Revista Ocio nº 1

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Ocio

Septiembre 2014

NĂşmero 1


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____________________________________ Ocio

En portada:

“Todos somos patriotas” Fotografía Autor: Adriana Mejía

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____________________________________ Ocio ÍNDICE 4 A MANERA DE EXORDIO… EDITORIAL

7 HERIDA DE MUERTE CREONTE ZAGHOLZ

14 HISTOLOGÍA PARA OCIOSOS QUEEN OF THE NORTH

15 AU REVOIR, MON COEUR LÍA

17 UNA CRÍTICA A “LA DANZA DE LA REALIDAD” (2014), ALEJANDRO JODOROWSKY FERNANDO W AROTO LANDEO

19 CIUDAD SHARET UBALDO

21 AQUEL QUE DESEÓ SER LIBRE A’LEX ROMIRA

24 MUJER-ES SOMOS (IXUKOTIK) LUZ CONTRERAS

27 POSTAL DE CIERTA ISLANDIA MARTÍN ANDÉN

29 SRITA. LUNA SR. ZURITA

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____________________________________ Ocio A manera de exordio… Ocio (Del lat. otĭum) 1. m. Cesación del trabajo, inacción o total omisión de la actividad. 2. m. Tiempo libre de una persona. 3. m. Diversión u ocupación reposada, especialmente en obras de ingenio, porque estas se toman regularmente por descanso de otras tareas. 4. m. pl. Obras de ingenio que alguien forma en los ratos que le dejan libres sus principales ocupaciones.

Diccionario de la lengua española

Si no contáramos con las definiciones anteriores de la palabra ocio, y preguntamos por su significado a la primera persona que nos encontrásemos en la calle ¿cuál sería su respuesta? Seguramente dirá algo similar a la segunda acepción arriba citada: el ocio es el tiempo libre del que dispone una persona fuera del trabajo o la escuela. Ahora imaginemos que preguntamos a más personas, no solo a desconocidos, sino también a familiares y amigos. En una especie de consenso popular bastante mañoso y reduccionista producto de sus respuestas, ocio significaría “tiempo utilizado para descansar del trabajo, que cada quién puede utilizar a su conveniencia”. Pero demos un paso más en esa dirección, y basándonos en el vox populi especulativo, aventuremos (como de pasada) que ocio también refiere a toda aquella actividad que no resulta de ningún provecho, y ociosos son llamados aquellas personas que gastan su tiempo en todo ese tipo de actividades. En la primera acepción popular imaginariamente consensuada, el ocio es socialmente aceptado, pues lo llevan a cabo tanto la afanadora de la fábrica como el CEO de una empresa prestigiosa. Es el tipo de ocio que no suscita preguntas, privado y respetado por todos los miembros de una comunidad. En la segunda está el ocio deleznable, ese que resulta escandaloso admitir en público, aquel que todos los padres buscan evitar cuando educan a sus hijos. Llámenle como quieran: debilidad del carácter, defecto,

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____________________________________ Ocio perversión. Es hacer del ocio el modus vivendi, lo que en el peor de los casos lleva a una persona trabajadora a volverse un haragán. Pero todavía hay una definición más, diferente a todas las anteriores. En ella ocio es el momento privilegiado en que el hombre se plantea cuestiones densas: cuál es el origen del cosmos, por qué existe el mal, qué es el amor, etc. Es la definición del ocio que explica un aspecto del mundo antiguo, el del imaginario contenido en las bellas esculturas, las togas diáfanas, en la figura de Sócrates y los filósofos que meditaban a la intemperie bajo la sombra de un árbol, mirando en dirección a la polis. Ese mundo que utilizó al ocio como motor generador de la filosofía, de la ciencia y el arte. Mi intención es recuperar una noción de ocio que parta de la definición anterior: como ese momento de epifanía donde preguntas de grueso calibre nos interpelan de improviso, en mitad de la vida, obligándonos a pronunciarnos al respecto. El ocio como generador de ideas, el lugar que nos exige imaginar, tomar una hoja de papel y plasmar lo mismo con las tripas que con el corazón. Pero a la vez como pensamiento que no está condicionado por la necesidad de satisfacer el hambre ni por quedar bien con los demás, que se niega a ser operación cuantificable como lo sería tasar y acumular bienes. Es esa resignificación del ocio la que me impele a salir al encuentro de otras voces, convocar

la creación de un espacio donde poder compartir, discutir, exponer y

celebrar nuestras respuestas particulares, eso que utiliza la palabra y la imagen para expresarse. Crear una comunidad situada más allá de la estéril reproducción de discursos rocambolescos y que ante el rumor maquinal de la cotidianidad se arriesgue a gritar con todas sus fuerzas. Llamo a esos hombres y mujeres ociosos, porque eligen afrontar ese momento de perplejidad y todo lo que conlleva en vez de dejarlo pasar. Lo más cómodo sería quedarse uno mismo con esa inquietud, destinarla a una hora precisa, mantenerse en silencio y esperar a que vuelva de nuevo el trajín de los acontecimientos para seguir en la aparente normalidad. Pero no, los ociosos optan por llevarla consigo a todas partes. Revista Ocio aspira a ser uno de esos lugares donde mostrar una faceta de ese modo de estar en el mundo, acaso una terapéutica de los efectos que produce la maniática energía recreadora de la realidad que hemos decidido mirar a los ojos. Un lugar donde pueda hablar por sí misma.

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____________________________________ Ocio Convoco a buscar ese tiempo para hincarle el diente a la vida, desmenuzĂĄndola, celebrĂĄndola. Imaginar, sentir y pensar gritando. Sean bienvenidos al primer nĂşmero de Revista Ocio

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____________________________________ Ocio Herida de Muerte Creonte Zagholz

La primera descarga resonó furiosa en los alrededores. Fue hasta ese momento cuando se percató que los gruesos arboles de la cima, así como la vegetación que serpenteaba hasta perderse en el barranco, estaban rebosantes de vida. Eran los gritos despavoridos de decenas de aves y mamíferos que ahora llenaban el aire a coro, impelidos por su instinto de supervivencia en movimientos torpes y desesperados. Presentía que el mundo era complejo, que también había cosas ocultas en algún lugar más allá de los sentidos, agazapadas en espera de su oportunidad. Y cuando esta llegara ¿qué haría? ¿Se lanzaría a correr por el valle? ¿Aguardaría inmóvil como sacando fuerzas de sí mismo para quedarse ahí y ver el espectáculo? El instructor lo instó a ponerse los binoculares y observar el blanco. No debía limitarse a disparar, ahora se trataba de asegurarse del lío que había causado allá abajo. Imaginó ver un cuerpo tirado entre los arbustos, chorreante de sangre y con las tripas expuestas en derredor, pero en lugar de ello encontró solamente unas cuantas gotas de esa misma sangre imaginada en la tierra, que delataban la presencia de un animal ahora en fuga, quizás herido de muerte. “Bien, muy bien. No está mal para ser su primer tiro. Ahora que lo hirió solo nos resta esperar. Sígame” La voz del instructor había irrumpido de manera imperativa, rehabilitando con su seguridad la firmeza de un lugar donde alguna vez había esbozado pensamientos más livianos. Contrario a lo que supuso los latidos de su corazón no habían disminuido en intensidad, sino que por el contrario persistían en el ritmo violento originado desde la madrugada, cuando se despertó. Ahora volvían solo ellos dos por el sendero, dejando a los otros practicantes en la cima mientras aguardaban su turno. Se dirigían hacia la zona boscosa, a confrontar directamente a la presa, tal y como le había comentado su padre que sucedería, la noche anterior a la concentración de la primera jornada de caza junto con los otros aprendices en el campamento del escuadrón de instrucción. El hombre que lideraba su grupo, referido respetuosamente como Sargento instructor por todos los aprendices, lo instaba a descender con rapidez, mientras las ramas de los árboles aparecían repentinamente en el camino para golpearlo en el rostro y el cuerpo. Había escogido el entrenamiento de caza por su habilidad para las armas de

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____________________________________ Ocio fuego, que seguramente heredara de sus antepasados, todos insignes en el manejo de los rifles y escopetas, algún día alumnos aventajados igual a como él se perfilaba ahora. Una mueca de hastío le cruzo el rostro cuando imaginó a su abuelo Iván propinando el tiro de gracia a su presa, enfundado en la misma chaqueta que ahora usaba, con una mirada altiva y soñadora. Deseó con todas sus fuerzas encontrar al animal tendido en la maleza a unos cuantos metros de donde lo había alcanzado con la escopeta, irremediablemente muerto, como si su final hubiera sido administrado por otro y él solo hubiera tenido la fortuna de rozarlo en una oreja, para no tener que contemplar la agonía de la bestia y rehuir el compromiso de asestarle el golpe final. A cada paso que daba anticipaba la voz estentórea del Sargento instructor, detenido de repente para instarlo a disparar. “Allí está”, le decía. “Acábalo, seguro puedes hacerlo desde aquí. Mira cómo va cojeando el miserable”. Pero por suerte esta vez tardarían en llegar ahí, pues el camino se alargaba el doble de lo que había sido el ascenso, como si mientras hubieran estado allá arriba por unos minutos alguien debajo les hubiera jugado la broma de extender las dimensiones del monte como si de una sabana se tratase. El sol inclemente del mediodía se traslucía por los resquicios de la vegetación, hiriendo su rostro, dificultando la de por sí complicada maniobra de saltar entre las rocas. La espalda era una prolongación del calor, determinada a sojuzgarlo en cuanto se detuviera, y mientras tanto recibía los golpes de la mochila y la escopeta, que producían un rumor apenas audible, que le hacía preguntarse si era cierto, si llevaba tras de sí una máquina que con solo accionar un simple mecanismo era capaz de sembrar el trueno en la selva: muerte y oscuridad perpetuas. ** Esa misma mañana los pies le temblaban como nunca antes. Por el sendero que conducía a la cima del monte, comenzó a sentir remordimiento y miedo, sobre todo miedo por lo que estaba a punto de suceder. Si no fuera porque ese día se mostraba tan tranquilo, carente de los ruidos propios de las aves revoloteando en las ramas de los árboles. Únicamente el contacto de sus botas sobre las piedras producía un rumor ligero, como de murmullos. Avanzaron lentamente en la mañana fría, como si quisieran demorar su llegada. Formaba parte del grupo de aprendices, todos voluntarios, de edades que oscilaban

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____________________________________ Ocio entre los quince y diecinueve años, muchachos altos y delgados, de cabello oscuro y ojos tristes. El uniforme, pesando para soldados del ejército de infantería, les quedaba grande, y en el caso particular de Iván resaltaban sus brazos enclenques en comparación a los de sus compañeros, lo cual le daba a sus movimientos cierto aire de extrañeza. De nada sirvió que se arremangara en repetidas ocasiones hasta la altura de los hombros, pues conforme caminaba las mangas volvían a caer, hasta que recuperaban su posición normal cuando se valía de las manos para afianzarse en las rocas de gran tamaño para ascender. Además del improvisado uniforme del agrupamiento de aprendices de caza terrestre, cada uno de aquellos adolescentes llevaba consigo una mochila cargada de diversos objetos de uso personal necesarios para el viaje, así como una cantimplora colgada en bandolera y la indispensable escopeta atravesada en la espalda. Iván se tallaba los ojos continuamente, pues el polvo que levantaban las botas de los muchachos que lo precedían en la marcha se los irritaba sobremanera, sin poder cubrirse de ninguna forma, so pena de no ver por donde pisaba y correr el riesgo de caer varios metros por un risco. El peso de la carga lo abrumaba, así como los rayos del sol que caían de golpe sobre su nuca y la cabeza, desprovista de casco alguno que pudiera atajarle la luz. El consejo de educación juvenil denostaba casi cualquier medida de protección para los aprendices, y solo en ciertos casos muy concretos autorizaba su aplicación. Los argumentos en que se basaban para tales disposiciones, eran la propia experiencia cotidiana, feroz, implacable, que tarde o temprano irían a conocer en algún momento de su vida adulta, y si no se acostumbraban ahora que recién empezaban el camino ¿cuándo lo harían? ¿Quién estaría ahí para protegerlos cuando envejecieran y emprendieran viajes más arriesgados, por este y otros climas adversos? Así que se ponderaban los conceptos de disciplina, autosuficiencia y valor por sobre los de solidaridad, compasión y seguridad personal. ** Escuchó ruidos cercanos, al instante el jefe del grupo se detuvo frente a él y sin dejar de observar al frente le hizo una seña con la mano para que se detuviera. “Es el momento”, pensó. La maleza se agitaba del lado izquierdo, pero la superposición de las hojas así como la distancia impedía ver a aquello de que era la causa. Se hallaban ya al pie del monte, y de no ser por el sendero que se había abierto antes con los pasos de los aprendices y del Sargento instructor anunciándose detrás suyo para

