Revista notas CPAU #43 - Paisaje urbano

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Paisaje Urbano | Observatorio Metropolitano | El año de los códigos

paisaje urbano

Revista del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo ISSN 1852-9135 ago. 2019 año XII


Autoridades CPAU

Staff y contacto de la revista

Presidenta Arq. Valeria del Puerto

Propietario Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo

Vicepresidente 1° Arq. Emilio Rivoira Vicepresidente 2° Arq. Eduardo Albanese Secretario Arq. Roberto Busnelli Pro-Secretario Arq. Jorge Aslan Tesorero Arq. Fabián de la Fuente Pro-Tesorera Arq. Adriana Dwek Consejeros Titulares Arq. Beatriz Escudero, Arq. María Hojman, Arq. Enrique García Espil, Arq. Francisco Prati, Arq. Carlos Lebrero, Arq. Flora Manteola, Arq. Bárbara Berson, Arq. Claudia Lanosa, Arq. Agustín García Puga Consejeros Suplentes Arq. Néstor Magariños, Arq. Ana Artesi, Arq. Antonio Ledesma, Arq. Guillermo Tella Gerente General Esteban López Gerente Técnico Arq. Irene Kalnins Servicios al Matriculado D.M. Federico Carrasco Directora de Biblioteca Lic. Julieta M. Stramschak Asesor Legal Dr. Eduardo Padilla Fox

Directora Arq. Bárbara Berson Coordinación editorial Vera Blitstein y Vivian Urfeig Colaboradores permanentes Esteban López Federico N. Rodríguez Lorena Obiol Trad. María Marcela Alonso Editor Invitado Fabián de la Fuente Imagen de tapa y contratapa Esteban Posca Foto de la obra de tapa Rocío Valdés Ilustración de secciones Estudio Maleza (Arq. Ignacio Schipani - Paisj. Úrsula Moreyra) Diseño ZkySky Diagramación Camila Macca Impresión Talleres Trama, Garro 3160, CABA Distribución InterKartas, Flecar S.A. Edición Nº43 / ISSN 1852 9135 / Año XII Agosto 2019 / Tirada 3.000 ejemplares Dirección Nacional del Derecho de Autor Expte. 46045728 / La revista notas CPAU forma parte de la Asociación de Revistas Latinoamericanas de Arquitectura (ARLA)

Asesor Contable Ctdor. Fernando E. Tozzi Correo de lectores: revistanotas@cpau.org Publicidad: noemi@cpau.org ventas@cpau.org / Tel: +54 (11) 5239 9416

Esteban Posca Título de la obra: Sed Técnica: óleo / lienzo Foto: Rocío Valdés (2019)

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Índice

Editorial: Prospectiva del paisaje urbano Bárbara Berson 03

Tema de tapa Paisaje en la Ciudad Fabián de la Fuente 06 Buenos Aires: Contrastes, matices, interrogantes Alicia Novick 08 La gestión pública como articuladora entre la identidad y las imágenes del porvenir Margarita M. Charrière 10 Buenos Aires como escenario para cazar relatos visuales Facundo de Zuviría 12 Entre el habitar y el consumo visual Ramiro Segura 14 El zanjón y la tabla oscilante Eduardo Maestripieri 15

Un espectro de la relación Naturaleza / Cultura Cira Szklowin y Ana Luisa Artesi 24

Debates, encuentros y reflexiones sobre la práctica profesional Presidencia CPAU 45

Viaductos elevados Dhan Zunino Singh 26

El año de los códigos Gerencia Técnica 46

La ciudad como escultura social Markus Vogl 28

Un mapa que preocupa Observatorio Metropolitano 48

Horizontes futuros Graciela Silvestri 30

Arquitectos de familia, especialistas en habilitaciones Entrevista al Estudio Felice-Gittelman, por Lorena Obiol 50

Horizontes en movimiento de la periferia metropolitana Jorge Blanco 32 Las interfaces de la agricultura urbana Gisela Hidde 34 Retrospectivas Lorena Vecslir 35

Articulación entre arquitectura y paisaje Entrevista a Cora Burgin y Sebastián Mouzo, Grupo Landscape, por Lorena Obiol 52 Una cuestión de piel Acciones del CPAU 54

El paisaje de los valles metropolitanos: Notas desde el terreno Fernando Williams 36 Multiestructuras: el campo de juego actual Alexis Schächter 38 Con-ciencia natural y espacio público Ezequiel Flavio Martínez 40

El sueño de Prometeo y el palán palán Carlos Reboratti 16

Cultura CPAU Biblioteca CPAU 58 Conversatorio 2019: El arquitecto y su libro 59 Una muestra: Diseño en acción Martín Huberman 60

El agua urbana y su metabolismo Miguel A. Blesa 18 Buenos Aires: Una lectura integral del territorio Diego Garay 20

Ejercicio profesional

Sobre la relevancia o la función del relevamiento Roberto Lombardi 22

Una nueva forma de pago Servicios CPAU 44

Un libro: La luz difícil Luciano Kruk 62 Una ciudad: Mendoza Nidia Bellene 63



Editorial Prospectiva del paisaje urbano

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ómo abordar la problemática del paisaje en el siglo XXI es un debate que pretendemos exponer en esta edición. Debemos pensarlo en sus diversas escalas, desde lo territorial hasta lo barrial.

Esta matriz silenciosa genera identidad, memoria colectiva y promueve el desarrollo de culturas locales. Debemos reafirmar el derecho a un paisaje propio que refuerce el espíritu del lugar, potenciando lo local por sobre lo global. Lo social, lo cultural, lo ecológico, lo ético, la distribución del suelo, los ríos urbanos, las infraestructuras y lo estético son algunas de las consignas con las cuales el paisaje carga en sus espaldas. En la actualidad la fragmentación del paisaje está acompañada por la fragmentación social. La Ciudad de Buenos Aires extiende sus bordes hacia el área metropolitana de forma ininterrumpida como una mancha de aceite. En las últimas décadas se modificaron cursos de agua, se alteraron humedales y se generaron nuevas lagunas artificiales para el establecimiento de barrios cerrados. Al mismo tiempo, las zonas bajas inundables donde crecieron asentamientos precarios fueron «tomadas» de forma constante. Desde múltiples perspectivas esta publicación nos interpela a imaginar un paisaje futuro redefinido positivamente a partir de las políticas públicas, la participación ciudadana y el trabajo interdisciplinario, con el objetivo de promover una mejor calidad de vida, en base a una visión inclusiva, democrática y equitativa. La arquitectura, sin dudas, es una de las protagonistas fundamentales del debate.

Bárbara Berson

Foto: Albano García



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Tema de tapa Cada edición de notas CPAU tiene un tema diferente asociado a la disciplina de la arquitectura y de la relación de ésta con otros campos de la cultura. Este segmento de la revista tiene como objeto profundizar en el oficio arquitectónico, desbordando sus límites para ampliar y multiplicar su dimensión disciplinar. «No hay, al principio, nada. Nada. El río liso, dorado, sin una sola arruga y detrás, baja, polvorienta, en pleno sol, su barranca cayendo suave, medio comida por el agua, la isla.» Juan José Saer. Nadie nada nunca.


Paisaje en la Ciudad Percepción, transdisciplina, territorio y prospectiva

FABIÁN DE LA FUENTE Docente en Planificación Urbana (FADU-UBA), Profesor Adjunto Maestría en Gestión Ambiental (IA/UNSAM), Profesor Titular (IA/UNSAM) Taller de Proyecto Integrado, Profesor en Maestría Proyecto y Patrimonio (IA/UNSAM). Dirige el Laboratorio de Urbanismo y Arquitectura LabURA, IA UNSAM y el Taller TAU, Taller interdisciplinario de Arquitectura y Urbanismo, Preside la Comisión de Urbanismo y Medio Ambiente del CPAU.

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l propósito de este número es avanzar en el reconocimiento de los variados componentes que hacen a la constitución y construcción del Paisaje en la Ciudad. Comprendiéndolo como una compleja y dinámica intersección de componentes, que en tensión y dispuestos en una línea de momentos configuran y reconfiguran de manera constante el escenario urbano; condicionando y habilitando en términos de presentes y futuros. El Paisaje es resultado del acto de percibir el espacio y de allí, el discernimiento de lo presente y la valoración que como individuos realizamos del ambiente que nos rodea y al cual nos encontramos expuestos. En ello se impone una relación entre sujeto (agentes culturales) y objeto (escenas espaciales), articulados dialécticamente. Este intercambio resulta inestable y dinámico, con formalizaciones únicas (personales) donde cada sujeto produce una caracterización, una valoración propia frente a una determinada situación espacial y emocional. A la vez, el espacio como resultado de las acciones evolutivas

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y transformativas, se establece como un escenario cambiante y en constante proceso. Ello como resultado de prácticas culturales que se desarrollan en el espacio, la incidencia del cambio climático (que encuentra en los territorios urbanos efectos de magnitud), los cambios tecnológicos, renovadas formas de producción, y de no menos consideración las migraciones de población. La configuración actual del paisaje de nuestra Buenos Aires metropolitana es tan solo una imagen instantánea dentro de un proceso dinámico, del que estamos seguros que obedece al resultado de lo precedente pero de imprecisa previsibilidad prospectiva. A su vez, conocemos esta situación de manera parcial, debiendo integrar dimensiones disciplinares (sociales, ambientales, urbanísticas, infraestructurales, productivas, políticas, de regulación urbanística y ordenamiento territorial, de formas de gobierno) a modo de animarnos a descifrarla; un desafío crítico de orden interdisciplinar. Una lectura superficial le otorgaría a la ciudad una imagen de paisaje erróneamente estático de un sistema en plena transformación; contracción, expansión y desaparición, todo ello al mismo tiempo. Una fragmentación regulatoria (un tramado metropolitano de intrajuridiccionalidades que participa de un único territorio continuo, pero compartimentado desde su gestión) promueve que ideales de ciudad con regulaciones urbanísticas locales apuesten a futuros ideales individuales.


En ello va implícito la promoción de valoraciones y objetivos a veces discordantes y descoordinados, con escasos o nulos acuerdos comunes, lo cual produce la construcción producción de un escenario aún más incierto, que cabe atender para cohesionar lineamientos comunes de ordenamiento, producción y gestión territorial. Como resultado, la producción de una urbanidad acorde, paisajes urbanos y sostenibles en dimensiones sociales y ambientales. Como actores con capacidad de incidencia en la producción urbana, debemos poseer un renovado conocimiento integral para analizar, actuar y posteriormente incidir positivamente en los procesos conformantes de ciudad.

Al fin de establecer un abordaje integral que de cuenta de lo polisémico del Paisaje y de su aprehensión, reproduzco un orden (arbitrario) de los textos de los autores invitados dentro las categorías que emergen del tratado De Architectura de Vitruvio, del siglo I a. C., confirmando desde lo disciplinar los tres principios esenciales que están presentes en nuestro quehacer disciplinar: la Belleza (Venustas), la Firmeza (Firmitas) y la Utilidad (Utilitas). Esta ponderación de orden paralelo nos permitirá construir una valoración del Paisaje mencionando factores precisos y cuantificables. Desde una perspectiva integrada, una suma de miradas y opiniones que, desde el prisma disciplinar, se constituyen en contribuciones a renovadas estéticas urbanas con el objetivo de trazar imaginarios. •

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¿Cuál será ese escenario que aún no conocemos, al cual debemos anticiparnos, para así orientar nuestras decisiones de actuación? ¿Qué capacidades disponemos como recursos para explorar renovadas prácticas urbanísticas, arquitectónicas y paisajísticas? ¿Cómo podremos contribuir desde nuestro hacer a generar ciudades más justas y equilibradas, paisajes urbanos acordes, posibles y perdurables? ¿Cuál es el rol crucial, invisible, del soporte ambiental que configura así el paisaje, la identidad patrimonialidad urbana? ¿Cuáles son los factores que inciden en las valoraciones y percepciones en la ciudad; y cuál es su relación en la construcción, memoria y apropiación de valores comunes identitarios?

Paisaje en la Ciudad, arriesga un intento de aproximación multidimensional, induciendo un recorrido por los textos donde se asistirá a visiones y cuestionamientos que contribuirán a la definición de un nuevo escenario de problematización de procesos de configuración territorial. Estos procesos nos permiten repensar las formas de actuación y como resultado de ello, del Paisaje.

Horacio Zabala. "Las deformaciones son proporcionales a las tensiones I, II y III", tríptico (1974). Grafito sobre papel de calco 64,5 x 31,5 cm cada pieza. Colección Tate Modern, Londres

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BELLEZA

Buenos Aires: contrastes, matices, interrogantes Los bordes metropolitanos y sus hábitats precarios se contraponen con la urbanalización, las postales y las experiencias turísticas.

ALICIA NOVICK Arquitecta. Master en Planificación Urbana. Doctora en Historia. Profesora e Investigadora de la FADU-UBA y de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Directora de la Maestría y del Doctorado en Estudios Urbanos UNGS.

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l paisaje, esa articulación entre miradas y objetos contemplados, se vincula con el placer estético aunque el registro de lo feo y de lo incómodo nos interpela al referirnos a las ciudades. Francesc Muñoz propuso el pesimista término de urbanalización para referirse a los paisajes del siglo XXI, con referencia a los centros históricos, la rehabilitación de los antiguos puertos, los espacios de ocio o de residencia de nueva generación que presentan una inquietante homogeneización del espacio público dilusora de las diferencias entre ciudades. En Buenos Aires no es difícil identificar la urbanalización en las imágenes de Puerto Madero, las urbanizaciones cerradas y los barrios que son objeto de interés turístico como La Boca, San Telmo o Palermo Viejo, donde los conventillos, las casas de patios y los talleres de reparación de automóviles fueron reemplazados por restaurantes étnicos, panaderías francesas y galerías

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de arte. Las guías para viajeros registran los parques y los edificios monumentales —Correo, Tribunales o Congreso— como algunas de las postales recomendadas. El spleen de Paris se siente en los grands hôtels particuliers y en los ostentosos edificios de renta de los alrededores de la Avenida Alvear, aunque por detrás de las entradas de mármol y los porteros de uniforme se ocultan -a veces- departamentos mínimos que poco a poco son presas de Airbnb. Por otro lado, los itinerarios de arquitectura destacan los edificios racionalistas y depurados de los años treinta y las propuestas de «experiencias» para viajeros remiten al tango, las librerías y los paseos literarios. Como contracara, excepto la tan céntrica Villa 31, el hábitat precario no es tan visible para los visitantes. Los bordes metropolitanos y los contaminados ríos de llanura como el Matanza-Riachuelo y el Reconquista, los depósitos de basuras, los conjuntos de viviendas públicas de baja calidad, remiten a la localización de las intrincadas formas de las «villas» y a la regularidad de los «asentamientos» -ocupaciones colectivas de suelos organizadas con la idea de constituir futuros barrios- donde los pobres reivindican su derecho de ciudadanía con baja probabilidad de éxito. Los loteos de otrora se fueron convirtiendo en barrios


final de su texto literario retoma las figuras de El aire, de Sergio Chejfec, que invierte las imágenes amenazantes de las villas miseria de las puertas de la capital, trocándolas por el centro de una ciudad que se diluye invadido por los pobres que van ocupando con su hábitat precario los techos, las terrazas, los intersticios. “Los Otros, los migrantes del interior o de América Latina, que la ciudad moderna fue depositando en las afueras, se meten en ella, depositando en las alturas los desechos de sus viviendas. Las alturas, antes ocupadas solo por el perfil de los rascacielos, pasan a ser la dimensión vertical de la marginalidad urbana”. En ese relato, la ciudad y sus habitantes pierden la memoria, mientras la ciudad pasada deja de formar parte del presente. Se trata de un paisaje amenazante, que pone en jaque las claves constitutivas de la ciudad. Sin embargo, en Buenos Aires, más allá de los contrastes entre los paisajes de la urbanalización y el creciente planet of slums, de algún modo resisten aún las historias, las culturas y las urbanidades y es posible percibir todavía los matices en la dinámica de los espacios públicos, aunque no sepamos por cuánto tiempo más... • <

formales a lo largo del siglo XX, pero ya no parece posible integrar habitantes y territorios. En la ciudad de injusticias espaciales, los paisajes de la urbanalización coexisten con el hábitat informal de quienes no pueden acceder al mercado inmobiliario, conformando ese planet of slums característico de los países del sur. Aunque en el imaginario Buenos Aires es una ciudad blanca, la que resultaba de la inmigración europea y los múltiples estratos de las clases medias, las migraciones internas, las repetidas crisis y la desigualdad en aumento van poniendo de manifiesto que estamos en América Latina, y no precisamente en uno de sus sitios más prósperos y dinámicos. Entretanto, en algunos barrios de la ciudad y su región, es posible reconocer las calles arboladas flanqueadas de las heterogéneas fachadas de casas y edificios, que se extienden a lo largo de las cuadras de la trama regular: esos paisajes que resultaban de la integración social y de la acción estatal, de destino incierto. En plena crisis argentina del año 2001, Beatriz Sarlo, en “Buenos Aires, una metrópolis periférica” (CECAL) puso de manifiesto el desplazamiento desde la esperanza en el futuro que prevalecía en el imaginario de la ciudad moderna hasta las miradas apocalípticas del siglo XXI. El

Puerto Madero, postal emblemática. Foto: Oscar Harispe 9•


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La gestión pública como articuladora entre la identidad y las imágenes del porvenir La foto de Buenos Aires es hoy la de una ciudad exitosa si la toma está realizada desde Puerto Madero. Pero del otro lado hay identidades barriales y estructuras que conservan sus atributos originales. Los interrogantes que plantea el urbanismo participativo: ¿Qué prácticas proyectuales y paisajísticas deberían estar incorporadas en la formación profesional para hacer frente a estos desafíos?

