Riegos del Alto Aragón y el Pacto Nacional del Agua
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19.ª Jornada informativa
Riegos del Alto Aragón y el Pacto Nacional del Agua Huesca - 5 de octubre de 2017
Riegos del Alto Aragón y el Pacto Nacional del Agua
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Edita: Comunidad General de Riegos del Alto Aragรณn Imprime: Grรกficas Alรณs. Huesca D.L.: HU-195-2018
INAUGURACIÓN
Luis
FELIPE SERRATE Alcalde de Huesca
Buenos días, vamos a dar comienzo al acto de inauguración de la 19.ª Jornada Informativa de Riegos del Alto Aragón. Para empezar, tiene la palabra el Sr. Luis Felipe Serrate, alcalde-presidente del Excmo. Ayuntamiento de Huesca. Gracias, Sr. Presidente, Sr. Consejero. Buenos días a todos y gracias por la invitación a esta XIX Jornada de Riegos del Alto Aragón que va a abordar, sin duda alguna, temas de sumo interés y actualidad. La regulación hidráulica, el pacto nacional, la directiva del agua, el cambio climático, son sin duda elementos de una discusión interesante que se va a producir hoy en el Palacio de Congresos y que va a tener como centro del debate el concepto del agua. El agua que es sinónimo de futuro, de proyecto, de desarrollo, de vida y también sinónimo de pacto, de acuerdo y de consenso. El agua no es solo una reivindicación: es una salida real al futuro de nuestro territorio del Alto Aragón, y también al futuro de la capital de la provincia. Quiero, por lo tanto, agradecer esta invitación para participar en el inicio de esta jornada, y desearles que el debate de los expertos, junto con las posibles aportaciones del público, haga que las decisiones que vayamos tomando en el futuro las administraciones públicas y los regantes sean decisiones que ayuden a ir configurando un futuro prometedor del Alto Aragón y de la ciudad de Huesca. Muchas gracias.
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César
TRILLO GUARDIA Presidente de Riegos del Alto Aragón
A mí me toca, como todos los años, presentar la jornada y a las personas que van a intervenir en ella, además de los temas a tratar y de los objetivos de la misma. Como ha dicho el Ilmo. Sr. Alcalde, estamos en un momento donde hay cambios significativos, no solamente en la manera de pensar de los ciudadanos sino también en el clima, que afectan al agua y a otras muchas cosas. Ha habido un cambio en el programa de la inauguración, y es que no ha podido asistir, como estaba previsto, el Excelentísimo Sr. D. Javier Lambán Montañés, presidente de la Diputación General de Aragón. El Sr. Presidente pide disculpas por su ausencia y delega su participación en el Excelentísimo Sr. D. Joaquín Olona Blasco, Consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón, que además tiene una segunda intervención en esta jornada. Además de la inauguración, la jornada consta de tres bloques principales, de los cuales el primero es una ponencia sobre el cambio climático y su integración en el Pacto Nacional del Agua. Se trata de un tema muy importante, que es probablemente la raíz de los temas que se abordan después. Yo mismo era reacio a aceptar la existencia del cambio climático, pero al final uno acaba convenciéndose de que es una realidad. Aunque es posible que nos encontremos en lo que podríamos llamar un periodo o un ciclo seco, la realidad es que se trata de un ciclo seco que se comporta de manera diferente a la que estamos acostumbrados. En efecto, antes venían ciclos húmedos que se alternaban con los secos, pero esto es distinto. Yo creo que, aunque afecta a la cantidad del agua, afecta sobre todo a su comportamiento. No es habitual ver inundaciones como las que sufrió el Ebro hace un par de años, cuando los informativos nos conmocionaron con imágenes catastróficas a la hora de comer. Como digo, se trata de unos acontecimientos a los que no estábamos acostumbrados, que no son agra8
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dables ni deseables, y que no solo están causados por las aportaciones, sino también porque no existe una voluntad de entrar a limpiar los ríos. Se trata de un tema que está ahí: nos estamos acostumbrando a riadas cuando no nos hace falta el agua, y a sequías muy largas cuando sí nos hace falta. El cambio climático es un tema que queríamos abordar, especialmente al inicio de las jornadas, ya que puede estar relacionado con otros asuntos que se tratarán después. Por esta razón, hemos buscado la participación del que yo creo que es uno de los ponentes con mayor experiencia del país: Manuel Toharia, un experto con una larga trayectoria de trabajo en temas relacionados con el clima y el tiempo. La ponencia está presentada y moderada por D. Manuel Omedas, sociólogo e ingeniero técnico de Obras Públicas. Después de hablar sobre el cambio climático, tenemos un segundo bloque dirigido a abordar las obras hidráulicas. En este momento, hay voces que plantean que en este país hay que descartar un millón de hectáreas de regadío. Además de no crear nuevas áreas de regadío, hay que destruir un millón de hectáreas ya existentes para poder destinar el agua al medio ambiente. Pues bien, yo digo que esta propuesta es impracticable, siendo como somos un país del sur que no tiene nada que ver en absoluto con los países del centro y norte de Europa. Aquí el agua es una necesidad. Aquí hay que utilizar el agua desde el momento en que echamos la semilla al suelo hasta que cosechamos, mientras que en el centro de Europa solo utilizan el agua en el caso de que pasen quince días sin lluvias, algo que allí se considera una sequía extrema y durante la que necesitan el agua para no perder producción. El caso es que hemos querido crear una mesa sobre la regulación hidráulica porque se trata de un tema que también nos afecta. Durante la clausura me referiré al tema de la regulación del Gállego, respecto a la que hay voces en contra que dicen que la construcción de embalses es algo del pasado. En mi opinión, estamos en un momento en el que hay una voluntad por parte de la Unión Europea, que se apoya en organizaciones ecologistas, de detener las obras hidráulicas y la transformación en regadíos. Yo creo que esto es un error: siempre ha habido obras de regulación y estas deberían seguir haciéndose, especialmente si es verdad que se avecina un cambio climático que supondrá que las mayores aportaciones se produzcan cuando no las necesitemos, mientras que en momentos de necesidad no llueva ni una gota. La única manera de enfrentarse a esta situación es incrementar el 9
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almacenamiento de agua, algo que tiene como consecuencia poder disponer de agua cuando no se tiene y poder evitar que las inundaciones hagan el daño que están haciendo. El río Ebro es el peor regulado de España, pero aun así esa regulación evitó que a Zaragoza llegaran 800 m3 por segundo más durante la riada de la que he hablado antes. Sin esta regulación, hay partes de Zaragoza en las que el agua hubiera subido por los huecos del ascensor y de las escaleras. En resumen, se trata de decidir si es posible o no hacer obras hidráulicas. El tercer bloque de estas jornadas está dedicado al Pacto Nacional del Agua, del que habréis leído información en la prensa. Yo estoy de acuerdo con la ministra en que España necesita un Pacto Nacional del Agua, pero no va a ser fácil conseguirlo, porque muchas actuaciones que debieran estar hechas están sin hacer, y porque muchos de los problemas que deberían estar resueltos están sin resolver, algo que causa malestar a todas las partes y que nos impide a veces tomar decisiones sensatas y trabajar codo a codo por el bien del país. En las mesas redondas y las ponencias tenemos la suerte de contar con técnicos y expertos de mucha categoría, no solo a nivel nacional sino también a nivel mundial. En la mesa sobre regulación hidráulica en el marco de la directiva marco del agua, tenemos el placer de contar como moderador con D. José Albiac, investigador del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA). En la mesa, participan además D. Antonio Fanlo, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de La Rioja; D. Antonio Soriano, catedrático de Ingeniería del Terreno por la Universidad Politécnica de Madrid; D. Antonio Burgueño, presidente del Comité de Planificación de Spancold; D. Tomás Sancho, presidente de la Asociación Internacional de Ingeniería Civil; y D. Abel Mejías, asesor senior de Agua y Saneamiento en CAF-Banco de Desarrollo de América Latina. Después de la primera mesa, tenemos una ponencia que, con el título de Las obras Hidráulica en la revisión de la DMA, abordará temas relacionados con el marco jurídico, la legislación europea, la Directiva Marco del Agua y el artículo 4.7. La ponencia estará moderada por D. Raimundo Lafuente, presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro. La última parte de esta jornada es una mesa redonda que mira al futuro: La regulación hidráulica en el futuro Pacto Nacional del Agua. La mesa estará 10
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moderada por D. Enrique Playán, investigador de la Estación Experimental Aula Dei, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y en ella intervendrán D. José Polimón, presidente del Comité Nacional Español de Grandes Presas SPANCOLD; D. Joaquín Olona, consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón; D. Daniel Sanz, de la Subdirección General de Infraestructuras y Tecnología; y D. José Ramón Lasuén, catedrático emérito de Teoría Económica y miembro del Club de Roma. Para finalizar, la clausura de la jornada estará a cargo de D.ª Isabel García, ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente de España. Aunque le agradeceré personalmente su presencia durante la clausura, debo decir que debemos estar realmente agradecidos por que haya venido, ya que la ministra tiene una agenda muy ocupada y ha hecho un esfuerzo considerable por estar con nosotros. A pesar de que, como otros años, yo tendré una intervención final, será ella la que realice la clausura oficial del día de hoy. Espero que, al final de la jornada, todos sepamos un poco más sobre legislación europea, sobre posibles obras hidráulicas, sobre el cambio climático y sobre los problemas de España, aspectos directamente relacionados con nuestra voluntad para sacar adelante un pacto nacional del agua. Os agradezco vuestra atención y paso la palabra al señor consejero.
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Joaquín
OLONA BLASCO
Consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón
Buenos días, Sr. Presidente de la Comunidad general de riegos del Alto Aragón, Sr. Alcalde de Huesca, señoras y señores. En primer lugar, quiero excusar la ausencia del Excelentísimo Sr. D. Javier Lambán Montañés, presidente de la Diputación General de Aragón, tal y como lo ha hecho el presidente D. César Trillo. Quiero transmitirles su saludo, desde luego, pero también sobre todo su apoyo al regadío y a la regulación: a la regulación en general, y en particular a la regulación del Gállego, una cuestión sobre la que creo que es claro y evidente que siempre se ha manifestado con absoluta claridad, incluso en los momentos más complicados y oportunos. Hablo, por tanto, en nombre del presidente, especialmente durante mi próxima intervención en la última parte de esta jornada. También quiero dar la enhorabuena a Riegos del Alto Aragón por la celebración de esta nueva jornada, un encuentro que siempre contribuye al debate sobre cuestiones de máximo interés y actualidad. En este caso, quiero felicitar a la organización por centrar la jornada en el cambio climático, tal y como ha explicado el presidente, pero sobre todo por centrar el debate en el Pacto Nacional del Agua. En respuesta a una petición que la Dirección General del Agua del Ministerio transmitió a todas las comunidades autónomas, desde el Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón hemos manifestado nuestra postura y hemos mostrado nuestra mejor predisposición para avanzar hacia un pacto nacional por el agua en el marco de la unidad de cuenca. En Aragón, contamos con un valioso patrimonio institucional en relación con la gobernanza del agua, y somos pioneros en los pactos en torno a este recurso. Por esta razón, considero una obligación poner a disposición del Ministerio y del resto de las comunidades autónomas todos estos conocimientos, toda esta experiencia colectiva que atesora Aragón en los distintos ámbitos jurídicos, técnicos y políticos. 12
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No en vano, Aragón es la única comunidad autónoma que tiene un pacto del agua, un pacto que suma ya muchos años y que cuenta con mucha experiencia. Me uno a la valoración del presidente Trillo en el sentido de que no va a ser fácil construir un pacto nacional por el agua, y precisamente por eso, creo que es muy oportuno que desde Aragón contribuyamos y aportemos esta experiencia tan notable con la que contamos. El único límite que nos marcamos para lograr este pacto nacional por el agua, es nuestra oposición a cualquier trasvase. Una oposición que hemos manifestado, no en términos amenazadores ni en términos negativos, pero que deja claro cuáles son nuestros límites. Tenemos vocación sincera de contribuir a la creación de un auténtico pacto nacional del agua, pero siendo conscientes de las dificultades que entraña. Por este motivo, desde nuestros primeros momentos como Gobierno hemos querido dejar bien claro nuestra oposición a cualquier trasvase de agua procedente de las cuencas hidrográficas de las que forma parte Aragón. Todo ello, en consonancia con el mandato de nuestro propio Estatuto de Autonomía, así como con el mandato formulado al Gobierno de Aragón a través del acuerdo adoptado por el Pleno de las Cortes de Aragón celebrado los días 20 y 21 de abril de 2017. Esta es una posición que yo defiendo sin ningún complejo, porque no implica menoscabo alguno de nuestra solidaridad. Se trata de una posición que debemos defender, y que yo me obligo a defender, explicando al resto de España que nuestra oposición no es insolidaria en absoluto, sino que se trata de una honrosa defensa de nuestros legítimos intereses. Porque, efectivamente, hay demasiadas cosas por hacer en favor de nuestros intereses, de los intereses de las generaciones actuales y de los de las futuras, tal y como dice el Estatuto. Y además, teniendo en cuenta criterios fundamentales y elementales de sostenibilidad, algo que también está recogido en nuestro estatuto. Porque exigirnos que apoyemos trasvases procedentes de las cuencas de las que formamos parte no es apelar a nuestra solidaridad, sino abusar de ella, ya que somos nosotros los primeros que sufrimos carencias: graves déficits hídricos que se manifiestan en problemas sociales, desequilibrios territoriales y en problemas graves de despoblación. Aceptar trasvases es incoherente con la existencia de miles de hectáreas con plenos derechos de riego que todavía no se riegan, que reúnen requisitos para ser consideradas de interés social, y que no cuentan con dotaciones suficientes, carecen de 13
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las garantías de suministro deseable, o no acreditan las condiciones técnicas institucionales propias del siglo XXI. En nuestro contexto geográfico de aridez extrema, el desarrollo agroalimentario por el que apostamos estratégicamente desde el Gobierno de Aragón está estrechamente vinculado al regadío en amplias zonas de Aragón gravemente amenazadas por la despoblación. Ayer manifesté en el Pleno de las Cortes que la agricultura de Aragón será de regadío o no será. En nuestro contexto geográfico de elevada irregularidad hidrológica y de previsible aumento de la incidencia de eventos hidrológicos extremos como consecuencia del cambio climático —algo a lo que también ha hecho referencia el presidente Trillo y que se abordará a continuación—, desde el Gobierno de Aragón apoyamos, con claridad y sin complejos, las obras de regulación todavía pendientes de finalizar o de iniciar. Estas obras de regulación serán, con mucho acierto, objeto de debate durante esta jornada: la oportunidad o necesidad de las mismas, y la estrategia para abordarlas. En particular, se debatirán las relacionadas con el río Aragón y Yesa, y con los ríos Gállego y Cinca y los proyectos de Biscarrués y Almudévar. Respecto a estos últimos, quiero hacer una referencia expresa a dos puntos: por un lado, al apoyo incondicional del Gobierno a los embalses de Biscarrués y Almudévar; y, por otro lado, a la necesidad en estos momentos de apostar por el inicio de estos proyectos lo antes posible. De hecho, se están llevando ya a cabo las expropiaciones relacionadas con el embalse de Almudévar, y nuestro departamento ya ha asumido compromisos para iniciar la concentración parcelaria y colaborar con la Confederación Hidrográfica en la restitución. En cuanto a la planificación de las obras hidráulicas de regulación y transporte, tenemos también el reto de incorporar con mayor o menor acierto los conceptos nuevos que introdujo la Directiva Marco del Agua, unos conceptos que quizá no hemos sido capaces de desarrollar y de entender adecuadamente. Me refiero a tres conceptos fundamentales, como son el interés público superior, la justificación del impacto sobre la calidad de las masas de agua afectadas, y el análisis de la recuperación de costes. La Directiva Marco del Agua no solo contempla estos tres aspectos, sino que establece excepciones. Es en estas últimas donde, en mi opinión, nos enfrentamos al gran reto —técnico, jurídico y político—, de saber defender y justificar esa excepcionalidad que la propia Directiva Marco del Agua establece. 14
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La Directiva Marco del Agua no habla en ningún sitio de la plena recuperación de costes. Se ha trasladado al Ministerio la necesidad de ampliar el concepto de restitución territorial del actual artículo 130.4 de la Ley de Aguas, de modo que este garantice el equilibrio socioeconómico y ambiental de las zonas afectadas por las infraestructuras hidráulicas e hidroeléctricas. Se trata de una ampliación que tenemos que ser capaces de demostrar y aplicar en el caso más inmediato que nos ocupa, que es el de Almudévar. Defender los trasvases con el argumento de que el agua que llega al mar es agua desperdiciada es algo que resulta inadmisible desde el punto de vista ecológico, y algo impropio de nuestro tiempo. Además, se trata de un argumento igualmente inadmisible desde la propia realidad física del ciclo del agua, algo tan inaceptable como la pretensión de considerar como caudales ecológicos del Delta del Ebro caudales que las propias condiciones hidrológicas naturales e hidráulicas de la cuenca no pueden garantizar. Apostamos por avanzar con firmeza y realismo en la mejora de la calidad y buen estado ecológico de nuestras masas de agua. Por esta razón, hemos planteado al Ministerio la necesidad de establecer herramientas de control de la contaminación difusa asociada a las actividades agrarias, así como la necesidad de concretar un régimen específico para el tratamiento de las aguas residuales procedentes de pequeños municipios. También hemos pedido apoyo para el desarrollo del plan estratégico de lucha contra el lindano, un problema que conlleva riesgos potenciales por su magnitud y, también, a escala de cuenca. Se ha expuesto al Ministerio la importancia de una gestión integral de los riesgos de inundación, adecuando la regulación normativa sobre las zonas de flujo preferente y áreas de inundabilidad temporal controlada, y estableciendo un régimen específico de actuaciones estructurales y compensaciones en materia agroambiental como las que ya aplicamos en Aragón y las previstas por el sistema de seguros agrarios. Finalmente, y algo que para mí es lo más importante, se ha trasladado al Ministerio nuestro especial interés por —y aquí es donde yo creo que más podemos aportar desde Aragón— la gobernanza, por la modernización y actualización de los usos del agua. Algo que debe llevarse a cabo a través de procesos de innovación institucional, y siempre con el propósito de mejorar las capacidades de gestión y transparencia de los órganos de cuenca, así como los de las propias comunidades de regantes y usuarios. Estos procesos deben desarrollarse en función de las competencias de cada institución: 15
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en materia de regadíos en el caso del Gobierno de Aragón, o en materia de dominio público hidráulico en el caso de la Administración General del Estado. En defensa del interés general, y de nuestra obligación de gobernar, estamos obligados a desarrollar una verdadera política de aguas aragonesa, una que aporte valor añadido y solucione y ofrezca soluciones a desafíos que puedan presentarse. Nuestro planteamiento es proyectar sobre el dominio público hidráulico las competencias sectoriales que tiene el Gobierno de Aragón en relación con el agua: regadíos, prevención de la contaminación, gestión forestal, espacios naturales, depuración, saneamiento, abastecimiento y otras. Para cumplir con nuestro propósito es necesario, como es obvio, el pleno ejercicio de nuestras competencias, no para plantear falsos debates de poder, sino con un objetivo muy claro: no solo no dificultar el funcionamiento de las instituciones del agua y el regadío, sino favorecerlo y potenciarlo, especialmente el de las comunidades generales de regantes. Estas comunidades son —según mi propia estrategia política que pretendo impulsar y liderar desde el Gobierno de Aragón— una pieza imprescindible y esencial para la gestión y la gobernanza eficiente del agua. Se trata de una gobernanza y una gestión que, por ser relativas a un bien de naturaleza económica común, deben estar basadas en la cooperación, en la concertación y en el pacto, valores que considero imprescindible impulsar en el seno de Riegos del alto Aragón, en el seno de Aragón y en el conjunto de España. Muchas gracias.
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PONENCIA El cambio climรกtico y su integraciรณn en el Pacto Nacional del Agua
Raimundo
LAFUENTE DIOS
Presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro
Buenos días. Vamos a dar comienzo a la primera ponencia de esta jornada, que se titula El cambio climático y su integración en el Pacto Nacional del Agua. En mi opinión, ambos aspectos se encuentran íntimamente relacionados. Como ya planteó la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en la última reunión del Consejo Nacional del Agua que se celebró el pasado marzo, la idea del Ministerio es alcanzar un pacto nacional mediante el cual todas aquellas personas que tienen relación con el agua y que se ven afectadas por ella puedan llegar a un acuerdo lo más extenso posible. No cabe duda de que se producirán discrepancias y discusiones, pero la idea es tratar de encontrar un equilibrio. El Pacto Nacional del Agua consta de cuatro ejes fundamentales, algunos de ellos estrechamente vinculados al cambio climático. El primer eje hace referencia a los déficits hídricos a los que, como ya ha comentado César Trillo, nos estamos enfrentando en la actualidad. Este año, sin ir más lejos, hemos sufrido un importante déficit de precipitaciones en la mayoría de las cuencas españolas, lo que ha dado lugar a una situación de emergencia. Hace poco, he visto que incluso el Miño-Sil ha declarado el estado de sequía en su cuenca, una situación que se ha extendido a todo el panorama nacional. El cambio climático está relacionado con grandes irregularidades en las precipitaciones que, como también mencionaba César, se están notando de manera muy significativa en nuestro país. Hace años, estábamos experimentando avenidas constantes en el Ebro, mientras que, este año, sufrimos una situación de sequía. El segundo eje consiste en el cumplimiento de los objetivos ambientales establecidos por los planes hidrológicos de cuenca. El tercer eje, por su parte, hace referencia a la puesta en marcha de los planes de gestión del riesgo de inundación, ligados, como veníamos diciendo, a unos episodios de lluvias y avenidas que se intercalan, de manera un tanto aleatoria, con épocas de sequía. No podemos tener un año muy seco y, a 19
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continuación, un año muy húmedo. Mientras que algunas zonas de la cuenca del Ebro están experimentando importantes periodos de sequía, el País Vasco se enfrenta a unas inundaciones catastróficas, todo ello a raíz de esas irregularidades temporales e, incluso, geográficas. Finalmente, el último eje atiende a los temas relacionados con la gobernanza del agua. Creo que es evidente que, de estos cuatro ejes, el déficit hídrico y las inundaciones se encuentran muy relacionados con la conferencia que nos va a exponer Manuel Toharia. Tengo aquí delante su currículum y la verdad es que, si lo leo con un poco de detenimiento, le voy a dejar sin tiempo para hablar. Manuel Toharia es licenciado en Física por la Universidad Complutense de Madrid y cuenta con una vasta experiencia en este campo. Como todos sabemos, es un científico que no se ha dedicado exclusivamente a estudiar, aprender y guardárselo para sí mismo, sino que presenta una extensa trayectoria de comunicación y divulgación de sus conocimientos. A fin de cuentas, si la investigación no se comparte, el valor añadido para la sociedad es escaso; en cambio, ese valor se ve incrementado cuando se comunica y se transmite el conocimiento. En mi opinión, ese es uno de los aspectos más destacados de su carrera profesional. Entre otras cosas, además de publicar en muchas revistas y dirigir algunas de ellas durante periodos importantes, Manuel ha escrito 43 libros. En esta ocasión, me gustaría destacar uno que se titula El clima: el calentamiento global y el futuro del planeta, que trata un poco sobre el tema que nos ocupa en esta charla. Y, sin más dilación, le cedo la palabra a Manuel.
