8 minute read

Historias de una residencia

EVA LÓPEZ E ISABEL LASSO. COORDINADORAS REAPS PICÓN DE JARAMA

UNA MONTAÑA BIEN ALTA

Advertisement

“Venga que no es tan difícil. Eso me dicen, y yo pienso que es igual que subir a la montaña más alta. Me da igual lo que pienses, es mi historia, es mi vida. No sé cómo hacerlo, ni siquiera tengo ganas de intentarlo. Es más, no quiero hacerlo porque no me apetece. No sé por dónde empezar a intentarlo, me siento perdido aunque diga que lo sé todo y que me dejen en paz. Es más, si pudiera no estaría aquí, o quizá sí, no lo sé la verdad. Siento un peso de más, un peso que no me corresponde, o quizá me lo gané, eso pienso muchas veces. Todos los días lo mismo, todos los días son iguales, esto me raya la cabeza. De hecho estoy rayado continuamente, no puedo más. Aun así, la mayoría de las veces lo intento y lo hago, sin ganas, eso sí, que quede claro, pero lo hago. Luego me dicen que está muy bien, y me siento bien, pero al día siguiente comienza de nuevo la rayada. Hazlo tú y déjame en paz, o bueno, no sé, no me dejes aunque no te lo diga.”

SOLA

“¿Cómo? ¿Qué ahora te vas de vacaciones quince días? Pero, ¿justo ahora que mi cabeza no para de pensar que hacer en mis salidas? Y encima, lo que me ocurrió la semana pasada. Ya te vale. Muy bien, tú vete, ya veo lo que te importo. Luego vendrás de nuevo, con una sonrisa, habiéndome dejado sola, más sola que la una. Si, tú dime que tengo otras personas con las que hablar. ¡Pues no, no tengo otras personas! ¡No quiero a otras personas! De todas formas, vale, pásatelo bien, seguro que estás contenta de irte, de perderme de vista por un tiempo. Ya veré cuando vuelvas lo que te cuento, ya veré si te digo todo, te perderás cosas y luego, no te las pienso contar, o sí, no sé. Te olvidarás de mí, porque estás deseando irte, lle-

vas diciéndolo toda la tarde a los demás educadores. Toda la tarde con el, ¡qué ganas de vacaciones!, te oigo, porque encima no te cortas, lo dices delante de mí y todo. No sé porque no te vas ya, ¡vete ya!

Bueno, aunque vengas a despedirte, sigo igual de enfadada. Si, vale, tendrás que descansar y eso, lo entiendo. No soy capaz de decirte que te echaré de menos, creo que eso es lo que me pasa. ¡Pero no pienso decírtelo, me quedo aquí y tú te vas! Hasta la vuelta. ¿Sabes?, creo que no voy a necesitarte. Ya está, no te necesito, creo que puedo sola, me valgo sola. Adiós.”

ESE NO SOY YO

“No soy ese delincuente, choni, macarra, ese niño rebelde que cuando sale en las noticias, cualquier madre o padre desea que no sea amigo de su hijo. Piensas que soy una mala influencia, que mis problemas son como una infección contagiosa, que solo hay mal en mí. Comentarios así, miradas y opiniones sobre mí, y sobre compañeros de este y otros centros, escucho, veo y siento cada día, y si, tengo corazón, tengo dificultades, pero lucho y lo intento cada minuto y hora del día. Un día me explicaron que tendría mucho que cambiar, mejorar, aprender, aprender y aprender. ¿Y vosotros?, ¿No tenéis miedos?, ¿no tenéis días malos?” más fuerte, me cuesta respirar y continuas hablando:” ¡venga ánimo, vamos, que lo vas a pasar muy bien!” Te miro y no sé qué responder, solo se decir que no quiero ir, que estoy malo. Me explicas la importancia del deporte, de conocer gente nueva, de enfrentarme a retos, pero te hablo mal, no quiero y punto, ya está, no quiero ir.

NUEVO RETO

“Me encuentro mal, me duele la cabeza, la tripa o la pierna, no sé, no estoy bien. Me despertáis de la siesta, una hora en la que he intentado de mil maneras distraerme, he intentado no pensar, he pintado, hecho graffitis, he escuchado música en mi altavoz nuevo, e incluso he recogido todo mi armario. Pero nada hace que mi mente pare. Me llamas, que me lave los dientes y que me prepare que hoy me voy a mi recurso de ocio.

Comienzan mis preguntas, ¿y si no lo hago bien?, ¿y si me pierdo?, ¿y si nota que soy de un centro? Mi corazón empieza a latir Finalmente voy, conozco a la profe y a mis nuevas compañeras, son todos muy majos, por momentos desconecto y me lo pasaba bien, pero no puedo mentir, no estaba bien del todo. Paso la hora y no había sido tan difícil como imaginaba, volví a picón, me recibió mi tutora, pase por el pasillo, con diferentes despachos, de los cuales salían y me preguntaban, me sonreían y se alegraban por mí. Llegue a coordinación y me hicieron bailar, enseñarles la coreo de hoy, me imitaban, ¡que risas!, ¡no tenían ni idea! Me fui a la cama cansada y seguía riéndome, y ¿sabéis que?, ya no me dolía ni la cabeza, ni la tripa ni nada.”

PUNTUALIDAD Y CONTRATIEMPOS

“Llevo meses preparándome para esta salida, por fin voy a ir de tiempos libres, saldré y podré quedar con mis amigos. Iré a visitarles, haremos tik-tok y subiremos unas historias a Instagram, ¡qué ganas tengo!

