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Espíritu, Edith Tavares

Espíritu

Edith Tavares

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Se eleva como humo En un rincón pútrido Donde muertos aparecen Hechizos de ojos almendrados.

Dos pozos muy negros Salpican la tez blanca Le crujen los huesos No tiene risa el alma.

En sus oídos vibrantes Retumban las manecillas Que dan la hora indeseable.

Sus gritos tocan las montañas Lágrimas surcan arroyos En sus mejillas cenizas.

Corren descalzos sus pies Con la respiración en pausas Las heridas no le duelen En su piel las trae marcadas.

Sigue el canal de sal Nada cura el dolor Del amorío y disparo Que un día se hizo espíritu.

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