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Manuel
TOHARIA CORTÉS
Director científico de Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia
Muchas gracias, Raimundo. Buenos días a todos. Como vamos mal de tiempo, voy a intentar darme prisa para poder hablar de todos los temas que quiero tratar. Antes de comenzar, quiero aprovechar para agradecer a los organizadores que me hayan invitado a participar en esta jornada. Yo nací en Madrid y he vivido toda la vida en la meseta castellana. Soy hijo de una aragonesa y, desde hace 20 años, resido en Valencia, donde los problemas relacionados con el agua son unas 20 veces peores que los de aquí. Y en las regiones situadas al sur de Valencia, como Murcia o Almería, incluso más. Como se ha mencionado en la presentación, la sequía, la regulación hídrica y el cambio climático son unos temas especialmente sensibles en un país con una producción agrícola creciente y que, además, basa gran parte de su existencia presente y futura en una agricultura que, o es de regadío, o no es. Mi intención en esta charla es puntualizar algunos aspectos, ya que cabe la posibilidad de que estemos confundiendo ciertos términos que son de gran trascendencia en la práctica. Por ejemplo, desde el punto de vista científico, tiempo y clima no son lo mismo. Si hace dos años llovía mucho y este año apenas llueve, no estamos ante un cambio climático, sino ante un cambio de tiempo. Esto se debe a que, por desgracia, los cambios de tiempo son una característica propia de nuestro país. A excepción de la franja atlántica, y parte de la cantábrica, el resto del país presenta un clima mediterráneo, que se caracteriza por lluvias escasas (excepto en las zonas de alta montaña), temperaturas muy extremas y periodos de precipitaciones y sequía que se alternan de manera irregular. En España nunca han existido los ciclos de sequía y de lluvia, y nunca van a existir. El clima mediterráneo es muy inoportuno, y eso lo sabemos desde hace mucho tiempo, puesto que el clima se mide a largo plazo. La definición de clima desde el punto de vista meteorológico, es decir, desde el punto de vista de los físicos, requiere un promedio de datos de, al menos, 30 años. Los geógrafos, que se inclinan 21
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más por la interpretación de la naturaleza, hablan de periodos de 50 años. Es evidente que contamos con información sobre periodos anteriores a los últimos 50 años, pero, ¿tenemos datos específicos sobre ellos? No. Todo lo que sabemos procede de la tradición oral, de documentos o de algunos estudios concretos que se realizan en el fondo de un lago, en lo alto de los Pirineos o en Dinamarca, por ejemplo. Lo único que tenemos es una idea aproximada de cómo fue el clima en tiempos pasados. Seguramente se estarán preguntando: ¿cómo me afecta a mí que los vikingos descubrieran Groenlandia y la llamaran “Grønland” (tierra verde)? Porque, en la época vikinga, del siglo IX al siglo XII, Groenlandia era verde. ¿Cómo me ayuda eso si ahora se produce una avenida y, dentro de dos años, un periodo de sequía? El problema es que esta información es relativa al clima, no al tiempo. El tiempo es lo que estudiamos los meteorólogos. Son las características de la atmósfera, que cambian minuto a minuto, segundo a segundo, hora a hora, día a día, mes a mes y año a año. En algunos lugares del mundo, como Tahití o las islas Canarias, el clima es muy invariable. En cambio, las grandes civilizaciones se han desarrollado en países con un clima templado pero cambiante, como el mediterráneo. En la actualidad, las regiones más productivas del planeta son aquellas que cuentan con un clima cambiante: muy frío en invierno, muy cálido en verano y con lluvias regulares. Este es el caso de los países nórdicos, Canadá, el norte de Estados Unidos o algunos países de Centroeuropa. Al margen de estas consecuencias generales, lo más relevante es que el tiempo y el clima no son lo mismo. Cuando hablamos de sequía, nos encontramos ante un problema de semántica, del uso del lenguaje. Ramón Llamas, que fue un gran maestro en las áreas de ingeniería, zoología, etc., explicaba que la sequía meteorológica tenía lugar cuando, durante un año, llovía menos que la media de los últimos 30 o 50 años, por ejemplo. Aunque estos promedios climatológicos son algo abstracto, y nadie se acuerda de ellos, se calculan para comparar los datos actuales y, así, saber si se encuentran por encima o por debajo de lo “normal”. Por desgracia, en la cuenca mediterránea (no solo en España, sino en todos los países mediterráneos), esa fluctuación anual es muy frecuente y, además, se produce de manera extremadamente irregular. Esa es la sequía meteorológica. Por ejemplo, este año, estamos sufriendo una importante sequía meteorológica en prácticamente todas las cuencas españolas, excepto en alguna del norte. 22
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Por otra parte, también existe un tipo de sequía hidrológica. Desde que hemos aprendido a utilizar el agua como un recurso para beber, para la industria y, sobre todo, para regar, la hidrología se ha convertido en un elemento esencial. El agua corría libremente por los ríos y, de repente, la empezamos a regular. En primer lugar, para poder utilizarla y trasladarla a otros lugares; en segundo lugar, para que, en épocas de escasez de lluvia a causa de esas irregularidades del clima normal, podamos disponer de agua y, en caso de que llueva demasiado, abrir los embalses y derivarla a otros embalses diferentes. La sequía hidrológica se produce cuando, a pesar de todo, esos embalses presentan niveles de agua muy bajos, como está ocurriendo ahora en España. El pasado año 2016 fue más lluvioso de lo normal en todas las provincias de la Comunidad Valenciana. Sin embargo, el Júcar y el Segura, las dos cuencas principales de la zona, se encontraban al 20 % o 30 % de contenido de embalses. De esta forma, aunque la sequía hidrológica era muy significativa, la región no estaba sufriendo ningún tipo de sequía meteorológica. Lógicamente, ambas están relacionadas entre sí, pero más a largo plazo. Al margen de la meteorológica y la hidrológica, existen muchos más tipos de sequías. Ramón Llamas también hablaba de la sequía agrícola, que se define en función de la cantidad de agua necesaria para regar un terreno de cultivo. De esta forma, la sequía agrícola depende de las características de cada terreno: si se aumenta la superficie cultivable o si no recibe suficiente agua en comparación con la media, ese terreno en concreto estará experimentando una sequía agrícola. Se trata de un indicador muy variable, pero fundamental en países como España, donde la agricultura es cada vez más pujante. Esto sucede, sin ir más lejos, en el Alto Aragón, donde todos los regadíos dependen del agua de la zona, así como en Murcia, Valencia y en toda la huerta del sudeste de España. Por otra parte, también existe la sequía mediática. Aunque yo soy presidente de la Asociación Española de Comunicación Científica, debo admitir que a veces, podemos llegar a ser un poco alarmistas. Todos hemos oído en los medios de comunicación que los tres ciclones tropicales que ha sufrido recientemente el Caribe han sido los peores de la historia, pero no es cierto. El peor de ellos ocupa el puesto número 12 en la lista de los ciclones más intensos que se han producido en el Caribe y, en comparación con los del Índico y el Pacífico, el número 58. Y eso únicamente desde que se comenzaron a registrar este tipo de desastres, hace más de un siglo. Puede que, 23
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anteriormente, se hubieran producido ciclones todavía más devastadores, pero no lo sabemos. De hecho, en promedio, cada vez hay menos ciclones tropicales intensos. Más adelante veremos algunos datos al respecto, porque, en este caso, sí que hay datos. Un ciclón tropical es un desastre que, por desgracia, deja un rastro de miles de muertos. El problema surge con los ciclones tropicales que, a pesar de ser extremadamente potentes, nacen y mueren en el mar, de tal forma que pasan prácticamente inadvertidos y nunca salen en los periódicos. Por ejemplo, uno de los ciclones tropicales más intensos de la historia no llegó a tocar tierra más que de pasada, dejando “pocas” víctimas en comparación con ciclones menos intensos. La sequía mediática, en definitiva, desempeña un papel muy importante, puesto que los medios de comunicación buscan titulares y noticias que sean más atractivos y que les concedan más audiencia. Una vez clarificados estos aspectos, vamos a tratar de buscar respuestas a las preguntas más relevantes. La primera de todas hace referencia al pasado. ¿Con qué nos comparamos cuando decimos que estamos peor que antes? Lo primero que debemos tener presente es que el cambio climático es una realidad absolutamente indudable. Negar la existencia del cambio climático es como negar la existencia del sol. Los cambios climáticos, en plural, han sido una constante en toda la historia del planeta Tierra. Por ejemplo, a principios del siglo XX, se produjo un importante descenso de las temperaturas; luego, en los años 40, hubo una subida muy significativa, seguida de otra bajada leve que duró, aproximadamente, hasta el año 75. A continuación, tuvo lugar otro incremento hasta que, en el año 2000, las temperaturas se estancaron. Con la llegada de El Niño en 2014, volvieron a aumentar notablemente, aunque, en la actualidad, están comenzando a descender. Estas fluctuaciones se traducen en una subida total de 0,7 grados a lo largo de un siglo, una cifra que, aunque significativa, no es excepcional. De hecho, la pendiente de subida entre 1910 y 1945 es muy similar a la pendiente de subida entre 1975 y 2000. Entretanto, los humanos nos hemos multiplicado por ocho. A finales del siglo XIX, cuando nació mi abuela, la población mundial no alcanzaba los 1000 millones de personas y, en España, la esperanza media de vida era de 40 años. Hoy en día, tan solo un siglo después, hay 7500 millones de personas en todo el mundo, y la esperanza media de vida en un país como España se ha multiplicado por dos. Al margen de la población, uno de los cambios más significativos que 24
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se han producido en los últimos 100 años radica en el uso de los recursos y bienes naturales. La calidad de vida va unida a la cantidad de vida e, inevitablemente, la de hace un siglo dista mucho de la actual. Esto supone que el consumo de energía, agua, alimentos y recursos es inconmensurablemente mayor que antes, a pesar de que los recursos son los mismos. Es cierto que hemos aprendido a ser más eficientes, pero, aun así, el consumo energético se ha disparado. Aunque la energía no se consume, sino que se transforma, este proceso de transformación implica la utilización de combustibles fósiles; de hecho, el 80 % de toda la energía que utilizamos procede de la combustión del carbón y el petróleo. Dicha combustión genera todo tipo de emisiones a la atmósfera, que no solo son perjudiciales para nuestra salud, sino que, además, incrementan la presencia de dos poderosos gases de efecto invernadero que hacen que la Tierra almacene más calor: el vapor de agua y el dióxido de carbono. El vapor de agua es responsable de 3/4 partes del efecto invernadero, mientras que el dióxido de carbono, de un 20 %; el porcentaje restante se debe a la presencia de otros gases. Como quemamos hidrocarburos y carbón con tanta frecuencia, conocemos las cifras de esta actividad desde los años 50. Y, en este más de medio siglo de datos, se ha producido un aumento del 40 %, que, evidentemente, está relacionado con el calentamiento global. Aunque contamos con esta información sobre el pasado, el futuro es una incertidumbre. Cabe la posibilidad de que el aumento de 0,7 grados que se produjo a lo largo del siglo XX y principios del XXI se convierta, en el siglo XXII, en 1,5 grados. Las respuestas de los modelos matemáticos son muy dispares y, además, están condicionadas por el tipo de escenario que consideremos. Para mí, personalmente, los modelos matemáticos tienen una credibilidad muy relativa, puesto que se basan en ecuaciones como las de Navier-Stokes, que suelen ser caóticas y poco realistas. En cualquier caso, lo que nos interesa es conocer el efecto que ejerce ese calentamiento sobre las plantas y la frecuencia de las lluvias: esa es la pregunta del millón. Hoy en día, a nivel global, llueve mucho más que antes, y por una razón muy sencilla: en nuestro planeta, la tierra ocupa tan solo el 29 % de la superficie, mientras que el 71 % restante está formado por agua. El calentamiento de la atmósfera incrementa la temperatura del agua de los océanos, dando lugar a un aumento en la inyección de vapor dentro del ciclo del agua (evaporación, condensación y precipitación). De esta forma, se produce una mayor condensación en las nubes y, como consecuencia, más 25
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precipitaciones. Este fenómeno se ha observado en una gran cantidad de regiones en nuestro planeta. De hecho, en el último siglo, del que sí tenemos datos, los niveles de lluvias se han mantenido o incrementado ligeramente en todo el mundo. No obstante, este aumento no basta para compensar el uso que hacemos del agua con respecto del que hacíamos hace un siglo: si ahora gastamos mucha más agua de la que aportan las lluvias, y antes consumíamos menos de la que llovía, nos encontramos ante el déficit de un recurso que, en el pasado, teníamos de sobra. Esto ocurre de manera global en todo el planeta; no me refiero a Aragón, Murcia, Asturias ni a ninguna región en concreto. Ojalá pudiéramos conocer en detalle los promedios de otras zonas específicas, pero la realidad es que la antigüedad de los datos de los observatorios es bastante escasa en este aspecto. De todas formas, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) publica los datos de precipitación media en España de manera anual. A continuación, voy a mostrar un mapa que ha desarrollado la NASA sobre el incremento del CO2. Ese 40 % que mencionaba antes ha provocado que, en los últimos 25 años, la tierra se fertilice y, por tanto, aumente el número de plantas verdes. Esta información contradice totalmente las nociones preconcebidas que tenemos sobre el CO2, así como un libro que escribí hace muchos años y que se titulaba El desierto invade España (algo que, en aquella época, era cierto). Los medios de comunicación nunca hacen referencia a datos como los que muestra este mapa, puesto que desacreditan las tesis catastróficas sobre el cambio climático. No obstante, la realidad es que, en algunos casos, el aumento del CO2 presenta ciertas ventajas. El CO2 es el alimento fundamental de las plantas; el elemento esencial de la vida gracias a la fotosíntesis. Sin CO2, no habría plantas verdes, y sin plantas verdes, no habría vida. En la siguiente figura se puede observar cómo la producción de alimentos no solo no ha disminuido, sino que aumenta de manera constante en todo el planeta. Esta otra figura muestra la evolución de los cereales en el mundo en los últimos años, desde 2005 hasta 2015; como se puede apreciar, ni la producción, ni la utilización de cereales, ni los stocks, representados por las barras gruesas, han disminuido. De hecho, el hambre en el mundo se está viendo reducida a nivel global. Hace 15 años, la ONU consideraba que había 1100 millones de personas que padecían hambre en nuestro planeta; hoy, la cifra es de apenas 900 millones. Esta, por supuesto, sigue siendo una cantidad espeluznante, pero lo positivo es que 26
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ha disminuido un poco. Probablemente, podría disminuir todavía más si los países ricos fuéramos un poco más solidarios. La siguiente figura muestra la evolución de las cuatro principales producciones de cereales en Estados Unidos desde 1960; según estos datos, a lo largo del último medio siglo, la producción de cereales en este país no ha dejado de crecer en ningún momento. Es cierto que han establecido regulaciones hídricas y han empezado a utilizar soja y transgénicos, como también hacemos en España, pero lo relevante de estas cifras es que nos permiten reflexionar en torno a las implicaciones del calentamiento global y el exceso de CO2. Aunque se trate de fenómenos negativos, hemos aprendido a compensarlos técnicamente, algo que, dicho sea de paso, también se sabe hacer aquí, en Aragón. Esta otra figura refleja el promedio de las lluvias en España y su distribución geográfica. Las regiones coloreadas en azul son las más húmedas: el norte, los Pirineos, las montañas del Sistema Central, algunas zonas del sur y una parte de la sierra de Segura. El resto del país muestra un tono amarillo o verdoso que indica que llueve poco. El promedio global de la lluvia en España se sitúa entre las cifras representadas por el color verde y las correspondientes al color azul; de esta forma, todas aquellas regiones que se encuentran por debajo de estos colores presentan menos precipitaciones que la media. Este mapa muestra la España seca y la España húmeda de la que hablaban los libros de geografía en el colegio. Lo que no muestra es la irregularidad con la que se producen estas lluvias, a excepción de la zona noroeste. Por cierto, ahora mismo, Galicia está sufriendo un periodo de sequía, pero, aun así, los embalses se encuentran al 48 % de su capacidad, prácticamente la mitad. Ni allí, ni en ninguna otra región de España se han producido problemas de abastecimiento de agua a causa de las sequías, puesto que sabemos cómo regular el aporte de agua potable a las casas. El conflicto surge con los regadíos: es en este ámbito en el que las regiones con escasez de agua se ven obligadas a depender de otras, como ocurre, por ejemplo, en el sudeste de España. El siguiente gráfico reúne casi 60 años de datos oficiales de la AEMET sobre la lluvia media anual en España. La irregularidad es tan enorme como evidente. Nos encontramos con años muy lluviosos seguidos de años muy secos. Cuando se juntan dos o cuatro años secos consecutivos, la situación se vuelve dramática; pero, de repente, les siguen dos años extremadamente lluviosos. El último año, 2016, no ha sido seco en absoluto, pero 27
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venía precedido de un año muy seco y otros dos bastante lluviosos. Este es el clima que tenemos en España. Yo, personalmente, no encuentro en este gráfico ningún cambio climático significativo; ninguna variación en la cantidad de agua que ha caído en España en los últimos 60 años. Es cierto que estos son datos globales, de todo el país; no obstante, yo me he dedicado a recopilar información de manera independiente y he elaborado mis propios estudios y gráficos sobre la cuenca del Júcar y la del Tajo, que se encuentra bastante cerca de una casa que tengo en la inmediaciones de Madrid. No voy a mostrar estos datos porque todavía no están publicados, pero la conclusión sigue siendo la misma: la irregularidad es patente y no existe ninguna tendencia creciente ni decreciente. Aunque este gráfico muestra años naturales en lugar de hidrológicos, es probable que 2017 acabe siendo muy similar a 2015. De esta forma, habremos tenido un año malo, seguido de uno bueno y de otro malo. El problema es que, en conjunto, esos tres años son malos, especialmente en las zonas donde llueve poco. Aquí, en Aragón, las lluvias escasas se pueden compensar gracias a la cercanía de los Pirineos. En cambio, en Murcia, Alicante o Almería, la situación es mucho más grave. Estas regiones dependen del trasvase Tajo-Segura, una infraestructura que, en mi opinión, fue una atrocidad, como lo sería, si se llegara a realizar, el trasvase del Ebro. Por ejemplo, los cuatro hectómetros cúbicos que necesitan en la albufera de Valencia para los cultivos de arroz se han sacado, prácticamente gota a gota, del embalse de Entrepeñas, puesto que ya no queda agua en el río Tajo. En última instancia, lo que demuestran estos datos es que el problema al que nos enfrentamos en España no se debe al cambio climático, sino a un clima malo y muy irregular. Pero, ¿qué podemos hacer ante esto? ¿Cuál es la conclusión que podemos sacar? Yo, personalmente, lo tengo muy claro: la inteligencia humana, la ciencia, el conocimiento. A mí me resulta indiferente llamarlo cambio climático o clima. La ONU dice que, para luchar contra el cambio climático, debemos tratar de reducir al máximo nuestro consumo de combustibles fósiles; y en eso estoy totalmente de acuerdo. No podemos seguir generando tal cantidad de emisiones a la atmósfera terrestre, porque envenenan las plantas, el suelo, el agua y a los seres vivos. No podemos seguir disponiendo ilimitadamente de una energía que procede en un 80 % de combustibles fósiles, porque la malgastamos. Eso es lo que dice el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático). 28
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Yo no sé qué va a ocurrir en el futuro en lo que al cambio climático se refiere, y creo que nadie lo sabe con certeza. Las previsiones no son muy optimistas, pero no en cuanto a la cantidad de lluvias, sino en cuanto a la posible irregularidad en la distribución de las mismas y en cuanto al aumento del déficit hídrico a causa del calentamiento y la evapotranspiración. Pero esas son cuestiones de ciencia suprema y no tenemos tiempo suficiente para profundizar en el tema. Yo creo firmemente en la ciencia y en la tecnología. Y creo en la regulación hídrica, que se ha demostrado que es prácticamente la única manera de paliar este problema. ¿Cómo puede alguien defender todavía, por razones ecológicas, que la regulación hídrica no es necesaria? Por supuesto que tiene que llegar un caudal mínimo al mar y, además, se debe calcular científicamente, no en función de intereses de otro tipo. Pero no se puede comparar un río en una zona virgen, donde no hay humanos, industria, gente que necesita comer ni nadie que dependa del agua, con una zona donde esto sí ocurre. La regulación hídrica es el único medio que nos permite luchar, en la medida de lo posible, contra el mal clima que tenemos en la mayor parte de España y en otras regiones mediterráneas. En buena parte del mar de Japón y en otros lugares del mundo, incluso del mundo desarrollado, la regulación hídrica puede ser también una manera de reducir el hambre y de controlar las sequías devastadoras y los aportes de agua desenfrenados. Por ejemplo, en las regiones monzónicas se han empezado a regular los grandes ríos y se han logrado combatir las enormes inundaciones que se producían en su desembocadura. Este es también el caso del puerto de Chittagong, la segunda ciudad más importante de la actual Bangladés, donde, además, también sufren ciclones tropicales. El peor ciclón tropical de toda la historia de la humanidad se produjo allí, en Chittagong, en 1970. Este desastre natural acabó con la vida de 800 000 personas y dejó sin vivienda, sin hacienda, sin terrenos y sin comida a cerca de cuatro millones de personas. Cada vida humana es infinitamente valiosa, pero, en términos de catástrofes naturales, los 7000 u 8000 muertos que dejó el huracán Katrina o los dieciséis muertos que ha habido en Puerto Rico a causa del ciclón Harvey no tienen ni punto de comparación con el desastre de Chittagong. Es imprescindible conocer la historia, y desde 1970 no ha pasado tanto tiempo. Yo ya era periodista científico en aquella época. Había empezado a trabajar en televisión un año antes y me acuerdo perfectamente de aquellas inundaciones. En el periódico de la tarde de Madrid 29
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solo incluyeron un pequeño artículo sobre las inundaciones que había dejado el tifón, que es como se denominan los ciclones tropicales en esa zona. Yo a eso lo llamaba escándalo periodístico, pero, a fin de cuentas, buscar titulares llamativos forma parte de su trabajo. Pero volvamos a lo que importa: la técnica. Es evidente que tenemos que regular los ríos. El Ebro, como ya se ha mencionado, es un río que se encuentra bastante regulado en su curso bajo. Zaragoza está situada a tan solo 300 metros y, si se producen inundaciones en la ciudad, significa que hay algo que no funciona correctamente en la regulación de los tramos previos. Las inundaciones que tuvieron lugar hace dos años en el curso medio y en el curso bajo del Ebro no se habrían producido si la regulación en el curso alto funcionara correctamente. Es cierto que ya se han regulado muchos de los afluentes del Ebro, sobre todo los que nacen en los Pirineos, pero todavía queda mucho trabajo por hacer en este aspecto. La regulación hídrica es una solución local muy interesante que tenemos que apoyar y que se debe fundamentar en los datos de la tecnología y la ciencia más modernas, dejando al margen lo que haya sucedido en el pasado y previendo, como siempre, que el futuro vaya a ser peor. Aquí, no hay lugar para el optimismo; solo cabe, si me permiten la expresión, un pesimismo ilustrado. El cambio climático constituye una preocupación mundial a largo plazo, puesto que el clima se mide en promedios a largo plazo. La problemática que presentan estos promedios es que no reflejan muchas de las variaciones y factores locales en sus líneas. El gráfico de la lluvia en España, por ejemplo, muestra un promedio de 60 o 70 estaciones seleccionadas por la AEMET a raíz de la calidad y la antigüedad de sus datos, que se remontan al año 1961. Antes de 1961, la mayoría de las estaciones generaban datos con valores tan poco representativos de la realidad del país que la AEMET no se atreve a incluirlos en el gráfico. O eso creo yo; no se lo he preguntado a los autores y responsables, pero conozco a mis compañeros y excompañeros. En cualquier caso, ese gráfico es un promedio: no refleja la situación de Almería, Huesca o Coruña, sino que muestra, desde el punto de vista climático, cómo se comporta la lluvia en un país como España, con un clima típicamente mediterráneo y una franja norte y noroeste de clima atlántico. En la figura se puede observar claramente la distribución de los tres años más lluviosos: uno a finales de los años 60, otro antes del año 2000 y, el último, en pleno año 2000. En cuanto a los dos años más secos, uno se encuentra 30
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en la primera mitad del gráfico y el otro, en la segunda. No disponemos de datos con la suficiente antigüedad como para determinar cuál es el comportamiento general de la lluvia en España y, mucho menos, en todo el mundo. En ese 29 % de tierras emergidas, contamos con observatorios meteorológicos donde se mide la lluvia, la temperatura y otros aspectos, pero no conocemos en absoluto el comportamiento de ese 71 % de mar en años anteriores. No podemos saber cuánto llovía de media en el Índico en 1930. Podemos deducirlo y estimarlo, pero la realidad es que nuestro conocimiento sobre el pasado es demasiado escaso como para poder afirmar que se ha dado una situación específica. Desde el año 1979, contamos con satélites que miden todos estos indicadores de manera constante, lo que significa que disponemos de datos de un periodo climatológico de tan solo 30 años. ¿Con qué podemos comparar estos datos globales que nos proporcionan los satélites? La respuesta es muy sencilla: no podemos. Por ello, hagamos, como mencionaba antes, lo que indican la ciencia y la tecnología modernas: regulemos los cauces allí donde son irregulares a causa de las lluvias discontinuas; aprovechemos al máximo el agua y aprendamos a utilizarla de manera sensata, sin desperdiciarla ni malgastarla. Y no solo el agua, sino también la energía, los alimentos, la ropa o los medicamentos. Somos un país rico. En España, desperdiciamos casi el 40 % de la comida y casi el 80 % de la energía. Los coches modernos, por ejemplo, no aprovechan ni el 70 % del gasóleo o gasolina de sus depósitos; el resto son residuos que se materializan en forma de humos venenosos, ruido o calor y que se emiten a la atmósfera. Es inadmisible que los coches tengan un rendimiento energético del 30 %, o incluso menor. Es como ir a comprar un kilo de solomillo y que el carnicero te dé 300 gramos de carne y 700 gramos de hueso y grasa. Las petroleras y los grandes concesionarios se escudan tras la excusa de que no saben cómo fabricar motores más eficientes. Ese es el mundo en el que vivimos. Esa es la huella de ineficiencia que dejamos todos los que tenemos coche o moto. Voy a dejar el dióxido de carbono al margen debido a su mala fama, aunque, como ya he mencionado y como muy bien saben los agricultores, constituye el alimento fundamental de las plantas. En cualquier caso, la huella de ineficiencia del mundo desarrollado actual es colosal. Y en el ámbito del agua, también. Me indican que se me está acabando el tiempo, pero quiero que el mensaje quede claro: el cambio climático es un problema mundial expresado en 31
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promedios. Tratemos de adaptarnos al clima de cada lugar, aprovechando sus ventajas y luchando contra sus inconvenientes. En el agua, que es esencial para la agricultura, regulemos al máximo, porque sabemos cómo ha sido la situación en el pasado y somos conscientes de que cabe la posibilidad de que empeore en el futuro. La regulación hídrica es la única forma de luchar contra algo que puede resultar muy perjudicial: la irregularidad característica de los climas mediterráneos en los que estamos inmersos.
