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LAMBRETTA. UN ICONO CULTURAL ITALIANO (EN DOS RUEDAS)

Motoneta, scooter o moto-scooter. Son varias las denominaciones que ha recibido este vehículo inconfundible con la estética italiana de inicios de los años cincuenta. La creación de Ferdinando Innocenti supuso el inicio de una nueva manera de desplazarse en Europa.

Ea dualidad se ha planteado como un parteaguas en toda manifestación humana. En la cosmovisión precolombina: el Hanan y el Uku Pacha. En la filosofía oriental: el Ying y el Yang. Pasa en los deportes: River y Boca. En las bebidas: Coca-Cola y Pepsi. Hasta en la comida rápida: Burger King y McDonald 's. Pasa también con las marcas de motos: Vespa y Lambretta. Hablaremos en este artículo de la última. Porque en Italia, donde nació ese debate, aquella dualidad ha estado acompañada de apasionamientos, innovación y competencia. Y como en la mayoría de historias memorables, todo comenzó con un pionero.

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Se llamaba Ferdinando Innocenti y nació en Pescia, una ciudad dentro de la región italiana de la Toscana en 1891, cuatro años antes de la primera proyección de cine a cargo de los hermanos Lumière. Siendo joven, ya había trabajado en la fábrica de bicicletas de su padre y aprendió los entresijos del negocio: trabajo duro y una ventana para la innovación. Por eso, antes de cumplir los treinta años, abrió su propia empresa para fabricar repuestos para bicicletas y motos. Innocenti acumularía experiencia y, por supuesto, capital. Sin embargo, los hechos de la Segunda Guerra Mundial transformaron y empobrecieron gran parte de Europa. Eso no lo amilanó, como a otros tantos pioneros que vieron una oportunidad después de la crisis.

En 1946, nació Lambretta en Milán como una marca de la empresa Innocenti. No había nada de inocente en esa decisión: el dueño eligió invertir en la producción de motocicletas porque era un medio de transporte, económico y práctico, para los italianos. Además, ese mismo año, Vespa también había lanzado su inconfundible modelo en Pontedera. En aquellos años, la Italia de posguerra pasaba por una situación económica difícil. Con una industria en ruinas, el gobierno implementó políticas para reconstruir la economía: invirtió en la industria del acero y en la construcción de carreteras, puentes y ferrocarriles. Para realizar esas obras, se requirió de muchos trabajadores que (ya lo adivinaron) tenían que desplazarse por la ciudad a través de caminos deshechos. Lo tenían que hacer en moto.

Quizás el modelo más icónico de Lambretta fue la LD, que vio la luz a mediados de los cincuenta. Era un vehículo práctico y económico, sin perder la elegancia de su diseño. Contaba con un motor de dos tiempos, un chasis tubular y podía llevar hasta tres personas. La siguiente generación de motonetas fue la Lambretta GP, que apareció en 1969, coincidiendo con los albores del movimiento hippie a nivel mundial. Se pensó como un modelo de velocidad: gracias a su motor de 200 centímetros cúbicos podía desarrollar 120 km/h en tramos largos.

Rivales Al Nacer

Desde que se embarcaron en el rubro de las motos, Ferdinando Innocenti y Enrico Piaggio (el artífice de la producción de las famosas Vespa) sabían que se iba a desatar una competencia feroz por la preferencia de los italianos. Incluso llegaron a enfrascarse en pleitos acerca de patentes y derechos de autor. Por ejemplo, en 1951, apenas cinco años después de que salgan al mercado, Lambretta armó un juicio contra Vespa reclamando la autoría del diseño de la Vespa 125.

Aparte del cambio manual y el chasis tubular de acero prensado, otro gran diferencial de las Lambretta era la ubicación del motor. Estaba en el centro de la plataforma y no en la parte trasera, como la mayoría de las Vespa. Esa característica brinda mayor estabilidad, equilibrio lateral y mejor reparto del peso entre las ruedas, además de aprovechar el espacio bajo el asiento para guardar pertenencias. La tecnología empleada en el motor de las Lambretta también facilitaba el ahorro de combustible. Por otro lado, las motos de Innocenti tenían doble suspensión, en los muelles delanteros y traseros, que brinda comodidad cuando la moto atravesaba caminos irregulares.

La fama de las Lambretta se extendió a otros países rápidamente. El caso más notorio fue el de Inglaterra, donde legiones de jóvenes lo adoptaron como icono de un movimiento cultural asociado a la libertad (conocido como mob) y que acuñara conceptos como el road trip. De hecho, en 2022, se estrenó la película Destino a Britghton, que plasma el espíritu de esa época en Manchester. Tampoco pasaría desapercibido para la industria del cine: son recordados las campañas promocionales de la marca con reconocidos actores del momento como James Dean y Grace Kelly. Uno de sus modelos, el D, pudo fabricarse bajo licencia en varios países: España, Alemania, Francia y hasta en Argentina (dando a luz a la inconfundible Siambretta de paisajes porteños).

Para fines de los sesenta, apareció otro actor en el mercado: los mini autos. En la práctica, llegaron a competir con las motonetas porque sus precios no distaban mucho. Pero hubo otro hecho adicional que marcaría el declive de la edad de oro de las Lambretta: su creador murió en 1966. Seis años después, los directivos vendieron la empresa a un grupo económico en India (Scooter India Limited). Las Lambretta se siguieron produciendo en más de ochenta países, pero sin esa atmósfera de cambio y provocación que tuvieron en su época más célebre.

Influencia cultural. Arriba: una cruzada de jóvenes mob embarcándose hacia la ruta. Derecha: sesión publicitaria con la actriz referencial de los cincuenta en Hollywood: Jayne Mansfield.

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