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©Joaquín Matas ©Mystica Avda Colón 7 3º Ext Izq 33013 Oviedo Tel: 670819006 info@mysticalibros.es www.Mysticalibros.es @MysticaLibros I.S.B.N: 978-84-940499-5-8 Depósito Legal: AS 03030-2014 Impreso en
A fuego lento Joaquín Matas Escrito por: Joaquín Matas
Diseño de Cubierta: Fran Collado
Maquetación e Ilustraciones: Ricardo Sánchez
Corrección: Fernando RodEn Victor Noir
M Y ST I C A l i b r os d e m agi a
Antes de empezar… No importa cuán bonita sea una idea, lo bien construida que esté una rutina o lo redondo que acabe quedando un juego. Los logros más importantes y las “creaciones” de las que estoy más orgulloso se hallan bajo estas líneas y han sido posibles gracias a mi mujer, Gloria.
Fotografía: Enric Viejo
Aún y cuando la tarea de escribir este libro ha sido poco menos que imposible debido a ellos, en honor a la verdad diré que, de no ser por ellos, tampoco lo habría comenzado. A Gloria, compañera de “bolos”, de éxitos y de fracasos, compañera, en definitiva, en la vida, que como decía el Maestro Ascanio, acaba siendo más importante que la propia Magia. Y Para Víctor y Óscar, sin duda alguna, mis mejores juegos de magia.
Índice ¡Ya está!
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Introducción 15
Parte 1: La sesión formal Intimagia 27 Cuarteto hipnótico
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Doble triunfo
77
Ases lentos a la copa
93
Ases Matas-Donalds
111
Mi Suit Apparition
129
Combinando los Mcdonalds con el Suit Apparition
157
La Ranita
169
Parte 2: De magias con los amigos Los sietes-dieces
193
Ases rápidos
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Los ases de mi examen
215
Bolas a la caja de cartón
233
¿Dónde está la carta de…?
241
Parte 3: El final de la sesión formal Los cubiletes de Vernon “tuneados”
253
¡YA ESTÁ! Gabi Pareras Uno siempre piensa un prólogo al modo de un regalo, que combine sentido práctico y algo de originalidad, un toque inesperado y sorprendente, pero en el que el otro se vea reflejado, puesto que un regalo es sobre todo un mensaje que dice: he pensado en ti. Cuando pienso en Joaquín Matas como mago siempre aparece como fondo la biografía común que nos hermana. Es lo que tiene saber de dónde viene el otro. Conocer sus puntos débiles y fuertes, sus experiencias vitales, aquellas que le han marcado hasta el tuétano y le hacen ser quien es, sus sueños, sus miedos y sus alegrías. Conocer mucho a otro lo deja un poco en nuestras manos. Por eso no nos gusta que nos conozcan demasiado, y por eso es una ventaja que debe ser utilizada con equidad y generosidad. Me resulta muy sencillo retroceder en el tiempo hasta nuestro primer encuentro y, como él suele recordarme, verle alucinado ante la avalancha de juegos y pases que le muestro, un tiempo en el que uno todavía no era tan selectivo y hacía de todo porque lo llevaba todo encima: barajas, dados, cubiletes, monedas, cajas y todo tipo de baratijas y abalorios, siempre pendiente de un continente nuevo que conquistar trocando aquel arsenal por el oro y los diamantes del asombro y la admiración. A partir de ese día los encuentros son constantes, las charlas y debates en torno a Arturo de Ascanio que tanto nos han marcado, las actuaciones anuales de Juan Tamariz en Llantiol seguidas de noches y noches enteras con el maestro disertando sobre lo humano y lo divino. Por todo eso puedo decir que si algo tuvo siempre Joaquín fue una apasionada admiración por el arte mágico. Y entiendo que esa admiración con el tiempo se fue convirtiendo en lo que ahora palpita constantemente en sus actuaciones: el sentimiento de privilegio que para él significa ser mago y que excede con mucho su condición de profesional.
