IDENTIDAD
SEPTIEMBRE- OCTUBRE
SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2016
La búsqueda de la transformación social
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Gustavo de Paredes Maricela Figueroa Efraím Blanco
secciรณn y tema
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contenido
Carta Editorial
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Columna
A este mundo llegas... a este país... a este Morelos
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Columna
La identidad de los Cuernavacenses
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El quiosco mágico de Cuernavaca
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Museos en Morelos: promotores de identidad
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Las 8 artesanías morelenses
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La búsqueda en el vergel
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Columna
La identidad en la aldea global
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Columna
Primavera sound machine
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Los que amasan la tierra
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La memoria como identidad
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Columna
Propuestas culturales independientes en Cuernavaca
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Columna
El sur y los pueblos surianos
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Fonda La Güera
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Tradición que sobrevive
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Octubre
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Concurso Literario Perfiles Arte Tema Central
Crónicas Guayabas Gastronomía
Vía Sibarita Plan de un día Cartelera Cultural
Directorio DIRECCIÓN GENERAL Enrique Ramos Recio
Portada Kanek Rivera
Forros Emilio Fiz
DIRECCIÓN EDITORIAL Eder Talavera Camacho EDICIÓN GRÁFICA Lizbeth Zenteno Espinoza Andrea Montiel Bautista EDICIÓN WEB Maria Sotelo Morales CORRECCIÓN DE ESTILO Jessica Araujo COORDINADOR ADMINISTRATIVO Salvador Magaña Alvarez PUBLICIDAD Y MERCADOTÉCNIA Ana Laura Careaga Rojas COLABORADORES Carlos Linares Carlos Lavin Figueroa Gustavo de Paredes Miriam Ponce Carmen Mendoza Cámara Carlos Kubli Victor Hugo Sánchez Reséndis Maricela Figueroa Zamilpa Luis Valdéz GraBaLuz Mercedes Cardoso Aerosol kings & hard colors Año 1, Número 8. Fecha de publicación: septiembre - octubre 2016. Revista bimestral. Nueva Vía es una publicación protegida por la Ley Federal de Derechos de Autor y por la Ley de Propiedad Industrial. Número de certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor : en trámite. Número de Certificado de Licitud de Título y Contenido: en trámite. Esta revista es publicada por la Sociedad y Medios móviles. S.A. de C.V. Editor responsable: Enrique Ramos Recio. El contenido de los artículos y de los anuncios es responsabilidad de los autores y de las empresas. Todos los derechos reservados. Domicilio: Río Amacuzac, Número 13, colonia Vista Hermosa, C.P. 62290, Cuernavaca, Morelos, México. Teléfono: (777) 4 33 67 07.
Carta Editorial La construcción de la identidad morelense ocurre en un marco de cambios constantes. Los íconos de nuestra cultura siguen vivos y se transforman. La marca de los que amasan la tierra sostiene al tránsito de las marchas que se unen a las voces del pasado: es la historia de la vieja Cuauhnáhuac, ese lugar donde las barrancas susurran la leyenda del Caudillo que cabalga al norte de la ciudad. La insistencia por descubrir quiénes somos, tiene como objetivo develar las respuestas de nuestro futuro: ¿Hacia dónde vamos? Los retos son grandes, la oportunidad de rescribirnos es manifiesta. Nuestra sociedad exige y adquiere un nuevo papel en el horizonte. En éstas páginas te ofrecemos el recorrido por una ciudad que se transforma en las manos de los morelenses. Esperamos que disfrutes de una edición elaborada con el objetivo de sumarnos a la búsqueda de la identidad.
¡Celebremos una Nueva VÍA en el acontecer de nuestro Morelos!
Eder Talavera Dirección Editorial
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columna
A este mundo llegas… a este país… a este Morelos La construcción de la identidad Morelense ha sido marcada por una transformación constante. El autor nos ofrece una ventana para seguir las pistas de los elementos que conforman un apartado identitario de las nuevas generaciones.
Por Carlos Linares
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rribamos a esta ciudad después de haber estado casados durante cinco años. Mi esposa y un servidor, originarios de la Ciudad de México, llegamos a trabajar en una institución que, igual que nosotros, había decidido mudarse a Cuernavaca casi 20 años atrás. Quizá tenían la misma intención que nosotros: una vida más tranquila en el más extenso sentido de la palabra. Para mí, en mi juventud, Morelos era el lugar que, esporádicamente, ofrecía opciones de fin de semana para salir del estrés citadino y visitar algún balneario, alguna discoteca de moda o una caminata a la pirámide del Tepozteco.
>> Ilustraciones de Mercedes Cardoso
“¡De lujo! ¡Qué envidia!” Eran las expresiones que más recibíamos de parte de la mayoría de nuestras amistades en la capital, quizá celosos de vivir en nuestro nuevo destino. Pasé de ocupar tres horas diarias de mi vida —como mínimo— a 10 minutos caminando y 5 en automóvil — un pecado ambiental terrible—para desplazarme de casa a mi lugar de trabajo. Ya por eso, de entrada, la Eterna Primavera nos recibía con los brazos abiertos. A las seis de la tarde estaba en casa. ¡No podía creerlo! Mucho tiempo libre. ¿Tráfico? Sí, pero en nada comparable con el de la Ciudad de México en esos años del 2008. Árboles —en ese entonces muy lejos de conocer la especie de cada uno— enormes con una gran cantidad de pájaros cantando en sus ramas. Era la gloria cenar en el jardín de la casa que habitamos con esos cánticos de fondo, comparado con el ruido del departamento en el que residimos, ubicado en un crucero conflictivo de la delegación Álvaro Obregón de la capital. Llegar a Cuernavaca y pasear por sus calles, supermercados, centros comerciales y encontrar decenas de turistas nacionales y extranjeros. —¡La segunda ciudad del mundo con más escuelas de español!—me solían decir representantes de esas instituciones que se acercaban a mí, en esos años. En mi nuevo trabajo, visitas de todo el mundo, excursiones aquí, acullá, visitantes de Irlanda, Francia, Estados Unidos…2008 cerró siendo un año con mucho trabajo, exitoso, quizás el último año de esplendor, no sólo de Morelos sino de México.
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Marzo de 2009 Fueron las siglas del primer cártel que atemorizó al país y al mundo: A H1N1, el “cártel de la influenza”. La “marca” con la que México comenzaba a tener una opinión negativa en el extranjero y escenas inéditas se miraban en los diarios y en la televisión: partidos de futbol jugados a puerta cerrada; la gente con cubre bocas en el metro de la Ciudad de México; taxistas en Buenos Aires bajando del automóvil a personas por el simple hecho de ser mexicanos; turistas mexicanos encerrados en un hotel en Hong Kong; Argentina cerraba sus vuelos a y desde México. El mundo nos cerró las puertas durante esa pandemia. Sin conocer las estadísticas exactas, pero sí midiendo con el termómetro de mi centro de trabajo, no recibimos más extranjeros ese año. No mucha gente quería venir a México. Diciembre 2009 Por si eso fuera poco, el mes de Diciembre de 2009 fue testigo de —después de varios intentos— cómo soldados de la Secretaría de Marina asesinaban a Arturo Beltrán Leyva en una de las zonas más céntricas de Cuernavaca: los edificios Altitude. Cuernavaca entraba en la ‘élite’ de ciudades más violentas del país. Los acontecimientos posteriores en la historia estatal son capítulos teñidos en rojo. En el plano personal, mi propio hogar era visitado y vaciado por los amantes de lo ajeno. La ola de inseguridad se apoderó del país y del estado. Años terribles, advertencias espontáneas en las redes sociales llamaban a la población a no salir a las calles de noche. El rumor cumplía su cometido. La vida nocturna agonizaba en Cuernavaca. Tanquetas del ejército armadas con ametralladoras de los más altos calibres se apostaban paradójicamente en la glorieta de “La Paloma de la Paz”. La inyección de fuerza: 2011 Ese año trajo para mí la mejor noticia de mi vida. Después de ocho años de casado, mi esposa me anunciaba la llegada de un bebé. Fui el hombre más feliz del mundo aunque al mismo tiempo las noticias estatales, nacionales e internacionales me hacían dudar de que fuera el mejor momento de la historia
para traer un hijo al mundo. Un día, un buen amigo, Manuel Coppola, se acercó a mí y me dijo: “En este momento, el mundo necesita de los ‘buenos’. Tu hijo, seguramente será de ellos”. El momento más feliz de mi vida, era al mismo tiempo, el más triste para el poeta Javier Sicilia a quien, sí, en Morelos, el crimen organizado le arrebataba la vida de su hijo Juan Francisco, Juanelo, como él le llamaba. Pensaba en Juanelo y en mi “Chicharito II”. —como llamaba a mi hijo en el vientre de mi esposa, y era II pues un año antes perdimos al primero—. “A este mundo llegas hijo mío. A este país…a este Morelos”… Temíamos de ese mundo al que llegabas, pero al mismo tiempo nos diste mucho valor. ¡Había que, por lo menos, manifestar nuestra inconformidad! Mi esposa y yo nos sumamos a varias marchas. Pero en una, particularmente, mi hijo (en el vientre), escuchó a su madre pedir a las autoridades el grito desesperado de los morelenses y de todos los mexicanos: “NO + SANGRE”. Aún no nacías y ya protestabas por las calles de Morelos. Caminaste con tus padres y con miles de morelenses desde la uaem, al norte de la ciudad, hasta el zócalo de Cuernavaca. —¡Cómo se atrevió tu esposa! ¡En ese estado y con el antecedente, pudo ser muy peligroso!”— nos decían nuestras amistades. Cuando leas estas líneas, hijo mío, podría decirte que fue el acto más consciente inconsciente que pudimos hacer. ¡No más sangre! Tenías que sentir esa vibra, tenías que escuchar ese dolor, esos gritos de protesta. Morir de pie si fuese necesario, y no vivir de rodillas, como decía ese gran héroe morelense: Zapata. Esa fue tu primera marca de identidad morelense. Nacer y renacer Siempre digo, en broma, que el gobierno mandó —y cada año lo repite— hacer un desfile para celebrar el nacimiento de mi hijo y que mi esposa “dio el grito” una noche antes mientras tú luchabas ya por salir de su vientre. Naciste un 16 de Septiembre, hace cinco años, y hasta la Fuerza Aérea Mexicana vuela por los
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cielos de Morelos para celebrarte. Hoy, en la oficina, mis compañeros me dicen: “tienes un hijo guayabo”. Eso no tenía ningún significado para mí pero empiezo a notar de a poco tu identidad morelense. Yo comía ‘pepitas’ un día, mientras miraba la televisión. Te acercaste a pedirme “semillas”. Conociste, años luz antes que yo, lo que son “los chilenos”, como dices tú. —No, hijo —corrige tu madre— “es la danza del Chinelo”. Te encantan los tlacoyos del mercado de Buenavista y no los perdonas los fines de semana. Sabes, desde los dos años, quién es el hombre a caballo que se posa frente al mercado de Buenavista: “¡Zapata, papá!”. Observaste, primero que tus padres, que Zapata come un “plato de frijoles” en el mural del mismo mercado. Devoras el pan de dulce de la panadería de “El Jaibo” en “Tayacapan”, como le llamas tú a Tlayacapan. Por mi trabajo, corriste sin camisa y en short, con los niños de la comunidad de Poza Honda y has vivido el fuerte calor de Zacatepec y las famosas albercas de “El Rollo”. Tepoztlán es tu destino favorito, para comprar máscaras de luchadores antes de subir al Tepozteco. Miramos Tepoztlán desde la imponente cima del cerro a la que llegamos cargándote en mis hombros. Las tortillas azules no te son extrañas y las comes sin chistar.
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Por fortuna, nuevamente das la bienvenida a delegaciones de alumnos extranjeros sin importar que apenas digas: “tenkiu”. Encendiste veladoras de los alumnos de la Normal de Ayotzinapa cuando visitaron Morelos. Adoras cortar lechugas del huerto de la UAEM y las pizzas y el agua de limón con menta del lugar son tu debilidad. Te encantan esas albercadas a los que tus compañeros de escuela te invitan. Tu casa, me dices, es Cuernavaca. No quiero decir que los problemas del estado se hayan ido cuando tú naciste, ahí siguen y en algunos casos se han exacerbado, pero, hijo mío, hay que luchar por cambiar este mundo, este país y éste estado. Yo, por mientras, no sé qué me depare el destino. Sin embargo, ya sea como turista o como habitante de Morelos, cuando pase frente al hospital al que te asomaste a esta vida, siempre diré: ¡Ahí naciste! ¡Ahí naciste mi “guayabito”.
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>> Fotografía de Maricela Figueroa Zamilpa
columna
La identidad de los cuernavacenses
Los pasajes históricos de Morelos han dejado una huella material en las calles, los muros y las construcciones. Carlos Lavin nos invita a reconocer la importancia del patrimonio que resguarda las estelas de los personajes que forjaron nuestro territorio.
Por Carlos Lavin Figueroa
“La identidad es un conjunto de valores, de orgullos, de tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento que fundamentan el sentimiento de pertenencia a un lugar o un grupo social”.
L
a identidad también la aporta el nombre de cada persona, con él se identifica en su círculo cercano. En la sociedad nos distingue el apellido paterno. La toponimia nos da identidad geográfica: pertenecemos a un lugar dentro y fuera de él, es de donde somos, en donde nacimos o donde vivimos. El gentilicio es un nombre propio y es únicamente aquel que se ha usado generacional y tradicionalmente por la comuna, y nadie más, ni la Academia de la Lengua puede imponerlo. A los oriundos de Morelos nos denominan Morelenses, y nos identifican con Emiliano Zapata (en algún momento, el mexicano más conocido en el mundo), con los chinelos, con la feria de Tepalcingo, la de Tlaltenango, el Día de Muertos en Ocotepec y la cecina de Yacapixtla.
