Revista spes unica nº 44 junio 2014

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Año 5 Nº 44

Spes Unica

Escriben y colaboran en este número:

Carlos Mollá; Cristian Kocak; Elisa Pérez; Eli Serebrenik; Guillem de Rubenhor; Horacio Otheguy Riveira; María José Prats; Roberto Langella JUNIO 2014


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Sumario Editorial

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Ella, por Oliverio Girondo

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Vuelta a casa, por Elisa Pérez

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Hacer el bien (3º parte), por Eli Serebrenik

8

La muerte es otra cosa, por Horacio Otheguy Riveira

10

Máquinas, por Carlos Mollá

12

El mar de Lucía, por María José Prats

15

Otra vez Gricel (6º entrega), por Roberto Langella

17

La mujer en llamas (capítulo 8), por Horacio Otheguy Riveira

21

Se me cayeron las alas

24

Los besos de Hitch, por Guillem de Rubenhor

26

Micromachismos: El poder masculino en la pareja “moderna” (5º parte), por Luis Bonino

28

¿Quimicontás?, por Mariano Liébana

31

Prácticas adivinatorias extrañas: Oniromancia (2º parte)

33

Horóscopo

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Beodo en Boedo (¡pero no en mi casa!)

Q

ue qué clara que la tuve—dijeron—. Que cómo hice, se preguntaron.

Creen que fui más inteligente que nadie; me envidian. Me temen. Algunos pretenden que les tomé desprevenidos (¿quién podía pensarlo?). Otros prefieren considerar que soy un mal tipo, un manipulador, un oportunista, un mal amigo, un rufián, un miserable; un hijo de mil putas. Ahora empiezan a cavilar que si yo sí, por qué ellos no. Se acuerdan. Saben—porque lo dije—que a mis mejores cartas las juego en privado. Procuran hacer lo mismo, intentan seguir mis pasos (que si hubiera uno…). Me imitan. De frases hechas: ¿Al mal tiempo buena cara?; no, era la ley del embudo, y no hay que avivar giles.

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na especie de Judas Iscariote. ―Les hablo en parábolas, porque mirando no veis y escuchando no oís‖.

(Yo jamás utilicé una puta metáfora, no tengo nada que predicar). Creyeron que lo nuestro era un fato (en el mejor de los casos).

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i supieran que tampoco tengo la más perra idea de cómo fue que sucedió. Soy un tipo que hace cosas, es cierto, por ejemplo, esta revista. Y hago cartas natales, escribo novelas, de vez en cuando también levanto paredes (literal, no uso metáforas, recuerden). Y hago tantas cosas más, ya del orden privado. Me parece que por ahí va la cosa, lo público y lo privado.

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No distinguen. La gente ventila sus vidas privadas por televisión. No distinguen, no somos todos famosos. En fin, hubieron señales. Tampoco tenían que confiar en mí. Por lo del título (el chiste). Ni por lo que a mí respectaba.

Roberto Langella, junio, 2014.


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Es una intensísima corriente un relámpago ser de lecho una dona mórbida ola un reflujo zumbo de anestesia una rompiente ente florescente una voraz contráctil prensil corola entreabierta y su rocío afrodisíaco y su carnalesencia natal letal alveolo beodo de violo es la sed de ella ella y sus vertientes lentas entremuertes que estrellan y disgregan aunque Dios sea su vientre pero también es la crisálida de una inalada larva de la nada una libélula de médula una oruga lúbrica desnuda sólo nutrida de frotes un chupochupo súcubo molusco que gota a gota agota boca a boca la mucho mucho gozo la muy total sofoco la toda ¡shock! tras ¡shock! la íntegra colapso es un hermoso síncope con foso un ¡cross! de amor pantera al plexo trópico un ¡knock out! técnico dichoso si no un compuesto terrestre de líbido edén infierno el sedimento aglutinante de un precipitado de labios el obsesivo residuo de una solución insoluble un mecanismo radioanímico un terno bípedo bullente un ¡robot! hembra electroerótico con su emisora de delirio

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y espasmos lírico-dramáticos aunque tal vez sea un espejismo un paradigma un eromito una apariencia de la ausencia una entelequia inexistente las trenzas náyades de Ofelia o sólo un trozo ultraporoso de realidad indubitable una despótica materia el paraíso hecho carne una perdiz a la crema.


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Vuelta a casa casa, por Elisa Pérez

L

a carretera se sostenía entre curvas que obligaban a penetrar en ellas en medio de una espesura de tonalidades verdosas. En el coche Sonia se movía sin cesar, a pesar del dispositivo de protección que la sujetaba. Era inquieta, era pequeña. Con apenas siete años no paraba. Además no cesaba de emitir sonidos, canturrear o gritar. En la escasa media hora que habían recorrido, la frase apareció por primera vez en su boquita: ¿Cuándo llegamos? Ni Andrea ni Juan se acostumbraban. Nada más comenzar cualquier viaje o salida la pequeña comenzaba a preguntar. No habían transcurrido cinco minutos más, que a ella debían parecerle siglos, y surgía de nuevo con su inquietante pregunta; así, una, dos, seis, veinte veces. La paciencia inicial de los padres se iba diluyendo como un terrón de azúcar en un tazón de leche. Sonia, tras su inocente cabeza rubia, escondía una gran imaginación. Para sus padres iba más allá de lo considerado normal. No era normal leer con su edad, ni normal se podría considerar que montara perfectamente en bicicleta desde hacía algo menos de dos años. Andrea se quedaba perpleja con las preguntas de su niña, a la que acompañaba también un físico peculiar. Piernas cortitas, manos

grandes, cuello imperceptible, se unían a unos ojos exageradamente saltones bajo unos párpados que cedían hacía adelante en el vivo rostro. La imagen no era muy agradable pero en cuanto abría su boca de labios siempre húmedos, algo descolgados, la gente dejaba de mirarla para escucharla.

Andrea lo interpretó como una oportunidad de vivir la naturaleza, favorable para que Sonia conociera otro entorno.

E

-¿Quién ha dibujado esas líneas entre los árboles?-. Preguntó de pronto Sonia, haciendo abrir los ojos a su madre, que intentaba relajarse un segundo.

l viaje de regreso estaba resultando largo y cansado. Un sinfín de juguetes, puzzles y cuentos ocupaban el asiento trasero del vehículo, junto a la niña, con la esperanza de que se mantuviera quieta y callada, especialmente ese día. Aún así no paraba el vendaval infantil, ni siquiera el sueño la rendía. Andrea necesitaba descansar. Al salir había conducido y ahora había cedido el puesto a su marido. Las curvas seguirían unos kilómetros más, conocían bien el paisaje que comenzaba a teñirse de verde por el horizonte. La casa de los abuelos se situaba lejos del pueblo más cercano que daba acceso a la autovía del Sur. El camino era largo, casi siete horas, que hacían dudar a Juan durante varios días antes, la conveniencia del viaje. Juana y Tomás eran peculiares. Decidieron vender la casa del pueblo y comprar la finca “Los Abades”.

A la niña le encantaba visitarlos. A menudo preguntaba por Juana y Tomás, que era como los llamaba, nunca se refería a ellos como abuelos, yayos o algo mas convencional.

-¿Qué líneas?-. Acertó a responder. -Aquellas de allí. Sus deditos regordetes señalaban los límites que delineaban las parcelas de los cultivos. -Nadie, Sonia, sólo están allí por qué sí. -¿Tú sabes por qué están así dibujadas, papá?-. Incansable la niña seguía preguntando sin obtener respuesta de Juan. Este bastante tenía con seguir atento el dibujo de las curvas en la carretera. Odiaba este tramo, y no entendía la razón de esta visita tan inesperada a sus suegros. Como con tantas


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otras cosas, Andrea no veía lo que no quería ver. -Mamá ¿cuánto queda? El habitáculo del coche se estrechaba, se iba haciendo agobiante para los tres. La noche anterior no había sido tranquila para la pareja. Ahora añoraban más que nunca un silencio completo. -Papá, ¿por qué has dormido en la habitación que los abuelos guardan para los invitados?-. La pregunta planeó en el ambiente clavando afiladas punzadas en los otros dos ocupantes. -¿Cuánto queda?-. Continuó Sonia en su discurso infantil sin tregua. Las dos preguntas quedaron sin respuesta inicial. -Calla ya, Sonia, te acabo de decir hace cinco minutos que aún falta mucho-. La expresión de Andrea al decir esta frase imploraba silencio una vez más. -Duérmete un poco, cariño. -Esta noche soñé con murciélagos, mamá, pero no me daban miedo. Las formas irregulares de los bosques espesos comenzaban a desaparecer. Al fondo la cadena montañosa aún tenía restos de nieve en sus cumbres.

A

ndrea había tenido un mal sueño. Por la tarde había encontrado el momento para hablar con su marido mientras la niña corría con el abuelo Tomás. Pocas palabras encerraban mucho. Su esfuerzo diario con la niña, en el papel de madre solitaria, la estaba destruyendo. Juan permanecía ajeno al círculo madre-hija, con sus constantes ausen-

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cias y viajes de trabajo. -¿Qué quieres decir?-. Pregunta incorrecta, pensó Andrea. La comunicación se había roto. -Sonia necesita una atención especial, y yo también -. Trató de explicar a un Juan que no esperaba una conversación así en un lugar como ese. De nuevo la pregunta sacó a Andrea de sus amargos recuerdos: -¿Cuándo mamá?

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da que Andrea entendió que la sospecha de que algo estaba roto también era evidente para él. ¿Cuánto falta?-. De nuevo la pregunta. La canción había cesado antes de lo deseado para los padres. El aire era cada vez más irrespirable en el interior del vehículo; ajena, la niña continuaba con su plan. -Quiero llegar a casa-. Exigió con vehemencia.

llegamos,

-Y yo también, contestó esta vez Andrea

A punto de dar un grito, tomó un cd infantil de la guantera. En el movimiento rozó la mano de Juan, que hacía un cambio de marcha. Sintió frío, pero se calmó.

Tras los cristales, un viento huracanado había comenzado a mover los árboles. Hasta los pequeños arbustos parecía que iban a arrancarse de raíz.

-Ya queda menos, Sonia, escucha y calla. Juan miró por el retrovisor a la niña que había cambiado la vida de ambos. Menos intimidad desde que llegó. Por ella tomó la decisión de aceptar el nuevo empleo: más salario, mejor categoría. -Tenemos que darnos un tiempo, necesito saber que no tengo que esperarte, que no tengo que estar pendiente de tus escasas llamadas y de no preocuparme de las dudas que me asaltan. Quiero centrarme en Sonia, sólo en eso-. Había confesado Andrea a su marido. El recuerdo de esa frase se impuso en el interior del coche, entre la canción infantil del cd y la voz de Sonia que canturreaba, sin ningún rubor, una letra inventada. -De acuerdo-. Había contestado Juan. Demasiado fácil. La respuesta había sido tan rápi-

-Mira, papá, ya veo nuestra casa-. Gritó de pronto Sonia. -¿La ves tú, mamá? El volante entre las manos de Juan aguantaba los arrebatos del viento al mismo tiempo que tenía la sensación de que algo se vencía en el interior del vehículo. La vuelta a casa no significaba lo mismo para los tres.


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Hacer el bien (3º parte), por Eli Serebrenik Nunca me atacan cuando robo, me tienen miedo y se dejan-. dijo. -A mi me revienta, quiero vivir tranquila. Me miró con unos tremendos ojos claros y dijo: -Vivir tranquila con mi plata... -¿Tu qué, mocoso de mierda?-. Ya lo iba a trompear, cuando me dijo: -Vení, vamos. Me puse la camisa y lo seguí por las callecitas descuajeringadas, alejándonos de la zona de hoteles. Llegamos a una puerta de garaje, con persianas bajas y descascaradas, en la que había una abertura chica, entramos en cuatro patas. El olor a humano sin aditivos ni conservantes me dio tanta vergüenza que no me atreví a levantar los ojos por un rato. Cuando pude, miré. Una vieja, gorda en algunas partes y flaca en otras, me miraba como si yo midiera tres metros de alto. -¿Quién es ésta, Roque?-. preguntó afónica. Dos nenes, abrigados por demás, se acurrucaban en una cama mientras chupaban trozos de galletas duras. El chico, señalando a la vieja, me explicó: -Me dijo que vaya a buscar plata para nosotros, nuestra plata para comer-. Resaltó. Miré a la mujer y ella señaló sus pies hinchados y rojos y me hizo un gesto de impotencia con las dos manos. Entonces me di cuenta de que no era una vieja, tendría más o menos mi edad. Me invadió un espanto incontrolable, tiré al piso toda la plata que llevaba y salí dispa-

rando hacia la calle y no paré de correr hasta llegar al hotel. Me bañé, me lavé el pelo y, maquillada, bajé a cenar, había conseguido ser yo misma de nuevo y la lenteja se balanceaba suave dentro de mi cabeza. A la mañana siguiente, ya en la playa y tratando de olvidar el episodio del día anterior, vinieron hacia mí, como una comparsa, Roque con Juana, su madre, y los dos nenes, traían un bolso rotoso con un termo, mate y bombilla, se pararon a dos metros y se quedaron mirando a la loca del día anterior. Los invité a sentarse conmigo y, aceptando sumisos, sacaron sus petates y nos pusimos a tomar mate mirándonos en silencio. Después hablamos y resultó ser que el Negro era hermano de Juana y único sostén de la familia. Entonces yo, para ellos, era una especie de tía fallida y responsable, en alguna medida, de sus padecimientos. Después de todo, el Negro se había muerto conmigo y ellos pensaban que yo tenía la plata del robo. ¿Cómo explicarles la devolución forzada y legal de todo el dinero a mi analista, que tan amablemente alegó ante un abogado que yo no estaba en mis cabales, y no sé qué otra cosa, con lo cual pude quedar en libertad sin mucho problema? ¡¿Cómo explicar?! Esa plata era de ellos, del trabajo del Negro: robar a los veraneantes ricos. El Negro robaba para comer y para divertirse, afanaba sin matar, algún trompazo corto al que se retobaba y punto, al bolso. Salvo a mí que casi me mata, claro. La plata tiene que circular por

todas partes pensé, con más justicia, así que, en un momento, armamos un plan con Juana. Roque, boquiabierto, me miraba como yo miraba, de chica,‖La mujer biónica‖. A la noche siguiente teníamos a Juana sentada en una silla de ruedas. Los nenes de cinco y siete años se quedaron durmiendo después de comer una polenta que preparé. Salimos con Juana en la silla y Roque. Libre de mí misma, miré a mis nuevos amigos con ganas de vivir. El entusiasmo de mi nueva actividad, por completo dedicada a la supervivencia, me hacía sentir una leona buscando presa para su cría. La noche ocultaba y acompañaba a la sigilosa y primaria pulsión: cazar para comer. Revólver en mano, Roque empujando a Juana en su silla de inválida, sobria y patética, caminábamos por las calles oscuras. En esa zona había pocas casas, dentro de una de ellas se encontraba una familia de recién llegados ordenando roperos, pasando trapos a los muebles, muy tranquilos y felices de estar comenzando sus vacaciones... si conocía yo esa sensación. Para Roque y Juana eso no estaba en ningún programa, lo que les importaba era comer, no relajarse. Pusimos a Juana frente a la puerta con su cara de vieja sufrida y a Roque detrás. Golpeé fuerte a la puerta escondiendo el arma en el bolsillo. -¿Sí?-. Dijeron desde adentro. -¿Por favor, se puede asomar?-. contestó Juana con un tono armonioso.


