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ARTE SEILA OCHANDIANO
Seila Ochandiano El rayo azul.
Texto y retrato: Antonio Terán y Pando
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Érase un atrio de bambú y bajo un dintel de tiza está Seila. Seila Ochandiano, pintora. Que ya es decir, en tiempos de potajes prosaicos y substancias untuosas extremadamente terrenales. Y te presentas ante ella y sucumbes a la mirada panterina de sus ojos: el rayo azul. Quiso ser bailarina. Pero avatares la llevaron a descubrir desde muy pequeña una inclinación plástica.
-“Dos recuerdos, de cuando tenía tres o cuatro años. Uno, que podía escribir sin saber leer. Es decir yo dibujaba las letras. El otro… yo estaba en la cama y de pronto “vi” un árbol. Y, entonces, con la mano comencé a dibujar el árbol…pero no era un palo y una bola, era un árbol…con sus ramas, sus formas…”
Así dispuesta, Seila, anuncia a su familia, como un heraldo, que sabe dibujar.
Con 16 años no puede concurrir a la Escuela de Bellas Artes, pues había que tener 18, toda vez que se dibujaban desnudos del natural y eso era tabú para cualquiera sabe para quién.
Seila ríe y el rayo azul traspasa el éter, vívido. Seila Ochandiano
pastel. Y para alguien vivaracho como ella, quizá la auto-enseñanza, sea una elección correcta. Instiga al aire con su dicción y disuelve el espacio entre el entrevistador y ella, tan azul.
La pregunto por su botánica. Y me confirma que sí, que la Naturaleza la inspira enormemente.
Se hace Arquitecta de Interiores, una completa carrera multidisciplinar. Trabajó en proyectos, ideas y arquitecturas pero la vivacidad de su espíritu hecho de bramante, no se conforma.
-“Hacía perspectivas para los arquitectos, para los catálogos…con acuarelas, aerógrafo…era muy estresante, pero lo pagaban muy bien…Pero empezaron los ordenadores y eso no era lo mío” -“ De hecho tengo varios cuadros pintados directamente, en el sitio, a “plein air”…”
-“He pintado de todo…Bodegón…e incluso he explorado la abstracción”
A la pregunta de que si se considera una hiperrealista, el rayo azul, es tajante:
-“No. Es todo fotografía, muy lento, mucha veladura… No, yo tardo razonablemente en terminar mis obras, pero el hiperrealismo es…demasiado.”
Del naranja al amarillo Y es curioso, que aun mostrando una extraordinaria destreza, su pintura siempre es evocadora, no busca el símil del objeto, paisaje o figura. Da una sensación de flotabilidad y simbolismo entrevisto a través de la urdimbre del lienzo o el poro vascular de la madera.
Cuando observen un lirio o un limonero de Seila Ochandiano, percibirán un extraño fulgor, un tremor que es arcaico, quizá venga desde su cama infantil y aquel árbol fabuloso, aquella aparición taumatúrgica. Seila pinta muy bien, eso es un axioma. Pero, su obra es simbolista en la fuente, que no en la forma.
-“El primer referente que me impresionaba era El Bosco…mi padre me regaló un tratado de pintura y me impresionó mucho Kandinsky.”
Seila es de gestos y de silencios fluctuantes, que por desgracia, este humilde entrevistador no puede, no sabe transmitir. Como tiene estructura de mimbre, invencible, Seila pinta lo que quiere y sabe muy bien lo que quiere, en cada momento inspirativo.
-“De Kandinsky no era su pintura como plástica lo que me impresionaba, era lo que esa pintura transmitía”
Y Seila, lee a Kandinsky.
Le gusta Jaume Plensa. Pero también Zóbel. Y encuentra sosiego en la abstracción, tanto pictórica como escultórica
-“Se me ha puesto la carne de gallina, hablar de Zóbel”
y en su movimiento perpetuo, el rayo azul, cizalla el horizonte.
-“Me encuentro cómoda cuando invento. Es decir, mis cuadros representan la realidad, pero cuando invento la realidad es cuando más disfruto. ¿Ves? (y me muestra un tronco en su color pero orlado de rojo fuego) ¡Es inventado!...”
Si, se trata de la creatividad, ese arcano intelectual. Seila crea y le es beneficioso. Me comenta el éxito comercial de sus cuadros del desierto, imágenes realistas pero en flotación, que le da el encanto. Seila desubica los frutos, las flores y los troncos y crea otro Universo.
Propietaria de premios (BMW de Pintura, Penagos de Dibujo y muchos más), con exposiciones numerosas en su haber, no se engríe con su éxito. No tiene tiempo para esas vulgaridades, vivaz e inquieta, es demasiado elegante.
Oleó tabla 60X60 Soles de invierno
-“No me gusta la novela. Prefiero la literatura que me aporte conocimiento…las biografías por ejemplo. Hoy en día no puedo perder tiempo… ¡No tengo tiempo!”