Cuando estoy allí nos ponemos al día, recordamos momentos, pero en mi cabeza estoy pendiente de la hora, que tengo que regresar, que estoy lejos, que quiero que confíen en mi… Pero disimulo y sigo con mis poses para las fotos y… ¡MADRE MIAA, las 20.00h!, tenía que estar ya en el centro, ya llego tarde, ya no vuelvo, ya da igual, no es nada justo, mis amigos pueden llegar mucho más tarde. Paso, paso de todo. Pero me siento mal, pasa el tiempo, me enfado pero aun así corro directo a la parada de autobús, ya son las 21.00h, ya llego una hora tarde, lo sé pero llego. Ya en el centro te tengo que mirar a la cara, sé que he llegado tarde y tengo que escuchar que no hay excusas que ser puntual es importante, me enfado porque tienes razón, pero ¿no entiendes que llevo toda la tarde pensándolo? ¿Qué me han dicho mis colegas que da igual que llegue tarde? ¿Qué me he esforzado y que aquí estoy? ¡NADIE ME ENTIENDE! ¡La próxima no vuelvo!”

MI PRIMER LIGUE

“Después de muchos días de bajón, agobiado y solo liándola una y otra vez, me he centrado y parece que estoy haciéndolo mejor, eso me ayuda a sentirme bien.

Hoy es viernes, me voy a poner mis jordan y mi sudadera con capucha, tengo ganas de pasármelo bien. He estado en un parque con unos cuantos del centro y se han acercado otro grupo de chicas del pueblo, hemos empezado a hablar, y por primera vez, he ligado con otra persona que no es del centro. Qué vergüenza, no sabía que decir. Me lo he pasado genial, seguro que este finde volvemos a quedar otra vez. Ya es por la noche y sigo contento, con ganas de hablar, los educadores me lo notan y me preguntan, sonrió, sonrió mucho. Pasa coordinación y les digo que es urgente que necesito hablar con ellas:” hoy he ligado, y ya tengo novia. ¿Ahora qué hago? Me pongo rojo, ¡tengo novia!”

NO OS OLVIDÉIS DE MI

“Mañana es mi cumpleaños, buff, 18 años, desde hace dos llevo escuchando, “venga cariño, sigue así. Tienes que ahorrar, formarte, mantener el trabajo”. Eso solo me bloqueaba más, cuanto más me lo decíais, menos capaz me veía.

Y ya ha llegado ese día, donde me hacéis una fiesta, un regalo y todos contentos celebráis mi último día aquí, llevo años con mis idas y venidas, viviendo, aquí he

reído, bailado, llorado, gritado, insultado. Estudié, trabajé e incluso aunque no lo diga, os he cogido cariño, incluso hay alguno que le quiero. No me quiero ir, ya no os importo, ya ese cariño se esfuma y se va para otro niño que viene nuevo. ¿Por qué celebrar que me marche? Yo no quiero no es fácil. ¿Dónde estáis ahora? ¿No ibas a acompañarme siempre? ¿No me queréis tanto? ¿A quién pediré ayuda? Lo sabía, tenía que haberme mantenido distante, como al principio llamándote profe, uno más. Pero no pude, te creí, os creí y otra vez mas una nueva despedida.”

Quizá, en ocasiones, no veamos que cuando les observamos, les decimos y les animamos, piensan, una y otra vez, que esto no va con ellos, y que todo es muy complicado, que no serán capaces. Cada decisión y cada actuación, conlleva una acumulación de dificultad. La dificultad de sobrellevar su historia, de vivir y aceptar, y sobre todo, de seguir. Continuar. Qué valor tienen, y que valentía demuestran en cada paso que dan, aunque se sientan que se tiran por un precipicio, o saltan sin red. Lo intentan siempre, eso nos enseñan cada día.

La historia de las despedidas, de las rupturas y de los vínculos no encontrados o perdidos, es el continuo al que se enfrentan. El sentimiento de perder, de estar perdiendo todo el tiempo. La adolescencia y su historia personal potencian las separaciones, aunque sean vacacionales, y esa intensidad emocional marca sus altibajos anímicos. Se enfrentará a estar sin su persona de referencia, y lo hará, mejor o peor, pero lo hará. Vivirá esa experiencia, y nos enseñará, que eso que para nosotros es habitual siendo para ella excepcional, ha podido transitarlo y seguramente sin que lo notemos, son especialistas en disimular. Y si, a la vuelta, más tarde o más temprano, contarán, porque son de seguir. Historias, momentos, etapas, anécdotas, podríamos contaros y no acabar nunca, pero lo que queremos explicar es que nuestros niño/as son únicos, que tienen vidas difíciles, algunas realmente duras y a pesar de ello, cada día, a su manera, y como pueden, nos siguen enseñando y transmitiendo, valores y principios que son ellos quienes nos recuerdan. Nos llenan de ilusión, nos hacen seguir trabajando nuestros miedos, carencias, cualidades olvidadas; la paciencia, la perseverancia, la tolerancia a la frustración, nos entregan regalos incalculables, nos cuentan sus historias, nos hacen cómplices de sus batallas, dibujos, pulseras e incluso canciones. También nos muestran como dejar de lado el rencor y a poder perdonar. Es cierto que nuestro sector suele ser un mundo olvidado y poco valorado pero podemos estar orgullosas y gritar alto y claro: ¡GRACIAS POR TODO LO QUE NOS DAIS Y ENSEÑÁIS!”

This article is from: