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Ficción
CONFECCIONES
David Parra
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1. Recordar, ya sea como acto voluntario o involuntario, es también –y quizás, sobre todo– un ejercicio de confección. Con mi mamá, mi papá y mi hermano, vivimos en una pieza, en la casa de mi abuela. Era una casa de madera, donde mi abuela se dedicaba a la costura. Recuerdo el sonido de la máquina de coser, la vibración en el ensamblaje de madera.
2. Con la máquina de coser unía los géneros. Los géneros estaban tirados en el suelo, sobre la mesa, en los muebles. Moldes y géneros, tirados, desordenados, mezclados. La caja metálica de los botones y alfileres, donde a veces metía mi mano, para buscar algo intentando no pincharme. El sonido caótico de los botones. De pronto, del desorden, emergía resplandeciente un traje. Un traje compuesto, cosido, ordenado y limpio. Casi siempre trajes que eran para otros.
3. Mi abuela dormía con su madre, en la pieza contigua. Anita y Dominga. Dos abuelas, dos madres. Los ronquidos de mis abuelas en la noche. Recuerdo enunciados sueltos: “Romántica, es tu mejor compañía de verdad…”, sonaba en la radio que mi abuela tenía sobre el refrigerador en la cocina. Románticos fuimos todos. En la cocina, con el té. La tetera ebullendo. Antes de ir a coser, en “los talleres del alma”, mi abuela: romántica.
4. Intento reconstruir la higuera que estaba junto a la cocina. El marco de la ventana, por la que apenas entra un poco de luz, permite recortar un trozo de verdor que, junto al deslustrado café oscuro de las paredes de madera, componen un extraño contraste, intenso. La voz de mi abuela, suave y delicada, componen una sustancia sonora indistinguible junto con el sonido del refrigerador. Intento reconstruir la impresión de una intensidad de la realidad sobre un cuerpo. El cariño, la calidez, el cobijo. El instante de una imagen que se mueve lentamente, casi suspendida, por siempre: la luz cálida que golpea los muros de madera, café oscuro, ahora brillantes
muros de madera, café oscuro, ahora brillantes por el efecto de la luz. La noche afuera en la estrecha calle Concepción. La noche que disuelve el recuerdo.
5. Sé, lo sé muy bien, no hay reconstrucción posible, solo el anhelo que se desliza por el desfiladero de las palabras; lo sé muy bien, pero sin embargo, esta insistencia de coser con palabras.
6. Unos muros de concreto, unidos por una vieja y ruidosa puerta metálica, separaban la casa de mi abuela de la calle Concepción. El crujir de los metales de la puerta cada vez que se abría anunciaba la llegada de alguien conocido.
7. El peligro acechaba cuando la puerta se abría y apenas sonaba. Alguien entraba con demasiado cuidado. El lobo que amenazaba con echar abajo –de un soplido– la casa de madera. El lobo que devora los recuerdos. El miedo, la prohibición, de mirar hacia el pasado y quedar hecho sal.
8. Quizás la relación con los recuerdos impone la tarea de imaginar un inventario de lo sensible, rastrear todas aquellas contigüidades que el primer relato que la memoria impone amenaza con recubrir. Encontrar resonancias inéditas donde otras historias puedan aparecer. Otros modos de ir y venir de la memoria: descoser un traje, rehacerlo, volver a recomponerse.
9. Éramos mi hermano, mis cinco primos, dos primos-tíos, mi papá, mi mamá, mis abuelas y una tía. Unos dentro de la casa, otros más distantes. Todo se mezclaba adentro: los géneros, la ropa, los trajes. Nos cosía la ropa para no estar –¿o ser?– rotos. El deseo de coser: punzar y zurcir la realidad. Recomponer lo que nunca estuvo junto; separar lo que siempre estuvo mezclado.
10. Leo que murió Tamara Kamenszain. Releo estos versos: “Para armar un libro hay que hacer como las modistas que cosen siempre del lado de adentro y cuando dan vuelta la tela esas costuras que ellas trabajaron confiadas desaparecen para dejar ver un aceptable lado de afuera”.