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Una mujer sacó la cabeza por la ventana y observó al trío iluminado suavemente por la luz del porche: un cuadro, en ocres, de la inocencia y la desvalidez. Juana, sentada en la silla de ruedas con los pies descalzos y magullados, lucía conmovedora. La mujer, solícita, abrió la puerta y asomó un rostro con ojos interrogantes y sonrisa social. Roque dijo: -Mi mamá no puede trabajar, somos yo y dos hermanitos más, ¿nos daría algo para comer? En ese momento le pegué una patada a la puerta entreabierta y apunté el revólver al rostro habituado a gestos de confianza, a un mundo donde todos somos buenos y decimos ―gracias‖ y ―por favor‖. Un vozarrón, desconocido por mí, me inundó la garganta y salió sonoro y golpeando las paredes internas de mi cráneo: -¡Todos al piso, necesitamos plata para comer! Y ahí nomás me empecé a reír a carcajadas, me tuve que sentar en una silla, me oriné sobrepasada por lo que estaba haciendo, no lo podía creer. Juana y Roque me miraban desesperados, pensé: ―soy una idiota, no tengo arreglo, este planeta no es para mí‖. La que nos había abierto la puerta miraba a sus compañeros inmovilizados de miedo, mi chumbo no era chiste, me reía pero los apuntaba. En el chalet había otra mujer morocha, dos tipos panzones y canosos y varios pibes jugando a los gritos en otro cuarto. Afuera el viento, la noche, cercana la playa, a una cuadra más o menos, otras casitas lindas y paquetas. Me acordé de los abogados, la comisaría... ―no, otra vez no‖; miré a uno de los panzones, que hasta el momento no se habían movido, y le dije, nauseosa: -Estoy vaciándome.

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Me miró e hizo gestos de no entender con la cabeza. -Se me está yendo la vida, ¿me entendés?-. insistí. Miró al otro, se miraron con las mujeres y trabado por el miedo dijo: -Sí, claro, no te pongas nerviosa-. Debe haber pensado que yo era loca. Imprevistamente, Juana se puso

de pie, caminó hacia mí y, sacándome el chumbo de la mano, gritó: -¡Todos al piso!-. y empezó a guardar dinero en la bolsa que había llevado, la misma que tenía en la playa con el termo. Diez minutos por reloj, ella y Roque parecían máquinas de afanar trabajando a gran velocidad. Yo me senté en la silla de ruedas, estaba helada. Al rato, con Roque empujando la silla y Juana detrás, cerramos la puerta y nos fuimos, no sin antes cortar el cable del teléfono. -¿Qué te pasó?-. me preguntó Juana, furiosa. -Me acordé de mi ex y se me aflojaron las piernas, además, sentí que se me iba la lenteja, como antes-. contesté mejorando mi ánimo y poniéndome de pie para sentarla a ella y así poder ir más rápido. Roque arrastraba el bolso con el botín y se quejaba de tener una piedra en la zapatilla, al final le di un trompis para que se callara

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y él refunfuñó rascándose la cabeza. Al llegar a la casa de Juana pasamos por la puertita y nos sentamos ante la mesa desvencijada, en ese momento los nenes se levantaron somnolientos y con hambre. -¿Trajeron comida?-. Preguntó el más grandecito. -Mañana, nene-. Contestó Roque. -¿Cuándo es mañana mamá? Juana, nerviosa, dijo que mañana era cuando saliera el sol. Contamos la plata: tres mil dólares y quinientos setenta y cuatro pesos, objetos que se robó Roque sin valor alguno y un sobre con tarjetas de crédito. Felices y agotados se acostaron uno junto al otro, como gatos, y se durmieron. Yo los miraba mientras las lágrimas corrían por mis ojos. Me levanté y me fui para el hotel apenas despuntó el sol.

CONTINÚA EN EL PRÓXIMO NÚMERO


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La muerte es otra cosa cosa,

-

por Horacio Otheguy Riveira 3. La desdicha y la espera

doble, es más recomendable

-Uy, uy, uy, aquí lo que más

buscar otros pasajes más lleva-

falta es un buen asesor de ima-

Acabas de lle-

deros en lugar de hacerte el re-

gen o un gagman, tío, esto es la

gar,

belde de un modo o de otro.

repera, de una pobreza argu-

-Así que se trata de adaptarme a

mental que no hay guión que la

dar por ahí en plan penoso y

lo que gusten mandar.

sostenga: ¿la zona de los la-

desdichado.

-Más o menos sí. Por ejemplo

mentos es esta penumbra con

-Yo no ando en ese plan, todo

podrías tranquilizarte en los re-

los cariacontecidos arrastrando

lo contrario, soy un Viva la vir-

creos de la mayoría como has

los pies por calles desiertas con

gen y olé, jajaja. ¿No ves cómo

podido ver.

edificios vetustos medio de-

me río cuanto quiero y como

-¿A eso llaman recrearse? Eso es

rruidos? ¡Rediós, cuánta estul-

quiero?

un muermo, algo horrible, todos

ticia!

-Te han visto haciendo grupitos

pavoneándose entre risitas y

-Bonita palabra. Hacía mucho

de Ay, pobre de mí y así…

creyendo que practican los mis-

que no la escuchaba. Bien, te

-¿Qué

prohibido

mos deportes de cuando esta-

doy un segundo más para pro-

hablar en contra del gobierno y

ban vivos? ¡Por favor, ridículo,

testar.

juntarse más de tres en las es-

estúpido, grotesco, patético!

-¿Y después?

quinas? ¿Esto qué es, fascismo

-¿Algún otro adjetivo?

-Después ya te envío donde

puro y duro? O una película de

-No, con eso me vale, un poco

me dé la gana. Hay zonas peo-

clase Z, jajaja.

reiterativo, pero me vale, la re-

res que la de los lamentos y los

-Los llorones y revoltosos no

petición subraya la sobrecarga,

recreos vulgares.

gustan por aquí, pero puedes

jajaja.

-¿Por ejemplo?

hacer lo que quieras. Si te apete-

-Bien. La zona de los lamentos

-La casa de los siete crímenes.

ce ponerte lamentoso y pobreci-

quizás te guste más. ¿La ves

-Eso es otra cosa. Esa es la

to de mí puedes hacerlo, pero te

bien?

mía. Esa pinta bien. Al fin algo

pasa,

así

que

olvídate de an-

está

irás quedando solo y sufrirás el

interesante, como aquella casa


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donde Roman Polanski hizo

-Espera, epa, epa, epa, tía Pepa, y

del siglo XX. Es todo lo que te

―La semilla del diablo‖, con Mia

cuidadín San Fermín, a ver qué es

voy a contar.

Farrow y John Casavetes, iba de

eso de la casa de los siete críme-

-¿Y yo ahí qué pinto?

gente adoradora de Satán en el

nes.

-Serás una especie de detective

siglo XX, y en el portal de

-Dijiste que pintaba bien.

que investigará los detalles de

aquella casa de Nueva York

-Tampoco hay que tomarme al

esos asesinatos, la mayoría sin

asesinaron a John Lennon y

pie de la letra, no hay que ser tan

resolver.

también

obtuso.

-¿Y si resuelvo alguno qué me

sucedieron

otros

crímenes. Pero, bueno, lo im-

dan, una pizza me dan? ¡Esto

portante es si aquí donde dices

es un bodrio de no te menees

Satanás atiende in person e in

que es peor!

situ o lo del infiernillo es sólo

-En cuanto entres en la casa te

para la barbacoa del domingo,

comunicarás

jajaja.

muertos y con ellos hablarás…

-Veo que te gusta rebobinar

y ya te irán dando pistas para

episodios, memoria fresca, eso

resolver los casos o quedarte

aquí más bien perturba, aquí

con ellos para siempre. En fin,

se viene a quemar la memoria.

Serafín, como dirías tú.

-Bueno, supongo que si per-

-Vale, me apunto. ¿Dónde ten-

con

aquellos

turba se terminará yendo sola,

-Otra preciosa palabra: obtuso.

go que firmar? Eh, eh, ¿y ahora

¿o tienen algún sistema para

Tomo nota. Da gusto estar con

qué pasa que se fue la luz? Mier-

borrarla? ¿Una licuadora de

un ilustrado.

da, no me hagan estas jugarretas

sesos, por ejemplo? ¡No me

-Menos guasa.

que me enfurezco y yo furioso

dirás que hoy no estoy sembra-

-¿Te decides?

preferiría no conocerme. ¡A ver,

do! Jajaja…

-Quiero saber más sobre esa casa.

el tío que hablaba conmigo

-Entonces te apunto y registro:

-Un edificio donde se produjeron

dónde se ha metido, menuda

Se va por propia decisión a la

7 actos violentos en diferentes

gentuza! Ah, claro, ya estoy en la

casa de los siete crímenes.

viviendas entre los años 40 y 70

jodida casa de los crímenes, sí, claro, escalera oscura, paredes en


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las últimas, no hay electricidad,

nenado por su hermano, el ani-

sé qué es peor, si el dolor físi-

ventana rota, menuda pinta, si

mal que se cargó a sus hijos y se

co, el olor de la sangre o la

no estuviera muerto tendría

mató creyendo que era mandato

cara de odio del que aprieta el

miedo.

del diablo.

gatillo de un arma sin rostro,

-Y lo tendrás. Por primera vez

-¿Y al diablo dónde lo puedo

todo junto, claro, todo junto es

sabrás lo que es el miedo.

encontrar?

lo peor…

-Da la cara, cabrón, en lugar de

-Ese no existe. Aquí no hay dios

-Ven y sígueme, ―Tojunto‖.

hacerte el listo hablando en la

ni diablo. Algunos vienen con

-Cómo te voy a seguir si me

oscuridad.

esas historias en la cabeza, pero

arrastras del pelo y me haces

-Sólo mi voz, cretino.

les duran poco, rápidamente se

ver todas las desgracias: la chi-

-Ah, qué bueno, esto sí

ca violada y asesinada

que mola, nos podemos

por su tío, el niño es-

insultar a tope y no

trangulado, la canción

pasa nada.

de la loca que se pasea

-Depende, si me haces

desnuda esperando al

enfadar sí pasa.

caballero del antifaz,

-¡Uhhh,

qué

miedo!

No, no quise decir eso, para un poco, vale, joder, lo he entendido, deja de sacudirme, que no puedo defenderme con el hombre invisible, jajaja. -De momento sólo mi voz, y aquellos que veas de cuerpo completo no podrán hablar, y es así porque nos gusta repetir lo que nos ha pasado, pero no todo, no todo: aquí tienes el acuchillado por su esposa, el enve-

los borramos de la memoria. -¿Y ustedes aquí por qué siguen con

aquellos momentos de

haber muerto bajo el odio implacable de alguien que te odia más que nada en el odiablemundo mundial, jajaja? Para entretenernos con gentuza como tú. -Vale, vale, vale, no bromeo más, no me tires de las orejas ni me hagas sentir las cuchilladas, ni mandes que me disparen, no

los gritos de los que se creen endemoniados y se dan azotes entre sí… Espera, tengo un dolor de cabeza tremendo, y ahora vómitos y descompostura, una diarrea padre, y por favor quítame esas manos de la garganta, me estás matando, ah, no, eso no es posible, si ya he terminado conmigo: yo mismo me arrojé desde un puente y qué bueno que estuvo, cómo me gustó la caída,


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fue fantástica, me sentí en la

-De aquí no sales. No tienes idea

-Mucho. Pero tienes algo a tu

gloria, muy

de dónde te has metido.

favor.

fantástico, cayendo y cayendo

-Ya veo. Aquí se pasa miedo de

-Dime.

con una sensación maravillosa,

verdad, con la sangre pegajosa y

-Tu capacidad de resistencia es

pero al final no me gustó, no,

el sufrimiento de las víctimas y de

mínima, lo que quiere decir que

no me gustó nada cuando me

sus asesinos que no pueden des-

si sufres de verdad los padeci-

dejé ir bajo las ruedas de los

prenderse del inútil arrepenti-

mientos de cada uno de noso-

coches y me aplastaron la cabe-

miento.

tros… antes cerrarás el ciclo.

za y las piernas y el estómago,

-Ya lo vas pillando.

-¿El ciclo de la desdicha?

eso no me gustó, me pareció

-¿Y ahora?

-El ciclo de la desdicha del suici-

lamentable, de lo más desagra-

-Ahora no has hecho más que

da, un tipo muy mal visto en

dable, y yo ahí tirado en la ca-

llegar y esto es sólo el comienzo.

estas lides.

rretera diciéndome ―pero qué

-En algún momento terminará,

-¿Por qué?

has hecho, pero cómo has po-

claro.

