LA ASISTENCIA A ESCUELAS SECUNDARIAS TÉCNICAS: DIFERENCIAS Y SIMILITUDES EN LOS ALUMNOS DE LOS CENTROS DE FORMACIÓN PROFESIONAL
LA ASISTENCIA A ESCUELAS SECUNDARIAS TÉCNICAS: DIFERENCIAS Y SIMILITUDES EN LOS ALUMNOS DE LOS CENTROS DE FORMACIÓN PROFESIONAL
RIET RED INTERNACIONAL PARA LA EDUCACIÓN Y EL TRABAJO
Director Ejecutivo Gustavo Álvarez Autores Martín Moreno Paola Pacífico
ÍNDICE RESUMEN EJECUTIVO.................................................................................................................................. 7
LA ASISTENCIA A ESCUELAS SECUNDARIAS TÉCNICAS: DIFERENCIAS Y SIMILITUDES....................................................................................................... 14 1. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS DE LOS ALUMNOS/AS DE CFP... 14 2. CARACTERÍSTICAS EDUCATIVAS DE LOS ALUMNOS/AS DE CFP.................. 21 3. CARACTERÍSTICAS LABORALES DE LOS ALUMNOS/AS DE CEFP.................. 23 4. LA FORMACIÓN RECIBIDA EN LOS CFP LAS MOTIVACIONES Y LAS EXPECTATIVAS................................................................................................... 35 CONCLUSIONES.................................................................................................. 46
Este documento se propone analizar características de los asistentes a la capacitación impartida en los Centros de Formación Profesional (CFP) en el año 2017, focalizando la mirada en las diferencias -y similitudes- que pudiera introducir el hecho de haber asistido o no a una escuela secundaria técnica. En una primera parte, la de las características sociodemográficas, se hace una referencia a los dos aspectos demográficos “básicos” y al principal sostén del hogar de quienes han participado de la mencionada capacitación. Luego, una segunda parte se refiere a los aspectos educativos y, una tercera, a los laborales. Finaliza la caracterización, centrándose en algunos aspectos de la formación profesional recibida (actual y anterior) y una mirada en las motivaciones y expectativas, que los encuestados1 tienen y proyectan. Previo a ello se incorpora un Resumen Ejecutivo que presenta los aspectos más relevantes encontrados en el estudio; mayor información y detalles pueden encontrarse en el propio cuerpo del documento.
RESUMEN EJECUTIVO Este documento propone caracterizar a los asistentes a la capacitación impartida en los Centros de Formación Profesional (CFP) en el año 2017, focalizando la mirada en las diferencias -y similitudes- que pudiera introducir el hecho de haber asistido o no a una escuela secundaria técnica. En la parte referida a las características sociodemográficas, se abordan los dos aspectos demográficos “básicos” (sexo y edad) y se alude al principal sostén del hogar de quienes han participado de la mencionada capacitación. La caracterización continúa con una segunda parte que refiere a los aspectos educativos y, otra, a los laborales. Finaliza el trabajo atendiendo a algunos aspectos de la formación profesional recibida (actual y anterior) y una mirada en las motivaciones y expectativas, que los encuestados tienen y proyectan. Del total de alumnos que participaron de la Encuesta (292.013), para este estudio no fueron considerados quienes tienen Primaria completa o menos y quienes no respondieron a las preguntas sobre nivel de instrucción alcanzado y asistencia a un secundario técnico. Esto resulta en que el universo de análisis asciende a 236.305 casos, (91,5% del universo potencial), el que se constituye en el universo de la presente caracterización. De los alumnos de CFP que constituyen el universo recién indicado, la cuarta parte (24,4%) asistió a una escuela técnica. Su composición por género, muestra una importante diferenciación cuando se trata de mujeres, poco más de la décima parte (12,7%) y de varones, la tercera parte (33,1%). La mayor presencia de varones, se manifiesta también al comparar la composición genérica de quienes asistieron a una escuela técnica (77,8% son varones) con la de quienes no asistieron a una escuela de ese tipo (49,2% y 50,8% para mujeres y varones respectivamente).
1. En todo este documento cuando se habla de encuestados son aquellos que como máximo nivel de instrucción al menos tienen secundario incompleto y contestaron la pregunta sobre asistencia a escuelas técnicas en el secundario.
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Respecto a la edad, el grupo de 30 a 39 años marca “un quiebre” en la proporción de los que en el secundario asistieron a una escuela técnica. En dicho grupo esa proporción casi duplica (para el total -30,8%-y para los varones -40,5%-) a la del grupo de 25 a 29 años (17,1% y 21,4%, respectivamente). Entre las mujeres también en aquél grupo se verifica un aumento, que no adquiere el carácter de “quiebre” y en todas las edades se mantiene relativamente estable, (ligeramente por encima de la décima parte), con algunas diferencias que se presentan en el apartado correspondiente del informe. Al atender a quién es el principal sostén del hogar -la persona del hogar de quien asiste al curso de capacitación que aporta el mayor ingreso- entre los varones se observa una mayor “autonomía” en el caso de los que asistieron al secundario técnico: la proporción de casos (59,4%) en que el mayor aportante es el propio entrevistado es más elevada respecto de los que no asistieron a un secundario técnico (45,5%). La proporción entre estos últimos es siempre mayor –vis a vis los primeros- cuando el principal sostén es el padre, la madre o la pareja /cónyuge. Entre las mujeres parece darse un comportamiento inverso; en el caso de la propia entrevistada, es mayor la proporción entre las que asistieron a escuelas no técnicas (26,9%) en relación a las que sí lo hicieron (21,1%). Por su parte en el caso de la pareja/cónyuge y de la madre es mayor la proporción entre las que asistieron a escuelas técnicas –vis a vis- las no técnicas. En alrededor de un tercio de las mujeres es la pareja/cónyuge el principal aportante, con independencia del tipo de escuela secundaria a la que asistieron, mostrando el sesgo genérico que esta variable contiene. La incidencia de la edad de los asistentes a un CFP se manifiesta claramente en el caso de los que concurrieron a un secundario técnico, ya que a medida que se trata de grupos de edad más avanzada, la presencia del propio entrevistado en ese rol aumenta con diferencias importantes entre los grupos de edad (en particular en el de 25 a 29 y 30 a 39), probablemente vinculado a la inserción laboral y la consiguiente obtención de ingresos. También a partir de los 25 años el cónyuge/pareja adquiere cierta relevancia, aunque mucho menor que la del propio entrevistado. Asimismo es importante la presencia que tienen el padre y la madre de los asistentes más jóvenes la que alcanza a casi 7 y 2 de cada 10 del grupo de hasta 19 años y a prácticamente 4 y 3 entre los de 20 a 24, para padre y madre respectivamente. El padre es principalmente quien resulta el mayor aportante en estos dos grupos. Entre quienes asistieron a un secundario no técnico también, a medida que se avanza en la edad, en particular en los grupos 25 a 29 y 30 a 39, aumenta la presencia del entrevistado como principal aportante. Respecto al principal sostén del hogar, entre los varones pareciera haber una menor “autonomía” en relación a quienes asistieron al secundario técnico. Entre las mujeres el comportamiento es inverso: mayor es la autonomía y menor es la presencia en el caso de pareja/cónyuge y madre. Independientemente del tipo de escuela secundaria a la que asistieron, en un tercio de ellas la pareja/cónyuge es la persona que más aporta en el hogar. En cuanto a la situación ocupacional, la mayoría - poco más de tres cuartas partes- de quien es el principal aportante del hogar trabaja, sin encontrarse diferencias entre los que asistieron a un secundario técnico y quiénes no. En la caracterización de los aspectos educativos se consideran el nivel de instrucción alcanza-
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do, el ámbito de gestión al que pertenecía la institución en que cursó dicho nivel, y la repitencia observada. Respecto del primero de los aspectos, la ligera mayor proporción de secundario incompleto entre quienes asistieron a una escuela técnica, se invierte en el siguiente nivel- en el cual tanto unos como otros son poco más de la mitad- reiterándose ese altibajo en los niveles que le continúan. También respecto de la repitencia se registra una presencia ligeramente menor entre los asistentes a un secundario técnico. No obstante, estas dos distinciones deben relativizarse ya que las diferencias son muy acotadas (entre 1,8 y 2,6 pp.). Al atender al ámbito de gestión al que pertenecen las escuelas a la que asistieron en el secundario, se observa que entre los asistentes a escuelas técnicas, es algo más elevada la presencia de la gestión pública respecto de quienes concurrieron a escuelas no técnicas: en el primer caso alcanza al 86,7% y en el segundo al 81,3%. En los aspectos laborales, son considerados la propensión y posibilidad de trabajar, la situación ocupacional actual, los ingresos laborales, el sector de actividad, la relación laboral y el nivel de relación que guarda el trabajo actual con la formación recibida ya sea formal como no formal. Al centrarse en la primera de las dimensiones –denotada a través de la experiencia laboral-, quienes concurrieron a una escuela técnica en sus estudios secundarios muestran una proporción algo mayor de los que alguna vez trabajaron, 92,3% frente al 87,5% de los que asistieron a una escuela no técnica. La situación ocupacional actual resulta más favorable entre los que asistieron a escuelas técnicas respecto de los que no concurrieron a ese tipo de secundario, la cual se manifiesta por la mayor proporción de los que trabajan (62,8% y 54,1% respectivamente), la menor proporción de los desocupados -no trabajan y buscan una ocupación- (23,9% y 27,8%), de inactivos (5,5% y 7,3%) y de quienes no trabajan sin que pueda establecerse si buscan o no trabajo (5,6% y 8,9%). Los ingresos laborales mensuales, los que se reciben por el desarrollo de una actividad económica2, también ponen de manifiesto la situación más favorable de quienes concurrieron a una escuela secundaria técnica. Éstos muestran una menor representación de los que obtienen ingresos inferiores a los 5 mil pesos (14,1%) y, a la inversa, una mayor representación de quienes tienen ingresos superiores a los 15 mil pesos (33,3%) frente al 22,6% y 20,8% respectivamente, de los que no asistieron a un secundario técnico. En los tramos intermedios entre esos valores, las proporciones que allí se ubican no difieren significativamente entre unos y otros (23,0% y 22,3%)3. El promedio de ingresos laborales de quienes asistieron a escuelas técnicas y quiénes no, permite confirmar la mejor situación relativa de los primeros. Atendiendo a las diferencias de remuneración que habitualmente existen entre las mujeres y los hombres, puede apreciarse entre las mujeres una situación inversa a la que se mostrara para el conjunto en el sentido de mayores ingresos de quienes asistieron a escuelas técnicas; en este caso resultan inferiores a aquellos que perciben las que no asistieron a escuelas de ese tipo: algo más de dos tercios de las primeras (68,5%) obtiene ingresos de hasta 7 mil pesos, en
2 . En el caso que desarrollara más de una ocupación, se considera la principal, la que demanda más horas. 3 . Una situación “atípica” se verifica en el tramo 10.001-15.000 pesos, donde la relación se invierte y es mayor la proporción de los de los asistentes a escuelas no técnicas (18,0% y 12,3%).