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MARGARITA CHARRIÈRE Arquitecta y Planificadora Urbana y Regional por la Universidad Nacional de Buenos Aires. Directora y fundadora del Observatorio del Área Metropolitana de Buenos Aires del CPAU, Prosecretaria CPAU (2014-2018), Presidente de la Comisión de Área Metropolitana del Centro Argentino de Ingenieros.

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avegar en este tema es adentrarse en aguas profundas. ¿Cómo reconocer valores, escalas, imágenes, proyectos, propuestas con necesidades locales y generales de la ciudad? ¿Quiénes se ocupan, y cómo debieran articularse para garantizar el bienestar, o más modestamente, una mejor calidad de vida en la ciudad? Estamos hablando de historia, presente y futuro (el paisaje en constante transformación); de escalas diferentes, del barrio, la ciudad, la región, territorio (sus representaciones, el paisaje y el mapa); de imagen, percepción y proyecto (identidad e imágenes del porvenir). Quizás debiéramos empezar por aquellos rasgos estructurales que son su fortaleza y que no lograron destruirse a pesar de los cambios de Códigos, de las crisis económicas, de los nuevos desarrollos, los cambios de paradigmas y muchas cosas más. La estructura de Buenos Aires, sus corredores, sus identidades barriales y su poderosa Área Central constituyen, a nuestro entender, el soporte en el que se sostiene y enriquece su imagen, su estructura territorial y que garantiza su sustentabilidad. Es cierto que las imágenes cambian. Hoy la foto de Buenos Aires es una foto desde el río de Puerto Madero, es marketing, es exitosa, pero atrás vemos una ciudad que conserva sus atributos y que se reconoce por ellos. Una visión en constante transformación se contrapone a la de “rasgos dominantes”, que se consolidan en imagen y valoración por parte de la población y que se transmiten como identitarios de una ciudad. El reconocimiento de los mismos desde una amplia mirada, tiene no sólo que ver con sus características físicas, sus actividades económicas, culturales… sus ruidos y sus olores sino, y fundamentalmente, con la percepción de quienes la habitan, la visitan o la imaginan y en definitiva la “ven”. Por otra parte también se trata de construir una “imagen objetivo” para la ciudad que proyecte futuro para responder a necesidades crecientes. En esa construcción la gestión pública ha ido incorporando en sus definiciones a la población involucrada. En este campo el mayor énfasis ha estado en la escala barrial, donde las afectaciones directas comprenden a vecinos que se identifican con pertenencia a tal o cual barrio y/o defienden algún proyecto originado en el vecindario que los aglutina (vale recordar a los vecinos del lago de Palermo. Y el caso más reciente: los vecinos del Parque de la Estación, un nuevo espacio verde público en las playas ferroviarias de estación Once. Este proyecto fue promovido por los vecinos durante más de 15 años, en los cuales participaron activamente sobre el desarrollo de la iniciativa y lograron institucionalizar una mesa de trabajo conjunta. Quizás sea uno de los temas que más se debiera revisar, tanto en la legislación que determina procedimientos

a cumplir, información, audiencias públicas con participación de los vecinos involucrados etc, etc, pero que en la práctica concreta ni han logrado enriquecer las propuestas iniciales, ni se ha garantizado un producto que responda en sus diversas escalas a los objetivos propuestos, siendo cuestionables los resultados obtenidos. ¿Quién es la “población involucrada”? ¿A quiénes corresponde y tienen derecho a demandar nuevas opciones? ¿A quiénes afectan directa o indirectamente las propuestas? ¿Quiénes median en este teatro abierto para dirimir los conflictos? ¿Qué rol juega la opinión de los medios? El urbanismo participativo tiene más de un interrogante a resolver para constituirse en una herramienta válida de construcción de amplios consensos y vía superadora de imágenes preconcebidas. Preservar/proteger poner en valor, proyectar nuevos escenarios deben formar parte no sólo de reconocer en cada escala territorial las condiciones para su tratamiento, sino de cuáles prácticas urbanísticas, proyectuales y paisajísticas debieran estar incorporadas en la formación profesional para hacer frente a estos desafíos como se sugiere en el prólogo. La Ciudad de Buenos Aires, que cumple el rol de “ciudad central” del Área Metropolitana, no ha cumplido con la actualización del PUA, no cuenta aún con un Modelo Territorial que defina las principales estrategias urbano territoriales, comprendiendo la escala y visión metropolitana e incorporando los mecanismos de gestión que viabilicen sus objetivos. Hemos avanzado en algunas iniciativas de carácter sectorial sobre temas centrales que deben tratarse en la escala metropolitana (para el saneamiento de cuencas, por ejemplo), sin vincularse a estrategias generales del desarrollo, articulando las mismas en una dimensión regional. La organización por cuencas, que cuenta con instrumentos de gestión y avances proyectuales y, en algunos casos con financiamiento para obras, resulta prometedora en cuanto a la recuperación e integración de las problemáticas. Estas problemáticas tienen como mapa el territorio metropolitano y el de la construcción de una nueva interpretación sobre los problemas a resolver, los recursos humanos y económicos a comprometer, respondiendo a algunos de los interrogantes planteados. Pero creemos que el problema mayor es no haber superado, ni técnica ni políticamente, la construcción que aún con deficiencias se ha desarrollado en las escalas de comprensión inmediata (el barrio, el equipamiento de gran dimensión, la autopista) para no sólo imaginar y proponer, sino acordar e incorporar en los diferentes niveles de gestión las principales políticas públicas, que tienen consecuencias directas físicas, sociales y económicas sobre nuestra ciudad. • 11 •


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Buenos Aires como escenario para cazar relatos visuales Los guiños a la historia personal en el marco de una ciudad en permanente cambio.

FACUNDO DE ZUVIRÍA Fotógrafo. Sus principales libros son Estampas Porteñas (1996), Siesta Argentina (2003), Paraná ra’angá (2013), Estampas (2015) y Frontalismo (2918). Sus fotos integran las colecciones del Metropolitan Museum of Art y el MoMA (New York), Fondation Cartier (Paris), y el Museo Nacional de Bellas Artes, Museo de Arte Moderno y MALBA (Buenos Aires). Premio Konex (1992 y 2012).

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otografiar el paisaje urbano podría ser la definición de mi trabajo de estas últimas décadas, pero creo que esta suerte de empresa nace de una búsqueda de mi propia identidad en esas calles céntricas o barriales que recorro desde hace años. Es este paisaje, Buenos Aires, donde encuentro permanentes guiños a mi propia historia, lugares que sugieren recuerdos de situaciones vividas hace mucho y que fueron construyendo mi fotografía. Buenos Aires es la protagonista silenciosa de cada momento, el marco referencial donde transcurre todo, la excusa sobre la cual fui construyendo mi propia imagen. Fotografié siempre los barrios, sus calles con casas bajas, simples y austeras y, en esas calles, los frentes -una arquitectura anónima y popular-, las vidrieras con sus mercancías y entre ellas maniquíes, sombras, reflejos. También el centro con su arquitectura y afán cosmopolita. La gente está presente detrás de todo eso, sugerida en signos, cruzando este escenario urbano, por lo general en su propio anonimato.

Buenos Aires es una ciudad en permanente cambio, el paisaje se modifica, sucesivas capas se van incorporando y conforman esta urbe de cuño clásico, con buena arquitectura de inspiración europea, enriquecida por sucesivas migraciones y poblada de signos que conforman un verdadero enjambre visual, con pocos silencios. En este paisaje puedo moverme como un cazador que busca aquellos elementos con los cuales construir un relato, un texto visual que articula detalles constructivos con otros que devienen símbolos de una supuesta argentinidad porteña subyacente en cada imagen. La cámara -y la mirada que la conduce- permite relacionar aspectos dispersos en este entorno y establecer diálogos que solo suceden en el rectángulo fotográfico, diálogos cuyas palabras son justamente las representaciones de objetos, texturas, luces y sombras que pasan a expresar algo diferente, que cambian su significado -aunque no su esencia- según el lugar que ocupan en una imagen. El paisaje urbano existe, es real y seguramente podría hacerse una descripción objetiva del mismo, pero en lo que a mí respecta, es sobre todo el léxico con el cual puedo construir mi propio lenguaje y en donde encuentro las palabras que lo conforman. Y en este sentido es, mayormente, una ficción. •

> El ciudadano. Alem y Viamonte, 1988. La foto integra la colección permanente del Museo Nacional de Bellas Artes • 12


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Entre el habitar y el consumo visual RAMIRO SEGURA Antropólogo, Doctor en Ciencias Sociales, Investigador CONICET. Profesor Titular de Introducción a la Teoría Social (UNLP) y Profesor Adjunto de Estudios Sociales Urbanos (IDAES/UNSAM).

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a idea de «paisaje urbano» nos coloca frente a un conjunto de dilemas. ¿Cómo y por qué una ciudad —o una parte de ella— se torna paisaje? ¿Para quién es el paisaje construido y qué efectos tiene en la vida urbana? Si la primera pregunta nos remite, contra toda ilusión naturalista, a la idea del paisaje como un artefacto histórico y cultural, la segunda nos recuerda las relaciones de poder que atraviesan la producción de paisajes. Los orígenes del paisaje se remontan a la primera mitad del siglo XV y la invención de la «ventana interior»1: en la pintura del interior de un edificio en el que se despliega una escena religiosa, una pequeña ventana delimita hacia afuera un paisaje profano. Bastó con ampliar la ventana a las dimensiones de la tela, borrando las referencias religiosas, para estar ante un paisaje. Las condiciones de posibilidad de esta creciente autonomía del paisaje descansaron en las reglas de la perspectiva artificialis que instauraron una nueva relación entre el sujeto y el mundo representado, creando distancia y separación: el sujeto que pinta (o que mira) está fuera del paisaje. ¿Qué sucede cuando nos desplazamos desde la pintura paisajística hacia los espacios vividos —sean campos, ciudades o barrios— transformados en paisajes? Desde los estudios culturales, Raymond Williams2 cuestionó el argumento habitual acerca de la «invención» del paisaje inglés en el siglo XVIII sintetizado en la serie: terrateniente–viaje por

Europa–paisajismo francés–imitación. Se trató, en cambio, de un movimiento histórico más general en el que se entrelazaron clase social, capital, equipamiento y habilidades para «producir naturaleza» de acuerdo a un punto de vista específico. La clase terrateniente impuso un orden social, económico y físico como parte de la larga historia de separación entre producción y consumo: producción del paisaje rural inglés del cual, paradojalmente, se suprimieron las labores campestres y las personas encargadas de realizarlas. El paisaje, entonces, no como un tipo de naturaleza sino como un tipo de observador que es consciente de que lo está haciendo: observación de «agradables panoramas» como una experiencia en sí misma. Por su parte, desde la antropología Tim Ingold3 propuso expandir el sentido de la categoría como modo de relación con el ambiente: paisaje como el persistente registro de las vidas y los trabajos de las múltiples generaciones que lo habitaron. Nos encontramos aquí con el cuestionamiento de la exterioridad del paisaje. Mientras en su acepción de paisaje somos habitantes (inhabitants) que al desplegar nuestras vidas le damos forma, en dispositivos como mapas, gráficos e imágenes (entre ellas, el paisaje pictórico) el ambiente aparece como una realidad independiente de nuestra experiencia en el que seríamos, utilizando un creativo neologismo, exhabitants. Creo que las tensiones entre ambas posiciones ayudan a comprender la dinámica de la producción de paisaje. Mientras Ingold relativiza la distinción tajante entre insiders y outsiders, entre quienes viven en un lugar y aquellos que, siendo de fuera, lo objetivan como paisaje, Williams resalta la importancia del punto de vista y el poder en la existencia del paisaje: importa quién y en qué condiciones mira. Sabemos del carácter artefactual del paisaje —tenemos los maravillosos trabajos de Graciela Silvestri sobre el Riachuelo y Ana Fabaron sobre La Boca— pero la pregunta que persiste es si se habita un paisaje. O, si se quiere, la pregunta de para quién es el paisaje urbano en un contexto de marketing urbano que, profundizando la tendencia identificada por Williams, produce paisajes para el consumo visual global4, abstrayendo los lugares concretos donde se despliega la vida urbana. • La cuestión cultural del paisaje histórico. Foto: Oscar Harispe

Descola, Philippe. Más allá de naturaleza y cultura. Buenos Aires: Amorrurtu, 2012. 2 Williams, Raymond. El campo y la ciudad. Buenos Aires: Paidós, 2001. Ingold, Tim. The Perception of the Environment. New York: Routledge, 2002. 4 Zukin, Sharon. “Paisagens Urbanas Pós-Modernas: Mapeando cultura e poder” [Paisajes Urbanos Posmodernos: Mapeando cultura y poder]. Revista do Patrimonio Histórico e Artístico Nacional, N° 24, 1996.

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El zanjón y la tabla oscilante EDUARDO MAESTRIPIERI Arquitecto (FADU-UBA) y Doctor en Historia del Arte y Gestión del Patrimonio Cultural. Es Profesor Asociado Regular de los cursos de Arquitectura, Proyecto Urbano y Proyecto Arquitectónico; Profesor Titular Interino de Teoría de la Arquitectura; Profesor Adjunto Regular de Historia de la Arquitectura. Miembro de la Comisión de Doctorado de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA.

Marcas, huellas y registros del habitar la cuenca del arroyo Medrano. Las marcas que definen los bordes del territorio y el paisaje, se conciben como producto del encuentro entre naturaleza y cultura. El arroyo Medrano y su anclaje con la identidad.

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abitar significa identificarnos con un lugar en el mundo. Leopoldo Marechal exaltó en una de sus novelas la travesía de Adán Buenos Ayres cruzando el arrabal de Saavedra: “Por aquí arranca la huella. No hay más que seguirla derecho, hasta dar con el zanjón y la tabla oscilante”. En ese pasaje, Marechal describe las peripecias de los seis compañeros que junto a Adán deben “hacer equilibrio a tientas en una tabla insegura y sobre un zanjón cuya profundidad ignoraban”. El zanjón es el arroyo Medrano que corría serpenteante entre suaves lomas hacia el Río de la Plata. Horacio Coppola y Lino Enea Spilimbergo fijan en grafías permanentes un tiempo de la calle Correa que, como el arroyo, atraviesa el barrio de Saavedra. Sus encuadres acentúan las marcas del antiguo arrabal. Marcas es el

nombre que suele darse a los lugares situados en los confines de un territorio, en los bordes de una frontera, pero también a testimonios significativos que definen un paisaje producto del encuentro entre naturaleza y cultura. La identidad se construye con relaciones. La mirada percibe cualidades entre las cosas y el lugar que habitamos. Imaginemos recorrer la ribera del arroyo Medrano. Apropiarnos de un lugar. Interpretar las marcas, las huellas y los registros de una forma de habitar debe permitir la fundamentación del proyecto como voluntad de conservación o transformación de lo dado. Comprendiendo, relacionando e integrando el sitio como lugar y el territorio como paisaje. •

Documento fotográfico del Archivo General de la Nación


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El sueño de Prometeo y el palán-palán

CARLOS REBORATTI Geógrafo (UBA, 1973), fue Investigador principal del CONICET en el Instituto de Geografía y Profesor titular regular de Geografía Rural en la UBA. Docente de posgrado. Publicó “Ambiente y sociedad. Conceptos y relaciones”, entre otros.

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a discusión sobre qué es la naturaleza es larga, compleja y pocas veces conduce a un acuerdo. Para la mayor parte de nosotros la naturaleza es lo que nos rodea. Pero seguramente dudamos de incluir en ella al hombre y mucho más a sus obras, fácil y “lógicamente” catalogables como piezas “artificiales” o, por lo menos, “no naturales”. Pero que estemos separados de la naturaleza no significa que no solo se la pueda representar, sino también diseñar, modificar y construir, como forma de apropiarnos de ella. Esa idea vino de la mano de la Ilustración y el abandono de la idea de la intangibilidad de la naturaleza y la consecuente búsqueda de sus leyes y el análisis fragmentado de sus elementos componentes. La noción de que el hombre genera con sus obras una segunda naturaleza da lugar a la posibilidad de “construirla” y allí es donde aparece la arquitectura paisajística con su idea de “domarla” y hacerla (obligarla) a ser agradable y placentera. En esa construcción de jardines los elementos naturales – árboles, plantas, relieve – son los dominantes pero están fuertemente controlados. Generan un esfuerzo notable y constante, como se puede observar en cualquiera de los parques

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de Buenos Aires. Pero el hombre fue más allá y comenzó a diseñar y construir su propio paisaje, ya desconectado totalmente de la naturaleza. Esa desconexión aumentó la clásica separación entre paisaje natural y cultural, como por ejemplo en la idea anglosajona del cityscape, donde ¡todo es cultural! ¿Y dónde quedó la naturaleza? Se transformó en un adorno forzado por una cierta vergüenza del olvido, que lleva a que lo verde (una especie de reducción minimalista de lo natural) “debe estar”. Pero ese debe estar es hipócrita y mentiroso, porque es la ciudad la que trata de integrar lo verde y no la naturaleza la que acepta la ciudad, dando por sentado la superioridad de lo artificial. La visión etnocéntrica de la naturaleza nos hace olvidar con qué perseverancia actúa, cuántas escalas espaciales y temporales reconoce, desde lo geológico hasta la microfauna. Y, en el fondo, cuán inmanejable se torna en el largo plazo. Seguramente si dejáramos de tratar de controlarla, la naturaleza se apropiará de la ciudad. Lo vemos en pequeña escala con las casas abandonadas donde las enredaderas crecen salvajemente en los muros y el palán palán (Nicotiana glauca) surge de las grietas de las paredes resquebrajadas. Para desgracia de los constructores el paisaje cultural se fuga de su voluntad y comienza a cambiar una vez que está construido. Si esto es así, ¿no deberíamos tal vez abandonar el sueño de Prometeo de controlar la naturaleza y pasar a convivir con ella? •


Instantáneas de Roma y Portugal Fotos: Carlos Reboratti

¿Y dónde quedó la naturaleza? Se transformó en un adorno forzado por una cierta vergüenza del olvido, que lleva a que lo verde (una especie de reducción minimalista de lo natural) “debe estar”.

