Revista Aguaviva Enero-marzo 2015

Año 15 · Nº 68 · Enero - Marzo 2015

UN RENUEVO ESPIRITUAL

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Las señales indicadas en la dirección correcta

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Año 15 · Nº 68 · Enero - Marzo 2015

Consejeros Espirituales Fernando Saravia Marianela de Saravia

Contenido

Editora Lorena Farrach Asesor Administrativo Francisco Castañeda Redactores Osberto Ruano Lissette de Archila Jorge Grotebol Cesar Castañeda Armando Molina

Corrección de Texto Paola de Pajares María Inés Moeschler

La Buena Noticia

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Ten el sentir de Cristo

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Hoy en el Mundo El Valle de Acor: La consecuencia del pecado oculto

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Espada de la Palabra Jesús es la resurrección y la vida

Diseño Gráfico Rony Chiché Impresión CIFGA

Los Milagros Continúan ¿Cómo obtuve mi libertad espiritual?

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Decisiones Las señales indicadas en la dirección correcta

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Mujeres de Proverbios Volvámonos a Dios

Vida de Alabanza

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¿Cuál es la alabanza hermosa a los ojos de Dios?

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Entretenimiento Conociendo el libro de Génesis

escribenos@revistaaguaviva.com

Editorial Te anunciaré cosas grandes Generalmente, cuando una persona quiere llegar a un lugar que no conoce, pregunta la dirección correcta o la investiga en un mapa. Entonces, siguiendo las indicaciones y la dirección llega al lugar indicado.

Dios nos instruye constantemente con Su Palabra hacia las acciones que Él desea que tomemos, así que es nuestra decisión obedecerle o seguir en nuestros propios necios caminos.

O tal vez haya otra persona que no sabe a donde quiere llegar y simplemente sale con su carro y comienza a manejar, pero después de una media hora, si no tiene ningún destino a alcanzar, se regresa al punto de donde partió. Pero si esta misma persona va a una dirección a la cual le tomará hora y media en llegar, cuando lleva media hora de camino, simplemente sigue adelante porque sabe que en una hora más llegará a su destino.

¿Estás el día de hoy siguiendo las señales indicadas por Dios para ir en la dirección correcta? Si es así ¡qué bendición! Pero si no, hoy puedes hacer un alto y comenzar a seguir las señales indicadas por Dios para tu vida. Como dice en Jeremías 33:3: “llámame y te responderé, y te anunciaré cosas grandes y misteriosas que tú ignoras”.

Así mismo, les puede pasar a algunas personas que comienzan una relación con Jesús, pero no continúan leyendo Su Palabra, ni orando y no han puesto su mirada en la eternidad. Entonces, a la media hora de camino (por así decirlo) como no tienen su meta puesta en el destino eterno, simplemente regresan de donde venían.

Pero con los artículos de esta revista queremos animarte, en el nombre de Jesús, a que continúes viendo las señales indicadas hacia la dirección correcta: la eternidad con Dios.

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Dios mismo te promete que si clamas a Él, te responderá y te enseñará Sus caminos...

Oramos para que el día de hoy, tomes la decisión de escuchar a Dios y conocer cuáles son sus propósitos para tu vida y que se cumplan con la ayuda del Espíritu Santo.

Ten el sentir de Cristo

Por: Osberto Ruano

Una tarde soleada, luego de adorar a Dios en mi congregación y escuchar un tremendo mensaje de Su Palabra, meditando en uno de los pasajes de la Biblia que recién había escuchado, Dios habló a mi corazón.

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quise dejar plasmada en las siguientes líneas algo de nuestra conversación con Papá.

El pasaje es Filipenses 2:5-11 dice: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre’’.

No te aferres a nada En Cristo Jesús hubo un sentir, visto en tres enfoques: el primero, no aferrarse al ser igual a Dios; condición que le era propia, que le pertenecía. Te pregunto: ¿A qué te aferras hoy, a tu status social, a tu apellido, a algún vicio, al dinero en tu cuenta bancaria, a tus afectos aquí en la tierra? Para ayudarte a responder estas preguntas, déjame decirte que aferrarse es no querer soltar algo, por ejemplo, una relación que estorba tu relación con Dios. Sabes que no te conviene, pero no la quieres dejar y decides no dejarla y no la dejas. Cuando uno se aferra a algo, considera que ese algo es de su propiedad y que tiene el derecho total y absoluto de poseerlo, pero finalmente termina siendo esclavo de aquello a lo que se aferró. Sólo tú puedes responder a estas preguntas, y si lo haces honestamente, estás dando el primer paso hacia tu liberación. La invitación de Dios es a tener ese mismo sentir que hubo en Cristo, no te aferres a nada, que nada ni nadie te esclavice. Si ya has identificado a qué te estás aferrando actualmente, éste es un buen momento para que te tomes unos minutos para entregárselo a Dios y pedirle que su gracia te ayude.

Cristo es la Palabra de Dios y declara en Juan 1:1: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”.

El Verbo es Cristo, y la misma Palabra declara que Cristo es Dios.

Es una condición que le pertenece, y Él demostró que no se aferró aún a Su condición de Dios, al despojarse de sí mismo y hacerse semejante a los hombres. Es difícil encontrar las palabras para explicar este hecho.

Es como si pasaras de ser un miembro de la familia a ser la mascota de la familia, o como que el socio principal de una empresa multimillonaria, renunciara a su cargo y pidiera trabajo en otra empresa partiendo de cero.

Cristo, siendo el creador de todo cuanto existe, el Todopoderoso, el Eterno, el Fuerte, el Rey de Reyes y Señor de Señores, dueño de toda la Gloria, de toda la alabanza y adoración, del poder y la majestad, renuncia a todo ello y se hace como tú y como yo, naciendo de mujer, bajo la ley, como lo expresa Gálatas 4:4, sintiendo frío, calor, riendo, llorando, sintiendo hambre, siendo tentado en todo, pero jamás pecó. Y no sólo tomó condición de hombre, sino tomó forma de siervo, es decir, vino a servir y no a ser servido. Mateo 20:28 dice: “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Y, aunque fue rechazado por los suyos, como dice Juan 1:11 a pesar de todos los obstáculos, se mantuvo firme en el propósito que Dios le había encomendado de dar su vida para la salvación de todos aquellos que creyeran en Él. Como dice Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.