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Al que nace o vive en Cuernavaca se le identifica como cuernavacense. De tal modo que si particularmente es originario de alguno de sus pueblos será: mexicano, morelense, cuernavecense y, según el caso, de la comunidad donde nació. Por otra parte, también hay otros elementos que nos dan identidad de lugar, como el clima mundialmente famoso que nos aportan las barrancas de Cuernavaca, sus bosques y montañas, sus manantiales y parques. Sus edificios históricos, el más representativo, el icono de la ciudad es el Palacio de Cortés, aunque sea un museo de historia general que no representa lo que en él ha pasado, le sigue la Catedral de la Asunción de María, el Chapitel del Calvario, el Jardín Borda. Cabe hacer una pausa y señalar que nuestro patrimonio histórico está en descuido, no todo se preserva, y con ello se destruye parte de nuestra identidad: Como ejemplo, podemos identificar que, a unos metros al norte del puente Carlos Cuaglia, donde está el acueducto construido por José de la Borda, al final de la calle Guerrero, aún subsiste en el abandono el último vestigio de otro acueducto casi desconocido de principios del siglo XVI. Fue el primero de la recién nombrada Villa de Cuernavaca ordenado por el propio conquistador. Este puente acueducto construido en un solo y rústico arco atraviesa la barranca de Amanalco sin cimientos que lo soporten, prácticamente puesto sobre los profundos acantilados. Pensemos en la histórica Estación del Ferrocarril de la época romántica del porfiriato, que sirvió por casi cien años a la ciudad: está en el abandono. Por tanto llamado social parece que ya se está atendiendo, pero esperemos que no quede otra vez en promesas el cuidado de ese edificio emblemático, de la época revolucionaria y del desarrollo de la nación, que se destruye gradualmente en medio de una laguna en temporada de lluvias.
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Nuestro Patrimonio Histórico está en descuido, no todo se preserva, y con ellos se destruye parte de nuestra identidad.”
Qué decir del edificio de la antigua planta de luz El Águila y su acueducto, que dio nombre a esa colonia, localizado al sur de los manantiales de Chapultepec, que con su caudal activaba el dinamo para proporcionar luz y electricidad a la ciudad a principios del siglo pasado: también está en abandono total, usándose clandestinamente como casa habitación, sin que ninguna autoridad quiera darse cuenta e intervenir. Ahí se puede habilitar un museo de la electricidad y alumbrado público, que contenga lámparas y postes de vía pública de diferentes épocas, fotografías, equipos, muebles, enseres, antiguos cables recubiertos de tela, aisladores, contactos y apagadores de cerámica y hasta de porcelana. No dejemos de observar el histórico Hotel Moctezuma, el General Emiliano Zapata lo usó como cuartel, por temporadas, a partir de 1911, año en que se incorpora a la Revolución Mexicana. Es otro edificio con mucha historia que puede ser museo tanto de la Independencia como de la Revolución. Construido a finales del siglo XIX con tabiques prensados fabricados allá por La Estación. En la memoria de nuestra identidad no podemos dejar del lado nuestra historia lejana: también hay pinturas rupestres. Ahí está la caverna que se locali
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za, al sur, en los límites del municipio, en la rivera de la barranca del Chiflón. Allí, del lado norte están las pinturas milenarias, que ahora están grafiteadas. Los túneles o pasadizos coloniales, subterráneos, que van de Catedral al Palacio de Cortés, hasta el puente de la Barranca de Amanalco con ramales a otros puntos, además de las minas de arena, verdaderas cavernas prehispánicas que bien pueden habilitarse para recorridos guiados. Le sigue una larga lista de edificios coloniales y hasta del pasado siglo xx, que merecen ser tomadas en cuenta para su conservación porque son parte del nuestro patrimonio histórico, cultural y natural. Tenemos ya un área definida local y oficialmente del Centro Histórico de Cuernavaca. Falta sólo que sea declarado como Zona Federal de Monumentos Históricos, Artísticos y Arqueológicos, que incluye otros más del siglo xvi al xx de Art noveau, Gótico y otros estilos. Con este reconocimiento se podrá acceder a recursos federales y con esos reconocimientos podrá ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la unesco, para tener derecho a recursos internacionales para la preservación y mejoras de toda el área y no solo de sus edificaciones. Por ello es tan importante el apoyo de la autoridad municipal y estatal. Primero lo nuestro, lo que nos aporta identidad, pero pasa que no se protege lo propio, en cambio se construye un Museo de Juan Soriano que nada tiene de particular con la ciudad y estado, museo que fue
rechazado por otras entidades federativas y que el Consejo de Cronistas que presido impidió que los salones del Jardín Borda se apropiaran y adaptaran para ello, en vez de fundar en ese espacio un museo que recuerde las épocas y los personajes que por ahí pasaron, como José de la Borda en la colonia, Maximiliano y Carlota en el Segundo Imperio, Juárez en la Reforma, Díaz en el porfiriato y previo a la Revolución Zapatista, ahí estuvo Francisco I. Madero. Eso es lo que propios y extraños quieren ver en un museo de sitio, que les recuerde lo que ahí ha pasado. >> Fotografía de Maricela Figueroa Zamilpa
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The best place to learn and grow! www.discovery.edu.mx +52 (777) 318-1133
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E
l primer “Concurso de cuento infantil Nueva Vía” nos permitió disfrutar de la participación de las familias y los niños habitantes de nuestro querido Morelos. Destacamos el talento de quienes enviaron los textos en los que fue posible identificar el espíritu creativo, la originalidad, el apoyo de las instituciones educativas y el trabajo en equipo de quienes colaboraron en la redacción de los participantes. El proceso de dictamen realmente fue complicado, ya que las narraciones presentaron cualidades muy diversas, todas merecedoras de nuestro reconocimiento. El equipo editorial implementó tres etapas de selección, en las cuales se calificó la creatividad, el tono, el abordaje centrado en un sitio emblemático de nuestra ciudad y la consistencia en el relato. Nueve textos fueron elegidos como semifinalistas, de los cuales se otorgaron cuatro menciones especiales a los textos: Un día de paseo en el parque Chapultepec, de Isabella Katt, Día de muertos con mi tía, de Noé Sotelo y Las crónicas en el Jardín Borda, de Heyzel Alatriste. El cuento ganador del certamen obtuvo una distinción sobresaliente por la capacidad creativa y el valor que asigna un lugar que ha significado múltiples emociones y experiencias en la infancia de muchos morelenses. La habilidad de la autora para trasladar al lector a un entorno fantástico, hace de El quiosco mágico de Cuernavaca, de Daniela Pérez, un motivo más para celebrar e incentivar la creatividad de los habitantes de nuestro estado.
¡Enhorabuena, Daniela!
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concurso literario
El quiosco mágico de Cuernavaca
Daniela Pérez Altable
(Alumna de sexto grado del Colegio Discovery)
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n domingo cualquiera fui a caminar al centro de Cuernavaca. Allí hay un quiosco donde preparan jugos (no jugos energéticos, si no jugos de frutas). Una cosa en particular y especial del centro de Cuernavaca es que hay muchas palomas por doquier. Después de pedir nuestro jugo, compramos maíz para darle a las palomas, ya que es muy divertido darles de comer. Una paloma se me quedó viendo con mucha atención. Me pregunté: ¿qué estará pensando? La paloma empezó a caminar. Yo, por supuesto, la ignore y me fui, pero la paloma trataba de decirme algo. Yo no sabía qué me quería decir. Me quedé pensando por un momento: ¿quiere más maíz?, ¿quiere volar?, ¿me querrá atacar?
una película, un perro llevaba a su dueño discapacitado a su casa y el perro señalaba con su hocico lo que su dueño tenía que hacer y en una ocasión el perro señaló una puerta y su dueño la abrió. De repente, la puerta del quiosco se abrió mágicamente, la paloma caminó hacia dentro, donde se encontraban unas escaleras. La paloma comenzó a subirlas. La seguí. Al principio, me sentía confundida por lo que estaba pasando, pero cuando llegamos a la punta del quiosco había una vista hermosa y unos sonidos increíbles (típicos de México). En un Segundo, todo se calmó y se puso en completo silencio, después una nube bajó hasta donde yo me encontraba, me sentí libre, tenía la sensación de volar. Fue increíble sentirme tan así.
Al principio, me asusté, pero después comprendí lo que me quería decir. Quería que la siguiera. Yo no entendía por qué, sólo la seguí. La paloma me llevó a un lugar extraño, estábamos en una puerta frente al quiosco. Yo pensaba en voz alta ¿por qué me trajiste aquí? Me quedé pensativa, entonces recordé que, en
Entonces escuché una voz que me susurraba: Daniela, soy Maurice Koechlin, yo no sabía quién era él, pero me platicó quién era: ¡Maurice diseñó la Torre Eiffel… y también de este maravilloso quiosco! Yo estaba sorprendida, me quedé sin palabras…y lo más increíble es que este lugar está en nuestro Cuernavaca.
>> Fotografía de Yasmina Barka
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perfiles
Museos de Morelos: promotores de identidad Entrevista a José Valtierra
Tuvimos la oportunidad de entrevistar a José Valtierra, director General de museos y exposiciones de la Secretaría de Cultura, con el objetivo de conocer un poco más sobre la relación entre la actividad museográfica y la identidad morelense.
>> Fotografías de cortesía
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¿Qué significa para usted la palabra identidad? Es una palabra que tiene que ver con el trabajo que hago aquí en la secretaria de cultura. Creo que los museos son justamente los ejes de construcción de la identidad de las comunidades en una sociedad como la nuestra, que tiene tantos rompimientos, que está tan individualizada , son los museos los que fungen como ese centro de integración de la comunidad. Antes era muy común que en una colonia los niños salieran a jugar, y conocías a tu vecino, y jugabas con estos amiguitos y generabas esa comunidad y su integración. Hoy ya no sucede. Ya no sabes quién es tu vecino de junto. Desafortunadamente la situación ha cambiado tanto que llegamos a nuestra casa y nos encerramos y ya no sabemos qué está sucediendo afuera de nuestras casas, ya no tenemos ese contacto. Entonces los museos son esos pequeños espacios públicos donde toda esta gente vuelve a convivir, vuelve a integrarse, vuelve a conocerse y se vuelven a formar vínculos, esa integración con la que se forma una comunidad.
(...) creo que lo que ha pasado es justamente en esta parte de individualización del ser humano, vas perdiendo los valores, te vas integrando a una globalización donde pierdes de vista realmente cuáles son tus valores sociales o culturales y vas asumiendo los que te va imponiendo, los que te da el consumo, la desinformación. No creo que sea un abandono por sí solo, más bien creo que es un desconocimiento de esos valores porque cuando tú compartes y haces ver a las personas lo que van dejando atrás, se aferran a ello y es algo que hemos visto en los museos, particularmente en el mmapo, es un museo que trabaja 100% con parte de la identidad, la identidad y herencia patrimonial, cultural ya sea artística o histórica está presente y el museo a partir de eso trabaja con la gente, con las comunidades.
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Una de las estrategias que hemos trabajado mucho es que nuestros espacios sean espacios vivos, y no lugares donde se exhiben reliquias.”
Para mí, ha sido muy gratificante que en la gente joven sí existen esos valores de identidad. Hay un caso muy particular de Roque, un chavo artesano, artista de 20 años. Él empezó trabajando en el campo y la parte de la cartonería la aprendió por parte de su papá y para él era una actividad poco importante. Cuando participó en el concurso de arte popular que organiza el estado y ganó también a nivel nacional, obtuvo un reconocimiento por la cartonería y fue cuando dijo “ahora quiero ser yo quien se lo enseñe a mi comunidad”. ¿Qué acciones emprende la Secretaría de Cultura para promover la comunicación entre los museos y la sociedad? Una de las cosas en la que hemos trabajado en los 8 museos (Centro Cultural Jardín Borda, Centro Cultural de Arte Popular, Centro Cultural el Amate, La casa Zapata, el Ex-Cuartel de la Revolución del Sur, la Ex-Hacienda de Chinameca, el Museo de Jantetelco y el Museo de la Independencia y el Centro Cultural Juan Soriano, que está en construcción). Una de las estrategias que hemos trabajado mucho es que nuestros espacios sean espacios vivos, y no lugares donde se exhiben reliquias; hemos trabajado porque todos estos espacios sean lugares donde la gente se encuentre y se vea, que la historia se vea reflejada en el museo. Cuando la gente no se siente ajena, la relación cambia. Actualmente estamos haciendo una nueva lectura en el Museo Casa Zapata, porque lo que ocurría
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museos de morelos
ahí era una lectura de Zapata y el movimiento revolucionario desde una perspectiva global, y entonces la comunidad de Anenecuilco no se veía reflejada en el museo. Queremos que la gente se involucre con el museo porque cuando eso pasa, valoras más y te sientes parte de la historia. Los museos son piezas fundamentales para construir comunidad, para resguardar ese patrimonio cultural e histórico, para construir identidad.
“
Queremos que la gente se involucre con el museo porque cuando eso pasa, valoras más y te sientes parte de la historia.”