Este sentimiento de privilegio que siempre le ha acompañado marca su evolución como mago y como persona, en un constante juego de reciprocidades. Nuestra amistad en el tiempo me ha permitido ver esa evolución mágica en primera persona así como el desarrollo de su repertorio personal. Es más, hubo un tiempo en el que cuando sentía la necesidad de ver buena magia, en el sentido más pleno de la palabra, le llamaba para acompañarle en sus “bolos”. Así tuve la suerte de verle actuar el mismo día en una actuación infantil (magnífica si he de atender a lo mucho que pude disfrutarla), seguida de una convención de empresa (con buena parte del repertorio, ahora más maduro y asentado, que presenta en “A fuego lento”) y finalmente, una actuación de restaurante. Nadie que le haya visto actuar dudará de mis palabras si digo que en cada una de aquellas actuaciones la entrega fue absoluta y total, como si no hubiera un mañana. Es esta entrega absoluta derivada de su sentimiento de privilegio lo que garantiza la calidad de “A fuego lento”. Joaquín Matas escribe este libro con la misma entrega absoluta con la que actúa. Y en ambos casos late en su fondo vital la misma condición “sine qua non”: no puede no hacerlo bien. Del mismo modo que he visto evolucionar su magia con un placer renovado, también he sufrido la evolución de algunos de sus juegos, la tortura china, el gota a gota de cada nuevo pase, el conflicto interior que pone siempre en cuestión cada decisión, la conciencia plena de estar manejando una herencia valiosísima, de que nos vigilan metafóricamente las mentes mágicas más preclaras que han marcado la historia de la magia de la que ahora nos apropiamos. Los juegos y versiones que finalmente se asientan no son del todo nuestras puesto que la deuda que implican es alta y nunca queda definida del todo. Joaquín Matas suple con creces esta deuda y la publicación de su magia da fe de ello. El texto le sale limpio, sin retortijones. Al leer las primeras versiones se nota que llevan escritas mucho tiempo, son narraciones que se ha contado a sí mismo infinidad de veces y que ahora se ha decidido a com-
partir. En parte es una ilusión, un espejismo, porque respetando las palabras del maestro Ascanio, Joaquín nos evita sentir el rictus del esfuerzo que conlleva no hacerlo bien. El enredo sentimental en el que se ha visto envuelto el autor ha sido constante, pasando de la euforia a la frustración, de la impotencia a la alegría, palabra tras palabra, juego tras juego. Ver claro tiene como contrapartida la necesidad inexcusable de mostrarlo también claramente y no es fácil contarse uno a sí mismo, puesto que sentimos de modo permanente la ausencia del don de la objetividad. Henry James acuñó la frase “la figura de la alfombra” para referirse al tema que aparece recurrentemente en la obra de un escritor. ¿Cuál sería esa figura de la alfombra en el caso de Joaquín Matas, recurrente en todos sus juegos, en todos esos juegos que ahora recopila en “A fuego lento”? Yo diría sin lugar a dudas que esa figura es el alto nivel de excelencia que se exige a sí mismo. En todos estos juegos se percibe esa constante alimentada por un permanente estado de inconformismo, de que siempre se puede hacer un poco mejor. Pero ¡YA ESTÁ! Ahora solo queda disfrutar del trabajo bien hecho, muy bien hecho.
INTRODUCCIÓN ¡Ya está! El primer volumen de “A fuego lento” por fin ve la luz. Pronto le seguirá el segundo. Oí decir a Juan Tamariz en una ocasión que hay que esperar a los cuarenta años para pretender publicar un libro de magia serio. Cuando esta obra esté en tus manos (¡y en las mías!) habré cumplido los cuarenta y una vez más habré seguido los consejos del Maestro. Poner lo mejor de mi repertorio por escrito y plasmar en el texto toda la experiencia y detalles que hay detrás de cada juego ha supuesto un año de duro trabajo, pero una vez concluido, puedo decir con orgullo que el resultado es más que satisfactorio. Quiero lo primero de todo agradecer desde estas líneas el apoyo y entusiasmo de Ricardo Sánchez, mi editor y amigo1, quien con sus sugerencias, sus magníficas ilustraciones y su rapidez maquetando a medida que le iba entregando los distintos capítulos, me ha animado a seguir adelante con el proyecto. Cada página se ha escrito desde la pasión y deuda que siento hacia la Magia. Con cariño, con mimo y cuidando cada detalle. Procurando no dejarme nada en el tintero y sin escatimar en páginas o en ilustraciones. Esta obra se ha escrito como a mí me gustaría que fuesen los libros que hablan de la Magia de un autor a través de sus juegos: con el cómo y los por qués, con todos los detalles psicológicos, con la charla y en definitiva con la concepción del mago presente en cada efecto. En estos dos libros vas a encontrar mis más preciadas rutinas. Rutinas que en algunos casos llevan más de veinte años conmigo. Juegos pensados para ser presentados en sesiones formales de cerca, en salón, en cócteles, mesa por mesa, en situaciones informales o en teatros. Todos estos efectos se han probado delante del público en centenares de ocasiones, pulido y estudiado hasta el más mínimo detalle. Cocinados en definitiva a fuego lento. Como 1
Esta obra sin duda ha aumentado nuestra amistad.