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MESA REDONDA La regulaciรณn hidrรกulica es posible en el marco de la DMA
José
ALBIAC MURILLO Investigador del CITA-Aragón
Me llamo José Albiac y voy a moderar esta mesa. En primer lugar, quiero expresar mi agradecimiento a Riegos del Alto Aragón por haberme invitado a participar en esta jornada. Yo trabajo en la unidad de economía del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), un organismo de investigación del gobierno de Aragón. Antes de presentar a los ponentes, me gustaría aprovechar estos minutos para comentar algunas ideas. En primer lugar, debemos ser conscientes del alcance de la Directiva marco del agua de la Unión Europea. Lo único que establece esta directiva son una serie de restricciones ambientales aplicables a las políticas de agua, que, por tanto, son competencia de los gobiernos individuales de cada país. Esta es una idea de Francisco Cabezas, que fue subdirector de Planificación Hidrológica en el Ministerio de Medio Ambiente. Personalmente, creo que es fundamental que el Gobierno de España tenga la capacidad de fijar su propia política a partir de las restricciones establecidas por la Unión Europea. El único aspecto en el que se centra esta directiva es en la calidad del agua. En el proceso de elaboración de la directiva, los países del norte y el centro de Europa desempeñaron un papel mucho más influyente que los del sur; España, concretamente, no consiguió defender sus intereses. Como consecuencia, la directiva se centra exclusivamente en la calidad del agua, que es el principal problema al que se enfrentan los países del norte y el centro de Europa. Allí, sufren unos niveles de contaminación del suelo muy serios; en cambio, cuentan con precipitaciones en forma de lluvia o nieve de manera regular, por lo que tienen agua de sobra. Sin embargo, en los países del sur, el déficit de agua constituye nuestra mayor preocupación. De esta forma, la directiva no hace referencia en ningún momento a la escasez de agua o a los caudales medioambientales. Entonces, ¿qué medidas ha tomado la Unión Europea? Pues bien, la Unión Europea 35
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ha destinado una inversión de aproximadamente 200 000 millones de euros a las plantas de tratamiento de aguas residuales urbanas. De esa inversión, España ha recibido unos 13 000 euros, con los que ha conseguido reducir la contaminación puntual. Pero, ¿qué hay de la contaminación de nutrientes procedente de la agricultura y la ganadería? Tras veinticinco años de directiva, no se ha logrado ningún progreso en este ámbito, con la excepción de Dinamarca, que ha conseguido recortar levemente los desmesurados niveles de contaminación que sufría. En este mapa, se pueden observar algunas regiones en color morado; en ellas, la entrada de nitrógeno en el suelo es de doscientos cincuenta kilogramos por hectárea. Este problema de contaminación surge a raíz de los abonos: en Europa, se utilizan once millones de toneladas de nitrógeno como abono sintético, además de otros siete millones de toneladas de estiércol procedentes de la ganadería. La contaminación se ha convertido en un problema extremadamente serio. La carga de nitrógeno en la desembocadura de los ríos ha alcanzado los cuatro millones de toneladas, algo que, además, contribuye al cambio climático, puesto que genera emisiones de óxido nitroso a la atmósfera. En el marco de la directiva, existen distintos tipos de políticas de agua. Por una parte, podemos encontrar mercados de agua, preconizados por los grupos de expertos nacionales y los organismos internacionales. Por otra, existen ciertas políticas que buscan solucionar situaciones conflictivas mediante los precios del agua, uno de los recursos que promueve la directiva. Finalmente, nos encontramos con un enfoque institucional, que es por el que ha optado España, basado en la acción colectiva y en la cooperación entre los usuarios y las confederaciones. Los precios del agua son acertados siempre y cuando se trate de un bien privado, como es el caso de las redes urbanas del centro y el norte de Europa. No obstante, cuando se trata de un bien comunal, como los regadíos o los acuíferos, o de un bien público, como en el medio ambiente, los precios del agua no son apropiados. Nosotros realizamos un estudio en el Júcar que demostraba que las medidas de la Confederación del Júcar, haciendo uso de ese enfoque institucional, generaban los mismos resultados que los mercados de agua y, además, se traducían en un incremento del beneficio privado para los agricultores y en una mayor asignación de agua para los ecosistemas. Los precios del agua conforman, sin lugar a dudas, la peor política posible. Cuando, durante un periodo de sequía, la oferta y la demanda se equilibran mediante los precios 36
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del agua, los agricultores ven su renta reducida en un 72 %; en cambio, con el enfoque institucional de las confederaciones o de los mercados de agua, solamente perderían un 26 %. La conclusión última de todo esto es que el Gobierno de España tiene que defender políticas que sean beneficiosas para nuestro país, en lugar de adoptar las políticas propias de las regiones centroeuropeas. En lo relativo a la regulación hídrica, la directiva, de nuevo, establece restricciones meramente medioambientales. Entonces, ¿cuáles son los requisitos que se deben cumplir para poder construir una presa? Lo único que tenemos que demostrar es que la construcción de la presa mejoraría el estado de las masas de agua. Para ello, es necesario realizar estudios de impacto medioambiental y desarrollar medidas que mantengan o mejoren efectivamente el estado de esas masas de agua. El siguiente cuadro muestra la situación actual de las cuencas españolas: la aportación, los niveles de agua de cada río, la capacidad de embalses y el caudal ecológico. Como se puede observar, el Ebro, con una aportación natural de 14 600 hectómetros cúbicos, cuenta con una capacidad de embalse de 7600, es decir, un 40 %. En cambio, el resto de las cuencas muestran una capacidad de embalse del 150 % o el 200 % sobre la aportación natural; de esta forma, las presas presentan una capacidad dos veces superior a la cantidad de agua que corre por el río en su medio natural. Otro de los indicadores más interesantes que refleja esta figura es el caudal ecológico. Según esto, los únicos ríos que se encuentran en condiciones óptimas son el Duero y el Ebro; el resto constituyen cuencas prácticamente cerradas (1 metro cúbico por segundo de caudal mínimo en el Segura, 0,5 en el Júcar, 3,5 en el Guadiana y el Guadalquivir…). El último de los porcentajes que aparece en la imagen indica el caudal ecológico mínimo sobre la aportación natural: mientras que en todas las cuencas se sitúa en torno al 1 %, 2 % o 4 %, el Duero y el Ebro presentan unas cifras mucho más optimistas. Desde mi punto de vista de economista, y a falta de estudios concretos, estos datos reflejan la posibilidad de llevar a cabo regulaciones hídricas que incrementen esa capacidad de embalse hasta el 60 % o el 7 %. En definitiva, se podrían regular 1000 o 2000 hectómetros cúbicos más sin generar efectos medioambientales negativos. La sesión anterior trataba el tema del cambio climático. Es cierto que el cambio climático puede llegar a exigir una mayor regulación para mantener las actividades económicas y los ecosistemas. Lo curioso es que, como se 37
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ha visto en Biscarrués, las quejas ambientales que se han elevado ante la Unión Europea se centran exclusivamente en el Ebro, a pesar de que se trata de una de las pocas cuencas no cerradas del país. En mi opinión, esto se ha convertido en un problema muy serio, y creo que los agricultores y usuarios de la cuenca del Ebro no deberían ser penalizados, puesto que lo único que han hecho ha sido dedicarse a cuidar el río. Antes de cederle la palabra a los ponentes, me gustaría presentar brevemente a cada uno de ellos. Antonio Soriano Peña es catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid. También está con nosotros Antonio Burgueño Muñoz, que es presidente del Comité de Planificación de Spancold. Tomás Sancho, como ya sabéis, es presidente de la Asociación Internacional de Ingeniería Civil y, además, fue presidente de la Confederación del Ebro. Finalmente, Abel Mejías, que ha trabajado durante muchos años en el Banco Mundial y, en la actualidad, es asesor senior de agua y saneamiento en el Banco de Desarrollo de América Latina. Sin más, le cedo la palabra a Antonio Soriano para que pueda comenzar su exposición.
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Antonio
SORIANO PEÑA
Catedrático ETS de Ing. de Caminos, Canales y Puertos. UPM
Buenos días. Quiero empezar dando las gracias a los organizadores de esta jornada por haberme invitado. Como profesor de universidad, mi oficio consiste fundamentalmente en hablar. Aun así, nunca pensé que podría formar parte de una reunión de este tipo, estrictamente orientada al tema del agua o, en todo caso, del aire, puesto que mi campo de especialización es el terreno. Yo trabajo con el terreno donde se construyen las presas y sé por experiencia que, cuando no se quiere hacer una presa, se recurre a atacar al terreno, sosteniendo que puede generar riesgos adicionales. Hoy se ha estado hablando de los proyectos de Biscarrués y Almudévar, y yo quiero aprovechar esta oportunidad para analizar cómo son los terrenos en esas regiones y evaluar los posibles problemas adicionales que podrían ocasionar. En primer lugar, antes de construir una presa, es fundamental saber si el terreno es impermeable; de lo contrario, el agua no llegaría a estancarse. Otro de los aspectos esenciales radica en la resistencia del terreno de la cerrada donde se va a edificar la presa. Finalmente, es necesario evaluar el entorno para poder conocer el comportamiento de los agentes naturales de dinámica externa: la estabilidad de los taludes, la erosión, la geodinámica interna, los sismos, etc. Todos estos son los elementos que se deben analizar a la hora de proyectar la construcción de una presa. Además, estos aspectos están normalizados, por lo que podrían llegar a condicionar la aprobación y el planteamiento de un nuevo proyecto. En muchas ocasiones, los terrenos son rocosos. La presa de Enciso, que se está terminando de construir en La Rioja, cuenta con una planta realizada por un ingeniero geólogo de un fragmento de unos 50 por 30 metros. Hace poco, en una revista que yo llamaría de divulgación social, decían que esa roca “parecía más bien un merengue”. La realidad es que la roca se ensaya previamente con gatos y bloques; se comprime con cargas similares a las que tendrá que soportar una vez construida la presa, simulando, 39
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además, el empuje del agua. Los resultados de estos ensayos en Enciso indicaban que la presa se podía construir en toda su altura sin que sufriera deformaciones significativas, puesto que sería capaz de soportar los empujes del agua. El embalse de Montearagón, que se encuentra más cerca de aquí, presenta una cerrada similar a la de Biscarrués y, por supuesto, fue objeto de este tipo de ensayos. Como es lógico, antes de comenzar la construcción de la cerrada de Biscarrués, se realizarán todos los ensayos de resistencia y comprobaciones de fallas que se estimen pertinentes para que la presa quede perfectamente caracterizada. Como veremos a continuación, la presa que se va a construir en Biscarrués es menos alta e, incluso, menos esbelta que la de Montearagón. A veces, las cimentaciones se realizan en suelos que no parecen aptos para la construcción de una presa. La excavación destinada a poner el cuenco de amortiguación de la presa del Lechago puso de manifiesto un suelo muy blando y húmedo. No obstante, en ese tipo de terreno también se puede construir una presa y, efectivamente, es algo que ya se ha hecho. Hay veces que en las cimentaciones son en suelos que no son adecuados. Se trata de suelos donde, a primera vista, no se puede construir una presa. Por ejemplo, en una excavación para poner el cuenco de amortiguación de la presa de Lechago, puede verse que no son suelos adecuados: son suelos más bien blandos y húmedos. Ahí también se puede construir una presa, como de hecho se ha hecho, lo que pasa es que cuando el cimiento es malo o de roca, la presa tiene que ser de materiales sueltos. Y además las de fábrica solo se pueden construir con cimientos resistentes, cimientos rocosos. Una vez que se va a construir una presa de fábrica, existen varias alternativas. Probablemente, todo el mundo ha visto presas. Pues las presas de fábrica, que son las primeras que se hicieron, son de hormigón vibrado. El hormigón compactado es una técnica más moderna, y el relleno duro es la última tecnología de construcción de presas económicas de fábrica. Por poner un ejemplo y por escoger algunas, aquí tenéis una foto de Búbal, una foto bonita porque tiene la nieve al fondo, que una presa antigua de hace ya bastante tiempo, hecha con hormigón convencional. Esta es la presa de Enciso, construida, como ya sabemos, con toda esta mole de hormigón que ahora parece muy alta, y cuya construcción se ha movido muy poco: se han registrado los asientos de cimientos y son menores que un centímetro; de manera que la roca, ese milhojas, se comprime poco. 40
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Esta es la sección tipo de lo que va a ser Biscarrués. Como digo, es solo un esquema con taludes simétricos, con un material que es el hardfill, que se empieza a utilizar ahora en el mundo como la solución más adecuada. Sin embargo, las presas de materiales sueltos que se pueden construir en cualquier sitio tienen un inconveniente, y es que el paso del agua del aliviadero (durante las avenidas, el agua que tiene que contener la presa tiene que pasar por algún lado) en las presas de fábrica, pasa justo por encima de la de fábrica. En las presas de tierra, tiene que pasar por uno de los costados, lo que supone una complicación y uno de los motivos por los que este tipo de presas son menos frecuentes. Hay tres tipos de presas: unas que son homogéneas, que son las que se construían antiguamente. Esta es una foto de archivo de la construcción de la Sotonera, que es una presa emblemática y que está en un terreno parecido a donde se va a hacer ahora la presa de Almudévar. Esta es una presa moderna que están haciendo cerca de Zaragoza, la presa de Mularroya. Yo creo que va a ser el último grito en lo que se refiere a las presas de núcleo, especialmente las de planta curva. Aquí puede verse una montaña con una franja oscura en medio, que es el elemento impermeable. Bien, la presa de Almudévar va a ser, porque se ha estudiado y es lo más conveniente, semejante a lo que fue la construcción de la presa de La Sotonera. Una presa básicamente homogénea con un dren de chimenea. Es en este caso, se ha elegido el tipo de presa más adecuado. Tengo que decir que no he trabajado en ninguno de los dos proyectos, ni en el de Biscarrués ni en el de la Sotonera, pero es imposible trabajar tanto tiempo para la Confederación y no conocer los proyectos ni los emplazamientos. He estado varias veces en uno y en otro, y estoy suficientemente familiarizado con los proyectos como para decir lo que quiero decir ahora: cuando se hace un proyecto, existe un dispositivo que analiza si se han adoptado disposiciones constructivas adecuadas y si se ha hecho un cálculo reglado de acuerdo a la normativa. Y no se aprueba un proyecto sin garantizar que se dan estas condiciones. Estas normas deben cumplirse y, puesto que es necesario cumplir con la Directiva Marco del Agua, tienen que cumplirse unas normas de seguridad. En cuanto a las normas de seguridad, pueden ser de ámbito internacional o nacional. Nosotros llevamos un pequeño retraso en la edición de las 41
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normas de seguridad actualizadas, que están en curso de ser terminadas. Mientras tanto, tenemos algo que las sustituye, que es el coeficiente de seguridad, un concepto que quiero explicar. Los coeficientes de seguridad que se utilizan en el mundo para la rotura del terreno, para ver la estructura del terreno, son coeficientes de seguridad tan bajos como los que se ven aquí: 1,1; 1,3; 1,5. Quien piense que se trata de coeficientes insólitos, tiene que tener en cuenta que son los que se utilizan en todo el mundo y son los que debemos aplicar para garantizar la seguridad de las presas. En resumen, quiero dejar claro que los taludes de las presas se ponen de acuerdo con unos coeficientes de seguridad. Una vez aprobado el proyecto, se procede a la auscultación de las obras, y se sigue comprobando si las obras funcionan bien o mal. Quiero poner otro ejemplo que es también muy emblemático, que es el de la presa de Yesa. Esa es una foto de la construcción de la presa de Yesa. Puede verse la parte baja, la antigua presa. A la derecha puede verse la altura a la que está la presa que en estos momentos. Se trata de un proyecto que se ha aprobado, se está construyendo y se está midiendo. Otro ejemplo para los que tengan curiosidad sobre cómo se ven estas cosas: este gráfico de los últimos cinco años. Puede verse cómo cambia el nivel de embalse en la parte de arriba y cómo se ha movido la presa vieja al ponerle detrás la gran presa nueva. Os puedo decir que este gráfico (a pesar de que no se ve bien la escala) muestra que la presa vieja se ha movido del orden de un centímetro como consecuencia de la construcción de la nueva. Todo esto nos lleva a una vigilancia continua, a una comprobación constante de las cosas que van ocurriendo y a una revisión permanente de la seguridad de la obra. Estos protocolos han empezado a aplicarse a Biscarrués y Almudévar, y puedo decir que las dos presas cumplen con todos los criterios de seguridad necesarios para empezar a ser construidas. Muchas gracias por su atención. MODERADOR: Muchas gracias. Ahora tiene la palabra D. Antonio Burgueño, presidente del Comité de Planificación de Spancold.
