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Gestionar el campo
from Soy Golfista No. 132
by Soy Golfista
La gran responsabilidad de un mal score recae exclusivamente en el jugador que no está en capacidad de planear el siguiente golpe. Por mal posicionada que haya quedado ubicada la bola, en cualquier golpe, es necesario dedicarle unos segundos, más aún en estos malos golpes.
Donde quedó: ¿Entre los árboles? ¿En el rough?
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En cualquiera de estos lugares la obligación del golfista concentrado es analizar la situación con mesura antes de ejecutar el siguiente golpe. Ningún jugador en el campo está obligado a jugar de manera apresurada, dado de que se trata justamente de un juego de análisis, de pensamiento, de concentración.
Cuantas posibilidades existen para el golpe. Cuál es el resultado hasta ese momento de su score, rápidamente deben ser calculadas sus opciones. Si se trata de un match con presión, con más razón tenga en cuenta todos los factores.
El riesgo es el primero. Un tiro sin diseño, un tiro apresurado, tiene posibilidades ínfimas de ser exitoso. En esos casos la fortuna juega un papel muy importante y salvadora. Una rama providencial, el famoso “mico amigo” que inusitadamente alojan su bola en un lugar de calma para el siguiente golpe.
Pero la suerte y la fortuna no se pueden medir ni calcular. Ante una mala salida, por ejemplo, hay que situarse detrás de la bola para el segundo golpe y, antes de impactar, examinar las opciones.
¿Puede pasar por entre esos gruesos troncos?
¿Puede superar el lago que debe enfrentar? ¿O esas ramas altas?
¿Logrará sacar la bola con buena dirección medio enterrada en un rough alto? Si la respuesta es no, sencillamente pase al plan B.
Es necesario alcanzar el fairway para un tercero cómodo y no perder sino un golpe. En una buena racha, un bogey es mucho mejor que un doble o un triple. Piense en su score y como lo puede afectar. Todo esto antes de golpear.
¿La única manera de alcanzar el fairway es jugar lateral? Pues hágalo, no lo dude más, si es de para atrás pues para atrás, saque de su talega su hierro de confianza y dispare suave calculando la distancia para llegar a la mitad del corredor principal. Necesita un siguiente impacto limpio. ¿Para que arriesgar?
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Si se tira por entre los troncos y la bola golpea alguno de ellos el resultado es completamente impredecible, no hay manera de manejar esa situación, se coloca usted en manos del destino y seguro, perderá el control de su juego de manera provisional.
La bola loca se puede quedar entre el bosque tapada, se puede ir al agua, se puede hundir en un rough alto. No hay manera de controlar su locura. Y tampoco la propia. Un 8 o un 9 acaba con el jugador amateur, cuya mente no puede con aquello.
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Mas bien detenga su ímpetu y sus deseos de salir rápido de una situación mala. Todo esto, repito, detrás de la bola antes de golpear. Piense además que sus partners también, eso sí con seguridad, quedarán también atrapados en una situación difícil y al terminar el match el ganador será el que salga mejor de aquella situación, manejada con inteligencia, sin afán y sin control.
Es un juego de opciones, de decisiones, de jugadas inteligentes.
Gestionar el campo.
El adjetivo es de Tiger, ni mas faltaba.
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