del recurso hídrico y cambio climático en universidades nacionales y extranjeras.

l agua es una de las principales amenazas del cambio climático y por tanto se requiere de una visión con enfoque integral, que vaya más allá de una obra estructural, y que esté sentada en los patrones de la naturaleza, en la experiencia humana y en el cambio cultural, para que funcione contundentemente como una sola cosa.

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La Ciudad de Buenos Aires se inundaba, se inunda y se seguirá inundando –seguramente menos–, pero no dejará de hacerlo puesto que son los ríos y arroyos los que explican la forma de esta urbe, con bañados, lagunas, humedales y cursos de agua, y que empezaron a ser escondidos ya desde el inicio de la urbanización.

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Hay muchas obras construidas pero quedan muchas más por desarrollar. Hay cuencas más intervenidas pero otras sólo con obras menores. También las hay interjurisdiccionales, como el Maldonado y el Medrano, dondela mitad de la cuenca de este último corresponde a la Provincia de Buenos Aires. Si bien el Plan Hidráulico (PH) es una política de Estado que tiene como antecedente inmediato al Plan Director de Ordenamiento Hidráulico para la Ciudad de Buenos Aires (PDOHCBA) y al Programa de Gestión del Riesgo Hídrico (PGRH), deberá enmarcarse en el contexto del cambio climático e integrar el carácter interjurisdiccional de las cuencas, para suplir las falencias no contempladas.


Cheonggyecheon hoy. Foto: Yeoul-shin en Unsplash 33 •


No es posible asegurar que las inundaciones se detendrán una vez que el arroyo se entube y, lo que es peor, se genera un escenario incontrolable. Algunos de los efectos negativos del entubamiento, son:

Cuencas de la Ciudad de Buenos Aires. Fuente: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Sería muy costoso cubrir la capacidad de la red pluvial a cien años, pero se puede adoptar una serie de medidas «verdes y azules» para completar la diferencia. El PH admite 25 cm de agua en calle como un nivel de inundación aceptable, dado que si bien se lo considera molestia, permite la circulación. Por tanto, habría que complementar con Infraestructura Azul y Verde (IAV) para retener el agua donde se pueda y de esa manera usar a la ciudad como reservorio, almacenándola. Pensar en la infiltración está descartado. Por un lado, porque la Ciudad posee suelos con características de impermeabilidad y por otro, porque las napas reciben las pérdidas de la red de agua de AySA, situación que genera un desbalance hídrico importante. Así las cosas solamente se puede pensar en dilatar y/o diferir el excedente de agua. La IAV vendrá a complementar a la infraestructura gris, de ninguna manera a suplantarla, pero para ello es crucial la integración del conjunto de obras (medidas estructurales) y programas y acciones (medidas no estructurales) concebidos para reducir el riesgo hídrico en la Ciudad, entre las diferentes áreas de gobierno. Todo esto debería enmarcarse bajo una nueva visión del agua: lo que antes (y hoy) era (es) un problema, transformarlo en una oportunidad de disfrute, en un activo de la ciudad. Y en esa evolución, empezar a pensar en la apertura arroyos como un cambio de paradigma hidráulico para restaurar ecológicamente las cuencas. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene todos los ríos entubados. Entubar los ríos urbanos sólo busca invisibilizar el problema sin comprender que son mucho más que cursos de agua. El riesgo no se elimina, se «oculta» tras las obras y reaparece a la vista de todos ante cada desastre.

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aumento de conexiones clandestinas dado que se pierde el control efectivo una vez que se encuentra entubado; aumento de la contaminación debido a las descargas clandestinas sin tratamiento;

saturación del cauce entubado, ya que el aumento de las conexiones satura el cauce/ducto, lo que empeora el escenario frente a lluvias intensivas; pérdida de los espacios verdes para a recreación de los vecinos de la cuenca;

reducción de áreas de absorción de agua de lluvia, al perderse los espacios verdes, lo que incrementa la inundación.

Un caso emblemático es el Arroyo Cheonggyecheon de 5,8 km de longitud, localizado en el centro de Seúl: en 1970 se construyó sobre éste una autopista de 16 m de ancho y fue desentubado en 2005, transformándose en un espacio moderno de recreación público, popular entre los residentes y turistas, valorizando el espacio verde, el paisaje e incrementando el número de empresas y oportunidades de empleo. Los cambios enunciados son posibles de alcanzar con medidas que fomenten una relación consciente de la ciudadanía con el agua, a través de diferentes acciones con escuelas (capacitaciones, contenidos curriculares), talleres participativos de riesgo hídrico con perspectiva de género, centro vivencial (que dé cuenta de la línea histórica vinculada con el agua en la ciudad), entre otros. La apertura de los arroyos en la Ciudad de Buenos Aires es un gran desafío, pero que sin lugar a dudas se puede lograr. La Ciudad debe proporcionar a sus habitantes una alta calidad de vida y empleo, de modo que pueda hacerse competitiva, que atraiga a las personas que quieran vivir en la ciudad, visitar a la ciudad e invertir en ella. Para ello tiene que ser ecológicamente viable. La sustentabilidad es el elemento clave para la supervivencia en y de la ciudad. •


Foto: Silvia La Manna

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Presencia del agua en la planificación urbano-ambiental GRACIELA BRANDARIZ Arquitecta, Maestría en Gestión Ambiental Metropolitana (GAM, FADU-UBA). Consultora independiente en el área urbano-ambiental.

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os recursos hídricos se encuentran cada vez más amenazados y, con ellos, la salud pública, la seguridad alimentaria y el ambiente, entre otros. La relación entre el agua y las ciudades es crucial, sin agua no podemos vivir. El crecimiento demográfico, la industrialización y la urbanización están agotando y contaminando los lagos, ríos y acuíferos en forma irreversible. La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia vital del saneamiento, la higiene y un acceso apropiado a agua limpia para prevenir y evitar las enfermedades. Es urgente adoptar una mirada resiliente ante esta problemática y abordarla de una manera integral, más allá de las barreras administrativas de la ciudad. El concepto de resiliencia, en el caso del agua, significa cambiar nuestra relación con ella, con el fin de hacer un uso más responsable, evitar su desperdicio y contaminación, hacerla más accesible, evitar el deterioro de su infraestructura y procurar la recarga de las napas; es decir, un manejo sostenible del recurso hídrico. El cambio climático es otro factor que está impactando de manera ineludible en el ciclo del agua. Las sequías son fuertes y persistentes, como lo vivido en Rosario por la falta de lluvias en la cuenca alta del río Paraná, en Brasil, que comenzó en agosto de 2019, y cuyas condiciones de sequía y bajante persisten en el presente año. El sistema perdió caudal y padeció una falta de agua muy marcada afectando casi toda la cuenca del Plata. La Universidad Nacional de Rosario calcula que entre el 5% y 6% de la superficie del Delta estuvo cubierta, contra el 40% que se registra en años normales. Por otro lado, el aumento de la temperatura global trae consigo cambios en los patrones y distribución de las lluvias por los cambios en la humedad del suelo, con tormentas cada vez más severas y caudalosas que producen la carga de los acuíferos y la subida del nivel de las aguas de los ríos, con inundaciones de magnitud como la del año 2013 en la ciudad de La Plata. Cabe prestar especial atención al Plan de Acción Climática (PAC) 2050 elaborado por la Agencia de Protección Ambiental (GCBA) y presentado en el año 2021, donde alerta que en los próximos veinte años, en la Ciudad de Buenos Aires aumentará el número de días que formen parte de una ola de calor y se incrementará la precipitación tanto en la ocurrencia de eventos extremos así como en la intensidad. En Buenos Aires ya pueden notarse los efectos del cambio climático a través de mayores y más intensas precipitaciones y un aumento sostenido en la frecuencia y la duración de las olas de calor. Según indican los expertos, el significativo ascenso del nivel • 36

del mar esperable en las próximas décadas (a nivel absoluto 2,5 mm por año) afectará en mayor medida a las áreas rellenadas artificialmente por la consecuente falta de pendiente y la prolongación de los cursos de arroyos, entubados o no, y generará dificultades progresivas en la evacuación de las aguas. Esta situación afecta severamente nuestros bordes ribereños: el ascenso del nivel del Río de la Plata, que al ser un estuario se comporta como una fuente marina, y el Riachuelo, que está perdiendo capacidad de evacuación de sus aguas debido a que su cauce inferior ha visto incrementada su vulnerabilidad a las sudestadas extraordinarias, provocando inundaciones de la ribera y hacia el interior de la ciudad. Muchos espacios verdes se van perdiendo por la presión ejercida por un uso del suelo más competitivo. La calidad, cantidad y distribución de la infraestructura azul y verde es de vital importancia para el desarrollo de la aptitud ambiental de los centros urbanos. Según un informe de la UNESCO , una Solución Basada en la Naturaleza (SbN) puede implicar la conservación o rehabilitación de ecosistemas naturales y/o la mejora o creación de procesos naturales en ecosistemas modificados o artificiales. Techos verdes, humedales artificiales, arbolado de alineación son algunas de las propuestas que pueden minimizar la escorrentía dañina al absorber las aguas pluviales, reducir los riesgos de inundaciones y salvaguardar los ecosistemas de agua dulce. Es así que las SbN han ganado protagonismo en los últimos años en el ámbito local, con estrategias para afrontar retos como la adaptación a la crisis climática, la inequitativa distribución del verde y la recuperación del paisaje urbano. Uno de los mayores desafíos del siglo XXI es garantizar el agua potable y contar con saneamiento básico para todos. Las ciudades son los lugares donde la mayoría de las personas viven y vivirán en el futuro y, como tales, son áreas que requerirán un consumo y gestión responsable del recurso hídrico. Dado que la política del agua transciende las fronteras administrativas, las ciudades por sí solas no podrán hacer frente a la magnitud de los retos vinculados a las dinámicas económicas, sociales y ambientales que se vienen a futuro. Ellas necesitan planificar, coordinar y cogestionar con los municipios del conurbano, no solo porque las cuencas hidrográficas atraviesan las fronteras administrativas, sino también porque las nuevas formas de cooperaciones público-privadas pueden ayudar a gestionar mejor el agua como responsabilidad compartida. 1

Informe UNESCO


En este sentido, la Agenda 2030 de Naciones Unidas, entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), cuenta con el ODS 11, titulado Ciudades y comunidades sostenibles, donde establece que será necesario redefinir los espacios urbanos teniendo en cuenta criterios ecológicos y, el ODS 6, Agua limpia y saneamiento, centrado en garantizar la disponibilidad de agua y saneamiento para todos, y abarcar también otros aspectos como la higiene, la gestión de las cuencas fluviales con especial énfasis en la gestión integrada de los recursos hídricos y los aspectos ambientales relacionados. El Plan Estratégico Participativo de Buenos Aires (PEPBA2035, 2017), el actual proceso de actualización del Plan Urbano Ambiental (PUA) y el vigente Código de Edificación (CE) y Código Urbanístico (CU) han generado una saludable discusión acerca de temas urbanísticos, debate que no sucedía desde hace muchos años. En el marco de la sustentabilidad urbana, todos buscan una ciudad equitativa, amigable con el ambiente, que fomente el uso sostenible de las aguas y el ordenamiento territorial y ambiental para el manejo eficiente del recurso hídrico. Vale recordar que el territorio que abarca el borde costero de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires está conformado en su totalidad por tierras que fueron ganadas al Río de la Plata en un proceso de rellenos que tuvo una duración de 185 años, y que hoy todavía muestra su dinamismo en algunos sectores de la ribera. El uso de estas tierras habilitadas en distintas épocas y con distintos propósitos fue generando una diversidad de actividades mayoritariamente relacionadas con el transporte en sus distintos modos y la recreación activa y pasiva, así como con la educación de nivel terciario y, recientemente, las urbanizaciones de sectores que fueron desafectados de usos portuarios y ferroviarios. El avance sistemático sobre el Río de la Plata y los posibles efectos del cambio climático vuelve a este sector de la ciudad mucho más vulnerable cada día. En este sentido, el Consejo de Planeamiento Estratégico (CoPE) de la Ciudad ha redactado un proyecto de ley sobre