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Antonio
BURGUEÑO MUÑOZ
Presidente del Comité de Planificación de SPANCOLD
Buenos días. Naturalmente, quiero empezar por agradecer a la organización la invitación y la oportunidad de dirigirme a ustedes, y de contarles un poco lo que estamos haciendo desde el Comité de Planificación dentro del Comité Nacional Español de Grandes Presas. Creo que se trata de temas muy interesantes. Antes de entrar comentábamos que esta es una mesa de ingenieros, una mesa en los ponentes somos todos ingenieros, algo que quizá no sea muy frecuente. Pero digamos que somos ingenieros muy de letras. Con una perspectiva en mi opinión en cierto modo humanista, y con vocación generalizadora, globalizadora y holística. Nosotros pretendemos ver un poco más allá de la técnica pura y dura, y aplicarla en el contexto de una perspectiva más amplia. Eso es precisamente a lo que se dedica la planificación. El Comité de Planificación se constituyó en el seno del Comité Español de Grandes Presas en 2010, hace ya un tiempo y ha llevado a cabo distintas actividades desde su creación. Pero en 2013 se planteó la posibilidad, o quizá la necesidad o conveniencia, de elaborar un documento que hablase de los temas principales que hay que tener en consideración cuando se habla de planificación. Se elaboró un borrador que más tarde, con el paso del tiempo, quisimos enriquecer con la celebración de distintas jornadas que aportasen la perspectiva de la sostenibilidad y del equilibrio necesario entre los tres componentes de la sostenibilidad que son: el componente ambiental, el económico y el social. A lo largo de varios años, hemos celebrado jornadas anuales que nos han servido para enriquecer este documento gracias a las aportaciones de los participantes. Este documento se publicó hace dos años y ahora puede descargarse en el blog del Comité de Planificación. Este documento se empieza a elaborar en 2013 y se termina a finales de 2015, en un momento en el que había dos grandes factores determinantes que marcaban lo que estaba sucediendo en aquel momento: por un lado, el 43
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calentamiento global, que era una realidad evidente que estaba en el ambiente y que era necesario considerar; por otro lado, la aparición en el año 2000 de la Directiva Marco del Agua, traspuesta aquí en España en el 2003. Además, este documento sale a la luz en medio de una gran crisis económica, una crisis económica que limitaba las posibilidades de actuación. En el momento de la publicación de este documento hay una escasez de fondos para las actuaciones que evidentemente se consideraban necesarias, y una demanda social creciente en cuanto a la calidad y la cantidad de agua disponible en ríos y embalses. Por otro lado, en este momento se hacen evidentes los efectos del cambio climático sobre ecosistemas, cultivos y caudales, y existe una demanda ciudadana creciente en relación al respeto por los espacios hídricos protegidos y valiosos. También en ese momento, la ONU reconoce que el agua y el saneamiento son derechos públicos esenciales, y resulta inevitable tener en cuenta los fondos europeos. Se trata de una coyuntura en la que se ponen en riesgo esos fondos europeos si no se satisfacen determinados requisitos que vienen impuestos desde Europa. Solo quiero referirme brevemente a la Directiva Marco del Agua, ya que a continuación intervendrán ponentes con más experiencia en temas legales que sabrán explicarla mejor. Se trata de una directiva del año 2000 que se traspuso en 2003 y que establece un marco para la protección de las aguas, aplicable a los ecosistemas asociados al agua y a todo tipo de aguas: las subterráneas, las artificiales, las de transición y las costeras. La implementación de la directiva exige planes hidrológicos que establezcan objetivos y que preparen un programa de medidas correctoras para aquellas masas de agua que estén en riesgo de no alcanzar los objetivos medioambientales. Los principios objetivos de la directiva son: mejorar y proteger el estado de los ecosistemas acuáticos, promover un uso sostenible del agua, mayor protección y mejora del medio acuático, reducción de la contaminación del agua subterránea y también la paliación de los efectos de inundaciones y sequías, este último un tema muy interesante. Dentro de la Directiva Marco del Agua, quizá merece especial atención el artículo 4, que habla sobre el objetivo ambiental que se supone que tenía que haberse alcanzado en 2015. Este objetivo habla del buen estado del agua, con algunas excepciones que son de particular interés y de las que estoy seguro de que se hablará a lo largo de la jornada. El artículo 4.4, por ejemplo, contempla prórrogas temporales y la posibilidad de que se dilaten 44
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los plazos de consecución de determinados objetivos; el artículo 4.5 establece la posibilidad de fijar plazos menos rigurosos; el artículo 4.6 establece estados de deterioro temporal y, por último, el artículo 4.7., que es también el más controvertido y también el más citado, establece la posibilidad de definir excepciones al cumplimiento de los objetivos medioambientales. El artículo 4.4.7 no precisa cómo deben definirse estas excepciones. No define ni acota cuáles son los criterios para solicitarlas. Algunos países de Europa han pedido más de 1000 excepciones. ¿Con qué criterios? ¿Cuáles son verdaderamente los elementos de juego? En este contexto es en el que se elaboró este documento, un documento que, en mi opinión, es sobre todo interesante por la pluralidad de participación en las jornadas que sirvieron de base para redactarlo. Durante su elaboración, a lo largo de dos años, se contó con la participación de múltiples actores especialistas en las tres áreas principales de la sostenibilidad: el área social, el área ambiental y el área económica. Pero además, también se tuvieron en cuenta elementos previos y elementos técnicos que no son exactamente de sostenibilidad, pero que necesariamente intervienen en ella. Es verdad que no se llegó a celebrar ninguna jornada específica sobre los aspectos técnicos, pero también es verdad que estos estuvieron siempre presentes en las jornadas, junto a los económicos, sociales y ambientales. El documento comienza con una primera introducción, a la que me voy a referir solo brevemente por falta de tiempo, pero si quieren profundizar en este tema, les recomiendo una vez más que se descarguen el documento completo en nuestra página web. Esta primera parte del documento pretende introducir el concepto de sostenibilidad en el proceso de la planificación, hablando de la relevancia del agua en las principales crisis alimentarias, un efecto evidente, tal y como ha quedado patente esta mañana. Pero este documento también intenta contextualizar la sostenibilidad en referencia a la planificación energética, el cambio climático, los siniestros naturales y el estrés hídrico, un condicionante de gran importancia. Voy a enumerar rápidamente los aspectos técnicos recogidos en el documento, y que son: aspectos técnicos relacionados con la gestión integrada de los recursos hídricos, gestión de eventos extremos, escasez, sequía, inundaciones, y por último, aspectos técnicos relacionados con el papel que las presas y embalses dentro de Spancold desempeñan en la disponibilidad 45
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de recursos hídricos para paliar los efectos del cambio climático: laminar avenidas, contribuir a la aportación cuando es necesario, etc. En cuanto a los aspectos económicos, se habla del papel de las presas en la actividad económica española, algo absolutamente fundamental, ya que sin las presas solamente el 7 % de las aguas podrían ser aprovechadas, y gracias a la regulación de la que disponemos hoy en día puede aprovecharse un 36 %. Se habla de los conceptos de financiación e inversión en el ciclo del agua y de las posibilidades de financiación para el desarrollo de recursos hídricos que existen. La importancia del agua en los procesos de crecimiento económico es indudable, y es algo absolutamente fundamental. Se trata de algo que ya se ha discutido: las tarifas y los impuestos son los mecanismos más eficaces, y también está la cooperación internacional, las ayudas y razones filantrópicas. Se habla también de que las presas son inversiones con un gran retorno a medio y largo plazo, lo que implica que no lo son a corto plazo. Por ese motivo, a veces es difícil comprender y justificar estos proyectos de manera inmediata, sin una planificación o perspectiva a más largo plazo. El documento también aborda la necesidad de colaboración entre los sectores público y privado, y las herramientas de coste-beneficio aplicables. En esta última sección se describe qué factores que deben considerarse: los costes de inversión, pero también las afecciones a terceros, los costes ambientales, los beneficios derivados (como, por ejemplo, las actividades recreativas, pues se trata de actividades que de alguna manera fijan y estructuran el territorio) y los procesos de recuperación de costes y las distintas alternativas que estos plantean. Sería bueno, y sería muy deseable (existen modelos pero pobres y todavía insuficientes) poder modelizar la relación entre el agua y el crecimiento económico. Existe una correlación evidente, pero es deseable establecer un modelo que funcione y que pueda financiar el agua. En cuanto al aspecto social, que es quizá de los menos tratados, pero de los más controvertidos y más presentes a la hora de construir los embalses, es evidente que los embalses suponen un impacto social muy importante; y eso significa que hay que cuidar mucho todo el proceso de participación pública y todo el proceso de transparencia. Hablamos de solidaridad y equidad, hablamos de quién es el beneficiado por parte de la actuación y quién es el que lo sufre y, de alguna manera se 46
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necesita compensación por parte de unos y otros. La participación pública es fundamental para evitar problemas y para quienes van a ser beneficiarios de esa actuación. Es necesario que haya transparencia; los datos tienen que estar a disposición del público y tienen, además, que ser inteligibles. También es necesario tener en cuenta los luego aspectos, de los que también se ha hablado mucho, pero no por ello dejan de estar muy presentes. Hay que mencionar herramientas como los estudios de impacto ambiental o las evaluaciones ambientales estratégicas, que se han venido utilizando históricamente. No podemos dejar de referirnos a la posibilidad de mantener los ecosistemas, a la necesidad de considerar los caudales ecológicos, a la oportunidad de las presas como herramienta y como instrumento de lucha contra el cambio climático, y a la consideración de la continuidad fluvial, que es quizá de uno de los impactos ambientales más evidentes. La presa es exactamente una pared, una interrupción de esta continuidad, y por lo tanto requiere un tratamiento específico. A modo de conclusión quiero hacer una última reflexión sobre los planes hidrológicos. Los planes hidrológicos aprobados tienen que ser actualizados en un plazo muy breve: en 2021 deberíamos tener unos planes hidrológicos mejorados que incluyeran los requisitos económicos que necesitamos incorporar a los mismos. Estos planes hidrológicos son precisamente la herramienta que nos va a permitir, por ejemplo, aplicar las excepciones que considera la Directiva Marco. Cualquier actuación debe estar sometida a planificación hidrológica, así lo dice la ley de aguas, y los planes hidrológicos son precisamente la herramienta para que nos va a permitir definir las excepciones y además asegurarnos de que disponemos de fondos comunitarios. Se trata de una herramienta de planificación definitiva para el desarrollo sostenible y para el bienestar social. Nada más. Muchas gracias. MODERADOR: Muchas gracias. A continuación tiene la palabra D. Tomás Sancho, presidente de la Asociación Internacional de Ingeniería Civil.
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Tomás
SANCHO MARCO
Presidente de la Asociación Internacional de Ingeniería Civil
Muchas gracias. Hoy es un día para dar las gracias. No sé si sabrán ustedes que hoy es el día de Témpora y de acción de gracias, un día en el que tradicionalmente los pueblos se dirigían a dar gracias por las cosechas obtenidas y por los beneficios que la naturaleza y su trabajo reportaban a estas personas y sus familias. Hoy quiero dar gracias especialmente, no solo a la organización, sino que también quiero dar gracias al país regante que consigue que tantas personas tengan alimentación, y que tanto territorio esté habitado y organizado. Sin el esfuerzo de las personas, la naturaleza es estéril, y yo creo y quiero rendir homenaje desde ahora, y desde mi más íntimo convencimiento de que el regante, el agricultor, es un bien para la sociedad, especialmente en nuestros días. Por esta razón, muchas gracias a todos. Voy a intentar empezar poniendo el título de esta mesa en una pregunta: ¿es la regulación hidráulica posible en el marco de la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea? Y quiero contestarles rotundamente que sí, que es posible y que además, sí, es necesaria. ¿Por qué digo esto? Yo les diré que, cuando se negociaba la Directiva Marco del agua a finales de los años 90 y en el mismo año 2000, España no daba el visto bueno. No dábamos el visto bueno precisamente porque los que entonces estábamos envueltos en ese proceso veíamos que era una directiva que, como ha dicho muy bien el moderador, olvidaba aspectos muy importantes para un país mediterráneo del sur de Europa y singular como es España. Esta directiva se centraba en aspectos ambientales, había mucha presión por parte de lobbies europeos del centro y del norte de Europa por hacer hincapié en la necesidad de depuración de las aguas y en su calidad. Este era un objetivo que, por supuesto, todos compartíamos, pero la directiva se olvidaba de algo importante: que España es diferente, realmente diferente. Aquí, el agua de nuestros ríos, la que consumimos, no 48
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nos viene dada por la naturaleza. Para utilizarla, hemos tenido que construir un sinfín de obras hidráulicas, un montón de embalses que hacen que cuatro de cada cinco gotas que usamos hayan pasado por un embalse. Si no estuvieran esos embalses, no tendríamos esa agua: España sería un desierto socioeconómico. Por esa razón, y sabiendo que había muchas cosas por completar, España, su Gobierno y su representación permanente hicieron muchísimos esfuerzos para que se introdujeran en la Directiva determinados aspectos que están ahí, a pesar de que no se han desarrollado completamente. Se trata de aspectos como los considerandos 12 y 13, 31 y 32 (no les voy a aburrir con su contenido) y como el régimen de excepcionalidad del artículo 4º. Cuando por fin se introdujeron esos conceptos —que luego no están bien desarrollados en el articulado—relacionados con inundaciones, con sequías, con la necesidad de satisfacer los usos del agua, fue cuando España dio su consentimiento y se consiguió una Directiva Marco del Agua consensuada. Eso es algo que no debemos olvidar, porque como nación, como estado, como país, España tiene que interpretar siempre la DMA en el contexto de su singularidad, su realidad, de lo que la naturaleza nos ha dado y de lo que hemos conseguido con el esfuerzo de las generaciones que nos han precedido. A los que vivimos este momento nos toca defender que España en el contexto de la UE es un país excepcional. Toda España, exceptuando la cornisa cantábrica, es una excepción en el tema del agua y, por tanto, tenemos legítimo derecho y legítima necesidad de acogernos a estas excepciones que la Directiva Marco del Agua nos permite. Dicho esto, yo creo que hay que tener en cuenta y aportar algún dato que sostenga estas cuestiones. Estamos empezando octubre y acaba de finalizar el verano. Pues bien, aquí, en la Comunidad de Regantes del Alto Aragón, nos encontramos con que los embalses del sistema Gállego Cinca habrán desembalsado, como casi todos los años, del orden de 700 hectómetros cúbicos. Todo lo que se ha estado usando para abastecimiento, para el regadío, para la producción, para que los hombres y mujeres puedan seguir habitando todo este extenso territorio, ha sido porque había agua previamente almacenada en los embalses. Si ha seguido discurriendo agua por los ríos, también ha sido porque había agua en los embalses. Si esta comunidad estuviera despoblada, por los ríos habría seguido bajando el agua que nos hubiera dado la naturaleza, pero, desde luego, ustedes no estarían 49
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viviendo aquí, Huesca no estaría aquí ni, probablemente, Zaragoza, ya que tanto esta ciudad como la misma Comunidad de Aragón habrían sido fagocitadas por alguna región limítrofe. ¿Qué quieren que les diga? Es que la vida es así. ¿Y por qué no hablamos claro? ¿Y por qué no decimos las cosas como son? ¿Y por qué no decimos que en España en las últimas seis semanas del verano la reserva hídrica para que en este país se pueda vivir ha bajado en más de 3000 hectómetros cúbicos? Una reserva necesaria para que los turistas que han venido disfruten de la calidad de vida y de nuestras playas, de nuestras ciudades, de nuestro patrimonio histórico-artístico y de nuestras gentes. Tenemos una riqueza tal que, por supuesto, hay que poner en valor. Pero también tenemos que saber apreciarla y defenderla, porque es realmente una riqueza para todos nosotros que no debemos, ni podemos, pasar por alto. Me gustaría referirme específicamente a este sistema, a Riegos del Alto Aragón y al Gállego-Cinca, porque para mí es un paradigma que ilustra muy bien lo que ha sido, lo que es, y lo que debe ser el tema del agua en España. Si ustedes han leído la memoria del proyecto de Riegos del Alto Aragón, sabrán que en principio fue una iniciativa privada del Barón de Romañá. Los ingenieros que lo firmaron decían “Aquí hay agua y hay tierra. Vamos a hacer un regadío de 3000 metros cúbicos por hectárea y año para apoyar a los cereales de invierno”, y explicaban “En este momento, no podemos más, porque nos falta la gente que ponga en valor el agua y la tierra. Tendrán que pasar décadas hasta que en esta tierra se pueda producir como se produce en otros lugares, con cultivos intensivos que den más valor añadido a la tierra, y hasta que se acabe formando ese país regante”. Cuando ese proyecto solicitó autorización para el agua, el Estado lo vio, el Gobierno lo vio, y dijeron: “¡Toma! Esto no es un tema privado, esto es una operación de calado social tal que lo tenemos que asumir”. Y el Estado pagó el proyecto, aprobó la Ley de Riegos del Alto Aragón y la ha venido desarrollando. Y ese país regante que tenía que llegar, ha llegado. Y las tierras están en producción, y el agua está rindiendo sus frutos. Pero claro, no basta con hacer las leyes. Se trata de un proceso inconcluso. Y ahora, a la Comunidad General de Riegos del Alto Aragón, a los usuarios de este sistema, se les plantea una disyuntiva que no es justa. Se les dice que no pueden seguir haciendo embalses. Y entonces, ¿qué se le dice a quienes quieren poniendo tierras en regadío porque 50
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sigue habiendo gente que desde hace décadas está esperando al otro lado de la sierra de Alcubierre o en la hoya de Huesca? ¿Qué se les dice a los que también están esperando que a ellos les llegue esta oportunidad, esta posibilidad? Me pongo en la piel de los regantes y, ¿qué les decimos? Si yo he sufrido, como ellos. Quiero que rieguen, pero, claro, si no hay agua suficiente para todos, ¿qué vamos a hacer? Esa situación no es justa. La solución no la debe dar el regante, la solución la tiene que dar la autoridad pública, las autoridades, la administración, los gobiernos... La solución la tiene que dar también el sentido común y una sociedad bien informada, que debe saber lo que conviene, lo que procede y por qué apuesta. Yo quiero recordar que aquí, en Aragón, se habla del Pacto del Agua. Pero no basta con hacer las leyes, hay que cumplirlas. También hay que cumplir los pactos y, muchas veces, los pactos a los que se ha llegado han sido la excusa para no hacer algo, porque cuando ha habido que hacer lo pactado, se ha incumplido el pacto: se ha denunciado y se ha expuesto la necesidad de buscar otra solución o argumentos semejantes. Yo creo que ha llegado el momento de no jugar con estas cuestiones. Confío mucho en el Gobierno de Aragón, confío mucho en los usuarios, confío en el Gobierno de España y confío en la sociedad. Pero entre todos debemos ofrecer una información transparente y saber lo que se puede hacer, lo que no se puede hacer, y las consecuencias de cada una de estas decisiones. ¿Regadíos y embalses no? Pues mire usted, es incompatible, es así. ¿Los embalses se hacen para los regadíos? No. Riegos del Alto Aragón es un plan del Estado, un plan de España para poner en valor un territorio. Tal y como me dijeron a mí cuando entré en la CHE, regar no es un derecho, regar es un deber. El regante está cumpliendo un deber de estado, que es sacar provecho a unas inversiones públicas que pagan todos los españoles para conseguir que estas inversiones den fruto y aporten un valor a nuestro estado. Por tanto, yo creo que estamos en un momento muy importante, en una encrucijada. Un momento en el que, por decirlo de una manera coloquial, no se puede marear la perdiz. Hay que tomar decisiones, hay que llevarlas a cabo. Y espero que no nos defraudemos nosotros mismos, que no defraudemos a todas las personas que han hecho posible llegar a donde hemos llegado. Y que sepamos siempre debatir las cuestiones, pero 51
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presentarlas con rigor, con profundidad y con seriedad. Y que también sepamos defender lo nuestro y sepamos defender nuestro futuro. Y con esto concluyo: hacer nuevos embalses es posible, es justo y es necesario. Muchas gracias. MODERADOR: Muchas gracias. A continuación nos hablará D. Abel Mejías, asesor senior de Agua y Saneamiento en CAF-Banco de Desarrollo de América Latina.