Obedece en todo al Padre Estando en condición de hombre, se humilló a sí mismo, siendo el dueño de toda la Gloria, fue obediente hasta la muerte de cruz. Este es el segundo aspecto del sentir que hubo en Cristo, obediencia absoluta al Padre, y es también a lo que estamos llamados nosotros, a obedecer al Padre.

Pero… te pregunto: ¿En qué vas a obedecer al Padre? ¿conoces sus mandamientos, sus estatutos, sus preceptos, conoces su voluntad, conoces sus deseos? ¿Cómo crees que Jesús sabía cuál era la voluntad del Padre para su vida?. Conocía la Torah a la perfección, como todo buen judío de su época y mantenía una relación estrecha con el Padre, hablaba con Él noches enteras.

Hoy existe una forma de conocer la voluntad de Dios para tu vida, es lo que hacía Jesús, leer la Palabra de Dios, meditarla y estudiarla en su Presencia, guiado por su Espíritu Santo, cultivando una relación cada vez más estrecha. En su Palabra está la voluntad de Dios para tu vida. La obediencia al Padre llevó a Jesús a la muerte; y cada persona que como resultado de esa relación de amor decide obedecer a Dios, va a morir a sí mismo, a sus pasiones, a sus deseos, a sus sueños. En Lucas 9:23 el mismo Señor Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.

Sé humilde Y el tercer aspecto fue que Jesús, estando en la tierra entre sus creaturas, pudiendo dar una orden a una legión de ángeles y darles una lección a quienes lo trataban de matar, no lo hizo, sino que por el contrario, se humilló a sí mismo, y el Padre lo exaltó a lo más alto y le dio el nombre más excelso y sublime.

Y Jesús te dice a ti, en Mateo 23:12 “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. Si te humillas delante de Dios, Dios mismo te enaltecerá.

Te invito a que tengas el mismo sentir que tuvo el Señor Jesucristo, no te aferres a nada, sé obediente al Padre y humíllate, y disfrutarás del siguiente nivel en tu relación con Dios.

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Hoy en el mundo El Valle de Acor: La consecuencia del pecado oculto

Por: Lissette de Archila

Cuando un hombre se entrega a Dios, puede el Espíritu de Dios fluir a través de Él para obrar prodigios y cosas extraordinarias.

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l pueblo israelita recién llegaba a Canaán, la tierra prometida. Ellos habían visto ese día la victoria más impresionante de la historia: la caída de los muros de Jericó. Josué, el líder del pueblo, había recibido instrucciones específicas de Dios: “Después de la conquista, no tomar nada del botín.”

Seis días rodearon los muros de aquella ciudad, siguiendo a los levitas y sacerdotes que cargaban el arca del pacto, sin musitar palabra. El único ruido que se escuchaba era el sonar de siete trompetas de cuerno de carnero. El séptimo día, se levantaron de madrugada a dar, en lugar de una vuelta, siete vueltas alrededor de la muralla de Jericó. De repente, los que lideraban la marcha, con shofar en mano, sonaron sus trompetas y Josué dio la orden: “¡Griten!”

Los muros de Jericó cayeron Entonces, el pueblo gritó a todo pulmón, y levantando el nombre de Dios ante sus enemigos, oyeron los muros temblar. Ante los ojos sorprendidos del pueblo enemigo, así como los de los testigos oculares de Israel, los muros cayeron como reacción al poder majestuoso del Dios Todopoderoso, que batallaba invisiblemente por su pueblo.

Acán era un israelita de la tribu de Judá. Como sus hermanos y conciudadanos, había visto el poder de su Dios y los prodigios que de Él venían. Y había oído la orden dada por medio de Josué: Exterminar a todo ser viviente de ese lugar, incluyendo ganado y mascotas, pero no debían tomar ni una sola posesión para sí. Todo el oro y la plata que encontraran la debían recoger, para luego ser puesta en uso para los rituales santos al Señor. (Josué 6:19)

No tomar nada del botín Los pueblos acostumbraban recolectar todas las riquezas de los pueblos derrotados. Tomaban armas, alimentos, ganado, propiedades, ropa, en fin, todo lo que los difuntos dejaban atrás. Aun los enemigos sobrevivientes iban a la esclavitud del pueblo ganador, y Dios lo permitía. Pero esta batalla era diferente. Acán no meditó en la razón de tan extraña orden. No había entendido que Dios había apartado ese botín como Su primicia.

Y el Señor no iba a santificar ni una sola pieza de lo que los habitantes de Jericó dejaban atrás.

“Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis” Josué 6:18.

Anatema, una palabra fuerte en los labios de Josué, su líder.

Significaba algo que traería maldición, algo que debía ser destruido en su totalidad, porque atraería condenación al pueblo.La población de Jericó era practicante del paganismo. Los habitantes tenían como costumbre adorar a varios dioses y, por lo tanto, hacer dentro de sus prácticas, actos abominables para Dios.

Jehová había prohibido hasta el contacto físico con cualquier cosa que hubiera en aquella ciudad, exceptuando el oro y la plata.

Estos debían consagrarse a Él.

Acán había escuchado el sermón que Moisés dio al pueblo de Israel antes de cruzar el Jordán, respecto a las posesiones de los pueblos paganos: “Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego: no codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues abominación es al Señor tu Dios.”

(Deuteronomio 7:25)

Él entró junto a sus hermanos a la ciudad luego de ver cómo los muros habían caído milagrosamente delante de sus ojos. Ahora, la orden era de exterminar a todo ser viviente.

Con furia levantó su espada contra los habitantes de Jericó y, como el resto de los hombres de su pueblo, exterminó sin piedad a cada enemigo que se le ponía enfrente. Volvió su mirada hacia sus hermanos en batalla.

Como tomados por una fuerza prodigiosa, la espada en mano de los israelitas raía sin piedad a todo enemigo. La batalla estaba ganada, y la primera conquista en la tierra de Canaán estaba en marcha.

Pero Acán desobedeció...

Acán vio a su alrededor. La ciudad de Jericó mostraba ser acaudalada: vasijas de oro, joyas, hermosas estatuas, exquisitos mantos y textiles. Su corazón codició las riquezas de aquel pueblo y, a escondidas de la vista de todos, tomó un manto babilónico, varias piezas de plata y un lingote de oro. Los deseos perversos de su corazón fueron más fuertes que el temor al Señor. No pensó en la justicia que vendría de un Dios temible por desobedecer su mandamiento.