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FIRMEZA

El agua urbana y su metabolismo ¿Cuánto cuesta proveer agua a la ciudad? Proveer no significa solamente que el fluido llegue a los hogares: también deben retirarse las aguas residuales (y las de lluvia), enviarlas a las plantas de tratamiento y descargarlas en los cursos de agua. Es decir, provisión de agua y saneamiento son inseparables.

MIGUEL A. BLESA Doctor en Química (UNLP), Profesor de UNSAM (3iA), Investigador Emérito de CNEA, Doctor Honoris Causa por UNSAM, Académico de la Academia Nacional de Ciencias (Córdoba) y de la Academia de Ciencias Latinoamericana y Presidente de la Asociación Interciencia.

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n las ciudades, el agua tiene su propio metabolismo, el metabolismo del agua urbana. Esta expresión, prestada de la Biología, asemeja a las ciudades a organismos abiertos: sistemas que reciben alimentos y energía de su entorno, los usan y finalmente los desechan. En el caso del agua azul, la que vemos, se la toma desde una o varias fuentes e ingresa en la ciudad; dentro de ella se distribuye y luego se usa para varios propósitos. Finalmente se desecha a un sistema de recolección que la evacúa. Pero también consumimos agua virtual, a través de los alimentos y de todos los productos en cuya manufactura se usa agua, incluyendo la energía.

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> Costanera Norte. Foto: Juan Zapata @somosvanta

Fuentes de agua

Adecuación del agua

Ríos, arroyos, lagos, embalses, manantiales y acuíferos constituyen la fuente de abastecimiento de las ciudades. En casos extremos, se piensa en trasvases desde fuentes lejanas, como en el abortado plan de trasvase de agua del río Ebro hasta Barcelona, o en la desalación de agua de mar, como en la península arábiga, en Israel y otros sitios. El agua de lluvia, ante la carencia de reservorios adecuados que la colecten, se transforma más en un problema (para su evacuación) que en una solución (para la provisión de agua).

Antes de ser distribuida, el agua tomada en las fuentes debe ser tratada para que su calidad sea acorde con su uso. En la actualidad, el agua distribuida en ciudades es especialmente agua potable. En Buenos Aires la potabilización se realiza en los establecimientos General Belgrano (Quilmes), y General San Martín (barrio de Palermo). Este último es uno de los establecimientos más grandes del mundo que ocupa 28,5 hectáreas y tiene una capacidad de producción cercana a los tres millones de metros cúbicos por día. La potabilización se realiza en tres etapas: Floculación (logra que los sólidos suspendidos y buena parte de las bacterias y partículas micrométricas en general se agreguen y formen flóculos); filtración (remueve los flóculos) y desinfección (elimina microorganismos), que usa normalmente cloro. La presencia de compuestos orgánicos complica apreciablemente el proceso, ya que las plantas usuales no garantizan su remoción.

Las fuentes de agua configuran fuertemente el paisaje urbano. En sus límites la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene el Río de la Plata (fuente principal de su abasto de agua) y el Matanza-Riachuelo (vía principal programada de descarga de sus efluentes cloacales a través de un emisor debajo del lecho del río). Dentro de su traza corren, o corrían, muchos arroyos, varios de ellos actualmente entubados: los más conocidos son el Maldonado, el Vega, el Medrano y el Cildáñez.


Distribución ¿Cuánta agua potable usa una ciudad? La respuesta es muy variable, y depende de factores culturales, del nivel de desarrollo socioeconómico, de la abundancia o escasez del recurso, y también de los esquemas tarifarios. Las Naciones Unidas establecen que la disponibilidad de 30 litros por persona y por día es un derecho humano esencial. También se estima que 100 litros por persona y por día es una cantidad austera y razonable, pero en 2016 en Buenos Aires AySA debió producir 619 litros por habitante y por día. Esta cifra es resultado de varios factores: (a) alta disponibilidad de agua en su fuente (esencialmente, el Río de la Plata, en menor medida acuíferos); (b) red de distribución deficiente con pérdidas cercanas al 25%; (c) esquema tarifario que refleja la falta de medidores de consumo, y no penaliza el uso excesivo del recurso. En algunas regiones afluentes del mundo desarrollado los consumos pueden ser aún más altos, aun en ausencia de esos factores.

Recolección de aguas residuales Buenos Aires tiene una puramente cloacal, más moderna, y otra más antigua (data del siglo XIX) que recoge tanto agua de lluvia como efluentes cloacales en una fracción reducida del territorio, del orden del 11%. La recolección del agua de lluvia es una necesidad imperiosa, ya que la densidad de las construcciones transforma el ejido urbano en una región casi totalmente impermeable. Buenos Aires tiene una extensión de unas 20.000 hectáreas, y el área que drena a través de la ciudad es del orden de 27.000 hectáreas. La ausencia de una red pluvial para casi el 90% de la ciudad fue uno de factores que produjo vulnerabilidad a las inundaciones, parcialmente resuelta por el entubado de arroyos y una red de conductos de orden menor. Idealmente, los efluentes cloacales se tratan antes de descargarlos en los cursos de agua. Las dos principales plantas depuradoras para Buenos Aires son la del Bicentenario, en Berazategui (inaugurada en 2014), que puede procesar 2.900.000 m3 por día y descarga al Río de la Plata, y la del Riachuelo, en ejecución en Avellaneda y que tendrá una capacidad de

2.300.000 m3 por día, con descarga a 12 km de la ribera del Río de la Plata, a través del emisario Riachuelo, que es un túnel que va por debajo del lecho del río. ¿Cuánto cuesta proveer agua a la ciudad? Proveer agua no significa solo hacer llegar el fluido a los hogares; también debe retirarse las aguas residuales (y las de lluvia), enviarlas a las plantas de tratamiento, y descargarlas en los cursos de agua; en otras palabras, provisión de agua y saneamiento son inseparables. El ciclo completo, teniendo en cuenta no sólo los gastos de operación, sino también los de mantenimiento en buen estado las redes (con pérdidas por debajo del 10%) y la amortización conduce en países europeos a valores entre 2 y 6 €/m3. Con los consumos de Buenos Aires, esto equivaldría a facturas mensuales promedio superiores a los $1000 por mes y por persona. Los esquemas tarifarios más racionales sugieren acceso gratis hasta 30 litros por persona y por día, tarifa adecuada para cubrir los costos para consumos entre 30 y 100 litros por persona y por día, y tarifas que castiguen los consumos mayores. Lógicamente, el prerrequisito es la instalación de medidores. •

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FIRMEZA

Buenos Aires: Una lectura integral del territorio Los guiños a la historia personal en el marco de una ciudad en permanente cambio.

DIEGO GARAY Arquitecto (UBA) y Magister en Paisaje, Medio Ambiente y Ciudad (UNLP). Realizó estudios de posgrado en Paisaje Cultural y Territorio (UPC- Barcelona). Epecialista en Ordenamiento Territorial y Planificación del Paisaje (SSUV-GPBA).

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os diversos estudios sobre la noción de paisaje no han logrado arribar aún a esa tan ansiada definición que suele tranquilizarnos por un tiempo, aunque sepamos que es provisoria. En efecto, las aproximaciones actuales ya no ubican la noción de paisaje en el mismo lugar que nos habíamos acostumbrado, aquella alojada solo en el campo de la estética. La cuestión se viene abriendo a otros interrogantes y conceptos, como los de integralidad y sistemas complejos. En esta dirección, hace ya un tiempo, han aparecido términos que funcionan como sinónimos, como el de territorialidad planteado por Dematteis (2006), la idea de territorio como palimpsesto de Corboz (1983) o la interpretación de Soja (2008) sobre regionalidad. La utilización de la UNESCO, en 1992, de una remozada, aunque algo vetusta, noción de paisaje cultural (Schlüter, 1906), a pesar de lo redundante del término, o la Carta Europea del Paisaje del 2000, confirman en todos los casos un uso del concepto “paisaje” que da cuenta de una lectura integral del territorio, de su complejidad, de una vinculación entre escalas espaciales y temporales heterogéneas.

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Claramente estas nuevas interpretaciones nos permiten sumergirnos en un mundo diverso, donde las expresiones de las relaciones entre los elementos de ese sistema complejo son los nodos problemáticos de mayor riqueza, que remiten a aquella relación eco-tecno-simbólica que indicó Berque, cuando explicó la ecúmene como “la relación de la humanidad respecto a la extensión terrestre”(1996). En esa dirección podríamos bosquejar que la noción de paisaje se dirige decisivamente al abordaje y comprensión de esa relación.

Estas nuevas interpretaciones nos permiten sumergirnos en un mundo diverso, donde las expresiones de las relaciones entre los elementos de ese sistema complejo son los nodos problemáticos de mayor riqueza (...) ¿Cómo sería entonces la expresión de esa relación en Buenos Aires? ¿Cuál es su paisaje? Deberíamos ir a la búsqueda de esos nodos temporales y espaciales, y seguramente encontraríamos claridad y zonas oscuras. Carl Sauer, quien trabajó la noción de paisaje cultural en 1925, planteaba que en el tiempo la cultura se modifica, es cambiante, y esto define las fases del paisaje, su desarrollo y fin, como así también, el rejuvenecimiento, o por el contrario, la gestación de un nuevo paisaje, que se sobre impone a los remanentes del anterior al recibir otra cultura.


Por caso, la Boca o Avellaneda junto al Riachuelo, no eran ya ámbitos de los querandíes ni de los saladeros, cuando fueron la naciente del tango, y hoy ya no son los arrabales de la ciudad. Palermo no es un barrio de orilleros próximo al arroyo Maldonado ,el río Reconquista no es el río “De Las Conchas”, pero fragmentos urbanos, piezas arquitectónicas, literatura, música, pintura, fotografía, documentos técnicos, expresiones idiomáticas, flora e inclusive fauna, son algunos de los recursos que podemos utilizar para la reconstrucción de aquel paisaje. Si hablamos de continuidad nos referimos a la existencia de persistencias, que a su vez dan cabida a transformaciones, adaptaciones, cambios, que no invalidan las permanencias. Se trata, de alguna manera de lo que en el arte cinematográfico se denomina raccord, aquello que garantiza la secuencia, mantiene la cualidad de no ser interrumpido. En el Buenos Aires actual, hay problemas con el raccord.

La ciudad metropolitana ha tratado de destruir sus ríos ¿Cómo se resolverá el problema de la continuidad, del raccord, si están muertos? La búsqueda de la relación «eco» nos ha llevado de nuevo a los ríos, relación ancestral en los humanos. Desde una visión prospectiva, para algunos parece posible que la ciudad sea junto «con» sus ríos y no a costa de ellos. ¿Volverá el río a ser un elemento generador del paisaje de la pampa ondulada, de Buenos Aires? La ciudad metropolitana ha tratado de destruir sus ríos ¿Cómo se resolverá el problema de la continuidad, del raccord, si están muertos? • Berque, Augustín, Être humains sur la Terre, Principes d´éthique de l´écoumène, Gallimard, Paris, 1996, Corboz, A. Orden Disperso, UNQ, Buenos Aires, 2015. Dematteis, G. “En la encrucijada de la Territorialidad Urbana”, Revista Bitacora, Vol .1, Nº 10, Colombia, 2006. Sauer, Carl O. “La morfología del paisaje”, Polis, Revista de la Universidad Bolivariana, Vol. 5, núm. 15, Universidad de Los Lagos, Santiago, Chile, 2006. Soja, Edward, Postmetrópolis, Traficantes de Sueños, Madrid, 2008. <

Leemos con claridad el paisaje de épocas pasadas y no el actual, ¿nos hace falta la carga temporal para leer paisaje? ¿Será por ello la angustia de algunos al presenciar la perdida de “nuestro patrimonio”, de “nuestra identidad”, la desazón frente a la destrucción de las referencias? Seguramente, más allá de las superficiales crónicas mediáticas, prestar atención a lo que expresan quienes se angustian y quienes

destruyen, nos ayudaría a explicar el porqué de la discontinuidad, y de la intencionalidad de algunos en que así sea.

Paseo Familiar. Río Reconquista, Diego Garay, 2010

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FIRMEZA

Sobre la relevancia o la función del relevamiento

ROBERTO LOMBARDI Arquitecto (FADU, UBA), profesor titular de Morfología en la FADU de la Universidad de Buenos Aires y el IA de la Universidad Nacional de San Martín. Coordinó el Centro de Estudios de Arquitectura Contemporánea (Universidad Torcuato Di Tella). Profesor invitado en universidades nacionales e internacionales.

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uenos Aires sigue siendo una ciudad fundada por conquistadores, concebida como campo a urbanizar, conservada y reproducida por una lógica dominante que emplea al suelo como territorio de explotación por su valor de cambio, medido por la cotización mercantil inmobiliaria, y organizado y administrado por una trama de extensión indefinida (cada vez más indefinida y cada vez menos trama). Ese modelo territorial ha quebrado numerosas fronteras políticas y naturales para expandirse con dinámicas que, ante la ausencia de consensos consistentes y plurales, no cesa de volverse trágicamente más y más heterogéneo. Innumerables áreas metropolitanas están cercadas, contaminadas, inundadas, desabastecidas, empobrecidas por la fuga oportunista de los flujos de inversión hacia oportunidades más ventajosas, orientados hacia la conquista aventurera de fronteras cada vez más lejanas para comprar barato y vender caro, o relanzados hacia los barrios antes depreciados por estas pugnas para especular ahora con su gentrificación estratégica. Mientras tanto, arquitectos y urbanistas seguimos presentándonos como una comunidad determinada por un campo de saber dedicado a la transformación del medio con responsabilidad prospectiva, que requiere de nosotros la necesidad de enfrentar con claridad un problema persistente y a la vez urgente: cómo construir una práctica socialmente relevante. Podemos replegarnos con comodidad hacia la queja por las fragilidades del modelo político urbano: escenarios de gestión y regulación gerenciados por administradores económicos y financieros fuertemente influidos por sectores del capital concentrado, debilidad de los organismos de planificación y control, estructuras de representación política con enlaces mínimos con el territorio… Aún en ese contexto no encuentro excusa alguna para seguir • 22

repitiendo formas de práctica que operan sobre un mapa en el que apenas se registran las condiciones normativas para encuadrar acciones arquitectónicas y urbanas fundadas en un manejo de la información decididamente impropio. Ninguno de nosotros debiera evadir la función del relevamiento. En principio, re-presentar la información que está: desmontar la ilusión que produce la disponibilidad y proliferación de estadísticas e imágenes y enfrentarnos a la necesidad de interpretar esa información para actualizar a la orden del día las productividades de ese gran número de datos. Inmediatamente, re-presentar la información que falta: la ausencia o distorsión de actores y dinámicas históricas controversiales, de objetos evadidos por los cánones de las diferentes disciplinas y de las situaciones emergentes de los intervalos o superposiciones entre especialidades técnicas. Los ejemplos son innumerables: villas y asentamientos mapeados como espacios verdes, zanjones de basura como cursos de agua, ríos urbanos como suelo disponible, restos arqueológicos como vacancias; grupos sociales enteros excluidos de las estadísticas por falta de techo, inscripción laboral, escolarización o documentos… Incluso necesitamos desmontar y superar la cómoda visión de la imagen satelital, ilusión de un todo continuo y completo, incapaz de exponer no sólo las formas de cierre, de abandono, de peligro, sino también las redes de sociabilidad, solidaridad y auto-organización que todavía mantienen activos y habitables enormes sectores del área metropolitana, abandonados por la gestión pública y amenazados por la acción de los intereses corporativos dominantes en sus formas de especulación inmobiliaria, contaminación y explotación medioambiental, etc. Si no queremos perder definitivamente la oportunidad de producir un conocimiento relevante mediante la función del proyecto como instrumento positivo de transformación de la ciudad, podemos empezar por algo que, aunque no dejamos de practicar, necesitamos volver a aprender: cómo representar. • > Lucía Solari, Germán Guillermet. “La transformación de lo excluido”. Curso 2018, Morfología II, Cátedra Lombardi; Carrera de Arquitectura; Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo; Universidad de Buenos Aires


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FIRMEZA

Un espectro de la relación Naturaleza/Cultura

CIRA SZKLOWIN Arquitecta y Planificadora Urbano-Regional FADU/UBA y TECHNION. Posgrado en Teoría del Diseño Comunicacional. Estudios de perfeccionamiento urbano-regional en Europa y Canadá. Miembro Comisión Directiva CAAP-Centro Argentino de Arquitectos Paisajistas.

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ANA LUISA ARTESI Arquitecta UBA - Especialista en Arquitectura Paisajista UBA. Estudio AR&A - Arquitectura, Ambiente y Paisaje. Obras viales, Urbanizaciones. Espacio Público y Obras privadas. CPAU Consejera. FADU UBA: Investigadora y Docente en “Teoría del Paisaje” Especialización en Planificación del Paisaje. Secretaría de Posgrado.


Integrar el paisaje natural y cultural en los procesos de planificación urbana refuerza la sustentabilidad cultural, el sentido de lugar y de pertenencia.

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a interacción hombre/medio natural se manifiesta de diversas formas e intensidades. En un extremo, paisajes intensamente antropizados, pese a su apariencia natural. “En paisajes consolidados, la huella humana es tan penetrante que es apropiado hablar de Paisaje Cultural… Es tanto un artefacto basado en soporte geológico y condiciones climáticas, como una narrativa de capas superpuestas de nuestra historia entretejida con la de la naturaleza”.1

En el otro extremo, paisajes con poca huella humana visible, pero con un gran significado asociado al medio natural: el patrimonio inmaterial -elementos intangibles como la cosmovisión, el arte, la memoria- frente al cual el peso de «la evidencia cultural material puede ser insignificante o incluso ausente».2

Los espacios públicos y la infraestructura natural En el contexto de transformaciones globales, las ciudades atraviesan procesos de reconfiguración de sus prioridades y de adopción de nuevos enfoques adaptativos, incorporando la naturaleza en sus políticas climáticas urbanas. Anticipar escenarios, monitorear los cambios y orientarlos hacia la valoración de la naturaleza en las ciudades, implica reordenar enfoques disciplinares en base al conocimiento y difusión de los servicios ecosistémicos que sustentan las “Soluciones basadas en la Naturaleza”.

