CANTAD EUCARISTIA

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RUFINO MARÍA GRÁNDEZ Capuchino

Cantad Eucaristía Cuaderno eucarístico de himnos y poesías para la veneración de la Santísima Eucaristía

Casa de Formación Santa Verónica Hermanas Clarisas Capuchinas Hermanos Menores Capuchinos Cuautitlán Izcalli, Estado de México Abril 2006

Edición privada en forma de fotocopia Casa de Formación Santa Verónica Hermanas Clarisas Capuchinas Tel. 00 555 877 4483 Hermanos Menores Capuchinos Tel 00 555 877 0423 Cuautitlán Izcalli, Estado de México México Maquetación y portada: Hna. Hilda López Mejía OSCCap.

DEDICATORIA En memoria y acción de gracias, a mi padre Rufino Grández (1907-1947), Labrador y Adorador nocturno, cuyo ejemplo jamás he olvidado.


Tu hijo Francisco Javier Rufino María

Cantad Eucaristía al Padre bueno, cantad Eucaristía al Hijo amado, cantad Eucaristía al Santo Espíritu: cantemos el misterio regalado.

PÓRTICO

Amores de Eucaristía Para abrir este Cuaderno Eucarístico quiero evocar a Francisco de Asís. El Señor le había dado una entrañables devoción a la Eucaristía, y a todo lo que rezumara Eucaristía. Lo primero, los sacerdotes. Y las iglesias, y los vasos sagrados. Nos escribió en su Testamento, entre tantas cosas bellas: Y estos santísimos misterios


sobre todas las cosas quiero que sean honrados, reverenciados y colocados en lugares preciosos. De su pluma salieron unas pocas cartas; el número mayor, aunque no las más extensas, las que hablan de la Eucaristía. ¿Qué es la Eucaristía para un cristiano? El Amor de los amores. Nos acercamos a la Eucaristía con palabras de amor, pidiendo belleza en nuestras expresiones para cantar un misterio que ha sido y será, hasta al vuelta del Señor, el deleite de los siglos. Expliquemos las intenciones y modos que laten en el origen de este florilegio de poesía eucarística. Son todos estos poemas ofertas de oración en torno a la Eucaristía. Veámoslo por partes. I. Himno eucarístico para el 48º Congreso Euca-rístico Internacional La amplia introducción y didascalia da la información suficiente para saber cómo ha nacido este himno. Quede para memoria futura. Este Himno hay que colocarlo en el marco de esa historia de amor que han sido los Congresos eucarísticos Internacionales. Recordemos: Lille 1881, Aviñón 1882, Lieja 1883, Fribourg 1885, Toulouse 1886, Paris 1888, Amberes 18890, Jerusalén 1893, Reims 1894, Paray-le-Monial 1897, Bruselas 1897, Lourdes 1899, Angers 1901, Namur 1902, Angulema 1905, Tournai 1906, Metz 1907, Londres 1908, Colonia 1909, Montreal 1910, MADRID 1911, Viena 1912, Malta 1913, Lourdes 1914 [Se interrumpen en la I Guerra Mundial], Roma 1922, Amsterdam 1924, Chicago 1926, Sydney 1928, Cartago 1930, Dublín 1932, Buenos Aires 1934, Manila 1937, Budapest 1938 [Se interrumpen en la II Guerra Mundial], Barcelona 1952... Siguen, y en la actualidad se celebran cada cuatro años; el anterior, el 2000, tuvo su sede en Roma, en el conjunto de las celebraciones del Año Jubilar de la Encarnación. Cada generación ha cantado la Eucaristía con la sensibilidad que proporcionaban los teólogos en sus explicaciones, la gente en sus manifestaciones de piedad. El canto más cantado de la Eucaristía, el Cantemos al Amor de los amores, el Himno que se estrenó en el Congreso Eucarístico de Madrid en el hoy lejano 1911. ¡Cómo ha durado y sigue durando...! El autor de la letra es un fraile agustino, Restituto del Valle, que, entre otras cosas, escribió sobre el Quijote y compuso el Himno a la Virgen de Covadonga (1918), que los asturianos llaman “la Santina”. Pienso que él también era asturiano. La música - ésta sí que es bella - la escribió un músico vasco, Juan Ignacio Busca Sagastizábal (1868-1950), nacido en Zumárraga (Guipúzcoa), que se hizo también famoso por una alegre Misa navideña, llamada “La Pastorela”. El Cantemos al Amor de los amores se encuentra en todos los repertorios de música de iglesia, pero sólo con algunas estrofas, no completo. Las estrofas 6 y 7 se expresan de este modo. 6. El mundo impío contra Ti se agita, / sembrando por doquier / el error, el mal; / y a todos nos invita / a beber [de] la copa del placer. 7. Mas, he aquí que tu Vicario augusto, / de Roma el solo Rey, / por tan gran maldad /no oculta su disgusto, / y desea salvar su noble grey. Estas estrofas, que entonces se escribieron, hoy no se cantan..., ni podrían


cantarse, porque nuestra forma de pensar y hablar de la Eucaristía y de la Iglesia es muy otra. II. Cantos de Comunión Quienes ponen sus cualidades literarias al servicio de la oración litúrgica tienen - tenemos, diré con audacia - un desafío precioso. El canto es un vehículo privilegiado de la fe. La tradición espiritual de la Iglesia cuenta con gran riqueza de Motetes Eucarísticos, en gregoriano o en polifonía. Ahora se nos invita a ser creativos para ofrecer a los músicos letras adecuadas, hermosas, populares y profundas, para el momento de la comunión. Aquí distinguimos, como se explica en la introducción a este sector, los Cánticos procesionales para acercarse al banquete Eucarístico y los Cantos de Acción de gracias. El momento de intimidad que sigue a la recepción del Santísimo Sacramento se presta a que, en ocasiones, utilicemos la Himnodia Pascual. El lector de este Cuaderno Eucarístico conoce seguramente nuestra obra Himnario del Misterio pascual (155 himnos o poemas sobre Cuaresma y Pascua recopilado en marzo de 2006. Momento que acentúan la intimidad, que puede sintonizar con himnos como estos: - Tus llagas florecidas (n. 115). - Pureza de la Iglesia (n. 118). - Alzado, mi Señor, tu blanco cuerpo (n. 130). Himnos para contemplar el cuerpo del Señor y su santo rostro, como: - Jesús se quedó dormido (n. 88). - Cuerpo de mis pensamientos (n. 97). - Tu cuerpo es preciosa lámpara (n. 103). - El amor y la muerte han combatido (n. 110). - Tu rostro, mi Señor, tu santo rostro (n. 70). - La muerte ha madurado de ternura (n. 82). - He visto a mi Señor!, lo he visto (n.96). Podemos cantar el vino de la Eucaristía: - Ya traen el racimo generoso (n. 53). Y el pan de Tiberíades: - Con el pan de sus manos (n. 91). Podemos ver al Buen Pastor: - Por el camino... (n. 81). O, sin más, podemos experimentar, el encuentro del Resucitado: - ¡La paz!, dijo el Señor (n. 84). Crear buenos cantos de Comunión es hoy en el panorama de fe y estética de la liturgia una de las tareas más apremiantes. III. Adoración al Santísimo Sacramento La adoración al Santísimo está entrando en una época de oro en la Iglesia, y para


este momento debemos decir lo que acabamos de afirmar a propósito de los Cantos y Cánticos de Comunión. Lo poco que hemos coleccionado aquí bajo este epígrafe tiene un carácter bastante circunstancial..., y como tal hay que entenderlo. Quede este apartado plenamente abierto, para trabajar en la línea de composición que nos marca la Iglesia. IV. Jueves Santo y Corpus Christi Fuera de los domingos las dos grandes Fiestas de la Eucaristía son Jueves Santo y Corpus Christi. La liturgia latina ha creado composiciones geniales. Bellísimo el Oficio divino del Corpus, obra en sus versos del Teólogo Poeta, santo Tomás de Aquino. V. Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote Para esta fiesta, que ha aceptado el Episcopado Español, lo mismo que el episcopado mexicano, ofrecemos cinco himnos. Los dos primeros han pasado a la Liturgia de las Horas: Eres tú nuestro Pontífice - himno que ha sido musicalizado por Domingo Cols y Sólo el amor halló tal Sacerdocio. Recuerdo de este último que, como himno leído, fue estrenado en Javier, en las iglesia de las Oblatas de Cristo Sacerdote, cuando en la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno sacerdote, el Obispo diocesano invitaba al presbiterio diocesano compartir con él la celebración eucarística. Don José María Imízcoz (+), sacerdote de óptima memoria, lo leyó en la Eucaristía. Los otros tres, no publicados hasta hoy, fueron compuestos en Jerusalén, algún día antes de celebrar en el convento franciscano de La Flagelación mis XXV años de sacerdocio (Martes Santo de 1985). En mis años de estudio de Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma (1962-1964) fueron muy luminosas, y se me quedaron muy grabadas, las explicaciones del P. Albert Vanhoye, S.I. (ahora Cardenal de la Santa Iglesia, 24/III/2006) sobre la Carta a los Hebreos. Cuántas veces nos decía: Ni san Pablo, ni san Juan, ni san Pedro, ni ningún otro escrito del Nuevo Testamento da a Jesús el título de Sacerdote. Es sólo la Carta a los Hebreos. Desde la Teología de la Carta a los Hebreos están compuestos esos himnos, con referencia a la santa Cena del Señor. VI. Sacerdotales La siguiente sección es de diversas composiciones aglutinadas con un título común: Sacerdotales. Hay un poema para el primer beso que da el sacerdote al altar, antes de iniciar la celebración eucarística; hay otro para el último beso, cuando se retira y ha dicho, el diácono o él, Ite, Missa est. Este momento poético nos lo sugirió la liturgia malabar, cuando el sacerdote, al abandonar el altar, se dirige a él con una oración preciosa y nostálgica.


Podríamos intentar otros versos de sacristía, de preparación o de acción de gracias. Recordemos a nuestro beato Diego José de Cádiz (1743-1801), en aquellas décimas que de joven leímos en un “cartón” en las paredes de una galería conventual: El amor de Dios avisa al Ministro del Altar se ponga a considerar que no hay devoción con prisa. Diga espacio la Misa; mire que las Misas son viva representación de su muerte y de su afrenta, y ha de dar estrecha cuenta del fruto de su Pasión. Los otros poemas son poesías sacerdotales, que se han estilado tanto en nuestros conventos, con ocasión de ordenaciones y aniversarios. VII. Capuchinas Sacramentarias y otras celebraciones Este apartado reúne material múltiple, y buena parte de él motivado por nuestro servicio prestado a las Clarisas Capuchinas Sacramentarias, como lo verá el lector en una nota introductoria a la celebración del 125 aniversario de la Fundación de estas Hermanas, para quienes la adoración permanente es parte integrante de su carisma. Pero nos referimos también a otras religiosas. Y en todo caso, en esta sección de poesía eucarística tiene cabida cualquier homenaje a la Eucaristía, por la razón que sea. VIII. Viñetas eucarísticas en el Año de la Eucaristía Quiero destacar algo exquisito que esconde esta sección: los dibujos o viñetas eucarísticas diseñadas por el benedictino Fray Gabriel Chávez de la Mora, de la vecina abadía del Tepeyac. El P. Gabriel, impregnado del amor a la Escritura, ha dedicado y está dedicando buena parte de su vida al arte litúrgico (Véase en Actualidad Litúrgica, 2005). Una de sus últimas obras ha sido la ilustración de múltiples episodios, con viñetas de su pulso, del Antiguo y Nuevo Testamento en La Biblia católica para jóvenes, unos setenta símbolos bíblicos para traducir la fe con alusiones a figuras del Antiguo testamento y símbolos de la piedad católica. Con motivo del Año Eucarístico (2005) Fray Gabriel tomó frases, escenas, símbolos del Antiguo y Nuevo Testamento para hacer con su pluma, y sobre todo con su corazón y su intuición contemplativa, unas viñetas eucarísticas. Son 72 las que lleva dibujadas hasta el presente... Merece que les prestemos atención. El P. Gabriel hace una lectura mistagógica de la Escritura, como la han hecho los Padres, y dibuja sacramentalmente. El alma de las realidades bíblicas transparece cuando, de pronto, surge una referencia al Pan y el Vino del altar. Son caminos - de tradición y actualidad conjuntamente - para


crear una simbología y un arte para nuestras iglesias. Al componer las Décimas para estas viñetas - trabajo en curso de elaboración pensamos que con cada dibujo y poesía se puede crear un pequeño panel, con una lámina tamaño “carta”, para decorar nuestras casas con amores de Eucaristía. Los dibujos pueden ser coloreados. El Misal para todos los domingos y fiestas del año, que edita “Obra Nacional de la Buena Prensa” tiene en portada una imagen a color, en rectángulo, medida de perfección y armonía. Es el estilo de estas viñetas. Y, a la vuelta de la primera página, se da la introducción mistagógica a la imagen, añadiendo: Diseño: Fray Gabriel Chávez de la Mora, O.S.B.; Realización [del color] por el Arq. Jaime Domínguez.

Apéndice Añadimos también un Apéndice, el cual lleva su propia introducción. *** Al poner el lazo a este ramillete de poesía, ha venido el recuerdo de mi padre. A él se lo dedico. Fue un cristiano de verdad, Labrador y de la Adoración Nocturna. Pero la adoración nos lleva a las obras de caridad. Él era miembro muy activo de las Conferencias de San Vicente de Paúl. Para morir recibió solemnemente el santo Viático, y le decía al Párroco, don José Yagüe: - Don José ¿cuándo se va a separar el alma del cuerpo para ver a Dios? Un día, sin saber nada, en el Manual de Adoración Nocturna de España (1983) vi unos himnos: Luz mensajera de gozo (p. 131), Te diré mi amor, Rey mío (p. 229), En el principio de todo (p. 235), De Dios nace la gloria y a Dios vuelve (p. 236), Al fin será la paz y la corona (p. 263), La tumba abierta dice al universo (p. 276), Estaba al alba María (p. 277). Eran míos...No, pensé: Eran, más bien, del adorador Rufino Grández García. *** Esto es, hermano, hermana del mismo Banquete, lo que quería compartir. Jesús Eucaristía sea la hermosura, el gozo y la fuerza de nuestra vida. Casa de Formación Santa Verónica, Domingo IV de Cuaresma, 2 de abril de 2006 (46 aniversario de mi Ordenación Sacerdotal)

fr. Rufino María Grández

Guía eucarística para una clarisa capuchina La vida de una clarisa capuchina está toda ella, día a día, centrada en la Eucaristía, que tiene la gracia de celebrar cada mañana. Poner todos los medios a nuestro alcance para la celebración serena, sabrosa, compenetrada de la Misa de cada día es el corazón de nuestra vida contemplativa.