No estimó el daño que traería a su pueblo, a su familia, a sí mismo por rebelarse contra la soberanía de Dios. Actuó siguiendo sus impulsos ávidos de riqueza y poder.

Escondió su tesoro enterrándolo en su vivienda, oculto a los ojos de todo el que lo rodeaba.

Y perdieron la batalla contra Hai...

La siguiente ciudad que debían derrotar se llamaba Hai. Inmediatamente después de la conquista de Jericó, Josué envió espías para ver la situación de Hai. Los espías regresaron con noticias alentadoras: requerían pocos hombres esta vez, ya que Hai era pequeña y fácil de derrotar.

Confiados en este reporte, fueron sin temor a conquistar una ciudad más. Pero, para sorpresa de todos, murieron gran cantidad de israelitas en tan pequeña batalla.

Confundidos y desanimados, consultaron a Jehová. ¿Qué había pasado ahora? ¿Dónde estaba la mano prodigiosa de Dios? Josué rasgó sus vestidos en señal de dolor y se postró delante de Dios, buscando respuestas.

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“Sean vuestras COSTUMBRES sin AVARICIA, CONTENTOS con lo que TENÉIS ahora; porque Él dijo: NO te desampararé, ni te DEJARÉ”

Hebreos 13:5

“Y el Señor dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres. Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros. Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová, el Dios de Israel, dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros.” (Josué 7:10-13)

Dios mostró quien pecó Josué pensó, “¿Anatema en medio del pueblo? ¿Acaso no había sido clara la orden de no tocar nada que fuera maldición a los ojos de Jehová?” Pero Dios siguió hablando, dando instrucciones a seguir. Debía convocar al pueblo, y Dios le mostraría la tribu, el clan, y luego la familia específica que había cometido el pecado. Fue así como descubrió frente a los ojos de todo Israel lo que Acán había guardado secretamente en su casa. Se había descubierto el pecado oculto de aquél hombre que no respetó el mandato del Señor.

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Había cometido el pecado de rebeldía, desobediencia, hurto (por cuanto el oro y plata eran para los efectos santos de Jehová) y, sin querer, homicidio, pues por su culpa habían muerto los guerreros que se levantaron contra Hai. Ese pecado evitó que el poder de Dios fluyera libremente a través del pueblo, cuando se enfrentaron al enemigo.

Y eliminaron al culpable Entonces tomaron a Acán, a su familia entera, sus pertenencias y su ganado, y aplicaron la ley de Dios. Fueron apedreados. Su casa entera fue quemada, para apagar la ira de un Dios viviente, grande en misericordia y tardo para la ira, pero que nunca deja sin castigo al culpable. Llamaron a aquel lugar el Valle de Acor, el lugar donde fue enterrado Acán y su familia como recuerdo de un Dios justo que todo lo ve, aunque nosotros no nos demos cuenta.

“Levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy. Y el Señor se volvió del ardor de su ira. Y por esto aquel lugar se llama el Valle de Acor, hasta hoy.”Josúe 7: 26.

La importancia de obedecer a Dios Algo importante de aprender a través de esta historia bíblica, es perdirle a Dios que nos de su gracia, de obedecer diariamente sus instrucciones, para que sea siempre Él quien vaya adelante de nosotros y nos guie a su victoria.

Jesús es la resurrección y la vida

Por: Armando Molina

Le dijo Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.”

(Juan 11:24-26) ¿Crees esto?

C

onviene situar estas palabras en su contexto original. Ya de por sí, son palabras poderosas y llenas de esperanza, pero tienen aún más fuerza cuando recordamos la ocasión en que Jesús las dijo. Él se las está diciendo a una mujer que hacía muy pocos días había perdido a su hermano amado. Ella, como muchos judíos de ese tiempo, tenía la esperanza de la resurrección.

Pero a pesar de esta creencia, podríamos pensar que su idea de la resurrección era como algo lejano en el tiempo, si bien era una esperanza, no tenía una referencia o aplicación inmediata para su vida. Las palabras que Jesús le dice, seguramente la impactan y deberían impactarnos también a nosotros. “Yo soy la resurrección y la vida”. En otras palabras, le está diciendo: “no pienses en la resurrección como un evento que ocurrirá en un futuro desconocido. La resurrección soy yo mismo que estoy enfrente de ti”.

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Y para que veamos que estas no son palabras vacías, Jesús procede a levantar de los muertos a Lázaro.

Una demostración tangible de la veracidad de sus promesas y de su identidad. Ahora bien, con todo y lo maravilloso de este milagro, Lázaro volvió a morir. Esto nos dice que esta resurrección de Lázaro no llega a cumplir el anhelo completo de Dios para sus hijos. Para ver en realidad la plenitud de ese plan de Dios, tenemos que volver nuestros ojos a la resurrección del Señor mismo.

Jesús es llamado, en 1 Corintios 15:20 las primicias de la resurrección. La palabra primicias significa el primero, el principio, los primeros frutos. Esto es así porque la resurrección de Él pertenece a una categoría totalmente diferente. Lázaro se levantó pero aún estaba sujeto al pecado y a la muerte. Jesús se levantó con un cuerpo incorruptible para nunca más morir.

La resurrección de Jesús inaugura una nueva etapa en la historia de la salvación. Nuestro representante ante Dios, Jesús, el mismo hijo de Dios, ha vencido la muerte. No sólo eso, Su promesa es que los que creemos en Él, seremos partícipes de su misma victoria y resurrección.

Pero, ¿por qué era necesario que Jesús resucitara?

La resurrección de Jesús es el sello de aprobación de Dios sobre todo lo que Jesús hizo y dijo. Es la garantía para los que creemos en Él, que lo mismo que Él experimentó, nosotros también lo experimentaremos.

Romanos 6:8-9: “Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con Él, y sabemos que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de Él.”

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Hechos 17:31: “Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, acreditándolo ante todos al haberlo levantado de los muertos.”

La resurrección de Jesús nos permite creer con toda confianza que Su obra está completa: nuestra redención, el perdón de nuestros pecados, nuestra victoria sobre la muerte. Todas esas son realidades confiables, porque Jesús está vivo.