La Nueva Agenda Urbana y los Objetivos de Desarrollo Sustentable 2030 de las Naciones Unidas, (Objetivo 11), con foco en ciudades sustentables, seguras, inclusivas y resilientes, promueven la convergencia disciplinar, especialmente en relación con espacios públicos inclusivos.3 La cultura, cuarto pilar de la sustentabilidad, junto con la economía, el ambiente y la sociedad, impregna todos los ámbitos y paisajes en que se expresa la diversidad de relaciones con la naturaleza. La infraestructura natural y los espacios públicos proporcionan oportunidades para la innovación, la protección del patrimonio cultural, la conservación de la biodiversidad, la adaptación al cambio climático y las nuevas expresiones de la socialidad urbana.

< Parque Houtan - Relación Ciudad - Río. Shanghai, China. Foto: Turenscape

El vuelco de enfoques sectoriales de la gestión urbana hacia una visión más integrada de la sustentabilidad permite la inclusión de la diversidad cultural y natural en el planeamiento de la ciudad y en el diseño de sus espacios públicos. La articulación entre las diversas disciplinas y actores comprometidos con la ciudad pueden dar respuestas ecológicas, inclusivas y sostenibles para la adaptación al cambio climático. • 1 Aalen, F.H.A. ‘The Irish rural landscape: synthesis of habitat and history’, Atlas of the Irish Rural Landscape (Cork University Press, Ireland, 1997) 2 Guidelines on the inclusion of Cultural Landscapes, Towns, on the World Heritage List (UNESCO) 3 Global Report on Culture for Sustainable Urban Development (UNESCO 2016). Cap 7.

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Viaductos elevados El paisaje cotidiano y relacional de las infraestructuras de transporte. La mirada de los vecinos y los usuarios. La memoria de las heridas urbanas.

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DHAN ZUNINO SINGH Sociólogo (UBA), Doctor en Historia (Universidad de Londres), Investigador CONICET, Investigador Centro de Historia Intelectual (UNQ). Docente en la Maestría en Planificación de la Movilidad Urbana (UBA-TUB).

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as vías elevadas en Buenos Aires pueden rastrearse desde el siglo XIX con el viaducto del Ferrocarril Ensenada, en esa ciudad efímera y de campaña. Efectivamente, la vida de aquella vía fue efímera, hasta que la Municipalidad exigió a los ferrocarriles elevar sus vías o ponerlas en trinchera. Las razones fueron siempre que el ferrocarril constituía una barrera para la expansión urbana; entendiendo no sólo la edificación sino, fundamentalmente, la circulación por las calles.

Las encuestas del uso del tiempo en el viaje ferroviario arrojan que la mayoría mira por la ventana o descansa en su viaje, aunque nuestra impresión sea que vamos imbuidos en nuestros celulares.

< El nuevo paisaje urbano configurado por el Viaducto Mitre, que articula la estación Belgrano C. Foto: Juan Zapata @somosvanta

Si por un lado se reconoce que la expansión se debe en cierta medida a los ferrocarriles, éstos fueron adquiriendo. al mismo tiempo, la imagen de barrera. En EEUU, el fenómeno se denomina ferrofobia, una fobia alimentada por la mirada del automovilista. En Buenos Aires la ferrofobia llegó antes que el automóvil: En 1886, desde una mirada urbanista municipalista, se descartó la idea de los sistemas elevados por razones estéticas (afectaba la vista de la calle y las fachadas de las edificaciones). También se esgrimieron razones higiénicas (tapaba la luz del sol y evitaba la libre circulación de aire), aunque resultara más económico que un subterráneo, sistema que prevaleció. No obstante, Buenos Aires tuvo sus viaductos por Palermo o Barracas, y más tarde en Sarandí. Más de cien años después vemos surgir en Buenos Aires, como trabajos complementarios al RER, la elevación de las líneas ferroviarias en viaductos que alcanzan hasta los 10 metros de altura sobre el suelo. Un nuevo paisaje posible es el de la «liberación de calles», como reza la publicidad oficial de quien financia la obra (AUSA). Ésta es la mirada desde el automóvil. Y en los medios de comunicación circulan videos desde la ventana del tren.

Pero, ¿cuál es la mirada de los vecinos de esos barrios? Seguramente habrá quienes entienden que sus barrios se ven atravesados por una mole de concreto que parece una autopista (memoria de las heridas urbanas anteriores), quienes temen a lo que suceda bajo los viaductos; temores de una ciudad desigual. La fobia al viaducto está alimentada por el paisaje local, horizontal y fijo del vecino o peatón, frente a una infraestructura que es translocal; porque el ferrocarril, siendo siempre el mismo, atraviesa varias localidades. Esa es su tensión constitutiva. ¿Cuál es el paisaje para los pasajeros? Allí creo que es donde el paisaje transitorio o pasajero es una ganancia si lo comparamos con la otra opción que normalmente se promueve para eliminar la barrera ferroviaria: el soterramiento. Privar de una vista panorámica a los pasajeros es privarlos de una experiencia más placentera de viaje, porque no se trata de la «belleza» de la ciudad que se percibe sino de la entrada de la luz solar o el juego de luces nocturnas, de una apertura visual que el tedio del túnel no permite; sin mencionar el paisaje cinético como forma de confort. Las encuestas del uso del tiempo en el viaje ferroviario arrojan que la mayoría mira por la ventana o descansa en su viaje, aunque nuestra impresión sea que vamos imbuidos en nuestros celulares. ¿Por qué no permitirle la mirada panorámica al pasajero metropolitano que viaja horas para sobrevivir en la urbe? Porque prevalece una mirada localista, fija, fragmentaria sobre la infraestructura ferroviaria, no sólo desde los habitantes sino desde los expertos. Insisto en que ese paisaje local necesita una fuerte intervención del diseño, para realizar infraestructura de espacios públicos y habitables. Y un rol de la gestión para mantenerlos. Pero también es necesario comprender que la infraestructura es relacional y hay varios puntos de vistas y, por lo tanto, varios paisajes involucrados. •

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FIRMEZA

Weigel abrió una perspectiva más amplia, considerando los espacios como culturalmente constituidos y como históricamente cambiantes: propuso espacios legibles como paisaje.

La ciudad como escultura social MARKUS VOGL Arquitecto. Planificador Urbano. Profesor asociado en la cátedra de la planificación y diseño urbano en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Stuttgart. Profesor en la Universidad Técnica de Delft, el Instituto de Arte y Arquitectura de la Academia de Bellas Artes de Viena.

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n el ámbito urbano, el debate paisajístico fue sacado del contexto del diseño clásico con los proyectos de vivienda colectiva de la década de 1920 en Frankfurt y Berlín por el arquitecto paisajista alemán Leberecht Migge. Desde entonces, estas reflexiones se ubican en el contexto integral de nuestra vida cotidiana. Con su plan de reconstrucción de 1948 Hans Scharoun acuñó el término paisaje urbano y argumentó la reconstrucción de Berlín a través de una integración paisajística a su morfología. Como un paisaje moldeado por el hombre, la ciudad representa una escultura social, citando a Joseph Beuys. Una escultura que se redefine cada día. Al mismo tiempo, los seres humanos deben estar en el centro de nuestros intereses como arquitectos y urbanistas, porque a través de sus acciones, el espacio se reconstruye constantemente como un fenómeno social, tal como lo formuló el geógrafo suizo Benno Werlen. Por lo tanto, no es ninguna novedad el discurso de Charles Waldheim en su libro “Landscape Urbanism Reader” (2006) que describe los

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desafíos de la vida metropolitana en el siglo XXI, como la justicia social, el cambio climático y la globalización. En tanto, el geógrafo estadounidense Edward Soja, que murió en 2015, fue uno de los primeros en proclamar un giro espacial basado en su crítica a la reorganización espacial del orden capitalista, a la que Sigrid Weigel precedió con un giro topográfico. Weigel abrió una perspectiva más amplia, considerando los espacios como culturalmente constituidos y como históricamente cambiantes: propuso espacios legibles como paisaje. Por lo tanto, comprometámonos en la práctica a la enseñanza y la teoría de la ciudad, con lo urbano y con las personas. Hasta ahora la discusión se daba en un formato histórico. Como dijo Clint Eastwood: “Entro en la ciudad, todo lo demás surge”. Demos un giro hacia el frente. •

> Perspectivas hacia Puerto Madero. Foto: Gonzalo Viramonte


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UTILIDAD

Horizontes futuros

GRACIELA SILVESTRI Arquitecta y Doctora en Historia, UBA. Investigadora independiente (CONICET); Profesora Titular Ordinaria de Teoría de la Arquitectura (UNLP); Profesora visitante (Gradual School of Design, Harvard University).

> Gómez, las improbables aventuras de un fotógrafo en Mar del Plata. Novela gráfica de Gustavo Diéguez • 30

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a arquitectura no puede sino pensar el futuro, porque proyectar es «echar hacia adelante». ¿Pero a qué porvenir arrojaremos nuestros objetos ideales? Aunque las distopías ya eran corrientes desde los tiempos de Huxley y Orwell, hoy parecen haber escapado de la ficción para describir un futuro cierto de crisis ambiental y civilizatoria (o un presente: en 1995, Carlos Monsivais hablaba de México como ciudad post-apocalíptica). Novelas escritas y gráficas, historietas y videojuegos, films e ilustraciones fotorrealistas en las páginas web reproducen ámbitos oscuros, estratificados, asolados por catástrofes. Convencen de nuestro destino con más fuerza que los datos científicos: tal es el poder de las imágenes que, aun sin verde, flores y mariposas no dudamos en llamar paisajes. Me pregunté en qué momento el género había dejado de aludir al Paraíso («jardín vallado»), o al hogar («país»), seleccionando de las escenas reales motivos de consuelo y armonía, para representar con el mismo afán mimético la catástrofe, la disolución, el espanto sembrado por los nuevos Frankestein. Aunque el mundo decimonónico cultivó el gusto por el terror sublime no disminuyó el entusiasmo por las vistas au plein air que nos enseñaron a mirar no sólo el verde «virgen», sino también los parques, las playas, la ciudad misma como paisaje. La experiencia metropolitana era entonces más caótica que la actual —sólo pensemos en la Londres de industrias humeantes, niebla ácida, y multitudes miserables. Pero Londres no solo se representó críticamente, sino también en esperanzadoras vistas como la famosa Impression, soleil levant de Claude Monet. Junto a la miseria cotidiana, se erigían opciones de reforma o de revolución, en manos de filósofos y políticos, de escritores y pintores, de médicos higienistas, arquitectos y activos grupos solidarios. El horizonte futuro se imaginaba verde, integrado y feliz en News from Nowhere, de William Morris. ¿Cuándo se renuncia a imaginar —y por lo tanto a diseñar— un paisaje futuro que mejore el actual? Una rápida incursión por el rico mundo de la historieta, el animé y la novela gráfica durante los siglos XX y XXI puede darnos algunas pistas. Revisándolos, constaté las estrechas relaciones que estos géneros han tenido con la arquitectura, el cine y las transformaciones de la ciudad real —la Gotham City de Batman calca las proyecciones de Hugh Ferris sobre el futuro de New York; el storyboard creado por George Meliés para sus films es virtualmente utilizado por Le Corbusier para presentar su nueva arquitectura en movimiento. En los «treinta gloriosos», el futuro podía todavía imaginarse bajo un cielo azul con torres atravesando las nubes, como en Los supersónicos, o en apuestas escenográficas como la del pabellón de los Eames en Moscú (1959), con sus pantallas televisivas y robots de cocina que fascinaron a las amas de casa soviéticas. La tradición pulp norteamericana también inspiró artes y arquitecturas en la derruida Europa de posguerra: pienso en la Nueva Babilonia de Constant, y en la explícita referencia al cómic de Archigram, el grupo de arquitectos británicos que en los 60 se adelantó al futuro. Estos son los últimos años en que conviven imágenes de un futuro luminoso con distopías de burocracias biotécnicas. Avanzan los alertas ambientalistas; la arquitectura moderna, escena de las imaginaciones utópicas, es acusada —injustamente— de promover la anomia, olvidar la historia, cubrir el verde de cemento. Las últimas utopías reclaman una vuelta a «lo natural»: bajo los adoquines, la playa


es lema del ‘68 francés. Pero ya en los ‘70 es obvio que el futuro distópico nos ha alcanzado sin apenas advertirlo; que no serán blancos y burocráticos edificios orwellianos los protagonistas, sino una mezcla caótica y derruida de huellas pasadas con sofisticaciones tecnológicas. En 1973, Jean Giraud (Moebius) publica The long tomorrow. Diez años más tarde, Ridley Scott lo contrata para la realización de Blade Runner (1983), sobre la novela de Philip K. Dick. El impacto en la imaginación arquitectónica fue enorme: a diferencia de los paisajes futuristas habituales, se reconoce una Los Ángeles densa y nocturna, en donde arquitecturas eclécticas (el Bradbury Building) se cruzan con fantasías modernistas (la Ellis House) y monstruosos edificios corporativos en un paisaje de miseria. Para entonces, la recuperación de la memoria estaba instalada en el sentido común: el último esfuerzo post para mantener la identidad histórica de las ciudades, aun cuando debemos agradecerle la construcción de un paisaje urbano más amable, se consumió entre el inmovilismo memorístico y el reciente turismo Airbnb, que vuelve a vaciar los viejos centros históricos. Caídas las utopías, devaluada la idea de reforma socio-ambiental, y generalizado el presentismo impulsado por la instantaneidad de la web, la misma idea de proyecto arquitectónico se desarma. El problema de fondo radica en la imposibilidad de pensar alternativas plausibles —y aceptables— para acordar globalmente una forma de habitar que no lleve al desastre. Las ficciones más difundidas reproducen universalmente el capitalismo financiero —como en la exitosa saga de La guerra de las Galaxias (1977, George Lucas), cuyo centro imperial, Coruscant, replica el segregado urban sprawl a escala planetaria. También podríamos adelantarnos al paisaje del fin de la civilización como se presenta en El planeta de los simios (1968, Franklin Schaffner) ¿O acaso la necesidad de control culminará en modelos como la verde y teocrática república de Gilead en El cuento de la criada, reuniendo el rigor protestante con el trascendentalismo naturalista? En mi investigación sobre la historia literaria y gráfica de la fantaciencia —debiera decir, con Borges, la «situación fantástica»— no pude menos que reconocer la peculiaridad argentina. En el cruce del género con el misterio detectivesco, emergieron cuentos y novelas que fascinaron a los europeos: Hace un año en Marienbad, de Alain Resnais, basado en La invención de Morel, de Bioy Casares, transcurre en un tiempo ambiguo y paralelo. Se trata de una ucronía —reconstrucción hipotética del pasado; ya no más un dato inerte, sino tiempo alternativo que ilumina el presente. Si citamos al dúo Borges-Bioy, no podemos olvidar la película de Hugo Santiago Invasión (1969), que los convoca como guionistas en el equipo formado por la elite del Di Tella. En Invasión todo ha sucedido en 1957, precisamente el año en que se edita el primer Eternauta (Oesterheld-Solano López). No necesito recordar el impacto de esta historieta, con la invasión ambientada en aquella Buenos Aires que nos permite, hoy, recorrer los hitos que la caracterizaban como ciudad moderna, pero también como motivo de nostalgia —los cafés, la cancha de futbol, los patios ajedrezados del conventillo, los tranvías hinchados por el uso masivo. Antes de Invasión, antes de El Eternauta, los sitios y las escenas ya estaban retratados por Luis Medrano en los populares almanaques de Alpargatas. Simultáneamente, la Escuela Panamericana de

Arte había introducido por correspondencia a miles de estudiantes de Sudamérica a la comprensión del arte gráfico. Entusiasmada con esta alternativa porteña, que hace del dibujo su centro —en el papel o en la pantalla—, me inicié en la novela gráfica local. Solo menciono dos entre los muchos artistas que no abandonan la representación gráfica. Ignacio Minaverry recrea en Bajo Flores la historia de estas abandonadas y miserables periferias, pero con la precisión de la línea clara franco-belga —«hubiera querido ser arquitecto, dice en una entrevista, y dibujar tanques de agua». Gustavo Diéguez trabaja sobre una novela gráfica cuya publicación espero con ansias: la «improbable historia» del fotógrafo Gómez, retratista de la arquitectura moderna en Argentina, situada en Mar del Plata. Lejos de la oscuridad y de la miseria, Diéguez imagina en el parador Ariston, de Marcel Breuer, una maravillosa fiesta con personajes ataviados con los disfraces de Oskar Schlemmer. Todavía, pensé, cabe la alegría en el futuro. El escritor Marcelo Cohen, quien cultivó el género fantástico —recordemos el impacto de El país de la dama eléctrica en los ‘80— desafió este panorama catastrófico: «Es muy fácil caer en el facilismo del desastre total… Es un discurso del miedo, una introducción para la no vida… la pulsión de muerte nos habita… ¿voy a ponerme a favor?» No es ingenuo: su imaginaria construcción del Delta panorámico abre a historias extrañas, terroríficas, pero también afectuosas y consoladoras. Siempre existe un espacio para pensar —y, consecuentemente, representar. Como decía Giulio Argan: «si no confiamos en el proyecto, nos resignamos al destino». •

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UTILIDAD

Horizontes en movimiento de la periferia metropolitana JORGE BLANCO Geógrafo, Profesor de Geografía y Magister en Políticas Ambientales y Territoriales (UBA). Director del Instituto de Geografía, UBA.