“Gestión Costera Integrada de la Ribera del Río de la Plata”, a presentar próximamente a la Legislatura para su tratamiento, atendiendo a la necesidad de actuar en la franja costera de la ciudad con una visión integradora para articular las políticas y estrategias, obras y actividades que se desarrollen en el área, preservando la calidad ambiental, promoviendo el uso sustentable y el uso recreativo, garantizando el acceso público, libre y gratuito al borde costero y fomentando la recuperación de la funcionalidad ecológica. Asimismo, en el año 2021, en el marco del proceso de actualización del Plan Urbano Ambiental, con la participación de las organizaciones que conforman el CoPE, se formularon los “Aportes al Plan de Sector de la Ribera del Río de la Plata”, buscando fortalecer la necesidad de un plan integral para su costa, más aún, para toda la costa metropolitana, que abarque tanto la Ciudad como la Provincia, que sea capaz de fijar los grandes lineamientos estratégicos para el futuro de la región y la Ciudad, en particular, en relación con su ribera. Por su parte, el CE y el CU vigentes también abordan el tema del agua en el marco de la sustentabilidad del recurso, promoviendo un uso responsable del agua potable, la construcción de reservorios para la captación y ralentización del agua de lluvia, e instalación de sistemas de reutilización de aguas grises para segundos usos, entre otras exigencias. Como puede verse, el manejo y gestión del agua en la CABA está presente en los instrumentos de planificación urbana y ambiental, sin embargo, algunos barrios populares muestran un alto déficit en el acceso formal a los servicios básicos y, en general, la población de la ciudad vive cada vez más alejada del río y la naturaleza. Es un derecho de cada persona disponer de agua potable, físicamente accesible y asequible para su uso personal y doméstico; y, a escala urbana, la presencia de fuentes de agua es muy valorada, mejoran su calidad de vida, ya que humidifican el ambiente, conservan la biodiversidad y retardan el escurrimiento del agua de lluvia, todo lo cual contribuye a un desarrollo urbano sostenible. • 37 •


Educación e investigación en un momento de urgencia social y ambiental IÑAKI ALDAY Arquitecto, urbanista y paisajista. Cofundador de aldayjover arquitectura y paisaje. Catedrático y Decano de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Tulane, Nueva Orleans.

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a práctica y la educación en arquitectura han aumentado en complejidad en paralelo a tantas otras áreas del conocimiento y la práctica profesional en el mundo contemporáneo. Por un lado, la revolución digital, la globalización o la disponibilidad de información y datos han transformado la arquitectura y prácticamente cualquier actividad humana. La humanidad se enfrenta a una combinación de crisis económicas, políticas y ecológicas¹ que exigen un cambio profundo en la forma en que habitamos el planeta y las estructuras físicas y no físicas que organizan la vida en él. Por fin hemos descubierto la limitación de los recursos planetarios, y estamos empezando a asumir el coste de los daños producidos desde la era industrial. Y por encima de todos ellos, los sistemas hidrológicos y el agua, el recurso más amenazado y que ya está determinando la viabilidad de grandes territorios planetarios (por escasez, exceso, contaminación o transformación de sus substancia). La complejidad del entorno construido no puede abordarse de manera efectiva de forma aislada desde ninguna de sus disciplinas tradicionales. La arquitectura de los objetos no suele ir mucho más allá de servir al mercado proporcionando el producto demandado. El urbanismo tradicional del plan maestro no nos permite abordar las dimensiones regionales y metropolitanas de la ciudad metabólica. La ingeniería ha perpetuado la lógica de la especialización industrial, diseñando infraestructuras monofuncionales que tienden a resolver un problema mientras generan tres problemas adicionales (ver desde carreteras urbanas hasta canales fluviales o sistemas de bombeo). La arquitectura, la ingeniería y el urbanismo han multiplicado su complejidad y desdibujado la claridad de sus límites y diferencias. A menudo, en vez de sumar, acaban por superponerse involuntariamente y generando conflictos poco productivos.

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Cien años después de la aparición de la era moderna y, con ella, la definición regulatoria y pedagógica de la arquitectura y del urbanismo, la arquitectura ha sufrido fases de florecimiento y crisis. Durante ellas, la ambición, el compromiso y el sentido de relevancia han flaqueado y, con la postmodernidad, casi desaparecido. ¿Tiene sentido pensar en una agenda común para la arquitectura, el urbanismo y el paisajismo en este momento histórico? Y si es así, ¿cómo vamos a educar a los profesionales que necesitamos? Las infraestructuras han sido históricamente, y siguen siendo en la actualidad, las principales herramientas en la transformación del territorio. Sin embargo, la arquitectura y el urbanismo han estado tradicionalmente muy alejados del diseño e integración de infraestructuras urbanas y territoriales, perdiendo oportunidades de impacto y mejora de las soluciones finalmente construidas. La capacidad de la arquitectura para sintetizar la complejidad y abordar de forma holística las transformaciones derivadas de la inserción de infraestructuras debe servir para cambiar la práctica habitual de responder a lógicas únicas, aisladas de su contexto (transporte, saneamiento, agua, movilidad, energía, etc.). Las escuelas de arquitectura y urbanismo deberíamos tener el mandato de educar los profesionales capaces de realizar esta síntesis de la complejidad, focalizándonos en los problemas a resolver en lugar de en nuestras competencias profesionales. El «problema» es quien determina no solo la línea de trabajo para su resolución, sino también los distintos expertos necesarios para abordarlo con efectividad. A partir de esta premisa, los arquitectos, urbanistas y paisajistas pueden estar mejor preparados que cualquier otra profesión para incorporar


Propuesta de infraestructuras descentralizadas para Nueva Delhi, por Eliott Moreau. Yamuna River Project, Escuela de Arquitectura de Tulane. Profesores y investigadores principales: Iñaki Alday y Pankaj Vir Gupta.

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Propuesta de estructura ecológica para la ciudad de Addis Ababa. Addis Ababa Research Project, Escuela de Arquitectura de Tulane. Profesor y investigador principal: Rubén García Rubio.

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todo tipo de aspectos sociales, técnicos, medioambientales o económicos… siempre que sepamos reconocer las contribuciones expertas del resto de agentes. Sin embargo y aunque esencial, esto no es suficiente. La importancia de los retos medioambientales y sociales de hoy requiere cambios radicales, es decir, «innovación». Esta es la segunda misión de las universidades: la generación de conocimiento. La enorme acumulación de expertos de diferentes campos presenta unas condiciones irreplicables fuera de estas extraordinarias instituciones. «Research Universities» (universidades con un mandato principal de investigación) como Tulane University en Nueva Orleans, es un modelo de investigación multidisciplinar, a través de centros como el ByWater, pero también desde el propio enfoque de escuelas como la Escuela de Arquitectura y sus cursos de «proyectos de investigación» (Research Studios). A través del Yamuna River Project,2, 3 en colaboración con la Universidad de Virginia, hemos hecho aportaciones fundamentales al planeamiento de la capital de la mayor democracia del planeta, Delhi, hasta ahora sometida a una de las crisis ambientales más agudas de entre las grandes megalópolis. Con una metodología similar, estamos trabajando en Adís Abeba4, la capital africana que se asentó en uno de los territorios riparios más complejos y delicados del continente, y por supuesto en Nueva Orleans, la que fue tercera ciudad de los Estados Unidos de América, quizás la más compleja históricamente, y hoy en día bajo la amenaza existencial de la combinación del cambio climático y las infraestructuras hidráulicas que permitieron ocupar los pantanos de Luisiana… y a la vez iniciaron la destrucción del sistema deltaico. Tulane ha trabajado con el Municipio de Quilmes ( junto a Buenos Aires) abordando sus dos principales dilemas: el sistema de arroyos urbanos y la ocupación del frente del Río de la Plata buscando modelos ecológicos que garanticen la resiliencia y la salud medioambiental5. Pero las universidades no dictaminan ni toman decisiones, sino que informan y guían a la sociedad y a los administradores públicos. Las universidades, a través de estos proyectos de investigación, ponen un espejo delante de situaciones críticas explicando toda su complejidad e implicaciones. Además, como arquitectos, incluimos escenarios de transformación, algo que permite dirigir acciones, involucrar a los ciudadanos y guiar a los administradores. Algo que, bien utilizado, puede otorgar un enorme poder de liderazgo. El objetivo ineludible de la educación de la arquitectura, del urbanismo, del paisajismo y de la ingeniería no puede ser otro que transformar la forma en que habitamos el planeta. La individualidad de los arquitectos –y del resto de profesionales del entorno construido–, su capacidad creativa y su compromiso intelectual cobran

verdadero sentido cuando se centran en comprender las preocupaciones sociales y en afrontar el reto ambiental y social, dejando atrás la realización personal. Alinear la creatividad individual y del equipo con las necesidades sociales y ecológicas es urgente tanto para el planeta como para la relevancia de nuestras profesiones, especialmente después de décadas de sumisión posmoderna al servicio populista al mercado y de las dinámicas neoliberales. La arquitectura y el urbanismo son las ciencias del habitar y construir la ciudad, un compromiso que es más crítico que nunca cuando reconocemos que la habitabilidad del planeta está seriamente comprometida. La urgencia del desafío ambiental y la creciente desigualdad requieren soluciones físicas: arquitectura, paisajismo, planificación urbana, ingeniería y todas las combinaciones posibles entre ellos y otros campos del conocimiento. Contra las disquisiciones sobre los territorios disciplinarios, el diseño cambia el enfoque del objeto (construcción, paisaje, infraestructura) a la acción: transformar una realidad, gestionar creativamente la complejidad. Hablamos de «problemas a resolver», a diferencia de los territorios de práctica o educación. Con este cambio, el límite de propiedad de cada territorio profesional pierde relevancia. El objetivo es sintetizar respuestas complejas para las necesidades del lugar y de su gente. La arquitectura resuelve problemas –empezando por proporcionar refugio– pero los nuevos retos han crecido en escala y son producto de prácticas anteriores. Las crisis ambientales y sociales han sido alimentadas por el uso de materiales, el desarrollo de las ciudades y su impacto en el metabolismo territorial, el descuido de los elementos naturales y su dinámica, y muchas otras decisiones en la construcción del hábitat planetario. La urgencia de repensar este hábitat requiere una actitud de innovación consciente, a una escala y a un ritmo ajeno a lo que ha sido la evolución tradicional de la disciplina, una actitud que empieza con la educación de los profesionales en las escuelas y con el compromiso de la academia de generar conocimiento nuevo. •

1. Purdy, J. (2015). After Nature. Harvard University Press 2. Alday, I., Gupta, P. V. (2018). Yamuna River Project. New Delhi Urban Ecology. ACTAR. 3. Ver más información en https://yamunariverproject.wp.tulane.edu 4. Garcia Rubio, R. y Taylor J., S. (2020). Resilient Urban Ecologies: Adaptive Sustainable 5. Infrastructures for Addis Ababa. The Plan Journal, 5(2). Ver más información en https://quilmeswaterplan.wp.tulane.edu

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Propuesta de ordenacion de la ribera de Quilmes. Escuela de Arquitectura de Tulane. Profesor y investigador principal: Iñaki Alday. Imagen: Mario Monclus.

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Curso del Taimoor en Nueva Delhi. Foto: Randir Singh.

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Buenos Aires: ciudad ribereña FABIO MÁRQUEZ Licenciado en Diseño del Paisaje, dedicado a diseño participativo, biodiversidad urbana y gestión pública. Docente universitario en varias universidades. Director Comisión de Participación Social de ACUMAR.

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a Ciudad de Buenos Aires es una ciudad fluvial que desde hace décadas se empeñan en que no la vivamos sus habitantes como tal. Con riberas a dos ríos, el Riachuelo y el enorme Río de la Plata (en realidad es un estuario), además de arroyos que cruzan su accidentada geografía en comparación con la llanura pampeana, pero que entubamos desde el siglo XIX y contundentemente en el siglo XX, haciéndolos desaparecer del paisaje porteño al convertirlos en drenajes pluviocloacales subterráneos, salvo pequeños tramos en sus desembocaduras. Especialmente en los últimos tiempos las riberas porteñas han sido expresión de disputas y tensiones entre diferentes modelos de ciudad, con variados resultados, y que actualmente se precipitan en acciones urbanísticas drásticas especialmente sobre las márgenes del Río de la Plata, impulsadas por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) en connivencia con algunos sectores concentrados de la economía.

RIACHUELO El Riachuelo tiene un importante proceso de reconversión de su paisaje desde hace más de una década. Más allá de la situación de sus aguas contaminadas, que es un proceso más lento de saneamiento ambiental, sus márgenes son testimonio de una transformación positiva que, aún en transición, va dando frutos en los nuevos espacios verdes públicos, urbanizaciones, vegetación, equipamientos, patrimonio cultural, y que van revinculando al río con la población inmediatamente cercana y principal afectada por su situación. Lograr que en un tiempo no tan lejano pueda volver a navegarse el Riachuelo, para transporte de personas y turístico, fortalecerá la relación paisajística de la población para optimizar la calidad y sostenimiento de la demanda de su saneamiento. El Riachuelo

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puede ser reapropiado como nuestro río urbano interior, disfrutable como espacio de encuentro social de ambas márgenes, en un corredor lineal singular con muchas posibilidades de ofrecer este espacio territorial de la ciudad de modo integrador e inclusivo. Aunque falta todavía bastante, se puede vislumbrar que dejará de ser el patio trasero porteño, para transformarse en un lugar central y de conexión fluida con los municipios lindantes. El saneamiento gradual del Riachuelo ofrece un mensaje optimista, con un lugar sistemáticamente ejemplificado como emblemático de nuestras incapacidades de nuestra sociedad para resolver situaciones de este tipo. Que el Riachuelo pueda remediarse ambientalmente, fortalecerá la autoestima colectiva para los cambios urbanos necesarios, tanto en el Área Metropolitana Buenos Aires, como a nivel nacional.

RÍO DE LA PLATA Pasemos a nuestra ribera principal y peor tratada a lo largo de la historia, aunque en general no lo percibamos como tal, que es la del Río de la Plata. Millones de metros cúbicos de materiales fueron extendiendo superficie sobre el agua a lo largo de siglo y medio, con la muletilla de «ganar tierra al río». Que significó destruir nuestro margen fluvial porteño con sus barrancas y humedales, más allá del gran espacio portuario que se fue desarrollando en la medida que fue creciendo la ciudad. Pero no voy a focalizar en la transformación histórica pasada, sino la que está sucediendo en esta época. Tenemos el paisaje más emblemático y monumental disponible, pero es de difícil acceso y uso. Ponemos esmero en alejarnos de esta espacialidad que alguna vez fue culturalmente identitaria, para que la olvidemos, acostumbrándonos a que somos una ciudad que vive de espaldas al río.


Arroyo Ugarteche desembocando al Río de la Plata, entre Punta Carrasco y Costa Salguero.

En el art. 8 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires se define que «Los espacios que forman parte del contorno ribereño de la Ciudad son públicos y de libre acceso y circulación», y en el art. 27 inc. 3 define «La protección e incremento de los espacios públicos de acceso libre y gratuito, en particular la recuperación de las áreas costeras, y garantiza su uso común». Respecto a estos mandatos constitucionales, el GCABA promueve todo lo contrario. Se siguen generando rellenos para obtener terrenos a bajo costo para usos privados. Como la playa de estacionamiento subterránea frente al Aeroparque (lindante del espigón Puerto Argentino) o las nuevas instalaciones del Tiro Federal al lado del Parque de los Niños, extendiendo desembocadura del arroyo Medrano con rellenos que ampliaron la superficie para las nuevas construcciones. Todo como producto del traslado del Tiro Federal —que estaba frente al estadio de River Plate— para desarrollar un emprendimiento inmobiliario denominado Parque de la Innovación. Los dos casos fueron financiados por el GCABA y nos han dejado como ambientación sonora, en el Parque de los Niños y también alcanzando a la Reserva Ecológica

Ciudad Universitaria en Costanera Norte, el ruido cotidiano de las prácticas de disparos de armas de fuego del Tiro Federal. De intervenciones no sostenibles ambientalmente y favorecimiento a privados, el caso emblemático es Costa Salguero. Espacios públicos concesionados a una empresa que fue ampliando su ocupación, desde que Facundo Suárez Lastra fue intendente hasta ahora: con el vencimiento de la concesión, el GCABA, a partir de su bloque en la Legislatura porteña, logró las leyes de rezonificación y venta de estas tierras públicas. Organizó concurso de proyecto urbanístico con la Sociedad Central de Arquitectos y Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, en pos de validación profesional y académica a transgresiones formales sobre este lugar. Pero la movilización ciudadana dio una visibilidad a esta operación inmobiliaria que no tuvieron las otras, y abrió el debate sobre el Río de la Plata. Hubo récord histórico de participantes en audiencia pública y por primera vez se activó el mecanismo constitucional de iniciativa popular, al presentar en la Legislatura las firmas necesarias para que sea tratado el proyecto de ley de crear un parque público en Costa Salguero.

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Arroyo Cildáñez previo a su desembocadura en el Riachuelo.

Luego surgió la ofensiva gubernamental para rezonificar el predio de ex Ciudad Deportiva del Club Boca Juniors, para desarrollar otro megaemprendimiento inmobiliario ribereño, Costa Urbana. Los argumentos del GCABA llevan siempre el discurso de que es la mejor manera de producir espacios verdes públicos en la ribera. Con la muletilla de usos mixtos para garantizar uso, encubren la intención de generar desarrollos inmobiliarios insostenibles ambientalmente, como en este caso que se encuentra al lado de la Reserva Ecológica Costanera Sur. Mientras, se suma la modalidad inherente de locales gastronómicos para quienes puedan pagar sus servicios, como por ejemplo el Distrito Joven, un enorme espacio recreativo comercial supuestamente dirigido a sectores juveniles. La política pública estatal para ese sector etario sería entonces el consumo. Perdemos así oportunidades de revincularnos con nuestro paisaje principal, de modo contemplativo, recreativo y de encuentro social. Recientemente el GCABA anunció un supuesto plan integral para esta ribera, pero que en realidad amontona lo que ya viene haciendo de modo fragmentado. Y un paisaje fragmentado no es heterogéneo, es un paisaje roto. • 46

ARROYOS Mientras tanto, las reservas ecológicas no tienen planes de manejo y las desembocaduras de los arroyos porteños a cielo abierto están privatizadas o inaccesibles al público. Las márgenes de los arroyos Medrano, Ugarteche, Cildáñez o canal Roberts podrían ser espacios verdes públicos singulares, pero los niegan. Con la mención de objetivos de desarrollo sostenible o soluciones basadas en la naturaleza, simulando acciones necesarias, el GCABA es el adalid del greenwashing urbano, incluyendo la carencia de procesos participativos genuinos y vinculantes. Acompaño con fotos de desembocaduras de arroyos, porque es una de las situaciones menos vistas y que se podrían intervenir de modo ecosistémico y participativo. Para recuperar el vínculo de la ciudad con su río, son necesarias decisiones políticas estratégicas y sostenibles ambientalmente. ¿No amerita crear una ACUMAR del Río de la Plata y abrir el debate sobre trasladar el Aeroparque a Ezeiza? Estamos a tiempo de cambiar el paradigma urbano con los ríos. Algunas personas no dejamos de intentarlo. •


Reserva Ecológica Ciudad Universitaria - Costanera Norte con vista al edificio del nuevo Tiro Federal.

Desembocadura del arroyo Medrano al Río de la plata, desde la colectora de Au. Cantilo.

Canal Carlota Roberts, entre barrio Rodrigo Bueno, RECS y predio Costa Urbana. 47 •


De la restauración del sistema hídrico de Buenos Aires PAULINA ESPINOSA Arquitecta, Ms en Ordenación Territorial y Medioambiental, Universidad de Zaragoza, PhD en Ciencias de la Ingeniería-Urbanismo de los Paisajes en la KU Leuven, Bélgica. Directora del concurso «Concepción, Habitando el (al) Límite»¹

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de cómo escribir de una ciudad que me encanta pero que sólo he disfrutado desde la mirada del turista. Ahí mi confesión, ahora al tema. ¿Qué ocurriría si se propone un plan de restauración del sistema hídrico de Buenos Aires? En este caso, cuando hablo de restauración me refiero a la eliminación de los impactos que afectan la vida de un elemento natural, llámense fuentes contaminantes o barreras físicas, algo muy difícil en medios altamente antropizados, por lo que en adelante usaremos el concepto de rehabilitación que es más realista para entornos urbanos. Mirar Buenos Aires bajo el lente de la rehabilitación del sistema hídrico que cruza la ciudad implica un acto optimista apelando al entendimiento, recuperación y respeto de un elemento crucial y estructurante del paisaje, abriendo la posibilidad al establecimiento de una nueva relación agua y ciudad. En contextos de crisis climática y de pérdida de biodiversidad, rehabilitar un elemento natural puede ser un problema moral que automáticamente dota de relevancia, pertinencia y sentido a esa acción. También puede ser un problema conceptual que nos invita a imaginar nuevas espacialidades dentro de nuestras ciudades. Nos invita a pasar de la conquista de la naturaleza de Blackburn (2006) a la racionalidad ecológica de Vigano (2012). La racionalidad ecológica se despega de la mirada antropocéntrica y pone el foco en las dinámicas naturales, como hacía McHarg en los sesentas, pero esta vez con tal fuerza como para lograr un cambio de paradigma donde se incorporan las incertezas y el cambio constante de dichas dinámicas. Si lo miramos así, las nuevas espacialidades dentro de nuestras ciudades estarán definidas por la continuidad ecológica de la vegetación, pero también de los flujos de líquidos y sedimentos orgánicos e inorgánicos. Los sedimentos son un invitado incómodo por lo difícil de su gestión, pero no así por su valor y trascendencia. Muy bien lo saben en Los Angeles, USA, donde SCAPE propone un proyecto llamado Public Sediments en el que reasignan el valor que tienen esos sedimentos en

