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Fausto Pág
Fausto
Por. Julián Bueno. Texto tomado de la página “Lectura Abierta”
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El Fausto de Goethe es una de las novelas más reconocidas de este autor, la cual, junto
a Las penas del joven Werther, se erigen como obras muy representativas del romanticismo alemán del siglo XIX. Fausto es una tragedia romántica.
Fausto también es una novela filosófica, no solo la narración de unas aventuras. El
trasfondo filosófico identifica a todas las obras de Johann Wolfgang von Goethe, y sus personajes están en constante reflexión y pensamiento acerca de la esencia de la
existencia, el conocimiento y la relación ente los seres humanos. Intereses del propio
Goethe.
Fausto es un científico, un médico, un conocedor de las leyes humanas. El doctor Fausto también es químico y un profesor reconocido y admirado. Es respetado por su
entorno, pero es un personaje en alta tensión consigo mismo que se pregunta acerca
de los misterios de la materia y sus transformaciones por causas naturales y sobrenaturales, razón por la cual sus experimentos tienen una gran cercanía con la
alquimia.
Fausto es un personaje que presenta ciertas equivalencias con el mismo Goethe, dicen algunos de sus analistas. Principalmente por su amplio interés por el conocimiento y
su incursión en las ciencias naturales tanto como en la filosofía y la literatura.
El personaje Fausto cambia de la ciencia a la magia, porque quiere ver qué es lo que
mantiene unido al universo. Esta es su gran pregunta. Su búsqueda es producto de la
insatisfacción, al parecer, porque ha declarado sentirse hastiado del mundo . Dice “Qué
puede ofrecerme el mundo?” “…la existencia es para mí una penosa carga; ansío la
muerte y detesto la vida”.
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Fausto y el trato con Mefistófeles
Fausto ha maldecido la esperanza, el amor y sobre todo la paciencia. Bajo ese sentir el demonio Mefistófeles se ha colado en su estudio. Atraído por esta desesperanza
Mefistófeles se le presenta y su conversación termina en una apuesta: hacerlo sentir conforme, satisfecho, seducido. “Largo tiempo ha que estoy hastiado de todo saber.
Apaguemos las ardientes pasiones en los abismos de la sensualidad”. Fausto anhela
sentir mucho, dice que quiere abarcar en sí lo más alto y lo más bajo de la humanidad.
El demonio Mefístofeles le promete llevarlo a los más exaltados sentimientos, a sentires
nunca experimentados, pero a cambio le pide a Fausto que le sirva en la otra vida. Fausto acepta, así de grande es su necesidad. Luego de este pacto, Mefisto lo lleva a conocer a la joven Margarita, encarnación de la belleza, de quien Fausto se enamora
profunda y rápidamente…
Fausto contempla una aparición – Dibujo de Rembrandt
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Más tarde visitan el Aquelarre en la montaña, y después de salvar a Margarita, quien ha caído en delirios y penas, Fausto vive una serie de experiencias con los seres
mitológicos de la Grecia antigua. Esto lo lleva a buscar a Helena (de nuevo, una encarnación femenina de la «belleza») lo cual casi lo aniquila… La experiencia con
Helena es interesante porque ella es la belleza, y representa el eterno conflicto entre los hombres por tenerla, posesión que al mismo tiempo significa someterse a una
condena.
Una de las partes más emocionantes es el final, cuando Fausto, viejo, reflexiona. Dice “en el seno de la opulencia, siempre nos falta una cosa” lo cual expresa su profunda
insatisfacción.
¿Qué le pasa a Fausto?
En la última parte de la novela, Fausto se arrepiente de haber buscado respuestas tan
cruciales en las sombras. Me pregunto si eso fue suficiente para que la milicia celeste lo hubiera rescatado, ya muerto, de las bocas del infierno, donde lo reclamaba Mefistófeles, quien al comienzo de la obra también había alegado con Dios que Fausto
no volvería la cara a la providencia nunca más.
Vale preguntarse si el inconformismo del Fausto de Goethe habla sobre el «inconformismo de su época», entendido en ciertos círculos intelectuales como el Sturm undDrang(movimiento literario del siglo XVIII, al cual perteneció Goethe).
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