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Un deportista realizado
Este año empezó muy bien para Pedro Pablo de Vinatea. Tras dos campeonatos en España que lo devolvieron al top ten mundial, el badmintonista apunta hacia la clasificación a los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 y, con mesura, a los Juegos Olímpicos de París 2024. Se prepara para tales objetivos, pero tiene la tranquilidad de quien parece haber conseguido lo que soñó.
El bádminton se juega con un proyectil cónico que se llama volante. Pesa alrededor de cinco gramos, lo mismo que cinco billetes de un dólar o una cucharilla de café. El objetivo principal del badmintonista es dar un raquetazo al volante para que se alce sobre una red de metro y medio y toque el piso del campo adversario. Punto.
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Milisegundos antes del raquetazo, el badmintonista puede hacer una finta, es decir, un amague para hacer creer al adversario que el volante irá hacia un lado cuando lo cierto es que irá hacia otro. «La finta en el bádminton no es un lujo, es una estrategia. Cuanto más técnico eres, más capacidad tienes para engañar al oponente», precisa Pedro Pablo de Vinatea. Con raqueta en mano, ha recurrido a la finta para ganar campeonatos y construir una reputación en el deporte, pero también amaga fuera de las canchas. Por ejemplo, alguien que no lo conoce y lo ve caminando en jeans por la calle, manejando un auto o bailando —estuvo en el programa «El Gran Show» en 2015— no se imagina que es un deportista multipremiado o, mucho menos, que lleva una prótesis. La gambeta más importante se la hizo a la arbitrariedad, después de que un cáncer óseo derivara en la amputación de su pierna derecha a los catorce años. Hasta entonces era una promesa del deporte nacional y ganador ya de varias medallas, de modo que tuvo que retirarse de manera prematura. Su futuro parecía ir, por un lado, lejos del bádminton, pero Pedro Pablo hizo un amague y fue por otro. Terminó el colegio, estudió Economía en la universidad y, tras siete años fuera de la alta competencia, se preparó para competir en parabádminton. Qué creen: quedó en segundo puesto en su primer campeonato internacional. Sin esa gran finta para desafiar a la adversidad, quizás no estaríamos contando esta historia.
No Se Detiene
Pedro Pablo fue parte de la delegación peruana que compitió en los torneos
Spanish Para Badminton International
Vitoria e Iberdrola Spanish Para Badminton International en febrero y marzo de este año. El equipo nacional sumó catorce medallas en ambas experiencias ibéricas. Si bien no obtuvo medallas individuales, Pedro Pablo sumó puntaje que le permitió regresar al top ten del ránking mundial de su clase y, sobre todo, logró una victoria que celebró de forma especial: la conseguida contra Mohammad Arwaz Ansari, jugador indio que ocupa el puesto 12 en el ránking de singles y el puesto 5 en el ránking de dobles. «India tiene los mejores jugadores de bádminton y ganarle a uno de los top es algo que quieres conseguir alguna vez en tu carrera. Me enfrenté a varios y perdí, pero esta vez lo logré», cuenta. «Hay partidos que te dejan más que campeonatos enteros», escribió en su perfil de Instagram después de aquel partido. El post estuvo acompañado de una fotografía profesional en blanco y negro en la que Pedro Pablo se muestra con los brazos abiertos y gritando al cielo, con la raqueta reposando en el suelo tras más de una hora golpeando un volante. Los torneos en España son parte del road to Santiago y road to Paris, ya que permiten acumular puntaje para clasificar a los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 y a los Juegos Olímpicos de París 2024. Pedro Pablo está prácticamente clasificado a la primera contienda —es casi improbable que otro jugador le arrebate el cupo—, pero para París 2024 reconoce que el camino es complicado. «El parabádminton recién hizo su debut en Tokio 2020 como deporte olímpico, así que aún ofrece pocos cupos. No es imposible clasificar, pero tampoco es sencillo. Necesito hacer seis buenos campeonatos este año y esperar. Ya van dos si considero los de España», explica. Dice que, más allá de si clasifica o no, estará satisfecho si completa esos seis buenos torneos. A sus 35 años, Pedro Pablo interpreta su currículum de tal manera que parece haber saboreado la realización. Esto se traduce en una holgura emocional que le permite afrontar con calma los desafíos.