-Porque no ha sabido esperar.

dido‖, los coches chocando

-Aquí no hay dimensión tempo-

entre sí, otros heridos, otros

ral. El tiempo no existe.

muertos, todo de muy mal gus-

-¿Y qué es lo que existe?

to y yo que deseaba dar marcha

-Sólo te puedo hablar de esta ca-

atrás y volver a la mierda de

sa. Y esta es la casa de la desdicha

vida que tenía pero ya no era

extrema,

posible, ahora déjame solo, ne-

óptima desdi-

cesito pensar, ya está bien con

cha para invi-

el jueguito este de la casa del

tados

ópti-

terror, y deja de pegarme y mal-

mos.

Ahora

tratarme, eso no creo que esté

me río yo.

permitido. Quiero volver a

-Sí, yo ya no

hablar con el encargado del

puedo.

¿Me

principio. Con el que me

queda

mu-

mandó aquí.

cho?

divertido, muy


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Máquinas Máquinas, por Carlos Mollá

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Es un error científico dar por sentada una hipótesis? Supongo que sí. El método científico suspendería mi trabajo por el solo hecho de plantearlo. Consciente de ello, a pesar de todo, me atrevo a asegurar que la materia del universo no tiene ninguna intención prefijada de a dónde quiere llegar y en qué desea transformarse. No he sido capaz nunca de imaginarme a las moléculas combinarse para conseguir una funcionalidad específica o una forma determinada. Para entender las ideas que voy a expresar es necesario aceptar esta tesis de una manera rotunda. Dejemos, por definición, que sólo la conciencia sea capaz de contener esta propiedad de planificar el futuro. Por cierto, la conciencia es una característica que ha aparecido en la naturaleza hace solamente unos pocos millones de años, digamos que entre 3 y 5 millones de años. Es decir, existen otros 11.000 millones de años, desde el origen de este universo, donde el desarrollo de lo que conocemos ha tenido dos únicos factores que lo han hecho posible, el azar y la necesidad, que han trabajado al unísono sin ningún plan preconcebido, sin plano de montaje, para dar como resultado el mundo que conocemos. Las moléculas, los complejos orgánicos, los organismos y los seres vivos tenemos algo en común, que es la dificultad de mantener durante mucho tiempo nuestra integridad física y en definitiva nuestra propia esencia. El entorno en el que nos movemos tiende a apoderarse de nuestra energía y convertirnos en otra cosa de lo que somos. Esto le ocurre tanto a un átomo de hidrógeno

como a un organismo complejo de la misma manera. La única forma de proteger nuestra estabilidad existencial es volvernos más complejos, creando superestructuras que nos protejan de la hostilidad del medio. Un átomo de hidrógeno aislado es mucho más inestable si está solo que si se une a otro átomo de hidrógeno. Un ser humano llegará a ser más viejo si vive en una casa que si lo hace en una sabana africana. El fenómeno evolutivo es el mismo en ambos casos. Ya sea de manera casual o de forma inteligente, si no se construyen estructuras más complejas la persistencia en el medio se hace muy precaria. Por otro lado, el entorno es cambiante, por lo que las líneas de desarrollo de esa complejidad también han de cambiar. Es sencillo, si nuestro átomo de hidrógeno no consigue asociarse a otro similar a él, será el oxígeno el que lo transforme en una molécula de agua. Cuando a través de esta asociación con otros átomos se forman moléculas complejas, éstas tienen la misma necesidad de permanecer en su esencia que nuestro hidrógeno y buscará fórmulas de estructuración cada vez más complejas para estabilizarse y persistir. Y así sucesivamente. No es de extrañar entonces que por reacciones aleatorias y en un espacio enorme de tiempo, vayan apareciendo moléculas tan complejas como proteínas, glúcidos y lípidos, con características funcionales y estructurales muy complejas y que son la base de los organismos vivos. A su vez apareció una nueva molécula con secuencias internas repetitivas de submoléculas, que son en

sí mismas un lenguaje codificado. Tres de estas submoléculas son suficientes para elegir un aminoácido, por lo que sería capaz de definir proteínas específicas para cada una de las series contenidas en el ADN, que así se llama esta maravillosa molécula. Además añade la capacidad autorreplicante; es decir, pueden generar una molécula exactamente igual a ella. El salto cualitativo es gigantesco porque se empieza a utilizar la información codificada como una manera de acumular complejidad. Se introdujo un parámetro nuevo en la búsqueda de la estabilidad. No sólo se barajaban diferentes reacciones químicas aleatorias, sino que ahora también se hacía con bases de información para probar nuevas adaptaciones. Había nacido el gen, la unidad de información orgánica. Estas moléculas no necesitaban más que rodearse de estructuras proteicas y demás moléculas orgánicas para formar los primeros seres vivos, capaces de replicarse y así poder transmitir la información que portaban generación tras generación. Se creó el ente organismo para contener, preservar y transmitir a los genes contenidos en él. Los individuos no eran más que máquinas de supervivencia y transmisores de información al reproducirse. Pero para que este nuevo sistema fuera lo suficientemente dinámico, era necesario que la información pudiera cambiar en espacios de tiempo suficientemente cortos para ser efectivos con los cambios medioambientales que siempre se están produciendo.


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Los únicos fenómenos que eran capaces de alterar el código genético de estos organismos eran las mutaciones generadas por los rayos cósmicos y ultravioletas y por los errores en la replicación. Estas alteraciones son por lo general muy perjudiciales para el ser vivo que las sufre y solamente muy pocas de ellas consiguen efectos beneficiosos, por lo que había que buscar variabilidad genética de otra manera más efectiva. ¡Qué mejor que buscarla en organismos similares que tengan ya probado su éxito en el entorno en el que sobreviven! Asociándose a otros individuos, mezclando sus genes y sometiendo la mezcla a la selección natural, se conseguían elaborar líneas evolutivas con las características necesarias para perpetuarse más exitosamente. Había nacido la reproducción sexual. Han pasado 3.500 millones de años desde la aparición del gen y se han sucedido infinidad de especies y miles de millones de individuos que han nacido para después desaparecer y lo único cierto es que la información genética es lo único que permanece, lo único que trasciende al tiempo. Cuando aparece el ser humano se produce un hecho enormemente similar a la creación del gen, que es la creación del mem o unidad de información cultural. El salto cualitativo que está produciendo el mem será mucho mayor que el impacto que produjo el gen, pero el efecto es el mismo. Ha conseguido un nivel de complejidad cuyos límites son difíciles de imaginar y una trascendencia en el tiempo exactamente igual a la que tiene el gen, provocado por el éxito existencial que los seres humanos tenemos en el entorno que nos movemos. Al fin y al cabo ése era el objetivo de nuestra evolución. Como máquinas de supervivencia

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hemos conseguido un grado más de complejidad para la supervivencia del gen. Lo anecdótico de este proceso es que el mem nos está llevando a unos niveles tecnológicos de tal magnitud que nos hace capaces de manipular al gen, ―nuestro creador‖.

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Consultorio Astrológico Spesunica

Informe de vidas pasadas: Nuevo servicio de Spesunica Los eclipses solares y lunares prenatales nos brindan información acerca del karma de un individuo, las características en conjunto de sus vidas pasadas y el correlato que de ello puede deducirse respecto de su vida actual. Esquemáticamente, podemos decir que por el signo zodiacal de su eclipse solar es que se indica las lecciones que ha venido el individuo a impartir a sus semejantes, mientras que el signo de su eclipse lunar es la guía de lecciones que necesita aprender para una ulterior evolución del karma. Un resumen de esto se agrega en el informe convencional de carta natal que nosotros brindamos desde nuestros inicios. Ahora ofrecemos una versión extendida, con una información realmente profunda, detallada, y lo más importante, de uso práctico, complementaria a la de la carta natal, por lo que, podemos agregar, ni siquiera es necesario para el consultante creer en la reencarnación ni en la teoría del karma. El informe se divide en dos partes: la referida al eclipse solar y la respectiva al eclipse lunar, ambos según el signo en que hubieran ocurrido. Por cada parte se detallan las expresiones consciente, inconscientes y transpersonales de sus influencias, y una valorable información acerca de la integración física, que brinda un pormenorizado detalle de la forma que tenemos de somatizar nuestras cuestiones kármicas, es decir, una valorable información acerca de las causas de nuestros problemas de salud, física y psicológica. Para la adquisición de este servicio no es necesaria la realización de la carta natal, pero insistimos que en absoluto esta información reemplaza a la de la carta astral, sino que la complementa y profundiza. Se trata de un informe de entre 15 y 20 páginas en formato A4, tipo de letra tamaño 11. Para ver un modelo de este informe, hacer click aquí. Para mayor información acerca de este servicio, por favor comunicarse a robertolangella@spesunicastrologia.com.ar.

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El mar de Lucía, por María José Prats

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levaba varios días sin poder salir a caminar por la playa, tantas como había durado el temporal. Pero aquella mañana había empezado a escampar y las nubes, de un profundo azul grisáceo, comenzaron a dejar que una tenue claridad atravesara sus espesas capas. El mar se había calmado, y las olas rompían sosegadamente sus blancas crestas en la orilla levantando la arena dorada. Apoyada en la barandilla de la terraza, Lucía contemplaba el inmenso mar que se alzaba a sus pies, desde su majestuosa casa, un edificio de piedra y madera de estilo inglés, herencia de sus antepasados y desde el cual se podía acceder a la playa a través de una cómoda escalera. Todo un privilegio para quien, como ella, podía gozar de la inmensidad del océano y de la brisa marina. Se sentía feliz en aquella pequeña ciudad pero sobre todo en aquella hermosa casa, colmada de recuerdos. Había dedicado parte de su vida atendiendo a enfermos en un hospital, como médico cirujano, y compaginaba su trabajo con lo que más le gustaba: viajar. Pero ahora había llegado el momento de su retiro y del descanso. Vivía sola con la única compañía de su más fiel guardián: ―Zas‖, un precioso labrador que le había regalado Inés, su mejor amiga, antes de que sus hijos se la llevaran a vivir con ellos fuera del país. La despedida había sido muy triste, se había marchado postrada en una silla de ruedas. Recordaba las tardes en que tomaban el té con pastas que

servía la madre de Lucía, sobre la mesa camilla decorada con un bello mantel de lino blanco, que aún hoy descansaba en la terraza. Y allí, las tres hablaban de mil cosas, mientras contemplaban a la gente que por entonces acudía a bañarse en las tranquilas aguas. Ahora su pelo estaba gris y sus arrugas eran la evidencia del paso del tiempo, pero ella se sentía viva, y daba gracias a Dios por todo cuanto había vivido. La tempestad de los últimos días había dejado la arena con restos de algas, caracolas, conchas y algunas cosas que el mar enfurecido había depositado en la orilla. No era la típica arena amarilla y reluciente que se podía ver en la publicidad de agencias de viaje, pero era su playa. Cogió la toalla, se puso el bañador y se enfundó en un fino vestido que le llegaba hasta los pies. Bajó despacio la escalera decidida a darse un baño. Llegó hasta la orilla, y caminó por ella, mientras lanzaba al mar las conchas y guijarros que encontraba a su paso. De vez en cuando se paraba y fijaba la vista hacia el

horizonte, mientras la brisa alborotaba su pelo y acariciaba su rostro. El olor del mar le gustaba; cerró los ojos mientras sus pies se hundían en la arena con cada caricia del oleaje. Una sonrisa acudió a sus labios y entonces recordó cuando de niña, su madre le instaba a salir del agua o le gritaba que no se alejara de la zona menos profunda. Al final Lucía salía enfadada del agua llevándose la consiguiente colleja, mientras oía una letanía sobre los peligros del mar y los riesgos que entrañaban estar tanto tiempo en agua fría. Siguió paseando hasta el rompeolas, allí se despojó del vestido y se zambulló. De inmediato sintió un escalofrió incómodo, pero no le dio importancia y siguió nadando, le gustaba el choque de las olas contra su cuerpo. Al cabo de un rato salió, extendió la toalla y se tumbó esperando que algún rayo de sol penetrara en su piel y la calentara, pero empezaba a hacer fresco y decidió regresar a la casa. Le dolía la espalda y cada vez sentía


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más frío. El mar empezaba a estar de nuevo picado y las nubes habían cubierto por completo el cielo. Parecía que amenazara de nuevo tormenta. ―Zas‖ corría de un lado a otro, iba y venía, incansable, jugueteando con las olas. Se acercó a su ama al mismo tiempo que se sacudía, desde la cola hasta las orejas dejando a Lucía empapada, y esta sonreía ante el juego de su fiel ―compañero‖. —¡Venga, vamos, que va a llover! Se limpió los pies al pie de la escalera cuando una fina lluvia empezó a caer, seguida de un

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estrepitoso trueno que asustó al animal y corrió a refugiarse. Lucía cerró las ventanas y la puerta de la terraza y aun con el frío en el cuerpo se dirigió al cuarto de baño para cambiarse de ropa. Sentada en el sofá cerca de la chimenea, envuelta en una abrigada bata azul turquesa, retomó la lectura de uno de sus libros, mientras apuraba una taza de té caliente. A sus pies, ―Zas‖ estiraba el cuerpo sobre su manta, dejando caer la cabeza sobre la alfombra. El viento chocaba contra las contraventanas, mientras las

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brasas del fuego rugían entre los troncos. De repente Lucía lanzó un suspiro, apoyó la cabeza sobre el respaldo del sofá, la taza rodó por el suelo y el libro se le cayó de las manos.


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Otra vez Gricel (sexta entrega), por Roberto Langella Esta novela está inspirada en la historia real de amor que vivieron José María Contursi (1911—1972) y Susana Gricel Viganó (1920—1994). Contursi fue uno de los poetas de la era de oro del tango, quien entre otras canciones, compuso Gricel, el tema central que le dedicara a su musa. Gricel pertenece al repertorio clásico del tango argentino. Esta historia no pretende ser más que un homenaje a esta historia de amor, por lo que no se deberían buscar precisiones históricas demasiado exactas. Del mismo modo, los nombres de los personajes reales fueron cambiados. También, deseo agradecerle a mi amigo Horacio Otheguy Riveira, por el tiempo dedicado a la corrección de este trabajo, y por sus observaciones siempre oportunas. R. L.

