Zaira, Irene y Nerea
CAPÍTULO 1: Mi nombre es Kaled, tengo 14 años, me gusta jugar al fútbol con mis amigos e imaginar historias. Siempre cuido de mis hermanos porque también me gusta mucho jugar con ellos. Me gusta ayudar a mis padres con las tareas de casa ya que no suelen tener mucho tiempo para ellos. Todas las tardes voy a rezar. Hoy es un día feliz como otro cualquiera. He ido al colegio con mi mejor amigo Mohamed como de costumbre y por el camino siempre inventamos historias ficticias. Hoy hemos imaginado que había una guerra en nuestro país y todo quedaba destrozado, hospitales, colegios, tiendas, casas… Nos hemos asustado al pensar que esto podría pasar, pero nuestro país nunca había tenido guerras, así que nos tranquilizamos, además solo era fruto de nuestra imaginación. Llegamos al instituto y allí nos encontramos con nuestros compañeros, a primera hora hemos hecho matemáticas, nuestra profesora es muy maja y siempre nos da un caramelo cuando nos portamos bien, a segunda hora hemos ido al laboratorio, luego hemos salido al recreo y hemos jugado al fútbol como casi todos los días. Mohamed se acercó a mí y me dijo: - Tío, mira qué le he quitado a Fátima. - ¿Qué es eso? - Una bola de cristal, la ha olvidado encima de la mesa. - Mira, por ahí viene. Fátima es una chica de nuestra clase. A Mohamed le gusta desde el año pasado pero nunca se ha atrevido a decírselo. Moha siempre hace cosas como ésta para llamar su atención y para que Fátima vaya detrás suya. Cuando se dio cuenta de que le había quitado la bola de cristal, ha ido corriendo detrás de él como siempre y yo me he ido riendo a jugar al fútbol. Ahora estamos volviendo a casa imaginando cosas como todos los días, hemos hablado de que nos gustaría ir a París para subir a la Torre Eiffel. Acabo de llegar a casa pero solo están mis abuelos. Mis hermanos salen del colegio a las cinco y mis padres están trabajando. Hago la comida para mí y mis abuelos y comemos juntos mientras les cuento lo que he hecho hoy en el colegio. Ellos me cuentan que por la mañana temprano después de desayunar han ido a dar un paseo por el barrio con los vecinos de enfrente y después han ido a su casa a jugar juntos a las cartas. Hemos terminado de comer y al rato ha llegado mi madre, a ella también le he contado lo que he hecho hoy. Me he puesto a hacer los deberes y he estudiado unos resúmenes, después Mohamed y yo hemos ido a jugar al fútbol con nuestros amigos. Luego hemos jugado al
escondite, me tocaba pagar a mí, he contado hasta cincuenta y me he puesto a buscarlos. Después de jugar al escondite, hemos ido cada uno a nuestra casa porque ya era tarde, he cenado, me he duchado y me he ido a dormir. Al día siguiente, me desperté tarde, me preparé rápido y fui al colegio. Ha sido un día como otro cualquiera. Así que como todos los días he ido a jugar con Mohamed. Estamos en el parque jugando al fútbol con Mohamed y con unos amigos del instituto cuando vemos a unos hombre hablando y chillando en árabe. - ¿Que están diciendo?- pregunta mi amigo. - No lo sé , mejor vámonos. - Sí, será mejor. Cada uno se fue a su casa, iba caminando hacia la mía cuando los mismos árabes aparecen por el final de la calle. Asustado voy por el camino que está a mi izquierda y voy rápido hasta llegar a casa. - Hola, mamá -le digo a mi madre que está sentada en el sofá viendo la tele. - Hola cariño, ¿qué tal el día?