11. Sentado aquí, recupero, poco a poco, el sentido de la concreción indiferente de la realidad de las cosas; regreso, de los otros lados de la memoria, para constatar, una vez más, que ya nos dejaste para siempre, abuela amada. Y nos dejaste para siempre, también, la posibilidad de suturar los recortes del dolor sobre el tejido del cuerpo sensible. Y es esa tu mayor grandeza: nos enseñaste a confeccionar el duelo.
UFO
Sueños y premoniciones
UFO es un grupo de muralistas y grafiteros conformado en el año 2015 en la zona sur de Santiago. Su trabajo está enmarcado en la continuación del delegado de Edmilson Mosca, quien les introdujo el trabajo que se desarrolló en las brigadas paralelas anarquistas durante los años 60 y 70; apuesta más subversiva que las brigadas oficiales de izquierda, donde además de muralistas, existían expresiones gráficas como fanzines, folletos y bandas de música.
Todo ese trabajo quedó eclipsado por las brigadas de propaganda y muralismo más reconocidas. El grupo UFO no sólo involucra a pintores, sino que también funciona como red, donde podemos encontrar poetas, músicos y artistas multidisciplinarios que colaboran de diversas maneras con el proyecto. Además de la pintura, han realizado las películas Señor Blanco y Bultisam y cuentan con un espacio de comunicación y difusión contracultural llamado Pan Verde Fanzine.
Cansados del discurso formal y los símbolos clásicos, unieron sus imaginarios y perspectiva de vida con el graffiti y el mural, narrando los sucesos vividos en los sectores marginales de la ciudad, o de lo que ellos acuñan como interzona, que es todo lo que está fuera de la zona de confort o el ultra margen. Idea que señalan haber extraído de la literatura; en especial del poeta Juan Carreño, del cual son lectores y quien habla de este concepto en su libro Budnik.
SAMUEL SUMAK Exposición UFO
En el año 1991, Samuel Sumak abandona la vida ciudadana tras una revelación espiritual que lo lleva a renunciar al mundo instaurado por la tecnocracia y la modernidad y refugiarse en un ruco ubicado en el paradero 22 de Av. Santa Rosa con Tomé, adoptando la vida de vagabundo.
Samuel Sumak fue un artista gráfico de periódicos y fanzines en dictadura, además participó en las brigadas muralistas durante los 70’s, desarrollando su trabajo en las guerrillas gráficas de la época. Llegó a ser el primer operario de la imprenta Offset, regalo que el pintor surrealista Roberto Matta dejó en manos de las juventudes creativas del grupo contracultural “La Masa”. Este grupo contaba con miembros vinculados a la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), miembros insurgentes de las BRP, cineastas y fotógrafos populares. Esta exposición se centra en los sueños y premoniciones que Samuel Sumak relatará al grupo UFO, respecto al presente y futuro del denominado Street Art en Chile. Una visión extrema y grotesca, que gira en torno a los gendarmes del arte, sus agentes vampirescos y la lucha de un pueblo contra las bestias de la dominación del capital.
Tríptico Samuel Sumak Exposición galería art dealers Noviembre 2022
Fósil Humano 2 Departamental con Vicuña Mackenna 2015
Samuel confidenció al grupo UFO sus pensamientos y críticas más profundas en contra de un sistema sociocultural y político, entrelazado con profecías bíblicas desarrolladas en paisajes distópicos. Motivando así al grupo a interpretar estas imágenes en un tríptico de 3,20 x 1,60 mts, realizados durante el año 2020 y 2021. Un trabajo pictórico, nutrido por las diversas manos e improntas de los miembros; gran ejercicio mancomunado del imaginario y la técnica UFO.
Sin duda, dentro de esta obra, pareciera no haber salida de un extenso sueño que nos mantiene en constantes aprietos e incertidumbre circular de este acontecer apocalíptico. Sin embargo, el humor de ciertos espacios y acciones de esta exposición nos invita a reflexionar y a buscar en cada detalle una idea, una gesto divino que nos conecte con ese otro tiempo. Un rostro que espera la nieve, una nave que nunca despegó, el autoexilio de Samuel alejándose de las convenciones sociales y estructuras de poder para encontrar en su ruco la poesía que quiere emerger.
Queremos recordar lo que anoche soñamos Acrílico, spray y tintas sobre tela
Graffiti y personaje UFO en la exposición Samuel Sumak Noviembre 2021