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na cualidad distintiva del concepto de paisaje es su aprehensión a partir de lo visible, tomando como punto de partida las percepciones de los sujetos que observan y sus puntos de vista. Sin embargo, no todo es subjetivo. Hay una materialidad que se exhibe o que se oculta y, aún lo visible, trae inexorablemente aparejada una pregunta por lo no visible. El paisaje, además, se puede observar desde un punto fijo o desde el movimiento. En tanto que la primera posición habilita una exploración detallada y permite escudriñar el movimiento del paisaje, la segunda tiene el vértigo y la potencia del paisaje en movimiento, de la sucesión de imágenes, necesariamente selectiva, a partir de los caminos que se eligen para hacer esos recorridos. La expansión de la Región Metropolitana de Buenos Aires se ha caracterizado en las últimas tres décadas por un conjunto de procesos de fragmentación socio-territorial, dispersión física y formación de nuevas nodalidades que han generado una serie de paisajes diferenciados en la periferia. Entre los elementos constitutivos de estos paisajes se destacan las autopistas, las urbanizaciones cerradas, los barrios populares, los complejos de viviendas sociales, los nuevos asentamientos, las centralidades cerradas, comerciales y de servicios. Además, los grandes parques industriales, conformando un conjunto que denota nuevas tendencias de la producción y del consumo y una apropiación diferencial del territorio metropolitano. Un rasgo dominante de los paisajes de la periferia metropolitana es la presencia abrumadora del automóvil: en movimiento en las grandes autopistas, detenidos y agrupados frente a las casas de las urbanizaciones cerradas y en las enormes playas de estacionamiento de los centros de consumo. Deben incluirse aquí también las imágenes de viejos vehículos circulando fatigados por las deterioradas calles secundarias. Los signos del transporte público son escasos e inequívocos del lugar subordinado asignado y se condicen con las dificultades para organizar una red de circulación en un contexto disperso, de baja densidad, con rupturas en la trama circulatoria. Las redes para peatones y bicicletas son aún más limitadas y plantean desafíos importantes: cruzar una autopista por puentes sin demarcación para peatones, caminar en ausencia de senderos para ir de un puente al otro, transitar calles de tierra o sin veredas. El frente de las autopistas se muestra como una vidriera comercial y de servicios, con mayor intensidad en los nodos formados por los puentes y cruces transversales importantes. Emprendimientos inmobiliarios residenciales de mayor densidad, conjuntos de estudios y oficinas y algunas

urbanizaciones cerradas, materializan un proceso de apropiación selectiva de las localizaciones con mayor accesibilidad. Estos elementos del paisaje conforman una red de puntos articuladas por su uso social. El pasaje entre uno y otro punto debe ser lo más rápido posible. Hay que salir del sistema de autopistas, entrar por las calles transversales y recorrer largos trechos para ver las otras imágenes del heterogéneo paisaje periférico. Muros, bolsones y las morfologías típicas de los antiguos procesos de suburbanización son los elementos identificatorios de esos otros paisajes. Los muros dejan expuestos los rasgos más duros del encierro autoelegido y de la diferenciación social, sobre todo en los contrastes que se ven, se insinúan o se adivinan a uno y otro lado. Las puertas de acceso a las urbanizaciones interrumpen la continuidad de los cercos perimetrales y vuelven a exhibir la diferenciación en el doble sistema de circulación: automóviles, para residentes y visitantes, «de a pie» para los trabajadores de las urbanizaciones cerradas. Es un paisaje sin transiciones. Los asentamientos, los barrios populares y las viviendas sociales forman bolsones localizados entre urbanizaciones o en el extremo de la urbanización, a los que se accede por recorridos sinuosos. A diferencia del paisaje de muros, en estos barrios hay gente en las calles y no necesariamente por las bondades del espacio público. Finalmente, los rasgos tradicionales de la suburbanización de Buenos Aires se hacen presentes: comercios barriales, ocupación continua de lotes, equipamientos sociales, transporte público y peatones. Todos ellos pueden interpretarse como indicadores de la aspiración de inclusión urbana, que ahora funcionan como memoria de la expansión urbana de Buenos Aires durante el siglo XX. La mirada horizontal del paisaje en movimiento se complementa con una mirada cenital habilitada por las nuevas tecnologías disponibles. Allí quedan al descubierto los planos diferenciados de los barrios, el consumo dispar de suelo por habitante, las afectaciones a la circulación que se generan como consecuencia de los modelos de urbanización más recientes. También se evidencia la apropiación diferencial de la naturaleza: remociones de suelo para construir lagunas artificiales, modificación del drenaje hídrico, uso recreativo de terrenos inundables, por un lado, y ocupación de terrenos bajos para la instalación de viviendas precarias, por otro lado. Entre la mirada horizontal y la mirada cenital se termina de reconstruir un paisaje con rasgos de inequidad, con fragmentos que pueden pasar inadvertidos si solo se miran las vitrinas exhibidas por las vías rápidas de circulación. • < Autopistas urbanas, conexiones dinámicas. Foto: Gonzalo Viramonte 33 •


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Las interfaces de la agricultura urbana Un rasgo distintivo de valor en la ciudad

GISELA HIDDE Lic. en Planificación y Diseño del Paisaje (FADU/FA, UBA), Especialista educación en ambiente (UNCo), Doctoranda Estudios Urbanos (UNGS), Profesora Adjunta Planificación y Diseño del Paisaje (FADU, UBA).

«La ciudad puede ser considerada como una forma evolutiva que refleja su historia en la morfología, que muestra las buenas adaptaciones y las que no lo son, que contiene rasgos distintivos, algunos de valor y otros de poco valor.» Ian McHarg, 1967

L < Proyecto Sistema Amortiguador Ambiental Metropolitano. Estudio plusurbano www.plusurbano. com.ar • 34

a «producción de paisajes para la producción» podría definirse como una práctica de adaptación del hombre hacia el hábitat sostenible. Constituye adaptaciones para la subsistencia mediante el abastecimiento de alimentos, ha modelado la forma recibida del territorio y ha permitido, desde los inicios de la civilización, un modelo eficaz de organización social, económica y territorial de los asentamientos de permanencia: las ciudades. El paisaje urbano puede entenderse en este sentido como la manifestación de esa forma elaborada, evolutiva, que solapa rasgos sobre rasgos; y que en la Ciudad de Buenos Aires y su Área Metropolitana hace visible la historia de su conformación relacionada a la actividad agrícola desde

las prácticas ancestrales a las nuevas tecnologías. Chacras y quintas hoy convertidas en parques públicos; cultivo de viñedos y frutales en costas y deltas; huertas domésticas entre medianeras y sobre terrazas, son huellas y exponentes de esos paisajes. El paisaje productivo de agricultura urbana y periurbana, se encuentra hoy en los espacios intermediales dentro de tramas urbanas en expansión y en la frontera agrícola del cinturón verde del conurbano, cada vez más alejada y presionada por la agricultura extensiva. Es un paisaje de intersticios y de interfaces que posibilita espacios de apropiación, percepción y experiencia ambiental; de biodiversidad y generación de infraestructuras verdes; de economía en red, inclusión social y empoderamiento de comunidades. Son espacios de soberanía alimentaria. Son espacios públicos y de soberanía alimentaria. Los paisajes productivos constituyen un rasgo distintivo de valor en la ciudad presente y futura. •


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Retrospectivas

LORENA VECSLIR Arquitecta (UBA), Máster en Proyectación Urbanística y Doctora por Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con sede en el Instituto de Geografía (UBA). Profesora de grado en Urbanismo en la Cátedra Forma & Proyecto (FADU, UBA) y en la Universidad Nacional de San Martín.

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Observadas desde los actuales paradigmas urbanos —resiliencia, sustentabilidad, inclusión— aquellas retrospectivas sugieren que innovar no siempre implica construir algo nuevo sobre lo anterior. En cambio, surgen estrategias como los «desentubamientos» totales o parciales de cursos de agua, la recreación de reservorios en zonas inundables, la renaturalización de bordes fluviales y costeros, la integración urbana de vías arteriales con cruces a nivel y transporte público eléctrico o la recuperación de conectores biológicos. Acciones proyectuales capaces de resignificar antiguas imágenes en consonancia con las nuevas demandas y desafíos urbanísticos. •

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in tintes nostálgicos y lejos de creer que “todo tiempo pasado fue mejor”, me interesa utilizar la retrospectiva, el observar hacia atrás, como una herramienta para repensar en clave contemporánea algunas piezas estructurantes de la ciudad de Buenos Aires y sus posibilidades de transformación. Los arroyos Maldonado y Medrano “a cielo abierto” antes de su modificación y entubamiento. También la avenida General Paz, en su versión original de parkway proyectada por Ernesto Vautier como lugar de circulación y cinturón verde. La red de tranvías eléctricos con 875 kilómetros de vías funcionando a inicios del siglo XX y la Costanera como balneario y paseo continuo antes de los sucesivos rellenos y concesiones, constituyen algunas de esas antiguas imágenes. Infraestructuras de servicio y obras de ingeniería (viarias, hidráulicas, de transporte) que tuvieron un rol esencial en la estructuración del paisaje urbano y metropolitano de Buenos Aires. Y también en la vida cotidiana de sus habitantes.

De izquierda a derecha: Lago en Av. General Paz y Cabildo (Archivo General de la Nación); Tranvía en Montserrat, 1942 (Archivo GCBA); Balneario Costanera Sur, 1935 (Archivo GCBA); Av. General Paz, 1941 (Archivo Clarín) 35 •


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El paisaje de los valles metropolitanos: notas desde el terreno Las organizaciones sociales y las formas de hacer ciudad en territorios vulnerables

FERNANDO WILLIAMS Arquitecto y Doctor en Historia (UBA). Docente e investigador en IA, UNSAM y FAU-UNLP.

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n el artículo publicado en el número 35 de esta revista propuse introducir la figura del valle para dar entidad a un conjunto de tierras bajas a lo largo de los ríos internos de Buenos Aires. Se trataba de reconocer la naturaleza heterotópica de esas áreas urbanas y explicar la presencia de infraestructuras y equipamientos a escala metropolitana. Este nuevo número sobre el paisaje pretende ir más allá: no solo dar entidad a estos bajos fondos y entenderlos como oportunidades para repensar la metrópolis, sino también ahondar en las formas en que han sido ocupados y apropiados. Y hacerlo desde la pregunta por el paisaje, un concepto en el que la forma de un territorio —con sus marcas y objetos— queda enlazado a significados que son siempre el producto de consensos. Para ello, y tal como se consignó en aquel artículo, voy a concentrarme en la cuenca del Río Reconquista, la segunda en importancia dentro del AMBA y escenario de una grave crisis socio-ambiental.

Los ríos y sus terrenos naturales aledaños son capaces de proveer una variedad de beneficios ambientales dentro de las áreas urbanas. Para quienes se interesan hoy por el paisaje y se confrontan con la necesidad de reparar en las preexistencias y sus potencialidades, se acepta ya ampliamente la idea de que los ríos y sus terrenos naturales aledaños son capaces de proveer una • 36

variedad de beneficios ambientales dentro de las áreas urbanas como la absorción de excedentes de agua o la moderación de la temperatura en un contexto de calentamiento global. Pero aún no resulta tan fácil que sean reconocidos los sentidos de pertenencia que los propios habitantes han tenido la capacidad de construir. Esto es especialmente cierto para el caso de José León Suárez, en el partido de General San Martín. Su borde norte contra el río Reconquista se fue consolidando durante el último medio siglo con la creación de numerosas villas y asentamientos, muchas de ellas erigidas sobre rellenos informales de tierras inundables. La falta de servicios, equipamiento e infraestructura se agrava con las inundaciones y con la contaminación de arroyos y suelos. A estas condiciones y a la histórica ausencia del Estado, sus habitantes respondieron con solidaridad y asociacionismo: se calcula que entre cooperativas, escuelas, merenderos, radios, bibliotecas, fábricas recuperadas y otras instituciones existen alrededor de cien asociaciones. Hace poco más de un mes la UNSAM declaró al partido de San Martín como Territorio Educativo, actualizando así su histórico compromiso con muchas de esas organizaciones sociales. Al evento del lanzamiento fueron invitados muchos de sus miembros y representantes. Desde una mirada atenta a los temas que pone en foco el presente número de Notas CPAU, lo expresado ese día por estas mujeres y hombres reviste un interés especial. Algunos de ellos reseñaron la historia de sus instituciones, de los progresos y las desilusiones, a caballo de administraciones de distinto signo político. Un tono épico asomaba en estos relatos


Pero los señalamientos de los referentes sociales importan por la posibilidad no sólo de poner en circulación estos imaginarios, sino también de reconocer un conjunto de prácticas que no son otra cosa que un modelo de gestión territorial. Es que en realidad, los habitantes organizados ya vienen lidiando,no sólo con problemas sociales, sino también con una serie de condiciones, igual de preocupantes, del propio territorio.

Se destacó que la labor de las organizaciones puede ser entendida como una forma de hacer ciudad. De algún modo, el conjunto de esas prácticas conforma un saber que demanda ser reconocido. La pregunta aquí es ¿Cómo incorporar la gestión de estos fundadores a la que puede desarrollarse desde entidades técnicas estatales, sin quedarse en la superficialidad de las encuestas o el «diseño participativo»? Más aún, ¿Alcanza con un reconocimiento de estas prácticas o es necesario suspender, o acaso deconstruir, un repertorio de prácticas convencionales con los que arquitectos y urbanistas se siguen aproximando a estos híper apropiados valles metropolitanos? •

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fundacionales que permitían dimensionar la dosis de solidaridad necesaria para enfrentar tamañas dificultades. Otros celebraron el hecho de que los habitantes dejaran de ser considerados meros consumidores y pudieran convertirse en productores, especialmente de conocimiento, lo que lleva implícita la posibilidad de articular el saber académico con el saber popular. Más interesante aún, se destacó que la labor de las organizaciones puede ser entendida como una forma de hacer ciudad. Así, la idea de «tierra de nadie» usada tantas veces desde los medios hegemónicos para referirse a estos territorios, quedaba impugnada, reafirmando su pertenencia a quienes la habitan, la imaginan y la transforman día a día. Este conjunto de señalamientos, reflejo de una dinámica comunitaria de inusual fecundidad, invitan a repensar la relación entre ciudad y paisaje. Si, tal como acordamos, su existencia parte siempre de un consenso, ¿Cómo pensar en el paisaje sin tener en cuenta la densidad de vinculaciones afectivas que los habitantes organizados vienen tejiendo con un territorio de cuya transformación han sido artífices directos, con un territorio por el que han discutido y explorado problemas y conflictos, y por el que han imaginado y consensuado una variedad de soluciones? En las Segundas Jornadas Ríos Urbanos organizadas recientemente por la UNSAM, la UNLP y la UBA, varios participantes coincidieron en ponderar a los imaginarios paisajísticos y a las narrativas construidas colectivamente como imprescindibles para activar y legitimar las transformaciones del paisaje.

Cuenca Río Reconquista. Foto: Google Earth

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Multiestructuras: El campo de juego actual A

ún hoy vivimos bajo la protección del primer paradigma infraestructural del mundo moderno. Nuestras ciudades y los territorios que ocuparon, aún cuentan sólo con esas primeras herramientas para posicionarse frente a los desafíos que el crecimiento y las nuevas e inevitables densidades presentan. A la vez, esta gran era de infraestructuras se caracterizó especialmente por ser uni-funcional, en donde cada hecho infraestructural pretendía dar respuesta a una función específica: de sanidad, de movilidad, de apropiación, gestión y domesticación de un lugar desconocido. El cardo y el decumano fueron infraestructuras geométricas de una potencia global, cuyas lógicas en grandes porciones del planeta siguen hasta hoy. Nuestro territorio está surcado indeleblemente por este tipo de infraestructuras. Y los rasgos, hoy naturalizados, que definen la mirada que tenemos del espacio de la ciudad y de los ambientes urbanos, dependen profundamente de esa confianza en las infraestructuras como instrumentos ordenadores y disciplinadores.

< Parte de la plataforma petrolífera Bullwinkle mientras se transporta hacia el mar

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ALEXIS SCHÄCHTER Arquitecto por la FADU / UBA. Socio fundador del estudio MONOBLOCK y docente en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. Forma parte del Laboratorio de Urbanismo y Arquitectura del Instituto de Arquitectura de la Universidad Nacional de San Martín.

SUPRAESTRUCTURAS La confortable prisión de la arquitectura alienada

MULTIESTRUCTURAS Mirada futura de una disciplina transversal

La omnipresencia silenciosa del dictado infraestructural se cristalizó en el tiempo como una segunda naturaleza sobre la cual la arquitectura opera confortablemente. Así, la arquitectura se reconoce hábil en la construcción de objetos que discuten dentro de los parámetros disciplinares (en gran medida sus lógicas no han cambiado en centenares de años) y se descubren fácilmente actitudes proyectuales autistas en cuanto a la empatía con las complejidades contemporáneas relativas a las ciudades en que se desarrollan. Las infraestructuras manipuladas históricamente por miradas ingenieriles nos han marcado el campo de juego sobre la cual jugar, y las arquitecturas se han desenvuelto con esas reglas sin preguntarse mucho cuáles eran los bordes de ese universo.

La comprensión del mundo discutió sostenidamente el ordenamiento de las cosas en torno al par superestructura - infraestructura, desde la mirada filosófica marxista hasta el momento en que decantan en conceptos específicos en los campos de pensamiento como el nuestro. Nos gustaría revisar una visión futura de nuestra disciplina y, junto a ella, pensar que una nueva etapa en la relación supraestructura - infraestructura se pone en funcionamiento, desplegando tridimensionalmente las posibilidades conectivas del territorio, habilitándolo de manera activa, superando límites construidos materialmente, consolidados a través de la cultura y gestionados políticamente, habilitando ejercicios que impliquen un cambio cultural dentro de la mirada que la arquitectura tiene de sí misma. Esta nueva instancia fantasea con percibir un nivel de hibridación superior, mixturando y re-mezclando los programas, los paisajes y las funciones infraestructurales. Un plug-in que reconvierta las infraestructuras también en paisaje, o una infraestructura en su versión 2.0: las multiestructuras. •

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Con-ciencia natural y espacio público Nueva generación de soluciones para abordar la problemática del agua desde el espacio público pensado como un sistema de respuestas de inclusión social, que anticipen y mitiguen eventos extremos y fricciones cotidianas.