- me pregunta feliz mi madre. Bien, gracias. Iba hacía mi habitación cuando mi hermano pequeño viene llorando. - ¿Qué te pasa Nahir? -le pregunto a mi hermano. - Que Munir me ha quitado mi juguete- dice llorando mi hermano. - No pasa nada ahora voy y se lo quito. Voy hasta la habitación de mi hermano a quitarle el juguete de Nahir y se lo doy a Nahir. Después de un rato voy a cenar con mi familia. - Mamá , ¿cuando tiene que venir papá? - No tardará en venir,pero cenar ya,después cenaremos nosotros tu padre y yo. - Vale mamá. Cuando acabamos de cenar fui a acostar a mi hermano Nahir, ya que mi madre estaba fregando con Munir los utensilios que hemos estado utilizando para cenar. - Vamos Nahir -le digo caminando hacia su habitación. - No tengo sueño Kaled. - Pero hay que irse a dormir Nahir, mañana tienes clases. - Vale, ya voy. Lo acompañó hasta su habitación le pongo el pijama y lo acuesto. Cuando veo que ya está dormido, apago la luz, cierro la puerta y me voy a mi habitación. Me pongo mi pijamo pongo un poco la tele y veo los mensajes que me han enviado. Cuando estoy cansado apago el móvil, lo pongo a cargar y me voy a dormir. Cuando eran pasadas las cuatro de la madrugada me desperté sobresaltado, ya que había tenido una pesadilla. En esta pesadilla lo que ocurría era que estábamos en guerra, había disparos y bombas, lo peor de todo era que los árabes que habíamos
visto esta mañana eran los culpables,eran los que estaban disparando por doquier. Mañana hablaré con Mohamed de lo que he soñado porque es lo que habíamos pensado él y yo. ¿Qué pasaría si en verdad sucediera este sueño? No lo sé, pero esperemos que no pase nunca. Ya es de dia y no he podido dormir casi, después de la pesadillo que e tenido no podía dejar de pensar en ello. Me levanto de la cama y voy hasta el baño para darme una ducha y refrescarme. Cuando acabó voy a mi armario y me cambio y voy hasta la cocina a hacer el desayuno para mi y mis hermanos ya que mis padres ya se han ido a trabajar, cuando lo tengo voy a despertar a mis hermanos y a llevarlos a su colegio. Cuando los he dejado voy de camino a mi instituto. Ya hemos acabado el instituto y voy de camino a casa con Mohamed. - Oye, Mohamed, ¿dónde está Fatima? - Se tenía que ir con sus padres a visitar a sus abuelos. - Ah, vale. ¿Sabes qué soñé anoche? - ¿Qué? - ¿Te acuerdas lo que hablamos de qué pasaría si hubiera una guerra? - Sí. - Pues he soñado con eso y que los culpables eran los árabes que vimos el otro día en el parque. - ¿En serio? - Sí, pero preferiría no haberlo hecho. - Bueno esperemos que no pase nada de eso. - Esperemos, porque Siria es uno de los paises mas chulos y no me gustaría que pasara nada. - No pasará nada, verás amigo. Después de eso me fui caminando a mi casa a comer y a hacer los deberes que nos habían mandado para mañana.
CAPÍTULO 2: Estoy caminando hacía el instituto, hoy cumplo quince años y estoy muy feliz.Cuando me he despertado mis hermanos han venido a felicitarme y mis padres me han regalado un juego muy bonito. Veo desde lejos a mi amigo Mohamed con su novia Fátima hablando animadamente. - Hey Kaled, felicidades amigo - me dice Mohamed dándome un abrazo. - Gracias tío. - Felicidades Kaled - me dice Fátima en un abrazo.
Gracias Fati. Después de eso nos vamos camino al instituto charlando de nuestras cosas. Ocho horas después ya hemos acabado el instituto y voy directo a casa.Son las cinco de la tarde y estoy jugando con mis hermanos en el salón. - Kaled dile a Nahir que pare de molestarme por favor - me dice Munir. - Munir deja a tu hermano que juegue contigo. - Que noo. Estamos hablando cuando de repente se empiezan a escuchar disparos cerca. - Kaled, ¿qué ha sido eso? - No lo sé Munir, pero id a esconderos. Se escuchan más disparos. - Corre, Munir. Coge a Nahir y vete. Estoy muy asustado, pero tengo que salir a ver qué pasa. Voy hacia la puerta y salgo. Lo que veo no me gusta nada, hay gente corriendo por todos lados asustados,gente tirada en el suelo sangrando, niños pequeños en rincones llamando a sus padres llorando y lo peor de todo a gente con metralletas matando a las personas sin piedad y riendose de lo que hacen. Lo más raro es que uno se abre su suriyah y veo que tiene una cosa que lo rodea y unos paquetitos de color blanco pegados a este. El hombre coge un cable que hay pegados a estos paquetitos y tira. Cuando tira del cable el hombre explota y con él todo lo que hay a su alrededor. - Kaled, ¿qué está pasando? - me dice munir. - Munir, ¿qué haces aquí? Ves para adentro, corre. - No, dime qué pasa. - No Munir, entra dentro te puede pasar algo. Me giro para mirar a Munir ya que he escuchado un disparo y veo a Munir tirado en el suelo sangrando por el pecho. -¡No, Munir!