I LA CELEBRACIÓN DIARIA DE LA EUCARISTÍA Jamás lo olvidemos: la celebración eucarística es la clave de la vida contemplativa, la mística superior no alcanzada por ninguna otra, el sentido de nuestra virginidad, la meta de nuestros estudios, el hogar de nuestra fraternidad. Hemos de conocer, por un estudio cuidadoso, amoroso, la entraña de cada articulación de la Misa, según la explica la Instituti del Misal Romano (3ª edición, traducida por el episcopado mexicano). En la celebración de la Eucaristía uno puede privilegiar tres núcleos: - La Liturgia de la Palabra. - La plegaria Eucarística. - La recepción de la Sagrada Comunión. La Liturgia de la Palabra. El sacerdote que preside la Asamblea del Señor tiene esta próxima tentación: poner alma y vida en la Palabra, en una buena homilía (con el sutil peligro de lucirse). Y nos parece que una buena Misa es una misa con una buena homilía: fervorosa y sólida en el conocimiento bíblico, y espontáneamente... un tanto larga. Esto es un error. Es importantísima la liturgia de la Palabra bien preparada, pero no es lo más importante, aunque le concedamos el mayor tiempo de la celebración. La Plegaria Eucarística. La Plegaria Eucarística es el núcleo de la celebración, lo más importante de toda ella, y esta es la gracia que hemos de pedir al Señor: dejarnos transportar por el contenido de la Plegaria Eucarística. Esto quiere decir que en momentos especiales debemos estudiar palabra por palabra la Plegaria eucarística, para caer en el asombro. No hay mejor modo de alcanzar la contemplación que rezar bien la Plegaria Eucarística. La recepción de la Eucaristía en la Comunión. Es la desembocadura de la Plegaria Eucarística. La Comunión tiene, como se explica en su lugar, dos momentos distintos: - la procesión eucarística para participar en el banquete sagrado, - y la acción de gracias al Señor a quien hemos recibido. La Comunión, por su propia naturaleza, está pidiendo intimidad y adoración, y esto en la órbita personal y comunitaria. Sobre la Comunión como adoración habló Benedicto XVI a un millón de jóvenes en Colonia (agosto 2005). Esta vivencia personal requiere cierto tiempo, cierta pausa, porque la psicología humana no puede pasar instantáneamente de un sentimiento a otro en el curso de los mismos. Para saber lo que es la Comunión en nuestra familia franciscana recordamos a Francisco y Clara. De san Francisco escribe san Buenaventura: “Su amor al sacramento del Cuerpo del Señor era un fuego que abrasaba todo su ser, sumergiéndose en sumo estupor al contemplar tal condescendencia amorosa. Comulgaba frecuentemente y con tal devoción, que contagiaba su fervor a los demás, y al degustar la suavidad del Cordero inmaculado (1P 1,19) era muchas veces, como ebrio de espíritu, arrebatado


en éxtasis” (Leyenda mayor 9,2). Sobre la Comunión de Clara recordemos lo que declaraba sor Bienvenida de Perusa: «Madonna Clara se confesaba frecuentemente, y con gran devoción y temblor recibía el santo sacramento del Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, hasta el extremo de que, cuando lo recibía, temblaba toda» (Proceso 2,11). Lo mismo sor Felipa: «Y lloraba copiosamente, sobre todo cuando recibía el Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo» (Proceso 3,7). Celano resume en la Leyenda: «Cuán señalado fuera el devoto amor de santa Clara al Sacramento del Altar lo demuestran los hechos... Y cuando iba a recibir el Cuerpo del Señor, primero se bañaba en ardientes lágrimas y luego, acercándose estremecida, no menos reverenciaba a quien está escondido en el sacramento que al que rige cielo y tierra» (LCl 28). En la familia capuchina recordemos que el P. Pío recibe las Llagas de Jesús Crucificado el 20 de 1918, en el coro del convento, ante la imagen del Crucifijo, dando gracias después de la Comunión. II La adoración de la Eucaristía fuera de la Misa De la celebración, como una especie de prolongación natural, ha nacido en la piedad cristiana la adoración, que, por un claro paso del Espíritu, está siendo revitalizada en esta hora de la Iglesia. La Carta apostólica a toda la Iglesia (¿o acaso encíclica?), que ha de venir para recoger la herencia del Sínodo de Obispos sobre la Eucaristía (octubre de 2005), nos ha de abrir a todos un venero abundantísimo de espiritualidad. Bien podemos pensar que para muchos tiempo ha de ser una auténtica Guía de espiritualidad eucarística. La adoración por el día y por la noche Las hermanas Capuchinas Sacramentarias, que reciben, como carisma dentro de la familia clariana capuchina, la gracia de adorar sin interrupción la Santa Eucaristía, sabiendo que cuando una hermana adora toda la Comunidad con ella está adorando, pueden expresar con estas oraciones, que compusimos en su día, el ritmo y el latido de toda la comunidad. Al iniciar por la mañana la adoración eucarística continua Señor Jesús, Hijo amado del Padre, hemos celebrado el misterio pascual de la Eucaristía, vida de la Iglesia hasta tu vuelta. Tú nos has llevado hasta el corazón del Padre, y contigo, por el Espíritu Santo, le hemos ofrecido nuestro ser entero como alabanza y oblación que tú aceptas. Y ahora nos invitas a prolongar este misterio admirable en la adoración continua de la Eucaristía;


por ello te damos gracias. Nuestra comunidad quiere permanecer a tus plantas hasta el nuevo encuentro que tú nos preparas. Te adoramos a ti, en la Hostia consagrada en la celebración que hemos concluido. Tú nos asocias a tus sentimientos para adorar y dar gracias, para ofrecernos contigo, para entrar en tu intimidad en un diálogo de amor, para abrazar el mundo entero. Oh Jesús, cada hermana, ante tu divino rostro es el corazón de toda la fraternidad. Acéptanos con bondad y sea de tu agrado el homenaje que queremos tributarte. Amén. Al concluir por la mañana, antes de Laudes, la adoración eucarística continua Señor Jesucristo, gracias por este día de adoración que tu familia, aquí reunida, ahora concluye. Nos disponemos a celebrar de nuevo el misterio pascual del amor. Con toda la Iglesia te bendecimos y adoramos, y te damos gracias porque día a día nos concedes escuchar tu Palabra vivificante, elevar la Plegaria Eucarística y participar en la Comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre. Purifica y dispón nuestros corazones para llegar, por la gracia del Espíritu Santo, al hogar divino de la Trinidad. Nos unimos a todas nuestras hermanas que peregrinan con los mismos afanes. Nos unimos con toda la Iglesia que respira con el aliento de tu divina Presencia. La Virgen Madre nos conduzca a los misterios que, agradecidas, nos disponemos a celebrar. Amén.

HIMNO EUCARÍSTICO ¡Queremos ver a Jesús! Himno para el 48º Congreso Eucarístico Internacional Estribillo ¡Queremos ver a Jesús!, a ti, Jesús, Luz y Vida,


que eres comida y bebida, oh Señor a quien amamos. ¡Queremos ver a Jesús! NOTA. Con motivo de la celebración del Congreso Eu-carístico Internacional de Guadalajara (octubre 2004) fue convocado un concurso para la composición del Himno del Congreso, que debía estar inspirado en el documento preparatorio del Congreso. Fue premiado el himno que transmitimos. El autor, al presentar su composición, presentó igualmente una “didascalia” o explicación del contenido del himno, que también transcribimos. Según comunicación, este estribillo no fue admitido, por no ser de versos decasílabos. En su lugar se escogió el texto del segundo premio, obra de Gabriel de Jesús Frausto Zamora. Gloria a Ti, Hostia Santa y Bendita, Sacramento, Misterio de amor: Luz y Vida del nuevo milenio, esperanza y camino hacia Dios. Estrofas 1 Es memoria Jesús y presencia, es manjar y convite divino, es la Pascua que aquí celebramos mientras llega el festín prometido. ¡Oh Jesús, alianza de amor, que has querido quedarte escondido, te adoramos, Señor de la gloria, corazones y voces unidos! 2 Nos invita Jesús a su cena, a sentarnos con él, como hijos; él bendice y da gracias al Padre, y a nosotros nos junta consigo. ¡Acudamos, hermanos, sin miedo, perdonados, humildes, contritos a esta fiesta que a todos nos une, y comamos el pan compartido! 3 Al banquete que Dios nos regala vengan pobres, enfermos, tullidos, que en la mesa que el Hijo preside los humildes serán preferidos. ¡Oh Jesús, Evangelio del Padre, del Espíritu Santo el Ungido,


al unirnos a ti que te entregas, con los hombres queremos unirnos! 4 Cada vez que comemos del Pan y del cáliz bebemos el Vino, anunciamos que un mundo más bello se prepara y construye con Cristo. ¡Oh Jesús, sacramento viviente, y semilla del Reino traído, desde el santo Misterio en que habitas haznos fuertes y fieles testigos! 5 Mar adentro en el nuevo Milenio, naveguemos con él sin peligro, que en el cielo intercede y nos ama, Sacerdote por todos los siglos. ¡Oh Jesús inmolado en la cruz, mediador, oblación, sacrificio, por tu sangre eres paz de los hombres y promesa de nuestro destino! 6 Una Madre escogida en la tierra engendró de su cuerpo a este Hijo, y al misterio pascual fue asociada por la gracia de Dios Uno y Trino. ¡Santa Virgen María, agraciada, esperanza del hombre afligido, tú nos llevas con mano amorosa al abrazo y encuentro con Cristo! 7 Que la lengua profiera alabanzas y el amor sea un canto continuo, porque Dios es amor a nosotros, y su amor es amor infinito. Acudamos con gozo y ternura a la Luz, a la Vida, que es Cristo, y los cielos, la tierra y la historia todos juntos cantémosle un himno.

DIDASCALIA Técnica de composición El autor ha querido imaginarse que está en medio de una gran multitud reunida


en torno a Jesús Eucaristía, y allí, como uno más de la multitud, sintiéndose Iglesia, expresa su amor al Señor, alaba, adora y suplica cantando. El himno es en su estilo afectivo y narrativo, directamente oracional y con una clara intención didáctica, al proclamar la fe en la Eucaristía. Dejamos a un lado el carácter “heroico” y “triunfalista” de los himnos profanos. Queremos que el himno sirva no para exaltar los ánimos, sino para glorificar a Cristo, y activar el amor de nuestro corazones a la Eucaristía, sacando las conclusiones de amor a los demás que de ella se deriva. Queremos situarnos en el corazón de la Iglesia. Las estrofas, según las bases acordadas, están construidas con versos decasílabos, acentuados en la tercera, sexta y novena. Recordemos que es la métrica de sílabas y acentos empleada en el Himno Nacional mexicano [Mexicanos, al grito de guerra]. Cada estrofa se compone de ochos versos, divididos en dos partes. Los primeros cuatro versos son de carácter preferentemente narrativo: narran lo que es la Eucaristía. Los cuatro siguientes son más bien oracionales. (Observación. En la primera estrofa, el poeta se permite leer el trisílabo “alianza” como cuatrisílabo “ali-anza”; si esta licencia pareciera incorrecta, se puede cambiar el verso: oh Jesús, que en alianza de amor / has querido quedarte escondido). La estrofa última, conforme al carácter tradicional de la himnodia litúrgica, es doxológica. El estribillo está motivado por una frase eslogan. “¡Queremos ver a Jesús!”, que puede tener singular fuerza convocatoria. La métrica es diferente: octosílabos. Son cuatro versos, rimando sólo el segundo y tercero. El verso de arranque, “¡Queremos ver a Jesús!”, se repite tras el cuarto verso, como recapitulación, especie de “leitmotiv” de los sentimientos que provocan el himno. Contenido espiritual El estribillo. El estribillo toma literalmente la frase evangélica que hallamos en san Juan: “Queremos ver a Jesús” (Jn 12,26), título de la primera parte del mensaje preparado para el 48º Congreso Eucarístico Internacional: “La Eucaristía, luz y vida del nuevo milenio”. “Luz y Vida” son las palabras guía de este Congreso, Luz y Vida, concretado el mensaje y persona en Jesús: a ti, Jesús, Luz y Vida, y en Jesús como Eucaristía, que eres comida y bebida; en Jesús, en suma, como amor, porque el amor es el eje de la existencia: oh Señor, a quien amamos. Primera estrofa. Confesamos nuestra fe en la Eucaristía con palabras o directamente bíblicas o inspiradas en la Sagrada Escritura: memoria, presencia, Pascua, alianza, Señor de la gloria Vemos que la Eucaristía nace de la Pascua y mira a la Pascua eterna, mientras llega el festín prometido. Y adoramos: te adoramos, Señor de la gloria. En el mensaje para el Congreso se insiste en la fe de “La presencia real de Cristo en el Misterio Eucarístico” (primera parte). Segunda estrofa. Evocamos, pues, aquella cena, y nos vemos con Jesús para saber qué fue la Eucaristía, cómo nació la Eucaristía: “Nos invita Jesús a su cena, a sentarnos con él, como hijos; / él bendice y da gracias al Padre, / y a nosotros nos junta consigo.”