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cuanto a su capacidad de generación de vida. Es en este entendimiento cuando comenzamos a abrir la puerta a la definición de espacios de lo híbrido entre la naturaleza y lo antrópico, con todas las «incomodidades» que eso implique. Consecuentemente, estas nuevas espacialidades deberán considerar el desplazamiento o eliminación de las barreras e impedimentos que limitan los cauces para permitir el movimiento lateral y longitudinal de los ríos. Sin duda una labor compleja y sin fecha de término conocido, con una necesaria participación activa de personal para monitorizar y facilitar los flujos (como quien mantiene un jardín). Esta primera acción busca poner en funcionamiento el sistema hídrico y mantenerlo con vida (como cuando decimos que los niños necesitan moverse para desarrollarse sanos, pues así) estableciendo a su vez el sustrato para esa vida (qué está primero, el huevo o la gallina). Si el río renace nos devuelve posibilidades perdidas como base para economías alternativas (sí, antropocéntrico nuevamente es una deformación) como la producción y recolección de alimentos, producción de material vegetal para fines ecológicos o comerciales, el mantenimiento de lugares para la biodiversidad y el turismo o también la protección de las funciones de producción y absorción de agua, cuestiones fundamentales por estos días. Expresiones asociadas a esta espacialidad serán los tejidos urbanos permeables, vivienda adaptada a flujos estacionales, el desentubamiento de riachuelos y esteros invisibilizados, parques inundables, entre muchas otras. Esta reprogramación del territorio fluvial se transforma en un territorio fértil (nunca mejor dicho) para acoger prácticas sociales nuevas o tradicionales, dialogando con el activismo socioambiental que busca conseguir nuevas soberanías y gobernanzas de cara al futuro. En el fondo es un paisaje sanado que puede determinar luchas, prácticas y dinámicas propias ya sea para incorporarlo como espacio público o productivo alejado de lógicas extractivistas. 1. ideasandalien.com


Imagen esquemática de los ríos Matanza-Riachuelo y reconquista a su paso por Buenos Aires. Por la autora para este artículo.

No debemos perder de vista que estamos hablando de un sistema, que por definición arrastra cuestiones técnicas relevantes, como por ejemplo que la escala del elemento natural se saldrá del límite de la mancha urbana y de sus definiciones administrativas y que la escala de tiempo en la que debemos pensar seguirá más allá de la vida de una generación, por lo que no se trata de proyectos terminados, sino que simplemente de proyectos que constantemente van construyendo un futuro diferente (Zizek, 2008) en una lógica de cuidado, mantenimiento y adaptación a las condiciones del clima… insisto, como mantener un jardín… pero con dinámicas un tanto diferentes. Evidentemente la rehabilitación será imposible en algunas áreas y se puede solventar con soluciones de bioingeniería, pero lo que se gane, en lugares donde es posible, será el inicio de ese futuro diferente. En fin, no hablaré más de Buenos Aires (¡es que no he hablado de Buenos Aires!) y envío mis saludos y respetos a los profesores que sí se dedican día

a día a estudiar esta fantástica ciudad, Silvestri, Williams, Kozak, Ríos... entre muchos otros y aquí se queda una mirada posible que espera sumar a las tantas ya previstas y soñadas y que encuentran en el Matanza Riachuelo (a su paso por Ezeiza o Virrey del Pino) y el río Reconquista (pasando por Churruca y la Escuela Militar de Equitación) espacios e intersticios donde comenzar a liberar cauces para re-esculpir el territorio fluvial propio del Buenos Aires del futuro. • Referencias Blackbourn, D. (2006). The Conquest of Nature. Versión Kindle. McHarg, I., (1969). Process as Values, Design with Nature. En On Landscape Urbanism, reimpreso por Austin School of Architecture. University of Texas 2007, Texas, Estados Unidos. Viganò, P. (2012). Urbanism and ecological rationality. En Resilience in Ecology and Urban Design (pp. 407-426). Springer, Dordrecht. Zizek, S. (2008). Nature and Its Discontents. SubStance, 37(3), pp. 37-72. 49 •


Paisajes sustentables de costa y ribera Planificación y diseño hacia la sustentabilidad de ambientes de borde

CELESTE IGLESIAS, JESICA LEDESMA, EDUARDO OTTAVIANI, GUSTAVO VILLALBA Y GABRIEL BURGUEÑO. Investigadores en el Instituto de Ciencias Sociales y Disciplinas Proyectuales (INSOD), de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).

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n este aporte reflexionamos acerca de la necesidad de integrar criterios de sustentabilidad para enfocar las intervenciones y manejo de los paisajes ribereños y de costas. Planteamos variables socioambientales, casos de referencia como disparadores y lineamientos a extrapolar.1 El objetivo general planteado es registrar y proponer elementos de paisaje sustentable en la ciudad de Pinamar y su entorno, mediante la apropiación de la vegetación regional en el proyecto urbano. Los objetivos específicos, son reflexionar sobre la dimensión de sustentabilidad del paisaje y su inserción en la elaboración de proyectos de arquitectura y proponer un manual de buenas prácticas en el diseño de espacios verdes con la vegetación como material principal. Nos podemos preguntar sobre sustentabilidad: ¿es un tema de moda o ya pasado? Si bien no es una temática nueva, los criterios tradicionales que se repiten nos llevan a plantear la importancia de esta mirada para evitar intervenciones con impacto negativo sobre el medio y la población que lo habita. Las obras sobre las áreas expuestas a la energía de ola en frentes del estuario del Río de la Plata en el AMBA; las ramblas o paseos costaneros sobre costas marítimas; las construcciones en los valles de inundación de ríos de llanura; los rellenos que omiten el relieve natural; la introducción de plantas que luego invaden y modifican el paisaje, son algunas prácticas recurrentes que podrían revisarse de cara a ciudades más resilientes e intervenciones más compatibles con el medio. En la actualidad conceptos como infraestructura azul y verde (IAV), servicios ecosistémicos, Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN), corredores biológicos y otros similares, aportan una visión integradora en la que conservar y desarrollar pueden no ser términos antagónicos. Los espacios de borde, ya sean costa de mar, riberas de ríos o margen de lagunas y lagos, constituyen sistemas de interfaz donde frecuentemente se da una gran diversidad de ambientes, especies y procesos naturales. Numerosos espacios costeros y ribereños incluyen humedales que aportan servicios elementales para la vida silvestre y el hábitat humano, como fuente de agua potable, alimento, transporte y turismo, entre otros.

El valor escénico no es menor en localidades que han sido fundadas y consolidadas a partir de atractivos como relieves contrastantes, entradas al mar, playas amplias, puestas de sol accesibles, visuales panorámicas. Sin embargo, y paradójicamente, se han implementado frecuentemente acciones que desprecian y destruyen ese mismo atractivo de origen, como ocurre con obras de defensa y espigones que cambian la dinámica de sedimentación de arena; edificaciones de altura que restan sol; o forestación que distorsiona la fisonomía de interés y ausencia de planificación para evitar el impacto de vehículos, extracción de arena, caza, pesca y otras actividades dañinas. Los problemas ocasionados por la falta de planificación en el uso del paisaje como recurso turístico representan en diversas ocasiones distintos perjuicios ambientales y sociales. En el caso de algunas actividades no reguladas como el ingreso con vehículos motorizados (automóviles, camionetas 4x4, cuatriciclos y motos) a playas y dunas, generan ruidos molestos, restan espacio de uso, afectan la calidad visual del paisaje, contaminan los recursos, ahuyentan la fauna propia de estos ambientes y pueden ocasionar graves accidentes. Afortunadamente, muchos de estos aspectos se visualizan actualmente como alternativas y se aplican a escalas diversas. Entre las principales acciones relacionadas con la sustentabilidad en el diseño de paisaje en ambientes de bordes se pueden considerar las siguientes: Uso de especies nativas. Considerar el uso de especies originarias de las ecorregiones del área de intervención. Este criterio aporta, a su vez, la integración de la fauna silvestre a los espacios planificados o a restaurar. Prevención de plantas invasoras. Evitar el cultivo de plantas de otros orígenes, sobre todo las de comportamiento invasor demostrado en la localidad, en las proximidades o en la región de aplicación. Manejo amigable con el suelo. En relación a la estructura, cobertura vegetal, prevención de erosión.

1. Estas ideas surgen de la investigación «Arquitectura, desarrollo urbano y paisaje en la Costa de Pinamar», en el ámbito del Instituto de Ciencias Sociales y Disciplinas Proyectuales (INSOD) de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). • 50


Relieve. Conservar el perfil del terreno, evitar modificar al reducir elevaciones o rellenar bajos es un modo de respetar la impronta del paisaje local y evitar derrochar recursos y energía en cambiarlos.

Pobladores locales, pueblos originarios y visitantes. Al planificar se deben considerar las costumbres, percepción y valores de las personas que habitan y utilizan el espacio, es parte de sumar sustentabilidad y evitar impactos negativos.

Agua de riego. Uso de plantas adaptadas a las lluvias locales, reserva, filtro y reciclado de agua de lluvia o lavado para riego.

Visuales, valores escénicos e identidad del entorno. Respetar los rasgos de perspectivas, puntos focales, sitios de aporte panorámico, cuencas visuales, recorridos de interés estético y visuales del espacio en el concierto de su entorno, amplía la aplicación de criterios amigables con el medio.

Manejo adecuado de cursos y espejos de agua. En cuanto a vegetación, cauce y tratamiento de vertidos. Conservación de costas, riberas y bordes. Esta es una manera de sostener los ecosistemas o sectores de ecosistemas de las interfaces terrestre/acuática y evitar erosión de franjas de costas marinas, riberas en ríos y arroyos o bordes de lagunas o lagos artificiales. Por ejemplo, una posibilidad es el enquinchado con elementos naturales, como defensa indirecta y técnica para restaurar, que permite recuperar médanos fijando la arena que se transporta por el viento o el agua. Es una intervención económica que permite también el crecimiento de vegetación espontánea. Este tipo de accio-nes acompaña el proceso de desarrollo turístico, disminu-yendo el impacto negativo sobre el ambiente y potenciando la instauración de un paisaje costero más «naturalizado». Los senderos elevados en madera, a diferencia de los bordes duros e impermeables, contribuyen a la dinámica natural del movimiento de arena y agua en el paisaje costero, movimien-to que favorece los procesos ecológicos en estos Huella en el transporte de materiales. Evitar todos los ambientes. materiales cuyo origen implique acarreo de sitios lejanos o muy lejanos.

Accesibilidad plena. Incorporar equipamiento asociado, ya sea equipamiento urbano para uso y disfrute, iluminación adecuada, solados, bancos, bicicleteros, entre otros que hacen a la accesibilidad inclusiva. Eficiencia energética. Ejecución de la obra con una mirada ambientalmente adecuada, tanto en el uso de energía eléctrica y combustible fósil, como en los materiales reciclados y reciclables aplicados. También en instalaciones que permitan la reutilización, mitigación de impactos en la etapa de ejecución, mantenimiento mínimo y otros aspectos. Si se consideran los impactos negativos de acciones tradicionales, pueden buscarse alternativas que a su vez aporten en otras aristas del proyecto de paisaje. •

Alternativas al uso de agroquímicos. Evitar aplicar cualquier producto como ser insecticida, funguicidas, herbicidas o fertilizantes químicos. Residuos. Evitar generar residuos excesivos, especialmente no degradables, contaminantes. También se sugiere el reciclaje de todo el material posible y que se destine en compostaje el volumen de origen orgánico (cortes de césped, podas, hojarasca, entre otros). Superficie absorbente. Promover la mayor proporción de superficies absorbentes para facilitar la captación de agua de lluvia. También disminuye el efecto de isla de calor al calentar materiales inertes de solados de cemento, asfaltos o baldosas.

