DEAD KENNEDYS Guitarrista: East Bay Ray Las leyendas americanas del punk siguen de gira, aunque sea sin su vocalista original Jello Biafra... Si hubiera ojeado los anuncios clasificados del San Francisco Progressive Musician de mayo de 1978, te habrías enciontrado con esto: guitarrista busca cantante solista, teclista, bajista y baterista, o grupo para new wave/punk. Respuestas: Ray, Oakland box 58G. Si por casualidad hubieras sido un joven presuntuoso nuevo en Boulder, Colorado, llamado Jello Biafra, habrías estado ahí. Al cabo de dos meses, los Dead Kennedys ya estaban actuando. Un torpedo de punk rock lanzado directamente al corazón de la mayor y peor estupidez desalmada del sueño americano. Puede que la corriente principal americana acabara de poner a Reagan en la Casa Blanca, pero los DK alimentaban los fuegois contra él. En el corazón del sonido de DK estaba la guitarra desnuda y súper rápida de East Bay Ray. Con unas líneas de guitarra fuertes y únicas, los licks de Ray son de los que hacen que a tu madre le salgan canas. Desde la riqueza del rock ´n´ roll hasta las melodías estrafalarias, el grupo tomó las payasadas de sus sus colegas y las hizo amenazadoras. También fue el primer grupo de Estados Unidos que dejó su marca en Inglaterra. “La clave está en hacer que lo familiar suene diferente y lo diferente suene familiar”, nos dijo Ray después de la actuación del grupo en junio en Newport: parte de la gira de Mutiny on the bay que marca la publicación del primer álbum del grupo que lleva el mismo título. “Tomamos el punk rock y lo hicimos diferente, ya sabes , quintas disminuidas y todo tipo de cosas raras puestas en la energía del punk rock. Alguien llamó al sonido de mi guitarra ´voodoo surf´, aunque la verdad es que no escucho música de surf, era anterior a mi época, pero creo que haber crecido en California...” Fan confeso de la psicodelia de los sesenta (“mi guitarrista favorito es Syd Barrett”), Ray sigue llevando su primera guitarra amarilla comprada en una casa de empeños por 125 dólares: una copia japonesa de la Telecaster, aunque con un par de pastillas Seymour Duncan añadidas (una de 1959: ”una retro, no una heavy metal” y una SL5, “una especie de pastilla de Strato de ahora”, en el puente). También tiene una Fender Stratocaster con un juego de pastillas silmilar. El eco característico de Ray, que parece el de un aula de escuela, viene de una echoplex de cinta: “Todavía tengo dos en casa”. Desde entonces han sido reemplazados por un pedal Line 6 con “un precioso sonido retro”, que evita lo que Ray llama el “eco poco realista” de la mayoría de las delays digitales. En cuanto a amplis, Ray se ha pasado al Marshall 900 Dual Reverb Top, “pero no utilizo la reverb” y a un combo Marshall 2x12 de 50 vatios para el estudio. Al bajista original de Dead Kennedys, Klaus Floride, al baterista D.H. Peligro y a Ray se les une la vos de Brandon Cruz, del grupo americano de punk-metal Dr Know, quien, a pesar del escepticismo general que era de esperar que aguardara a cualquiera que ocupara el puesto de Jello Biafra, esta aguantando el chaparrón. “No pensábamos hacer esta gira. Estábamos ensayando en los Ángeles y había una ventana en el estudio con gente que miraba hacia dentro. Alguien sacó un teléfono, corrió la voz, y las entradas para nuestra inadvertida fiesta de publicación del disco se agotaron tres semanas antes, con 300 personas que se quedaron en la calle. Pasó por ahí un agente y lo siguiente fue que estábamos tocando para 3.000 personas en Santiago de Chile”. El ausente Biafra y el resto del grupo se enfrentaron hacia algunos años a causa de las ganancias del catálogo atrasado y de la posesión del nombre. Llegó el litigio y aunque Ray y sus muchachos ganaron, el drama del tribunal no fue sino deprimente. Cuando los Dead Kennedys se disolvieron en
1986, Ray se embarcó en un montón de proyectos disparatados como productor y como guitarrista (“Empezar otro grupo de rock habría sido como venderme”, dice): desde bandas sonoras hasta el grupo exótico Frenchy y una colaboración en el estudio de la música de Algerian Rai con la cantante Cheika Rimitti, el Chili Peppers Flea y Robert Fripp. Pero será Dead Kennedys quien defina a East Bay Ray. “Por desgracia, en la industria de la música estás encasillado: como Tony Perkins representando a Norman Bates durante toda la vida”. Pero habrá epitafios peores. Cuando Ray saca ese mango de destornillador y lo arrastra por el diapasón en la locura paranoica que abre el clásico Holiday in Cambodia, no hay un roquero punk ni del pasado ni del presente cuyo antagonismo hacia el hombre, aunque reprimido, no le haga llorar. “Entiéndase”, dijo Jello Biafra en 1981, “ si algún miembro de Dead Kennedys es encontrado muerto de una sobredosis o de un accidente de tráfico, una agencial gubernamental estará detrás de ello”.