De esta contemplación surge una invitación espontánea: “Acudamos, hermanos...”, y, recordando las disposiciones de acercamiento a este banquete perdonados, humildes, contritos -, se acentúa el carácter comunitario y festivo de esta fiesta que a todos nos une. Tercera estrofa. La Eucaristía es el banquete que Dios nos regala; no es fruto de nuestros merecimientos, sino siempre regalo de Dios. Pero ¿a quién lo regala? A todos los que quieran recibirlo, como el Evangelio. Los invitados al banquete, según la parábola, fueron “los pobres, lisiados, ciegos y cojos” (Lc 14,21). Por eso, bien podemos decir: “vengan pobres, enfermos, tullidos”; y, aunque cause escándalo, seguiremos afirmando: que en la mesa que el Hijo preside / los humildes serán preferidos. Jesús, para anunciar el Evangelio del Padre, fue del Espíritu Santo el Ungido. Y como Ungido por el Espíritu Santo llevó la salvación a los pobres (Lc 4,18-19). Queremos hacer los mismos, al recibir en comunión la Eucaristía: al unirnos a ti que te entregas / con los hombres queremos unirnos. Cuarta estrofa. En la cuarta estrofa recordamos el testimonio paulino: “Pues cada vez que comáis este pan y bebáis de este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga” (1Co 11,26). Este anuncio del retorno del Señor lo hacemos mientras nosotros vamos construyendo, con Cristo, un mundo más bello. En la oración de esta estrofa seguimos recordando que Jesús eucarístico, como sacramento viviente, es también la semilla del Reino traído, y le pedimos a Jesús que desde el santo Misterio en que habitas nos haga a nosotros fuertes y fieles testigos de este Reino. Quinta estrofa. La quinta estrofa mira especialmente al Tercer Milenio, al “novo millennio ineunte”, con la consigna evangélica que el Papa escogió: Duc in altum!, Boga mar adentro (Lc 5,4): Mar adentro en el nuevo Milenio. Este Congreso Eucarístico Internacional está bajo la consigna del inicio del nuevo Milenio. Podemos avanzar sin miedo, con él sin peligro. La carta a los Hebreos nos ha presentado a Jesús como Sacerdote celeste que permanece por la eternidad (Hb 7,24), y dice que “está siempre vivo para interceder en su favor” (v. 25), por nosotros. Jesús es “el que nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados” (Ap 1,5). Sexta estrofa. Evocamos a María. María en el Cenáculo, la Madre de esta carne divina de la Eucaristía, es la misma que en el Tepeyac aparece como la “la Madre del verdadero Dios, por quien se vive” (parte quinta del mensaje del Congreso, recordando el Nican Mopohua). La vemos asociada al misterio pascual, y esto por la gracia de Dios Uno y Trino. El misterio de María lo contemplamos así desde la luz divina de la Trinidad. Y viéndola así, siempre como agraciada, confesamos - y por lo mismo pedimos al confesar - que nos lleve: al abrazo y encuentro con Cristo. Séptima estrofa. La estrofa final es una doxología a modo de exhortación. Que la lengua profiera alabanzas..., nos evoca el Pange, lingua, gloriosi... La alabanza brota del amor: el amor sea un canto continuo. Alabamos el amor; no importa que lo digamos cuatro veces en cuatro versos. Dios es amor. Esa es la definición más convincente de Dios. La alabanza quiere formar, al unísono, un canto con toda la creación: los cielos, la tierra y la historia / todos juntos cantemos un himno.


COMUNIÓN Procesionales de Comunión Presentación: El canto procesional hacia la Eucaristía y el himno después de la comunión Celebrando la santa Eucaristía, en el tiempo en que la asamblea participa del banquete del Señor, hay dos posibles cantos con los cuales se puede expresar la fe y los sentimientos que bullen en el corazón de los participantes. Uno es el canto mientras el acceso procesional a la comunión, otro es el canto que puede seguir a la comunión como acción de gracias. Veamos cuál es exactamente el significado de uno y otro. “Mientras el sacerdote recibe el sacramento, empieza el canto de la Comunión, el cual, por la unión de voces, debe expresar la unión espiritual de quienes están comulgando, demostrar la alegría del corazón y poner de relieve el carácter comunitario de la procesión de los que van a recibir la Eucaristía. El canto se prolonga mientras a los fieles se administra el Sacramento. En el caso de que se cante un himno después de la Comunión, ese canto termínese a tiempo. Se debe procurar que también los cantores puedan fácilmente comulgar” (Institución General del Misal Romano,86)

“Cuando se ha terminado de distribuir la Comunión, el sacerdote y los fieles, si es oportuno, oran un rato recogidos. Si se prefiere, puede también cantar toda al asamblea un himno, un salmo o algún otro canto de alabanza” (Institución, 88). Está patente el sentido de lo que se canta en cada uno de esos dos momentos. Las composiciones que siguen se refieren al primer momento: cantos de comunión en la procesión de los que van avanzando para recibir el Cuerpo del Señor. Estos cantos no pueden ser «solos», porque es toda la asamblea la que fraternalmente canta. En estas composiciones se ha pensado en la siguiente ejecución: - Toda la asamblea va cantando, estrofa tras estrofa, un estribillo. - Unos pocos cantores van profiriendo melódicamente el texto de las estrofas, que se ha concebido como poesía narrativa, abierta a la admiración y contemplación del misterio. El cisterciense P. Iñaki Aranguren, actualmente en Zenarruza, Vízcaya (España) comenzó a estos Proce-sionales de Comunión. Sean una oferta al honor del cuerpo de Cristo.


Estribillos Procesionales de Comunión Primer estribillo Dulzura de los cielos en la tierra, del hombre peregrino Eucaristía: Jesús, festín de amor y de ternura, a ti llegamos, llenos de alegría. Segundo estribillo Acércate, mi santa Madre Iglesia, y goza como esposa del banquete; Jesús te ha embellecido y te alimenta porque eres tú su amor y su deleite. Tercer estribillo Vayamos juntos, todos invitados, vestidos con su gracia y hermosura; Jesús es quien invita y se nos da, y el cielo venidero nos anuncia. Cuarto estribillo Tú eres Dios manjar, así creído, mi Dios bebida, Dios mi todo mío: mi yo divino, en ti, Jesús, fundido, amor sin fondo, amor enloquecido.

MISTERIO DE LA CENA Fue Cena de la Pascua aquella Cena Fue cena de la Pascua aquella Cena, Jesús ebrio de amor y de esperanza, la fiesta de Israel, allí presentes Moisés con los Profetas y Patriarcas. El rojo vino en copa generosa la Cena del Mesías presagiaba; que goce el corazón, que Dios se acerca en esta noche santa de Alianza. Cantaban himnos, salmos, los Apóstoles, y Cristo con su pueblo los cantaba;


¡oh Pascua de los hijos liberados, pasado el Mar y rumbo de la patria! En él el corazón era el paisaje de toda maravilla antes narrada; y entonces con el pan y con la copa el Verbo en carne se hizo nueva Pascua. Jesús del gran deseo, fin del cosmos, tu Yo divino al mundo lo traspasas, y el mundo asumes, fibra de tu carne, y a mí, que soy de tierra, allí me abrazas. ¡Oh Cristo, Pascua-tránsito inefable, oh Pascua-padecer en cruz sellada: a ti te alaba el hombre redimido, a ti la creación divinizada! Amén.

Jesús bendito alzó los grandes ojos Jesús bendito alzó los grandes ojos, los puso en Dios, cual aves en su nido, en tanto que la diestra y la siniestra brindaban la oblación del rojo vino. La sangre derramada por Caín latía allí, mas ya perdón divino; la sangre de la guerra y del amor, del curso de la historia el pleno río. El monte Sinaí con los becerros que hicieron uno altar y pueblo ungido allí se remecía, allí en la copa del pacto nuevo y nuevo sacrificio. Los siglos desangraban en el cáliz la vida humana, jugo de racimos, y todos eran, densos, todos juntos pasión -dolor y amor- en este rito. Y entonces el Señor de aquella Pascua con voz augusta y corazón nos dijo: Es ésta la Alianza mía y vuestra, divino sorbo, sangre de suplicio. ¡Oh Cristo eterno, miga masticada, vertida copa, Espíritu infundido,


oh Dios sacramental en nuestros labios, Jesús bendito, amor del Padre y mío! Amén.

Comedme en este pan y uníos todos Comedme en este pan y uníos todos en cálida unidad conmigo mismo; seamos uno en cuerpo y alma y vida, en comunión de ruta y de destino. La cepa y los sarmientos, una savia y un fruto generoso en el racimo; que nadie muera, nadie se separe, cortándose la vena en un suicidio. Adentro de vosotros me derramo, cual Dios del ser, cual hálito y respiro; sentidme en dimensión y espacio intacto, palpadme amor y Verbo acontecido. Yo estoy en ti y soy el Tú donado, y tú eres para mí tu yo asumido; acércate, que nuevo es el lenguaje, pues nuevo es el amor que ha florecido. Comed, tomad el cáliz, mis hermanos, y todos sin temor, que yo os limpio; yo nunca deseé mayor deseo que el darme ahora en Cena reunidos. ¡Jesús, abrazo y paz de Eucaristía y dulce transfusión de los sentidos, florido lecho, pálpito de vida, Jesús, oh don de amor, oh Dios transido! Amén.

MISTERIO DE LA COMUNIDAD Jesús es sacrificio sobre el ara Jesús es sacrificio sobre el ara, Cordero degollado siempre vivo, Jesús es holocausto perfumado, la víctima de fuego aquí encendido. Jesús es la primicia de la Tierra,


ofrenda de Israel en un cestillo, Jesús es la tostada flor de harina, aceite derramado, suave y límpido. Jesús es el aroma para el Padre, incienso transpirando ser divino; Jesús es el final de toda herida, de todo sacrificio olor purísimo. Que cesen ya las víctimas cruentas y no haya más altares por los siglos; la roca ensangrentada del Calvario ha dado paz al último cuchillo. ¡Oh víctima de paz de cielo y tierra, manjar de comensales redimidos, Jesús festín, en cuyo santo cuerpo los viejos ritos fueron abolidos! ¡Jesús, Señor del tiempo, el Santo y Único, Jesús, Eucaristía-sacrificio, a ti la adoración, la gloria clara, que ayer y hoy y siempre eres el mismo! Amén.

La Iglesia lo recuerda, lo celebra La Iglesia lo recuerda, lo celebra, Esposa fiel en tiempo fugitivo. «Hacedlo en mi memoria», nos decía, y día a día hacemos como dijo. Y queda entre nosotros su recuerdo, su cuerpo, su figura, su latido, guardamos adorando su presencia, su augusta entrega, el signo vespertino. Viviente memorial, perenne encuentro, del tiempo y de lo eterno estrecho anillo; descienda desde el cielo la energía y ascienda al trono un grito en pan y vino. Acuérdate..., Señor de lo indeleble, mirándole recuérdate a ti mismo; recuerda, mi Señor, tu corazón, que diste a tu Encarnado mi destino. Olvida los pecados, da el perdón,


y ten memoria fiel de tus caminos: la gracia se hizo rumbo en nuestra historia, y fue la historia esposa de tu Hijo. ¡Oh Cristo, Sacerdote intercesor, que vives, recordando, tu servicio, tu gloria excelsa sea tu memoria y sea bendición lo que pedimos! Amén.

El cuerpo es oblación en el Espíritu El cuerpo es oblación en el Espíritu, el tránsito del mundo desprendido; es don ya sin retorno, pura dádiva, que el Dios de amor acoge complacido. Ofrenda sin mancilla en esta tierra, regalo nuestro digno del Altísimo; la eterna voluntad lo santifica y lo hace el don perfecto de Dios trino. Jesús es el que ofrece y es la ofrenda y toma nuestra vida en don consigo; si a él el Padre mira, en él nos halla, si aquí sus ojos tiende, en él vivimos. El mundo se estremece y ora en trance y es todo Eucaristía en un gemido; en ese cuerpo santo del Calvario sellado está por siempre y ofrecido. Y ofrenda preciosísima es la Esposa, lavada y blanqueada en un martirio; la Iglesia entera es santa Eucaristía, nacida del costado, Cuerpo místico. Los miembros del Cordero en unidad con él y en él el culto a Dios rendimos: ¡oh Padre desbordado en el Espíritu, recibe la oblación de Cristo vivo! Amén.

MISTERIO GERMEN DEL MUNDO El pan hace a la Iglesia, que es banquete


El pan hace a la Iglesia, que es banquete, el vino hace la fiesta y el bullicio; vertido aquí el Espíritu entre cantos, Jesús es pan, Jesús es Cuerpo místico. Den gracias los salmistas venerados, proclamen los profetas elegidos, y el coro de los pobres muy felices confiesen que aquí empieza el Paraíso. Es fiesta pura, gozo de la Iglesia, la santa Eucaristía del camino; es boda ya, de púrpura el esposo y blanco tul la esposa de su anillo. ¡Oh Pan divino, oh Verbo sustanciado, oh Dios entero, en carne acontecido, oh toda la verdad aquí presente, oh Iglesia del proyecto que Dios quiso! Celébrate, Señora, santa Madre, celebra tu perdón, el beso amigo; y embriágate de amor por el Espíritu, porque eres la querida del querido. ¡Oh Cristo, luz y sello, Cristo imagen, pleroma, transparencia, cuajo vivo, te adora con asombro la que es tuya, tu Iglesia santa, santa por los siglos! Amén

Honrad la libertad con bella fiesta Honrad la libertad con bella fiesta, que libre de pecado es Jesucristo; seamos libres, puros por su rostro, el alma sin temor, de culpa limpios. «Ninguno me la quita, yo la entrego, yo doy mi vida, yo me sacrifico, yo soy el que desciende y el que sube, yo soy el que ha venido y surjo invicto». En esta mesa el sacramento es pan de libertad y de cariño, que amor de Dios no existe involuntario, ni entrega por la fuerza en su servicio. Manjar de reyes, copa de victoria,


bebida de los mártires de Cristo; repose libre el hijo en esta mesa y acoja al mundo nuevo redimido. Quebrado quede el yugo del esclavo y venga el comensal de paz vestido; con túnica de gracia y perfumados vayamos a las nupcias del Rey Hijo. ¡Jesús eterno, don y Eucaristía, Pastor y Rey, Hermano, Amigo, dador de libertad con bella muerte, a ti que te comemos, bendecimos! Amén.