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____________________________________ Ocio perderse en un recoveco hacia la cima, hubiera jurado que aquella vegetación indómita se prolongaba infinitamente por el terreno montañoso, pues incluso la luz caía a cuenta gotas en algunas partes cubiertas por las anchas hojas de árboles y plantas, no así la fuerza calorífica de la fuente que reverberaba incluso desde el mismo suelo, como proveniente de las profundidades. Al movimiento repentino a unos metros de distancia, cuya causa todavía no estaba identificada, le siguió un silencio lapidario. Ahora Iván y el Sargento instructor yacían arrodillados en el suelo, expectantes del cariz que tomaría la situación. A juzgar por la amplia experiencia del hombre a cargo no cabía ninguna duda que se trataba de la presa, pues los movimientos que agitaron la maleza y escucharon hacia unos minutos fueron discontinuos, torpes, como si quien los provocara no se decidiera a continuar su camino o detenerse por completo. Delataban un andar semilento, del tipo de las personas que están extraviadas y dan vueltas en círculo dentro de un espacio minúsculo, observando sus posibles alternativas sabiendo que en el fondo no tienen ninguna para escoger. Lo anterior era bastante alentador para el líder y su aprendiz, pues aquel comportamiento errático significaba que aquella cosa desconocía su presencia, algo que en definitiva beneficiaba a los cazadores, pues contaban con la ventaja significativa del factor sorpresa para terminar su cometido. “Es ella”, le susurró el jefe del grupo a Iván, apenas volviendo la cabeza, y esta vez su voz denotaba un ligero entusiasmo, que sin duda pensaba su pupilo compartía. Pero, ¿era así? ¿Qué había pasado con los latidos del muchacho? Si bien resultaba correcto afirmar que mientras bajaban por el camino en silencio, apresurándose lo suficiente para no dar ninguna posibilidad de escape a la presa (aunque le había advertido que sin duda aquella estaba herida de muerte), Iván se había sosegado tanto como lo permitía el esfuerzo físico que realizaba, también lo era la persistencia de una inquietud como una corriente subterránea en su interior, originada desde que habían emprendido la marcha esa mañana desde el campamento, apenas oculta por las incomodidades del clima. “Alista la escopeta, es cosa de unos minutos” Repentinamente la mañana se había disipado y en su lugar las nubes lo habían sustituido por una tarde de aspecto taciturno. El peso de su mochila, hasta ese momento soportable, aumentó en varios kilos su carga. También la resequedad de sus labios volvió, así como una comezón en la nuca, cual si los mosquitos volvieran a asediar su carne no obstante el repelente que se había aplicado al salir del campamento. El silencio se mostró como una ilusión,

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____________________________________ Ocio pues al escuchar con atención se adivinaba un silbido continuo, apenas audible, proveniente de la misma dirección donde el Sargento instructor situaba a la presa mortalmente herida. Luego el revolverse de un cuerpo sobre la hojarasca. Estaba hecho: fatigada de la reciente huida, la presa se había echado detrás de la maleza a reponer fuerzas. Su respiración era el hilo que conectaba al animal con sus cazadores en ese breve espacio, el vínculo momentáneo entre la vida y la muerte tan fácil de quebrar, puesto en bandeja de plata para su deleite. Quizás alguien los observara desde algún punto privilegiado, esperando que el tiempo avanzara en cumplimiento de lo inevitable. Pero era más sensato pensar que nada estaba prefijado, que no había escenario ni espectadores; y esa sensación de indefinición produjo un momento de ansiedad en el joven aprendiz. Él decidiría, nada más quedaba por decir. El Sargento instructor, ahora parapetado tras de un tronco cubierto de musgo, daba indicaciones precisas a Iván, situado a su lado en la misma posición. Mientras escuchaba sus palabras, extensiones de ese entusiasmo infinito que aqueja a los hombres dedicados a las actividades marciales, conocido bien de sobra por él (pues continuamente su padre y abuelo eran participes de un exaltamiento parecido al recordar su respectivo entrenamiento juvenil), Iván pensaba en varias cosas a la vez, todas aquellas relacionadas con objetos y personas a varios metros, kilómetros de distancia. Graciela, su novia de la preparatoria, que había conocido el semestre pasado cuando coincidieron en la clase de primeros auxilios, de semblante animado, cuya diadema en el cabello ostentaba diseños multicolores, contrastante con el uniforme de la institución gris claro que debían de usar en todas sus clases, y cuya visión él había comenzado a extrañar desde el momento en que se despidiera de ella hacia unos días en la puerta de su casa de regreso de la escuela. ¿Estaría usándolo ahora, en este mismo instante? Imaginaba su rostro dulce, translucido, concentrado siempre al frente, que él gustaba de contemplar sentado a su lado. ¿Tardaría mucho en volver a estar ahí con ella, a recorrer un camino idéntico al que ahora tenía tras de sí, desprovisto únicamente de grandes bestias, de instructores que le exigieran la máxima concentración, la precisión milimétrica al apuntar, la concordancia de su propia respiración con la tensión del arma, el apretar con firmeza el gatillo una vez que identificara el momento y lugar preciso, pero que no dejaba de asemejarse en sus aspectos principales al de aquellos existentes en la pequeña ciudad a orillas del bosque donde vivían?

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____________________________________ Ocio Y allá arriba, tan solo a unos cientos de metros de distancia, sus compañeros conversaban a rienda suelta, despreocupados por lo que vendría. La mitad de ellos no tendría tiempo para hacer la práctica hoy, seguramente mañana a la misma hora, pero incluso si tuvieran que hacerla ¿qué problema habría? Ahora creía escuchar las voces y risas. Deseó estar escuchando el chiste que uno de ellos contara, descansando bajo el cedro de la cima, con las piernas extendidas, la mochila y la escopeta a un lado. Fumando un cigarro con la mirada dando vueltas entre las nubes, apenas advirtiendo la ligereza de sus pensamientos desvaneciéndose en el horizonte, mientras algún otro de sus compañeros estuviera ocupando su lugar, acompañado a su vez del Sargento instructor inflexible, tratando de ultimar a un animal desconocido, apuntando la escopeta, inmerso en agotamiento y calor. “Ahora.” No necesitó confirmar todas las señales. Apretó el gatillo, y una nueva descarga escapó, haciendo eco entre el aire de la tarde. En el tiempo que pareció un segundo inmediato al del disparo, un quejido ahogado se escuchó al otro lado de la vegetación, que ahora volvía a sacudirse. Una vez más las aves se levantaron del follaje, repitiendo su clamor despavorido como una sucesión de dientes que hirieran la atmósfera sofocante de bosque, como queriendo rasgarlo y así salir rápidamente a un lugar nuevo y desconocido. Otros segundos más, y el instructor reiteró su prodigioso instinto, viendo más allá del obstáculo natural de la maleza. Ahora su alegría desbordada, coronada por una risa eufórica. Puesto en pie, gesticulando, invitaba al muchacho a acercarse, pero él seguía en actitud de impecable concentración, pensando que todavía faltaban más blancos a los cuales disparar. Al levantarse, un dolor repentino le sacudió desde el perineo hasta los testículos, produciéndole un estremecimiento cuya reacción instintiva fue llevarse las manos a los genitales. Dejó en el suelo la mochila y la escopeta aún caliente, traspasando el cortinaje verde detrás del cual el instructor hablaba animadamente. Un bulto oscuro, exánime, tal como lo había imaginado. A unos pasos de distancia las mismas gotas de sangre, separadas entre sí por unos centímetros. Después de una rápida inspección fijó la vista en la cabeza del animal; al no poder ubicar el lugar preciso donde había penetrado la bala, buscó con detenimiento el agujero en la que parecía ser la frente, los pómulos, el cráneo o la mandíbula. Acercándose unos pasos, ignorante de las felicitaciones de su instructor que permanecía en cuclillas junto al cadáver, fue reconociendo la entera fisonomía de la bestia, lo que le produjo una extraña sensación de bienestar, como si volviera a tener certeza de que aquello que había muerto por su

