Adalith la Sabia

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Adalith la Sabia


ADALITH LA SABIA

ROLANDO FERNANDEZ BENAVIDEZ

Registro Público del Derecho de Autor Número de ISBN: 152-02-3205-5

EL UNIVERSO DE ADHARA TOMO V

Adalith la Sabia


Rolando Fernández Benavidez Escritor Mexicano México Querétaro, siete de octubre de 2016.

Adalith la Sabia


Dedicatoria

Adalith la Sabia


Es para mí una gran satisfacción narrar esta historia épica de aventuras y fantasías nacidas desde lo más profundo de mis sueños, para todos los que tienen en su interior esa chispa, ese deseo de aventurarse en mundos fantásticos que puedan desbordar nuestra imaginación y cautivar nuestro sentir, ese elemento que nos mantiene jóvenes de corazón.

“Donde la realidad termina, la verdadera vida inicia”

Rolando Fernández Benavidez

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Ă?NDICE

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CAPITULO I.

LA PERFECTA MAQUINA

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~8~ Nuestra increíble historia inicia en aproximadamente el año sideral 2600 en un increíble planeta llamado Anuria, ubicado en una dimensión paralela de nuestro universo, en una posición cercana a la tierra, pero en diferente plano dimensional.

A los habitantes de ese increíble mundo solo les interesaba la ciencia, formar familias no era un objetivo, sin embargo, algunas minorías elegían la vida en grupos monógamos.

Los habitantes de ese mundo eran conocidos como Anurios, en general eran personas pacificas e increíblemente interesados en las ciencias, sus relaciones eran frías y sin sentimientos, la gran mayoría solo tenían sexo por placer o para reproducirse.

Algunos grupos elegían formar pequeñas familias, lo cual no era ilegal dentro de su sociedad.

Existían grandes guarderías donde casi todos los Anurios eran criados y educados, hasta una edad adulta, después podían valerse por sí mismos.

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La civilización Anuria gozaba de inmensos avances tecnológicos, se encontraban en una dimensión paralela, en ese plano cósmico también existía un gran y hermoso planeta azul, semejante a la tierra.

Después de siglos de evolución los Anurios habían construido unas bases espaciales que se encontraban suspendidas alrededor del planeta, todo esto con la intención de preservar todo el habitad natural, tanto las especies de animales como de vegetales.

Utilizando avanzadas naves transportadoras, bajan una vez cada mes al planeta para abastecer sus reservas de alimentos, minerales y otros bienes necesarios para su subsistencia. Para los Anurios la preservación de la vida en el planeta era fundamental, lo cual podía garantizar su existencia por miles de generaciones.

En ese sofisticado lugar existía una hermosa joven llamada Adalith Valery, hija adoptiva de Joseph el Suprahombre y la poderosa doncella mística Adhara, después de que Joseph descubriera los ambiciosos planes de su amada doncella, tuvo que llevar a su Adalith la Sabia


~ 10 ~ tierna hija lejos de las manos de Adhara, ocultándole la verdad y haciendo pasar a la cruel Enora por la dulce doncella mística Adhara, todo con la intención de que la encantadora Adalith tuviera una vida plena.

Sin que Joseph lo supiera, Adalith era muy lista, desde el primer momento en que había visto a Enora, supo de inmediato que no se trataba de la gran Adhara, pero nunca dijo nada, pensó que debía seguirle el juego a su padre, ella deseaba una familia y sin importar el horrible y agrio carácter de Enora, con su silencio podía lograrlo.

Al principio las cosas fueron muy difíciles, vivir con Enora era un tormento, tanto para Joseph como para la hermosa Adalith, cuando era una niña la cruel Enora se portaba fría e indiferente, pero a medida que pasaron los años y Adalith aprendía nuevas cosas del cosmos, Enora le fue tomando aprecio y comenzó a interesarse en los asuntos de su hija, tal vez simplemente la malhumorada Enora comenzaba a sentir amor por su nueva hija, pero su agrio y frio carácter impedían que lo pudiera demostrar abiertamente.