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l día de la gran audición en Radio Stentor había llegado. Gricel se levantó ni bien oyó movimiento en la casa, dejando a Dolly seguir durmiendo. En la cocina se encontró con Doña Goñi y con Nelky, que estaban desayunando. La chica no le prestó atención. —¿Dormiste bien?—. Le preguntó la mujer, sirviéndole un tazón de café con leche, pan y manteca. —Como un tronco, caí rendida. —¿Dónde lleva Dolly ayer? —Caminamos por el centro, vimos vidrieras. —¿Conoces a amigos de Dolly? Gricel la miró un momento. —A algunos. Nelky alzó la vista, la miró un momento. Doña Goñi continuó. —Preocupa a mí mucho Dolly, si vieras cosa raros… —No te lo va a decir, mamá, es la amiga—. Dijo Nelky. —No hay nada que me moleste de Dolly—. Respondió Gricel, mirando a la chica. Nelky bajó la vista. Dolly entró al lugar y saludó a todas, alegremente. —Me voy a ensayar. Pero no

quiero que vengas, no quiero que me oigas ―pifiar‖—. Le dijo a Gricel, sonriendo. —Nos vemos directamente en la radio, chau. —¡Por favor, Dolly, desayuna primero!—. Protestó su madre. —No puedo, mamá, se me hace tarde. —Médico dicen que leche y miel cuidan voz. —Por eso él canta mejor de lo que cura. Chau a todas. Dolly salió de allí, contenta, silbando un tango. —Así es todo el día—. Dijo doña Goñi, y salió al patio. Gricel y Nelky continuaron conversando. —Vos no sos como mi hermana. —Nadie es como nadie, lo que no significa mucho—. Sonrió Gricel, con cierto aire de suficiencia. —Sí, hay gente parecida. Hay gente buena y gente mala. —Dolly no es mala, hace las cosas como mejor cree que tiene que hacerlas. En ese sentido es igual a todos. —Dolly lastima a mamá, con la forma de vida que lleva. —Vamos, Nelky, Dolly no es sorpresa para nadie. Hace la vida que quiere hacer desde que nació. Todos nacimos para algo, y lo que sea, nos define en un estilo, en un modo de vivir. —A mí me basta con que todos

hayamos nacido. Y hay mucha gente que piensa como yo—. Dijo Nelky, resentida. —No es suficiente. Cómo te explico… —. Gricel se quedó pensando un momento, luego dijo —Ponele, vos podés matar a una hormiga reina de un pisotón, véspero ella a vos no te puede matar, sin embargo, en su naturaleza está ser reina, y en la tuya no. Nelky se rió. —¿Qué tiene que ver? —En realidad, nada. Pero la gente cree poder elegir, entre ser hormiga reina y lo que en realidad es. Todo el mundo pretende ser rey de algún reino, quiero decir, del que sea y a cualquier precio. Nosotras, en cambio, somos los súbditos de un mismo reino, del único, del verdadero. —Sigo sin entender. —No importa, seguí escuchando tangos, que es de esto que te digo de lo que hablan sus poemas, del precio a pagar por el progreso y el modernismo. Alguien golpeaba a la puerta, en el patio, por lo que doña Goñi fue a abrir. Un joven alto, de cabello engominado, y peinado con raya al costado, sosteniendo el sombrero en su mano. Era Federico. —Buen día, ¿está Gricel? —Está bien, doña Goñi, deje—.


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Dijo la chica, apareciendo por detrás de la mujer. —Es un amigo de mi padre—. Mintió. La ucraniana los miró, desconfiada, pero los dejó a solas. —Discúlpeme, no debí haber venido—. Dijo el muchacho, avergonzado. Gricel lo miraba, asombrada. —Le juro que no entiendo… ¿A qué vino? —A verla, quería verla. Sé que mañana se vuelve a Córdoba. —Sí, pero… —Lo sé, esto es una locura. Apenas si nos conocemos, pero… ¿Y si le digo que no puedo pensar en nada más que en usted, desde que la vi? Gricel no podía creer lo que oía. —Usted es un… Un… —. Se quedó pensando cuál era la palabra exacta. —¡Un atrevido! ¡Eso! —Lo sé, y un payaso también— . La frente comenzaba a perlársele de sudor. —Un saltimbanqui, pero nunca un aventurero… Soy el súbdito sumiso de este acontecimiento que suma al espacio y al tiempo, volviéndose tirano, y procurando anidarse en tu corazón. Te amo, Gricel, y pagaré en la soledad el precio de proferir la frase impronunciable, la frase prohibida, que cobrará luego vida en forma de fantasma, en forma de eco, y se irá más tarde a deambular, burlón, por las calles de Buenos Aires.

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Adiós, mi amor, mi potestad, mi reina. Adiós, mi Gricel, ya no volverás a verme nunca más. Tomó sus manos, se las besó, y se fue rápidamente de allí. Doña Goñi salió nuevamente al patio, y la vio de espaldas, sola en la puerta, mirando hacia fuera. La mujer se le acercó y le tocó un hombro. La chica se sobresaltó. — ¿Qué pasa, Griselda, malas noticias? —¿Eh? —El muchacho ese, ¿qué quería? —Verme. Doña Goñi miró detenidamente a la chica, que parecía atontada. —¿Te sientes mal, Gricel? —¿Eh? No… No… —¿Qué tienes en las manos? Gricel se las miró. Estaba sosteniendo una cadenita de plata con un crucifijo. Entonces reaccionó. —Ah… Me la regaló, porque no va a poder ir a mi cumpleaños… Eso. Él quiere mucho a mi padre… Permiso, voy al baño. Doña Goñi la vio ir, y pensó que todas las adolescentes se estaban volviendo locas.

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o podía sacarse a Federico de la cabeza. Se convencía sí misma de que lo que acababa de hacer el muchacho era una estupidez, algo irreflexivo, el dejarse ir de una persona por sus instintos más básicos, por algo tendiente a desaparecer, por algo con el destino de morir definitivamente, antes de nacer, en cuanto el muchacho se encontrara con sus amigos, y se enzarzara en alguna discusión sobre fútbol o políti-

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ca. Estaba ya casi convencida de eso, pero no podía evitar pensar en él. Salió rumbo a la radio, a la hora prefijada, segura de que iba a volver a encontrarlo. Entonces, imaginaba, el muchacho intentaría evitarla, avergonzado; o, en su defecto, como un verdadero caballero (que no tenía por qué pensar que no lo fuera), le pediría disculpas, con algún argumento del tipo: ―No sé qué me pasó, perdí la cabeza‖, le diría. O, tal vez, inescrupulosamente haría como si jamás hubiera pasado nada (su cabeza era un torbellino, ahora sí podía pensar que quizás no fuera un caballero). O aun lo peor, que intentara repetir la escena en público, con el consiguiente papelón. Pero entonces sabía que ella sentiría pena por él (a causa de todos sus defectos), y se le borraría hasta el último rastro de encanto que le quedaba. ―Que ocurriera eso sería muy saludable‖, pensó. Pero, inconscientemente, lo buscó en las calles, en todo el trayecto, y luego, en el atestado hall de Radio Stentor. Finalmente, en el auditorio, al fin caería en la cuenta de que entre el público mayoritariamente femenino, sólo destacaban cuatro hombres, y ninguno de ellos era Federico. Mayoría femenina. Dolly no tendría un recibimiento muy caluroso que pudiera decirse, pensaba Gricel. Ahora, un cuarteto de cuerdas tocaba La Cumparsita, y Gricel sospechó que lo que más querían aquellas mujeres, era ver hombres. De pronto se imaginó a Federico saliendo al escenario, y a las mujeres atacadas de histeria con gritos endemoniados, abalanzándose sobre el escenario y sin ningún tipo de tapujos treparse a él, para arrojarse sobre Federico hasta desnudarle entre todas y hacerle desaparecer bajo una montaña de mujeres.


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Gricel se enojó consigo misma. ¿Por qué pensar que necesariamente tuviera que ser Federico? Por fin, el cuarteto de cuerdas terminó su interpretación; entonces, Cirilo Gómez subió al escenario, junto al pianista flaco de nariz aguileña y bigote desprolijo, acompañándolos dos músicos más; otro bandoneonista y un contrabajista. Entonces el animador hizo la presentación. —Recibimos ahora con un fuerte aplauso, a la novel cantante, Mirtha Malher, quien nos interpretará, de Gardel y Lepera, Cuesta Abajo. ―¿Mirtha Malher?‖, se preguntó Gricel, cuando vio a Dolly acercarse al micrófono. El cuarteto inició la introducción, y al terminarla, Cirilo le hizo un gesto a Dolly; entonces ella empezó a cantar. Si arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser. Bajo el ala del sombrero cuántas veces embozada, una lágrima asomada yo no pude contener… Si crucé por los caminos como un paria que el destino se empeñó en deshacer. Si fui flojo, si fui ciego, solo quiero que hoy comprendan el valor que representa el coraje de querer. Era, para mí, la vida entera, como un sol de primavera, mi esperanza y mi pasión. Sabía que en el mundo no cabía toda la humilde alegría de mi pobre corazón. Ahora, cuesta abajo en mi rodada, las ilusiones pasadas yo no las puedo arrancar. Sueño con el pasado que añoro, el tiempo viejo que lloro, y que nunca volverá. Por seguir tras de su huella yo bebí incansablemente en mi copa de dolor,

pero nadie comprendía que si todo yo lo daba, en cada vuelta dejaba pedazos de corazón. Ahora, triste en la pendiente, solitario y ya vencido yo me quiero confesar: si aquella boca mentía el amor que me ofrecía, por aquellos ojos brujos yo habría dado siempre más. Al terminar, los aplausos fueron sobrios, tal como lo previera Gricel. Entonces ella salió de allí, y fue a esperar a Dolly al hall. A los veinte minutos apareció la cantante. Las dos amigas se estrecharon en un fuerte abrazo. —¿Mirtha Malher?—. Le preguntó Gricel. —Ah, es mi nombre artístico, me olvidé de contarte. A nadie le gusta una cantante de tangos con apellido ucraniano. De allí se fueron a festejar a El Águila, pero ni allí, ni en la calle, ni en ningún sitio, Gricel volvió a ver a Federico. Esa noche se durmió pensando que Federico debía haber muerto, seguramente de un ataque de vergüenza.

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lueve torrencialmente. Un viento muy fuerte arrastra granizo contra el coche. Eloísa y el chofer se agachan un poco como si fuera a darles en su cuerpo. Ella que llora hipando como una niña, ríe y llora, desesperada al descubrir que no hay ningún documento real sobre lo que sucedió. Se consuela recordando la cantidad de dinero que tiene en la maleta; un consuelo fugaz, como si tampoco fuera con ella, pues tendrá que escoger alguno de los pasaportes, alguna personalidad, alguna clase de camino. El granizo golpea más fuerte. -¿No me puedes sacar de aquí? A cualquier parte. Bueno, no, a cualquier parte no, al parking de este hotel. En la soledad del parking se echa sobre el respaldo y hace un ejercicio de respiración para calmar el pánico. Se lo enseñaron en el hospital. Da resultado. Cuando cierra los ojos ve el paraíso en el que le gustaría estar: un jardín de fábula cerca del mar escuchando música. -Lo siento mucho, señora. -No me llames señora ni de usted, me haces sentir como una anciana burguesa con su chofer. Con Eloísa será suficiente. ¿Y tú cómo te llamas? Tarda en responder. Traga saliva. Pasa la lengua por los labios cuarteados, mordidos. ¿Y si con solo decir como me llamo pudiera empezar una buena historia, una historia de verdad, camino de esas piernas que parecen ofrecerse cada vez que se mueve? -Yo me llamo Alfredo. Por Alfredo Guermont de La Travia-

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ta. Ya no la observa a través del espejo, se da la vuelta y la mira de frente. Duda si lanzarse a hablar todo lo que desea o decir meras palabras de cortesía; pulsa un botón del cd y comienza la obertura de Verdi. Observa lo mucho que a ella le impacta. Ya no duda, le gustaría cogerle las manos y besárselas, tan distintas al resto del cuerpo, a la juventud de su cara y de sus piernas, unas manos muy arrugadas, como antiguas, con dedos delgados y largos que él besaría al principio y que tomaría entre sus manos si no fuera que se siente ridículo al intentar el menor gesto, tan cursi, tan desproporcionado, un joven conductor y su madura pasajera. No hace el menor intento de tocarla, pero comparten el lánguido gozo de la obertura. Y cuando acaba, ella vuelve a llorar con la sensación de que una cámara la estuviese filmando. Y Alfredo Guzmán apaga el aparato y se lanza en vendaval de palabras que ansiaba decir a alguien desde hace mucho tiempo. Palabras que siempre se las dice a sí mismo en sus largas conversaciones frente al volante.

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nrique espera consultando el teléfono en espera de noticias. No sabe si ha hecho bien la gestión de las propiedades de Legaré, una duda que le martiriza al constatar que no recibió la paga mensual y que sólo cuenta con lo que separó para jugar. Mañana volverá a las agencias inmobiliarias para confirmar que está todo en orden. Consulta otra vez el teléfono. No hay noticias de Muñeca, su precioso amuleto, la gran esperanza de ganar una fortuna y después

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irse bien lejos, a un lugar paradisíaco. Pero vuelve a mirar la puerta giratoria por donde espera a Muñeca y sólo ve pintada en las puertas de cristal la palabra gilipollas, que es como se siente pensando en milagros. Apura la copa, se pide otra, con riesgo de no poder ponerse en pie. Da igual. Se está haciendo muy tarde. Es incapaz de entrar en el casino sin esa extraña Lisa Kreutzer que conoció en una función teatral a la que le invitaron unos desconocidos. Interpretaba un papel de preciosa ingenua. El teatro lleno, la gente entre sonrisas de comedia ligera, hasta que su personaje se transformaba; sorprendía con un strip tease completo que dejaba como un pasmarote al galán maduro y ya desnuda avanzaba descalza hacia el canoso caballero, y se ponía de puntillas para darle un beso en la frente como si fuera su padre, mientras caía lentamente el telón. Enrique la esperó en la salida de artistas, fumando y comiéndose las uñas, temiendo la llegada del novio o el marido. Pero ella fue directa a él, y le cogió del brazo como si le conociera de toda la vida.