- digo llorando. En ese momento llegaron mis padres del trabajo y al ver a mi hermano muerto en el suelo, lo cogieron y fueron hacia dentro, yo entré detrás y cerré la puerta. - ¿Qué hacíais ahí fuera? Mira lo que ha pasado. - Escuché unos tiros y salí a ver que pasaba, Munir vino detrás mía y cuando le dije que entrara en casa ya era tarde. - ¡ Voy a parar esta guerra como sea ! -
Salió y se escondió detrás de un coche, cerca de él había una metralleta de un terrorista que había caído muerto en la explosión. La cogió, disparo a un hombre y lo mató. Yo le gritaba desde la ventana “ ¡papá entra en casa!” mientras veía a más y más gente muriendo y casas derrumbarse. Los terroristas vieron a mi padre, le apuntaron y dispararon. En ese momento fue cuando me derrumbe por completo, perdí el conocimiento por un instante. Cuando desperté, aún se escuchaban disparos, vi a mi madre abrazada de Nahir, llorando y mirando a mis abuelos. Estaban ahí, muertos,
habían entrado unas cuantas balas por la ventana y les habían dado a ellos. Cogí a mi madre y a mi hermano y los lleve conmigo a una parte segura de la casa donde no nos pasaría nada y ahí nos quedamos, esperando a que todo pasara. Pasadas unas horas, parecía que todo había pasado. Salí yo solo del escondite y me asomé despacito a ver si aún había alguien fuera. No había más terroristas, lo habían destrozado todo y se habían ido. Salí a la calle y vi a mi padre, tirado en el suelo, rodeado de sangre. Me acerqué a él, le di un beso y me fui. Fui a ver a los demás vecinos, todas las casas del barrio estaban destrozadas, incluidos los colegios y hospitales. Lo único que queda intacto fueron los sótanos de las casas donde toda la gente se escondió. Seguí paseando por el barrio, mirando las calles, me puse a llorar al ver todo el desastre. Volví a casa con mi madre y me quedé hablando con ella: - Mamá, ¿qué va a ser de nosotros? - No lo sé Kaled, vamos a hablar con los vecinos. Fuimos a la casa de al lado. - ¿Cómo ha podido pasar esto? - No lo sé, todo estaba bien y de repente… - Han muerto mis padres, mi hijo, mi marido. No tenemos casa, todo está destrozado, no sé qué vamos a hacer. - Podemos ir a Europa, allí todo está más tranquilo. - Pues si, hay que hablar con los demás. Volvimos a casa, bueno no se puede llamar casa a tantos escombros. Como veis antes mi vida no era igual que ahora. Todo era diferente hasta que aparecieron las guerras. Hace algo más de cuatro años, Siria era un país próspero y con alto nivel cultural, donde cristianos y musulmanes se respetaban y convivían. Las mujeres no eran excluidas de la sociedad y tenían los mismos derechos y educación que los hombres. Además las mujeres no eran obligadas a usar burka o velos. Siria era el único país en la zona sin guerras ni conflictos internos. También era el único en admitir refugiados sin ningún tipo de discriminación social o religiosa. Pero las guerras le dieron la vuelta a todo. Se estableció el ISIS y mi infancia y la de todos los niños de Siria, la vida de nuestras madres y mujeres, se volvió completamente diferente. Iba a un colegio público con niños de mi barrio, vivía con mi familia; mis padres, mis dos hermanos, Nahir y Munir de 4 y 8 años y con mis abuelos maternos, pero en la guerra mis abuelos murieron, mi padre y Munir también. A partir de ese momento nuestra vida cambió por completo. Ya no voy al colegio, mi casa está destruida, casi toda mi familia ha muerto, todo es una catástrofe.