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¿Cuál es el diálogo entre los museos morelenses y la tecnología? Yo no estoy a favor de ciertas tecnologías en los museos, sí creo en la tecnología, pero no soy fan de aplicarla por varias cosas. Se vuelve oneroso su mantenimiento, su instalación y de por sí los museos somos espacios en los que todo el tiempo sufrimos por dinero, es una de las mayores carencias que tenemos. Entonces cuando tienes un presupuesto e instalas unas pantallas que te cuestan seis mil pesos, prefieres invertir ese dinero en unos talleres que me dejen más a mí como museo y a la gente que visita el museo, y va a haber más gente y lo que se lleve esa gente va a ser mucho mayor que instalar esas “pantallitas”. Otra cosa en la que hemos trabajado muchísimo es en que la gente que visita este museo salga con algo más que sólo una experiencia estética, eso ya no es suficiente en ningún nivel de conocimiento. Tiene que ser una experiencia integral, de aprendizaje, de goce estético, pero también una experiencia que te vincule con la sociedad con la comunidad, que te vincule con tu vida. La solución no creo que sea la tecnología. No veo la tecnología como el futuro de los museos, Sí como una herramienta necesaria, pero no como el eje central de tus planteamientos museográficos. Ahorita en el muac, tú ves Anish Kapoor y no es tecnología, si no es un diálogo de la convivencia, del espacio. Es una integración del espacio con tu persona, es una relación diferente. El mmapo, por ejemplo, sí tiene un interactivo donde tú vas conociendo a los artesanos por su trabajo, sí hay una pantalla donde picas para más información, pero es un complemento que tú le ofreces al visitante para saber más. Aunque no importa si no quieres meterte al informativo porque igual vas a conocer de la exposición. Sí creo en la tecnología como una herramienta pero no es esencial.
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¿Qué proyectos tienen planeados para fortalecer la actividad museográfica del estado? Como ya lo han visto, hemos trabajado mucho en ese tema. El Centro Cultural Jardín Borda es, con sus distancias, el “Bellas Artes” de este estado, es el mayor recinto que tiene el estado de Morelos para exhibir y como tal tiene que comportarse, hacer selección de lo que presenta, construir calendario de exposiciones para crear credibilidad. En cuatro años hemos trabajado duro y, con mucha entrega de parte de mi equipo, hemos logrado que otras instituciones crean en el proyecto. Generar la confianza no es fácil, aquí hay un equipo profesional de trabajo y la obra que nos presten, se va a exhibir en las mismas condiciones que en cualquier otro museo del mundo. Tenemos esa capacidad de trabajo y profesionalismo para poder montar, por ejemplo, a Maugart que se inauguró aquí y mañana en Bellas Artes. Es decir, estamos colaborando con ese tipo de museos y tenemos la capacidad de trabajar a ese nivel, es algo en lo que nos hemos esforzado muchísimo para que nuestra gente se entregue y haga bien su trabajo y que lo puedan hacer a ese nivel. Ahora que hicimos Best Maugart con Bellas Artes, se inauguró primero aquí. Es el tercer proyecto que hacemos con Bellas Artes. El primero fue Olga Acosta, con el proyecto que reinauguramos la sala de exposición del Borda, el segundo fue Ángel Zarraga. El proceso de construcción del espacio ha ido más allá muros, de una iluminación, de dotar al espacio de la infraestructura adecuada para exposiciones internacionales. Para que la gente que viene vea que mi equipo los recibe con el mismo profesionalismo de otro lugar. Logramos que el Museo Soumaya nos prestara una pieza, cosa que no se había logrado y se logró en Best Maugart. Mandaron a su gente, su equipo de seguridad, vieron que tenemos la capacidad. Lo que está pasando en el Borda es algo diferente.
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A propósito de los movimientos sociales de las últimas fechas, ¿qué impacto tienen las marchas en la actividad de los museos? Es un tema complicado para todas las instituciones en todo el país y el mundo. Las marchas te ponen en un dilema porque luego las marchas tienden a salirse de control y entonces terminan vandalizando los recintos o instituciones, por ese descontento que existe y que no entienden y no ven ese proceso o trabajo; hay gente detrás y ponen en riesgo esa parte de patrimonio que también es de ellos. Simplemente dicen es el gobierno o contra lo que estoy luchando y van y grafitean como nos pasó con el Borda recién rehabilitado. Mi gente me decía: hay que cerrar, pero no, no podemos cerrar porque nosotros tenemos una labor que hay que cumplir con marcha o sin marcha, si las cosas se tornan difíciles y vemos que ponemos en peligro el material exhibido, cerramos, pero como institución no podemos cerrar ya que somos una institución pública. Ahora con la marcha del 16 de agosto estuvimos abiertos; además, con marcha o sin marcha hay gente que viene a visitarnos y más en una ciudad tan turística como Cuernavaca. ¿Le gustaría agregar algo más? Quiero aprovechar esta entrevista para invitar a la gente. El trabajo que se hace en los museos es mucho y siento que a veces pasa desapercibido. Hay mucho trabajo en los museos y nos gustaría que la gente nos visite y conozca, porque al final , el trabajo es para ellos y es parte de un crecimiento como sociedad y como seres humanos. Lo que sucede ahí sí tiene que ver contigo, no es ajeno, el arte no es elitista y menos en esta época que estamos viviendo. El arte es lo más accesible a todo ser humano. Todos tenemos ese vínculo con el arte, sería increíble que se den esa oportunidad de visitar los museos y hemos trabajado también para que sea accesible. Si resides en Morelos, presentando cualquier identificación, entras gratis a cualquier museo a cualquier hora. Implementamos el programa “Noche de museos”, en donde el último miércoles de cada mes, nuestros museos están abiertos hasta las 9 de la noche. Ha sido difícil, pero ha sido una estrategia donde el público tiene que reapropiarse de los espacios públicos porque son de ellos y no es posible que el miedo te impida el disfrute. Nuestros proyectos están enfocados al público en general y familiar.
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Apoyo
incondicional a la mujer embarazada
www.vifac.org
LĂnea gratuita:
01800 01VIFAC
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>> Fotografías de cortesía del MMAPO
sección y tema
arte
Las 8 artesanías morelenses El trabajo de los artesanos morelenses guarda las formas y los colores de una tradición que habla a través de las manos: la creatividad como herencia antigua. En el presente texto, encontraremos la oportunidad de conocer a detalle la historia de las técnicas artesanales que representan una parte de nuestra identidad.
Por MMAPO
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cho son las artes populares en nuestro estado, cada una de estas prácticas son bellas y únicas, y su valor emana de varias razones. La primera es sin duda su esfuerzo, los artesanos morelenses dedican la vida completa a perfeccionar su técnica, y no sólo son horas de trabajo, el oficio se elige desde niño y en muchos casos heredado por sus padres. Los artesanos cuidan cada aspecto de la producción, desarrollan una sensibilidad única para elegir los materiales idóneos para la pieza y también para la elección de las herramientas adecuadas para el trabajo. Esto es algo que el arte postmoderno, atrapado en el discurso, suele olvidar. Otra de las razones es que este arte no es solamente suyo, cada pieza tiene una carga cultural e histórica. Trae con ella siglos de transmisión. Las emociones e ideas que expresa no son las del individuo, sino que es la cosmovisión de comunidades enteras. Una manera de comprender el mundo que parece obsoleta pero que porta valores aún vigentes para gran número de mexicanos, los cuales
han sido desplazados por los proyectos de la modernización y la industria. En este artículo haremos un recorrido por estas ocho ramas artesanales, mencionando a algunos de los artesanos que las representan. Ellos han elegido ser portadores de las artes populares de nuestro estado, y si bien algunas no son monopolio de nuestra entidad, sí son la voz de un Morelos que solemos olvidar, y que sin ellas no podríamos hacer comprender la identidad de nuestro estado. En Morelos existe una gran escuela de cartonería y existen varios representantes de este arte, pero aquí hablaremos de Flavio Daniel Gutiérrez Falfán. Residente de Zacualpan de Amilpas, se ha especializado en diablos, máscaras y cajas de cartonería, y practica el oficio desde los 8 años de edad. Colaboró durante más de 20 años con la ‘Comparsa Falfán’, fundó la comparsa ‘Zacualpan Vive’ y actualmente dirige al “Grupo Artesanal Orve”. Otro exponente morelense de la cartonería es Roke Hubert Portillo Galicia, quien recientemente fue premiado con el primer lugar en la XLI Edición del Gran Premio Nacional de Arte Popular. Roke es un claro ejemplo de cómo trasciende la tradición a través de las generaciones, ya que con 28 años es la tercera generación de una familia que sigue practicando este bello arte en el municipio de Atlatlahucan. El carnaval es una de las principales festividades religiosas, y en un país como el nuestro, estas fiestas son de las más importantes, no sólo por su significado histórico, sino por la afluencia turística y la actividad económica que producen. No podríamos pensar los carnavales morelenses sin la presencia de los chinelos. Dentro del chinelo conviven varias expresiones, desde los individuos que los personifican, hasta la música que se toca cuando recorren las calles. Pero dentro de estas expresiones, el traje del chinelo es muchas veces lo que más sobresale. Su arte no sólo es el corte y la confección, existen artesanos especializados en crear los adornos que los componen. Tal es el caso de Adrián Guzmán Jiménez, de Yautepec, quien más que “decorar” utiliza el traje del chinelo como lienzo, en donde plasma paisajes y escenas costumbristas en su taller familiar. Es un trabajo que requiere de una calidad técnica y que obliga a los productores a elaborar estos trajes en comunidad, ya que de hacerlos solos la elaboración de un traje de chinelo podría llevar hasta 8 meses. Yautepec es el municipio que produce los trajes de chinelo con mayor cantidad de adornos con sus arreglos de chaquira.
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La cerería es conocida como “el arte efímero”, la producción de velas para los santos patronos es, sin duda, una de las artesanías más exigentes. Cereros como Don Ángel Rendón Conde y Anselmo Pérez Guerrero, ambos de Tepoztlán, dedican más de un mes de trabajo en algo que se consume un día. Esto podría parecer ilógico desde una mirada mercantil, pero el arte de la cerería es un trabajo simbólico, un sacrificio y un compromiso con su comunidad. Don Ángel aprendió el oficio de su madre Agustina Conde Cortés, para los 17 años ya dominaba las ceras escamadas tradicionales, y hoy hace trabajos que van desde ceras de 100 gramos hasta ceriesculturas de 24 kilos. En el 2013 fue el primer lugar en el Concurso de Cerería Tradicional en Guanajuato, y también ha sido ganador en varias ediciones del Concurso de Arte Popular Morelense. La población de Cuentepec, comunidad situada a unos minutos de Xochicalco, es bastión de la lengua náhuatl en nuestro estado. Con este idioma se preserva una forma de vida, una que gira alrededor de la agricultura y las artesanías. Cuentepec tiene características únicas, y una de ellas es la división por género en la creación de artesanías, las mujeres del pueblo aprenden la alfarería, mientras que los hombres se dedican a la cestería. Esta última y el trabajo en el campo podrían tomarse por separado, pero en realidad son parte de una misma actividad. Los hombres de Cuentepec aprovechan todo lo que siembran, y lo que no puede consumirse como alimento lo utilizan
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para hacer cestos, en un ejemplo de sustentabilidad admirable. El artesano Constantino Bello Nava teje la palma y el carrizo, conservando una tradición intergeneracional conocida sólo por los habitantes del pueblo y aunque su principal oficio es la agricultura, dedica sus tiempos libres a crear cestos, canastos y chiquihuites, piezas que podrían parecer mundanas, pero que en las creativas manos del maestro Constantino, se convierten en expresiones culturales representativas de su comunidad. Como hemos dicho antes la otra cara de Cuentepec son las mujeres alfareras, donde a diferencia de los hombres, la alfarería es la actividad principal del género femenino, aunque esto no signifique que toda mujer la practique. Esta tradición se ha visto mermada, dinastías alfareras se han roto debido a la necesidad y la falta de interés, la escasa demanda y la necesidad de salir adelante las a empuja a buscar otras alternativas económicas. Además existen muchas jóvenes que ya no muestran interés por las artesanías de sus madres y abuelas. Julia Estrada Olivares lleva practicando este oficio desde su infancia. Es una artesana autodidacta, aprendió observando a su madre, Lucina Olivares Carriles, quien producía comales de barro. Ella ya no sólo hace comales, ha ampliado el espectro a piezas como ollas, macetas, figuras de animales y tamaleras. Esfuerzos como el de Julia son los que lograrán que estos conocimientos trasciendan a sus hijas y sus nietas.
