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Reseña Fóllame de Virginie Despentes, Mariana Lebrija Clavel
Fóllame, de Virg Reseña: inie Despentes Mariana Lebrija Clavel
Amo y he amado a muchas mujeres, tanto en la distancia espacio-temporal, a través de sus palabras y sus obras, como en la cercanía, a or de piel, en relación afectivo-sexual y en el trabajo colectivo. Todo ello con sus aciertos y desaciertos, me han enriquecido enormemente, forma parte de mi existencia cotidiana, y de la manera de situarme en el mundo.
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Amparo Bella
Baisei-moi o Fóllame (1994), en su traducción al castellano, es un libro escrito por y para la mujer, la autora, Virgine Despentes (Nancy, Francia. 1969) es a su vez participe del feminismo cultural, al preservar a través de su obra, tanto escrita como cinematográca y performática, el desarrollo de una contracultura de la femineidad.
El texto se divide en tres partes. La primera de ellas consta de 13 capítulos que introducen en intermitencias, a Nadine y Manu, los personajes en torno a los cuales girará la historia.
Los números impares corresponden a Nadine, trabajadora sexual, sometida a las exigencias de sus prostituyentes, cumple con cuanta fantasía sadomasoquista le sea demandada, hecho que no discute, le agrada. Asidua a la pornografía y melómana, carga siempre consigo un “walkman” y unos audífonos que nunca duran lo suciente; “ retuerce de un lado a otro el cable hasta que el sonido le llega a ambos oídos” . Lleva también una variedad de cintas que, resuenan en sus oídos con canciones que representan los sentimientos que el hermetismo le obliga a callar.
Los capítulos pares narran la vida de Manu, actriz de cintas pornográcas, de “sed insaciable” e inclinación por el chocolate, el cual hurta del aparador de una tienda a cualquier oportunidad y engulle una barra tras otra, como si la vida no le alcanzara para degustar todo cuanto desea. Se refugia en la práctica bulímica para saciar hasta el tedio, su capacidad catadora: piensa que “hay que hacer lo que haga falta para prolongar el placer” . Con clara jación en el uso de esmalte, dista de la habilidad de su aplicación, su personalidad desentendida, la descompromete de todo y de todos, por considerarse parte de la población que está condenada, de la categoría de los oprimidos, “ no está obligada a ser éticamente correcta”, ni en las formas ni en apariencia.
13 son los oricios que posee la mujer y la autora lo proyecta en la parte inicial de su obra: ojos (2); orejas (2); fosas nasales (2); boca (1); los conductos galactóforos de los pezones (2); ombligo (1); uretra (1); ano (1); y oricio vaginal (1).
La segunda parte de Fóllame, se divide en 28 capítulos, en los que Nadine y Manu se encuentran, después de cometer su primer crimen, respectivamente, y se desenvuelven en una serie de acontecimientos que entrelazan sus vidas a lo largo de una semana, en la que, pese a las visibles diferencias en que se erige la personalidad de cada una de ellas, construyen una “amistad que roza el amor”.
Mi aproximación al texto de Despentes, en un primer intento se tornó nubosa, al encontrarme desprovista del sentido de la lengua castellana. El uso de términos como “ gilipollas ” , “ guarra ” , “ pitillo ” , “ chorradas ” , “jodienda”, “pingajo”, “ guaperas”, “capullos”, “coñazo”, “pipa”, entre otros más, utilizados por Isabelle Bordallo, traductora de la primera edición en español de la obra, publicada en septiembre de 2019 por la editorial Literatura Random House. Sin embargo, al transitar de un capítulo a otro, comprendí el postulado de
Umberto Eco, en el cual sugiere que las circunstancias contextuales son necesarias para una interpretación efectiva, y que a pesar de que la compresión de un mensaje depende de la “enciclopedia particular del lector”, existe un signicado literal en los enunciados, que otorga al destinatario la adecuación de un signo.
Despentes originaría de Nancy, la ciudad más próxima a la aglomeración parisina, divisó la etapa temprana de su existencia a través de un paisaje monótono y aburrido, a consecuencia del advenimiento de la periurbanización y por consiguiente, la democracia arquitectónica durante la década de los noventa, como el escenario que no podría describir mejor a la cultura grunge, que preponderó, mientras que el siglo XX perecía.
Las actuantes de Despentes no son fáciles de descifrar, se ahogan en lo ambiguo de su subjetividad, la escritora es una y es la otra, simultáneamente. Cuando se enfrentan a la clase burguesa, que las observa con displicencia, Manu “ se aplica en representar su papel de elefanta degenerada en una casa de muñecas” , y Nadine, “ en ese entorno y con esa gente, se siente despreciada, rechazada. Se ve a través de esa gente y se da pena ” .
