columna
El deporte es !Salud! Por Claudio Destéfano
“Quieeeen… ha sudado todo el vino” es el estribillo que algunos deportistas entonan en el vestuario. La Mona Jiménez podría hacerles juicio por plagio, y se los gana. Pero la canción marca una realidad. Cada cosecha, o cada temporada, según la actividad por la que se lo mire, se suma un nuevo player al mercado vitivinícola. Y la palabra player nunca pudo estar mejor aplicada, pues “el nuevo” juega con pantalones cortos y suda la gota gorda para ingresar a la tabla de posiciones de bodegueros exitosos. Estos nuevos jugadores no buscan ganar la Champions ni están en el ranking de la FIFA de las bebidas alcohólicas, pero con solo ponerles su nombre a la etiqueta (incluso, solo basta que lo impriman en la contraetiqueta) alcanza para que las botellas que se propongan vender salgan tan rápido como un balón en un tiro libre, la naranja en busca del aro en un triple, o la ovalada debajo de la Hache. Todo lo que se propongan lo van a vender, incluso con un costo de publicidad cercano a cero. Porque ellos son marca en un estadio, y ahora la trasladan a la estantería de una vinoteca, la carta de un restaurante o la góndola de un supermercado. Históricamente, los futbolistas fueron los principales vehículos para vender cigarrillos.En los años 50’, figuras del balompié aparecían en publicidades en blanco y negro en revistas deportivas de traje y fumándose un puchito. Un contrasentido, pero real. Pasaron los años, y las etiquetas de los cigarrillos empezaron a torturar a los fumadores. Una que llamó la atención es Gold Flake, cuya marquilla tenía la imagen de John Terry, ex capitán del Chelsea y de la selección inglesa, y la inscripción “smoke kills” en la marquilla. Con el vino no sucedió lo mismo.
CLTC
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Andrés Iniesta es la incorporación del año. El cerebro del FC Barcelona se va a jugar a China por interés económico/ deportivo, pero también con una motivación empresaria de hacer crecer su negocio vitivinícola allá. Abrió su propia bodega (Bodega Iniesta), con sede en Albacete. La sociedad facturó 2,2 millones en 2016,
un 14% más, mientras que sus pérdidas ascendieron a 332.694 euros, un 13% menos.
Recorriendo las góndolas del mundo, y googleando a más no poder, saltan a borbotones los ejemplos. Desde los jugadores que ceden su imagen para que hagan vinos con su nombre (hace varios años Maradona, y ahora Leo Messi con un acuerdo con la prestigiosa Bodegas Bianchi) hasta el vino “Corazón de León” que en partidas muy pequeñas se vendió en la Plata, provincia de Buenos Aires, por la principal razón de que la inversión la hicieron dos jugadores de Estudiantes: el capital Leandro Desábato, e Israel Damonte, hoy en Huracán. Pero casos como los de Iniesta abundan en el mundo. Uno bien curioso es el de José Felix Chilavert, emblema de la selección paraguaya, quien se asoció con Viña Fundación de Mendoza para hacer su vino “Don Chila”. Chilavert decidió hacer un vino; “para la gente”; que se empezó a vender en góndolas paraguayas. Apostó a variedades como Cabernet Sauvignon, Malbec, Bonarda y Merlot, con un toque de dulce (mosto) para darle el dulzor que les gusta a los paraguayos. En Italia, el jugador más famoso de la industria del vino es Andrea Pirlo, histórico capitán de la Juve y emblema de la selección azzurra, quien además de jugar el partido de las vinotecas logró que Nike le hiciera unos botines especiales de color cabernet sauvignon.