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Cine Don´t F**k With Cats: Persiguiendo a un asesino de Internet, Gustavo Gutiérrez

DCine: on´t Fk With Cats: Persiguiendo a un asesino de Internet Gustavo Gutiérrez

El clickbait puede denirse como el uso de factores tendenciosos que son exagerados, malinterpretados o inventados para llamar la atención de un contenido y que el espectador termine viéndolo. Si se le suma que la serie es un mini documental se podría considerar amarillismo o morbo mediático su mera existencia; cosa de la que, inútilmente, intenta hacer reexión en su último capítulo. Pero antes de llegar a ese punto hay que denir de qué se trata, en teoría, Don´t F**k With Cats.

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Según Netix, es la historia de un asesino de gatos que será investigado por un grupo de personas en internet que buscan justicia. En realidad, es un asesino de gatos entregando todo en bandeja de plata para los supuestos investigadores. La serie hace todo el esfuerzo posible en hacer parecer inteligentes a los protagonistas y al grupo de investigadores, pero logran todo lo contrario cuando explican paso a paso cómo lograron encontrar cada minúsculo detalle que los llevó a un punto muerto. Y la investigación está llena de puntos muertos. El asesino es un Deus Ex Machina andante, lo que es curioso ya que es un documental, la vida real aplicando pésimas decisiones narrativas. Cuando a los investigadores se les acaban las ideas, alguien publica un nombre; si el nombre es incorrecto, alguien publica otro. El mismo asesino le da las pistas, que más que pistas son soluciones concretas. Es en el punto en el que el nombre del verdadero asesino no lo dan los investigadores, sino el propio asesino, cuando la serie pasa de persiguiendo a un asesino de internet a cómo seguir paso a paso las pistas de un asesino de internet.

A la mitad de la serie, que al menos es de pocos capítulos, se toca una de las temáticas principales que hacen que todo el contexto de la serie se arruine. Gente de internet persiguiendo a un asesino de gatos, en tan solo tres capítulos lograron hacer una serie completamente diferente cambiando gente de internet por policía y persiguiendo a un asesino de gatos por investigando a un presunto asesino real. La situación escala a tal grado que los investigadores originales pierden todo tipo de relevancia para la trama. Hay un punto donde se quiere culpabilizar a la policía por no actuar rápido y no creerles cuando hicieron la denuncia, lo que hubiera terminado con la serie y, no del todo ya que no hicieron nada, darle un poco de justicia al nombre. Pero no. Y si creían que la policía sería más competente que el grupo de pseudo investigadores de internet, pues están en un error. Son peores.

En esta serie ninguna pista importante es entregada ni por las personas de internet ni por la policía. Todo lo hace el asesino. Claro, la serie le da un par de descubrimientos aquí y allá a las personas de internet, pero son de lo más irrelevante y siempre tienen la misma estructura, o siguen la pista del asesino o llegan a punto muerto hasta que el asesino les regala la respuesta. El nombre, la ubicación, el video del asesinato, incluso donde se va a encontrar para que puedan arrestarlo es entregado por el asesino. No hubo ningún tipo de persecución, no hubo ningún tipo de heroísmo. No hay nada por lo que esta serie deba ser recordada más allá de su mediocridad, no solo contiene fallas que, de alguna manera, son justicables porque así paso en la vida real y su único pecado fue creer que sería una historia digna de relatar. Sino que a nivel estructural falla en todo en lo que podía fallar. El último capítulo es apresurado a más no poder, en los últimos 30 minutos meten un giro de tuerca que podría indicar que hay un segundo asesino o cómplice, pero no tardan ni cinco minutos en descartarlo, bien pudieron no mencionarlo, algo tan impactante como la posibilidad

de un segundo asesino queda completamente intrascendente porque no hay la mínima construcción de suspenso en este acontecimiento que es descartado con un apresuramiento muy notable. Las entrevistas a la madre del asesino lo pintan como una víctima o alguien que ha caído en una trampa pero no hay absolutamente nada que lo demuestre. Todas las apariciones de esta mujer se reducen a “mi hijo no es mala persona ” , para que segundos después nos muestren todo lo contrario, sin ninguna intención de hacer del asesino un personaje más complejo.

