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Cantina de medio día, Manuel Crespo

Cantina de Medio Día

Manuel Crespo

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La Fuente

Estoy alcohólicamente seguro que a noche entre dormido y sobrio escribí un cuento, soneto en verso, que rima la prisa con el amor que eriza el alma.

Seguro que sí, amor amiga mujer amante que existes en un puto papel como pez de humo como pez de alcohol como pez poeta.

Existes en este sueño loco y analgésico.

Seguro que sí porque te he visto en mi cuarto armario cama apagarte encenderte con la mínima caricia del hueso huesudo de mi mano larga.

Seguro entre dormido y sobrio he escrito un cuento, soneto en verso, que rima… arrima tu cuerpecito al mío, mi vida.

Ahorita mi alma vive en ti y en la mía… seguros de amarnos sin tanta melodía ni melancolía.

Caderitas de Amor

Existen caderas dominantes de veinte en adelante exibles, rodeadas de encantos, que bailan, ngen, gozan, monitorean nuestros pasos.

Si fuéramos un pájaro un tigre, o simplemente, un avestruz. Nos vendría bien; volar, rugir, o meter la cabeza debajo de la tierra.

Las caderas se saben gobernantes, hacen todo lo posible para esclavizarnos. ¿Quién no quisiera morir entre las piernas de una mujer? No se tiene que ser un poeta, un literato, ni nada de esas cosas, absurdas.

Las caderas son nuestro pan, nuestro almuerzo, nuestra cena. No nos inventemos recursos, ni hagamos de la soledad una novela.

¿Quién no quisiera morir entre las piernas de una mujer condenado a cadena perpetua? Es una muerte deliciosa, única, innita.

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