Arriba: Ribera del Río de la Plata, con juncales, bosques y matorrales ribereños. Vicente López. Abajo: Laguna con bordes vegetados. San Miguel del Monte. Fotos: Gabriel Burgueño. 51 •


Agua en el desierto La reciente exposición universal de Dubai hizo hincapié en el manejo tecnológico y consumo responsable del agua

ALEJANDRO BLITSTEIN Arquitecto (UBA). Miembro de EDPA (Experiential Designers and Producers Association, EEUU), de IFES (International Federation of Exhibition & Event Services), vicepresidente tercero en AOCA (Asociación Argentina de Organizadores y Proveedores de Exposiciones, Congresos, Eventos y Burós de Convenciones)

y miembro de CAIFE. Además, fue vocal en la Sociedad Central de Arquitectos. Fundó y dirigió varias empresas de arquitectura efímera en Argentina, Europa y Brasil, y realizó los pabellones argentinos de las ferias universales de Hannover 2000 y de Aichi, Japón (2005).

Los "árboles de energía", que rotan buscando la luz solar. Foto: Alejandro Blitstein • 52


El interior del pabellón de Checoslovaquia. Foto: A. Blitstein.

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onectando mentes y creando futuro es el eslogan que posibilitó a los Emiratos Árabes ganar el concurso para organizar la Expo Dubai 2020 (realizada en 2021-2022 a raíz de la pandemia). ¿Qué es una Expo Universal como la que se realizó en Dubai? Estas exposiciones nacen en Londres en 1851 para presentar al mundo los logros e inventos para el futuro de la humanidad. Actualmente se realizan cada cinco años, y duran 180 días corridos. Y ocupan espacios tan grandes como ciudades, poniendo en jaque la sola idea de Arquitectura efímera. En la experiencia dubaití, en las 476 hectáreas del predio ferial ya se conformó una ciudad satélite a solo 48 kilómetros del centro urbano. En fin, no quiero imaginar lo que debió haber sido el intercambio interdisciplinario entre política, cultura, economía, ciencia, Urbanismo y Arquitectura, para preparar el concurso con el que Dubai ganó el derecho a ser sede frente a otros países competidores. Y a su vez, luego de adjudicado, la cantidad de disciplinas que debieron intervenir para diseñar y urbanizar

este gran evento construido en pleno desierto. A su vez, para la participación, Gobiernos e Instituciones de cada país están obligados a conformar grupos interministeriales de trabajo, explorando en su propia performance para encontrar aquellos sucesos o eventos que representen al país o que deseen proponer al mundo, siempre conectados a la temática de la feria que han elegido. Los profesionales de la arquitectura en estas exposiciones cargan en sus espaldas la responsabilidad técnica e integral de dar respuestas a todas las etapas de la Arquitectura efímera, desarrollo de los briefs, la articulación de la comunicación interna y externa, el diseño gráfico, la cartelería, activaciones, la selección de las tecnologías, desarrollos de videos, performances, la selección de las promotores o divulgadores, la indumentaria, la jardinería y parquización, la exposición de producto, el merchandising. Y la lista sigue. Esto nos obliga a ser interlocutores y participar en muchas disciplinas a la hora de dar respuestas profesionales. Y, sobre todo, a sumergirnos en ellas. 53 •


El lema principal de Expo Dubai fue Conectando mentes y creando futuro. A la vez, se crearon tres sub-lemas: uno de ellos es Sustentabilidad. Todos los sub-lemas poseen su propio pabellón temático, y el de Sustentabilidad es llamado Terra. Foto: Alejandro Blitstein.

Cómo hacer la diferencia

No hay una única solución

La visita que me tocó realizar a la Expo Universal de Dubai me permitió ver un sinnúmero de oportunidades o soluciones a los dramas de esta humanidad, entre ellos, el del agua y su importancia para la vida humana. De las tres propuestas temáticas de Expo Dubai, la de Sustentabilidad abordaba específicamente el manejo del agua y su disponibilidad, haciendo hincapié en la necesidad de la innovación tecnológica de cara al futuro próximo. Recordemos que Dubai está emplazada en el desierto, un paisaje de condiciones extremas respecto a la problemática. El tema o sublema de Sustentabilidad indaga en esta pregunta: ¿nuestras decisiones, pueden cambiar nuestro mundo? Y demuestra que sí, que es posible, que solo es necesario indagar en nuestra relación con la naturaleza y en cómo podemos respetarla en nuestros consumos cotidianos. ¿Cómo lo hace? Por ejemplo, en el pabellón de Checoslovaquia, creando tecnología que toma agua de un aire cuya humedad es del 15%, y se utiliza para consumo. Recordemos: en el medio del desierto. Esta es una de las innovaciones más paradigmáticas que muestra la Expo: que esta necesidad básica de los seres humanos, tan vilipendiada, tan maltratada, puede manejarse mejor. Y que la Arquitectura (¿efímera?) es uno de los medios para hacerlo. O al menos, para demostrarlo. Junto con el cono gigante con más de mil paneles solares y los «árboles de energía» (que rotan como girasoles siguiendo la luz solar, recogiendo al mismo tiempo energía bajo los pisos, ver foto 2), la Arquitectura del futuro toma forma (¿o función?). El pabellón temático de la Expo, dedicado a la Sustentabilidad, es un edificio 100% auto-sustentable, tanto al referirse a la energía como al manejo y provisión de todas las aguas. Agua y Energía, los grandes temas del futuro: es hacia donde la Arquitectura debe mirar para estar a la altura de sus tiempos.

Las exposiciones universales se organizan a través de pabellones por país o por lemas, que en el caso de Dubai fueron tres. Las naciones (pabellones de países) tienen la oportunidad de mostrar sus innovaciones y, sobre todo, sus soluciones a las problemáticas planteadas. Y los pabellones por lemas presentan temas más específicos. Para el tema del agua, les acerco una pequeña curaduría de los más interesantes y atinados.

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Singapur: robots, la edificación de lo verde, desalinización Singapur es un país de superficie pequeña (solo 15.000 km2), y una alta densidad. El punto de partida, el desafío que plantearon ellos fue cómo resolver la superficie del verde y la provisión de agua del propio pabellón. En Singapur, el espacio verde es un bien preciado, y las autoridades obligan a tener superficies mínimas de plantas, multando a quienes no la tienen o está por debajo de los estándares. Esto se mantiene cuando reciclan edificios o desarrollan nuevos. El pabellón de Singapur se diseñó como un edificio/parque, con paseos, puentes, pasadizos con todo tipo de plantas que, gracias a la generación con energías alternativas del clima ideal para esas plantas, muestra que el control climático de los espacios abiertos es posible incluso en lugares desérticos como Dubai. Se desarrolló un robot que recorre la superficie donde se ubican las plantas, analizando temperatura y humedad y, mediante programas informáticos, controlan diferentes tipos de riego automático que necesitan esas plantas. Además, el agua utilizada llega desde el mar y se desaliniza para ser usada como comestible, para riego y para ambientar agradablemente en sitios de oficinas o por donde se desplaza el visitante. Incluso se recicla la propia agua utilizada.


La Gran Cascada, un espacio de esparcimiento para los visitantes. Foto: Alejandro Blitstein.

Checoeslovaquia: agua en el desierto

Misión Posible, otro sub-lema de la Expo

El país presenta un experimento que parece pequeño pero, considerado con detenimiento, es gigante: una máquina de riego que se coloca, cual container, en el desierto y genera agua, aprovechando el apenas 15% de humedad del ambiente, para dar vida a un pequeño centro de trabajo o de investigación en dicho clima adverso. Me recuerda a la película Interestellar, donde los protagonistas vivían en containers autosuficientes.

Este stand temático ofrece ideas o negocios para mejorar la vida de la gente. Un punto importante para la sostenibilidad, dado el sistema económico en el que estamos inmersos, es la necesidad de que una inversión tecnológica sea factible de realizar, que sea un buen negocio. El pabellón toma esto como punto de partida y nos cuenta todo tipo de oportunidades de negocios sustentables que mejoran la vida de las personas. Y como ejemplo, muestra el caso de un emprendimiento en una pequeñísima aldea en las altas cumbres de de los Andes, donde se desarrolló un sistema muy simple de telas extendidas para aprovechar el choque de las nubes y capturar agua para consumo y riego para generar alimentos. •

La gran cascada Este gigantesco punto de interés, de casi diez mil metros cuadrados, es literalmente una cascada artificial de enormes proporciones. Forma parte de la propuesta urbana de la Expo para convidar a los visitantes un lugar para refrescarse y divertirse. Se trata de un área circular, rodeado de muros curvos donde se desliza agua de forma intermitente y sorpresiva, controlado por un sistema inteligente, que además posibilita la inserción veloz del agua camino al reciclado, para luego volver a caer, algo absolutamente necesario por la rápida evaporación del agua por las altas temperaturas.

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Institucional Esta sección es un espacio de comunicación del CPAU con la matrícula. Aquí encontrarás las acciones que lleva a cabo el Consejo, actualidad de la profesión, actividades, guía para realizar trámites y más. «Todo nuestro planeamiento y diseño urbano tiene un único concepto: acelerar el agua y deshacernos de ella. Pero necesitamos hacer lo opuesto». Yu Kongjian, estudio Turenscape


ACCIONES

Observaciones a la actualización del Plan Urbano Ambiental Recibimos del Consejo del Plan Urbano Ambiental (CoPUA) un primer documento con principios muy generales. Nuestra comisión de Urbanismo lo analizó y elevó los comentarios para ser aprobados por nuestro Consejo.

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n tanto comisión asesora permanente del Plan Urbano Ambiental (CaPUA), recibimos en el CPAU el borrador de la futura actualización del Plan Urbano Ambiental que está redactando el Consejo del Plan Urbano Ambiental (CoPUA). Luego de ser analizado por nuestra comisión de Urbanismo, redactamos algunos puntos que luego fueron elevados al Consejo y aprobados. Teniendo estas definiciones se podrá avanzar en un borrador de modelo territorial y, a partir de eso, se podrán definir las acciones prioritarias, las complementarias y las de completamiento. El documento elaborado por el CPAU detalla, además, algunos puntos que deberían tenerse en cuenta en relación con la ciudad metropolitana, la movilidad y el transporte, las centralidades, el hábitat y la equidad social, la densificación y los parámetros ambientales.

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Documento elaborado en el CPAU con las observaciones al Plan Urbano Ambiental En primer lugar queremos destacar la importancia de actualizar el Plan Urbano Ambiental. Asimismo destacar que los conceptos vertidos en el borrador recibido son principios generales con los que es casi imposible no acordar. Ahora bien, más allá de algunas consideraciones puntuales que haremos más adelante, nos resulta imprescindible advertir que es muy difícil evaluar principios sin plasmarlos en el territorio a partir de un estado de situación a hoy (diagnóstico) y tener plasmada una ciudad objetivo hacia donde orientar todas las acciones y/o políticas urbanas. El diagnóstico debería incluir un análisis del PUA aprobado en 2008, sobre todo en lo que respecta a las materializaciones efectivas y asignaturas pendientes desde su aprobación hasta la actualidad. Este análisis debería incluir un especial enfoque en su relación con los instrumentos reglamentarios, los códigos, proyectos de infraestructura, intentos institucionales de articulación metropolitana, los acuerdos sobre cambio climático, sostenibilidad, manejo de la costa y cursos de agua, proyectos urbanos concretados o en proceso, entre otros. Teniendo estas definiciones se podrá avanzar en un borrador de Modelo Territorial, expresión espacial de los ejes programáticos. A partir de aquí se podrán definir cuáles son las acciones prioritarias, las complementarias y las de completamiento. Estos son algunos de los puntos detallados que, a nuestro entender, deberían ser tenidos en cuenta:

Ciudad Metropolitana Evitar definir acciones sino más bien proponer líneas de acción para llegar a acuerdos con los otros actores de esta ciudad metropolitana, entendiendo que la CABA es un actor más que puede proponer pero no plantear acciones unilaterales, dada la multijurisdiccionalidad del AMBA. Podrían proponerse las cuencas hídricas como unidades territoriales que reúnen varias jurisdicciones diferentes.