No sé si aplicar a Ochandiano aquel oxímoron griego, que en latín es “Festina lente”, es decir “Apresúrate despacio”. Y no lo sé, porque Seila devora el devenir.
-“ La pintura es algo de dentro, algo que sale de dentro e intentas transmitir…Hay artistas que pintan para…vender.”
Seila encuentra en la plástica un compromiso intelectual más interno y más intenso.
-“No lo sé…No sé si naces con la creatividad…Mi abuela, un día sufrió un accidente doméstico, de cierta gravedad, y cuando se recuperó comenzó a escribir sonetos…Hasta a Ataúlfo Argenta, le escribió un soneto…Bueno, algo la pasó que despertó en ella una creatividad hasta entonces oculta”
-“A veces la creatividad la tenemos bloqueada”
Y, si, un suceso de cualquier naturaleza la libera. Ese suceso puede ser el hecho mágico de nacer.
Seila pasó una infancia y adolescencia en Madrid y lo recuerda con mucho cariño. Una casa repleta de familiares, según me cuenta, era una existencia efervescente A Seila la gusta el óleo sobre tabla.
-“Es más lisa…yo hago óleos como acuarelas, no empastaba. Y no me gustaba el resultado. Ya he aprendido a empastar y
Oleó tabla 130X150 Oleó lienzo 180x180
ahora ya disfruto…Claro, cuando eres autodidacta, vas enseñándote…Pero llevo años asistiendo a cursos de verano de diferentes disciplinas…Aprendí pastel y ahora me encanta.”
Texto y retrato: Antonio Terán y Pando
Durante la pandemia, el rayo azul, sufrió. Su ímpetu y su ilusión pictórica se vio afectada. Pero en un crisol como el suyo, no se apaga la brasa del arte tan fácilmente. Su hogar es su exposición permanente, su estudio es luminoso y ordenado. Rosas gigantes, uvas horizontales y paisajes heteróclitos acompañan al visitante. De pronto la silueta de la perla negra, la revista de Franco María Ricci, asoma tras volúmenes de Taschen, grandes formatos se apoyan en el suelo, esos formatos que tanto la gustan a Seila Ochandiano. Abandono su colección permanente, atravieso el bambú y al alejarme siento, como un suave chasquido a mi espalda. Es la mirada panterina, es el cálido rayo azul de Seila, la pintora, que me despide ingrávida.
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Para coronar este brindis, qué mejor que hacerlo con el vino de una de las mejores bodegas del mundo: BODEGAS VALDUERO. Valduero es una de las precursoras en el uso de esta variedad dentro de la Ribera de Duero, porque hasta 2019, no fue autorizada en la D.O.
Esta impresionante cava, situada en plena Ribera del Duero, concretamente en el término de Gumiel del Mercado, en la provincia de Burgos, se rodea de 125 hectáreas de viñedos de su propiedad.
Uno de los mandamientos de Bodegas VALDUERO, es respetar el entorno, integrándose en el paisaje con sus tres túneles.
La bodega nace en 1984 de manos de D. Gregorio García Álvarez, con una pequeña cripta en el mismo pueblo de Gumiel del Mercado. Con el tiempo, tras la experiencia de producir caldos para la cooperativa del municipio, comenzó a comprar para probar por sí mismo. Los túneles, son una de sus señas de identidad. A cinco metros de profundidad, es donde se realizan las diferentes fases de elaboración de los caldos, consiguiendo mantener una temperatura constante todo el año con “cero gasto energético”.
Aparte de los túneles, la bodega tiene la cueva, horadada bajo la montaña. En este lugar es donde reposan las barricas para el envejecimiento de los “Reservas” y “Grandes Reservas”, un sitio con la humedad perfecta y temperatura constante, donde pasear es un disfrute para la mente y los sentidos, con el increíble olor a roble que desprende la madera de las barricas.
Hoy en día, Valduero está dirigida por sus hijas Yolanda y Carolina (Enóloga y Directora Técnica y Directora Comercial, respectivamente) un fabuloso tándem, que tras mucho trabajo, dedicación y mimo en lo que hacen, han encumbrado la bodega.
Los viñedos rodean el lugar. La producción mayoritaria es uva tempranillo, pero en su afán por dar pasos hacia adelante, retomaron desde sus inicios una pequeña producción de Albillo Mayor (uva blanca). Valduero también está con el arte. Todos los años organiza un concurso de la disciplina plástica junto a la Universidad Complutense de Madrid. Es uno de los rincones que más sorprende. En sus túneles se encuentra un pequeño museo donde se exponen las piezas ganadoras.
Solo quedaría elegir el néctar que acompañe mejor a la ocasión que nos reúne y brindar con él, o por él.
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