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Pero no sólo en Cuentepec se hace alfarería, la podemos encontrar en varias partes del estado, y en Tlayacapan existe una práctica de alfarería única, la del uso ritual. La artesana María Refugio Reyes Hernández mantiene viva la alfarería ritual, oficio de curación que sirve para los cuerpos y las almas enfermas. Un ejemplo de esto son los juegos del aire, un conjunto de piezas que sirven para curar el “mal del aire”. A esta singular artesanía la componen doce elementos: araña, serpiente lisa, serpiente enroscada, ciempiés, lagartija, sapo, alacrán, toro, coyote, el enfermo, el curandero con su pollo y la güilota, que es un pajarito que sirve para llamar a los señores aires. Muchos de estos animales provienen de la tierra y representan la enfermedad, y así como vienen de ella, a ella regresan. María empezó en esta bella práctica a los siete años de edad, empezó por hacer caballitos para las ofrendas de aire y para los 17 años ya trabajaba con su madre, la Señora Felipa Hernández Barragán,
de quien heredó estos conocimientos. A pesar de la naturaleza espiritual de este trabajo, este también implica aprender técnicas como la elaboración, la quema, el blanqueado y el decorado. El papel de la mujer en la producción artesanal es fundamental, son representantes de muchas expresiones en nuestro estado. Además de los ejemplos antes mencionados, podemos ver el caso de Hueyapan, en Tetela del Volcán. No existen muchos ejemplos de producción textil en Morelos, pero el telar de cintura es un oficio preindustrial que existe desde tiempos prehispánicos, y que se transformó cuando los europeos arribaron con los borregos. Cirila Aragón Cortés, productora de cobijas de lana, rebozos y gabanes, es una de las herederas de este trabajo. Carga con el conocimiento de sus antepasados, y es su responsabilidad continuar este tejido que no es únicamente de lana, sino de generaciones. Este también es el caso de Francisca Reyes Linares y Margarita Amaro Alonso, que también trabajan la lana desde su juventud y que han perpetuado este oficio con la transmisión de estos conocimientos a su descendencia. El tallado en piedra es una de las expresiones artísticas más antiguas, pocas son las culturas que no la practican. Morelos no podría estar exento de este arte popular, que podemos encontrar en varias partes del estado; uno de los exponentes de este bello oficio es el maestro Eleuterio Hernández Porcayo. A la edad de 18 años comenzó a tallar piedra en compañía de su padre, lleva mas de 40 años produciendo piezas ornamentales, siendo los grillos sus obras más características, pero también talla piezas utilitarias, que van desde metates hasta molcajetes. Sus trabajos en jadeita, pedernal, o piedra de río destacan por su calidad. Su trabajo ha tenido presencia en varias ediciones del Concurso de Arte Popular Morelense y este año fue premiado con el segundo lugar en la xli Edición del Gran Premio Nacional de Arte Popular.
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No todos los artesanos que radican en nuestra entidad son oriundos, algunos han elegido este bello estado como residencia, un ejemplo de esto es Víctor Manuel Góchez Gómez, quien nació en la Ciudad de México pero que radica en Morelos desde el año 1985. Su padre lo introdujo al trabajo de la talla en madera a los 12 años. Es egresado de la Escuela Nacional de Pintura y Escultura ‘La Esmeralda’, y con 50 años de trabajo se ha redefinido como un artista multidisciplinario, ya que también ha incursionado en la pintura, la cartonería y más recientemente, en la alfarería. No podríamos dejar fuera a uno de los símbolos de Morelos, el cuexcomate, que más que ser una artesanía es un conjunto de ellas. Estos graneros son una maravilla tecnológica, no solo impiden el paso de alimañas, sino que además son térmicos. Para su realización hace falta conocimiento de alfarería, pero también hay que dominar la técnica del tejido con fibras vegetales. El pueblo de Chalcatzingo en el municipio de Jantetelco, es guardián de una de las ruinas arqueológicas más viejas de nuestro estado, y alberga una larga tradición de producción de cuexcomate. Alberto Pavón Carrales es uno de sus exponentes, inició en 1992 como herencia de su padre, Don Juan Pavón Martínez, y de su bisabuela, Doña Petra Patiño Sánchez. Alberto Pavón cuenta con 24 años de experiencia y se ha especializado en la elaboración del
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cuexcomate de distintos tamaños, desde las decoraciones miniaturas, hasta algunos que sobrepasan los cinco metros y que tienen capacidad para albergar tonelada y media de grano. Es así como terminamos este recorrido por las ocho artes populares en Morelos, patrimonio que es importante preservar, no solo por su propuesta técnica, sino por ser la voz de las comunidades que conforman y definen nuestro Estado.
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tema central
La búsqueda en el vergel La identidad nacional ha sido abordada en letras tan célebres como las analíticas de Octavio Paz y las literarias de Juan Rulfo. ¿Dónde está el verdadero rostro del mexicano? Gustavo de Paredes nos acerca a una definición del presente, en cuyas vicisitudes se encuentra la oportunidad de revelar una identidad propia.
>> Fotografía de Maricela Figueroa Zamilpa
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Por Gustavo de Paredes
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ace unos años Phillip Roth pidió a Wikipedia rectificar una reseña equívoca sobre su novela The Human Stain. El escritor arguyó que la obra no esta-ba inspirada, como aseguraba la empresa, en Anatole Broyard, editor en jefe del suplemento semanal del New York Times Book Review, sino en el sociólogo de la Universidad de Princeton, Melvin Tumin. En un principio la petición de Roth fue denegada por los directivos de la enciclopedia digital al aducir que, aun cuando la autoridad del escritor sobre su propia obra era inapelable, necesitaba presentar otros elementos para realizar la corrección. Fueron varios años de épica insistencia y un irreal cúmulo de documentos probatorios los que necesitó el también creador de American Pastoral para lograr la rectificación del yerro. A la postre este episodio ―permutar una persona por otra―, sentó un precedente acerca de lo fácil que es perder la identidad, aunque se trate de personajes que gozan de elevado reconocimiento.1 Las naciones, como los hombres, no están exentas de extraviar su propia identidad o de quedarse en la orilla sin alcanzarla jamás. El fenómeno globalizador, cual oleaje convulso al chocar con una costa indemne, ha transformado individuos y países. Nuevos rostros, destinos, consonancias, han surgido por su innegable influencia. En palabras de los historiadores José Manuel Azcona Pastor y Anastasi Prodani:
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Las naciones, como los hombres, no están exentas de extraviar su propia identidad o de quedarse en la orilla sin alcanzarla jamás.” >> Fotografía de Maricela Figueroa Zamilpa
“La globalización ha puesto en marcha un complejo proceso de interconexión a nivel mundial que conecta y desconecta, que incluye y excluye a escala planetaria a individuos, ciudades, organizaciones, empresas y Estados”.2 En este tenor, las doctas reflexiones acerca de la identidad mexicana que distinguieron a Guillermo Prieto, José Vasconcelos, Emilio Uranga, Samuel Ramos, Alfonso Reyes y otros intelectuales de los siglos xix y xx, son luces que apenas reconocemos en la actualidad. La preocupación esencial de esos pensadores era encontrar, ávidos de una respuesta palmaria y definitiva, la identidad del mexicano. Los ejes en torno a los cuales gravitaron eran el mestizaje y las herencias de la Colonia y la Revolución. 1 Mario Vargas Llosa, “La identidad perdida”, El País, Secc. Opinión, s.p. 21 de octubre de 2012. En: http://elpais.com/elpais/2012/10/18/opinion/1350574835_041118.html 2 José Manuel Azcona y Anastasi Prodani, Elementos identitarios de imagen de España, América Latina y de su historia en Albania, análisis estructura y estudio de caso, ed. Dykson, 2014, en: https:// books.google.com.mx/books?id=2QjdBAAAQBAJ&dq=los+cliches+c ulturales+de+la+globalizaci%C3%B3n&source=gbs_navlinks_s
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El patrón identitario del mexicano no se halla en sus chispeantes colores y sabores, ni en sus fiestas paganas.”
Pero las teorías de Octavio Paz ―aún apreciadas por muchos― son importantes y nos recuerdan que el patrón identitario del mexicano no se halla en sus chispeantes colores y sabores, ni en sus fiestas paganas o ceremonias religiosas, sino en la pesarosa senda que la nación ha recorrido desde la gesta independentista, y todavía antes. En esa lógica, el arribo a México del poderoso huracán globalizador3 , desvió el tratamiento de la identidad hacia el estudio del individuo y su cruenta circunstancia. Atrás quedó el interés por conocer la 3 El consenso es que nuestro país fue abrazado paulatinamente por el fenómeno globalizador. La etapa inicial surgió con la firma, en 1986, del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), mecanismo que, en 1995, fue sustituido por la Organización Mundial del Comercio (OMC). La segunda y decisiva se presentó, en 1994, con la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). No obstante, hay quienes aseguran que México comenzó a ser abrazado por la Globalización al vincularse, en los años inmediatos a la segunda postguerra, con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
psique nacional y el sino de la patria. El filólogo Kart Hölz, parafraseado por sus colegas alemanes Susanne Igler y Thomas Stauder, apunta: “Hoy en día, sin embargo, predomina una nueva forma de búsqueda de identidad, que se abstiene de establecer criterios fijos y universales, y que se vuelve cada vez más personal e individual. La negación de identidades y la transgresión de fronteras múltiples –geográficas, culturales, personales–, parece un tema clave en torno al milenio”4. Nos es de extrañar, por tanto, que los literatos contemporáneos, con los agudos sentidos de los tiburones, analicen los restos que el país, desgarrado, ha ido dejando atrás mientras es remolcado por la marejada de la globalización. A creadores como Guadalupe Nettel, Elmer Mendoza, Nadia Villafuerte, Antonio Ortuño, Luis Felipe Lomelí, Valeria Luiselli, Jorge Volpi, Ignacio Padilla, Iris García, y otros nacidos entre 1968 y mediados de los 80, les importa estudiar al hombre (anónimo, vulnerable, ausente de dirección) frente al mundo (inesta4 Susanne Igler y Thomas Stauder, “Negociando identidades, traspasando fronteras. Tendencias de la literatura y el cine mexicanos en torno al nuevo milenio”, Estudios latinoamericanos, No. 49, Universidad Erlanger-Nuremberg. En: https://books.google. com.mx/books?id=g_uQFrAbG3cC&printsec=frontcover#v=onepa ge&q&f=false
>> Fotografía de Maricela Figueroa Zamilpa
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ble, violento, insano), del cual es imposible huir. De alguna manera el escritor Francisco Rebolledo, con su ópera prima Rasero o el sueño de la razón ―publicada en el primer lustro de los 90― se adelantó a estos narradores y abordó el perfil apocalíptico de la vigésima centuria, que se agudiza en nuestros tiempos. No es accidental que Fausto H. Rasero, personaje noble, juicioso, y al mismo tiempo inquieto y acongojado, redacte el manifiesto Por qué os desprecio. Sus páginas, ilustradas por el efervescente, cáustico pincel del aragonés Francisco de Goya y Lucientes, denuncian la barbarie del mundo. Ahora bien, el hecho de que Rebolledo haya puesto punto final a tan importante obra literaria en Jiutepec, Morelos, abre la puerta para hablar de dicha entidad federativa. Si se atienden las reflexiones de Carlos Fuentes y Juan Villoro, en el sentido de que la verdadera identidad del mexicano reside en una máscara, y las trasladamos al vergel morelense, será inevitable asumir que la moderna Cuauhnáhuac, pese a las fértiles y vigorosas mentes que ha albergado, está oculta bajo la acartonada faz de un chinelo. No obstante, los morelenses tienen la oportunidad de comenzar a construir una identidad a partir ―irónicamente― de los turbiones de la incompetencia y la corrupción del gobierno local y de la criminalidad, que se han expandido como las llamas de un incendio en un bosque seco, especialmente en los últimos tres años. En efecto, la indignación ciudadana por temas como el dantesco hallazgo de fosas clandestinas en Tetelcingo y Jojutla, donde las propias autoridades sepultaron los cuerpos de decenas de desaparecidos; el aumento, en 80 %, de los casos de secuestro, vis a vis con las cifras de la administración anterior; las imputaciones de soborno que pesan sobre el titular
del Poder Ejecutivo por haber facilitado la construcción de un supermercado en la zona arqueológica de Teotihuacán; los actos de nepotismo y desvío de recursos que lo han acompañado, como perros fieles, a lo largo de su administración, el enfrentamiento que ahora mismo protagoniza con la universidad estatal, cuya autonomía pretende minar… Si se estudia de nuevo el pensamiento de Octavio Paz sobre la identidad, se sabrá que para alcanzarla, Morelos en particular, y México en general, deben continuar afrontando su penoso recorrido histórico hasta que les sea posible despojarse de las máscaras. Y mientras ese ideal identitario se consolida, por lo pronto, con la marcha del Frente Amplio Morelense el pasado 16 de agosto, cosas importantes se han logrado: armonizar, en un sólo coro, voces históricamente discordantes e incluso antagónicas; remendar, trecho a trecho, los lazos rotos de la solidaridad y el entendimiento mutuos; tender una mano fraterna a quien se encuentra en zozobra, y elevar el puño para exigir justicia en favor de las víctimas violentadas y sus familiares, la renuncia y enjuiciamiento del gobernador, y el retorno ―¿qué más podríamos desear?― de la paz.
>> Fotografía de Zona Centro noticias
>> Fotografía de Cuarto Oscuro
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sección y tema
columna
La identidad en la aldea global ¿Los avances tecnológicos han impactado en la autodefinición de los individuos? En el presente texto, Eder Talavera propone una reconsideración del papel que ocupamos en el proceso de transformación de la identidad morelense.
Por Eder Talavera
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n 1954, el psicólogo polaco Henri Tajfel cuestionó la percepción del mundo, al analizar la influencia que tenían los prejuicios de las personas, sobre la definición de la “realidad”. Sus experimentos sociales permitieron identificar la formación de los estereotipos, como agentes de una agrupación cuya utilidad es dudosa. Raza, sexo, estatus socioeconómico y religión han desatado una vorágine por las creencias que se disputan en las aguas “del bien y del mal”. Tajfel comprobó que los sujetos tendemos a categorizar nuestro contexto, inconscientes de la generalización que efectuamos, sin medir las consecuencias del riesgo que coexiste con las “falsas verdades”. Ejemplos sobran en las motivaciones que anteceden los pasajes históricos de las conquistas. Los resultados son paradójicos. Por un lado, la persecución vehemente de lo que se supone una “verdad”, puede tener resultados discordantes como la desaparición de un imperio y, casi de forma simultánea, la aproximación al desarrollo de habilidades y conocimientos que nunca imaginamos posibles.