Movilidad y transporte Este es un tema que debería tratarse en dos escalas, local y metropolitano. En cuanto a lo local se deberá partir de un estado de situación para poder luego definir cuáles son las acciones de fortalecimiento y mejoras de la red de transporte público, en todos sus modos, con el objetivo de desincentivar el transporte automotor privado. Nos parece indispensable evaluar los diferentes componentes del sistema de transporte con parámetros ambientales

con el objeto de plantear una red eficiente desde todos los puntos de vista. En virtud de tratarse de una ciudad que duplica su población durante el día, es imprescindible para estos temas apuntar a una gestión integrada metropolitana. En este punto deberían tratarse los grandes equipamientos de transporte metropolitanos que se encuentran dentro de la CABA, puerto y aeropuerto.

Centralidades Fortalecer la red de centralidades y subcentralidades como sistema complementario del desarrollo en corredores propuesto por el CUr. En este punto se deberían definir principios sobre el Área Central de la ciudad, evitando medidas aisladas que no formen parte del plan de sector.

Densificación Debería ordenarse pensando en un equilibrio norte-sur, orientando políticas hacia las zonas menos densas. También podrían estudiarse situaciones que permitan usos diversos en distintos horarios, evitando así zonas muertas en determinados rangos horarios.

Hábitat y equidad social Se podrían delimitar áreas donde aplicar políticas específicas de mejoras del hábitat, planes de viviendas y obras de integración urbana. También sería importante pensar en una ciudad más integrada desde el punto de vista social en todo su territorio, más allá de atacar lo específico. De esta manera se podría lograr objetivos a mediano y largo plazo. Debería ser prioritario abordar la problemática del hábitat informal desde una visión integral que debe reconocer las dimensiones del hábitat, del espacio público, de las infraestructuras, como así del orden productivo laboral. Logrando así un abordaje socioespacial integral. En este mismo eje, los instrumentos normativos deberían ser parte de una gestión participativa donde están involucradas todas las poblaciones afectadas.

Parámetros ambientales Cambio climático, sostenibilidad, manejo de la costa del río, espacios verdes, contaminación, debieran ser una condición expresa, tangible y con indicadores transversales a los ejes programáticos. Residuos también debería tener planes de acción específicos. •


Comisión de Arquitectura

Hablemos de Arquitectura: esta frase resume nuestro centro de acción. Desde allí hemos incursionado, por distintas contingencias en diferentes aproximaciones, pero siempre desde la mirada de la buena arquitectura.

Reflexiones a partir de las obras distinguidas en el premio SCA-CPAU 2018

Presidenta Flora Manteola Presidenta alterna Adriana Dwek Equipo de trabajo Augusto Penedo, Luis Pereyra, Paula Lavarello

de la sociedad, arquitectura destinada a paliar situaciones urgentes e injustas. El propósito fue poner en evidencia la actitud de profesionales que salieron al frente a ofrecer su trabajo, su pensamiento, su esfuerzo y dedicación. Obras hechas, sin los recursos necesarios técnicos y económicos, hechas a fuerza de inteligencia y de respeto. Esto las hace de por sí obras de arquitectura.

El caudal de ideas realizadas que aportan estos trabajos permite tener muchas lecturas e invita a reflexionar sobre la arquitectura argentina de ese periodo. Este trabajo se consolidó a través de un libro y en charlas ampliatorias con los/ as autores/as de los trabajos.

Intersticios Urbanos: convocatoria a propuestas Trabajo destinado a generar una reformulación de áreas públicas, en las cuales se producen discontinuidades ocasionadas por destinos inadecuados, espacios que separan y dividen, que generan vacíos urbanos, sin ninguna función o con usos inconvenientes que rompen la continuidad de la ciudad peatonal, pusieron el tema ambiental en primer lugar.

Arquitectura Solidaria: convocatoria de propuestas La situación sanitaria y social requirió poner en primer plano un acercamiento diferente para nuestra profesión. La prioridad: pensar en la arquitectura destinada a resolver problemas apremiantes • 60

Hablemos de Arquitectura en tiempos de pandemia Se realizaron ciclos temáticos para los que se invitó a profesionales especializados a brindar su reflexión. Estos videos fueron difundidos por las redes del CPAU, e incluyeron temas de enseñanza, salud, transporte, hábitat, agua, ambiente.

Microcentro 2022: refuncionalización del edificio CPAU De acuerdo a las nuevas maneras de utilización de los espacios públicos y privados, comenzamos a considerar una refuncionalización del edificio del CPAU. Iniciamos durante varios meses y con gran entusiasmo un trabajo que, si bien no resultó posible en la actual situación de contexto urbano y económico, esperamos poder retomar pronto: dar vida a la casa del CPAU, hoy demasiado grande y sin actividades presenciales. Muchas ideas surgieron para dar más servicios y espacios a los matriculados. Detrás de cada una de estas acciones, a mejor dicho dentro de las mismas, está el propósito de nutrir e incentivar el quehacer arquitectónico, y custodiar los esfuerzos de los/as arquitectos/as. Por eso, Hablemos de Arquitectura.


Comisión de Ejercicio Profesional

Presidenta Claudia Lanosa

a comisión de Ejercicio Profesional del CPAU opera para mejorar las condiciones y formas de trabajo de la matrícula. Durante el 2021, se trabajó en relación a los cambios en el Código Urbanístico y Código de Edificación, participando activamente en grupos de tratamiento y reuniones junto a autoridades del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La mesa de seguimiento del CPAU es un instrumento que sirve para poder registrar las problemáticas más recurrentes y sistematizar la solución de problemas. Actualmente, además de continuar con estas gestiones, la mirada está puesta en los problemas surgidos por los cambios en las formas de tramitar, buscando esclarecer y representar a la matrícula frente a problemas recurrentes como las demoras en las subsanaciones, la falta de datos para poder hacer una eficiente carga de expedientes, y demás. En ese sentido, se ha difundido el manual de recomendaciones para trámites elaborado por el GCABA, pero la velocidad de los cambios requiere una mirada continua sobre los nuevos problemas que se registran. El equipo técnico de trabajo conformado para estudiar permanentemente las normas del Código Urbanístico y de Edificación, elaboró en su momento fichas con casos típicos que fueron acercados por matriculados/as y que en su momento permitió la elaboración de las cien preguntas para la versión CUR 2018. Aún hoy se siguen recopilando las consultas recibidas por el CPAU respecto a los temas de ejercicio profesional y con estas consultas elaborar un documento de «preguntas frecuentes», que puedan clarificar la aplicación de las distintas normativas y luego poder producir casos de aplicación concretos. Se buscan soluciones conjuntas con las autoridades del GCBA, no solo en relación al área de registros y planeamiento, sino también en relación a la Agencia Gubernamental de Control, en donde vemos necesario crear lazos de trabajo conjunto. Los honorarios profesionales son un tema de continuo debate y revisión. La comisión ha estado trabajando conjuntamente con otros Consejos para considerar un proyecto de

ley para la creación de un fondo de caución que garantice el cobro de los honorarios para aquellos profesionales que ejercen haciendo pericias en causas judiciales. Entendiendo que es una oportunidad a su vez para poner el tema de los aranceles mínimos en consideración para lograr una norma arancelaria en CABA, luego de la obtención de la ley de ejercicio profesional. A su vez, esto puede representar una referencia también para el sector privado, en búsqueda de poder establecer con menor grado de incertidumbre los honorarios y los sueldos derivados que puedan surgir. Otro tema que se ha abordado y continúa en proceso es el de los profesionales en el estado, cuáles son sus incumbencias, y cuáles sus responsabilidades. El CPAU brinda apoyo para las gestiones de arquitectos/as que se han organizado y que han llegado a la conformación de un gremio que los represente. Este año, la comisión estará abocada a la inclusión de aquellos profesionales que trabajan en la pequeña escala, entendiendo que las reformas y las micro obras son parte importante y mayoritaria del ejercicio profesional. Se buscará brindar herramientas para evitar conflictos usuales que suelen ser motivos de consulta en el CPAU. Se trabajará en el entendimiento de los contratos, los roles, las obligaciones de los actuantes en una obra de pequeña escala, como así también entender los trámites relacionados con ella, el aviso y el permiso de obra y demás consideraciones.

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Presidenta alterna Griselda Balian Equipo de trabajo María Hojman, Graciela Novoa, Valeria del Puerto, Jorge Uriol Demarchi, Fernando Serra, Eduardo Hagopian, Sergio Antonini, Emilio Gómez Luengo, Ricardo Grosso, Irene Kalnins

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Comisión de Formación y Asuntos Universitarios

Presidenta Rosa Aboy

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Análisis de la inclusión de la carrera de Licenciatura en Diseño de Interiores de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Abierta Interamericana en la matrícula, anteriormente abierta para Licenciados en Diseño de Interiores.

Organización de la primera reunión de la actual conducción del CPAU con las decanas y decanos de las universidades públicas y privadas del AMBA. Desde la comisión imaginamos el encuentro como el puntapié de creación de un espacio enriquecedor y sostenible en el tiempo. Participó de este encuentro nuestro Presidente, Arq. Emilio Rivoira. El temario de la reunión giró en torno a tres ejes y preguntas disparadoras: (1) Alcances de título-actividades reservadas a título (anteriormente llamadas incumbencias); (2) La dimensión de lo urbano, sus escalas y formas, y abordaje en nuestras facultades géneros, diversidades y espacio público.

Organización de la Convocatoria Cuerpos en el Espacio Público, dirigida a estudiantes avanzados de las carreras de Arquitectura y diseño de las universidades del AMBA. Dicha Convocatoria cerró el 12 de Noviembre. Se diseñó y puso en marcha una plataforma en línea para subir todos los trabajos de estudiantes que participaron, pensada como un espacio de repositorio de ideas disciplinares, miradas urbanas y experiencias subjetivas de los estudiantes que vaya creciendo año a año.

La presidenta de la comisión, Arq. Rosa Aboy, analizó los datos de la encuesta llevada a cabo por el CPAU en relación a la temática de género y equidad, en la nota «La equidad como agenda y como construcción permanente en la formación y en el ejercicio de la Arquitectura», publicada en NOTAS CPAU 49, en noviembre 2021.

a comisión de Formación y Asuntos Universitarios tiene como objetivo principal fortalecer los vínculos existentes y trazar nuevos puentes entre el CPAU, las universidades del AMBA y los/as matriculados/as, tanto actuales como futuros. Este triple vínculo entre el CPAU, las universidades y la matrícula, busca acercar el CPAU y todas sus prestaciones profesionales y de formación a sus matriculados/as. Intenta también acercar a los/as estudiantes de las universidades al CPAU, fomentando una sinergia entre estas instituciones. Para llevar adelante este plan de fortalecimiento, la comisión ha llevado a cabo las siguientes actividades:

Análisis crítico desde la COFAU de la Resolución ME 1254/18-“Actividades profesionales reservadas al título de arquitecto» y presentación del tema y problemas en reunión plenaria del Consejo Directivo donde se decidió darle continuidad.