La resurrección, nuestra esperanza La esperanza de la resurrección es presentada en el nuevo Testamento como una motivación poderosa para vivir en obediencia a Dios, soportando los sufrimientos con paciencia y estimando como de mayor valor las cosas eternas que las temporales.

El apóstol Pablo, escribiéndo a los Corintios, los amonesta a guardar la esperanza de la resurrección, aun en presencia de aquellos que no creen en esa verdad y que, por lo tanto, llevan vidas muy diferentes a las de ellos.

Pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que murieron es hecho, ¿y por qué nosotros nos exponemos a peligros a toda hora? Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero. Si como hombre batallé en Éfeso contra fieras, ¿de qué me sirve? Si los muertos no resucitan, «Comamos y bebamos, porque mañana moriremos.»

Si es verdad que no hay resurrección, entonces lo único que hay es esta vida.

Lo material es lo único importante y no hay propósito mayor que simplemente ir pasando por la vida y tratar de disfrutarla.

En tiempos más recientes, algunos filósofos y científicos famosos se han hecho eco de este sentimiento diciendo cosas parecidas. Por ejemplo, un científico inglés llamado Stephen Hawking dice: “Considero que el cerebro es como una computadora que deja de funcionar cuando sus componentes fallan. No existe el cielo ni la vida después de la muerte para las computadoras arruinadas; eso es un cuento de hadas para las personas que tienen miedo de la oscuridad”.

Jesús la vida eterna

1 Corintios 15:13-20: Pero si se predica que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación y vana es también vuestra fe.

En contraste a esto, la posición Bíblica nos presenta un futuro lleno de esperanza. Nos dice que la muerte, como enemiga de la humanidad, ha sido derrotada. No sólo eso, lejos de que esta esperanza se vuelva un motivo de dejadez y una resignación pasiva, se convierte en la motivación para vivir en este mundo de tal forma que nuestras obras reflejen la gloria de Dios en la eternidad.

Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

Entonces también los que murieron en Cristo perecieron. Si solamente para esta vida esperamos en Cristo, somos los más dignos de lástima de todos los hombres.

Jesús no solamente promete la vida eterna, sino que declara que Él mismo personifica esa vida. Eso significa que la vida resucitada es una vida en comunión con Él. Ya lo había enseñado Jesús al decir: “Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.”

(Juan 17:3)

¿Cómo obtuve mi libertad espiritual?

Por: Alma de Mejía

“Mi nombre es Alma Valle de Mejía de 47 años. Tengo un esposo maravilloso, con quien llevamos 29 años de casados, y tres hijas de 28, 22 y 16 años”.

M

i profesión es abogada y actualmente estoy privada de libertad al haber autorizado una adopción calificada de irregular. - Nos comenta Alma - Tengo un testimonio que llenaría un libro, pero a esta revista estoy dando la primicia. Este pequeño relato cuenta cómo obtuve la libertad espiritual.

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Nací dentro de una familia integrada. Estudié por 18 años en establecimientos de formación religiosa. Crecí en el occidente del país, en un lugar donde todos los días apreciaba la creación de Dios y sabía que detrás de tanta majestuosidad de la naturaleza había un ser superior y perfecto.

Sin embargo, tenía un vacío espiritual, una necesidad en mi corazón, que busqué llenar con varias formas como gnosis, yoga, espiritismo, etc.”

En el 2009 se inicia una persecución penal en mi contra Continúa Alma: En el 2009 se inició una persecución penal en mi contra, de la cual me alejé refugiándome en Texas, Estados Unidos, donde fui aprehendida en marzo del 2010.

Cuando los agentes me capturaron y fui subida al vehículo captor, no me aturdí, sentí una gran tranquilidad, una gran paz y confianza, sabía en lo profundo de mi ser que eso era el principio del fin, que todo iba a salir bien, a pesar de que todo se complicaba con mi detención.

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Fui capturada Fui recluida en una cárcel de migración en Houston, Texas por 40 días, en los cuales lloré, reflexioné, medité, pero sobre todo, hice oración con todo mi corazón, día a día, de madrugada. Fue en medio de esa soledad, quietud y silencio que tuve el regalo más grande: la visitación del Espíritu Santo.

Fue un momento de amor divino, de profunda espiritualidad, de inmensa comunión. Sé que el Señor me reconoció como su hija, como su elegida.”

Esto solamente puede saberse y sentirse al tener un arrepentimiento genuino, que sólo lo puede dar el Espíritu Santo. -Nos sigue comentando Alma- Después de esa experiencia, con frecuencia he podido sentir la ministración del Espíritu Santo en alabanza, adoración y en oración.

Durante el viaje de regreso de Estados Unidos para enfrentar el proceso legal, veía desde la ventanilla del avión el cielo hermoso, las nubes,

la inconmensurable belleza de la presencia de Dios en su creación, no dudaba que todo estaría bien. ¡Lo sentía en mi corazón!

En esa oportunidad, el órgano judicial me otorgó una medida de substitución de cárcel mientras continuaba el proceso y estuve 11 meses en esa situación. Durante ese tiempo, yo acudía a la iglesia y a un grupo de oración, pero sentía en mi corazón la necesidad de crecer más espiritualmente, formarme más. Sin embargo, al mismo tiempo ponía excusas para no comprometerme con una formación más sistemática, más profunda, y me decía: es sólo ocurrencia mía. No comprendía que era Dios quien insistía que yo conociera a Cristo Jesús.

Pensé en quitarme la vida Mi situación procesal se complicó muchísimo y yo quería evitar que mi familia sufriera por las consecuencias de la persecución en mi contra. Quería liberarlos de mí y de lo que yo representaba: problemas legales.

Dios me acercó a Él

Entonces el enemigo se aprovechó de esta situación, me tentó en el momento más obscuro de mi angustia y su propuesta fue que pusiera fin a esa situación, que lo mejor era que me lanzara de un nivel 15, que una vez muerta ya no habría más preocupación para mi familia…

Decidida a lanzarme, me coloqué en un balcón del apartamento donde residimos, un viernes a las 15:00 horas. Pero la luz que habita en mí me dictó que exclamara: ¿Si me tiro, qué pasará con mi alma? Y eso me replegó; la luz de amor infinito venció la tentación puesta por el enemigo en mi vida. Seis días después, me revocaron la medida sustitutiva y fui internada en el Centro Preventivo para mujeres. En ese lugar conversé con un pastor, a quién le conté lo que me había sucedido, que estuve al límite del suicidio, pero que en mí persistía una gran necesidad de encontrar en esa prueba de cárcel, lo que Dios quería que comprendiera para salir de la misma, en victoria y superada. Él me explicó que debía tener presente cinco cosas: ayunar, orar, leer la Palabra, bautizarme en el Espíritu y fe.