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____________________________________ Ocio propia mano era algo presente, tangible, y a la vez una sustancia que se desvanecía simultáneamente frente a sus ojos, camino de convertirse en una mera huella en la tierra, la sombra que desaparecerá por completo al anochecer. Por fin encontró el agujero fatal, pues al primero lo había localizado casi sin verlo en una de las extremidades superiores. Tendido entre la hojarasca, rodeado por tallos de superficie sedosa que lo mantenían oculto de la luz de un sol asomándose al bosque sobre una gigantesca cumulonimbos, aquel ser tenía la cabeza echada hacia atrás, las extremidades sorprendidas en el momento en que la bala había atravesado a escasos centímetros de su boca, develando al muchacho (ahora un hombre que se sentía completamente liberado) la largamente postergada herida de muerte.

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____________________________________ Ocio Histología para ociosos Queen of the North

Queen of the North nos envía una inquietante fotografía que trata de acercar dos universos en aparente contradicción. Por un lado el del paisaje, aquella realidad cotidiana que identificamos con la naturaleza, esas dimensiones que rebasan por mucho al hombre. Por otro lado el de lo microscópico, que estamos incapacitados de apreciar a simple vista, por lo cual nos valemos de instrumentos de observación creados artificialmente. En este mundo están las células que nos constituyen a los seres vivos. Así como el tejido fotografiado da la impresión de ser un paisaje cuando se le amplifica, la autora se pregunta: “¿Y si todos somos células formando un tejido, y a su vez, órganos y sistemas dentro de un ser de enormes dimensiones?”

Para consultar otros trabajos de la autora visita: https://www.facebook.com/anidarafoto

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____________________________________ Ocio Au Revoir, Mon Coeur Lía

Caminé tanto tiempo que pude pensar en todo lo que tenía que decirte, camine por ese camino que ya me sé de memoria, donde tantas veces sin esperar nada tú me encontraste. Cuando por fin pude verte, estabas ahí como si no esperaras nada, pero yo siempre soy un paquete de “compre ahora pague después”. Siempre dispuesta a mejorar todo mal habido y provocado por la nada. Me miraste entonces, y mis ojos que gritaban “¡Aquí estoy!” lista para decirte todo, lista para recordarte quienes somos. “¡Aquí estoy!”, porque yo no me voy a rendir nunca. Mis ojos que gritaban eso pero que no pudieron decirte nada. Dejé que todo sucediera como jamás imagine… Dije mucho, pero no pude decir nada que te hiciera mirarme como antes. Perdiste el brillo de mis ojos en los tuyos, apagaste cualquier sentimiento que crecía entre ambos, dejaste que todo pasara como si nada mas importara, y de repente ya no eras tú mi punto de gravedad, ya no eras tú quien me sostenía al suelo, me encontré flotando entre basura espacial y no tuve modo de regresar. Ya nada te importo, y dejaste que sucediéramos, como si fuésemos extraños que nunca volverían a verse. Camino a casa pensé en tantas cosas que tal vez podía decirte, me comí las ganas de tomar tu mano, ignoré la impetuosa voz en mi cabeza que decía “Míralo a la cara, no dejes que todo se derrumbe… ¡LUCHA!”. Pero no lo hice, ¿sabes? Estoy muy cansada de que las tormentas siempre caigan sobre mi casa, y que tu siempre estés a salvo. Por fin llegue a casa, y tu solo me miraste, no dijiste nada, porque sabíamos que era todo. Me pediste que no siguiera triste, y tal vez querías que habláramos, tal vez era el momento para que dijéramos lo siento.

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____________________________________ Ocio Tal vez solo necesitábamos un abrazo y un “Todo va a estar bien”. Pero estaba tan cansada y fui tan cobarde que no me quise quedar a investigarlo. Solo dije; “Perdón, no te vuelvo a molestar.” Camine tan rápido, que no pude mirar atrás, y recordé todo lo que había pasado, como quien va a morir. Escuche los pasos inquietos tras de mí, y camine mas a prisa, camine sollozando para que me escucharas, pero cuando por fin detuve el paso, comprendí que no eras tú, comprendí que me dejabas a mi suerte… Te espero, sin esperar nada, por si no llegas nunca, que no me duela tanto. Me disculpo, aunque no tenga nada por que hacerlo, incluso aunque todo ya haya pasado. Te perdono, aunque no es culpa tuya sino nuestra. Pero no esperes que sea por siempre, porque tal vez me vaya lejos pronto, para aliviar mis dolores y tal vez ya no vuelvas a verme. Hasta Pronto Mon Amour.

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____________________________________ Ocio Una crítica a “La danza de la realidad” (2014), Alejandro Jodorowsky Fernando Waroto Landeo