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tanto que entre las segundas este porcentaje disminuye al 53,2%. Por su parte, al considerar los mayores ingresos se observa que entre las primeras menos de una décima parte (7,4%) obtiene ingresos superiores a los 10.000 pesos en tanto que esa proporción asciende a algo más de la quinta parte (22,7%) entre quienes concurrieron a secundarios no técnicos. La situación de los varones es similar a la del conjunto -debe recordarse que la presencia de hombres es mucho más elevada entre los asistentes a escuelas técnicas y esto influye en el comportamiento del mismo-; casi una décima parte (8,7%) obtiene ingresos menores a 5 mil pesos, en tanto que entre quienes fueron a escuelas no técnicas este porcentaje se incrementa al 14,0%. Al considerar los dos tramos de mayores ingresos se observa que un 38,6% de los asistentes a escuelas técnicas obtiene más de 15.000 pesos frente al 26,8% de los no asistentes. Asimismo se pudo ver que la diferencia genérica prevalece sobre la que establece la asistencia a escuelas secundarias de una y otra índole; las diferencias porcentuales muestran que, dentro de quienes asistieron a escuelas técnicas como no técnicas, las disparidades de ingresos que existen entre varones y mujeres son siempre superiores a las diferencias que se encuentran cuando, dentro de ellos y ellas, se comparan los montos laborales de quienes asistieron a escuelas técnicas con los de quienes no lo hicieron. En lo que atañe al sector de actividad en que se desempeñan los actualmente ocupados se observan diferencias entre los que asistieron a un secundario técnico y los que no y también diferencias entre varones y mujeres. Entre quienes asistieron a cursos desarrollados en los CFP4, Industria y Construcción -conjuntamente - son las actividades que mayor presencia tienen (24,6%). Hay una clara distinción en la proporción de quienes allí se desempeñan según sean asistentes a escuelas técnicas (33,4%) y entre quienes no asistieron a un secundario de esa índole (21,3%); en este sector de actividad se encuentra la mayor diferencia entre ellos. Siguen en importancia, por la cantidad de ocupados, el sector Ventas/comercio (21,4%) y Servicios (17,3%). En estos casos es mayor la inserción de los que no asistieron a escuelas técnicas (23,3% y 18,7%) frente a los que sí lo hicieron (16,5% y 13,7%). Podría pensarse que las capacidades técnicas requeridas para desempeñarse en ellos serían menores que en Industria/construcción. En el sector Educativo/social -con características similares a Ventas/comercio y Servicios en ese sentido, pero de menor importancia cuantitativase reitera la situación descripta: mayor presencia entre quienes no fueron a escuelas técnicas (9,0%) que entre aquellos que sí lo hicieron (3,1%). Los hombres muestran un comportamiento similar al detallado para el total mientras que varía considerablemente entre las mujeres. Entre ellas la mayor presencia se observa en Servicios (28,9%; 37,1% en técnica y 27,7% en no técnica) seguido de cerca por Ventas/comercio (27,4%; 30,8% y 26,9% para técnica y no técnica). Solo entre las mujeres adquiere cierta relevancia el sector Educativo/social: 16,3%, con mayor proporción entre las que no asistieron a un secundario técnico (17,3%) frente a quienes sí lo hicieron (9,7%). En cuanto a la relación laboral, son la relación de dependencia y el cuentapropismo las dos formas en que una muy alta proporción de ocupados (9 de cada 10) establece en el desempeño de su actividad ocupacional.
4. Entre las alternativas de indagación presentadas a los encuestados, “Otra” fue indicada por una importante cantidad de ellos (24,2%).
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La primera de ellas es la que predomina (61,1%) ya sea en forma permanente (41,1%) o temporaria (20,0%). Hay aquí una diferencia de cierta relevancia ya que en la relación laboral más favorable (el empleo permanente) casi la mitad de los que asistieron a escuelas técnicas (48,4%) trabaja bajo esa modalidad, en tanto que desciende al 38,3% en el caso de quienes no asistieron a ese tipo de secundario. En el caso del empleo temporal no aparecen distinciones entre unos y otros. La otra modalidad que adquiere cierta relevancia es la de cuentapropista, donde 3 de cada diez ocupados se inserta de esta manera. Entre quienes asistieron a una escuela técnica se insertan de esta forma en menor proporción (24,9%) respecto de quienes lo hicieron a una secundaria no técnica (31,3%). Dentro del cuentapropismo se han diferenciado dos situaciones: cuentapropista-microemprendimiento y cuentapropista–changa (más precaria); en ambos casos es algo menor la proporción entre los que concurrieron a escuelas técnicas, aunque en la segunda situación la diferencia entre unos y otros resulta ligeramente más amplia: 2,7pp. y 3,7pp., respectivamente. Las restantes relaciones laborales, de poca magnitud, no presentan diferencias de importancia. En cuanto al grado de relación que guarda el trabajo que tienen los asistentes a los CFP con su formación ya sea formal como no formal, a partir de las manifestaciones de los entrevistados pareciera que quienes asistieron a una escuela técnica, encuentran trabajos más afines a la formación recibida. Una cuarta parte (25,8%) de los ocupados manifiesta que existe mucha relación entre trabajo actual y formación; el haber o no asistido a escuelas secundarias técnicas, incide en esa apreciación: poco más de una tercera parte (34,6%) de los que han cursado en escuelas técnicas encuentran que hay mucha relación, mientras que algo más de la quinta parte (22,4%) de quienes no fueron a este tipo de escuela encuentran ese nivel de relación. Es aquí donde el secundario al que se concurrió presenta al respecto el mayor grado de diferenciación, diferencia que deja de encontrarse entre quienes manifiestan que existe bastante relación. Poco más de la mitad (53,7%) son los que encuentran poca o ninguna relación entre la actual ocupación y la formación recibida; entre los que no asistieron a escuelas técnicas la proporción aumenta al 57,0% y disminuye (al 44,9%) entre los que sí asistieron a un secundario técnico. Entre los primeros, algo más de la quinta parte (22,4%) encuentra poca relación y poco más de un tercio (34,6%) ninguna relación, frente a un 14,6% y un 30,2% de los segundos. En cuanto a la participación en los cursos de capacitación, las motivaciones y expectativas, específicamente se abordan la realización anterior o no de cursos de capacitación, la forma de acceso al curso actual, los motivos de su realización y finalmente si existe la intención de seguir estudiando. Respecto de la realización anterior de cursos de capacitación profesional, la mitad (49,4%) lo realizó; entre los que asistieron a una escuela secundaria técnica la proporción se eleva al 55,2%, y entre quienes no concurrieron a ese tipo de enseñanza secundaria, disminuye al 47,6%. ´ Referido a la cantidad de cursos realizados prácticamente la mitad (48,9%) de quienes informaron al respecto habían realizado uno solo; entre los asistentes a una escuela técnica resultan algo menos (46,5%) y se eleva al 49,8% entre los que no habían asistido a una formación técnica. Disminuye notablemente la proporción de quienes habían realizado 2 cursos (27,2%) sin verifi-
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carse una diferencia significativa entre los asistentes (28,5%) y no asistentes a escuelas técnicas (26,7%). Existe por lo tanto una concentración de quienes realizan pocos cursos (hasta 2) sin que existan diferencias notorias entre ellos. Otra dimensión refiere a la manera como accedieron al CFP en el que realizaron el curso actual. No existen prácticamente distinciones en este aspecto entre quienes habían asistido a una formación técnica y quiénes no. En cerca de la mitad de los casos (48,8%, tanto en el total como entre asistentes o no a secundarios técnicos) fue un amigo o familiar quien le hizo conocer la oferta de cursos y una cuarta parte (26,5%) concurrió a ese CFP porque era el que ofertaba el curso en el que estaba interesado; estas dos formas concentran a las tres cuartas partes (75,4% para el conjunto, 76,3% y 75,0% para los que asistieron y no a una escuela técnica). Muy poco más de la quinta parte mencionó otro motivo de los indagados, sin que ninguno de ellos supere la décima parte. Otra faceta en la que se centró la atención es la del motivo de elección de un curso de formación profesional. Como era esperable las menciones a los motivos de la elección de un curso ligadas a lo laboral son las que se destacan. Atendiendo a la frecuencia de menciones que realizaron los encuestados sobre cada uno de las alternativas presentadas, la mitad (52,5%) de ellas refieren a “estar más preparado para conseguir un trabajo o poder cambiarlo” y también refiere a lo laboral “adquirir un oficio para trabajar de forma independiente” (41,1%). Otros motivos no estrictamente ligados a ese aspecto cobran relevancia: “aprender temas de interés” (48,8%), “mejorar/actualizar conocimientos (42,4%) y, con mucha menor frecuencia, “tener un certificado/título” (25,9%). Entre las menciones más frecuentes, las diferencias que pueden señalarse entre quienes fueron a un secundario técnico en relación con los que no asistieron, la referida al aprendizaje de temas que interesan es algo mayor entre los primeros respecto de los segundos (52,2% y 47,7%); también hay una diferencia en el caso de la mención sobre tener un oficio para trabajar independientemente, donde resulta algo más frecuente entre los que no asistieron a una escuela técnica (42,2% vs. 38,3%). Las otras diferencias resultan menores y ciertamente no adquieren una importancia significativa. También se indagó acerca del motivo específico por el cual estaba realizando el curso actual de capacitación. Es muy claro y también de prever ya que de formación profesional se trata, que la mayoría, dos tercios (66,9%), mencione cuestiones laborales, aunque de distinta índole y con algunas diferencias según se trate de quienes asistieron y no asistieron a escuelas técnicas. Que el curso le sirve para conseguir trabajo es visualizado por casi la mitad de los encuestados (47,3%) y más frecuentemente entre los que no asistieron a escuelas técnicas (48,8%) frente a los que sí lo hicieron (42,8%). Una quinta parte (19,6%) de los entrevistados, manifiesta que el curso que estaba realizando es de utilidad para su trabajo actual; aquí la diferencia entre quienes asistieron a un secundario técnico (27,8%) frente a los que no lo hicieron (17,0%) es la mayor de todos los motivos presentados. Con menor participación (9,6%) fue mencionada la razón del interés/gusto, verificándose una ligera diferencia según se trate de quienes asistieron y no a una escuela técnica (7,7% y 10,2%) y también el motivo del horario del curso como más conveniente (9,2%) sin haber diferencia entre unos y otros. Finalmente al considerar la intención de seguir estudiando, como expectativa de futuro, ambos grupos muestran un interés similar en continuar sus estudios, siendo la mención más frecuente
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(38,3%) la intención de realizar otro curso de formación profesional. La segunda respuesta que fue indicada por una parte importante (casi un quinto) de los encuestados fue la que expresaba desconocimiento o incertidumbre al respecto; en ambos casos no aparecieron diferencias según hayan sido asistentes a secundarias técnicas o no.