CAPÍTULO 3: Decidimos empezar una nueva vida y dirigirnos todos hacia Europa y para ello necesitábamos barcas, para poder cruzar el mar y llegar a algún sitio que nos acogiera y poder estar tranquilos sin ninguna guerra. Hoy hemos empezado a buscar madera de los árboles y restos que quedaron de las viviendas que había cerca para empezar a construir la barca para irnos de este lugar con todas las persona que nos hemos salvado. - Nahir, tú quédate aquí ya iremos mamá y yo a buscar lo necesaria para poder construir la barca. - Vale, yo me quedaré aquí con mi amiga Asma. - Muy bien Nahir, pero no te vayas de aquí, ¿Vale? - Sí, Kaled tranquilo. Cuando vi que Nahir no se movia de ahi fui con mi madre a buscar los materiales necesarios para las barcas.Pasadas unas horas ya habíamos encontrado suficientes cosas para ayudar con la construcción de la barca. - Hola, Halib, te traemos madera -le dice mi madre al hombre que va a construir las barcas con más gente. - Muy bien, gracias Kala y gracias Kaled. - No nos las des, Halib, estamos para ayudar. El dia se pasa rápido ayudando a encontrar madera. Mañana empezaremos a construir las barcas para cruzar el océano. Estamos todos los que nos hemos salvado debajo de una casa que no ha sido derruida y está en condiciones para poder dormir unos pocos días, no hemos comido, ni cenado ya que no tenemos comida. Mi madre y mi hermano ya están dormidos abrazados para darse calor y no pasar frío ya que hace mucho frío esta noche, yo no puedo dormir, estoy pensando en lo que hemos pasado estos días hasta que me da el sueño y me duermo. Ya es de día y hemos a empezado a construir las barcas, llevamos media barca, pero nos falta acabar esta y hacer una más. Después de acabar las barcas nos vamos a dormir, mañana emprenderemos el viaje a Europa. A la mañana siguiente, mi familia y yo nos dirigimos en barca desde Siria hacia Europa, tristes y desanimados por vernos obligados a abandonar nuestro hogar aunque fue decisión nuestra. Tantos años en nuestro hogar, tantas experiencias y recuerdos, que no podemos permitirnos recordar. Solo pensar en lo que nos espera en Europa y cómo será nuestra nueva vida. Mientras que ibamos en la barca mamá y una amiga estaban hablando muy serias por lo que estaba viendo, mientras ellas hablaban, me acerqué a mi hermano, Nahir para saber como estaba por lo que había pasado y estaba pasando:
¿En qué piensas Nahir? En que nada va a volver a ser lo mismo ya, no sabemos lo que nos espera, si va a ser mejor o peor -digo serio y asustado. Al haber escuchado lo que me dijo mi hermano , me dio a pensar y me fui a un lado de la barca, de momento lo que más me preocupaba era ese momento y yo estaba bastante tranquilo, en el sentido de que sabía, que no teníamos demasiado alimento solo pan y agua para todos, pero tenía la esperanza que llegáramos sanos y salvos. Cuando mi madre acabo de hablar con su amiga,se acercó a mí y me dijo: - ¿Por qué estás así hijo, ¿qué es lo que te pasa? -y yo le contesté: - Nahir me ha dado a pensar qué es lo que nos espera cuando lleguemos a Europa, si va a ser mejor o igual que en nuestro hogar, mamá. - Ese ya no es nuestro hogar hijo, tienes que olvidarte de todo lo de ese lugar si queremos empezar una nueva vida, y es mejor que pensemos en lo bueno de Europa -me contestó ella. Mi madre, cuando me dijo eso, me quedé más tranquilo, el viaje no sabía cuánto iba a durar, pero lo que nos esperaba era algo desconocido que no sabíamos cómo íbamos a afrontarlo. Ya está anocheciendo y no sabemos qué pasará esta noche, cómo dormiremos, cómo estará la marea, no sabemos nada. No sé qué hora será, pero no puedo dormir es muy incómodo y somos demasiada gente. A veces noto que la barca se tambalea mucho y creo que caeremos al mar pero luego se estabiliza. Miro alrededor y solo veo agua, mucha gente que está en la barca tampoco puede dormir están casi todos despiertos, las mujeres y los niños duermen. Ya es de día y no he dormido nada, tengo mucha hambre, ya que, la parte que me toca a mí se la doy a mi hermano o a mi madre para que ellos no pasen hambre. Ya han pasado tres días y estamos cerca de Noruega, no vamos a llegar todos los que subimos a la barca, muchos han muerto por deshidratación, por falta de hambre o por insolación. Ahora que veo a mi madre y a Nahir juntos me alegro de poder haber sobrevivido. - Cariño ya estamos cerca de Noruega - me dice mi madre. - Vale mamá - le digo. - Vamos a empezar una nueva vida Kaled. - Ya lo sé mamá, estoy asustado. - ¿Por qué cielo? - Porque no sé que nos espera. - Yo tampoco, pero rezaremos para que todo salga bien. - Eso espero. ¿Qué nos depara el futuro? No lo sé, solo espero que nos acojan y podamos vivir feliz, como antes. -