EZEQUIEL FLAVIO MARTÍNEZ Arquitecto Especialista GAM (FADU-UBA) Fundador y presidente del “Centro de Estudios Ribera Buenos Aires” (riberaBA) Fundador miembro estudio Plus Urbano. Investigador Instituto Ciencias Sociales y Disciplinas Proyectuales (INSOD) - Fundación UADE

Los vertiginosos escenarios del cambio climático incrementan las tensiones y desigualdades socio territoriales tanto urbanas como rurales. Eventos como isla de calor, desertificación por sequías, inundaciones por lluvias extremas, disminución de especies vegetales, desaparición de insectos polinizadores y extinción de especies animales, entre otras, provocan un efecto dominó que afecta el presente y futuro de la sostenibilidad ecológica y económica a nivel local, nacional, regional y continental. Esta situación genera pérdida de vidas humanas, bienes y disminución de la calidad de vida. También origina grandes corrientes migratorias en busca de nuevos horizontes.

Esta realidad nos afecta directa en indirectamente El intento por anticipar las causas de la crisis ambiental es materia recurrente. Entre otros, el informe sobre los “Límites al Crecimiento” (1972), encargado por el Club de Roma al MIT (Massachusetts Institute of Technology). También, la respuesta posterior complementaria de • 40

la Fundación Bariloche, desde una perspectiva socio-ambiental, con su informe “Modelo Mundial Latinoamericano” (1972-75), entre otros posteriores. Tras cerca de 50 años obtuvieron un consenso relativo, no unánime. Ante esta perspectiva socio territorial, se puede pensar al espacio público un sistema de respuesta tanto de carácter «amortiguador» como de «inclusión social» que anticipe y mitigue eventos extremos como fricciones cotidianas. Todo ello mediante la incorporación de nuevos saberes y métodos de trabajo basados en la naturaleza. Re-meandrización de ríos, des-entubado de arroyos urbanos, fito-remediación de cauces, pocket-parks productivos, aporte de fitoplancton a cursos de agua, siembra de peces y algas como depuradores naturales, sistemas de drenaje sustentables, son algunas de las acciones de nueva generación para revertir procesos negativos sobre el ambiente. Comprender la necesaria complementariedad de múltiples saberes redundará en acciones de carácter sostenible, posibilitando «anticipar y resolver» o «mitigar y recomponer» los eventos negativos sobre los espacios urbanos. El cambio de paradigma en ciernes requiere amplitud holística, capacitación hacia nuevos saberes desde la articulación multidisciplinar y el abordaje desde las «causas» que permita minimizar o suprimir las «consecuencias» negativas. •

> 1. Río de la Plata 2. Reserva Ecológica 3. Riachuelo


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Ejercicio profesional Esta sección es un espacio de comunicación del CPAU con sus matriculados. Aquí encontrarán las acciones que lleva a cabo el Consejo, actualidad de la profesión, actividades, guía para realizar trámites y más. «Soñando cerca de un río he consagrado mi imaginación al agua, al agua verde y clara, al agua que pone verdes los prados. No puedo sentarme cerca de un río sin caer en una profunda ensoñación, sin volver a encontrarme con mi dicha (...)El agua anónima sabe todos mis secretos. El mismo recuerdo surge de todas las fuentes.» Gaston Bachelard. El agua y los sueños.


SERVICIOS

Una nueva forma de pago

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esde este año, el CPAU puso a disposición de los matriculados la transferencia bancaria como nuevo método de pago. De acuerdo a la resolución general AFIP N° 4157/2017, las entidades exentas no pueden recibir más de $10.000 en efectivo. Por este motivo, el Consejo no puede cobrar montos iguales o superiores a esta cifra por cualquier concepto. Para quienes abonen de este modo, y luego de efectuar la transferencia bancaria, los matriculados deben enviar un mail a transferencias@cpau.org adjuntando el comprobante de la operación e indicando nombre, apellido y matrícula del profesional que solicitó y firmó el trámite. Es importante aclarar que la transferencia debe ser por el importe exacto (por trámite y por profesional) y que se debe aguardar 48 horas hábiles antes de presentar el trámite, tiempo necesario para la acreditación correcta de la transferencia. Antes de realizar la transferencia, el CPAU recomienda leer la resolución general de AFIP número 4157/2017, conocer los valores vigentes y tener a mano el CBU (clave bancaria uniforme) del CPAU. Toda esta información está disponible en la web del Consejo. •

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Más información Servicios al matriculado 52399401 /04 /05 /06 /26 Administación 5239 9442 /43 E-mail transferencias@cpau.org


PRESIDENCIA CPAU

Debates, encuentros y reflexiones sobre la práctica profesional

De izquierda a derecha: Assupmcio Puig i Hors, decana del COAC (Colegio de Arquitectos de Cataluña); Sandra Bestraten, presidenta de la demarcación de Barcelona; Valeria del Puerto, presidenta del CPAU, y Zaida Muxi, profesora del Dto de Urbanismo en UPC-ETSAB

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a arquitecta Valeria del Puerto, presidenta del CPAU, visitó el Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC) y se reunió con M. Assumpció Puig i Hors, decana de la institución, y con Sandra Cinta Bestraten i Castells, presidenta de la Demarcación de Barcelona, con quienes estrechó lazos para trabajar en temas de interés común. La presidenta del CPAU también intercambió información con el arquitecto Fernando Marza, responsable del área de Archivo, que tiene ejemplares de valor incalculable. “Entre los volúmenes me llamó la atención un tomo del Vitruvio Ilustrado del año 1511 que está en condiciones óptimas de preservación. También figuran 500 libros de ediciones anteriores a 1800 y el archivo que resguarda la producción de los arquitectos que donan sus planos cuando se retiran de la actividad”, destacó del Puerto. Del encuentro con Zaida Muxi, doctora arquitecta profesora de ETSAB, subrayó la conversación sobre el ejercicio de la profesión en la actualidad: “Es indispensable promover la participación actual de las arquitectas en los espacios de representación y decisión”, señaló del Puerto. La arquitecta además integró una mesa de apertura del Congreso de Expo Construir, donde participó en la instancia de apertura oficial. Y luego, en un debate acerca de las nuevas tendencias de la arquitectura. “Tenemos la necesidad de crear conciencia y compromiso

sobre la importancia de mejorar las prácticas del diseño y la construcción en relación a la sustentabilidad. También se dejó asentado el creciente interés en la recuperación del valor de lo local y regional, y el uso de las nuevas tecnologías en la gestión y representación”, dijo en el congreso. Por otra parte recalcó que la situación de la matrícula es preocupante en cuanto a la presentación y registro de los planos de acuerdo al nuevo Código Urbano, tanto por la dificultad para la aplicación de la normativa como por el contexto macroeconómico. Además, participó de la cuarta edición del summit "Real Estate Argentina", organizado por La Nación en junio, en el Hotel Four Seasons. “Hablé sobre tendencias en materiales y sistemas constructivos que hacen eje en la sustentabilidad y sistemas pasivos que reducen el consumo energético. También destaqué el tema de la habilitación de la construcción de unidades mínimas de 18 m2, más baño, a partir de la sanción del nuevo Código de Edificación. Se deberán buscar soluciones innovadoras en relación al uso del espacio y de los espacios comunes de encuentro y socialización”, sugirió del Puerto, quien también participó del Arq Fest y el MICA (Mercado de Industrias Creativas Argentinas). En el marco de estas jornadas mantuvo un intercambio con el secretario de Cultura, Pablo Avelluto: “Le sugerí la incorporación de la arquitectura como una de las industrias creativas para las futuras ediciones”, concluye del Puerto. • 45 •


GERENCIA TÉCNICA

El año de los códigos

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Es posible que, entre los arquitectos, se recuerde este 2019 como el que puso en vigencia efectiva los nuevos Códigos de Edificación y Urbanístico», dice Irene Kalnins, al frente de la Gerencia Técnica del CPAU. Diferentes criterios para determinar lo que se puede construir en un terreno, la aplicación de la Ley de Plusvalía para el caso de los predios que incrementaron la posible superficie a construir, modificaciones en la manera de registrar los planos y cambios en algunos puntos del sistema TAD (trámites a distancia) son solamente algunos puntos que han obligado a los profesionales a estudiar, analizar y revisar los textos de ambos Códigos. “Como toda novedad, la nueva normativa trajo dudas, comentarios y diferentes interpretaciones, al margen de los conflictos en el registro de los planos ante el GCBA que sigue siendo motivo de preocupación entre los consultantes. Esta situación, que ha llevado al Consejo a dedicar gran parte de su tarea a la resolución de estos temas, también ha repercutido en la Gerencia Técnica”, sigue Kalnins. “Es así que por el cuarto piso del CPAU pasan profesionales que necesitan consultar, por ejemplo, sobre las posibilidades constructivas de un determinado terreno o sobre algún artículo del Código de Edificación, entre otras dudas referidas a las leyes vigentes.

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Estas consultas son respondidas por un profesional del área, siempre acompañado de un especialista en cuestiones de Códigos. Pero es necesario tener en cuenta que el CPAU no es más órgano de interpretación de las normativas del GCBA y que las respuestas se brindan solamente en carácter de ayuda y guía general, sin que impliquen la opinión oficial del GCBA. De hecho, este Consejo viene solicitando a las autoridades la formación de una mesa de ayuda, constituida por profesionales cuyo dictamen sea el que refleje fielmente la posición del GCBA respecto del tema planteado. También es relevante la cantidad de arquitectos que llegan a la Gerencia Técnica solicitando ayuda para el uso del TAD, el Portal del Director de Obra, el sistema de Habilitaciones o el de la Ley 257. “La estadística que se lleva en esta Gerencia indica que las preguntas relacionadas con estas cuestiones han sufrido un incremento del 89% respecto del mismo período del año 2018, hecho que lleva claramente a perfilar la preocupación de la matrícula. Pero ello no invalida que subsista en el área una preocupación por la importante falta de conocimiento, tanto en los arquitectos como en las personas que requieren sus servicios, de los alcances y responsabilidades que implican los distintos roles, aun los más típicos como son el proyecto y la dirección de las obras”, sigue Kalnins.


Debido a la nueva normativa, las consultas relacionadas con el uso del sistema de Habilitaciones, de la Ley 257, el TAD y el portal del Director de Obra se incrementaron 89% respecto de 2018. Irene Kalnins define como imperioso que los arquitectos clarifiquen sus derechos y obligaciones.

En consecuencia, la gerenta define como imperioso que los arquitectos clarifiquen sus derechos y obligaciones para así comunicarlos a sus comitentes, a quienes también deben defin ir los suyos. Obviamente, entre estos derechos del arquitecto y obligaciones del comitente se encuentra la definición y el pago de los honorarios. Cuestión difícil de encarar según lo expresan los arquitectos que llegan a consultar. “Ante ello es necesario tener presente que la prestación de servicios de Arquitectura es el medio de vida que los arquitectos han elegido, y por ende se deben cobrar honorarios dignos que permitan el cabal cumplimiento de las obligaciones asumidas, cubrir los gastos que originará la tarea y quedarse con un razonable honorario neto”, continúa Kalnins.

Una guía para el Ejercicio Profesional Estas cuestiones sobre la prestación de servicios están tratadas en el “Manual del Ejercicio Profesional del Arquitecto” (MEPA), que puede consultarse —en su versión digitalizada— en la web del CPAU. Allí, además de los documentos conceptuales identificados con la letra C, se pueden consultar los Anexos A, que son instrumentos para facilitar la tarea cotidiana de los arquitectos. Entre ellos, hay varios modelos de contratos para Proyecto y Dirección,

de órdenes de servicio, ejemplos de planillas de locales, de presupuestos desagregados por rubros y mucha más información útil. La cuestión de los honorarios merece un tratamiento especial. Es necesario tener en cuenta que el Art. 1255 del Código Civil y Comercial puesto en vigencia en 2015 dispuso que las leyes arancelarias no pueden cercenar la facultad de las partes de determinar el precio de las obras o de los servicios. “Más que nunca, los arquitectos deben pactar sus honorarios mediante un documento fehaciente, idealmente mediante un contrato”, advierte Kalnins y recuerda que ante esta situación el CPAU recomienda el uso del texto de Honorarios Sugeridos, cuyos cuadros de honorarios para distintas tareas son actualizados todos los meses conforme el Índice de Costo de Construcción Nivel General del INDEC. Estos cuadros son enviados mensualmente a los matriculados en el Boletín Electrónico y pueden ser consultados también en la web del CPAU, en Honorarios Sugeridos. Además, para ampliar esta información o para aclarar algún punto se pueden realizar consultas directa y personalmente en la Gerencia Técnica. •

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OBSERVATORIO METROPOLITANO

Un mapa que preocupa

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l trabajo muestra información georreferenciada de los bienes del Estado sobre los cuales se inicia un proceso de remate o enajenación. “Desde el Consejo incentivamos la recopilación de datos que coloque en la agenda pública temas relevantes vinculados a la Ciudad de Buenos Aires en la agenda pública”, sostuvo Valeria del Puerto, presidenta del CPAU. “Presentamos este mapeo de los bienes públicos que han sido o están en proceso de ser enajenados, con el fin de visualizar de manera conjunta la dimensión territorial de una política que el Gobierno de la Nación y el Gobierno de la Ciudad han desarrollado como acciones individualizadas. Como disparadores del trabajo, nos preguntamos si los nuevos proyectos están acordes a los requerimientos del desarrollo urbano en CABA, si puede identificarse un lineamiento de una política urbana y de gestión del suelo en torno a este proceso y si son efectivas las subastas como instrumento de financiamiento de grandes obras de infraestructura”, agregó Margarita Charrière, directora del Observatorio AMBA CPAU. De la presentación realizada el jueves 4 de julio, también participaron Nicolás Gallo (ingeniero, Centro Argentino de Ingenieros), Juan Duarte (urbanista, Universidad de General Sarmiento), Luis Báez (geógrafo del Conicet, Instituto de Geografía de la UBA), Andrés Borthagaray (arquitecto UBA, posgrado de la Escuela Nacional de Administración de Francia),

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Martín Reibel Maier (ex vicepresidente de la Agencia de Administración de Bienes del Estado), Rafael Gentilli (abogado, magíster en análisis político, legislador en CABA entre 2009 y 2013) y Paloma Garay Santaló, quien presentó el mapa por el Observatorio AMBA CPAU. Producto de las conclusiones de este informe, el CPAU —junto con el CAI, el CPIC y la SCA— se dirigió en una carta al presidente de la Nación, ingeniero Mauricio Macri, a fin de manifestar su preocupación. Entre los puntos principales, la comunicación señala que no se ha evaluado de forma integral el impacto de esta política de venta de tierras en el marco del desarrollo y la planificación de la Ciudad de Buenos Aires, que las subastas se realizaron de manera individual con normas urbanísticas particulares habilitando la transferencia de renta urbana al sector privado, que el tratamiento urbanístico de los inmuebles estatales no está contemplado cabalmente en el nuevo Código Urbanístico y recomienda para todo proceso de enajenación considerar la incidencia en cuanto a plusvalías urbanas, entre otros puntos. •

> Mapa: http://www.observatorioamba.org/planes-y-proyectos/ caba/planes/2017-2019-plan-de-subastas-publicas-de-losbienes-del-estado-1/mapa Carta: http://www.cpau.org/nota/32859/subasta-deinmuebles-carta-al-presidente-de-la-nacion


El Observatorio AMBA CPAU presentó un mapa con todas las subastas de los bienes del Estado en la Ciudad. Son 53 inmuebles que suman casi 1,2 millones de metros cuadrados para construir y más de u$s 953 millones de recaudación en los remates.

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ENTREVISTA

Por Lorena Obiol

Arquitectos de familia, especialistas en habilitaciones El estudio Felice - Gittelman desarrolla habilitaciones en el rubro gastronómico. Se reconocen como discípulos de Rodolfo Livingston. El nuevo Código y una propuesta disruptiva: romper el prejuicio de los honorarios altos.

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ntrar en la calidez del pequeño estudio de Felice-Gittelman el día más frío del año —hasta ahora— fue reparador. Todo, o casi todo, estaba expuesto en el monoambiente: una mesa de madera en el centro, repisas con libros, carpetas y biblioratos sobre las paredes, tres puestos de trabajo y un gran corcho con fotos. Sumergirnos tan pronto en la charla, todo el tiempo a tono con la temperatura del estudio, hizo olvidar ciertas formalidades. Juntos, Víctor Gittelman y Néstor Felice, rememoran los inicios del estudio y marcan como gran hito el trabajo con Rodolfo Livingston. “Es a partir de ahí que nuestro estudio tomó un perfil un tanto diferente al tradicional. Un poco por influencia de él y otro poco porque nuestra forma de pensar coincidía en muchos aspectos con la suya”, cuenta Felice. Una tarea importante para ellos, hoy, es atender las consultas de compra. “Cuando vamos a una propiedad, hacemos un relevamiento y también tratamos de llevarnos otros datos: saber cómo funciona la familia, cómo se compone y cuáles son sus deseos”. Lo documentamos fotográficamente y nos volvemos a juntar para hacer un cierre de ese encuentro. Esto nos lleva un ratito más de lo que están acostumbrados los inmobiliarios. Nos llama mucho la atención que ellos, que en realidad está ganando más de lo que gana un arquitecto, estén apurados por sacar a la gente del lugar y no dispongan de tiempo”, explica, y cuestiona a la vez, Gittelman. “Muchas veces se trata de inversiones que implican los ahorros de toda una vida, las personas se endeudan para comprar su casa y es esperable que exista un asesoramiento como corresponde y que esté encarado como una tarea profesional de alguien que no sea el que tiene el interés comercial. Como una trabajo concreto que empieza y termina y que se cobra en ese mismo encuadre sin que eso comprometa las etapas que puedan venir sucesivamente”, añade Felice. Ambos hacen hincapié en el prejuicio que los inmobiliarios tienen con ellos. “Nos ven como algo molesto, podemos llegar a pincharles un globo pero no es la intención. Y también puede suceder al revés: que vemos potencialidades que el cliente no y reflotamos algo que iba a descartar”, sigue Felice antes de dar el ejemplo de una empresa familiar de sanitarios ubicada en Floresta que los convocó en 2011 a una consulta de compra de un edificio emblemático con protección histórica. “De esa consulta surgió el paso siguiente y luego, el siguiente y así llegamos a la dirección de obra. Sin estar atado el cliente a seguir con nosotros cada vez”.