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LA ASISTENCIA A ESCUELAS SECUNDARIAS TÉCNICAS: DIFERENCIAS Y SIMILITUDES EN LOS ALUMNOS DE LOS CENTROS DE FORMACIÓN PROFESIONAL Del total de alumnos que participaron de la Encuesta (292.013), 33.636 tienen Primaria completa o menos, por lo que el universo que potencialmente debiera considerarse es de 258.377 casos, pero la pérdida por falta de respuesta (nivel de instrucción) es de 9.187 casos (3,1% del total de encuestados) Ello definiría un universo de 249.190 encuestados. De acuerdo a esto, el universo de participantes de Cursos de Formación Profesional (CFP) efectivamente considerado en este documento asciende a esa cantidad, pero la falta de respuesta a la pregunta sobre asistencia a secundario técnico alcanza a 12.886 casos (4,4%, también del total). Esto resulta en que el universo de análisis efectivamente incluido en este trabajo ascienda a 236.305 casos, que representan el 91,5% del universo potencial, pero que se constituye en el universo total considerado de la presente caracterización. CUADRO 1. Delimitación del universo de indagación
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
1. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS DE LOS ALUMNOS/AS DE CENTROS DE FORMACIÓN PROFESIONAL En esta caracterización denominada sociodemográfica se hace referencia a la similitudes y diferencias que pueden encontrarse en cuanto a las variables sexo y edad y a considerar al principal sostén del hogar de quienes han participado de la mencionada capacitación, en relación a su identificación como tal, atendiendo al género y a la edad de estos últimos, la situación ocupacional del principal sostén.
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De los alumnos de CFP que constituyen el universo recién indicado, la cuarta parte (24,4%) asistió a una escuela técnica. Considerando su composición por género, esta asistencia muestra una importante diferenciación cuando se trata de mujeres y de varones; en el caso de las primeras poco más de la décima parte (12,7%) ha concurrido a este tipo de escuela, en tanto que entre los varones esa proporción se eleva a la tercera parte (33,1%). Gráfico 1. Alumnos de los CFP, hombres, mujeres y total, por asistencia a una escuela técnica (en porcentajes)
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
Esta mayor presencia de varones, queda también de manifiesto cuando se compara la composición genérica de quienes asistieron a una escuela técnica con la de los que asistieron a una escuela de otro tipo; en efecto, en el primer caso una muy importante proporción (77,8%) son varones, en tanto que en el segundo caso, los estudiantes se distribuyen en igual proporción (49,2% y 50,8% para mujeres y varones respectivamente). Esta composición seguramente va a incidir en el comportamiento de otros aspectos que más adelante se consideren y que serán señalados oportunamente.
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Gráfico 2. Alumnos de los CFP por género y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes)
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
Al centrarse en la edad, puede verse que hay un grupo, el de 30 a 39 años, que marca “un quiebre” en la proporción de los que en el secundario asistieron a una escuela técnica. En dicho grupo esa proporción casi duplica (para el total -30,8%-y para los varones -40,5%-) a la del grupo de 25 a 29 años (17,1% y 21,4%, respectivamente). El grupo de 30 a 39 años, estaría cursando el secundario alrededor de los años (1980-89) momento en que todavía no se había iniciado el proceso de desaliento/cierre de las escuelas técnicas. En el caso de los varones, la proporción es aún mayor entre los grupos de más edad. Entre las mujeres también en el grupo de 30 a 39 se registra un aumento, pero no adquiere el carácter de “quiebre” -de hecho en el grupo de 20 a 24 esa proporción es algo mayor que la de aquel grupo, pero en todas las edades se mantiene relativamente estable y ligeramente por encima de la décima parte, excepto entre las de mayor edad y en el grupo de 40 a 49. Gráfico 3. Alumnos de los CFP que asistieron a una escuela técnica por edad y sexo (en porcentajes)
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
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Cuando se atiende a quién es el principal sostén del hogar, es decir la persona del hogar del participante de un curso de capacitación que aporta el mayor ingreso, entre los varones pareciera haber una mayor “autonomía” en el caso de los que asistieron al secundario técnico. Así, puede verse que entre los que asistieron a este tipo de escuela, la proporción de casos en que el propio entrevistado es el mayor aportante, resulta más elevado (59,4%) respecto de los que asistieron a un secundario no técnico (45,5%). A la inversa la proporción entre los que no asistieron a escuelas técnicas es siempre mayor –respecto de aquellos- cuando el principal sostén es el padre (26,4%), la madre (14,0%) e incluso la pareja /cónyuge (9,3%). Entre las mujeres pareciera darse un comportamiento inverso, en el caso de la propia entrevistada, ya que es mayor la proporción entre las que no asistieron a escuelas técnicas (26,9%) en relación a las que sí lo hicieron (21,1%). Por su parte en el caso de la pareja/cónyuge (34,8%) y de la madre (18,5%), es mayor la proporción entre las que asistieron a escuelas técnicas –vis a vis no técnicas-. Sin embargo, no puede dejar de señalarse que en alrededor de un tercio de ellas es la pareja/cónyuge el principal aportante, con independencia del tipo de escuela secundaria a la que asistieron, mostrando el sesgo genérico que esta variable contiene. Gráfico 4. Alumnos de los CFP, hombres y mujeres, por principal sostén del hogar y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes)
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
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Es muy clara la incidencia de la edad de los asistentes a un CFP en cuanto a quién es la persona que más aporta en el hogar. En el caso de los que concurrieron a un secundario técnico, a medida que se trata de grupos de edad más avanzada, la presencia del propio entrevistado en ese rol aumenta con diferencias importantes entre los grupos de edad (en particular en el de 25 a 29 y 30 a 39), probablemente vinculado a la inserción laboral y la consiguiente obtención de ingresos, hasta alcanzar un máximo de 82,2% en los 40 a 49 años; en el siguiente grupo se registra una disminución -al 77,0%- y en el de más edad se alcanza el valor máximo (94,6%) aunque se trata tanto de un grupo particularmente poco numeroso y la jubilación/pensión que pudieran percibir estaría desempeñando un papel relevante. Otra manifestación de la incidencia de la edad en el rol de principal sostén del hogar, la constituye la importante proporción que tienen el padre y la madre de estos asistentes jóvenes a las capacitaciones de CPF, que alcanza a casi 7 y 2 de cada 10 del grupo de más baja edad (hasta 19) y a prácticamente 4 y 3 entre los de 20 a 24, para padre y madre respectivamente; es principalmente el padre (68,8% y 39,2% en los dos grupos etarios mencionados) quien resulta el mayor aportante. A partir de los 25 años padre y madre dejan de ser (en particular la madre) el sostén principal para pasar a serlo en primer lugar – como ya se viera- el propio entrevistado, seguido -lejanamente- de su pareja, que particularmente en los grupos de 25 a 29 y de 50 a 65 alcanza a tener una presencia cercana a la quinta parte. Grafico 5. Alumnos de los CFP que asistieron a una escuela técnica por edad y principal sostén del hogar (en porcentajes).
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
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Con respecto a quienes no asistieron a un secundario técnico, también se observa que a medida que se avanza en la edad, particularmente en los grupos 25 a 29 y 30 a 39, aumenta la presencia del entrevistado como principal aportante; se registra uno de los mayores valores en el caso de los 30 a 39 años y 50 a 65; a los 40 años se observa una ligera disminución manteniendo luego proporciones similares a las del grupo anterior. El grupo de mayor edad (66 y más), poco numeroso,: solo el entrevistado –en primer lugar- y su pareja/ cónyuge después, aparecen como el mayor sostén del hogar. También es importante en el caso de los más jóvenes (hasta 24 años) el desempeño de ese rol por parte de -principalmente- el padre y luego de la madre. Desde los 25 años además de ser, como se viera, el entrevistado en primer lugar, el principal aportante, se observa que es seguido por su pareja/cónyuge, que pasa a ocupar el segundo lugar. Grafico 5.1. Alumnos de los CFP que no asistieron a una escuela técnica por edad y principal sostén del hogar (en porcentajes).
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
Atendiendo a las principales diferencias que pueden encontrase entre quienes asistieron a un secundario no técnico respecto de los que sí lo hicieron, resulta de interés señalar las que ahora se mencionan. En los dos grupos etarios de menor edad (hasta 24) si bien el padre y la madre resultan conjuntamente el principal sostén del hogar –como entre los asistentes a escuelas
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técnicas-, todavía es mayor la proporción en el grupo de edad de 20 a 24 años (prácticamente 7 de cada 10). Aún cuando el padre es en ambos grupos quien principalmente sostiene el hogar, resulta más baja su presencia en ese rol -en relación a los que asistieron a escuelas técnicas- ahora son el 57,4% en el grupo de hasta 19 y algo más alta es su participación (43,0%) en el grupo de 20 a 24 años. Por su parte las madres presentan bastante mayor (31,6%) y menor (23,1%) presencia en esos dos grupos, respectivamente. También a partir de los 25 años –como en el caso de los que fueron a un secundario técnico- el entrevistado aparece como el mayor aportante: pasa a algo más de un tercio entre los 25 a 29 años, llegando en el siguiente grupo de edad al 59,3%, y manteniéndose en valores que oscilan entre 55,0% y 60,7% en los restantes. La presencia del padre y de la madre disminuye de manera importante en el grupo 25 a 29, pero a diferencia de los que fueron a una escuela técnica, presentan valores similares (17,6% y 16,4%, respectivamente). A partir de este último grupo etario la presencia del cónyuge como principal sostén del hogar adquiere relevancia (23,0%) alcanzando valores máximos (37,3% y 39,9%) entre los que cuentan con 40 a 49 y 66 y más años de edad. La proporción de cónyuges que son mayor aportante resulta siempre más elevada vis a vis quienes asistieron a una escuela técnica. Puede ser que esta situación sea resultado de la mayor presencia de mujeres que ya fuera señalada en el apartado correspondiente. En cuanto a lo que respecta a la situación ocupacional de principal sostén del hogar, poco más de tres cuartas partes de los mismos trabajan sin observarse diferencias entre los alumnos que han asistido a escuelas técnicas y no técnicas. Tampoco las hay en las otras situaciones ocupacionales. Solamente podría señalarse que la proporción de jubilados o pensionados es ligeramente mayor entre quienes asistieron a escuelas no técnicas (12,4% frente al 10,7%). Grafico 6. Alumnos de los CFP por situación ocupacional del principal sostén del hogar y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes).
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
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Como síntesis de esta caracterización sociodemográfica de los alumnos de CFP, se observa que una cuarta parte asistió a una escuela técnica y se verifica una importante diferenciación genérica, con mucha mayor prevalencia entre los hombres. En cuanto a la edad, el grupo de 30 a 39 años parece marcar un “quiebre” en la proporción de los que en el secundario asistieron a una escuela técnica, ya que se observa, a partir de esas edades, un fuerte incremento con respecto a los más jóvenes, el que puede explicarse exclusivamente por el comportamiento de los hombres. Respecto al principal sostén del hogar, entre los varones pareciera haber una mayor “autonomía” en el caso de los que asistieron al secundario técnico. Entre las mujeres se da un comportamiento opuesto: es mayor la autonomía entre las que asistieron a escuelas no técnicas y menor –vis a vis las técnicas- en el caso de pareja/cónyuge y madre. Debe señalarse que independientemente del tipo de escuela secundaria a la que asistieron, en un tercio de ellas la pareja/cónyuge es la persona que más aporta en el hogar. En cuanto a la situación ocupacional, la mayoría de quien es el principal aportante del hogar trabaja, sin encontrarse diferencias entre los que asistieron a un secundario técnico y quiénes no.