La iniciación: sobre los maderos del desierto y el dinero, o preferiríamos decirlo ¿simplemente encierro? Jodorowsky, parte desde la perspectiva del manifiesto, del verbo y el discurso proliferando con un aliento mercantil, el dinero como una especie de rigurosidad en movimiento. Si se estanca muere, si te estancas mueres. Pero el dinero, señor Jodorowsky, no puede alimentar nuestros ojos vacíos, no puede saciar nuestra necesidad de incendiar el mundo. No importa. No olvidemos que todo acto es simbólico, y en especial todas las secuencias que nos entrega este director chileno, una especie de enigmático juego de símbolos que le sirven para terminar con las sombras colosales de su infancia. La lepra como símbolo de muerte y marginalidad, el ritual y la esperanza en coordinación con los astros y la noche, las heridas, las cicatrices, el destierro. Solo en la muerte se halla la verdadera riqueza. Pero el miedo, siempre es un lastre. Todos los animales han perfeccionado perseguir y exterminar esta plaga de instinto mediocre humano, el miedo. Los filisteos y demás desertores han encendido todas las hogueras. Los judíos y su irremediable voz apagada guardan en secreto todas las claves de la kabala. Retar el mar es otra de las variantes del instinto humano, mirar frente a frente a todas las catástrofes. Despertar, implorar, aclamar. Una sola piedra puede hacernos naufragar. Pero recordemos que todo es simbólico, Freud estaría atento a cada uno de los intentos de no atrever a asumirse marica. Un Jodorowsky niño con la inseguridad de su sexualidad, un padre heredero de los crímenes estalinistas. Un niño perdido, las ideologías no alimentan el espíritu, las contaminan, las hacen grises, hacen perder nuestra seguridad e ingenuidad. Y siempre nos vemos crucificados, entre la violencia de las aves o el temblor de los peces. Siempre crucificados. Crucificados y amándonos de forma irremediable, amándonos con o sin temor, amándonos, crucificados y amando que es lo que más importa. Somos amantes, hijos y padres de nuestras madres. Los complejos edípicos, son siempre una forma de despedirnos de toda nuestra infancia.

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____________________________________ Ocio Hombres con muñones, desesperados sin ninguna carretera construida para sus destinos. Ellos igual retan toda religión, quieren más pólvora y miseria sobre sus espaldas, sobre los homúnculos que lucen desesperados entre sus axilas y pechos convulsionados de tanta injuria, son los hijos de Dios, de todos los dioses. Los que aún quieren ver, de forma triste e irremediable, quieren correr, pero solo les alcanza para rogar miseria y gatear sobre la sombra del mundo. El inquisidor siempre es el lado paterno de la historia, el que demuestra que la muerte solo es espanto y desolación, una señora vieja canosa y delgada, anémica enfermiza con olor a mierda. Mucha mierda. Solo recordemos a Jaime, el padre de Alejandro, forzando a asumir, que la muerte no existe, no importa el territorio por el que aún transita su hijo, la infancia. Él es el padre el nuevo dios que debe obedecer, ellos no existen, solo yo, solo tu padre, solo Dios, parece escucharse del eco fétido de su boca. Después de la muerte, uno solo halla putrefacción, olvido y lástima, por eso no existe. No debemos entregarnos a ideas que nos hagan padecer más de lo que en vida lo hicimos. Es un padre honesto, pero vulgar, no respeta la geometría de la inocencia, los ángulos y números de la infancia que nos hacen creer en estrellas y no en religiones, en árboles y no en ruinas, en aves y no en pólvora. Una madre solo reconoce al hijo por sus cabellos, por el olor transgénero de su personalidad. Aún no poseen el derecho de ser sexo. Los niños irremediablemente, extintos en el esplendor de la época se niegan a asumir un rol sexual en esta sociedad. El sistema, termina asumiéndose noche y lo abarca todo. Recordemos al niño Alejandro, cuando se anticipa e intuye que la oscuridad se lo está tragando todo, absolutamente todo, pero esa noche viene con la imagen de su madre. Dueña de su destino, dueña de la miseria y gloria de sus pecados, dueña del ejército de todos los miedos y miserias del espíritu.

Puedes leer más del autor en su sitio: http://ojos-de-videotape.blogspot.com

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____________________________________ Ocio Ciudad Sharet Ubaldo

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____________________________________ Ocio

Tuve un sueño donde podía ver mi futuro, ¿o sería mi realidad inmediata? Al menos sé que era azul. Como en casi todo sueño uno puede estar donde quiera y a mí me gusta estar arriba, sobrevolar y desde ahí poder ver lo que me rodea. La visión se trata de una ciudad, nada como su ruido, su hostilidad, sus miles de calles interminables y el impredecible destino que puede acogerte. Salir y ser rodeado por montones de construcciones de cemento, que si hay suerte habrán sido construidos en mejores épocas en las cuales se podía oler la historia en su infinidad de detalles. Estar a la expectativa de breves fragmentos, de historias que son fáciles de percibir al apenas rodear la acera. Esperar en la parada del autobús, ver sonreír a un par de personas a la distancia. Seguir e imaginar cada una de ellas y darles un giro inesperado (o no tanto), y para cuando me canse esperar con ansia el despertar de la ciudad como el de las nuevas historias, que con ansia habré de devorar…

Puedes conocer más de la autora en: www.mercadodemartes.com https://www.facebook.com/sharet.ubaldo

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____________________________________ Ocio Aquel que deseó ser libre A’lex Romira

¿Alguna vez has sentido que el tiempo se rompe ante ti? ¿Ha llegado el momento en el que te percatas que el mundo sigue corriendo, pero tú estás detenido dentro de él? ¿Alguna vez, en tus momentos más íntimos, al penetrar en lo más remoto de tus pensamientos, has sentido que lo intangible cobra forma? ¿Qué lo ilógico es cada vez más coherente? ¿Qué la utopía es tan solo el comienzo de una nueva realidad? ¿Has siquiera imaginado como sería hoy la vida si viajáramos al pasado y cambiáramos un detalle, por mínimo que éste sea? Si te has sentido así, estoy seguro de que tú puedes entenderme; porque yo llevo dentro de mí los secretos que tú también guardas. Yo también dejo volar mi mente ante el ínfimo detalle que pueda encontrar en una situación. Es por eso que hoy me decido a escribir, para que mis pensamientos puedan personificarse en los tuyos, para que puedas entender mi filosofía. Solo hace falta que prestes atención, para que entonces este mundo desaparezca y mi universo cobre forma a lo largo de las letras… Fue aquella noche que comenzó todo, lo recuerdo muy bien. Estaba solamente yo, y podía escuchar el silencio. Sentado en aquella vieja silla, esperando que llegara el momento para que todo se incorporara y adoptara un sentido, quebrantando así el tiempo que me perseguía incesantemente. Inspiré un poco de aire, la impaciencia me estaba matando; pero sabía que tenía que esperar, que solo así valdría la pena. Exhalé lentamente… mi suspiro terminó con el silencio por tan solo unos segundos, sonando más fuerte que nunca. Cuando éste terminó, el sigilo se adueñó nuevamente del ambiente. Era tan imponente que resultaba obvia

mi insignificancia ante él.