Con fe de Pascua firmes confesamos Con fe de Pascua firmes confesamos que aquello que pasó es Pan y Vino; que es esto aquello mismo sin segundo, el único y eterno sacrificio. Es éste aquel Calvario sin retorno, aquel morir del Hijo, aquí vivido; Jesús murió y en su divino tránsito su muerte viva se hizo en Dios latido. Y vive Dios la muerte esplendorosa que el todopoderoso la ha asumido; cantemos la unidad de Dios inmenso que viene con poder en este signo. El tiempo del ayer es hoy aquí, el Dios del ser el tiempo ha recogido, y aquí se nos derrama el Dios oculto: su Nombre es santo, lleno de prodigios. El tiempo y la materia y el espacio sirviendo están, rindiéndose a sí mismos; presencia luminosa es lo real y el hoy en que vivimos, puro atisbo. Comamos y bebamos a esta mesa, ceñidos a la Cruz cantemos himnos: ¡Honor sea al Amor, honor a Dios y gloria sobre gloria por los siglos! Amén


Cánticos de acción de gracias El corazón es inmenso (Canto de comunión sobre el asombro ante la eucaristía, según «Ecclesia de Eucha-ristia, 5, 6, 48»)

El corazón es inmenso y se abre hasta lo infinito; más grande la Eucaristía, la Encarnación por los siglos. ¡Dios mío, rendido adoro, con tierno, con dulce asombro! Más grande que la Escritura un Dios en pan escondido, más grande que la Alianza el vino, sangre de Cristo. ¡Dios mío, rendido adoro, con tierno, con dulce asombro! La Trinidad se presenta en sacrificio eucarístico; la historia termina aquí y aguarda el final destino. ¡Dios mío, rendido adoro, con tierno, con dulce asombro! Sus ojos, fuego y ternura, de amor tenían su brillo; sus ojos, luz de los cielos, miran aquí compasivos. ¡Dios mío, rendido adoro, con tierno, con dulce asombro! Sus labios y sus mejillas del corazón eran signo; su humanidad sacrosanta aquí tiene su latido. ¡Dios mío, rendido adoro, con tierno, con dulce asombro! Dios es anhelo de hombre y el hombre anhelo divino, y este santo sacramento de Dios y el hombre es anillo. ¡Dios mío, rendido adoro,


con tierno, con dulce asombro!

Jesús, en mi ser presente Canción de una clarisa capuchina para después de la Comunión, recordando cómo Clara comulgaba

Jesús, en mi ser presente, unida a la Iglesia santa, mi corazón es memoria y cobija a mis hermanas. Mi corazón representa a Clara que comulgaba, cuerpo y alma estremecida, las lágrimas la bañaban. Era el amor de su Esposo que toda la traspasaba; eras tú, Amado mío, que ahora estás en mi casa. Eres tú, Jesús viviente, mi pobreza profesada, ser pobre fuera de ti sería triste desgracia. Eres tú, Jesús orante, esa oración de mi alma, la única que yo quiero, la sola que a Dios agrada. Eres tú, flor de las vírgenes, mi castidad consagrada; ser virgen fuera de ti, ni quiero ni tú me llamas. Eres tú, Jesús humilde, mi clausura recatada; contigo quiero vivir muy libre y muy liberada. Eres tú, Jesús, mi estudio, mi libro y mi sacra Página; solo a ti quiero aprender cuando estudio ciencia humana.


Eres tú, Jesús, mi amor, y yo soy tu dulce amada; que nunca mi corazón por otra senda se vaya. Aquí estoy y continúo en mi ofrenda cotidiana; sé tú, Jesús, la presencia que sienta que me acompaña. Amén.

Te he recibido, Jesús (Cántico espiritual para después de la Comunión) Te he recibido, Jesús, en uno los dos estamos; déjame, pues, derramar los sentimientos que traigo. Te adoro a ti, mi ternura, y te amo cuanto yo alcanzo, toda mi vida es amor, un fuego que quiero darlo. Te he recibido venido del seno del Padre Santo, traído por el Espíritu como divino regalo. No vienes solo, Jesús, que vienes acompañado, no existes sin el Espíritu, ni el Padre te ha abandonado. Eres presencia dulcísima de Dios trino a mí donado; el alma y el cuerpo entero con tu presencia has llenado. Eres, Jesús, nuestra historia, desde Adán, gracia y pecado; y toda la sangre humana por tu sangre me ha llegado. Eres, Jesús, el comienzo, que asume todo el pecado; todo el río de la historia desemboca en tu costado. Y cuando yo te comulgo,


te comulgo a ti encarnado, comulgo divinidad, la Biblia me he comulgado. Comulgo el Tú de Dios Hijo cual bautizado cristiano; comulgo Pasión y Muerte y el Cuerpo resucitado. En el centro del amor el hombre y Dios encontrados; esta llegada hasta ti supera todo milagro. Yo te comulgo, Jesús, tú eres Dios sacramentado: mi pasado y mi futuro, en tu cuerpo está contado. El corazón se dilata donde tú te has dilatado, comunión del universo por tu cuerpo consagrado. Este yo que te comulga, y que en ti se ha fusionado, no es el instante tan solo: es mi tiempo y mi trabajo. Y siento que el día entero en ti queda comulgado, que no hay nada que no sea en tu cuerpo consagrado. Tú eres, Jesús, unidad y unido todo ha quedado, y, cuando venga la muerte, será mi triunfo agraciado. Soy oblación para ti, ofrenda puesta en tus manos; soy pecador sin excusa mas por ti santificado. Soy tu presencia amorosa, cuando en mí has penetrado; soy tu morada y tu signo el santo que has proyectado.


Soy, Jesús, tu sacramento, en la tierra de tus santos, y, unido al coro celeste, soy al unísono un canto. Soy contigo el que tú eres déjame decirlo llano, soy la vida que me das; como me llamas, me llamo. Jesús de mi corazón, soy tú por ti cobijado; yo soy mi debilidad y en ti yo soy tu milagro. Jesús de palabras simples y corazón regalado, en ti desaparecido para siempre me he quedado.

ADORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO Sentado está el Rabbí en casa amiga Sobre María a los pies de Jesús en Betania,según Lc 10,38-42 Puede servir para iniciar la adoración.

Sentado está el Rabbí en casa amiga, gustando la acogida en el sosiego, y abierta flor que exhala su fragancia, María junto a él está en el suelo. Sentada está a los pies como discípula, libando gota a gota todo el cielo; que callen Moisés y los profetas y escuchen en Betania a Cristo Verbo. Sentada está María, sin fatiga, que no quiere otro gozo que el Maestro, sentada y olvidada atentamente, hambrienta de este pan y de este encuentro. Descienda ya la lluvia en primavera


y riegue el corazón, de gracia lleno, y cuando Cristo siga su camino, la fiel cristiana sígale en silencio. ¡Honor, belleza, gloria sempiterna, a Aquel que es el único Maestro, la luz de la Escritura, llama ardiente, la voz clara del Padre y gozo nuestro! Amén.

Décimas para adorar al Santísimo I Intimidad Te adoro, oh Dios encarnado, Señor ante mí viviente; y hasta esa divina fuente, que mana de tu costado, me acerco, por ti llamado. Soy Iglesia redimida; muéstrame tu abierta herida: ¡oh Jesús, mi intimidad, mi verdad, mi caridad, mi comida y mi bebida! II La casa del perfume María, el amor sin tasa, vertió su nardo precioso para enjugar al esposo; y ungida fue aquella casa de unción que Cristo traspasa. Oh Jesús, yo de rodillas con mis labios y mejillas beso y adoro tus pies: y aquí a tus plantas me ves desde el misterio en que brillas. III Historia y silencio Aquí la santa Escritura es la Palabra cumplida; es la historia acontecida de Dios deshecho en ternura, que está con su creatura.


Mi respuesta ante el altar es quedarme y aquí estar, amor y amor exhalando, mientras te voy escuchando y callo para adorar. IV Nocturno Noche, silencio y amor, presagio de Parusía: estoy aquí, Pascua mía, Jesús, mi esposo y Señor, con la lámpara en tu honor. El mundo que has redimido gimiendo está su gemido: escúchanos, oh Piadoso, y tu perdón generoso será tu triunfo cumplido.

V Clara ante la Eucaristía Y Clara se estremecía al recibir al Señor, porque un divino temblor alma y cuerpo poseía, y en llanto se deshacía. El cuerpo que tú has creado por tu cruz transfigurado es tuyo en la comunión: fúndeme en tu corazón oh Jesús Sacramentado. VI La Eucaristía, gozo del Padre No hay gozo de Dios mayor que verse Padre en su Hijo; ni puede haber regocijo más bello ni superior que verle en su extremo Amor.


¡Oh Padre del sacramento, nos regalas tu contento, cuando nos ves a la mesa; y tu gozo es nuestra presa, nuestro pasto y condimento!

VII Jesucristo, Palabra del Padre La palabra más hermosa de toda la Poesía, oh Jesús Eucaristía, ¿dónde está..., la ruborosa, asombrada y asombrosa....? Eres Tú, con veste pura, blanca como la blancura, el Tú que el Padre pronuncia cuando nos mira y anuncia, que en una Hostia perdura.

Cantinela de adoración Cantinela para la adoración del Santísimo Sacramento, expuesto en la Custodia (Estos versos de siete sílabas llevan acento rítmico en la tercera y en la sexta)

1 Tu presencia infinita se hace un suave latido, nos envuelve en su nube y caemos cautivos, dulcemente adorando, oh Señor Jesucristo. 2 Nuestros ojos se pierden en la luz suspendidos: eres Tú el que eres, eres Dios, todo mío, el Amor que conquista y me tiene rendido. 3


En silencio sagrado yo te adoro y te miro, y no pienso ni hablo, a tu pecho respiro; y me estoy cobijado y te siento conmigo. 4 Ser y estar todo uno, ser contigo yo mismo: en la santa unidad, verme en ti sumergido; y adorar con dulzura, Sacramento dulcísimo 5 Tú eres tú frente a mí, creador y destino, y me haces ser yo, reflejado en tu abismo: oh mi Dios, soy tu imagen, de la arcilla venido. 6 La quietud sabe a amor, es paisaje divino; navegamos sin tiempo, hasta hallar el principio; y el principio era el Padre, y con Él era el Hijo. 7 Al principio el Espíritu era el fuego escondido: en Hogar increado era amor de Dios trino; era brasa y ternura el amor siempre vivo. 8 Dios eterno encarnado escogió nuestro sitio, y a mi alcance se puso, por el tiempo ceñido: oh mi Dios, cuyo nombre es Jesús Eucarístico. 9 ¡Oh ternura inefable,


oh mi Dios pequeñito, que te bastan tan solo unos granos de trigo: yo me gozo y te adoro con los ojos bien fijos! 10 El amor sin palabras llega a ti en mi suspiro; sin palabras te encuentro, y te escucho en lo íntimo: oh mi Dios más adentro que mi yo de mí mismo. 11 Oh mi Dios, a quien veo, con los ojos sencillos, eres luz que se enciende en mi rostro encendido; y te digo un secreto: yo te amo, amor mío. 12 Yo te amo, Jesús, y a tu pecho me arrimo; yo te beso y te como, mi manjar exquisito; de pecado y mentira librame, compasivo. 13 Dame el don de mirarte y expresar mi gemido, pecador que yo soy, mas de amores herido: oh Jesús, pan sabroso, oh Jesús, dulce vino. 14 Oh María que diste a Dios Verbo cobijo, de tu cuerpo sagrado es la carne de Cristo; seas tú bendecida por tu fruto bendito. 15 Dios corone su amor con la paz por los siglos,


y los cielos y tierra, con los hombres unidos, todos juntos cantemos al Amor eucarístico. Amén

¡Oh Santo, Santo, Santo, Jesús Eucaristía! Estribillo ¡Oh santo, Santo, Santo, Jesús Eucaristía! Estrofas Presencia pura, Jesús Eucaristía, florida Pascua, recién amanecida, la Iglesia adora y en ti sus ojos fija. Coloquio suave y mano que acaricia; el mundo hermoso refleja tus pupilas y el rostro herido tu paz nos comunica. Estás creando, amando y dando vida, estás aquí, Señor de la otra orilla, oh pulso humano y pulso de mis días. Presencia augusta, de Dios que nos respira, estás manando, torrente de agua viva, verdad sin mancha, salud, sabiduría. Presencia y gloria, anhelo y dulce dicha, la Iglesia exhala la voz de ti aprendida: ¡amado seas,


amor que nos convidas! Amén.

El Sol de la Eucaristía (Ante el Santísimo expuesto en la Custodia) El Sol de la Eucaristía brilla con rayos de oro; reina el silencio en el templo, habla Jesús suave y hondo. “Tomad y comed”, nos dice, y yo lo escucho y adoro: “tomad”, y entero se da, penetra mi cuerpo todo. ¿Hasta dónde está presente el Creador poderoso, aquel que al mundo llamó con una palabra sólo? Cristo pascual acontece, sin dejar su excelso trono, y aquí, y ahora, y a mí se vierte en presencia y gozo. El tiempo y la eternidad son abrazo milagroso; los ángeles y la Iglesia cantan aquí coro a coro. Mi corazón universo es para él su coloquio: él se derrama rendido como un esposo amoroso. Presencia del Infinito en este pequeño pozo: ¡es él!: mi Dios, mi ternura ¡soy yo!: transido de asombro. ¡Oh Jesús Eucaristía, amor de locura loco, a tus brazos extendidos de par en par me abandono! ¡Oh Jesús de la humildad, Dios-Hermano, a ti me acojo: el fuego y ternura pido, el Pan y el Vino yo imploro!


Jesús de Tiberíades aquí Recitativo pascual a dos coros, o solista y coro, para la adoración de la santa Eucaristía en el Encuentro Internacional de las Presidentas de las Hermanas Clarisas Capuchinas, en esta Casa de Formación Santa Verónica (mayo 2006); o en otro momento oportuno suprimiendo alguna estrofa.

1. Jesús de Tiberíades aquí, presente por la fe, mi Dios cercano, aquí amorosamente entre nosotras, oh dulce Sacramento, te adoramos. 2. Jesús, el comensal que nos invita, al pez sobre las brasas que miramos; mas eres tú, y a, ti oh Transparente, los ojos van, mirándole al pescado. 3. Porque eres, oh Jesús, oh blanco Esposo, el símbolo que todo ha traspasado; y estás donde la fe y amor unidos tu cuerpo con nosotros enlazaron. 4. Estás, Jesús, en todo, luz y vida; tu santa Encarnación todo ha colmado; estás todo impregnando dulcemente, latiendo suavemente, en todo amando. 5. Al aire del amor, aquí en silencio, recíbenos, empápanos, y abrázanos, y aquello que jamás ni amante dice al tierno corazón, Esposo, háblalo. 6. Ya todos los misterios se cumplieron la noche sacrosanta de los cantos, el Cirio es tu presencia y tu testigo tu Pascua dilatada que gozamos. 7. Eterno enamorado, nos conoces, y es dulce hasta morir sentirse amado; un día ha de romperse la membrana, y habrá de ser más dulce aquel abrazo. 8. De Oriente y Occidente reunidas hermanas muy hermanas nos hallamos, y, al verte a ti, oh Rey de eterna gloria, a hermana y madre Clara recordamos.