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Abel
MEJÍAS
Asesor Sénior Agua y Saneamiento. CAF-Banco de Desarrollo de América Latina
Muy buenas tardes a todas y a todos. Antes de nada, quiero agradecer la invitación de Riegos del Alto Aragón, y la muy amable acogida que he tenido por parte de los directivos y técnicos en los dos días que he pasado aquí. Es para mí un privilegio y un enorme placer volver aquí, a las tierras aragonesas. Es una región que ya conocía un poco, porque con ocasión de una feria sobre el tema del agua que hubo en Zaragoza hace unos años, tuve que viajar muchas veces a Zaragoza como parte de mis responsabilidades en el Banco Mundial. Participar en esta jornada informativa es para mí es una ocasión de aprendizaje, y estar aquí con ustedes, es un privilegio. Yo soy ingeniero civil, y llevo toda mi vida dedicado al agua. Durante años, he trabajado en el Banco Mundial, donde fui gerente de agua y de medio ambiente. Ahora soy asesor de un banco de desarrollo de América latina, CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, el CAF. Pero, antes de esta etapa, desarrollé parte de mi carrera en el ámbito de las obras hidráulicas en Venezuela, mi país de origen, donde fui gerente de construcción de una presa muy grande de calibre mundial: la presa del Guri, una presa que produce más de 10 000 megavatios. Yo estuve implicado en una etapa muy importante de esta obra, cuando se hizo la sobreelevación de la presa y se elevó la capacidad instalada de 2500 a 10 000 megavatios. Con estos antecedentes, no es necesario decir que tengo temas como el agua, la hidrología, las presas y, especialmente ahora, el tema de la política hídrica, muy metidos en mi ADN y en mis venas. Desde una perspectiva externa, el Alto Aragón, el motivo por el que me han pedido que participe en estas jornadas, es un proyecto emblemático, no solo en España sino también en el resto del mundo. Aquí vienen expertos de muchas partes a estudiar esta situación. Porque poder regar 130 000 hectáreas en estas tierras áridas y yermas, con la eficiencia con la que se hace y con la organización social singular que se ha creado, es algo que no 53
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pasa prácticamente en ninguna parte del mundo. Aquí se ha transformado un territorio yermo y muy poco productivo. Gracias a las infraestructuras del agua, se ha habitado un territorio en el que no existiría ningún progreso, si no fuera por el agua. Es un modelo de asociación entre lo público y lo privado de mucho éxito, y que ha funcionado durante muchos años. Es un tema que ahora está de moda pero al Aragón lleva enfrentándose desde hace muchos años. Aquí hay una experiencia real de la asociación entre el financiamiento público y la explotación privada, y hay enormes lecciones aprendidas, poco conocidas y poco registradas, pero que yo creo que valdría la pena rescatar y divulgar: no solo en España sino también en el resto del mundo. Sin embargo, no todo esto es fantasía. Aquí hay desafíos importantes, y uno de ellos que es común a toda la administración hídrica española es el cumplimiento de la Directiva Marco del Agua, que es el objeto de esta discusión y el tema central de esta jornada. El cumplimiento de la DMA (según mi visión externa), con sus políticas, estrategias y guías, es problemático para España. Se trata de múltiples documentos, más de 30 documentos cargados de una densa política hídrica. Por la razón que fuera, en mi opinión, España se quedó un poco al margen de esa discusión. Y a pesar de los enormes avances que ha tenido la política hídrica española, y de su enorme tradición y experiencia, es un tema que continúa siendo problemático en mi opinión: no solo en la búsqueda de soluciones por el lado de las excepciones, sino también en la búsqueda de reabrir ciertas discusiones que son muy importantes, y en definir las agendas que le interesan a España para encontrar su lugar dentro de Europa. Sin entrar en detalles, porque ya otros panelistas lo han mostrado con claridad, la DMA tiene objetivos claramente vinculados a la sostenibilidad ambiental. Se trata de los principios que se discutieron en su momento en Dublín, cuatro principios que son los objetivos de la política hídrica, y que han repetido y asumido prácticamente todas las instituciones internacionales y, por supuesto las de la UE. Entre los objetivos de la DMA están la gestión integral del recurso hídrico, el concepto de ciclo hidrológico y su gestión, y el uso conjunto de las aguas superficiales y subterráneas, este último una asignatura pendiente. En cuanto a los principios de la reunión de Dublín de 1992, estos se refieren fundamentalmente a que el agua es un bien finito y escaso, que tiene gestionarse de forma sostenible; a que la participación de todas los agentes interesados, lo que los ingleses llaman stakeholder, es fundamental; 54
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y al valor económico del agua como elemento central en la definición de la política hídrica, un principio muy importante que se destacó especialmente durante la reunión. En cuanto a la Directiva Marco, esta ha sido concebida con unos objetivos muy claros en torno a la restauración y mejoramiento en la calidad de aguas y los ecosistemas que dependen del agua. Todos estos aspectos se desprenden también de una discusión que se dio a nivel global en los años 70. Hubo un informe muy famoso de la Comisión Brundtland, que siguió a la presentación de un documento del grupo de Roma sobre los límites de crecimiento, que decía que el mundo no era sostenible. Fue entonces cuando el tema ambiental, que había estado totalmente al margen y descuidado hasta los años 70, se puso sobre el tablero. A partir de ahí se crearon instituciones muy importantes en Naciones Unidas, como el Programa Mundial de Naciones Unidas para el Medioambiente. En definitiva, hubo un cambio de paradigma. España durante esos tiempos ya había construido una infraestructura hidráulica importante, muy dedicada, por razones obvias, a aumentar la oferta hídrica, a almacenar el agua, regularla y controlarla, pero con poca mirada al tema ambiental. No se prestaba atención al tema ambiental porque tampoco era un tema que estuviera en el tapete prácticamente en ninguna parte del mundo. Pero este cambio de paradigma, este cambio de inflexión, por supuesto muy importante, hay que internacionalizarlo por razones muy obvias y muy claras. Esta es una agenda muy potente en el mundo que busca mantener y preservar los servicios medioambientales para las generaciones futuras. No podemos tirar el medio ambiente, y como un ejemplo muy emblemático en este momento, podemos fijarnos en lo que está pasando en la China. China está creciendo con tasas de crecimiento del siete o el ocho por ciento, pero el costo de degradación ambiental que tiene es del cinco o seis por ciento. Cuando se hace el balance neto, lo que crece China realmente es un tres o un cuatro por ciento, porque hay un saldo neto que es mucho menos, ya que están creciendo a costa de una degradación ambiental muy importante. Se trata de una agenda que en Europa tiene mucho peso, que aborda, sobre todo en los países del norte, el tema de la economía circular del agua, la transición entre una economía lineal del agua lineal a una circular que utiliza los desechos del agua como un recurso. Ese, por ejemplo fue el tema de la conferencia del SIWI en Estocolmo el agosto pasado. Todos los años, en estas conferencias de Suecia se ponen de relieve los temas de política 55
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hídrica más importantes a nivel planetario, prestando especial atención a los más relevantes a nivel europeo, que son en buena medida los que definen el debate. Y las intenciones de estos países del norte de Europa están traducidos, tal y como vienen diciendo otros panelistas, en la DMA en Europa. Como se ha comentado, en los países del sur de Europa la problemática es diferente. Hay un desequilibrio muy acentuado, y gráficos estacionales entre la oferta y la demanda de agua. Se trata de un problema que no deja de ser la cantidad, un problema no superado y que en cierta manera no es el mismo que tienen en otros países. Ante esta realidad, estos desafíos y desequilibrios gráficos convirtieron a España en un territorio árido en un país de lagos. Se gestiona cerca del 50 % de la escorrentía media anual, que está regulada. Eso es un logro extraordinario. Nada de lo que digo es una novedad, puesto que ya lo han comentado quienes me han precedido. En cuanto al tema de las infraestructuras multipropósito, las obras de cabecera para almacenar y conducir agua y regular la de acumulación del agua, se trata de proyectos esenciales, pero también es verdad que son obras que tienen importantes efectos negativos sobre el medio ambiente, unos efectos que hay de alguna manera que atender. Con ese telón de fondo, ayer me dirigía a mirar el sitio de presa de Biscarrués porque sé que es un tema que está en la mente de todos. Miré un poco la sentencia de la Audiencia Nacional, mire muy rápidamente el anteproyecto, y me dio la sensación de que hay como un juego de a ver quién es el más fuerte, el más macho, el que más empuja. Y pienso que es necesario hacer referencia a los proyectos de presas del Banco Mundial, son proyectos que utilizan unas salvaguardas sociales y ambientales que son el estándar de oro para aprobar proyectos de presas a nivel mundial. Así, sin profundizar mucho, parece que la aplicación de esas salvaguardas aquí, en estos casos concretos, permitirían muchas posibilidades de éxito para que se aprobaran estos proyectos, o incluso para un posible financiamiento internacional, algo que no es el caso acá. Se trata de estándares que yo creo que es importante tenerlos en mente a la hora de revisar qué es lo que van a hacer con este tipo de proyecto. Creo que aquí falta un enfoque más pragmático y eficaz para la discusión de la política pública. Pongamos el ejemplo de California, una región de clima mediterráneo donde tienen una infraestructura mucho más potente que aquí para regar cuatro millones de hectáreas. En el valle central de Ca56
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lifornia, este año han podido aprobar obras de toma en el río Sacramento por un valor de 15 000 millones de dólares, eso no es fácil en un país donde el tema ambiental y el tema del desarrollo tienen un escrutinio como en muy pocas partes del mundo. Aquí, en España, yo creo que eso es posible pero, ¿que nos falta acá? Quiero poner unas ideas sobre el tablero para su discusión: creo que falta (como alguien dijo al principio) una valoración económica del agua; hay mucha opacidad en la información y en los análisis; creo que la gestión integral del recurso hídrico, del uso conjunto de aguas superficiales y subterráneas, supone la gestión del circulo ecológico; creo que gestionar el agua es gestionar un territorio; y creo también que gestionar el suelo es gestionar la humedad que tengo en el suelo, una humedad que las plantas pueden aprovechar. En otros países del mundo como China, la administración del agua basada en la evapotranspiración del agua, en el consumo real de la planta, es ya una realidad. Creo que aquí, en España, todavía no se ha avanzado en este aspecto de la manera que se podría en un país donde el agua es esencial, y donde diez mil metros cúbicos por hectárea al año es mucha agua. En Chile, en climas parecidos, se manejan con seis o siete mil metros cúbicos, y con gran éxito y gran participación en el mercado internacional. Creo que faltan muchos estudios analíticos para informar decisiones. Creo que hay que entender el ciclo del proyecto del agua. Los proyectos del agua requieren una visión de cincuenta años, tal y como alguien ha comentado: veinticinco años de datos, dos o tres años de proyecto, varios años de planificación, varios años para estructuras, dos o tres para el financiamiento de los proyectos, el licenciamiento…. Son plazos largos y complejos pero inevitables y hay que caminarlos. Hay que estudiar más los beneficios que tiene el agua y cómo esos beneficios se reparten y se distribuyen, y no solamente el tema de costeeficiencia, que es el tema de que cómo yo expando la torta y cómo todos pueden participar y todos pueden recibir compensaciones. Creo que aquí faltan mecanismos más pragmáticos para la coordinación pública, algo que no es un problema solamente de España, sino un problema mundial. La coordinación entre lo público es muy complicada, la coordinación entre lo público y lo privado está más regulada a través de los contratos o las concesiones. Pero esa coordinación no es gratuita, como aquí se sabe, requiere dinero, requiere recursos, requiere estudios, requiere trabajo. Y aquí en el Alto Aragón lo saben, creo que hay un tema de transparencia, de rendición 57
Mesa redonda
de cuentas (lo que en inglés se describe como accountability, que no tiene traducción al español, pero que supone que las personas se hacen responsables y rinden cuentas de las responsabilidades que tienen). Yo creo que ese es un tema clave para la política hídrica en España y aquí en el alto Aragón. Y, por último, creo que la marca de agua que tiene España en el mundo puede ser explotada enormemente. Creo que hay un espacio para todo lo que España puede ofrecer al mundo, y creo también que eso es muy bueno porque puede ser bueno salir de España a discutir los temas hídricos fuera. Al hacerlo, se pasa a otro estadio donde uno no se está permanentemente mirándose a sí mismo y puede compararse con otros para bien, creo que esa comparación puede ser muy valiosa y muy útil para la España de hoy en materia de aguas. Muchísimas gracias.
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PONENCIA Las obras hidrรกulicas en la DMA
Manuel
OMEDAS MARGUELÍ Oficina de Planificación CH. Ebro
Vamos a comentar lo que dice la directiva: Antes de transponerla, lo primero que decía la Directiva de Aguas era: “el agua no es un bien comercial como los demás, sino un patrimonio que hay que proteger, defender y tratar como tal”. Este concepto de patrimonio yo creo que aquí lo tenemos muy interiorizado: sin las obras hidráulicas en su gran parte heredadas de generaciones anteriores sería muy difícil contribuir a paliar, como dice también la directiva en el art. 1, los efectos de las inundaciones y sequías. En definitiva, por una parte, las obras hidráulicas contribuyen al desarrollo sostenible y son parte de ese patrimonio sostenible, un aspecto que vamos a tratar en primer lugar. Por otra parte, veremos que la urdimbre de interpretaciones de la Directiva Marco puede vulnerar los objetivos de la misma, algo que comentaremos a medida que avance la presentación. ¿Las obras hidráulicas del Ebro contribuyen al desarrollo sostenible? Tomemos, por ejemplo, la mayor. El agua necesaria para la producción de alimentos de una persona con una nutrición parecida a la que tenemos en España, es de 1300 litros por habitante y día. En este sentido la palabra, hay que plantearse el significado dela palabra sostenibilidad. ¿España es sostenible agroalimentariamente? ¿Podemos ofrecer 1300 litros por día a los habitantes que tenemos y a la población turística que nos visita? Y entonces tenemos que decir que no, España no es sostenible agroalimentariamente. Necesitaríamos aproximadamente unos 12 000 hectómetros cúbicos más de agua. Estaríamos hablando de que, para que España pudiera ser sostenible, sería necesario otro río Ebro. ¿Por qué? ¿Por qué no es sostenible? Porque nosotros importamos mucha cantidad de producción, sobre todo cereales, pienso, soja, etc. y también afecta a otros países. Por lo tanto, si hablamos de sostenibilidad con mayúscula, como dice la ONU, por ejemplo, que dice que desarrollo 61
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sostenible es alimentar o la posibilidad de alimentar a la población, pues entonces tendríamos que ir a ese incremento de producción agroalimentaria. O sea, que desde un punto de vista de sostenibilidad, el que en la cuenca del Ebro se produzcan más alimentos no es malo: es trabajar para la sostenibilidad agroalimentaria. El Plan del Ebro apuesta por el regadío y, sobre todo, por modernizarlo para hacerlo más sostenible medioambientalmente, como veremos a continuación. Por lo tanto, la primera conclusión que quiero a dejar aquí, es que en el Ebro no tenemos que pedir perdón producir alimentos con los regadíos, porque contribuimos a la sostenibilidad agroalimentaria de España. Otro aspecto que hemos tratado en el Plan del Ebro es si está comprometida la sostenibilidad del medio hídrico del Ebro. Pues tenemos que decir que, en su conjunto, el río no está agotado. El agua que se consume, es decir, el agua que se evapora (por decirlo así, porque es el agua que luego vuelve otra vez al medio hídrico) supone un 34 %, es decir, que por cada tres gotas de agua que pasan por nuestro río, dos de esas gotas bajan y desembocan en el mar y la tercera la detraemos y acabamos quitándosela al río. En el Plan Hidrológico, se apuesta por mucha mayor producción agroalimentaria, el balance que nosotros aportamos a este plan, es que la mitad del agua vaya al mar y la otra mitad se evapore dentro de la propia cuenca. Quiero hacer un inciso para comentar el caudal ecológico que se ha fijado en el Valle del Ebro, y que finalmente se ha fijado en un caudal ecológico mínimo de 80 metros cúbicos por segundo. Es el mayor caudal ecológico de todos los ríos españoles, pero con mucha diferencia. Es mayor que la suma de los caudales del Duero, el Tajo, el Guadiana, el Guadalquivir, el Júcar, el Segura, el Ter y el Llobregat. Es mucha cantidad de agua. ¿Y gracias a qué? Gracias a que tenemos el embalse de Mequinenza, que nos permite aportar ese volumen de agua. Es decir, que el Valle del Ebro es muy solidario, sobre todo con el final de la cuenca, y esa solidaridad es posible gracias a los embalses. La segunda conclusión que quiero compartir con ustedes, es que en el Ebro hay posibilidades de crear riqueza, de crear empleo con el agua dentro del marco del desarrollo sostenible. Otro aspecto que quiero dejar aquí claro es que en el Plan Hidrológico los afluentes no están en las mismas condiciones que el río. Hay muchos 62
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afluentes que están casi agotados, sobre todo en la margen derecha del Ebro, y lo que se ha buscado es que los nuevos desarrollos (o el aumento de consumo o de demanda de los ríos) se hagan de manera sostenible. Hemos introducido esa sostenibilidad dentro del Plan Hidrológico para que no haya ninguna detracción y no se den concesiones si estas no llevan aparejados o bien balsas o bien embalses de regulación. Por lo tanto, los embalses de regulación son la piedra angular sobre la que pivota el desarrollo agroalimentario del Ebro. El Ebro es un río poco regulado en comparación con otros, tal y como han explicado anteriormente los primeros ponentes. Aquí, los embalses de tipo consuntivo retienen el 21 % de la aportación media. En este cálculo no están incluidos los embalses de tipo hidroeléctrico, que representan en torno al 60 % de la capacidad de embalse, pero el 40 % que se dedica a uso consuntivo representa ese 21 % de la aportación media. En el Plan Hidrológico, lo que tratamos es de pasar del 21 % al 35 %, unos porcentajes que aun así se quedan muy bajos en comparación con otros ríos como, por ejemplo, el Guadiana. En este río, la capacidad de embalses es de más de 150 % del agua que pasa por los ríos en régimen natural. La carencia de capacidad de embalse contribuye a que en el Ebro tengamos entre 875 y 900 hectómetros cúbicos de déficit hídrico, un déficit hídrico que se da porque no tenemos capacidad de embalse. Tal y como se ha expuesto anteriormente, el cambio climático va a contribuir de una manera sustancial a aumentar la importancia de las regulaciones. La tercera conclusión que quiero exponer es que los regadíos del Ebro están limitados por la regulación, algo que va a ser mucho más importante con el cambio climático. Una de las recomendaciones de la Directiva Marco es que hay que conseguir el bienestar ecológico. Pues bien, lo que nosotros estuvimos defendiendo mucho tiempo es que, si se quiere recuperar el buen estado hay que mirar el cómputo total de la cuenca, y no el de cada una de las masas de agua. Esta distinción es algo que no pudimos conseguir, pero, en definitiva, en la cuenca del Ebro, el 70 % de las masas de agua están en buen estado. Nuestro objetivo como Plan Hidrológico es llegar al 74 %, porque regenerar una masa de agua cuesta mucho, cuesta mucho sobre todo por razones de calidad más que de cantidad o de otros aspectos. 63
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Si comparamos el Ebro con otros ríos de Europa, el Ebro no está mal. La media de Europa es del 54 % de las masas de agua en buen estado. Esta diferencia puede entenderse como algo normal, ya que nosotros somos un desierto poblacional en el contexto europeo, y esa ausencia de población es lo que lleva a que las cabeceras estén en un estado fantástico, tal y como se ha podido ver en el vídeo. Uno de los aspectos más importantes para conseguir el bienestar ecológico es una depuración exquisita. Aquí se han hecho muchas depuradoras, y eso es algo que se ha notado en los ríos: los ríos están mejor que estaban. También está el tema de la modernización, un tema respecto al que quiero recalcar lo que siempre decimos, que la modernización es una medida sobre todo medioambiental, y que es así como debemos venderla en Europa. En alguno de los estudios que hemos hecho, hemos podido observar que la modernización ha traído consigo una disminución del 30 % de los nutrientes (el nitrógeno, el fósforo…), un porcentaje que todavía es mayor en los estudios realizados por otras administraciones. El nitrógeno, como saben, es uno de los principales problemas que tienen los ríos europeos, que están abrumados por tanto nitrógeno. En definitiva, quizás la actuación más importante que se puede hacer para conseguir el buen estado ecológico de las masas de agua es la modernización, porque los retornos de riegos son mucho menores. Si se tiene en cuenta el cómputo tal, a pesar de que las aguas tengan una concentración algunas veces superior con la modernización, lo cierto es que, como masa exportada a los ríos la diferencia es importantísima. La cuarta conclusión que quiero compartir hoy, es que la cuenca del Ebro está mejor que el resto de las cuencas de Europa y mejor que la media de las cuencas europeas, y que la modernización de regadíos es una medida fundamental para la sostenibilidad ambiental de los ríos, tal como establece la Directiva Marco del Agua. Según la Directiva Marco del Agua, los embalses dejan de ser masas de tipo río para pasar a ser masas muy modificadas. Esto es algo que no debe extrañarnos, ya que hay muchas masas de tipo río, como por ejemplo los pólder en Holanda, que pasan a ser masas muy modificadas y, de hecho, algunos países usan mucho el término “aguas modificadas”. La diferencia es que, en vez de llegar al buen estado ecológico de las masas de agua, pues llegamos al buen potencial ecológico, otra designación diferente pero que, si 64
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se aplica a los embalses que tenemos, en general se trata de embalses que tienen un buen potencial. Los embalses contribuyen sobre todo a bajar los nitratos y fosfatos y la salinidad y mejoran estos indicadores en los ríos. Hay pequeñas diferencias en cuanto a los indicadores de hábitat, como pueden los relacionados con los macroinvertebrados y con las diatomeas, que en algunos casos se ve que han empeorado. Y, en cuanto a los indicadores hidromorfológicos, desde mi punto de vista, se trata de índices parecidos que tienen poca credibilidad. En un estudio que hemos realizado nosotros sobre diecinueve embalses, verse lo que se pierde y lo que se gana que, en definitiva, es lo que les acabo de comentar. La construcción de embalses por lo tanto no supone riesgos significativos para las masas de agua, lo que me lleva a la quinta conclusión, que es que los embalses del Ebro generan indirectamente salud, generan empleo y valor añadido y mejoran la seguridad de la población frente a avenidas. Además, puesto que no suponen una afección significativa al medio ambiente, no son un obstáculo para conseguir el buen estado potencial de las masas de agua. Si volvemos de nuevo a la Directiva Marco, que es el tema del que tengo que hablar, ese cambio a masas muy modificadas nos obliga a justificar por qué se deterioran. Es decir, que aquí la Directiva Marco nos ha engañado desde el principio, porque primero te condena y después te obliga a defenderte para decir que estás haciendo las cosas bien. En definitiva, lo que dice la Directiva Marco es que los Estados miembros pueden realizar actuaciones siempre y cuando realicen estos estudios del artículo 4.7 y que prevengan que las afecciones de estas actuaciones sobre el río. En definitiva, la Directiva todo lo lleva al Plan Hidrológico: el Plan Hidrológico tiene que ser el que resuelva todo. Por esta razón, dentro del Plan Hidrológico hemos realizado los estudios del 4.7 en casi todos los embalses que afectan a las masas de agua, aunque no en los que no implican esta afección. Tenemos problemas con los embalses anteriores a la aprobación del Plan Hidrológico, embalses que están judicializados. Los Estados miembros dicen que no se infringe la Directiva cuando las modificaciones de las características físicas de una masa se hacen por interés público superior o tienen unos efectos importantes sobre la salud y la seguridad humana y el desarrollo sostenible. 65
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Esto es lo que ha sucedido, por ejemplo, en Mularroya, donde no fue suficiente que el proyecto fuera declarado de interés general, sino que después tuvo que haber otra resolución declarándolo de interés superior. En este caso, el Consejo de Ministros tuvo que mandar documentos explicando que existían razones imperiosas de interés público superior. La Directiva Marco del Agua va a poner pegas a la realización de presas, pero yo creo que si hay determinación para llevarlas adelante (como ya se ha dado algún caso), se tendrá que litigar con la Unión Europea. Yo creo que lo que tenemos que hacer ahora es sobre todo demostrar ante los tribunales que la iniciativa es nuestra, tal y como han hecho otros países y como se demuestra en los tres casos que voy a exponerles. El primero es un aprovechamiento hidroeléctrico en Austria, en el que se decía que la producción hidroeléctrica no se podía emplear para decir declarar un proyecto determinado como de interés público superior. En este caso, el estado de Austria fue a juicio al Tribunal de Justicia Europeo y ganó. El segundo ejemplo es otro caso en Alemania en relación con el tema de la recuperación de costes. Alemania justificó que no se podían recuperar los costes y ganó frente a la Comisión. Además, la sentencia hizo pagar costas a la propia Comisión y dejó claro que son los Estados miembros, y no la Comisión, los que tienen que hacer la política hidráulica. El tercer ejemplo es el de un proyecto en Grecia relacionado con la afección a un espacio natural. En este caso, que también ganó el estado de Grecia, se preguntó al Tribunal de Justicia con carácter previo en lugar de esperar a juicio, algo que a mí me parece una medida muy inteligente. También en este caso el Tribunal de Justicia les dio la razón, declarando que podían hacer un regadío a pesar de que este afectaba a una red natural. En definitiva, lo que quiero decirles es que con la Directiva Marco podremos hacer presas, lo tendremos difícil, pero lo podremos hacer si tenemos determinación. Aunque no tenemos que extrañarnos de que probablemente tengamos que recurrir al Tribunal de Justicia Europeo con bastante frecuencia. Y para terminar, quiero dejarles una conclusión general, que es la siguiente: no es fácil construir regulaciones, porque nos van a entretener mucho con los trámites, pero se podrán llevar adelante. Riegos del Alto Aragón lo tendrá difícil, pero en la Confederación Hidrográfica del Ebro se van haciendo cosas, y en el Estado español se van haciendo cosas. Por ejemplo, 66
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de todos los embalses que se preveían en el Plan Hidrológico, el 66% está bien en proceso de licitación, de ejecución, en fase de llenado. Estos quince son embalses de la cuenca del Ebro (he incluido también Almudévar porque en definitiva está ya en la plataforma de salida). Estos embalses suponen el 66% de los embalses previstos, el resto está en una fase posterior, pero a pesar de todo, se hacen las cosas. Para terminar, quería decir que, aunque nos cueste mucho, estamos acostumbrados a tener dificultades. En este sentido, me gustaría recordar que con Itoiz hubo muchísimos problemas, nada menos que diecisiete actuaciones judiciales, pero se superaron todas y el embalse está en explotación. Me hubiera gustado más que lo hubiera dicho el Presidente de Confederación, que fue el jefe de obra de Itoiz. Al igual que nos pasa aquí con los embalses, tuvieron problemas de que se caían las laderas, de que era una ruina económica, de que afectaba gravemente al medioambiente. Pero ahí está el embalse, un embalse que, como todos los embalses, tiene por lo menos cuatro siglos de vida. Por lo tanto, yo digo que adelante con la construcción y muchas gracias Gracias.