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La conexión a la aldea global transformó la realidad: las vitrinas de la historia se encuentran a un click de distancia.”
Tajfel enfrentó una situación dramática al descubrir que, pasada la Segunda Guerra Mundial, lo había perdido todo. La devastación alemana terminó con su patria personal: familia y amigos. ¿Qué sobrevivía en la tierra como la conocía? El polaco es un caso excepcional en el que se observa, casi materialmente, la reconstrucción de la identidad. En 1946 intercambió votos con la nacionalidad francesa y, cinco años después, incluyó en su pasaporte la nacionalidad del Támesis. Los ecos de un pasado fantasma no mermaron su crecimiento. Al contrario, el impulso que encontró en el estudio de los procesos del juicio de las sociedades, lo llevó a acuñar una teoría de suma importancia en la búsqueda de lo que nos identifica: la combinación consciente o inconsciente del sentido de pertenencia que tenemos hacia el entorno (pasado, presente y futuro), matiza la autopercepción de los individuos, la “supuesta verdad” de lo que somos. ¿Cuál es la identidad de los morelenses? Si pensamos en los componentes que involucra la reflexión del tema, desarrollado en un mundo donde la vida se juega en facetas distintas: social, cultural, política, religiosa, económica, educativa y tecnológica, podremos observar que la búsqueda de los elementos identitarios de Morelos es tan rica como compleja. En ella, se juegan las caras del tiempo. Símbolos, significados y significantes. Un pasado en el que conviven todas las leyendas. La de la vieja Cuauhnáhuac y los sonidos de Quetzalcóatl como guardianes del cerro; la de la colonia bajo la sombra del Palacio de Cortés, sepultura de las pirámides en la raíz del Teopanzolco; esa otra en la que el Jardín Borda veía llegar el carruaje de un hombre de barbas doradas: Maximiliano, lirio que aún florece en el lago de Carlota; la cabalgata de una diligencia que no termina de seguir al Caudillo del Sur; el amanecer de las letras que han despertado alrededor del Valle y en las faldas de un volcán: Altamirano, Lowry, Rebolledo; la fugacidad de una constelación de estrellas: Humboldt, Reyes, Fromm, Illich y Arceo. Los contemporáneos de aquéllas generaciones y la memoria colectiva aún resguarda el brillo de los nombres. Sin embargo, ¿la identidad morelense conserva el mismo resplandor? La transición tecnológica trajo consigo una reformulación del proceso identitario en el mundo. La conexión a la aldea global transformó la realidad: las vitrinas de la historia se encuentran a un click de distancia, la comunicación puede acelerar el reconocimiento de una acción que antes pasaba inadvertida y el desconocimiento del entorno más inmediato.
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la identidad en la aldea global
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El acceso a la información puede acercarnos a la realidad y la realidad a una toma de decisiones oportuna.
El morelense de nuestros días tiene la posibilidad de reconceptualizarse. De saber que se encuentra inscrito en un proceso de emancipación que se suscita en medio de cambios frenéticos. La infraestructura política, educativa y económica del presente es un tema central en el intento por encontrar nuestra identidad. El momento es crítico, si se considera que los representantes de las marchas civiles se encuentran en señalamientos que, aunque aún no han sido probados, comprometen el futuro de la estructura social. Los señalamientos a las autoridades de la universidad del estado no son menores que las acusaciones a los gobernantes: salarios fuera de proporción, desvíos multimillonarios de fondos federales, conflicto de interés y corrupción. Recordemos el papel de los estereotipos y prejuicios de Tajfel: ni todos los buenos son buenos, ni todos los malos son malos. Actualmente, existen 860 investigaciones en contra de servidores públicos a nivel federal. ¿A cuántos lograremos darles seguimiento? El reto no está en alzar la voz, sino en fortalecer los argumentos y las acciones que nos acompañan. No es fácil. En 1957, Leon Festinger propuso la disonancia cognitiva como la descripción del ajuste que la mente realiza, para enfrentar las diferencias que existen entre el comportamiento y una creencia determinada. Un ejemplo que puede ilustrar el concepto viene a propósito de la actualidad morelense: ¿estamos listos para colocarnos a la altura de nuestras exigencias? La rendición de cuentas aún es materia pendiente en la que podemos centrar la demanda de un mecanismo que garantice un sistema confiable, sostenible y de acceso universal. El uso de la tecnología es responsabilidad de todos. Las esporádicas gotas de información que llegan al grueso de los habitantes no sólo son un compromiso de quienes representan la gobernanza del estado. Las definiciones de identidad apuntan hacia las creencias de los individuos. ¿Seguiremos anclados al mundo de los dogmas? Tenemos la oportunidad de recrear un entorno que se base en fundamentos. El acceso a la información puede acercarnos a la realidad y la realidad a una toma de decisiones oportuna.
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>> Fotografía de Yasmina Barka
sección y tema
columna
PRIMAVERA sound machine
La exploración de los sonidos de Morelos trasciende en las palabras de Miriam Ponce. No sólo llevamos los sonidos populares en el gentilicio, también hay melodías que viven para quienes están atentos a los ecos de la ciudad.
>> Fotografía de Maricela Figueroa
Por Miriam Ponce
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e cambia de paisaje sonoro en Morelos como de emisoras en la radio. Cada lugar goza de un matiz tan diferente como el clima que las caracteriza: podemos escuchar el viento húmedo de Tepoztlán desde la cima del cerro, la caricia cálida de los clarinetes de la Banda de Tlayacapan, el caer de la nieve sobre los árboles en el bosque de Tetela del Volcán. Todo el estado concibe su propio panorama auditivo, pero cada región está hermanada por el calor del brinco del chinelo, ritmo de platillos y trompetas a los que los pies no pueden resistirse ante la alegría de esta tradición en cualquier carnaval, y en algunas localidades de la capital, todavía puede escucharse el colorido festejo de este baile. Aunque la ciudad contiene un horizonte acústico más diverso que la amplitud modulada de cualquier radio de onda corta.
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R. Murray Schafer, compositor ambientalista canadiense, desglosa su concepto “paisaje sonoro” en tres términos: tonalidad, señales y marcas sonoras. Así, la tonalidad de Cuernavaca se encuentra principalmente en las palmeras sembradas en el asfalto, ese movimiento de hojas y ramas mecidas por la brisa de un mar lejano; las señales están en las campanas de la Catedral: un llamado al rito de caminar entre sus jardineras pobladas de arbustos y cruces; la marca vive en el Kiosko del Jardín Juárez, donde parece que toda la semana resguarda una banda sinfónica imperceptible que estalla al mirarlo, hasta que el domingo aparece mágicamente. Salir a caminar sin auriculares por el centro de la eterna primavera es ahora una práctica poco atendida. Uno se pierde del organillo en la Calle Guerrero, los gritos que surgen dentro del mercado Adolfo López Mateos –ofertas, invitaciones al puesto de su preferencia–, el retumbe del tambor prehispánico con el palo de lluvia y pies de cascabel junto al Palacio de Cortés (un saludo a los cuatro puntos cardinales, una invitación a la puerta del inframundo, la palpitación de la tierra), y hasta el ensayo de los mariachis en Plaza de Armas, violines y guitarrones de contratación inmediata. Tampoco se presta atención a la realidad de una urbe furiosa que exige justicia, los pasos marchantes de la policía, consignas, patrullas y sirenas, algunos gritos perdidos de personas desaparecidas, sonidos cotidianos que encontramos, en estos días, rondando como cuervos que sobrevuelan el primer cuadro de Cuernavaca, todavía habitada por el canto de otros pájaros, que aún logran regresar la estación del tiempo para escuchar una carreta andando en el Jardín Borda.
>> Fotografía de Uriel Razo FB: Uriel Idas Creativas
FB: Emiliofizd
>> Fotografía de Emilio Fiz
Pascal Quignard escribió que “la naturaleza del sonido es ser invisible, sin contornos precisos, con potencia para interpelar lo que no se ve o para hacerse mensajero de lo indelimitable”: si las buganvilias cantaran tendrían voz de tintineo discreto, variando de compás por color; la lluvia de verano se convertiría en una marimba tocando las calles empedradas y el sol incandescente sería la nota grave del fagot más grande del atardecer. Habría que atender y practicar la ecología acústica, de la que también habla Schafer, quitarnos los audífonos para descifrar y transformar un poco el eco que emitimos a esta primavera infinitamente sonora, hacerla vibrar hasta sintonizarnos con su meliflua frecuencia modulada.
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sección y tema
crónicas guayabas
Los que amasan la tierra (ganador Juegos Florales Cuernavaca 2010)
Por Efraím Blanco
Las luces están dispuestas para iluminarnos desde el pasado. -Malcolm Lowry
Cuéntame una de esas historias donde el mundo no está al revés. Tú sabes. Léeme una de las historias que crecen en el lago espejo. Cuéntame una leyenda de la revolución de los pobres. Del grito de mil gargantas que buscan libertad. Del espíritu del campesino que vuela por encima del polvo. Del éxodo del libre albedrío a la tierra del jamás. Dibújame en la espalda un bosque de agua, una trinchera donde jugar con barcos de papel bajo la lluvia de la tormenta, una barranca donde los dioses cultiven amates para guardarse todas las melancolías de ayer. Dime de la sombra de volcanes sobre las calles empedradas de la ciudad, de su tristeza, de vientos añejos bordeando los callejones y las plazuelas. De los zapatistas vivos sembrando la tierra ante los ojos verdes del odio. De los delirios de un pueblo que busca su libertad. ¿Hasta cuándo hay que soñar? ¿Cuántos mundos deben ser olvidados para encontrar el nuestro? ¿Cuántos focos deben encenderse para que nos dejen hablar? Dime algo de la lucha. Anda. 42
Cuéntame de la verdad. Cuéntame donde duermen los crisantemos. Qué ha sido de las voces arrebatadas. Del infierno y el olvido donde viven los caudillos del sur. Escribe en mis ojos el sueño de paz. Cuéntame una de esas historias donde la esperanza nace sobre tu piel tatuada de sueños. De tus brazos jacarandas serpeando la luna de primavera. De las rosas tornasoles que dibujan nuestros niños. De la danza de los hombres de plata en las calles. Del barro que arropa las noches en Cuauhnáhuac. De la corteza de árbol machacada que tiñe las miradas de los hombres despiertos. Rasguña en mis ficciones una idea rodeada de florestas. Una quimera que brinque al compás de alebrijes disfrazados, marchando en cortejos de luces hacia el cerro. Cananas colmadas de ruegos sobre el pecho. El rostro a la sombra del enojo de dios.
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>> Calle y Libertad Aerosol Kings & Hard Colors Terraza del Centro Cultural de España en Cd. de Méx. Fotografía de Gabriela Martinez Flores
Háblame de la tristeza de los liberales, de los idealistas, de los poetas que dejaron de escribir cuando sospecharon de la lluvia de plástico que caería mañana sobre los campos. De las cañas de azúcar y sus alas migrando al sur. Baila con todas sus letras tu nombre sobre mí. Siembra tu hierba de encanto sobre la cáscara que nos forja, en la tenue membrana de la imaginación que convierte balas en aves del paraíso, guerras en huertos de nubes, y al miedo en bálsamo de ciruelo en el corazón. Abre sobre nuestras vidas el libro de los temporales de luz que vivieron los abuelos. Guarda en tu lengua el rocío de fiesta que vislumbra la raza. La repartición de ideales por la que hacemos cola los que nacimos del maíz. Cuéntame la novela de los hombres que amasan la tierra. Del tesón en su cruzada contra la malquerencia del enemigo. El enemigo de las criaturas que cultivan algodón. Que cultivan utopías merecidas. Platícame la historia de tus tatuajes de césped. Ríe con el pueblo vecino que no conoce de fronteras. Salta con la dicha de arar el campo. Tu campo. La noche donde somos el mar que duerme. Las esquirlas acurrucadas en el escaparate de hojas en el árbol del Tamoanchan.
Canta conmigo la tristeza que circunda las cañadas. De las lágrimas ocultas entre los ladrillos ocres de nuestras casas. De los lienzos pintados con muerte en las caras de los cerros pelones. De los soles derretidos en la espalda de mis paisanos. De cómo cantan los grillos bajo las piedras de la desesperanza. Cuéntame una historia de fantasmas. De espíritus que juegan a espantar a ladrones en las iglesias. En los atriles más pomposos. En las peores soledades donde viven los desalmados. Cuéntame de amores de mugrientos y soldaderas. Amores de los de antes. De muerte y olvido. Amores para siempre. Amores que ni las metrallas podían matar. Pinta en mis ojos el recuerdo de los valles calientes de mi Estado. La grava y los matorrales donde duermen los muertos, soñando alambradas rotas y pedazos de cielo repartidos. Soñando… Escribe en mi voz el grito unánime de mis hermanas. Dibuja en mis ojos el machete lúcido de mis hermanos. Llévame al tiempo del jolgorio de palabras en la comarca de los bosques. Juega conmigo a vivir en el jardín de los árboles eternos. Y luego ven, y cuéntame al oído una de esas historias donde el mundo no está al revés. 43
>> Fotografía de Carmen Mendoza Cámara
sección y tema
gastronomía
LA MEMORIA como identidad
La relación entre el sentido de pertenencia y la comida de Morelos es intima. Sus alcances rebasan los límites de la cocina. Carmen Mendoza nos ofrece un acercamiento a los significados de una tradición que llevamos en el origen de nuestra existencia.