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isa continúa en brazos de Sebastián. El suyo es un cuerpo muy deseado por los muertos que asisten al ritual, que guían y dominan al hombre que se sumerge en ella con una agradable mezcla de dulzura y violencia. En cada toque hay un espíritu que ansía recuperar sus pasiones terrenales. Todos son suicidas arrepentidos que confían en recuperar la existencia perdida a través de


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los orgasmos de Lisa Kreutzer, bautizada como reina de los muertos, una estimulante criatura que ignora casi todo, pero lo que siente la sostiene: también ella les necesita. Juntos recuperan la ilusión de una existencia provechosa con sus jardines, sus enojos y sus pasiones. Y al fin el clímax ensordecedor de una turbamulta enloquecida que parte en dos a la hermosa mujer para incrustar en sus órganos las palpitaciones de aquellos de los que quieren apoderarse. Lisa grita. Sebastián vuelve a ser el hombre con manos femeninas, maneras ambiguas, y hombre entero de la cintura para abajo. El hombremujer que dentro de su amante ve un futuro de dolor y violencia que preferiría no conocer. Sopla sobre el rostro fascinante de su chica, la recuerda quinceañera y él monstruoso, lleno de llagas purulentas, curándose y rejuveneciendo gracias a las caricias tan prometedoras que compartían. Sopla sobre el rostro de su Muñeca cenizas que le harán olvidar

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cuanto ha sucedido en las últimas horas, además de otorgarle nuevos poderes que no debe conocer de antemano. Y luego oscuridad. El sonido de las bocas muertas devorando restos de comida putrefacta. Después una tenue y agradable iluminación. El aire que se limpia, las lámparas antiguas que se encienden para tomar el té de las 5. Alfombras relucientes. Lisa Kreutzer sonríe como quien despierta de una siesta provechosa, y ya no teme nada de lo que venía huyendo cuando llegó. Y él que le habla como si leyera las cartas del tarot. -Tenías razón. Ha vuelto Madre Legaré. Más peligrosa todavía, pero de momento no tienes que preocuparte. -¿Y cuándo vendrás conmigo? -Tienes que seguir con Enrique. Y resistir. Estaremos en contacto. De momento los peligros están atenuados. -Ahora que volví no quiero separarme. Vente conmigo. ¡Enrique es tan pánfilo!

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-Estás con un idiota muy útil. Y por lo demás bien sabes que no puedo salir de aquí. -Puedes pedir ayuda para salir. -Aún no. Aún es imposible. Llévate estos pañuelos para ponérselos en los trajes. Y estas prendas para ti. -¿Ropa interior? ¿Son mi fortaleza? ¿Vuelvo a la calle con armaduras? -Algo así. Y además este sobre con los datos para que ganéis en el casino. Sebastián la ve partir a través de la ventana. Nunca ha salido de esa casa. Le gusta verla de espaldas porque se imagina a su lado, tomándola de la mano, como si fuera una pareja normal en el vaivén de los días con sus noches. El hechizo dura poco. Todo vuelve a su lugar: sus largas uñas se contraen, sus pechos se convierten en el torso de un anciano, sus manos vuelven a marchitarse y su cara se deforma con gusanos que vuelven a alimentarse de su poca vida, de su lánguida muerte. Siente con agrado una mano sobre uno de sus hombros, y escucha el leve tarareo de una canción de cuna.

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arcial Legaré habla largo, incapaz de dejar la improvisada cama en que le introdujo su secretaria. Se ha dado una ducha y se puso el traje arrugado con que llegó. Está dispuesto a volver a casa, pero la apariencia de Rosa le desarma. Le parece atractiva y a la vez grotesca. Nunca la identificó con una mujer: un ser eficiente sin pasiones. -Siempre te vi como una carmelita descalza. -No se burle de mí. -No me burlo, es que las imágenes que damos a los demás no siempre tienen que ver con las verdaderas. Perdona mi torpeza. Muchas gracias por todo pero ya


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es hora de irme. -Venga, siéntese aquí, este café con licor es exquisito, su preferido. Y a mis manos les encantará escuchar cosas bonitas. Marcial mira la zona de salida, la mira a ella y la mesa. El café es una tentación, y se sienta, aunque quiere irse cuanto antes, el ambiente está enrarecido. Tiene la intención de hablar de prisa y de prisa tomarse el café, pero le sabe exquisito, y se dice que sería un pecado dejarlo por una tontería de ansiedad; así que se toma su tiempo, y se extasía con lo que toca y lo que dice. -Tus manos son bellísimas. No permitas que envejezcan, que se llenen de venas y arrugas que parecen cicatrices. -¿Y qué más? -Las palmas también las tienes hermosas y las uñas muy cuidadas. Me gustaría ser un gitano resultón que te cantara la buenaventura, la mejor de las noticias para tu vida. De verdad te deseo lo mejor, Rosa, siempre has sido una profesional extraordinaria. -Me gustaría mucho que me las besara. -Siempre me has admirado más de lo que merezco. Son preciosas, sí. -Pero bésemelas más, como si en ellas viera mi cuerpo entero a su disposición.

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-Bueno, no creo que debamos seguir por este camino… -¿Por qué no? -Ahora debo irme. Muchas horas fuera de casa, en fin, ya sabes. -¿Y usted cree que esta pobre carmelita descalza le dejará partir así no más otra vez, para que la deje caer en el olvido? Habla con engolamiento. Se pasea por la habitación liberando más botones de su camisa y exhibiendo sus largas piernas con ligueros. Legaré se impresiona con el cambio. Se ha convertido en una flaca bustona muy provocativa que no sabe si le gusta pero tampoco si de verdad querría pasar de largo. Se queda inmóvil cuando coge el teléfono, y llama a una imaginaria Eloísa:

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-Hola, señora Ebe. Sí, soy yo, la perfecta secretaria de su marido. Llamo para decirle que no debe preocuparse, que su cónyuge y consorte se quedará conmigo durante mucho tiempo. Y el doctor apenas escucha la frase entera y apenas ve los mohínes de Rosa y la camisa que cae al suelo y los pechos rozagantes, está poseído por una fuerza animal, una libido que no recuerda en mucho tiempo. Y ella sonríe, satisfecha por el éxito de su mágica poción. Continuará


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Se me cayeron las alas (parte 29) A la memoria de Eduardo Daniel Melgar

#514 06-dic-2010 14:27 Roberto Langella Trascendió en guiquilics, Jalisco se rajó. #515 06-dic-2010 14:36 Eduardo Daniel Melgar Con Jalisco rajado, poco nos queda. La ira o la decepción raja todo. Pobre Humber, quedó con el paquetito de bananas en la mano hasta entrada la nocturnidad. Se fue a su casa resbalando en las cáscaras y cantando "reloj no marques las horas...". #516 06-dic-2010 14:45 Roberto Langella Ya van a crear un Jalisco cibernético los reguetoneros sucios esos, que nunca se bañan; tampoco se le puede pedir que no marque las horas a un reloj a pilas y sin rubíes. #517 06-dic-2010 16:49 Alma Delia Chávez Rojas Quiero decirles estimados compañeros que si los situanos del DF son iracundos los de Guadalajara lo son aún más. Así que es mejor dejen el tema no sea que Don Seijas venga a darles una jalada de orejas. En lo que a mi respecta, aguanto la broma, pero hay algunos compañeros en suite que no lo ven así.

Dicho la formalidad: ¡¡¡POR FIN!!!, que he recibido el premio, me gusta, me gusta y mire que me quedó rebien, ya que en la vida real, insisto, persisto y resisto hasta conseguir lo que quiero. Es una lástima que humberboy se haya quedado con las bananas en las mano, mejor se las hubiera comido, por la foto se ve que le hace falta potasio. Y quiero decirle estimado maese sueñero que me quedan mejor las edificaciones utilizando palitos de paleta.

siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vidaaaaa. Una consultita, ¿¿¿el primer premio era el mío???

#518 06-dic-2010 16:54 Eduardo Daniel Melgar Bué, cosas de fumador en velero. Usté toma helados a rolete.

#523 07-dic-2010 2:06 Juan Antonio Cantos Bautista Saludos a todos. Pues, en cierto modo estoy de parte de Humberto, pero también, por otra parte entiendo los criterios de Suite101.net. A ver, en cualquier redacción de cualquier periódico o revista siempre el editor va a..., pues eso, a "editar" aunque sea mínimamente los contenidos, al fin y al cabo. Suite101 no creo que haga nada que no ocurra ya en cualquier medio editorial, por muy alternativo o liberal que se precie. Por otro lado, no creo que los de Suite101.net se preocupen demasiado por el estilo en sí mismo del artículo, ya sea más o menos literario, más o menos científico, más o menos riguroso,... más bien creo -si he entendido bien el asun-

#519 06-dic-2010 16:57 Roberto Langella ¡Pero si amamos Jalisco, así como al resto de ciudades del mundo, y por eso es que les rendimos sentidos homenajes!; al final somos poetas incomprendidos, como el rimbó. #520 06-dic-2010 20:40 Simón Domínguez Barahona Pobre rimbó, jajaja, le dispararon en su mano por celos; y él a pesar de el genio literario que era se dio cuenta que era mas lucrativo vender armas de contrabando que versos... Bueeeno... a la final uno

#521 07-dic-2010 0:39 Eduardo Daniel Melgar Ajá. #522 07-dic-2010 0:45 Simón Domínguez Barahona Rayos, creo que ya no alcancé a retirarlo...a menos queeeee... aprenda a retroceder el tiempo… mmm…


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to- que le habrán hecho algunos comentarios o correcciones a Humberto quizá con vistas a la optimización SEO, que después de todo es muy importante -si es que quiere recibir ingresos-. #524 07-dic-2010 2:53 Roberto Langella Se dice de H. se lo ha visto en alguna parte de Marruecos, comprando y vendiendo alfombras persas, pero también hay quien dice le han visto mezclado en una horda de beduinos, camino a Katmandú. Nosotros no somos más que sacerdotes de su cofradía, velando por su memoria, amigo viajero. Respecto de la kriteria del todopoderoso Suite101, sus amorosos mandamientos rezan en papiros ancestrales, escritos con la sangre de Seijas, cuando aun era virgen. Y dicen: nadie osará hacerse el loco en estas páginas. Por lo demás, noble viajero, nadie le demandará ni editará sus cantares de gesta, toda vez tenga a bien ateneos a unos minúsculos cánones, como poner acentos y puntos y comas donde corresponden, so pena de llevarse alguna reconvención de algún ilustrísimo/a RJ (que son como BJ pero sin mono). Acompáñenos ahora si gusta a orar por el advenimiento de nuestro futuro mesías, el venerable H.

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#525 07-dic-2010 22:57 Alma Delia Chávez Rojas Cap. Beto, ¡¡¡lo que acaba de escribir es excelso!!! Eso de que nadie osará hacerse el loco... nos queda re-bien y que ni nos cuenten las innumerables faltas de ortografía que nos aventamos en pos de una escritura humbertiana. Jajajaja, me sigo riendo con lo de Seijas, jajaja. #526 07-dic-2010 23:35 Roberto Langella Lo nuestro no es falla ortográfica sino lenguaje cabalístico; el Adepto y el Epopte saben distinguir qué hay allí donde parecería debieran haber letras. Por lo demás, somos los primeros en ni hacernos los locos, misia, como corresponde a hermanos de nuestra cofradía. A propós, ¿nadie va a decir nada de lo bonito que salí en la foto del simpaticón de la semana? #527 08-dic-2010 0:33 Orlando Ampuero Solicito permiso para reintegrarme al foro. #528 08-dic-2010 0:38 Roberto Langella ¡Furioso, tanto tiempo sin verlo! #529 08-dic-2010 0:46 Orlando Ampuero Langella, ante todo felicitaciones por su ascenso, reconocimiento y potoyop que ha

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hecho en la portada de Suit. Con permiso, don Humberto, me voy a acomodar por acá nomás. Don Maese, no hay caso, las vacas siguen en topless. Amigo Simón, felicitaciones a Ud. también. Y Alma, no tengo palabras para usted, ¿no me prestaría algunas? Y bienvenido a este foro, don Bautista. Esto se está poniendo amenazadoramente bíblico. #530 08-dic-2010 0:48 Orlando Ampuero Voy a ver si la pego con el arranque, porque me han dejado en la línea de largada atándome los cordones. (Hasta el post 500 me perdí). #531 08-dic-2010 1:11 Roberto Langella Gracias, maese furioso, y sí, hubo que acomodarme un poco con el potoyopo, sobre todo la sonrisa, porque las cámaras fotográficas me espantan, pienso que nos roban el alma, vea (estuve esperando que alguien me diga algo para poder meter este chiste, que ya se me estaba poniendo rancio).


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Los besos de Hitch Hitch, por Guillem de Rubenhor

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lla no cocina, no se le da bien cocinar. Ella ha estado con muchos hombres, ha sabido abusar del alcohol noche a noche y se ha despeñado alocadamente entre brazos desconocidos mientras su padre estadounidense colaboraba con los nazis. Él es un espía que al principio desprecia su tendencia al libertinaje, pero llega la noche -noche en que descubre que esa chica es un bombón que le gustaría probar; llega la noche en que todo podrá suceder maravillosamente en la terraza de verano con una brisa acogedora.

co, se deslizan sus ropas con la misma elegancia con que son capaces de interpretar cualquier personaje. Les acompañan sonrisas muy pequeñas, y en cada gesto hay un sinfín de tomas de desnudos que jamás serán posibles más allá de la imaginación de los espectadores y del orondo caballero británico que ha imaginado moment by moment cada movimiento… Besos que inauguran un ardiente romance entre una mujer sexualmente liberada y un tipo duro que nunca volverá a completar su sesión de besos porque en la mencionada reunión recibe una noticia de impacto: la mujer que tanto desea debe casarse con un criminal de guerra nazi exiliado en Brasil.