Lo peor de todo es que dan una moraleja al nal de una manera tan hipócrita que hace sentir al espectador como un tonto al mismo nivel que los tipos de internet. De hecho, todo el capítulo nal está diseñado para hacer sentir al espectador como tonto. Con el asesino entregándose cuando las personas de internet, y la misma policía, llegan a punto muerto. Con los dos investigadores principales en una reunión emotiva como si hubieran hecho algo importante, con dos giros de tuerca pésimos; ya que uno se descarta, no se resuelve, a los cinco minutos y el otro directamente olvidan su existencia. Todo para al nal decir que es culpa de los investigadores por darle más atención y que ahora es nuestra culpa por ver el documental y darle más fama. Una moraleja que intenta decir que debemos dejar de consumir el morbo de la vida real. Lo cual podría ser una buena moraleja si la serie hubiera tenido el enfoque correcto, pero no lo tiene.

La serie se vende como un grupo de personas inteligentes de internet que utilizan cada parte del video incriminatorio como pistas para dar con el paradero de un asesino de gatos antes de que escale a algo más grave. Pero termina siendo tres capítulos de un asesino dejando en ridículo a un grupo de Facebook para después tomarse otros tres capítulos dejando en ridículo a la policía. Si el espectador estuviera viendo un espectáculo de justicia la moraleja quedaría como anillo al dedo, dejar de consumir videos morbosos y, si lo haces, tomar cartas en el asunto y dar con el paradero del culpable. Pero la serie es en sí puro morbo que no tiene ningún tipo de valor.

Si este documental estuviera enfocado a como un asesino crea un juego del gato y el ratón con quienes lo persiguen, pero sin tratar de mostrar a los investigadores como los héroes más que como simples peones, daría una lección sobre cómo no hacer crecer a personas como el asesino y los peligros de internet. Termina siendo un intento fallido de documental que deja a todos los involucrados como tontos y al asesino como la mente maestra que solo pudo ser capturado cuando él mismo se entregó. Y se supone que el propósito de la serie era no gloricar a los asesinos.

CMúsica: amposanto: el horizonte agónico de Los Huizapoles

Eudora Santiago

«Habría que tener una casa de reposo para los muertos, ventilada, limpia, con música y con agua corriente. Lo menos dos o tres, cada día, se levantarían a vivir.» Jaime Sabines

En algún postulado de algún libro de Elisabeth Kuble-Ross, que debí haber olvidado en alguna caja de mudanza, se menciona que cuando llegan los menesteres de la muerte, el cerebro humano, por lo regular, es bañado por una cantidad gigantesca de neurotransmisores. El rol de estas sustancias es desviarnos un poco de la pena de lo que puede ser morir: calmar los dolores y luchar contra el miedo. Es por esta razón que algunas personas (sin olvidar el respectivo contexto religioso) ven ángeles o familiares muertos junto a ellos al momento de agonizar y se van juntos cuando su conciencia se diluye. En parte, de esto hablan Los Huizapoles en su sencillo Camposanto, estrenado hace poco más de un año en todas las plataformas digitales. Pero para analizar correctamente esta canción, es necesario dividirla en 3 partes: El ritmo, el arreglo musical del resto de instrumentos y la lírica.

Para empezar con el ritmo de esta canción, podemos decir que la encargada de llevar la maquinaria de pulsaciones en la baterista Livier Olvera, misma que en la actualidad toca en Rosa Polar. Para Camposanto, Livier construye un arreglo que podría atender a la simplicidad, sin embargo, es eso, la aparente simplicidad, la que hace más compleja la ejecución y le da un carácter de frescura y dinamismo.

La canción se encuentra en un tempo de 110 PPM (Pulsaciones Por Minuto) y comienza en un compás de 4/4 que mutará en un 4/8 durante gran parte de la canción, siendo esto, solo uno de los rasgos que proporcionan, el ya mencionado, dinamismo.