Por Carmen Mendoza Cámara
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C
uando se menciona la palabra identidad pienso en esa herida que queda después de nacer y por donde fuimos alimentados desde antes de salir del vientre materno: el ombligo. Señal que nos demuestra gratamente que no somos hijos de Adán y Eva, ni somos extraterrestres ni seres de generación espontánea. Esa cicatriz es la evidencia de que estamos anclados a la tierra, al tallo prenatal y por alguna razón nos remite a una imagen de la madre que alimenta, acuna y da arraigo. Del mismo modo que queda en los frutos, conservamos la huella donde el embrión obtuvo la energía para crecer. El ombligo es memoria de nuestro origen, de nuestra esencia, independientemente de la vieja costumbre de enterrar el cordón umbilical, para confirmar el arraigo a la tierra que nos vio nacer.
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Considero que lo que da sentido de pertenencia y de identidad a una persona (...) están unidos a los sabores y los aromas de nuestro hogar primigenio que nos nutrió.”
Los seres humanos funcionamos con base en ritos, la mayoría de estos casi siempre son alrededor del fuego. En torno al calor de una mesa se habla, se quiere, se discute, se ama, se intercambian ideas, opiniones, sueños, frustraciones, penas y alegrías. La comida es nuestra vida y es nuestro motor. Da sentido de pertenencia e identidad a una persona; no sólo es el lugar donde se nace, sus símbolos patrios o sus canciones, también son los recuerdos que se atesoran de la niñez y casi siempre son momentos de gran feli-
cidad que están unidos a los sabores y los aromas del hogar primigenio que nos nutrió. Los alimentos casi siempre nos ayudan a reconciliarnos con un profundo sentido de pertenencia a un lugar. Es así que los mejores aromas de nuestra vida quedan guardados en una atmósfera de sublimación e intimidad. Sólo nos queda el consuelo de volverlos a vivir en nuestra memoria una y otra vez, como si encendiéramos pequeños cirios que iluminan el camino que nos guiará de regreso a ese paraíso perdido.
>> Fotografía de Carmen Mendoza Cámara
>> Fotografía de Sergio Alfaro Romero
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la memoria como identidad
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La comida más sabrosa de Morelos no se encuentra en los restaurantes, se reserva en la intimidad de las casas de familia de una manera sencilla.”
Es así como el olor del mole que preparaban en nuestra casa vuelve a estar presente cuando se camina por ahí y alguien tuesta chiles y ajonjolí. Retomamos un largo recorrido a nuestra niñez sin más boleto que el que nos brinda el olfato. Claramente volvemos a estar en la mesa de la familia, con el mantel deshilado, especial para fiestas, cuidando la torpeza de nuestros dedos con el plato, sin pringarlo de gotas oscuras que se escurren de la tortilla. Nuestro olfato tiene el poder de llevarnos a una isla del pasado, alegrar el presente y nuevas ansias nos conducirán a disfrutar el futuro.
Para hablar de la comida de Morelos no es necesario mencionar una lista de platillos que se sucedan unos con otros. Esta nación tiene, por fortuna, no una comida mexicana, sino varias cocinas mexicanas, que son tantas como los climas y los estados del territorio nacional; además de enriquecerse con las migraciones y adaptar los hábitos alimenticios de otras culturas y estados vecinos. El estado de Morelos es pequeño, pero es grande en variedad de productos agrícolas de diversas regiones; como los de alta montaña, al norte y la zona de selva baja tropical, al sur y oriente del estado. Esta diversidad de climas se ve reflejada en una gran riqueza gastronómica, que cambia con la temporada y las festividades religiosas del calendario. La comida más sabrosa de Morelos se reserva en la intimidad de las casas de familia de una manera sencilla, pero a la vez, dedicada con exigencia y sabroso esmero para la confección detallada de un guisado, una salsa o unas tortillas de comal. La comida de todos los días es la comida más delicada y más entrañable, cocinada sin prisas. Una cocina generosa que sigue viva por su propia profundidad, que conserva sus tradiciones con ingredientes que le dan un sello de identidad, adquirido en los mercados, las huertas familiares o el patio trasero de nuestras casas. La comida tiene una lógica, un sentido social y un compromiso, nos ha dejado huella en la memoria de los sentidos, nuestra responsabilidad es conocerla.
>> Fotografía de Carmen Mendoza Cámara
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>> Fotografía de Devora Liliana Rodríguez M.
columna
Propuestas culturales independientes en Cuernavaca La dinámica cultural en la capital del estado es constante, gracias a las propuestas independientes que logran mantener una oferta activa, pese a las vicisitudes que se presentan en el escenario morelense. ¿Ya conoces todas? En el presente texto, Carlos Kubli nos muestra algunas muy interesantes.
Por Carlos Kubli
S
i algo debe reconocerse en Cuernavaca, son los esfuerzos independientes que se han hecho por fomentar la realización de eventos culturales por parte de la ciudadanía, sobretodo por iniciativas jóvenes en la historia reciente. Si bien el acceso a la cultura es un derecho constitucional que debe ser cubierto por el Estado, este ejercicio no siempre cumple las expectativas de la población, ya sea por contenidos con los que no hay identificación, ni son parte de las necesidades y realidades inmediatas, o porque se les da una interpretación y tratamientos no atractivos. Este fenómeno se vuelve 48
exponencial en poblaciones jóvenes por varios motivos: por la rebeldía y ruptura propias de la etapa de la vida que están atravesando; porque los formatos y discursos con que se presentan las expresiones son obsoletos; porque los mismos no conectan, comunican o satisfacen sus necesidades; y por los motivos expresados inicialmente. En este sentido, aunque es de esperarse que la población joven tenga una respuesta propia ante un escenario cultural adverso; debe remarcarse que las propuestas en el escenario de Cuernavaca, afortu-
nadamente, han rebasado con mucho las expectativas, creando empresas culturales importantes (en algunos casos de alcance mayor al local), realizando proyectos que satisfacen de una manera más amplia y coherente a la población local, integrando distintas disciplinas y aproximaciones a distintas temáticas y problemáticas. El resultado han sido propuestas que han permeado distintos ámbitos, estéticos por supuesto, pero también políticos, sociales, comunitarios en la contemporaneidad. Como un precedente importante en los inicios del siglo xxi, una generación de la que habría que documentarse aún más; de la que en mi caso me he enterado de lo que crearon a través de distintas referencias. Jóvenes, en su gran mayoría egresados o aún estudiantes de la uaem, hicieron bastante mella en la estructura cultural de la Ciudad, de manera alternativa e independiente y con muy pocos recursos. Sus miembros más destacados actualmente ocupan posiciones claves en el desarrollo y promoción de cultura, a nivel local y nacional. Así podemos mencionar que ellos fueron los artífices de la emblemática revista El tabique, reivindicadora de la identidad local a través de la recuperación de la historia y las raíces del propio espacio geográfico urbano y rural morelense, con la colaboración de escritores, artistas, poetas, músicos, actores, diseñadores y artistas plásticos, en un formato novedoso e irreverente. Surgieron espacios que a su vez atrajeron a futuros importantes protagonistas artísticos de la escena local y nacional como Casa Emergente, y posteriormente Albercartes. En esta camada, recae la génesis del Festival de la Memoria en Tepoztlán, actualmente radicado en Cuernavaca. También por estos tiempos se formó el Colectivo Movimiento, quienes uniendo distintas disciplinas como la danza, la música y el cine, lograron formar piezas interdisciplinarias
entre las que destaca la producción documental. Destaca a su vez el festival multidisciplinario Fotografest de una única edición que logró unir a de una manera inédita a una cantidad de artistas locales de diversas disciplinas en un formato novedoso para su época. Estas iniciativas del pasado reciente dieron pie hacia una transición más participativa y plural que vivimos hoy en día, donde las instituciones se han tenido que ver más involucradas y ser parte de. En algunos casos, dentro de esta evolución, en nuestra a veces muy dura realidad de nuestra historia reciente, ante embates de violencia y una vacua respuesta gubernamental; han sido las actividades culturales independientes quienes han buscado una certeza y una respuesta ciudadana. Tal es el caso de Poemantas por la paz, iniciativa liderada por Natalia Correa y Nayeli Sánchez, quienes respondieron a la presencia casi diaria de las amenazantes narcomantas, en los momentos más álgidos del sexenio anterior que procedió al asesinato de Beltrán Leyva. De esta manera, ellas convocaban a pintar las mantas en espacios públicos y a colgarlos en puentes y pasos peatonales con mensajes de paz en formato de poesía. De hecho la poesía fue una disciplina muy presente en este detonador social que fue el trágico asesinato de Juan Francisco Sicilia, hijo del poeta Javier Sicilia. Hecho que fue la gota que derramó un vaso de hartazgo que venía llenándose en los velos de la impunidad y la omisión. Dicho parteaguas, dio pie a una gran cantidad de expresiones culturales callejeras organizadas independientemente, sin embargo destacan las lecturas de poesía, donde todos nos veíamos sumidos y reflejados en el dolor. Interesantemente, todo mundo podía participar en estas lecturas, no era necesario ser escritor o poeta, simplemente se tenían que tener las ganas y la voluntad de ser parte.
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propuestas culturales independientes
En esos tiempos obtusos también respondió el colectivo de grafiti Hard colours team, haciendo pintas por la paz y un documental llamado “Miradas adentro”, dirigido por Rubén Rodríguez, en un momento donde desde una mayoría mojigata del congreso del Estado se penalizaba su actividad, volviéndolos en criminales. Cabe destacar que este colectivo es autor de la exposición “Grafiti sin pena”, que tuvo lugar en el Centro Cultural de España en la Ciudad de México y posteriormente en el Parque Ecológico Chapultepec en Cuernavaca. En la actualidad colaboran activamente en actividades que buscan el mejoramiento de las condiciones para la juventud en Morelos.
La actividad literaria a su vez ha ido en constante crecimiento, se destaca el Colectivo la Piedra, quienes distribuyeron durante mucho tiempo su publicación, la revista “La Piedra” de manera gratuita, la cual daba cabida a escritores locales y foráneos, realizaba concursos abiertos para poder ser, así como fueron creadores de la primer y Feria de Editoriales Independientes en Morelos, así como realizaron tertulias literarias en diversos foros de la ciudad. En este rubro destacan las editoriales independientes, La Cartonera Cuernavaca, de las más importantes en su rubro a nivel mundial, Ediciones Clandestino, Lengua de Diablo, Simiente y Astrolabio.
También nace Radio Chinelo, una transmisora independiente por internet, manejada en colectivo, con una clara postura política de izquierda. La iniciativa empezó funcionando también como el centro cultural M33, no logrando cabalmente este objetivo; pero siempre ha tenido una vocación para apoyar a proyectos culturales, mayoritariamente independientes, ya sea en su difusión o en colaboración para la realización de actividades mutuas.
En la actividad cinematográfica sobresale Cinema Planeta, Festival de Cine y Medio Ambiente, liderado por Eleonora Isunza y Gustavo Ballesté; quienes han proyectado esta iniciativa a un nivel nacional e internacional, logrando ser el más importante de Latinoamérica; así como trascendiendo las fronteras típicas del Festival de Cine, con distintos formatos y actividades que no se remiten ni a la temporalidad ni al espacio del festival en sí. Sino haciendo actividades constantes con comunidad, expertos, líderes en el tema a nivel mundial. Logrando objetivos ambiciosos y dejando una vara muy alta para el orgullo de Cuernavaca.
Para darle continuidad a la entrega anterior, este texto refiere a proyectos independientes importantes gestados desde la iniciativa civil que han moldeado el perfil cultural del Cuernavaca contemporáneo. Simón Galería, es un gran referente en la actividad cultural en Cuernavaca. De actitud camaleónica y con diversas sedes, fue durante mucho tiempo el espacio de salida por antonomasia del arte contemporáneo emergente de Cuernavaca de finales de la primera década e inicio de la segunda de los dosmiles. Se destaca la exposición “Sín-Tesis II”, colectiva que organizaron en el Jardín Borda con motivo de su tercer aniversario, donde Roberto Alí y Dario Beniher, lograron reunir la obra de treinta y seis artistas, prácticamente “todo mundo” de la escena local en mayo de 2012. >> Fotografía de Gabriela Martínez Flores
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Iniciativa más joven, también se destaca El Festival Pixelatl, organizado por José Iñesta, en el cual la animación, videojuegos, cómic y distintas narrativas, conviven para el público en general, expertos a nivel mundial, industria y estudiantes. De esta manera se generan proyectos que conectan al sector multimedia mexicano con el mundo. César Guerra, quien también sacudió un tiempo a Cuernavaca cuando dirigió el efímero Centro cultural Amo a to, ha tomado también el lenguaje cinematográfico, aunque sólo como una más de las actividades que incluyen pláticas, mesas redondas, exposiciones,
propuestas culturales independientes
>> Fotografía cortesía de Ruina Tropical
>> Fotografía cortesía de Rapidín
etc., para llevar a cabo anualmente Diversidad Somos Todos, una serie de Jornadas encaminadas a informar, luchar contra la discriminación y hacer conciencia acerca de la problemática de la comunidad lgbttti.
cales de la escena joven morelense. Este crecimiento que se ha venido dando de tiempo atrás, se consolidó con la presencia de Morelos en el Festival Internacional Cervantino 2015, gracias a la oportunidad que se le dio a estos grupos para participar. En este tenor surge Conoce tu Escena, un proyecto gestionado por Dreambox y Estudio Áureo que buscan crecer el movimiento, profesionalizarlo, volverlo más industria y generar más oportunidades para los músicos.