9. Que nunca se corrompa en nuestra lámpara aquel aceite virgen consagrado; que día y noche, pobres a tu vera, destille la oración de nuestros labios. 10. Que la virginidad sea azucena, regada y recreada a tu cuidado; y el puro amor, Verónica y su pléyade, nosotras como ellas lo vivamos. 11. De lejos iniciamos el camino: caminos del Espíritu buscamos; Jesús, consuelo y paz de caminantes, entrando en Emaús tu ruta ensánchanos. 12. Jesús amado, dulce compañía, alumbra nuestros ojos, esperánzanos; concédenos el ritmo de tu Iglesia, tornando ya de Asís, ligero paso. 13. Se vierte en nuestras venas comulgando tu sangre que en la Cruz se derramaba; la sangre que al martirio ha conducido a hermanas nuestras, palma de tu gracia. 14. Señor Jesús, por ti queremos ir allí donde ilumina cruz y lámpara; la hermosa China de ojos vigilantes, por ser doncella tuya, nos aguarda. 15. Jesús Eucaristía, pan y vino, maná de la mañana hasta el ocaso, Jesús, palabra nueva nunca dicha, concédenos quietud y estar amando. 16. A Cristo, mi Señor, la gloria toda, en Cruz alzado y coronado; a ti, Jesús, amor hasta tu vuelta, adoración, Jesús Sacramentado. Amén.

JUEVES SANTO Y CORPUS CHRISTI Tarde de Dios bendecida (Jueves Santo)


(Schola) Tarde de Dios bendecida se llamará aquella tarde. Dios invitando a su mesa, dando su cuerpo y su sangre. Dios de rodillas, besando los pies del hombre cobarde. (Solista) Con qué deseos de amor yo deseé que llegase. Yo vine para esta hora desde a casa del Padre. Para llegar hasta aquí yo salí de caminante. Yo os he dado mis palabras; hoy quiero daros mi carne. Sois testigos de milagros; hoy veréis el don más grande. La gloria santa escondida resplandeció en mi semblante. Tomad mi alma y mi gloria, mi vida y muerte: tomadme. (Schola) Adoremos en silencio lo que no alcanzan los ángeles. No fue a la estirpe celeste a quien vino a visitarles; su tienda puso en la tierra y se hizo hermano de sangre. (Solista) Yo soy la vid, nos decía, oigámosle, que nos hable. Yo soy la vid, y vosotros sarmientos fructificantes. Si estáis unidos a mí, llevaréis fruto abundante. Cortados y separados, la muerte y las negras fauces. Permaneced en mi amor, como yo estoy en mi Padre. Y juntos seremos uno, un solo pan de trigales. Yo soy la vid viva y pura,


bebed mi savia sangrante. (Schola) Junto al Señor los discípulos estaban aquella tarde. En torno a la Eucaristía en la fe estamos mirándole. Míranos tú, Jesucristo, al pueblo que quiere amarte. (Solista) Yo soy Señor y Maestro, dijo después de lavarles. ¿Vuestro corazón comprende lo que acaba de crearse? Si yo, Maestro y Señor, soy esclavo a vuestro alcance, los hermanos en mi Iglesia unos a otros se laven. Unos a otros los pies lavaos con gesto amante. Yo soy el alfa y la omega, ceñido para postrarme. ¡Dichosos si comprendéis que el amor se hizo de carne! (Schola) Tarde de Dios bendecida se llamará aquella tarde. Dios invitando a su mesa, dando su cuerpo y su sangre. Dios de rodillas, besando los pies del hombre cobarde.

Cantad Eucaristía (Para la procesión del Corpus Christi) Cantad Eucaristía al Padre bueno, cantad Eucaristía al Hijo amado, cantad Eucaristía al Santo Espíritu: cantemos el misterio regalado. En este Cuerpo, carne de María, en este sacramento aquí adorado, en este pan y vino de delicias el cielo prometido ha comenzado.


La Carne es vida, fuerza del Dios débil, historia desgranada, luz y barro, su Sangre es el amor incorruptible Humanidad divina, Dios donado. En ti nuestra alabanza se derrama, mirándote, Jesús sacramentado: oh diálogo de amor al corazón, de flores y de espinas bello ramo. Jesús amado, luz de caminantes, reposo de la esposa en tu regazo, Jesús, mi Dios de todo gozo y esperanza, bendito en la Custodia que hoy portamos. Que sea nuestra vida altar purísimo y tú la ofrenda y don de todo agrado, y el Padre en ti nos mire complacido y en ti a todos nos una en un abrazo. Amén.

¡Gracias por la Eucaristía! (Adoración de la Eucaristía en Corpus Christi) ¡Oh Jesús Sacramentado! Jesús de mi cercanía, con mis ojos, con mis labios, con esta sangre que grita, con mi vida hecha ternura: ¡Gracias por la Eucaristía! Quisiera yo como Clara, bañada en lágrimas vivas, darte acogida en mi casa, a tus caricias rendida, y decirte cara a cara: ¡Gracias por la Eucaristía! Quisiera yo, como esposa, sorprenderte cada día con un secreto de amor que tú no lo conocías, y herirte en el corazón: ¡Gracias por la Eucaristía! Quisiera yo, enamorada, quedarme en amor perdida, y desgranar en amor mi vida contemplativa junto a tu pecho y sagrario:


¡Gracias por la Eucaristía! Comerte, mi Dios, comerte, y hacerte sustancia mía; mis células tienen hambre de tu divina comida, y de tu aliento, mi pecho: ¡Gracias por la Eucaristía! Concédenos un regalo, al vernos juntas y unidas: que el amor de hermana a hermana, destile desde la herida que en tu costado fue abierta: ¡Gracias por la Eucaristía! Honor a ti, Rey de amores, Jesús, comida y bebida, honor y amor en la espera, con las manos extendidas a todo el mundo que amas: ¡Gracias por la Eucaristía!

JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE Eres tú nuestro Pontífice Eres tú nuestro Pontífice, oh Siervo glorificado, ungido por el Espíritu, de entre los hombres llamado. Eres tú nuestro Pontífice, Hijo de Dios encarnado; tu corazón es la casa de todos los desgraciados. Eres tú nuestro Pontífice, el que tendiste la mano a la mujer rechazada y al ciego desamparado. Eres tú nuestro Pontífice; el culto de los cristianos tu palabra que acontece y el Cuerpo santificado. Eres tú nuestro Pontífice;


moría en cruz clavado y abrías al senda nueva detrás del velo rasgado. Eres tú nuestro Pontífice, hoy, junto al Padre, sentado; hoy por la Iglesia intercedes, nacida de tu costado. Eres tú nuestro pontífice; ¡Cristo, te glorificamos! ¡Que tu santo rostro encuentre dignos de ti nuestros cantos! Amén. Este Himno figura en la Liturgia de las Horas, en la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.

Sólo el amor halló tal sacerdocio Sólo el amor halló tal sacerdocio: el vino de la copa ya no es vino, el pan es hoy la entrega de su cuerpo, y en su nombre consagran sus ministros. No quiso recibir aquella unción que hacía sacerdotes interinos; no se purificó, no entró en el Templo con la sangre de extraños sacrificios. No vistió la esplendente vestidura, puesto en cruz, sin honor y malherido; ni dio la bendición con gesto augusto desde el altar, muriendo entre bandidos. El rito fue el amor y la obediencia, la ofrenda fue la Pascua de sí mismo; viviendo entre nosotros fue Pontífice y de sus días hizo su servicio. Gloria a ti, Jesucristo, nuestro Hermano, que fuiste sacerdote compasivo; intercede glorioso ante tu Padre, con quien vives y reinas por los siglos. Amén. Este Himno figura en la Liturgia de las Horas, en la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.

Herido del pecado voy buscando (Oficio de Lectura)


Herido del pecado voy buscando oráculo y ofrenda y sacerdote; ¿en dónde, Creador, está tu tienda y a quién has señalado entre los hombres? Descargue yo la carga de mi culpa y tenga paz que nadie me la robe, y pueda percibir tu voz segura y ver tu amable faz cuando es de noche. ¿A dónde he de acudir, clamando ayuda, en dónde está el amor, decidme, en dónde?, ¿en dónde está la sangre que me limpie, el Santo que se apiade de este pobre? Eterno, compasivo, dulce Hermano, que vienes a morir y nos socorres, tú juntas en tu carne lo que nadie jamás pudo ofrecer al dar sus dones. ¡Oh Cristo, sacerdote y holocausto, oráculo, verdad de corazones, oh Cristo vivo, puente de mortales, oh Dios de Dios, oh Hombre sin reproche! ¡A ti que conciliaste el universo y en sangre tuya hiciste nuevo el orbe, a ti sea la gloria eternamente, a ti, Jesús, amor de los amores! Amén.

Pasó el sangriento valle de la muerte (Laudes) Pasó el sangriento valle de la muerte y al alba se levanta embellecido; ¡mirad al Hombre, ved al Sacerdote, de gloria y blanca túnica vestido! No llevas en tus manos la oblación, cordero de inmolar en sacrificio; ¿a dónde vas, ministro consagrado, sin víctima mortal para tu oficio? No llevas el incienso perfumado, no agitas el turíbulo encendido, ni en agua de la fuente te has bañado, según al sacerdote está prescrito.


Al Padre voy, pasando tras el velo, bañado fui en la cruz de mi martirio; mirad mis manos llenas, ved mis llagas, la víctima escogida fui yo mismo. Mirad conmigo al mundo que yo abrazo, mirad a mis hermanos reunidos, mirad mi bello cuerpo Eucaristía y ved conmigo al Padre complacido. ¡Oh Cristo, Sacerdote a quien miramos, oh trono de la gracia al que acudimos, a ti suban las laudes de la Iglesia, cantando ya tu gloria por los siglos! Amén

A la hora de la tarde en el Cenáculo (Vísperas) Música: Fidel Aízpurúa, capuchino

A la hora de la tarde en el Cenáculo de amor augusto fue la despedida; en esa tu mirada, en tu latido la historia universal se estremecía. Bajaste hasta los pies de los discípulos, donándoles tu amor en diaconía; así también vosotros, mis amigos, el uno al otro daos vuestra vida. Tomad, comed mi cuerpo, pan sabroso, bebed el rojo vino, sangre mía; sellados de poder para el servicio, ministros sois de amor y Eucaristía. Y luego mi Señor oró a su Padre, cual Sumo Sacerdote se ofrecía; por ellos ruego, oh Dios, oh Padre mío: conságralos a ti por mi agonía. Aquí, Jesús, tu Iglesia bienamada en esta tarde ruega conmovida: bendícelos, protégelos, condúcelos, oh Buen Pastor que nuestros pasos guías. ¡Oh Cristo, Sacerdote para siempre, invicto defensor de tu familia, la Iglesia te confiesa, te da gracias, y viéndote triunfar se regocija. Amén.


SACERDOTALES Un beso para ti Saludo Un beso para ti, divino altar del Sacrificio, oh Roca del Calvario, oh Peña de luz y rocío, de Cristo Esposo, lecho florido. Un beso para ti, sepulcro de testigos, oh cofre del amor en esta piedra reunido. Un beso para ti, de blanco lienzo guarnecido, altar del Pan de vida, -maná escondido-, mesa del mundo, dulce festín del paraíso. Un beso para ti, mis labios encendidos. Despedida Altar de mis amores, peana de los cielos, sobre ti he consagrado al que es nuestro Cordero; el Pan de la Alianza sobre el ara lo he puesto. Adiós, altar purísimo. El Padre, Dios eterno, me dé su santa gracia para servir de nuevo. Y mientras llega la hora, del gozo que yo anhelo, adiós, altar de Cristo,


adiós con este beso.

Para ser buen sacerdote Este himno fue compuesto como fin de unos Ejercicios Espirituales dados a un grupo de jóvenes sacerdotes en el Seminario Diocesano Guadalupano de Cuautitlán.

Un corazón siempre fiel ante tus ojos divinos, y ante el dolor del hermano un corazón compasivo: para ser buen sacerdote humildemente te pido. Celebrar la Eucaristía de gozo y fervor transido, y gustar de tu Palabra como el manjar exquisito: para ser buen sacerdote humildemente te pido. Acoger y perdonar, yo pecador muy contrito, y dar a todos tu paz que en la cruz has conseguido: para ser buen sacerdote humildemente te pido. Jamás aspirar a nada si no es el don de ti mismo; no buscar bienes humanos, sino darme sin respiro: para ser buen sacerdote humildemente te pido. Jesús de mi vida y Pascua, mi Dios en quien yo confío, tenerte a ti día y noche como el único latido: para ser buen sacerdote humildemente te pido.

Sacerdote capuchino En la ordenación sacerdotal del Hno. Eusebio Hernández Mendoza, y


ordenación diaconal del Hno. Feliciano Torres Castro, capuchinos.

Sacerdote y capuchino desde el ara del Señor: ¡como el Siervo, servidor, y hasta la Cruz, tu destino! Capuchino y sacerdote en oblación día a día: ser regalo y diaconía sin pretender que se note. *** Sacerdote y capuchino orante junto al sagrario, y jamás un funcionario al alzar el pan y el vino. Capuchino y sacerdote con tres votos consagrado con tres clavos bien clavado, que el amor puro es tu dote. Sacerdote y capuchino: ser menor entre menores, como el Varón de dolores, que amando mostró el camino. Capuchino del altar: muy feliz y agradecido de ser un ministro ungido para poder perdonar. *** Sacerdote y capuchino: ¡qué hermosa fraternidad, qué bella minoridad, por el mundo peregrino! Sacerdote todo y mero capuchino en cuerpo y alma y en mis manos una palma por Jesús, a quien yo quiero. ¡Paz y Bien!, ¡Felicidades!, Eusebio, Misacantano, y para ti, Feliciano, que juntos somos cofrades.


El Evangelio delante nos guíe a todos unidos, y en un abrazo fundidos... ¡ven conmigo, caminante!

Por el Sumo y Eterno Sacerdote En las Bodas de Oro Sacerdotales de don Juan San Mateo, de La Aldea, Párroco en Alfaro.

