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RITUAL PARA LA NOCHE DE SAN JUAN

Solsticio de verano. Litha

Desde la antigüedad, en todas las culturas, el hombre ha seguido los ritmos de la Naturaleza. Las Luminarias, el Sol y la Luna, eran las que iban marcando los momentos propicios para las labores del campo, tanto para las cosechas como para los animales del campo.

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En cada uno de los momentos de cambio estacional, así como en los solsticios y los puntos intermedios, se celebraban los rituales adecuados a la energía del momento, siempre en conexión con la Naturaleza y con los elementos: el aire, la tierra, el agua y el fuego.

Se invocaban a las fuerzas naturales, como aliados, para proteger las cosechas y animales de posibles enfermedades y otros desastres naturales que podrían suponer períodos de escasez y penurias para las gentes que vivían del campo. Estas Fiestas paganas, fueron reconvertidas por nuevas religiones, perdiendo de esta manera su sentido original. Aun así, quedan en la sabiduría popular, celebraciones, como la popular noche mágica de San Juan, en el Solsticio de verano para el hemisferio norte.

Para la cultura Celta, se celebra el Festival Celta de Litha, el comienzo del período estival, momento en el que la luz del Sol predomina y los días son los más largos del año.

Entre el veintiuno y el veinticuatro de junio, el Sol alcanza su cenit en el cielo. El elemento que predomina en esta fecha es el fuego, símbolo de la luz solar. Es el momento de celebrar, de compartir, de agradecer al Sol como fuente de vida para todos los Seres en este planeta.

Estos días, especialmente la noche del veintitrés al veinticuatro, podemos recolectar plantas con propiedades sanadoras o mágicas, pues es el momento en que muchas de ellas tienen más energía, están en su momento propicio para potenciar sus cualidades y poder ser usadas en la preparación de tinturas, aceites o simplemente guardadas apropiadamente para el resto del año.

Contamos entre otras, con la más popular en estos días, la hierba de San Juan o Hipérico.

Esta planta cuenta entre otras bondades, con cualidades cicatrizantes para las quemaduras, regenerantes para la piel, además de ser de gran ayuda en las depresiones, siempre y cuando no se esté con medicación pautada por un profesional de la salud, en ese caso no se debe ingerir, pero si se puede utilizar de manera tópica en masaje relajante con un aceite preparado con la planta.

Vamos a ver ahora un sencillo ritual para realizar en esta noche y llenarnos de energía de protección y positiva para todo el año.

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Nos daremos un baño al caer la tarde, si tenemos bañera podemos añadir un puñado de sal marina, si es con ducha, nos podemos frotar la piel con sal y después nos aclaramos.

Nos pondremos ropa, preferiblemente blanca y de algodón y podemos utilizar algún perfume natural, preparado con aceites esenciales, como la lavanda, el romero, el limón, la bergamota, dependiendo de nuestros gustos. Los aceites esenciales ayudan a equilibrar y limpiar nuestra energía. Prepararemos un altar, en el que estarán presentes los cuatro elementos: un cuenco con agua, una vela (la podemos consagrar personalmente con un propósito en concreto), un incienso (en representación del aire) y un cuenco con sal (la tierra). Podemos colocar también aquellos elementos de nuestro agrado, como plumas, piedras, flores, plantas, cuarzos…

Antes de las doce de la noche, nos sentaremos unos minutos y en silencio, podemos mirar dentro de nosotros para ver que es lo que deseamos soltar de nuestro pasado, aquellas experiencias pasadas o cosas que deseamos cambiar en nuestras vidas, que ya cumplieron su función de aprendizaje y no nos aportan ya nada positivo. Escribiremos una carta al Universo, entregándole aquello que ya no nos sirve, puede ser una enfermedad, un

Espero que os guste este artículo y os sirva. sentimiento de tristeza, una actitud o dependencia que queremos liberar…

Cuando den las doce, encenderemos la vela y ofreciendo nuestra carta a los cuatro elementos, dando las gracias la quemaremos en un recipiente adecuado (tomando todas las precauciones para evitar accidentes).

A continuación saltaremos nosotros tres veces por encima de la vela, con la intención de que el fuego purifique todas las energías que hay en nosotros que nos impiden vivir más plenos y felices. Al terminar, daremos las gracias y nos abrimos a recibir nuevas energías de salud, amor, abundancia… todo lo bello, lo bueno del Universo, lo recibimos y con alegría y celebramos, podemos danzar, cantar, dando la bienvenida a un nuevo ciclo.

Si tenemos cerca romero, hipérico, lavanda, verbena, laurel, hierbabuena… podemos hacer un ramillete en esta noche y atándolo con una cinta roja, colgarla encima de la puerta de entrada de nuestras casas para proteger nuestro hogar de energías negativas. Las cenizas de la carta la dejaremos toda la noche y al día siguiente las podemos enterrar, junto a la sal, las cenizas del incienso y el agua, dándole las gracias a la madre Tierra, por ayudarnos a liberarnos de lo ofrecido.

¡Feliz Solsticio de verano!

Ana Isabel Gallego

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