2. CARACTERÍSTICAS EDUCATIVAS DE LOS ALUMNOS/AS DE CENTROS DE FORMACIÓN PROFESIONAL En esta parte del documento, presentando los aspecto educativos, la caracterización va a centrarse en el nivel de instrucción alcanzado, el ámbito de gestión al que pertenecía la institución en que cursó dicho nivel, y la repitencia que se observa, siempre comparando a quienes asistieron a una escuela secundaria técnica con quienes no lo hicieron. Debe señalarse que en dichos aspectos no se encuentran, como se verá en seguida, diferencias de notoriedad entre unos y otros. Grafico 7. Alumnos de los CFP por máximo nivel de instrucción alcanzado y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes).
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
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Entre los asistentes a las capacitaciones de los CFP, como se anticipara, no aparecen diferencias en cuanto al nivel de instrucción alcanzado. Las pequeñas que puede encontrarse en el primero de los niveles considerados, una proporción de secundario incompleto que resulta mayor entre los que concurrieron a las escuelas técnicas, se invierte en el siguiente nivel y ese altibajo se reitera en los siguientes niveles educativos. No obstante debe relativizarse esta distinción en tanto las diferencias porcentuales son muy acotadas (entre 2,2 y 2,5 pp.) y no permiten establecer una clara relación entre el nivel de instrucción alcanzado y la asistencia, o no, a una escuela secundaria técnica. Al atender al ámbito de gestión al que pertenecen las escuelas a la que asistieron en el secundario, puede observarse que entre los concurrentes a CFP que asistieron a escuelas técnicas, es algo más elevado el porcentaje de gestión pública respecto de quienes concurrieron a escuelas no técnicas: en el primer caso alcanza al 86,7% y en el segundo al 81,3%. Por otra parte, cuando se considera la repitencia se puede ver que ésta es solo ligeramente menor entre los que concurrieron a escuelas técnicas (37,5% y 39,3%). Grafico 8. Alumnos de los CFP por ámbito de gestión de la escuela donde alcanzaron el máximo nivel de instrucción y por repitencia, por asistencia a una escuela técnica (en porcentajes).
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
En síntesis, de lo que se presentó en relación a los tres aspectos considerados, no se detectan diferencias notorias entre los dos grupos de estudiantes analizados. Tanto en el caso del máximo nivel de instrucción alcanzado, como en el de la magnitud de la repitencia, las disparidades encontradas no resultan de significación; no puede dejar de señalarse que en el primero de estos aspectos se observan altibajos entre los distintos niveles. En cuanto al ámbito de gestión de la escuela en que se alcanzó dicho nivel, las diferencias resultan sólo algo más amplias.
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3. CARACTERÍSTICAS LABORALES DE LOS ALUMNOS/AS DE CENTROS DE FORMACIÓN PROFESIONAL En los aspectos laborales, quienes concurrieron en sus estudios secundarios a una escuela técnica, parecen mostrar una situación más favorable respecto de quienes no lo hicieron; ello, considerando los diversos aspectos que se presentan a continuación. Cabe señalar que si bien el género de los alumnos de CFP incide en varias de las características de la inserción laboral, no necesariamente se hará referencia a todas las disparidades que se pueden encontrar entre mujeres y hombres. Al centrarse en la propensión a y posibilidad de trabajar –denotada a través de la experiencia laboral- que presentan quienes concurrieron o no a una escuela técnica en sus estudios secundarios, puede advertirse que entre aquellos que asistieron a un secundario técnico, se registra una proporción algo mayor de los que alguna vez trabajaron -92,3%- frente al 87,5% de los que asistieron a una escuela no técnica, que se encuentra en igual situación. Grafico 9. Alumnos de los CFP, que asistieron a una escuela técnica, no asistieron y total, por experiencia laboral (en porcentajes).
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
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Cuando el análisis se centra en la situación ocupacional actual puede verse que entre los que asistieron a escuelas técnicas su situación laboral actual resulta más propicia respecto de los que en su secundario asistieron a escuelas no técnicas. Esto se denota por la mayor proporción de concurrentes a CFP -entre los que asistieron a escuelas técnicas- que trabajan (62,8%) respecto de quienes no lo hicieron (54,1%). Por otra parte, entre los que fueron a escuelas técnicas, la proporción de los que no trabajan y buscan una ocupación (desocupados) son menos que entre los que fueron a una escuela secundaria no técnica (23,9% y 27,8% respectivamente). Asimismo la proporción de los inactivos y la de quienes no trabajan pero no pudo establecerse si buscan trabajo o no, también resulta inferior en el caso de quienes asistieron a un secundario técnico: 5,5% y 5,6% frente a 7,3% y 8,9%, respectivamente. Grafico 10. Alumnos de los CFP, que asistieron a una escuela técnica, no asistieron y total, por situación ocupacional actual. Caracterización de los que no trabajan por asistencia a una escuela técnica. En porcentaje
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
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Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
Esta parte se refiere a los ingresos laborales mensuales que declaran percibir los participantes de capacitaciones realizadas en los distintos CFP. Estos ingresos son los que se reciben por el desarrollo de una actividad económica. En el caso que hubiera más de una ocupación, se considera la principal, es decir la que demanda más horas. También en este caso la situación de quienes concurrieron a una escuela secundaria técnica parece ser más beneficiosa. Entre éstos, algo más de la décima parte (14,1%) obtiene ingresos de menos de 5 mil pesos, en tanto que entre los que no fueron a escuelas técnicas este porcentaje se eleva al 22,6%5. En los dos tramos subsiguientes (5.001-7.000 y 7.001-10.000 pesos) no parece haber diferencias de magnitud: las proporciones que allí se ubican no difieren significativamente entre quienes concurrieron y no concurrieron a una escuela técnica en su paso por el nivel secundario. Mirando los mayores ingresos -15.001 y más- se observa que entre los que concurrieron a escuelas técnicas una tercera parte (33,3%) obtiene ingresos superiores a dicho monto en tanto que esa proporción desciende a la quinta parte (20,8%) entre quienes concurrieron a secundarios no técnicos. Una llamativa situación ocurre en el tramo intermedio (10.001-15.000 pesos) donde casi otra quinta parte (18,0%) de estos últimos se ubica allí, en tanto que poco más de la décima parte (12,3%) de los asistentes a escuelas técnicas aparecen en dicho tramo. De todas maneras, con independencia de donde se realice “el corte acumulado” de los distintos tramos, en todos ellos, los asistentes a escuelas técnicas muestran ingresos superiores respecto de quienes no asistieron a escuelas técnicas.
5. Estos porcentajes son los que resultan de considerar también la proporción de quienes no contestaron -que no incide en el análisis- ya es similar en ambos grupos.
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Grafico 11. Alumnos de los CFP que trabajan por ingresos laborales y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes).
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
El promedio de ingresos laborales de quienes asistieron a escuelas técnicas y quiénes no, -medida resumen, con todas las limitaciones que presenta- permite advertir la mejor situación relativa de los primeros: los montos respectivos ascienden a 13.485.- y a 10.979.- pesos. Más allá de lo recién presentado, y atendiendo a las diferencias salariales o de remuneración que habitualmente existen entre las mujeres y los hombres, y que también apareciera entre los asistentes a cursos de CFP y se mostrara en un documento anterior6, pareció pertinente hacer una rápida comparación entre ellas y ellos. En primer lugar, entre las mujeres que asistieron a una escuela técnica, la mitad de ellas (49,3%) obtiene ingresos de menos de 5 mil pesos, en tanto que entre los que fueron a escuelas no técnicas este porcentaje disminuye al 38,1%. Esto denota una situación menos favorable entre las asistentes a escuelas técnicas, situación que se reitera al mirar el siguiente tramo (5.0017.000 pesos) y que -considerando la proporción de unas y otras acumulada hasta allí- se eleva a más de dos tercios (68,5%) de las asistentes a escuelas técnicas y a poco más de la mitad (53,2%) de las que no. Por su parte, al considerar los mayores ingresos se observa que entre las primeras menos de una décima parte (7,4%) obtiene ingresos superiores a los 10.000 pesos en tanto que esa proporción asciende a algo más de la quinta parte (22,7%) entre quienes concurrieron a secundarios no técnicos, concentrándose en el tramo de 7.001-10.000 pesos. Como puede apreciarse entre las mujeres los ingresos laborales de las que asistieron a escuelas técnicas son inferiores a las que no asistieron a escuelas de ese tipo, lo cual resulta en una situación inversa a la que se mostrara para el conjunto.
6. Martín Moreno y Paola Pacífico (s/f): La formación profesional en la Provincia de Buenos Aires (mimeo).
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Grafico 11.1. Alumnas mujeres de los CFP que trabajan por ingresos laborales y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes).
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
Por su parte, entre los varones que asistieron a una escuela técnica, casi una décima parte (8,7%) obtiene ingresos menores a 5 mil pesos, en tanto que entre los que fueron a escuelas no técnicas este porcentaje se incrementa al (14,0%); esto denota una situación más favorable para los asistentes a escuelas técnicas. En los dos tramos subsiguientes (5.001-7.000 y 7.001-10.000 pesos) hay una paridad de casos entre unos y otros; vuelve a observarse una proporción mayor en el tramo 10.001-15.000 pesos entre los no asistentes a escuelas técnicas vis a vis los asistentes. Al considerar las proporciones acumuladas hasta allí puede verse que se elevan al 45,2% y al 57,3% entre los concurrentes y no concurrentes a ese tipo de enseñanza. A su vez, al considerar los dos tramos de mayores ingresos se observa que nuevamente los asistentes a escuelas técnicas muestran una mejor situación respecto de los no asistentes ya que un 38,6% y un 26,8% –respectivamente- obtienen más de 15.000 pesos.
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Grafico 11.2. Alumnos varones de los CFP que trabajan por ingresos laborales y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes).
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
Apelando a las diferencias porcentuales se puede ver, dentro de quienes asistieron a escuelas técnicas como no técnicas, que las disparidades de ingresos que existen entre varones y mujeres son siempre superiores a las diferencias que se encuentran cuando, dentro de las mujeres y dentro de los varones, se comparan los montos laborales de quienes asistieron a escuelas técnicas comparados con las y los que no fueron a secundarios de esa índole7. Pareciera entonces que la diferencia genérica prevalece sobre la que puede establecer la asistencia a escuelas secundarias de una y otra índole. En las diferenciaciones presentadas, debe tenerse en cuenta que en los ingresos obtenidos incide el tipo de ocupación desempeñada, la extensión de la jornada laboral, el género del/la empleado/a, además de la asistencia o no a una escuela técnica, que probablemente también incida sobre los factores mencionados –y otros- cuyo análisis va más allá de los propósitos planteados para este documento. Prosiguiendo con el análisis de los aspectos laborales, y atendiendo ahora al sector de actividad en que se desempeñan los actualmente ocupados, no puede soslayarse que en general el sector de actividad en que la población ocupada se inserta, guarda relación, entre otros elemen-
7. Efectivamente, entre quienes asistieron a escuelas técnicas y quienes no, las diferencias salariales de las mujeres y de los varones (expresadas en puntos porcentuales) son mayores en todos los tramos de ingresos, con muy pocas excepciones, que las diferencias encontradas al comparar varones y mujeres, que hayan asistido o no a escuelas técnicas. Así en menos de 5.000, técnica varón/mujer: -40,6, no técnica varón/mujer: -24,1; varón técnica/no técnica: -5,3; mujer técnica/no técnica: 11,2. De 5.001-7.000, técnica varón/mujer: -9,1; no técnica varón/ mujer: -5,6; varón técnica/no técnica: 0,5; mujer técnica/no técnica: 4,0. De 7.001-10.000, técnica varón/mujer: 5,9; no técnica varón/mujer: 5,8; varón técnica/no técnica: -0,1; mujer técnica/no técnica: -0,2. De 10.001-15,000, técnica varón/mujer: 9,5; no técnica varón/mujer: 8,3; varón técnica/no técnica: -7,3; mujer técnica/no técnica: -8,5. De 15.001 a 20.000, técnica varón/mujer: 17,4; no técnica varón/mujer: 7,3; varón técnica/no técnica: 5,2; mujer técnica/no técnica: -5,0. Más de 20.000, técnica varón/mujer: 18,0; no técnica varón/mujer: 9,4; varón técnica/no técnica: 6,7; mujer técnica/no técnica: -1,9.