A partir de ese momento, me enfoqué con mucha fuerza en Dios.

He ayunado sola, en comunión con mi familia, con compañeras de prisión, por un día, por una semana, por 21 días, una y otra vez. He leído la Biblia, me he enamorado de su Palabra, comprendí el antes y después de nuestro Señor Jesucristo, he leído literatura que ha apoyado mi crecimiento espiritual, he hecho oración sola y acompañada; en el centro se han abierto las puertas a mucho apoyo espiritual, comparto con compañeras que tienen los mismos intereses para honra y gloria de Dios.

Entre la Palabra que he recibido, una de las cosas que más han tocado mi corazón, es: “¿No te he dicho que si creyeres veras la gloria de Dios?” Juan 11:40 y la he hecho mía.

“Si te VOLVIERES al Omnipotente, serás EDIFICADO; Alejarás de tu TIENDA la AFLICCIÓN”.

Job 22:23

Mi padre celestial me ha hablado al oído, diciéndome: “no temas, tu salida está cerca” y yo lo creo, mi fe ha aumentado, he comprendido el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo al morir en la cruz por nuestros pecados y ser vencedor al resucitar y ser un Cristo Vivo. Lo he recibido como mi único y suficiente Salvador personal. Sé que eso era lo que yo buscaba antes de esta prueba. Mi Señor Jesús ha llenado esa necesidad espiritual que busqué equivocadamente en la Nueva Era.

Hoy puedo decir que Jesús es el Señor de mi vida Me siento con fuerzas para testificar el resto de mi vida. A pesar de haber recibido una condena de 21 años, sé por fe que nada es imposible para Dios y que mi compromiso de por vida es servirle a Él.

“Pero yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué 24:15) ¡Alabado sea el Padre, Alabado sea el Hijo, Alabado sea el Espíritu Santo. Amén!

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Decisiones

Las señales indicadas en la dirección correcta

Por: Jorge Grotebol

L

Todos los días tenemos la invitación de Dios a buscar sus señales e indicaciones para caminar en la dirección correcta.

as señales tienen un papel importante en nuestro comportamiento y han servido para guiar la conducta de los humanos. Hemos aprendido a obedecer las señales de nuestros padres, las señales de tránsito y las señales de algún deporte o juego. Pero hay momentos en nuestra vida donde perdemos de vista las señales más importantes, al estar distraídos fijando nuestra atención en otros puntos de referencia.

Las principales señales a las que debemos prestar atención son a las indicaciones de parte de Dios. Sin embargo, con un ritmo de vida expuesto a una sobrecarga de información, podemos perdernos en el camino o avanzar en una vía opuesta a donde Dios quiere guiarnos.

Es por esto que debemos esforzarnos por distinguir lo que a nuestro parecer es un buen camino, ya que éste podría acabar en destrucción. (“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.”

(Proverbios 14:12).

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Dios conoce el plan Un pastor de Estados Unidos, Craig Groeschel, dice: “Todos terminan en algún lugar, pero pocas personas terminan en un lugar a propósito.” Por tanto, si buscamos la instrucción de parte de Dios, podríamos ser de esas pocas personas.

Podremos disfrutar del propósito de Dios para nuestra vida si nos esforzamos por encontrar la puerta de acceso. Sin embargo, la puerta de acceso a la vida es muy angosta y el camino es difícil, y son sólo unos pocos los que alguna vez lo encuentran.

(Mateo 7:14) Aún cuando requiere fe de nuestra parte, podemos tener la certeza que el camino que Dios nos tiene preparado es la mejor opción. Tenemos un Padre Celestial que busca que estemos bien y vivamos con esperanza.

Dios tiene un plan para nuestra vida que contiene esperanza.

“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29:11)

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Así que podemos descansar en que vivimos bajo la guía de Dios y Él conoce el plan.

Las señales indicadas, sabiduría en su Palabra Encontrar las señales de parte de Dios es el principio. ¿Dónde podemos encontrar las señales de Dios?

La respuesta inmediata es en la Palabra de Dios. Su Palabra tiene la capacidad de iluminar nuestros corazones y entendimiento.

“Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” (Salmos 119:105) Con nuestros corazones iluminados y una mente renovada, podremos caminar por la vida con la mirada puesta en Jesús. En los momentos donde nos sentimos desubicados, siempre podemos regresar a Su Palabra y encontrar esperanza, guía, dirección y aliento.

Jesús siempre nos invita a confiar en Él. Confiar en Jesús es más conveniente que confiar en nosotros para tomar decisiones y avanzar en nuestro camino.

“Confía en el Señor con todo tu corazón, no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y Él te mostrará cuál camino tomar. ”Proverbios 3:56.

Si buscamos las señales indicadas, debemos buscarlas en la Palabra de Dios.

La dirección correcta, obedecemos su guía Cuando ya hemos encontrado las señales indicadas, es momento de obedecerlas. Si vemos una señal de tránsito y no la obedecemos, corremos el riesgo de sufrir un accidente.

Hay varias historias en la Biblia donde Dios dio una instrucción clara, pero la desobediencia impactoó varias generaciones. Por eso es importante que practiquemos sus mandamientos para avanzar en la dirección correcta. “El principio de la sabiduría es el temor del Señor; Buen entendimiento tienen todos los que practican Sus mandamientos; su loor permanece para siempre”.

(Salmos 111:10)

Hay aspectos de sentido común que pasamos por alto.

Hay ocasiones donde también ignoramos la señal de “ALTO”.

Pero en ambos casos, debemos recordar lo que el predicador Andy Stanley dice sobre nuestro destino: “La dirección, no la intención, determina tu destino.” ”Queremos el cambio en nuestra vida, pero no obedecemos las señales de parte de Dios. Nuestra vida será determinada por nuestro nivel de obediencia a Dios. Él ya nos mostró el camino de una vida plena y abundante. “Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer.” (Deuteronomio 5:33) ¿Estás convencido de que has estado caminando hacía tu propósito? o ¿Es momento de dar la vuelta?