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Antonio
FANLO LORÁS
Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de La Rioja
Buenos días. Quiero agradecer a Riegos del Alto Aragón que me invite a reflexionar ante ustedes. Como habrán podido comprobar, se me ha cambiado de ámbito temático, porque yo iba a reflexionar sobre cómo refleja el derecho (porque esa es mi profesión) la dualidad de bienes jurídicos: protección del medio ambiente y satisfacción de las demandas de agua. A lo largo de esta mañana, hemos escuchado importantes reflexiones sobre las obras de regulación. Si yo estuviera en Riegos del Alto Aragón, haría imprimir, e incluso tallar en piedra, algunas de las afirmaciones que ha hecho Manuel Toharia. Pero claro, yo tengo que reflexionar, soy consciente de que me dirijo a un público convencido. El problema que tenemos es precisamente todo el movimiento opositor, y hay que recordar que es en la cuenca del Ebro donde existe el mayor movimiento de oposición a los embalses. Algunas de las obras más emblemáticas del Pacto del Agua y de las obras del Plan Hidrológico del Ebro, como los proyectos de Itoiz, Yesa, Mularroya y Biscarrués que se acaban de mencionar, han estado envueltas de manera sistemática en un escenario de conflictividad. Una conflictividad que desde el punto de vista de los regantes es desesperante. Pero mi función aquí es pedagógica, y consiste en ilustrarles acerca de si el derecho recoge correctamente de manera equilibrada esa protección del medio ambiente y esa garantía de los suministros, en particular en relación a las obras de regulación. Para ilustrar mi exposición, voy a tomar como ejemplo la sentencia de la Audiencia Nacional a propósito de Biscarrués. Antes de comentar la sentencia, quiero decirles que cuando vi la noticia en la prensa, para mí fue un varapalo. Es una sentencia que ya antes venía precedida por una carta de emplazamiento de denuncia a España a causa del embalse de Biscarrués, donde destaca la importancia que se le da desde el punto de vista de la extensión, casi treinta páginas de informe, un informe 68
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según como se mire, demoledor. Parecía que los servicios técnicos hubieran tomado el proyecto como presa, y no lo soltaran. Es un informe que, en mi opinión, está cargado de prejuicios y de errores interpretativos. Y precisamente muchos de esos errores interpretativos se han asentado entre nosotros en las propias normas jurídicas y, sobre todo, en el pensamiento de muchos servidores públicos. Estamos asistiendo a una esquizofrenia dentro de la propia administración respecto de la ponderación de estos dos bienes jurídicos: la protección del medio ambiente y la garantía de las demandas. Antes de llegar a esa sentencia, quiero expresar unas consideraciones generales, unas reflexiones de fondo. Se ha recordado aquí que la Directiva Marco es una directiva ambiental, pero no me cansaré de repetir que el documento base que da pie a la directiva ambiental, la Política de Aguas de la Comunidad Económica Europea, tenía como objetivos, en el año 1996, garantizar el suministro de agua potable en calidad y en cantidad; garantizar el suministro para las necesidades económicas en cantidad y en calidad; proteger los ecosistemas terrestres y acuáticos asociados al agua; y prevenir las sequías e inundaciones. Cuando este documento se somete al Parlamento, el Parlamento dice: “Tiene que ser un documento más ambicioso, un documento más general”, y se retoma el proyecto de una directiva de calidad ecológica del agua que, como se ha recordado, aquí promueven fundamentalmente los países nórdicos y centroeuropeos. ¿Por qué? Porque tienen un gravísimo problema de contaminación, no de cantidad de agua, y solo se preocupan de los aspectos ecológicos, los aspectos ambientales. Esa preocupación explica la base jurídica, el fundamento al amparo del tratado, que sirve de base jurídica para aprobar la normativa. No se utiliza otra que es y que requiere unanimidad y, por tanto, eso otorga a los países un derecho de veto relativo a la gestión cuantitativa de los recursos hídricos. Un derecho del que España tendrá que hacer uso en algún momento, y plantear, a lo mejor con ocasión de Biscarrués, una cuestión prejudicial ante el Tribunal de Justicia, porque se está haciendo una interpretación sesgada para influir y limitar la gestión cuantitativa del agua, una interpretación a la que no da cobertura la directiva medioambiental. Este es un tema que yo vengo reiterando desde hace quince años con escaso éxito. Tomás Sancho recordaba hoy los intentos de que la directiva recogiera algunas de las peculiaridades de España, y algunas se introdujeron, como 69
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el sistema de excepciones. Pero Tomás Sancho recordaba también que la directiva, por su propia finalidad, no es una norma uniformadora de las legislaciones nacionales. Las realidades hidrológicas son distintas, los propios considerandos parten de la diversidad de las cuencas y de las regiones europeas; y en aplicación del principio de subsidiaridad, son los estados los que tienen que aplicar, en el ámbito de cada cuenca y atendiendo a sus peculiaridades, esos principios de protección del agua que es lo único que preocupa a la directiva. Por tanto, se trata de un principio equivocado, una visión unilateral desequilibrada centrada solo en el medioambiente, olvidando que si esa preocupación ambiental tiene un sentido, es el que está recogido en el propio artículo 1 de la Directiva Marco, que busca garantizar el suministro suficiente de agua. ¿O es que al final no vamos a poder beber, o no se va a poder utilizar para regar, por ejemplo, y los ríos pasarán a ser espacios escénicos, ricos en naturaleza y en diversidad, pero que no sirven para las necesidades humanas? Eso, desde el punto de vista jurídico, es un auténtico disparate, es no tener sentido común. ¿Para qué sirve si no el derecho sino para ordenar y equilibrar la protección de los valores? Existe evidentemente un cierto fundamentalismo ambientalista en los servicios de la Comisión al que en los últimos años el Tribunal Superior de Justicia ha aportado un sentido de realismo, como hemos podido ver en los casos que se han explicado anteriormente: el principio de recuperación de costes en Alemania, la central hidroeléctrica de Austria y el caso de los trasvases en Grecia. ¿Se ha cargado el Tribunal de Justicia el principio de recuperación de costes? No: introduce sentido común. Es decir, en esa sentencia, el abogado general dice: “para justificar por qué Alemania no cobra por navegación o por uso de riego o por producción de energía eléctrica, hay que tener en cuenta que en los países nórdicos tienen veinte veces más agua que los países del sur”. Se trata de un argumento que utiliza para justificar que no se aplique el principio de recuperación de costes. Por las mismas razones, pero a la inversa, nosotros tendríamos que decir que se module el principio de recuperación de costes atendiendo a las condiciones geográficas y a los efectos sociales ambientales y económicos del principio de recuperación de costes. Explicado este contexto general de la directiva y esa interpretación sesgada, quiero ofrecerles una segunda reflexión. Haciendo mención a la singularidad y a la irregularidad espacio-temporal, y a la respuesta que se ha dado 70
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desde hace ciento veinticinco o ciento treinta años a esa realidad, ¿cómo corregimos la falta de disponibilidad en el espacio y en el tiempo? Pues mediante la regulación. Esto no es un invento de Franco, esto es un invento que se puede trazar hasta el regeneracionismo de Costa y los ingenieros que llevan a la práctica el Plan de Obras Hidráulicas de 1902 y el Plan Nacional de Obras Hidráulicas del año 1933. Franco lo único que hace es aprovecharse de las obras pensadas diseñadas y llevarlas a la práctica. Esa es la respuesta técnica artificial a la regulación de nuestras aguas, y eso explica que yo haya podido calificar nuestro sistema de gestión como un sistema de gestión artificializado de las aguas, una palabra “artificializado”, que conecta con conceptos de la Directiva. Nuestro sistema se base en obras de regulación que alteran el régimen natural. ¡Por supuesto que lo alteran! Pero es la única manera de garantizar la disponibilidad del agua. Pero esta artificialización no es, o yo no la utilizo, para burlar la Directiva, sino para adecuar la interpretación de la Directiva a nuestra realidad. España no lo ha hecho bien, los poderes no han hecho una correcta lectura de esta realidad. No hemos sabido vender como país estas peculiaridades. No las hemos sabido trasladar a los servicios de la Comisión. Esto es algo que tiene que hacerse valer pensando en esa futura revisión de la Directiva Marco y en los planteamientos a piñón fijo medioambientalistas de los documentos europeos, el famoso Plan para la salvaguarda de los recurso hídricos de la Unión Europea, donde no tienen en cuenta esta realidad. Por ejemplo, el concepto de masas de agua tiene sentido en cuencas, en países, que tienen agua permanentemente, pero ¿cómo es posible hablar de masas hídricas en un país en el que los ríos hay meses que no tienen agua? Para caracterizar nuestros ríos, debiéramos haber utilizado el concepto de sistemas de explotación, donde están integradas las infraestructuras que garantizan las demandas. Repito que no es para burlar a la Directiva, pero ¿cómo se puede calificar el tramo donde se va a hacer Biscarrués, como una masa de agua y por río natural? ¿Es que alguien ignora que por allí pasaba el agua que pasa porque están las presas de La Peña, Búbal y Lanuza y que por eso se puede hacer rafting? Es decir, si ponemos trampas jurídicas, si ponemos inconvenientes jurídicos, se van a utilizar esos argumentos jurídicos precisamente como ha ocurrido en Biscarrués, para dinamitar la realización de esas infraestructuras. Pero no se trata solo de problemas interpretativos, es que en la propia normativa española se introducen elementos que favorecen interpretaciones 71
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desequilibradas de nuestra realidad hidrológica. Por ejemplo, resulta sorprendente que la Ley de Aguas no incluya en el artículo 92, y dentro de los objetivos ambientales de las masas de agua, el régimen de excepciones tan importantísimo del artículo 4.7 de la Directiva Marco de Agua. Esto es algo que se ha llevado de tapadillo al reglamento de Planificación Hidrológica. En Alemania está en la propia ley, no hay que ir de tapadillo. Si nuestra realidad fáctica es la que es, lo que no podemos hacer es ir en contra de nuestra realidad y de nuestros intereses como país. El principio de recuperación de costes se utiliza como un arma para impedir la ejecución de redes hidráulicas. El informe de viabilidad económica técnica y ambiental del artículo 46.5 de la Ley de Aguas se utiliza también para impedir la ejecución de redes hidráulicas. La sección sobre las reservas hidrológicas fluviales, que está pensada para que no se localicen embalses en las cabeceras de nuestros ríos, es un grandísimo tanto que se han apuntado los ecologistas y que se ha llevado a la normativa de aguas de España. La utilización sistemática de declaraciones de espacios naturales, Red Natura, LIC, ZEPAs, tienen unas consecuencias que no se han sopesado. ¿Es eso lo que queremos hacer? Porque después son barreras infranqueables para realizar infraestructuras de regulación, por ejemplo. O la propia composición y visión multidisciplinar en la gestión del agua, un enfoque que la enriquece, pero que puede llegar a bloquear. Es decir, resulta sorprendente que los servicios ambientales digan que un embalse es un desastre y que el Órgano Sustantivo diga que es muy positivo. Eso explica paradojas como que un embalse de ciento noventa reciba una declaración favorable, mientras que un embalse de treinta sea favorable, pero con tales condicionamientos que prácticamente vacíen su funcionalidad y lo conviertan en una presa de entradas y salidas. ¿No se ha extralimitado el órgano ambiental? ¿No se ha excedido de lo que es impacto a la hora de valorar los efectos en la masa de agua? Ya desde el año 89, el Tribunal Constitucional dijo el órgano ambiental debe limitarse en la evaluación a identificar solo efectos ambientales, el impacto en el medio ambiente y los mecanismos paliativos y de restitución, y dice: “Pero no debe entrar en valoraciones de oportunidad ni en los aspectos técnicos, ni económicos que corresponden al órgano sustantivo”. Es decir, es evidente que un embalse supone la ruptura de la continuidad longitudinal del río. ¿Para qué se hace un embalse? Para guardar el agua. Estúdiense soluciones técnicas: ¿es mejor un embalse en cauce? ¿Es 72
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mejor un embalse lateral? Si lo situamos lateralmente, no lamina avenidas, tiene sus pegas y sus inconvenientes. Pero el tema es que cada órgano, cada cuerpo funcionarial, tiene sus limitaciones. Bien, yo tenía muchas más cosas que quería compartir hoy. Evidentemente, el procedimiento de evaluación ambiental no resiste un mínimo análisis jurídico, hay que simplificarlo, hay que clarificarlo porque, si no, se convierte como he dicho en un campo de minas, en trampas formales a las que se agarran los profesionales de la licitación, y que son auténticos anzuelos donde pican los jueces, porque les encantan los argumentos formales. Finalmente, no quiero levantar ninguna falsa expectativa respecto del recurso de casación ante el Tribunal Supremo, porque la casación tiene unas exigencias formales y es una aguja muy estrecha por donde pasar el hilo. Pero yo considero que hay una lectura excesivamente formalista, que las aparentes contradicciones que hay a lo largo del procedimiento (donde se cambian las calificaciones de tipo masa natural a tipo río, a embalse, a agua muy modificada) se toman como indicio de que no hay seriedad, de que no hay solidez en los estudios hechos y no se sitúan en su contexto. Es decir, que un embalse de ciento noventa se convierta en el de treinta, y que el de treinta en realidad se convierte en uno de dos. Y, después, en los anexos de los planes del 2014 y 2016, está la justificación. Otra cosa es que no les guste la justificación, que también pasa, pero hay que exigir un estudio científico de los efectos. Es decir, hay un componente de discrecionalidad de los Estados, y eso es algo que lo dice el Tribunal. Es el Estado el que debe valorar si ese proyecto es de interés público superior. Se trata de una análisis formal, que yo creo que se confunde, pero yo creo que la declaración de interés general es sustantivamente idéntica a la de interés público superior. Lo que pasa es que no basta decir que un proyecto es de interés público general, hay que justificarlo. En el ejemplo de la central de Austria, ¿cómo se analiza el problema? Se trata efectivamente de una central eléctrica que modifica el curso del río, pero Austria, el órgano que ha autorizado la construcción, justifica que la producción de energía eléctrica es de interés público. La Comisión argumenta que la producción de energía que produce esa central es irrelevante, del 0,1. Pero Austria responde que son ellos, como país, los que tienen que hacer esa valoración, y que para esa región y esa zona, es muy importante la producción de energía eléctrica, porque además es energía renovable. Y el 73
Ponencia
Tribunal dice: “¡Chapó! Le doy el visto bueno, la Comisión no ha demostrado que haya un deterioro de las aguas”. Ese modelo de Austria tendría que copiarse. Es decir, en todo caso, la Sentencia no dice nada de que no se pueda hacer en el futuro: vuelvan a hacerse los papeles bien, y preséntese otra vez. Eso fue lo que se hizo en Itoiz. Eso se hizo en Mularroya. Perdón por no haber sabido ordenar todas las cosas que yo quería decirles en el corto espacio de tiempo que he tenido. Muchas gracias.
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MESA REDONDA La regulaciรณn hidrรกulica en el futuro Pacto Nacional del Agua
Enrique
PLAYÁN JUBILLAR Investigador del EEAD-CSIC
Buenas tardes a todos. Es el momento de dar comienzo a esta última sesión de la jornada de hoy. Esta sesión será más corta de lo previsto dado que hemos acumulado cierto retraso a lo largo del día, y ya saben que esperamos a D.ª Isabel García Tejerina, ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente para el acto de clausura. En primer lugar, me gustaría darles la bienvenida a todos. Mi nombre es Enrique Playán Jubillar y muchos me conocen puesto que pertenezco al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En segundo lugar, me gustaría dar las gracias a Riegos del Alto Aragón, así como a todas las instituciones que hoy nos han convocado. Si me lo permiten mis compañeros, extiendo este agradecimiento en nombre de toda la mesa, ya que no disponemos de tiempo suficiente para hacerlo de forma individual. La presente mesa redonda recibe el título de La regulación hidráulica en el futuro Pacto Nacional del Agua. Es un honor poder contar en esta mesa con la participación de D. Joaquín Olona Blasco, consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón. Gracias a su formación como ingeniero agrónomo, desempeñó también el cargo de decano del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vasco y trabajó como empresario en el ámbito de la consultoría y la ingeniería. Asimismo, se encuentra con nosotros también D. Daniel Sanz Jiménez, subdirector general de Infraestructuras y Tecnología de la Dirección General del Agua del MAPAMA, cuyas funciones son, entre otras, la de realizar y supervisar diversos estudios y proyectos relativos a las infraestructuras hidráulicas. Igualmente, contamos con la participación de D. José Polimón López, presidente del Comité Nacional de Grandes Presas SPANCOLD, doctor en Ingeniería de Caminos Canales y Puertos y vicepresidente del Colegio de Caminos Canales y Puertos. 77
Mesa redonda
Finalmente, me complace presentar a D. José Ramón Lasuén Sancho, catedrático emérito de Teoría Económica de la Universidad Complutense de Madrid, antiguo decano de la Facultad de Económicas de la Universidad Autónoma de Madrid, miembro del Club de Roma y anterior diputado de las cortes. Para dar un enfoque específico a esta mesa redonda, me gustaría hacer énfasis, tanto de cara a mis compañeros de mesa como al resto de asistentes, en el perfil de nuestra audiencia. La mayoría de los presentes sois regantes. En algunos casos, además, regantes muy comprometidos económicamente con las inversiones para el uso del agua. En otros, regantes que están a la espera de estas inversiones. Por tanto, en esta fase final de la jornada, hemos de dirigirnos a ustedes con una mayor responsabilidad. Somos conscientes de que muchos de ustedes han realizado una importante inversión para la modernización de sus fincas en los últimos diez años, una inversión equivalente al valor de la tierra, por lo que el tema que nos ocupa hoy es una cuestión de rentabilidad y de salir adelante con nuestro modelo de desarrollo rural. Este modelo de desarrollo nos es muy propio y se enfrenta a algunas amenazas pendientes. Necesitamos aportarles soluciones en materias que no siempre progresan a la velocidad que nos gustaría, siempre desde la responsabilidad y el posibilismo. Como sabemos, la regulación en el ámbito hidráulico es incompleta, y abordaremos esta cuestión en el día de hoy. No obstante, me alegra poder afirmar que nuestro sistema ha avanzado mucho desde que entré en este sector. En el pasado, el agua no paraba en ningún punto desde los embalses hasta las fincas de los agricultores. En la actualidad, sin embargo, contamos con un total de noventa y cuatro presas, con pequeñas balsas y con balsas de mayor tamaño, de entre cinco mil metros cúbicos y nueve hectómetros cúbicos y medio. Todas ellas dependen de un sistema de regulación interna muy reciente, de tan solo quince o veinte años. En total, estamos hablando de veintisiete hectómetros cúbicos de agua embalsada. Estos datos demuestran la importancia de la colaboración entre el sector público y el privado, ya que ustedes han puesto a disposición del buen funcionamiento del sistema una pieza muy importante ya construida en su propia tierra. Asimismo, con la obra de Almudévar lograremos mejorar estas cifras y aproximarnos a lo que debe ser nuestro objetivo: que el almacenamiento interno suponga una cifra similar al almacenamiento externo. Nosotros esta78
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mos en el buen camino para conseguirlo, a la vez que tratamos de solventar las sensibles necesidades de almacenamiento del sistema. A lo largo de la jornada, se nos ha explicado ya el énfasis en el uso eficaz, solidario e integrado del agua que representa el Pacto Nacional del Agua, pero lo que nos ocupa en esta sesión es tratar la perspectiva del regadío. En concreto, cómo se aplica la recuperación de costes y en qué consiste el canon ambiental. Por desgracia, no podremos entrar en detalles, pero sí es muy importante que tratemos de analizar cómo se organiza, es decir, cómo las competencias compartidas entre el Estado y el Gobierno de Aragón pueden alcanzar un acuerdo en materias tan sensibles como esta y, ante todo, cómo este acuerdo puede finalmente dar lugar a una ley. Como ya sabemos, esta última cuestión es de especial complejidad. Por tanto, el objetivo del día de hoy es alcanzar soluciones y compromisos. Como el tiempo apremia, vamos a limitar las intervenciones a cinco minutos. Para controlar las intervenciones y asegurar que queda tiempo disponible para una ronda de preguntas, avisaré a los ponentes cuando se esté acabando su tiempo con el uso de estos papeles. De este modo, a las dos y media podremos dar paso al acto de clausura a cargo de la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Así pues, cedo la palabra a nuestro primer ponente, D. José Polimón, presidente de SPANCOLD. Dado que nos encontramos en una situación en la que los regantes consideran prácticamente imposible la construcción de grandes presas en España y, por extensión, en Europa, me gustaría conocer las perspectivas en España, en Europa e incluso en algunos países no europeos, así como su opinión sobre la situación de Biscarrués y de Almudévar. Adelante, Sr. Polimón.
