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Mapeamos Historias, Narramos Lugares: Corporación Cultura de Paisaje en Chile

p r á c t i c a s

mapeamos historias, narramos lugares: corporación cultura de paisaje en chile

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Romy Hecht Marchant

Directora de proyectos Corporación Cultura de Paisaje en Chile, Arquitecta y Magister en Arquitectura Pontificia Universidad Católica de Chile y Ph.D. en Historia y Teoría de la Arquitectura Universidad de Princeton.

En la presente práctica se aborda el concepto de paisaje desde la Corporación Cultura de Paisaje en Chile, una organización cuyo objetivo es poner en valor este elemento, así como también generar iniciativas y proyectos que promuevan su entendimiento, comprensión y resguardo.

paisaje / patrimonio / corporación El año 2016 se formó la Corporación Cultura de Paisaje en Chile (www.culturadepaisaje.com), una organización autónoma y sin fines de lucro dedicada de modo exclusivo e integral al desarrollo de proyectos de puesta en valor y conservación del paisaje en nuestro país. Cada uno de los proyectos incluyen publicaciones, exposiciones y difusión educativa que nos permitirán identificar, mirar, entender y valorar el paisaje que hemos construido para así superar su entendimiento habitual como naturaleza prístina y apartada del hombre. Consecuentemente, el objetivo central de la corporación es difundir la idea de paisaje chileno como una colección de obras humanas, como un registro de interacciones y diálogos históricos del hombre con su entorno y como una articulación entre recursos naturales y asentamientos humanos.

Proyecto DAV, Cajón del Maipo, sector El Volcán (2018) © Philippe Boisier para Cultura de Paisaje en Chile

«Hablar de paisajes en Chile obliga a superar divisiones político-administrativas y articular la conectividad, funciones ecológicas y programas de ocupación de, por ejemplo, áreas sometidas a períodos extensos de extracción minera y de áreas sometidas a riesgo inminente frente a movimientos telúricos o erupciones volcánicas, entre otros.»

Entre los proyectos en proceso de desarrollo y gestión se encuentran la construcción de: un atlas cartográfico de los 25 volcanes más activos en Chile; la historia de paisajes productivos de valor patrimonial en Chile, identificados como territorios que han sido transformados de manera visible y permanente por oficios ancestrales desarrollados en un ámbito comunitario; un registro del potencial oculto en la reincorporación de los relaves mineros como áreas que pueden recomponerse y reinsertarse en torno a comunidades específicas; estrategias de reclamación de faenas mineras urbanas en condición de abandono, paralización y/o cierre como nuevos paisajes públicos; y la valoración del excursionismo desarrollado por el Club Alemán Andino de Santiago en los cerros de la Región Metropolitana.

Si bien Chile ofrece una peculiar configuración geográfica, su territorio no necesariamente ha sido ocupado considerando su condición dinámica, vale decir, no necesariamente se ha logrado construir una asociación funcional entre sistemas naturales y proyectos estratégicos en torno a la transformación de sitios, urbanos, complejos y relevantes. Por ende, la construcción de una cultura de paisaje no es una tarea sencilla, pues demanda al menos tres líneas de acción en la manera de presentar nuestros paisajes:

1. Identificar, describir e interpretar sistemas pre-existentes. Hablar de paisajes en Chile obliga a superar divisiones político-administrativas y articular la conectividad, funciones ecológicas y programas de ocupación de, por ejemplo, áreas sometidas a períodos extensos de extracción minera y de áreas sometidas a riesgo inminente frente a movimientos telúricos o erupciones volcánicas, entre otros.

2. Reforzar la investigación de patrones de transformación de los sistemas. Ello supone la construcción de inventarios tanto ecológicos como de intereses económicos, de cambios demográficos, de localización de recursos y de niveles de toxicidad, entre otros, cuestionando cómo y porqué se ha llegado al estado presente. Ello permitiría la elaboración de un catastro no sólo de áreas de riesgo, sino también de potenciales sitios de intervención y expansión a partir del entendimiento de las fuerzas interactuando en un sitio, revelando así su trayectoria hacia una condición futura.

3. Cambiar el verbo mitigar por anticipar. Si se logra entender que la ocupación territorial es un proceso evolutivo análogo a la materialización de un proyecto de paisaje, entonces se entenderá también que su diseño implica anticipar y acomodar crecimiento, evolución y adaptación frente a perturbaciones inesperadas o nuevos programas de uso y eventos, formulando como resultados objetivos de transformación y no tan solo de mitigación que vuelven a crear una visión unitaria para una forma final preconcebida.

El paisaje en Chile es más que campo y ciudad, cordillera y mar, desierto y bosques: es el resultado de una articulación de sistemas ecológicos diversos, de infraestructura ya construida y de una memoria histórica y colectiva.

El paisaje en Chile es la suma de la multiplicidad de sistemas naturales que caracterizan a nuestro territorio y los asentamientos que hemos construido para utilizarlos y/o disfrutarlos. Por este motivo, necesita ser abordado como un proyecto complejo y potencialmente capaz de articular relaciones entre usos establecidos y futuros urbanos imaginados, de crear nuevos paisajes donde no hay “espacio oficial” para ello y de constituir modelos de urbanización y de reconversión de ecologías urbanas en desuso, estableciendo epistemológica y técnicamente una estructura base capaz de definir mejores lógicas de transformación de las formas urbanas.

Esperamos entonces contribuir a la construcción de nuevas narrativas de paisaje en Chile como oportunidades de desarrollo de nuestra identidad y patrimonio del mañana. ¶

Resultado de la técnica “Construcción de Paisajes” desarrollados en el marco del Taller de Iconoclasistas en el Diplomado de Metodologías Participativas de Arteduca, 2018

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