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tos, con las habilidades o capacidades adquiridas por las personas tanto en su formación formal o no formal y en el propio desarrollo de actividades laborales (formación informal); en este sentido la asistencia –o no- a una escuela técnica en el ciclo secundario se relaciona claramente con dichas habilidades/capacidades. Entre quienes asistieron a cursos desarrollados en los CFP 8, Industria y construcción –conjuntamente, tal como fue indagada- son las actividades que mayor presencia tienen, una cuarta parte (24,6%). Puede verse que hay una clara distinción en la proporción de quienes allí se desempeñan según el tipo de escuela secundaria al que asistieron; entre los que concurrieron a escuelas técnicas una tercera parte (33,4%) se desempeña en el sector mencionado, en tanto que entre quienes no asistieron a un secundario de esa índole, la inserción en dicho sector se reduce a la quinta parte (21,3%). Debe señalarse que es en este sector de actividad que se encuentra la mayor diferencia entre ellos (12,1 puntos porcentuales9). Sigue en importancia, por la cantidad de ocupados que se insertan, el sector Ventas/comercio con una quinta parte (21,4%) de los encuestados. En este caso, se observa que es mayor la inserción de los que no asistieron a escuelas técnicas (23,3%) frente a los que sí lo hicieron (16,5%); las habilidades o capacidades (técnicas) requeridas para desempeñarse aquí, en principio parecen ser menores que en Industria y construcción. En este sector la diferencia que se registra se reduce a 6,8 pp. Otro sector -también importante por su presencia, aunque menor (17,3%)- es Servicios con características similares al de Ventas/comercio en cuanto a las capacidades requeridas. Allí hay también mayor presencia entre los que no asistieron a escuelas técnicas (18,7%) que entre aquellos que sí lo hicieron (13,7%). En el sector Educativo/social con características similares a los recién mencionados, pero de menor importancia cuantitativa, se reitera la situación descripta: mayor presencia entre los que no fueron a escuelas técnicas (9,0%) que entre aquellos que sí (3,1%) lo hicieron. Finalmente entre quienes se inscriben en la categoría “Otros”, muy importante –como se dijera- cuantitativamente pero en la que convergen actividades de distinta índole y heterogénea en su contenido, también marca una diferencia bastante importante (5,3 pp.) entre quienes concurrieron (28,1%) y no (22,8%) a escuelas técnicas. Sin embargo, dada la heterogeneidad señalada, no puede ser interpretada en relación al significado que esta distinción pudiera implicar.
8. Debe advertirse antes de desarrollar el análisis de este aspecto que entre las alternativas de indagación presentadas a los encuestados, la correspondiente a “Otra” fue indicada por una importante cantidad de ellos (24,2%), prácticamente igual al sector industria-construcción. 9. En adelante pp.
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Grafico 12. Alumnos de los CFP que trabajan por sector de actividad de la ocupación y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes).
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
No puede dejar de considerarse la diferente composición genérica que presentan los distintos sectores de actividad. Así, en el sector Industria/Construcción 33,5 de cada 100 hombres allí se desempeñan (38,8 y 30,9 según asistieran a escuelas técnicas o no, respectivamente), cuando se trata de mujeres solo 3,6 de cada 100 (2,5 y 3,8 para asistencia técnica y no técnica) se insertan en este sector. En el caso de Ventas/Comercio son 27 de cada 100 las mujeres allí insertas (30,8 y 26,9 para técnica y no técnica), en tanto que entre varones resultan menos: 19 de 100 (14,4 y 21,4 para técnica y no técnica). En el sector Servicios 28,9 de cada 100 mujeres encuentran allí su ocupación (37,1 y 27,7 en técnica y no técnica), mientras que en el caso de los varones son 12,5 (en técnica 10,2 y en no técnica 13,7). Parece interesante señalar que entre los varones -como en el total- se encuentra la relación entre sector de actividad que requiere formación técnica y mayor proporción entre quienes asistieron a una escuela técnica (el caso de la Industria/Construcción) respecto de los que no, y menor proporción de asistencia técnica en los otros sectores (Ventas/Comercio y Servicios); entre las mujeres no aparece esta relación entre sector y asistencia técnica, prevaleciendo una relación inversa. Finalmente debe destacarse que solo entre las mujeres adquiere cierta relevancia el sector Educativo/social: 16,3%, observándose mayor proporción de las que no asistieron a un secundario técnico vis a vis quienes sí lo hicieron.
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Grafico 12.1. Alumnos de los CFP hombres y mujeres que trabajan por sector de actividad de la ocupación y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes).
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
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En lo que tiene que ver con la relación laboral, es decir la relación social que se establece en el desarrollo de la actividad productiva, debe señalarse que entre quienes asistieron a las capacitaciones brindadas en los CFP, la relación de dependencia y el cuentapropismo son las dos formas en que una muy alta proporción de ocupados (90,7%) establece en el desempeño de su actividad laboral. La relación de dependencia es la que predomina (61,1%) tanto sea en forma permanente como temporaria. Aparece aquí una diferencia de cierta relevancia ya que en la relación laboral más favorable (el empleo permanente) casi la mitad de los que asistieron a escuelas técnicas (48,4%) trabaja bajo esa modalidad, en tanto que desciende al 38,3% en el caso de quienes no asistieron a ese tipo de escuela secundaria. No aparecen distinciones entre unos y otros en el caso del empleo temporal. La otra modalidad que adquiere cierta relevancia es la de cuentapropista, donde 3 de cada diez (29,6%) ocupados se inserta de esta manera. Como puede apreciarse, entre quienes asistieron a escuelas técnicas se insertan bajo esta modalidad en menor proporción respecto de quienes lo hicieron a secundarias no técnicas (24,9% y 31,3%, respectivamente). Dentro del cuentapropismo se han diferenciado dos situaciones: cuentapropista-microemprendimiento y cuentapropista–changa y en ambos casos es algo menor la proporción entre los que concurrieron a escuelas técnicas, aunque en la segunda situación (más precaria) la diferencia entre unos y otros resulta algo más amplia: 2,7 pp. y 3,7 pp., respectivamente. En las restantes relaciones laborales, de poca magnitud, no se visualizan diferencias de importancia. Grafico 13. Alumnos de los CFP que trabajan por tipo de relación laboral y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes).
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En esta parte, y como descripción de otro aspecto de los laborales, se va a considerar el grado o nivel de relación que guarda el trabajo que tienen los asistentes a los CFP con su formación ya sea formal como no formal. Entre los participantes en las capacitaciones desarrolladas en los CFP del país puede verse que una cuarta parte (25,8%) de ellos manifiesta que existe mucha relación entre el trabajo actual y formación. Sin embargo el haber o no asistido a escuelas secundarias técnicas, incide en esa apreciación; poco más de una tercera parte (34,6%) de los que sí han cursado en escuelas técnicas encuentran que hay mucha relación, mientras que algo más de la quinta parte (22,4%) de quienes no fueron a esas escuelas encuentran ese nivel de relación. Es aquí donde el tipo de escuela secundaria al que se concurrió presenta al respecto el mayor grado de diferenciación, que deja de encontrarse entre quienes manifiestan que existe bastante relación. El vínculo se invierte al mirar a quienes encuentran poca o ninguna relación entre el trabajo actual y la formación recibida: en el conjunto poco más de la mitad (53,7%), pero la proporción de los que no asistieron a escuelas técnicas asciende al 57,0% y resulta mayor en relación a los que sí asistieron a un secundario técnico (44,9%). Así entre los primeros, algo más de la quinta parte (22,4%) encuentra poca relación y poco más de un tercio (34,6%) ninguna relación, frente a un 14,6% y un 30,2% de los segundos. Grafico 14. Alumnos de los CFP que trabajan por nivel de relación entre el trabajo y la formación y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes).
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
A partir de las manifestaciones de los entrevistados pareciera que quienes asistieron a una escuela técnica, encuentran trabajos más afines a la formación recibida.
