El circo de los tres anillos, Jeff Pearlman

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17 Supervivencia

La noche del viernes 17 de junio de 1994, los New York

Knicks y los Houston Rockets se enfrentaron en el Madison Square Garden para disputar el quinto partido de la final de la NBA. La serie estaba empatada y el encuentro entre los dos grandes jugadores insignia (Patrick Ewing de los Knicks contra Hakeem Olajuwon de Houston) lo convertía en una cita televisiva histórica. Sin embargo, mientras ambos equipos se disputaban el título, Estados Unidos estaba cautivado por un drama mucho más emocionante. En Los Ángeles, O. J. Simpson, el jugador profesional de fútbol americano cuyo nombre estaba en el Salón de la Fama y famoso anunciante, actor y locutor, se paseaba por la ciudad en un Ford Bronco de color blanco perseguido por la policía por el asesinato de su exmujer Nicole y de un hombre llamado Ron Goldman. Mientras la policía iba detrás de su coche en una persecución que duró noventa minutos por la autovía 405, la NBC lo retransmitía con la pantalla desdoblada. La cadena tenía el partido Rockets-Knicks como imagen principal y el Ford Bronco en la esquina derecha. Fue uno de los momentos más emocionantes de la historia de la televisión, pero a la NBA no le gustó. Aquella noche tenía que ser para la liga, y en aquel momento había un relato que la eclipsaba. El 7,8 % de audiencia del partido fue el más bajo en una final desde 1981. La gente quería ver a O. J., no a John Starks. 425


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