siempre digo, no me considero un mago de magos. Los efectos que estudio, siempre los trabajo para llevarlos a cabo en un ámbito profesional y para un público profano, pero además la magia es mi pasión, mi vocación y mi vida, por lo que todo ese trabajo busca hacer sentir a mis espectadores neófitos lo bonito, lo variado y lo potente que puede llegar a ser este arte. Que lo consiga o no ya es otro tema, pero la intención es esa. Aunque a primera vista éste es un libro de juegos, dentro de las explicaciones hay mucha teoría y técnica pero siempre aplicadas a casos concretos. En estas páginas se respira mi visión de la magia, mi modo de pensar, mis “filias” y mis “fobias”. Me hace especialmente feliz haber escrito para este primer volumen el capítulo “Intimagia”, donde desgloso mi sesión formal de magia de cerca, ofreciéndote una lista con los juegos de dicho espectáculo, detallando las transiciones entre efecto y efecto así como multitud de consideraciones personales a la hora de estructurar una sesión. Para cerrar este primer volumen te ofrezco con todo lujo de detalles mi versión de Los cubiletes de Vernon. Una de las rutinas de las que estoy más orgulloso. Pese a que hay un par de juegos en este primer volumen que se publicaron hace casi diez años en mis notas de conferencia “Diversiones” (La Ranita y Ases rápidos), éstos han sido ampliados, actualizados y reescritos, añadiendo las mejoras surgidas durante ese tiempo. Lo mismo sucede en el segundo volumen con “El de las tres cartas” y “McMoscas”. En cualquier caso, la mayoría de juegos aparecen publicados aquí por primera vez. Modestia aparte, en estos dos volúmenes no vas a encontrar elucubraciones, pajas mentales, ideas irrealizables o las sobras. En este trabajo hay un buen trocito de mí. De ahí el cariño, la dedicación y el tiempo invertido en las explicaciones. Hasta no hace mucho (y en contra de la opinión de muchos amigos) este libro iba a ser un único tomo. Ricardo Sánchez y yo queríamos algo contundente: Todo mi repertorio y experiencia profesional reunidos entre las tapas de un solo libro. A medida que
el proyecto iba avanzando, las páginas fueron aumentando y se hacía evidente que, pensando en la comodidad del lector a la hora de manejar el libro, teníamos que dividir la obra en dos, ya que de lo contrario, o descartábamos juegos que considerábamos valiosos o la extensión en las explicaciones y la profusión de ilustraciones de los mismos quedarían condicionados. Finalmente, optamos por los dos libros aunque en esencia son uno solo. A pesar de las reticencias iniciales, el dividir la obra resultó ser un acierto. Este primer volumen tiene un tono más “por amor al arte” con la estructura de mi sesión de cerca y los principales juegos que conforman la misma, un segundo apartado con efectos para realizar en situaciones informales y como parte final Los Cubiletes. El segundo volumen tiene un tono más “profesional”, con un par de ensayos; uno dedicado a la Magia itinerante y otro a la Magia tematizada y promocional, además de un apartado con juegos de salón y escena. Cuando el libro iba a ser uno solo ya tenía en mente a dos prologuistas. Dos de mis mejores amigos, además de ser dos de los magos a los que más admiro. Resultó que al partir la obra en dos, sus prólogos aún tenían más sentido por las características de cada volumen. Para prologar el primer libro Gabi Pareras; mi mentor, Maestro, amigo y referente constante. Amante incondicional de la magia, siempre buscando elevarla a la categoría de expresión artística. Para prologar el segundo libro… el estandarte de la Magia profesional de España y uno de los magos más completos y comprometidos con la magia de calidad: mi hermano Alberto de Figueiredo. Por si fuera poco, Gabi no sólo se ha prestado a escribir el emotivo y personal prólogo que acompaña a este trabajo sino que también se ha ofrecido a redactar una de las rutinas del mismo: “Bolas a la caja de cartón”. ¡Gracias una vez más, nen! Verás que Gabi aparece a menudo citado en esta obra. No es casualidad. Después de veinticuatro años de amistad y cuando en este tiempo muchos mitos han caído, Gabriel Pareras sigue siendo