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A modo de síntesis, puede verse que en algunos de ellos, el haber asistido a una escuela técnica, introduce algunas diferencias como que en algunos de ellos el haber asistido o no en el secundario a una escuela técnica, introduce algunas diferencias. En lo que refiere a la experiencia laboral que presentan quienes concurrieron a una escuela técnica o no en sus estudios secundarios, entre los primeros se registra una proporción algo mayor de los que alguna vez trabajaron respecto de los segundos. En cuanto a la situación ocupacional actual entre los que asistieron a escuelas técnicas ésta resulta más favorable respecto de los que en asistieron a escuelas no técnicas. Esta mejor situación se manifiesta por la mayor proporción de los que trabajan, la menor proporción de los desocupados (no trabajan y buscan una ocupación), así como de inactivos y de quienes no trabajan sin que pueda establecerse si buscan o no trabajo. También la situación más favorable de quienes concurrieron a una escuela secundaria técnica se pone de manifiesto al considerar los ingresos laborales mensuales. Muestran una menor representación de los que obtienen los ingresos inferiores a los 5 mil pesos y, a la inversa, una mayor representación de quienes tienen ingresos superiores a los 15 mil pesos. El promedio de ingresos laborales de quienes asistieron a escuelas técnicas y quiénes no, permite confirmar la mejor situación relativa de los primeros. Atendiendo a las diferencias de remuneración que habitualmente existen entre las mujeres y los hombres, puede apreciarse entre las mujeres que los ingresos laborales de las que asistieron a escuelas técnicas son inferiores a aquellos que perciben las que no asistieron a escuelas de ese tipo, lo cual resulta en una situación inversa a la que se mostrara para el conjunto. Por su parte, entre los varones que asistieron a una escuela técnica, es más baja la proporción de los que obtienen ingresos menores, en relación a los de quienes fueron a escuelas no técnicas y, a su vez, entre quienes asistieron a escuelas técnicas, es mayor la proporción que se ubica en los dos tramos de mayores ingresos. La diferencia genérica pareciera que prevalece sobre la que establece la asistencia a escuelas secundarias de una y otra índole, ya que las diferencias porcentuales muestran que, dentro de quienes asistieron a escuelas técnicas como no técnicas, las disparidades de ingresos que existen entre varones y mujeres son siempre superiores a las diferencias que se encuentran cuando, dentro de ellos y ellas, se comparan los montos laborales de quienes asistieron a escuelas técnicas con los de quienes no lo hicieron. En lo que atañe al sector de actividad en que se desempeñan los actualmente ocupados se observan diferencias entre los que asistieron aun secundario técnico y los que no y también diferencias entre varones y mujeres. En el total de alumnos, Industria/Construcción es el sector que mayor presencia tiene en general y entre los que asistieron a escuelas técnicas. Ventas/comercio y servicios le siguen en importancia y en ellos es mayor la inserción entre los que no asistieron a escuelas técnicas. Los hombres muestran un comportamiento similar al detallado para el total mientras que varía considerablemente entre las mujeres. La mayor presencia se observa en “Servicios”, seguido de cerca de “Ventas y Comercio”, en todos los grupos aunque con mayor prevalencia de las que asistieron a escuela técnica. La prevalencia de las que no asistieron se observa, solo y levemente, en el sector “Educativo y Social”. En lo que tiene que ver con la relación laboral, la relación de dependencia y el cuentapropismo son las dos formas que una muy alta proporción de ocupados establece en el desempeño de su
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actividad laboral. La relación de dependencia es la que predomina ya sea en forma permanente o temporaria. En el empleo permanente aparece una diferencia de cierta relevancia entre los que asistieron a escuelas técnicas -casi la mitad trabaja bajo esa modalidad- y quienes no asistieron a ese tipo de escuela secundaria, donde se observa un descenso. En cuanto al cuentapropismo, se insertan en menor proporción bajo esta modalidad quienes asistieron a escuelas técnicas respecto de quienes lo hicieron a secundarias no técnicas; también en las dos diferentes situaciones consideradas dentro del cuentapropismo (microemprendimiento y changa) es algo menor la proporción entre los que concurrieron a escuelas técnicas, y en la segunda (más precaria) la diferencia entre unos y otros resulta algo más amplia. En cuanto al grado de relación que guarda el trabajo que tienen los asistentes a los CFP con su formación ya sea formal como no formal, a partir de las manifestaciones de los entrevistados pareciera que quienes asistieron a una escuela técnica, encuentran trabajos más afines a la formación recibida.
4. LA FORMACIÓN RECIBIDA EN LOS CENTROS DE FORMACIÓN PROFESIONAL. LAS MOTIVACIONES Y LAS EXPECTATIVAS En este apartado se van a atender algunos aspectos, en particular desde la mirada de quienes se han capacitado en los CFP. Específicamente se aborda la realización anterior o no de cursos de capacitación, la forma de acceso al curso actual, los motivos de su realización, finalmente se mira si existe una relación entre esos motivos y las razones que visualizan los encuestados por las que no encuentran trabajo. En cuanto a la realización anterior de cursos de capacitación profesional, puede observarse que en el conjunto de quienes concurrieron a los CFP del país, la mitad de ellos10 (49,4%) realizó con anterioridad al actual un curso de formación profesional. Puede verse también que el hecho de haber asistido a una escuela secundaria técnica establece alguna diferencia en este aspecto; entre los que asistieron se eleva la proporción al 55,2%, en tanto que quienes no concurrieron a ese tipo de enseñanza secundaria, la participación anterior en cursos de formación profesional desciende al 47,6%.
10. No se consideran a los que no respondieron esta pregunta, quienes alcanzan al 3,8% y 2,2% entre los que fueron y no, respectivamente, a escuelas técnicas.
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Grafico 15. Alumnos de los CFP, que asistieron a una escuela técnica, que no asistieron y total, por realización anterior de cursos de capacitación profesional (en porcentajes)
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
En lo que refiere a la cantidad de cursos anteriores realizados, la información muestra que son prácticamente la mitad (48,9%) de quienes informaron al respecto11 los que habían realizado 1 solo curso, pudiéndose constatar que entre los asistentes a una escuela técnica en sus estudios secundarios, resultan algo menos (46,5%) en tanto que se eleva al 49,8% entre los que no habían asistido a una formación técnica. Disminuye notablemente la proporción de quienes habían realizado 2 cursos de formación profesional: poco más de la cuarta parte (27,2%) se encontraba en esa situación, sin verificarse una diferencia significativa entre los asistentes y no asistentes a escuelas técnicas en el nivel secundario: en este caso aumenta al 28,5% y disminuye al 26,7% entre los primeros y segundos, respectivamente. Estos valores indican que existe una concentración de quienes realizan pocos (1 o 2) cursos de formación profesional (75,0% y 76,5% entre los asistentes y no asistentes a escuelas técnicas). Si a ellos se agregan las personas que realizaron 3 cursos, resulta que casi 9 de cada 10 (8,7 y 8,8 para
11. Quienes no proporcionaron información, alcanzan al 9,5% y 8,7% entre los que fueron y no, respectivamente, a escuelas técnicas.
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asistentes y no asistentes a secundaria técnica) realizaron esa cantidad (entre 1 y 3) de capacitaciones. Quienes realizaron 4 o más cursos, en ambos casos superan ligeramente la décima parte. Grafico 16. Alumnos de los CFP, que asistieron a escuela técnica, no asistieron y total, que realizaron cursos de FP por cantidad de cursos realizados (en porcentajes)
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
Otra dimensión a considerar refiere a la manera como accedieron al Centro de Formación Profesional en el que realizaron el curso actual. Se observa que en cerca de la mitad de los casos (48,8%) ha sido un amigo o familiar quien le hizo conocer la oferta de cursos. Por otra parte, un 26,5% concurrió a ese CFP porque era el que ofertaba el curso en el que estaba interesado. Estas dos formas concentran, como puede verse, a una importante proporción –tres cuartas partes- de los encuestados (75,4%, para el conjunto, 76,3% y 75,0% para los que asistieron y no –respectivamente- a escuelas técnicas). En este aspecto, no aparecen diferencias de significación entre quienes asistieron y no asistieron a una escuela técnica en el secundario. Se observa que la forma más frecuente que aparece tanto en unos como en otros, es la que predomina para el conjunto de la población analizada, sin registrarse en este caso diferencia alguna entre ellos; solo se registra una muy pequeña diferen-
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cia en el caso de los que llegaron a ese CFP porque era el que tenía el curso buscado (27,5% y 26,2% para los que fueron y no fueron a un secundario técnico) y también, aunque con una proporción marginal, en el caso de la recomendación en el trabajo (4,5% y 2,5%, respectivamente). Grafico 17. Alumnos de los CFP por manera de acceso al CFP y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes)
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
Otra faceta en la que se centró la atención es la del motivo de elección de un curso de formación profesional. Es importante tener en cuenta la forma en que se indagó este aspecto; se leía el listado de motivos y se pedía que se señalaran tres, estableciendo -además- el orden de importancia. Como primera parte del análisis, se considerará a la frecuencia de menciones que realizaron los encuestados sobre cada uno de las alternativas presentadas, con prescindencia del orden con que se las mencionara. En primer lugar se observa que la mitad (52,5%) de la menciones refieren a estar más preparado para conseguir un trabajo o poder cambiarlo. Siguen en importancia aprender temas de interés (48,8%), mejorar/actualizar conocimientos (42,4%), adquirir un oficio para trabajar independientemente (41,1%) y, con mucha menor frecuencia (25,9%), tener un certificado/título.
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Atendiendo al hecho de haber asistido o no a una escuela secundaria técnica, el orden de las frecuencias de menciones es el mismo en ambos casos, aunque entre los de no asistencia a escuela técnica la frecuencia de la tercera y cuarta mención es la misma (41,9% y 42,0%). Por otra parte, en atención a las diferencias entre quienes fueron a un secundario técnico en relación con los que no asistieron puede señalarse, entre las menciones más frecuentes, que la referida al aprendizaje de temas que interesan es algo mayor entre los primeros respecto de los segundos (52,2% y 47,7%); también hay una diferencia en el caso de la mención sobre tener un oficio para trabajar independientemente, donde resulta más frecuente entre los que no asistieron a una escuela técnica (42,2% y 38,3%). Las otras diferencias resultan menores y ciertamente no adquieren una importancia significativa. Grafico 18. Alumnos de los CFP por motivos de elección del curso de formación profesional y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes)
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
Otra manera de análisis consiste en atender el orden en el motivo por el que se elige un curso en ese Centro de Formación Profesional (CFP). En tal sentido, y centrándose en la mención que es señalada como la más importante (como primera) para realizar este tipo de formación (mayor preparación para obtener o cambiar un trabajo) puede verse que más de un tercio (36,7%) de los encuestados la señala, sin aparecer casi una distinción entre los que asistieron a un secundario técnico (37,4%) y quienes no (36,5%). Aprender temas que interesan aparece como el motivo que sigue al recién mencionado: casi una cuarta parte (23,6%) de los que no asistieron a una escuela técnica así lo indica, mientras que entre los que sí asistieron a un secundario técnico son el 21,4%. El otro motivo frecuentemente aludido (17,1% para el conjunto) es el de tener un oficio para trabajar independientemente, que presenta una menor presencia entre los que fueron a una secundaria técnica (14,4%)
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respecto a los que no lo hicieron (18,0%). Mejorar y actualizar conocimientos es el motivo que mayor diferencia establece (4,5 pp.) -aunque su participación es más baja- entre quienes asistieron a escuelas técnicas y los que no: 14,6% y 10,1% para unos y otros respectivamente. Grafico 19. Alumnos de los CFP que por motivos de elección del curso de formación profesional y asistencia a una escuela técnica – PRIMERA MENCIÓN (en porcentajes)
Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
De lo aquí visto, se desprende, para un acercamiento más cabal a los motivos que llevan a los encuestados a realizar un curso de formación profesional, la conveniencia de analizarlos teniendo en cuenta la situación ocupacional de ellos. Respecto del motivo de la mayor preparación para conseguir un trabajo o cambiar el que se posee, entre los ocupados que asistieron a escuelas técnicas y entre los que no, es algo mayor la proporción que muestran los primeros (39,5%) respecto de los segundos (35,3%). Es de suponer que por tratarse de ocupados son encuestados que desean cambiar de trabajo. Entre los desocupados que concurrieron a escuelas técnicas, la proporción de los que mencionan este motivo para asistir a un curso de formación profesional, en rigor sería para conseguir un trabajo, es menor (en 9,0 pp.) respecto de los que no cursaron un secundario técnico (44,3%). En el caso de estos últimos -como puede apreciarse- comparativamente es alto el porcentaje de quienes mencionan a éste como el motivo para realizar una capacitación profesional (el más alto de todas las situaciones ocupacionales). Entre los inactivos, la diferencia es también amplia, la mayor de todas, 11,5 pp. En cuanto al motivo que refiere a aprender temas que interesan (que concentraba un 23, 1% de las primeras menciones en el total) quienes no fueron a escuelas técnicas presentan una propor-
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ción más elevada (entre 2,2 y 5,5 pp.) tanto en el conjunto de ocupados y desocupados respecto de quienes sí fueron a esa modalidad de secundaria; entre los inactivos (este es el principal motivo de asistencia a una capacitación laboral, 46,2%) y en este caso son esos últimos los que presentan un porcentaje mayor (63,3%) en relación a los que no concurrieron a un secundario técnico (37,6%). Grafico 19.1. Alumnos de los CFP ocupados, desocupados e inactivos por motivos de elección del CFP (Primera mención) y asistencia a una escuela técnica (en porcentajes)
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Fuente: Elaboración propia en base a datos relevados. Año 2017