Dios puede enderezar el camino. Su Palabra limpia el camino El lugar donde estamos ahora no es el último donde estaremos.

Dios quiere que si hemos estado alejados de Su camino, podamos regresar. “El corazón del hombre piensa su camino; mas el Señor endereza sus pasos.

(Proverbios 16:9) Dios no se ha dado por vencido con nosotros y quiere que podamos alcanzar las promesas que ha hecho a nuestras vidas. Aún cuando tenemos una sensación que vamos por el camino con las señales indicadas y la dirección correcta, podemos enfrentar dificultades y luchas.

En cualquiera de los dos casos, lo que necesitamos para despejar el camino y avanzar es su Palabra y necesitamos obedecerla. “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar Tu Palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos.

Salmos 119:9-10

¿Cuál es tu respuesta?

Esforzado y valiente para ser un seguidor La invitación que Jesús nos hace es a seguirlo. Seguir a Jesús con las señales indicadas y en la dirección correcta implica una aventura y un misterio.

“Y de hacer BIEN y de la AYUDA mutua no os OLVIDÉIS; porque de tales SACRIFICIOS se agrada Dios.”

Hebreos 13:16

Es una aventura para disfrutar Su presencia y compañía en cada momento. “Me mostrarás el camino de la vida, me concederás la alegría de tu presencia y el placer de vivir contigo para siempre.” (Salmos 16:11) Así que caminar con Dios requiere fe para buscarlo y obediencia para ser fiel a sus mandamientos.

Oro porque podamos caminar como seguidores esforzados y valientes por el camino que pocos encuentran.

¿Estás convencido de que has estado caminando hacia el propósito de Dios? o ¿es momento de dar vuelta?

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Mujeres de proverbios Volvámonos a Dios

Por: César Castañeda

Cuando en la Biblia se usa la palabra volverse, se refiere a un cambio de dirección, acercarse a Él, arrepentimiento, un cambio de manera de pensar y de vivir.

E

s preciso que tomemos decisiones que nos dirijan a Dios, que nos enfoquen en esa relación personal que cada uno tenemos con Él en nuestras vidas y relaciones; pero si, por el contrario, tú has estado enfocándote en otras cosas, has dejado de orar, de leer su Palabra, ya no te congregas o has perdido el gozo de servir al Señor, hoy te invito a que nos “volvamos” a Dios, que lo busquemos, que busquemos su presencia, su Palabra y vayamos en pos de Aquel que nos ha amado con amor eterno. El Señor nos está llamando a estar con Él, quiere que nos acerquemos a Él y si nos dejamos amar y respondemos a su llamado, nos impactará con su gracia y veremos cómo renueva nuestra vida.

Dios, en su Palabra, nos llama constantemente a volvernos a Él, tiene un propósito cada vez que lo hace. Veamos ciertos pasajes en la Biblia que nos ayudarán a volvernos a Dios, para que veamos su voluntad en este tiempo.

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Enero - Marzo 2015

Quiere volverse a nosotros El Señor, en su gran amor, nos está llamando a volvernos a Él. Su deseo es que respondamos a su llamado para así volverse a nosotros, perdonarnos y restaurar nuestra vida.

Cuando vemos a una persona y queremos saludarle, ¿qué hacemos?

Le llamamos por su nombre. Si esta persona responde a nuestro llamado, entonces se vuelve y ya la podemos saludar y expresarle nuestro afecto.

Lo mismo es con Dios, y su deseo es que nosotros respondamos a su llamado. Por eso, en el libro del profeta Zacarías 1:3 nos lo expresa: “Por lo tanto, adviértele al pueblo que así dice el Señor Todopoderoso: ‘Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes’ – afirma el Señor Todopoderoso-”

Quiere mostrarnos que donde quiera que estemos, no se ha olvidado de nosotros.

No sé donde te encuentras el día de hoy, cuáles son tus circunstancias, tal vez te has distanciado de Dios, quizás desde hace mucho tiempo que no lo buscas, que no lo oyes, que ya no te congregas o que no lees su Palabra, Él quiere que donde quiera que nos encontremos le busquemos. En Deuteronomio 4:29-31, dice: “Pero si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás. Y al cabo del tiempo, cuando hayas vivido en medio de todas esas angustias y dolores, volverás al Señor tu Dios y escucharás su voz.

Porque el Señor tu Dios es un Dios compasivo, que no te abandonará ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que mediante juramento hizo con tus antepasados.”

Quiere que en Él encontremos misericordia y perdón Cuando queremos acercarnos al Señor, a veces nos paraliza el pensar que somos indignos, que no merecemos su amor, que le hemos fallado y, por lo tanto, nos va a rechazar. Recuerda que ninguno es digno, Él nos hace dignos al acercarnos por los méritos de Jesús, que nunca pecó. Ninguno merece su amor, pero por gracia Él nos lo da al acercarnos por medio de Jesús al Padre, ya que Él es el único camino al Padre (Juan 14:6). Si te has alejado, has pecado y te sientes mal al acercarte a Él, recuerda que su deseo es que nos arrepintamos de todos nuestros pecados, le confesemos nuestra maldad, y Él nos perdonará. “Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso en perdonar, y de Él recibirá misericordia.” Isaías 55:7. “Si se vuelven al Señor, sus hermanos y sus hijos serán tratados con benevolencia… El Señor su Dios es compasivo y misericordioso. Si ustedes se vuelven a Él, jamás los abandonará.” (2 Crónicas 30:9)

Quiere darnos vida, no quiere que muramos La Palabra de Dios nos dice que la paga del pecado es muerte, Dios no quiere que muramos en nuestros delitos y pecados, Él quiere darnos vida. “Diles: ‘Tan cierto como que yo vivo –afirma el Señor Omnipotente-, que no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa! ¿Por qué habrás de morir?” (Ezequiel 33:11) Si sientes un vacío que nada ni nadie puede llenar, vuélvete al Señor. Si has caminado por tu cuenta y ya no puedes más con tu dolor, tu problema o tu pecado, vuélvete a Él, confiésale tu pecado, arrepiéntete del pecado de orgullo y autosuficiencia, y entrégale tu corazón. Él quiere dirigir tu vida y mostrarte su amor.