un espejo en el que mirarme por su integridad artística y por su forma de entender la Magia. Mención especial para el tercer mago que no podía faltar en este libro, uno de los más grandes, hermano mío también junto a Gabi y Alberto: El inigualable Ricardo Rodríguez. Son muchos los consejos y las palabras de apoyo que me ha enviado desde Santiago de Chile. Suyo es el precioso texto de la contraportada. Mil gracias, Ricardito. Uno de los grandes culpables de que este libro esté en tus manos es Fernando RodEn, excelente mago y amigo además de excepcional hacedor de cubiletes. Cada vez que hablábamos de mi enfoque de Los Cubiletes de Vernon me decía “¡Esa rutina merece un libro y ya estás tardando en escribirlo!”. Y no paró hasta que me puse a ello. Gracias tío, por la insistencia, por las sugerencias, por los valiosos consejos en cuanto al diseño, las ilustraciones y por las correcciones. Fernando y Victor Noir se han encargado de cazar erratas y han buscado infatigablemente fallos, faltas y errores. Gracias a ambos. Gracias también por el apoyo moral, las correcciones, los consejos y la ayuda de decenas de amigos: Carlos Vinuesa, Pedro Bryce, Amílcar Riega, Ferrán Rizo, Miguel Ajo, Sergi Vendrells, Antonio Iturra, los “Bukkake boys” del Cartomagia Club de Gabi, además de muchos compañeros del AMIC de Barcelona que me han apoyado y animado con este trabajo: Ricardo Vizcarra, Toni Looser, Isaac Jurado y Eugenio Álvarez. A Juan Tamariz y Miguel Gómez, Maestros absolutos, historia viva de la Magia española y referentes constantes. Gracias por dejarme contar dos técnicas maravillosas que uso en mis juegos y que ellos aún no han publicado. También a Juan Esteban Varela, a Woody Aragón y a Juan Manuel Marcos, por permitirme contar en el capítulo “Intimagia” valiosas ideas que les pertenecen. A todos los magos, presentes y pasados, antiguos y modernos, famosos y anónimos, Maestros, profesionales, aficionados, estudiosos y creativos, cuyas maravillosas ideas se hallan desperdigadas
de un modo u otro en mi Magia y a lo largo de esta obra. Gracias a todos. En especial al añorado Maestro Arturo de Ascanio, cuya concepción mágica es mi hoja de ruta a la hora de plantearme estudiar cualquier efecto. Y a Juan Tamariz, ídolo de mi niñez e inspiración constante en mi edad adulta. Gracias por mostrarme la Vía Mágica y enseñarme que nuestro arte tiene que ser vital, comunicativo, fascinante, pero sobre todo imposible. A Fran Collado, por la llamativa y original portada y por la ilusión con que la ha hecho. ¡Gracias Sir Franagan! También gracias a los involuntarios fotógrafos de esta obra cuyas imágenes hemos usado para la dedicatoria y para abrir cada una de las tres partes de este libro y que amablemente me han permitido incluirlas aquí: Enric Viejo, Mon Vernis, Fernando RodEn e Israel Belchi. ¡Gracias a todos! Y una vez más gracias a Gloria, por su paciencia infinita, por hacer muchas de las fotografías que sirvieron de apoyo para las ilustraciones de Ricardo y por aguantar estoicamente los largos periodos de “ausencia mental” durante este año. ¡Ya estoy de vuelta! Finalmente gracias a ti, por leerme. Espero de todo corazón que estas rutinas, cocinadas “a fuego lento” sean de tu agrado. ¡Buen provecho! JOAQUÍN MATAS Arenys de Munt, 25 de Julio de 2014
Parte 1: La Sesión Formal
Sesión en el Rei de la Magia (Barcelona). Palo de picas recien transformado en corazones. El espectador de la derecha (por lo visto) ya había leído a Carroll. Fotografía: Mon Vernis