CAPÍTULO 4: Estamos en una ciudad de Noruega, no sabemos qué va a ser de ninguno de nosotros. Ni de mi, de mi hermano y de mi madre, ni de los demás que nos acompañan Dejamos las barcas en la orilla y nos quedamos contemplando nuestro alrededor. Mi madre, mi hermano y yo empezamos a caminar dejando el mas atrás y nos adentramos a la ciudad en la que hemos atracado la barca. Caminamos durante unos quince minutos sin decir nad, asombrados por cómo era todo aquello. - ¿Cómo encontraremos una casa? -le digo a mi madre. No lo sé, Kaled, ahora solo pienso en que no nos pase nada malo. Después de eso volvimos a las barcas. Alli estaban los demás, algunos asustados, otros mirando al horizonte, otros llorando de la emoción de tener oportunidad de reiniciar sus vidas y muchos de ellos abrazados a sus familiares. Estamos sentados en la orilla todos cansados del viaje sin saber qué hacer. - Asi no hacemos nada. Vamos a buscar trabajo, algunos conseguirán trabajo, otros no, pero vamos a ayudarnos los unos a los otros, no nos queda más que algunos familiares, pero nos tenemos a nosotros. Vamos a ello, no hay que rendirse. Todos los presentes se quedaron boquiabiertos con tales palabras de mi madre, a todos les cambió la cara, parece que las palabras de mi madre les llenaron de esperanza. Todos se levantaron y se adentraron en las calles, en busca de comida, trabajo y un hogar. - Que grandes palabras Kala, gracias a eso todos tenemos más esperanzas de vivir -dijo Halib. - Es que si no tienes esperanzas esto no tiene sentido. Tenemos que estar positivos y no pensar solo en lo malo de todo esto. - Muchas gracias por todo esto Kala -le vuelve a decir Kaled - No las des Halib. En Noruega hay gente muy buena, nos daban pan todos los días para repartir entre todos, nos enseñaron unas fuentes con agua potable donde podíamos beber, algunos de los mayores encontraron trabajo. Un día estaba mi madre en la fuente conmigo y mi hermano cuando vimos que se acercaba una mujer de avanzada edad. - ¿De donde sois? -nos preguntó. - Somos de Siria señora. - ¿Y qué hacéis tan lejos de vuestro hogar?
Dónde vivíamos hubo un atentado. Perdimos familiares, destrozaron nuestras casas, hospitales, colegios, todo. No tenemos nada señora sólo un poco de pan que nos dan unos buenos hombres y agua de esta fuente. - ¿Y dónde dormís? - En las barcas en las que vinimos desde Siria. - ¿Les podría ofrecer una cosa? -nos preguntó amable la mujer. - Por supuesto. - Podría ayudarla a conseguir dinero y tener un hogar si me ayuda en las tareas de la casa, ya que soy muy mayor y ya no puedo hacer lo que hacía antes. - ¿De verdad? No sabe cuánto se lo agradezco, ¡estaba deseando que llegara este momento! La mujer que se llamaba Agnes nos llevó hasta un lugar abandonado. Había colchones en el suelo y algunas mantas, lo más importante esque teníamos un techo donde resguardarse del frío y que no nos mojaremos si llovía. - Este lugar fue abandonado hace ya unos dos años y nadie pasa por aquí a sí que estaréis tranquilos y nadie os dirá nada -nos dijo Agnes. - No sabe cuánto te agradecemos esto Agnes -le dijo mi madre con lágrimas en los ojos. - Vosotros ya habéis sufrido demasiado, ya es hora de que paséis una buena temporada, ¿no? - Muchas gracias, Agnes, estaremos agradecidos toda la vida- dijo mi madre llorando. - Agnes, una pregunta, ¿podemos traer aquí a los demás para que no pasen frío? - Claro que sí, chico. - De nuevo muchísimas gracias, Agnes -le dije esta vez yo dándole un abrazo. Después de esa charla la mujer nos llevó a su casa y nada más entrar mi madre se puso a llorar de felicidad, porque sabía que esa buena mujer nos estaba ayudando de corazón. -
Ya han pasado dos años, mi madre sigue trabajando para Agnes, muchos de los refugiados que iban con nosotros están felices, por otro lado, otro no tienen trabajo y están en la mala vida, otros desafortunadamente ya no están con nosotros. Mi hermano Nahir va a un colegio donde ayudan a todos los refugiados que llegan de Siria o de otro lugar que están en guerra y se tienen que ir. Yo ayudo a mi madre en todo lo que puedo. Con el dinero que ha rejuntado mi madre hemos alquilado un piso cerca de la casa de Agnes y el colegio de Nahir.
Nosotros hemos sobrevivido a la guerra, otros como mi padre y mis abuelos no. Pero, ¿por qué hacen esto? Mucha gente está muerta por estas personas que matan a los demás y a ellos mismos. Con personas como esas, el mundo se destruirá y nadie quiere eso. La guerra nunca ha resuelto problema alguno, pero los ha planteado todos. La guerra jamás ha creado cosa alguna, sin embargo lo ha destruido todo. Así que vivamos en paz.
Castellón a 13 de Mayo de 2016 Zaira Martínez Montoya Irene Nerea Durà Oya