En relación con lo anterior, reunión con el Arq. Miguel Barreto, vicepresidente de CODFAUN y Decano de la UNNE. Se trataron temas como actividades reservadas a título, contenidos mínimos en planes de estudio y nuevo ciclo de acreditaciones CONEAU de las carreras de Arquitectura. De la misma participaron integrantes de la COFAU y el Arq. Fabián de La Fuente (Secretario General CPAU)

Convenio con CAMARCO para el dictado de cursos y su incorporación al Acervo CPAU. En virtud de lo establecido en el Convenio Marco suscripto por CAMARCO y el CPAU, incorporamos a nuestro registro las capacitaciones brindadas por esa institución para que puedan certificarse como acervo de capacitación para profesionales con matrícula CPAU activa. Participación en las Jornadas de Cátedras de Legal y Ética, como panelista en el tema «Alcance de las actividades reservadas al título de arquitecto/a».

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Equipo de trabajo María Violeta Nuviala Antelo, Rodrigo Aja Espil, Paula Yacuzzi, Fernando Galizia Asesora Graciela Runge


Análisis, conjuntamente con el equipo técnico de Capacitación CPAU, de la oferta de cursos, optimización de recursos e incorporación de nuevas temáticas, en consonancia con lo manifestado en la Encuesta 2021. Se incorporan en 2022 los siguientes cursos, con su correspondiente certificación y dictados por reconocidos profesionales, referentes de cada una de las temáticas: (1) Introducción a los Sistemas de Información Geográfica (SIG), (2) Ambiente y Sustentabilidad I: Ambiente y Ciudad. Desafíos en tiempos de crisis, (3) Ambiente y Sustentabilidad II: Ambiente y Arquitectura, (4) Ambiente y Sustentabilidad III: Tecnologías y materiales sostenibles, (5) BIM: ¿De qué hablamos cuando hablamos de BIM?, (6) Gestión de obras: Gestión de Obras por Contratos Separados en Entornos Digitales. Además se está analizando la incorporación de dos cursos más para 2022-2023.

Organización de charlas + panel de debate abiertas, por streaming, para la instalación de cada uno de los nuevos temas que se incorporan a la oferta de Capacitación CPAU.

Reunión del Jurado para establecer un Orden de Mérito de los trabajos presentados a la Convocatoria CPAU Cuerpos en el Espacio Público, realizada en octubre-noviembre 2021. De acuerdo a lo establecido en las bases, se seleccionaron seis trabajos (ver página 66).

Organización de Reunión con los Estudiantes participantes de la Convocatoria 2021, representativos de diferentes universidades del AMBA, presencial en la sede del CPAU, como primera actividad con estudiantes. Se les entregará certificados de participación, se dará a conocer el Orden de Mérito para publicación y se los introducirá en las misiones, funciones y papel institucional del CPAU. Se debatirán con ellos alternativas de la Convocatoria a Estudiantes 2022.

Reunión con Profesores y Docentes de las diferentes carreras de Arquitectura de las universidades públicas y privadas del AMBA. De manera similar a la reunión con Decanos/as realizada en 2021, este año la COFAU invitará a representantes de los claustros de profesores y docentes para un debate sobre temas de la agenda académica y profesional.

Nueva Convocatoria CPAU 2022 a estudiantes para incorporarse a una plataforma de miradas de futuros arquitectos/as sobre temas específicos de la Arquitectura y el Urbanismo. Pensada para ser lanzada en el mes de septiembre. Publicación de trabajos de la Convocatoria 2022 en el mes de noviembre.

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Comisión de Urbanismo y Medioambiente

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a agenda de la comisión ha alternado entre temas de largo plazo y respuestas a pedido del Consejo o a la coyuntura impuesta por la evolución de la ciudad, las restricciones y consecuencias de la pandemia y las propuestas frente a temas de tratamiento público, como la aplicación de los nuevos códigos, sus reformas sucesivas y la actualización del Plan Urbano Ambiental (PUA). En ese sentido, además del trabajo regular de la comisión, que cuenta con el apoyo técnico del arquitecto Pedro Linares, del trabajo junto a comisiones especiales, como el grupo de códigos, ha desarrollado acciones particulares junto a otras comisiones. En particular junto a la comisión de Arquitectura se ha organizado en 2021 la convocatoria a propuestas para los «intersticios urbanos» y se han estudiado alternativas para la revitalización del microcentro, entre ellas opciones para el futuro de la sede del propio CPAU. Junto a la comisión de Ejercicio Profesional se ha abordado el rol de los profesionales de la arquitectura en la función pública, a pedido de la comisión. A través de sus representantes, ha participado en reuniones convocadas por el Gobierno de la Ciudad de Buenos aires, como integrante de la comisión asesora permanente honoraria del Plan Urbano Ambiental (CAPUA), y en ese sentido se han producido como aporte a este proceso informes con opinión y recomendaciones en dos oportunidades. En otro orden, se ha sostenido una posición respetuosa de trabajos precedentes en el CPAU, como las sostenidas frente a la nueva normativa urbana, a proyectos en la costa del Río de la Plata y a los convenios urbanísticos en las audiencias públicas respectivas. A través de sus miembros ha nutrido las propuestas con conocimientos profesionales, académicos y de otras instituciones, además del Observatorio Metropolitano, con los siguientes eventos:

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Presidente Andrés Borthagaray Vicepresidente Fabián de La Fuente Equipo de trabajo Lorena Vecslir, Alicia Novick, Graciela Guiliani, Ana Luisa Artesi, Margarita Charriere, Daniel Kozak, Polo Jaimes, Javier Pisano, Fernando Diez, Adrián Martínez, Andrés Plager

Eventos Urbanismo, movilidad y género I y II. Día de la tierra (luego continuada con una sobre resiliencia). El Código, entre la ciudad y los barrios. Un aporte abierto a profesionales y a la comunidad. Participación en el congreso de la UIA (en línea). Una mesa redonda internacional sobre las normas que distintos países han desarrollado como marco para el ejercicio profesional. Notas sobre el microcentro (para el Observatorio Metropolitano). Frente a la crisis actual, qué alternativas, lecturas y propuestas a partir de la reflexión de los miembros. Junto al Centro Argentino de Ingenieros (CAI), jornada sobre la gestión de la ribera metropolitana.


Comisión de Prensa y Difusión

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l objetivo de la comisión de Prensa y Difusión es crear un nexo entre el Consejo y la sociedad. Funciona como un portavoz de la matrícula, difundiendo opiniones y temáticas de interés para el CPAU necesarias de abordar. La comisión está también abocada al desarrollo de la presente revista notas CPAU, funcionando como un órgano de difusión de las acciones más importantes del CPAU. Por otro lado, junto a la difusión de estas acciones, se evalúan anualmente los datos recopilados por las encuestas profesionales para desarrollar números temáticos que reflejen los intereses de los/as arquitectos/as matriculados/as. La evaluación de estos intereses ha llevado a la comisión a trazar el camino de la migración digital y la publicación continua, lo que mantiene la actualidad de la publicación, así como también la posibilidad de sumergirse en una visión más sostenible de la comunicación.

Presidenta Bárbara Berson Equipo de trabajo Esteban López, Emilio Rivoira, Lorena Obiol, Vera Blitstein

En este recorrido, se suman especialistas de diversas disciplinas que muestran la variedad de puntos de vista sobre problemáticas arquitectónicas, urbanas y de paisaje, demostrando la riqueza que puede haber en el intercambio interdisciplinario de conocimientos, dando fundamento y objetividad a nuestro quehacer diario. Hemos sumado a la comunicación una mayor periodicidad a través de boletines informativos, dando relevancia a las notas publicadas, y difusión a los temas de interés de la matrícula. •

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CONVOCATORIAS

El CPAU y el espacio público Las comisiones de Arquitectura y de Formación y Asuntos Universitarios realizaron durante 2021 dos convocatorias sobre el espacio público; una estuvo orientada a estudiantes y otra a profesionales.

Cuerpos en el Espacio CONVOCATORIA PARA ESTUDIANTES

Cuerpos en el Espacio invitaba a hacer una aproximación al espacio público que cruce las miradas desde la disciplina con sus experiencias subjetivas, en tanto personas que lo habitan, circulan y desarrollan diferentes actividades en él. Estaba dirigida a estudiantes de Arquitectura,

Diseño, Urbanismo y Planificación del Paisaje, e invitaba a «reflexionar y visibilizar los modos que adquiere la inserción de las personas, con su diversidad y corporeidad, en el espacio público».

Libertades cotidianas [captura de video] Antonia Rubinstein Universidad de Buenos Aires • 66


El espacio público como punto de encuentro [captura de video] Melisa Taborda, Luna Gersztein Universidad de Buenos Aires

Paseo de Julio, recova costera Luis Ramos Arroyo, Karen Choque Universidad de Buenos Aires 67 •


A la altura de los ojos [captura de video] Faustina Lorda, Ana Victoria Tula, Betiana Luna Universidad Torcuato Di Tella

El espacio esencial [captura de video] Gonzalo Benedetto, Candela Sarli, Carolina Simionato Universidad Católica de La Plata • 68


Apropiación barrial de la ribera [captura de video] Ángel G. Castaño, Daiana Ferrufino Universidad Nacional de Avellaneda 69 •


Intersticios Urbanos CONVOCATORIA PARA PROFESIONALES

En el contexto demarcado por la pandemia, Intersticios Urbanos fue una convocatoria a la reflexión que permitiera un aporte profesional y ciudadano sobre «áreas públicas en las que se producen discontinuidades

por destinos inadecuados o indefinidos, espacios sin ninguna función o con usos inconvenientes que rompen la continuidad de la ciudad caminable, que separan y dividen, que generan vacíos urbanos».

TRABAJOS DESTACADOS

Pasaje Civit Autores/as: Arq. Melina Liotta, Arq. Nicolás Horovitz; Colaboradores/as: Roxana Chapoñan, Diego Redondo Proyecto Plazoleta Pujol Autores/as: Arq. Juan Kutianski, Sr. Leonardo Liñan, Srta. M. Paula Ferreira Cepeda Proyecto Contenedores Urbanos Autores: Arq. Horacio Sardin, Arq. Roberto Frangella; Colaboradores: Lorenzo Di Ninno, Federico Batemarco

Pasaje Civit Autores/as: Arq. Melina Liotta, Arq. Nicolás Horovitz Colaboradores/as: Roxana Chapoñan, Diego Redondo

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TRABAJOS DISTINGUIDOS

Pasaje Verde Autores/as: Arq. Guillermo Klein, Arq. Fermín Amado, Arq. Nuria Arinci, Arq. Verónica Murphi La Escuela sin Patio Autores/as: Arq. Mario Boscoboinik, Arq. María Patricia Coprez, Arq. Jorge Iribarne; Colaboradores/as: Mijal Boscoboinik, Agustín Oderiz

El sector donde se desarrolla la idea es el pasaje Emilio Civit y su borde con las vías. Un espacio público lineal compuesto por la calzada, la acera y el límite con las vías del ferrocarril Mitre. (...) El proyecto propone el reacondicionamiento general de toda la traza para el uso público de las personas y al transporte no motorizado, dando prioridad a peatones, ciclistas y movilidades lentas. Las acciones programáticas que se proponen tienen relación directa con

No hagas la plaza Autor: Arq. Gabriel Mariano Antón Plan desregulador para Buenos Aires Autores/as: Arq. Bárbara Berson, Arq. Horacio Sardín, Arq. Roberto Frangella, Arq. Valeria del Puerto; Colaboradores/as: Lorenzo Di Ninno, Florencia Dipadova Ni de frente ni de espaldas, adentro... Autor: Arq. Manuel Otero Castro; Colaborador: Gustavo Reinoso

la expansión de las viviendas y la escuela Tomás Devoto hacia la vereda, promoviendo la educación y el encuentro entre vecinos, con la instalación de huertas urbanas. Se apunta a una mejora del tejido urbano en este sector de la ciudad para poner en valor lo existente y a la vez permitir la interacción de una multiplicidad de actores sociales en un espacio caminable, disfrutable y de encuentro.