Entonces cerré mis ojos. Podía sentir el latir de mi corazón que cada vez parecía más intenso. Sí; todo estaba empezando. Recuerdo que sonreí plenamente, con los ojos aún cerrados. Llegaba a mí esa paz absoluta, aquella circunstancia que no era más que mía. Me percaté que ése era el instante para comenzar a preguntarme cosas, por muy ilógicas que aparentaran ser, pues ya no había marcha atrás, y ahora todo encontraría su orden absoluto. Posteriormente, cual estrella fugaz que llega súbitamente a un solitario cielo, iluminando así todas sus penumbras, surgió en mi cerebro la idea de “libertad”; aún ahora me es difícil entenderla por completo. Pero aquella noche, la imaginación se convirtió en realidad, el tiempo había parado su

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____________________________________ Ocio marcha, y solo existíamos el silencio y yo. Fue así como me asaltaron las cuestiones, gritando implacablemente en mi cabeza. Lentamente, cada idea tomó forma, apareciendo ante mí más claras que nunca. Y concluí infinitas respuestas. Es irónico, ¿no crees? Que hoy en día muchos hablen de libertad, pero es una idea cada vez más turbia. Porque nos enseñan cómo pensar, nos enseñan cómo pertenecer a algo. Pero, ¿en qué momento esa lección se convierte en una cárcel? ¿Qué sucede si no estamos de acuerdo? ¿Somos aceptados por aquellos que dominan el mundo? Sé que puede parecer una rebeldía, pero para muchas personas, simplemente para gente como tú y yo, esa “rebeldía” que muchos maldicen es un grito para buscar la manera de volar. Estoy consciente de igual manera que el mundo no cambia en cuestión de días, pero irrefutable es la idea de que la vida no es estática. Aquella noche entendí que no toda la gente puede pensar que nuestra manera de vivir será solo parte de la historia algún día. Posiblemente se recordarán nuestras costumbres, nuestra política e incluso nuestra religión. Pero exclusivamente será eso: el pasado que construyó el presente. Y así la vida seguirá en constante cambio, quedando nosotros cada vez más olvidados en la eterna tumba del tiempo. También a mí me aterró alguna vez pensar que no somos perpetuos. Es por eso que para muchos existen las utopías; el sueño de un mundo mejor. Pero yo me decido a creer que, en cierto momento, esas utopías se convertirán en realidad. Y que pensando así, es como logro sentirme libre. Es así como la vida encuentra un sentido. ¿Has pensado cómo nos imaginaban los individuos de antes? ¿Crees que suponían a la sociedad como hoy la conocemos? Si pudiésemos tan solo regresar en el tiempo y entender cada detalle que existía en ese momento, tal vez podríamos encontrar la respuesta a lo que hoy resulta impensable. Definitivamente aquella noche el tiempo se averió; o al menos lo hizo para mí. Porque ya no me resultaban urgentes los segundos, ni pensaba en las cosas que tendría que hacer al salir el sol. No me preocupaba por la eterna condena del tiempo, a la cual tienes que aferrarte para poder seguir existiendo, para no perder la noción de las cosas. Aquella noche yo solo quería entender, pues todo se incorporaba en mi mente. Porque no existían utopías, era impensable el sospechar algo imposible. Recuerdo muy bien que esa noche yo soñaba despierto y adentrado en mi mente sentía que volaba, que podía ver cómo sería el mundo mañana si cambiáramos unos detalles hoy. Así que me decidí a escribir, pues creo que las letras inmortalizan a la gente y hacen eternos los pensamientos. Una vez que dejas volar tu mente, te das cuenta de que en esos instantes eres libre. Porque tú decides como pensar, más allá de esa

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____________________________________ Ocio cárcel que te encierra al decirte que el mundo es de una forma, y no podemos hacer nada al respecto. Encontré aquello que me hace sentir vivo; que prende en mi esa fogata que urgentemente pedía fuego. Entendí al fin que, al pensar y escribir, y así compartir con la gente lo que concibo, puedo dejar atrás lo absurdo, puedo darle sentido a lo ilógico… Estoy seguro que tú también has encontrado tu medio. Porque tú eres como yo, decidiste pensar libremente e inmortalizar lo que tanto te apasiona. Por eso quise escribirte, pues tú también encontraste coherencia ante lo absurdo. ¿Sabes que es lo mejor? Que aquella apasionante noche en donde solo existíamos el silencio y yo, y el silencio se convertía en ideas, y las ideas en mundos fantásticos, comprendí que algún día encontraremos algo que nos haga sentir libres a todos. Que esa libertad reinará sobre las demás cosas, trayendo consigo la paz. El mundo no siempre estuvo en guerra; siento que la misma guerra es esa búsqueda mal dirigida para encontrar la libertad. Sé que llegará ese momento, no me importa cuántos años se tengan que esperar. Yo ya no estaré aquí, eso es algo más que seguro. Porque apenas estamos empezando a entender la vida. Pero quedarán mis letras, y dentro de estas me encontraré yo. ¿Tú crees lo mismo? ¿Qué llegará algo que nos brinde un sentimiento en común a todos? Incluso puede ser que ya exista, pero no muchos lo entiendan. O puede ser que siempre haya existido, y alguien haya cometido el pecado de ocultarlo. Tal vez esto de lo que te hablo, sea algo similar a aquella noche. En donde las ideas se transforman en universos. En donde sentimos que el tiempo se rompe. En donde expresamos una sonrisa. En donde solo queremos estar en paz con todo. En donde dejamos volar a nuestra mente, encontrando así sensaciones que antes creíamos imposibles… no; que más bien ni siquiera habíamos imaginado. Estoy convencido de que tú también has tenido noches como aquella, en las que te sientes realmente libre, rompiendo con todas las cadenas del mundo. Y así como tú y yo, sé que existen muchos más. Porque es algo que no puedes expresar en palabras, ¿no crees? Esos días tan mágicos en los que lo único que quieres es ser libre de nuevo…

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____________________________________ Ocio Mujer-es somos (ixukotik) * Luz Contreras * Aunque presentada en forma de texto, la siguiente colaboración fue concebida originalmente para expresarse como palabra hablada.