Encadenados, 1946

La ventana indiscreta (1954)

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lla no cocina, no se le da bien cocinar, así que hay un pollo asado, poco más, y él que no puede sentarse a la mesa, debe salir porque le citan para una reunión de urgencia. Volverá con una botella de vino, y antes de salir tienen un encuentro especial, se besan de pie ante la cámara en una sucesión de besos que no se había visto nunca. Millones de personas asisten a una ceremonia en la que por primera vez Cary Grant e Ingrid Bergman se besan como si hicieran el amor en públi-

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l reportero gráfico ha tenido un accidente y está con una pierna rota. Ama la fotografía como la vida misma. El cuerpo larguirucho con torpe manera de hablar, ligeramente tartaja, de James Stewart estará durante toda la película sentado con una pierna escayolada, y al final, las dos. El reportero gráfico se lo pasa muy bien mirando por la ventana la vida de los otros, amores contrariados, amores lujuriosos, rutinas, bullicio… de gente sencilla como él en un edificio de pequeños apartamentos. Su mara-

villosa máquina fotográfica no pierde detalle, y tanto es así que sorprende algo raro, una discusión, tal vez un crimen… En su aislada parálisis recibe sólo dos visitas, una parlanchina asistenta que limpia y ordena, y una hermosa dama muy elegante, que parece desentonar en ese ambiente de periodista solterón que evita hablar de la boda que ella parece alentar. Grace Kelly es tan hermosa que uno olvida que parece el colmo de la niña bien resabida y súper tonta, leyendo las revistas de moda, los modelos de novia. Y uno olvida todo eso porque se pasea por el estrecho ambiente como la tigresa más bella jamás imaginada, y también por encima de su inválido novio que recibe una sesión de besos absolutamente impuesta por la joven. Un encendido encuentro en el que las manos y los besos coronan una relación que salió del set de rodaje para fortalecer sus placeres más bajos y sus instintos más altos, James y Grace, que pasaron peligros de muerte, sofocos enormes en una historia de inmovilidad y pasiones disloca-

Con la muerte en los talones (1959)


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das… sólo a base de besos y más besos dirigidos por un obeso señor que veía en la preciosa rubia el colmo de fascinación sexual, como si de un planeta no inventado se tratara.

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cosa que se menee demasiado y provoque temible subidón de temperatura.

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a mamá de un exquisito ejecutivo es una ricachona excéntrica, de lo más divertida, que le sigue tratando como a un niño incorregible. Él, galán impecablemente trajeado, se pavonea por el salón de un gran hotel, y en esas que le confunden con otro y empieza una auténtica pesadilla de ojos abiertos y corazón a tope. Le detienen, broma va broma viene intenta quitárselos de encima, cuando lo consigue ya está buscado por tipos muy malos y también por la policía. Su foto con un cadáver y un cuchillo en la mano sale en la portada de los periódicos. Ahí es nada. Se fuga a todo gas, mejor dicho a todo tren, porque la escena más lúbrica y lujuriosa transcurre en un vagón, de pie, con una chica muy alta y sugerente, una Eva Marie Saint, que no tiene el atractivo de Ingrid Bergman ni de Grace Nelly, pero nos convence lo mismo que a él que vale la pena recorrer su delgadez en un tiovivo de besos que la circunvalan de pies a cabeza y se posan allá donde ella lo permite, y lo permite todo, abandonada a los labios de un hombre que de pronto olvida todos los peligros que corrió y descuida los que seguramente correrá, todo sea por permanecer un poco más trepando por ese cuerpo del que sólo conoce su boca mientras el bueno de Hitch no pierde detalle indicando otra sesión de voluptuoso encuentro entre dos que apenas se conocen. Otra vez la censura ha sido burlada: ¡Total, son sólo besos!, murmuran los censores, las damas de la buena sociedad neoyorquina que se amotinan para prohibir cualquier

Cortina rasgada (1966)

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a llega una de espías con la guerra fría de fondo, entre fieros comunistas y un tipo a todo dar como Paul Newman. Eso sí, por la mitad hay un asesinato bien hecho, escalofriante, formidable, maravilloso que ya querríamos cometer todos alguna vez, pero por orden, uno por uno, en una gran cocina de casa rural, con horno incluido, y es que un facineroso debe ser vencido por el justo entre los justos, modelo de autodefensa para una historia que no siempre funciona pero que provocó sofocos al comienzo cuando sabemos que el cuerpo de Julie Andrews pasó la noche con el cuerpo de Paul Newman, es decir, las cándidas Mary Poppins y María de Sonrisas y lágrimas, ¡es una mujer que tiene relaciones sexuales con un hombre con el que no está casada! Y lo sabemos porque al despertar por la mañana él la besa, y cómo la besa, qué sesión matutina con el dulce sabor de la boca peliculera que jamás necesita cepillarse los dientes con Colgate al empezar a hacer el amor —no lo quiera Dios—, y allí está la silueta de Julie a merced de su galán que resultará temible y temerario, pero, eso sí, después de recorrer el cuerpo formidable de una actriz que esta vez no canta

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con su espléndida voz, interpreta a un personaje poco interesante, pero que se crece cuando besa antes del desayuno, lo mismo que hizo por la noche-noche, la noche última de los besos íntimos, secretos, lúbricos, amantísimos que creara Alfred Hitchcock durante un tiempo en que sus rubias se lo permitían y exigían, sus amantes amantísimas que jamás se dejaron besar, pero le sonreían y se dejaban colocar allí donde él quería y necesitaba… para que todos compartiéramos su hasta entonces secreta pasión. Lo bueno del cine es que ninguno de estos maravillosos actores y su director continúa con vida (la única superviviente es Julie Andrews), pero sus películas están a nuestra disposición para que aprendamos a besar, a comprender que no hay fiesta completa sin sesión de besos, y cuando no se pueda hacer otra cosa, o mostrarla o sugerirla… están las bocas de quienes no saben si se quieren porque recién empezaron a alternar, pero que siempre necesitan de un amor que bese el beso redentor que ilumine la vida a cada instante. Y de paso, ya como ritual místico, coronando su mayor obra maestra, dejémonos llevar por el Vértigo en que reaparece James Stewart, quien besa a dos en una; a Kim Novak, una burguesa y una chica corriente, procurando, como siempre que se besa, escapar del aciago destino, de la mala sombra del miedo o la angustiosa soledad.

Vértigo (1958)


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Micromachismos: El poder masculino en la pareja “moderna” (5º parte), por Luis Bonino

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ste artículo está dedicado especialmente a los varones que están intentando revisar, rebelarse y denunciar los códigos machistas en los que fueron entrenados y que se están esforzando para lograr igualdad con las mujeres. Pretende ser un llamado a seguir profundizando en la reflexión y autocrítica sobre los propios comportamientos, aplaudiendo los propios logros en el camino hacia la igualdad, pero sin olvidar que queda aún mucho por recorrer. Es un aporte realizado desde la convicción que los varones no debemos anclarnos en lo ya conseguido ni sobrevalorarlo, que junto a nuestros deseos de cambio también hay resistencias, que la autocomplacencia es mala consejera, que es necesario ver los nocambios que existen dentro del proceso de cambio. Y que la igualdad real solo es posible si los varones detectamos y desactivamos todos los obstáculos y resistencias—grandes y pequeños, propios y sociales, cotidianos o no—que se oponen a ella. Luis Bonino. Psicoterapeuta y Director del Centro de Estudios de la Condición Masculina, de Madrid. www.luisbonino.com luisbonino@luisbonino.com (Tomado de Voces de Hombres por la Igualdad, compilado por José Ángel Lozoya y José María Bedoya. Editado por Chema Espada).

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tra categoría de mM son los encubiertos. Se caracterizan por su índole insidiosa, encubierta y sutil, razón por la que son muy efectivos. Aunque el objetivo del varón que los ejerce es claro -forzamiento de disponibilidad de la mujer para mantener las cosas en la dirección elegida por éléste es ocultado tras ―otras‖ razones. Conducen a que la mujer coarte sus deseos y haga lo que no quiere. Son los más manipulativos, y por su característica de encubiertos, la mujer no suele percibirlos, aunque es golpeada psicológicamente por ellos con diversas intensidades. Podemos agrupar a estos mM en varios tipos de comportamientos, de los que describiré algunos. 1) Creación de falta de intimidad: Son comporta-

mientos con los que el varón intenta controlar las reglas de juego de la relación a través de la distancia, y con eso lograr que la mujer se acomode a sus deseos: cuándo estar disponible, cuánta intimidad tener, cuánta tarea doméstica realizar y qué merece compartirse. Están sostenidos en la creencia varonil de su derecho a apartarse sin negociar y a disponer de sí sin limitaciones (sin permitir ese derecho a la mujer). Los más frecuentes son: a)

Silencio: Independientemente de las dificultades de los varones para hablar (especialmente de su mundo emocional), el silencio es una maniobra de imposición de los propios intereses, porque callar lleva a imponer el silencio a quien está con uno. Permanecer en silencio no es solo no hablar,

sino no sentirse obligado a hablar, dar explicaciones o dar información de sí en el vínculo (recurso que solo pueden permitirse quienes tienen poder), y por tanto imponer el no dialogo y obligar a la mujer a llenar el hueco comunicativo. Ya acompañado generalmente de la ―expectativa de telepatía‖ por la que se impone a las mujeres la obligación de descifrar lo que el varón está pensando. Este silencio masculino cabe diferenciarlo del silencio contemplativo de un encuentro amorso, y de los silencios, resentidos, temerosos o impuestos, que suelen estar condicionados por la falta de legitimación de la palabra del silencioso@, quien es obligad@ a callar,


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u opta por hacerlo para no ser castigado, y que son propios de los grupos subordinados—las mujeres entre ellos— Aislamiento y mal humor manipulativo: Se trata aquí de un paso más del anterior. Este mM suele utilizarse cuando ella quiere intimidad, respuestas o conexión y no se inhibe en sus requerimientos ante el silencio masculino. Se pone distancia y se impone a la mujer el no acercamiento. Este aislamiento puede ser físico encerrándose en algún espacio de la casa o en alguna actividad- o mental, encerrándose en sus pensamientos. Avaricia de reconocimiento y disponibilidad: Se trata de múltiples comportamientos de retaceo de reconocimiento hacia la mujer como persona y de sus necesidades, de sus valores, o de sus aportes al bienestar psicofísico masculino y familiar. Muchas mujeres reconocen este mM, al que llaman ninguneo, que también sufren en otros ámbitos donde no se les reconoce su aporte. Estos mM conducen frecuentemente al hambre de afecto (en que, en mujeres dependientes, aumenta su dependencia). Provocan además la sobrevalo-

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ración de lo poco que brinda el varón -ya que habitualmente lo escaso suele vivirse como valioso- A veces pueden tomar la forma de conducta al acecho (no toma la iniciativa en alguna responsabilidad familiar, espera y luego critica: ―yo lo hubiera hecho mejor‖. 2) Seudonegociación. Se trata del falseamiento de la comunicación: el varón está dispuesto a hablar para

aparentemente negociar la resolución de alguna situación, pero en realidad no está dispuesto a moverse de su posición, o a lo sumo se digna a ―hacer concesiones‖. Como actualmente no es políticamente correcto ser inflexible, se cubren las apariencias, hablando sobre el problema, pero sin intentar negociar la solución. Muchas veces esta maniobra va acompañada del apartamiento del diálogo culpando a la mujer por sus malas formas (―¡si me lo hubieras dicho de otra manera!‖). 3) Inocentización: mM muy frecuente consistente en declararse sin responsabilidades -es decir, inocente-

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en cuanto a determinados hechos en lo cotidiano. Aunque disfrazadamente, se asientan en la creencia en el derecho a estar libre de tener que dar cuenta de lo que se hace y sí exigirlo a quienes le rodean y de no implicarse en cosas que los varones definen como ajenas a su posición. Existen al menos dos tipos de estos mM: a)

Inocentización culpabilizadora. Se habla mucho de la culpabilización, actitud consistente en juzgar y condenar a la mujer que no ha hecho ―bien‖ algo (bien = cumplir su rol tradicional) haciéndola sentir en falta de los modos más variados: apelando a su ―no saber hacer‖, al ―incorrecto‖ desempeño del rol de esposa o madre, o a su ―tontería‖ o ―maldad‖. Esta actitud incluso se utiliza para responsabilizarla por lo que a él le pasa, y aún más, culpabilizarla de la inhibición o irritación que ella siente o expresa confusamente cuando él impone sus criterios. ―Exageras‖ y ―estás loca‖ son dos expresiones frecuentes para expresar esta actitud masculina. Pero este comportamiento culpabilizador tiene su contracara, ya que al realizarlo el varón se coloca siempre como juez y fiscal atento a la falta ajena, y por ello nunca se siente


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culpable ni responsable de lo sucedido, proclamando su eterna inocencia. Autoindulgencia y autojustificación: Son otras formas de inocentización por las que el varón presenta excusas y autoexcusas frente a la no realización de tareas o actividades que hacen al compartir en un vínculo respetuoso e igualitario. Con ellas intentan ―quedar bien‖ y ocultar su falta de interés o dificultad para manejarse en relaciones no impositivas. Muchas de estas maniobras sirven de apoyo al escaqueo, previamente nombrado. Son maniobras que intentan bloquear y anular justos reclamos femeninos ante acciones o inacciones del varón, que la desfavorecen. Hacen callar imponiendo el criterio masculino, pero apelando a ―otras razones‖, y eludiendo la responsabilidad por lo que se hace o deja de hacer. Entre este grupo de mM se destacan: Echar balones fuera: Este universal comportamiento masculino en el que se utiliza el mecanismo psicológico de la proyección, sirve para diluir la propia responsabilidad en momentos en que se es reclamado por algo no hecho, o hecho mal. ―No me

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dijiste‖, ―es tu culpa‖, o ―sí, pero‖ son algunas frases frecuentes con los que se expresa este mM. Hacerse el tonto (y el bueno): En este mM el varón elude responsabilizarse por sus actitudes injustas, su desinterés por el cambio o el no tener en cuenta a la mujer, apelando a diversas razones que según él son inmodificables o que no suponen maldad. Entre estas maniobras evasivas se encuentran el aludir a las obligaciones laborales (―no tengo tiempo para ocuparme‖), la buena intención, la torpeza, la parálisis de la voluntad u otros defectos personales (―no sirvo para esto‖, ―no puedo controlarme‖, ―es imposible para mí‖, ―me olvidé pero no tuve mala intención‖). Impericias selectivas: Con este tipo de mM se busca evitar responsabilidades (y se las impone a la mujer) a partir de declararse inexperto para determinadas tareas (de la casa o del cuidado de la familia). Por ejemplo, es frecuente, para no planchar, exponer el argumento de que dejar la ropa bien planchada es muy difícil, ocultando que no le gusta hacerlo. Minusvaloración de los propios errores: A través de esta manipulación masculina, los propios errores, descuidos, desintereses, abusos de derechos y

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equivocaciones son poco tenidos en cuenta por el mismo varón y cuando lo son se perciben como banales y son fácilmente disculpados. Inversamente, se está poco dispuesto a aceptar los errores de la mujer, tachándola frecuentemente de inadecuada o exagerada en sus preocupaciones por las cosas, los vínculos y las personas. Delegar responsabilidad por propios errores: Este mM tan frecuente se puede resumir en la frase: ―¿dónde pusiste?...‖. En realidad él no sbe dónde están sus cosas, pero es más fácil decir que la responsable es ella. Otros mM encubiertos en los que me extenderé son los engaños y mentiras (en las que muchos varones son expertos), el paternalismo, el abuso de confianza o las desautorizaciones encubiertas.