Invoca el nombre del Señor, cree en el sacrificio que Jesús hizo en la cruz, por ti y por mí, y serás testigo del gran amor de Dios en tu vida.

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Quiere que habitemos en la tierra que Él nos dio Si en tu caminar con Dios no sientes su presencia, estas frustrado con lo que haces y anhelas aquellos momentos en tu vida en donde las cosas eran diferentes, ¡Ánimo! Dios tiene promesas para ti. Recuerda al pueblo de Israel cuando se fue al exilio en Babilonia, ellos estaban tristes, algunos anhelaban estar en Jerusalén y recordaban aquellos tiempos en los que estaban en su ciudad natal.

Necesitaban recordar que Dios los escuchaba y que había prometido regresarlos de donde se encontraran. “Pero si se vuelven a mí, y obedecen y ponen en práctica mis mandamientos, aunque hayan sido llevados al lugar más apartado del mundo los recogeré y los haré volver al lugar donde he decidido habitar.”

Nehemías 1:9. “Así dice el Señor: Cuando a Babilonia se le haya cumplido los setenta años, yo los visitaré; y haré honor a mi promesa a favor de ustedes, y los haré volver a este lugar. Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes –afirma el Señor-, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé.

Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón. Me dejaré encontrar –afirma el Señor-, y los haré volver del cautiverio…” Jeremías 29:10-14.

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Enero - Marzo 2015

Quiere librarnos de la mano de nuestros enemigos Hay momentos en la vida en que tenemos una lucha constante contra nuestros enemigos: Nuestros temores, enojos y frustraciones, o luchamos con un pecado constantemente, o quizás luchamos con una debilidad de carácter, enojo, tener el control, una mente que juzga a todos los que nos rodean. Sea cual sea tu lucha, Dios quiere que sepas que si te vuelves a Él, te dará la gracia y la fuerza que necesitas para vencer. El Señor quiere que busquemos de Él y de su consejo para derrotar a todos esos enemigos que nos asedian, Recuerda esto: “Por eso Samuel le dijo al pueblo: Si ustedes desean volverse al Señor de todo corazón… dedíquense totalmente a servir sólo al Señor, y Él los librará del poder de los filisteos (enemigos).”

(1 Samuel 7:3)

Quiere restaurarnos y renovar nuestros días Cuando nos volvemos a Dios, Él nos restaura de todo lo que nos afectó el estar fuera de Su presencia, lejos de Él. El Señor quiere limpiarnos, sanarnos y restablecer la relación que un día tuvimos con Dios. Su propósito es renovar todo aquello que se tenía antes. Así como una planta que cuando se restaura comienzan a salir nuevos brotes, así nosotros nos vamos restaurando a medida que restablecemos esa relación con Él al orar, leer Su Palabra y al dar pasos de obediencia en nuestro diario caminar. “Si te vuelves al Todopoderoso y alejas de tu casa la maldad, serás del todo restaurado” Job 22:23.

“Permítenos volver a ti, Señor, y volveremos; devuélvenos la gloria de antaño” Lamentaciones 5:21. Dios regresará lo que un día tuvimos, y aún mejor de lo que pensamos.

Nos llama a volvernos a Él para hacernos crecer y multiplicarnos En el momento que nos volvemos a Él, puede que tengamos resistencia en nuestro interior, o la podemos tener a nuestro alrededor y esto se debe a que antes estabas a favor de la corriente, y al acercarte cada vez más al Señor, te pones en contra de la corriente, en contra del sistema.

Es normal, pero debes buscar la ayuda de Dios, ya que es una batalla y debes pelear con el poder de Dios en contra de las fuerzas del enemigo.

Este proceso te va a hacer crecer, fortalecerte más en el Señor y vas a madurar. Ese es el propósito del Señor, que crezcamos y aún más, que nos multipliquemos, esto es, que en todas las áreas de la vida le dejemos intervenir y que, en el proceso, sea Dios glorificado. “Yo les mostraré mi favor. Yo los haré fecundos. Los multiplicaré, y mantendré mi pacto con ustedes.” (Levítico 26:9)

Quiere derramar su Espíritu y darse a conocer aún más Por último, Dios dice en su Palabra: “Volveos a mi reprensión: he aquí, derramaré mi espíritu sobre vosotros, os haré conocer mis palabras.” Proverbios 1:23. Qué gran mensaje tiene este pequeño pasaje, ya que nos habla de una promesa que tenemos al volvernos a Dios. Primero, contaremos con una llenura de su Espíritu para tener la fuerza de avanzar mientras nos recuerda que Él está con nosotros y, además, contaremos con el consejo de la Palabra de Dios, ya que se dará a conocer de una manera nueva y especial, a medida que le demos a Dios el control.

Vida de alabanza

¿Cuál es la alabanza hermosa a los ojos de Dios?

Por: Osberto Ruano

“Alegraos, oh justos, en el Señor; en los íntegros es hermosa la alabanza”.

(Salmo 33:1)

A

l leer este versículo en la Biblia, me llamó poderosamente la atención cómo, con tan pocas palabras, Dios puede hablar tanto.

Te quisiera invitar a que me acompañes a descubrir parte de lo que Dios nos quiere hablar en este corto pasaje de Su Palabra. ¿Estás listo?...

Primero me gustaría mostrarte a quién está dirigido el mensaje: a los justos. Y ¿quién es justo? Según la Biblia, justos son aquellos que han sido justificados por la Sangre del Cordero de Dios; es decir, de Jesucristo.

2 Corintios 5:21 dice: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. Jesucristo, que nunca pecó, cargó con la justicia de Dios para que nosotros, que sí pecamos y traemos el pecado adámico por herencia, pudiéramos gozar de ser constituidos justos delante del trono de Dios.

La justificación es por gracia En Romanos 3:24-25 dice: “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia”. La justificación es por gracia, es un regalo de Dios, para ti es gratis, pero a Dios le costó la Sangre de su amado Hijo Jesucristo.

Lo único que pide Dios es tu fe en esa bendita Sangre, precio de tu rescate, según la justicia divina. Hebreos 9:22b dice: “y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”. Así que si has creído con tu corazón y confesado con tus labios, eres justificado y salvo, como lo expresa Romanos 10:9-10 “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.