Por el Sumo y Eterno Sacerdote, por el Único Santo, el Consagrado, por Jesús, cuyo nombre se derrama como unción sobre el pueblo congregado, ¡digo gracias, oh Padre de ternura, con el pan y este vino que levanto! Por la Madre que diste a los discípulos - oh dulcísima Madre aquí en Alfaro por la Iglesia, por esta nuestra Iglesia, peregrina en la barca, con Juan Pablo, ¡digo gracias, oh Espíritu divino, con el pan y este vino que levanto! Y también, oh qué grande atrevimiento, por un niño llamado al seminario, Sacerdote con manos temblorosas, por mí, Juan San Mateo, Aldeano, ¡digo gracias, oh Cristo compasivo, con el pan y este vino que levanto! Sacerdote me hiciste por tu gracia, corazón para amar a mis hermanos, y aquí estoy a tus pies, aquí está Juan, tú me miras, mis manos son tus manos: ¡lo agradezco, mi Dios enamorado, con el pan y este vino que levanto! Un cantar, el más bello de mi vida, con la voz que me diste yo te canto, oh Jesús Sacerdote que me ungiste, Buen Pastor que me diste tu cayado, ¡a ti suba mi ofrenda, a ti mi amor, con el pan, con el vino que levanto!

CAPUCHINAS SACRAMENTARIAS


Y OTRAS CELEBRACIONES

Tú eres el milagro Himno compuesto para la adoración del Santísimo Sacramento de las Hermanas Clarisas Capuchinas Sacramentarias.

Jesús Eucaristía, secreto que adoramos, estás entre nosotras, cobijadas las sienes junto al pecho enamorado: Tú eres el milagro. Por Ti, que nos llamaste, hermanas nos llamamos; Tú fuiste aquella voz que nos sedujo; serás por siempre un canto en nuestros labios: Tú eres el milagro. Tu cuerpo enaltecido es pan sacramentado; Jesús, festín de mis amores, conviérteme en tu cuerpo inmaculado: Tú eres el milagro. Tu sangre derramada es fuente en tu costado; embriáganos de amor, del Santo Espíritu, Señor, que con nosotros te has quedado: Tú eres el milagro. Pasión sacramentaria, presencia a nuestro lado, condúcenos, pastor, por tu vereda, muy juntas, junto a Ti, en tu rebaño: Tú eres el milagro. Jesús, amor del mundo, oh Hijo a todos dado; a todos, pecadores, pobrecillos, entrégate, Jesús, por nuestras manos: Tú eres el milagro. ¡Oh gloria de los cielos, bendito y alabado!; Jesús, nuestro deseo vespertino, tu Pascua sea paz, cuando durmamos: Tú eres el milagro.


Con mi capa blanca Para las Hermanas Clarisas Capuchinas Sacramentarias, quienes, para la adora-ción del Santísimo, visten una capa blanca.

Jesús, amor de mi vida, Eucaristía adorada, hasta tu rostro me llego, con mi capa blanca. Nacida de tu costado, fui por tu sangre lavada; por eso vengo ante ti, con mi capa blanca. Ante ti, mi Vencedor, seré un Día presentada, y cantaré eternamente con mi capa blanca. Jesús, pureza del cielo, mi Redentor y mi gracia, mírame de ti vestida con mi capa blanca. Jesús, amor de mis labios, cúbreme con tu mirada; yo guardaré tu ternura con mi capa blanca. Y envolveré al mundo entero como madre apasionada, a tus pies, mi Dios amado, con mi capa blanca.

A los pies de Jesús Eucarístico Tres Himnos para la celebración del 125 aniversario del inicio de las Hermanas Clarisas Capuchinas Sacramentarias bajo la inspiración de la Madre María Ana Bernáldez (21 abril 1879 - 21 abril 2004)

Estribillo A los pies de Jesús Eucarístico ensalzado en su trono de amor, de una madre guardemos memoria, que al altar de Jesús nos guió.


Estrofas A los pies del Amor adoremos, sumergidas en Dios sin palabras, y escuchando el latido de Cristo, día y noche el amor se haga brasa. De rodillas al mundo abracemos como Dios lo ha abrazado y lo abraza; que la sangre purísima caiga por la tierra cual lluvia de gracia. A los pies del Amor encarnado, con María que al Hijo adoraba, adoremos, con ebria ternura, al igual que Francisco y que Clara. Adoremos al Rey y al Esposo, derramemos la esencia del alma; sea canto de amor el silencio y coloquio sin fin la mirada. Corazón de Jesús, habitado por el Padre y el Beso que inflama, tú serás mi sagrario viviente, en la tierra mi dulce morada. Corazón de Jesús, me consagro a tu amor compasivo que salva: que en tu Iglesia jamás me retire del amor y la paz que regalas.

Dios es amor (Canto de entrada) Estribillo ¡Dios es amor!, amor al Amor rindamos, y en torno al altar unidas la fiesta y la acción de gracias por Cristo al Padre ofrezcamos: ¡Dios es amor! Estrofas La Iglesia perdonada se adelante, al Dios de todo amor y toda gracia, y aquí junto al altar escuche y ore, y goce de una mesa en abundancia. El mundo entero ha sido el invitado


por Cristo, Rey de Reyes, a su casa, y aquí traemos cánticos y amores, y túnica nupcial por él donada. La rosa del jardín y la azucena le den la gratitud de nuestras almas: ¡oh Cristo, sembrador del buen deseo, a ti la gratitud y la alabanza!

Iglesia de Eucaristía (Canto de comunión) Estribillo Iglesia de Eucaristía, nacida del Pan y el Vino, goza en el santo banquete, canta el amor infinito. Estrofas Aquella tarde de amor Jesús al Padre bendijo: toda la historia latía en el latido del Hijo, y toda fue consagrada por Cristo en su sacrificio. El Padre se complacía en el amor de su Hijo; que un nuevo Pacto nacía hasta el final de los siglos; hay una sangre sin mancha, que borra nuestro delitos. Cristianos iluminados en el arcano divino; aquí la fe recibida madura en fruto dulcísimo, porque Jesús en su pecho cual suyos nos ha asumido. Hermanas que al Sacramento rendís amor de continuo, de este manjar de los cielos henchid el alma y nutríos, y sea el Don de los dones amor sin fin por los siglos. Amén

Cien años de Eucaristía


Himno compuesto con motivo del centenario del monasterio de San José y Santa María de Guadalupe, de las Clarisas Capuchinas Sacramentarias, en Azcapotzalco, México, D.F. (28 diciembre 2002).

Cien años de Eucaristía: ¡felicidades, hermanas!; gracias con todas las ganas a Jesús en este día. En esta humilde barriada Jesús en su sitio está, vecino que tiene acá, como uno más, su morada. Y a los pies del sol radiante una pobre capuchina, con reverencia se inclina orando a su Esposo amante. No le veáis solitaria en sus horas de capilla, que el cielo y la tierra anilla la oración sacramentaria. Carisma de amor creciente estarse junto al Amado, y dejar en su costado al mundo hermano doliente. Azcapotzalco querido tiene esta casa de paz; Jesús en su Navidad, a todos nos ha unido. Jesús de santa María, que diste cien bendiciones, pedimos otros cien dones: cien años de Eucaristía.

Jesús, oh Dios encarnado Súplica a Jesús en la Eucaristía con motivo de los 50 años de adoración en la iglesia de la Concepción de mi pueblo de Alfaro.

Jesús, oh Dios encarnado, presente en la Eucaristía: tú eres amor infinito, que acepta mi compañía. Te adoramos en silencio, Dios presente día a día:


tú eres el Dios con nosotros, Encarnación siempre viva; tú eres la fidelidad, la fuente de toda dicha. Aquí los gozos y penas juntos en una gavilla, van a parar a tu pecho, sagrario de la acogida: tú eres perdón y consuelo seguridad y alegría. La Iglesia y el mundo entero son para ti tu familia, y por todos intercedes junto al Padre donde habitas; míranos aquí, a tus plantas, bajo la Madre bendita. ¡Oh Cristo, luz de los hombres, y Pascua que nos invita: por tu infinita ternura, que todo pecado olvida, te amamos, te bendecimos, te ofrecemos nuestra vida! Amén.

María, Madre del Verbo Súplica para la adoración eucarística, al final de un retiro. En la escuela de María Mujer «eucarística», es el capítulo último de la encíclica «Ecclesia de Eucharistia» (Jueves Santo 2003).

María Madre del Verbo. Mujer de la Eucaristía, silencio, paz y obediencia en el misterio que ardía. Tu diste el sí de los siglos y el Padre se enternecía; tu carne se hizo morada, tu sangre de amor latía. Adéntranos en la fe, la luz que en la noche guía, y hasta la Pascua sagrada conduce la travesía. Regazo de pecadores,


dulzura y sabiduría, oh Madre amada, regalo del Hijo cuando moría. Memoria de los misterios, promesa de Parusía, oh Reina de los Apóstoles, oh dulce Virgen María. Defiende a los sacerdotes en su batalla bravía, concédeles humildad, amor, ternura, alegría. Abrasa sus corazones, y llénalos de energía, que nunca el amor primero se manche con la herejía. María junto al costado, de donde el Cuerpo nacía: Contigo la Iglesia adora, oh Dios de amor y latría. Amén.

Dulcísima presencia del Esposo Para las Esclavas del Santísimo y de la Inmaculada con motivo del XXV aniversario de la muerte de su Fundadora María del Rosario del Espíritu Santo Lucas Burgos (+ 5 enero 1960).

Dulcísima presencia del Esposo en medio de la Iglesia, Eucaristía: ¡oh donde amor, que excede con locura a todo amor de esposa agradecida! Aquí Jesús, ¡oh víctima inmolada!, En vela y testimonio con María, en este hogar divino de tu cuerpo, contigo pasaremos nuestra vida. La gracia de Belén y del Calvario, la luz pascual, belleza de tu Día, se ocultan donde moras con nosotros y anuncia en la fe tu Parusía. Los gozos y esperanzas de la tierra, la Iglesia con sus penas y alegrías, serán contigo diálogo y plegaria,


¡oh rey de amor, oh luz de las vigilias! Que vea tu semblante nuestros ojos y encuentre amor ardiente en las pupilas; que esté vivo el aceite,y a tu vuelta las lámparas las halles encendidas. ¡Oh Verbo divinal, el Hijo amado del Padre y del Espíritu delicia!, ¡oh esposo, por la Madre Inmaculada feliz el corazón te glorifica! Amén.

Oh Jesús, fontana viva (Canción eucarística de la Samaritana) Contemplación eucarística del Evangelio de la Samaritana en el domingo III de Cuaresma, domingo de la Samaritana.

Estribillo ¡Oh Jesús, fontana viva, que brota en la comunión, a tu abierto corazón un alma llega, cautiva! Estrofa 1ª Sedienta Samaritana, por el Amor conquistada, cinco maridos tuviste, pero ninguno te amaba; cinco maridos errantes y cinco espadas clavadas, y el sexto que te posee tampoco sacia tu alma: cinco maridos tuviste, pero ninguno te amaba. Estribillo ¡Oh Jesús, fontana viva, que brota en la comunión, a tu abierto corazón un alma llega, cautiva, Estrofa 2ª Junto a la fuente un Sediento


a alguien quizás aguarda; tú no le niegues, esquiva, el saludo y la mirada; y el cubo que necesita préstale de buena gana; ha venido caminando y el sudor se ve en su cara: junto a la fuente un Sediento a alguien quizás aguarda.

Estribillo ¡Oh Jesús, fontana viva, que brota en la comunión, a tu abierto corazón un alma llega, cautiva! Estrofa 3ª De su frente y de sus ojos una voz suave manaba: Por ti he venido, mujer, para mí del todo amada; yo conozco tus caminos, tu hermosura mancillada, esposa, la más preciosa, por verte necesitada: por ti he venido, mujer, para mí del todo amada. Estribillo ¡Oh Jesús, fontana viva, que brota en la comunión, a tu abierto corazón un alma llega, cautiva! Estrofa 4ª Si el don de Dios conocieras: la Palabra que te habla; si la hora del amor, la vieras en mí llegada; tú misma te lanzarías, sedienta de fuego y gracia, yo te daría, y te doy, el agua que tú buscabas: tú misma te lanzarías, sedienta de fuego y gracia. Estribillo


¡Oh Jesús, fontana viva, que brota en la comunión, a tu abierto corazón un alma llega, cautiva! Estrofa 5ª Dame, Señor, mi Mesías, tu corazón que me sana, tú que con ojos divinos me acogiste perdonada, dame la suave caricia de tu mano ensangrentada; y deja en tu pecho santo mi cabeza recostada: dame, Señor, mi Mesías tu corazón que me sana, Estribillo ¡Oh Jesús, fontana viva, que brota en la comunión, a tu abierto corazón un alma llega, cautiva! Estrofa 6ª Oh Jesús, el agua viva, oh Jesús, Pascua anhelada, muestra tu rostro divino a tu Iglesia rescatada; oh Jesús, Hijo del Padre, amor que la tierra abrasa, oh Jesús del Santo Espíritu Eucaristía adorada: oh Jesús, el agua viva, oh Jesús, Pascua anhelada

Flor de harina A las hermanas que trabajan en la confección del Pan Eucarístico para las parroquias y otras iglesias de la diócesis.

Flor de harina separada para ser Eucaristía, flor mullida entre mis manos con el agua cristalina: como yo serás de Cristo, yo, su esposa; tú, su tilma. De la hermosa creación


eres tú santa primicia, el Espíritu divino te ha escogido y te acaricia, has de ser su Sacramento como el seno de María. Y estas manos que te amasan y estos ojos que te miran, y este ardiente corazón que por Dios vive y palpita, ya te ha visto en el altar en su Cuerpo convertida. Flor de harina, ya eres hostia, al calor fuiste cocida; ya eres pan para la Cena y aguardas que te bendigan; yo te beso enamorada, de entre mis manos nacida. ¡Oh Jesús, amor del Padre, que desciendes cada día, prepara mi corazón para tu diaria venida; yo he preparado tu Cuerpo: en él espero tu Vida!