A fuego lento Me formé mágicamente en El Llantiol de los años Noventa. Un Café teatro mítico de Barcelona en el que Pepe Carroll había dejado una profunda huella con sus sesiones de magia de cerca y donde Juan Tamariz venía al menos una vez al año para actuar durante una o dos semanas (a veces un mes entero) realizando inolvidables sesiones de cerca al término de su espectáculo de escena. En Febrero del noventa y tres, noche tras noche y durante semanas, pude ver su legendario “Número de París”1 además de otras mil y una maravillas. Gabi Pareras, Amílcar Riega y Ricardo Vizcarra eran los magos de cerca habituales de la sala; Mag Lari y Sergi Buka comenzaban su andadura profesional en ese escenario y desde el año noventa y cuatro hasta el dos mil tuve el privilegio de ser el mago oficial del Llantiol, formándome como mago de salón, actuando mesa por mesa antes del show y sobre todo pude gozar montando sesiones formales de cerca al final del espectáculo de variedades, las cuales duraban entre cuarenta minutos y una hora. Era lo que Gabi llamaba “La sesión final”. Ordenaciones en una misma baraja que se mantenían a lo largo de varios efectos esperando su momento, juegos elaborados y arrutinados. Cartas, monedas, dados, navajas y cubiletes desfilaban ante un público atento, predispuesto y sentado alrededor del mago. Por aquel entonces, El Llantiol era un oasis en el desierto. El único lugar de Barcelona en el que no había que ganarse al público porque éstos venían ex profeso a ver magia habiendo pagado una entrada y, en muchos casos, ya conocían el formato de este tipo de actuaciones. Allí experimentábamos, aprendíamos, nos rodábamos y sobre todo disfrutábamos desarrollando el estilo de magia que nos gustaba en el ambiente ideal para llevarla a cabo. Lamentablemente, el Llantiol no daba para vivir y tuve que abrirme camino en otros terrenos para poder ganarme la vida 1 Acto con el que Juan obtuvo el Primer premio de cartomagia en el FISM de París de 1973 y que no ha dejado de retocar, cambiar y mejorar desde entonces. Durante decenas de ocasiones pudimos gozar Gabi, Ricardo Vizcarra y yo de esa joya que, como Ascanio señalaba, es uno de los hitos de nuestro arte.
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A fuego lento
CUARTETO HIPNÓTICO Este juego es un mejunje de varias ideas, propias y ajenas, que unidas forman una impactante rutina. Tiene ecos del “Reset” de Paul Harris. Bebe de la versión de “Centauros y sirenas” de Gabi, en la que cuatro reyes se transforman uno a uno en una carta elegida para volver después a ser reyes. Tiene mucha influencia de un juego de Bebel en el que cuatro ases, tras transformarse uno a uno en la carta escogida, viajan al bolsillo transponiéndose con ésta. Pero, sobre todo, tiene mucha influencia Ascaniana. También, quizá por lo barroco de la secuencia, el tipo de construcción o por la plasticidad de los movimientos guarda reminiscencias de Carroll. De hecho, secretamente llamo a este efecto “El juego que yo habría hecho a Pepe Carroll”.
Efecto Un espectador nombra cuatro cartas de un mismo valor, (supongamos que los cincos) y un segundo espectador elige una carta, imaginemos que la dama de diamantes, la cual se guarda en el bolsillo interior de la chaqueta del mago. Uno a uno, los cincos se van transformando en la carta elegida por el segundo espectador hasta tener cuatro damas de diamantes. Con un chasquido de dedos, las cartas vuelven a ser cincos y se demuestra que la dama siempre ha estado aislada en el bolsillo. Sin embargo, basta un pase mágico para que estas cartas se transpongan, los cincos viajan donde estaba la dama y en la mano, donde hace un segundo había cuatro cincos, ahora sólo hay una carta ¡La dama de diamantes! Tras una pausa, el mago repite la transposición de los cincos por la dama en condiciones más imposibles si cabe.