Motivacional. La condición física de Pedro Pablo nunca fue impedimento para que se propusiera metas y las cumpliera. Hoy también dicta charlas de motivación.
Todas Las Miradas Sobre Uno
Enumerar sus logros deportivos no es un objetivo en esta oportunidad, pero conviene subrayar algunos hitos y delinear una trayectoria para entender por qué Pedro Pablo se siente tranquilo. Partamos afirmando que es el primer jugador peruano de parabádminton que viajó para competir fuera del país. Al principio iba solo o acompañado de un entrenador. Desde 2014, Perú sumó más jugadores al equipo, en gran parte por la difusión de la disciplina a nivel global y el ejemplo de Pedro Pablo, quien anunció públicamente que la selección de parabádminton buscaba jugadores. Comparen: la delegación que fue a España este 2023 bordeaba los 20 integrantes. «Estamos bien posicionados. Perú es el más fuerte de América, por encima de
Brasil y Estados Unidos. Hemos ganado a los mejores, tenemos campeones mundiales, hay más de 40 jugadores listados en ránkings. El equipo tiene un nivel extraordinario», precisa Pedro Pablo. Al repasar su carrera, considera que tuvo un primer pico de popularidad en 2015. Símbolo de la lucha contra la adversidad, fue entrevistado por diversos medios de comunicación, participó en torneos —estuvo en los Juegos Panamericanos de Toronto como nadador—, corrió en maratones. Ese año ingresó a El Gran Show, programa televisivo conducido por Gisela Valcárcel en el que diversas personalidades bailaban semana tras semana por una causa solidaria. «Me gustó la experiencia. Fue una aventura conocer a tanta gente famosa. Disfruté esa etapa, pero también me dio la claridad para saber que no era mi mundo», cuenta. El segundo pico ocurrió en el marco de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Lima 2019. Como embajador del certamen, cargó una serie de aspiraciones y sueños colectivos desde mucho antes del inicio de los juegos. Ese año tuvo que ser más humilde y paciente, saber pedir ayuda, tomar decisiones estratégicas, sacrificarse más de lo calculado. Triunfar en Lima, con todo el país pendiente, era una oportunidad única para él como deportista, pero también una exigencia descomunal. La gente asumió que ganaría la medalla de oro de todas maneras. Contar con una psicóloga fue clave para ayudarlo a manejar la situación. Dando la razón a los pronósticos, Pedro Pablo obtuvo una medalla de oro en aquella competencia. «Es una de mis máximas aspiraciones cumplidas. Nada se compara ni comparará con ese logro, nada. Me quitó mucha presión en mi carrera», dice. Después de la propulsión que significó Lima 2019, llegó la pandemia. El mundo se detuvo. Experimentó la cuarentena como cualquier peruano, pero desde junio de 2020 volvió a entrenar. Aun así, los campeonatos se cancelaron uno tras otro ese año. De hecho, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se postergaron hasta 2021. A pesar de que se preparó, finalmente no pudo estar en la cita.
Poco a poco volvieron los campeonatos, los viajes, los triunfos. Se casó con Sofía, su novia de toda la vida, en noviembre de 2021. «La mejor noche de mi vida», apunta. Se le puede ver con saco y corbata porque también brinda charlas motivacionales a empresas. Comparte su experiencia de superación personal como material práctico y comprobable para inspirar a equipos de trabajo a que consigan sus metas. Por otro lado, maneja inversiones de manera independiente. Veinte años después de la decisión que le cambió la vida, hablar sobre su prótesis puede ser un tema recurrente y lugar común. ¿Le incomoda que extraños le hablen sobre ello o que lo observen como bicho raro? «Ahora soy muy receptivo. Al principio me incomodaba, sin duda. El colegio, las chicas, el qué dirán, todo… Hoy, con tanto calor, salgo en short para pasear a Olivia [su perrita] y no me importa si la gente me ve. Hay quienes me miran, comentan entre ellos o hasta se me acercan a preguntar. No me molesta, no me intimida. Lo tengo superado». Pedro Pablo dice esto tranquilo y sonriendo, a pesar del insoportable calor que regala el último día de verano en Lima.