Adalith había cumplido 21 años y era un reconocido científico en todo Anuria, durante meses había estado Adalith la Sabia


~ 11 ~ trabajando en una tesis que explicaba la deformación del espacio-tiempo, producida en los vórtices de los agujeros negros, incluso logró postular unos principios básicos de los fenómenos cósmicos que se requieren para crear un agujero de gusano (portal del tiempo).

No solo era excepcionalmente inteligente, también era una hermosa dama de cabellos negros, ojos claros y tez blanca, muchos jóvenes Anurios deseaban su compañía, incluso algunos le pidieron matrimonio (el cual era muy poco común en la sociedad), pero ella había crecido según las costumbres y tradiciones Anurias, Adalith no estaba interesada en formar familias, tenía relaciones sexuales por placer y relajación, pero nunca le interesó establecer situaciones sentimentales con nadie, su objetivo en la vida era construir una máquina que fuera perfecta, es decir una máquina con inteligencia superior, no como los androides de su época, los cuales gozaban de una alta inteligencia artificial, pero Adalith era mucho más ambiciosa, ella deseaba construir una máquina que pudiera igualar la infinita capacidad cognitiva de su madre Adhara (Enora la cual fingía ser Adhara), una máquina que fuera tan perfecta que permitiera viajar en el tiempo, creando portales energéticos como los que podían crear sus padres.

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~ 12 ~ Sin que ellos lo supieran, Adalith estaba construyendo un extraño e inusual Androide.

Enora y Joseph estaban tan ocupados buscando los medallones de Adhara en diferentes tiempos y lugares del universo, que nunca se dieron cuenta de la gran proeza que estaba por crear su hija.

La malhumorada Enora nunca pudo detectar la presencia de ese nuevo androide, ya que no funcionaba con poderes místicos o Lucilos, no era un ser vivo, era una máquina creada con ciencia pura, ese tipo de cosas eran indetectables para Enora, incluso para la gran y poderosa Adhara.

Cierta tarde cuando Adalith regresaba de la Universidad en donde impartía clases de física subatómica, Enora y Joseph estaban planeando los lugares en los cuales continuarían la búsqueda de los medallones, después de algunas horas Joseph se retiró a su alcoba a descansar y la malhumorada Enora se quedó a solas con su hija.

—Buenas tardes mamá Adhara —dijo Adalith de manera seria y respetuosa, pues su personalidad era Adalith la Sabia


~ 13 ~ algo fría, debido a que toda su infancia la vivió de acuerdo a las costumbres Anurias, ella se comportaba como una Anuria nata, había olvidado por completo sus emociones y el interés en asuntos afectivos, su relación con sus padres era respetuosa, pero sin expresiones de afecto, ella estaba completamente dedicada a sus investigaciones y avances científicos, de la misma forma le correspondía la fría Enora, pero su padre Joseph aun la trataba como si tuviera siete años, incluso era afectuoso con ella, aun cuando ese afecto no siempre era correspondido, lo amaba mucho, pero sus arraigadas tradiciones Anurias se lo impedían.

—Buenas tardes Adalith —respondió Enora, sin mirarla y aun concentrada en los planos cósmicos que estaba haciendo con Joseph, para las próximas búsquedas de medallones con el sello de Adhara, la malhumorada Enora después de muchos años de convivir con su nueva familia humana, había cambiado un poco, se mostraba más amable y de vez en cuando un poco respetuosa, pero no debían hacerla enfadar, porque al menor descuido su agrio y terrible carácter salía a flote nuevamente, incluso había días que ni el mismo Joseph la soportaba y prefería irse a buscar medallones solo, mientras ella se quedaba al cuidado de Adalith.

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~ 14 ~ Enora y Joseph discutían por todo, la mayor parte del tiempo la pasaban peleando y molestándose, durante algunos años se controlaron un poco para que Adalith pudiera vivir en un hogar apacible, la realidad era que Enora amaba profundamente a Joseph, pero no tenía el valor de aceptarlo y por esa razón siempre lo trataba muy mal, por su parte Joseph estaba muy confundido, su corazón pertenecía a una sola mujer, su amada Adhara, pero también estaba naciendo un sentimiento hacia la malhumorada guerrera pelirroja, lo cual era muy complicado, ¿se estaba enamorando de Enora o solo era un reflejo de su hermana Adhara?, posiblemente esos confusos sentimientos que nacieron en ambos, era lo que ocasionaba que discutieran tanto.