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Plazoleta Pujol Autores/as: Arq. Juan Kutianski, Sr. Leonardo Liñan, Srta. M. Paula Ferreira Cepeda

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La propuesta de la Plazoleta Pujol intenta canalizar el potencial de cohesión social del barrio, con la infraestructura necesaria para hacerlo. Se propone eliminar la calle, innecesaria para el recorrido del tránsito y perjudicial para la continuidad de la ciudad

caminable, y crear una calle de convivencia arbolada, estructurando un recorrido peatonal con una plazoleta que incluye juegos infantiles, dos locales pasantes y espacio para posibilitar ferias barriales.


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Proyecto Contenedores Urbanos Autores: Arq. Horacio Sardin, Arq. Roberto Frangella Colaboradores: Lorenzo Di Ninno, Federico Batemarco

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El proyecto consiste en un equipamiento urbano de asistencia social. Se propone implementar una serie de unidades móviles (contenedores) a instalar en puntos estratégicos de la ciudad: plazas, parques, galpones municipales, barrios carenciados, etc. Estas unidades llamadas “contenedores”, son unidades móviles de asistencia itinerante y satisfacen las necesidades urgentes para los habitantes más necesitados de Buenos Aires, contienen socialmente y se convierten en nodos de

inclusión social. Pueden cumplir distintas funciones, tales como: comedor, hospital, escuela, sanitario, habitación. Esta iniciativa está enfocada en ayudar a encauzar las vidas de personas sin hogar. Se les brinda privacidad y seguridad, en comparación con vivir en la calle o en refugios. Se trata de un espacio físico transitorio para que, con el acompañamiento de asistentes sociales, se pueda elaborar un plan personalizado que ayude a los residentes a salir de la situación precaria.


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Pasaje Verde Autores/as: Arq. Guillermo Klein, Arq. Fermín Amado, Arq. Nuria Arinci, Arq. Verónica Murphi

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El sitio comprende una franja residual sin intervención perteneciente en su gran mayoría a terrenos del Ferrocarril General Mitre, Ramal J. L. Suárez, entre las calles Pacheco y Holmberg. Cuenta con un ancho promedio de 10 m libres en su lado norte y se encuentra parcialmente inaccesible pero en pleno uso, apropiado por vecinos que se aventuran con su mascota a dar un paseo, o niños juegan allí. Con baja intervención sobre las existencias se propone crear un Pasaje Verde dando entidad a este sector residual, abriéndolo al barrio y generando una arteria de

conexión entre el Sur (boulevard Roosevelt con la estación de tren y subte y la plaza Jorge Casal en av. Triunvirato) y el Norte (estación Drago, C.B.C. Drago, Sede Comunal 12, boulevard Holmberg). Se propone dar accesibilidad a los terrenos y una nueva protección de las vías férreas, la parquización del lugar (con ciclovía, iluminación y mantenimiento) y acciones específicas como creación de una huerta urbana, el reciclado de un galpón para actividades culturales barriales, mobiliario urbano, vegetación nativa y diseño de un sector de juegos.


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La Escuela sin Patio Autores/as: Arq. Mario Boscoboinik, Arq. María Patricia Coprez, Arq. Jorge Iribarne Colaboradores/as: Mijal Boscoboinik, Agustín Oderiz

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Los 2000 alumnos que concurren allí no tienen ningún espacio descubierto. Esta es ya particularmente grave y más grave aún en el estado de pandemia que atravesamos. El edificio es el único ocupante de una isla rectangular con frente a la av. Suárez y rodeada por dos calles en sus lados largos, Arcamendia y Coronel Rico. Sobre la vereda de enfrente de esta última calle, está el edificio del profesorado, también vinculado a la escuela. Ambos edificios educativos son exclusivamente frentistas de esta calle de una sola cuadra y de tránsito casi inexistente. Las acciones propuestas consisten en preservar y refuncionalizar los edificios del antiguo profesorado y de los viviendas del FFCC, convirtiéndolos en aulas especiales y

profesorado respectivamente; integrar a la Escuela Normal N°5 el predio triangular de 3100 m2 en el que funcionó su Profesorado, los viviendas de FFCC y lo calle Coronel Rico de 1700 m2, con un impacto imperceptible para la ciudad; crear en las nuevas superficies un Playón Polideportivo, Patios de Juegos y huerto escalonado; conservar los especies arbóreas existentes; recuperar el frente original de Suárez y la verja histórica con la demolición de los agregados; ceder el patio del jardín de infantes al espacio público con la creación de la “Plaza de las Palmeras” en el club social de la calle Arcamendia. La implementación de esta propuesta es la oportunidad para que la escuela vuelva a respirar.


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Cultura CPAU Esta sección está dedicada a recomendaciones de colega a colega sobre obras de Arquitectura, libros, música, muestras y ciudades del mundo. Además, reflexiones, notas de opinión y correo. ¡Animate y participá! Escribinos a revistanotas@cpau.org «Tengo el color del río y su misma voz en mi canto sigo El agua mansa y su suave danza en el corazón Pero a veces oscura va turbulenta en la ciega hondura Y se hace brillo en este cuchillo de pescador». Jorge Fardermole, Oración del remanso


Biblioteca CPAU Abierta todo el año de L a V de 10 a 17 hs biblio@cpau.org

Tratamientos biológicos de aguas residuales Robles Martínez, Á., Seco Torrecillas, A. y Robles Martínez, Á. (2018). Valencia: Universidad Politécnica de Valencia Disponible aquí

El recurso de agua y sustentabilidad Badii, M. H. (octubre 2019) Entreplanos, 75, 22-23

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Aquí la Biblioteca del Consejo presenta libros y revistas relacionados con el tema de tapa.

Ya está disponible la Biblioteca CPAU Digital. Hace click acá para descubrir todo el material.

Tratamiento de aguas: ejercicios resueltos y prácticas de laboratorio

De la generación al aprovechamiento sostenible de lodos y biosólidos de tratamiento de aguas y aguas residuales

Miranda Carreño, R., Oliet Palá, M. y Pérez Corona, M. T. (2018). Madrid: Dextra Disponible aquí

Agua sustentable Miceli, A. (mayo 2018) Vivienda, 670, 76-85

Sierra Cárdenas, E., Díaz Gómez, J. y Cifuentes Osorio, G. R. (2020). Boyacá: Universidad de Boyacá Disponible aquí

Nuevas oportunidades en la gestión de los recursos hídricos de la Argentina Ruocco, F. (mayo 2018) Área urbana: actualidad, tecnología y equipamiento para municipios y prestadores de servicios públicos, 67, 46-47


Una película Tokyo Ride Por Laura Ostrofsky

Año 2020 Duración 90 min Dirección Ila Bêka y Louise Lemoine Fotografía y sonido Ila Bêka Mezcla de Sonido Walter Amati Fuji Studio Producción Bêka & Lemoine

Ila Bêka y Louise Lemoine Artistas, cineastas, productores y editores, han estado trabajando juntos durante los últimos 15 años, centrando su investigación en la experimentación de nuevas formas narrativas y cinematográficas en relación con la arquitectura contemporánea.

L

a película de Ila Bêka y Louise Lemoine invita a adentrarnos en una conversación entre Ryue Nishizawa y los cineastas en clave intimista, que se va develando en este recorrido en blanco y negro, un día por una Tokyo lluviosa desde la mirada del arquitecto. Durante 90 minutos haremos ese viaje en el Alfa Romeo de Nishizawa como un pasajero más, y nuestros sentidos quedarán inmersos en la propuesta visual que es mucho más que un documental. La relación de Nishizawa con su ciudad, los sitios que lo influenciaron y algunas de sus obras son el hilo de un relato siempre íntimo, sin heroísmos, sobre los vínculos que establece desde lo creativo, lo tecnológico, lo cultural. 83


Un libro En Casa Por Agustina Giambelluca

Autora Mona Chollet Idioma Castellano Año 2017 Género Ensayo Editorial Hekht Libros Traducción Nicolás Gómez Editorial Hexágono Editoras

Mona Chollet Suiza, 1973. Periodista y autora, actualmente es editora de Le Monde diplomatique desde 2016. La editorial Hekht publicó por primera vez en español sus tres libros: En casa. Una odisea del espacio doméstico (2017), Brujas, la potencia indómita de las mujeres (2019) y Belleza Fatal, nuevos modos de captura y producción de lo femenino (2020). 84

E

n casa, de Mona Chollet, es un libro de ensayos escrito en 2015 que propone reflexionar sobre el habitar del espacio doméstico a través de la mujer, el trabajo doméstico, el acceso a la vivienda, el uso privado del tiempo y el espacio, y el sentido de la intimidad. Retomando a Mario Praz, entre otros, se apoya en la hipótesis de que la humanidad se divide en dos categorías de individuos: los que se son indiferentes a su entorno doméstico y los que no. El libro se organiza a través de siete capítulos de una investigación contundente, correctamente citada, con bibliografía variada, que invita a pensar el habitar más íntimo para repensarnos como sujetos civiles y sociales.

El texto, de suma actualidad en el contexto de pandemia, tiene por objetivo la reconquista del espacio doméstico. Una mirada positiva sobre los «hogareños» y la mixtura de vivienda y trabajo que pone en duda ciertas aspiraciones en materia de habitar y proyectar. La autora sueña con una casa en contra de la sociedad de consumo, sino todo lo contrario, propone una casa habitada. La lectura invita a pensar nuestros hogares, genera imágenes en nuestras cabezas: volver la mirada hacia uno mismo es volver la mirada hacia el espacio íntimo. Al fin y al cabo, el espacio arquitectónico nos moldea, nos constituye y nos transforma, y todo comienza allí en nuestro espacio más íntimo: la casa.


Una ciudad Florencia, Italia Por Diego Machín

Superficie 102,4 km² Coordenadas N 43°46′17″ E 11°15′15″ Población 382.258 habitantes Alcalde Dario Nardella

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Santa Maria de Fiore

Piazza Santa Trinita Via de Tornabuoni (columna Cosme Medici)

Piazza Santa Croce

Palacio Pitti

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Ponte Veccio

Palacio Medici

Galeria Uffizzi


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Las problemáticas medioambientales y sociales coexisten y parecen agravarse, mientras el poder de imaginación de los gobiernos da clara muestra de no ser suficiente para enfrentarlos. Las implicancias territoriales y urbanas requieren políticas proactivas tanto en la generación de nuevas leyes como en la debida aplicación de las mismas. Es esencial la reformulación de un nuevo equilibrio de fuerzas que priorice las búsquedas creativas de soluciones que brinden beneficios sociales y ecológicos.


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