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Los gobernantes populistas y Donald Trump
Marcos Antonio Santoyo Bernal Abogado y Analista político PORTADA de México
Los gobernantes populistas llegan al poder con un alto índice de votación y apoyo social, lo hacen porque estos personajes venden un puñado de esperanza a los electores. Esto se da en países donde se ha originado un alto índice de corrupción y de abuso del poder, provocándose con esto un hartazgo social muy fuerte.
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Ante esta situación aparecen estos populistas que se aprovechan de este hartazgo para vender sus promesas y esperanza a una sociedad que se encuentra en el colapso de la intolerancia en contra de quienes los gobiernan. Cuando una sociedad se encuentra en este estatus, es presa fácil de ser manipulada y controlada, es por eso que creen a ojos cerrados todo lo que les dicen estos profesionales de la demagogia.
Las características más representativas de estos señores son: una vez que tienen el poder no quieren dejarlo, según ellos porque no hay otra persona que conozca como manipular, perdón, gobernar a la población. Estos individuos piensan y actúan como si fueran dioses, creen que tienen la verdad absoluta y por lo tanto exigen ser adorados y venerados como tales. Son sujetos que piensan que todo lo que dicen y hacen es correcto y perfecto y nunca admiten sus errores y culpas. Consideran a sus críticos como sus verdaderos enemigos y los tratan como tales. Aunque ganaron por la vía democrática, una vez montados en el poder se convierten en verdaderos anti demócratas.
Otra singularidad de estos señores es que llegan a padecer el síndrome de Hubris, el cual hace referencia a personas con un trastorno de personalidad. Esta enfermedad la llegan a desarrollar personajes que cuentan con un poder político o económico. Quienes cuentan con este síndrome son individuos soberbios, arrogantes, egocéntricos, narcisistas, impulsivos y con un toque de locura. Este tipo de personajes se distinguen por tratar de realizar obras faraónicas que los destaquen y de esta manera pasar a la historia como grandes héroes de sus países.
En las últimas décadas hemos tenido muchos personajes con estas características en el Continente Americano, entre otros se encuentran Hugo Chávez y Nicolás Maduro de Venezuela, Evo Morales de Bolivia, Jair Bolsonaro de Brasil, Andrés Manuel López Obrador de México y Donald Trump de Estados Unidos de Norteamerica, de este último vamos a hablar por lo que representa un presidente de este país en el mundo. Donald Trump llegó al poder porque convenció al sector ultraderechista y a los grupos supremacistas blancos de que los estaban olvidando y que las minorías les arrebatarían el poder y control de su país. Les prometió regresarles su nación patriótica,
Les prometió regresarles su nación patriótica. discriminatoria, racista, dominante e invasora de países en donde puede tener intereses,
discriminatoria, racista, dominante e invasora de países en donde puede tener intereses, de ahí que estos grupos de la población lo apoyaban en todo lo que decía y hacía.
También les prometió impedir la entrada principalmente de migrantes, mexicanos y centroamericanos, ya que según él, eran los que le hacían daño a su país. Los llamó delincuentes que solo ingresaban a Estados Unidos para provocar violencia y envenenar con droga a sus ciudadanos y por lo tanto deberían de ser considerados un peligro para la nación.
Este odio logro permearlo entre un sector y grupo de estadounidenses, los cuales en todo momento agredieron a latinos y personas de raza negra por considerarlos enemigos de la patria, ese fue el odio y encono que trasmitió Trump a sus seguidores.
Recordemos que Trump se empecinó en construir un muro en la frontera norte de México y que lo pagarían los mexicanos, y así fue, el miedo y la sumisión del presidente mexicano ante el gobierno gringo provocó que éste ordenara instalar un muro humano de 27 mil elementos de la guardia nacional en la frontera norte, evitando con esto la entrada de cualquier emigrante al país de las barras y las estrellas, con esto Trump lograba su objetivo, tener su famoso muro y que los mexicanos lo pagaran.
Así fueron sus cuatro años de gobierno, insultando, burlándose y mofándose de todos los presidentes y líderes mundiales cuando se reunía con ellos. Siempre provocó la división y el odio entre los norteamericanos y el resto de los países del mundo, por lo que representaba un peligro no solo para los estadounidenses, sino a para el resto del mundo.
Recordemos que el pasado 03 de noviembre se llevarón a cabo elecciones en Estados Unidos para elegir al presidente, en donde los resultados no le favorecieron al hoy ex presidente. Ante esto, señalaba que le habían robado la elección y exigía que se contaran los sufragios nuevamente, es decir, señalaba que le habían hecho fraude electoral.