Obras de justicia Ahora bien, luego de ser justificados por la fe, como resultado, sí o sí, tienen que aparecer en tu vida, obras de justicia. Santiago 2:17-19, 26 “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras.

Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces.

También los demonios creen, y tiemblan. Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”. Creo que sobra cualquier explicación, luego que eres justificado por gracia, el fruto que Dios espera es que las obras muestren que tu fe está viva, y que ellas glorifiquen su santo nombre.

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Enero - Marzo 2015

Alégrate en Dios Luego de saber quién es el destinatario, me gustaría mostrarte cuál es la primera indicación de Dios: “alegraos en el Señor”. Veamos qué significa alegrarse, observando la definición de alegría: significa “vivo y animado”. Es una de las emociones básicas. Es un estado interior fresco y luminoso, generador de bienestar general. La alegría es una emoción, la acción constructiva que puede ser percibida en toda persona, siendo así que quien la experimenta, la revela en su apariencia, lenguaje, decisiones y actos. También se puede definir como el estado de ánimo más confortable por el cual se puede pasar. Según estudios médicos, la alegría ayuda al mejoramiento de la salud.

Veamos qué debe regular nuestra alegría… En la mayoría de los casos, la alegría en las personas está regulada por factores externos, como la cantidad de dinero que posee, las propiedades, los negocios, la salud, pareja, status, reconocimiento, fama, etc., pero lo que Dios te dice es que te alegres en Él, que no importan las circunstancias, que tu alegría sea regulada por su presencia en tu vida.

Alaba a Dios Luego, Dios mismo hace una declaración y dice que la alabanza le parece hermosa. Y vamos a definir lo que es alabanza: reconocimiento público de virtudes de alguien. Es un término cotidiano, alabas a alguien cada vez que reconoces alguna virtud en su vida. Al ser un acto público, las personas lo tienen que notar, ya sea por nuestras palabras, cantos, gestos, etc.

En Hebreos 13:15 dice: “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre”. Define sacrificio de alabanza como fruto de labios que confiesan su nombre.

Ahora yo te pregunto: ¿Qué es fruto de labios?... palabras, gritos, cantos, y todo lo que sale de tus labios. Para aquellas personas que no alaban a Dios, porque piensan que es una falta de respeto alabar a Dios de viva voz, es Dios mismo quien dice que para Él es hermosa la alabanza.

Vive una vida integra Finalmente dice cuál es la alabanza que Él considera hermosa: “la que dan los íntegros.” Ahora bien, ¿Qué es un íntegro para Dios? Es quien sale aprobado en la balanza de justicia de Dios (Job 31:6),

quien no hace caso de sí mismo y hasta desprecia su vida por la de Dios (Job 9:21), el que hace justicia y habla verdad en su corazón (Salmo 15:2) el que vive lo que cree y lo enseña, es ejemplo en buenas obras (Tito 2:7). Resumiendo, es aquel que es caliente, no tibio, no hay mezclas en su vida, lo que cree, lo que piensa, lo que siente, lo que dice, lo que hace, lo que deja de hacer va en una sola línea, y ésta coincide con la Palabra de Dios.

No dice que para Dios es hermosa la alabanza de los que ejecutan profesionalmente un instrumento musical, o los que tienen la voz perfecta, es decir, no se trata de cantar o tocar bonito, esto puede ser hermoso a los ojos de los hombres, pero Dios no ve las apariencias, sino el corazón. Por eso en Mateo 15:8 dice: “Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí”.

Que tu corazón esté cerca de Dios significa que estás cultivando tu relación con Él, conociéndolo por medio de su Palabra, de pasar tiempo en su presencia en alabanza, oración e intercesión y, como resultado, una vida transformada para su Gloria. Si no, serías como un címbalo que resuena.

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Salmo 33:1 “Alegraos, oh justos, en el Señor; en los íntegros es hermosa la alabanza”.

No se trata de cantar o tocar bonito, esto puede ser hermoso a los ojos de los hombres, pero Dios no ve las apariencias, sino el corazón.

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Entretenimiento Conociendo el Libro de Génesis Escribe las respuestas en los números correspondientes en horizontal o vertical.

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HORIZONTALES 1. ¿De qué árbol eran las hojas con las cuales Adán y Eva cubrieron sus cuerpos? (Gen. 3:7) 4. ¿De qué material se valió Dios para crear al hombre? (Gén.2:7) 7. ¿El árbol que estaba en medio del huerto era el árbol de la …? (Gen. 2:9) 8. ¿Qué cosa hizo Dios el día séptimo?

(Gén. 2:2) 9. ¿En cuántos brazos se repartía el rio que salía de Edén? (Gén. 2:10) 11. ¿Cuál es el animal más astuto?

(Gén. 3:1) 13. ¿Qué material usó Dios para crear las túnicas con las cuales vistió a Adán y Eva? (Gén. 3:21) 15. ¿Para qué puso Dios al hombre en el huerto de Edén? (Gen. 2:15)

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VERTICALES 2. ¿Qué plantas habrían en la tierra después del pecado de Adán y Eva? (Gén. 3:18) 3. ¿Qué le sucedería a Adán si comía del árbol de la ciencia del bien y del mal? (Gén. 2:17) 5. ¿Cómo se regaba la tierra antes de que Dios creara al hombre? (Gén. 2:5,6) 6. ¿A quienes encargó Dios resguardar la entrada al huerto de Edén? (Gén. 3:24) 8. ¿Qué salía de Edén y que servía para regar el huerto? (Gén. 2:10) 9. ¿Qué parte del cuerpo de Adán usó Dios para formar a Eva? (Gén. 2:21) 10. ¿Nombre del río que iba al oriente de Asiria. (Gén. 2:14) 12. ¿Qué arma utilizó Dios para resguardar el camino al árbol de la vida? (Gén. 3:24) 14. ¿Dónde fue puesto el hombre cuando fue creado? (Gén. 2:8)

Verticales: 2. ESPINOS 3. MORIRÍA 5. VAPOR 6. QUERUBINES 8. RIO 9. COSTILLA 10. HIDEKEL 12. ESPADA 14. EDEN. Horizontales: 1. HIGUERA 4. POLVO 7. VIDA 8. REPOSO 9. CUATRO 11. SERPIENTE 13. PIELES 15. LABRARA .

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