16 La última temporada
Phil Jackson nunca quiso que Gary Payton fuera un Laker.
Esto es así. Aunque el entrenador del equipo de Los Ángeles había recibido el fichaje del veterano base con una sonrisa y mostrando su aprobación, llevaba suficiente tiempo en el negocio como para saber que incluso una operación sencilla podía echar a perder toda la temporada. Jackson no tuvo ni voz ni voto en la adquisición. Shaquille O’Neal aspiraba a poder reunir un equipo de superestrellas. Kobe Bryant también aspiraba a poder reunir un equipo de superestrellas. Karl Malone esperaba unirse a un equipo de superestrellas, en el cual estuviera Payton, su rival y amigo desde hacía muchos años. De modo que, a pesar de que Jackson consideraba que Derek Fisher era el director de orquesta perfecto para el equipo y que el triángulo ofensivo no encajaba con un base egoísta, centrado en anotar y obsesionado con driblar a sus rivales, el hijo de Jerry Buss insistió en contratar a Payton. Así pues, el veterano base iba a ser un Laker. Cuidado. Desde el punto de vista deportivo, Payton era el mejor base para vestir de púrpura y dorado desde el breve regreso de Magic Johnson, en la temporada 1995-96. Había sido nueve veces All-Star y había estado nueve veces en el primer, segundo o tercer equipo de la temporada. Tenía una media acumulada de 18,2 puntos y 7,4 asistencias por partido. Su apodo, «el Guante», era un homenaje a sus rapidísimas manos y a su capacidad para robar el balón a sus contrincantes. En el panteón de los 397