Juicios arbitrarios, cruces, miseria, indiferencia, heridas, inferioridad ontológica creada por sus falsas ideas de mi cuerpo; poder de Estado, instituciones, vieja autoridad moral, educación oficial obsoleta, pinturas eróticas, asaltos a mi integridad transgredida; contusiones político-sociales que un día nos van a rebasar si no las visibilizamos. Shhh cuidadito… no somos lo que el machismo nos impone, somos lo que no deseas ver. No me digas que me calle para verme bonita, que no use falda y no enseñe demasiado los senos. Que hable bajito y me dé a respetar… grito los reproches a tu moda como mecanismo de dominación. Algunos salen a la calle y promueven consignas revolucionarias, llegan a casa y exigen a “su” mujer que le sirva el plato. Machito de izquierda o machito de derecha, ¿dónde está la diferencia? Me nombran “puta” en sentido despectivo por decidir sobre mi cuerpo, y si un hombre disfruta de su cuerpo lo naturalizan. ¡Putas somos todas! Mi cuerpo no es tu territorio. ¿Cómo no se dan cuenta? En el espacio íntimo y en el público tendremos que reconocer la violencia del patriarcado. Insisten en culparnos de las agresiones. Violencia discursiva, física, sexual y judicial. La mujer no es figura de servidumbre, ni somos domesticadas… tan insumisas, tan incorrectas, tan irreverentes y bellas necias… vivimos en otro tiempo, en otro modo: uno imperfecto. Colonizaron nuestros saberes y así de violenta fue la colonización de nuestros deseos, de nuestro cuerpo… absurdos juicios de nuestro vientre como objeto, viendo en nosotras una maternidad forzosa y abnegada, diciéndonos qué es bello, qué es bueno y qué esperan que seamos. Quieren que seamos la carnada de la clase política en sus juegos de poder, somos las mujeres con rostro y corazón de Ciudad Juárez, torturadas, desaparecidas; somos las mujeres encarceladas por luchar y como Isabel Almaraz Matías, vivimos la cárcel del dolor. Somos cuerpos en frontera, las mujeres explotadas en maquilas. Y nos culpan a

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____________________________________ Ocio nosotras de ser violadas, reclaman nuestro sexo como mercancía, como un botín en esta guerra. Mujer no es ser un número más en los feminicidios, una más en la lista de un burócrata, no la mansa ni la azotada, jamás otra vez la descuartizada de las orillas de Ecatepec, nunca más la que sale a la calle con las esperanzas arrancadas. Me opongo a ser la que no tiene que cuestionar a papá, que no puede salir de casa sin alguien. No acepto que a mi madre la llamen “mamá y papá”, vomitando el imaginario que sin papá la mamá no puede educar, como si fuese un signo de debilidad. Ella está completa, durante años hemos aprendido a ser compañeras. Mujeres negras, obreras, campesinas, madres, poetas, estudiantes, artesanas, raperas, grafitteras, mecánicas, chamanas, costureras, las invisibilizadas en el hogar, mujer-es construirse en colectividad. Cuestionando, denunciando, caminando, hablando, peleando; así subvertimos sus tácticas de control. No queremos subordinación a sus instituciones, no nos esperen sumisas; nos creamos desde nuestra diferencia, una otredad tan fuerte y grande como la de un cielo, entre luz y negritud. Soy compañera, amiga, hermana, humana.

Contra sus valores

hegemónicos, blanqueados, renegamos como sujetos epistémicos y desobedientes. Mi identidad es comunitaria, no eurocéntrica, una liberación desde lo íntimo pero no individualista. Mujeres indígenas, interlocutoras que hacen no desde un Yo sino desde un nosotras. Reconozco las luchas ganadas de mis hermanas, pero cuestionamos la supuesta imposibilidad de actuar desde otras geografías. Mujer-es sin predeterminación. Mujer-es somos con sangre y fuerza del sol nuevo. Mujer de rayo, mujer-es somos de vida y fuego, nacimos libres, salvajes, sin rumbo pero con muchos sueños. Mujer-es construirnos en amor decolonial, complementario; des-aprendemos formas para aprender nuevas relaciones, des-naturalizamos miseria y violencia para ser vida. Somos iguales porque somos diferentes, nos complementamos, sin la otra y el otro no soy. Soy mujer negra cimarrona, combativa, la que no esperó a que la liberaran y contribuyó a la finalización del sistema esclavista con piedra y machete. Somos Nanny de Jamaica, sin miedo y combativa. Me identifico en la mujer guerrillera, resurgiendo en un amanecer entre neblina e incertidumbre hace 20 años ya, que dio su vida por una posibilidad. Las mujeres resistimos en la selva, en montañas y en las calles, en

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____________________________________ Ocio las letras y en el arte. Traigo paso firme como el que la comandanta Ramona marcó, la fuerza de la palabra como Angela Davis, ¡Atentos! nadie nos abrió espacio ni nos concedió nuestra liberación, nosotras ejercemos por cuenta propia nuestro derecho legítimo a participar. Dos pasos a las raíces de la mujer originaria que en cada actividad nos enseña a crecer. Soy la misma prieta que anda descalza… a la que quisieron robarle el canto, la que huele a leña. Llevo la rabia de la mujer indígena desalojada por vender su cosecha en banquetas. Protestamos en contra de la explotación de la tierra, es un cuerpo con vida, es el cuerpo de todas. Oposición construida desde la lengua, una vinculación fuerte con jnantik lu’um: nuestra madre tierra en tojolabal. El sistema machista patriarcal difunde la idea de que el cuerpo de una mujer puede ser sometido y que entonces también la madre tierra puede ser violentada y vendida. Mujer-es somos una misma entre cuerpo y tierra; alimentadas por el agua y resistiendo ante una estructura vertical. Soy un dolor dentro de mí, que se crece en lo cercano y se aferra aún en lo más profundo de la tierra. Me reivindico como mujer y como pueblo. Nos fortalecemos entre nosotras, somos siendo alter-nativa en esta lucha. Si no somos bellas a sus ojos, entonces nos hacen razón de la intensificación de los etnofeminicidios. No soy la mujer blanca de clase alta, soy la pequeña morena que nació abajo. Vivo en una triple realidad. Mi trabajo es igual de digno que el tuyo, corto maíz, hago tortillas y pozol, tejemos con estas manos telas y proyectos. Una mano peleando contra el sistema y la otra cosechando vida con sabor a café. Dos puños y un verso trenzado que teje un tik a diario, un nosotras que aporta. Sí, mis ideas aportan, mi filosofar autodidacta encarna en cuerpo y reconstruye conocimiento. Ya no más una flor marchita, manipulada y normalizada, sí cada día una ceiba con raíces abajo y a la izquierda como el que las ancianas llevan en el corazón; rodeada de flores, aun sobre concreto, siendo desde la alegre rebeldía. No es apología de mi figura, los de arriba silencian a la mujer en un museo, las de abajo hablamos de nosotras desde la memoria colectiva y en las actividades emancipadoras cotidianas, reivindicamos el legado de otras lenguas, de otros mundos…

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____________________________________ Ocio Postal de cierta Islandia Martín Andén