El Rapidín se ha vuelto ya un clásico en esta ciudad, este juego de palabras no sé queda ahí, sino que de una manera también lúdica, acerca a públicos y a artistas de una manera coloquial e informal a la vez que apoya a los creadores. Belem Recillas ha innovado con este formato en donde en convivencia directa los trabajadores del arte interactúan de manera “rápida” con públicos ávidos de este contacto por absorber su arte en distintas disciplinas, entre las que se cuentan literatura, dibujo y tatuaje. En épocas más recientes surge el concepto Ruina Tropical, de manera sarcásticamente indefinible, esta noción ha dado paso a una amplia identificación local, en una nueva percepción de una identidad que sigue en formación. Sus artífices, jóvenes, pero ya bastante conocidos por su constante participación en el medio cultural, Fabiola Valdés, Davo Valdés y Amaury Colmenares han dado en un buen clavo, y su concepto se maneja ampliamente en internet, ya sea en imágenes y textos así como en eventos presenciales colectivos como exposiciones, conciertos y lecturas. Con un par de ediciones, el Corredor Cultural Independiente, se desarrolla en el Centro Histórico de Cuernavaca en diversos espacios, primordialmente enfocado a exposiciones, es un proyecto que da vida y movimiento a públicos asiduos y nuevos a vivir de otra manera la ciudad con una aproximación cultural.
Todos estos esfuerzos requieren de un aparato de difusión cultural, cabe mencionar que en está área también hay iniciativas ciudadanas que persiguen ese objetivo. Cuarta Estación surge como un programa de radio con este fin en el Instituto de Radio y tv de Jiutepec, sin embargo cuando se les retira el espacio, Maritza, Lu, Eren y Patricia, deciden continuar con su proyecto de manera independiente, y actualmente sus video reportajes son referencia de lo que acontece con la cultura en Cuernavaca. Dejo así, una selección a manera de muestra, de algunas de las iniciativas ciudadanas más importantes en la participación cultural del Cuernavaca reciente y actual. No son todas las que están, ni están todas las que son, pero con esto damos cuenta de la diversidad, la independencia y autodeterminación, de la responsabilidad social y educativa que estamos tomando desde esta trinchera, y de lo saludables que estamos en este respecto.
Un fenómeno que no deja de crecer, se consolida y se ha vuelto un ejemplo es la unión de las bandas musi51
>> Por Agencia Reforma
sección y tema
columna
El Sur y los pueblos surianos Víctor Hugo Sánchez Resendíz expone la influencia que la región suriana ha tenido en la conformación de la identidad morelense. A través de su historia, voces, música y tradiciones, el Sur ha dejado una huella indeleble en el proceso identitario de nuestro estado.
Por Victor Hugo Sánchez Reséndiz
Las regiones son como el amor; son difíciles de describir, pero cuando las vemos las sabemos reconocer Eric Van Young
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l Sur de Morelos, como región, y los surianos, los habitantes de la misma, serán una constante alusión en documentos y corridos generados en la zona zapatista. Sin lugar a dudas es una autoreferencia que encontramos en el nombre mismo de la fuerza militar creada por los pobladores rebeldes, el Ejército Libertador del Sur y Centro de las República. En el corrido “El rebelde” cuya autoría es de Marciano Silva se exclama: Mas en fin, si la suerte me es adversa y en el campo sucumbiera por desgracia, moriré pero exclamando con firmeza: ¡Vivan las huestes del Sur, viva Zapata! Comúnmente se pone como equivalente del Sur al estado de Morelos, sin embargo, si consideramos que el Ejército Libertador estuvo formado por gente de diversos lugares, precisamente de la región del Sur y que en
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los corridos cuando se menciona a los surianos, no se hace distingos respecto a morelenses, podemos decir que lo suriano abarcaba más allá de Morelos. Este texto es un intento de identificar una identidad cultural e histórica que trasciende las fronteras políticas del estado de Morelos, y reivindicar el espíritu de resistencia que aún permea a los pueblos surianos. Víctor Moreno, de La Candelaria Tlapala, en el municipio de Chalco, nos plática que su abuelo “para todo jalaba hacia Cuautla”, que su familia y los vecinos van a las fiestas de los pueblos de la zona de Yecapíxtla y de los Altos de Morelos. También van a los toros o llevan a la “jugada” a sus gallos y señala que cada año, sin falta, su mamá y toda la familia asiste a la feria de Tepalcingo. El territorio del Sur Las fronteras culturales son permeables. A partir de ciertas prácticas culturales es posible ubicar esta región. Entre otras, podríamos señalar la autoadscripción, el ámbito de difusión de la trova suriana y el chinelo, las interrelaciones en las Ferias que se realizan en torno a Santuarios y el haber enfrentado situaciones sociales análogas y a adversarios comunes en diversos conflictos sociales. Una región la construyen sus habitantes con su morar, su habitarla y el recorrerla, ya sea en procesiones, peregrinajes, luchas guerrilleras o el caminar para ir al día de plaza o al carnaval. Los pueblos surianos han compartido una historia, de tal forma, la región cultural suriana puede considerarse como soporte de la memoria colectiva.
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Los pueblos surianos han compartido una historia, de tal forma, la región cultural suriana puede considerarse como soporte de la memoria colectiva.”
El Sur abarca el estado de Morelos, la región de Chalco-Amecameca; en Puebla sería el sur y la zona de los volcanes; el sur de la cuenca de México (hoy ocupada por la cdmx), las riberas de los lagos de Chalco y Xochimilco; la región al oriente del Nevado de Toluca y el norte de Guerrero.
A fines del siglo xix, en el Sur todavía existían densos bosques de montaña en la Sierra Nevada y en la serranía de Xuchitepec y en lo que ahora conocemos como el corredor Ajuco-Chichinautzín, que son zonas captadoras de agua, las cuales fluyen hacia las tierras bajas o brotan en infinidad de manantiales en la cuenca de México, los valles cálidos de Morelos, el valle frío de Toluca. Había un gran número de ríos, algunos apenas mayores que riachuelos, tempestuosos y permanentes, que desde la época prehispánica habían sido domesticados y canalizados para la irrigación. También existían lagos como los de Xochimilco, Chalco y Texcoco o lagunas como la de Coatetelco o las de Lerma. En los lagos fríos de agua dulce florecía la chinampería, se pescaba un gran número de especies locales de peces, se cazaban aves acuáticas y se aprovechaban libélulas, camarones, cangrejos, culebras, gusanos, ranas, ahuauhtli y alga spurilina, productos que eran importantes en la economía de los pueblos ribereños y en la alimentación de los pobladores de la región, como lo señal Marco Antonio
>> Fotografía de Uriel Razo / FB: Uriel Idas Creativas
>> Fotografía de Maricela Figueroa Zamilpa
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Anaya en su trabajo “La revolución zapatista en la capital región de los volcanes (1910-1920)”, publicado en el libro Zapatismo: origen e historia (Colección Biblioteca inehrm, 2009). En la región, a principios del siglo xx, existían pequeñas ciudades como Cuernavaca, Amecameca, Xochimilco, Atlixco, Jonacatepec, Yautepec, Jojutla; las ciudades mencionadas también tenían una importante función comercial y de producción de manufacturas artesanales. Sin lugar a dudas, Cuautla era la capital del Sur, por su centralidad en la dinámica zona azucarera y por su importante mercado regional. La integración de los pueblos de la región suriana a la dinámica social y económica de la nación era intensa, debido a la cercanía con Puebla y México. Una característica de la región es la existencia de una importante tradición mesoamericana, lo cual se mostrará en sus prácticas culturales, productivas y organizativas. Para el momento de la revolución, existía todavía una fuerte presencia indígena en la zona, que se manifestó con fuerza en las tropas zapatistas. Tenemos el siguiente testimonio de doña Luz Jiménez de Milpa Alta: Tlatihuani Zapata Morelos. Ihuan omixmatia ican cuali itzotzoma ocualicaya. Oquipiaya ce calacecahuili patlactic, polainas ihuan (…) Itlacahuan oquipiaya intzotzoma nochi iztac: icoton iztac, icalzon iztac ihuan tecahtin. Inimequez tlaca nochtin otlatoaya macehualcopa (…) Nohiqui tlatihuani Zapata omotlatoltiaya in macehualatoli. Ica on icuac omocalaquia in Milpa Alta nochtlacatl oquicaquia tlen omitalhuiaya. Inimequez zapatistas oquipiaya in calacecahuil; itech oquintlaliliaya tlen isanto oquitlazotlaya oncuanon quipalehuiz. Nochtin iqui on ohualaya in calacecahuil ica santo. Tlatihuani Zapata oquimecanaya itlacahuan. Ocalaquia quinonotzaya nochtlacatl Momochco. “¡Notlac ximomanaca!”1 1
Lo primero que supimos de la revolución fue que un día llegó
[un gran señor Zapata de Morelos. Y se distinguía por su buen traje. Traía sombrero ancho, polainas y fue el primer gran hombre que nos habló en mexicano]. Cuando entró toda su gente traía roa ropa blanca: camisa blanca, calzón blanco y huaraches. Todos estos hombres hablaban el mexicano [casi igual que nosotros]. También el señor Zapata hablaba el mexicano. Cuando todos estos hombres entraron a Milpa Alta se entendían lo que decían. Estos zapatistas traían sus sombreros; cada uno traía el santo que más amaba en su sombrero, para que lo cuidara. Venían todos con un santo en el sombrero. El señor Zapata se puso al frente de sus hombres y así le habló a toda la gente de Milpa Alta: “¡Júntense conmigo! Yo me levanté, me levanté en armas y traigo a mis paisanos” (Traducción de Fernando Horcasitas en el libro De Porfirio Díaz a Zapata. Memoria náhuatl de Milpa Alta (UNAM, 2000: 104-105).
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>> Los corridistas Félix Trejo y Susano Trejo, en Ocotepec Morelos. Fotografía de Miguel Rodríguez Oliveros.
En el Sur se encuentran importantes tianguis, que reúnen semanalmente a miles de compradores y vendedores de las comarcas aledañas. En Ozumba, en el Estado de México los martes y viernes son días de plaza, y confluyen pobladores de Chalco, Amecameca, de los Altos de Morelos (Tlayacapan, Totolapan, Atlatlahucan), de la zona de Yecapixtla. Los martes se realiza el mercado en Santiago Tiangüistengo. También hay “día de plaza” en Amecameca, Chalco, Izúcar y Zacualpán. Una de las características de los tianguis es que son más que un lugar de intercambio de mercancía, y/o circulación de capital, son lugares de encuentro y reciprocidad entre sus habitantes. En “el día de plaza” se comentan los acontecimientos que ocurrieron durante la semana en los pueblos. Los campesinos llevaban los productos de su huerta y compraban los bastimentos que hacían falta en su casa. Se aprovecha la visita al pueblo grande para ir a misa, visitar a los compadres, ir a la cantina. Ir al tianguis era el momento de abasto para los pueblos en que se adquirían productos como el pan y carne, huaraches y sombreros, pero también en la plaza se adquirían las hojas volantes que llevaban los publicistas, con los últimos corridos y los clásicos de Marciano Silva. En los corridos encontramos una importante expresión de la cosmovisión de los pueblos surianos. En sus letras aparecerá el apego al terruño y a la región, el amor galante, la vida cotidiana en los pueblos y la épica zapatista. Lo que se conoce como corrido suriano, es una fusión de estilos, lo mismo danzas, valses, polkas, pasos dobles, mazurkas. A este conglomerado de estilos, los trovadores lo llamaban corrido. Varios investigadores, como Catalina Giménez, Jesús Peredo y Luz María Robles, lo han llamado “corrido suriano”, ya que se extendió por Tlaxcala, Puebla, Guerrero, sur del df y por supuesto Morelos.
el sur y los pueblos surianos
En un momento de crisis social profunda, como lo fue la guerra revolucionaria, los “publicistas” difundieron con sus letras los objetivos de la lucha, las acciones de guerra y el orgullo de ser zapatistas. Importantes trovadores serán Marciano Silva, Federico Becerra de Zacualpan, Guadalupe Beltrán de Tepoztlán, Vicente Ferrer de Yautepec, y muchísimos más que anduvieron cantando en las barrancas y montes. Un espacio de encuentro de los pueblos surianos se realizará en diversos lugares sagrados. En el Sur se encuentran importantes Santuarios como Chalma, Amecameca, Tepalcingo, Mazatepec, Huazulco, entre otros; allí en el período de la Cuaresma se realizan importantes celebraciones a las imágenes de Jesucristo que se veneran en ellos. Los peregrinos llegan individualmente o en procesión, llevando promesas, que consisten en música, danzas, flores, cohetería. El gran número de peregrinos atrae a los comerciantes que les ofrecen comida, artículos para el ritual, herramientas diversas y una gran cantidad de productos industriales, artesanales y alimenticios. A esta celebración se le llama Ferias de Cuaresma, las principales son las del Miércoles de Ceniza, en Amecameca en que se honra al Señor del Sacromonte, el Primer Viernes de Cuaresma en Jiutepec. El Tercer Viernes en Tepalcingo se realiza una de las más grande ferias del país. A Tepalcingo llegan peregrinos de Tlaxcala, Puebla, Estado de México y Guerrero; lo mismo sucede en Mazatepec el Quinto Viernes. En Totolapan, el mismo Quinto Viernes llegan visitantes del sur del Distrito Federal y de la zona de Tepetlixpa y Juchitepec en el Estado de México. El más importante Santuario de México y del Sur es Chalma, a donde llegan miles de peregrinos todo el año a honrar al Cristo Crucificado, principalmente el Miércoles de Ceniza, el Primer Viernes de Cuaresma y en la Semana Santa.