CONTINÚA EN EL NÚMERO QUE VIENE


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¿ TRES PREGUNTAS

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propósito ¿por qué tu cuerpito estará siempre a 37 ºC, aunque afuera haga frío o calor? ¿No cumple la Ley que dijimos, que en el equilibrio todos los cuerpos se van empatando a la misma melodía, a la misma temperatura? ¿De dónde sacará el cuerpo las pilas necesarias para moverse por dentro más rápido que las moléculas que quedaron afuera? ¿No te estarás introduciendo algunas ―pilas‖ por día en el cuerpo, tramposín?. (Ayuda: por la boca). ¿No estarás descartando las usadas? (No te ayudo más). Otra pregunta: ¿Por qué el agua

líquida es transparente, o sea que ves lo que pasa adentro del agua, dado que no se interpone al paso de la luz, y -en cambio- en el hielo, en la nieve o en la niebla ya no es transparente, sino que es blanca, y ya no puedes chusmear nada en su interior? No te lo voy a contestar yo, para que no te me copies. Piénsalo por ti mismo. Y si no atinas con la respuesta, consúltalo con un fabricante de hielo cristal. Ese hielo transparente que no fabricaban en mi niñez. Y que, cuando te conteste, la tendrás tan clara como el agua. Creerás en clearwater revival, a quien el enturbiador aire le había puesto un mensaje enigmático: ―I put an spell on you‖. Tercera pregunta y cierro: ¿Conoces el rango de temperaturas de funcionamiento para el que has sido fabricado? Dios, cuando te creó, dijo: ―… y funcione entre cierto rango de temperaturas, fuera de los cuales no Doy ninguna garantía‖. ¿Cuánto aguanta tu mano, por ejemplo? ¿Y tu boca? ¿Cuál aguanta más? ¿Si algo no te quema en tu mano te quemará en tu boca? ¿Por qué si toco distintos materiales EMPATADOS a la misma temperatura, cuando hace frío, percibo a algunos más fríos que otros? ¿Y cuando hace más de 37 ºC es justo al

revés (los que PARECÍAN más fríos, como los metales, ahora parecen los más calientes)? En fin, conócete a ti mismo, decía un viejo filósofo.

LA EBULLICIÓN

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uedamos en que la evaporación del agua ocurre a cualquier temperatura, pero que se va acelerando a medida que ésta aumenta. Hasta que llega un punto en que el aquelarre es tan grande que las moléculas que se vuelan ni siquiera precisan estar en la superficie, en la interfase. Y eso lo podés ver calentando una pava de esas pírex transparentes. Verás que, cuando el termómetro llega a los 100 ºC se empiezan a formar burbujas, globitos de agua gaseosa en el INTERIOR del líquido. Que suben como flato de buzo porque son mucho menos densas que el líquido. Haciendo un ruido típico que te avisa que se te hirvió la pava y ya no te sirve para el mate, porque se te lava la yerba. ¿Por qué empiezan a salir de adentro en la ebullición y no solamente desde la superficie como en la evaporación?: Porque el movimiento interior ya es tan grande que siempre vas a encontrar moléculas bailando tan alocadamente que venzan la presión para aplastar al agua de abajo del aire más la capita de agua que está arriba de la burbuja. Y una molécula se junta con otra, se hace una barrita de amigos, te hacen un globito, como si fueran hinchas de Huracán de Tres Arroyos, y ahí se mandan todas las de al lado, en un movimiento que casi se podría llamar de LIBERACIÓN. De ascenso


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a la Primera A. De CAMBIO DE ESTADO. Como cuando te casás. O te divorciás. ¿Libres de qué? De estereotipos de la B, señor. Nada que ver con las expulsadas como borracho cargoso de la cruel evaporación. Ahora se QUIEREN ir. No es que las expulse nadie. Se van por las suyas. Valija, portazo y a otra cosa, mariposa. Ya ves que lo que a veces es trabajo otras veces es diversión, como descubrió Tom Sawyer. Así me contaba un amigo que en la casa no te cambiaba ni un foco y, sin embargo, cuando se iba a pescar laburaba gratis como el que más. Hasta que vendió la lancha. Te dejo picando una pregunta: ¿La evaporación y la ebullición competirán entre sí o se querrán? ¿Para qué tapas una olla si quieres calentarla más rápido? ¿Puedes VISUALIZAR qué pasa? ¿‖Ver‖ sin necesidad de ver? ¿Qué pasa en un boliche cuando los borrachos más cargosos se van yendo de a uno? Y esto me hace acordar a una linda frase de Moe, el tabernero de Los Simpson: ¡Sierra! ¡Largo C. Sierra!

EXAMEN FINAL

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stimado lector: ¿Te creíste que éste era un libro en joda? No, querido, ahora te toca responder a VOS. Son dos preguntas. La primera, de índole fáctica -como recomendó nuestro gabinete de Pedagogía- vale 5 puntos, uno por cada ítem. Y es medio facilona, como para que rasques el cuatro. La segunda, más conceptual, también vale un punto por ítem. Tienes una hora reloj para responderlas, comenzando …… ¡Ya! PRIMERA A-): ¿A qué temperatura pones el agua para el ma-

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te en el termo? B-): ¿Cuánta temperatura quedó en la punta de la bombilla? ¿Qué le pasó al resto? C-): ¿Cuánta en el líquido emergente? E-): ¿Te calentó a la pasada? ¿Te alimentó? D-): ¿Porqué el agua que sale por tus poros te enfría, si sale a la Tº de tu cuerpo? SEGUNDA: Si pones un mililitro de agua en la ollita de un litro vacía (sin aire) a 4ºC, ese líquido -al no tener presión del aire- se vaporizará totalmente. Sabiendo que la densidad del líquido es de 1 g/ml. A): ¿De cuánto es ahora la densidad del vapor? ¿Cuántas veces disminuyó? ¿Tanto? B-): La presión que hace ese vapor hacia afuera ¿será mayor o menor que una atm? C-): Si abriera la llave del piquito ¿Entraría aire o saldría vapor de agua? D-): ¿Cuánto pesa el vapor que está encerrado en la ollita? E-): ¿Por qué no perdió peso el vapor de agua? ¿No esta FLOTANDO? (Para el DIEZ).

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hizo para cenicero, por algo será. El líquido: Conservemos lo que se pueda, amiga. Una superficie de discontinuidad con el lascivo gas exterior, límite que no se puede trasponer, so pena de ser un divorciado. El gas: ¿Qué formas, jovatos? Viva la marcha, man. Yo te cambio el estilo y me voy con mi destino pal lau donde el sol se pierde. Tal vez alguno se acuerde que aquí cantó un argentino.

CUADRO COMPARATIVO DE PROPIEDADES.

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ntes de cerrar del todo vamos a hacer un cuadro comparativo de los tres estados de agregación de la materia: sólido, líquido y gaseoso. Te aclaro que hay más, pero, con que entiendas estos, ―veas‖ estos, te alcanza -piensocomo una primera aproximación. Tendríamos que hacer un cuadro a tres columnas, pero, como el ancho de la hoja no me va a dar, los compararemos por característica. Ya vas a ver. Por ejemplo: de la forma que tienen, de cómo se ven a sí mismos, ¿qué diría cada uno? El sólido: Conservemos las formas, correligionarios, dice. Mantengámonos así, todos unidos y ordenaditos. Que nadie rompa filas porque nuestras uniones intermoleculares son fuertes. Y si Dios nos

PARA COMUNICARSE CON EL AUTOR ESCRIBIR A maria-

noliebanabiog@hotmail.com.


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ñ ( T o m a d o d e “ A s t r o l o g í a y C i e n c i a s A d i v i n a t o r i a s ” . B i b l i o t e c a B á s i c a M u l t i m e d i a . F . G . E d i t o r e s . M a d r i d , 1 9 9 8 ) .

TABLAS DE SIGNIFICACIÓN ONÍRICA (primera parte)

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e todo lo expuesto con anterioridad se deduce que las imágenes de los sueños tienen su propio mecanismo emblemático, el cual resulta de una riqueza interpretativa tal que, en ocasiones, no resulta sencillo captar todos los matices que en las imágenes se encierran. Por esto mismo, se han elaborado tablas de significaciones que recogen todo el bagaje onírico acuñado a través de los tiempos: son los diccionarios de sueños que, en todo tiempo, han desempeñado un papel decisivo entre los estudiosos de la Oniromancia como cualificada obra de consulta, en la cual se encuentran muchas de las claves de las imágenes que aparecen en los sueños. Algunos de los sueños más comunes y su interpretación son: ABADÍA: Considerada desde una perspectiva onírica, cuando la Abadía aparece de manera destacada en nuestros sueños, nos indica que, a partir de ahora, la calma y la serenidad sustituirán a las situaciones hasta entonces violentas, o cargadas de tensión interna. El adentrarse en

su interior y cruzarse con algún personaje que oculta es una advertencia de un encuentro desagradable con alguna persona cercana. Por el contrario, si la persona mira a la cara y se observa su rostro, el sueño indica nuevos proyectos y prosperidad en los negocios. ABANDONO: Si en el escenario de ciertos sueños, en los que el soñador aparece como protagonista y se reproducen situaciones de abandono u olvido hacia su persona, es sinónimo de cambios radicales en el ambiente que le rodea. Si el grupo de gente está formado por familiares, es señal de un posible incremento patrimonial. Si sólo se conoce a una de esas personas, se considera una señal de ansia de libertad; por último, si entre el grupo que aparece en el sueño no se conoce a nadie, indica la preocupación por el rápido paso del tiempo. ABANICO: Símbolo onírico del advenimiento de un amor auténtico y una firme amistad. Cuando se sueña con un conjunto heterogéneo de objetos, y de entre ellos destaca un abanico, quiere decir que muy pronto podría haber, aunque por corto espacio de

tiempo, alguna discusión con una persona querida y con la que puede llegar a mantenerse un romance. El abanico, por lo general, tiene un simbolismo onírico relacionado con el afecto y el cariño: si el abanico está roto, entonces es que hemos sufrido, o vamos a sufrir, un desengaño amoroso. ABATIR: Cuando el protagonista del sueño se ve en situaciones comprometidas, por ejemplo, luchando contra una persona o un animal, y resulta vencedor, es que algún asunto que le preocupaba se va a resolver enseguida. No obstante, una tradición popular, que ha perdurado a lo largo de los tiempos, asocia el significado onírico del término abatir con la existencia de conflictos, dificultades y desavenencias. ABEJA: La abeja es una imagen llena de simbolismo y cuya significación onírica se aparta del sentido general negativo que las imágenes de insectos tienen en los sueños. Cuando en el escenario de nuestros sueños vemos aparecer abejas, es que nos ronda la suerte, la prosperidad, la felicidad y toda clase de bienestar y ventura.