Expertos en habilitaciones

1. Gittelman y Felice en su estudio 2. Relevamiento fotográfico • 50

“Con la tarea de arquitectos de familia tenemos una base pero necesitamos ampliarla con otras actividades. Nosotros hacíamos algunas gestiones propias de nuestras obras, como habilitarlas. Y ahí comenzó, entre 1994 y 1995. Nos fuimos capacitando todo este tiempo y tendemos a especializarnos en gastronomía. Por lo cual, tenemos bastante efectividad en ese rubro. En otros no nos metemos. No por desconocimiento sino porque el camino de la habilitación es intrincado: como en sanidad o educación”, cuenta Gittelman. El estudio lleva adelante entre 5 y 6 habilitaciones mensuales, aunque recuerdan épocas de haber tenido más de 100 por año. Hoy trabajan para Tea Connection y Green Eat, entre otros clientes. “Las habilitaciones empezaron a


funcionar otra vez los primeros días de mayo, Los primeros cuatro meses del año no se presentó prácticamente ninguna, salvo una declaración responsable del profesional que les permitía trabajar hasta determinada fecha en los comercios. Se fue prorrogando y después no sirvió para nada porque hubo que hacerlo a través del apoderamiento del titular de la actividad. Hoy están saliendo nuevamente”, detalla Felice en relación al freno de la actividad con el cambio de Código. Respecto de la nueva normativa, los arquitectos observan que “el Código nuevo se presta a mayores interpretaciones porque están tomando usos y costumbres del Código viejo. Por momentos, da la sensación de que las observaciones son discrecionales y resulta un ida y vuelta interminable”, dice Felice. “Pero todos los días alguna aprueban. Después de eso, se pide un turno y se retiran los libros y se los entregamos al cliente”, completa Gittelman. El día de la entrevista no estaba Lucila López Gay, colaboradora del estudio que se encarga de los trámites y de visitar clientes. “Algo que hacíamos nosotros antes. Hice pasillos de Carlos Pellegrini y del CPAU durante 15 años pero uno se va cansando. Al Consejo voy cada tanto, si hay que registrar algo, porque tengo muy buena relación con todos los chicos que atienden en el primer piso, también con Esteban López, Javier Larretape, Noemí González y Federico Carrasco. Eso me parece lo más valioso del CPAU, su gente”, precisa Gittelman. Ante la pregunta por las dificultades, la complejidad de la tarea en sí misma es lo que los socios responden casi al unísono. “Tratamos de evitar espacios demasiados grandes porque ahí juegan otros condicionantes: prevenciones contra incendios, impacto ambiental, que antes también hacíamos y ahora lo tercerizamos, igual que otras asesorías”.

Las formas de darse a conocer Cuando los arquitectos van a un cliente por una habilitación le entregan el folleto del estudio, que describe el sistema de trabajo. “Tenemos clientes de 20 o 25 años, hicimos casas a padres e hijos y casas que después nos tocó reformar porque los chicos crecieron. También, obras que surgieron de una habilitación o una consulta de compra. Para nosotros el cliente es muy importante y ganar uno es ganar un montón. Porque más allá de la página no hacemos publicidad”, dice Felice. “Nos recomiendan y nos conocen por el boca a boca y por nuestra web. Es un mito que un cartel de obra atrae a un cliente. Nunca un cartel atrajo a uno. Un gran maestro, Eduardo Gordin, con quien hice el curso de Patologías de la Construcción en el CPAU, siempre decía que el cartel de obra no servía para esto y que debía ser lo más chiquito posible”, agrega Gittelman.

Juntos, desde el secundario Néstor Felice y Víctor Gittelman cursaron la escuela secundaria en el Otto Krause. Fueron primero maestros mayores de obra y casi naturalmente siguieron la carrera de Arquitectura. Sólo se separaron el tiempo en el que a uno de ellos le tocó hacer el servicio militar. Y por ese motivo, no compartieron demasiadas materias en la Facultad. Pero hacia el final de la cursada volvieron a coincidir y comenzaron a trabajar juntos. Desde entonces, nunca más se separaron. “Nos recibimos en distintos momentos de 1989. Cuando salimos del secundario hicimos trabajos como MMO con otros dos compañeros pero, más tarde o más temprano, se terminaron yendo y para 1987 ya estábamos solos”, comenta Gittelman. “Al poco tiempo de recibirnos entré en contacto con Rodolfo (Livingston), fui a sus talleres, atendí clientes y terminé como formador de arquitectos de familia. Trabajamos en distintas provincias y desde hace unos años participo de un taller en la Facultad de Arquitectura de Buenos Aires los sábados, que no tiene una condición formal de material lectiva pero cuenta con el aval de la facultad y allí también se forman arquitectos de familia”, agrega Felice.

El trabajo de habilitador Luego de un asesoramiento telefónico y de un presupuesto, los arquitectos van al local a relevarlo. A veces, también realizan una consulta -similar a la de compra- para evaluar si está todo de acuerdo a lo que establece el Código. Luego del relevamiento en el lugar, se arma la documentación y se hace la presentación (hoy vía TAD). Se sigue el trámite hasta que está listo y se retira el Libro de Habilitación que luego se entrega la cliente que “prácticamente no tiene que moverse”, dicen. Desde el relevamiento y una vez acordado el trabajo, suele demorar entre 10 o 15 días, momento en que se obtiene la oblea con la cual el titular del comercio puede empezar a trabajar. “Después, el libro definitivo depende del momento. El año pasado salían enseguida, hoy están demorando un poco más por los nuevos Códigos”. Justamente, lo que requiere la tarea de habilitador es conocer muy bien el Código y los procesos que requieren las habilitaciones. Y un cambio importante que surgió hace poco tiempo es que la habilitación ya no requiere de un escribano, como antes. •

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PERFILES EN LA ARQUITECTURA

Por Lorena Obiol

Articulación entre arquitectura y paisaje Cora Burgin y Sebastián Mouzo, de Grupo Landscape, analizan los desafíos y las dificultades de la profesión en el contexto actual y aportan su visión de Buenos Aires, con críticas y propuestas.

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rimero fueron profesora y alumno en el posgrado de Arquitectura del Paisaje de la FADU UBA. Se reencontraron cuando ella dirigió su tesis y se asociaron. Hoy, Cora Burgin y Sebastián Mouzo están al frente del Grupo Landscape. Juntos, repasan la trayectoria en un diálogo con Revista Notas y también con ellos mismos.

¿Cómo funciona la unión entre Arquitectura y Paisajismo? ¿Qué beneficio o valor agregado tiene ser arquitecto para quienes trabajan con el paisaje? CB: En principio, compartir un lenguaje con los estudios de Arquitectura con los que trabajamos: MSGSSS, Dahl Rocha y Machado-Silvetti. SM: Nuestro enfoque apunta al trabajo con vegetación y además nos diferencia una mirada muy técnica en relación al paisaje.

Siendo arquitectos, ¿cómo llegaron al paisaje? CB: Cada uno llegó de formas diferentes. Cuando comencé a trabajar en Paisajismo no existía la carrera ni la especialización. Siempre me interesó más el espacio exterior que el interior de la Arquitectura. Hasta llegué a trabajar en un vivero para aprender. Luego cursé la formación ambiental y di clases en la Architectural Association. Green Roof ayudó también para los proyectos que requieren certificación LEED... CB: Claro, eso también nos diferencia de los paisajistas no arquitectos. Necesitamos saber de Arquitectura para entrar en un proyecto LEED. Uno podría no saber y dedicarse específicamente a la parte de las plantas pero justamente LEED es integral. Me interesa la infraestructura.

¿Para Sebastián cómo fue la llegada al paisajismo? SM: Antes de recibirme cursé la materia electiva de Paisaje. Después trabajé en un estudio de Arquitectura pero no me sentí cómodo con la escala. Necesitaba una mirada más amplia. Que el límite no sea el proyecto, ni el terreno. Tanto a Cora como a mí no nos interesaba “poner plantas” en un edificio, sino que nos importaba el paisaje como bandeja soporte de la arquitectura, como el marco, mezclado con el urbanismo.

¿Cómo fue evolucionando la profesión? ¿Qué cambios importantes destacan? CB: Una cosa es acá y otra, a nivel global o internacional. En algunos países tiene que ver con el agua, la tierra, los desniveles y drenajes. También con la ecología y la (mal usada palabra) sustentabilidad. Acá empezó como algo que acompañaba o rodeaba al edificio pero no necesariamente era parte del él. Cuando hacemos un proyecto LEED o una terraza verde todo eso es parte del edificio. Originalmente era “ponerle plantas”. Al inicio de casi todos los proyectos influimos sobre la arquitectura. Decimos dónde necesitamos los desagües, cuántos kilos tiene que calcular el estructuralista... SM: Cada vez más las otras profesiones reconocen la necesidad de incorporarnos como asesoría e integrarnos desde el inicio.

1. Sebastián Mouzo y Cora Burgin en su estudio. Fotos: Pepe Mateos 2. Viviendas Tronador • 52


¿Cuáles son las problemáticas actuales de la profesión y el rol de los paisajistas en este contexto? CB: Cada vez hay más gente trabajando en esto. En los viveros contratan gente con visiones sesgadas. El Paisajismo tiene sus técnicas específicas, se relaciona con el todo. Si mirás la ciudad lo que ves es el paisaje y ahí adentro están las torres, los edificios, las casas. Todo el soporte tiene que ver con las infraestructuras que hay debajo. No se puede poner un árbol en cualquier lugar. Entonces, se toma a la profesión simplemente como esta cuestión de poner plantas. SM: Termina siendo un argumento de marketing cuando las palabras sustentabilidad y ecología se usan apenas como un título para vender y no se trabajan seriamente. CB: Eso desvirtúa la profesión. Como vengo de familia de ingenieros hidráulicos me gustan las infraestructuras, las manejo. No es algo que estudié específicamente pero mi ojo siempre estuvo puesto ahí. Por eso aparece todo el tiempo la logística, a nosotros nos encanta. SM: Esa es una diferencia. En todo momento proyectamos pensando, con el proyecto ejecutado en la cabeza, no con un dibujo. CB: Además está la cuestión de la inmediatez. Un edificio se construye y se entrega terminado. Pero el paisaje no.

No tiene el mismo tiempo que el desarrollo de la obra de arquitectura. CB: No, se requieren muchos trabajos para que parezca más terminado desde el inicio. Por ejemplo poner algunos árboles o llenar un cantero, esperar que el árbol crezca. Paisajismo tiene que ver directamente con el tiempo. Son 4 temporadas anuales y el primer año no va a ser igual al quinto año pero hay que planificarlo de alguna manera. Hoy nadie “se banca” un paisaje que va a ver recién en 12 años. Porque en ese tiempo la gente ya se mudó, cambió de casa…

Entonces hay que hacer algún tipo de truco o tener alguna estrategia... CB: Estrategias más que trucos. Antes los tiempos eran más largos. Los Parques de Thays eran un páramo: hoy son bosques maravillosos. Thays ya sabía cómo iba a ser a los 5 años, a los 20 y a los 50. Ahora nadie tiene ese tiempo, porque además muchos tiempos los manejan la política. SM: Si se despegaran las partes del proyecto se verían distintos estratos. Al principio, cuando se inicia la obra los estratos bajo y medio son los que tienen más fuerza. Pero uno ya proyectó los estratos más altos, los árboles… CB: ¡Y las sombras! SM: Dentro de 10 años ese va a ser el estrato protagonista y el otro va a empezar a perder fuerza. CB: Hay algo que es interesante que también nos diferencia de la Arquitectura. ¿Cómo se muestra un render de paisaje? Si yo lo muestro el primer día, no tengo más que unas manchas de colores y un palito con tres tutores que va a ser un árbol.

¿Trabajaron en el espacio público? CB: En el Corredor Verde del Oeste, un proyecto de 20002001. Lo que no se hace hoy, luego va a ser distinto. Porque cambia el Gobierno o cambia el director de Espacios Público. Cambia tres veces durante una misma gestión, cada uno quiere dejar su impronta. Lamentablemente los cambios en la política influyen muchísimo en el espacio público.

¿Qué le pedirían a las autoridades? CB: Que quienes están en cargos públicos lleguen por concurso. Para elegir realmente a las personas idóneas. Después, que no se apuren cuando vienen las elecciones, los proyectos requieren maduración. Creo que el cargo debería ser para un paisajista que, además, sepa del manejo político y económico, del tiempo que dura una licitación estatal o un contrato. Porque muchas veces se licita hoy pero lo ejecuta el gobierno que sigue. SM: Yo les pediría preservar mejor los espacios que son de dominio estatal. Hay una mirada demasiado económica del espacio público, que no es equitativa tampoco. CB: ¿Qué pasó con todas las playas ferroviarias? Eran la última oportunidad que tenía Buenos Aires de hacer pulmones verdes dentro de la ciudad. SM: Cuando hablamos de la incorporación del pulmón no nos referimos a hacer un muro verde o poner una enredadera en el borde de un ferrocarril. Todo ese espacio del tren era una oportunidad para ser espacio verde. Muchas veces se tiende al maquillaje y no al espacio verde como estructura de la ciudad. CB: Se desaprovecharon muchas oportunidades y se hicieron bien otras, como el Paseo del Bajo, que soluciona el transporte, mejora las emisiones de gas y la contaminación sonora y alivia todo el movimiento de la zona. Un plus para Puerto Madero, que se va a integrar a la ciudad de otra manera.

¿Qué ocurre hoy con los concursos, qué posibilidad de participación hay? CB: Cuando hay concursos es bárbaro. Sería interesante que se lleven a cabo siempre. Para eso fueron hechos y para eso se gastó dinero: para hacerlos. SM: Que se lleven a cabo de la manera que fueron pensados porque el hecho de que muchas veces no sean vinculantes no permite que eso pase. También que sean elegidos con una visión de realidad. CB: Otro aspecto importante es que los concursos donde interviene fuertemente el paisaje son fallados por arquitectos que no necesariamente pertenecen a la especialidad. El Parque de las Ciencias es un proyecto paradigmático: al trabajo ganador lo terminó haciendo rápidamente el Gobierno. Y no respeta la vegetación original. SM: Había un planteo de incorporar vegetación mostrando regiones, ese pensamiento ahora no está. El proyecto ganador planteaba el solado como una superficie casi suspendida, con un piso que drenaba. Finalmente tomaron la forma del hexágono que tenía el planteo original y construyeron un piso con eso. Los juegos son muy interesantes, termina siendo mejor que lo que había. •

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ACCIONES DEL CPAU

Por Lorena Obiol

Una cuestión de piel La primera charla del ciclo Hablemos de Arquitectura giró en torno a una selección de obras del último premio SCA CPAU que invitaba a reflexionar sobre las pieles y las partes en las fachadas. Organiza la Comisión de Arquitectura CPAU.

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a primera reunión del ciclo Hablemos de Arquitectura abordó reflexiones acerca de seis obras de las casi 200 presentadas en el XVII Premio SCA CPAU, entendidas como representación de un corte temporal en la arquitectura argentina. “Nuestro objetivo desde el inicio fue centrarnos en la arquitectura: en el diseño, las relaciones urbanas, la tecnología, la construcción. Y al iniciar un trabajo para publicar las obras presentadas en el premio de 2018 se abrió la perspectiva de partir de ese material e iniciar estas conversaciones porque cada trabajo muestra una actitud interesada en el diseño, en la construcción, en la ciudad. Los premios son muy alentadores para la tarea profesional pero después de este momento glorioso se produce un silencio. Por eso amerita reflexionar sobre esto, sin que signifique en absoluto una revisión de lo actuado por los jurados ni una nueva evaluación”, aclaró Flora Manteola, presidenta de la Comisión de Arquitectura del CPAU. Después de la oficina con depósito del estudio Aguirre – Caram y del apart hotel que presentó Federico Eliaschev (Ver recuadro), Berdichevsky se hizo cargo del Centro de Arte Asiático en Estados Unidos por no estar presentes sus autores: los arquitectos Machado, Mutter y Setzler. “Esta fachada es también hija del Código y de la situación”, sentenció Ricardo Blinder al referirse al Edificio 3 de Febrero, que proyectó junto con los arquitectos Janches y Gorbatt. “Es interesante ver cómo estos velos o pieles tienen distintos puntos de arranque. Uno es representativo de lo que hay atrás. Otro le da unidad a la fachada. Es un tema que se

está reiterando mucho en la Arquitectura, lo veo muchísimo en los concursos y en la facultad” analizó Manteola. “Busqué velo en el diccionario y es algo que encubre o disimula. Nadie quiso disimular el edificio pero, evidentemente, la lectura es que hay cierta incógnita por lo que hay atrás”, señaló Berdichevsky para introducir la casa Los Miradores, en Córdoba, de Andrés Alonso, y el edificio corporativo de Coca Cola, del estudio MSGSSS.