Parece que el tiempo recomienza sin cesar aquí, en las afueras del mundo. También la vida puede florecer en los rincones, incluso parecer más pura. Si la sangre se origina dentro de los huesos, en la médula ósea, entonces se podría decir que en los glaciares de Islandia se origina el líquido vital que recorre la superficie de la tierra vivificándola, nutriéndola. Fue en ese territorio inmaculado donde arribaron insólitos colonos, seres errantes provenientes del norte de Europa, dispuestos a habitar aquello que era inhóspito a los ojos de los ángeles, atraídos por el rostro inmemorial, carente de promesas, de ese lugar de sublime hostilidad donde apenas llegar dijeron “esto vale para la humanidad”, guiados solo por la persistencia de su propia hambre, dispuestos a prosperar con la cabeza en alto. Desde entonces no podemos entender el inicio de la épica moderna sin regresar a aquellos héroes retratados en las sagas medievales, hombres pertinaces que se equiparan a sus propias deidades en cuanto a virtud, valor y fuerza se refiere. Al recorrer los fiordos, cascadas y glaciares, no puedo evitar imaginarlos, aun cuando se podría decir que yacen sepultados por las arenas del tiempo, al igual que sus numerosas haciendas costeras cuyas naves belicosas alguna vez hibernaron sobre hileras de troncos, en espera del regreso de su formidable campeón que izando sus velas emprendiera nuevamente el viaje, ahora hacia el continente, en busca de peligros que le dieran fama y fortuna eternas. También están los valles, pastoreados aquí y allá por algunas cabezas de ganado, cuyos lejanos antepasados fueron mudos testigos de gestas sin par, donde la decisiva presencia de los mejores guerreros quedó inmortalizada cuando ejecutaron hazañas sorprendentes a punta de lanza y espada, haciendo que cayeran cientos de enemigos, y así su nombre quedara unido para siempre al del lugar que de ello fuera mudo testigo.

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____________________________________ Ocio Se puede todavía galopar sobre un gallardo cimarrón al pie de majestuosas montañas y al borde de barrancos, lugares todos donde puede uno encontrarse a la fylgja 1 que le anuncie su destino, como cuando caravanas de hombres libres transitaban por allí en su regreso del thing2. Al llegar traían consigo bienes preciosos, algunos comprados, otros ganados como compensación en alguna disputa legal, todos destinados a enriquecer las habitaciones de casas cuyos tejados de dos aguas tocaban el suelo. Esposas, hijas y siervos les salían felices al reencuentro que marcaba el fin de una larga ausencia, así como el próximo comienzo del invierno, que se anunciaba en forma de furiosos ventarrones y tormentas que hacían resonar la tierra. No obstante, el más grande tesoro que traían era otro: el alma pertinaz enriquecida por las propias vivencias y las noticias conocidas por boca de otros hombres se descargaba en la solaz asamblea familiar dentro de la granja, en forma de relatos que se iban hilando continuamente para al paso de las generaciones ser transmitidas en forma de textos y narraciones orales, que tejieron un gigantesco lienzo colectivo de bellas formas y colores, herencia orgullosa de la nación islandesa. En algunas de las pocas granjas que sobreviven en la Islandia contemporánea, esas cuya arquitectura ha cambiado notablemente, todavía subsisten esos relatos, narrados con pasión y en voz alta por hombres de idéntica, blanca tez. Son historias que honran la memoria de los tiempos paganos habitados por personajes cuya viveza refulge ante el fuego de la chimenea. Al caer la oscuridad en la intimidad de esos lugares humildes, inmersos también en otra noche, la de los tiempos, podemos evocar la complejidad de las enseñanzas que aquellos personajes de las sagas nos legaron, todas las cuales convergen, palpitantes, en el misterio indescifrable que encierra la propia, la única, la breve vida. La nuestra. Pudiera decirse que todo lugar que consigue estas cosas bien merece, a su vez, que su memoria persista entre los hombres de siglos venideros.

1

Era, de acuerdo a la mitología nórdica, una criatura sobrenatural que acompañaba a una persona. Generalmente aparecía en la forma de un animal, que se creía correspondía con el carácter de la persona o estilo de vida por lo que era probablemente concebido como el alma de la persona que se separaba del cuerpo. Un hombre guerrero consecuentemente tenía por ejemplo un lobo o un oso por fylgja. Éstas aparecían durante el sueño, pero las sagas relatan que podían aparecer cuando una persona estaba despierta. Ver la propia era un presagio de muerte. 2 Era la asamblea de gobierno en la Islandia pagana, adonde acudían todos los hombres libres de las comunidades para resolver los pleitos generados entre los distintos clanes, y fungía como una estructura equilibrada necesaria para reducir los feudos tribales y evitar el caos social que propiciaba la costumbre de que los miembros de un clan estaban obligados a vengar los daños contra sus parientes muertos o mutilados.

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____________________________________ Ocio Srita. Luna Sr. Zurita

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Desvelos de madrugada E insulsas promesas de amor Sueños húmedos en flor Sumergidos en la nada.

Son las galletas de alguna Siniestra mujer en velo Blanca silueta del cielo Es la señorita Luna.

Puedes ver más de la obra del autor en: https://www.facebook.com/senorzurita

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Ocio Proyecto digital de distribución gratuita en línea, creado por jóvenes universitarios con la finalidad de dar a conocer sus ideas al público interesado en la literatura, el arte y las ciencias.

CONVOCA: A todos aquellos interesados en escribir, ilustrar, cuestionar, reflexionar e imaginar sobre su realidad cotidiana a participar como colaboradores del segundo número de la revista. Buscamos originalidad antes que imitación, claridad antes que confusión, lo concreto por sobre lo impreciso. En Revista Ocio pretendemos recrearnos en la palabra y en la imagen, sin caer en la solemnidad, la vanidad o la sabihondez. Si estás interesado en colaborar, puedes enviar cualquiera de los siguientes formatos:

Cuento Ensayo Poesía Artículo Crónica Reseña Entrevista

1-5 cuartillas 3-5 cuartillas 1-3 cuartillas 2-4 cuartillas 1-3 cuartillas 1-2 cuartillas 2-4 cuartillas

Reportaje Caricatura Historieta Ilustración Fotografía Foto-reportaje Aforismo

1-3 cuartillas 1 cuartilla 1 cuartilla 1 cuartilla 1 cuartilla 1-3 cuartillas 1 cuartilla

En formato Arial 11, espaciado 1.5, con la extensión de archivo .doc si es de texto o .jpg/ .png si es imagen (en cuyo caso acompañar con una breve descripción en texto) respetando el límite de extensión indicado Incluyendo tu nombre, un seudónimo, cuenta de facebook, twitter o whatsapp (según sea el caso con el que cuentes) a la siguiente dirección de correo electrónico: contacto.ociosos@gmail.com Plazo para recepción de propuestas: del viernes 19 de septiembre al domingo 12 de octubre de 2014 Fecha de la publicación de la revista: Miércoles 17 de octubre de 2014

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