Adentrándonos en el arreglo musical, la canción inicia con un arpegio con graves y medios de una guitarra con una Reverd amplia. La guitarra toca el arpegio de unos cuantos acordes por 4 compases y entra la voz dulce y rasposa en garganta de Shey Aldrete, quien canta las dos primeras estrofas, compuestas cada una por 3 versos pequeños y uno largo o doble. A este punto, en ausencia de percusiones, la guitarra con sus bajos propios del arpegio, nos indica el tempo y el compás de 4/4. Para cuando sucede esto, la guitarra y la voz ya no están solas, o mejor dicho, nunca lo estuvieron; mientras la guitarra ejecutaba su arpegio y la voz nos transmitía la letra de la canción, un órgano sirvió como soporte armónico y ambiental tocando los acordes correspondientes.

La voz calla y la guitarra queda muda, solo permanece el teclado en un acorde mantenido por dos compases y es cuando entra la batería marcando a negras el bombo y corcheas en los contratiempos y, mi segundo favorito en esta canción, un bajo rme y perfectamente a tiempo, tocando a púa las mismas guras rítmicas que el bombo dibujan y alguna oritura o nota de paso entre los cambios de acordes.

Este pequeño puente se ve interrumpidos por un pequeñísimo remate de no más de dos golpes de caja en

semicorchea y que nos comunica el cambio de compás a 4/8 y el inicio del estribillo.

Las dinámicas cambiarán: El órgano que permanecía en un bucle armónico brinca al juego de la melodía y la guitarra, que nos brindaba la melodía a través del arpegio, ahora rasguea la armonía en turno. A su vez, la batería continúa con su tempo de 110 PPM, pero ahora con la variante del compás 4/8, que la hace más dinámica, más rockera, más brillante y más bailable. Y el bajo, envuelto en estos brillos percusionistas también adquieren un carácter más apegado a la oritura y al ritmo; uno mucho más gustoso.

En este juego de rítmicas y cambios de roles, la vos no se podía queda atrás: ella adquiere una forma de fuerza y la letra de la canción también se llena de más sílabas y, con esto, más acentos, lo que se traduce al idioma del sonido como más tiempos y dinámicas rítmicas.

Dos golpes en la caja anuncian el regreso a los nuevos versos de la estrofa, ahora en este compás de 4/8, acompañada con una batería con el bombo a negras y el contratiempo a corcheas y rematando en la caja, el bajo unas guras que pareciera que son triadas extendidas en tiempos y el órgano, dando de nuevo, una base armónica.

Después del estribillo que aparece sucediendo de inmediato de la estrofa, entra la parte instrumental más larga de la canción. En ella la batería calla y vuelve a aparecer hasta que la guitarra realiza una pequeña introducción recurriendo al Tapin y, una vez entrado el órgano, entra la batería junto al bajo. La Batería cambia a tocar el primer y tercer tiempo con el bombo y la segunda y cuarto con la caja y con el Hit-Hat, en cada uno de los tiempos. Al mismo tiempos el bajo y la guitarra con golpes marcados y precisos. Después de 4 compases un remate en caja que permanece durante los siguientes compases a la par de una guitarra que repite sus mismas 3 notas en una especie de bucle o motivo, y el teclado y bajo, insistiendo en la misma nota tocada a púa, pero ahora con más ereza y dejando sonar la cuerda, haciendo su sonido un poco más sucio. Inicia el último estribillo, cambia el tempo, ahora es más ágil y preciso, se somete al rock y a las estupendas habilidades de los músicos.

En cuanto a la lírica, podemos armar que esta canción se conforma por 3 estrofas distintas cuyos versos van desde 4 o 5 sílabas en los primeros 3 y el cuarto con un promedio de 8; y un estribillo de 8 versos de 8 o 9 sílabas. Lo cual hace que cuando se cante, la cantante se esfuerce en extender un poco los primeros 3 versos de las estrofas y en el cuarto verso de las estrofas y el coro, se cante con una rítmica un tanto más apresurada y marcada.

La letra nos habla de un del duelo que se sufre cuando una persona muere. La pena de una procesión de entierro y los recuerdos tras la muerte que se desdibujan para el que se sumergirá en la tierra fría pero no para los que lloran el océano sobre sus manos.