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José
POLIMÓN LÓPEZ
Presidente de SPANCOLD Comité Nacional Español de Grandes Presas
Muchas gracias. Como pueden observar en la presentación, hace unos años España ocupaba la quinta posición en el mundo en cuanto a número de presas. Por delante de nosotros se encontraban China, Estados Unidos, Japón e India. No obstante, a continuación se realizó una nueva clasificación en la que únicamente se consideraban presas de gran tamaño aquellas de al menos quince metros de altura y con un volumen de embalse superior a los tres hectómetros cúbicos. Con esta nueva clasificación, España pasó a situarse en séptimo lugar, con una cifra de 987 presas. Tras una revisión posterior considerando los criterios anteriores, en la actualidad nos encontramos en novena posición a nivel mundial. ¿Es relevante esta posición? Realmente no. Estas clasificaciones simplemente nos indican que antes nuestro país era de los mejor dotados en cuanto a estructuras de almacenamiento de agua y, en la actualidad, países como Brasil, Corea del Sur, Canadá o Sudáfrica cuentan con una cifra superior de presas. Otros países como Turquía e Irán se están aproximando a nuestra situación, mientras que países como Francia o Reino Unido se están quedando atrás en este sentido. México se encuentra también entre los países que presentan un mayor avance, seguido de Australia e Italia, con quinientas. En este gráfico únicamente se han incluido aquellos países con un número de presas superior a quinientos. Si nos centramos en los problemas a los que se enfrentan las presas existentes, podemos ver que entre ellos se encuentra la edad, la sedimentación de los embalses, la gestión sostenible y cuestiones de conservación y mantenimiento, como por ejemplo la seguridad, la operación, las avenidas o las sequías. Esta curva simplificada representa el número de presas construidas en España desde el año 1900. Me gustaría llamar su atención sobre el hecho de que desde el año 1950 hasta el 2000, en España se han puesto en funcionamiento mil presas. Por tanto, durante ese periodo el ritmo de cons80
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trucción era de veinte presas al año, pero después del año 2000 se observa un descenso en la pendiente de esta curva. ¿Es esto relevante? Depende. En la siguiente gráfica, podemos ver una comparación entre esta misma curva que representa el número de presas, de color azul en la parte inferior; la curva de la población española y una tercera curva que representa la superficie regada. Aunque inicialmente esta última curva se encuentra en un punto intermedio, acaba superando a la de la población. Para interpretar esta gráfica, es necesario prestar atención a las pendientes de las curvas en cada punto. Mi interpretación de esta gráfica es que la pendiente de la construcción de embalses y del crecimiento de la población se han mantenido paralelas hasta alcanzar un punto en el que la construcción se ha frenado y la población no. Esto supone un claro problema de satisfacción de la demanda. Sin embargo, el desarrollo de la superficie regada presenta una pendiente bastante marcada, que no solo ha permitido el autoabastecimiento agroalimentario de nuestro país, sino que fuésemos capaces de exportar y de situarnos entre los primeros países exportadores de productos agrícolas. No obstante, para garantizar la seguridad hídrica, es necesario también que nos adaptemos al cambio climático. Como contamos con un tiempo limitado, explicaré los planes para sequías e inundaciones brevemente. Se ha de financiar el mantenimiento, la conservación y la operación de unas mil trescientas presas y embalses. Asimismo, deben priorizarse las inversiones destinadas a una mejora de la resiliencia y la variabilidad hidrológica, y establecer un sistema de seguimiento de los programas y las acciones llevadas a cabo dentro del marco de estos planes. Este último punto es de especial relevancia, ya que de nada sirve la redacción de buenos planes como los que hemos hecho, si no van acompañados de un seguimiento de las acciones recomendadas dentro de los mismos. Es también esencial coordinar la planificación y gestión del agua con la gestión energética. En el marco del cambio climático, el almacenamiento de agua y energía es fundamental. Por ello, la construcción de centrales reversibles debe basarse en criterios de eficiencia energética para disminuir la dependencia energética de nuestro país y garantizar la sostenibilidad. Por último, se ha de establecer una estrategia y una serie de planes a corto y medio plazo. Puesto que la experiencia demuestra que los planes a largo plazo nunca se cumplen, yo considero que es mejor redactar planes a corto y medio plazo; quizá de este modo sea posible lograr los objetivos a largo plazo. 81
Mesa redonda
En materia de I+D, el conocimiento y la educación son de gran importancia en este momento. Tanto la Administración como las empresas, somos conscientes de la relevancia que tiene la formación de personal en operación y seguridad en presas y balsas y, de hecho, SPANCOLD imparte un curso de máster sobre funcionamiento de este tipo de instalaciones. También es necesario un nuevo proceso de tecnificación de los organismos gestores de agua, tanto a nivel central como autonómico. En los últimos años, se ha perdido un número significativo de técnicos, problema que se está solventando en la actualidad con la incorporación de nuevos técnicos a los equipos de trabajo. No obstante, se ha de lograr la estabilidad de estos técnicos que se están incorporando a este sector: han de estar motivados y sentir interés por las obras hidráulicas para que así permanezcan en este campo en el que tanto los necesitamos. Finalmente, es fundamental que los proyectos de innovación reciban el apoyo necesario para mejorar la gestión del agua y que el público esté informado sobre todas las cuestiones relativas al agua y sus infraestructuras. Termino con un cartel del Máster Internacional en Explotación y Seguridad de Presas y Balsas, porque para dar continuidad a la construcción de las presas necesarias y mantener la explotación segura de las mil trescientas presas con las que cuenta nuestro país, necesitamos técnicos. La formación de personal profesional especializado en este ámbito es esencial. Muchas gracias. MODERADOR: Muchas gracias por su intervención y gracias también por ajustarse a su tiempo. Continuamos con la intervención de D. José Ramón Lasuén, no sin antes recordar su contribución al informe del año 2009 de la Confederación de Empresarios de Aragón (CREA) sobre las necesidades de aprovechamientos hídricos en Aragón. En una de las conclusiones de este informe, afirmaba que para satisfacer la demanda actual de los nuevos regadíos es necesaria una mayor capacidad de embalse, hecho que se pone de manifiesto durante los periodos de sequía. Se evaluaban también en este informe unas necesidades añadidas de unos mil quinientos sesenta hectómetros cúbicos. Hace ya ocho años de la redacción de este informe, por lo que me pregunto si podría proporcionarnos una actualización sobre este tema desde una perspectiva socioeconómica. 82
José Ramón
LASUÉN SANCHO
Catedrático emérito de Teoría Económica y miembro del Club de Roma
Muchas gracias. Buenas tardes. Mi perspectiva es bastante más optimista que la de la media, ya que considero que la red hídrica española, no solo agrícola, sino también comercial e industrial, es de las mejores del Mediterráneo. Sin embargo, todavía es una red incompleta. Existen dos grandes presas que aún se deben terminar: la de Almudévar y la de Mequinenza. El objetivo de la primera, es el de conservar el agua de los glaciares del Pirineo; el de la segunda, es transformarse en una presa reversible para incrementar las posibilidades de uso renovable del agua. Gracias a esta red y a las intervenciones complementarias que se han de realizar en ella, en el periodo de un siglo nuestro país ha dejado atrás una sociedad muy anticuada en la que el cincuenta por ciento de la población se dedicaba a la agricultura, presentaba una dieta deficitaria y dependía de la importación para obtener gran parte de sus alimentos. Este periodo se ha superado, pero es necesario ir más allá. Necesitamos profundizar en este cambio y llevar a cabo una serie de intervenciones de gran relevancia de la mano de una Europa unida. Estas intervenciones se han de producir cuanto antes, puesto que somos la octava potencia del mundo en cuanto a producción de alimentos y nos encontramos en una situación propicia para desarrollarnos con mayor velocidad. Contamos con una ayuda de la que carecíamos en periodos anteriores, y de la que han disfrutado competidores como Francia e Italia. Esta ayuda es el turismo masivo y, ante todo, el componente del turismo de calidad, del que gozaron los franceses durante la Belle Époque el pasado siglo y los italianos hace cincuenta años con la Riviera dei Fiori. Disponemos del potencial necesario para desarrollar una industria alimentaria muy competitiva, ya que partimos también de una muy buena base. Sin embargo, son imprescindibles una serie de intervenciones en el sector agrícola, comercial e industrial que voy a proceder a explicar brevemente. 83
Mesa redonda
En primer lugar, ¿quién ha de ser el agente de cambio en el sector agrícola? Evidentemente, las cooperativas. No obstante, estas cooperativas han de seguir el modelo holandés, no el español. Las cooperativas españolas muestran el mismo componente social hacia sus miembros que las holandesas; sin embargo, las cooperativas holandesas difieren de las españolas en que no son monopolistas, sino enormemente competitivas. Como resultado de este modelo, España cuenta aproximadamente con mil quinientas cooperativas, mientras que en países como Italia y Holanda solo existen treinta y cinco muchísimo más potentes y competitivas, con costes muchísimo más bajos y márgenes más altos. Por tanto, sí necesitamos cooperativas, pero han de ser competitivas. En segundo lugar, nuestra posición en el sector industrial no es tan buena. Nos enfrentamos a dificultades obvias: no contamos con el agua de la que dispone Francia o incluso Italia del norte, aunque sí tenemos el sol. Debemos tomar una perspectiva internacional y atender a la situación mundial. En la actualidad, el mundo ha de afrontar a dos graves problemas que tardarán en solucionarse. Uno de estos problemas se encuentra en Asia, en concreto en Corea del Norte, y el otro, que nos es mucho más próximo y tiene mayor relevancia para nosotros, es el del Medio Oriente. Europa recibe dos millones de inmigrantes del Medio Oriente al año, y se espera que esta cifra alcance los cuatro, o incluso los seis millones en los próximos años. Por el momento, el efecto sobre nuestro país no es tan acusado, pero lo será. Ante nosotros se plantean dos posibilidades para España: la de volver a la Reconquista y terminar con las migraciones, o la de alcanzar un nuevo Siglo de Oro. Esta alternativa no recibe tanta difusión. Debemos evitar la inmigración masiva que se avecina y, para ello, debemos contribuir a que los árabes desarrollen su propia agricultura y conformar la nuestra de modo que no puedan alcanzarla. Para lograrlo, es necesario llevar a cabo una transformación del país en un aspecto que apenas se ha abordado en los últimos años. España cuenta, como ya ha mencionado nuestro compañero, con una red de presas que hasta el momento ha demostrado ser muy buena; con una red de carreteras y autopistas que se encuentra entre las mejores del mundo; nuestra red de ferrocarril solo se sitúa por detrás de la de China y, en cambio, la organización de los distintos pueblos que pertenecen a todas estas redes es infame. Nuestros pueblos no pueden desarrollarse como es debido ni integrar al resto del país en el clima de optimismo y progreso que necesita. 84
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El mundo agrícola y el alimentario han de ser conscientes de que el lento proceso de desarrollo que experimentaron nuestras presas se ha de producir también en nuestros pueblos. La industrialización que se consigue gracias a la agricultura se ha de producir en los pueblos, no en las grandes ciudades como ha sido hasta ahora. Muchas gracias. MODERADOR: Muchas gracias, profesor. Es el momento ahora de ceder la palabra a D. Daniel Sanz, subdirector general de Infraestructuras y Tecnología de la Dirección General del Agua. Me gustaría trasladarle tres preguntas que considero que le atañen debido a la responsabilidad de su cargo. En primer lugar, me gustaría conocer su valoración sobre lo que ha sucedido con el anteproyecto de Biscarrués. En segundo lugar, me gustaría recibir una actualización sobre la situación de Almudévar. Por último, en el marco del Pacto Nacional del Agua existe un intenso debate acerca de nuevos impuestos, como el canon ambiental sobre el uso de las aguas, así que me parece que es una buena ocasión para que nos aporte una visión política sobre estos asuntos. Muchas gracias.
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Daniel
SANZ JIMÉNEZ
Subdirección General de Infraestructuras y Tecnología
Muchas gracias, moderador. Comencemos con el anteproyecto de Biscarrués. La situación de Biscarrués y Almudévar en este momento es distinta, pero ambos van a seguir un proceso muy similar. No me cabe duda de que la conclusión de este proceso será, en ambos casos, su construcción. En Biscarrués el proceso ha comenzado de cero, con un proyecto y una evaluación nuevos que han de dar lugar a la construcción de la presa. En Almudévar, se ha de seguir el mismo camino, a diferencia de que en este caso la obra está contratada. No obstante, insisto en que al final ambas presas van a construirse. El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente concibe ambas presas como una realidad, por lo que podemos trasladarlas a la siguiente pregunta sobre el Pacto Nacional del Agua. El Pacto Nacional del Agua versa sobre distintos tipos de infraestructuras, por ejemplo, de regulación, de corrección, etc. Este pacto, se divide en cuatro ejes principales, de los cuales solo tres están relacionados con las infraestructuras. Sin embargo, estos hablan de infraestructuras futuras, no de las presentes, así que las presas de Biscarrués y Almudévar no son objeto de este pacto. En mi opinión, el embalse de Almudévar es una realidad presente a día de hoy. Imagino que muchos se preguntarán qué ocurre con el contencioso, por lo que voy a adelantarme y a tratar esta cuestión. En nuestro Ministerio existen muchos contenciosos, quizá demasiados. Esto se debe a que nuestra legislación garantiza el derecho de cualquier ciudadano a solicitar una revisión de acuerdo con su punto de vista. Esto ya ocurrió en Mularroya, por ejemplo, un caso parecido en el que la obra tuvo que pararse durante un periodo de tiempo. En este caso, ha tenido lugar un procedimiento que está aprobado, el embalse cuenta con una nueva Declaración de Impacto Ambiental (DIA) y las obras se han reiniciado y se finalizarán. El final en el caso que nos ocupa será el mismo. 86
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La construcción de la presa de Almudévar está mucho más avanzada que la de Biscarrués, mientras que la de Mularroya ya se está acabando. El proceso puede tardar más o menos en el caso de estas dos presas debido al sistema de garantías que nuestro país ofrece a sus ciudadanos, pero no son objeto del pacto nacional puesto que ya se consideran una realidad. Por lo que respecta al Pacto Nacional del Agua, como ya ha explicado esta mañana el presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro, este se divide en cuatro ejes. Tres de ellos están enfocadas a infraestructuras de diverso tipo, todas ellas tratadas de forma específica. Aunque no debemos olvidar que este pacto también incluye toda una serie de medidas no estructurales. Es importante no centrarnos exclusivamente en las infraestructuras, ya que de nada sirve crear una larga lista de infraestructuras, algunas de ellas absolutamente necesarias y otras prescindibles, y que después de veinte años ninguna de ellas se haya construido, ya sea por falta de financiación o porque no se sepa cómo proceder. Deberíamos ser capaces de ir más allá de la creación de listados de este tipo. Por supuesto, al tratarse de un pacto, este documento implica el acuerdo entre varias partes con puntos de vista muy diversos. Cada una de las partes plantea una serie de puntos sobre los que negociar, de modo que en ocasiones tendrán que renunciar a algunos de ellos a cambio de otros que resulten de mayor relevancia. Con ello, se alcanza un pacto del que todos se benefician; si solo se beneficiara una de las partes, nunca se alcanzaría un acuerdo. Por tanto, el pacto tiene por objetivo proporcionar una solución en la que todas las partes ganen. De lo contrario no habría pacto y todas las partes saldrían perjudicadas. Por último, me gustaría tratar la materia de los nuevos impuestos. Si hiciésemos una consulta popular, a lo mejor nos encontraríamos con que algunas personas sí quieren un nuevo impuesto. De hecho, un nuevo impuesto es algo que no se debe descartar directamente. Un nuevo impuesto se concibe como una obligación de pagar más y, como tal, suele ser rechazado. Sin embargo, un nuevo impuesto no implica necesariamente que tengamos que pagar más, puede implicar pagar de forma diferente. Volviendo a la idea del pacto, si en ese pacto uno solo renuncia a sus beneficios y no consigue nada de lo que quiere, no querrá aceptar las condiciones del pacto. Si el resultado de un pacto es que tengo que dar, sin recibir nada a cambio, no estaré de acuerdo con el mismo. Igualmente, si 87
Mesa redonda
simplemente me van a subir el impuesto del agua, trataré de protestar y evitar pagarlo, pero si no me queda más remedio, tendré que pagar. No obstante, aquí no estamos hablando de eso. Estamos tratando de plantear soluciones y acercarnos a la vía que están tomando ahora mismo todos los países. Sobre todo, se trata de lograr unas condiciones que por supuesto no dejen fuera del regadío a aquellos que no puedan asumir ese impuesto. Por tanto, la posibilidad de una imposición diferente no se debe descartar a priori. Lo que debemos hacer es analizar las condiciones. Muchas gracias. MODERADOR: Muchas gracias, subdirector. A continuación, le cedo la palabra a D. Joaquín Olona, consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón. Agradecería, si es posible, que su intervención girase en torno al Pacto Nacional del Agua y a la visión que usted tiene del mismo. Como ya hemos podido comprobar en otras ocasiones, el Sr. Olona parte de una perspectiva centrada en la relación entre el desarrollo rural y el regadío. Asimismo, me gustaría que hablase también de otro tema de actualidad como es el de los equilibrios entre la transformación del regadío y el desarrollo de una nueva regulación. Por favor.
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Joaquín
OLONA BLASCO
Consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón
Muchas gracias. Dado que no puedo contestar a la pregunta en el tiempo del que dispongo, simplemente subrayaré lo que ya he dicho esta mañana. El Gobierno no concibe una agricultura sin regadío y, aunque el desarrollo rural no depende exclusivamente de la agricultura, es innegable que en Aragón el desarrollo rural sin agricultura no tendría sentido. Me encantaría entrar en más detalle, pero me temo que carezco de tiempo para hacerlo, así que me limitaré a hacer un breve comentario. Como ha indicado esta mañana el profesor Fanlo, seguramente todos los aquí presentes estemos de acuerdo. Puede que existen ciertas diferencias de opinión, pero probablemente sean solo de matiz. Me alegra escuchar la intervención del subdirector porque desde luego es lo que defendemos desde el Gobierno de Aragón: que los casos mencionados son una realidad, al igual que ocurre con el regadío y la regulación. Sin embargo, nos enfrentamos a un importante reto social y político que consiste en encontrar la forma de convencer y de relacionarnos con aquellas personas que no están de acuerdo y que no están presentes en esta jornada. Está claro que quienes estamos aquí coincidimos en nuestro punto de vista, así que no tiene mucho mérito. Es necesario que nos planteemos en serio esta cuestión y, para abordarla, es fundamental que, en primer lugar, perdamos los complejos. Por ejemplo, que perdamos el complejo de la modernidad: estar en contra de las obras hidráulicas, de la regulación y del regadío no es algo moderno. El día 28 de junio de 1913, la Federación Agraria Aragonesa convocó una reunión para demostrar su preocupación por lo que consideraba, cito textualmente: “unas campañas exacerbadas e injustificadas emprendidas por políticos, oradores y publicistas en contra de las obras hidráulicas y regadíos”. Por lo tanto, oponerse al regadío y a la regulación no es moderno, así que perdamos ese complejo. En segundo lugar, debemos perder la prepotencia. No 89
Mesa redonda
podemos pretender relacionarnos con la sociedad, y con aquellos que denominamos y que se autodenominan ecologistas, si no partimos del respeto. Tenemos que respetar su punto de vista, no pretender convencerles porque no vamos a convencer a quien no está de acuerdo. Es imprescindible que respetemos sus argumentos, porque, de lo contrario, dudo que sea posible avanzar. Debemos respetar y saber gestionar las cuestiones ambientales, o al menos saber justificarlas. En este sentido, yo aún echo en falta mucho conocimiento científico y técnico sobre aspectos de evaluación económica y ambiental principalmente. Por último, una cuestión fundamental para desarrollar estas políticas es que los gobiernos ejerzamos nuestras competencias. Existe un concepto que yo he citado en mi intervención y que he oído a lo largo de esta jornada, que es el del interés público superior. Me alegra haber visto durante la jornada que por fin hemos introducido este concepto y tenemos claro que debemos desarrollarlo. Los gobiernos tienen el deber y la responsabilidad de declarar, defender y gestionar el interés público superior, que no es exactamente lo mismo que el interés general. Este interés es el que debe ocupar a los poderes públicos, tanto en el Gobierno de España como en los gobiernos autonómicos, y representa también un gran reto. Si no ejercemos en toda su profundidad las competencias que nos corresponden, no podremos lograrlo. Esta mañana, he explicado que nosotros desde el Gobierno de Aragón apostamos por proyectar nuestras competencias sectoriales en el ámbito de dominio público hidráulico. Me gustaría detenerme más en este concepto, pero no tengo tiempo y creo que todos ustedes lo entienden. Para concluir, simplemente me gustaría decir que nos falta convicción y fundamentos técnicos y científicos para justificar la política que queremos llevar a cabo. Como estado democrático, contamos con elecciones que permiten elegir a los representantes políticos responsables de decidir la normativa que se va a aplicar. Es sobre nosotros, los gobiernos, donde recae la responsabilidad de definir con claridad y transparencia el tipo de política que queremos hacer. Nosotros, el Gobierno de Aragón, queremos hacer una política basada en la regulación y el regadío, pero para ello es imprescindible desarrollar los conceptos que he presentado brevemente durante mi intervención. Muchas gracias.