—¿Planeando la búsqueda de los medallones? — preguntó Adalith a su madre.

—Es correcto hija, debemos encontrar muchos de mis medallones, los cuales son muy poderosos y deben ser destruidos, para evitar que algo muy malo suceda.

—¿Puedo interrumpirte un momento? —preguntó Adalith con una mirada fija en los ojos de su madre.

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~ 15 ~ —Con gusto, siempre y cuando sea algo referente a tus estudios o investigaciones, ya que estoy muy ocupada —respondió Enora.

—Gracias mamá Adhara, seré breve —dijo Adalith.

—Muy bien, entonces habla, te escucho atenta — agregó Enora.

—Estoy diseñando un proyecto cibernético, bueno solo es una idea, pero estoy considerando no utilizar el micro código de nanochips de inteligencia artificial TMG64, creo que es posible crear una conciencia similar a tu ilimitado nivel cognitivo, utilizando un cerebro positrónico gobernado por impulsos eléctricos, mediante el uso de réplicas neuronales — explicó la sabia Adalith Valery.

—¿Estás pensando crear un androide que no utilice software de inteligencia artificial? —cuestionó Enora intrigada, mirando a los ojos de Adalith.

—Exactamente, pero estoy segura que puedo crearle una conciencia real, no esa tontería de inteligencia Adalith la Sabia


~ 16 ~ artificial de los androides actuales, por mucho que emulen el libre albedrio, siempre existirán en sus decisiones los resultados de algoritmos aleatorios y recursivos, yo iré más lejos, mi máquina tendrá una conciencia propia, podrá tomar sus propias decisiones, sin importar limitantes éticas o pre programadas en su software, también podrá elaborar complejos razonamientos como tu infinito nivel cognitivo —explicó Adalith, sintiendo un gran placer profesional al narrar su proyecto.

—Tal vez puedas crear un androide que iguale el nivel cognitivo de los humanos, pero no subestimes a tu madre, sé que eres muy inteligente, no por nada todo el mundo te llama “Adalith la Sabia”, pero recuerda que yo no soy humana, yo soy la gran y poderosa Adhara de substancia y esencia sin presencia, mi naturaleza está fuera de los límites de tu comprensión humana, no te niego que tengo este cuerpo de carne y hueso, pero eso fue porque hace muchos años, mi alma fue depositada en una recién nacida, pero yo soy Adhara, yo no necesito de una forma corpórea para existir, yo soy substancia primigenia, soy uno de los seres elementales, nosotros existimos casi desde el mismo momento en que se originó el universo, recuerda, nosotros los elementales no somos mortales como ustedes —explicó Enora, sin importar que fingía ser su madre Adhara, la explicación era totalmente aceptable, ya que Enora representaba parte del alma Adalith la Sabia


~ 17 ~ de la gran y poderosa Adhara, por muchos años se pensó que el misterioso espíritu Adhara tenía dividida su alma en dos partes, pero en realidad siempre fueron tres, ya que la parte más importante de la esencia se encontraba depositada en el mítico Ojo del Dracon, lo cual le permitiría reencarnar eternamente, sin importar los cuerpos humanos que pudiera tomar.

—Tienes mucha razón madre, sé que no comprendo por completo tu compleja naturaleza, pero de alguna forma estoy convencida que eres energía y siguiendo las leyes básicas de la ciencia, recordemos que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. Estoy segura que puedo crear una máquina que sea superior a los humanos, tal vez no pueda igualarte, pero podrá alcanzar un razonamiento cercano a tu infinito nivel de pensamiento —agregó Adalith muy segura de sus palabras.