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Tener un oficio para trabajar de manera independiente (tercero de los motivos mencionados en el conjunto (17,1%), también es mencionado con mayor frecuencia por quienes asistieron a educación no técnica en relación a quienes sí lo hicieron (con diferencias que oscilan entre 2,9 y 5,6 pp.) con independencia de su situación laboral. Finalmente, para concluir con los motivos mencionados, la capacitación profesional es realizada para mejorar y actualizar conocimientos en el total, los ocupados y desocupados con mayor frecuencia entre los concurrentes a un secundario técnico (14,6%, 15,1% y 16,9%, respectivamente) que entre los no concurrentes (10,1%, 11,1% y 7,7%). Como en otros casos, entre los inactivos este motivo es mencionado más frecuentemente entre quienes asistieron a secundarios no técnicos (11,3% frente al 6,4% de los concurrentes a los secundarios técnicos). También se indagó acerca del motivo específico por el cual estaba realizando el curso actual de capacitación. Es muy claro y también es de prever, ya que de formación profesional se trata, que la mayoría, dos tercios (66,9%), mencionó cuestiones laborales, aunque de distinta índole y –como se verá- con algunas diferencias según se trate de quienes asistieron y no asistieron a escuelas técnicas. Cerca de la mitad de los encuestados (47,3%) visualiza que el curso les sirve para conseguir trabajo. Pareciera que quienes respondieron esta alternativa entre las que se presentaron en la indagación, se encuentran desocupados (no tienen una ocupación y la estarían buscando), aunque es posible que quienes quieren conseguir una ocupación mejor, también sea el motivo que los llevó a realizar esta capacitación. Más allá de esto, este motivo es más frecuente entre los que no asistieron a escuelas técnicas (48,8%) frente a los que sí lo hicieron (42,8%). Por otro lado, una quinta parte (19,6%) de los entrevistados, manifiesta que el curso que estaba realizando es de utilidad para su trabajo actual. Como en el caso antes mencionado, hay diferencia (aquí la mayor de todos los motivos presentados, 10,8 pp.) entre quienes asistieron a un secundario técnico (27,8%) frente a los que no lo hicieron (17,0%). En éste y en el motivo anterior, puede estar incidiendo la diferente situación ocupacional que presentan los que asistieron y no asistieron a una escuela secundaria técnica; debe recordarse que en un apartado anterior se vio que entre los primeros era mayor la presencia de ocupados y menor la de desocupados. Ya con menor participación fue mencionada (9,6%) la razón del interés/gusto (recuperada dentro de la inicial respuesta Otros) y el motivo del horario del curso como más conveniente (9,2%). En el primer caso se observa una ligera diferencia (2,5 pp.) según se trate de quienes asistieron y no a una escuela técnica (7,7% y 10,2%), en tanto que en el segundo no la hay. Por último, como una manera de conocer las expectativas que estos participantes tenían, se indagó sobre la intención de seguir estudiando. Se podrá ver que en prácticamente todas las intenciones no aparecen diferencias de notoriedad en cuanto al tipo de escuela secundaria a la que se haya asistido. En primer lugar como expectativa más frecuentemente mencionada, aparece la intención de realizar otro curso de formación profesional. Más de un tercio (38,3%) la mencionó, sin que se encontraran diferencias entre los que asistieron a un secundario técnico (37,8%) y los que no (38,5%). Resulta interesante señalar que la segunda respuesta que fue indicada por una parte importante (casi un quinto) de los encuestados fue la que expresaba desconocimiento o incertidumbre al respecto, sin encontrarse diferencias de significación según hayan sido asistentes a secundarias técnicas o no: un 16,0% y un 17,3%.
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Pareciera pertinente considerar de manera conjunta los estudios terciarios/universitarios según la relación que tengan con el curso de formación al que se asiste. Así, puede verse que una quinta parte (21,7%) manifiesta que piensa en un futuro seguir un estudio terciario/universitario relacionado con el curso, siendo más importante la proporción entre quienes habían asistido a una escuela técnica (24,2%) frente a los que asistieron a un secundario no técnico (20,8%). Por su parte quienes piensan proseguir estos estudios pero no relacionados con el curso, resultan el 15,4% no encontrándose diferencias de notoriedad según el tipo de escuela secundaria a la que se hubiera asistido: técnica (14,2%) o no técnica (15,7%). No obstante lo recién presentado, y en referencia a los estudios relacionados con el curso, debe señalarse que más de una décima parte de los encuestados (14,1%) manifiesta que tiene intención de seguir una carrera universitaria y es aquí donde se encuentra mayor disparidad (5,2 pp.) entre quienes asistieron a un secundario técnico -casi la quinta parte (18,0%)- frente a poco más de la décima parte (12,8%) de los que no asistieron a ese tipo de escuela secundaria. A su vez quienes tienen intención de proseguir estudios terciarios también relacionados con el curso, son el 7,6%, correspondiendo un 6,2% y un 8,1% entre los que asistieron a un secundario técnico y no técnico, respectivamente. Como se puede apreciar, son los estudios universitarios los que marcan la diferencia aludida en el párrafo anterior. Por su parte, centrándose en los estudios no relacionados con el curso, se observa que una décima parte (10,7%) manifiesta que seguiría una carrera universitaria, no encontrándose diferencias en este caso entre quienes asistieron a una escuela técnica (10,3%) y quienes no (10,8%). Los que se proponen continuar estudios terciarios son una muy baja proporción (4,7%) sin que aparezcan distinciones entre los que fueron a un secundario técnico (4,0%) y los que no (4,9%). De esta información pareciera que puede pensarse en una mayor trayectoria orientada hacia una especialización (denotada por la relación con el curso) entre los asistentes a escuela técnicas pero que esta diferencia estaría asociada más a la disparidad que se mencionara sobre la carrera universitaria, ya que en el terciario que guarda relación con el curso, los que asistieron a un secundario no técnico son quienes presentan una ligera mayor proporción. Por último, quienes piensan continuar estudios secundarios, representan una proporción no significativa: 4,4% en el total, correspondiendo 3,8% entre los que asistieron a un secundario técnico y un 4,6% a los de un secundario no técnico. Se presentan, como síntesis, los aspectos más destacables de lo analizado en este apartado. En cuanto a la realización anterior de cursos de capacitación profesional, la mitad de los encuestados había realizado al menos uno; sin embargo entre los que asistieron a una escuela secundaria técnica esa proporción se eleva, a la par que desciende entre quienes no concurrieron a ese tipo de enseñanza. En lo referido a la cantidad de cursos anteriores realizados, son prácticamente la mitad los que habían realizado uno solo; entre los asistentes a una escuela técnica resultan algo menos. Hay una concentración, tanto entre asistentes como no asistentes a escuelas técnicas, de quienes realizan pocos de estos cursos, sin que existan diferencias notorias entre ellos. No existen prácticamente distinciones entre quienes habían asistido a una formación técnica y quienes no, en cuanto a la manera como accedieron al Centro de Formación Profesional en el que realizaron el curso actual. Adicionalmente, no se observan diferencias muy significativas en los motivos de elección de un curso entre ambos grupos.
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Finalmente al considerar la intención de seguir estudiando, como expectativa de futuro, ambos grupos muestran un interés similar en continuar sus estudios, siendo la opción más frecuentemente mencionada, la intención de realizar otro curso de formación profesional.
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CONCLUSIONES Se presentan aquí las principales características que surgen del análisis realizado, consideradas como de mayor relevancia al momento de planificar la capacitación brindada en los CFP, teniendo en cuenta el tipo de escuela secundaria técnica no técnica- al que asistieron los participantes. La pregunta que orientó el trabajo fue la de indagar si existían diferencias entre quienes se capacitaron, durante el 2017, en los CFP según ellos hubieran concurrido o no, a escuelas técnicas en el nivel secundario, prescindiendo de la finalización del mismo. La hipótesis de trabajo subyacente, fue que existían diferencias entre esos alumnos y al constatarlas, en cuáles de todos los aspectos considerados se manifestaban. Para conocer el universo de la presente caracterización se debe considerar que del total de alumnos que participaron de la Encuesta (292.013), 236.305 (81%) pudieron ser considerados en este estudio por haber alcanzado al menos el nivel de instrucción de secundario incompleto o más y haber dado una respuesta efectiva en la pregunta sobre la asistencia a una escuela técnica en el nivel medio. Dentro de este nuevo universo, se pudo observar que una cuarta parte asistió a una escuela técnica y se verificó una importante diferenciación genérica: entre las mujeres se reduce en tanto que entre los hombres aumenta. Al mirar la composición por género de aquellos que asistieron a una escuela técnica, se constató que más de tres cuartos son hombres, en tanto que entre quienes asistieron a un secundario no técnico, los estudiantes se distribuyen en igual proporción. Pudo verse respecto de la edad, que el grupo de 30 a 39 años marca un “quiebre” en la proporción de quienes en el secundario asistieron a una escuela técnica. En ese grupo la proporción casi duplica (para el total y para varones) a la del grupo de 25 a 29 años; entre los hombres la proporción es mayor en los grupos de más edad. Entre las mujeres no se observa dicho “quiebre” y en todas las edades, excepto entre las de 40 a 49 y de 66 y más años, la proporción de asistentes a escuelas técnicas se mantiene relativamente estable. En lo relativo al principal sostén del hogar, entre los varones que asistieron al secundario técnico la proporción de encuestados que desempeñan ese rol es más elevado en relación a los que no asistieron a una escuela técnica. La proporción entre estos últimos resulta siempre mayor –respecto de aquéllos- en los casos del padre, madre, e incluso pareja/cónyuge. Un comportamiento opuesto se da entre las mujeres: en el caso de la entrevistada, es mayor la proporción entre las que no asistieron a escuelas técnicas y menor –vis a vis las técnicas- en los casos de pareja/cónyuge y de madre. Con independencia del tipo de escuela secundaria a la que las mujeres asistieron, es la pareja/cónyuge, en alrededor de un tercio de los casos, la persona que más aporta en el hogar. Es muy clara la incidencia de la edad de los asistentes a un CFP respecto del principal aportante. Entre los que asistieron a un secundario técnico, al tratarse de grupos de mayor edad aumenta la presencia del propio entrevistado en ese rol, en particular a partir de los 25 años momento en que adquiere primacía; Quienes no asistieron a una escuela técnica no muestran diferencias con quienes sí lo hicieron respecto de: el aumento de la presencia del entrevistado como mayor aportante a la par que se avanza en la edad; la primacía en el grupo de 25 a 29 años, la que
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aumenta aún más a partir de los 30 años; desde los 25 años la pareja/cónyuge pasa a ser en segunda instancia el principal aportante, aunque con proporciones siempre más elevadas, vis a vis quienes asistieron a una escuela técnica. Igual que quienes asistieron a un secundario técnico se registra una fuerte disminución de la presencia de los progenitores desde los 25 a 29 -especialmente en este grupo de edad- pero a diferencia de aquéllos, ambos progenitores presentan valores similares entre ellos. Tampoco se registran diferencias en la situación ocupacional del principal aportante del hogar entre los que asistieron a un secundario técnico y quiénes no: en ambos casos, la mayoría trabaja. En los aspectos educativos, en los tres que se consideraron - nivel de instrucción alcanzado, repitencia y ámbito de gestión- las diferencias que se encontraron entre quienes asistieron a un secundario técnico y quienes no lo hicieron, no resultan de notoriedad. Tanto en el caso del máximo nivel de instrucción alcanzado, como en el de la magnitud de la repitencia, las disparidades no resultan de significación, aunque en el primero de estos aspectos se observan –en los dos grupos de estudiantes- altibajos entre los distintos niveles educativos. En cuanto al ámbito de gestión de la escuela en que se alcanzó dicho nivel, las diferencias resultan sólo algo más amplias, prevaleciendo en ambos casos la gestión pública. En los aspectos laborales, pudo verse que en algunos de ellos, haber asistido o no en el secundario a una escuela técnica, introduce algunas diferencias. Quienes concurrieron a una escuela técnica muestran tener experiencia laboral -haber trabajado alguna vez- en una proporción algo mayor respecto de quienes no habían asistido a ese tipo de secundario. La situación ocupacional actual es más favorable entre los que asistieron a escuelas técnicas en relación a quienes lo hicieron en escuelas no técnicas. La mejor situación se manifestó por la mayor proporción de los que trabajan y por la menor de desocupados, de inactivos y de quienes no trabajan sin poder establecerse si buscan o no trabajo. Esa situación más favorable se puso de manifiesto también al considerar los ingresos laborales mensuales. La presencia de quienes obtienen ingresos de menos de 5 mil pesos, es mucho menor entre quienes fueron a escuelas técnicas y quienes no; respecto de los mayores ingresos (más de 15 mil pesos) es mayor la proporción de quienes los reciben entre quienes concurrieron a secundarios técnicos, mientras que disminuye entre los que fueron a un secundario no técnico. No aparecen diferencias de magnitud entre unos y otros cuando se trata de ingresos de entre 5 y 10 mil pesos. Asimismo el promedio de estos ingresos confirma la mejor situación relativa de quienes asistieron a escuelas técnicas. Al considerar las diferencias de remuneración que hay habitualmente entre mujeres y hombres, entre las primeras se observó una situación inversa a la que se mostrara para el conjunto: los ingresos laborales de las que asistieron a escuelas técnicas son más bajos de los que perciben las que no asistieron al secundario técnico. Entre los varones la situación observada muestra la misma tendencia que en el total. La diferencia genérica parece prevalecer sobre la que fija la asistencia a escuelas secundarias técnicas o no técnicas; pudo verse que tanto entre quienes asistieron a escuelas de una u otra índole las disparidades de ingresos que hay entre varones y mujeres son siempre superiores a las que se encuentran -tanto en mujeres como en varones- al comparar los montos laborales de quienes asistieron a escuelas técnicas y no técnicas.