VIÑETAS EUCARÍSTICAS Cordero divino (Cántico de comunión) El Señor miró propicio a Abel y su oblación (Gn 4,4) Podemos leer la Sagrada Escritura, historia de amor de Dios con sus hijos, iluminados por este punto terminal que es la Eucaristía. En el momento supremo de su vida Jesús alaba al Padre, le da gracias por la obra que desde la creación del mundo el Dios Creador y Padre ha realizado, y se ofrece en la oblación de su vida. El Padre devuelve el don de amor de su Hijo en el convite pascual del Pan y el Vino, y de esta manera la Encarnación se prolonga en el Historia hasta la vuelta del Señor. Con esta visión del todo podemos recuperar los detalles. El primer sacrificio fue el sacrificio de Abel, aceptado por Dios. Aquel cordero inmolado era al mismo


tiempo el signo del sacrificio de Abel inocente y el presagio del Sacrificio del Hijo. La viñeta eucarística de Fray Gabriel Chávez de la Mora, OSB, al representarnos al Cordero inmolado, Cordero sumiso, sobre una piedra que anuncia el Calvario y la tumba del Resucitado nos lo está diciendo. Es lo que queremos interpretar en este cántico, concebido como Cántico de comunión. Estribillo Cordero Divino, Jesús Eucarístico, como Hijo del Padre hoy te recibimos. Estrofas Cordero del alba, Primer Sacrificio, tu cuerpo anunciaba la ofrenda del Hijo. La leña, la Cruz, carbón encendido, del Gólgota y tumba la piedra era indicio. Abel ofrecía su don escogido, y Dios se gozaba del puro y sencillo. Aquel holocausto de aroma exquisito se hacía plegaria de dulce sonido. Oh blanco Cordero, en sangre teñido, heraldo de Cristo, Cordero sumiso. Cordero inocente, hermoso y purísimo, tu sangre nos limpie de todo delito. Y el gozo del Padre nos llene contigo, pues fuiste en el mundo


primer sacrificio. En Congreso Eucarístico Internacional de Guadalajara, 13 de octubre de 2004. Esta viñeta estaba expuesta con otras del mismo artista, en forma de gran pancarta, en el fondo de la Mesa de Presidencia.

A bodas están llamando A bodas están llamando: invita Sabiduría; acudid con cortesía, que el Verbo sigue clamando, siete columnas mostrando. El necio se hará prudente, cuando beba el vino ardiente, y, ebrio de amor y dulzura, ha de cantar la hermosura del festín de Dios presente.

Al principio fue el madero Al principio fue el madero, plantado en el paraíso, Árbol de vida y aviso de que Dios, el jardinero, plantó el amor lo primero. ¡Oh Cruz frutal, vencedora, viviente en aquella hora, aunque Adán coma el pecado, hay un Dios enamorado que al pecador enamora!

Amén, Jesús, tú conmigo Amén, Jesús, tú conmigo, fundido en la comunión: Fúndeme en tu corazón. Te lo pide el gran mendigo, a quien tú llamas mi Amigo. Y más no quiero ni puedo, si en ti perdido me quedo: lo mío es todo tuyo,


y por ti nada rehuyo: contigo no tengo miedo.

Arde Fuego sobre el ara Arde Fuego sobre el ara, que el Espíritu desciende, y con su Ósculo enciende la ofrenda que Dios prepara, el pueblo que Dios separa. ¡Brasa de Dios, milagrosa! Brasa mía, deseosa, brasa soy, brasa quisiera que toda mi vida fuera por la Brasa silenciosa!

Comerán y sobrará Comerán y sobrará, porque es regalo del cielo, y el Dios de todo consuelo toda hambre saciará, toda sed apagará. ¡Oh Jesús Eucaristía, mi manjar de cada día, dame más hambre de ti, y hazme sentir aquí que eres todo en demasía!

Debajo de una retama Debajo de una retama deshecho Elías dormía; y oyó que el ángel decía: Elías, tu Dios te llama, come, camina y proclama. Y vio que había a su lado un pan del cielo bajado. Come, profeta, y camina hasta la cumbre divina, que Dios te ha alimentado.


De gracia, sí, cara a cara De gracia, sí, cara a cara, oh Jesús de mis pupilas, que de tus ojos destilas la luz de la fuente clara, la paz que nadie soñara. Los dos, cerrada la puerta, y el alma del todo abierta para escuchar tu secreto, mi Dios al Cuerpo sujeto, que todo anhelo despierta.

¿De verdad amigo mío? ¿De verdad amigo mío? ¿De dónde, divina suerte, que en la vida y en la muerte seas mi suave rocío, seas mi gracia y mi avío? Mírame en el sacramento: que la tierra y firmamento, podrán romperse y pasar, pero yo desde el altar yo seré siempre tu Adviento.

Déjame besar tus manos Déjame besar tus manos, al ver en ellas el Pan, y mis besos Pan se harán en la harina de esos granos con tan dulce besamanos. Pan de Dios, tu Pan partido, y rojo vino vertido de tu pecho atravesado: todo el Hijo se ha donado y en su muerte nos ha unido.

Del cielo el maná llovía


Del cielo el maná llovía, manjar de los mil sabores; por ángeles servidores, en el alba se esparcía, y el pueblo lo recogía. El pan de la Encarnación - Cena, Cruz, Resurrección es este Pan de Verdad, que da la inmortalidad y es Pascua del corazón.

¡Dios es carne...! ¡Dios es mío! ¡Dios es carne...! ¡Dios es mío! Dios ha venido a una cueva, él, que al mundo en hombros lleva. Dios tiritando de frío, amor hasta el desvarío. ¡Oh mi Dios, Eucaristía, carne pura de María, te adoramos en Belén, oh Jesús de Paz y Bien, mi Dios Niño, mi alegría!

¿Dónde está la Luz del mundo? ¿Dónde está la Luz del mundo, la luz sin oscuridad? ¿Existe la luz verdad? ¿Existe el amor profundo? ¿Hay pan para un moribundo? ¡Oh, mis preguntas ansiosas! ¡Oh, mis aguas rumorosas! Callaos todas, callaos, junto a su pecho acostaos: que hay Primavera y hay rosas.

El amor es unidad El amor es unidad, si es el amor de la Cena; la Iglesia se siente llena


de Espíritu y Caridad, amada en la Trinidad. ¡Y cuál quisiera, alma mía, ser uno en esta armonía, unido con todo hermano, humano con todo humano, unido en la Eucaristía!

El fuego ya preparado El fuego ya preparado, y el hijo sobre la leña, del cielo vino una seña: Abraham, lo he visto atado ya no lo quiero inmolado. Mas Dios no lo quiso así oh mi Jesús para ti, que tu sangre fue martirio, porque el amor es delirio, cuando es amor para mí.

En los montes esparcidas En los montes esparcidas las espigas a millares, vinieron a tus altares, por un Viento estremecidas, por una Cruz reunidas. Y juntas se hicieron pan, y juntas ahora están como signo de unidad: en Cena de Caridad los hijos uno serán.

En vela le aguardaré En vela le aguardaré con mi corona de esposa, con la azucena y la rosa y el aceite de la fe y el amor que le entregué.


Y mientras tanto le espero que por él vivo y yo muero, y le bebo cada día, ¡oh cáliz de mi alegría, dulce pan de mi sendero!

Es el Señor, solo Él ¡Es el Señor!, solo Él, junto a la orilla del mar; esa es su voz al llamar: lo siente el alma y la piel; ese es Jesús de Israel. Ese es mi Dios terrenal; es la estrella celestial, mi Dios de Pan y de Vino, el Verbo en el blanco lino con Cuerpo Sacramental.

Es éste mi Hijo amado “Es éste mi Hijo amado”, se estremeció el pan y el vino, y por anhelo divino, Cristo Verbo se ha quedado en signo transfigurado. La Ley se entrega y adora porque Dios en su Hijo mora, y Elías, fuego encendido, su testimonio ha rendido a esta llama abrasadora.

Es pelícano divino Es Pelícano divino Jesucristo en el Sagrario. Detrás del monte Calvario el corazón peregrino busca el fulgor matutino. Y aquí Jesús se ha quedado abriendo el pecho llagado


puerta de su intimidad: toda dulzura y bondad, regalo de enamorado.

Es tu memoria, Señor Es tu memoria, Señor, y tú serás cotidiano. El secreto del arcano será diálogo de amor y brindis al Redentor. ¡Qué gran amistad convida, qué dulcísima bebida! No importa el trabajo rudo; cada mañana yo acudo a gustar Memoria y Vida.

Gustad el vino mejor Gustad el vino mejor: aquel vino reservado ya desde antes del pecado por Dios Padre Salvador para una Boda de amor. ¡Qué dulce el vino del Hijo!, que es pasión y regocijo, porque el Cáliz de Caná es la copa que nos da Jesús desde el Crucifijo.

La puerta está señalada La puerta está señalada con la sangre del Cordero: roja cruz sobre el madero, es luna llena callada; Dios pasa: noche velada. Mis hermanos de Israel, miradle, miradle a Él: es Jesús, ¿no lo sentís?; es vuestro ¿no lo vivís?


Es Pascua: ¡viva el laurel!

La savia quiero beber La savia quiero beber y ser cual la verde hoja y estar en la copa roja: ser uno con tu querer y aun, si quieres..., padecer. Mas ¿qué locura yo pido, Jesús, con tono atrevido...? No más que seas en mí, Jesús de mi frenesí, dulce presencia y sentido.

Los Doce estaban cenando Los Doce estaban cenando, pero uno estaba quebrado. Mas el amor traspasado a los Doce se fue dando, que amor es darse callando. Santo Misterio Pascual, Cena y Cruz en un caudal y toda la Iglesia unida en un pan y una bebida y un abrazo fraternal.

María, pura alabanza María, pura alabanza, que te brota desde el seno, oh Madre del gozo pleno, eres liturgia y semblanza de la Cena, nueva alianza. Virgen de la Eucaristía, oh dulce Virgen María, al vuelo de tu canción enséñanos la oración de la Iglesia, día a día.


Mirad al Hombre entre heridas Mirad al Hombre entre heridas con la corona y el manto, miradle sufriendo tanto, y decidan vuestras vidas si lo escoges o lo olvidas. ¡Oh mi Rey ensangrentado, beso tu rostro sagrado, alimento de las almas, y por ti levanto palmas, oh mi Rey y esposo amado!

Sálvanos en la tormenta Sálvanos en la tormenta, oh mi Dios Sacramentado, porque el mar se ha desatado, y la fe que nos sustenta temblorosa se amedrenta. Yo soy Paz Eucaristía, con vosotros día a día; rujan las olas del mar, que yo estoy en el altar y amando soy tu vigía.

Se postraron y adoraron Se postraron y adoraron los tres venidos de Oriente, ante Él rindieron su frente, y mirando contemplaron: lo besaron y lo amaron. Sea paz mi adoración, gozo mi contemplación, río de sabiduría mirar a la Eucaristía y quedarse en oración.

Si yo en la montaña fuera


Si yo en la montaña fuera cierva del salmo sedienta se hiciera mi cornamenta alas que yo quisiera para mi planta ligera. El agua de mi deseo manando en Jesús la veo, y alado corro al convite que en la Cruz hizo el envite y allí está, vida y trofeo

Sin pagar ¿quien va a comer Sin pagar ¿quien va a comer, si lo que vale se paga y no hay nada que no se haga sin sudarlo y merecer, ganancia sea o placer? Venid, gratis, al festín, a esta mesa, a este jardín no hay precio para esta boda; solo pido el alma toda sin reservas, sin confín.

Sólo conoce quien ama Sólo conoce quien ama porque el amor es la flecha que llega al centro derecha, donde no existe la fama, y la verdad pura inflama. ¿No me conoces, amigo, tras tanto tiempo contigo? Haz, Jesús, que Eucaristía, sea en mí la vera vía, que abra la puerta y postigo.

Suave caricia de amor Suave caricia de amor, acaricia el pan y el vino;


paloma en nido divino, dedo de Dios Creador, huracán abrasador, epíclesis de la amada, susurro de su llamada, agua de fecundidad, lazo de la caridad, ven, ven, ven...: ¡es la alborada!

Su corazón es la fuente Su corazón es la fuente y el agua, agua divina, agua pura y cristalina, agua que se hace torrente de vida eterna presente. Soy un sediento abrasado que ansía al Dios humanado, a Dios todo beberé y entonces me saciaré, que su Amor me ha enamorado.

Toda la fe se resume Toda la fe se resume en una proclamación: Cruz, Muerte y Resurrección: la Cruz el pecado asume, la tumba es luz y perfume. Toda la fe desemboca en mis labios y en mi boca pues la santa Eucaristía es el final que quería el Muerto, Vivo en la roca.

Todo el poder escondido Todo el poder escondido y el átomo desatado, tiempo presente y pasado, del universo el latino


aquí se encuentra metido. Venerable Sacramento, de portentos el portento, la verdad de cuanto existe, luz del ciego, paz del triste, aquí está y es mi sustento.

Un sacrificio un altar Un sacrificio, un altar, un único Mediador, un solo Dios, un Amor, un aire de respirar, un solo Vino, un Manjar. Y adentro, en el corazón, amanece una oración: Oh Señor de la Unidad, dóname tu misma paz, quítame mi división.

Vence, divino Cordero Vence, divino Cordero, el de la Sangre en la copa, vencedor sin arma y tropa, triunfador en el madero, amor imperecedero. ¡Oh dulcísimo bocado, en la médula encarnado, adorado y hecho unión, que, al cambiar el corazón, todo cambio ha originado!

Virgen María del Señor Virgen Madre del Señor, Madre de la Eucaristía, toda la gracia latía en Jesús, divina flor, tu Hijo y tu Creador. Virgen Iglesia oración


Virgen de la Encarnación Madre de Dios toda pura, Virgen candor y ternura, ábrenos tu corazón.

