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La obra de Bernardo Couto Castillo: Un Campo de Asfódelos por Mauricio Rumualdo Ávila
from Nudo Gordiano #17
por Mauricio Rumualdo Ávila.
La Muerte, sombra de Dios extendiéndose como inmensa bandera, dominando sobre los seres y las cosas, rodeando todo, acechando todo y cerrándolo en un círculo cada vez más estrecho. La muerte, ¡la sola que verdaderamente existe!
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Bernardo Couto Castillo
Dentro de la historia de la literatura mexicana suele recordarse a Manuel Acuña como el joven poeta que a los 24 años cometió el suicidio debido al desamor que sufría por Rosario de la Peña y Llerena en 1873, a la cual logró inmortalizar con el emblemático “Nocturno a Rosario”. Sin embargo, dos generaciones adelante, la muerte de otro joven escritor volvió a despojar a la literatura nacional de un talento innato: el viernes 3 de mayo de 1901 fallecía a los 21 años de edad el cuentista Bernardo Couto Castillo a causa de una pulmonía.
Nacido en la Ciudad de México en 1879, de familia acomodada e ilustrada, Couto Castillo comenzó a escribir desde edad temprana y, con tan solo 14 años de edad, publicó sus primeros escritos en el periódico Diario del Hogar, para más tarde escribir dentro de El Partido Liberal, la Revista Azul, El Mundo Ilustrado y la Revista Moderna. Por sus intereses artísticos e intelectuales, perteneció al grupo de la segunda generación de los modernistas en México, conocidos como los “decadentistas”: José Juan Tablada, Jesús E. Valenzuela, Amado Nervo, Rubén M. Campos, Ciro B. Ceballos, Balbino Dávalos y, desde luego, Bernardo Couto Castillo. Este desencanto y hastío por el mundo moderno se vio reflejado en la obra de Couto Castillo, la cual sufrió una gran transformación al pasar de la temática del ideal poético del artista hacia una crítica del mundo cruel y oscuro que se encontraba dentro de la misma ciudad que se proclamaba progresista y ordenada. Es así como, de una literatura sobre el trabajo artístico, Couto pasó a retratar la marginación, la muerte y la locura que convivían con la ideología positivista del Porfiriato.
Acostumbrado a las emociones mórbidas, como la visita de morgues y manicomios, Couto Castillo se basó en sus propias experiencias para escribir los relatos reunidos en su único libro publicado: Asfódelos. De manera general, los 12 cuentos del libro tratan a cerca de la locura y la muerte, la cual se desenvuelve entre asesinatos y suicidios. Los personajes de estas historias son seres que solo a través de la locura son capaces de asegurarse la felicidad porque, ignorantes de la proximidad de la Muerte, viven en un presente insano que los condena a existir dentro de una mentira inventada por sus mentes desequilibradas, una forma de llevar una vida macabra y temerosa, sí, pero finalmente ignorante del final sin retorno.
Otros, sin enloquecer por completo, hacen uso de sus desenfrenos para complacer sus sentidos criminales al estrangular al prójimo o inducir el caos mortal hacia las demás personas. En cambio, aquellos que no sucumben a la locura son quienes prefieren arrebatarse la vida ante una existencia llena de falsas esperanzas e, incluso, sin emociones. También, a veces la Muerte misma es la que se pasea por la ciudad para quitar la vida a las personas que viven en felicidad, para recordarnos que somos incapaces de escapar a la miseria y que los únicos dichosos son los muertos, porque están muertos.
La obra de Bernardo Couto Castillo es un campo de asfódelos donde habita la muerte, la desgracia y la demencia, que hacen de los humanos unos seres despojados que viven para la Muerte. Pero a pesar de tratarse de un campo repleto con flores oscuras, dentro de esta composición sombría también pueden encontrarse resplandores de una serie de vidas poéticas, aunque tristes, de seres que actúan motivados por sus respectivas pasiones. ¿Y no es la pasión, finalmente, para lo que vive el artista? En la obra de Couto Castillo el Ideal poético es la Muerte.
Bibliografía: • Couto Castillo, Bernardo, Obra reunida, México, UNAM (Ida y regreso al siglo XIX), 2014.