—Como tú quieras, pero dudo mucho que puedas lograrlo, yo no soy un dios, pero tú estás intentando crear una deidad, utilizando ciencia, creo que es algo imposible, incluso para ti —respondió Enora un poco molesta, ya que contradecirla la ponía furiosa y con facilidad su horrible y agrio carácter se hacía presente.

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~ 18 ~ —Está bien, madre tal vez tú tengas razón, no te molestes por favor, olvidemos el tema —dijo Adalith tratando de evitar que Enora se enfadara aún más, ya que sabía que su carácter era muy explosivo e irritante.

—¿Sabes una cosa?, ¡tú y mi padre deberían relajarse un rato!, desde que tengo uso de razón siempre están buscando esos medallones —expresó Adalith para cambiar el tema de conversación.

—Hija, no tenemos tiempo de relajarnos, ya te he explicado que esos medallones son muy importantes, tu padre y yo tenemos la misión de destruirlos para salvar todo el universo, siempre te lo hemos dicho desde que eras pequeña —dijo Enora. —Ahora que ya soy toda una mujer, ¿te puedo hacer una pregunta indiscreta? —cuestionó Adalith con una pícara mirada. —¡Hija!, ¡cómo se te ocurren esas cosas!, recuerda que puedo leer tu mente y tu mirada te delata, jajaja — respondió Enora con otra sonrisa pícara, Adalith era muy astuta y sabía que siempre que tocaban esos temas, su malhumorada madre cambiaba de inmediato, no había otro tema que pudiera apaciguar su agrio temperamento, que hablarle de Joseph. Adalith la Sabia


~ 19 ~

—¿Por qué no tienen un poco de sexo para que se relajen de vez en cuando?, desde que soy niña, nunca he visto que duerman juntos, siempre descansan en alcobas separadas, antes cuando vivíamos en el oasis siempre estaban abrazándose y besándose, nunca dormían separados —preguntó la astuta Adalith, ella sabía que Enora no era su madre Adhara, pero nunca quiso decirlo, ya que tenía la esperanza de que los tres formaran una familia, aun cuando había crecido bajo las tradiciones Anurias. Adalith era tan inteligente que incluso podía evitar que Enora leyera sus pensamientos, solo lo permitía a voluntad propia, su madre nunca imaginó que eso fuera posible, por lo cual, confiada de sus poderes telepáticos, pensó que conocía todos los secretos de su hija, pero eso no era del todo cierto.

—Ya te lo expliqué Adalith, estamos muy ocupados, como para pensar en esas cosas, desde hace años nos comprometimos a no descansar hasta que el ultimo medallón sea destruido —respondió Enora.

—Tú eres muy hermosa, he visto en varias ocasiones como te mira mi padre, cuando tú estás distraída, estoy segura que le gustas mucho —dijo Adalith sonriendo.

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~ 20 ~ —¿Eso es verdad?, ¿tú crees que le gusto a Joseph? — preguntó Enora muy emocionada. —Sin duda alguna, mi querida madre, ya te dije que eres muy hermosa, incluso muchos de mis amigos matarían por tenerte en la cama, ¿te gustaría tener sexo con alguno de ellos?, son muy varoniles y apuestos, si quieres yo puedo arreglar todo, un poco de sexo no te caería nada mal —preguntó Adalith, no lo hacía con malas intenciones, simplemente que para ella, el sexo no era importante, Adalith era toda una Anuria, con el interés en la ciencia y la investigación, sin importarle las relaciones amorosas de pareja, el sexo era algo tan simple como comer o dormir, los Anurios no le daban mayor importancia.

—¡Qué cosas me dices hija!, ¡nunca!, yo jamás sería capaz de estar con otro hombre que no fuera tu padre, yo lo amo, nunca he tenido relaciones sexuales con nadie que no sea mi Joseph —respondió Enora mintiendo un poco para seguir fingiendo ser Adhara, pues ella era virgen y nunca había tenido relaciones con Joseph, pero una cosa era cierta, ella lo amaba con todas sus fuerzas y tenía la esperanza de que él la amara por sí misma, no por su parecido con su hermana.

