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Miguel A. Baquer
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sus aseveraciones que: cuando alguien define la estrategia como arte de la guerra; otros llaman ciencia a esa misma estrategia. Hay incluso quien ha dicho que estrategia no es sino el ingenio aplicado a la guerra, con lo que pudiera decirse acaso que esa estrategia es una de las ciencias aquéllas de la guerra, si no la ciencia genuina de ella. Pero no: la guerra es indudable realidad, pero también es algo que representa abstracción comprendida en un concepto. 89
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Además, sobre el conocimiento de la estrategia, dice que el estratega, que aplica su ingenio a la guerra aprende estrategia, la estrategia que esa guerra necesita de él. El estratega aprende, sin embargo, la estrategia, como la filosofía, se enseña. La enseñanza de la estrategia, como la de la filosofía, es una pura frase. Lo que se enseña en las clases de estrategia, no son sino las generalidades que sobre estrategia parece haber ido dejando, mejor o peor definidas y decantadas, la historia de la guerra; generalidades aquéllas que no pueden ser al fin otra cosa que opiniones de otros sobre lo que, probablemente, fue la estrategia de los estrategas históricos y consagrados por la victoria, o esos que deducen lo que hicieron otros en las guerras. En las escuelas se puede aprender un método para llegar a la estrategia, pero no la estrategia misma, la estrategia se la hace uno mismo. Lo que digan o hayan dicho los otros puede ayudar, pero no pasar de ahí.90 Además, el que aplica su ingenio a la guerra lo hace con un pensamiento estratégico y puede transmitir ese pensar a otros con objeto de hacerles ver lo que él ha visto, que puede ser que no coincida del todo con lo que otro haya reflexionado. Normalmente, no son iguales las estrategias, lo que supone con seguridad que hay siempre estrategias buenas y estrategias menos buenas o, lo que se dice, malas: aunque la realidad de las cosas sugiera que la expresión correcta es la inversa, es decir, que siempre hay estrategias malas y estrategias no tan malas, algo buenas incluso, pero no estrategias perfectas. 91
Miguel A. Baquer
La estrategia es tanto el arte de concebir planes de operaciones, coherentes con los fines legítimos de una comunidad política, como el arte de conducir los ejércitos hacia objetivos decisivos.
89 ELISEO ÁLVAREZ ARENAS-PACHECO. De Guerra y Filosofía. Madrid: Ministerio de
Defensa, 2003, p. 42. 90 Ibídem, p. 91. 91 Ibídem, p. 93
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El general de brigada Miguel A. Baquer sobresale por sus estudios relacionados con la guerra y la estrategia. Entre sus aportes cabe destacar: Lecciones de historia militar (1980), Estrategia para la defensa (1988), ¿A qué denominamos guerra? (2001) y ¿En qué consiste la estrategia? (2000). Este último, un completo tratado sobre la estrategia donde esboza su copiosa teoría y clasifica algunos modos, tipifica las guerras y entrega, continuamente, su propia perspectiva contemporánea del proceder estratégico, que retrata desde un inicio con el decir de un hacer, la lógica de la acción, el arte de la distancia, la concepción de planes de operaciones y la conducción de los ejércitos hacia sus objetivos. Respecto de estos últimos, dice que el contenido de la Estrategia se hace patente en el análisis de la conducción ordenada de los ejércitos hacia los objetivos decisivos. Se extiende entre la decisión inicial -el decir de un hacer- y la decisión final- la ocupación de los objetivos. Recorre en tanto saber, cinco tiempos: 1º Por su objeto, la Estrategia queda obligada a decir un hacer. 2º Por su forma, la Estrategia lo inscribe en la lógica de la acción. 3º Por su materia, la Estrategia, usa, artísticamente, de la distancia. 4º Por su estructura, la Estrategia, concibe el plan de operaciones. 5º Por su contenido, la Estrategia, dirige hacia objetivos decisivos a los ejércitos. En definitiva, la Estrategia cierra el ciclo de la decisión manteniéndose fiel a un designio trazado de antemano mientras dura el ciclo de las operaciones.
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Además, al hacer una tipología de los estudios estratégicos, A. Baquer dice que nada ha podido evitar la penetración de múltiples teorías, escuelas y doctrinas estratégicas sin una validez, debidamente, acordada, pero desde su perspectiva solo caben en estrategia tres tipos de cuestiones, verdaderamente, diferentes: 1) Estudios de estrategia que contemplan lo que debemos saber; 2) Estudios de estrategia que atienden lo que va a pasar; 3) Estudios de estrategia que deciden lo que tenemos que hacer.
Lo anterior, según él, porque, un estudio o un análisis, solo es, verdaderamente, estratégico cuando acierta a plantearse alguna de las tres cuestiones. La primera se refiere a la fijación de una teoría estratégica. Entonces, habrá que precisar los conceptos adecuados, que se esfuerce en aportar definiciones, que penetre en la naturaleza de los que se extienda en su tipología y que proponga la elección del modelo mejor ajustado a su resolución. La segunda cuestión se refiere a la fundación o a la prolongación en el tiempo, de una escuela estratégica. Entonces, habrá que ver las virtualidades del método que sirva para dejar a la vista la prospectiva de la
92 BAQUER, MIGUEL A. ¿En qué consiste la estrategia? Madrid: Ministerio de Defensa, 2000, p. 27.