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El sector que mayor presencia tiene entre los encuestados es el de Industria/ Construcción y parece ser uno que demanda mayores capacidades técnicas. Es clara la distinción de la presencia relativa según se haya asistido a una escuela técnica o no: una mayor inserción de los primeros y una menor entre los segundos. Es esta la mayor diferencia encontrada entre ellos. Los tres sectores a los que se alude a continuación, se diferencian del anterior en que las habilidades técnicas para trabajar en ellos parecen ser menores y también en que en ellos hay mayor inserción entre los que no asistieron a escuelas técnicas respecto de aquéllos que sí lo hicieron. Ventas/Comercio sigue en importancia. La diferencia que se registra en la proporción de los que asistieron a un secundario técnico y no técnico es más reducida que en Industria/Construcción, pero como se dijera antes hay mayor presencia de los que no fueron a un secundario técnico. El sector Servicios es también importante por su presencia y la diferencia en la proporción de quienes concurrieron a un secundario no técnico, vis a vis, uno técnico es todavía menor que en Ventas/Comercio. Finalmente, en el sector Educativo/Social, de menor importancia cuantitativa, la diferencia de participación entre los que no fueron a escuelas técnicas y los que sí lo hicieron, es similar a la de Servicios. Hay también una clara inserción genérica en los distintos sectores. Un tercio de los hombres se desempeña en Industria/Construcción y es todavía mayor la proporción entre los que asistieron a escuelas técnicas. Entre las mujeres su participación se reduce de manera muy importante. En los sectores Ventas/Comercio y Servicios las mujeres que allí se insertan son más y particularmente en este último -en relación a los hombres- y es mayor la proporción entre las que asistieron a escuelas técnicas frente a las no técnicas. Debe recordarse la composición por género diferente que se observara entre asistentes a escuelas secundarias técnicas y no técnicas. En el sector Educativo/Social solo entre las mujeres adquiere cierta relevancia y se registra, mayor proporción de las que no asistieron a un secundario técnico respecto de quienes sí lo hicieron. Pudo verse que el nexo entre el sector de actividad que requeriría formación técnica y mayor proporción en el mismo entre quienes asistieron a una escuela técnica, (Industria/Construcción) y sectores que tanto no la requerirían (Ventas/Comercio y Servicios) y mayor proporción de asistencia a secundario no técnico, se encuentra en el total y entre varones, mientras que no aparece esta relación entre las mujeres sino que la inversa es la que predomina. La relación de dependencia y el cuentapropismo son las dos modalidades que una muy alta proporción de ocupados establece en su inserción laboral. Prevalece la primera -permanente o temporaria- y es en el empleo permanente donde se registra una diferencia algo notoria entre los ocupados que asistieron a escuelas técnicas y los que no, en donde se registra un descenso. En el empleo temporal no aparecen diferencias entre ellos. En el caso del trabajo por cuenta propia, quienes asistieron a escuelas no técnicas, se insertan de esta forma en mayor proporción que quienes fueron a secundarias técnicas, con alguna diferencia según se trate de microemprendimiento o changa. Las restantes relaciones laborales, con presencia de poca relevancia, no presentan diferencias de importancia, según sea el tipo de escuela secundaria a la que se haya asistido. Haber concurrido a un secundario técnico o no, incide en la apreciación que los encuestados mantienen respecto del nivel de relación que guarda el trabajo actual con su formación. Una cuarta parte encuentra que existe mucha relación, pero entre quienes fueron a una escuela técnica asciende a poco más de un tercio y entre los segundos alcanzan solo a algo más de la quinta parte. Aquí es donde aparece el mayor grado de diferenciación, diferencia que no aparece
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entre quienes encuentran que existe bastante relación. Son poco más de la mitad quienes manifiestan que hay poca o ninguna relación; entre los que no asistieron a escuelas técnicas esa proporción es mayor, y la diferencia estriba principalmente en los que encuentran poca relación. De las expresiones de los encuestados, los que asistieron a una escuela técnica, pareciera que encuentran – vis a vis los que asistieron a una escuela no técnica- trabajos más afines a la formación recibida. En cuanto a la participación en los cursos de capacitación, sus motivaciones y expectativas, la mitad de los encuestados ya había realizado con anterioridad al menos un curso de formación profesional; se eleva la presencia entre los que asistieron a una escuela secundaria técnica y disminuye entre quienes no concurrieron a ese tipo de enseñanza. En lo referido a la cantidad de cursos realizados anteriormente, prácticamente la mitad había realizado uno solo, siendo algo menos entre los asistentes a una escuela técnica. Disminuye de manera importante la proporción de quienes realizaron dos cursos (algo más de la cuarta parte) sin que aparezcan diferencias considerables entre asistentes y no asistentes a escuelas técnicas. Se concentran en ambos casos y sin aparecer diferencias notorias, los que han realizado pocos cursos (hasta dos). La forma de acceso al Centro de Formación del curso actual no difiere entre quienes habían asistido a una formación técnica y quiénes no. Fue un amigo o familiar quien le hizo conocer la oferta (cerca de la mitad de los casos) y una cuarta parte porque era el Centro que ofrecía el curso de su interés. Como era esperable -se trata de cursos de formación profesional- las menciones a los motivos de la elección de un curso ligadas a lo laboral, son las que se destacan. Estar más preparado para conseguir un trabajo o poder cambiarlo, concentra a muy poco más de la mitad de la menciones y también refiere a lo laboral Adquirir un oficio para trabajar de forma independiente (menos de la mitad), aun cuando otros motivos no estrictamente ligados a ese aspecto cobran relevancia. Haber asistido o no a una escuela técnica en el secundario no establece diferencias en el orden de las frecuencias de las menciones. Las distinciones -entre las menciones más frecuentes- que se pueden señalar son: algo más frecuente Tener un oficio para trabajar independientemente, entre los que no asistieron a una escuela técnica, y la proporción también algo mayor entre los quienes sí lo hicieron, respecto de Adquirir conocimientos de temas que interesan. Respecto de la razón específica por la que se realizaba el curso actual de capacitación, fueron mencionadas cuestiones laborales de distinta índole y con ciertas distinciones según hubieran asistido no a escuelas técnicas: dos tercios de los encuestados aludieron a ellas. Es previsible, ya que de formación profesional se trata, que la mayoría las haya mencionado. Que el curso le sirve para conseguir trabajo es visualizado por casi la mitad de los encuestados, y más frecuentemente entre los que no asistieron a escuelas técnicas. Que el curso es de utilidad para su trabajo lo manifiesta una quinta parte, y como en el anterior motivo hay diferencia (aquí la más amplia de todos los motivos indagados) entre quienes asistieron a un secundario técnico y quienes no, con mayor presencia en el caso de los primeros. En estos dos motivos incide también la distinta situación ocupacional que tienen los que asistieron y no asistieron a una escuela técnica: mayor presencia de ocupados y menor de desocupados entre los primeros. El interés/gusto y la conveniencia del horario también fueron mencionados, pero mostrando menor participación. Hay una ligera diferencia - mayor proporción entre los que no asistieron a una escuela técnica-en el primer caso en tanto no la hay en el segundo de ellos.
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Al indagar la intención de seguir estudiando, como “proxy” de expectativa hacia el futuro, la intención de realizar otro curso de formación profesional es la mencionada con mayor frecuencia y la segunda más referenciada es la respuesta que expresa desconocimiento; en ambos casos no aparecieron diferencias según hayan sido asistentes a secundarias técnicas o no. La consideración conjunta de los estudios terciarios y universitarios que tienen relación con el curso de formación al que se asiste, muestra que un quinto de los encuestados piensa seguir estudiando en un futuro; aquí la proporción entre quienes asistieron a una escuela técnica es algo más importante que quienes lo hicieran a una no técnica. Entre los que se proponen seguir este tipo de estudios pero no relacionados con el curso, además de presentar una menor proporción, no presentan distinciones notorias según el tipo de secundario al que asistieran.
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