—Sé que tú has crecido bajo las costumbres Anurias, nosotros te permitimos elegir las tradiciones de tu Adalith la Sabia


~ 21 ~ mundo natal, la tierra, pero también las costumbres de Anuria, por tu propia voluntad elegiste la vida Anuria, pero tu padre y yo preferimos las tradiciones de la tierra, eso lo hace muy feliz y yo lo amo, solo deseo su felicidad, por lo cual también me gustan las costumbres terrícolas, discúlpame, pero esa es mi postura y nunca cambiará —agregó Enora sonriendo.

—Sin ofenderlos querida madre Adhara, pero que raros son ustedes, lo mismo me ha dicho mi padre, él es muy guapo y muchas de mis amigas siempre han deseado tener sexo y disfrutar de su compañía, pero él siempre me responde lo mismo, que te ama con todo su corazón y que sus manos nunca acariciarán otro cabello más que los finos rojos de tu cabeza —dijo Adalith sonriendo.

—¿De verdad te dijo eso Joseph?, ¿enserio te dijo esas lindas palabras respecto de mi cabello rojo? — preguntó Enora muy entusiasmada, pues había esperado escuchar una respuesta referente a su hermana Adhara, pero Joseph había mencionado su rojo cabello, una cualidad de Enora y no de su gemela.

—No te miento, es la verdad, esas fueron las palabras de mi padre, estoy segura que él te ama mucho y que ese hermoso cabello rojo le fascina —respondió Adalith guiñándole el ojo. Adalith la Sabia


~ 22 ~

Adalith Valery era una mujer muy astuta, ella sabía que Enora fingía ser Adhara, que tanto ella como Joseph se amaban, pero ninguno de los dos quería aceptarlo, así que haría todo lo posible para hacerlos ceder, lo único que en verdad le preocupaba era el motivo por el cual la verdadera Adhara los había abandonado cuando vivían en el oasis, ahora que era una inteligente Anuria, sabía que sus padres combatían con la misteriosa Adhara, pero le intrigaba mucho cuales eran las verdaderas razones por las que había sucedido todo eso.

Siempre que recordaba a su madre Adhara se ponía algo nostálgica, durante muchos años vivió con ella en el oasis mágico, pero un día nunca más volvió a verla, fue cuando su padre intentó engañarla presentándole a Enora como si fuera su querida Adhara.

Por respeto a Joseph nunca lo mencionó, Adalith sabía que su padre lo hacía para que ella fuera feliz y tuviera un hogar, pero nunca podría olvidar a su mamá Adhara, a la cual amaba mucho, durante los años que vivieron en Anuria, también comenzó a amar a su nueva madre Enora, sin importar su agrio y malhumorado carácter, durante su vida nunca supo el verdadero nombre de su nueva madre, pero ella la llamaba simplemente Adhara. Adalith la Sabia


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—Muchas gracias hija, ¡tú sí que sabes cómo confortar a tu madre! —expresó Enora sonriendo, una de las muy pocas veces en que era educada y agradecida.

—Si no tienes nada más que charlar Adalith, seguiré con mis planos cósmicos, para la búsqueda de los medallones, mientras tu padre descansa un rato, la última misión en ese extraño planeta desértico, lo ha agotado por completo —dijo Enora volviendo a retomar sus planos siderales y concentrándose en ellos.

—Me parece bien querida madre Adhara, yo estaré un rato más en la sala, mientras reviso un pequeño dispositivo que he creado —agregó Adalith también concentrándose en un pequeño objeto que estaba creando desde hace semanas.

Ambas hermosas damas se concentraron en sus respectivos trabajos, por algunos minutos cada una estaba atenta en sus asuntos sin interrumpirse. Enora aun cuando parecía concentrada en sus planos siderales, no dejaba de pensar en Joseph, por lo cual decidió alterar la ruta de la búsqueda en el mapa sideral, para que en un cierto punto viajaran a un planeta llamado Kendriana, en el cual tenía planeado Adalith la Sabia


~ 24 ~ conquistar de manera definitiva el corazón de Joseph, en su mente pensó lo siguiente:

