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Aún queda más por venir por Julio César Plata Rueda

por Julio César Plata Rueda.

Aún quedará más por venir, este calor arrasará más sabana y esta tierra quedará más pobre habrá más luz y andaremos más ciegos, la mentira será verdad y la verdad una palabra muerta como el amor o la esperanza existirá el que huye y vuelve porque el infierno extranjero duele más

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—la patria arde, pero es la patria— también surgirán nuevos libertadores que nos esclavizarán el doble, porque nadie encontrará diferencia entre lo malo y lo peor. seremos la generación que sobrevivirá a todo —por desgracia— pero aún quedará más por venir y no sabemos qué será.

EL RELOJ HA PERDIDO SU TIEMPO

Párpados cansados recorren las viejas calles de siempre el autobús llega

cuando la luz desaparece en los tejados y las voces son las mismas;

el indigente le grita a su desgracia pero nunca a su vicio, los niños murmuran en tono chillón, corren, no por miedo, sino por gusto, aún no conocen nada, en las casas más pobres los insultos no faltan, la cena, la de siempre un plato de amargura el autobús se detiene

y los pies en modo automático

se arrastran a las afueras —más cerca de la soledad— solos en casas sin bombillas se consumen en la oscuridad; el reloj ha perdido su tiempo y la vida su esencia.

YO DIGO QUE ES MENTIRA, PERO OTROS QUE MAGIA

Digo que es mentira, no hay cartas con el futuro estampado, no las hay, solo decadencia, y la tierra, y los rostros, y este barrio también la tiene —estampada—

Digo que es mentira,

no hay tabaco que se lea, solo necesidad que se aspira, los oídos oyen lo quieren oír, las manos cobran lo que quieren cobrar; y nada se dice, y nada pasa

Digo que es mentira,

el espiritismo no funciona, si lo fuera, estos muertos, los de las esquinas, los de los campos, los hijos de los hijos —de la violencia— hablarían al unísono, su grito ensordecería al mundo.

Digo que es mentira,

las líneas de la mano —el destino— la muerte, pero primero la desgracia nos siguen, y no hay marca que avise, pasa todo en silencio, al azar.

INCENDIARIO

Y ves que todo está listo; las palabras secas en el suelo, el rencor empapado en combustible, la imagen nítida, el olor intenso de aquellas horas.

Todo junto, la cerilla en la mano

sólo falta el parpadeo —el segundo antes de la tragedia—para ver arder lo que fue, sin pensar que los labios se ataron a las palabras, el rencor al pecho, los ojos a la imagen, la cerilla a la mano, el pasado al presente, el fuego a la nada.

DE IGUAL MANERA

La mano tira la botella pero el alcohol está dentro, los ojos se nublan bajo su efecto; no son calles, son ríos, tira los brazos a contracorriente del aire, del sueño. Los días son iguales, el mundo se acaba —lentamente— se ve la agonía en los cielos negros —y paraliza— se escucha los rumores en las esquinas — y conmociona se dan noticias en la radio —y hastían— la decadencia está en la palabra — y mortifica—

Pero el alcohol lo sustituye —todo—ahora el país no es tan malo ni la muerte patrulla (tanto) las avenidas.

De igual manera

problema con problema no se resuelve, ni se espera nada ni se inicia; la resaca pone las cruces en su puesto —con su peso—

CINCO HAIKUS DE SOLEDAD

I

Pensaba hablar del nudo en la garganta pero no hay nadie.

II

Trato de huir en la noche, en el sueño dormir no puedo.

III

Camino calles buscando las palabras más cercanas.

IV

Mi rostro solo frente al espejo es un vacío más.

V

Las horas, hoy de mañana, después solo estaré.

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