La fachada, una excusa para un debate enriquecedor “Lo que vimos son distintas estrategias, distintas maneras que muestran cómo cada uno de nosotros resuelve un problema. Cualquiera de las obras que vimos se pudo haber resuelto como están o al revés. Esto es una excusa, podríamos haber elegido cualquier tema para derivar en la generalidad de la arquitectura. No pretendemos que el tópico sea excluyente, la idea es dar con la relación entre todos los problemas que hacen a la disciplina”, siguió Berdichevsky. Lo central, al parecer, no era tanto sino la búsqueda de coincidencias, por un lado, y de distintas formas de abordar una problemática, por el otro. “Hay un tema que Damián Vinson llamó ¨ser y parecer¨. Me interesa mucho la forma en que nos comprometemos con eso, con el anonimato al que llevan las grandes mallas. Ahí se abre un debate interesante que guía toda la resolución arquitectónica”, continuó Manteola. “Cuando hablás del ser y el parecer yo te digo: “Ese edificio parece más de lo que es”. Pero estamos hablando de pieles. Entonces, por una parte, parece que unifican mucho, como dijo Ricardo Blinder”, respondió Augusto Penedo. “Las pieles son un peligro en la Facultad de Arquitectura”, afirmó Javier Sánchez Gómez. “Suscribo a lo que dice Javier: ¡Saquemos las pieles de la Facultad! Porque, en definitiva, es como poner un comodín”, completó Augusto Penedo. “Quizá el recurso de las pieles, con el paradigma de época donde todo tiene que ser visto y todo tiene que ser mostrado, le otorga cierto resguardo al usuario, a quien habita, que no tiene que estar expuesto a la mirada ni someterse al requisito de mostrarlo todo”, agregó Alonso. El intercambio fue enriquecedor. Finalmente, Adriana Dwek retomó lo que la presidenta de la Comisión dijo al principio: “Queríamos que el premio no quedase solamente en los galardones, sino que contribuyera al análisis”. Las charlas seguirán con otros temas: Preexistencias, materialidad, esquinas, el ejercicio infinito del 8,66, arquitectura y paisaje e interiorismo y arquitectura. “Tratemos de romper este silencio entre todos. Nos hace falta tomar aire fresco porque, como dijo Tomás Maldonado, la arquitectura es una actividad esperanzada”, concluyó Flora Manteola. Disertantes y participantes del primer encuentro Hablemos de Arquitectura

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Sobre los proyectos elegidos

EDIFICIO 3 DE FEBRERO Blinder - Janches - Gorbatt

OFICINA CON DEPÓSITO Aguirre - Caram Proyecto presentado por: Esteban Caram Forest 319, CABA

“Detectamos como una posible estrategia vaciar la fachada para generar una nueva. La existente era una fachada de la década del 80 que el único valor que tenía era la estructura, con lo cual la oportunidad que nos brindaba el proyecto era generar una nueva e incorporar un patio para tener en esta planta, que era la única habitable con doble ventilación. A partir de ahí, comenzamos a investigar la posibilidad de generar una fachada que funcione como parasol porque el frente, que da al Parque Los Andes sobre la calle Forest, es un frente Oeste con lo cual uno de los temas era resolver el asoleamiento. La fachada se resolvió como si fuese un metal desplegado en una una pieza de aluzinc estirada. Lo que hicimos fue demoler todo lo que era el voladizo que estaba entre la primera línea de columnas y la línea municipal, e incorporar esta piel compuesta por módulos de 3 metros de altura por 90”.

AQ TAILORED SUITES Eliaschev Proyecto presentado por: Federico Eliaschev Montevideo 937, CABA

“Respecto de las pieles o velos, la decisión inicial fue la de resolver un tema climático que tenía que ver con la orientación Noroeste del edificio. Por el programa y por el tipo de edificio que tenía una tectónica poco frecuente, surgió la idea de darle pregnancia urbana, interrumpiendo el típico devenir de los edificios con balconcitos. Así se configuró un cortinado o velo que tuviese una impronta sobre la estética. Diseñamos un plegado de acero inoxidable que a partir de distintas tipologías se va ensamblando y generando la textura. Se monta sobre plegados de chapa y tiene detalles algo sofisticados. No optamos por ningún sistema del mercado, una decisión más difícil pero muchísimo más económica”.

CENTRO DE ARTE ASIÁTICO Machado - Mutter - Setzler Proyecto presentado por: Berto Berdichevsky Sarasota, Florida, EEUU

“Es un proyecto que forma parte del Centro Asiático: un edificio particular porque tiene una piel que no es neutra, realizada con piezas de terracota que remiten a la cultura china. Uno de los puntos que podemos analizar es cómo está hecha, con qué criterio y con qué carácter.Esta no es una piel abstracta, con cierta incógnita del edificio. Es una piel, estoy interpretando a los autores, que tiene que dar un mensaje y un carácter distinto”.

Proyecto presentado por: Ricardo Blinder 3 de febrero 2760, CABA

“Este edificio es hijo del Código. En la zonificación R2b1, cuando el terreno es muy largo (de 37 metros, por ejemplo) y un FOT de 1.6 no se puede completar la morfología. Básicamente son plantas que parten de una matriz con el “agujero” y se pueden organizar de distintas maneras. La fachada también es hija del Código y de la situación. Tratamos de retirar dos metros el edificio y los balcones, los fuimos corriendo para que no computen FOT cuando tienen vacío arriba. Pusimos una malla de doble patrón que genera efectos de luz interesantes. Pero, más que nada, se planteó para ahorrar las barandas de los balcones y resolver la seguridad: termina siendo una especie de filtro y no una reja”.

CASA LOS MIRADORES Alonso Proyecto presentado por: Andrés Alonso Incahuasi 1718 - Villa Allende, Córdoba

“En Villa Allende aún no tenemos todavía Código de Edificación, estamos todavía con factibilidades y un Código viejísimo. Entonces, este proyecto surgió de esa ausencia. La dificultad con la que nos encontramos es la de convencer a quien atiende la oficina de trámites de que es buena idea el proyecto que se quiere construir. En nuestro caso, teníamos la idea de velar una parte del edificio, escondiendo la parte que correspondía a los dormitorios”.

EDIFICIO CORPORATIVO COCA COLA MSGSSS Proyecto presentado por: Damián Vinson Vedia 4099, CABA

“El programa nos dio puntas para resolver la estética del edificio. Sin hacer cosas obvias, aparecía la impronta del color en un edificio corporativo que no tenía que ser pacato en su carácter. Podía ser descontracturado. También había consignas de certificación LEED en su máximo alcance (Platino) y detrás de esta cuestión aparecía la necesidad de hacer un contralor en todas las secuencias del proyecto sobre la eficiencia energética. Por ejemplo, la pieza del remate es la que puede definir que el edificio LEED sea y se parezca, en esa cuestión del ser y parecer. Arriba, aparece una composición con muchos más detalles, donde están los parasoles colectores, un atrio de múltiple altura que funciona con corrientes de aire y con capacidad de articular el concepto de clima intermedio, tras el trabajo de una malla con un verde que va a ir creciendo. La organización del basamento plantea un tema de transparencias. Pero el remate también tiene que ver con la existencia de un Código que nos permitía de alguna manera en los conceptos de planos límites y un indicador que se llamaba FOT tener aire”. • 55 •



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Cultura CPAU Esta sección está dedicada a recomendaciones de colega a colega sobre obras de arquitectura, libros, música, muestras y ciudades del mundo. Además, reflexiones, notas de opinión y correo. ¡Animate y participá! «Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos.» Heráclito.


Biblioteca CPAU

Aquí la Biblioteca del Consejo presenta libros y revistas relacionados con el tema de tapa.

Abierta todo el año de L a V de 9 a 17hs biblio@cpau.org

Paradigmas y tendencias en la organización del espacio rururbano: una revisión teórica Castro Escobar, Edisson Ciudad y territorio: estudios territoriales, 50 (196), 187-2005

Using photography to assess housing damage and rebuilding progress for disaster recovery planning Meyer, Michelle Annette JAPA, 84 (2), 127-144

Nuevos marcos que facilitan la planificación y ordenamiento de un territoriosimbiótico y en constante cambio.

Referido al uso de la fotografía para reconstrucciones urbanas.

¿Cómo crecen las ciudades argentinas?

La ciudad posible: guía para la actuación urbana

Estudio de la expansión urbana de los 33 grandes aglomerados. Buenos Aires: CIPPEC (2018)

Análisis sobre nuevas formas de planificación urbana que incentiven un crecimiento más deseable de los grandes aglomerados urbanos argentinos. 58

El paisaje artificial del entorno aumentado. Análisis estructural y casuística del medio sensorial Roig, Eduardo DE ARQ, 24, 78-88

Se anticipa un modelo que estructura el entorno sensorial del 'entorno aumentado' y aporta una colección de casos de estudio de tres paisajes concretos

Construir ciudades

Corti, Marcelo Buenos Aires: Café de las Ciudades (2015)

Mejoramiento de barrios y calidad de vida urbana Washington, DC: BID (2009)

Recopila, describe y sintetiza diversos conocimientos y recursos necesarios para el abordaje y la actuación en la ciudad.

Revisa la experiencia de América Latina y el Caribe en el diseño y ejecución de programas de mejoramiento de barrios.


Conversatorio 2019: El arquitecto y su libro

Asistentes y participantes del encuentro Arquitectura y Hábitat inclusivo, a cargo de Débora Di Veroli. Foto: Marlene Grinberg

E

l Conversatorio es un espacio que la Biblioteca CPAU ofrece a los arquitectos para que presenten su libro y conversen con los asistentes sobre la historia de la publicación, planteen anécdotas o detalles siempre que se entienda al trabajo recogido en las páginas como objeto de una producción relacionada con las disciplinas sobre las que analiza el CPAU. El único requisito para los autores, además de haber escrito el libro, es que hayan donado previamente un ejemplar a la colección de la biblioteca. Hasta el momento, formaron parte del ciclo Juan Carlos Toufeksian, quien se refirió a los "Esquemas de la Arquitectura Armenia", Débora Di Veroli, quien conversó sobre "Arquitectura y Hábitat Inclusivo (Envejecimiento y Alzheimer)" junto al coautor, Eduardo Schmunis y Eduardo Bekinschtein; y sus colaboradores Lucía Calcagno y Domingo Pablo Risso Patrón, quienes hablaron de su experiencia en el "Proyecto Rehabitar: hacia un programa de rehabilitación de los grandes conjuntos habitacionales construidos por el Estado". Este año, el ciclo Conversatorio continuará con las presentaciones de los libros de los arquitectos Luis Grossman, René Dunowicz, Alberto Bonifacio, Angélica Bonahon y Alberto Petrina, entre otros. La Biblioteca CPAU, mientras tanto, está organizando el 2º Ciclo para el año 2020. Los conversatorios son de acceso gratuito, están abiertos a la toda comunidad y tienen lugar los terceros miércoles de cada mes (de abril a noviembre) de 17 a 18.30. Además, se transmiten en vivo desde el canal de la Biblioteca CPAU en Youtube.

Más información conversatorio@cpau.org 11-5239-9423

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Una muestra Diseño en acción: Intersecciones contemporáneas Por Martín Huberman

Autor Martín Huberman Año 2019 Museo Fundación PROA

Martín Huberman Director y curador general. Formado como arquitecto, también ejerce como diseñador y profesor. Terminó la carrera en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires en 2006, y luego prosiguió sus estudios mediante cursos de posgrado en Buenos Aires y Estados Unidos. Al regresar, hacia mediados del 2008 abrió Normal™, determinando su interés por la experimentación y la investigación proyectual aplicada a proyectos de arquitectura, diseño y gestión cultural.

Foto: Gentileza Fundación PROA 60


Mi primer objetivo como curador de la sección Urbanismo en la muestra Diseño en Acción de la Fundación PROA fue exhibir a las disciplinas del diseño desde una nueva perspectiva. Salirse del reflejo sobre sí mismas al que nos tienen acostumbrados las exhibiciones sobre las obras de tal o cual profesional, y poner el pensamiento crítico al servicio de una agenda urbana. Entonces la muestra buscaba jugar un doble rol e interpelar hacia adentro y hacia afuera de la disciplina al mismo tiempo. Primero mostrando que podemos usar nuestras herramientas con objetivos más abarcativos que en la simple generación de una obra propia, para luego poder aprovechar el ejercicio de nuestra profesión para construir nuevos puentes hacia nuevas audiencias. La disciplina pensada a partir de una agenda, puede y debe tocar todos los temas. Es por eso que Hacia una Agenda se sirve de tres leyes de gran influencia en nuestra vida cotidiana para exhibir a la profesión como un campo de acción. La Ley de Basura Cero que abre la muestra, es ensayada a partir de la generación de una nueva estética de nuestra principal producción doméstica, la basura. Lejos de equipararse a cero, la basura fue, es y será por un tiempo, parte de nuestra cotidianeidad, ocultarla en falsas nomenclaturas legislativas o bien desentendernos de su tratamiento y gestión son algunos de los problemas exhibidos por las obras de Hueso, Unrrein, Schapochnik y el estudio Números Primos.

pormenores de las mismas. La vuelta a la sala concluye con la nueva Ley de Edificación "Santa Patrona" de nuestras arquitecturas futuras y de una ciudad que parece pensarse desde lo mínimo y no desde lo necesario. La Nueva Unidad Mínima del estudio FRAM construye por primera vez en la ciudad una traducción literal del manual de diseño con el que el código plantea el nuevo monoambiente, en el que indudablemente parte del cotidiano va a quedar afuera. En correlato Ambiente Único diseñado por los estudios CAZA+MAPA ensaya el tradicional ejercicio profesional de proyectar un programa elaborado con distópico optimismo por los medios de comunicación, que refieren, entre otras cosas, a esta nueva unidad mínima como un espacio ideal para ver netflix y pedir delivery. La precarización de la vida social hecha monoambiente. Investigar, denunciar, criticar, alzar la voz, tienen que ser partes fundamentales de nuestra agenda profesional, hasta tanto no estén presentes, nuestra voz disciplinar no formará parte de la discusión cultural de nuestra ciudades. De no hacerlo, una vez más, la ciudad nos recordará en su cicatrices construidas en espacios de aire y luz, como fielmente demuestra el foto documental de Javier Agustín Rojas, como un código arbitrario y mal planteado ha intentado doblegar nuestra domesticidad, que al reconocerse esquiva y hace de las medianeras un organismo de lucha al transformarlas en fachadas que fueron diseñadas de adentro para afuera.

Algo parecido pasa con la nueva Ley de Generación Distribuida, que permite por primera vez la generación doméstica de electricidad y su inserción en la red eléctrica general. Umbral Electrónico, la obra de CCPM, ensaya en la construcción de escenarios complejos que pueden desarrollarse en un futuro a partir de una ley que parece camuflar conflictos en el positivismo de lo sustentable La disciplina debe entonces, como parte de su agenda, ser un articulador de realidades proyectuales, poder prevenirlas, traducirlas y ponerlas en discusión, para que todos aquellos que no tienen las herramientas para interpretar un código o una ley puedan al menos comenzar a entender los 61


Un libro La luz difícil Por Luciano Kruk

Autor Tomás González Publicación Colombia, 2011 Género Ficción Editorial Alfaguara N de páginas: 132

Tomás González Medellín, Colombia Nacido en 1950, Tomás González estudió Filosofía antes de convertirse en barman en un club nocturno de Bogotá, cuyo propietario publicó Primero estaba el mar, su primera novela, en 1983. Ha vivido en Miami y Nueva York, donde escribió algunos de sus libros mientras se ganaba la vida como traductor. Después de veinte años en Estados Unidos, regresó a Colombia.

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Leí este libro hace dos años y me atrapó de inmediato, creo que me interesó más que nada por la forma en que se narra la historia ya que más allá de la dureza extrema del argumento, que retrata el dolor brutal que significa para un padre el padecimiento de su hijo luego de sufrir un terrible accidente, se lo aborda con el grado justo de sutileza y hasta de dulzura podría decirse, dejando traslucir la alegría de vivir a pesar de todo y transmitiendo de manera muy fuerte un sentimiento de disfrute de las cosas más simples y cotidianas de la vida: observar como

se refleja la luz en el pelaje de su gato, el sonido de la lluvia, la sencillez de la gente humilde de un pueblo de Colombia, las historias familiares y los problemas de su empleada doméstica, recuerdos y que al ir perdiendo su visión por efecto del tiempo desearía volver a verlas pero ahora las siente. Así es como compone de manera maravillosa un cuadro utilizando todos los matices de la vida como si fueran pinceladas y dejando en claro que la vida es eso, existe el dolor pero también el disfrute y lo muestra de una manera muy visual, casi cinematográficamente.


Una ciudad Mendoza, Argentina Por Nidia Bellene

Superficie 54 km² Coordenadas S 32°53'27.02" O 68°49'37.81" Población 1.086.066 habitantes (INDEC, 2010) Gobernador Alfredo Cornejo

1 Parque General San Martin 2 Ciudad Universitaria 3 Parque Cívico 4 Parque Central 5 Plaza Independencia 6 Museo De Ciencias Naturales 7 Avenida Alameda 8 Área Fundacional 9 Nave Cultural 10 Av. Emilio Civit 11 Parque O’higgins 12 Anfiteatro Frank Romero Day 13 Cerro De La Gloria

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Teatro “Pulgarcito” (1941) Parque Gral. San Martin Daniel Ramos Correas

Casa Aguilar (1970) Gerardo Andía

Museo De Ciencias Naturales “Juan Cornelio Moyano” (1935) Arqs. Manuel y Arturo Civit

Parque Central (2006) Estudio B4fs

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paisaje urbano intenta avanzar en el reconocimiento de los múltiples componentes que hacen a la constitución y construcción del paisaje en la ciudad. Este paisaje se entiende como una compleja y dinámica intersección de factores que, estando en tensión y dispuestos en una línea de momentos, configuran y reconfiguran de manera constante el escenario de la Ciudad.


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