Las dos primeras estrofas nos dicen lo siguiente:

Dibujar, la soledad del frío que da acompañarte al camposanto

Presagiar lo que vendrá, la humedad lánguida y reseca en llanto

La primera es transparente, nos habla del sentimiento de llegar a un cementerio para dejar los restos de una persona. En pocas sílabas nos dice una cantidad inmensa de cosas: El Dibujar la soledad, se reere no al acto único de estar a solas, sino al sentimiento de unidad aun estando rodeados de decenas de personas.

Esta sensación la han vivido los que nos hemos visto en este acto de privacidad robada que es el funeral de una persona cercana. El frío es un refuerzo a esta alegoría de la soledad. Es raro sentir frío en compañía. El presagio de lo que vendrá se reere a la ansiedad y la rme condena del cambio. Hay dolores de los que nunca se vuelve atrás y uno de ellos es la muerte, lánguida y húmeda y, contradictoriamente, reseca en años, dolores y llanto.

La tercera estrofa, que viene después del primer estribillo dice:

Imaginar que aquí estas Me sostendrás para saber que aun así te vas

La tercera estrofa es un bastón para el corazón del protagonista lírico. La fantasía es un sostén ante los peores dolores del humano y este ser se refugia en que la persona muerta lo sostendrá, pero como hemos han estado acostumbrando hasta este punto, esta parte de la letra también es una alegoría. El protagonista lírico no se sostiene de la presencia de la persona muerta, se sostiene de lo que fue, de las experiencias y con mayor fuerza de lo aprendido.

Para analizar el estribillo debemos dividir los 8 versos en dos partes: la primera que habla de la consciencia y cómo se va perdiendo y la segunda del acto mismo de morir.

La voluntad se me destruye Reconstruye se diluye Y la conciencia se hace fuerte Doliente y se va

En esta parte de habla de la consciencia, del ser, del Dasein (dijera Heidegger), y el cómo se va perdiendo en esta marejada de neurotransmisores, dolores, alucinaciones y aceptación que conlleva la muerte, según Kuble-Ross.

Esta historia lentamente Se libera de aquel muladar Te desvaneces y te mudas A la eternidad

Todo termina, se acaba esta masa de estiércol, ores y dolores que fue la vida. Una se desvanece de su cuerpo y se muda a la única eternidad comprobable y aun así limitada, que es el recuerdo. Estás últimas líneas, nos paran cronológicamente, en el inicio de la canción donde la persona ya murió y es necesario irse a despedir a un panteón.

Camposanto, de Los Huizapoles, es una grandiosa canción con una lírica llena de signicado e interpretaciones y un arreglo musical que, además de contraponerse a la dolora temática de la muerte, es disfrutable e incluso bailable. Un arreglo musical a primer oído simple, pero lleno de orituras y pequeños gestos de genialidad que lo hacen brillante y tremendamente disfrutable, un arreglo que, parafraseando a Jaime Sabines, hace que una se quiera levantar a vivir.

Dossier:Escritores de la Muerte MMXX

La gente se preocupa mucho por la muerte, por cómo evitarla, por supuesto, pero también por cómo pensar en ella... poco a poco reconocemos que la muerte es universal, inevitable e irreversible. Muchas veces, como parte de un berreante desasosiego, construimos narrativas funcionales e imágenes simbólicas dentro de las cuales le imaginamos un sentido y un lugar en el mundo a nuestros deseos frente a la muerte.

Así, los escritores modernos presentan con frecuencia la muerte como el último dilema existencial, que despierta una ansiedad terrible ya que ofrece una vía hacia el auténtico autodescubrimiento al teñir el alma de solipsismo, escape y alienación —desconcertantes fuerzas creadoras— partes de un contexto más amplio: el ciclo natural de la decadencia y renovación.

Más allá del cuerpo, lo efímero y sus entresijos, el espíritu persiste más allá de la muerte, va a otro lugar y se transforma, a veces disminuida y a veces puricada, exaltada.

Enrique Siqueyro

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