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Si en el sueño se destaca la figura de una abeja solitaria, que vuela por entre flores de vivos colores es que la persona que sueña necesita encontrar calma y serenidad en su vida. Si las imágenes de la abeja la representan en continua actividad, entonces es señal de que no hay que embobarse ni perder el tiempo. Cuando en el sueño aparecen las abejas revoloteando en torno a su colmena, guarda relación con la necesidad de orden social que tiene la persona que sueña. Si el soñante observa que le alcanzan las abejas que le persiguen, y nota la picadura de su aguijón, entonces, se le está avisando en sueños de que, no sólo se verá metido en un lío en contra de su propia voluntad, sino que, además, saldrá muy mal parado de tan desagradable situación. ABISMO: El simbolismo onírico del abismo es muy complejo y cargado de sentido. Casi todos los estudiosos de la interpretación de los sueños se han preocupado por dilucidar todo el simbolismo que encierra el abismo cuando aparece en el escenario de los sueños. Y así, por ejemplo, cuando la persona que sueña se contempla a sí misma precipitándose al vacío inmenso de un abismo en el que todo está oscuro, es porque a corto plazo se va a sentir anímicamente muy sola y necesitada; puede estar siempre rodeada de gente pero, sin embargo, sentirse

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sola. ABEJORRO: De un modo general, el simbolismo onírico del abejorro aparece asociado al del resto de los insectos y, en tal sentido, tiene un significado relacionado con la culpa y el engaño. Cuando la persona que suena ve cómo sobresale, dentro del escenario de su sueño, la figura de un abejorro revoloteando, es que alguien muy querido está a punto de hacer el ridículo o de cometer una imprudencia. Si el soñante se ve a sí mismo, dentro del escenario de su sueño, intentando cazar a un abejorro, ello indica que está preocupado por las posibles consecuencias que puedan sobrevenirle a ese amigo, o a esa persona tan querida, por llevar a cabo acciones temerarias. ABOGADO: El significado onírico atribuido a las imágenes de profesionales relacionados con la ley (abogados, jueces, fiscales, notarios...) está lleno de riqueza simbólica. Soñar con un abogado es una señal de que pueden venir circunstancias desagradables en las que el soñante se verá inmerso. Cuando en el escenario de los sueños aparecen representaciones de tribunales formados por varios magistrados, entonces es que la persona que sueña va a ser objeto de vigilancia y observación por parte de alguien que no conoce. También puede

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significar que, durante algún tiempo, el soñante va a sentirse fuertemente presionado o controlado por parte de ciertos estamentos oficiales y podría tener problemas burocráticos. ACCIDENTE: El sentido onírico de las imágenes que aparecen en los sueños que describen un accidente depende de la vertiginosidad con que se produzcan y, también, de su aparatosidad. En un sentido universal, sin embargo, los sueños de accidentes siempre se relacionan con el estar alerta. Cuando el soñante ve sucederse las imágenes con gran rapidez, entonces es señal de que, ante determinados asuntos de su vida real, por lo común considerados graves, actuará con celeridad y eficacia. El paso del tiempo, ese es el problema verdadero que preocupa a una persona que sueña con accidentes. ACEITE: Cuando en el escenario de los sueños cobran especial protagonismo las escenas en las que aparecen líquidos, tales como el aceite, es señal de que el soñante está preocupado por sus asuntos amorosos y pasionales. En ocasiones, los sueños que estamos considerando representan el feliz augurio del establecimiento de nuevas e inéditas relaciones, o el reinicio y consolidación de antiguas amistades. ACTUACIÓN: Si en el escenario de los sueños, la


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imagen más característica, y que más sobresale, guarda relación con las dotes que el soñante pudiera tener como intérprete o actor, es un indicio claro de que se avecinan malos tiempos y de que, a corto plazo, el soñante se encontrará con problemas delicados en su vida real. Cuando en el sueño se contempla la actuación de otra persona diferente del soñante, entonces anuncia que, en breve, realizará un viaje de placer que, por unas u otras causas, había ido posponiendo a medida que pasaba el tiempo. ADORNO: En general, soñar con adornos es señal de buena suerte. No obstante, diferencian tres casos en los que aparecen imágenes de adornos: Sueños con adornos personales y privados, que simbolizan la buena marcha de los proyectos. Sueños con adornos en la casa o en la vivienda, que representan desaires y reveses. Sueños con adornos el despacho profesional o en el lugar de trabajo, que indican el buen momento por el que atraviesan las iniciativas del soñante. AGRICULTURA: Las imágenes relacionadas con el campo, o las escenas de labores agrícolas, se ven como símbolo de felicidad y alegría. AGUA: Cuando el soñante ve aparecer en el escenario

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de sus sueños imágenes en las que el agua adquiere un protagonismo especial, es señal de que su vida tendrá continuos altibajos: tan pronto se verá encumbrado, y se creerá un personaje importante, como se sentirá presa de fatales depresiones que le conducirán al desprecio de sí mismo y de sus trabajos. Si la imagen que destaca en el sueño, muestra al soñante bebiendo agua, entonces será un indicio de que, respecto a ciertos asuntos que le preocupaban, nada tendrá que temer, pues todo está controlado. Si la imagen que destaca en el sueño es el agua de una incesante lluvia es un claro indicio de que, en el campo laboral y profesional, todo terminará sucediendo como se había planeado. AGUJAS: Soñar con agujas es un claro indicio de críticas malsanas y a falsas calumnias. Los estudiosos del mundo onírico asocian las imágenes de las agujas en los sueños con la murmuración, la maledicencia y la difamación. AMIGOS: Si en los sueños aparecen imágenes de amigos o conocidos es señal una vida próspera y feliz, llena de satisfacciones y alegrías. Por lo general, las imágenes de los amigos en los sueños indican que, en la vida real, se darán situaciones en las que las relaciones con otras personas serán duraderas y consistentes. AMOR: Cuando en los sue-

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ños se suceden imágenes que representan escenas de amor, indican que, en un plazo corto de tiempo, habrá que hacer frente a situaciones conflictivas que, a no dudarlo, le crearán desavenencias con sus más próximos colaboradores y amigos. ÁNGEL: Si entre las imágenes de los sueños persisten las imágenes de ángeles o criaturas consideradas inmortales y bondadosas, entonces es señal de que el soñante no se encontrará solo en la vida, alguien muy allegado a él lo cuidará y le ayudará a sobrellevar determinadas desgracias. También puede indicar limitaciones económicas a corto plazo, pero un éxito al final del camino. ANILLO: La aparición de anillos en los sueños se interpreta en un sentido favorable. Su significado onírico guarda relación con la buena marcha de los negocios y con la prosperidad en el campo financiero y económico. En ocasiones los estudiosos del mundo onírico asocian la aparición de imágenes de anillos en los sueños con el triunfo amoroso del soñante en la vida real.


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Consultorio Astrológico Spesunica Curso Práctico de Tarot a distancia Inauguramos nuestro Curso Práctico de Tarot a distancia, el cual tiene una duración de seis meses, de cuatro clases por mes, de modalidad intensiva, racional y psicológica. Por medio de este curso, el estudiante adquirirá los conocimientos específicos y completos acerca de tiradas y lecturas y sobre todas las nociones relativas a nuestra materia. La estructura del curso es modular, mensual y correlativa; esto significa que el alumno adquirirá por adelantado su vacante mensual, la que consta de un módulo de cuatro clases, por cada una que irá recibiendo un apunte de contenidos. La correlatividad de nuestras clases apunta a que nadie podrá "saltearse" módulos, ni obviar algunos de los primeros, aunque se contara con conocimientos previos. Sin embargo, las clases serán individuales y el alumno sí podrá "saltearse" meses de asistencia, sin perder la correlatividad; es decir, al regresar al curso, hubiera pasado el tiempo que fuere, retomará desde el mismo punto donde lo dejó. Se evaluarán exámenes mensualmente, y al final del curso habrá un examen integrador. Se otorgará entonces el certificado de asistencia al curso, y de reconocimiento del egresado como tarotista. Todos los inscriptos al curso recibirán el kit de estudio, el cual consta de todas las herramientas y contenidos necesarios, absolutamente, para la realización de este curso, tales como: Todas las clases serán dictadas por Roberto Langella. Mazo de cartas de Tarot Marsellés, de Botta (para imprimir). Mazo de cartas Zenner (para imprimir). Presentación del curso y apuntes nº 1, 2, 3 y 4 Carátula personalizada para ir encarpetando los apuntes Fuentes tipográficas para la computadora Todos los alumnos tendrán una clase de dos horas en un día de la semana a convenir, por el programa de videoconferencias Skype Siempre y en todos los casos los alumnos podrán resolver sus dudas y cuestionamientos vía e-mail. Los alumnos egresados encontrarán en Spesunica una fuente de consulta personalizada, para toda la vida. Téngase presente que la suma de los apuntes irán conformando un verdadero libro, manual de Tarot. La cuota mensual es de U$S 40.- ($ 150.– de Argentina) por adelantado, mientras que quien desee pagar el curso completo, en una o dos cuotas trimestrales, el precio final es de U$S 200.- ($ 800.– de Argentina). Para una mayor información acerca de las características de este curso, descargue libremente el artículo "Presentación, Estructura y Temario", en nuestra sección de descargas. www.spesunicastrologia.com.ar


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Horóscopo de junio junio, por Roberto Langella

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Aries Un mes con algunos fastidios personales pero para pasarlo bien en pareja. Buen mes para los que practican deportes.

b

Tauro Mes de mucha creatividad intelectual y literaria, y para disfrutar con hijos o niños en general. Discusiones o peleas con aquellos con quienes se convive. A partir del día 12, excelente para compartir en pareja.

c

Géminis Mes de cumpleaños para la mayoría de estos nativos. Buena época para la comunicación son aquellos con quienes se convive. Muy bueno para el aprendizaje básico o técnico. Mucha creatividad artística, placeres estéticos y románticos.

d

Cáncer Mes de cumpleaños para los del primer decanato. Excelente para los escritos, el periodismo, el comercio, el intercambio de información. Excelente comunicación con el entorno inmediato. No se sentirán emocionalmente armónicos con el hogar, salgan a hacer sociales. Posibilidades de grandes ganancias, pero cuiden de no gastar en exceso.

e

Leo El foco de atención está puesto en las finanzas, buen mes para el comercio. Pueden hallarse un tanto irritables, canalicen energías

practicando deportes. Sin embargo se llevarán bien con hermanos, parientes y vecinos.

f

Virgo Cuidado con no estar reprimiendo la agresividad, practiquen deportes o recurran a terapia. Intercambio emocional con el medio ambiente.

g

Libra Muchas actividades con amigos, o los proyectos se ponen en marcha. Sin embargo puede restarles la facilidad de palabra, la comunicación y el comercio. Un mes muy bueno para el romance y el intercambio amoroso. Se hallan muy enamoradizos.

h

Escorpio Problemas con la autoridad, con aquello que la represente, problemas profesionales. La pasarán muy bien con amigos y diseñando proyectos. Se hallan un tanto fríos emocionalmente.

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Sagitario No es un buen mes para las actividades profesionales ni para las relaciones con aquello que represente autoridad. Actividad en cuestiones que implican lo extranjero, mucha energía en el pensamiento abstracto, religioso o filosófico. Excelente mes para las amistades y la generación de proyectos.

j

Capricornio El foco de atención está puesto en lo extranjero y en el pensamiento abstracto, arte, religión o filosofía. Un mes de mucha sexualidad. Diferencias emocionales respecto de la sociedad en general, la profesión, la madre, o aquello que represente autoridad.

Acuario

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Un mes de mucha sensualidad y sexualidad, pero (y de otro modo) podrían haber peleas con la pareja o los socios. Se disfruta mucho del arte abstracto, superior. Buena comunicación con el extranjero.

Piscis

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Muy buen mes para la relación de pareja. Se disfruta mucho de la sensualidad emocional. Cuidado con accidentes, cortes y heridas.


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Consultorio Astrológico Spesunica Curso Integral de Astrología a distancia Inauguramos nuestro curso de astrología a distancia, el cual tiene una duración de seis meses, de cuatro clases por mes, de modalidad intensiva, racional y psicológica. Por medio de este curso, el estudiante adquirirá los conocimientos específicos y completos acerca de la confección e interpretación de la carta natal astrológica, Revoluciones Solares, cartas combinadas y sinastrías, y todas las técnicas complementarias que hacen al quehacer del oficio de astrólogo. La estructura del curso es modular, mensual y correlativa; esto significa que el alumno adquirirá por adelantado su vacante mensual, la que consta de un módulo de cuatro clases, por cada una que irá recibiendo un apunte de contenidos. La correlatividad de nuestras clases apunta a que nadie podrá "saltearse" módulos, ni obviar algunos de los primeros, aunque se contara con conocimientos previos. Sin embargo, las clases serán individuales y el alumno sí podrá "saltearse" meses de asistencia, sin perder la correlatividad; es decir, al regresar al curso, hubiera pasado el tiempo que fuere, retomará desde el mismo punto donde lo dejó. Se evaluarán exámenes mensualmente, y al final del curso habrá un examen integrador. Se otorgará entonces el certificado de asistencia al curso, y de reconocimiento del egresado como astrólogo. Todos los inscriptos al curso recibirán el kit de estudio, el cual consta de todas las herramientas y contenidos necesarios, absolutamente, para la realización de este curso, tales como: Todas las clases serán dictadas por Roberto Langella Tablas de Efemérides Planetarias para los siglos XX y XXI Tablas de Casas Otras diferentes tablas Plantilla para la confección de mapas astrales Presentación del curso y apuntes nº 1, 2, 3 y 4 Carátula personalizada para ir encarpetando los apuntes Fuentes tipográficas de astrología para la computadora Todos los alumnos tendrán una clase de dos horas en un día de la semana a convenir, por el programa de videoconferencias Skype Siempre y en todos los casos los alumnos podrán resolver sus dudas y cuestionamientos vía email. Los alumnos egresados encontrarán en Spesunica una fuente de consulta personalizada, para toda la vida. Téngase presente que la suma de los apuntes irán conformando un verdadero libro, tratado de Astrología. La cuota mensual es de U$S 40.- ($ 150.– de Argentina) por adelantado, mientras que quien desee pagar el curso completo, en una o dos cuotas trimestrales, el precio final es de U$S 200.- ($ 800.– de Argentina). Para una mayor información acerca de las características de este curso, descargue libremente el artículo "Presentación, Estructura y Temario", en nuestra sección de descargas.

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A la memoria de María de la Paz Reyes Peña (1962-2012) co-fundadora de esta revista y del consultorio astrológico Spesunica. Por siempre.

Consultorio Astro lógico Spesunica

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O G Í A , O E M A S , Y O T R O S O S . . .

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Un lugar de encuentro.

Spes Unica. Año 5 nº 44. Junio de 2014 Editada por el Consultorio Astrológico Spesunica Dirección: Roberto Langella Registro de Propiedad Intelectual: En trámite. Impreso por Peecho B. V., Amsterdam, Netherlands Diseño de tapa: Cristian Kocak Colaboran en este número: Horacio Otheguy Riveira; Elisa Pérez; Eli Serebrenik; Mariano Liébana; María José Prats; Carlos Mollá; Guillem de Rubenhor. Las afirmaciones y opiniones vertidas en los artículos y textos son de exclusiva responsabilidad de quienes los escriben. Se prohíbe la reproducción total o parcial por cualquier medio de esta publicación, sin previa autorización de la editorial. Contenidos registrados en www.safecreative.org Los números atrasados pueden ser obtenidos siguiendo este vínculo: http://issuu.com/robertolangella

¡Esperamos sus colaboraciones!


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