Material necesario y preparación Además de la baraja completa con su estuche necesitas una dama de diamantes duplicada. La única preparación consiste en
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Joaquín Matas tener las dos damas de diamantes juntas (la de la baraja y la extra) en la parte superior de la baraja estando el mazo dorso arriba. También necesitarás llevar una chaqueta tipo americana. Asegúrate antes de llevar a cabo este efecto que el bolsillo interior izquierdo de la chaqueta está vacío.
Realización Deja la baraja cara arriba en la mano izquierda en posición de dar y comenta: Vamos a empezar sacando cuatro cartas de un mismo valor. Dirígete a un espectador de tu derecha, pregúntale su nombre y dile: ¿Te importaría decirme un número del uno al diez1? Imaginemos que nombra el cinco. Di: ¿El cinco? ¡Perfecto! Vamos a sacar los cuatro cincos de la baraja. Extiende las cartas entre las manos, haciendo sobresalir los cincos (o el número que haya pedido) hasta la mitad de su longitud a medida que éstos vayan apareciendo. Mientras los buscas explica: Sabéis que en la baraja hay cuatro cartas de un mismo valor; cuatro ases, cuatro sietes, cuatro ochos… pues bien, vamos a ir sacando los cuatro cincos. El de picas, el de corazones, tréboles y rombos.
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Una vez hayas hecho sobresalir los cuatro cincos, cierra la extensión y con la mano derecha voltea la baraja dorso arriba sobre la mano izquierda en posición de dar como si cerrases la contraportada de un libro, manteniendo las cuatro cartas sobresalientes. Levanta la mirada y pregunta al espectador: Dime una cosa. ¿Ha habido algún tipo de coacción por mi parte para que nombres los cincos? Al amparo de esta frase varias cosas ocurren simultáneamente. La yema del dedo índice izquierdo desplaza el cinco inferior unos centímetros hacia la izquierda haciendo que quede algo descuadrado con respecto a los otros tres2. La mano derecha se acerca a la baraja con el pulgar por encima y dedos por debajo para extraer los cincos de la baraja. La yema del dedo corazón derecho contacta con el cinco inferior y la yema del pulgar derecho se posa 1 Se pide un número del uno al diez para descartar las figuras y que el cuarteto escogido contraste con la dama de diamantes. 2 Esta carta se desplaza a la izquierda para que en la añadida tengas mayor cobertura desde ese lado.
A fuego lento sobre la carta superior de la baraja, una de las damas de diamantes (Fig.1). Mueve el pulgar derecho deslizando la dama en dirección a los cincos sobresalientes al mismo tiempo que la muñeca izquierda se dobla orientando la cara de la baraja hacia el público (Fig. 2). El dedo índice izquierdo arquea los cincos hacia arriba para que el añadido de la carta superior sea aún más imperceptible.
Fig.1
Fig. 2
Sujetando los cincos y la dama de diamantes con los dedos corazón y pulgar de la mano derecha, termina de extirpar las cartas sobresalientes, voltea cara arriba longitudinalmente los cincos junto con la dama oculta y deposita estas cinco cartas sobre la baraja manteniendo una separación con el meñique izquierdo entre el paquetito y el resto del mazo. Cuando el espectador conteste negativamente a tu pregunta responde: ¡Estupendo! Luego te pago lo que quedamos. Sin perder la separación bajo la quinta carta, despliega las tres cartas superiores recolocándolas si es necesario, de tal modo que los colores de los cincos queden alternados3 (Fig.3). Una vez mostrados los cuatro cincos cara arriba sobre la baraja, toma con la mano derecha, pulgar por encima y dedos por debajo, las cinco cartas y volFig.3 téalas dorso arriba sobre la baraja 3 La alternancia de colores es importante para que al mostrar las cartas en las cuentas Elmsley posteriores se vean dos cincos rojos y dos negros
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