Instalado el Colegio Electoral y computados los votos, éste le daba el triunfo a Joe Biden con 306 votos electorales contra 232 de Donald Trump, convirtiéndose con esto como el presidente
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número 46 de este país. Pero no solo ganaba Biden el voto electoral, sino también el voto popular, dándole una verdadera paliza al hoy ex presidente.
Con el no reconocimiento de los resultados, Donald Trump provocaba la violencia entre los norteamericanos. El 06 de enero cuando el Senado iniciaba la sesión para certificar el triunfo de Joe Biden, Trump convocó y arengó a sus seguidores para que violentaran el Capitolio sede del Senado y de la Cámara de Representantes, por cierto, este edificio es el símbolo más emblemático de la democracia que tienen los norteamericanos.
Las imágenes empezaban a circular por todo el mundo, los propios estadounidenses no daban crédito a lo que estaba sucediendo en su país, tampoco lo creían en el resto del mundo. Las imágenes daban cuenta de personas con actitud violenta dispuestos a todo, tal y como se los pedía Trump, o sea, que defendieran su “triunfo” a como diera lugar, también los arengaba para que defendieran a su país, que no permitieran que les quitaran su patria, y así envueltos en su “patriotismo” enajenante, pareciera que pretendían dar un golpe de estado para impedir que los senadores validaran el triunfo de Biden.
Fue tanta la violencia que transmitía Trump en sus cuentas de FaceBook, Tuiter e Instagram que los dueños de estas redes sociales decidieron bloquearlo indefinidamente, provocando una serie de reacciones a nivel mundial. Unos mencionaban que lo estaban censurando y otros consideraban que estaba bien porque estas redes sociales tienen reglas, las cuales todos deben de cumplirlas, y una de estas reglas es que no se permite la incitación y provocación a la violencia, y Trump estaba violando esa regla con sus discursos provocadores y violentos.
Después de estos actos reproblables por donde se le vea, los demócratas promovieron un juicio político en contra de Trump, por considerar que había provocado la toma del Capitolio de manera violenta y por lo tanto lo consideraban un peligro para la estabilidad de los Estados Unidos. La votación para que se iniciara el juicio político fue de 232 votos a favor y de 197 en contra, cabe destacar que diez de los votos a favor del juicio político fueron del partido republicanos, es decir, del partido de Donald Trump. Recordemos que los estadounidenses le tienen mucho respeto a su Constitución, a sus instituciones, a sus símbolos emblemáticos, y sobre todo, a su democracia, es algo de lo que se sienten orgullosos. De ahí que los norteamericanos salieron en bloque a reprobar la violencia provocada por Trump. Tanto demócratas como republicanos cerraron filas en torno a defender los que los electores había determinado en las urnas y reprobar los actos vandálicos que habían realizado los seguidores y simpatizantes del ex presidente.
Asimismo, la mayoría de los presidentes y líderes mundiales reprobaban lo que estaba sucediendo en Estados Unidos. Condenaban los actos de violencia, y sobre todo, al intento de golpe de estado que llevaron a cabo los trumpistas, todos manifestaban el total apoyo al presidente electo Joe Biden.
Ante este escenario, el único presidente que no se pronunció al respecto fue Andrés Manuel López Obrador, quien trataba de justificarse diciendo que su gobierno respeta la libre determinación de los pueblos y el respeto a la soberanía. En todo momento trataba de justificar lo que hacía su “amigo” Donald Trump, porque en el fondo tienen muchas cosas en común.
Tanto Trump, como López Obrador se caracterizan por ser populistas. Los dos consideran como enemigos a todo aquel que no esté de acuerdo con ellos. Consideran que los medios de comunicación que los critican son pagados por sus enemigos. Dividen y confrontan a su población, generando odio entre ellos. Además de que adoctrinan a un sector de la sociedad que son los que los siguen incondicionalmente, haciendo todo lo que estos personajes les indican.
Por lo pronto, los norteamericanos ya se libraron del orate de Donald Trump, en las urnas literalmente lo echaron de la Casa Blanca. Los mexicanos todavía tienen que soportar cuatro años más las ocurrencias y bravuconadas de su folclórico y dicharachero presidente. En fin, mientras se tenga a gobernantes populistas que como ya se ha comprobado son buenos para el discurso demagógico, la mentira y la confrontación, se continuará con sociedades atomizadas por la división y el odio. O como diría mi abuela, Dios los hace y solos se juntan ¿No lo creen?