EMPRESAS
MAZATLÁN CON AROMA DE
CAFÉ POR MARIO MARTINI
A don Ricardo Lizárraga Granados, el menor de tres hijos, le faltaron unos meses para celebrar el 70 aniversario del Grupo Marino que fundó en 1950. Pero su mayor legado lo comparten hoy todos los mazatlecos que –además de sentir propia a una empresa que contribuyó de manera muy importante a poner a Mazatlán en el mapa internacional- cada vez que cruzan el paso superior sur del puerto confirman que la Perla del Pacífico también es una ciudad con aroma de café. LA HISTORIA A los 14 años, al morir su madre Amada Granados, su padre Juan Lizárraga y hermanos Enrique e Irineo decidieron buscar mejores condiciones de vida para la familia. Salieron del poblado de El Verde, municipio de Concordia, Sinaloa y se instalaron en Villa Corona, Durango, donde trabajaron en la minería por unos cuatro años y de ahí decidieron ir a probar suerte al pujante puerto de Mazatlán, donde con sus ganancias establecieron los negocios de abarrotes La Faja de Oro y La Gaceta Comercial que dejaron bajo la administración de Ricardo, mientras que el padre y los hijos mayores seguían 28 / EMPRESAS / Política
en la minería. Pero el destino los llevó a instalar una modesta molienda de café frente al mercado municipal que vendía apenas 43 kilos al día, pero con trabajo, tiempo y esfuerzo llegó a ser una de las más importantes empresas de México: Café El Marino. Hoy en día, casi siete décadas después, aún opera un local dentro del mercado que muele las variedades de Café Marino, producto que es parte del inventario urbano y social mazatleco. Reconocida como Empresa Sinaloense Socialmente Responsable por el Instituto Mexicano de la Filantropía durante los años consecutivos de 2013 y 2014, Grupo e Industrias Marino se consolidó en el mercado global de negocios con productos de alta calidad y participa casi desde su fundación en tareas de promoción social, económico y ambiental en la comunidad mazatleca. Con la dirección de tres generaciones, la empresa logró estabilizarse en la segunda mitad del siglo pasado, sorteando las recurrentes crisis de los gobiernos de Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, bajo la firme dirección de los hermanos Ricardo y Enrique Lizárraga Granados, quienes pusieron orden en la empresa y tuvieron la visión de futuro para hacerla crecer y extenderla hacia todo el estado de Sinaloa y varias ciudades del interior de la república, compitiendo con Veracruz y Chiapas que hoy en día son los principales productores con el 35% del mercado nacional cada uno, Oaxaca con 12% y Puebla con 8%. Faustino Lizárraga García, medio hermano de los Lizárraga Granados, se incorporó a los negocios en la década de los sesenta para poner atención a la organización de una empresa que crecía pero carecía de los controles contables que exigía la expansión. Durante veinte años, Faustino controló con mano dura los aspectos contables y financieros de la empresa, aportando viabilidad para la expansión internacional que tarde o temprano llegaría. La tercera generación, encabezada por los hijos de Ricardo y Enrique, bajo la conducción de Javier Lizárraga Mercado, actual Secretario de Economía de Sinaloa, inyectó a la empresa la sangre joven que se necesitaba para arriesgar, innovar, crear y aprovechar las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación que exige la competitividad internacional. Simultáneamente al refresco generacional, las circunstancias internacionales fueron llevando a la empresa al terreno de la competitividad mundial. Con el ingreso de México al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y de Comercio (GATT) en 1986 y posteriormente a la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) en 1992, Industrias Marino tuvo que prepararse para entrar a las grandes ligas del comercio mundial o quedarse como una empresa doméstica de alcance regional. Pero las nuevas generaciones no partieron de cero, pues los hermanos Ricardo, Enrique y Faustino sentaron las bases para una expansión sólida y sostenida que superó toda suerte de adversidades y crisis económicas del país y particularmente sobre la volatilidad de los precios internacionales de café que para 2015 se pronosticaron arriba de los 180 dólares las cien libras, lo que permitió fortalecer la productividad de los cafetaleros mexicanos con buenos precios.