En torno a las prácticas culturales que hemos mencionado, se fue creando entre los habitantes de los pueblos surianos una identificación más allá de su entorno inmediato, un conocimiento de sus particularidades y diferencias y se establecieron relaciones comunitarias y personales, creándose una identidad regional, que se puso en juego a partir del Segundo Viernes de Cuaresma de 1911, en que, en medio del bullicio de la celebración al Señor del Pueblo en Cuautla, Emiliano Zapata, Rafael Merino y Otilio Montaño, entre otros, ultimaron los detalles de la insurrección que tendrá lugar el 11 de marzo de ese año. El chinelo es una manifestación de la identidad suriana contemporánea. Surgió de expresiones carnavalescas pre-existentes, como los “huehuenches” y del compartir ritual entre Tepoztlán, Tlayacapan y los pueblos de los Altos como Totolapan y Atlaltlahucan. Al concluir la guerra zapatista y realizarse el reparto agrario, el chinelo se expandirá fuera de su zona de origen. Los caminos que recorrerá esta expresión del Carnaval serán las rutas de intercambio tradicional entre los pueblos, ya sea porque se conocían, compartían limites de tierras o existía una reciprocidad ritual (para profundizar sobre el tema véase El carnaval en Morelos. De la resistencia a la invención de la tradición, 1867-1969 de Armando Josué López Benítez, 2015). En la actualidad podemos encontrar chinelos en Xochimilco que acompañan al Niñopa, también recorren las calles de Milpa Alta, Iztapalapa, Ocuilan, Chalco, Izúcar, Taxco. El área de expansión del chinelo corresponde a la región del Sur.
>> Cristo de Chalma. Fotografía de Daniel Jayo
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vĂa sibarita
Fonda La GĂźera
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La Vía Sibarita de este mes nos llevó a degustar los platillos de “Fonda La Güera”. Conoce la grata experiencia que tuvimos y parte de la historia de un lugar típico en nuestro estado.
L
Por Salvador Magaña
a tradición gastronómica de Morelos no puede contarse igual sin los personajes que han dedicado tiempo a preservar los sabores históricos de las distintas regiones. El lugar que ha ocupado “Fonda La Güera” puede medirse en el número de generaciones que han recomendado la experiencia, con el objetivo de brindar una atención especial a las visitas que preguntan por un buen sitio para comer. El gesto de cortesía se ha replicado en incontables ocasiones, dada la variedad de platillos y el sazón preciso que caracteriza el menú de la fonda. Desde Unos huevos en salsa macha (salsa de chile criollo), acompañados de frijoles negros de la olla; los chilaquiles rojos o verdes, acompañados de carne a elegir (costilla, cecina, arrachera, o simplemente con unos huevos), hasta la cecina bañada, que consta de una sábana de res salada, bañada con frijolitos negros, epazote, salsa molcajeteada y crema; sin mencionar, que practicamente todo se acompaña de tortillas hechas a mano. Además de las características gastronómicas que distinguen a “Fonda La Güera”, la historia de su fundación es un pasaje digno de la tradición que enmarca el lugar:
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fonda la güera
Carmen Lozano Estudillo nació en Tlaquiltenango, en 1938. Pasó su infancia y parte de su adolescencia como parte del equipo de cocineras en los frentes de la Revolución del Sur, acompañando a su padre, el jojutlense Agustín Lozano Neri. Cansada de deambular por varias partes del estado de Puebla, cargando con tres de los hijos que le quedaban (los otros cuatro se le habían muerto con la peste de viruela negra que azotó parte del país) decidió instalarse como ambulante a espaldas de la iglesia de Tepetates, en el centro de Cuernavaca, Morelos. Con un anafre, dos piedras y una tabla que hiciera de asiento para sus dos o tres posibles clientes, se instaló a ofrecer lo que mejor sabía hacer ¡cocinar! ¡Debía alimentar a sus hijos! Así empezó a vender tlacoyos de frijol y, con el paso del tiempo: mole, arroz, caldo de gallina y pancita. Doña Carmen consolida su negocio familiar y en 1952 le “cede los tratos” (como diría ella) a Ángela (hija), a quien había procreado con un estudiante de agronomía llegado de Grecia que, por diferencias ideológicas del régimen monárquico de los constantinos, la enamora y es así que procrean a Ángela, mejor conocida como La Güera Frikas; mujer “tezonuda” ¡extremadamente trabajadora! y dueña de un carácter sui generis. Logra hacer de esta fonda “la más tradicional” poniéndola en la nota de medios de comunicación, nacional e internacional junto a su hombre, marido y amante trovador, Juan Jaramillo, padre de sus siete hijos. En 1964 se traslada al centro comercial Adolfo López Mateos y es así como posiciona su lugar y vuelve a la Güera Frikas un personaje imprescindible de la historia gastronómica de su tierra natal; la Güera nos deja en 2004 tomando el relevo sus hijas Angélica y Carmen. Actualmente, junto a sus hijos, se ha ampliado la carta, con lo cual es posible saborear los platillos que más se consumen en esta región. En Fonda la Güera: ¡Siempre será un placer atenderles! Muy buen provecho. Angélica Jaramillo Frikas
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secciรณn y tema
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sección y tema
plan de un día
Tradición que sobrevive
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El comercio que se da en los tianguis forma parte de las actividades económicas prehispánicas sobrevivientes. En el presente texto, queda abierta la oportunidad de realizar un recorrido por los pasillos que dan cuenta de una tradición de las raíces morelenses
L
a palabra “tianguis”, procede del náhuatl tianquiztli que significa mercado público. El tianguis, es por tradición el sitio en donde comerciantes y artesanos ofrecen sus productos a la población. A lo largo de la historia, estos sitios han sido siempre espacios sociales y culturales importantes, que reflejan el desarrollo económico de la región a la cual pertenecen. En Morelos, el comercio local encuentra un espacio donde comulga una parte de nuestra historia y el reflejo de la transformación de la misma. Los mercaderes han recorrido las colonias más antiguas y son los primeros en identificar el crecimiento urbano en las colonias nuevas.
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Estos sitios han sido siempre espacios sociales y culturales importantes, que reflejan el desarrollo económico de la región a la cual pertenecen.”
>> Fotografías de Luis Valdés GraBaluz
La oferta sociocultural de los tianguis morelenses estriba en su diversidad. Pese a formar parte de un mismo territorio, cada región se caracteriza por aromas, colores, texturas, sonidos y calendarios distintos. Todos los días de la semana es posible seguirle la pista a la caravana de los múltiples mercados que circulan por los rincones de Morelos. El tránsito puede comenzar por el norte de Cuernavaca, en el tianguis de Chamilpa, donde sus puestos de textiles, alimentos y productos de bazar, parecen un laberinto sin fin, comparado con el uniforme y pintoresco estilo del tianguis de Lomas de Cortés. La cercanía con los puestos que dias más tarde se colocan en la Colonia del Empleado guarda ciertas semenjanzas con el tamaño y la propuesta cálida de los mercados que se colocan en colonias como Flores Magón y Otilio Montaño: trescientos metros de calle son suficientes para invitar a quienes gusten de caminar por sus entrañas de lunes a domingo.
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tradición que sobrevive
Si eres de las personas que gustan de “chacharear”, la visita al tianguis de Temixco será una experiencia inolvidable y seguro saldrás con las manos llenas de los productos que ahí se comercializan. El tianguis de Temixco se ubica en la calle Emiliano Zapata Desde muy temprano los comerciantes comienzan a poner su tendedero de lonas de colores y sus productos en ventas. A la entrada del lugar encontrarás un sin fin de puestos que se apropiaron de las banquetas de la avenida (Un costumbre ya típica de los tianguis morelenses), para poder vender tamales, taquitos de canasta, frutas y verduras, aguas frescas para el calor y muchachas danzantes vendiéndote la oferta del día: aguacates y nopales a diez pesos la bolsa. Dentro, se encuentra un pasillo exclusivo para la comida, se pueden degustar tacos de pastor, cecina, longaniza, quesadillas y gorditas, tacos acorazados, guisados con tortillas a mano, etc. Frente a este pasillo se encuentran los puestos de ropa, zapatos, accesorios para dama y caballero, juguetes, trastes, útiles escolares, y muchas cosas más. A veces es complicado caminar por los pasillos del lugar por el gran afluente de personas que visitan este sitio y es posible que uno se pierda entre tantos pasillos. Más al fondo encontrarás la dulce melodía de los “gritones”, vendedores de ropa de paca, con quienes podrás encontrar ropa en buen estado y a un buen precio. Como en el caso de Temixco,los tianguis del resto de Morelos son de recorridos extensos que. en un sólo día, es complicado terminar de conocer. Sin embargo, la alta posibilidad de encontrar los productos de tu preferencia, incluso lo que menos te imagines, hacen de los tianguis un lugar predilecto en la culura morelense que, sin duda, tienes que conocer.
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secciรณn y tema
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cartelera cultural
OCTUBRE cine 5 Pequeño niño Jesús MIÉ de Flandr Museo Robert Brady 6:00 y 18:00 h Gral: $25.00
8 Los viajes de SÁb Gulliver
Museo Robert Brady 20:00 h Gral: $25.00
12 Normandie-Niémen MIÉ Museo Robert Brady 6:00 y 18:00 h Gral: $25.00
19 El extraño caso de MIÉ Angélica
Museo Robert Brady 6:00 y 18:00 h Gral: $25.00
21 Documental MuesVIE tra Internacional de Cine con perspectiva de Género 2016 Proyecto Siqueiros: La Tallera 17:00 h Entrada gratuita
29 El principito SÁb Museo Robert Brady 12:00 h Gral: $25.00
letras 07 Exposición de esculVIE turas “Crippangies”
De Anggie Crippa Museo de la Ciudad de Cuernavaca, MuCiC 18:00 h Entrada gratuita
14 El día internacional VIE de la mujer rural
De Sirenia González Museo de la Ciudad de Cuernavaca, MuCiC 17:00 h Entrada gratuita
01 Tzompantle VIE De Larisa Escobedo 17:00 h Pasaje Florencia Centro Histórico Entrada gratuita
22 Desfile de alebrijes SÁB monumentales 10:00 h Paseo de la Reforma Entrada gratuita Cd. de México
29 Desfile de catrinas SÁB Centro Cultural Pedro López Elías 19:00 h Entrada gratuita Tepoztlán
expos
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LUN Casa de lectura a infantil y juvenil VIE “Comenius”
De 11:00 a 19:00 h Entrada gratuita Cuernavaca
01 1er aniversario de SÁB la revista Pulsart
Patio central Museo de la Ciudad de Cuernavaca, MuCiC 18:00 h Entrada gratuita Cuernavaca
07 Conferencia VIE Introducción a la
iconografía del Tepozteco Por Jaime Reséndiz Machón Centro cultural Pedro López Elías 17:00 h Entrada gratuita Tepoztlán
20 10ª Jornada Estatal y de Ciencia, Tecnolo21 gía e Innovación De 10:00 a 15:00 h Ayudantía municipal de Chamilpa Entrada gratuita
niños 01 Orquesta de Cámara SÁB Serenísima Tepozteca Sala Manuel M. Ponce Jardín Borda 18:00 h Entrada gratuita Cupo limitado
02 Festival New York DOM Jazz, All Stars 2016 Gilad Hekselman Trio Teatro Ocampo 19:00 h Planta baja: $300.00 1er piso: $200.00 2º piso: $100.00 Cuernavaca
16 El gigante altzo DOM Niños cantores de Morelos Dir. Mtro. Pablo Puente Teatro Ocampo 12:30 h Entrada gratuita
29 SÁB
Ciclo de Jóvenes Morelenses Recital de piano Tanya Trejo Smith Mac Donald Sala Manuel M. Ponce Jardín Borda 18:00 h Entrada gratuita Cupo limitado
música
01 Taller infantil SÁb Caricatura política para niños Imparte: “El Trazo” Méndez La Tallera 10:30 h Actividad gratuita Cupo limitado
16 Domingos infantiles DOM en el Borda Tres apapachos y una historia Sala Manuel M. Ponce Jardín Borda 13:00 h Entrada gratuita
SÁB 22 y 29
Taller infantil Sábados de niños y niñas en La Tallera La Tallera 10:30 h Actividad gratuita Cupo limitado
28 Talleres especiales VIE para niños y niñas
de 6 a 12 años Papel picado Museo Robert Brady De 10:00 a 14:00 h Cuota de recuperación: $50.00
20 Hombres en proceso JUE La Guayaba y la Tlayuda Teatro Ocampo 19:00 h Entrada gratuita Cuernavaca
22 X Aniversario de La SÁB Morada
Gertrude a partir de Hamlet de Shakespeare Dramaturgia y dirección Marisa Gómez Espacio Cultural La Morada 20:00 h Gral: $150.00 Con descuento: $100.00
27 Obra de teatro JUE Makario
De Producciones Akto Museo de la Ciudad de Cuernavaca, MuCiC 18:30 h Entrada gratuita
29 X Aniversario de La SÁB Morada Celebrando a los muertos Espacio Cultural La Morada 20:00 h Gral: $150.00 Con descuento: $100.00
teatro
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sección y tema
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Río Amacuzac No. 13, colonia Vista Hermosa, C.P. 62290, Cuernavaca, Morelos Ventas al teléfono: (777) 433 67 07
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