—En este punto del mapa viajaremos a Kendriana, mi hermana Adhara lo conquistó y se entregó a él en el oasis místico, bueno yo no seré la excepción, ese mundo de Kendriana es un paraíso, ya me las arreglaré para que el tonto de Joseph se fije en mí y me entregaré a él, espero que el tonto insecto valore esto que voy hacer, no puedo creerlo, yo la gran Enora tratando de ganarme el corazón de un miserable humano, pero sin embargo creo que lo amo, pero debo hacerlo con calma, no estoy segura si este amor es verdadero o simplemente sean los sentimientos de Adhara, por desgracia puedo sentir muchas cosas que le pasan a ella, debo estar segura que yo también lo amo, esto es muy complicado para mí, por esta razón odio los sentimientos y me hubiera gustado no tenerlos, pero por desgracia también soy parte humana, por culpa de mi estúpido padre el Reverendo Peyton Wesley, aun siento mucho odio por mi padre, por abandonarme en ese maldito orfanato, pero si eso del amor es tan fuerte como dice la tonta rubia de Adhara y realmente me haga sentir feliz con el insecto de Joseph, tal vez algún día pueda perdonar al miserable Reverendo, no lo sé, veré que sucede. ¡Qué extraña sensación!, he matado infinidad de humanos y grandes bestias, nunca he sentido miedo, pero tener relaciones sexuales con Joseph me aterra, nunca he estado con ningún estúpido mortal y espero que el Adalith la Sabia


~ 25 ~ miserable insecto de Joseph valore ese regalo que voy a obsequiarle en Kendriana.

—Disculpa querida madre Adhara, ¿podría interrumpirte una vez más? —preguntó Adalith con un poco de pena.

—No te preocupes hija, de todas maneras, estaba distraída en algo sin importancia, desde hace algunos años ni yo misma me reconozco, ¿en que te puedo ayudar? —preguntó Enora en un tono amable, algo no muy común.

—¡Mira!, he creado este dispositivo, lo llamo “Cronovisor”, considerando que todo es energía en el universo y teniendo como base la forma en que tú doblas el tiempo-espacio cuando creas los vórtices de luz en tus portales del tiempo, he logrado crear este aparato, mediante el cual puedes ver el pasado, presente y futuro —explicó Adalith la sabia.

—Parece interesante, pero recuerda que solo existe pasado y futuro, te he explicado muchas veces que el presente no existe, eso solo es una sensación errónea del tiempo que tienen los humanos, debido a su corta e insignificante vida, el tiempo es relativo y solo son una serie de sucesiones siderales, que avanzan una Adalith la Sabia


~ 26 ~ detrás de la otra, en las cuales puedes saltar, siempre y cuando evites crear fracturas o quedarías atrapada por la eternidad en eventos que se repetirían una y otra vez, eres muy lista, pero aun ignoras muchas cosas, debes tener cuidado con los objetos que hagas, el cosmos encierra muchos secretos y peligros que no deberían ser revelados a los mortales —explicó Enora en un tono serio, un poco preocupada, pues Adalith estaba a punto de descubrir por sí misma como viajar en el tiempo, en realidad todo era culpa de Adhara, porque cuando vivieron en el oasis místico, ella transfirió una minúscula parte de su energía vital en Adalith, lo cual la hizo diferente a cualquier simple humano, su inteligencia superaba en gran medida a los asombrosos Anurios.

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FIN DE MUESTRA GRATUITA Espero que esta publicaciĂłn sea de tu interĂŠs, si deseas obtener el libro completo lo puedes adquirir en alguno de los siguientes sitios, a un precio bastante accesible:

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~ 29 ~ Adalith la Sabia “Sirácida” © Rolando Fernández Benavidez 2016 Derechos Reservados.

Edición original publicada en la Ciudad de México. Derechos reservados 2016. ISBN 152-02-3205-5

Esta obra es propiedad intelectual de su autor y los derechos de publicación en lengua española han sido legalmente transferidos al editor. Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio sin permiso por escrito del propietario de los derechos del copyright. Edición autorizada para México y su distribución mundial. Impreso en México – Printed in Mexico.

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