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CLAUSURA
César
TRILLO GUARDIA Presidente de Riegos del Alto Aragón
Ha llegado el momento de la clausura y, un año más, la jornada llega a su fin. Quiero empezar por los agradecimientos, en especial a la señora ministra, para quien sé que no ha sido fácil poder estar hoy aquí con nosotros. Señora ministra, le agradecemos su esfuerzo y agradecemos poder contar con su presencia en estos momentos, que para nosotros son un poco complicados. También quiero agradecer su participación a todos los cargos públicos que nos acompañan, y a todos los ponentes. Ha sido una jornada de muchísimo nivel, la decimonovena de un encuentro cada vez más consolidado. En su momento, tuvimos que dejar de celebrar este evento en La Venta del Sotón porque se nos estaba quedando pequeña, pero da la sensación de que este palacio de congresos también acabará por ser insuficiente: una muestra más de que se trata de unas jornadas establecidas y en pleno crecimiento. Quiero además dar las gracias al personal de Riegos del Alto Aragón, que ha trabajado mucho para que esta jornada pudiera llevarse a cabo. Un evento así no es fácil de organizar, y hay miembros de la Junta de Gobierno y del personal de Riegos del Alto Aragón cuya labor ha sido esencial. Para acabar, quiero reiterar mi agradecimiento a la ministra y agradecer una vez más que haya querido compartir su tiempo con nosotros, durante la clausura y durante el desarrollo de esta jornada. Es un momento para nosotros más importante si cabe por los problemas con Biscarrués y con Almudévar. Quiero hacer un ejercicio de historia sobre la regulación del Gállego, pero para eso es fundamental que exprese mi agradecimiento a D. Miguel Arias, a la ministra D.ª Isabel García y su ministerio, y a la Confederación Hidrográfica del Ebro, que han trabajado para sacar estos proyectos adelante, proyectos como el de Almudévar, que han gozado de muy pocas simpatías en los momentos críticos de la crisis. Es verdad que estos proyectos llevan retraso, y que sentencias como la de 93
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Biscarrués han supuesto un varapalo, pero Biscarrués sigue estando vivo y, aunque no estamos conformes con el recurso de Almudévar, se trata de un proyecto que sigue estando ahí. La regulación del Gállego empezó hace 40 años y durante el proceso ha habido muchas negociaciones, negociaciones que empezaron hablando del recrecimiento del embalse de La Peña. Después se desestimó el embalse de Canfranc, que sigue sin construirse, y más tarde pasamos a hablar de un Biscarrués de 400 hm3, de Santa Eulalia, de un Biscarrués de 192 hm3, para acabar discutiendo un Biscarrués de 35 hm3. Son negociaciones que empezaron con el Pacto del Agua de Aragón y que siguieron con el Plan Hidrológico del año 98, con la relectura del Pacto del Agua de 2006, con el Plan Hidrológico del año 2014 y con el Plan Hidrológico del 2015. Si en los 40 años que han pasado desde que empezaron las conversaciones, no hemos sido capaces de poner en marcha estos proyectos, ¿qué se puede pensar? A veces, la única explicación que nosotros, los regantes, encontramos es que estos proyectos no se han puesto en marcha porque no se ha querido. Cuando pensamos en Biscarrués, que no se ha podido construir en 35 años, la conclusión a la que llegamos es que a lo mejor no hay suficiente voluntad para llevar estos proyectos adelante. En estos momentos, después de la última sentencia, hay quien está hablando de volver a plantear un pacto del agua, o de volver a convocar la Mesa del Agua y hablar de Biscarrués. Es difícil que lleguemos a un pacto con personas que afirman que en España sobran un millón de hectáreas de regadío, y que quieren eliminarlas. En cuanto a Biscarrués, hemos hecho saber tanto al Consejero, como a la Confederación y al Ministerio, que nosotros ya aceptamos en su momento un pacto sobre este embalse: un acuerdo que en 2006 establecía un embalse de Biscarrués de 35 hm3, y que preveía un embalse lateral con un costoso sistema de llenado a través de bombas. Aun así, aceptamos el acuerdo sobre este embalse, y lo aceptamos, no porque nos gustara esta opción, sino porque en aquel momento el Gobierno de Aragón nos obligó a elegir entre un embalse de estas características o ninguno, y tuvimos que conformarnos con su propuesta. Pero lo lamentable es que todavía no se ha construido Biscarrués, un embalse que no está muerto, sino atascado en un proceso judicial. También es triste que, incluso en el mismo embalse de Almudévar (un proyecto que 94
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está judicializado, pero no muerto), sean los mismos que nos mandaron a laminaciones dentro, o sea, almacenamientos del sistema regable, los que nos hayan puesto un recurso. Nosotros no vamos a renunciar a las laminaciones de las avenidas del Gállego, que son indispensables, y no vamos a renunciar a la regulación del Gállego, pero no vamos a entrar en más negociaciones. Cúmplase lo que se negoció. Cúmplase el pacto que acordamos, un pacto que tiene ya 10 años y que debería haberse cumplido, pero no ha sido así. Cúmplase ese pacto, porque si entramos en otra negociación, ya solamente queda una cosa, irnos del Gállego. Y no nos vamos a ir, no nos vamos a ir y no vamos a tirar la toalla. En estas jornadas que hemos celebrado hoy, hemos analizado el cambio climático y las obras de regulación en el contexto de la directiva marco y las excepcionalidades previstas en el artículo 47. Este debate nos ha servido para arrojar luz sobre estos temas y para darnos cuenta de que, por lo menos, las obras hidráulicas son algo que se puede seguir haciendo. Es importante que seamos capaces de defender esas obras, y es importante, señora ministra, que le digamos a Europa que el Mediterráneo no es Centroeuropa ni el Norte de Europa, que aquí, en Aragón, necesitamos agua. Aragón tiene 1 200 000 habitantes, de los cuales, 700 000 viven en Zaragoza, y los otros 500 000 repartidos por el resto del territorio. Si queremos mantener a ese otro medio millón, a pesar de que una gran parte de este está también concentrado en los municipios de mayor tamaño, es necesario llevar agua al campo, porque estamos hablando de un territorio que recibe 200 mm de agua al año, y que no puede subsistir sin agua. Aquí se siembra, pero no se cosecha todos los años. Si hacemos una media entre los años buenos y los malos, la producción anual es de 800 kg de cebada al año. No se puede mantener un mundo rural en esas condiciones. En el tercer bloque de la jornada, hemos estado analizando el Pacto Nacional del Agua. Estimada Ministra, el Pacto Nacional del Agua es muy necesario, pero es también algo difícil de conseguir. Todos tenemos, a nivel nacional, muchos problemas sin solucionar y demasiadas promesas incumplidas: problemas de suministro, problemas de almacenamiento (que es lo que tiene que solucionar el suministro), sequías prolongadas, inundaciones terribles… y esos son solo algunos de ellos. También hay que contar con los posibles efectos del cambio climático. Manuel Toaria ha estado 95
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hablando, no de cambio climático, sino de cambio de comportamiento. No tanto de una disminución de las precipitaciones, sino de cambios en el comportamiento de las mismas. Esos cambios suponen que haya momentos en los que nos estemos ahogando y teniendo que sacar a la gente de sus casas por inundaciones, y que después haya sequías como la de este año que, con excepción de los cuatro grandes sistemas al pie de los Pirineos que han podido contar con las nieves, nos ha hecho pasar a todos muchísimos apuros. Otro capítulo que tiene que abordar el Pacto Nacional del Agua es el de los problemas medioambientales: llevar agua a Doñana, los problemas de la Manga del Mar Menor o del Delta del Ebro. En cuanto a este último, no estoy de acuerdo con la señora ministra cuando afirma que en esta zona hay problemas de agua relacionados con los caudales ambientales. Sí que es verdad que al Delta del Ebro le faltan protecciones, y que es necesario realizar actuaciones para tratar de evitar la cuña salina y los efectos de las turbulencias el mar. Estos no son los únicos problemas a los que nos enfrentamos. También tenemos problemas de depuración, de gobernanza, de falta de presupuesto, problemas de recuperación de costes y de impuestos, estos últimos debidos en gran medida a la Unión Europea. Señora Ministra, estamos de acuerdo con la recuperación de costes, claro, pero no se trata de algo que debamos pagar solamente los usuarios que estamos sujetos a tarifas. Esta mañana hemos hablado mucho del agua, y lo que ha quedado claro es que el agua la necesitamos todos. El agua la usamos todos, y de su gestión nos beneficiamos todos, pero siendo un tema que nos afecta a todos, somos muy pocos los que pagamos. Debería ser un coste que se pagara entre todos, porque, en caso contrario, va a resultar un gasto inasumible para los pocos que estamos obligados a pagar. En resumen: nos enfrentamos a muchos problemas que hay que resolver y solucionar. Nuestra realidad, la realidad de Riegos del Alto Aragón, es la del río Ebro, que es el río peor regulado de España. Nosotros sufrimos todos los problemas que se han mencionado anteriormente, tanto de déficit como de inundaciones, modernizaciones y muchos otros. Pero los dos problemas principales a los que nos enfrentamos son dos: las modernizaciones y, sobre todo, la regulación del río Gállego. 96
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En cuanto a la modernización, hemos hecho un gran esfuerzo. Con vuestra ayuda y gracias a la determinación de los regantes, hemos modernizado y transformado 60 000 hectáreas. Los inicios de este proceso de modernización fueron muy duros para nosotros, los regantes, puesto que no teníamos seguridad sobre sus resultados. En la actualidad, está aprobada la modernización de otras 30 000 hectáreas, y nuestra obligación es dar una respuesta a los usuarios y completar el proceso. Aunque la modernización es un tema importante, nuestro principal problema es el de la regulación del Río Gállego. Quiero dejar patente que esta regulación es la reivindicación principal de Riegos del Alto Aragón, y algo por lo que estamos luchando. Por ese motivo, hemos articulado esta jornada en torno a este tema. Se trata de una actuación imprescindible para poder terminar los proyectos de Monegros II y la Hoya de Huesca. Desde el Ebro, siempre hemos colaborado con la Administración, incluso en momentos de conflicto como cuando Barcelona tuvo que obtener suministro de agua en barcos provenientes de Marsella. Fuimos los regantes quienes les ofrecimos agua en aquellos momentos, y se la ofrecimos porque comprendíamos que se trataba de una emergencia relacionada con el consumo humano y con la salud. Esto es solo un ejemplo de nuestra voluntad de colaborar, ahora y en el futuro, algo que siempre ha caracterizado a Riegos del Alto Aragón. Porque formamos parte de un sistema que ha sido declarado de interés general, un sistema ejecutado por el Gobierno y las Comunidades Autónomas. Nosotros trabajamos y hemos trabajado siempre codo a codo con la Administración, y siempre con voluntad de añadir valor, y no de restarlo. En resumen, nuestros dos problemas principales son la modernización de esas 30 000 hectáreas restantes (algo que quiero recordar una vez más a la directora general) y la regularización del río Gállego. No nos olvidamos del problema de Doñana, ni del problema de suministro de todo el país, ni del resto de los problemas que debe abordar el Pacto del Agua, y que son muchos. No nos olvidamos del papel que deben desempeñar las confederaciones, que deben seguir siendo una pieza fundamental en el futuro, de acuerdo con la voluntad de los regantes. Tampoco nos olvidamos de quienes tienen agua, ni de quienes no la tienen. Pero el futuro de Riegos del Alto Aragón, como hemos dicho, depende de esta modernización y esta regularización que hemos comentado. 97
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Señora ministra, le rogamos que intente resolver estos dos problemas para poder contar con nosotros a la hora de sacar adelante el Pacto del Agua. Nosotros queremos colaborar con el Gobierno para alcanzar un pacto por el agua, queremos colaborar para solucionar el problema del agua en todo el país, pero queremos solucionar definitivamente el problema del agua en Riegos del Alto Aragón. Nada más y muchas gracias.
98
Isabel
GARCÍA TEJERINA
Ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente
Pues muy buenos días a todos y muchas gracias, Sr. Presidente de Riegos del Alto Aragón, Sr. Alcalde de Huesca, y Sr. Consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón. Lo primero que quiero hacer es agradecer a César Trillo y a todo su equipo de colaboradores la invitación para participar en la clausura de esta jornada, que me permite compartir un año más soluciones y acciones concretas con la Comunidad General de Riegos del Alto Aragón y también con todos los expertos en agua. Lo primero que quiero decir es que la política del agua es una prioridad para este Gobierno, una voluntad que creo que hemos demostrado. Desde el inicio de la pasada legislatura tenemos un objetivo muy claro, muy bien definido, que es promover un pacto nacional por el agua. Pero un pacto nacional del agua basado en una política de estado, una política integradora, consensuada y solidaria, que tenga en cuenta las necesidades de todos los territorios. Porque necesidades en materia de agua, de uno u otro tipo, las hay en todo el territorio de la geografía nacional y es necesario que se haga una política al margen de rivalidades políticas. Porque debemos asegurar el cumplimiento de los objetivos que establece nuestra Ley de Aguas: conseguir el buen estado y la adecuada protección de las masas de agua, atender las demandas de suministro, y armonizar el desarrollo regional y sectorial. Respecto a este último, que no es un objetivo sencillo, yo soy muy consciente de hasta qué punto el regadío contribuye al desarrollo regional y sectorial. En un país como el nuestro, donde el déficit hídrico es una constante y donde existe una enorme diversidad territorial, solo hay una cuenca como la del Ebro, que tiene una gestión compartida por 9 comunidades autónomas, 18 provincias y 1724 corporaciones locales. Para conseguir este objetivo de armonización contamos con dos potentes herramientas: la planificación y el diálogo (o la planificación con diálogo). En planificación se avanzó, y se avanzó mucho, durante la pasada legislatura. 99
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Después de haber aprobado los planes hidrológicos de primer ciclo, el Gobierno aprobó en enero de 2016 la revisión de los doce planes hidrológicos del segundo ciclo, que estarán vigentes hasta el año 2021 y que contemplan más de 10 000 actuaciones y una inversión necesaria de 15 000 millones de euros. Y lo hicimos con muchísimo diálogo, con muchísimo trabajo por parte de todos los implicados. Un trabajo que siempre tengo que agradecer a todos ellos: por supuesto, a toda la Dirección General del Agua del Ministerio, a todas las confederaciones hidrográficas, pero también a los regantes, porque sin ellos estos avances no hubieran sido posibles. Es un proceso que se llevó a cabo con diálogo y con trabajo, y en consecuencia el resultado fue un gran acuerdo, un gran consenso, porque los planes hidrológicos de cuenca tienen el mayor apoyo que nunca han tenido dentro del Consejo Nacional del Agua. En estos momentos, después de la aprobación de esta planificación necesaria de los Planes Hidrológicos de cuenca, estamos ya trabajado para conseguir no perder este consenso de todas las partes implicadas, seguir avanzando como hemos hecho hasta ahora, hasta hoy. Con dos ciclos de planes de gestión a nuestras espaldas, con todos los planes de gestión del riesgo de inundaciones, con todo el trabajo tan importante que se hizo en materia de planificación durante la pasada legislatura, nuestro objetivo es que esta legislatura sea igual de provechosa y fructífera, y que podamos avanzar tanto como lo hemos hecho en los años pasados. Para conseguir este objetivo, en julio empezamos con una primera ronda de contactos con todas las comunidades autónomas. Ahora, desde el mes de septiembre, estamos manteniendo reuniones con los usuarios, con los regantes y con los representantes de la sociedad civil; y también hemos empezado las negociaciones con los distintos grupos políticos, porque queremos que este pacto esté consensuado, esté refrendado por una amplia mayoría parlamentaria. El Pacto Nacional por el Agua en España tiene que tener una garantía de continuidad a largo plazo, y tiene que hacerlo por encima de cualquier coyuntura política. Este pacto está pensado para que se articule en torno a cuatro ejes de enorme importancia. En primer lugar, el cumplimiento de los objetivos ambientales fijados en los planes hidrológicos de cuenca, cumplimientos que atienden a las exigencias de las directivas europeas, pero que atienden de manera muy importante a las demandas de todas las poblaciones a lo largo de todo el territorio nacional. 100
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Otro eje muy importante es la puesta en marcha de los planes de gestión de riegos de inundaciones. Para mejorar la adaptación al cambio climático, hay que llevar a cabo una serie de actuaciones estructurales en las infraestructuras hidráulicas, unas actuaciones que hay que definir, priorizar, y que hay que comenzar a ejecutar. Es también fundamental desarrollar toda una serie de medidas destinadas a avanzar en materia de gobernanza del agua para la mejora de la gestión, medidas que garanticen el cumplimiento de los compromisos políticos y jurídicos asumidos con la Unión Europea. La Comisión Europea entiende que todavía tenemos que mejorar nuestra transparencia, nuestra cuantificación, nuestro retorno en la gestión del uso del agua. Si no se cumplen estas condiciones, será imposible que podamos utilizar fondos estructurales para seguir invirtiendo en agua, para seguir beneficiando las modernizaciones de regadío y las transformaciones de nuevos regadíos. Por último, pero igualmente importante, quiero referirme a la atención de las demandas, a la atención del déficit hídrico, situaciones que requieren necesariamente invertir en infraestructura hidráulica, igual que la gestión del riesgo de inundaciones. Porque el agua en cantidad y calidad suficiente para todos los usos es fuente de crecimiento y de desarrollo, y para garantizarla es absolutamente necesario impulsar infraestructuras hidráulicas que permitan administrar adecuadamente este recurso tan valioso, tan escaso. Yo creo que este es un año especialmente importante para que todos reflexionemos sobre las infraestructuras de las que hoy disponemos, y sobre la sequía que en estos momentos estamos sufriendo, para desesperación de todos ¿Qué sería de una España sin infraestructuras? ¿Qué sería de una España sin embalses? ¿Qué será el futuro de España sin invertir en infraestructura hidráulica? Además, hay que tener en cuenta el cambio climático, que se traduce en fenómenos meteorológicos extremos. Es decir, que las sequias serán peores y los periodos de lluvias serán también más intensos. Somos muy conscientes de las necesidades medioambientales y de desarrollo, y de las necesidades de adaptación al cambio climático, necesidades a las que se da respuesta invirtiendo en infraestructura hidráulica. Por este motivo, este Gobierno, que ha sido muy consciente de las necesidades de Aragón, adquirió en mayo de 2012 el compromiso de cumplir con el Pacto Nacional del Agua y retomó muchas obras paralizadas e impulsó otras nuevas. 101
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En este pacto figuran dos obras de enorme transcendencia y especialmente importantes para Huesca, con las que el Ministerio está indiscutiblemente comprometido: los embalses de Almudévar y Biscarrués. Su ejecución mejorará el aprovechamiento de los recursos hídricos porque dará más garantías de suministro, y aportará estabilidad a los regantes, permitiéndoles mejorar su planificación y la gestión de sus explotaciones. Pero se trata de actuaciones que también servirán para la prevención de avenidas y para garantizar la seguridad de los cauces, algo que redundará en beneficio de toda la población, ya que tiene igualmente un impacto positivo sobre el medio ambiente. Estos proyectos requieren una inversión y una actuación en materia de infraestructuras, y yo quiero anunciar que las obras de Almudévar cuentan con una partida en los Presupuestos Generales del Estado de casi veintisiete millones de euros, y que seguimos avanzando para que estas obras empiecen ya en un corto periodo de tiempo, si podemos decir que unos meses son poco tiempo. Hay que tener en cuenta que, desgraciadamente, en lo que se refiere a grandes infraestructuras, los periodos de tiempo nunca son los que nos gustarían. Los trabajos necesarios para iniciar esta ejecución ya están en marcha. Ya han comenzado los trámites de expropiaciones de los terrenos, una fase que está muy avanzada porque hay acuerdo con la mayor parte de los propietarios que tendrán que ser expropiados. Y, respecto a Biscarrués, estamos trabajando para que el embalse sea una realidad también lo antes posible. Aragón lleva mucho tiempo esperándolo, César Trillo lleva muchos años impulsándolo, y este Gobierno hará todo lo que esté en su mano para que este proyecto se haga realidad, algo que no es fácil, porque en grandes infraestructuras son muchas las cuestiones que se ponen por delante. Pero estas dificultades no nos detendrán, solo nos obligarán a sortear las cuestiones que puedan presentarse. Queremos que sea un proyecto útil para cubrir las necesidades del regadío en Aragón, que es un sector absolutamente estratégico y de futuro, y que además sea compatible con otras actividades que están consolidadas en la zona. Pero, al mismo tiempo, tenemos que cumplir con la adecuada protección al medio ambiente y lo que la normativa de la Unión Europea nos exige, algo en lo que creo que todos estamos de acuerdo. Yo insisto en que tenemos que sortear las dificultades, pero también dar todas las garantías necesarias, medioambientales, de seguridad, y de cumplimiento con la sen102
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tencia de la Audiencia Nacional y con las recomendaciones de la Comisión Europea. Puede que los tiempos de ejecución se dilaten, pero desde luego los trabajos no se paralizarán. César, ten la absoluta tranquilidad de que, no solamente yo, sino todo el equipo del Ministerio trabajamos para que esto sea una realidad lo antes posible. Para terminar, quiero hacer hincapié en el tema elegido para esta jornada, que es el tema del cambio climático y su impacto en la gestión del agua. El cambio climático es el principal reto medioambiental económico y social al que se enfrenta el conjunto de la humanidad. Está aquí, y es algo que debemos tener en consideración en todas nuestras actuaciones. Es necesario hacerlo así, precisamente para dar una respuesta eficaz a la gestión del agua. Debido a la situación geográfica de nuestro país, en España somos especialmente vulnerables a los posibles efectos del cambio climático, algo que no siempre se sabe pero que es importante poner de manifiesto. En el último ciclo de planificación, los Planes Hidrológico de cuenca aprobados ya contemplan las consecuencias del cambio climático. Para este tercer ciclo de planificación hidrológica que ahora comienza, para los nuevos planes hidrológicos de cuenca, la integración de esta dimensión quedará garantizada gracias a trabajos que acaban de terminarse: de evaluación del impacto de cambio climático sobre los recursos hídricos, las sequias y las inundaciones en las distintas cuencas y subcuencas de España. Por un lado, el cambio climático es mitigación, es decir, medidas para frenarlo, pero también es adaptación. Nos tenemos que adaptar a lo que ya está aquí, y eso sin ninguna duda requiere inversión en infraestructuras. Esta adaptación a la nueva realidad climática también formará parte sin duda alguna de estos cuatro ejes del futuro Pacto Nacional por el Agua. España es un gran país, y avanzamos siempre desde la base del diálogo, del consenso y poniendo en valor lo que nos une en todos los ámbitos. También en materia del agua. Hay que decir que no es poco lo que hemos avanzado juntos en estos últimos 40 años. Los regantes del Alto Aragón sabéis de lo que os hablo porque sois la superficie de regadío más grande de Europa: 130 000 hectáreas de las que casi 100 000 están modernizadas, una superficie que funciona gracias al espíritu de unión y solidaridad que esta comunidad atesora desde que, en el año 1913, D. Francisco de Paula Romañá y Suari realizara el primer proyecto de regadíos del Alto Aragón. 103
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Eso es lo que siempre nos ha llevado al éxito: trabajar juntos en defensa del interés general de nuestro país. Es hora, ahora y siempre, de sumar y multiplicar, y nada que no sea sumar debe ser tenido en cuenta. Y para ello es imprescindible contar con la participación activa de todos y, especialmente, de las comunidades de regantes. Estoy segura de que los regantes del Alto Aragón os sumaréis a este esfuerzo, porque sois demasiado importantes. Desde el Gobierno, escucharemos vuestra voz, igual que la voz de todos los interesados, y me reitero en lo dicho: estoy segura de que os sumareis de forma constructiva, como siempre lo habéis hecho, al proyecto de este Pacto Nacional por el Agua para conseguir que sea integrador, que sea solidario, que sea perdurable y sostenible. Muchas gracias, César. Gracias a todos. Queda clausurada la jornada. Muchas gracias.
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