APÉNDICE Evocaciones: “¡Venid a mí!” En este Apéndice quisiera recordar que en mis papeles de poesía hay también versos escritos en los años de estudiante. Ahora dejo este recuerdo para memoria. En tiempos pasados se vivía con enorme fervor la ordenación sacerdotal de los compañeros de Colegio. Era el Día grande del Colegio, más que ningún otro, mucho más, sin comparación, que el día de la profesión perpetua. Entre otros homenajes se les hacía una velada, y en ella no podía faltar la Poesía a los nuevos Sacerdotes, o en la revista sacerdotal que se editaba. Todo ello, luego de las nuevas Constituciones (1968) dio un viraje total. En los nuevos modos, el ser sacerdote es algo aditivo al ser Hermano, porque el “ser hermano” es lo principal, el eje de nuestra vida. Y actualmente la Orden camina por esta sensibilidad. Un redescubrimiento que ha aportado enormes valores, pero que ha dejado en sordina aspectos de grande realidad espiritual, que, sin duda, tienen que ser repensados, y acaso reconducidos. La figura de Fr. Pío de Pietrelcina adquiere todo su esplendor en el misterio del Padre Pío de Pietrelcina: intercesión, expiación, reconciliación. Me remito a los tres himnos “sacerdotales” que por él compuse: Oficio de lectura (Humilde Padre Pío clavado en Cruz con Cristo), Laudes (La Cruz pascual ha hundido sus raíces), Vísperas (El Hijo es holocausto de obediencia). No hemos tenido todavía en la Orden el momento espiritual oportuno para reflexionar sobre el mensaje que nos da nuestro hermano Padre Pío, que llevó en vida, en el altar y el confesonario, las llagas de Jesús Crucificado. Recuerdo de aquellos tiempos de estudiante la composición que brindé, lleno de emoción, a mis compañeros de dos cursos anteriores a mí, los que fueron ordenados en marzo. Quisiera recuperarla, si existe... Por contra, me ha venido a la memoria el recuerdo de un Poeta, cercano a mi sangre, el P. Jerónimo Lecumberri (1915-1996), capuchino, hermano de mi madre. En sus años jóvenes fue un exquisito poeta, y siempre muy buen escritor. Compuso bastantes poesías a sus compañeros sacerdotes, con motivo de la ordenación. Y luego componía también versos para celebrar las efemérides de las Bodas de Oro o de las Bodas de Plata Sacer-dotales, por ejemplo, para mi hermano Roque (1992). Cuando él mismo celebró las Bodas de Oro Sacerdotales, toda la familia se volcó hacia él, porque era muy queredor. Yo canté estas Bodas en versos festivos, recontando su vida y andanzas. No son versos para este Cuaderno Eucarístico. Pero sí me place traer acá unos versos que él compuso al mes siguiente de su ordenación sacerdotal, y que fueron publicados en nuestra revista de divulgación religiosa Verdad y Caridad (Pamplona). Es de lo más fino y bello que compuso - no en vano fue aquel momento - en sentimientos espirituales y en calidad literaria. Lo traigo, más allá de referencias personales, evocando el estilo de espiritualidad


sacerdotal que se vivía en mi Provincia religiosa y en el ambiente.

Venid a mí... (P. Jerónimo [Lecumberri Labairu] de Salinas. En mi ordenación sacerdotal)

El perfume sagrado del óleo sacerdotal ungió mis manos de suavidad en una mañana de mayo, limpia como los ojos y la frente de María... Y en otra mañana -mañana rúbea de Pentecostés-, en mi Primer Sacrificio, sentí la caridad del Divino Espíritu, del color de mis vestes litúrgicas. ...No os extrañe que el ánfora tibia de mi alma rezume bálsamos de compasión, y que entre las flores de mi heredad crezcan las rosas benditas del amor y del sentimiento. Yo quiero que hasta mis versos sean siempre lenguas de amor. Ahora que la luz del sacerdocio ha enhebrado en mi alma sus reflejos, venid a este jardín de estrellas blancas, venid a mí los ciegos y llevad un brochazo de esta aurora en el día sin luz de vuestro cielo. Ahora que mis manos milagrosas tienen en Carne el oro de las mieses, ahora que en la copa de mi mesa el Vino santo hierve, venid los que habéis hambre, los sedientos, los débiles, los flacos... y los fuertes. Ahora que soy Dios porque os perdono, ahora que soy Cristo porque os amo, ahora que soy hombre porque aún tengo un cuerpo de pecado y siento el amargor de vuestras hieles, venid los pecadores a mis brazos. Venid los que sufrís penas del cuerpo... Venid los que sufrís penas del alma... Derramad en la copa de mi pecho vuestras humildes lágrimas, y yo las vaciaré, aun calientes «sobre el paño blanquísimo del ara».


ÍNDICES INDICE ALFABÉTICO A bodas están llamando (Viñetas eucarísticas)................. Acércate, mi santa Madre Iglesia (Estribillo, Procesio-nales de Comunión) A la hora de la tarde en el Cenáculo (Jesucristo Sumo y eterno sacerdote) A los pies de Jesús Eucarístico (125 años de las Sacra-mentarias) Acércate, mi santa Madre Iglesia (Estribillo, Procesio-nales de comunión) Al principio fue el madero (Viñetas eucarísticas) Altar de mis amores (Al concluir la Eucaristía) Amén, Jesús, tú conmigo (Viñetas eucarísticas Arde Fuego sobre el ara (Viñetas eucarísticas) Cantad Eucaristía (Himno procesional para Corpus Christi) Cantinela de adoración (15 canciones) Cien años de Eucaristía (Centenario de Azcapozalco)...... Comedme en este pan y uníos todos (Procesionales de comunión) Comerán y sobrará (Viñetas eucarísticas)......................... Con fe de Pascua firmes confesamos (Procesionales de comunión) Con mi capa blanca (Para entrar en la adoración)........... Cordero divino (Viñetas eucarísticas)............................... Debajo de una retama (Viñetas eucarísticas)................... Décimas de adoración (7 décimas).................................. De gracia, sí, cara a cara (Viñetas eucarísticas)................. De verdad amigo mío? (Viñetas eucarísticas)................... Déjame besar tus manos (Viñetas eucarísticas)................ Del cielo el maná llovía (Viñetas eucarísticas)................. Dios es amor (125 años de las Sacramentarias)............... Dios es carne...! ¡Dios es mío! (Viñetas eucarísticas)....... ¿Dónde está la Luz del mundo?(Viñetas eucarísticas)...... Dulcísima presencia del Esposo (Esclavas del Santísimo y de la Inmaculada). Dulzura de los cielos en la tierra (Estribillo, Procesio-nales de comunión) El amor es unidad (Viñetas eucarísticas) El corazón es inmenso (Cántico de acción de gracias en la comunión) El cuerpo es oblación en el Espíritu (Procesionales de comunión) El fuego ya preparado (Viñetas eucarísticas) El pan hace a la Iglesia, que es banquete (Procesionales de comunión) El Sol de la Eucaristía (Cántico de adoración).................. En los montes esparcidas (Viñetas eucarísticas)............... En vela le aguardaré (Viñetas eucarísticas)....................... Eres Tú nuestro Pontífice (Jesucristo Sumo y eterno sacerdote) ¡Es el Señor!, solo Él (Viñetas eucarísticas).................... Es éste mi Hijo amado (Viñetas eucarísticas).................... Es Pelícano divino (Viñetas eucarísticas).......................... Es tu memoria, Señor (Viñetas eucarísticas)................... Flor de harina (Confección de hostias para la Eucaristía) Fue Cena de la Pascua aquella Cena (Procesionales de comunión) Gracias por la Eucaristía (Adoración en Corpus Christi).. Gustad el vino mejor (Viñetas eucarísticas)......................


Herido del pecado voy buscando (Jesucristo Sumo y eterno sacerdote) Honrad la libertad con bella fiesta (Procesionales de comunión) Iglesia Eucaristía (125 años de las Sacramentarias). Jesús bendito alzó los grandes ojos (Procesionales de comunión) Jesús es sacrificio sobre el ara (Procesionales de comunión) Jesús, oh Dios Encarnado (Adoración nocturna en Alfaro) Jesús, en mi ser presente (Canción para después de la Comunión) Jesús de Tiberíades aquí (Adoración al Santísimo)......... La Iglesia lo recuerda, lo celebra (Procesionales de comunión) La puerta está señalada (Viñetas eucarísticas).................. La savia quiero beber (Viñetas eucarísticas).................... Los Doce estaban cenando (Viñetas eucarísticas)........... María, Madre del Verbo (Cántico de adoración).............. María, pura alabanza (Viñetas eucarísticas)..................... Mirad al Hombre entre heridas (Viñetas eucarísticas).... Oh Jesús, fontana viva (Canción eucarística de la Samaritana) ¡Oh Santo, Santo, Santo, Jesús Eucaristía!........................ Para ser buen Sacerdote (Sacerdotales)............................ Pasó el sangriento valle de la muerte (Jesucristo Sumo y eterno sacerdote) Por el Sumo y Eterno Sacerdote (En las Bodas de Oro de un Sacerdote) Queremos ver a Jesús (Himno del Congreso euca-rístico) Sacerdote y capuchino (Ordenación sacerdotal).............. Sálvanos en la tormenta (Viñetas eucarísticas)................. Sentado está Rabbí en casa amiga (Para iniciar la adoración) Si yo en la montaña fuera (Viñetas eucarísticas)............. Sin pagar ¿quién va a comer? (Viñetas eucarísticas)...... Sólo conoce quien ama (Viñetas eucarísticas).................. Sólo el amor halló tal Sacerdocio (Jesucristo Sumo y eterno sacerdote) Suave caricia de amor (Viñetas eucarísticas)................... Su corazón es la fuente (Viñetas eucarísticas)................ Tarde de Dios bendecida (Poema espiritual para Jueves Santo) Te he recibido, Jesús (Cántico espiritual para después de la comunión) Toda la fe se resume (Viñetas eucarísticas)..................... Todo el poder escondido (Viñetas eucarísticas)................ Tú eres Dios manjar, así creído (Estribillo, Proce-sionales de comunión) Tú eres el milagro (Carisma de adoración)...................... Un beso para ti (Al iniciar la Eucaristía)........................... Un sacrificio un altar (Viñetas eucarísticas)................... Vayamos juntos, todos invitados (Estribillo, Proce-sionales de comunión) Vence, divino Cordero (Viñetas eucarísticas)................... Venid a mí (Ordenación sacerdotal, Apéndice)................ Virgen Madre del Señor (Viñetas eucarísticas)................

ÍNDICE GENERAL Dedicatoria........................................................................... Pórtico.................................................................................. Guía eucarística para una clarisa capuchina.................... I. Himno eucarístico para el 48º Congreso Eucarístico Internacional (Guadalajara,


octubre 2004). 1. Queremos ver a Jesús..................................................... II. Comunión Presentación: El canto procesional hacia la Eucaristía..... 2 .Estribillos (Procesionales de comunión)....................... MISTERIO DE LA CENA 3. Fue Cena de la Pascua aquella Cena.............................. 4. Jesús bendito alzó los grandes ojos................................ 5. Comedme en este pan y uníos todos............................... MISTERIO DE LA COMUNIDAD 6. Jesús es sacrificio sobre el ara........................................ 7. La Iglesia lo recuerda, viviente memorial...................... 8. El cuerpo es oblación en el Espíritu............................... MISTERIO GERMEN DEL MUNDO 9. El pan hace a la Iglesia, que es banquete........................ 10. Honrad la libertad con bella fiesta................................ 11. Con fe de Pascua firmes confesamos........................... Cánticos de acción de gracias 12. El corazón es inmenso.................................................. 13. Jesús, en mi ser presente........................................... 14. Te he recibido, Jesús................................................. III. Adoración al Santísimo Sacramento 15. Sentado está el Rabbí en casa amiga.......................... 16. Décimas de adoración.................................................. I. Intimidad.................................................................... II. La casa del perfume................................................. III. Historia y silencio................................................... IV. Nocturno................................................................ V. Clara ante la eucaristía............................................ VI. La eucaristía, gozo del Padre................................. VII. Jesucristo, Palabra del Padre................................. 17.Cantinela de adoración (15 canciones)......................... 18. ¡Oh Santo, Santo, Santo, Jesús Eucaristía!.................. 19. El Sol de la Eucaristía.................................................. 20. Jesús de Tiberíades aquí............................................. IV. Jueves Santo y Corpus Christi 21. Tarde de Dios bendecida (Poema espiritual para Jueves Santo) 22. Cantad Eucaristía (Himno procesional para Corpus Cristo) 23. Gracias por la Eucaristía (Adoración en Corpus Christi) V. Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote 24. Eres Tú nuestro Pontífice............................................. 25. Sólo el amor halló tal Sacerdocio................................. 26. Herido del pecado voy buscando................................. 27. Pasó el sangriento valle de la muerte ........................... 28. A la hora de la tarde en el Cenáculo.............................. VI Sacerdotales


29. Un beso para ti (entrada y despedida).......................... 30. Para ser buen Sacerdote.............................................. 31. Sacerdote Capuchino.................................................. 32. Por el Sumo y Eterno Sacerdote (En las Bodas de Oro de un Sacerdote) VII. Capuchinas Sacramentarias y otras celebraciones 33. Tú eres el milagro (Carisma de adoración)................. 34. Con mi capa blanca (Para entrar en la adoración)..... 35. A los pies de Jesús Eucarístico..................................... 36. Dios es amor (Canto de entrada)................................. 37. Iglesia Eucaristía (Comunión)..................................... 38. Cien años de Eucaristía (Azcapotzalco)....................... 39. Jesús, oh Dios Encarnado (Adoración nocturna en Alfaro) 40. María, Madre del Verbo (Fin de un retiro)................... 41. Dulcísima presencia del Esposo (Esclavas del Santísimo y de la Inmaculada) 42. Oh Jesús, fontana viva (Canción eucarística de la Samaritana) 43. Flor de harina (Confección de hostias para la Eucaristía) VIII. Viñetas eucarísticas 44. Cordero divino........................................................... 45. A bodas están llamando............................................. 46. Al principio fue el madero.......................................... 47. Amén, Jesús, tú conmigo........................................... 48. Arde fuego sobre el ara............................................. 49. Comerán y sobrará..................................................... 50. Debajo de una retama................................................ 51. De gracia, sí, cara a cara............................................ 52. ¿De verdad amigo mío?............................................ 53. Déjame besar tus manos............................................ 54. Del cielo el maná llovía.............................................. 55. ¡Dios es carne...! ¡Dios es mío!................................... 56. ¿Dónde esta la Luz del mundo?................................ 57. El amor es unidad....................................................... 58. El fuego ya preparado.................................................... 59. En los montes esparcidas........................................... 60. En vela le aguardaré................................................... 61. Es el Señor!, solo Él................................................... 62. Es éste mi Hijo amado”.............................................. 63. Es pelícano divino........................................................ 64. Es tu memoria, Señor.................................................. 65. Gustad el vino mejor:................................................. 66. La puerta está señalada................................................ 67. La savia quiero beber.................................................... 68. Los Doce estaban cenando........................................... 69. María, pura alabanza................................................. 70. Mirad al Hombre entre heridas.................................... 71. Sálvanos en la tormenta............................................. 72. Se postraron y adoraron.............................................. 73. Si yo en la montaña fuera........................................... 74. Sin pagar, ¿quién va a comer?..................................... 75. Sólo conoce quien ama..............................................


76. Suave caricia de amor................................................. 77. Su corazón es la fuente............................................... 78. Toda la fe se resume................................................... 79. Todo el poder escondido............................................. 80. Un sacrificio, un altar................................................. 81. Vence, divino Cordero............................................... 82. Virgen Madre del Señor............................................. Apéndice 83. Venid a mí ( P. Jerónimo de Salinas)........................... Índice alfabético............................................................. Índice general..................................................................


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