Entre tanto, ambas prescinden de la contracepción y resisten a la ideología de la vergüenza y el castigo, actúan deliberadamente y abusan del comportamiento ilícito a través de un viaje por la región francesa de Bretaña, cobrándose la vida de quien, por infortunio se pasee frente a sus ojos.
Dos mujeres que practican la copula, a través de la sexualidad instrumental, que responde al silogismo “tengo sexo contigo porque quiero conseguir algo” , como parte de las faenas que subsidian el día a día; como también, ejecutan la sexualidad expresiva: “tengo sexo contigo porque me gustas” , respuesta a los requerimientos y fantasías sexuales, inherentes al ser humano.
A nales de los setenta y durante la década de los ochenta, mientras la autora crecía, el feminismo lesbiano asentó sus bases, como parte de una de las vertientes de la Tercer Ola de este movimiento, al criticar la heterosexualidad como una institución.
Esta ideología fundó la práctica lesbiana como la insatisfacción del vínculo entre mujeres y hombres. Por consiguiente, el hábito literario de esta obra se coloca en el eje de la vanguardia, inspirada en autoras como Monique Wittig, quien otorgó la importancia a la identidad femenina en textos como El cuerpo lesbiano (1973), donde reeja el vínculo que existe entre dos mujeres, distante a la sentimentalidad y el romanticismo, en cambio, reconoce la relación como un estado del ser, “ que le pasa a cualquiera y no está destinado a durar ” .
Virgine Despentes es una clara representante de la trasgresión pragmática, lesbianiza el discurso de la mujer contemporánea, en el sentido de que esta, se instaura mucho más allá que, en la búsqueda de consumir un deseo, sino que se percibe como sujeto deseante y no como objeto del deseo, constituye su existencia como un acto político de resistencia.
Entre sus antecesoras cineastas se encuentra Delphine Seyrig, video-realizadora que capturó parte de la lucha
de los colectivos feministas durante los setenta y ochenta, quién aprovechó el desarrollo tecnológico del video portátil para documentar las acciones del movimiento, que cuestionaban el contexto lingüístico, social, cultural y político que hasta el momento había sido impuesto a la mujer.
Desde la publicación de Fóllame en 1994, paso más de un lustro para que Despentes se encargara de la elaboración de una película basada en el argumento de esta, la cual fue prohibida en Australia, Canadá, Reino Unido y Nueva Zelanda, mientras que en otros países fue censurada por lo explícito de las escenas cruentas y del vasto contenido sexual.
Aborda también, la violación mediante el sentido más crudo de la sexualidad, cuando Manu dialoga con Karla respecto a su postura, después de haber sido agredidas.
“Seguimos vivas y eso me encanta. No es nada comparado con lo que te pueden hacer (…) me la sudan sus pollas de mierda, porque antes que esta ha habido muchas más. Es como cuando aparcas el coche, no dejas cosas de valor adentro porque no puedes impedir que lo abran. Yo no puedo evitar que esos gilipollas entren en mi coño y no dejo nada de valor”. Situación que años más tarde volverá a abordar en su Teoría King Kong (2006), donde explica que las leyes sobre la violación fueron, en un principio instadas como una protección moral hacia los hombres de clase alta, en caso de que sus esposas e hijas fueran afectadas y en su defecto, repercutieran en el prestigio de la estirpe. La violación en el relato de Despentes es interpretada como autobiográca, tanto en su opera prima como en ensayos posteriores, describe el abuso con la presencia de tres sujetos que aventajan su condición viril ante dos mujeres, pertenecientes al “ sexo del miedo” , en una especie de pacto implícito, en el que el hombre es el sexo adversario y dominante, en el cual, los agresores nunca habrán de asumir la conjugación del verbo violar: “lo que practican es siempre otra cosa ” .
Apunta que el argumento de que el cine, clasicado como pornográco, es el gran culpable de la recurrencia de violaciones en Francia es “hipócrita y absurdo” , en cambio, está vinculada a la ausencia de “les bleus”, en los enfrentamientos bélicos y la necesidad de efectuar violaciones civiles.
“La vida militar era una ocasión regular para practicar la violación colectiva, «por una buena causa». Antes que nada es una estrategia guerrera, que es parte de la virilización del grupo que la comete mientras debilita al grupo adverso al proceder a su hibridación, y ello desde que las guerras de conquista existen. Que dejen de querer hacernos creer que la violencia sexual en contra de las mujeres es un fenómeno reciente, o propio de cualquier grupo”.
La escritura de Despentes, recuerda a la premisa de Enrique Lynch, quien considera que “la lectura se volvió lugar para la disidencia”; deconstruye la imagen de la mujer por medio del cruce constante entre teoría-vida y la inevitable inherencia entre lo personal y político. Fóllame, 25 años después de su publicación, concita y desconcierta aún hoy, a quien tiene el texto a su alcance y provoca irritabilidad ante todo aquel pensamiento hegemónico.